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CUENTO DE NO ENTENDER

(Yanis Mons)

¿Crees en la magia?, Entonces qué es la muerte sino la magia hecha persona. ¿Te

ha pasado que piensas que algo pasará y ocurre? ¿has tarareado una canción y al poco

tiempo la escuchas?

Te contaré un cuento que no es cuento, quizá una leyenda, mito o una historia, un

rumor que si practicas existe, si quieres comparar lo conocido sería como si un ciego

describiera un color, o un sordo, un sonido. ¿Podrás primero esperar el final del relato? Si

piensas que una lombriz tiene un solo sentido y su mundo lo crea en su mente, entonces

verás que la risa y el llanto son hermanos, quizá luego entiendas. Te enseñaré a escuchar

de otra manera y a ver sin los ojos. Comenzaré diciendo que los genios que cumplen

deseos si existen. Para entender, no lo imagines demasiado, practica y piensa que en este

cuento que parece fábula, poema sin rimas ni versos, puede existir la respuesta de todo lo

que no has pensado.

Érase una vez, muy apartado de lo llamado cielo, tan lejos como los años que nadie

pueda imaginar, entre lo que hace brillar a las estrellas, en dirección a Sirio, había un lugar

llamado kháos. Era un polvo reluciente con luz propia, como si una estrella se hiciera polvo y

se esparciera entre un espacio inmenso, tibio y misterioso que abastecía a los tres planetas

más antiguos de la existencia, conocidos también como "los tres reinos", estos eran; Dórico,

Jónico y Corintio. Aquel polvo se proyectaba como un inmenso día que sólo era oscurecido

por la única luna que estaba en medio, esta se veía como una burbuja negro azulada que a

su vez reflejaba al polvo como si fuera un espejo y además, al verla de lado y de frente

parecía tener un enorme agujero vacío con fuego a alrededor. Nadie quería ver de cerca ese

lugar, ya que no se conocía la profundidad del agujero y por tanto, al momento de entrar, se

volvía imposible poder salir, siendo gobernados por el encierro perpetuo y la eterna

compañía de un ser semejante a un dragón volador llamado Sars por el sonido que emitía y

el cual en ocasiones, se hacía escuchar mientras se alimentaba de los miedos, llantos y

gritos de los perpetuados.

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Los habitantes en los tres mundos eran seres azules, con pieles encima, las que por

cierto, no tenían otra intención más que hacer flotar por el aire sus cuerpos de un lugar a

otro. Aumentando el potencial de las pieles y todo en general, un cristal trabajado entre el

polvo astral, que se purificaba siendo anclado al centro lunar con una luz dorada que la

sostenía, donde el centro absorbía la nada y el cristal quedando puro, les otorgaba el poder

de la creación absoluta. Estos eran puestos en la frente de cada individuo, vale decir; macho

y hembra, quienes vivían felices, alegres y plenos acorde a cada función (según quisieran)

especificada y ascendida conforme a las habilidades alcanzadas. Cada insignificante y

pequeño mal pensamiento como el miedo, la envidia y el dolor, era purificados por los

cristales, los que eran obtenidos por primera vez en la adolescencia no acorde a una edad

sino a través de un jurado divino entre al menos un reino de cada mundo. Quienes lograban

ser amados por más habitantes entre cada planeta, vivían por más y más tiempo, sin

embargo, se hacían viejos mientras menos recordados eran y por ende; dejaban de ser

eternos, pues en sus mundos, todo lo creado era formado por el polvo reluciente el cual

tomaba la forma y propósito que el anhelo les permitiera.

Cada mil años terrestres se permitía un nacimiento en cada planeta y fue así como

Ra, muy amado entre su reino aprendió entre los sabios a usar la luz en donde, manipulando

el polvo destellaba en forma de hermosos brillos, separando colores, intensidades y formas

desde muy niño. Horus, mientras tanto, creaba marionetas caminantes con las que contaba

historias y hacia reír, muchas familias llegaban de visita con muchos regalos, amor, entre

otras. Con cada obra, creaba formas de colores y olores que llenaban sus cristales de luz.

Isis, más bien era mimada, atendida por sus padres que, por su belleza relumbrante, cada

persona de los tres mundos la amaba. El viento entre sus manos alejaba o acercaba

diferentes objetos o formas que el resto de personas usualmente creaba, pero no siempre

las cosas salían como ella esperaba, sin el entrenamiento necesario, no podría alcanzar al

cristal mayor, por lo que jugar entre tantos años perdidos, era su principal alegría. El resto

del pueblo trabajaba en crear ropajes, joyas con diferentes dones, separando metales para

ser hechos cristales, haciendo nuevas especies y criaturas pertenecientes a diferentes

elementos como; aire, fuego, polvo y agua, estas criaturas eran diminutas y cariñosas por lo

crearlas era muy distinto a crear objetos inanimados. Estos debían tener forma, auto

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valencia y no perturbar al otros, pero, aun así, pasados milenios y siendo por ello olvidados

estos dejaban de existir. Tantas criaturas y cada una entre sus vegetales eran renovadas

cada día, entre las familias del agua, nadaban y flotaban, corrían y volaban, cada quien

pendiente de la belleza y la alegría. Todo era amor, casi todo perfecto entre lo perfecto. Los

ancianos daban clases en grandes grupos separados dependiendo del cristal, el cual

lanzaban al espacio en cuanto eran licenciados de sus aprendizajes. Inmensas nubes de

kháos aparecían cada cierto tiempo para fortaleza de la existencia misma, pero también para

el estudio de la ciencia que cada reino, desde que la luz llegó a lugares casi inertes, llenos

de otras especies poco pensantes, quizá creados y recordados por muy pocos o casi

olvidados por otros, comenzaron a descubrir y ejercer.

Habían pasado años durante los cuales ya todos se conocían, llegó el día en que

Horus daba su función y en el que conoció a Ra, quien siempre quiso aprender a crear

marionetas, pero estas eran poco astutas, chocaban entre sí y aunque hacían reír a varios,

no lograban coordinar, hacer y decir lo que él quería. Debía ser porque era impulsivo,

impaciente, rápido, descuidado y se distraía fácilmente, por más intento y calma que puso,

no consiguió contener su impaciencia, siendo esta la razón por la que no lograba conseguir

las cosas que se proponía, a pesar de eso, consiguió aprender a usar la luz, sin embargo,

esta se amontonaba, formando círculos que más bien parecían bolas de fuego. Un día llegó

Isis, muy curiosa y reflejando en su rostro una perfecta mueca de sorpresa debido a las

obras de Horus y Ra, los vio disfrutando y riendo a carcajadas, pero entre tantas risas el

abanico del marionetista separó el trozo de la escena, Isis a su vez trataba de mover las

cosas acercándolas y alejándolas para hacer el menor daño posible y como por si fuera

poco desastre el ya causado, levantó del suelo la arena, los tres intentaron correr pero

pisaron el velo, tropezaron con el mismo y este finalmente se cayó. Ambos amigos (casi

hermanos) por tanta torpeza junta provocada no hicieron más que seguir riendo,

estableciendo repentinamente un silencio sepulcral al escuchar una tercera risa, de

inmediato volvieron sus cabezas y conocieron al mismo tiempo a la bella Isis, quien con un

gesto amable les pidió que la acompañaran a Corintio y le ayudaran a controlar la misma

torpeza que los chicos poseían.

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Horus, con entusiasmo le prometió que el día de su ascenso, prepararía una obra

para ella, pero al escuchar el tiempo que indicaba que la luna se ponía, se dio cuenta que

era la tercera nacida, por ello era necesario compartir los dones y aprender el uno, del otro.

Ra no estaba de acuerdo, pero asintió con la cabeza, a su pensamiento llegó un deseo

desconocido, era tan intenso como el amor que sentía al mirar a Isis, pensaba que debía ser

él y solo él la su compañía absoluta dado que, según su criterio, se podrían complementar

de mejor forma.

Llegado el día de la función ambos amigos relataban historias de vida usando

canciones, melodías de colores, hermosas flores de poemas y alegrías, de ilusiones que, en

los corazones inquietos de los enamorados, entre figuras y emociones relataban como el

resplandor de Isis les llenaba de amor y de pasión. Al finalizar la obra, Isis corrió

alegremente flotando hacia los brazos únicamente de Ra, felicitándolo a su vez. <<Debió ser

por las aves que no volaron o los peces que tenían cabello, quizá luego de que la luna se

aparte y vuele por mi cristal, esto no volverá a ocurrir>> pensó Ra, con aquel ajeno

sentimiento su pecho se apretaba y le producía un “algo” que no lo dejaba reír, bailar o

bañarse en las hermosas cascadas del reino, solo sentado encima del agujero de viento, con

la mirada hacia el reflejo rasgado que comenzaba a dejar que se iluminara su existencia,

entre suspiros de falta y de aire que atoraban sus emociones, pensaba y pensaba.

El festejo entre familias muy amadas por todos no se dio a esperar, la luna dejaba ver

aún más la luz del firmamento, los alegres gritos de las familias orgullosas, despedían sus

viejas ropas, disponiéndose a volar en busca de sus cristales de ascenso. Cada quién iba

con sus pensamientos futuros, sus anhelos primordiales y creaciones, llegaron al oscuro

sitio, seguidos por un haz de luz que conducía hacia su cristal, pero el perturbado

pensamiento de Ra trajo consigo una sombra tan oscura, que distaba enormemente de la

hermosa luz de la que él era creador y de la que alguna vez se enorgulleció,

impacientemente usó la luz entre la densa niebla, lo que opacó el destello de su cristal. Ya

entre gritos, tenebrosas voces pidiendo ayuda, risas fingidas, sonidos trituradores como el

chocar de muchas rocas y voces que susurraban de forma constante y repetitiva cosas

como; “esta vez no mentiré”, “ayuda que yo no fui”, “no es mentira, es la verdad, esta vez

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dije la verdad”, “ayuda!” Ra, aunque quiso ayudar recordó que no podría puesto que algo

saldría mal.

Escuchando a Sars, le lanzó una esfera de luz y movió el fuego del centro liberando a

aquellos cuerpos rojizos y humeantes, se sintió como un héroe y alegre por su hazaña gritó,

- ¡Isis!, ¡estos seres piden ayuda, ve por el torpe de Ra y dile que con estos podremos cargar

cristales sobre Dórico, Jónico y Corintio!, ¡nuestros padres estarán felices y el amor nos hará

aún más eternos que el kháos!

Con todo el brillo reflejando el lugar y Sars dispersando la niebla, Isis y Horus traían

consigo los tres cristales y escuchando los gritos de Ra recordaron que no había que

descender y con un soplo de aire, Isis, hundió entre el fuego a Ra, quien sintió que había un

poder mayor ahí abajo, este amor se había ido y ya no quería ser parte de Isis y que Horus

se burlara de él por lo que dijo, ¡bajen, no hay más que poder puro aquí abajo, no necesitan

cristales de luz, ni amar ni ser amados, es por esto que nos tienen prohibido acercarnos,

puedo salir cuando yo quiera, vengan, no es mentira, aprendan a sentir ese poder, dan

ganas de gritar todo el tiempo! ¡haaaa! ¡haaaa! ¡Mis ojos tienen agua, ya no necesito ropas

para volar, vengan! Isis sintió el peligro, era algo como si el todo se hiciera nada, no podía

usar bloques ni polvo, solamente el viento entre sus manos. Recordando a sus amigos, los

reinos y la duda, intentó bajar aún más. Muy curiosa de conocer pero rodeada de seres que

se reían burlonamente, que tiraban y cortaban sus rojos cabellos, quiso huir, sin embargo,

cuando Horus, siempre seguro de sí, con los tres cristales esperaba a Isis y Ra, notaba que

demoraban, escuchando como Isis decía, - ya es suficiente, no puedo seguir aquí, me voy

con Horus ahora, y si decides quedarte, es tu decisión. Pese a ello, esta no subía y entre la

luz que se apagaba logró observar a Isis atada de piernas, con su cabello cortado y con

muchos seres rojos que tapaban su boca, sujetaban y trataban de bajar más a Isis, Horus

desesperado por salvar a sus amigos no dudó en ir a su rescate… pero fue tarde, Isis dio su

último intento desde lo más abajo, ocupó el fuego y su viento para lanzar lo más fuerte y

lejos posible a Horus, gritando tan fuerte como pudo; ¡No bajes, luego no podrás subir,

siempre te recordaré, encuentra el camino a casa!

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Entre la nada flotó Horus, sin tiempo ni rumbo. En sus recuerdos, las memorias de su

mundo, sus historias y los errores que llevarían a los tres nacidos a cambiarla. Casi todo

perfecto, pensaba… mientras llegue el día en el que me olviden, la luna cubra de nuevo a

los otros y nunca nadie sepa mi historia, siempre amaré a mis amigos, esperando que

resistan, hasta yo encontrar la manera de rescatarlos.

Pero en la nada desde lo lejos, una fracción del kháos estaba latente, oportuna y

expectante, como si el destino la hubiera impulsado a la dirección, lugar y momento exacto,

era el brillo surgiendo desde lo más profundo de los corazones de aquellas personas que se

perdieron en el camino, quienes, sintiendo el dolor de Horus, recuperaron por unos

segundos la esperanza y se la entregaron, dándole la oportunidad de redimir a sus amigos

los males. Puso entonces en su frente un cristal y dijo, - Sea esto un mundo entre mundos.

Con polvo y agua los quiero, y al instante se amontonaron chispas, enormes esferas con

diferentes tamaños y minerales, colores y condiciones, de pesados y livianos aires los hizo,

pero como no hubo suficiente kháos, apenas se distinguían debido a la poca luminosidad del

lugar, pero recordando a Ra y sus enseñanzas hizo más cercano y brillante los mundos y de

pronto una esfera luminosa en el centro apareció. Se posó entre uno de los mundos continuo

al tercer mundo, un cuarto en su orden y separando las aguas del polvo, dijo: -Sea del agua

creada toda especie y ser viviente, renazcan entre el polvo y den su fruto, crezcan y mueran,

y luego de esto, repitan. También sea según su especie; macho y hembra para que se

multipliquen. Así fue y estando alegre entre ellos los amó, mientras llenaba de flores y

colores conocidos, mientras recordando el uso digno que se le debía dar al cristal, creó, creó

un mundo, creó criaturas, creó vida. Movió con viento ese mundo para dar luz a todo el sitio,

así podría festejar cada vez que esté oscuro y podrán ascender más pronto hacia mi reino,

pensaba, y mientras volaba entre su creación se sentó sobre la arena descansó y admiró su

creación. Pensando y pensando, recordó a Isis y que cuando rompió su obra de actos en

vez de moverla, rompió el piso y levantó mucha arena, y mientras reía en su alegre recuerdo

lleno de sus torpezas, levantó muy empinados los suelos y las rocas hasta que se dio cuenta

que en algunos lugares las aguas se vieron separadas por grandes cortezas de suelo.

Ya sus amados amigos estaban reflejados en sus criaturas y entre los recuerdos se

sintió sólo y aburrido. Pensó en sus marionetas, las alegres aventuras y pensó; <<Estos

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deben ser a mi imagen, también creadores como yo, así podrán imaginar y no como los

otros seres encontrados en el abismo, también deben lograr amar para poder vivir y ser

eternos, de esa forma, imaginando que me aman, si todos en mi reino me olvidan, seguiré

siendo eterno hasta encontrar la forma de llegar a mi reino.>> Y tomando del polvo hizo tres

cuerpos; un macho y dos hembra, aunque sus cuerpos, dado el reflejo del polvo, de distintos

colores quedaron, ordenó que también se reprodujeran, de este modo al fin podían sentir

colores, olores, sabores y ruidos, además sus manos como las propias podían distinguir lo

blando de lo duro, lo cálido de lo frío, les enseñó a hablar y les contó de su mundo, sus

historias, de sus amigos y sus desgracias y se amaron entre ellos festejando cada noche

mirando al cielo, centrándose en el kháos esparcido y brillante que aún quedaba entre lo

alto. Enseñaba a ellos la manera de trabajar sus dones, pues luego, podría compartir los dos

cristales y así preservar su creación y su enseñanza. Mientras pensaba en hacer del resto

de los mundos parecidos a ese vio que desde lejos se acercaba una luz más brillante que

los destellos de su amigo Ra, mientras se acercaba, recordó el sitio en el que perdió a sus

amigos, una esfera impulsada con un torbellino de viento, llenó los cielos de fuego mientras

secó a los otros mundos del agua, intentando ser detenidos por Horus, encima de las

montañas se encontraba el enorme dragón Sars, quien lleno de rabia aplastó sus empinados

paisajes, incendiando especies, frutos y bosques, tan oscuro era su odio, tanta su hambre

que entre que volaba, aplastaba y destruía devoraba todo a su paso, extinguiendo así a las

criaturas más gigantes. Horus entre tanto intentaba salvar el mar, el viento y la arena,

encontrando al final del mundo, en donde se acababa el mar, los vientos chocaban y la

arena era distinta, una gigantesca caverna, en donde con ayuda del polvo, encerró a Sars.

Su cristal perdió brillo y, cayéndose de su frente le dijo con su último aliento: cada esfuerzo

por salir, hará más puro este cristal y quien lo ocupe nuevamente obtendrá lo mismos

beneficios que nosotros.

Puso entonces el segundo cristal en su frente y mirando la desgracia no prestó

suficiente atención, el agua de otros mundos se enfrió, mientras que la del mundo en el que

estaba se transformó, pensó entonces que el calor que había alojado el dragón era muy

fuerte, lo encerró en los tres mundos para que así el agua volviese a la normalidad, de modo

que, si intentaba escapar, el agua caería sobre él y entonces extinguiría su llama. Pero sus

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seres pensantes imaginaron que nada les pasaría y crearon un todo de lo imaginado y así

sobrevivieron ilesos. Contó entonces Horus a los seres que el don que les ha dado tiene una

fuente para ser mayor llamado amor, explicando que, siempre que amen y sean

misericordiosos, podrán imaginar el futuro que sea y este les será entregado, que sólo con el

cristal podrían moverse del kháos hacia un mundo mejor y más grande, por si este se les

hacía deficiente. Y fue así como también supieron de Sars, el que finalmente poseía su

corazón bajo la tierra junto a un cristal purificando constantemente su odio y su maldad. Así,

luego de ser reformado el suelo, el aire y el agua, miraron el kháos y notaron una burbuja

pequeña y oscura que a un lado tenía reflejos azulados. Horus voló al lugar y vio a seres

rojizos, quienes también habían creado un mundo, pero este era oscuro, lleno de odio, de

rencor, de envidia y otras cosas, Horus quien notó esta burbuja que en realidad se trataba

de otro mundo, se dirigió hacia allá, dichos seres no pensaron dos veces para lanzarse

contra él, por fortuna o por desgracia, Horus los contuvo temporalmente dentro de sí mismo,

sin notar que uno descendía rumbo a su creación, sobre las ramas verdes de los árboles del

que comenzó a secar y cambiar los verdes en amarillos, usar a Ra para hacer del agua de

abajo la lluvia, del mar las olas gigantes y del polvo; enormes torbellinos que subían al cielo.

El segundo cristal casi opaco lo usó para encerrar a los seres de forma definitiva, por lo que,

dada la falta del segundo cristal, se creó la noche.

Mientras Horus utilizaba tiempo en sellar la luna, quien se había escondido entre la

hierba lleno de celos, dolor y miedo, el humeante espécimen había encontrado a los seres

pensantes. Asombrado por su alegría, su amor, compasión y bondad, desesperado por no

ser descubierto por Horus trató de llamar la atención de los seres diciendo; - ¡ayuda, estoy

atrapado en este árbol, vengan a ayudarme!- Inmediatamente corrieron y bajaron al mal

oliente, atendiendo con agua y alimento, dicho espécimen se presentó ante los seres

aprovechándose de su ignorancia - Hola, soy Cov muy amigo de Horus, ¿quién es la más

bella de todas?, ¿Horus les ha contado lo bella que era Isis?, era realmente hermosa y por

eso quiere irse y dejarlos aquí, ¿quién está al mando?, deberían tener a alguien que diga

qué hacer cada día y quién les pueda resolver problemas, ¿acaso no saben cómo Horus

usa su cristal para crear? y de la misma manera los puede hacer que dejen de existir, si

fuera uno de ustedes buscaría ese cristal, yo no puedo, me quema y me duele. Toma este

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palo afilado y pónselo en el pecho a tu amigo para que sepa que no miento, el dolor si

existe, ahora inténtalo tú. -

Al ver cómo de los cuerpos salían líquidos rojos y ya no se movían, un sentimiento

nuevo los inundó, dolor, miedo y angustia por no volver a ver a sus amados hermanos y

antes de extinguirse, con sus dudas y temores, sintieron celos, envidia, miedo y, abrazados

lloraban, mientras el rojo cuerpo del engendro comenzaba a brillar y el olor perturbador

provocaba a las mascotas pelear entre sí, devorándose con sus afilados dientes junto a un

aullido tenebroso.

Horus puso en su frente el último cristal y observó un destello que aún marcaba su

trayectoria que apenas brillaba en dirección hacia los tres mundos, sin embargo, cuando

miró hacia su creación y vio la destrucción descubrió al inmundo a quien en medio de gritos,

lamentos y burlonas risas, por sus palabras selló su boca y creó un lugar muy profundo entre

las aguas, donde jamás nunca logre nadie llegar a liberarlo, a medio resplandor de su cristal

dijo a sus creaciones, - He dejado entre las aguas el último cristal, debo volver a mi mundo

pero entre lo creado podré escuchar todo lo que de amor provenga. Ustedes pueden crear

su destino, librar y curar especies, hacer florecer las flores y vivir entre más se amen. A sus

descendencias cuenten lo vivido, así seguiré eterno hacia mi mundo, recuerden que el amor

es verdadero y con verdad y amor les he creado, el todo y la nada no es importante, sólo la

existencia, pero ya aprendieron del dolor, y los pensamientos oscuros. Si imaginan que algo

malo vendrá, así será, y si algo no les deja imaginar, la respuesta siempre será el amor.

Pongan nombre a las especies y a toda creación y si desde mi mundo siento que pierden el

amor, ya alimentado estará el cristal de Sars, algún día alguien lo encontrará y les devolverá

el amor perdido y si dicen que un amor luego de muerto vivirá, entonces volverá a nacer en

otro cuerpo y serán mayores sus creaciones, cuando llegue el tiempo en el que vean mucha

maldad, los cristales estarán puros y donde exista amor, quitaré todo dolor y miedo y lo

traeré a mi mundo y viviremos eternos y como en aquellas noches, festejando sus ascensos.

Así este cuento que no es un cuento, pero si lo crees puede ser, de esta fábula que

entre sus versos predica eterno amor, mantiene vivo de sus cimientos la esperanza dejada

atrás. Vendrán peores cosas, Sars cov entre la luna su nombre se deslumbra. Una vez

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encontrado el cristal dejado en Sars se sacó inmensas lluvias se crearon, todo se inundó,

inmensos bloques triangulares se crearon y le dieron nuevamente encierro a Sars. De las

profundidades un pescador, por accidente trajo la muerte y liberado entonces al

malhumorado engaño enrojecido con sus mentiras sembró la duda y el desamor, entre un

pesebre aprendió inocente y puro sobre el amor, llevando consigo, la tristeza y muerte como

forma de redención para él y los que son como él. ¿Sabes cuál es el nombre, entre

humeantes olores desprende quien viaja escondido como un dragón? ¿qué prefieres creer?

¿Cuáles son ahora tus anhelos? ¿quieres que se cumplan tus deseos? Si. Hay magia. ¿Ya

sabes cómo se usa el amor? Sars cov son algunos nombres. Usa la esperanza, aunque en

este poema sin versos llamado cuento no lo comprendas, no puedo enseñar a una lombriz

cómo es un ruido, un color ni un sonido sabroso de aquella voz, solo puedo decirte que los

genios que cumplen deseos existen, eres tú, también yo, somos todos… es la verdad y el

amor del cual fuimos creados, es la batalla a que este miedo intenso imagina el resto que no

pasará, del cual sigamos amando al mundo sin olvidarnos nunca del creador.

(Dedicado a la esperanza, la fe y la esperanza nos libere pronto del covid – 19).

Y FUIMOS FELICES PARA SIEMPRE.

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