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PF 15 16 SS CC
PF 15 16 SS CC
No.15/16
No. 15/16
Revista de los
estudiantes de Teoría
e Historia del Arte
Equipo Editorial
Catherina Campillay
Sergio Soto
Daniela Sepúlveda
Paloma Rex
Gastón Muñoz
Danae Díaz
Isidora Sims
Vania Montgomery
Fernando García
Diseño
Adolfo Álvarez
Impresión
Andros Impresores
internacionalización del
Estudiantes de la
Licenciatura de Teoría
e Historia del Arte,
Universidad de Chile.
I Introducción
La Bienal de Sao Paulo, desde su primera versión en 1951 hasta hoy, ha pasado
por una serie de transformaciones internas y externas al evento: su forma y sus
intereses han mutado, a la vez que también el contexto que la alberga. A pesar
de esto, se ha mantenido dentro de los más importantes eventos del circuito del
arte internacional. Los cambios tanto en las formas de articulación del circuito
como en la institucionalidad cultural local no dejan indiferente el lugar de la
Bienal, el cual se desplaza a la vez que cambian a nivel global el rol del curador
y de la crítica como intermediarios entre los artistas y el público.
A partir de esta nueva gravitancia de la figura del curador, este se sitúa en un 1 Paul O’Neill.“La emergencia del
contexto que se relaciona tanto con estos movimientos internos del mundo del discurso curatorial desde el final
de los años sesenta hasta nuestro
arte como con procesos de gran alcance a nivel político, social y económico.
presente” En: EXIT BOOK, Nº17.
Así, procesos como la globalización, le dan un nuevo nivel de lectura al cura- Madrid, 2012.
dor, el cual se empieza a definir como un sujeto migrante. Ya no trabaja sólo
desde un nivel local, sino que su alcance es global: se mueve entre ciudades
centrales en el panorama artístico, a la vez que por sectores al margen, luego
de la explosión de los multiculturalismos desde fines del siglo pasado. En las
palabras de Thomas Boutoux, citado por Paul O’Neill en su texto titulado “La
emergencia del discurso curatorial desde el final de los años sesenta hasta
nuestro presente”:
Sin embargo, esta lectura, que emana desde la misma Bienal y sus participan-
4 Federico Morais. Las artes
tes, puede ponerse en duda desde una mirada externa. En este sentido, si bien plásticas en la América Latina: del
la Bienal de Sao Paulo nace a partir de muchas proyecciones, dudas y proposi- trance a lo transitorio. Casa de las
ciones de lo que se entendía como arte en Brasil y Latinoamérica, al igual que Américas, La Habana, 1990, p. 24.
como un espacio de visibilización y “confrontación”, el objetivo de la primera
Bienal (1951) en palabras de quien fue su director artístico, Louvrial Gomes
Mahado, da paso a múltiples interpretaciones:
A partir de esto, el crítico Federico Morais, manifiesta que, en sus comienzos, 5 Federico Morais. Ibid.
la Bienal de Sao Paulo nunca propuso una nueva forma de presentar los pro-
blemas que afligían al arte internacional, mucho menos sirvió como un lugar
para configurar nuevos paradigmas en torno a los discursos hegemónicos ya
existentes en la historia del arte. Y sólo le bastó con consultar las cifras de los
participantes, sus procedencias, para ver que artistas pertenecientes al espacio
geográfico latinoamericano nunca tuvieron gran presencia en el evento. Del
mismo modo, expresa que incluso en la I Bienal Latinoamericana de Sao Pau-
lo realizada en 1978, formulada y prevista como un espacio de discusión para
temas locales, no existió una completa representatividad, de modo que cayó en
“las mismas relaciones de dominación que rodean nuestra relación cultural
con otros países fuera del continente”5, al darle prioridad y más visibilización
a Argentina, Brasil y México omitiendo países como Venezuela e importantes
artistas de la época.
Si el lugar del curador toma este nuevo cariz, significa que también se le atri-
buyen una serie de nuevas responsabilidades en cuanto a la articulación de un
sentido y una narración críticas a partir de una actividad investigativa que se re-
fleja a través de los lineamientos que propone desde la exposición misma, como
lugar en que las relaciones entre los agentes del mundo del arte se resuelven.
Con esta dimensión ética nos referimos a dos aspectos distintos pero comple-
mentarios: por un lado, la obligación con los artistas a respetar su obra, mientras
que por otro lado, una obligación con un espacio que no puede prescindir de su
componente local arraigado en el continente sudamericano y las lecturas que se
hacen desde aquí para pensarnos como zona geográfica que pasó por un proceso
de colonización. El poder que tiene el curador como articulador de relatos críti-
cos debe tener este último factor constantemente en cuenta, ya que en la Bienal
se vuelve un momento de confluencia entre las fuerzas que se tejen entre los
circuitos internacionales y las necesidades de lugares geopolíticos subalternos.
Andrea Guinta, citada por Diana Wechsler, expone: “el circuito global del arte 8 Diana Wenchsler. “¿De qué
—refiriéndose a las bienales y la itinerancia de ciertos artistas y curadores en hablamos cuando decimos Arte
Latinoamericano? Exposiciones
ellas— no sólo da cuenta de la recurrencia de determinados lenguajes, tam-
y perspectivas críticas
bién de ciertas temáticas.”8 A esto, podemos agregar que dan cuenta también contemporáneas” En: Caiana.
de un estado de las relaciones mismas en aquel circuito, que no forman parte Revista electrónica de Historia del
de una esfera separada de la manera en que se tejen los relatos para leer el arte Arte y Cultura Visual del Centro
contemporáneo local y global. Argentino de Investigadores de Arte
(CAIA). N° 1, 2012.
Desde la abolición de los envíos oficiales a la Bienal, una serie de artistas na-
cionales han sido convocados para participar del evento en Sao Paulo, varios
de ellos con perfiles bastante distintos. Esto no sólo hace visible la decisión
curatorial del año, sino que transparenta las miradas que recibe el arte chileno
desde el exterior, siempre en una relación problemática con la categoría de
“arte latinoamericano”. Si bien ya se han articulado relatos unificadores de un
devenir del arte del continente, el arte nacional ha respondido a ello de formas
matizadas: la poca fuerza de los movimientos de abstracción geométrica en
comparación a los de países vecinos, el silencio de los indigenismos, la par-
ticular relación entre arte y texto que se teje desde la Avanzada, entre otros
elementos, dan cuenta de una relación más problemática que fluida con dicha
categoría. Esto nos permite también reflexionar sobre dichos relatos y la posi-
bilidad de una heterogeneidad en ellos.
Alfredo Jaar expuso en la 29a versión de la Bienal, durante el año 2010, pre- 10 Agnaldo Farias & Moacir Dos
sentando su obra Los Ojos de Gutete Emerita del año 1996, misma versión a Anjos. “Há sempre um copo de
mar para im homem navegar”,
la que es invitado el cada (Colectivo Acciones de Arte). Esta versión, titulada
2010. Recurso electrónico: http://
en portugués Há sempre um copo de mar para un homem navegar y curada por www.29bienal.org.br/ (Consultado
Agnaldo Farias y Moacir dos Anjos, buscaba explicitar el vínculo entre arte y el 31 de octubre del 2014)
política: “(...) afirmar que la dimensión utópica del arte se contiene dentro de
sí mismo, y no lo que está fuera o más allá. Es en este «mar de vidrio», en este
casi infinito que los artistas insisten en producir, que de hecho es el poder
para seguir adelante a pesar de todo lo demás (...)”10 Esta visión se traduce en la
intención de los curadores en dos niveles: la articulación de obras de distintos
momentos históricos que se ven unidas en un nivel conceptual y la internacio-
nalización pensada no como una búsqueda obsesiva de lo distante y lo otro,
intención condenada al fracaso. A pesar de ello, se invitan a 159 artistas de
distintas partes del mundo, continuando con la búsqueda de una vista panorá-
mica de la producción artística globalizada, poniendo el acento principalmente
en proyectos latinoamericanos.
En las obras de los chilenos presentes en dicha versión es posible ver dos va-
riaciones de la relación entre lo local y lo internacional: mientras Jaar funciona
como un “ciudadano del mundo”, emulando desde la figura del artista el cariz
que adquiere la figura del curador desde fines del siglo pasado, la obra del cada
¿Cómo pensar la obra del cada en un contexto institucionalizado e internacio- 11 Osvaldo Aguiló. Propuestas
nalizante como la Bienal? Este colectivo, con obras como la anteriormente men- neovanguardistas en la plástica
chilena: antecedentes y contexto.
cionada, Inversión de Escena o ¡Ay Sudamérica!, se volcó al espacio público como
ceneca: Santiago de Chile, 1983.
único soporte posible en un momento de represión estatal. Su actuar fue acota-
do en el tiempo, sólo unos cuantos años a partir de 1979, momento en que se
termina el periodo de la dictadura conocido como “etapa de shock”11 y empieza a
rearticularse hasta cierto nivel un circuito local del arte, cuya base es principal-
mente la galería alternativa. El uso del espacio público y la materialidad social,
la genealogía que los relaciona con el actuar de las brigadas muralistas antes del
golpe y el cuestionamiento de la institucionalidad del arte como lugar posible
para el arte político son problemas que podrían ser traducidos a diferentes con-
textos. Sin embargo, dentro de la Bienal, las obras parecieran tener que cambiar
de códigos para poder adaptarse al contexto global: su tensión originaria con la
institución pareciera no volverse activa al bienalizarse, convirtiéndose en, más
que nada, una experiencia interesante pero condenada al terruño, a pesar de ser
relacionada genealógicamente con otras experiencias bajo la categoría de “arte
y política”. Podemos dejar entonces abierta la siguiente pregunta: ¿cuál es en-
tonces la dimensión del acontecer de la obra del cada en la Bienal, fundamental
para dar cuenta de su trabajo artístico?
Durante la 31a Bienal, celebrada este mismo año y aún abierta al público, titulada 12 Página de la 31ª Bienal de Sao
Cómo (...) de cosas que no existen y curada por Charles Esche, Galit Eilat, Nuria Paulo (2014). Recurso electrónico:
http://www.31bienal.org.br/en/
Enguita, Pablo Lafuente, Oren Sagiv, Benjamin Seroussi y Luiza Proença —es-
information/766 (Consultado el 1 de
tos dos últimos como curadores asociados— se presentaron la artista nacional noviembre de 2014). Traducción de
Voluspa Jarpa y el colectivo Yeguas del Apocalipsis, este último integrando un los autores.
proyecto titulado Dios es marica, coordinado por Miguel A. López, junto a otros
artistas latinoamericanos que trabajan desde el travestismo y la subversión de
los códigos religiosos a través de la homosexualidad. La curatoría se basa en un
“giro” contemporáneo que no se entiende como moderno o progresivo, sino que
como un momento en el cual es posible hacer entrar la inconsistencia y com-
plejidad. Así, la bienal se propone reflexionar, de manera menos situada que en
la edición que comentábamos anteriormente, un estado de lo contemporáneo
en relación a cierto tipo de espiritualidad: “(...) enreda, a través del arte, el lado
místico y espiritual de la vida con los ideales políticos y sociales —todo esto en
un mundo en constante cambio. Tiene la intención de comunicar optimismo
sobre las posibilidades del arte hoy en día —un optimismo que hace eco con el
de la Bienal y de los proyectos dentro de ella.”12
Las obras que se exhiben en la Bienal de las Yeguas son Casa particular que
incluye la grabación de la performance La última cena de San Camilo de 1989
y la fotografía Las dos Fridas del mismo año, realizada para ser expuesta en
Galería Bucci. Lo que la curatoría destaca del video expuesto, es la relación
que se teje en ella entre la figura de Jesucristo y Pinochet, haciendo visibles
las relaciones entre el discurso religioso conservador y la dictadura autoritaria.
Haciendo eco en el discurso curatorial, que se centra en el reconocimiento de
un discurso popular y espiritual como lugar desde el cual pensar prácticas, o
¿Cómo habla esto de la articulación internacional del relato del arte nacional a 13 Gerardo Mosquera, Ibid.
través de la figura del curador localizada en el evento de la Bienal sudamerica-
na por excelencia? Primero, se advierte una heterogeneidad que tiene dos nive-
les: la a nivel continental anteriormente mencionada, que hace que la categoría
de “arte latinoamericano” se mantenga en tensión con la de arte chileno, y la
segunda, a nivel de la propia producción nacional. A pesar de que la Avanzada
se haya instalado como nuestro propio “fantasma doméstico”13 —en palabras
de Gerardo Mosquera—, que ha marcado la pauta de la producción artística
nacional después del Golpe, las formas en que las obras que han derivado de
allí se desenvuelven en un circuito internacional son distintas, dependiendo
de sus especificidades. En los casos revisados, la figura del curador propone
líneas de lectura en torno a las obras, con diferentes niveles de reflexión en
torno a su localización y el sentido de esta en el campo artístico de este siglo.
Bishop, Claire. “¿Qué es un curador? El ascenso (¿y caída?) del curador auteur”.
En: Denken Pensée Thought Nº7, 2011.
O’Neill, Paul. “La emergencia del discurso curatorial desde el final de los años
sesenta hasta nuestro presente”. En: EXIT BOOK, Nº17, Madrid, 2012.
Farias, Agnaldo & Dos Anjos, Moacir. “Há sempre um copo de mar para im
homem navegar”, 2010. Recurso electrónico: http://www.29bienal.org.br/
(Visto el 31 de octubre del 2014)
Fundaçao Bienal de Sao Paulo. Catálogo 29º Bienal, Sao Paulo, 2010.