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UNIDAD 1

(1) AZARETTO, Clara - “El trabajo del artista, el trabajo del investigador”
MdI​: disciplina científica cuyo objeto es examinar las operaciones invariantes en los procesos de producción de
conocimiento Por esto es una disciplina reconstructiva. No es una disciplina normativa encargada de dictaminar qué y
cómo se procede a la hora de producir conocimiento. Es una operación inversa: se pregunta sobre el cómo fueron
posibles los procesos para producir conocimiento. Si se reduce a una prescripción de pasos a seguir, no es posible
captar el sentido de ciertas conductas/acciones. Estas adquieren sentido en referencia al contexto y a los fines que
sirven.
No se puede hablar de un solo método, único, sino a un vasto de conjunto de tácticas empleadas para producir
conocimiento. Cada disciplina tiene su propio método y desde ese supuesto reclaman la especificidad correspondiente a
cada una de ellas.
La investigación en Arte y su especificidad. Dos procesos diferentes pero con momentos análogos: el trabajo del artista y
el del investigador.
Arte y Ciencia - en cuanto a modo de producción, ambos son de producción de conocimiento = las operaciones
constitutivas de estos procesos son del orden de lo cognitivo.
Aspectos metodológicos del abordaje del tema
Punto de partida: concepción del objeto a investigar desde el modelo de la complejidad, es decir, que el objeto es
compuesto (componentes) y a su vez es parte o componente de otros objetos (contextos). Estos contextos regulan el
comportamiento de nuestro objeto, se establecen como interpretantes de él y ciertas propiedades del mismo se explican
en relación con sus contextos.
El trabajo del artista y del investigador, constituyen dos entidades que guardan entre sí relaciones de coordinación, a su
vez ambos son regulados por el contexto de la cultura y ésta a la vez que los crea es reglada por los contextos
históricos-sociales. Creatividad, experiencia, investigación, no son atributos de uno de estos campos, ambos participan
de estos rasgos. El trabajo de ambos, se realizan en el marco de instituciones que las regulan y, a su vez, dicho trabajo
las hace existir, instituciones en las que la cultura se concreta, regulada, a su vez por el contexto histórico-social.
Los contextos y cotextos
El contexto histórico social
Contexto más general: sociedad en su conjunto. Se trata de un conjunto de prácticas que marcan la vida social y se
ofrecen como motor de su periódica reproducción. Estas prácticas se dan en un marco de conflictos, luchas, intereses
cruzados entre diversos planos y diferentes sectores. Este contexto histórico social es productor de representaciones y
valores que se asocian con las prácticas dominantes. Son ellas las que constituyen el pensamiento de una época/estilos
de pensamientos. Estas representaciones se constituyen como modelos para la creación. ej. dadaismo y positivismo /
artistas renacentistas (modo de pintar: proyección y sección) y la trascendencia de estos para la matemática.
Cada tiempo histórico y cada posición social en una época determinada hace emerger cierto tipo de problemas y cierto
tipo de modelos para responder a ellos. Son estos contextos sociales los que operan en el núcleo de problemas que
orientan tanto la producción artística y la producción científica sin por ello afirmar que los cambios productivos resulten
equivalentes.
Usos del arte en la investigación. El caso del psicoanálisis.
Freud - se valió del arte para ejemplificar sus hipótesis y como fuente misma de análisis. Ejemplos en el arte le sirvieron
a Freud para explicar e ilustrar aspectos de la teoría psicoanalítica a aquellos que no tenían conocimientos de las
mismas. Sus citas y ejemplos están mediados por la manera particular en que Freud entiende al arte y al artista. “Hay un
camino de regreso de la fantasía a la realidad, y es el arte”.
Para Freud, el artista quiere honores, riqueza, fama y amor. Para esto, le faltan los medios y recurre a extrañarse de la
realidad y transfiere todo su interés a las formaciones de deseo de su vida fantaseada, desde las cuales se abre un
camino que puede llevar a la neurosis.
Freud parte de una concepción del arte basado en los conceptos de mímesis y catarsis aristotélicos. El espectador se
identifica con aquello que ve y sublima los sentimientos que allí se describen. La concepción aristotélica del arte
considera a éste como suplantador de la realidad y aparato de la persuasión. La tradición artística de Freud tiene como
origen la Romanticismo y una visión del arte concreta y definida por los valores de expresión del artista, de identificación
del público y su función social. Frente a esto, se rebelan las vanguardias. Los artistas de la vanguardia dificultan la
identificación en sus obras, atacan ese principio por diversas cuestiones: experimentación formal, subversión social, etc.
La interpretación freudiana del arte está relacionada con aquel concepto más cercano a las cuestiones artísticas: la
sublimación. De esta forma, tanto la posición de Freud respecto al arte como su concepto de sublimación están
relacionados e influyéndose mutuamente.
En J. Lacan la obra de arte se torna un recurso para la indagación de problemas propios del psicoanálisis. Se trata de
ver el “saber hacer” del artista, que se adelante a los psicoanalistas. Su recurso a la literatura, poesía, cuadros y otras
producciones del arte se orientó hacia la construcción de una noción psicoanalítica, con excepciones que le servían
como ilustración de aquello que estaba trabajando. Ej. toma a Hamlet para enseñarnos lo que es el deseo. En Las
Meninas, ilustra aquello que corresponde al objeto mirada, el real propio de la creación. No analiza a Velásquez a través
de su obra, no analiza al espectador, toma como unidad de análisis el objeto cuadro y lo descifra, hace uso del saber del
artista sobre la creación y el saber-hacer con el objeto.
Recalcati - organiza la concepción estética de Lacan según 3 momentos. 1. Estética del vacío. Define el arte como una
organización en torno al vacío. El objeto artístico no es la cosa sino que la representa. La obra de arte es una forma de
tratamiento de lo real por lo simbólico. 2. Estética anamórfica. Lacan define el arte como un encuentro con lo real. 3.
Estética de la letra.
Por último, Seminario Aún, en el que la función del arte será analizada desde la perspectiva del goce y no desde la
sublimación. Ej. Body Art. Si entendemos lo bello como aquello que cubre el horror, podríamos decir que parte del arte
actual, desvela y muestra este horror.
Condiciones institucionales. La comunidad científica y la comunidad artística.
Contextos institucionales más concretos en los cuáles se produce la ciencia y el arte. Constituyen el nivel de cotexto que
explica y da sentido al trabajo que realiza el investigador y el artista.
Estas comunidades no constituyen internamente campos homogéneos, conviven en ellos diferentes concepciones de
ciencia, en un caso, de arte en el otro. Hay diferencias que no se transitan pacíficamente, existen luchas despiadadas
por lograr la hegemonía e imponer un criterio único.
Se identifican en el campo de la ciencia y dentro de cada disciplina perspectivas teóricas, líneas de pensamiento. Las
líneas teóricas pretenden o no constituir una disciplina de por sí, o persiguen el reconocimiento de ser visualizadas como
la “versión autorizada” dentro de ella. Diferentes disciplinas luchan por el logro de reconocimiento como disciplinas
científicas. Otras, se proponen como el modelo de lo que “es” y “debe ser” la ciencia; así las ciencias biológicas y
experimentales se constituyeron a partir de la hegemonía del reduccionismo positivista en el ideal de la investigación
científica. Hacer ciencia, entonces, es hacer lo que ellos hacen y cómo lo hacen. Otras disciplinas optan por pensarse
fuera de campo, tal el caso de algunas escuelas psicoanalíticas que consideran que su campo problemático no puede
indagarse según las formas propuestas por el modelo dominante. Mientras, las escuelas que si aceptan el modelo
dominante, restringen su campo investigativo y muchas veces proceden de forma incoherente respecto a sus marcos
conceptuales. Diferentes ramas del arte sostienen disputas análogas a las que citamos recién. No existen las mismas
posibilidades de exposición, de estímulo a la creación para las distintas ramas del campo del arte. Se ven los cambios ya
desde las concepciones de obra de arte a lo largo de la historia.
El foco en el modo de producción del artista y el modo de producción del investigador.
Conviven en cada uno de ellos diferentes subjetividades: sujetos biológicos, comunitarios, miembros de instituciones
académicas, ciudadanos, sujetos participantes de la comunidad científica y/o sujetos participantes de la comunidad del
arte. Su trabajo como artista o investigador es posible a partir de considerar esta complejidad.
El recorrido de un trabajo particular, sea artista o investigador, se inicia a partir de un obstáculo, problema, idea,
supuesto, hipótesis. ¿Dónde y cómo se instalan estas? nos encontramos frente al problema de la creatividad. Esas ideas
se instalaron, tienen su base, en las diferentes dimensiones citadas anteriormente: comunidades de pertenencia, mundo
de la cultura. Lo que se esté investigando, que obstaculos aparecen en investigaciones anteriores, hacen que disparen
otras ideas y temas.
“Camino desde la corazonada hacia la conceptualización, camino desde la corazonada hacia la el comienzo de la obra”,
en esto, el artista o el investigador, no realizan las mismas tareas ya que lo que persiguen como finalidad es diferente: la
obra de arte no es conocimiento científico, y viceversa. Ambos sí, se proponen producir lo que esperan. El investigador
cuenta, para la validación de su proyecto, con el método de la ciencia, método que se expresará en esquemas y
metódicas específicas según sea su campo disciplinar, persigue que su producto sea universal y comprobable. El artista
obrará a partir de los principios que incluye su género artístico, a partir de una poética. Al investigador científico lo orienta
su concepción del método, y al artista, su poética.
- Problematizar para el investigador será convertir su idea en un problema de investigación, formularlo de manera
clara y precisa según los criterios establecidos en su campo, dar cuenta de su factibilidad y de su accesibilidad,
dar cuenta de su relevancia social y cognitiva. El conocimiento sobre el área problema, identificar los vacíos de
conocimientos así como establecer las características relevantes del mismo según otras investigaciones
existentes. Implica formular una respuesta a su problema: hipótesis sustantiva. Precisar el marco conceptual en el
cual su problema se expresa, marco que oficiará de interpretante de los conceptos incluidos en el problema.
Formular sus objetivos, qué resultados o qué tipo de respuesta de propone lograr. Luego de formular su problema,
hipótesis, objetivos, traducirá su objeto a un objeto empírico, decidirá y justificará cuáles son los diferentes
aspectos que deberá considerar, qué estados espera encontrar en ellos, explicitará y validará el tipo de
participación que su objeto tiene con otros objetos. Construirá entonces su objeto de investigación, lo
operacionalizará, decidirá, justificará acerca de cuáles son los mediadores necesarios que le permitirán dar
concreción a su objeto (instrumentos), usará instrumentos validados o propondrá nuevos y justificará entonces su
validez y confiabilidad. Transitará el camino desde la operacionalización hacia la instrumentalización. Sintetizará e
interpretará la información obtenida para producir datos los que leerá a la luz de modelos consensuados. En ese
trabajo de síntesis e interpretación construirá entonces su objeto producto, comunicará sus resultados.

Investigador > protagoniza método científico > proceso de producción de conocimiento científico.

- El artista transitará su camino de acuerdo con estilos propios y aprendidos, eligirá y ensayará con diferentes
materiales, desechará otros. Eligirá objetos, usará o no texturas, dará forma a materiales, usará formas u objetos
con existencia previa para resignificarlos.

Artista > protagoniza poética > proceso de producción de una obra artística.

El foco en el producto
El producto contiene en sí mismo su historia de producción y a su vez la resignifica.
El producto del trabajo del investigador
El proceso de producción que encara el investigador científico hace referencia a las descripciones y explicaciones que el
científico pretende lograr como resultado de sus operaciones de “investigación”. Me refiero, a ese objeto que construyó
en su trabajo de síntesis e interpretación, para lo cual atravesó por procesos de contrastación y comprobación de sus
enunciados primeros y el que deberá dar cuenta de su coherencia interna y externa según los cánones impuestos por la
comunidad científica. Este resultado de alguna manera pasará a integrar el cuerpo de conocimientos reconocidos como
científicos y, en consecuencia, se transformará en punto de partida obligado para nuevos procesos de investigación.
El producto del trabajo del artista
La obra de arte es el producto de la convergencia de tres registros: el personal, el de la época y el puramente artístico.
Kandinsky > Los elementos personales y temporales son subjetivos. Todos los tiempos han querido expresar y
representar su existencia en forma artística. El artista también quiere expresarse y utiliza para ello formas que le sean
análogas espiritualmente. Paulatinamente se va construyendo el estilo de época, esto es, una cierta forma subjetiva y
exterior. En cambio, lo genuina y sempiternamente artístico es elemento objetivo oculto que se expresa gracias al
elemento subjetivo.
El producto del trabajo del artista alcanza su culminación cuando el artista decida haber logrado su finalidad, incluyo de
esta manera las obras que necesitan de la participación de otros para concluirla.

Artista e investigador, aspiran al reconocimiento de sus productos en las comunidades que los alojan.
El artista investigador
¿Cuál es el lugar de trabajo del artista contemporáneo inserto en los espacios académicos?
Se trata de las posiciones y preguntas que acompañan el proceso de inserción del arte en los espacios académicos,
específicamente en aquellos cuya propuesta no se centra en los aspectos teóricos del Arte. Una vez que la obra
adquiere su existencia social, su análisis y consideraciones desde una perspectiva académica, exige un compromiso de
sistematización.
El artista inserto en el espacio académico es por lo menos dos: uno para producir la obra, y otro para reflexionar sobre su
propia producción y la de otros; sistematizar su hacer y problematizar el campo del Arte. Por lo menos dos posiciones
subjetivas diferentes son necesarias para protagonizar la investigación en Arte y con el Arte.

(2) QUIROGA BRANDA, Jorgelina - “Derroteros de la investigación en arte”


Este texto intenta recuperar los modos en que se han implementado las tareas de investigación y desarrollo científico,
tecnológico y artístico en la Facultad de Bellas Artes de la UNLP entre 2000 y 2010.
La articulación de las tareas de docencia e investigación, permiten al plantel mantenerse en una actualización académica
continua de los contenidos que se enseñan. Estas prácticas entrelazadas contribuyen al avance de cada campo
disciplinar y le otorgan a la enseñanza de nivel superior, carácter retrospectivo y prospectivo a la vez.
Se encuentran diversos programas que están destinados a la promoción de la investigación en el ámbito académico,
fomentando una mayor dedicación a la actividad universitaria y la creación de grupos de investigación. A la vez, hay
programas vinculados a la intervención.
La Secretaría de Ciencia y Técnica, es el espacio institucional que tiene a su cargo la promoción y difusión de todo lo
que hace a la investigación. Existe en cada unidad académica y tiene una sede que articula con todas las facultades,
institutos, observatorios y laboratorios de su dependencia. Las becas de investigación, en sus orígenes, surgen para el
desarrollo de temas y problemas que interesan a los jóvenes egresados. Dado el carácter de exclusivo, la beca presenta
incompatibilidad con otros ámbitos laborales. Solo se permite mantener un cargo extra, que puede tener que ver o no
con la docencia. Veremos cuales son los diversos escenarios que se presentan para el becario dentro de las
posibilidades existentes y cuales son las alternativas para los jóvenes investigadores.
La UNLP cuenta con varios centros de Investigación y Desarrollo, Institutos, Centros y Laboratorios. En ellos, trabajan
los investigadores categorizados según el sistema nacional, dentro de las 5 categorías posibles. La formación de
recursos humanos, a través del programa de becas de investigación científica, tecnológica y artística, permite a los
jóvenes investigadores ingresar al sistema e ir mejorando su categoría. El desarrollo de la práctica en docencia e
investigación, posibilita el ingreso y formación de jóvenes para especialidades científicas, tecnológicas y artísticas.
Trabajar en equipos con trayectoria, es un reaseguro para poder aprender a nivel personal y aportar a nivel social los
aspectos socio-económicos y culturales, que produce y ocupa cada proyecto y a cada becario.
Ynoub desarrolla la perspectiva de comprender la ciencia como práctica social y su producción como el conocimiento
científico; examinando las múltiples dimensiones que hacen a las condiciones de posibilidad de la ciencia: “resulta
posible reconocer que historia social, contextos institucionales, técnicas y prácticas, modelos representacionales, son
todas aristas que delinean eso que hemos llamado práctica científica”.
Condiciones histórico sociales
Para enmarcar el contexto general en el que se lleva a cabo la práctica científica, o aproximarnos a las condiciones
histórico sociales en las que se produce ciencia en los inicios del SXXI en Argentina, podríamos caracterizar el complejo
escenario que caracteriza a la crisis económica y social que estalla en el 2000, la que impacta sobre las instituciones y
sujetos en todos los ámbitos. Clima de desencanto respecto de las posibilidades de accesibilidad a los espacios formales
de trabajo, los cuales se vuelven más restringidos. Muchos profesionales viajan a otros países en busca de otras
oportunidades.
Las transformaciones educativas en Argentina comienzan a pensarse a la vuelta de la democracia en 1983. En 1993 se
sanciona la Ley Federal de Educación que significó un diagnóstico que más que regular situaciones existentes, se
proponía crearlas.
Las instituciones que conforman la enseñanza en educación superior entre 1994 y 1996 organizan acciones contra Ley
de Educación Superior, la cual provocó en la población contundentes rechazos sobre todo por medidas como el
arancelamiento a las universidades públicas, las restricciones al ingreso y las revisiones a los títulos habilitantes. Se
organizaron para resistir a esto lo cual hizo imposible que la ley se apruebe.
La UNLP realizó la convocatoria a la sesión de la Asamblea Universitaria (órgano máximo de gobierno) de la cual
participan todas las unidades académicas a través de los representantes de alumnos graduados, docentes y no
docentes, la cual a una semana de aprobada la Ley en el Congreso, debió reformular su estatuto para lograr el ingreso al
Fondo para el Mejoramiento de la Calidad Universitaria pese a las reservas expresadas por los asambleístas de
encontrar muchos puntos oscuros en la cartilla de acceso a esta ley y a su financiamiento. Por otra parte, para la sesión
de la asamblea, el rector de la UNLP del partido radical, solicita la presencia de policías que, detienen y reprimen a
jóvenes impidiendo su ingreso. Las consecuencias de estas políticas contrariadas son parte de la complejidad que
caracteriza este escenario donde el neoliberalismo encontraba su punto más álgido. La ley formula en su estructura, la
concepción que promueve la importación de los diseños curriculares y replica los modelos de producción y las
modalidades del sistema de evaluación tomando evaluadores externos para someter los proyectos postulantes en los
programas de investigación. Así, los diversos ámbitos de producción de investigación como Conicet, CIC, Agencia, junto
a espacios académicos, atraviesan en esos años, la crisis, al compás de políticas muy cerradas respecto a la
incorporación de nuevos becarios al sistema. Del 2003 al 2012 aumentaron el número de proyectos y de becarios en
diferentes niveles dentro del sistema de becas. Entre 2002 y 2015, el Ministerio de Ciencia y Tecnología busca la
repatriación de los investigadores formados y fomentar la investigación no solo en Ciencias Básicas sino que se amplían
las Ciencias Sociales.
Condiciones institucionales
La práctica investigativa en arte, es aun joven respecto a otras àreas dentro de la universidad, no cuenta todavía con una
larga tradición. Las artes son un campo relevante y en desarrollo en la relación con la ciencia y el cumplimiento del
estatuto de cientificidad.
Las ciencias sociales y el campo del arte contribuyen a través de la circulación de la información sobre las vías de
acceso a la investigación a la apertura de nuevos espacios de participación. De esta manera de acuerdo a las
condiciones histórico sociales que hemos descrito, respecto de lo institucional y lo concreto, podemos analizar que se
reinaugura la posibilidad laboral y de perfeccionamiento para los jóvenes egresados de Bellas Artes.
Podemos observar una apertura y democratización de los recursos materiales y humanos. Las becas son acreditadas
por la decisión del Consejo Superior de acuerdo a la evaluación de los proyectos presentados. Las becas de
investigación o “becas internas” son otorgadas para cumplir funciones dentro de una Unidad de Investigación o Unidad
Académica pertenecientes a la Universidad. Las becas duraban dos años cada una, las categorías eran 3: iniciación,
perfeccionamiento y formación superior.
Respecto a lo que significa para el joven investigador. Lo ubica en una difícil encrucijada, generando un dilema, ya que
como la beca es un trabajo que exige la dedicación completa, que solo puede compatibilizarlo con un cargo docente
más, esta condición representa inconvenientes sobre todo en profesionales como los arquitectos que teniendo la beca,
trabajan en la docencia y ya no estarían habilitados para trabajar también en un estudio. La beca puente (habilita obtener
una extensión de 2 años) funciona como un paliativo, pero en alguna medida no es más que la prolongación de esa
situación incierta donde la beca se termina y el becario pierde un importante ingreso sin que se garantice el acceso a una
continuidad dentro de la Institución y en su labor como investigador formado. Se ve así la necesidad de buscar otras
opciones laborales.
(UNLP) A partir del 2014, se reformula y pasa a las siguientes categorías: 1. TIPO A: destinadas a iniciar los estudios de
doctorado o maestría de los candidatos seleccionados. 2. TIPO B: destinadas a finalizar la carrera de posgrado y la
presentación y defensa de la tesis de Maestría o Doctorado.
Becarios autoconvocados
Becarios de todas las unidades académicas de la UNLP, forman el grupo de becarios autoconvocados, se organizan y
reúnen en talleres de debate y en comisiones, para distintas tareas. Preparan documentos sobre la reforma al programa
de becas para presentarlo ante la UNLP, se pide participación y palabra en la reunión de Reforma del Reglamento y se
mantiene un diálogo fluido con los representantes graduados y otros miembros del Consejo Superior.
(Becas TIPO A) El nuevo programa de becas, regula que debe resolverse la inscripción a un postgrado desde el inicio de
la beca, antes no era así. Esto no permite al joven investigador tomarse el tiempo para estudiar la oferta académica
existente en posgrado y madurar sus propias necesidades, intereses e inserción laboral futura.
(Becas TIPO B) Queda ligada al avance sobre todo de los estudios de doctorado o maestría del becario.
Los becarios debaten sobre el Nuevo Reglamento de Becas y observan que apunta a una homologación con el sistema
central de investigación en Argentina que tiene en cuenta normas académicas internacionales. Evidente, entre otras
cosas, en la pauta que vincula la beca con la obligatoriedad en los estudios de posgrado. Esto implica una forma
diferente de valorizar el comienzo en la investigación o al investigador en carrera. Hasta su reforma, el tiempo de
inserción en la tarea, era un tiempo que no basaba en record, sino más bien en la experiencia académica, en la
docencia, en los antecedentes en investigación. Los becarios sugieren que al menos dos años del sistema se mantengan
exentos de cursadas de posgrado, para permitir a los investigadores indagar sobre la oferta académica existente.
Si bien todos los sectores a quienes afecta esto, reconocieron la necesidad de la reforma, se pretendía que la misma
estuviese dirigida a la jerarquización del sistema de becas interno, plausible desde el consenso y el debate profundo
sobre los modos. De otra manera, se instala una irreconciliable distancia respecto a las becas de otras instituciones, que
se vuelven superiores al Sistema Interno propio. El cual queda cómo una alternativa secundaria, un premio consuelo
para quienes no pudieron acceder a las becas de “primera”. Las becas de investigación de la UNLP se otorgan por los
méritos de sus postulantes y en las áreas que no tienen incumbencia en otros sistemas (como Bellas Artes que para
conicet no cuenta con nomenclador) se vuelve la beca de UNLP el único espacio posible de desarrollo en investigación.
La sesión de la reforma del Reglamento habilitó la palabra a los becarios quienes avanzaron en la petición de una
disposición pormenorizada de los recursos financieros y económicos destinados a la implementación de las tareas de los
postulantes. El Convenio establece nuevas formas de regular la relación entre la institución y sus miembros, lo cual
modifica las condiciones laborales, superando la precarización laboral establece especificaciones sobre el carácter de la
función docente, el régimen de categorías, la dedicación horaria, el régimen de la carrera docente para el ingreso, el
ascenso y la promoción por concurso público y abierto de antecedentes y oposición.
La experiencia de participación del grupo de Becarios Autoconvocados, fue positiva en tanto permitió el intercambio y la
cooperación para poner en común las implicancias que tiene la condición de becario.

(3) WOOD, Lucía - “La investigación en el campo del arte. Aportes metodológicos a la cuestión”
En el ámbito académico se instaló el debate sobre el estatuto de la investigación en el campo del arte, solidario de la
inclusión de carreras artísticas en la universidad. Se comienza a reflexionar sobre las particularidades de la currícula,
criterios de investigación, acreditación, en los diferentes grados de formación. El debate surge en países extranjeros
(fines ‘90 - Europa, plan Bologna, forma educativa). A Latinoamérica repercute después, ya que también es más reciente
la incorporación de acuerdos internacionales en la acreditación de la formación en la universidad; así como también se
ubica un predominio de modalidades tradicionales de acreditación.
Empiezan a salir interrogantes sobre cómo validar la formación en el área del arte, con qué criterios, si la investigación
científica es el único criterio posible o no, etc.
Las discusiones se desarrollan en tres ejes: cuestión ontológica (la pregunta sobre el objeto), la cuestión epistemológica
(la pregunta sobre el conocimiento) y la cuestión metodológica (la pregunta sobre los procedimientos). Predominando el
abordaje de las dimensiones ontológica y epistemológica sobre la cuestión, quedando limitado a casos particulares los
aportes desde la dimensión metodológica.
Este texto se va a centrar en la cuestión metodológica. Desde una perspectiva crítica, López Cano y San Cristóbal
ubican que hay diferentes posturas sobre qué es y para qué se da el debate de la investigación artística. Se agrega el
problema de no contar con obras modélicas acompañado de la falta de definición clara y común de la investigación del
arte. Así surge el interés en centrar la mirada en los procesos investigativos en su faceta práctica (López Cano), con la
intención de aportar herramientas que puedan ser de utilidad al desarrollo de la misma desde una perspectiva
metodológica crítica, reflexiva y no prescriptiva (Ynoub).
Antecedentes y posición teórica
Relación entre arte y ciencia se ha discutido por años pero comienza a tener un nuevo interés a partir de la mitad del
SXX con la incorporación de las Bellas Artes en los espacios de formación académica universitaria, y en particular, años
después, en lo que respecta a su acreditación en las carreras de posgrado. Las escuelas de formación de Bellas Artes,
encuentran la exigencia de revisar sus propias estrategias de formación y evaluación en busca de su inclusión en
espacios tradicionales de formación académica con un perfil científico, como la universidad, con criterios de acreditación
que a su vez están condicionados institucional y políticamente. Es así que se instala el debate sobre la investigación
científica -en tanto es el criterio de acreditación tradicional del ámbito universitario- y su lugar en la formación en Bellas
Artes. De esta forma, surgen interrogantes que se van hacia la formación universitaria en artes (contenidos, etc),
derivando así en los criterios de acreditación de la misma y reflexionando sobre el lugar de la investigación científica en
la academia, y los modos de articulación entre ciencia y arte. Así se reinstala la pregunta por el lugar del artista, el lugar
del investigador, y el artista-investigador.
Borgdorff - 2006 - Amsterdam. Impulsa el debate sobre la investigación en el campo del arte y la diferencia de la práctica
artística en sí, pero a la vez la diferencia en el mismo campo de investigación, la que denomina la “práctica
artística-como-investigación” de la investigación académica (homologada a la científica). De esta forma hace surgir
preguntas sobre las diferencias entre estas, bajo supuesto de que deben conllevar particularidades en lo que hace a la
naturaleza del objeto de investigación (perspectiva ontológica), respecto del conocimiento que contienen
(epistemológico), y en los métodos de trabajo (metodológico).
Algunos autores como Borgdorff, Fajardo y González, al momento de reflexionar sobre la investigación en este campo,
proponen distinguir entre investigación ​sobre ​arte, ​para​ arte y ​en a
​ rte.
Investigación sobre arte - considera como objeto de estudio la práctica artística entendida ampliamente. Se busca arribar
a conclusiones válidas sobre la misma constituyéndose desde una distancia teórica, en la que el objeto de investigación
permanece intacto bajo la mirada escrutadora del investigador, desde la que denominan como una “perspectiva
interpretativa”.
Investigación para arte - el arte no es el objeto de investigación, sino su objetivo. Aportando descubrimientos e
instrumentos al servicio de la práctica artística, desde una “perspectiva instrumental”.
Investigación en arte - no considera distancia entre investigador y la práctica artística, ya que ésta es parte esencial tanto
del proceso de investigación como de los resultados de la investigación. Esta es la que se ubica como “perspectiva de la
acción o inmanente”. Hay un intento de articulación de parte del conocimiento expresado a través del proceso creativo y
en el objeto artístico mismo. Podría articular la creación original del artista a través de una obra así como la reflexión
sobre ese proceso creativo.
Con Borgdorff se comparte la crítica a diferentes clasificaciones con respecto a las investigaciones artísticas que se
intentaron realizar, y la hacemos extensiva a las clasificaciones de investigaciones en otros campos disciplinares. Las
clasificaciones no cumplen los requisitos para ser clasificaciones y pueden producir efectos paralizantes para quien se
inicia una investigación en el área, pues tienen una connotación prescriptiva: toda investigación en el campo del arte
debe entrar en alguna de estas categorías clasificatorias.
Borgdorff propone un modo más “productivo” de analizar el fenómeno: distinción entre el objeto (la obra de arte), el
proceso (la producción de arte, la creación), y el contexto (como determinante del significado de la obra, y en tanto
pueda generarse una contribución original e intencionada a aquello que conocemos).
El problema central es: ¿Qué es lo que hace a la investigación artística (o en arte)?. Al abordarlo, se abren dimensiones
para orientar posibles respuestas, dando cuenta de los ejes de análisis abordados en los antecedentes sobre el tema:
- Dimensión ontológica: desde esta se abren las preguntas relativas a la naturaleza de su objeto, atravesadas por
aquellas que interrogan qué es la investigación, la ciencia y el arte.
- Dimensión epistemológica: el eje está puesto en los criterios de construcción y validación del objeto, del conocimiento.
Las preguntas buscan analizar los tipos de conocimientos y comprensión abarcados en la práctica artística, identificando
posibles relaciones con otros tipos de conocimientos (como podría ser el científico).
- Dimensión metodológica.

Fajardo-González. Creación artística como “acto” en tanto la obra es producto de una acción que no media el
razonamiento, sino que la ubica ligada a la intuición. Mientras, la investigación está en el eje del “discurso” , el lenguaje,
el razonamiento. Así, ubica que la investigación sobre el arte supone analizar el objeto estético a través de determinado
discurso, mientras que en la investigación en arte se crea un objeto artístico que no nace del discurso.
¿Cómo se lleva adelante el análisis sobre este proceso creativo para poder hablar de investigación? Esta dialéctica entre
el acto, singular, propio del evento, y la reflexión, ligada a la conceptualización, en la investigación en arte, supone para
Fajardo-González la imposibilidad de alcanzar un conocimiento del orden de lo universal, característico de la ciencia.
Esta es la gran paradoja que ubica en la investigación en arte, por lo que convoca a adoptar una posición epistemológica
que considere aquel pensamiento que no es solo el de la razón, y una metodología que incluya aquello esencial del arte:
su capacidad de irrumpir. ¿Pero esta imposibilidad es sólo del arte? Hay varios autores interesados en profundizar los
aspectos ontológicos y epistemológicos, ya sea desde la reconstrucción histórica del abordaje y concepciones de arte y
ciencia en los diferentes campos del saber como desde el análisis de los modos de construcción del conocimiento.
Goodman cuestiona la idea de un único “mundo real”, para empezar a pensar en múltiples maneras de hacer mundos,
donde la ciencia y arte son maneras diferentes de aludir y contar el mundo. Se ubica como significativo para considerar
en el abordaje actual de la investigación en el campo del arte, el abandono de la concepción del arte como trascendente
y verdadero, para reconocer hay algo que permanece incognoscible allí (podríamos pensarlo tanto en la obra como en el
proceso de creación), que no por ello es obstáculo a su búsqueda.
López Cano y San Cristóbal analizan las diferentes dimensiones de la problemática a partir de los antecedentes,
concluyendo que tanto en aquellos autores que interrogan el tema desde su faceta ontológica como epistemológica, nos
encontramos con abordajes muy abstractos y conceptuales que no aportan soluciones prácticas a los problemas de los
artistas en lo que hace a la investigación.
De esta manera surge la necesidad de abordar la problemática desde otra de sus dimensiones, la metodológica, con el
intento de dilucidar procedimientos y técnicas apropiadas, y en qué sentido difieren de otras. Fajardo-González ahonda
en el análisis de los antecedentes sobre la investigación en el campo del arte en su dimensión metodológica, con el
intento de rescatar propuestas que incluyan, analicen y validen la investigación en artes como modalidad posible en el
ámbito universitario.
// en el arte contemporáneo argentino, se encuentran desarrollos interesantes. Hay análisis de producciones artísticas
que incorporan la ciencia en la obra, en lo que concluyen puede clasificarse en: uso, marca, o apropiación.
López Cano y San Cristóbal, hacen lectura crítica de los antecedentes sobre los problemas metodológicos y mencionan
que estos llevan un análisis meta-teórico sin tomar casos de investigaciones concretas. Esto dificulta contar con aportes
procedimentales conceptos para la práctica investigativa del campo. También aportan una nueva dimensión
“político-crítica” que convoca a analizar los criterios de validación de la investigación en el campo. Pero dicen que los
antecedentes se limitan a dar ejemplos de modo descriptivo sin análisis reflexivo.

Este debate nos lleva a reflexionar críticamente sobre la práctica investigativa en el campo del arte en un sentido amplio,
en tanto motiva la revisión de los criterios bajo los cuales pensamos la ciencia y el arte, y la investigación, sin desconocer
los condicionantes político, culturales, sociales, e institucionales que la enmarcan, reconociendo el lugar de la
universidad y sus criterios de validación en la formación.
Es a partir de entender a la metodología de la investigación como una disciplina reconstructiva y desde una perspectiva
crítica, que en el análisis de la práctica investigativa en el campo del arte necesariamente debemos entenderla como una
práctica social. En la que confluyen condicionantes socio-históricos, culturales, institucionales, epistemológicos,
lógico-inferenciales y procedimentales. Bajo este supuesto, no podemos analizar las herramientas metodológicas en
juego en la investigación en el campo del arte, sin considerarlas en su complejidad y dialéctica constitutiva.

(4) YNOUB, Roxana Cecilia - “La ciencia como práctica social: bases para situar el examen del proceso de
investigación científica en sentido pleno”
Conocimiento implícito y conocimiento explícito en la práctica de investigación científica
Ante el hecho de recoger basura, explicitar los criterios para distinguir un objeto como basura, se acompleja la cuestión.
El “juntar basura” sin detenernos a pensar cómo lo hacemos, cuando intentamos explicarlo y ponerlo en palabras, se
vuelve una cuestión cognitiva sofisticada. La “inteligencia artificial” enfrenta este tipo de cuestiones cada vez que se
propone a desarrollar lo que llaman “sistemas expertos”, es decir, programas que emulan la capacidad de un experto real
en cierta materia. Una de las estrategias para realizar esa transferencia (de un experto real a uno artificial) consiste en
explicitar las reglas y los procedimientos que sigue el experto para resolver los asuntos de su especialidad. Para ello, se
requiere tornar explícito un conocimiento tácito o implícito. Lo cierto es que ciertas competencias humanas, en especial
aquellas que demandan formas creativas y abiertas de cognición, son sólo explicitables en algunos aspectos parciales.
Esto ocurre con la práctica científica. ​“Investigar se aprende investigando”​, esta afirmación enfatiza el aspecto no
transferible de la lógica y el método de la ciencia.
La investigación tiene una buena cuota de arte, y como todo arte es un saber que se aprende y se adquiere al lado de
maestros, imitando modelos y poniéndose en la tarea protagónica de la investigación. El diseño de un experimento es
ingenioso, la selección o ideación de un indicador pertinente, la identificación de un problema relevante, son asuntos que
implican creatividad. Los investigadores suelen tener un compromiso emocional con su trabajo, se involucran de modo
personal, es su identidad. De acá surge: ¿qué aporta a esa práctica la metodología de la investigación científica?
Siguiendo la analogía del arte: un artista no es alguien que trabaja desde la mera espontaneidad intuitiva. Y si se admite
esta espontaneidad, debe ser alimentada con saberes que provienen desde múltiples ámbitos y experiencias.
ej. Allan Poe, escribió sobre El Cuervo. Dijo que no salió desde la intuición o el azar, sino que avanzó paso a paso, con
la misma exactitud y lógica propias de un problema matemático. Pasos: elección de tema, efecto que quería producir,
tono, palabras claves, extensión, etc.
La función que tendría una disciplina como la metodología de la investigación científica sería precisamente esa: extraer y
hacer explícitos ciertos componentes del proceder que rige, en este caso, la práctica de la investigación científica.
Aún cuando no todo el proceder implícito en esa práctica pueda tornarse explícito, y, aceptado que ese conocimiento no
sustituye el saber hacer investigación, asumiremos sin embargo que el análisis del método de la ciencia resulta
redituable para quién se ponga en la tarea de realizar un trabajo de investigación. La justificación de esta presunción
supone precisar lo que implica la metodología de la investigación como disciplina reconstructiva.
La metodología de la investigación como disciplina metacognitiva: la cuestión del método como canon normativo o
como ciencia reconstructiva
“Método” - proviene de dos vocablos griegos: meta - “fuera de” / hodos - “camino”. Se puede entender como “plan de
ruta/plan de acción”. Trazar un camino supone un destino y un orden, una secuencia de pasos a seguir para alcanzar
dicha meta. Cuando la meta de esos caminos es “producir conocimiento científico” puede hablarse de método de la
investigación científica.
Cuando la ciencia irrumpió en la cultura se abrió paso sin detenerse a examinar estrictamente cuáles eran los métodos
que usaba, o los caminos que seguía. Al igual que otro aspecto de la cultura, la ciencia hizo camino al andar. Una vez
que el camino se fue trazando, se consolida la práctica científica y comienza a interrogarse sobre sus características.
Esta reflexión retrospectiva sobre el “método de la ciencia” fue la que dio lugar a una nueva disciplina: ​metodología de
la investigación. El supuesto que la rige es que el dominio consciente de las reglas que conducen la práctica
investigativa, puede resultar, bajo ciertas condiciones, de suma utilidad para potenciar, y dominar con mayor libertad esa
práctica.
Función de la metodología de la investigación científica: identificar ciertas regularidades, comportamientos
invariantes en esa forma peculiar de producción de conocimiento que es el científico, con el objetivo de transferirlas y
tornarlas explícitas. Desde acá se puede decir que la metodología no es una disciplina normativa o prescriptiva, que sólo
se encarga de legislar y sancionar el quehacer científico. Se la puede concebir como una ​disciplina reconstructiva ya
que retorna sobre una práctica una vez que esa práctica está consumada.
La disciplina reconstructiva hace aporte de dos tipos:
a. contribuye a la toma de conciencia de los procesos y las lógicas subyacentes a un cierto saber-hacer.
b. como consecuencia de lo anterior, permite revisar críticamente esa práctica. De esta forma, no sólo se extrae un
conocimiento que está en sí (implícito) para transformarlo en conocimiento para sí (explícito), sino que además, crea
condiciones para expandir, mejorar el saber práctico.
Tercer aspecto de la metodología de la investigación científica: dado que se ocupa de una de las formas más ricas y
complejas de la producción de conocimiento, ella se transforma en una disciplina clave de las “ciencias cognitivas”.
Comprender el proceder de la práctica científica es comprender los procesos que rigen la cognición humana en sus
formas más desarrolladas.
La autora va a tomar una posición reflexiva que una prescriptiva.
Metodología en sentido amplio VS metodología en sentido restringido
Se asume a la metodología de la investigación científica como una disciplina encargada de examinar las condiciones de
posibilidad de la práctica científica, en sus múltiples dimensiones. De acuerdo con este enfoque, la posición adoptada
podría definirse como ​metodología crítica. Desde esa concepción, la metodología se integra con un conjunto de
disciplinas asociadas, que permiten trascender las meras cuestiones “procedimentales” para avanzar en la comprensión
más holística del quehacer científico.
Algunos autores sostienen que no hay que hablar de EL método, y que cada ciencia, cada especialidad, tiene su propio
método: hay varios tipos de métodos (definitorios, clasificatorios, estadísticos, hipotéticos deductivos, etc. Referirse a EL
método científico, en realidad es referirse a un vasto conjunto de tácticas empleadas para constituir el conocimiento.
La autora defiende la tesis de hablar del ​método de la ciencia​ sin más.
Desde esta concepción, se diferencia el método -como método general- de las técnicas particulares con los que cada
disciplina se aproxima a su objeto de estudio: hay tantas técnicas cuántas disciplinas o estrategias investigativas quepa
imaginar.
En cambio, el concepto de “MdIC” se aplicaría a los procedimientos invariantes que se siguen para producir cualquier
conocimiento que forme parte de la ciencia (y no de la magia, arte, filosofía, etc): Las diversas ciencias, sean formales,
naturales, sociales, etc, son ciencias. Como tales, comparten dos dimensiones metodológicas esenciales: (Samaja)
i. vocación de descubrimiento de nuevas formas de expresión o interpretación (en esto las ciencias se parecen al arte)
ii. esfuerzo de validación o de legitimación (en esto se parecen a la religión pero no al arte)
La distinción no es sólo terminológica, reducida a precisar lo que algunos llaman método y otros, técnicas. Sino que
desde el momento que se postula la posibilidad de un examen crítico (reflexivo-reconstructivo) del quehacer científico.
Ese examen se realiza bajo el supuesto de que existen componentes y funciones invariantes, connaturales a toda
producción de conocimiento con vocación científica.
Desde esta perspectiva, la ciencia como práctica social y el producto que ella genera, el conocimiento científico, pueden
ser examinados atendiendo a sus condiciones de posibilidad, en múltiples dimensiones:
- condiciones histórico-sociales: lo que supone considerar las determinaciones históricas que han hecho posible la
aparición de la ciencia (comprendiendo su funcionalidad y su racionalidad en esos específicos contextos sociales). Estas
dimensiones las atiende la sociología de la ciencia.
- condiciones institucionales: lo que implica identificar las prácticas propiamente científicas, el modus operandi de la
producción y la reproducción de la actividad científica en las sociedades contemporáneas, y concomitantemente la
posición “subjetiva” (y el tipo de “identidad”) que esas prácticas promueven. Esto corresponde al campo de la
antropología de la ciencia.
- condiciones lógico-inferenciales: examinando las operaciones lógico-formales invariantes, involucradas en las diversas
etapas del proceso de investigación. Tema que atiende la lógica de la investigación científica.
- condiciones cognitivo-epistemológicas: lo que supone atender a los compromisos ontológicos, gnoseológicos y
filosóficos que están implicados en la producción de conocimiento científico. A esto lo atiende la filosofía de la ciencia.
- condiciones operatorio-procedimentales: considerando los cánones metodológicos que se han ido consolidando como
buenas prácticas (validadas) en el marco de comunidades disciplinares o científico-profesionales. Acá se involucra la
metodología de la investigación científica entendida en el sentido restringido.
Estas dimensiones no se encuentran una al lado de la otra, sino que se implican entre sí en el recorrido que se da donde
una de ellas, se pasa a la otra. Todas se integran en una única realidad -compleja, multifacética y plurideterminada- que
llamamos ​práctica científica​. Dentro de la misma, hay múltiples relaciones que se encuentran en los aspectos de ella. A
los fines de precisar su tratamiento las distinguiremos en las siguientes dimensiones de análisis.
a. condiciones de contexto en la realización de la investigación: condiciones históricos sociales / condiciones
práctico-institucionales
b. el proceso de investigación como proceso productivo, comprendido por referencia a: su dimensión procedimental / su
dimensión lógico-inferencial
c. el producto que arroja el proceso como conocimiento científico, el que puede ser examinado también atendiendo a: los
compromisos ontológicos que sume (modelos y macro-modelos que lo guían y que promueve) / los presupuestos
epistemológicos de los que parte
Se comentará algunas de estas para ubicar el asunto del proceso de investigación.

Condiciones contextuales de realización


a. condiciones histórico-sociales: el contexto más amplio es la sociedad en su conjunto, que puede definirse como
contexto histórico social. Este contexto no es una realidad inerte, se trata de un conjunto de prácticas que signan la vida
social, al servicio de su recurrente reproducción. Estas prácticas se dan también en el marco de conflictos, tensiones e
intereses contrarios entre diversos planos y sectores. La complejidad y diferenciación de esas prácticas, como la
naturaleza de su conflictividad, se deriva de la complejidad de la sociedad en cuestión. En todas las sociedades que
vieron nacer la práctica científica, se reconoce una organización social altamente diferenciada y diversificada.
El contexto social produce representaciones y valoraciones asociadas a esa praxis dominante. Las sociedades no son
internamente homogéneas (social y económicamente) por lo que las representaciones y valoraciones tampoco lo son. A
pesar de esto, siempre se pueden reconocer posiciones y valores hegemónicos, en el mismo sentido en que se
reconocen grupos e instituciones hegemónicas al interior de ellas. Esas representaciones dominantes suelen impregnar
el pensamiento de una época y oficiar de metáforas y modelos para la creación científica. El contexto más amplio
impregna la vida de las propias instituciones científicas, y de los sujetos involucrados en ellas. De modo que lo que sean
capaces de pensar, producir y generar en términos científicos, deberá poder ser resonante en alguna medida con los
valores y contextos de su época y de su cultura más amplia.
Cada época histórica, y posicionamiento social en esa época histórica, hace emerger cierto tipo de problemas, y cierto
tipo de modelos para responder a esos problemas. Esta concepción se contrapone a otras que proclaman el carácter
a-histórico y universal de la ciencia. Conforme con ellas, la ciencia sería la práctica más globalizada de nuestras
sociedades. Esa globalización no sería otra que la “globalización de la razón”, del método científico. Así, no habría patria,
ni diferencias de estilos.
Si bien es cierto que la ciencia se caracteriza por un modo peculiar de producción de conocimiento (que autoriza a hablar
de método científico); ella se concretiza de múltiples maneras. En especial, los modelos y los problemas científicos que
se derivan de ellos varían considerablemente (aún en el interior de la misma disciplina) entre una y otra época histórica,
y entre unos y otros ámbitos de investigación.
Son las grandes metrópolis las que marcan el curso de la ciencia hegemónica a nivel mundial. Son esos centros no sólo
los que manejan la mayor cantidad de fondos destinados a investigación, sino los que sitúan el alcance, la naturaleza y
los modos de plantear los problemas y los asuntos a investigar. Si un investigador de la periferia pretende innovar con
nuevos problemas, no va a ser sencillo instalar su asunto en el contexto de la ciencia a escala global. Esas innovaciones
suelen quedar vinculadas a particularismos o perspectivismos locales (cuando salen de la periferia) o alcanzar
repercusión global (cuando sale del centro).
Son los contextos sociales más amplios los que operan en el núcleo de los problemas que orientan la producción
científica. La necesidad de examinar la <historia externa> de la ciencia se torna clave a la hora de comprender su
<historia interna>. Esta historia externa, no es externa a los productos, es allí donde abrevan los modelos de base, las
metáforas que iluminan los contenidos de lo que puede ser o no pensado en cierto momento histórico, lo que puede o no
ser problematizado, lo que puede o no ser producido.
b. condiciones institucionales: contexto institucional más específico en el que se produce y reproduce la ciencia. No sólo
está inmerso e impregnado por el contexto social más amplio, sino que además esos ámbitos científicos impregnan e
impactan en los contextos sociales. Hay una mutua determinación entre estos dos niveles. La ciencia instituye y
promueve valores y modela representaciones sociales en múltiples ámbitos de la vida humana: desde relatos sobre el
origen del universo, manipulación genética, etc. En las sociedades contemporáneas, los conocimientos y modelos que
desarrolla la ciencia retornan sobre las comunidades como mitologías arropadas con lenguaje tipo-científico.
En la actualidad, diversas instituciones del Estado y de la Sociedad Civil participan en la producción y gestión de la
ciencia y la tecnología. La Academia y los laboratorios, son ámbitos que legitiman la producción científica, y son también
esos contextos los que nuclean y consagran a las comunidades de investigadores. Estas comunidades constituidas se
dan por si adhesión a marcos epistémicos y prácticas científicas comunes, marcos referenciales y uso de modelos
iguales, y no por estar con un mismo espacio geográfico o político. Cuando alguien se integra a un trabajo de
investigación, se inserta en un cierto contexto institucional y en ciertas tradiciones disciplinarias. Se trata de una
microcultura investigativa: ese contexto impregna su discurso, el tipo de autos y fuentes a los que se apela, las escuelas
y tradiciones que serán aceptadas o no, tipo de estrategias empíricas que se aceptarán como válidas, etc. Estas
constricciones no serán impuestas y ajenas al propio investigador: serán parte de su metabolismo representacional.
Conformarán la concepción de la ciencia que nutrirán en concreto sus prácticas: qué se investiga y cómo se investiga es
absolutamente solidario a dónde y para qué fines se investiga. Esta toma de posición hace que las comunidades de
investigadores se vean en la recurrente tarea de validar y defender sus modelos y hallazgos frente a los modelos y
hallazgos de otras comunidades científicas. El modus operandi es el de la validación por referencia a los hechos, lo
decisivo es probar, brindar evidencia, no convencer o demostrar lógicamente. El valor de este conocimiento vendría dado
por la eficacia que tiene para resolver o superar los problemas científicos. Pero este no es el único criterio ya que un
conocimiento científico alcanza el valor de tal, sólo si es consagrado al interior de alguna comunidad de investigadores:
es decir, si esa comunidad lo adopta o reconoce como tal. Ese conocimiento científico será consagrado como tal si se
apoya en modelos y representaciones pertinentes y aceptables para la comunidad científica que lo recepciona; si no
confronta con intereses ya consagrados; si se integra de manera adecuada con marcos teóricos y matrices epistémicas
que “no deben” ser revisadas. puede suceder que, aún cuando ciertos hechos parecen no confirmar una cierta hipótesis
científica, esa hipótesis puede llegar a cobrar fuerza de ley, si satisfacen todas las condiciones que hemos indicado.
Puede ser a la inversa también, pueden confirmar cierta hipótesis y no tener las condiciones indicadas.
Las tensiones entre comunidades se dan por confrontación de paradigmas y marcos epistémicos generalmente
antagónicos. Los conflictos al interior suponen juegos de poder o rivalidades por prestigio entre sus miembros. Lo que
estamos definiendo como cultura científica puede ser caracterizado por cierto tipo de “rituales” de consagración de sus
miembros y por específicas modalidades de preservación de sus tradiciones. El medio privilegiado a través del cual se
realiza todo aquello es la escritura científica. A través de la misma, la ciencia se produce y reproduce, es su medio
natural de existencia, no es un adimento del conocimiento científico. Este medio se realiza a través de tratados, tesis,
hasta la comunicación en eventos científicos. Un investigador no podrá insertarse en la comunidad si no domina el arte
de la escritura científica. Los conocimientos existen a través de su difusión escrita.

Historia social, contextos institucionales, técnicas y prácticas, modelos representacionales, son todas aristas que
delinean eso que hemos llamado práctica científica.
Rasgos distintivos del conocimiento científico
Componente central del diagrama: dos conceptos mutuamente implicados: el del proceso y el del producto de la práctica
investigativa. Se evocan en ellos aspectos procedimentales y lógicos como compromisos ontológicos y epistemológicos
inherentes a la construcción del conocimiento científico. Conforme con este diagrama, la práctica investigativa puede ser
concebida como un proceso productivo que arroja un determinado producto. Este producto es el conocimiento científico
que presenta ciertos rasgos que lo diferencia de otros conocimientos. Estos rasgos se han discutido y hoy en día sigue el
debate de cuáles podrían ser criterios demarcatorios.
Pero hay ciertos rasgos que garantizan todos los créditos que ese conocimiento reclama:
a. el conocimiento científico es un conocimiento que trata sobre las regularidades que presentan los hechos o fenómenos
investigados
b. se interesa sólo por las regularidades a las que puede atribuir carácter necesario, integrando esas regularidades
fácticas o de hecho, en un cuerpo teórico del que se pueda derivar su necesariedad de derecho
c. el conocimiento se asume al modo hipotético: se adopta una actitud precautoria ante las presuntas regularidades
(postuladas o descubiertas)
d. esa actitud precautoria se dirime en el terreno de la constatación empírica: se requiere producir “evidencia” que
ilumine la adecuación de las hipótesis en el marco de alguna experiencia constatable. O, por el contrario -pero con la
misma finalidad- se derivan esas presuntas regularidades del análisis y abordaje empírico de ciertos hechos
e. los hechos o evidencia constatada debe tener carácter comunitario o público: es decir, debe poder ser “reproducida”
por cualquier otro investigador

La investigación científica se interesa por los comportamientos o manifestaciones regulares de los fenómenos que
investiga. Entendemos por regular a aquello que se reitera, que se presenta como característico en el modo de
comportarse, desarrollarse o manifestarse un cierto fenómeno. En este caso científico, se espera que dicho rasgo regular
tenga carácter necesario. Que esa regularidad resulte consustancial a <A>.
La constatación de estas presuntas regularidades se estiman en el marco de alguna experiencia empíricamente
constatable.
Se trata siempre de presunciones que se adoptan por referencia a algún tipo de experiencia u observación de hechos:
sea que estas experiencias u observaciones hayan motivado esas presunciones o hipótesis; sea que las hipótesis hayan
precedido a esos observables.
“Los hechos son producidos por ciertas operaciones que realiza el investigador sobre alguna región del mundo real” de
acá sale la evidencia. No se trata de una realidad que se captura de modo directo. Esos hechos, la llamada evidencia
científica, resulta, por el contrario, de ciertas operaciones que recortan, que definen o constituyen esa experiencia o
evidencia. Como puede advertirse, estas operaciones, se integran con modelos teóricos que trascienden los meros
hechos. El investigador encuentra en la experiencia lo que antes ha puesto en ella. Esto que ha puesto, son sus
modelos, expresados en las operaciones por medio de las cuales los hechos son producidos o leídos. De allí que pueda
luego “interpretar los resultados” como si se hubieran deducido de esos modelos y teorías adscribiéndole en ese marco
su carácter necesario. Es por esa razón que las operaciones que se realizan para obtener la evidencia que se busca,
deben poder ser comunicables. Deben tener carácter público, sujeto a la revisión y crítica. Se dice que esos
procedimientos deben ser replicables o reproducibles por cualquier otro investigador. Deben poder ser inteligibles para
cualquier sujeto que acceda a ese código operacional. Entre otras cosas porque esas operaciones deben integrarse
coherente y sistemáticamente con el cuerpo teórico que ilumina tanto la búsqueda cuanto las respuestas encontradas.
Pero acá hay una contradicción entre esta doble exigencia del conocimiento científico: los hechos son siempre
experiencias particulares, en el aquí y ahora de un presente actual; mientras que la postulación de regularidades
necesarias, se refiere a un universal atemporal.
En investigación científica, los conocimientos no se adquieren por menos exámenes proposicionales y reflexivos. Ellos
buscan constatar o extraer la verdad de los fenómenos investigados. ej. “Todo A es B” si viene de la investigación
científica, se debió haber contactado con algunos A en el marco de una experiencia concreta, a partir de la cual se
postula la potencial relación (necesaria) entre entes del tipo A y tributos del tipo B. El nexo entre A y B no surge de los
propios enunciados, sino de una misma conexión, un vínculo que el investigador atribuye a los hechos mismos.
¿Cómo saber cuántos A contactar? ¿Cómo saber que estamos ante un caso genuino de A?. Debates. La tradición
dialéctica ha propuesto algunas respuestas que buscan superar la contradicción indicada. De acuerdo con ellas, no se
trata de justificar la posibilidad del conocimiento científico por vía de formalismos vacíos, ni por adhesiones dogmáticas,
ni por relativismo o subjetivismos escépticos. Para estas tradiciones el único camino que resuelve la aparente
contradicción es el de la historia formativa, por medio de la cual el sujeto cognoscente y el objeto a conocer, no son dos
realidades opuestas y enfrentadas que deben encontrarse; sino dos momentos en una historia común compartida. Los
modelos que organizan la experiencia cognitiva son resultados de la praxis o la historia vital y social. Estos modelos no
son arbitrarios, ni antojadizos. Tienen la misma racionalidad que esa historia formativa. Las formas y contenidos de
nuestro intelecto han sido moldeados por la historia de nuestra vida social. La naturaleza de los problemas que podamos
plantearnos -aún en la investigación científica- y los modelos y teorías que tengamos para resolverlos- surgen de esa
historia; y no pueden ir más allá de ella. Pero precisamente por eso, la objetividad no está “fuera” del sujeto sino también
en él, como su razón constitutiva y formativa.
La teoría evolutiva nos recuerda que cada logro adaptativo no debe concebirse como una “solución óptima” sino
simplemente como una “solución vitalmente viable”. Los hallazgos de la ciencia no deben pensarse como un “resultado
final” conforme con el cual se accede a una verdad definitiva, sino como resultados eficaces que resuelven ciertos
problemas, pero a partir de los cuales se instalan y se van perfilando otros.

UNIDAD 2
(5) SAMAJA, Juan - “Semiótica de la ciencia. Parte 1: Los caminos del conocimiento”
Ciencia no sólo como un método particular de producir y validar creencias, sino también, desentrañar el sentido de ese
método por referencia a la forma de vida a la cual sirve, y a la historia de esa forma de vida a partir de configuraciones
anteriores, de cuya proceso es un resultado y de la cual extrae permanentemente la mayor porción de su potencia
heurística y de su validez.
Prolegómenos a un examen semiótico del Método de la Ciencia
El problema del “conocimiento” se plantea en el contexto de una cuestión mucho más amplia, a saber, la cuestión del
sistema productivo de los discursos sociales, siendo este sistema, a su vez, un fragmento del campo de producción
social de sentido.
Nos sentimos inclinados a realizar nuestros objetivos conforme a las representaciones que nos hacemos de la tarea
planteada. Esto no es válido para todos: las acciones vinculadas a las acciones orgánicas (funciones naturales/1
extremo) dependen de la ideación que las vinculados a las funciones sociales, y estas menos que los vinculados a las
funciones técnicas o artificiales (el otro extremo). Ej. El caminar no es muy idealizado, pero el ser padre, si.
¿En qué posición de la escala (funciones naturales-funciones artificiales) se encuentra la investigación científica? Lo
común es pensar que pertenecen al lugar de lo consciente, artificial, dependiente de la exacta proyección de los
objetivos que tenemos que alcanzar. Esta es la principal idea que el sentido común ilustrado le otorga a la noción de
“método científico/ciencia como conocimiento metódico”. Mario bunge, sostiene esta idea y dice:
“El hombre trata de entender el mundo para hacerlo más confortable. En este proceso, construye un mundo artificial: ese
creciente cuerpo de ideas llamado “ciencia”, que puede caracterizarse como conocimiento racional, sistemático, exacto,
verificable y falible. Por medio de la investigación científica, el hombre ha alcanzado una reconstrucción conceptual del
mundo que es cada vez más amplia, profunda y exacta.”
Esta manera de representar la ciencia implica una serie de supuestos: La ciencia expresa el proyecto del hombre de
entender el mundo ​para hacerlo más ​confortable. En tanto tal, es un ​conocimiento deliberadamente ​racional, sistemático,
exacto y verificable. Finalmente, es un proyecto ​artificial (no natural) que consiste en una reconstrucción conceptual y
que es cada vez más amplia, profunda y exacta.
Consecuencias de esto: si la ciencia se diferencia del resto del conocimiento por estos rasgos (racionalidad,
sistematicidad, exactitud y verificabilidad), entonces ese “conocimiento restante” (Bunge lo llama conocimiento ordinario)
carece de estos rasgos.
Bunge luego presentó otra obra donde la relación con el conocimiento ordinario se ha vuelto más compleja; las fronteras
son más borrosas; los rasgos más definitorios son menos precisos. Proporciona un bosquejo de la ciencia que la
muestra como un tipo de saber cuyos rasgos ya no se resuelven por sí o por no.
En primer lugar, nos preguntamos si la representación que nos hacemos acerca de las actividades científicas tendrán o
no algún efecto sobre esa praxis o si constituye un acompañamiento exterior (superfluo) que no incide en su modo de
existir. En segundo lugar, admitimos que hay una imagen de sentido común ilustrado que presenta a la ciencia como una
producción conceptual artificial que los hombres construyen para entender el mundo y dominar la realidad para hacerla
más confortable. En tercer lugar, dimos supuestos y consecuencias de esta posición, haciendo énfasis en la
demarcación entre el conocimiento científico y el ordinario. Por último, presentamos un primer desmentido de esta
imagen mediante la palabra del mismo autor.
Esta nueva imagen: la relación de la ciencia con las otras formas de conocimiento no es clara, ni es nítida, ni sencilla.
Relaciona conocimiento científico con el ordinario. El primero aparece teniendo un perfil no fácil de modelizar, ya que
pareciera comportarse como un sistema especializado de registro, un sistema computacional, de transformaciones
posibles y una búsqueda de explicaciones falsables. Tanto con estos modelos alternativos como con el conocimiento
ordinario, la ciencia tiene deudas que es preciso reconocer y saldar si se pretende arribar a una comprensión que supere
los sencillos credos entre blanco y negro.
También presupone que la ciencia prolonga y lleva a la culminación ciertos ideales presentes en el conocimiento
ordinario (racionalidad, objetividad, exactitud, etc) pero, por otra parte, la ciencia es un conocimiento de naturaleza
especial, alejada del sentido común. Afirma que tanto el sentido común como la ciencia aspiran a ser racionales y
objetivos: son críticos y aspiran a coherencia (racionalidad) e intentan adaptarse a los hechos en vez de permitirse
especulaciones sin control (objetividad).
Pero también, sostiene lo contrario: los enunciados científicos, igual que los de la experiencia común, son opiniones,
pero ilustradas (fundadas y contrastables) en vez de dicta arbitrarios o charlas insusceptibles de contrastación o prueba.
En esta línea, el conocimiento ordinario ha perdido toda razonabilidad y comprobabilidad para degradarse a
proclamaciones arbitrarias e incontrastables. Resulta, entonces, muy difícil aceptar que la ciencia pueda tomar en cuenta
esos “dicta arbitrarios”, ni tan siquiera como punto de partida.

Huelga decir que el sano sentido común no puede ser tachado en su totalidad como mero amontonamiento de
afirmaciones arbitrarias o de charlas insustanciales; y, además, por la contraria, tampoco se puede decir que la ciencia
sea conocimiento completamente fundado o probado. Precisamente, un rasgo peculiar de la ciencia consiste en la
asunción explícita de su carácter falible: ninguna de sus demostraciones es absoluta, ninguna de sus comprobaciones,
definitoria. Es decir, que junto con elementos de juicio que abonan la continuidad y la diferencia gradual (cuantitativa) de
la ciencia y el conocimiento ordinario, aparecen postulaciones tajantes sobre diferencias cualitativas entre ambos tipos
de saberes: la ciencia no es una mera prolongación ni un simple afinamiento del conocimiento ordinario. Es un
conocimiento de naturaleza especial: trata de acaecimientos inobservables e insospechados por el lego no educado, ej.
evolución de las estrellas. La ciencia inventa y arriesga conjeturas que van más allá del conocimiento común, y somete a
esos supuestos a contrastaciones con la experiencia con ayuda de técnicas especiales.
Bunge no consigue aportar la prometida comprensión de la índole de la ciencia: comienza diciendo que es un
conocimiento de naturaleza especial, lo demuestra sosteniendo que dice cosas especiales y que las sostiene mediante
técnicas especiales (“no usadas ni sospechadas por el lego” no educado en ellas). Pero también podría decirse esto del
conocimiento del místico.
El mensaje del “Quinto Informe” parece ser simplemente éste: quien quiera saber en qué consiste la ciencia ​debe hacer
ciencia según las descripciones que Pentós hace de la ciencia, quien a su vez, las obtiene de aquellas muestras que él
ha decidido que son ejemplos de buena ciencia.
Se concluye que no podemos apoyarnos en este autor para reflexionar sobre la naturaleza del conocimiento científico.

Busquemos “otra entrada” a nuestro tema


Lo que se acepta es el punto de partida de Bunge: “la ciencia es un estilo de pensamiento y de acción: precisamente el
más reciente, el más universal y el más provechoso de todos los estilos”.
¿Cuáles son los otros estilos? ¿Qué rasgos presentan?
Una metodología de la ciencia es inseparable de una metodología general del conocimiento: tanto del conocimiento
científico como de las variantes no científicas; es decir, de una investigación metodológica desapasionada, objetiva,
crítica, etc. de todos los métodos que producen conocimiento… la investigación científica deberá comenzar, entonces,
por renunciar a un último e insidioso dogma: el dogma del método científico.
Imaginar que la naturaleza del trabajo científico consiste en seguir lo que presuntos sabios científicos dicen que son sus
cánones es comprometedor con dos de los rasgos más apreciables de la ciencia: su creatividad e historicidad. Corremos
el riesgo de romper todo diálogo con las restantes formas de la cultura: en particular, con eso que se llama “conocimiento
ordinario” o “sano sentido común”.
Métodos para fijar creencias
Ahora nos toca reflexionar sobre la naturaleza del conocimiento científico mediante un examen comparativo de su
método con los otros métodos que los hombres empleamos para producir conocimientos. Si, como dice Bunge, los
conocimientos científicos “son opiniones” que se diferencian de las restantes por un cierto método (fundamentación y
contrastabilidad), entonces, es lícito pensar que comprenderemos mucho mejor su naturaleza en la medida en que
apreciemos en qué medida, por qué razones y con qué consecuencias esos procedimientos están ausentes en las
opiniones no-científicas.
¿Qué son las opiniones y qué función cumplen en nuestra vida? ¿En qué consisten esas dos grandes operaciones del
método científico (fundamentar y contrastar)?
Punto de partida: Peirce. Su publicación puede ser considerada como acontecimiento inaugural de la Metodología en
general. Nos lleva al centro del problema metodológico: la pregunta por los rasgos primordiales de todos los métodos.
El presupuesto principal de la cuestión consiste en admitir que podemos adoptar opiniones empleando diversos
procedimientos, diversos métodos.
Aristóteles: 5 procedimientos para adquirir conocimientos: sensación, memoria, experiencia, arte y sabiduría. Los 3
primeros se encuentran en los hombres y también en los animales (sensación, instinto, aprendizaje). La tecné (arte)
implica la capacidad de enseñar y la capacidad de elevarse al saber de aquello que está presente en todos los casos
particulares (lo universal), y presupone, por ende, la facultad del lenguaje y del razonamiento. La sabiduría no sólo es
saber de las causas o de los principios particulares de las diversas cosas, sino es saber de las causas últimas y de los
primeros principios que están implícitos en todas ellas.
Europa medieval: surge el conocimiento o ciencia experimental. Rogerio Bacon fue el primero en acuñar este último
concepto.
“Para que el conocimiento esté aliñado de la certeza sin dudas, y de la claridad sin nubes de lobreguez, ha de
regenerarse en las aguas de la experiencia; pues que, si bien hay tres medios de captar la verdad: la autoridad, la razón
y la experiencia, con todo, la autoridad carece de valor, y no proporciona sino credulidad, siempre que está falta del
refuerzo de su razón de ser, y la razón tampoco puede adquirir la verdad mediante el sofisma y la demostración, si a la
vez no sabemos experimentar las obras.”
Con estas referencias históricas queremos decir que lo de Peirce no es insólito. Lo interesante es el modo de abordaje,
cómo examina los métodos. No agarra uno solo y condena a los otros, sino que examina a todos como si tuvieran
ganado legítimamente un lugar en la vida por referencia a la función que cumplieron o que siguen cumpliendo.
Tomamos el espíritu amplio con el cual Peirce aborda, evalúa a los métodos no por referencia a un patrón concebido
como un estado de cosas absoluto llamado “verdad”, sino por referencia a uno concebido como función, que podemos
llamar “eficacia”, “adaptabilidad” o “sustentabilidad”.
También tomamos de él, el esquema de 4 métodos: 1. de la tenacidad, 2. de la autoridad, 3. de la metafisica, 4. de la
ciencia. Estos para lograr creencias eficaces o sustentables.
La caracterización que se va a realizar no es de Peirce ya que se considera que lo rescatable de la propuesta peirciana
se reduce a la identificación de lo peculiar de cada método.

Método de la tenacidad (la intuición; o la corazonada)


Peirce hace referencia con tenacidad al procedimiento que consiste en resolver una cierta duda tomando aquella
creencia que nos surja internamente. Entra en juego “intuición” y “corazonada”. Ambas están presentes: el ver
directamente y un quantum de emoción o de vivencia primaria (con este último se alude la metáfora implícita en el
término “corazonada”). ej. fe religiosa. Acá se encuentra el dato de la fuerza con que la conciencia se entrega a su
creencia. El autor cree que el error que Peirce comete es fácil de comprender: el destino general de todas las creencias,
no importa cuál haya sido el método originante de la creencia, cuando se ha incorporado a nosotros de manera
completa, se transforma en una forma de ver, y adquiere el grado de una intuición.
El paradigma de la tenacidad para nosotros, lo constituye la percepción visual. Decimos: ver para creer. De esta forma,
estamos implicando esa doble referencia a la inmediatez y a la emotividad, propias de este método. Es por esto que
podemos describirlo como el método simple y directo que consiste en el proceso por el cual adoptamos aquella creencia
que nos surge cuando ​nos involucramos corporalmente​ en la situación en la que se ha presentado la duda.
Este método no consiste en consultar a otro sujeto, ni en razonar, es decir, en examinar intelectivamente las diversas
alternativas a fin de escoger aquella que nos parezca más razonable, ni en poner a prueba diversas hipótesis para que
los hechos empíricos resuelvan entre ellas cuál posee mayor potencia predictiva. Consiste en consultar sólo a nuestras
propias “corazonadas”, tan como ellas nos surgen ​cuando estamos realmente involucrados y comprometidos en la
situación. ​Se adopta aquella creencia que nació ante la situación. Se sintetiza en un único dispositivo que actúa
inmediatamente.
Rasgos dominantes de este método: a. inmediatez, b. involucramiento personal-corporal, c. individualismo e
incomunicabilidad, d. emotividad, e. resistencia (individual) al cambio, f. holismo o totalismo, g. presencia actual del
pasado (u olvida de la historicidad o recaída en la inmediatez). Todos estos están entrelazados.
El tipo de conocimiento que mejor lo representa es la percepción. Ella presenta todos y cada uno de estos rasgos y
abarca una gama enorme de contenidos cognoscitivos: desde la percepción de sonidos o colores hasta de fenómenos
complejos de la física, etc.

El método de la autoridad (o de la tradición)


El método de la tenacidad, resulta incapaz de mantener sus bases en la práctica. El impulso social va contra él. Quien lo
adopta se encuentra con que otros piensan de modo diferente a él, y en algún momento de mayor lucidez será proclive a
pensar que las opiniones de éstos son tan buenas como las suyas propias, quebrantándose así su confianza en su
creencia. El problema se centra en cómo fijar la creencia en la comunidad. De acá sale este nuevo método, de donde el
solipsismo individualista que comporta la tenacidad entra en conflicto con las exigencias de consensos mínimos que
impone la vida comunitaria.
El método de la autoridad, es aquel que consiste en resolver una cierta duda mediante la adopción de aquella creencia
que nos es trasmitida por otros sujetos que están investidos de autoridad. ¿Qué fuerza o virtud hace posible que alguien
logre ese ascendiente sobre un sujeto?
La vida comunitaria en general, y familiar en particular, constituye el escenario privilegiado de este método. Mediante él
los seres humanos adquieren el saber de la lengua, de lo bueno y lo malo, etc.
Este método es el de la tradición. La autoridad por antonomasia es la Comunidad misma, con sus costumbres
inveteradas, ancestrales y que escapan a todo examen crítico. El conocimiento de lo que es permitido y lo que es tabú
no está escrito en ningún código: es un saber que existe en la comunidad, respecto de la cual, cada miembro es un
funcionario habilitado para custodiar el cumplimiento de la norma social. La lengua y la ética comunal son las
realizaciones más notables (pardigmáticas) de este método para producir creencias.
Los rasgos dominantes del conocimiento que produce el método de la tradición son: a. mediación didáctica, b.
comunicabilidad, c. colectivismo, d. fijeza o inmutabilidad, e. carácter involuntario o supraindividual, f. carácter
indiscutible, g. constante referencia a la historicidad.
Peirce hace analogía de esta autoridad con la del Estado*

El método de la metafísica (o de la reflexión)


El Estado asume el rol de la autoridad suprema. pero la función de la autoridad estatal es esencialmente diferente a la
autoridad comunitaria: ésta no invoca (no necesita invocar) ninguna razón para ejercer su soberanía. Su ley (el ethos
comunal) no es ni puede ser objeto de debate, reflexión, de examen. No puede ser abolida ni tampoco sancionada por
ningún miembro o grupo especial de la comunidad. El ethos primitivo es un orden instaurado a lo largo de los siglos por
la costumbre anónima y eficazmente resguardada por las representaciones que sacralizan las más inveteradas
tradiciones y pesan sobre las mentes de los miembros comunales con fuerza incontenible. Las leyes del Estado, en
cambio, son precisamente lo contrario a eso: son leyes que los estados se ven compelidos a promulgar y se ven
constantemente desafiadas en cuanto a su legitimidad, y a su justa consagración.
Toda nueva ley que los legisladores pretendan introducir deberá poder mostrar no sólo que resuelve la situación litigiosa,
sino, y sobre todo, que está de alguna manera en armonía con las tradiciones más venerables de la comunidad.
La vida estatal está en la fuente primaria del método metafísico y no -como lo cree Peirce- del método de la autoridad,
aunque sea cierto que todo Estado remite en su base última a un acto de autoridad, del mismo modo que el método
metafísico (racional) remite, en su paso al fundamento, a causas últimas y primeros principios (infundados e incausados).
Esto es así porque el Estado expresa desde su fundación el desideratum (no siempre conseguido plenamente) de
re-presentar a la comunidad, cuando ya la comunidad no está en condición de autogobernarse por sí sola. En las
sociedades con Estado, la gente ya no gobierna ni delibera directamente sobre su destino, sino que está forzada a
hacerlo por medio de representantes. Es el surgimiento de esas instituciones dedicadas a la deliberación y a la
producción de actos de gobierno en donde fermenta y se acrisola esa capacidad que enorgullece al ciudadano griego: la
Razón. Esta fue una facultad que nació con aquella sociedad que necesitó de ella para seguir existiendo, la sociedad con
enfrentamientos de clases. Genio griego elabora dos definiciones del hombre: animal racional y político.
El método del Estado es el método de la metafísica o de la reflexión. Y sólo es el método de la autoridad en la medida en
que es la prosecución de la Comunidad. Pero, es la prosecución de la comunidad por otros medios, dado que los
Estados aparecieron en la historia humana cuando las Comunidades (sociedades ágrafas o gentilicias) entraron en una
crisis terminal como resultado de la disolución de la propiedad comunal y la irrupción de intereses contrapuestos. Las
luchas intestinas de esas subcomunidades (clases sociales) fue la causa profunda que produjo la aparición de los
Estados, es decir, de los órganos sociales destinados a generar el consenso mediante el constante debate en la creación
de las leyes necesarias para las nuevas circunstancias. Los Estados ejercen la autoridad (en esto acierta Peirce) pero
por medios diferentes a los que emplearon las Sociedades Gentilicias, y entre tales medios, está precisamente el
sistema de deliberación y los mecanismos de representatividad, la votación, la decisión por mayorías y minorías, etc. La
tradición (eje central del método de la autoridad) deja de ser el órgano primordial de dirección social. Los Estados, en
tanto instrumentos de dominación de las alianzas de las clases hegemónicas, necesitaron que miembros de la sociedad
estuvieran dispuestos a abandonar viejas tradiciones, y a admitir las nuevas leyes que imponen los intereses dominantes
emergentes. Esa admisión ya no se consigue lisa y llanamente por el peso de la autoridad comunal, es decir, de la
tradición. Ésta ha desaparecido como existencia real y activa, al desaparecer su sostén fundamental: la propiedad
comunal de los medios de vida.

El método de la metafísica, a diferencia de los anteriores, presenta dificultades de carácter conceptual muy grandes.
El núcleo mismo del método de la reflexión es un concepto que desafía a nuestra inteligencia de manera extrema: nos
referimos a la idea de “Razón” y su derivado, la noción de “lo razonable”, ya que son ellos los términos que ocupan el
centro de este método. En efecto, decimos que el método de la reflexión es aquel procedimiento que busca resolver las
situaciones de duda mediante el examen de las diversas creencias propuestas, procurando establecer cuál de todas
ellas es la más razonable. Para ello interroga a cada creencia propuesta en 2 direcciones diferentes:
1. con cuánta riqueza o plenitud resuelve el problema planteado
2. cuán congruente es con el resto de los conocimientos o creencias que consideramos “fuera de cuestión” y que vale,
como “lugar común” y como condición para realizar el debate entre los sectores contrapuestos. Ambos interrogantes
deberán ser examinados y resueltos por cada quien, sin sufrir la presión de ninguna autoridad, la que sólo deberá
custodiar que no se transgredan las normas del buen debate (es decir, las normas lógicas), lo cual implica utilizar
mecanismos de registros (escritura) que permita dejar constancia de lo ya acordado.
El método de la reflexión se parece, por una parte, al de la tenacidad, en tanto y en cuanto cada sujeto lleva a cabo por
sus propios medios el examen y la decisión; pero, por otra parte, se distingue totalmente de éste, en la medida en que no
adhiere a la creencia que le nace, ni se mantiene en su “corazonada” al margen del parecer de los demás, sino que
condiciona su elección a la consideración atenta a todas las alternativas planteadas, a todas las objeciones posibles, y le
exige a la creencia que satisfaga no sólo la pregunta particular planteada, sino que exhiba una nueva virtud: estar
adecuadamente fundada en los principios generales, lo que significa, que sea deducible de los saberes más generales
considerados “fuera de cuestión” para todos los sujetos que integran el debate.
En efecto, el método metafísico a diferencia del de la tenacidad, implica el mundo social, pero, a diferencia del de la
autoridad, la opinión de los otros no es adoptada sin reflexión, sino, mediante una “conversación” entre las distintas
opiniones, el sujeto elige aquella que resulta “la más razonable”, es decir, la más explicativa y la mejor fundada en los
principios que constituyen lugares comunes para todos los integrantes del debate.
Peirce contrapone el de la metafísica con los dos anteriores: tiene que abandonarse la adhesión entusiasmada a una
creencia (tenacidad) y su imposición arbitraria a otros (autoridad). Hay que adoptar un método nuevo y diferente de
establecer opiniones, que no sólo produzca un impulso a creer, sino que también decida cuál es la proposición a creer.
Liberemos de impedimentos la acción de las preferencias naturales, y que los hombres, bajo la influencia de éstas,
conversando unos con otros, y considerando las cuestiones bajo perspectivas diferentes, desarrollen creencias en
armonía con las causas naturales. Los sistemas de este tipo no se han basado en hechos observados, al menos no a un
cierto nivel relevante. Básicamente se han adoptado porque sus proposiciones fundamentales parecían agradables a la
razón. Este método se parece a aquél mediante el cual han madurado las concepciones artísticas.
La relación que hace Peirce al arte o al gusto - se piensa que en su espíritu estuvo presente la idea de que la verdad
tiene que ver con la belleza, ya que de ella se extrae el valor del bien supremo. En efecto, el bien supremo es tal,
sencillamente porque es admirable, es decir, bello. Para Peirce, cuando nuestra mente se esfuerza por pensar
lógicamente (procurando en cada tránsito de un pensamiento a otro, de una proposición a otra, “salvar la verdad”) lo
hace en la misma dirección y sentido con el cual un hombre bueno se esfuerza por controlar cada una de sus conductas,
de manera que en ellas esté siempre presente su conformidad al Bien. Pero, a su turno, el Bien es procurado por nuestra
acción sin ninguna otra razón ulterior que no sea su carácter admirable, su Belleza intrínseca. Lo moralmente bueno es
lo estéticamente bueno. La Bondad se intuye como algo Bello: (Peirce) un razonador lógico, es un razonador que ejerce
un gran autocontrol sobre sus operaciones intelectuales; y de ahí que lo lógicamente bueno no sea sino una especie
particular de moralmente bueno. La ética es la ciencia normativa par excellence, porque una finalidad -el objeto esencial
de la ciencia normativa- está vinculada al acto voluntario de un modo tan primordial como no lo está a nada más. Por
otro lado, un fin último de una acción deliberadamente adoptado -es decir, deliberadamente adoptado- debe ser un
estado de cosas que por sí mismo se recomienda razonablemente a sí mismo, con independencia de cualquier
consideración ulterior. Ha de ser un ideal admirable, en posesión del único tipo de bondad que puede tener un ideal tal:
la bondad estética. Desde esta perspectiva, lo moralmente bueno se presenta como una especie particular de lo
estéticamente bueno.
Pero si bien la ética estudia la conformidad de la conducta a un ideal, es decir, a algo admirable, éste es siempre un
valor particular de una cierta comunidad, y de ella misma y sus tradiciones deriva su carácter incondicionado; su ser
absoluto.
Se concluye que en toda reflexión metafísica, la razón conduce indefectiblemente a primeros principios, cuya verdad
reposa, en última instancia, en el peso de la tradición, y por ende, en un retorno al método de la autoridad: en suma
-agrega Peirce al párrafo anterior- no es más que una medida tradicional, muy sabiamente aceptada, sin criticismo
radical, pero con la estúpida pretensión de constituir un examen crítico.
De esta manera, el método de la metafísica o de la filosofía, aún cuando proclama su vocación universalista y eleva el
ideal de la Razón al rango de lo despojado de todo particularismo, lo cierto es que los sistemas filosóficos parecieran no
lograr concretarlo jamás. Todos los sistemas filosóficos comenten (inconscientemente) el mismo “pecado”: aspiran a
exponer la verdad absolutamente fundada, pero sólo alcanzan el fundamento relativo a un principio históricamente
determinado.
La arquitectura teórica de los sistemas metafísicos expresa un genuina búsqueda de universalización y de integración
del infinitamente vasto mundo de las construcciones categoriales que anida en nuestras lenguas y demás instituciones.
Lo central (y lo paradójico) de este método, es su perpetuo esfuerzo por sobreponerse a un límite de origen, que siempre
se regenera, a saber: el desideratum de trascender su carácter histórico. El “fundamento último” de cada sistema
filosófico es en sí mismo infundado, y no puede menos que ser relativo a aquellos valores históricos que lo sostienen y
que suscitan la adhesión de sus seguidores. // Peirce - desde el punto de vista de la razón de este método es mucho
más intelectual y respetable que cualquiera de los otros dos. En la medida en que no pueda aplicarse ningún método
mejor debe seguirse éste, pues es entonces, la expresión del instinto la que tiene que ser en todos los casos la causa
última de la creencia. Pero su fracaso ha sido de lo más patente. Hace de la indagación algo similar al desarrollo del
gusto, pero el gusto por la desgracia, es siempre más o menos una cuestión de moda, por lo que los metafísicos no han
llegado nunca a un acuerdo fijo, sino que desde los primeros tiempos hasta los últimos el péndulo ha estado oscilando
hacia adelante y hacia atrás entre una filosofía más material y otra más espiritual.
En síntesis, así como el método de la tenacidad encuentra su límite insuperable en la necesidad de los acuerdos
interindividuales (comunitarios), y de la autoridad, en los límites de la tradición para acompañar las transformaciones en
las relaciones de apropiación conforme a la evolución de los sistemas productivos, el de la metafísica encuentra su
frontera insuperable en el hecho de que sus “catedrales” conceptuales, destinadas a albergar a todos los espíritus de
buena voluntad, hunden sus cimientos, pese a todo, en fundamentos particulares (los ideales o las ideologías que
mueven a las voluntades de sus seguidores), inmersos en la historia de las diversas formaciones estatales. Esto torna al
método de la metafísica en un método impotente para alcanzar acuerdos estables y genuinamente universales. Es decir,
acuerdos en torno a creencias que puedan ser compartidas con independencia de las ideologías de los sujetos y de sus
comunidades o filosofías de origen.
// hay una contradicción interna: la filosofía se propone conocer lo que es inmutable, eterno, lo que existe en y para sí; su
mira es la verdad. La historia en cambio, narra lo que ha existido en una época para desaparecer en otra, desplazado
por algo distinto. Y si partimos de la premisa de que la verdad es eterna, ¿cómo incluirla en la órbita de lo pasajero,
cómo relatar su historia? Y, por el contrario, si tiene una historia y la historia consiste en exponer ante nosotros una serie
de formas pasadas de conocimiento, ¿cómo encontrar en ella la verdad? .
En este escenario de “naufragios” de los métodos que se afanan tras el desideratum de creencias sustentables
(compartibles y perdurables) aparece el método de la ciencia. Antes de exponer este, se tiene que decir que en el mismo
campo del método reflexivo se han desarrollado argumentos que al mismo tiempo que hunden sus raíces en el método
de la metafísica, contienen su propia superación y traspaso al método de la ciencia.

Método de la ciencia o de la eficacia


El común denominador de este “naufragio” de los 3 métodos anteriores es el confinamiento de sus respectivas
operaciones en el interior de la conciencia o de la subjetividad. En el método de la tenacidad, ese confinamiento es
extremo: no va más allá de las fronteras del sujeto individual. En el de la autoridad, se extiende hasta las fronteras del
sujeto comunitario (del sujeto socializado en el interior de una tradición en la comunidad de pertenencia). En el
metafísico el confinamiento pareciera reducirse a cero, al expandirse las fronteras del individuo hasta coincidir con un
Sujeto Máximo (del sujeto educado en los procedimientos del debate racional, mediante el cual se construye la Supra
Comunidad Ideal en que consiste el Estado, en su forma superior, como “Imperio”). Pero, pese a ser el más intelectual y
que se apoya fuertemente en el examen reflexivo y radicalmente crítico, su presunto carácter radical no puede ir a la
postre más allá de las fronteras de los ideales que ofician de fundamentos últimos, y éstos no son absolutos, sino
relativos al ideario de las clases o los sistemas sociales en los cuales nacen y tienen vigencia.
La subjetividad de los 3 métodos difieren: van desde el somatocentrismo de la tenacidad, al etnocentrismo de la
autoridad, y al logocentrismo de las metafísicas o filosofías. Pero, las creencias que estos métodos logran sólo se
preservan de la duda de manera limitada. Tarde o temprano la duda arruina su certidumbre al encontrarse con el disenso
del otro: respectivamente, del otro individuo (en la tenacidad), de la otra comunidad (en la autoridad); del otro
fundamento o Estado Ideal (en la metafísica).
¿Es posible pasar por encima de esta última frontera, es decir, la frontera de las ideologías? ¿Es posible imaginar una
salida de la mente opinante más allá de las fronteras de estos tres grados del sujeto para posar un simple “pie desnudo”
en el suelo de la Realidad Exterior?
Acá es donde aparece el método de la ciencia: en el paso al objeto externo como independiente del sujeto: para
satisfacer nuestras dudas es necesario, por tanto, encontrar un método mediante el cual nuestras creencias puedan
determinarse, no por algo humano, sino por algo externo, por algo en lo que nuestro pensamiento no tenga efecto
alguno.
La meta de una creencia sustentable (mediante el consenso no coactivo) no se alcanza con el método intuitivo (a cada
quien le nacen percepciones distintas según sus condiciones individuales); tampoco con el método de la tradición (cada
Comunidad tiene sus propios seguidores que comparten unas tradiciones y colisionan las demás); ni tampoco se alcanza
con el método metafísico, ya que cada sistema filosófico arranca de sus propios ideales de racionalidad. Es preciso
avanzar hasta un método que sin condenar apriori ninguna creencia (admitiéndolas, en principio, a todas a título de
hipótesis) proponga algún procedimiento para zanjar la cuestión de la mejor hipótesis, o la más digna de crédito. A esa
cuestión responde el método de la ciencia sosteniendo que ​deberá ser adoptada aquella creencia que resulte más eficaz
para predecir el comportamiento del objeto al cual se refiere, lo que deberá constatarse de modo directo, construyendo
consensuadamente los contextos en los que deberán efectuarse las constataciones perceptuales mismas ​(es decir, la
base empírica). Cada sujeto deberá establecer por sí mismo, mediante sus propias capacidades perceptivas, si las
consecuencias de la hipótesis examinada, se verifican o no.
Se puede decir que estamos ante un método que se apoya en la constatación perceptual de la predicción con el método
de la tenacidad. De nuevo estamos frente a la percepción pero ya no es esa única e intransferible del sujeto individual
aislado en su propia situación, sino la resultante de un largo circunloquio en la que el individuo ha pasado por la dura e
intensa fase de socialización comunal (lenguaje) y la dura e intensa fase de educación estatal, escolar (sistema de la
razón). Esta percepción busca erigirse en control de la tenacidad, autoridad y sistema racional. Es hija de todos ellos,
transformados ahora en base sólida del acuerdo en torno a lo que deberá ser considerado como el Objeto Externo -la
Realidad-, sobre la cual se llevará a cabo la constatación o refutación de cada una de las hipótesis. Esta percepción es
programada mediante un control semántico de los términos con los cuales se hará referencia al objeto, a sus partes y a
sus contextos, y mediante una exigente operacionalización de los procedimientos que se considerarán decisorios para
dictaminar si un fenómeno se ha dado o no se ha dado. Se trata, entonces de una labor de confrontación de la creencia
(considerada a título de hipótesis) con un objeto elevado a la condición de Objeto Público, mediante explícitos acuerdos
operacionales. El objeto del método de la ciencia es un objeto supraindividual (público).
Rasgo distintivo del método de la ciencia: disposición a examinar todas las opiniones a título de hipótesis y su
compromiso a decidir por una de ellas de conformidad con los dictámenes de los hechos mismos, mediante una
metódica comprobación de la eficacia predictiva de cada una de las hipótesis en juego. Se conoce este rasgo operatorio
esencial del método científico con el nombre de “procedimiento hipotético-deductivo” dado que en su forma más
esquemática, él se presenta como eso: como la apuesta a una hipótesis y la prueba de su temple mediante el examen
de su eficacia predictiva.
¿Qué es eficacia predictiva? una hipótesis es predictivamente eficaz, si tomada como antecedente de un juicio
condicional, todos o la mayor parte de los consecuentes que resultan de sus aplicaciones particulares se constatan
mediante datos de observación. Igualmente, la derivación lógica no quiere decir todavía que lo enunciado suceda
efectivamente en la realidad. Se puede predecir fundándose en razones lógicas pero hay que constatar empíricamente.
Cuando una hipótesis nos lleva a una predicción fallida, entonces una de dos: o debemos descartar que estemos frente a
un caso al que se le aplica la hipótesis o debemos desechar la hipótesis misma.
hipótesis - predicciones - constatación (?)
El corazón mismo de la validación científica de una creencia está en otro lado: ni en la persuación interna, ni en la
tradición, ni en la razonabilidad, sino sólo en la eficacia que pueda exhibir esa creencia a la hora de anticipar cómo se
comportarán los hechos.

Esta apelación a los hechos que caracteriza a la ciencia no sólo funciona como un criterio de validación, sino también
como un nuevo modo de orientar los descubrimientos. Es decir, la experimentación no sólo funciona como un test para
determinar la bondad de una hipótesis sino también como un camino para alumbrar nuevas hipótesis. La búsqueda deja
de orientarse de modo predominante por las preguntas que se derivan de la especulación para hacerlo por los
interrogantes que plantean las posibilidades de los controles empíricos, además de los resultados de los mismos hechos
experimentales. Ya no nos podemos detener ante preguntas de extremada generalidad como ¿qué es la inteligencia?,
sino que habrá que avanzar hasta alcanzar los niveles suficientemente particulares que posibiliten constataciones
empíricas, por ej. ¿qué relación guardan los procesos de socialización con las estructuras cognitivas?.

La adopción de la “contrastación empírica” como criterio de sustentabilidad de las hipótesis no sólo implica un nuevo
criterio de validación sino también nuevos criterios heurísticos, es decir, nuevos criterios para elegir los contextos de
descubrimiento. Una consecuencia trascendental de este nuevo criterio metodológico es la definitiva irrupción de un
nuevo carácter en el conocimiento: el carácter operatorio. Las creencias parecieran distanciarse de modo creciente del
saber predominantemente contemplativo o teórico del método metafísico para pasar de manera decisiva a un saber
activo, operativo y pragmático.

La observación intencional (no ocasional) en situaciones controladas o provocadas engendró la noción misma de
“experimento” o de “observación de laboratorio”, y por esa vía, comenzó a desarrollarse un nuevo concepto de tradición y
de autoridad: la autoridad de los tribunales evaluadores de los informes, y de la “cultura de laboratorio” como de la
tradición de los hechos bien establecidos. Cultura esencialmente escrita y difundida; compuesta por protocolos,
memorias de experimentos y por informes (publicados) que sintetizan y extraen consecuencias generales del conjunto de
aquellas observaciones que pueden acreditar dos virtudes esenciales: validez y confiabilidad.
Esta es una nueva base metódica de la ciencia. Por ahora nos conformamos con esta primera presentación esquemática
que reduce el método de la ciencia a estos dos conceptos primordiales: hipótesis y contrastación empírica. Nos
conformamos con aceptar esta versión de la ciencia que se mostrará posteriormente como una versión restringida o
disminuida del trabajo científico.
El supuesto central del método científico, según esta primera versión, consiste en el control de las opiniones mediante
las contrastaciones empíricas de laboratorio de las consecuencias implicadas en creencias hipotéticas.

Peirce: hay cosas reales cuyas características son independientes de nuestras opiniones sobre las mismas; estos reales
afectan a nuestros sentidos siguiendo unas leyes regulares, y aun cuando nuestras sensaciones son tan diferentes como
lo son nuestras relaciones a los objetos, con todo, aprovechándonos de las leyes de la percepción, podemos averiguar
mediante el razonar cómo son real y verdaderamente las cosas; y cualquiera, teniendo suficiente experiencia y
razonando lo bastante sobre ello, llegará a la única conclusión verdadera. La nueva conclusión implicada aquíes la de
realidad.

Conclusiones generales sobre los cuatro métodos


Podemos señalar la diferencia específica que caracteriza al método científico. Peirce ha sido explícito y creemos que su
posición es correcta: la ciencia es el único de los cuatro métodos que “pretende” disponer de un criterio externo para
zanjar las diferencias intersubjetivas, la capacidad de interpelar a los hechos mismos conforme a un plan que obligue a
responder a una cuestión puntualmente formulada.

Consecuencias de la noción de Sujeto


Ahora podemos desprender un subproducto de gran importancia. La tesis de Samaja: cada uno de los métodos no sólo
implica una manera de proceder cognitivo, sino un modo de existir real. Más preciso: que la ​forma de existir de ciertas
realidades implica como ​una condición de existencia ​un cierto tipo de producción cognitiva. Aplicado a cada caso, vamos
a sostener que: 1. la sensibilidad perceptual es condición de posibilidad de vida, 2. la comunicación de tradiciones lo es
de la Comunidad, 3. la reflexión es una condición sine qua non del Estado, y 4. la ciencia, de las llamadas “Sociedades
Civiles” (de aquellas formaciones sociales que rigen sus destinos conforme los designios “impersonales” u “objetivos” del
mercado o, dicho con más propiedad, conforme a la “ley del valor”.
los métodos para fijar creencias implican sujetos reales de muy distintos niveles de integración: en el primero, el sujeto
es el individuo viviente (corpóreo); en el segundo son los conglomerados de individuos en tanto forman Comunidades; en
el tercero, son los conglomerados de comunidades formando Estados; y en el cuarto son los conglomerados de los
estados formando un sistema universal de intercambios, cuyo modelo, es el mercado mundial o, más recientemente, la
sociedad globalizada, cuyo nombre propio es, como dijimos, “Sociedad Civil”.
Podemos observar que todos estos últimos no constituyen sujetos reales y plenos, de modo que decimos que “tienen
creencias” y que “emplean métodos para obtener nuevas creencias” como condición para seguir existiendo como tales
sujetos.
Problema a resolver: si los conglomerados de individuos (los grupos humanos) son entidades con determinaciones
propias, o sólo mera sumatoria de las determinaciones de los individuos que las integran. Hay una diferencia obvia entre
ambas. Aunque una comunidad no puede producir un comportamiento ordenado e intencionado como lo haría un único
sujeto. Se podría decir que en las comunidades, se suprimen las autonomías de cada sujeto único en aras de sus
patrones normativos que son nuevos y superiores respecto de los patrones anteriores. Así, se inauguran nuevas
regiones de entidades.
Se trata de nuevas entidades, nuevos sujetos plenos, compuesto por seres que han conservado mucho de su ser
anterior, pero a condición de haber tenido que suprimir su autonomía, para someterse a las normas del nuevo ser
emergente o totalidad. Este nuevo tipo de ente es lo que denominados “biocomunidad” o “familia”.
Pero ¿son las comunidades genuinos sujetos? ¿son substancias en sí mismas o son meros accidentes de las únicas
sustancias genuinas, a saber los individuos que las integran?. La respuesta: son sujetos igualmente genuinos, son
substancias igualmente genuinas- No aceptar ese tratamiento igualitario importa crear un problema insoluble, a saber:
¿cuál es el individuo que tiene el exclusivo privilegio de ser considerado “genuino sujeto”?. Frente a esta aporía que crea
la pregunta por la sustancia genuina, surge la antítesis relativista que crea levanta como bandera el antisubstancialismo,
es decir, el puro relativismo: no hay sustancias, sólo hay relaciones o interacciones entre (pseudo) términos relativos. En
la realidad no hay autonomías: sólo hay mutuas dependencias.
Kant - aporta que la categoría de substancia debe ser valorada y usada teniendo siempre en cuenta las relaciones con
su antítesis y con la síntesis a que da lugar.

Esto nos da que todas las genuinas entidades son comunidades, lo que significa que son totalidades compuestas por
partes sobre las cuales ejerce un trabajo normatizador para poder preservarse como totalidad y realizar sus
determinaciones propias. Pero, también vale que las totalidades integran totalidades mayores, lo que supone que sus
determinaciones propias son susceptibles de sobredeterminación, lo que a su turno implica la supresión de su autonomía
con conservación de su propio fundamento entitativo. Entre las sustancias del universo no hay ni completa inherencia
(pura entidad o pura discontinuidad), ni completa dependencia (pura multiplicidad o continuidad). Hay ​comunicación,​
porque el universo está compuesto de comunidades, es decir, de sustancias relativas y de relativas dependencias. De
discontinuidades y continuidades. Algo es sujeto, en una cierta relación. En otra relación es atributo. Algo es sustancia
en cierta relación. En otra relación es accidente.
En conclusión y volviendo a nuestro tema: el ​individuo orgánico es un tipo de sujeto; la Comunidad es otro tipo de sujeto;
el Estado, es otro tipo de sujeto; la Sociedad es otro tipo de sujeto. Lo cual no obsta para aceptar que cuando estamos
hablando de individuos no pados decir que cada Comunidad (por ejemplo, cada familia) es un atributo de cada uno de
ellos (es decir, un medio externo o un entorno); cuando dirigimos nuestra atención a las comunidades (=familias), no
podemos decir que los individuos, por un lado, y las totalidades sociales, por otro lado) son atributos de ellas
(componentes y entornos), etc.
Entonces, todos son sujetos, pero queda una cuestión de gran importancia: ¿podemos atribuir conciencia, es decir,
capacidad aperceptiva, comunicativa, reflexiva a sujetos supraindividuales? si nos dejamos llevar por el pensamiento
dominante, diríamos que solamente los organismos orgánicos tienen piernas y brazos.
Hay que examinar no sólo las semejanzas sino también las diferencias por medio de una analogía, que siempre va a
partir de algo muy conocido para poder elaborar la hipótesis heurísticas sobre el otro término que es el desconocido.
Pero ¿es seguro que nos conocemos a nosotros mismos lo suficientemente bien? ¿Realmente sabemos en qué consiste
nuestro ser individual: ese ser que siente, imagina, piensa? mientras no tengamos claridad suficiente acerca de nosotros
mismos no vamos a poder concluir acerca de lo que nos asemeja o nos diferencia de los sujetos de otro nivel como son
la Comunidad, el Estado y la Sociedad Civil.

¿Quién percibe cuando percibimos? ¿quién habla cuando hablamos? ¿quién piensa cuando pensamos?
Teniendo en cuenta la analogía que se da de la pregunta ¿quién se alimenta cuando nos alimentamos? - hay millones de
sujetos dentro nuestro, de células, órganos y bacterias que trabajan para que nosotros lo realicemos, para que
cumplamos la actividad. Bueno, usando la analogía, imaginar que hay en la percepción, en el habla, en el pensamiento
una inmensa cantidad de sujetos actuantes que aunque no sean reconocidos por nosotros cuando percibimos, hablamos
o pensamos, sin embargo, están haciendo también su trabajo: para nosotros pero también en nosotros, por nosotros y
para algún Otro, aunque no lo sepamos: es decir, para la Comunidad, el Estado y la Sociedad Civil. Así como nosotros
nos aprovechamos de los procesos de putrefacción o fermentación que ejecuta la flora intestinal, así también, quizás
nuestras charlas o nuestras fiestas y canciones, por ejemplo, aprovechen a la “vida” de una Comunidad, o un Estado o
una Sociedad Civil que se “nutre” de esos perpetuos episodios protagonizados por nosotros, los individuos orgánicos.
Síntesis y conclusión: es razonable concebir a los conglomerados de moléculas y células, de individuos, de
Comunidades, y de Estados como genuinos sujetos de los métodos que producen creencias, y que, en tanto tales, tienen
funciones imprescindibles para la autorregulación de cada uno de tales conglomerados. Es decir, que cuando nosotros
aplicamos algunos de estos métodos, en realidad, estamos siendo agentes mediadores de estas instancias
sustantivo/subjetivas que hemos llamado: individuo orgánico, Comunidad, Estado y Sociedad Civil. (esto es solo un
esquema y donde señalamos cuatro niveles y métodos pueden identificarse otros más, con sólo cambiar la escala del
análisis).
Nuestra propuesta consiste en sostener que el método de la tenacidad es el método propio del individuo orgánico; que el
método de la autoridad es el propio de las Comunidades; el método de la reflexión es el procedimiento peculiar que
emplean las sociedades con Estado y, el método de la ciencia es el “camino” por el cual producen sus opiniones las
Asociaciones Civiles.

Las relaciones entre los métodos -​ acuerdo de hecho y oposición esencial entre los métodos
Cuestión más notable que pareciera haber entre todos estos métodos oposiciones irreductibles en virtud de sus rasgos
esenciales: la tenacidad (en tanto método que atiende y se aferra al parecer individual) no puede menos que oponerse a
los otros métodos. La intuición (=tenacidad), cuando impera metódicamente, no admite autoridad externa; excluye la
reflexión; se opone a ser tratada como una “mera hipótesis” y no nos permitiría abandonarla frente a eventuales fallidos
durante la contrastación empírica. Lo mismo se repite para cualesquiera de los restantes métodos. Ellos se oponen entre
sí. Es una verdad de razón dado que se impone por razones de principio. Sin embargo, es una verdad de hecho que los
métodos parecen apoyarse mutuamente y funcionar en la vida práctica de manera solidaria.
¿Qué tienen que hacer los métodos de la tenacidad, autoridad y metafísica en el interior mismo de la ciencia? Varios
autores nos muestran que los tres primeros métodos que Peirce presenta como antecesores del método de la ciencia, no
han quedado afuera de la ciencia. Que, por alguna razón que deberemos examinar, la intuición, autoridad y metafísica,
perviven en el interior del método mismo de la ciencia. La Ciencia no parece desprenderse de sus antecesores (Bunge).
En una de las últimas referencias a este autor, se presentó el método de la ciencia como reposando de dos funciones
primordiales: la fundamentación y la contrastabilidad, en diferentes lados. Solo la segunda corresponde puramente a la
ciencia, ya que la primera, por el contrario, es la vocación esencial del método metafísico. Para el método científico, no
hay “fundamento absoluto”: sólo hipótesis.
Afirmaremos que los métodos se relacionan entre sí con la misma dinámica de supresión/conservación/superación que
examinamos anteriormente al hablar de la relación entre las categorías kantianas de sustancia, casualidad y comunidad
y que nos parece que sigue siendo la mejor descripción de las complejas relaciones que existen entre los estratos
ontológicos: entre el mundo molecular, celular, organísmico, comunal, estatal y societal. Cada nivel de integración de la
realidad se diferencia de los demás, pero mantiene con ellos complejas relaciones que pueden describirse como
relaciones de constitución y de regulación; de condicionamiento y de determinación.
Haremos referencia a la metáfora espacial implícita en la noción de “niveles de integración” y sugerir que los términos
“constitución” y “condición” hacen referencia a lo que aporta el nivel “inferior” al “superior”: toda realidad está constituida
o condicionada por sus componentes; por sus ingredientes; es decir, por los niveles de integración “inferiores”. En
cambio, decimos de cada realidad que está regulada o determinada por el todo del cual depende, o del cual forma parte.
Es decir, por los niveles superiores en los cuales se encuentra incluida (suprimida, conservada y superada).
Principales niveles de integración que podemos imaginar en la realidad tal como al reconocemos:

Sociedad Civil (eficacia)


Sociedad Política (Estado) (reflexión)
Comunidad Cultura (Tradición)
Bio-Comunidad (tenacidad/”tradición)
Organismos (tenacidad)

Esto expresa que los niveles superiores metafóricamente hablando se erigen sobre los inferiores. Y que el nivel ulterior,
no agota al inferior. Si los llamados niveles inferiores son anteriores en el tiempo y son el ​pasado de los superiores, se
advierte que de dos modos efectivos el pasado sigue estando presente: 1. porque no todo el nivel inferior queda
capturado y colonizado por el superior y 2. porque lo que queda subsumido, no por eso queda aniquilado, ya que
permanece conservado y operante en el seno del nivel de integración que lo subsume.
Así, hay ​intuiciones fuera de la ciencia (copresentes) e ​intuiciones dentro de la ciencia (constituyentes); hay tradiciones
fuera de la ciencia y que forman parte de ella; hay metafísica fuera de (e incluso contra) la ciencia y dentro de la misma.
Sociedad Civil (eficacia) Investigación Científica
Sociedad Política (Estado) (reflexión/escritura) Filosofía Científica
Comunidad Cultura (Tradición oral) Tradiciones científicas
Bio-Comunidad (percepción/mímesis) Imitaciones científicas
Organismos (percepción-instintos) Intuiciones científicas

Al comenzar el punto de partida fue con Bunge: La Ciencia es un estilo de pensamiento y de acción. pero avanzar más
allá de él y plantearnos: ¿cuáles son los otros estilos? ¿qué rasgos particulares presenta cada cual? ¿cuáles son sus
virtudes comparativas, en torno a valores tales como universalidad, objetividad, utilidad? Y en actitud desafiante
sostuvimos: “sólo así estaremos cumpliendo rigurosamente con los requisitos de una reflexión rigurosa sobre la ciencia”.
En cuanto a los otros estilos de pensamiento, además del estilo científico, la respuesta, en sus grandes rasgos está a la
vista: junto al trabajo hipotético deductivo de la praxis restringidamente científica, está el estilo reflexivo (o
filosófico/metafísico); el tradicionalista-sacralizador; y el sensoperceptivo-motor.
Virtudes comparativas: la tenacidad (o percepción) tiene la ventaja de la intensidad (vivacidad, emotividad) de la
adhesión a la creencia; la tradición o autoridad implica la ventaja de la comunicación y el poder de la enseñanza de las
creencias a las nuevas generaciones (aunque con pérdida de intensidad); la reflexión o metafísica presenta la enorme
ventaja de la mediación crítica y de la afirmación de la autonomía del sujeto racional en el libre debate (aunque al perder
el carácter sagrado de la autoridad tradicional, la razón abandonada a sí misma se desliza hacia el escepticismo y el
nihilismo); por último, las ventajas de la ciencia, son la objetividad (como validación del contenido de la creencia
mediante el control experimental) y la eficacia (como bondad heurística y fertilidad tecnológica).
Universalidad de las creencias: amplitud de adhesión que las creencias pueden lograr en los restantes sujetos. El
método de la tenacidad alcanza la universalidad propia de los instintos que valen para toda la especie a condición de que
el individuo no presente anomalías al respecto. fuera de esas creencias instintivas, la tenacidad carece de alcance
universal y, sobre todo, es radicalmente incomunicable. El método de la autoridad levanta la clausura organística; de la
enseñanza y la narración oral, aunque la limita al reducido mundo del alcance del vínculo de respetabilidad, sacralidad, o
autoridad comunal. El método de la reflexión, expande la universalidad hasta los confines de la Comunidad Ideal de los
espíritus razonables, pero los confines de la Razón existen y están dados por los ideales particulares que se asumen
como puntos de partida. En la medida en que la Razón rompe completamente con la Tradición, se convierte en Razón
formal que meramente “silogiza” (es decir, opera como puro mecanismo formal de derivación), pero, al crecer de un
punto de partida sustancial, se desliza irremediable hacia el escepticismo. En tanto la razón pretenda subsistir como
Razón sustancial, deberá ser capaz de intuir la verdad del fundamento, pero de esa manera, se confina en el interior del
Ideal Estéticamente Intuido, y por ende, cae en el particularismo de las escuelas filosóficas, que dista mucho de alcanzar
la universalidad del género humano. Sólo el método de la eficacia (=ciencia positiva) pareciera volver a coincidir con la
universalidad plena del género humano al retornar a la “experiencia individual”, pero no ya como género (individuo
determinado biológicamente), sino como singularidad (individuo educado y formado por la experiencia
histórico-político-social). El método de la ciencia pareciera consistir en un retorno a la intuición misma de los hechos: un
retorno a la tenacidad. Pero quien apela a la intuición misma es ahora ni un individuo formado por el ADN del género
humano, sino por el magisterio de sus comunidades particulares de origen; por la educación escolar y los ideales
heroicos de su respectivo Estado, y por la praxis de los intercambios universales, en donde impera la retórica de “la
operación universal de las técnicas eficaces”.

Conclusión: la génesis de la ciencia fue una epigénesis, es decir, una génesis escalonada en el que las capacidades
cognoscitivas de los hombres se fueron formando al mismo ritmo que se fue formando el Hombre con sus diversas
esferas: organismo, tradiciones comunales, argumentaciones racionales y la libre capacidad asociativa en la que se
construye el destino singular de su singularidad personal. Que esas esferas formadas a lo largo de eso que llamamos “el
pasado” siguen teniendo real y eficacia presencia y que, por ende, sus respectivos métodos, siguen operando de dos
diferentes maneras; como co-presencias, y como constituyentes de la cientificidad misma. Como co-presencias, seguirán
dando lugar a las remanidas barreras y confrontaciones “generacionales”. Como constituyentes, seguirán siendo el
material con que el científico deberá edificar su método, que más que un mero uso de técnicas lógicas, se debe concebir
como un arte: el arte de integrar en un todo superior el trabajo de los cuatro métodos.
(6) SAMAJA, Juan - “El lado oscuro de la Razón. Capítulo 1: Tres versiones del principio de la experiencia”
Hipótesis metodológica del texto: todo fenómeno (también la ciencia ya que es un fenómeno de orden socio-cultural)
contiene componentes contradictorios, incompatibles en tensión e inquietud. También una de esas contradicciones
funciona como eje de su estructura y de su dinamismo. A esta contradicción que organiza internamente el sentido de
todos los aspectos del fenómeno y es el motor, es “la contradicción principal”.
El autor presenta la contradicción interna de la ciencia como la principal contradicción que presenta el conocimiento
científico.
Hay una relación de contradicción entre dos requisitos/atributos del conocimiento científico: entre la exigencia de la
inversalidad (o necesariedad) y la exigencia de la comprobabilidad. Ambos son constitutivos del conocimiento científico,
si falta alguno de ellos no hay conocimiento científico, y si queremos tomar uno de ellos, estaríamos negando el otro
término. Esto significa que si quisieramos afirmar que en conocimiento científico es un conocimiento universal y
necesario nos veríamos obligados a rechazar que sea comprobable. Por el contrario, si nos aferramos a la
comprobabilidad como atributo inherente a las afirmaciones científicas, nos veremos obligados a rechazar la posibilidad
de sostener de manera válida su alcance universal. Lo universal es lo contrario a lo particular pero sólo lo particular es
decible, constatable mediante unos pasos de comprobación. En cambio, los conjuntos universales son indecibles ya que
están integrados por un infinito de elementos. No hay una secuencia de pasos que puedan ser dados para decidir sobre
su valor de verdad.
Queda clara la contradicción: no puede haber un conocimiento que al mismo tiempo sea “universal” y “decible”
(comprobable). La cuestión es que la Ciencia pretende ser ese tipo de conocimiento y tiene que resolverse esta
paradoja. Durante el curso de la historia, hubieron varias escuelas, autores y líneas teóricas que pretendieron resolverlo.
Una contradicción puede resolverse: a. considerando como verdadero a uno de los polos de la contradicción y
eliminando el otro; b. afirmando los dos polos pero sin identificar o proponer el mecanismo de la síntesis que supere la
contradicción; y, c. afirmando que de los dos polos surge un movimiento generativo que es lo que constituye la
superación de la contradicción.
La última solución es la que caracteriza a la Dialéctica. La cultura moderna fue la que logró éxitos científicos mediante
esta concepción metodológica.
Tesis apriorista, empirista e historicista son postulaciones o tesis epistemológicas que corresponden a la Modernidad.
Descartes, Locke y Vico pertenecen a este período. Sus producciones fueron elaboradas en torno a las problemáticas de
la sociedad medieval y el surgimiento del orden social que se conoce como sociedad Moderno-Burguesa.
El ocaso del Principio de autoridad
El concepto más representativo del nuevo espíritu que caracteriza a este período histórico es el concepto de “Principio
de la experiencia”. Este principio, como criterio de la racionalidad se comprende cuando se lo confronta con el “principio
de la autoridad”. Ambos son criterios de racionalidad, es decir, reglas supremas para establecer en situaciones
polémicas, quién tiene la razón o la verdad. En ambos casos lo que está en juego es cómo construir y sostener el
acuerdo intersubjeti vo en torno a un cierto conocimiento de “los hechos”.
Desde el surgimiento de las sociedades con Estado, las apariciones de clases y sus conflictos, se instaló una cuestión
que torna en ¿qué derecho tiene alguien para afirmar algo como verdadero?. Poner en tela de juicio el derecho que
tenemos a creer saber lo que creemos saber significa admitir la pertinencia de la pregunta acerca de cuál es el principio,
o cuál es la regla suprema que va a regir la validación de los acuerdos que se puedan establecer en el campo del
conocimiento.
Cada sujeto tiene una imagen del mundo, pero éste, no admite todas las imágenes de todos. A algunas le dará la razón y
a otras no. Se busca cuál es la imagen que realmente debiéramos tener todos si todos estuviéramos examinando la
situación con los ojos adecuadamente “limpios” para ver el mundo en su verdad: es decir, la “imagen objetiva”.
¿Cómo construimos las condiciones de posibilidad de una imagen única, válida para todos, cuando hay disputa de
imágenes entre sujetos diversos? Esta cuestión, inherente a toda formación social humana desde sus orígenes, fue
adoptando con el surgimiento de las sociedades de Estado, una configuración peculiar que, en esencia, supuse ese
doble carácter de manera explícita: la validez universal, y la comprobabilidad particular. La pregunta central que está en
el trasfondo de toda discusión sobre el método de la ciencia es: ¿qué derecho me asiste en mi pretensión de ser creído
por los demás?. Y esto es lo que distinguió a la mera opinión de una afirmación científica: esta última es una que exhibe
su fundamento y alega a favor de su validez. La mera opinión, no. El que haga una afirmación científica debe acreditar
su derecho, mostrar en qué medida es válido lo que él propone. Esto lo hará presuponiendo la eficacia que para él tenga
ese conocimiento que sostiene. También, tiene que poder expresar el derecho que le asiste para exigirle al otro que lo
adopte como verdadero y si no lo adopta, poder acusarlo ante los demás de irracional, arbitrario, de alguien indigno de
confianza. El conocimiento científico es socialmente vinculante.
Antes de la modernidad, en el mundo medieval, la regla fundamental que permitía dirimir una disputa era el “principio de
autoridad” que sostenía que un conocimiento es verdadero si puede ser deducido de las verdades sustentadas por la
autoridad académica o religiosa, como interpretación autorizada de los textos. La biblia era una fuente de autoridad
científica.
Según esta regla, algo es verdad no porque resulte evidente para cada quien por su propio contenido sino a condición de
que pueda ser compatibilizado, es decir, deducido o derivado de alguna verdad sostenida en los textos sagrados e
interpretado por la autoridad competente. Este principio de autoridad es uno muy importante y sigue rigiendo de múltiples
maneras nuestra vida. Su sentido es simple: lo que contradice el conocimiento que vale como “conocimiento de
autoridad” no puede ser verdadero.
SXV- XVII: comienza a cuestionarse este principio y se empieza a sustituir por otro: el de la experiencia personal
(Modernidad).
El principio de la experiencia
En este nuevo período, el principio general que lo regula y gobierna todo en el mundo, es el pensamiento que parte de sí
mismo, de la interioridad. La filosofía se convierte en una incumbencia general acerca del cual todo hombre sabe emitir
juicio, pues todo individuo es un ser pensante por naturaleza.
Descartes se puede pensar como un pensante del enfrentamiento al principio de autoridad. El no quería imponer su
método que cada uno debe seguir para conducir bien su razón, sino sólo hacer ver de qué manera he tratado de
conducir la mía. Sostiene que el único principio que debe regir la búsqueda de la verdad es el principio de la experiencia,
poniéndolo como primera regla del método. No recibir ninguna cosa como verdadera que nosotros no conociésemos
como tal.
Cuando hablamos del principio de la experiencia, queremos decir que adquiere validez en la cultura científica un principio
que elimina el principio de autoridad externa y afirma como principio de todo acuerdo, la libre adhesión del “yo”. Es el
“yo” la única autoridad habilitada para resolver si algo es verdadero o falso, no debe haber otra autoridad. El “yo” que es
el supremo individual, es también lo supremo social porque si bien cada “yo” es distinto de los otros “yo” todos son “yo”
por consecuencia, todo lo que un “yo”, en tanto “yo” puede reconocer como verdadero, debe poder ser reconocido como
verdadero por todo otro “yo”.
El núcleo de toda prueba, entonces, consistirá en que cada “yo” haga, por sí mismo, la experiencia de la verdad de las
proposiciones, examinándolas libremente. A esto se alude cuando se hace referencia al surgimiento de una “nueva
racionalidad”. Esta racionalidad está afirmando la vigencia de la singularidad del sujeto que conoce, pero al mismo
tiempo confía plenamente que ese sujeto singular es universal. Hay una confianza plena en que cada “yo” contiene
dentro de sí al universo todo, de modo que en lo más íntimo del sujeto está la condición de posibilidad de constituir la
verdad universal. En el hombre singular está, al menos virtualmente, el hombre universal. El desarrollo de esta idea,
llegará al extremo del pensamiento liberal que va a sostener que el desarrollo del interés de cada quien, en el supremo
esfuerzo de egoísmo, produce de manera espontánea, natural, un mundo universal, provechoso para todos. De este
modo, el liberalismo va a sostener que el mejor criterio para construir un mundo universal es la no regulación externa de
la acción de los individuos. Dejarlos que persigan sus propios intereses, porque en el ejercicio del interés de cada quien,
todos concluirán desarrollando, aun sin quererlo, el interés universal. El interés universal es el resultado emergente de la
búsqueda del interés particular. Acá está en juego la crisis de la autoridad del Estado autocrático ante las tareas de la
gestión de una sociedad “gobernada” por la economía del mercado, y está en germen, como es obvio, la idea del Estado
democrático. Es el sujeto en su actividad pensante, el que es dejado en libertad para operar por sí mismo; y por sí mismo
es capaz de construir el edificio de la verdad universal. El sujeto ya no está dirigido por la fe, por los dioses, sino que
puede ir construyendo el mundo de la verdad mediante el pensamiento.
Estas afirmaciones sobre el nuevo principio de la experiencia, vale para Descartes, Vico y Locke pero también va a dar
lugar a tres versiones distintas.
Para Descartes, la experiencia es básicamente la experiencia intelectiva, es decir, es la experiencia mental que hace el
sujeto humano operando con sus conceptos. Para Locke, la experiencia es experiencia sensorial o psicológica: la
evidencia que tiene cada individuo acerca de los datos de sus sentidos o de sus vivencias psíquicas. Para Vico, la
experiencia es experiencia vital e histórica en la que el sujeto se va construyendo a sí mismo mediante su obrar.
Descartes dirá que yo puedo experimentar el carácter de un enunciado discriminando la verdad de la falsedad, en la
medida en que opera metódicamente sobre él; distinguiendo lo que tengo que distinguir, aclarando lo que tengo que
aclarar hasta que me resulta evidente su verdad o su falsedad. En este sentido va a identificar ciertas reglas metódicas
para conducir al pensamiento en la búsqueda de la verdad. Ejemplo de procedimiento: agarrar el complejo y examinarlo
en partes para determinar la verdad en cada porción. Pero el procedimiento que está en la base de todas sus reglas,
consiste en preservar la vivencia del contenido verdadero cuando nuestra conciencia obtiene la evidencia de la verdad.
Al decir: “no aceptar nada como verdadero hasta que no sea evidente que lo es” está poniendo las bases mismas de la
nueva racionalidad. La evidencia es la vivencia que cada conciencia obtiene de sus enunciados, en la medida en que
ellos son deducidos de la única certidumbre indubitable: la certidumbre de la conciencia captándose a sí misma en su
pura inmediatez. La construcción del edificio de la ciencia a partir de la primera evidencia (Pienso, luego soy) se
encuentra con dificultades. Descartes dio lugar a críticas pero su esfuerzo logró arribar a uno de los métodos más
ambiciosos del sXX: el método fenomenológico. Los actuales desarrollos de estas disciplinas han reivindicado su valor,
especialmente de mano de las investigaciones en el campo de la inteligencia artificial, luego del manifiesto fracaso de los
modelos logicistas y computacionalistas, en el esfuerzo por comprender e imitar el funcionamiento de la razón humana.
El punto de partida de la construcción cartesiana consistió en buscar algún conocimiento que resultaba absolutamente
evidente en cuanto a su verdad. Su examen de los diversos tipos de conocimiento a fin de averiguar si presentaban o no
aspectos dudosos, lo lleva a concluir que todos los conocimientos resultan dudosos, si no están fundados directa o
indirectamente en la evidencia de conciencia captándose a sí misma en su pura inmediatez. Pero también, la información
que proporcionan los sentidos también puede ser engañosa: aunque resulte, el apariencia, evidente el conocimiento de
un objeto que se conoce por vía sensorial, bien puede suceder que no sea verdadero; que sea una ilusión perceptual.
Esto sucede frecuentemente con percepciones de objetos distantes o pequeños. Pero lo que alguna vez engaña, debe
ser abandonado como fuente de validez cognitiva. Descartes excluye a los datos de los sentidos como criterio de verdad.
También a los conocimientos lógicos y matemáticos que se apoyan en las vivencias propias del trabajo de estas
disciplinas encierra momentos de duda. Descartes piensa que puede existir un genio maligno que opera sin que nos
demos cuenta, falseándonos el saber de las cosas y haciéndonos creer que los resultados de las matemáticas son
verdaderas. Descartes se queda con la única certidumbre restante: la evidencia de su propia duda. Es de su duda de la
única “información” de la que no puede dudar. Cuando pienso que dudo por ej. Me hace pensar, y en consecuencia,
pienso. Acá no hay forma de equivocarse; si él me hace creer que pienso, entonces pienso que pienso, y cuando pienso
que pienso: pienso.
En el fondo el cogito ergo sum supera la duda porque no expresa otra cosa que la conciencia captándose a sí misma en
su pura inmediatez. Lo que queda más allá de toda duda no es algún contenido particular del “yo” sino simplemente el
“yo”, en tanto acto de pensar. Cuando pensamos está seguro que yo estoy pensando, estamos seguro de nosotros
mismos cuando pensamos. Ésta es la conclusión de Descartes, de mí mismo estoy seguro, cuando pienso. Cuando no
pienso no me pidan ningún tipo de certidumbre.
La parte de afirmación que importa del verbo pienso, es la del yo. Esta noción de yo, surgió antes que nada, como una
categoría jurídica y social. El “yo” es el término que hace referencia a la persona individual. El derecho feudal distingue
cualidades entre los individuos: no es lo mismo ser siervo que barón. En la Modernidad, en cambio, es afirmado el valor
del sujeto individual como sujeto de Derecho como una condición esencial para la consagración del derecho de
propiedad privada capitalista. Si el sujeto individual no es liberado de cualquiera atadura social no puede ser el sujeto de
los intercambios comerciales; para que haya un intercambio comercial se necesitan personas libres que estén habilitadas
para contratar.
*Solipsismo individualista y Medio Divino
La tesis cartesiana llega a un punto extremo: a un punto en que la única evidencia está dada por el “yo” captándose a sí
mismo en su pura inmediatez, como pensamiento; pero al mismo tiempo, sin posibilidad de establecer entre sus
pensamientos y los contenidos objetivos de sus pensamientos, un nexo de verdad. Cuando pienso estoy seguro de que
lo hago, pero como se puede asegurar el criterio de verdad del contenido del pensamiento? ¿Cómo puedo garantizar la
objetividad de lo que pienso?. Todo lo que un yo piensa, es verdadero –con verdad evidente- como “acto de
pensamiento” de ese Yo, aunque no lo sea como “estado de cosas” del mundo real o de las construcciones matemáticas.
En el mundo real o en el mundo de las construcciones matemáticas ¿hay algún fundamento que sostiene esa sensación
o son sólo puras creaciones de mi imaginación? Esta cuestión queda abierta y sin conclusión. Establecimos la pura
evidencia de las posiciones del yo ante sus propios contenidos; no de la objetividad de los contenidos mismos. Si lo que
el yo piensa es no una verdad objetiva, esto está en duda porque en cuanto yo quiero salir de mí mismo y busco
establecer algo como verdadero en el mundo de las cosas entonces el conocimiento queda afectado por la duda, queda
afectado por la posibilidad del error.
En este punto Descartes va a cumplir una tarea importante: la de deducir los fundamentos de la verdad, estableciendo
un procedimiento.
Descartes intenta encontrar un fundamento para su desarrollo metodológico mediante el siguiente procedimiento:
primero desconectar el mundo del “yo” del mundo real. No se propone hablar del mundo porque el mundo es algo que
está más allá del control de la evidencia. Nosotros podemos tener ideas, pero estas son verdaderas?. Esto es lo que
Husserl llama “epoché”. La epoché es un procedimiento metódico que consiste en quitar a los enunciados de mi discurso
cualquier pretensión de validez objetiva. “Yo no se si lo azul existe en el mundo pero yo puedo describir la noción de
azul”, puedo describirla en su significado para mi. Lo que va a advertir Husserl es que cuando uno describe estas ideas
encuentra ciertas invariantes, tales que si yo quito de esa idea ese elemento, la idea se me esfuma. Para este método,
las ideas poseen una esencia, una estructura invariante cuyos contenidos son necesarios, aun en caso que a esas ideas
no les corresponda nada en el mundo real.
*La tesis del empirismo
Frente a las tesis cartesianas surge (en inglaterra especialmente), una posición que reivindicará como criterio de verdad
la experiencia personal, pero entendida como experiencia de las vivencias sensoriales o psicológicas, a través de las
cuales se van formando las ideas más complejas. El valor de las tesis empiristas consiste en atacar el carácter
dogmático del supuesto innatismo de las ideas que harían posible el conocimiento racional o intelectual como esfera
independiente del mundo fáctico.
Para Descartes, el principio de la experiencia es interpretado como experiencia intelectiva (intelecto/que puede
entenderse). Los ingleses la van a interpretar como experiencia sensorial. Ya no es el”yo” en tanto pienso, sino el “yo” en
tanto “yo siento”, “yo observo”, yo experimento corporalmente por medio de los sentidos.
Bacon - muchas veces se lo menciona como fundador del empirismo pero no. Es todavía un renacentista, expresión de
la nueva racionalidad moderna y en el que todavía no encontramos el desgarramiento unilateral que caracteriza al
empirismo, enfrentado al racionalismo moderno.
Locke - constituye un representante clásico del empirismo filosófico. Su eje es el rechazo de la tesis cartesiana sobre las
ideas innatas. Según la epistemología apriorista, el científico dispone, a la hora de poner en ejercicio sus capacidades
cognitivas, de un patrimonio originario de verdades universales que el alma posee y que no deriva ni podría derivar de
ninguna experiencia individual. Se trata de primeros principios (o saber universal) de los que la razón no puede prescindir
en su construcción del saber de las cosas reales (naturales y espirituales; matemáticas y morales), que tenga garantía
de cientificidad, validez.
No hay que perder de vista que lo que la Epistemología pone en juego es el logro de la validez, de la certidumbre
reconocida por la comunidad de los hombres. La distinción entre lo que es mera opinión (que no obliga a nadie) y lo que
pretende ser conocimiento científico que, en caso de existir, resultaría obligante para todos. Frente a esta cuestión de la
validez, el Empirismo adoptará una tesis opuesta a todo dogmatismo; a toda aceptación de verdades universales, cuya
validez reposa en el mero consenso universal, para contraponerle una validez que reposa en una construcción de
consensos, siempre renovados a la luz de las circunstancias reales y actuales.
Ante la imposibilidad de establecer verdades absolutas, el Empirismo enarbolará la prédica de la tolerancia: “merece la
pena averiguar los límites entre la opinión y el conocimiento, y examinar tocante a las cosas de las cuales no tenemos un
conocimiento cierto, por qué medidas debemos regular nuestro asentimiento y moderar nuestras persuasiones”.
Para Locke, como representante típico de la cultura de la burguesía industriosa, el sujeto cognitivo no dispone de ningún
patrimonio de verdades innatas, inamoviles, heredadas: todo lo que posea como saber científico deberá construirlo
mediante un trabajo empírico personal. Las ideas son resultados de nuestras acciones, de nuestra actividad formadora:
tanto las ideas científicas como las ideas morales. Todas las ideas proceden de la experiencia y se forman en el curso de
ella. Y en este curso, también pueden modificarse.
Idea central de Locke: lo particular sobre lo general. Lo único decidible es lo que podemos experimentar: lo finito, lo
particular. Desde lo particular, por vía inductiva, se construirá lo personal, pero éste se mantendrá siempre abierto a
modificaciones.
Lo único que puede definirse como criterio de verdad, son las experiencias básicas que el llama “ideas simples” y que
proceden de dos fuentes: 1. de la sensación, 2. de la reflexión (vivencia psicológica). 1. ej. este color, sonido. // 2. ej. este
recuerdo, distinción. Como las ideas simples no pueden ser creadas ni destruidas por nuestra subjetividad, ellas forman
el campo de la experiencia y constituyen la única certeza de validez plena. Las ideas simples siempre son producidas
por cosas exteriores a nosotros. Sobre esa base experiencial se levanta posteriormente un edificio cognoscitivo, que
resulta de la combinación de las ideas simples y de posteriores operaciones de abstracción y generalización. Ambos
procedimientos son actividades del sujeto y no tienen ninguna garantía de verdad objetiva absoluta: separamos ciertos
aspectos que nos parecen relevantes, pero podrían no serlo.
La verdad de los conocimientos se establece evaluando el acuerdo o desacuerdo entre las ideas. De entre las verdades,
las matemáticas y las morales sí podrían obtener una demostración, porque no implican el problema del acuerdo o
desacuerdo con cosas reales. En cambio, las ciencias naturales o sociales, el conocimiento de las cosas del mundo,
plantea problemas insuperables: no es posible confrontar nuestras ideas complejas sobre el mundo, confrontándolo con
las cosas mismas.
Hume - empirista. El conocimiento no tiene como norte establecer la verdad, sino servir a fines prácticos del hombre.
Para el, el problema de la existencia del mundo objetivo es una cuestión insoluble. Nosotros recibimos de la realidad un
torrente de impresiones sensoriales, y con ellas, mediante la actividad de nuestro intelecto, organizamos diversas ideas
complejas. Pero no tenemos posibilidad de averiguar si esas ideas coinciden o no con las cosas mismas.
*La tesis del Historicismo
Vico - La experiencia ya no es intelectiva, ni observante, sino es “experiencia de protagonismo”.
Apriorismo cartesiano: si yo lo pienso con evidencia, entonces yo lo conozco en su verdad.
Tesis empirística de Locke: si yo lo observo o lo vivencio, yo lo conozco en su verdad.
Principio de la experiencia de Vico: lo verdadero es lo mismo que lo obrado. Lo que yo hago, eso es lo verdadero. Y eso
lo puedo conocer con verdad, con evidencia plena sólo porque lo he hecho.
“Se conoce aquello que se ve nacer”; se conoce aquello cuyo nacimiento se puede conocer. Si yo lo conozco en estado
de génesis, entonces, y sólo entonces, lo conozco verdaderamente. Por otro lado, sólo conozco en estado de génesis
aquello que yo produzco de manera activa. Lo que yo no genero no lo conozco en estado de génesis. Para Vico, esta
tesis sólo se aplica al campo de las ciencias humanas. “Dado que los seres humanos hacemos las cosas humanas,
entonces, sólo las cosas humanas son objetos de una ciencia posible para el hombre. Como no hemos hecho a la
naturaleza no la podemos conocer”.

Capítulo II - “El paso del sujeto teórico al sujeto práctico”


Kant - SXVIII. Creador de la síntesis más exitosa entre el apriorismo y el empirismo. El autor cree que estamos en la
etapa del retorno a Kant.
¿Cuál es el núcleo de la tesis de Kant? La inversión copernicana y la conceptualización de lo trascendental en el sujeto.
Inversión copernicana - método Kant: “De la misma manera que Copérnico introdujo una potente idea sobre el orden de
los astros invirtiendo la relación entre el Sol y los planetas; yo voy a procurar una solución al tema del conocimiento
mediante una inversión de la relación entre el Sujeto y el Objeto.”
Copérnico propone que es la Tierra quien se mueve contrariando todos los datos de los sentidos. Hay que tener en
cuenta que no hay ninguna información observacional que nos diga que la tierra se mueve. Esto lo saca partiendo de la
creencia que él comparte con la cultura en ascenso (forjada en torno a los hábitos de la burguesía comercial, y en
general, a las prácticas del mercado) de que el artífice del universo es un ser racional, y que ese ser racional es un ser
cuya razón es una “razón computacional”, una razón que opera matemáticamente, con instrumentos que permiten el
cálculo matemático. Tenía la visión de que el mundo era racional en la medida en que podía reducirse a cálculos de
equivalencias.
La única forma de eliminar un movimiento que estoy viendo, pese a que “lo veo”, no existe, es postular es un movimiento
aparente. Pero esto significa aceptar un movimiento en el laboratorio de observación. Negar que ese bucle exista en la
realidad será afirmar que la Tierra es quien lo hace, sólo que no lo advertimos. Cuando el planeta comienza a retroceder
es porque la Tierra comienza a avanzar y subir. Como la Tierra hace este movimiento, pero nosotros no lo advertimos,
entonces parece que es el planeta quien lo lleva a cabo. Pero éste sólo sigue una órbita circular: es el movimiento de la
Tierra quien agrega ese movimiento en forma de bucle. Copérnico calcula ese movimiento, agrega ese movimiento a la
Tierra y con ese movimiento de la Tierra no solamente resuelve una órbita, sino todas las órbitas.
Lo que importa es que el método de Copérnico podría describirse diciendo que pone un punto de partida como valor
supremo, y a partir de esta convicción, extrae las consecuencias a “rajatablas”. Su tesis podría ser resumida así: “Si el
mundo es racional entonces los movimientos en bucle no deberían existir, y si ellos no deben existir, la única forma de
resolver la situación es suponer que el laboratorio en el que ya estoy, se está movimiento sin que lo advierta. Es un
movimiento no observable, pero real”. Lo importante es lo no observable, pero real. Lo real no es únicamente lo
observable, sino lo que debe ser de manera necesaria; es decir, lo que resulta racional sostener como verdadero.

El método de Kant frente al método de Hume


Ésta es la estrategia argumental de Copérnico; su esquema metodológico, y a este procedimiento yo lo voy a llamar
“método retrospectivo”. Raggio caracterizaba a este movimiento como uno retrospectivo (oponiéndolo a la dirección de la
búsqueda humeana, a la cual denominaba “introspectiva”). El nombre interesa porque la tesis de Kant va a ser una tesis
contraria a la tesis del Empirismo, especialmente representado por Hume.
Hume - Si al investigar cuáles son las facultades de que dispone el sujeto para hacer ciencia, descubrimos que sólo
dispone de las facultades de la sensibilidad -como fuente de toda información-; y que dispone, además, de una cierta
capacidad de asociar datos de los sentidos, mediante razonamientos, entonces, la ciencia no es posible. La ciencia,
como conocimiento universal y necesario, no es posible. Porque lo que yo puedo afirmar es sólo lo que me viene del
mundo real, y del mundo real me vienen impresiones sensoriales; percepciones que me dicen que una cosa sucede o no
sucede; sucede antes o después que otra cosa. Nunca podemos observar una cosa A produciendo una cosa B.
Observamos relaciones de simultaneidad o de sucesión. “Esto A es causa de esto B” yo estoy agregando algo que no
veo, que no observo en el mundo real; no vemos al rayo causando el trueno. El que una cosa sea la causa de otra, esto
no me lo dicen los datos de los sentidos; eso lo agregamos nosotros. Como científico no se debería ir más allá de lo que
los sentidos me autorizan a decir. Si se va más allá, eso corre por cuenta y cargo del sujeto.
Nada nos asegura que las cosas van a seguir siendo como son. La ciencia, entonces, si va a ser un conocimiento
comprobable, un conocimiento que se pueda verificar en el mundo de los hechos, no debe pretender expresar leyes
universales. Esta es la tesis del Escepticismo de Hume, que no es otra cosa que el Empirismo llevado hasta sus últimas
consecuencias.
Hume sostuvo que para saber lo que el sujeto puede conocer, debemos dirigir la mirada hacia las facultades del sujeto: a
la naturaleza humana. En este sentido, el método de Hume habría sido introspectivo porque se habría vuelto sobre sí
mismo y habría indagado en sí mismo qué potencialidades encontraba en su ser como sujeto. Es como si Copérnico se
hubiese puesto a observar cada cosa de la Tierra (árboles, montañas, etc) para averiguar por vía sensorial si la Tierra se
mueve, y viendo que sus sentidos no le indicaban por el si, hubiese concluido que no.
Kant, va a ser lo mismo que Copérnico, quien hizo un trabajo retrospectivo. Examinó el comportamiento de los objetos
exteriores a la Tierra y derivó de esa observación y de premisas racionales que aunque la Tierra no parece moverse,
realmente se mueve.
Kant, al investigar el conocimiento, no va a volver su mirada sobre el sujeto que hace ciencia sino hacia el objeto de la
ciencia, y en los productos que la ciencia ha venido entregándonos va a establecer cuáles son los supuestos generales
que ellos exigen.
Kant razona de la siguiente manera: Si yo sostengo que el conocimiento del objeto sólo procede de la experiencia, que el
conocimiento sólo procede de los datos que se observan, no comprendo cómo es que el geómetra se atreve a hacer una
propuesta de una verdad universal y necesaria que se aplica a la naturaleza, pero que va más allá de la experiencia que
puedo hacer acá y ahora. En consecuencia, si sostengo que el conocimiento sólo queda determinado por el objeto, por
los datos empíricos que proceden del objeto, la ciencia -en tanto conocimiento universal y necesario- no es posible. Pero
esta conclusión es inadmisible, porque la ciencia existe. Kant parte de la convicción de que la ciencia existe y de esa
convicción va a extraer sus conclusiones. Así como Copérnico sostuvo como punto de partida: “el mundo es racional”,
Kant sostuvo: “la ciencia existe y en consecuencia sí es posible”. No se puede interrogar por la posibilidad de la ciencia,
hacerlo sería desconocer que la ciencia es un hecho en la cultura humana.
Dada la existencia, no corresponde la pregunta por la posibilidad. Lo que sí puedo preguntar es sobre las condiciones de
la posibilidad.
La pregunta no es ¿es posible la ciencia? como lo hace Hume, sino que la pregunta es, ¿cuáles son las condiciones de
posibilidad de la ciencia?. ¿Cuáles son las condiciones que deben darse para compatibilizar lo que observo con la
racionalidad de lo real?. Kant va a construir la condición de la posibilidad de la ciencia. Va a decir que la condición de
posibilidad debe estar dada por un “movimiento en el sujeto” o “actividad” del sujeto. Kant postula que debe haber un
movimiento inadvertido en el sujeto que contiene, a priori, la posibilidad del conocimiento universal y necesario, no sólo
saber contingente, empírico.
El hecho de los triángulos, son hechos empíricos. Cuando descubrimos las propiedades del mismo también es un hecho
empírico. Pero cuando nosotros demostramos que esas propiedades son así y no pueden ser de otra manera, es decir,
cuando además de la información que “entra” por los sentidos descubrimos la ley que rige la propiedad, ya no puedo
seguir pensando que esa ley procede del objeto externo; que esa Ley entró en mi cabeza por la puerta de los sentidos.
Así como el bucle de la órbita no puede pertenecer al planeta, la ley no puede pertenecer al objeto sensorial, porque si
perteneciera al objeto sensorial no podría entenderse cómo es posible la ciencia.

El sujeto trascendental, ¿un extraño sujeto?


“Aunque yo no lo vea, no lo pueda investigar directamente, voy a proponer que en el sujeto del conocimiento hay un
movimiento”. A ese Sujeto, Kant lo va a llamar “trascendental”.
Hay un sujeto de la ley, que hace posible el conocimiento con la forma de la ley, y a ese Sujeto, Kant lo llama
Trascendental. De modo que el sujeto ahora aparece desdoblado, ya no es sujeto simple: es un sujeto dual: por una
parte, un sujeto empírico que está encargado de recibir los datos empíricos y que sí debe estar atento a la información
de la experiencia; pero por otro lado, hay otro sujeto (el trascendental) que es quien agrega al objeto de la ciencia la
dimensión o la forma de la ley. Hay un sujeto que es quien agrega al objeto de conocimiento la forma de la ley.
A este no se lo puede investigar directamente porque no es un objeto de forma inmediata. Cuando yo dirijo la mirada a él
y lo transformo en objeto, en verdad, lo logro a condición de hacer retroceder al Sujeto Trascendental a una instancia
superior. Este nuevo lugar desde donde estoy viendo ahora al sujeto se transforma en el nuevo Sujeto Trascendental. El
ST está siempre, por así decirlo, detrás mío; nunca está, delante mío; nunca lo puedo objetivar. Mejor, no hay nada que
objetivar, porque él es solamente el conjunto de condiciones de posibilidad que dan cuenta de la ciencia, es decir, de
toda objetivación.
Trascendental: se dice de algo que es inmanente si forma parte del mundo real, está fuera, no pertenece al mundo real.

El Sujeto Trascendente y su “no-estar” en el Mundo


Pero el sujeto que contiene la posibilidad de la ciencia, no es ni inmanente, ni trascendente. No está en el mundo como
un objeto empírico, pero tampoco está fuera del mundo. Al sujeto trascendental no le cabe ninguna categoría, porque es
él quien las constituye o contiene a todas las categorías del “preguntar científico”. El no puede estar fuera o dentro,
sencillamente porque no está, sino que contiene las condiciones de posibilidad de todo sentido espacial, temporal,
experiencial. ¿Qué significaría entonces su ser?
El ST es un sujeto para el cual existen los hechos empíricos como “hechos de una experiencia significativa”; pero él no
es un hecho empírico ni una relación particular. Él no es experienciable como un dato de la experiencia, porque él está
siempre presupuesto para que haya experiencia. Podríamos aceptar que el ST es cognoscible; bien, pero con una
condición: que también admitamos, que de él conocemos sólo su pasado. Su presente siempre se nos escapa. El ST no
es un objeto, en todo caso, es un sistema de funciones que están implícitas en todo acto de conocimiento de cualquier
cosa. Son funciones que “operan” en nosotros. Pero nosotros no las podemos indagar directamente, sino
retrospectivamente. La psicología estudia al sujeto empírico pero no al ST, porque éste es, precisamente, la condición de
posibilidad de que haya psicología y cualquier otra ciencia. Todo esfuerzo de investigación psicológica presupone estas
funciones epistémicas, cuyo conjunto designamos como ST. Si yo creo que puedo hacer psicología, es porque creo que
hay posibilidades de hacer ciencia; las condiciones de posibilidad de esa actividad están dadas en y por el ST. Yo las
puedo estudiar, sin embargo, de manera retrospectiva; las puedo estudiar por las consecuencias que ellas producen. El
que haya ST produce que yo pueda conocer el comportamiento del objeto bajo la forma de “leyes que presiden su
funcionamiento”.
El autor utiliza la palabra ley con un alcance general como para incluir todas las tesis científicas, relevantes y generales.
En un sentido lato, una ley científica es una afirmación que describe un comportamiento regular de una región de la
realidad, que ocurre con carácter necesario y no meramente contingente.
El contenido que se formula mediante una ley científica es empírico. Pero la forma de “la ley”, es decir, su alcance
universal y su modo “necesario”, eso no es empírico.
Si yo sostengo que el conocimiento del objeto tiene un componente empírico y un componente “legaliforme”, si estos son
los elementos del conocimiento científico, esto tiene sentido si admito que hay un componente que es la forma de la
“ley”. Si yo asumo la posición de Hume y digo “No hay ley; la ley es un invento del sujeto”, se acabó toda esta modalidad
del conocimiento humano.
Este es el tem. Entonces, lo que hace Kant es rechazar esa discusión: “La ley es un hecho de la ciencia”. Eso quiere
decir, “buscar leyes no es un invento ilusorio de la subjetividad empírica”. Pero, entonces, ¿cómo se explicaría esta idea
de Kant de que es el sujeto quien tiene la clave de comprensión del elemento de la ley, si por otra parte afirmamos que
no es un agregado de la subjetividad? La tesis consiste en afirmar que no es un invento ilusorio del sujeto empírico,
psicológico, sino el resultado de una operación inherente al acto mismo de conocer: un resultado del ST, o, más
claramente, una condición de posibilidad del conocimiento científico.
Ejemplo del espacio y del tiempo. Cualquier conocimiento en donde yo desborde mi posibilidad de experiencia en el
tiempo, solamente es posible porque espacio y tiempo no son sustancias o hechos del mundo externo, o atributos de los
objetos, sino formas del sujeto; son las mismas condiciones de posibilidad del conocimiento de objetos
espacio-temporales.
Ejemplo de los palos del mismo tamaño pero de distintos colores. El resultado siempre va a hacer el mismo operación
tras operación hasta que luego se deja de hacer porque se generaliza el resultado. ¿Qué es lo que el niño logra
generalizar? ¿un dato de la experiencia? No, lo que el niño logra generalizar es la regla que se deriva de la coordinación
de sus propias acciones. La condición de la ley está dada porque las condiciones y la forma de las acciones del sujeto se
mantienen las mismas. no es un dato invariante del objeto como hecho empírico, sino que es un dato de la operación de
un esquema de acción y el tipo de acción son los mismos, entonces los resultados serán los mismos. No necesitamos
proseguir verificando en cada caso, infinitamente.
Una vez que descubro una cierta propiedad, y una vez que descubro que esa propiedad se deriva de una cierta
operación, ese objeto, en tanto construido para esa operación misma, puede ser anticipado para siempre.
La tesis sobre el carácter trascendental del Espacio y Tiempo es semejante a esto. Kant sostiene que “E y T son eso que
vico llama factum, en el sentido de “obras del sujeto”. Conozco la verdad porque soy quien obra “eso”.
Poincaré - “nuestras sensaciones no pueden darnos la noción de espacio. Esta noción es construida por el espíritu con
elementos que en él preexisten, y la experiencia externa no es para él otra cosa que la ocasión de ejercitar ese poder o,
a lo sumo, un medio de determinar la mejor manera de ejercitarlo. Las sensaciones por sí mismas no tiene carácter
espacial alguno.”

Tesis kantiana: para poder afirmar la posibilidad del conocimiento científico es necesario que desconectemos las
afirmaciones de la ciencia de toda pretensión de aplicación de sus afirmaciones a las Cosas en Sí Mismas: nosotros
debemos extrapolar nuestro saber científico más allá de los fenómenos de nuestra experiencia. Porque nosotros nunca
podemos ponernos más allá de las condiciones que hacen posible nuestra experiencia. Pero las condiciones de una
experiencia posible están puestas como reglas en la subjetividad humana que preconfigura lo que es Objeto en General
de una Experiencia Posible. La subjetividad humana posee, por así decirlo, en sus formas y categorías, las reglas que
determinan cualquier experiencia posible: la forma general que deberá revestir todo aquello que sea Objeto para
nosotros. La tesis kantiana no se refiere a los contenidos de las experiencias, sino a las formas de las experiencias. Se
trata de aquellas predicaciones que son “trascendentales” en un sentido muy próximo a la acepción clásica del término:
nosotros no podemos prever qué tipo de cualidades tendrá el próximo objeto que observe, pero sí puedo afirmar, que
tendrá alguna cualidad.
No se puede decir que el mundo es “espacio-temporal”, lo que si se puede decir es que si se da un fenómeno, él va a ser
espacio-temporal. Yo percibo a condición de espacializar y de temporalizar mis experiencias.

La causalidad para Kant


Hume - “veo el rayo y después escucho el trueno”. Esta relación de “sucesión” es en verdad una relación de “causación”.
Hume dice que esta relación es una que no puede predicar válidamente porque nunca voy a poder verificarla en la
experiencia. En consecuencia, la causalidad -el principio de la misma- es un principio inválido. Es una proposición sin
sostén empírico suficiente y que no se puede afirmar. Para Descartes, la noción de causa encierra un conocimiento
verdadero, hemos heredado un saber divino, el de “todas las cosas del universo tienen una causa”.
Kant va a decir que ni la causalidad es falsa, ni es verdadera porque ​ella no es un conocimiento.​ Para Kant, la causalidad
es una regla. No dice “todo tiene una causa”, dice: “si usted presencia un fenómeno, búsquele una causa”. Ahora, la
mente humana corriente intentará explicar esto, pensando que esta regla es una regla válida porque los hombres saben
que todo tiene una causa. Pero a esto Kant contrapone su tesis crítica, sosteniendo que esa conclusión es un error: no
se puede afirmar algo sobre la cosa en sí; solo podemos afirmar la regla como regla de toda experiencia posible: regla
que sirve para determinar al fenómeno (es decir, a lo que es, pero en tanto se nos manifiesta), y no al noúmenos (es
decir, a la cosa en sí).
Condiciones básicas de la razón científica. ¿Cuáles son esas condiciones básicas que Kant llama “trascendentales”?
son: 1. dos formas “puras” de la sensibilidad: tiempo y espacio; y 2. doce categorías “puras” del intelecto. Tanto las
formas como las categorías no proceden de la experiencia, sino que son las condiciones básicas para organizar la
experiencia. Son entonces, a priori de la experiencia, por eso Kant las denomina “puras”: formas puras y categorías
puras. Debe leerse: no empíricas, porque no proceden de la experiencia sino que la anteceden, como sus condiciones
de posibilidad. Esto que dice Kant vale para el modo epistémico del conocimiento, no para otros modos, como por ej. el
mágico-religioso.
Cuando la Cosa en Sí (noúmenon) afecta mis sentidos está poniendo en manifiesto que existe, que es real, pero yo no la
puedo determinar en sí misma. La determino por referencia a mi experiencia de ella. Cuando esta cosa en sí “golpea”
realmente mi ser y yo acuso ese golpe mediante la impresión sensorial que me produce, la configuro como fenómeno.
De manera que todo fenómeno, cualquier cosa que se constituya como fenómeno para mí, tiene dos componentes: tiene
una materia, que está dada por las impresiones sensoriales o vivenciales que proceden de las afecciones que las cosas
en sí producen en mi facultad sensorial (sin que pueda decir nada más respecto de ese origen), y una forma. Esa forma
es la espacialidad y la temporalidad, y de ella es que hablo. Lo que puedo hablar de los fenómenos, con alcance
universal, es de su forma; no de su materia. Y esta forma, esta configuración del componente material, es un aporte
“regular” de nuestra subjetividad: de esa “instancia” que hemos llamado ST, y que opera en cada uno de nosotros sin
que lo advirtamos. Es un aporte de esa instancia que está en cada uno de nosotros y que es la que nos permite tener
“experiencias científicas” (es decir, comunicables mediante el “código” de la comunidad científica).
A partir de disponer de fenómenos espacio-temporales, nuestro intelecto puede ahora determinarlos conforme a ciertas
pautas intelectuales.
¿Qué hacen los científicos? ¿Qué hacen ustedes cuando se comportan como sujetos cognitivo-epistémicos frente al
mundo? Se cualifica lo que se observa, se le otorgan cualidades; luego, se los categoriza, se establecen distinciones
entre lo que es primario y lo que es secundario. Por final, se expresan ciertas modalidades de las experiencias que se
están teniendo.

Los componentes del “aparato cognitivo” según Kant


El conocimiento se produce porque algo externo a nosotros nos afecta. Eso presupone que tenemos la capacidad de ser
impresionados por las fuerzas externas, las cuales al actuar sobre nosotros provocan nuestras “reacciones” ante ellas.
Estas reacciones se traducen en percepciones que contienen tanto la sensación de lo real externo, cuanto el
ordenamiento ideal o aspectual que introduce nuestra reacción. El tiempo y el espacio no se conocen de manera pasiva
como hechos que están allá, delante de nosotros, sino que son formas de nuestra capacidad de reactuar ante los
estímulos de los procesos y de las cosas. Kant reconoce que el tiempo y el espacio tienen realidad empírica (es decir,
tienen carácter objetivo e intersubjetivo en nuestras experiencias) pero no son entidades independientes de nuestra
subjetividad sino construidas y representadas por nosotros: son idealidades trascendentales, lo que quiere decir que son
“aspectos para nosotros” y “condiciones de posibilidad de experiencias” cosas como fenómenos.
es en ese escenario temporo-espacial en el que se nos presentan los fenómenos que progresa nuestra capacidad de
conocimiento, avanzando en la búsqueda y establecimiento del orden relevante de las cosas. A esa tarea de
descubrir-instaurar el orden de los fenómenos la denominamos “categorizar”, y a esta capacidad genérica de categorizar
se la conoce como “Facultad Intelectiva”. Categorizar: seleccionar lo relevante, y agrupar lo semejante. Nuestras
primeras nociones de orden dependen de nuestra habilidad para percibir similitudes y diferencias. Eso que llamamos
“diferencia” es lo que se denomina en la vida corriente: “una cualidad” o una “determinación”. Y todo lo que es una
diferencia, lo es sobre un fondo de aquello de lo cual se diferencia. Por eso sostiene Kant que toda cualidad es aquello
que existe en el límite, entre lo que es y lo que no es. Pero las similitudes y diferencias no sólo son cualitativas, también
son cuantitativas.
La capacidad del sujeto de seleccionar lo diferente y agrupar lo semejante, es una función básica de la capacidad de
conocer-instaurar el orden de nuestra experiencia de las cosas y como la capacidad subjetiva tiene realidad empírica (es
decir, tiene carácter objetivo e intersubjetivo en nuestras experiencias) pero no son ordenamientos independientes de
nuestra subjetividad sino reglas de ordenación representadas por nosotros: relaciones ideales, trascendentales, lo que
quiere decir que son “reglas de nuestra operación cognitiva”, que constituyen las “condiciones de posibilidad de
experienciar” los fenómenos como Naturaleza.
Estas operaciones de la facultad del intelecto pueden agruparse según 4 tipos de funciones de “selección y
agrupamiento” que son las llamadas “categorías puras del intelecto” que también son puras, es decir, no empíricas.
Entonces, los principales componentes del “aparato cognitivo de la subjetividad humana” son:
1. las formas puras de la sensibilidad: tiempo y espacio.
2. las categorías puras del intelecto: cantidad, cualidad, relación y modalidad.
Kant analiza cada uno de estos tipos o géneros de categorías en tres dimensiones semánticas:
a. a la cantidad: i. unidad, ii. pluralidad, iii. totalidad
b. a la cualidad: i. realidad, ii.negación, iii. límite
c. a la relación: i. sustancia/accidente, ii. causa/efecto, iii. comunidad
d. modalidad: i. posibilidad/imposibilidad, ii. existencia/inexistencia, iii. necesidad/contingencia

De las categorías decimos que no constituyen conocimientos de las cosas mismas, sino reglas que organizan las
experiencias que efectuamos en la Naturaleza. El intelecto regula la experiencia posible, y la noción de substancia es
una regla: dado un cambio, busque el invariante.
Esto se puede confundir con una concepción de apriorismo, pero no hay que confundir la tesis de Kant con esto ya que,
ni el espacio, ni el tiempo, ni las categorías constituyen conocimientos.
Dado el conocimiento científico como un hecho, y dado el sujeto de ese conocimiento, lo único que podemos presuponer
es una cierta forma de funcionar; ciertas reglas de operación. El Sujeto que Kant llama trascendental se constituye como
un sistema o plexo de operaciones en el acto mismo de conocer.

Unir y consagrar (unidad y continuidad): los dos lados del proceso


La noción más importante que Kant pone en la base misma de este mecanismo cognitivo es la del sujeto como un yo
doble: un yo empírico, es decir, actual y sintetizante; pero también, un yo trascendental, es decir, potencial y ya
sintetizado. Síntesis a posteriori y síntesis a priori (trabajo y goce).
El “principio de la experiencia” que constituía el lugar común de la Modernidad tuvo dos interpretaciones contrapuestas:
la experiencia intelectiva, de un lado, y la experiencia observante, del otro lado. Kant va a intentar unir estas dos
versiones recuperando tanto la actividad cognitiva del sujeto actualmente observante, como la actividad cognitiva del
sujeto pensante (es decir, potencialmente observante). Kant va a justificar el valor de las formas y categorías del sujeto,
mostrando que ellas se derivan o son consecuencia obligada de la unidad de un “yo”, que remite necesariamente a una
actividad originaria.
La idea del “yo” que maneja Descartes, expresa más el lado de las “pasividades” que de las “actividades” del Sujeto
Humano. La idea del yo que cultiva el empirismo expresa el lado de la pura actividad de síntesis, de trabajo formador,
pero sin tradición; sin presupuestos. En cambio el concepto del “yo” kantiano es más parecido al “yo” viceano: un yo que
es acción pero también es tradición, es decir, estructura. Es importante reconocer que “acción” y “pasividad” son
opuestos pero también inseparables. Cada vez que actuamos, por una parte obramos con espontaneidad pero también
somos conducidos por aquello que somos. Ese ser que ya somos y sobre el que fundamos esa espontaneidad, es ya
una inercia: es la pasividad inherente a nuestra espontaneidad. Si se quiere entender mejor lo dicho, la espontaneidad
del presente la conseguimos admitiendo nuestra pasividad de lo que heredamos del pasado.
El “yo” cartesiano de las ideas innatas es el Yo visto desde sus pasividades, queriendo decir que era un yo que tenía ya
en sí las trazas de una acción ya consagrada. El yo empirista es un yo que se pretende forjador de su patrimonio. El yo
kantiano, en cambio, es un yo expresamente bifronte: un yo que engendra un saber, unas nuevas síntesis a posteriori,
pero en unión con unas síntesis pasadas (heredadas), es decir, unas síntesis a priori. Mostraré más adelante que la
síntesis de esta contradicción (yo activo/yo pasivo) lo puso a Kant directamente en condiciones de concebir la historia
formativa del Yo teórico al Yo práctico, al mismo tiempo que poder comprender al Yo práctico como inseparable del Yo
teórico.
El objetivo de Kant es el pensamiento de la síntesis entre estas dos tesis, y eso, necesariamente, nos lleva a investigar el
tránsito entre uno y el otro: entre lo pasivo y lo activo como dimensiones constitutivas del Sujeto. El Yo kantiano es un
“yo” cuya forja contiene pre-dadas las condiciones de posibilidad de cada nueva experiencia. En Kant, el trabajo del
sujeto es una función de síntesis sobre lo diverso actual, que se entreteje con una síntesis que ya ha absorbido una
diversidad pasada. Lo que se designa como unidad originaria constituye una actividad originaria, por la cual se organiza
la apropiación del mundo por el Sujeto. O, la apropiación del mundo que lleva a cabo el Sujeto no es una apropiación
arbitraria, sino organizada, intersubjetiva, objetiva.
La hazaña de Kant
La ciencia pretende ser un fenómeno cultural con ciertas características asombrosas: es una expresión o manifestación
de la subjetividad humana doblemente paradójica porque, por una parte, se presenta como un saber que conoce al
objeto tal como se lo dicta la realidad actual, y por otra parte, desborda los contextos particulares en los cuales el hombre
existe, alcanzando un saber que conoce al objeto tal como se lo dicta la realidad actual y, por otra parte, desborda los
contextos particulares en los cuales el hombre existe, alcanzando un saber del objeto que vale para todo lugar y todo
tiempo.
El discurso científico expresa pensamientos sobre cantidades, sobre cualidades, sobre relaciones y modalidades de los
fenómenos. Habla de causas y efectos, y extrae conclusiones acerca de lo que es necesario y lo que es contingente, de
lo que es posible e imposible, etc. Es decir, según Kant las categorías de cualidad, cantidad, relación y modalidad,
siempre están en juego cada vez que yo pretendo avanzar en la determinación de los objetos empíricos.
El sujeto cognoscente ha ido sintetizando, uniendo. La fuente o punto original de esa síntesis es el “Yo”, al que Kant va a
llamar “Unidad Originaria”. El yo es la unidad fundante de toda operación de síntesis, es mucho más que la categoría de
unidad (la que forma parte de la categoría de cantidad). Esta unidad originaria no es una categoría, no es un tipo de
síntesis, sino la fuente misma de toda actividad de síntesis. Es la operación que constituye a la categoría de unidad y
que sostiene a todas las actividades de categorización. La unidad originaria es la pura actividad de un centro de acción
(un sujeto) cuyo nombre en la cultura ha sido el “yo”. El yo en tanto sistema de actividades de síntesis, cuya organización
se patentiza en las dos formas de la sensibilidad y en las doce categorías del intelecto, puede ser denominado “yo
organizado”, porque ya dispone, de tales, a priori. Pero el fundamento de esa organicidad es, a su vez, una acción
originaria tendiente a una incesante actividad de autoafirmación, y por ella, de apropiación de lo que no es él: en este
último sentido, el yo es organizante. No es lo mismo organizar que ser organizado. En el primer caso, el yo es activo, y
en el segundo, es pasivo.
Es importante distinguir estos dos momentos del Yo como unidad originaria (o Yo originario) del Yo complejo organizado
de actividades de categorización (o Yo organizado). Va a haber un paso entre estos dos, del Yo como puro centro de
acción egocentrada, al yo como acción socializada, centrado en el sistema de las reciprocidades con los otros centros de
acción.
Para que haya “yo” debe haber una saluda hacia un contenido y una referencia a una apropiación de ese contenido por
parte de alguien; una experiencia que yo hubiera tenido y de la cual no me hubiera apropiado no sería mi experiencia, no
sería nada de mi “yo”. La noción de “yo” se constituye como significado solo en la medida en que se puede significar la
apropiación del objeto, de cualquier objeto que sea su objeto. Solamente si hay objeto del cual el sujeto se puede
apropiar, el sujeto se constituye. El Yo necesita del no-Yo (de las cosas, de los objetos), para anclar en la mismidad; es
decir, en sí mismo.
Llegamos ahora al corazón de la hazaña de Kant, que se presenta de inicio como una tremenda paradoja porque, si se
observa bien, Kant pretende fundamentar la posibilidad del conocimiento científico –en tanto conocimiento universal y
necesario- en el Yo, es decir, en la instancia individual y libre por antonomasia.

¿Libertad vs Necesidad?
La tesis de Kant resulta paradójica porque, a diferencia de Descartes, pretende derivar de la sola operación del Yo el
alcance objetivo, universal y necesario de la ciencia. ¿No es el caso de que de este modo todo el sistema de las
categorías del intelecto quedan apoyadas en la subjetividad, es decir, en una instancia libre, autónoma y por ende,
arbitraria? En el caso de Descartes, Dios consagraba la continuidad de la razón. En el caso de Kant, ¿Quién lo hace? Si
no se logra una consagración satisfactoria, la consecuencia sería que todo el sistema de categorías se desmoronaría en
la arbitrariedad: habría tantos sistemas de categorías cuantos “yo” existiesen. Kant pretende derivar del Yo (finito e
imperfecto) el sistema de presupuestos de la ciencia, es decir, de un saber infinito y perfecto. Pero el yo no tiene una
estructura esencial. Como diría Sartre: lo que cada Sujeto es, no está determinado por ninguna esencia, sino que es el
resultado de su libertad, de su acción autónoma.
Examinemos esta paradoja: este sujeto trascendental no es un sujeto empírico. El sujeto humano, es un sujeto cuyas
normas de determinación son libres. Es por esto que las categorías o tipos de acciones que emerjan de acá, serán
también libres y diversas por ser arbitrarias. Kant pretende fundar la necesidad de las categorías sobre un sujeto
arbitrario. Kant va a demostrar que si bien el sujeto es libre, precisamente por ser libre se encuentra comprometido en un
ideal de universalización y de regulación. La libertad no transforma al sujeto humano en un sujeto arbitrario, sino en un
sujeto que al tener que elegir su conducta se encuentra siendo expuesto y al mismo tiempo responsable de las
conductas que desarrollaran los otros “yos”. ¿Por qué? Porque es el sujeto que no puede llevar a cabo ninguna acción
sin que ella se transforme en una posibilidad de acción para todos los demás sujetos libres como él. Y puesto que el
movimiento de todo sujeto es la apropiación de todo lo demás como objetos suyos, la situación originaria de todo sujeto
es encontrarse en situación de interferencia con todos los otros sujetos: en situación de guerra. /acá se ve el lado oscuro
de la Razón/. Cada Yo niega a los otros Yo su carácter respectivo de sujeto. Todo sujeto objetiva a los demás. Pero esto
constituye entonces una contradicción en el fundamento mismo del yo. De esta contradicción solo se puede salir o
mediante la mutua destrucción, o mediante alguna forma de distribución de todos los objetos (es decir, del “no-Yo”) entre
todos los “yo”. Esa distribución es la que está contenida en el único mandato que se deduce de su Ser Libre y se formula
así: obra de tal manera que la máxima de tu acción pueda ser universalizada. Kant llamó a este mandato, Imperativo
Categórico. Es el único procedimiento que puede resolver la contradicción sin destruir al Sujeto. Este sujeto se constituye
entonces por medio de una ley, una ley no natural: una ley que rige a los sujetos libres en tanto sujetos capaces de
buscar conscientemente su propio fin; una ley que no lo coacciona, porque si no, no sería libre, y sin embargo, lo hace
responsable de lo que advenga como resultado de su acción. Esta ley no anda ningún contenido particular. Su mandato
solo alude a la forma: cualquier cosa que hagas, que pueda valer para todos = que pueda tener la forma de la
universalidad. Es una ley puramente formal.
Resulta que “yo” que es el individuo es, al mismo tiempo, el universal abstracto más imperioso; todos los “yo” son “yo”;
cada “yo” es absolutamente distinto de otro yo; pero todos los “yo” son “yo” y, en consecuencia, son absolutamente
indistintos; son lo “mismo”.
Lo que este “yo” haga define la posibilidad del hacer de todo “yo”. Todo “yo” puede hacer lo que cada quien hace. Es
decir, la acción de todo Yo, posee como consecuencia inmediata la posibilidad de una acción recíproca. Si mi acción
comporta como resultado la muerte o alguna forma de negación de este otro “yo”, entonces construyo por vía de acción
recíproca, la posibilidad de mi muerte. La ley de la reciprocidad se instala por el imperio mismo de la identidad de los
“yo”.
El “se aplica a todo” es el sentido último del Imperativo Categórico. El “obra de tal manera que la máxima de tu acción
pueda ser...” se deduce de que entre todas las acciones posibles, hay algunas que puedan ser compatibilizadas con los
intereses de todos t otras no, porque conducen a la destrucción. Lo que Kant está planteando, entonces, ni fue algo
novedoso en la Modernidad, ni se pierde en la actualidad. El contenido, además, no deja de ser algo muy elemental: Si
todos los “yo” son “yo” y todos los “yo” tienen que actuar, su acción puede tener dos sentidos:
i. O no importarle nada de las consecuencias de lo que haga, y en consecuencia, que la norma de su acción para cada
yo sea absolutamente irrelevante (lo que tienen como consecuencia que quedan expuestos a una acción recíproca
igualmente indiferente respecto de cada quien)
ii. O –y ahí viene el imperativo categorico- construyen algún procedimiento tal, que lo que cada cual haga pueda ser
hecho, recíprocamente, por los otros (con lo que cada yo es activo en la misma medida que es actuado)
Esta sencilla afirmación es clave de la cultura, porque señala el momento en que el desorden marcha hacia la regla.
¿Qué es lo único que puede ser hecho de manera universal? Aquello que sea una regla que resulte valida y eficaz para
todos.
El lado oscuro de la Razón
Eficacia absoluta / Validez que nada restringe no es validez – en el relato místico de Dios y todo eso, la validez aparece
en su máxima expresión como la prohibición pura. Pero no de las acciones sobre las cosas, sino sobre las regulaciones
posibles de la acción. La prohibición del saber de la diferencia entre el bien y el mal. Esta ignorancia de las reglas, sin
embargo, es fuente de Angustia, porque contiene la pura indeterminación. Ésta es la libertad. La libertad de un individuo,
que es al mismo tiempo idéntica a la de todos los individuos, genera una situación de interferencia con los otros
individuos. Toda acción es intromisión en las “cosas” del otro.
Lo que tenemos con el Imperativo Categórico, es un imperativo de universalización. Si no seguimos el imperativo,
escogemos el estado de guerra que es el reino de la muerte. Yo puedo escoger ese estado. Kant era consciente del
trasfondo conflictivo de los acuerdos humanos, con lo cual la ciencia (ya que su posibilidad es una consecuencia del
desarrollo y la dialéctica constructiva de la Unidad Originaria del Sujeto) no aparece como una consecuencia necesaria,
natural del hombre, sino como resultado de una elección, de un proyecto y un disciplinamiento de su existencia.
Lo que finalmente resta de las tesis kantianas es la idea de que, en realidad, todo el sistema de las categorías del
intelecto tienen su fundamento en esta unidad del “Yo”; y esta unidad del yo no es solo un punto de partida sino que es
también un punto de llegada de un esfuerzo infinito de la humanidad desde los fondos prehistóricos e históricos de la
guerra. El fundamento de la Ciencia, según el resultado final de la tesis kantiana, se sostiene en el “ser social” con que
resulta del entretejimiento de los “yos” entre sí y que Rousseau llama “el contrato social”. La unidad originaria del Yo,
como actividad originaria, se configura como acción libre, cuya única ley es la que podemos llamar “el aparato formal de
la acción”, es decir, el imperativo categórico. “Obra de tal manera que la máxima de tu acción pueda ser universalizada”
se puede comprender por analogía con: “habla de tal manera que tu código pueda ser compartido”. Ambos imperativos
(el imperativo de la acción y el de la enunciación) presuponen lo mismo: un estado social, un contrato social.
El hecho de que se llame síntesis originaria no significa que no haya tenido un origen, o tengo solo un origen mítico,
como el pecado bíblico. Es originaria porque es la que funda un nuevo orden de cosas.
Kant tenía en su espíritu la teoría del contrato social; la teoría de que el hombre viene de un ser bestial, salvaje, y que en
esa existencia las voluntades particulares colisionan permanentemente entre sí. De esa colisión permanente de las
voluntades entre sí surgirá en cierto momento, la voluntad de construir un acuerdo que se traducirá en una Voluntad
General. Esta no es la voluntad de nadie en particular. Nadie en particular es el depositario o el Sujeto de esa voluntad
general; sino que cada uno de los sujetos tiene la voluntad general de sostener la comunidad de todos porque es la de
cada uno. Esta voluntad general constituye el núcleo de la voluntad de cada sujeto, en tanto debe actual en estado de
interferencia coexistencial.
Un transgresor: esa posibilidad que funda la acción real del transgresor pone en estado de desequilibrio o de precariedad
el sistema o conjunto de la relación de los sujetos con sus objetos. Impide que se estatuya un sistema de relaciones
perdurable posibles. No es esa cosa mía la que queda amenazada: queda negado el mundo en que yo puedo tener
cosas.
“Recaída de la inmediatez”: operación que identificó Hegel como el mecanismo por el cual el proceso de génesis cuando
alcanza la producción de un resultado, “borra sus huellas”, produciendo la ilusión de estar frente a un estado de cosas
originario. Esta noción –que Hegel y Marx consagraron como “teoría de alineación”- hoy muestra su eficacia de manera
identificable en todos los campos disciplinarios. Especialmente, de manos de la ciencia de la programación, y el lugar
destacado de la noción de “módulo”. “Si Usted no necesita conocer determinada información, no debe tener acceso a
ella”. Así rezaría una formulación informática de la recaída de la inmediatez.
El “yo” se constituye y se configura en estratos cada vez más complejos con cada nuevo “pacto social” que logra: con
cada configuración cultural que estatuye. El individuo real es el creador de la cultura; pero la cultura se constituye luego
en la que crea a los individuos. Entonces, lo que tenemos acá es un factum que por un movimiento de contragolpe o de
“recaída de la inmediatez” se transforma en “verum”. La teoría de Vico, según la cual el “factum” se convierte en “verum”,
es entonces desarrollada de manera sistemática por Kant. Lo que la Epistemología kantiana proclama, finalmente, es
que la razón teórica se funda en la razón práctica.
Kant se preocupó principalmente por legitimar la validez de la síntesis a priori, sin recaer en el dogmatismo cartesiano,
pero de ninguna manera se puede admitir que en el espíritu de Kant estuviese ausente la hipótesis de un proceso
formativo de la Subjetividad Trascendental. Dos hechos permiten probar lo que digo: por una parte, el que la validez de
las categorías del intelecto hayan sido legitimadas por él mediante su derivación de la unidad originaria del Yo, y que la
{única determinación inherente a este Yo no sea ninguna idea innata sino el imperativo categórico (lo cual significa que
las categorías del Sujeto Teórico derivan su validez de las reglas que engendra el Sujeto Práctico como sujeto libre); y,
por otra parte, las numerosas evidencias de que Kant incluía en la solución de los problemas (y, por razones de
métodos), a la génesis o los procesos formativos. Lo primero ha quedado, en líneas generales, ya presentado.
Interludio sobre el Método Dialéctico en Kant
Kant elaboró su pensamiento, presuponiendo siempre un lado formativo, genético de la Razón. Un lado oscuro.
Comencemos con el método.
i. La síntesis es un movimiento
Es bien sabido que una regla mínima en nuestros intentos de comunicación racional es la que nos obliga a preservar la
identidad de referencia de las nociones que empleamos en nuestro discurso.
[1] Una noción debe hacer referencia a lo que su referente es y no a lo que no es.
Porque si hiciese referencia también a lo que no es, entonces haría referencia a todo, es decir a nada en particular, y en
consecuencia, nada habría sido referido con esa nocion. Esto, pareciera valor también para un caso particular de lo que
no es la referencia de una noción: lo que es su opuesto o su contrario.
[2] Una noción debe hacer referencia a lo que su referente es y no a su contrario.
Este también tendría que aceptarse. Si una noción hace referencia a lo que su referente es y también a lo que es su
opuesto (es decir, su otro esencial), nada se estaría diciendo. Esta norma suprema se conoce como “principio de
contradicción” y su violación en el pensamiento, en el lenguaje o en la ciencia debe ser sancionada. Se supone que la
realidad no lo viola de hecho y que la fantasía puede hacerlo porque ella no es más que eso, es decir, irracionalidad. El
lugar de la contradicción no es nada, hay que salir de ahí.
Las dos trincheras están trazadas de manera irreconciliable: racionalismo vs. Irracionalismo. Sin embargo, hay otra
“tradición”. Una tradición que acepta el principio de No-contradicción, pero sanciona su “violación” de manera diferente: si
se llega a una contradicción, busque y descubra cuál es el movimiento en que ella se resuelve: el movimiento en que ya
se ha resuelto, se está resolviendo, o se va a resolver define el concepto nuevo que puede unir los términos
contradictorios como sus momentos internos. Se propone que se da una forma de movimiento que distribuye los polos
de la oposición como momentos de su proceso. En la dialéctica de Marx, el corazón del método para tratar las
contradicciones consiste en el esfuerzo por descubrir la síntesis, la que, en todo caso, no será una nueva fórmula sino un
movimiento.
ii. ¿Ser y nada son sólo opuestos? ¿qué hay del devenir?
No es difícil mostrar que también Hegel pensaba de igual manera: cuando, analizando el sentido de la noción /ser puro/
obtiene el sentido de la /nada/ (es decir, del vacío total de determinaciones), y, viceversa, examinando la noción de
/nada/, obtiene el sentido del /puro ser/, se encuentra ante el desafío de tener que admitir el hecho contradictorio de que
una noción presupone su opuesta; es decir, al menos estas dos nociones opuestas son idénticas, violando así el
Principio de NO-contradicción. Hegel va a aplicar lo que he llamado más arriba el método de la tradición alternativa: va a
buscar cuál es la “forma de movimiento” que emerge de esta contradicción. Concluye: la identidad de la contradicción
entre ser y nada se resuelve en una noción superior que contiene ambos términos: en la noción de “devenir”. El que dice
que algo deviene, dice al mismo tiempo que algo es y algo no es. Pero como se ve, la identidad de estos contrarios (ser
y no ser) no destruye el significado, sino que construye un nuevo significado, que suprime, conserva y supera a los dos
anteriores. El método hegeliano va más allá de la contradicción y del castigo consistente en negarla, para advertir que,
en eso mismo, esta presupuesto algo nuevo: el movimiento referido por al concepto de devenir.
“El ser y la nada son una y la misma noción”. Implícitamente también está dicho que que no son una y la misma noción.
Hegel sostiene que éste es un defecto inherente a la estructura de las frases y que consiste en que presupone la
no-identidad para expresar la identidad, con lo cual parece que el afirma “ser y nada son una y la misma cosa” se ha
olvidado de la no-identidad, de la “oposición” presupuesta entre ambos. Este defecto para expresar lo que está en juego
podría resolverse pasando del enunciado al discurso: es decir, al encadenamiento de dos o más enunciados que
sostenga cada una de las partes de los significados.
Ésta es la tesis de la dialéctica respecto a la “identidad de las determinaciones contradictorias”: que si queremos
realmente pensarlas, entonces, sólo pueden serlo a condición de expresarlas como una inquietud inmediata de
incompatibles: es decir, como un movimiento.
iii. El renacimiento de la tesis dialéctica de Kant
Tesis dialéctica: la síntesis de una contradicción no es una fórmula sino un movimiento.
La obra a la que se refiere es la teoría evolucionista del universo formulada por primera vez por Kant. La hipótesis de una
historia natural del cielo no fue fruto de una inspiración súbita: no descendió sobre Kant como un hecho de “iluminación”,
sino que fue el resultado de la aplicación sistemática de un método: del método dialéctico de “sancionar” las
contradicciones.
iv. Los argumentos de Kant a favor de la morfogénesis del “cielo”
Frente a una contradicción caben 3 tipos de soluciones: i. eliminar uno de los términos; ii. afirmar los dos términos
mediante alguna fórmula eclética; y iii. aceptar la contradicción, pero a condición de poder descubrir un movimiento en el
que los términos opuestos pueden ser reunidos en un nuevo concepto.
v. No una fórmula, sino un movimiento
vi. El método aplicado al orden moral
Los elementos del orden moral (los individuos) tienen en sí mismos las fuerzas esenciales para ponerse en movimiento y
dar lugar a un proceso de génesis del orden humano. La fuente misma del orden moral está en la materia simple de la
moralidad que son los propios sujetos en sus mutuas relaciones. La analogía entre el orden de la naturaleza y el orden
de la cultura no debe ser confundida con una simple identidad. No son reductibles uno al otro. Pero ambos parecieran
responder a un patrón común de autonomía que se pone de manifiesto en que ambos recorren un proceso
auto-formativo que, en su fase inicial, obedece a leyes de extremada generalidad y abstracción.
¿Qué se desprende de esta posible confrontación analógica? Así como en la tesis de la evolución del sistema solar se
trata de hacer concebible una contradicción, así también, en el orden moral, nos enfrentamos ante una contradicción: el
hecho de la libertad y el hecho de la Ley. Por una parte, para todos nosotros es un hecho evidente que somos libres: que
podemos seleccionar este curso o este otro curso de acción. Por otra parte, para todos, es igualmente evidente que nos
sentimos moralmente responsables de nuestros actos y que cuando ellos se apartan de las leyes morales a las que
adherimos en nuestra cultura, fuertes sentimientos en contrario, vivencias extraordinariamente dolorosas de culpabilidad
nos empujan a enmendar lo hecho. Es decir, es evidente que no somos libres para hacer cualquier cosa.

UNIDAD 3
(7) SAMAJA, Juan - “Semiótica de la ciencia. Parte 2: El papel de la hipótesis y de las formas de inferencia en el
trabajo científico”
Esta parte está destinada a revisar el núcleo lógico del método hipotético deductivo.
1. Las inferencias y el conocimiento
Lugar común: el rasgo peculiar del método científico es su operación hipotético-deductiva. Este rasgo es predominante
pero no excluyente. Esto significa que sin los otros métodos para fijar creencias (intuición, tradición y reflexión) la ciencia
no hubiera llegado jamás a existir, de modo que ellos están conservados, aunque suprimidos en su forma anterior y
recreados (en un proceso superador) conforme a su nuevo espíritu. Ahora hay que establecer de qué manera aquellos
otros métodos están efectivamente presentes y cómo ocurre su funcionamiento conforme al nuevo espíritu de la
Sociedad Civil, es decir, conforme a ese orden real que hizo posible esta modalidad científico-positiva, que no es otro
que el orden Capitalista, basado en la “libertad de contrato”: en la independencia de los individuos entre sí, fundada en la
dependencia de todos ellos respecto de las cosas.
No sólo la deducción: también las restantes formas de inferencias.
“Por lo que hace al conocimiento, lo único que puede decirse de nuestro entero cuerpo de afirmaciones es que es un
sistema conveniente, aunque indirecto, para relacionar experiencias con experiencias. El sistema en su totalidad está
infradeterminado por la experiencia, pero, dadas ciertas experiencias concretas, implica que se seguirán otras
determinadas” - Quine. De acá podemos ver que hay 2 órdenes de creencias: i. por un lado, la creencia en el contenido
de las diversas experiencias que él llama “concretas”, y ii. la creencia en la conveniencia del sistema para relacionar las
experiencias entre sí de cierta manera.
Inferencia deductiva: ejemplo de caso de sífilis. En cuanto al tercer componente, se presenta una regla, que,
dependiendo como se la reformule, puede verse como una regla de atribución, causal o una regla de significación.
Nos centramos en que los 3 casos, contienen la premisa de una ​regla​.
Por Hume y sus obras, hemos sido llevado a no ver en las reglas universales, “hechos” de experiencia. Hume,
consideraba a las reglas causales el paradigma de las reglas científicas, sostuvo que la causalidad no debía ser
considerada como un dato de la experiencia directa, sino un hábito de nuestra mente. Estamos habituados a que dado
un cierto hecho de tal tipo lo haya antecedido una cierta situación a la que le atribuidos poder causal. Tendemos a creer
que esa secuencia es resultado de una “producción causal”. Sin embargo, para Hume, ese “hecho” que llamamos
“producción causal” no es un “hecho de experiencia” sino una construcción mental. Ni la relación entre las sustancias y
sus accidentes (reglas de atribución), ni la relación entre causa y efecto (reglas de causación) ni tampoco la relación
entre significado y significante, ninguna regla debía ser consideradas como datos de la experiencia.
Pero ocurre que los resultados de la investigación científica tienden a expresarse mediante reglas. La admonición de
Hume se aplica semejantemente a todas las reglas de determinación: nadie podría decir que el rasgo de la dureza
afirmado universalmente respecto de la sustancia “diamante” sea un “hecho”. Es sólo “un hábito”. Hasta ahora ha sido
así, pero bien podría decirse de otra manera en el futuro.
Sabemos que Kant intentó evitar este desenlace escéptico planteado por la filosofía de Hume y cuya consecuencia no
podía ser otra que el alejamiento de la filosofía respecto de la ciencia. Para resolverlo, Kant propuso la tesis de que las
reglas de determinación no son meros hábitos sino las condiciones de posibilidad que los seres humanos tenemos para
determinar nuestras experiencias, es decir, reunir las diversas experiencias que puede “recibir” nuestra percepción en la
unidad de nuestra conciencia.
Volvamos a la cita de Quine. Según ella todos nuestros conocimientos pueden describirse como el resultado del
funcionamiento de algún sistema conveniente del que disponemos para relacionar experiencias con experiencias. Y
concluía: El sistema en su totalidad está infradeterminado por la experiencia, pero, dadas ciertas experiencias concretas,
implica que se seguirán otras determinadas.
Según esto, todo conocimiento implica siempre que: dadas ciertas experiencias (E1) le siguen otras experiencias (E2)
según ciertas reglas de determinación. Por ahora, lo único que sabemos de este sistema conveniente o reglas es que
está simplemente dado; que está infradeterminado por las experiencias, pero nada sabemos de quien o qué lo
“sobredetermina”. Además, las reglas de determinación podrían ser de tres tipos diferentes: 1. las que relacionan
sustancias con accidentes (=cosas con propiedades); 2. las que relacionan causas con efectos (=antecedentes con
consecuentes); y 3. las que relacionan significados con significantes (=representados con representantes).
Ideas:

Tipo General del objeto de conocimiento / Experiencia 1 / Regla de determinación / Experiencia 2


COSAS COSA ATRIBUCIÓN PROPIEDAD
PROCESOS CAUSA CAUSACIÓN EFECTO
SIGNOS SIGNIFICADO SIGNIFICACIÓN SIGNIFICANTE

1. que los seres humanos podemos tener conocimientos de 3 tipos muy generales: i. de cosas, ii. de procesos y iii. de
signos o acciones comunicacionales.
2. que cada una de estos conocimientos implica 3 elementos que cumplen funciones diferentes: i. lo que hemos
denominado E1 (sea experiencia de la cosa, de la causa o del significado); ii. la regla de determinación (sea atributiva;
causal o semiótica); y iii. la E2 (sea experiencias del atributo (propiedad), del efecto o del significante).
Adoptaremos parcialmente estos nombres (provenientes de Peirce). Conservaremos los 2 primeros para referirnos a las
E1 como Casos (=cosa, regla y resultado) y a las reglas de determinación como Reglas (de atribución, de causación y de
significación). Para referirnos a las E2, no vamos a usar el término resultado, usaremos el término Rasgo.
Todos sabemos que la lógica es esa disciplina que nos enseña cuáles son las formas argumentales válidas que nos
permiten obtener buenas conclusiones. La lógica no nos enseña qué debemos pensar sino cómo debemos pensar de
modo de poder integrar una comunidad de seres pensantes de manera armoniosa. En un sentido restringido se puede
decir que el núcleo mismo de la enseñanza lógica es la “teoría de la inferencia”. El tema central es, ¿cuáles son buenas
y cuáles son malas inferencias?
La lógica es, ciertamente, una ciencia normativa, de modo que la teoría de la inferencia tiene como tarea central
identificar esas normas mediante las cuales un sujeto pensante deberá regi sus procesos inferenciales en tanto pretenda
integrar la asociación de los sujetos lógicos.
Peirce definió el término inferencia: toda inferencia entraña el juicio de que si proposiciones tales como las premisas son
verdaderas, entonces una proposición relacionada con ellas, tal como la conclusión, ha de ser, o es probable que sea,
verdadera. El principio implícito en este juicio, relativo a un tipo de argumento, se denomina ​principio rector del
argumento. Un argumento válido es aquel cuyo principio rector es verdadero. Para que un argumento determine la
verdad necesaria o probable de la conclusión, han de ser verdaderas tanto las premisas como el principio rector.

2. Pasos para una presentación sistemática de las formas de la inferencia.


Volvemos a la cita de Quine: el sistema el su totalidad está infradeterminado por la experiencia, pero, dadas ciertas
experiencias concretas, implica que se seguirán otras determinadas.
Sabemos que el sistema está infradeterminado por la experiencia, pero, ¿qué lo sobredetermina? Es decir, de dónde
extraen su fuerza vinculante las reglas lógicas que nos permiten hacer estas derivaciones inferenciales.
Antes de expresar qué es lo que nosotros creemos que sobredetermina al Sistema (es decir, lo que contiene el
fundamento de los principios rectores) veamos cuáles son las formas más generales en las que se podría proceder,
combinando los 3 elementos básicos de toda inferencia: a saber, Regla, Caso y Rasgo.
La deducción
La inferencia deductiva, es aquella cuya forma está dada por la afirmación de una Regla (premisa mayor) y un caso de
dicha regla (premisa menor), y la derivación al caso particular del o los rasgos que la regla enuncia en general
(conclusión). Si la proposición que enuncia la Regla es verdadera, y si el Caso es verdaderamente un Casi de dicha
Regla, entonces la conclusión deberá ser necesariamente verdadera.
si la regla contiene una afirmación sobre un sujeto general (es decir, sobre un conjunto), entonces, vale describir a la
inferencia deductiva, como una inferencia de particularización: que va de un saber en general, a su aplicación en
particular.
Es importante advertir que la deducción sólo funciona si estamos frente a un saber sobre un conjunto, considerado como
un agregado de elementos, y no considerado como una totalidad relacional u orgánica.
En resumen: la deducción va de un saber general a uno particular, en el sentido de que va de lo general, entendido como
conjunto de elementos, a lo particular, como subconjunto de elementos de ese conjunto.
La inducción
Esta va de lo particular a lo general(pasa de proposiciones que se refieren a un subconjunto de elementos, a
proposiciones referentes al conjunto). Vamos del saber de un atributo encontrado en los elementos de un subconjunto a
todo el conjunto de la misma clase de elementos.
Comparación entre la deducción y la inducción
Pareciera que estas dos inferencias son suficientes para comprender los procesos lógicos que intervienen en la
investigación científica. Sin embargo, son conocidas las lagunas que se abren no bien pretendemos agotar sólo con ellas
los recursos inferenciales de la investigación científica.
La deducción es caracterizada como esa forma de derivación que cuando sus premisas son verdaderas, la conclusión es
necesariamente verdadera. Ahora bien, ¿qué sucede cuando alguna de sus premisas o ambas, son falsas? En ese caso,
se dice que la conclusión queda formalmente indeterminada.
La inducción, en cambio es caracterizada diciendo que es aquella inferencia que aunque todas sus premisas sean
verdaderas, su conclusión queda formalmente indeterminada. Es decir, por más que hayamos realizado una veraz
descripción de los eventos particulares que sostienen nuestras premisas, la conclusión general que pretendemos derivar
podría resultar falsa, dado que nos falta información sobre los restantes elementos del conjunto. Y, si el conjunto es
infinito, por más que agreguemos más observaciones a nuestra muestra, no por eso habremos aumentado la
probabilidad de que sea verdadera. ¿Qué pasa con la inducción cuando la premisa que enuncia el rasgo es falsa?
podemos decir que si una inducción llevó a cabo una generalización a partir de una premisa falsa, la conclusión deberá
ser necesariamente falsa.
Las virtudes de la deducción están a la vista, pero, como vimos, tiene sus “bemoles”: reclama para poder ejercer sus
ventajas lógico-formales que sus premisas sean verdaderas. Ahora bien, la premisa mayor de la deducción involucra un
conocimiento verdadero sobre lo general, conocimiento que los hombres no parecieran poder conseguir sin la ayuda
divina o de facultades sobrenaturales. De allí que el poder de la deducción se despliegue con tanta soltura en las
matemáticas.
La inducción, por el contrario, nos permite derribar una teoría no bien nos percatamos de que nuestras premisas
contienen falsedades. Basta que hallemos un contraejemplo bien observado, para que pongamos en jaque a una teoría.
es decir, su ventaja funciona cuando tenemos certeza sobre la falsedad de la premisa que enuncia el rasgo. Por el
contrario, su conocida desventaja consiste en que aunque sepamos que sus premisas son verdaderas el salto de
generalización nos deja en la total incertidumbre sobre su valor de verdad.
Ambas formas de inferencias parecieran disponer de virtudes lógicas. La deducción nos pode verdades generales.
¿Quién nos podrá proveer de esas verdades? No habiendo ninguna facultad intuitiva sobrenatural que nos permita
acceder directamente al conocimiento de las verdades universales, no quedará más remedio que echar mano a la
experiencia y derivar estas verdades por vía inductiva. Pero ya hemos visto que la inducción no sirve para establecer
verdades generales, sino tan sólo para eliminarlas. Esta situación fue la que motivó a Popper a sostener que el único
camino para preservar el carácter racional de la investigación científica era la adhesión a lo que él llamó “el principio de
falsación”. Su tesis, sostiene que dado que a la mente humana le está vedado el acceso intuitivo a los conocimientos
universales, la única forma de operar con ellos consistía en tomarlos a título de hipótesis, que sólo serán válidas a
condición de que permitan deducciones de proposiciones particulares que hagan referencia a estados de cosas
susceptibles observación empírica. Una hipótesis que resultara confirmada por las predicciones empíricamente
contrastables podrá ser considerada una buena hipótesis y su uso será válido. Pero si resultara disconfirmada, deberá
ser abandonada. La ciencia es un método que permite descartar las malas teorías, aunque no nos permita demostrar su
verdad.
La fuerza del principio de falsación pasó a depender de esa operación que avanza en la dirección inductiva. Ahora bien,
para que podamos aprovecharnos de las ventajas de la inducción popperiana es preciso que se cumpla una condición, a
saber: que sea posible establecer de modo incuestionable la falsedad de algunos de los enunciados particulares que
funcionan como las premisas que enuncian el rasgo. Necesariamente la falsedad del enunciado particular tendrá que ser
incuestionable, porque en caso contrario estaríamos perdiendo toda la fuerza lógica de la falsación de la teoría. ¿Puede
establecerse la falsedad de un enunciado particular de modo incuestionable? la respuesta es negativa. Determinar que
una cierta proposición es falsa implica dos pasos: i. asegurarnos que estamos frente a un genuino caso del objeto
particular referido, ii. que no está presente el atributo o rasgo buscado. Ambos, a su vez, son procesos inferenciales que
tienen sus propias debilidades lógicas.
La abducción
Hasta ahora tenemos 2 inferencias:
1. R + C = r
2. C + r = R
y se agrega la 3. r +R = C / rasgo + Regla = Caso.
La lógica formal clásica, que sólo considera lógicamente válidas a las formas deductivas, ha bautizado a esta forma
abductiva como “falacia de afirmar el consecuente”. ej. si alguien es ingles, entonces es europeo, pero he ahí que Fulano
es europeo, entonces es ingles.
Esta inferencia carece de validez formal, si por tal se entiende que de premisas verdaderas sólo pueden obtenerse
conclusiones verdaderas (caso de la deducción), o de premisas falsas, sólo premisas falsas (caso de la inducción).
Tal como vimos, las inferencias válidas pueden ser apodícticas o probables. La abducción no puede ser descartada con
sólo señalar que no es una ley lógica (=apodíctica).
Se puede demostrar que sin la abducción el sistema mismo de las inferencias se vuelve paradójico. La misma deducción
se torna imposible porque ella presupone que la mente está en condiciones de proveer las premisas, y una de sus
premisas exige la afirmación del Caso. Esta es la llamada premisa menor de la deducción. Esto supone poder contestar
a la pregunta sobre qué es el Caso. El científico posee -además de los rasgos que observa aquí y ahora- un saber de lo
específico (la regla de determinación atributiva o “configuración substancial” de accidentes) que define a una colección
de atributos como un ejemplar o espécimen determinado. Y de ese saber de la especie (la Regla) y de los indicios
particulares (el resultado) se infiere el todo substancial o la esencia formal que da sentido a este singular (el Caso).
La operación mental de l abducción es distinta a la deducción y a la inducción, porque ella no supone un movimiento
inferencial entre lo sabido en general o en particular, sino un movimiento entre el rasgo y el tipo de objeto /C/, a partir de
conocer la regla que relaciona a los atributos, haciendo de ellos algo más que una colección: haciendo un objeto que
tiene la unidad de una sustancia, o la unidad de un proceso o de una intención comunicativa.
La abducción presupone que la regla no es una mera afirmación de pertenencia de elementos a un conjunto, sino el
término medio que relaciona un componente de una totalidad con la totalidad misma. No tenemos que vérnosla con una
colección de entes que tienen el mismo atributo, sino con un atributo que se integra con otros, de diversa índole, en la
unidad concreta de un todo orgánico (sustancial, procesal y comunicacional). Avanza desde el accidente aislado a la
sustancia singular, va de la parte al todo, pero no por generalización, sino como identificación del sustrato (sustancial,
procesual o comunicacional) al que pertenece la parte (accidentes, efecto o significante). De modo que ahora el
elemento ha dejado de ser considerado un mero “esto”, un individual abstracto e idéntico a todos los demás de un
conjunto, para ser considerado en otra dirección: en la dirección de un singular concreto, que lleva en su propia
constitución la razón de pertenecer a una especie.
En la inducción, generalizamos a partir de la característica que encontramos, que todos van a ser de la misma forma. En
la abducción, lo que hacemos es, por ej. a partir del colmillo com rasgo de un viviente, identificamos a cuál clase de
viviente perteneció ese colmillo con esos rasgos.
a. la deducción va de un conjunto a un subconjunto
b. la inducción va de un subconjunto a un conjunto
c. la abducción va de una parte-órgano a un todo-organismo o, de la parte al todo, en sentido estricto.

La deducción deriva el rasgo, pero presupone como premisas la regla y el caso. Eso significa que, aunque no lo
explicitemos, el que deduce, antes debió haber inducido una regla y abducido un caso.
La inducción deriva la regla, pero supone como premisas el caso y el rasgo, lo que implica, que el que induce antes
debió haber abducido un caso y deducido un rasgo.
La abducción deriva el caso, pero presupone las otras dos formas de inferencia.
Conclusión: las tres formas de inferencia se presuponen mutuamente de modo que pareciera que el comienzo del
proceso cognoscitivo se hunde en el misterio. Pareciera no haber un punto de partida al proceso cognoscitivo, un primer
momento desde donde genera la primer creencia. En el pasado de toda creencia hay otras creencias que son tomadas
para predecir, o para generalizar o para retroceder. Pero, no hay, creencias radicalmente nuevas. Según lo que se
desprende de los datos que tenemos, no hay creación. Sólo hay condensación o expansión o conservación de las
creencias ya dadas. La deducción contrae lo ya admitido como ley. La inducción expande a lo general lo que ya
podemos reconocer en los hechos particulares. La abducción conserva lo ya conseguido.
Peirce sostenía que la abducción es, de todas, la inferencia creadora. Pero esto se puede refutar ya que como se
observa en la fórmula, ella necesita de la Regla. Sea lo que sea, la regla es una de las premisas de la abducción, de
modo que lo que ella hace es aplicar un saber general preexistente a una circunstancia actual dada.

Ante situaciones de actos inventivos, Popper sostiene que se invente, y Peirce, que se adivine.
Bonfantini y Proni propusieron 3 tipos de abducción para resolver este problema:
1. la ley (regla) mediadora a emplear para inferir el caso del resultado viene dada de una manera obligatoria y automática
o semiautomática.
2. la ley mediadora a emplear para inferir el caso del resultado se encuentra por selección en la enciclopedia disponible.
3. la ley mediadora a emplear para inferir el caso del resultado es enunciada ex novo, inventada. En este tipo de
abducción hay auténtica adivinación.
Pero, son sólo argucias. La tesis de Peirce que intentan salvar estos autores está bien encaminada, pero lejos de
lograrlo introduce un nuevo enigma: ¿en qué consiste, lógicamente hablando, la facultad de la adivinación?
Es posible determinar con mucha mayor precisión lógica en qué consiste la inferencia que pone en funcionamiento el
momento abductivo cuando carecemos de la regla. Se trata de la analogía.
La analogía
Llevamos a cabo una analogía cuando tenemos como premisa la proposición que afirma que el rasgo que tenemos
planteado nos evoca el rasgo de un caso de otro fenómeno, pero que nos es muy familiar. la percepción de una
semejanza con algo muy conocido nos empuja a derivar que nuestro rasgo que se explica por una Regla semejante a la
que está empotrada en nuestro caso familiar. Se nos presenta un rasgo enigmático que nos deja perplejos porque no
disponemos de ninguna regla hipotética con la cual intentar una explicación o diagnóstico presuntivo.
El rasgo anómalo comienza a resolverse desde el momento en que acude a nuestra mente algún caso análogo que nos
resulta familiar y que, por ello, nos es evocado por el rasgo anómalo. Este caso análogo funciona como el término medio,
de modo que la inferencia analógica va del rasgo y el caso análogo al caso presunto.
Siendo el caso análogo un objeto familiar, su regla está entrañada en su significado, y ella hace posible el tránsito a la
abducción, en la medida en que sobre esa regla se comienza a diseñar conceptualmente la nueva regla hipotética. Es
decir, la regla implícita en el caso análogo opera como embrión de la futura abducción explicativa. Esta regla del caso
análogo nos acota el campo de búsqueda de la regla que buscamos y que tiene la mayor probabilidad de ser una buena
hipótesis. En esta interpretación, la abducción que pone la explicación al alcance de nuestra mente ha sido posible
gracias a que la analogía ha reducido drásticamente el campo de búsqueda y le confiere la probabilidad que aporta la
eficacia de la propia praxis humana.
Se pasa en los pasos de: presunto a análogo a propio.
La analogía va de un Caso conocido al caso desconocido, por medio de su semejanza formal, y de allí deriva que la
Regla del caso conocido también debe ser semejante a la Regla del caso desconocido: la Regla desconocida debe tener
la misma forma que la regla análoga.
Las analogías circulan: van y vienen y por cierto, en su retorno, producen nuevos efectos de sentido. Pero lo que es
innegable es que en el origen mismo, todo análogon procede de la acción humana y por ende de la praxis social.
El que capta una analogía capta al mismo tiempo la semejanza y la diferencia. De modo que la analogía brinda un punto
de partida para buscar una Regla propia, a partir de una regla análoga. Pero, la analogía no constituye, de ninguna
manera, un punto de llegada. De allí que se impone la aplicación de la operación mm.
Conclusión: el proceso por el cual la mente humana puede encontrar una buena solución a un problema si bien no es un
proceso que responda a una lógica autocontrolada y crítica, no obstante, sí comporta una lógica, en el sentido de una
operación de derivación de conocimiento a partir de premisas dadas. La única diferencia con las otras 3 formas de
inferencia es que en la analogía no se deriva el conocimiento de una proposición dada, sino de un contexto significativo
para alguna proposición, que todavía resta averiguar cuál sea.
La analogía determina las condiciones de posibilidad de la hipótesis: no la hipótesis misma. La analogía no sólo restringe
el campo de la búsqueda la medida del hombre que investiga, sino también hace posible comprender el misterio de salto
a la regla, porque en última instancia siempre se remonta a la fuente última de todo saber: verum ipsum factum.
La inferencia analógica pone como término medio un caso que puede funcionar como la regla, porque es un caso de la
praxis o de las coordinaciones generales de la acción propia. El sujeto humano está respecto de la regla del caso en la
relación de creador.

3. El sistema de las inferencias


No se quiere defender una inferencia de la otra, sino que intentamos postular que las formas de inferencia forman parte
de un sistema de inferencias cada una de las cuales se comporta como partes o funciones de un todo orgánico, en el
sentido de que sus relaciones entre sí son funcionales a la cognición, como un proceso total, y que sólo la red de sus
operaciones está en condiciones de producir el hecho de la comprensión que caracteriza al conocimiento humano: los
procesos inferenciales se apoyan unos a otros y engendran entre todos un resultado de conjunto que es más que la
suma de las partes.
Es un error intentar comprender el funcionamiento lógico de nuestro espíritu partiendo de excluir algunos de estos
grandes tipos de argumentos o caminos inferenciales. La lógica de las operaciones mentales no puede limitarse a la
lógica deductiva, como lo pretenden algunos seguidores a ultranza de la lógica clásica. Nuestro espíritu deduce, induce,
abduce y análoga. Y lo hace en una secuencia compleja, en donde no resulta fácil identificar algún comienzo absoluto.
Secuencia abstracta que recorren las inferencias:

La posición particular de la analogía y sus riesgos


No es fácil encontrar propuestas explícitas sobre cómo se relacionan entre sí lógicamente estas formas de inferencia y,
en particular, qué comporta este primado de la analogía en el modo de descubrimiento, en cuanto a la racionalidad final
del proceso cognitivo.
Una primera serie de objeciones que permanentemente se plantea en contra del uso de la analogía en la investigación
científica consiste en señalar los errores de reduccionismo que ella promueve.
Durkheim - tesis
1. Es legítimo examinar las leyes de un objeto a partir de las leyes de un objeto análogo.
2. Sin embargo, las leyes de un objeto análogo sirven para dirigir la búsqueda de la ley del objeto analogado pero no
para deducirla, porque cada tipo de fenómeno posee caracteres específicos que la analogía, por sí sola, no permite
identificar.
3. Pese a lo anterior, es posible sostener que hay leyes generales de carácter puramente formal, que puede describir las
características operatorias del funcionamiento del objeto análogo y del objeto analogado, sin que ello implique la
eliminación de sus diferencias específicas. Los modelos matemáticos son los encargados de expresar aquellas
características mediante los métodos propios de las ciencias formales.

A partir de esto, se ve con claridad que la analogía puede estar en el origen del proceso de investigación, pero que ella
debe dar lugar a un hecho creativo y no a una reducción de lo nuevo a lo viejo. Sin embargo, también es cierto que esa
creación, pese a que comporta novedad (en la búsqueda de lo específico del objeto de estudio), también comporta
raíces con el pasado, en la medida en que la analogía no es otra cosa que la resonancia que mantienen entre sí los
modelos imperantes de diversas disciplinas, entre otras cosas, porque todos abrevan en las estructuras básicas de las
formas de vida de los hombres mismos (es decir, de la praxis).
En conclusión, podemos sostener que las formas de inferencias no pueden funcionar aisladamente: que ellas se
sostienen mutuamente, cumpliendo funciones específicas insustituibles. Podemos afirmar que:
1. la analogía hace posible el descubrimiento o ideación de nuevas Reglas (=hipótesis)
2. la abducción hace funcionar una Regla ya disponible, conjeturando que unos rasgos anómalos dados son
comprendibles como Caso de una Regla dada
3. la deducción permite desprender consecuencias no explicitadas todavía de la conjetura del Caso, como resultado de
la aplicación de la Regla, con vistas a su confirmación
4. la inducción permite confirmar o desconfirmar la presunción realizada: reafirmando que la Regla se ha mostrado eficaz
a la hora de predecir, o falsando la conjetura de que la regla sea aplicable a esos rasgos encontrados.
Esta conclusión coincide en lo esencial con lo que pensaba Peirce: la deducción prueba que algo debe ser, la inducción
muestra que algo es realmente operativo, la abducción se limita a sugerir que algo puede ser.
Peirce no advierte que las 3 formas de inferencia ya presuponen la Regla: 1. debe ser, por imperio de la Regla; 2. es
realmente operativo conforme a la Regla; 3. puede ser un caso de una REgla ya formulada. Pero ninguna de estas
formas de inferencia nos da razón de cómo se llega a imaginar la Regla. La abducción no brinda la puerta de entrada al
círculo de significados: es un arco de ese círculo: hace funcionar como hipótesis de aplicación a esos rasgos
particulares, una regla ya disponible.
A la cuestión de cómo surge la regla misma, sólo puede contestarse con la analogía. Ella es el eslabón que une el
mundo de lo preexistente con el mundo de lo aún inexistente.
Consecuencia de todo lo anterior: la inducción ha sido privada de la función que le han dado, la de crear las leyes
generales.
Conclusión: la inducción ya presupone la hipótesis: no la descubre. De esto, ahora, se colige que la inducción está
destinada a corroborar hipótesis o a falsarlas, pero nunca puede crearlas. Esta labor creativa está vinculada a una
operación más profunda y compleja que la inducción, y tiene que ver con la vida misma. Tiene que ver con la astucia de
la praxis que Hegel llamó: astucia de la razón.

4. La inclusión del sistema de las inferencias discursivas en las elaboraciones cognitivas


En la primer parte procuramos hacer comprensible la noción de Caso mediante la discriminación de 3 aplicaciones
posibles: en el conocimiento de las cosas, el Caso sería la cosa misma, a diferencia de sus atributos o propiedades; en
el conocimiento de los procesos, el Caso consistiría en la causa, por oposición al efecto; y en respecto de las
experiencias comunicacionales, el caso sería el significado, en oposición al significante.
Peirce ilustra la noción de caso por la palabra “espécimen”: un espécimen es un individuo que “encarna” o corporiza una
especie. Reconocemos que algo es un espécimen de una especie si responde a la regla de organización que permite
incluirlo en un tipo o en una clase de identidad. Exhibe las relaciones entre sus componentes y los atributos resultante,
que necesariamente deberá tener algo para… ser considerado miembro de esa especie o clase de identidad.
Ejemplo de fotografía con manchas y el dalmata, ver donde está el perro. Al comenzar la experiencia disponemos de dos
premisas: 1. disponemos de una regla (la que nos prescribe qué debe tener una figura para ser la figura de un perro
dálmata), 2. en la foto se nos ofrecen diversos resultados o indicios: las manchas que han sobrevivido al proceso de
sobreexposición a la luz del fílmico.
Los grises que dibujan la frontera del perro han desaparecido, pero dado que disponemos de la Regla, tratamos de
averiguar qué parte del conjunto de las manchas podrían ser consideradas pertenecientes a “un caso de perro dálmata”.
Cuando encontramos que, efectivamente, en un sector de las manchas (rasgo) se configura la imagen de un perro (caso)
que responde con gran fidelidad a lo que esperamos que presente un perro dálmata (Regla) la abducción se ha
cumplido. Al cumplirse, los rasgos (o indicios) se han integrado en una configuración de la cual ahora forman parte
inseparable. Esta configuración es el caso, y cuando él se presenta lo hace como una totalidad. No importa que en la
foto los restantes componentes no estén: nuestra cognición agrega lo que falta.
Ese caso singular, no es un mero fragmento de realidad: es una totalidad relacional, procesual y significativa que impone
su unidad concreta. Una vez asumida una porción de él, nos fuerza a admitir el resto de los resultados que lo configuran
como “tal caso” (en su triple acepción de 1. cosa, 2. proceso y 3. significado). en la misma medida en que hemos
reconocido que esos rasgos particulares (manchas) son un caso de una regla (el espécimen de la especie), ese mismo
conjunto particular de manchas, existentes aquí y ahora, nos imponen, como condición de su propia existencia, agregar
estos otros conjuntos particulares de aspectos, según una Regla definida.
El caso, como un singular, se comporta como la operación concreta de una Regla (operación formal) que sintetiza sus
particulares en una totalidad (que es al mismo tiempo una totalidad sustancial, procesual y semiótica, es decir, un
organismo). La Regla funciona como la norma de un tipo o la diversidad de una unidad.
Peirce con su reexamen de la abducción nos obligó a poner nuestra atención sobre la noción de caso como un campo de
significación que no solamente se resiste a ser tratado como una mera intersección entre la Regla y los rasgos, sino que
incluso hasta podría ser considerada como una noción capaz de encerrar claves de comprensión de las otras dos, y
facilitar la intelección de la relación de todo esto con la analogía. El recurso al caso análogo no necesariamente exige
que desprendamos simbólicamente su Regla. Ej. basta con recordar la imagen del dálmata = nuestra mente va de un
caso a otro caso, sin mediación de la Regla.
El paso a la analogía no es solamente el pasoa otra forma de inferencia, sino el traspaso a otra forma de
representación: el traspaso de las representaciones simbólicas a las representaciones icónicas. En el reino de las
imágenes reencontramos la deducción, la inducción y la abducción.
La analogía no existe sólo como resonancia de imágenes semejantes en el reino de las percepciones. También opera en
el mundo de los conceptos: como actos verbales de comparación entre nociones complejas, no perceptibles. El hecho de
que la analogía pueda encontrar su operación correspondiente en el mundo de los símbolos o conceptos, no debe
ocultar lo más importante: a saber, que ella es oriunda del mundo de las imágenes y de las coordinaciones de la acción.

La analogía es una “inferencia de dos reinos”: tanto pertenece al mundo de las percepciones como al de los conceptos.
pero, por lo mismo, su papel es el de conectar uno con otro, transformándose de unoa otro. La analogía primero existe
como imitación y evocación pre-lingüistica, para luego existir como metáfora lingüistica.

La alternativa de una vía media en Epistemología conduce a la inclusión sistemática de estas otras formas de inferencia:
la abducción y la analogía. Pero, entonces, se desprende una inquietante cuestión: en esta salida hacia el mundo de la
acción y de la percepción a la que nos conducen la abducción y la analogía ¿no hay algo decisivo que se pierde, algo
crucial para una teoría de las inferencias racionales y para la epistemología, como puede serlo la validación del
conocimiento científico; su dimensión lógico-matemática?
Hay algo enigmático en el encadenamiento de cuestiones que nos plantean las inferencias:
i. la deducción se presenta como la única forma que proporciona necesariedad a los enlaces inferenciales que nos llevan
de la verdad de las premisas a la verdad de la conclusión, pero ella no puede proporcionarnos la verdad de los axiomas
ii. la inducción no puede tampoco proporcionar la verdad de los axiomas, pero puede corregirlos con necesariedad formal
cuando algo en el examen de los casos pertinentes nos lo indique; pero, como contraparte no nos permite fundar la
identificación de los casos
iii. la abducción se presenta como quien puede darnos la identidad de los casos, a condición de admitir reglas
hipotéticas, pero ni nos garantiza los enlaces discursivos ni nos proporciona la compresión del origen de las hipótesis
iv. finalmente, la analogía aporta la comprensión sobre el origen de las hipótesis y, además, importantes sugerencias
sobre el sentido vivencial o significativo de los enlaces, pero, entonces, ¿que resta de aquella virtud de la deducción, de
proporcionarnos no sólo resultados significativos, sino también resultados apoyados en la vivencia de la necesariedad de
los enlaces como válidos a priori?
SXX - Piaget - aportó como el núcleo mismo de su gran teoría sobre las invariancias funcionales de la organización,
como base de la configuración lógico-matemática del conocimiento. El núcleo ínfimo de las respuestas piagetianas
podría formularse así: en última instancia, todo conocimiento empírico se “escenifica” sobre el trasfondo de las
condiciones necesarias que hace posible el registro de la experiencia (de la especie o del individuo).
Por el hecho de que estos invariantes funcionales de la organización no sean fijos o estáticos, sino que progresen y
advengan a la existencia en el tiempo y la historia, no quiere decir que sean adquiridos empíricamente, sino que hacen
existir a esa misma experiencia. Son sus condiciones de posibilidad, no sus contenidos. Las funciones de la organización
no son adquiridas: ellas son o constituyen al sujeto, en cualquier nivel de complejidad que lo tratemos. Si excluimos las
funciones de organización, del sujeto no queda más que una X vacía.

Conclusiones
El autor sostiene que el molde último de las estructuras perceptivas y discursivas lo constituye, en verdad, la acción, y
ella se moldea a sí misma. La acción es su propia razón de ser, y es razón de ser de las percepciones, de las imágenes
y de los razonamientos.
La conciencia del sistema de las posibilidades, es decir, el sujeto que se apercibe de esas posibilidades y es capaz de
adquirir el conocimiento lógico matemático, implica la acción social y comunicacional: la acción de un sujeto que no sólo
es lo que hace y lo que omite, sino también lo que puede o debe, en un campo de permisiones o impedimentos
normativos. Un sujeto cuya condición de posibilidad para pertenecer a una configuración social, presupone que esté
siempre en condiciones de dar razón de su acción: es decir, que pueda desarrollar una conciencia práctica y una
conciencia discursiva de sí mismo.
El autor sostiene que lo que Piaget llamó “abstracción reflexionante” sigue siendo la mejor descripción del proceso de
traspaso de los moldes de la acción a las estructuras cognitivas y que contiene las virtudes necesarias para establecer
un criterio riguroso en la organización tópica de las formas de la inferencia discursiva.

(8) WOOD, Lucía - “La lógica en la creación. La ciencia, el arte, la vida cotidiana.”
Desde la cátedra se sostiene que la investigación es una práctica y como tal, hay conocimientos que no pueden ser
transmitidos, sino que son construidos a partir de la propia experiencia. Esto es propio de toda práctica, tanto en la
ciencia como en el arte, hay elementos que escapan a la aprehensión propia de la teoría.
Pensamos la ciencia como un modo particular de producción de conocimiento, siendo el conocimiento científico su
producto, en el que encontramos como rasgo distintivo la búsqueda de un “criterio externo” (Samaja), de la
contrastabilidad empírica como criterio de validación de las construcciones teóricas. Pero esta práctica investigativa hay
a su vez que entenderla en tanto práctica social (Ynoub), y esto nos permite abrirnos a analizarla desde su propia
complejidad. Como toda práctica del hombre, se encuentra atravesada por condicionantes así como también condiciona
a su entorno. Es así que distinguimos condiciones socio-históricas e institucionales, como factores contextuales con los
que la ciencia se relaciona dialécticamente; condiciones cognitivo-epistemológicas, visibilizando los compromisos
ontológicos, gnoseológicos y filosóficos implicados en la producción de conocimiento científico; por otra parte,
distinguimos condiciones operatorio-procedimentales, como aquellas acciones que solemos encontrar como siendo parte
de la práctica investigativa a partir de los cánones metodológicos; y por último, condiciones lógico inferenciales que
ponemos en juego al momento de llevar adelante el proceso de razonamiento en la pretensión de alcanzar como objeto
último de nuestra práctica investigativa un nuevo conocimiento científico.
Siempre que ponemos en juego un razonamiento, lo que se hace es articular proposiciones lógicas. La lógica como
disciplina, es la ciencia que estudia las formas de los razonamientos. Lo que se haría es visibilizar la estructura que
subyace a la razón.
Samaja plantea que las inferencias lógicas se articulan, se relacionan y configuran un sistema, donde a las tradicionales
deducción e inducción, se les agregan la abducción (tomada de Peirce) y la analogía (tomada de hegel). Samaja
introduce un cambio y revaloriza y otorga un rol fundamental a dos inferencias lógicas que poca difusión han tenido en la
historia de la ciencia y la lógica. Samaja retoma la idea hegeliana de concebirlas bajo la configuración de un “sistema de
inferencias” en el que cada una de ellas cumple una función singular, y necesariamente relacionada a las otras
inferencias, introduciendo la posibilidad de pensar dicho sistema en el proceso de investigación científica, como una
sucesión articulada en el devenir del conocimiento.
Samaja introduce dos modos del método científico: supone que toda investigación busca descubrir nuevos
conocimientos (modo de descubrimiento), y por otra parte, busca validar estos mismos descubrimientos (modo de
validación). En la investigación encontramos esta doble vertiente: la creatividad articulada con la validación.
La creatividad en la creación
Destacar la faceta creativa de la ciencia.
El proceso creativo, de surgimiento de una nueva idea, respuesta, producción, no tiene una temporalidad preestablecida.
Así como también resulta imposible de anticipar y planificar. Podemos analizar cuáles son las características de un
determinado proceso creativo y encontrar regularidades en su devenir, que nos permitan presuponer aspectos que
inciden y entran en juego en el proceso de creación, pero no por ello podemos anticipar el momento ni la forma en que
se manifiesta y se produce el nacimiento de una idea novedosa.
Lo que si podemos identificar y destacar, es que siempre, ante una nueva idea, conjetura, etc. se encuentra una
motivación, un problema, una pregunta a responder. En la investigación, más allá de que no la encontremos muchas
veces delimitada y explicitada previamente, esa idea viene a responder a algo que nos hizo pregunta, a una temática que
nos interesa, etc. Por lo tanto, la suposición del surgimiento “iluminado” de las nuevas ideas, podemos ver aquí cómo
necesariamente tiene que pensarse tensionado con otros aspectos que entran en juego.
En la construcción del conocimiento entra en juego una tensión entre empiria y teoría. Samaja plantea que esta tensión
tiene que pensarse a través de la inclusión de un tercer elemento en juego: la praxis. Por lo tanto, todo conocimiento
tiene que poder pensarse con su raíz en la acción práctica, en el punto que es ahí en donde se articulan lo empírico con
la teoría, gracias a la mediación de los modelos, esquemas, conocimientos previos, de los que el sujeto se sirve para
poder darle sentido a la experiencia.
Cada vez que se nos presenta un problema a resolver, recurrimos consciente o inconscientemente, a nuestra “cantera
de modelos”, a nuestros conocimientos adquiridos, para poder así intentar abordar y resolver esto que se nos presenta.
Por lo tanto, todo nuevo conocimiento se erige sobre la base de conocimientos previos, que lo moldean, al modo de
esquemas, matrices, que nos permiten significar e interpretar el nuevo desafío práctico y cognoscitivo que tenemos
delante, para así poder actuar sobre el mismo.
Para pensar qué entendemos por creación, me permito retomar algunos desarrollos de Hegel sobre la creación en el
arte, entendiendo que tanto en el arte como en la ciencia subyacen procesos creativos que dan origen a los nuevos
objetos, la obra de arte, y el conocimiento. Hegel distingue 3 aspectos principales en el que llama “genio artístico”: la
imaginación, el talento, y la inspiración; íntimamente relacionados entre sí.
El artista debe atenerse a sus propias concepciones. La imaginación es así enriquecida gracias a las experiencias
vividas y conocimientos acumulados. Esto se puede relacionar con Samaja y su cantera de modelos, como materia
prima que abona y sobre la que cimienta la creación de nuevas ideas.
Un investigador, artista, etc. es un ser que ha vivido y tiene sus propias experiencias, de esta manera, se va moldeando.
Todas estas experiencias que como sujeto me fueron aportando conocimientos, tanto prácticos como teóricos, está
presente al momento de enfrentar un nuevo interrogante, es indisociable de mi condición de investigador, artista, o
cualquiera sea la actividad de la que me ocupe. Y por lo tanto entra en juego al momento de idear, imaginar nuevas
respuestas.
Articulamos la imaginación con el talento, aspecto que Hegel distingue del genio artístico. Hegel lo relaciona con una
aptitud natural y una necesidad inmediata de formar todo lo que se siente y le presenta su imaginación. En el caso del
investigador, el modo de “formar” aquello que se le presenta, no sería por medio de una expresión artística, sino a través
de la razón, del pensamiento. La “aptitud natural” como “talento”, podemos pensarla como aquellas características
singulares de la persona, del científico en nuestro caso, para poner en juego alguna o varias de las diversas esferas de
los procesos de pensamiento (interrogar, conjeturar, etc), de la sensibilidad frente al entorno, los objetos, sucesos, etc.
En cuanto a la inspiración, Hegel lo ubica como un momento nodal, tanto en el proceso creativo de una obra, cuanto
podemos pensarlo en la creación de nuevas ideas en la investigación.
“La verdadera inspiración se enciende sobre un asunto determinado que la imaginación ha aprehendido para expresarlo
bajo la forma artística, y constituye la situación del artista durante el trabajo combinado del pensamiento y de la ejecución
del material (...) el interés del que hablamos ya se ha dirigido previamente sobre un objeto determinado, sobre una idea
particular, fijándose en ella previamente.”
Ese instante de inspiración tenemos que pensarlo, más allá de su contingencia o premeditación, como un fenómeno que
tiene su propia historia, aquella dada por el cúmulo de experiencias, conocimientos, singularidades de la persona que
orientan la acción e imaginación. Y en este mismo sentido, la creación no recaería sobre el sólo objeto o producto, sino
sobre el propio proceso que dió lugar al mismo.
Podemos pensar que la invención supone la capacidad de reutilizar lo que ya está disponible, en tanto toda novedad se
erige sobre la base de los conocimientos y experiencias previas del sujeto creador. Siguiendo este razonamiento,
podemos pensar también que el resultado de ese proceso creativo, sea este un conocimiento científico, un producto u
obra, lleva implícitos, como parte constitutiva de su historia generativa, no sólo los conocimientos teóricos y prácticos que
lo antecedieron y sobre los cuales fue tomando forma (bajo la lógica de la modelización), sino también podemos
encontrar allí la impronta subjetiva de dicha construcción, en tanto producto singular, imposible de replicar en el punto
que en su proceso generativo está implicado el investigador como sujeto en su integralidad, con sus conocimientos, pero
también indisociable de sus experiencias de vida, su posición ideológica, sus características personales, y el momento
particular de su historia en la que dicha creación fue tomando forma. Nuestra historia personal aporta elementos
fundamentales a ese proceso de construcción y de apropiación de la experiencia. por eso mismo cuando hablamos de
“modelos” no nos reducimos a pensarlos en términos conceptuales, más allá de que estos cobran un papel central en la
investigación científica, pero exceden el terreno de la teoría. Los modelos son fruto de la propia praxis del ser humano en
sus múltiples variantes, y considerando los diversos tipos de conocimientos producto de esta (científico, reflexivo,
vinculado a la tradición, y a la intuición).
La diversidad de experiencias, intereses y conocimientos que un sujeto irá integrando en su “cantera de modelos”,
enriquecerán y abonarán la creatividad y la posibilidad de establecer analogías entre áreas aparentemente disímiles de
la experiencia, sobre las cuales suelen establecerse las creaciones más arriesgadas e interesantes.

Los tiempos y la secuencialidad en el proceso de investigación


Esta misma complejidad que analicé líneas arriba relativa al entramado de modelos de diferente envergadura de los que
surge y nace el nuevo conocimiento en una investigación, nos obliga a pensar que el proceso en que se construye este
mismo nuevo conocimiento también reflejará un entramado singular. Tanto producto (conocimiento científico) como
proceso de producción tienen por ende que ser analizados desde su singularidad y su complejidad constitutiva. Podemos
identificar una lógica subyacente tanto respecto de las características estructurales del conocimiento producido, cuanto
del proceso en que se fue generando, pero una lógica que como tal no puede ser homologada y reducida a una sucesión
de acciones. Desde la MdI estudiamos estas regularidades tanto en el proceso investigativo y como en el conocimiento
que nos permiten ubicar un ordenamiento lógico en el proceder investigativo, pero una vez más, estas acciones estarán
condicionadas a su vez por diversos factores que inciden tanto en sus posibilidades fácticas de aplicación, cuanto a los
determinantes de la elección y/o posicionamiento del propio investigador. Es esta idea que tomamos de Ynoub de pensar
y entender a la ciencia como una práctica social, donde en la acción misma del investigador investigando, en el
desarrollo del proceso investigativo singular, podemos advertir cómo se articula dialécticamente con condicionantes de
diverso tipo.
Entonces, si el proceso de investigación lo entendemos desde Ynoub como un ciclo de 3 fases, en que se irá tanto
descubriendo como validando el conocimiento, durante el cual el investigador llevará adelante acciones y procedimientos
que orientan esta producción de conocimiento, no es sin considerar se pone en juego allí un proceso de razonamiento
que articula y permite la derivación de un elemento a otro (condiciones lógico-inferenciales).
Desde la perspectiva de Samaja y continuada desde Ynoub, a lo largo del proceso investigativo, se irán descubriendo
nuevos hechos y teorías, que se rán validando conforme ciertos cánones de cientificidad. Descubrimiento y validación se
configuran como los dos modos del método de la ciencia; y las inferencias lógicas se articularán a lo largo de este
proceso conformando un “sistema de inferencias”, en tanto razonamientos implícitos en este proceso. Dirá Samaja que
cada una de las inferencias, más allá de tener que ser considerada necesariamente vinculada a las restantes, tiene sí un
rol y función preponderante en alguna de las dos vertientes del método; de este modo es que identifica a la analogía y la
abducción como las inferencias predominantes en lo que hace a las acciones del investigador tendientes al
descubrimiento, mientras que la deducción y la inducción tienen una función central en lo que hace a la validación de los
mencionados descubrimientos.
Aún considerando que cada una de las inferencias, al ser un razonamiento con una estructura determinada, tiene un
protagonismo y función clara en cada vertiente del método, también sostenemos que la práctica investigativa no tiene un
orden preestablecido, sino que el considerarlo un proceso creativo nos obliga a reconocer cierta flexibilidad e
imprevisibilidad en la sucesión de acciones y razonamientos implícitos. Por lo tanto, más allá de encontrar una lógica
subyacente a la sucesión y articulación entre las diferentes inferencias, el descubrimiento y la validación serán
momentos de la investigación que seguramente nos inviten a identificar avances, retrocesos, reformulaciones,
revisiones, saltos y mediaciones, en el recorrido y búsqueda de un nuevo conocimiento. El ordenamiento del proceso
investigativo, por tanto, no podemos pensarlo de modo preestablecido y unidireccional; aún al identificar un
ordenamiento en las que llamamos “fases” de este ciclo, estas reconocen una lógica interna, y por eso una temporalidad
lógica también pero no necesariamente un orden cronológico fijo. Esta es la posición a la que nos convoca Ynoub al
plantearlos la MdI entendida como disciplina reconstructiva, por oposición a posturas prescriptivas; privilegiando la
apertura a lo impredecible que de la práctica resta desde toda reconstrucción teórica.
Cada una de las acciones que lleva adelante el investigador a lo largo del proceso de construcción de conocimiento, esto
que conocemos como “proceso de investigación a escala micro” supone o lleva implícito y pone en juego una o más
estructuras de razonamiento particular, lo que llamamos “inferencias lógicas”.
Lo que interesa acá va más allá de identificar que inferencia predomina o está ligada a cierta acción concreta. Interesa
poder considerar que la articulación entre las inferencias, así como las mismas acciones entre sí, no tienen un orden y
secuencia fijo y preestablecido, sino que responde a la singularidad de la práctica, contextuada y subjetivada.
La imposibilidad del hecho creativo, y por ende la singularidad del acto de creación, en cualquiera de sus expresiones,
presenta una temporalidad y dirección marcada por la singularidad de ese mismo proceso. Podemos generar las
condiciones para que la creatividad emerja, pero no podemos anticipar esa construcción.

Las inferencias lógicas


La lógica en la vida cotidiana
Razonamos no sólo en el marco de la investigación científica, sino que esta es una capacidad inherente al ser humano,
reflejada en las más variadas esferas de nuestra vida y experiencia. Las inferencias lógicas se encuentran en nuestro
cotidiano, a veces invisibles pero presentes.
Cuando pensamos, vamos derivando ideas, conocimientos, razonamientos, uno sucedido por otro, encadenándose, y no
sólo al modo de una cadena con eslabones uno tras otro, sino como un entramado complejo, donde los eslabones o
puntos se ensamblan en diversas direcciones.
Desde la lógica proposicional, se nos presenta a cada inferencia como una proposición estructurada por 3 componentes:
Regla, Caso y Rasgo.
Regla: expresión de una regularidad o criterio general, planteando un vínculo regular o característico entre cosas y sus
propiedades, entre un “antecedente” (causa) y un “consecuente” (efecto), o significados con significantes; clasificando de
esta manera las reglas como: de atribución, causación y dignificación. Desde el análisis que Samaja retoma de Peirce,
las propiedades, efectos y significantes, los denominaremos Rasgos; mientras que la cosa, causa y significado, lo
llamaremos Caso. Estos tres componentes se ordenan de diferentes maneras dependiendo de la inferencia de la que
estemos hablando.
Analogía: Rasgos del Caso conocido }- Rasgos del caso novedoso
Regla del caso conocido -{ Regla análoga posible para abordar el Caso novedoso
Abducción: Regla + Rasgo: Caso . Desde la parte al todo, no por generalización, sino por identificación del sustrato.
Parte-órgano a un todo-organismo.
Deducción: Regla + Caso: Rasgo . Inferencia de particularización. Desde un conjunto hacia un subconjunto.
Inducción: Caso + Rasgo: Regla . Inferencia de generalización. Desde un subconjunto hacia un conjunto.
Los seres humanos recurrimos a los conocimientos ya adquiridos, para a partir de ahí, bajo el supuesto de analogía
entre ambas experiencias (la ya realizada y la que se me presenta), servirnos de aquello que aprendimos para así poder
abordar y darle sentido y alguna posible solución a esta nueva situación que se nos presenta como problemática. La
analogía es por ende el motor inicial de la puesta en juego de posibles modos de resolución y/o abordaje de la situación.
Abducción: abduzco cuando le doy sentido a lo que veo, identificando la pertenencia del fenómeno como caso que
puede leerse, entenderse a partir de cierta regla, lo identifico como espécimen de una especie.
Deducción: anticipamos posibles rasgos, aspectos o características no presentes, me orienta en la búsqueda de
respuestas, ya que el ejercicio es predictivo. La veracidad de las conclusiones solamente se da si las premisas de las
que parto (regla y caso), son verdaderas, y aún así, pueden surgir aspectos no contemplados que interfieran con el
resultado. La deducción nos orienta en la búsqueda de “rasgos” a considerar en el futuro, para luego poder validarlo o
refutarlo inductivamente al momento de efectivamente acceder a las acciones concretadas.
Inducción: la autora la piensa como la inferencia característica de las generalizaciones, más allá de su uso en la
construcción del conocimiento científico, la podemos encontrar en toda generalización que hacemos cotidianamente,
algunas de las cuales se caracterizan por su grado extremo de forzamiento, en el que vemos la debilidad que le es
propia a estas conclusiones.
Cuando se construye una clasificación, la base fundamental de esta radica en la identificación de similitudes o aspectos
comunes y diferencias entre elementos, dando lugar a un ordenamiento y agrupación de los mismos en grupos y
subgrupos. Esto es gracias a la inducción, donde analizamos un conjunto de casos en función de la identificación de
rasgos que insistan o que rompan con lo esperable, para poder concluir en una lectura generalizadora. Toda clasificación
es construida sobre esta base lógica, cuando diferenciamos estilos musicales, o géneros fílmicos, etc. es sobre la base
de modelos que han construido estos criterios de ordenamiento.

La función de cada inferencia en el proceso de investigación científica. Su lugar en el sistema.


Cuando decimos que a lo largo del proceso de investigación se irá produciendo un nuevo conocimiento científico,
pensamos que este proceso lejos está de limitarse a una sucesión preestablecida y rígida de acciones, sino que, este
proceso y las acciones que se llevan a cabo, nos muestran que en los hechos, la práctica investigativa, refleja que el
proceso creativo, reflexivo, analítico que conlleva el abordaje de un objeto/fenómeno a conocer y problematizar, no sigue
un orden unidireccional. Por lo tanto, esta complejidad y dificultad de reducir y anticipar los movimientos y orientaciones
que sigue el proceso de pensamiento en lo que hace a la investigación, es lo que nos lleva a pensar que las inferencias
lógicas configuran un sistema donde se entraman y articulan entre sí, delimitando, si bien no un orden rígido, sí una
sucesión lógica esperable, un patrón de articulación que seguramente irá abriendo nuevos sentidos y direccionamientos
en función de la singularidad de cada proceso investigativo.
“Programa de investigación”: contiene y está formado por procesos de investigación particulares, dando como resultado
una construcción de conocimiento sistemático y coherente sobre cierto tema, que es lo que llamamos teoría. Las
investigaciones no se cierran en sí mismas, sino que se espera que reabran nuevos ejes de problematización.
Frente a un caso desconocido, del que carezco de regla para explicarlo, que se hace? recurrimos por analogía a una
regla de un caso análogo, ya conocido; me sirvo de un antecedente investigativo, o de los criterios que me permitieron
ordenar, clasificar, y entender otras especies. De algún modo me sirvo de conocimientos previos para abordar este
nuevo fenómeno.
No necesariamente se parte de un interrogante claro y preciso, explicitado metodológicamente en forma precisa, sino
que muchas veces el puntapié de inicio de un estudio está dado por el interés sobre cierta temática o aquello para lo cual
nos contrataron.
Proceso de investigación a partir del ordenamiento de tres fases que propone Ynoub:
1. Fase ideatoria. Puesta en juego del primer impulso creativo frente a los interrogantes del fenómeno novedoso a
abordar. ¿Cómo puedo explicar este nuevo fenómeno? Lo primero que se me presenta, son rasgos, aspectos del objeto
que me interpelan, que visibilizan la ausencia de reglas acabadas para explicarlos, para poder ubicarlos como caso,
como espécimen representativo de una especie. Por lo tanto, la búsqueda de respuestas posibles, en un primer
momento estará orientada por la analogía, ya que nos permite hacer uso de Reglas ya conocidas, por lo menos para
poder empezar a darle un sentido novedoso frente a lo que nos encontramos. Esto no se limita a la puesta en juego de
una sola teoría, sino que se irá complejizando en función de las necesidades explicativas del fenómeno con el que me
encuentra y del interés que me mueva. Por lo tanto, articulo modelos para poder darle sentido a esto novedoso, para
poder, vía abducción, permitirme significarlo de algún modo, identificándolo como posible caso desde cierta regla,
aunque esa identificación primeramente sepa que es parcial, ya que será solamente el puntapié para permitirme
reajustar posibles reglas hipotéticas, a partir de la relectura de los rasgos articulados y significados desde las diversas
reglas. Esta delimitación de posibles hipótesis orientadoras guiarán la traducción de esta construcción teórica,
conceptual que hago en la fase 1, en posibles hipótesis indicadoras, de trabajo, de carácter empírico, presunciones
deductivas que derivo de esta primer hipótesis de carácter más conceptual (hipótesis sustantiva), anticipando rasgos
que, de fundarme en dicha hipótesis teórica, se supone tendré luego que encontrar en el momento de recolectar los
datos efectivamente. En este tránsito de la fase 1 a la fase 2, analítica, y para poder llevar adelante la contrastación
empírica de mis supuestos, diseño las estrategias metodológicas para concretarlo, y en este momento vuelven a entrar
en juego, articuladamente, las distintas inferencias, porque la variedad de acciones que tengo que planificar y diseñar me
invitan a ir avanzando y revisando mis planteos. Desde la traducción en términos empíricos del objeto (diseño de las
matrices de datos, donde identifico unidades a analizar, los aspectos o variables que desde la teoría me propuse a
considerar, sus posibles valores, y los criterios de valoración que tendré en cuenta), estoy poniendo en juego el
presupuesto de analogía entre la teoría y dicha construcción empírica. Supuesto de analogía entre el concepto y los
observables, permitiéndome esta base teórica (reglas), inferir deductivamente posibles rasgos, posibles valores que
espero encontrar en la recolección de datos. Puesta en juego también de la analogía la vemos en la construcción de la
muestra, en el punto en que el supuesto de representatividad que está en la base de toda delimitación de una muestra
(parte) que se espera me permita generalizar mis conclusiones a la población y de esta a su vez al universo (todo) que
investigo. La fase 2 concluye con la recolección de datos, por ende con la construcción de los datos empíricos de la
investigación.
Fase 3: sintética. Donde la actividad del investigador se centra en el análisis y la interpretación de dichos datos. A la luz
de los modelos teóricos, les doy un nuevo sentido a esos datos que encontré, con el intento de verificar si se contrastan
empíricamente o no mis hipótesis. Será partiendo de los rasgos observados que intentaré encontrar un nuevo sentido.
En la lectura de los datos por momentos iré extrayendo posibles hipótesis interpretativas del material, donde el sentido
podrá basarse en la relación entre variables y sus valores (rasgos encontrados), ya sea identificando regularidades,
inductivamente, que me permitan a su vez abducir criterios clasificatorios.
Así vemos que las 4 inferencias lógicas se encuentran presentes en cada fase de la investigación, ya que la creatividad y
descubrimiento -centralmente reflejada en la analogía y la abducción- y la validación -mayormente en la deducción e
inducción- están presentes, articuladas, en los diferentes momentos de la investigación. El ordenamiento de las acciones
propias de cada fase no es unidireccional, sino que muchas veces encontramos avances y retrocesos entre las mismas.
El proceso investigativo, por tanto, nos muestra un trayecto imposible de reducir a una única dirección y articulación de
momentos. Donde también vemos que, más allá de encontrar predominio de unas inferencias sobre otras en
determinadas acciones y momentos, no podemos pensarlas en forma aislada del resto.

Conclusión
Coherentes con la concepción dialéctica desde la que abordamos la investigación, los criterios de validación que la
ciencia imprime al conocimiento que genera deben pensarse articulados y difícilmente separables de las instancias que
en la misma investigación nos invitan a crear y dar origen a nuevas ideas. Validación y descubrimiento son dos caras de
la misma moneda, solamente los discriminamos en la medida que su análisis a ello nos obliga, pero en la práctica
misma, difícilmente podemos diferenciar acciones que tengan uno y otro objetivo exclusivamente. La ciencia es creación,
así como es también validación de ese proceso y conocimiento que se crea. Y como todo proceso creativo, su
temporalidad y ordenamiento tienen mucho de imprevisibilidad.
A la autora le gusta pensar por tanto al proceso de investigación, desde su faceta lógico-inferencial, como reflejo de este
complejo entramado de pasos lógicos metodológicos que orientan la construcción de conocimiento, pero que por otra
parte tienen que dar lugar a la temporalidad particular que supone la creatividad, en tanto los momentos de inspiración
difícilmente puedan ser anticipables, su la estructura lógica que subyace, pero no así los momos y momentos en que
tendrá lugar.
Rescatar y analizar el proceso creativo, es a su vez valorar y pensar en el sujeto que hace ciencia, y por tanto, entender
que cada investigación será singular en su proceso, en el deseo que la motiva, las ideas que uno trae, las nuevas que
surgen, los condicionantes que irán incidiendo en el rumbo de la investigación, etc.

(9) (13 - es parte de la UNIDAD 4) YNOUB, Roxana - “Sobre modelos, conjeturas y predicciones en el proceso de
la investigación.”
¿Qué ves en lo que ves?: imaginación y ciencia.
Al igual que tantas otras creaciones humanas la ciencia es asunto de la imaginación. Los seres humanos estamos en el
mundo, nos lo apropiamos y por ende lo re-creamos. De esta forma, nos hacemos humanos. No nos satisface sólo lo
que no es dado por natura sino lo que conquistamos por cultura. Vamos más allá e interrogamos al mundo y a nosotros y
nuestro sentido con él. inventamos el tiempo. No sólo tenemos actualidad y memoria -lo que implica tener presente y
pasado, como todo lo que tiene historia- sino que además creamos el porvenir -que es algo más que el mero futuro, es
espera por lo que vendrá. es búsqueda, sueño y proyecto.
Investigar es interrogar la experiencia, para ir más allá de ella. Es interrogarla “esperando” algo de ella. La ciencia es
asunto de imaginación porque sólo podemos interrogar (e interrogarnos) de la mano de modelos que organizan eso que
llamamos experiencia.
Aún la mera observación es activa, siempre cabe la pregunta: ¿qué ves en lo que ves? porque observar es ver con
ideas. Y tener ideas es tener imágenes.
Lo mismo ocurre con lo experimental: la experimentación “interroga a la naturaleza, en nombre de principios postulados”.
De modo que lo que se encuentra o no encuentra en ella se juzga por referencia a lo que se espera encontrar. Por lo
demás, todo lo que se pueda interpretar se derivará de los modelos que se asumen para interrogarla.
Kant fue el primero en advertir esta implicación subjetiva en la construcción de la objetividad. Comprender el mundo es
modelarlo por referencia a imágenes. Y esas imágenes son generadas de lo que él llamaba esquemas de acción. - “la
razón sólo ve lo que ella misma produce previamente, según sus propios planes”. Sólo ve lo que ella ha producido
previamente. Eso significa que investigar es modelizar, imaginar y traducir esos modelos e imágenes en planes o
esquemas de acción que permitan interpelar los hechos.
A diferencia de otras formas de imaginación, en la investigación científica, el arte consiste en interpelar los hechos de
modo tal de averiguar si los modelos asumidos se condicen, iluminan, potencian nuestra forma de entender la
experiencia.
Kant: la imaginación es hija de la acción y engendra la acción.
Lo primero significa que los modelos o imágenes disponibles orientan nuestra acción. eso ocurre cada vez que actuamos
siguiendo nuestras concepciones, provengan éstas de la práctica o no científica.
Más difícil de aceptar es la afirmación que sostiene que la imaginación es hija de la acción. ¿Cómo puede algo del orden
de la acción engendrar algo del orden del pensamiento?.
Cabe constatar que la imaginación humana, tanto en el terreno de la ciencia como del arte, se desarrolla conforme a
pautas identificables. Los grandes modelos que nutren a la imaginación mutan a lo largo de la historia. Esa mutación se
expresa en los grandes hitos que jalonan la historia del arte, del pensamiento y de la ciencia. En estos hitos emergen los
héroes. Cada uno de ellos conquistadores de nuevos horizontes representacionales, expresados en emblemáticas
experiencias o hallazgos empíricos. Cada uno de ellos inauguradores de nuevos horizontes científicos, creadores de
paradigmas.
Para consagrarse como héroe en el territorio científico, se debe iluminar el modelo que se defiende a la luz de lo que se
llama “evidencia empírica”. estas evidencias son sólo trazas cuyo sentido se completa con el cuerpo teórico que las
interpreta. Esos modelos deben mostrarse internamente coherentes y externamente consistentes con elementos
identificables empíricamente.
Las pruebas consagratorias de estos héroes se libran en términos de una batalla en la que se pone a prueba la potencia
interpretativa de sus modelos y la potencia persuasiva de las evidencias que ofrecen para justificarlo.
Pero también hay héroes fallidos, no todo se consagra. Porque eso que llamamos evidencia, no es algo que está allí
afuera, sino algo que resulta de algún tipo de enlace que “alguien” debe hacer y aceptar entre eso proveniente de los
sentidos, y eso otro, que proviene de la representación o el pensamiento. En toda la historia del pensamiento y de la
ciencia es posible encontrar “sabios incomprendidos”.

Volvemos a Kant - ¿cómo es que la acción engendra representación o imaginación?


Si las ideas y modelos mutan en la historia, si ellas encuentran ecos y resistencias según las épocas, entonces resultará
posible identificar alguna “pauta inteligible” en el decurso de esas mutaciones. Lo que vamos a postular aquí es que esa
pauta es dependiente de la mutación a la que se ve sometida la estructura misma de la acción vital y social. De lo que se
trata entonces es de averiguar qué tipo de transformaciones son posibles, y de qué modo la estructura de la acción
deviene estructura de intelección.

Dime cómo vives y te diré cómo imaginas.


Son las tesis de filiación dialéctica las que han aventurado respuestas más audaces a la hora de extraer alguna pista en
torno a la relación entre acción e intelección.
Lo que estas tesis postulan es que el sujeto cognoscente es resultado de una historia formativa que incluye a la propia
realidad a conocer como condición de su desarrollo. Nuestra mente está implicada en la realidad que conoce en tanto ha
sido engendrada por ella, en tanto es un momento de ella.
Konrad Lorenz - Mi tesis era que nuestra visión del mundo es el verdadero cuadro de la realidad ya que las formas a
priori (de nuestra mente) se han ido gestado filogenéticamente en su enfrentamiento con lo real, así como nuestros ojos
se han ido formando en acción recíproca con las leyes de la óptica.
En esta concepción todo acto cognoscitivo tiene su antecedente en experiencias vividas y protagonizadas como
experiencias estructurantes y estructuradas por el mundo real.
El sujeto cognoscente es un sujeto histórico en el mismo sentido en que lo es el objeto a conocer. Con el agregado que
el sujeto cognoscente está forjado por la propia naturaleza del objeto a conocer, y co-evoluciona con él. Esto es lo que
han advertido las perspectivas etológicas y evolutivas de la cognición.
A esto hay que agregarle que los seres humanos no sólo disponemos de sistemas sensorios, engendrados por -y por lo
tanto adaptados a la captación del- mundo real; sino que además disponemos de sistemas categoriales y conceptuales
por los cuales objetivamos, tematizamos y creamos ese mundo real.
Se requiere trascender la biología y pasar a la sociología para comprender cómo y de qué manera las prácticas sociales
son las que engendran las formas del pensamiento más avanzado.
Hay que advertir que ciertas competencias que estimamos como los logros más alto del intelecto se han alcanzado en el
marco de prácticas sociales muy específicas. No se trata de una mera proyección de contenidos o representaciones de
conciencia. La vinculación es más profunda: se trata de esquemas de acción práctico sociales, que estructuran
esquemas lógico categoriales (o lógico trascendentales).
De un modo general, lo que puede reconocerse es que para que una acción devenga representación se requiere que las
propias acciones estén a su turno estructuradas; que se constituyan en acciones repetibles, reproducibles.
Piaget - la acción se torna potencial engendradora de intelección si está organizada como “esquema”. Un esquema es un
plan de acción y por eso es acción que se integra con representación.
este es el punto que se deriva de la distinción entre una mera “secuencia de acciones” de un “esquema de secuencias
de acciones”. Como lo ha reconocido Samaja la cuestión decisiva aquí es advertir la diferencia que existe entre un hecho
material -como una secuencia de acciones, de un patrón o forma de secuencia de acciones. Este patrón es el que
adviene al estatuto de organizador de la experiencia.
Habría entonces una dialéctica recurrente entre acción y representación. no cualquiera acción o secuencia de acciones,
tiene la potencialidad de conformar un esquema. Se requiere para ello que la secuencia se organice y se integre como
un todo cuyos componentes están interrelacionados; y que actúan por referencia a un fin. Pero fundamentalmente se
requiere que esa secuencia se repita: “una vez que se estabilizan (los esquemas de acción) se transforman en
disposiciones a la acción, de manera tal que cuando nosotros vemos un árbol, no solamente tenemos un conjunto de
estímulos sensoriales, sino también la percepción de algo trepable, y esa dimensión perceptual tiene que ver con el
hecho de que una vez que nosotros hemos actuado sobre el objeto, nuestras futuras percepciones del objeto evocan y
suprimen esas acciones, y que todo lo que nosotros llamamos conciencia o sentido vivido de la conciencia en el fondo no
es más que acción que no llega a concretarse”.
“Lo puedo conocer porque antes lo he protagonizado” Vico. Protagonizar significa “conquistar” que no es sólo hacer: es
querer hacer, es querer volver a hacer, es tener el plan de un hacer que primero fue sólo eso, pero ahora está en mí
como disposición a hacer.
Konrad Lorenz llevó estas ideas más lejos: los a priori intelectivos son en verdad a posteriori de una historia práctico
objetiva que se ha consumado a escala filogenético, es decir, que ha preciìtado no sólo como una cierta disposición de
acción, sino también como morfología, como anatomía y como fisiología neural.
De acuerdo con ello los a priori perceptivo-sensoriales del viviente, son resultado o a posteriori de una historia evolutiva
adaptativa. Por esa razón es posible fundamentar la “objetividad” de esos a priori ya que la garantía de su eficacia
cognitiva, se deriva de la historia (devenida ontología) que vincula al sujeto cognoscente con el objeto a conocer.
Estas tesis evolucionistas tienen una clara filiación dialéctica pero como lo decíamos, reducen la perspectiva historicista
a un plano netamente bio-genético.

Los seres humanos no sólo disponemos de estructuras conquistadas por nuestra historia vital. somos principalmente
seres sociales. Nuestras regulaciones intelectivas provienen de esas regulaciones sociales. Ellas pueden incluso
modificar y alterar nuestro bagaje natural.
No es nuestra anatomía la que deja ver la naturaleza de nuestro entorno, porque éste no se reduce a un hecho material,
sino fundamentalmente simbólico. Se trata de entornos institucionales que se traducen en objetividades también
simbólicas como lo son el lenguaje, el arte o la ciencia - objetividades instrumentales.
aunque todo proceso evolutivo implica la transformación conjunta del “viviente y su medio”: en el caso de los seres
humanos, esa transformación supuso además la creación de una “nueva naturaleza”, a la que de manera muy genérica
podemos llamar “cultura”. nuestros entornos son principalmente entornos institucionales. Las instituciones sociales se
han ido modificando a lo largo del tiempo como también la subjetividad humana, es decir, el modo en que se significa,
representa o concibe al propio ser humano y su relación con el entorno natural y social.
Ya no se trata de una acción-representación sobre algo rodeable, trepable, etc. Se trata de una acción y objetivación
interferida e integrada por, y en, la coexistencia con otros seres humanos. Un objeto no es sólo una materialidad que se
aprehende y se conquista sensoriomotoramente. Un objeto es una entidad siempre dimensionada en una experiencia
institucional: es permitido o interdicto normativamente hablando. Que un objeto sea propio o prestado, estas cualidades
no brotan de su materialidad, brotan del sistema de reconocimientos y normativas sociales que rigen el acceso y la
disposición sobre dicho objeto.

Todo sistema social es entonces un sistema regulado (y regulante) de vínculos de reconocimiento entre sujetos y entre
sujetos y su mundo objetivo. Y este sistema social es el que engendra los modos de apropiarse -y por lo tanto de
representarse- el mundo objetivo.
Se ha tachado de relativistas o de irracionales a las tesis que postulan una filiación social del conocimiento. Se esgrime
que si el conocimiento se deriva de las formas de la organización social no había modo de fundamentar un conocimiento
objetivo y verdadero per se; ya que las sociedades mudan y se transforman acá o allá.
Lo que menos se advierte es que estas supuestas críticas asumen el postulado de que son las propias formas de la
organización social las arbitrarias; mientras que el mundo natural se rige por lo racional y objetivo.
Si en cambio se acepta que toda forma de organización social constituye un hecho objetivo (que reconoce por ello algún
tipo de racionalidad que fundamenta su existencia) entonces se debe aceptar que la proyección de su propia estructura
en formas intelectivas, resulta también objetiva y racional.
Dicho de otro modo, si es cierto que toda forma de organización social encuentra un patrón de estabilidad que ha hecho
posible su permanencia y reproducción, entonces es posible reconocer que ha alcanzado algún grado de”verdad”, algún
grado de racionalidad que lo perpetúa como tal orden u organización- De allí se deriva entonces el carácter racional y
verdadero de las estructuras cognitivas que no son sólo funcionales a ese orden social sino también y en alguna medida
inherentemente objetivas.
Si se aceptara que las tesis de la mecánica clásica están fuertemente impregnadas por el patrón social del capitalismo
clásico, ¿se debería derivar de ello que esas tesis son por lo tanto “arbitrarias o irracionales”? La respuesta es negativa.
No son irracionales ni arbitrarias, porque el propio capitalismo no lo es. en el sentido que él, pese a mostrarse como una
forma posible de organización social, tiene objetividad. Se muestra capaz de reproducirse conforme a un patrón social
eficaz en la suficiente medida en que le permite perpetuarse, al menos en este período histórico.

Reconocida esta vinculación entre “acción” y “cognición”, interesa distinguir ahora dos niveles de análisis.
1. Se refiere a los grandes formatos en los que pueden rastrearse las macroestructuras de la acción y cognición -que
permiten distinguir entre religión, ciencia y filosofía, etc.
2. Se refiere a las mutaciones o transformaciones que se registran al interior de ellos y se expresan en las variaciones
entre modelos o concepciones pero dentro de un mismo funcionamiento semiótico o cognitivo.
Acá resulta bien el modelo formado por Samaja que recupera conceptos de Peirce. Samaja ha postulado una secuencia
dialéctica entre diversos medios o forma de vida (estructuras típicas en la organización de la acción) indicando el modo
de funcionamiento cognitivo o representacional asociado a ellas. Esa secuencia se puede expresar así:
- Sociedades bióticas : conocimiento enactivo (percepciones y rituales)
- Sociedades gentilicias : conocimiento narrativo (mitos y religión)
- Sociedades políticas : conocimiento formalizado (logos)
- Sociedades civiles : conocimiento operatorio (ciencia)
La idea general es que cada forma de la organización vital y social, promueve y se integra con una forma típica de
conocimiento.
Quien vive en un entorno biótico, conoce por medio de sus sentidos, de las estructuras que le trazan sus disposiciones
para actuar. En cambio, las formas de vida culturales (sociedades gentilicias) inauguran una nueva forma de
significación, que de modo muy general puede definirse como mítico-narrativa. Mientras que la vida política hace posible
el conocimiento formalizado y las sociedades contractuales (sociedad civil) un saber operatorio, como el que caracteriza
a las ciencias positivas. Ante la pregunta ¿qué hay en el mundo? la respuesta va a depender del dispositivo categorial
disponible y la idea que está en la base de estas tesis es que ese dispositivo muta conforme cambian las formas de vida.
para salir bien parado como miembro de una sociedad cultural, no alcanza con el saber del cuerpo. Hay que forjarse una
identidad simbólica. Esto se configura en un cuerpo-representacional.
De igual modo, las sociedades políticas necesitaron expandir esa segunda naturaleza de la cultura en dispositivos que
trascendieron el lenguaje narrativo y dieron lugar a esa gran transformación en la historia humana que se consagró como
pasaje del mito al logos. De modo que para ser alguien políticamente, para inscribirse como ciudadano en una polis, es
necesario dominar en alguna medida los dispositivos formales que inaugura el estado: escritura y mediaciones
simbólicas asociadas a ella, cálculo, códigos jurídicos.

La síntesis que deseamos sacar se reduce al reconocimiento de los alcances que puede tener una tesis sobre las
relaciones entre acción y cognición. Especialmente si efectivamente se expande y se enriquece el concepto de acción.

Imaginación y modelización en el proceso de investigación.


Podemos reconocer que la investigación científica está siempre inmersa en modelos más o menos explícitos, que
inspiran a su turno el modo de configurar la experiencia que se observa, que se experimenta o interpreta.
Investigar científicamente podría concebirse como un proceso de modelización y remodelización recurrente que transitan
entre diversos registros: modelización eidética, narrativa, conceptual y operacional. Las relaciones entre estas formas de
modelización no son lineales. Se reclaman unas a otras y se integran de modo complejo a lo largo de todo el proceso de
investigación.
Cada vez que se intenta expresar y comprender el objeto que se investiga, la retórica científica se ve obligada a echar
mano a todas estas dimensiones conjuntamente.

“la fuerza de muchos conceptos científicos descansa, sobre el hecho de que son meras proyecciones antropomórficas
del mundo de los asuntos humanos”. Esto coincide con Samaja a la hora de dar cuenta de los procesos que están en la
base de la comprensión científica: “emerge la comprensión cuando se logra mostrar y fundamentar que los lo dicho en
una descripción puede hacerse corresponder con los términos de una tautología, de modo tal que lo que sucede en el
mundo de los hechos es tan obvio como obvia nos parece la tautología”.
Comprendemos una idea cuando podemos proyectarla sobre una experiencia, una imagen, una concatenación de
hechos que nos resultan obvios. Y nos resultan obvios, porque el modelo en el que se apoyan está ya admitido, o puede
ser admitido, por nosotros. Pero además. algo nos resulta obvio porque en alguna medida podemos protagonizar (o
hacer como si) las condiciones de experiencia a que remiten eso obvio del modelo.
Si aceptamos que el proceso de investigación científica puede ser concebido como un movimiento entre distintas formas
de modelización, se amplia el esquema:
Si retomamos a Kant, estas modelizaciones no serían otra cosa que enlaces que el sujeto cognoscente realiza entre
elementos que conforman su experiencia.
Vincular ciertos hechos con otros, supone identificar (o postular) reglas o regularidades. Pero vincular experiencias entre
sí supone configurarlas sobre la base de modelos ya disponibles. si se espera que la vinculación sea relevante, la
modelización que se profesa debe resultar adecuada y eficaz y enriquecer nuestra experiencia.
Esta es la tarea que tiene trazada también la investigación científica. Allí se valora de modo especial, la capacidad de
identificar vínculos novedosos, no intuitivos entre hechos o experiencias.
¿Qué se requiere para identificar vínculos relevantes entre hechos y experiencias? ¿Cómo se llega a identificar esas
supuestas regularidades significativas y novedosas entre hechos?
Ejemplo de secuencia de números que van de 2 en 2 hasta que corta con el 27 y nosotros pensabamos que seguía el
14. El lector advierte la inclinación de nuestra mente a postular regularidades basándose en datos de experiencia. En
este caso esta regularidad se expresa en la relación entre ciertos “hechos antecedentes” (los números que se muestran)
y ciertos otros que se esperan (número postulado como candidato a presentarse) que oficiarán de hechos consecuentes.
Pero para vincular esos hechos se requiere asumir una cierta “regla de vinculación”. Si postulamos que los números
constituyen una serie entonces esperamos un cierto hecho y predecimos el número que debiera aparecer si estamos en
lo cierto. La regla la constituye en este caso la propia serie numérica; en tanto es una operación generadora de la
secuencia de números: disponer de la regla es de alguna manera disponer de un modelo para interpretar los hechos.
Hay identificación de regularidades y comprensión de las condiciones que se requieren para identificar vínculos genuinos
o relevantes entre esos hechos. En cuanto a esto segundo, por más pobre o más rica que la inteligencia resulte, las
presunciones que se adoptan a la hora de vincular ciertas experiencias con ciertas otras, son herederas de alguna
historia formativa. Es esa historia formativa la que une al sujeto cognoscente con el objeto a conocer y la que lo lleva a
vincular o conectar de un modo particular esos hechos entre sí. Cualquiera sea la naturaleza de los objetos a conocer,
tienen historia. Son lo que son porque han llegado a ser. Las determinaciones y relaciones que podemos inteligir en ellos
responden a un fin, tienen su razón de ser en la naturaleza de la realidad que se reproduce a través de ellas. No son
vinculaciones arbitrarias y antojadizas. Son vínculos necesarios para que el objeto sea ese y no otro.
Para los empiristas, las reglas por las que vinculamos experiencias entre sí no son más que hábitos que decantan en
nuestra mente por la fuerza de la costumbre. Pero según esto, nada lo garantiza. La inclinación de nuestra mente a
generalizar esa experiencia sólo indicaría los riesgos que corremos al confiar en esas “extralimitaciones”.
La cuestión cambia cuando advertimos que no sólo el objeto a conocer, sino también el sujeto cognoscente es
resultados de una historia formativa que incluye a la propia realidad a conocer como condición de su desarrollo. Y
cuando el investigador propone pautas de intelección de los hechos, y predice en base a ellas lo que espera encontrar,
sus modelos han sido resultado de una larga historia formativa que va desde su biografía personal hasta su formación
profesional: cuanto más rica es esa historia, más rica será la cantera de modelos a la que puede echar mano para
interpretar e interpelar la realidad.

​ os modelos como precursores de las hipótesis y los datos.


L
La investigación científica se caracteriza no sólo por enunciar reglas o regularidades sino también por trazar vínculos
entre esas regularidades presupuestas y su expresión o manifestación empírica.
La tradición metodológica ha identificado dos grandes estrategias a la hora de caracterizar esa relación entre
“enunciados hipotéticos generales” y “enunciados observaciones o empíricos”:las estrategias de investigación que se
desarrollan desde la teoría a los datos y las que lo hacen desde los datos a la teoría.

Versión popperiana o falsacionista de la ciencia: es el primer caso, las hipótesis están disponibles al inicio del trabajo de
investigación y el proceso avanza derivando de ellas su expresión empírica. La expresión empírica de las hipótesis, haría
posible la obtención de los datos necesarios para su posterior contrastación o puesta a prueba.
Paradigma cualitativo: las hipótesis se alcanzan como resultado del trabajo de investigación. De los datos a la teoría. el
acopia y la progresiva interpretación de datos va haciendo emerger a la/s hipótesis.

En el marco de esta concepción dualista el primer direccionamiento se concibe guiado por la inferencia deductiva (en
tanto se derivan los enunciados particulares de los generales), mientras que el segundo con la inferencia inductiva
(desde el momento que la regla o interpretación general surge de la consideración progresiva de casos particulares).
Si asumimos estos presupuestos, advertimos que la teoría y los datos, están ambos precedidos por modelos precursores
de las efectivas modelizaciones científicas.
samaja llevó al núcleo de su concepción metodológica esta versión que él mismo bautizó como ternaria. Conforme con
ella, tanto la teoría -expresada como trama de hipótesis- como los datos -concebidos como esquemas organizadores de
los hechos- están implicados en los modelos.
Lo que interesa enfatizar es que ambos -hipótesis y datos- se implican mutuamente, pero se derivan secundariamente de
los modelos asumidos previamente (sea tácita o explícitamente).
Adoptar un modelo es asumir un compromiso ontológico, es decir, asumir una presunción acerca de “lo que hay en el
mundo” y de lo que entonces se puede esperar de él.
Las hipótesis en investigación se derivan precisamente de estos compromisos ontológicos asumidos. Y esos
compromisos se expresan como regularidades de la experiencia.

La expresión más depurada de la modelización científica, corresponde lo que hemos llamado modelización operacional,
y de modo más específico aún a las modelizaciones que se expresan como operaciones matematizables.
Lo que se obtenga en el sistema representado, exprese lo que ocurre en el sistema real.

Los grandes formatos de la modelización científica.


Se ha caracterizado a las hipótesis como enunciados sobre presuntas regularidades de experiencia. Ahora interesa
especificar el alcance que pretendemos darle al concepto de regularidad, y dejar sentado que regularidad no se
corresponde con determinismo lineal.

- Cuando nacieron las ciencias positivas en la modernidad, las regularidades de experiencia se buscaban conforme a un
principio determinista lineal y causal. Laplace - para él, resultaba posible predecir cualquier estado futuro del universo a
partir de conocer su estado actual. El estado presente del universo es efecto de su pasado y causa de su futuro.
Relación causa-efecto. Esta concepción se vio erosionada.
- Aparecieron teorías esencialmente estadísticas. Reconocían niveles autónomos, cuyas propiedades no resultaban
reductibles a las propiedades de sus elementos. A partir de ellas podía reconocerse también que alcanzado cierto estado
cuantitativamente crítico, el sistema podía transformarse de modo cualitativo. con esta concepción encontraba un límite
infranqueable la idea de una determinación absoluta de todos los estados posibles del universo a partir de un cálculo
preciso de un estado particular.
Lo que rescatamos es que la regularidad no puede equipararse a determinismo lineal.

El concepto de regularidad se especifica en múltiples acepciones, lo que da lugar a distintos tipos o modos de modelizar
la experiencia.
La tradición dialéctica identificó macroesquemas de modelización. Estos funcionan al modo de los a priori kantianos, ya
que no dicen qué contenidos particulares deban considerarse en cada caso, sino que evocan el tipo de operaciones
características de nuestro intelecto a la hora de “objetivar” la experiencia.
Adaptando la propuesta de Hegel, se pueden postular los siguientes tipos de modelizaciones:
a. modelizaciones mecanicistas. Caracterizados por postular relaciones de partes extra partes entre los componentes
que conforman sus objetos o sistemas.
b. modelizaciones estructuralistas. En las que se postulan relaciones de codeterminación entre esos componentes.
c. modelizaciones organísmicas. Se sumen relaciones funcionales del tipo todo-parte.
d. modelizaciones dialécticas. Las relaciones todo-parte se integran con las determinaciones entre procesos de génesis y
ciclos reproductivos de estructuras.
Cada una de estas, no expresan ningún contenido en particular, sólo evocan esquemas o formatos por medio de los
cuales objetivamos nuestra experiencia. al interior de cada disciplina científica, se pueden ubicar a las distintas escuelas
u orientaciones según su proximidad con alguna de estas formas de concebir su objeto.

Límites y alcances del método hipotético-deductivo.


Del “falsacionismo ingenuo al falsacionismo dogmático” Popper.
El punto de partida de la posición popperiana estriba en sostener que los enunciados científicos son inverificables. No se
pueden demostrar la verdad de los enunciados universales ni por la vía de la razón ni por la vía de la experiencia.
Con el empirismo comparte la idea de que es en la experiencia en donde hay que buscar el control del progreso
científico; pero, como los aprioristas postula que no es la experiencia el punto de partida del conocimiento, coincidiendo
también en reconocer que la inducción no es conducente para validar, fundamentar y demostrar de manera concluyente
un conocimiento científico. El núcleo de su tesis puede ser resumido en dos grandes cuestiones: 1. irracionalidad en el
descubrimiento, 2. convencionalidad en la justificación y puesta a prueba.
En cuanto al primer punto: Popper formula que no hay lógica en el descubrimiento. “La etapa inicial de inventar una
teoría no exige un análisis lógico. No existe método lógico de tener nuevas ideas, ni una reconstrucción lógica de este
proceso. Todo descubrimiento contiene un elemento irracional”. Si no hay lógica posible, si es asunto de generación
espontánea reductible a la inventiva e inteligencia del sujeto creador de hipótesis, entonces, es posible afirmar que se
asume la irracionalidad en el comienzo.
En cuanto a la segunda cuestión. Popper se orienta a erigir un criterio demarcatorio para separar, para dividir el mundo
de la ciencia del mundo de la metafísica: donde hay ciencia, no hay metafísica y viceversa.
Los empiristas se habían encontrado con límites infranqueables en la búsqueda de dar con criterios que garantizaran el
acceso directo y no mediado a la experiencia misma. Si la ciencia es conocimiento basado en hechos, y si ese
conocimiento debe ser despojado de toda presunción teórica previa ¿por qué medios alcanzar ese acceso directo?
Cualquier esfuerzo por decir algo del mundo empírico nos pone ante mediadores para acceder a él: el lenguaje y los
recursos instrumentales que utilizamos para conocerlo. La estrategia de Popper consiste en rechazar el principio de
verificalidad empírica para reemplazarlo por la noción de “corroboración empírica”.
Su propuesta se conoce como falsacionismo donde las leyes de la ciencia no son verificables sino que sal falsables. Se
puede demostrar empíricamente bajo qué circunstancias concretas resultaan falsas, pero no se puede demostrar su
verdad. En caso de constatarse su falsedad estas leyes deberán rechazarse. Las hipótesis pueden ser falsadas pero no
verificadas, porque verificar significaría determinar concluyentemente la verdad (o la adecuación) de la hipótesis; y la
ciencia para Popper, trabaja con verdades hasta cierto punto provisorias. La hipótesis puede ser rechazada
apodícticamente (es decir concluyentemente) pero no verificada apodícticamente.
De esto resulta que no es posible postular leyes, y mucho menos teorías científicas: lo único que tenemos son hipótesis.
Se considerarán corroboradas pero nunca probadas, porque siempre podrán presentarse nuevas experiencias
potencialmente refutadoras de la hipótesis.
En cuanto a los procedimientos que definen al método hipotético deductivo, se postula que, una vez formulada la
hipótesis, se trata de derivar –deductivamente- hipótesis particulares que permitan ponerlas a prueba empíricamente.
En primer término, las hipótesis pueden juzgarse sea su mayor o menos potencia contrastadora. La posibilidad de la
falsación de las hipótesis se deriva del hecho de que una afirmación universal afirmativa excluye la afirmación particular
negativa.
Si se afirma de manera universal que todos los planetas giran en una órbita, no se puede aceptar al mismo tiempo que
uno o algunos no lo hacen. Por otra parte, se advierte que la hipótesis sustantiva no puede ser probada: no hay
experiencia empírica que de manera concluyente nos permita tomar nota de la situación de todos los planetas. Sin
embargo, podemos derivar deductivamente una predicción o hipótesis particular que sí puede ponerse a prueba:
Mercurio gira en una órbita. Esta es una hipótesis de predicción o de trabajo: si puede contrastarse y su contrastación
nos da un veredicto concluyente. No podemos ver si hay verdad en la hipótesis sustantiva. Lo único que podemos probar
es que la hipótesis sea falsa. Si hay un planeta que no gira en una órbita, podremos probar que la hipótesis es falsa.
De acuerdo a este método, no hay forma de saber cuál de entre varias teorías que pasan los veredictos de las
experiencias contrastadoras son más adecuadas o verdaderas que otras. La única certeza la tenemos en el caso de que
la teoría haya sido rechazada. De acuerdo con esta concepción puede medirse el valor de una hipótesis por el más o
menos potencial falsador que ella contiene. El más o menos falsable se entiende como resultado del potencial número
de experiencias que podrían conducir a un rechazo de las hipótesis. Resulta claro que hay más posibilidad de rechazar
la hipótesis si se precisan mas las condiciones que deben cumplirse para aceptarla. Si a pesar de precisar más y más la
hipótesis se muestra victoriosa ante las experiencias contrastadoras, su potencial explicativo debe considerarse, más
rico.
La propuesta metodológica popperiana se conoce como método hipotético deductivo. El punto de partida del método es
la formulación de una hipótesis. A partir de ella se derivan, las predicciones particulares (hipótesis de trabajo y los
enunciados observacionales).
Pese a postular la primacía de la deducción reconoce que el contragolpe falsador se comporta como si fuera un
procedimiento inductivo: por medio de inferencias deductivas es posible argüir de la verdad de enunciados singulares la
falsedad de enunciados universales. Una argumentación de esta índole que lleva a la falsedad de enunciados
universales, es el único tipo de inferencia deductiva que se mueve en dirección inductiva: de enunciados singulares a
universales. Siguiendo a esto, la falsación procede por vía inductiva.
Popper hizo algunos ajustes y dio lugar al falsacionismo metodológico que se proponía a precisar el problema de la base
empírica: comprende que en las técnicas experimentales del científico hay implicadas teorías falibles con las que
interpreta los hechos. A pesar de ello aplica tales teorías, en el contexto dado, no las considera como teorías bajo
contrastación sino como conocimiento fundamental carente de problemas que aceptamos como no problemática
mientras estamos contrastando la teoría. Puede denominar a tales teorías como observacionales.
Efectivamente, la supuesta base empírica que constituía la piedra de toque falsacionista dogmático encierra en sí misma
innumerables cuestiones a la hora de aceptarla como enunciado básico. En dichos enunciados básicos se implican y
suponen elementos teóricos que deben ser dados como “probados” para poder someter a contrastación la teoría que se
quiere probar a partir de ello.
Popper reconoce que es necesario tomar decisiones para separar la teoría que se contrasta del conocimiento
fundamental no problemático. Este reconocimiento abre nuevos e innumerables problemas en el esfuerzo original de
proponer un criterio racional y normativo para demarcar el quehacer propiamente científico. Se abandona la idea de que
existe una distinción natural entre los enunciados teóricos y la base empírica y se reconoce que la aceptación o rechazo
de la experiencia, al igual que los enunciados espacio-temporales singulares que se utilizan para contrastar las hipótesis
son fruto de un acuerdo convencional (metodológico)
En rescate del falsacionismo: el falsacionismo sofisticado de Lákatos.
El método hipotético deductivo, con su prescripción falsadora, se mostró insuficiente para dar cuenta del desarrollo y el
comportamiento de la ciencia real.
Se encuentra gran cantidad de evidencia empírica para rechazar varios presupuestos de la concepción falsacionista.
Lakatos sistematizó y precisó los límites que representaba la versión original del falsacionismo dogmático y si posterior
desarrollo: falsacionismo metodológico ingenuo. Según Lakatos, los supuestos en los que descansa esta versión del
falsacionismo no sólo no se cumplen, sino que además “la irrefutabilidad” (o la imposibilidad de falsar) una teoría
pareciera ser el rasgo característico de la ciencia: ej. En los términos del falsacionista dogmático, una teoría como todos
los planetas se mueven en elipses, puede ser refutada por 5 observaciones y por ello el falsacionista la consideraría
científica.
La irrefutabilidad encuentra un límite. No solo porque las teorías científicas quedan preservadas de las experiencias
contrastadoras sino también porque no pude trazarse una frontera natural y nítida entre enunciados teóricos y
enunciados observacionales o básicos. Si se aceptan las premisas del método hipotético deductivo en su versión
dogmática, se debe admitir que existen algo así como enunciados estrictamente empíricos u observacionales que no
están contaminados con teoría. Pero es sabido que no hay observaciones puras, todas ellas están contaminadas de
teorías y basada en procedimientos que deben ser sometidos a evaluación. Por otra parte, no es posible establecer la
base empírica o el conjunto de falsadores potenciales de una teoría de manera absoluta. Las teorías que contienen leyes
probabilísticas resultan irrefutables por su propia naturaleza; mientras que gran parte de la puesta a prueba de teorías
relevantes, requiere de la incorporación de una cláusula que exige que no exista ningún otro factor además del
considerado en la hipótesis a la hora de la puesta a prueba de la misma. De acuerdo con ello cualquiera experiencia que
no confirme una hipótesis dada no debe ni puede dar lugar a su rechazo: siempre cabe la posibilidad de postular la
intervención de elementos no previstos que impiden el cumplimiento de la máxima ceteris paribus y que son
precisamente los que afectan la experiencia.
A pesar de que el falsacionismo metodológico ingenuo aparece como una posible solución a estos límites, esta
concepción abre más problemas. Porque se cae en un exceso de convencionalismo: tanto para determinar bajo qué
condiciones se considera garantizada la cláusula ceteris paribus como para evaluar cuál es la base empírica o
refutadores potenciales.
Lakatos advierte que pese a la superación que representa el falsacionismo metodológico ingenuo sobre el dogmático,
ambos compartes algunas tesis fundamentales que les impiden dar cuenta de la historia real de la ciencia. Estos
supuestos son:
- Una contrastación es un enfrentamiento entre dos contendientes, entre la teoría y la experimentación, de modo que,
en la confrontación final solo estos dos se enfrentan el uno al otro.
- El único resultado interesante de esa confrontación es la falsación (concluyente). Los únicos verdaderos
descubrimientos son las refutaciones de hipótesis científicas.
La historia de la ciencia no se muestra afín a estos principios, tanto porque las contrastaciones implican al menos un
triple enfrentamiento: entre teorías rivales y experimentación, y porque algunos de los experimentos más importantes
resultan de la confirmación más que de la falsación.
De igual modo el desarrollo de la ciencia no puede medirse ni evaluarse en base al destino de “hipótesis aisladas”. La
ciencia no avanza por medio de experiencias o hallazgos independientes: no es posible admitir una experiencia
confirmatoria o refutadora sin contexto interpretativo de la misma.
De lo contrario, para Lakatos, la ciencia se desarrolla en el marco de lo que va a llamar Programas de Investigación
Científica. Estos constituyen la unidad de análisis en torno a la cual debe medirse el derrotero de una cierta tradición
investigativa. Estos programas se instituyen cuando se consolida un conjunto de supuestos que se tornan
incuestionables.
Lakatos propone una nueva versión falsacionista, recuperando los propios desarrollos de Popper, al que llama
falsacionismo sofisticado: esta versión niega que las refutaciones constituyan la causa del abandono de una teoría: las
teorías se abandonan cuando existe una teoría mejor que explique lo que ya explica la teoría anterior conjuntamente con
hechos nuevos no explicado por aquella. Esto implica reconocer que toda teoría convive con distintos grados de
anomalías y disconfirmaciones. Este rasgo es característico de la ciencia. Las refutaciones pueden abonar el camino
para el desarrollo de un mismo programa de investigación o pueden dar lugar al abandono de un programa cuando se
presentan una teoría o programa alternativo mejor. Pero no pueden trazarse demarcaciones definitivas sino a condición
de someterlas al análisis retrospectivo: sólo en el marco de un análisis histórico reconstructivo puede determinarse qué
elementos hicieron posible el abandono de una teoría y la victoria de otra.
Un programa de investigación puede entrar en una fase degenerativa cuando su núcleo firme comienza a estar
reiteradamente atacado, y proliferan las hipótesis auxiliares al punto de tornarse incompatibles, y , sin embargo, puede
llegar a recuperarse y alcanzar a otros programas rivales en su capacidad de recrear sus tesis básicas a los efectos de
tornarlas compatibles con nuevos hechos y experiencias contrastadoras. “En contra de Popper, la metodología de los
PIC no ofrece una racionalidad instantánea, hay que tratar con benevolencia a los programas en desarrollo, pueden
transcurrir décadas para que se hagan empíricamente progresivos”.
Lakatos sostiene que la competencia entre teorías rivales es la que alimenta el progreso de la ciencia.
De manera apretada, los aportes principales de la teoría de Lakatos, en una perspectiva superadora del falsacionismo
popperiano, puede sintetizarse en los siguientes aspectos:
1. El paso a una posición historicista (y no prescriptivista) de Lakatos: no se trata de fijar un criterio a partir del cuál
prescribir qué es y qué no es ciencia, qué se debe hacer y que no si se quiere hacer ciencia. El prescriptivismo le quita
valor científico al falsacionismo popperiano. Lakatos asume una posición constructivista de la ciencia: analiza cono
avanza la misma y como se desarrolla y a partir de esto identifica y extrae los procedimientos por los que un programa
de investigación se transforma o es superado por otro.
2. Como consecuencia de lo anterior, el falsacionismo sofisticado reconoce el lugar que en el proceso de desarrollo de la
ciencia le cabe a los PIC.
3. La ciencia madura consiste en PIC que anticipan no sólo hechos nuevos sino también teorías auxiliares nuevas. De
este modo, para el falsacionismo sofisticado una teoría es aceptable o científica su tiene un exceso de contenido
empírico corroborado en relación con su predecesora.
4. Como consecuencia de todo esto, el falsacionismo sofisticado otorga un papel decisivo al núcleo teórico
epistemológico de los PIC, que es previo o independiente de su base empírica. La adhesión a ese núcleo, es la que
sostiene un programa de investigación aún de lo que puedan informar las evidencias empíricas.
si esto es así, no resulta conceder a Popper lo que se habría propuesto: ofrecer un criterio demarcatorio que separa a la
ciencia de la metafísica. Pero se torna necesario reconocer un fundamento metafísico o reflexivo en la base de todo PIC:
Fundamentar es una actividad originada en el método de la reflexión y es una condición de posibilidad de la práctica
hipotético deductiva de la ciencia. Popper acertó al postular que la investigación científica necesita de la hipótesis previa
para derivar consecuencias contrastables pero se equivocó al postular que la hipótesis no necesita estar sostenida por
un conocimiento teórico racionalmente fundado. La ciencia no consiste en el mero hallazgo de una hipótesis sustentable,
sino también, y quizás en mayor medida, en la incorporación del contenido de tal hipótesis en un sistema teórico de
conocimientos.
El proceso de investigación científica concebido como un conjunto de hipótesis.
Hay que reconocer:
a. El trabajo de investigación arraiga en modelos que remiten a núcleos teóricos o concepciones generales que
trascienden con mucho las definiciones estrictamente empíricas y operacionales del trabajo científico –en el que hunden
sus raíces las posibilidades misma de la ideación (o creación) de hipótesis; y
b. Que cada uno de los pasos que se siguen en el proceso de una investigación no queda adecuadamente descripto si
se lo concibe sólo por referencia a una única hipótesis, a la que denominamos hipótesis sustantiva. Por el contrario, la
puesta a prueba de esa hipótesis involucra una serie de decisiones metodológicas que el investigador debe asumir; las
que a su turno se constituyen en presunciones hipotéticas.
Se puede decir que, el proceso de investigación puede describirse como un proceso de validación de una serie de
hipótesis mutuamente dependientes unas de otras, que conducen desde las formulaciones teóricas a las
operacionalizaciones y estrategias empíricas que paso a paso se adoptan. Dicho proceso puede ser descripto en torno a
la siguiente serie de hipótesis:
a. Hipótesis nucleares o sustantivas. Hipótesis central de la investigación. La estrategia de la investigación se despliega
para su “descubrimiento” (investigaciones exploratorias, estas hipótesis son más bien el resultado antes que el punto de
partida del proceso) o para su puesta a prueba (cuando están disponible al inicio de la investigación). A esta hipótesis se
le pide validez desde el punto de vista de su adecuación teórica o conceptual. Se debe poder demostrar que los términos
que utiliza como las relaciones que postula entre ellos, se deriva o bien de teorías establecidas (cuando la h está ya
disponible) o de referencias conceptuales que se muestran coherentes entre sí, integrables a marcos más amplios, y que
iluminan nuevas relaciones no conocidas previamente.
b. Hipótesis indicadoras e instrumentales, de trabajo. Estas son las predicciones que se derivan de las h sustantivas.
Están orientadas a la contrastación empírica y comprometen las decisiones metodológicas para la “interpelación a los
hechos”, traducen en enunciados observacionales (o contrastables) los contenidos de las hipótesis sustantiva. La validez
empírica se compromete en estas hipótesis. Se trata de averiguar si la formulación orientada a la evaluación empírica
–que enuncia la h de trabajo- constituye una formulación adecuada para evaluar la hipótesis sustantiva de la
investigación.
Son hipótesis indicadoras porque la traducción de los términos teóricos de la h sustantiva, a los términos de la h de
trabajo, compromete definiciones operacionales. Las dimensiones elegidas para expresarlas deben mostrarse válidas
desde el punto de vista de la representación del concepto, y los procedimientos para evaluarlas deben poder justificarse
desde la perspectiva de los procedimientos empleados para su medición.
“Toda teoría que pretenda ser científica, debe agregar a su cuerpo conceptual, otros elementos que hagan posible
confrontarla con la realidad (con su base empírica). Estos agregados son enunciados que definen relaciones de
relevancia entre dimensiones observables de un cierto concepto y ese mismo concepto; y criterios de discriminación
entre la dimensión escogida y otras no escogidas. Son hipótesis y hay que justificarlas teórica y empíricamente.
Como se debe a h instrumentales, el investigador deberá estar dispuesto a realizar acciones destinadas a poner a
prueba esas hipótesis: validar el instrumento, justificar las decisiones adoptadas para relevar los datos, evaluar si las
condiciones contextuales en que el instrumento se aplica son las adecuadas. También deberá estar dispuesto a rechazar
o revisar sus estrategias instrumentales si se muestran inadecuadas.
c. Hipótesis de integración y representatividad. En la etapa final de la investigación, se deberá poder mostrar que los
resultados se integran de manera coherente con el núcleo teórico del trabajo, y que la lectura que hace de ellos es válida
y razonable. Cuando interpreta sus resultados, los integra y amplifica en el cuerpo de su marco conceptual. Estas
operaciones vuelven a apoyarse en los aspectos conceptuales, tal como se asumieron al comienzo del trabajo. De modo
que en la interpretación y lectura de los datos, la operación que se realiza es precisamente la de hacer corresponder
“eso” que dicen los datos, con “eso otro” que dice la teoría. La totalidad de la información debe volver a iluminar la unidad
de las ideas y del objeto de la investigación como un todo.
Los 3 tipos de hipótesis podrían ponerse en correspondencia a cada una de las fases que tiene el proceso de
investigación.
Fase 1 - se organiza en torno a la h sustantiva. Se debe validar la relevancia y pertinencia de la h propuesta, su
integración en los marcos conceptuales y tradiciones en las que se inscribe y a las que aporta. Hablaremos entonces de
la validación conceptual.
Fase 2 - justificar las estrategias empíricas que se asumen, para iluminar y contrastar las h sustantivas. Las decisiones
que se den se deben justificar empíricamente. Esa justificación compromete la validación empírica de la investigación.
Fase 3 - debemos interpretar los datos, dar un veredicto que se muestre adecuado en la perspectiva de los datos y
consistentes y coherentes en la perspectiva de las teorías y modelos adoptados. Se da una validación conclusional. Las
conclusiones que se den, deberán mostrarse adecuadas para encuadrar los hechos en la teoría.
Fase sincrética – hipótesis sustantivas (validación conceptual)
Fase analítica – hipótesis indicadoras (validación operacional)
Fase sintética – hipótesis de integración (validación conclusional)
El investigador no tiene que explicar en cada caso qué tipo de validación compromete las decisiones que va tomando. La
comprensión de esta lógica interesa fundamentalmente a la reflexión metodológica. Solo algunas de estas operaciones
suelen explicitarse. Ej. Hipótesis sustantivas, deben estar explícitamente formuladas, ya que en torno a ellas se organiza
el proceso subsiguiente. En el caso de la operacionalización empírica, cuando se definen indicadores o instrumentos, se
deben ofrecer pruebas, criterios o fuentes que justifiquen decisiones asumidas. El investigador debe dejar en claro en
base a qué criterios, antecedentes o pruebas considera que los indicadores que utiliza, como así también su
instrumentalización resultan válidos para expresar los conceptos que quieren evaluarse.

UNIDAD 4
(10) QUIROGA, Pablo - “El arte en la investigación: consideraciones preliminares para la construcción del objeto
de estudio en la investigación artística.”
Comenzar a construir un objeto de estudio o pensar en el conjunto de interrogantes a partir de los cuales se deriven
problemas de investigación, implica poner en juego categorías, maneras de ver y estar en el mundo, concepciones,
valores y opiniones e intereses, pasiones y posicionamientos.
Resulta complejo definir el concepto de investigación artística. Han habido aportes sobre la investigación dentro del arte
o en el arte, a través de arte y/o sobre el arte y para el arte. Dicha diferenciación se expresa a partir de 3 cuestiones: la
naturaleza del objeto de investigación (cuestión ontológica), en el conocimiento que contiene (cuestión epistemológica) y
en los métodos de trabajo empleados (cuestión metodológica).
Respecto de la metodología, una de las líneas va por el lado de una garantía procedimental de un supuesto rigor formal,
que en su racionalidad instrumental y hasta positivista, termina a veces por destruir la posibilidad de movimiento
interrelacional y multifacético, así como excluye algunos aspectos del saber, como la dimensión sentimental e intuitiva,
metafórica e intencional, negando esos elementos trascendentes de la razón en pos de una supuesta conducta racional
y socialmente requerida. Así las ideas, aspiraciones y objetivos que motivan a la investigación pueden terminar reducidas
a los términos de un cientificismo que se tematiza a sí mismo como discurso que describe un tipo de dominio de lo real.
No se tendría que instaurar como la estructura mediante la cual se fundamenta su propio carácter formal y que por su
lógica y su coherencia parecería asegurar el rigor del conocimiento que se desprende de su correcta aplicación. Por el
contrario, ha de ser una huella del proceso, una impronta de la manera en que se intenta producir conocimientos
inmersos en transcursos sociales que nunca son estancos, naturales ni universales.
La creatividad, curiosidad y respeto por aquellos objetos, procesos, sucesos, prácticas y saberes con los cuales se
trabaja en una investigación, merecen una praxis que no reclame la excluyente lógica del rigor, ni retroalimente procesos
de instigación mutua entre teoría y práctica. Por el contrario exhorta al conocimiento por vías y métodos no
monopolizados por la autoridad científica, no autocentrados en el orden disciplinar.
En este sentido surge aquí un primer posicionamiento respecto de la investigación vinculada al ámbito artístico. La
investigación artística es una verdadera instancia productora de conocimiento que no precisa atender a lo que Bourdieu
se refirió como dinámica del campo científico: “sistema de las relaciones objetivas entre las posiciones adquiridas es el
ligar de una lucha competitiva que tiene por desafío específico el monopolio de la autoridad científica, inseparablemente
definida como capacidad técnica y poder social, como actuante legítimo en la materia de ciencia”.
Una práctica alejada del monopolio de la autoridad científica nos permitirá reconocer la amplia variedad de entramados
que componen la praxis de la investigación. Emprender el camino en busca de construir ese conocimiento, supone la
inscripción en una perspectiva y una trama particular, articulando una forma posible de desnaturalización de un tema que
pone en juego una multiplicidad de prácticas y saberes que operan de manera performativa.
La práctica científica se ve atravesada por críticas que se direccionan a la razón centrada del sujeto y al
representacionismo como supuesta estabilidad o fijación del significado. Así, la realidad no se nos concibe como aquello
que se nos presenta de manera inteligible en un lenguaje particular. Podemos entenderla en lenguaje matemático pero
también en términos místicos, esotéricos o artísticos y todas estas formas también serían válidas.

Asprilla - la investigación artística, excede la relación del artista con la obra, así como el estudio de las obras y sus
contextos; puede desarrollarse alrededor de elementos creativos, lenguajes artísticos, áreas disciplinares, procesos
creativos, prácticas culturales, contextos de la creación, campos conexos al arte o en ámbitos multi, inter y
transdisciplinares. Cuestión que exige de un compromiso por generar referentes conceptuales, teóricos, analíticos y
creativos que impacten en el campo cognitivo, artístico, académico, educativo, productivo, social y/o cultural.
De qué manera lograr la construcción de un proceso indagatorio reflexivo que derive en una formulación argumentativa,
partiendo de la interrelación entre el proceso creativo y la investigación. En principio desnaturalizando la trama
compositiva del proceso. De esta forma, toda práctica o saber puesto en funcionamiento han de ser objeto de revisión al
igual que los hábitos, rutinas e influencias teórico-prácticas. Para ello hay que poner en juego la curiosidad, la
incertidumbre y el ingenio. Muchas veces los espacios simbólicos y materiales con los que se interactúa, ofrecen
entradas tentativas a la problematización, pero a la vez en ciertos casos obturan otros posibles abordajes, así como en
ocasiones encuentran serias trabas para su aproximación.
El autor toma de ejemplo el trabajo de una investigadora sobre el ser salteño. Remarca que se construye el abordaje de
la investigación implicando un posicionamiento y una forma de desnaturalización que se encuentra inmersa en una trama
discursiva particular. Cuestión que opera desde la fase ideatoria hasta la de síntesis.
Las estrategias y mecanismos puestos en juego al momento de construir un problema, requieren de un gran potencial
creativo.
La pretensión de pensamiento abstracto -propia de la praxis en pos del conocimiento científico- implica la no reducción
de los conceptos a operaciones o conductas particulares. Así las estructuras abstractas convocadas para la construcción
de un problema de conocimiento científico, no se expresan de manera observable sino simbólica. Su interacción con la
dimensión concreta del mundo no es operacional ni literal o representacional, sino más bien figurada, metafórica.
Designa relaciones o nexos no causales o absolutos, que son atribuidos por operaciones del pensamiento y la
racionalidad reflexiva, más que por condiciones específicas, fenomenológicas o sustanciales.
La relación entre los conceptos y las operaciones puestas en funcionamiento en una investigación no es causal ni
absoluto. Los conceptos son palabras cuyos nexos de sentido articulan toda una densa red de significados. Contienen la
capacidad de conectar y sintetizar redes de significación de manera compleja. Podemos decir que portar una especie de
“exceso de significado” que connota una determinada mediación con el ámbito de experiencias y situaciones con las que
interactúa, más allá de lo que la palabra denota, organizando intelectualmente la realidad por encima de una función
normativa. Koselleck habla de que en la concentración de significados se introduce en las palabras la situación histórica,
por lo que los conceptos han de ser entendidos desde el terreno de la interpretación, ya que se trasmuta la composición
y las referencias de todo el contexto que ha ido a parar a la palabra, a diferencia de los términos que pueden ser
definidos con literalidad.
Ej. obra de arte y aura. La noción de aura no funciona operacionalmente sino teóricamente.
Podríamos entonces pensar, aunque de un modo esquemático, la diferenciación entre el uso de conceptos que permiten
un abordaje teórico, abstracto del problema de investigación y por tanto, un anclaje teórico-conceptual y la utilización de
términos o categorías que ofrecen un modo de operacionalizar el abordaje de la investigación en vistas a construir el
dato. La coherencia entre éstas dos dimensiones, la teórica y la operacional resulta crucial.
Utilizar conceptos de forma abstracta para la construcción del problema de investigación es uno de los mecanismos
puestos en juego al momento de emprender la fase ideatoria. Lo primero que aparece en todo proceso indagatorio es la
curiosidad y la interrogación. Una característica es que las preguntas que surgen en ese momento inicial, suelen estar
más ancladas en problemas reales que de conocimiento. El proceso por el cual se construye el problema de
conocimiento es aquel en el que se desarrolla un giro hacia la abstracción que lleva a formular la pregunta de
conocimiento como una pregunta teórica. en ese curso se direcciona el interés hacia la indagación profunda, lo cual
implica de alguna manera dejar en reposo, la voluntad por intervenir directamente en el problema real. Ejemplo. si
convenimos que la práctica artística viene siendo testigo de una cada vez más evidente vinculación entre los ámbitos del
arte, la ciencia y la tecnología, vale decir que la expansión del uso de las tecnologías como herramientas aplicadas al
arte, ha puesto de manifiesto un conjunto de cambios en los modos de concebir la experiencia artística, crítica de arte y
teoría estética. Esto se traduce en el abandono de mantener los límites tradicionales de qué es arte y que no, etc. Entre
las diversas maneras de comprender el problema, encontramos un acervo de prácticas y teorías provenientes del ámbito
del media art y del arte interactivo, que ponen en tensión a la teórica estética centrada en el objeto de arte y se mueven
hacia la reflexión en torno al proceso, al sistema y al contexto en que se desenvuelve, impulsada por una redefinición de
los papeles de autor y observador. Este proceso de cambios en las esferas artística y estética, así como a la intrincada
trama de relaciones interdisciplinares implicadas requeriría el estudio de una cantidad de cuestiones abordables desde
los diferentes ámbitos de la investigación artística. Gran parte de las investigaciones artísticas contemporáneas ponen de
manifiesto una ruptura con los modelos y postulados ortodoxos -o tradicionales- en vistas a otras nociones y conceptos
que permitan generar perspectivas idóneas de análisis, interpretación y comprensión de la estética, en diálogo con los
respectivos contextos de las obras interactivas. Sin embargo, qué tipo de exégesis se viene desarrollando, cuáles son las
vías de entrada a este problema y de que manera los abordajes de la investigación artística producen conocimiento al
respecto, más allá de la caracterización y explicación de la situación planteada, es algo que debería ser en principio,
objeto de una pesquisa respecto del estado de la cuestión. Es a partir de esto que se puede derivar en posibles líneas de
trabajo para la elaboración de proyectos de investigación. De este planteamiento, se pueden sacar varias líneas de
abordaje y diseño diferentes.
Hay un modo particular en el que se pone en juego la situación o problema real con la dimensión abstracta desde la cuál
a partir de un planteo teórico se construye una pregunta problema. La misma expresa una manera de poner en cuestión
al tema, pero no de forma natural, ni unívoca, ni correcta, sino más bien con un planteo pertinente a la lógica científica,
que dialoga con una multiplicidad y que dada su contingencia, no es abarcable, ni reductible a condiciones causales.
el modo en que está construido ese conjunto de vinculaciones de las que se deriva la formulación de una pregunta
problema, configuran un diálogo particular con una multiplicidad de ámbitos académicos y científicos, como otros
espacios culturales y sociales, en los que se articula todo un acervo de prácticas y saberes que operan de manera
performativa y que han de ser reconocidos y explicitados en sus diferentes niveles de coherencia con la propuesta de
trabajo para la investigación.

(11) Samaja, Juan (2004); capítulo 1 “Para una mirada panorámica del proceso de investigación científica en la
perspectiva semiótica” (selección de páginas), en Proceso, diseño, proyecto, JVE. Buenos Aires.

(12) WOOD, Lucía - “El lugar de los datos y su construcción en la investigación. Abordaje de los lazos
contemporáneos entre el psicoanálisis y otros campos de saber a partir de la producción editorial de las
instituciones”.
Exploración del mapa de diálogos entre el psicoanálisis y otros campos de saber. Este ejercicio de revisión abrió nuevos
interrogantes relativos al proceso de construcción de los datos, la elección y el diseño de estrategias y técnicas
metodológicas para llevarlo adelante. Se trata de una instancia clave en el devenir de la investigación, en tanto supone la
bisagra entre la caracterización teórica del objeto y la posibilidad de su contrastación empírica.
Se propone analizar el proceso de construcción de los datos, con el supuesto de que podemos distinguir diferentes
momentos en el proceso de génesis del dato. entendido en primera instancia como una abstracción (anclada en los
problemas a abordar, los conceptos y supuestos teóricos, los objetivos), no es el dato aún, pero es condición de
posibilidad de su delimitación.
Segundo momento - se irá configurando la matriz de datos como esquema transductor entre la teoría y los hechos,
concebido como “a priori de inteligibilidad” del objeto.
Tercer momento - se produce en acto el dato, el eje está puesto en su surgimiento a partir de la praxis misma del
investigador. Momento que suele llamarse “recolección” de datos pero la autora propone pensarlo como construcción
para evitar la lectura sobre una supuesta existencia externa del dato, independiente del sujeto que lo modela y origina en
su descripción.
Cuarto momento - el dato abona una nueva conceptualización, es interpretado.
La instancia de construcción del dato, es importante ya se condensa la validez y confiabilidad de dicha construcción, y
por ende, el valor de las interpretaciones futuras. También la importancia del rol del investigador, en tanto el dato es
producto de una praxis, donde a su vez pone en juego la creatividad, en tanto es un momento de elección y diseño de
estrategias, siempre singulares, ya sea por selección de fuentes y de la muestra, como en el diseño de los instrumentos,
técnicas y aplicación, etc.

La articulación entre la abstracción teórica y la configuración empírica. La matriz de datos como “a priori de inteligibilidad”
Desde los inicios de la investigación, cuando el investigador se empieza a hacer preguntas y esbozar posibles
respuestas (hipótesis) o supuestos que lo orientan desde sus conocimientos previos, sus modelos (“pre-comprensión
modelizante”), se anticipa el objeto de estudio. En este primer tiempo, todavía no hablamos de dato, pero acá se puede
ubicar que radica el germen de su posterior configuración.
La autora expone su proyecto de investigación: el mapa de diálogos actuales entre el psicoanálisis y otros campos del
saber. dicho objetivo tuvo como soporte el supuesto que desde allí podríamos reconstruir la posible “agenda social”
actual del psicoanálisis y por ende, los lazos con otros campos. A partir de esto, empezaron la planificación de trabajo de
campo: el diseño de los aspectos que querían conocer (diseño de matriz de datos), y las estrategias y técnicas de las
que se servirían para tal fin (diseño instrumental).
Esta primer planificación de la ​matriz de datos​, como esquematización que orientará la construcción de los datos, tiene
un sostén en los supuestos teóricos que inicialmente uno posee como investigador sobre la temática. En el caso de la
autora, se basó en modelos de la lingüística.
La matriz de datos, es la denominación del dato como estructura en el discurso científico; es lo que Samaja define como
“a priori de inteligibilidad” del objeto, que guía el procesos de investigación, y que deriva de las hipótesis/supuestos sobre
posibles rasgos y claves de funcionamiento del objeto, que tomo de los modelos teóricos de base, permitiéndome así
poder anticipar y discriminar posibles entidades a analizar (unidades de análisis), atributos y relaciones de estas que me
interesa contemplar (variables), posibles rasgos/formas/estados que estos aspectos a describir puedan tomar (valores),
así como criterios para evaluar dichas variables (indicadores).
En su investigación, paralelamente a la discriminación de aspectos (matriz de datos) a considerar en la caracterización
de las publicaciones, planificaron los aspectos ​operativos de la recolección de datos (fuentes, muestra, instrumentos de
recolección de datos, su aplicación, etc). A partir de esto, de buscar en otras publicaciones de otros campos de disciplina
y hacer un recorte que denote la actualidad (según la investigación de la autora), la matriz se va complejizando dando
lugar a un sistema de matrices de datos, donde en las publicaciones podemos discriminar números, artículos, etc.

A partir de este análisis metodológico, podemos visibilizar la relación entre estos diferentes tiempos lógicos del proceso
de construcción del dato.
Primer tiempo - el investigador tiene una idea abstracta de cómo puede ser/construirse el dato, lo está anticipando.
Dentro de este tiempo de “pensar el futuro dato” podemos notar 2 momentos: 1. momento lógico de captación o
representación simbólica del mismo, en tanto se comienzan a pensar características que tendrán un sustento en los
modelos teóricos de base de los que me sirvo (defino un posible sistema de matrices de datos); 2. momento en que
comienzo a planificar cómo podré construir y acceder empíricamente a su construcción (podré ir y preguntarle a la gente
sobre aquellas características que supuse inicialmente, observar otras, etc).
En este primer tiempo, de lo que se trata es de anticipar, planificar la acción futura. no tenemos un dato concreto, sino su
abstracción.
Segundo tiempo - la estructura del dato termine por definirse. Cuando lo construya, recolecte, va a ser el tiempo de la
acción. Ya no se piensa, se construye el dato en acto, ya sea porque hago las entrevistas que pensé, etc.

El dato “es”. Resultado de una construcción


En el momento de la recolección de datos, es donde se lleva a cabo la implementación de las estrategias operativas
diseñadas. En este punto cobra importancia el pilotaje, como instancia de prueba de los instrumentos y las estrategias de
recolección de datos planificadas, ya que permite evaluar y revisar tanto lo que fue el diseño del objeto (matriz de datos),
como el diseño operativo o instrumental, lo que supone ajustar la validez y confiabilidad de los datos a construir.
¿Dónde se deja de hablar de “matriz de datos” y empieza a denominarse “dato”? Si pensamos en la matriz como “a priori
de inteligibilidad”, dejaría de ser tal en el momento de la materialización del dato; pero sin embargo, este lo puedo
descomponer en su estructura, en los cuatro componentes que distinguimos, una vez que se generó. La estructura por
tanto, representa la “recaída en la inmediatez” (Samaja), la invisibilización de la génesis que le dio origen.
“La concepción dialéctica de las matrices de datos introduce una perspectiva completamente diferente a la visión clásica,
no determinando a priori una única forma de construir la matriz (primero se identifican entes, luego variables o atributos,
para finalmente clasificarlas y operacionalizarlas) sino que habilita -bajo el supuesto de una construcción jerárquica que
asciende desde lo abstracto a lo concreto- un camino inverso. En este sentido, los valores pueden preceder a las
variables”.
El investigador se orienta desde ciertos modelos teóricos que le permiten discriminar partes y pensar sus posibles
relaciones y funciones (sistema de matrices de datos), pero el dato en sí es una construcción resultante de la práctica
misma del investigador sobre ese material que son los hechos. Y si pensamos que el dato es donde recae centralmente
el valor de la validación de las interpretaciones posteriores -porque desde él se construye sentido- analizar
pormenorizadamente su proceso constructivo, colabora en visibilizar esta importancia.
El dato vincula un concepto con un “estado de cosas” del mundo, mediante la ejecución de los indicadores (síntesis, al
modo kantiano, entre el pensamiento y la realidad), a través de la acción práctica (praxis) vincula lo fáctico con lo teórico.
En este punto se lleva a cabo la configuración escalonada del objeto-modelo (Samaja), primer tarea y “condición de
posibilidad” de la labor científica.
“Las actividades sistemáticas de descripción del objeto de investigación suponen de manera inevitable el doble
movimiento entre la teoría y la observación, pero dicha observación no las presupone a aquellas, sino que las va
creando, o si se quiere, poniéndolas de relieve en el acto mismo de decidir las estrategias descriptivas.”
Acá tenemos que ver el rol activo del investigador ya que el dato es producto de su acción sobre los hechos; el dato “es”
a partir de lo que el observa, no sólo es la respuesta, sino que tenemos que pensar esta como producto de su pregunta,
no es el resultado de un experimento, sino éste producto de decisiones y acciones que acompañaron la ejecución, etc.
En la recolección de datos se pone en juego también la creatividad del investigador, en tanto allí se materializa la lectura
singular sobre la problemática a abordar (tanto la singular articulación conceptual, como su traducción en términos
empíricos a través de la matriz de datos), así como la diagramación de estrategias para recolectar los datos (donde se
articulan diferentes técnicas, pero de un modo singular a pesar del atravesamiento propio de una disciplina o campo
teórico que supone la posibilidad de validar conceptualmente la construcción, así como se deciden estrategias también
singulares para su aplicación).

¿Cuándo comienza el análisis de datos?


Este ya está presente en la diagramación que se hace de la matriz de datos, ya que allí se presupone ésta como “a priori
de inteligibilidad” del objeto, orientada desde los modelos teóricos. Aún cuando no haya una hipótesis central delimitada
inicialmente, siempre habrán supuestos en los que el investigador se basa, dados por sus conocimientos prácticos y
teóricos, por las investigaciones y desarrollos conceptuales que lo anteceden, y que orientan la descripción del objeto de
estudio.
La interpretación posterior que se hace, a partir del dato resultante de la recolección de datos, es de suma importancia,
ya que es en él que baso la posibilidad de validez de mi construcción de sentido, por lo tanto allí reside la clave de la
investigación.
Ya no es la planificación de la observación, la modalidad de entrevista, sino que finalmente observé, pregunté, etc, lo que
me dará elementos para validar ese dato. Es aquí donde radica la importancia del indicador en la construcción del dato,
en tanto es el que permite otorgarle un valor a aquel aspecto que estoy evaluando de la unidad a analizar. Explicitando
no sólo qué criterios (dimensiones) se han tenido en cuenta en la construcción de sentido (valor), sino también la acción
del investigador que permitió realizarlo (procedimiento). Vemos que el procedimiento está comprendido en los
instrumentos de recolección de datos, pero difiere en tanto remite a la acción misma, singular, que dio lugar a la
construcción que es el dato.
(14) YNOUB, Roxana - “El proceso de investigación científica y sus escalas de desarrollo”.
a. ​Escalas o “ciclos vitales” del proceso de investigación científica
El conocimiento científico es el producto que resulta de un proceso productor de ese conocimiento. Tiene un lugar dado
e involucra actividades o tareas que son los medios para alcanzar aquel producto.
Esta actividad o producción científica puede ser analizada a muy diversas escalas. La autora propone las siguientes:
a. la escala de desarrollo de toda una disciplina científica. Ej. la historia de la física no sería otra cosa que la historia del
desarrollo de un proceso de investigación a gran escala. la disciplina en cuestión irá madurando en la misma medida que
madure su objeto y sus metódicas de investigación.
b. como un derivado de lo anterior, es posible reconocer el desarrollo de líneas, escuelas u orientaciones disciplinares,
que no son otra cosa que sub-niveles al interior del desarrollo disciplinar. Estas orientaciones surgen conforme se
transforma o se especifica cada una de las disciplinas científicas. Se habla de campos o ramas dentro de una misma
disciplina.
c. El proceso de investigación puede examinarse también al nivel del desarrollo de programas de investigación
científica. Estos programas dan marco y contienen a diversos proyectos o actividades de investigación más específicas.
Se organizan en torno a ciertos núcleos problemáticos referenciados en marcos epistémicos y conceptuales propios de
cada programa.
d. Ejecución de planes o proyectos. Proceso de investigación vinculado a problemas acotados, cuyo tratamiento puede
ser planificado en algún grado, temporalmente circunscripto y con objetivos mensurables y evaluables al final de ese
proceso.

Estas distintas escalas pueden considerarse en intersección con la escala biográfica del investigador. Igualmente, la
ciencia no se reduce nunca a la obra de un solo sujeto, siempre se trata de comunidades de investigadores que
alimentan, nutren y hacen madurar lo que los fundadores inaugura. Y en ese caso, cada biografía de un investigador
puede ser concebida también como un micro-proceso dentro del gran proceso del desarrollo disciplinar.
En el origen de toda práctica científica hay un tronco común que la emparenta con la reflexión filosófica y con el
pensamiento mágico-religioso. Cuando estamos en el campo propio de la ciencia, se dan lugar a bifurcaciones: escuelas,
orientaciones en que se van especificando disciplinas originarias.
¿Es posible postular en ese desarrollo una tendencia ascendente de lo menos desarrollado a lo más desarrollado? las
bifurcaciones pueden concebirse más bien como “variaciones” sobre antecedentes comunes, antes que como necesarias
superaciones de esos antecedentes.
Se puede identificar hitos que den cambios sustanciales en el pensamiento científico. Hay autores que no creen en un
progreso dentro de la ciencia, sino que creen en cambios de los paradigmas, como también hay otros que piensan que
ciertos hechos pueden funcionar como instancias superadoras de los anteriores (se dan respuestas que otros no
pudieron dar-avance científico).
Suele pasar que el éxito de los hitos superadores se puede ver luego de determinado tiempo, cuando el programa ya ha
madurado. También hay que marcar que la aparición de nuevas concepciones, no implica la desaparición de las formas
originarias.

Escalas de procesos de investigación:


- Escala macro (desarrollo de la disciplina)
- Escala meso (desarrollo de grandes programas de investigación)
- Escala micro (desarrollo de proyectos de investigación)
Escala de biografía personal

b. ​Caracterización de un ciclo del proceso de investigación a escala micro o de proyectos


Focalización de los cursos de acción, implicados en la producción de conocimiento científico.
La escala de proceso en la que vamos a focalizarnos, permite datar de manera más o menos tangible un comienzo del
trabajo y también un cierre, aunque este puede ser un punto de partida para nuevos ciclos del proceso.
Enfoque que va a adoptar la autora: “investigadores del quehacer científico”. De esta forma, resulta relevante distinguir el
momento de la “planificación” de un trabajo de investigación (materializado en la escritura de un proyecto/plan de
investigación), del momento de su ejecución o realización. Esta última, debe diferenciarse de la exposición/presentación.
La autora se va a ubicar en la perspectiva del proceso en que se despliega la realización de una investigación, va a
identificar las fases examinando su lógica subyacente en la perspectiva global del proceso: esto sería, que las acciones
que se cumplen en la prosecución de la investigación están al servicio de determinadas funciones y tienen específicos
fines en la dirección de la realización de esa investigación.
Examinar los fines y funciones implica reflexionar sobre la naturaleza total del proceso: no es posible identificar el fin de
una acción, sin tener presente el contexto global al que esa acción sirve. No atender a los fines es no atender al sentido
de esa acción. Si la metodología se reduce a una prescripción de pasos/conductas/acciones, no es posible captar el
sentido de ellas. Esas conductas, adquieren sentido sólo si se referencian al contexto y a los fines que sirven.
Se sostiene una concepción reconstructiva de la metodología que no se reduce a una serie de pasos. viene en auxilio del
investigador para orientarlo cada vez que lo necesite.

b. ​Proceso de investigación concebido como un ciclo de 3 fases


Escala micro - concebido en 3 fases.
FASE 1​ - ​fase sincrética o ideatoria
Aunque es posible indicar el momento en que comienza a ejecutarse un proyecto de investigación (instancia
administrativa), no es posible datar el comienzo de la investigación en el decurso de la vida de un investigador.
Los temas y preguntas que organizan una búsqueda se gestan en un largo proceso que involucra la práctica profesional
o la propia actividad de investigación. El entorno del investigador, lo que lee, sus profesores, lugar donde vive, ideología,
inserción social, etc. influencian sus temas a tratar.
En la mayoría de los casos, el investigador comienza desde presunciones muy preliminares que pueden estar más
próximas a intuiciones que a conceptualizaciones. Con frecuencia, las preguntas surgen en el marco de hallazgos que se
presentan en la propia práctica investigativa o profesional: ciertos hechos puntuales pueden inspirar nuevos
interrogantes o nuevas formas de comprensión. Estas no son teoría ni empiria pura.
Cuando no se hallan respuestas, el investigador puede intuir, sentir por dónde hay que buscar nuevas respuestas pero
no puede dar cuenta acabada de esos caminos. Tendrá la tarea de precisar aquello que intuye procurando ponerlo en
palabras, en conceptos, organizándolo conforma a alguna aproximación fundamentada en antecedentes y marcos
teóricos ya validados. La riqueza de su formación disciplinar, su capacidad de exportar e importar modelos de un campo
a otro serán las herramientas que guiará su búsqueda y su progresiva comprensión del tema.
El entramado conceptual que se de, tiene la función de situar finalmente la pertinencia de las preguntas que se hace y de
las posiciones que adopta para responder a ellas.
Peirce - estos movimientos suponen un recorrido que va desde el método de la tenacidad (las intuiciones que surgen
espontáneamente), pasando por el método de la tradición (evocación de modelos y antecedentes que han abordado
temas afines y que se consagran como casos modelos al interior de una comunidad disciplinar); hasta alcanzar el
método de la reflexión (cuando el enfoque adoptado se puede ir ajustando, precisando, y fundamentando por referencia
a conceptos o a cuerpos teóricos ya consagrados). El paso al método de la eficacia o de la ciencia, supone proyectar
esas aproximaciones preliminares en un núcleo de problemas y de hipótesis potencialmente traducibles al lenguaje
empírico.
Problemas y conjeturas: nuclear de esta fase. “Cara y cruz” del mismo asunto. De ellos se deriva toda la investigación.
Problemas: preguntas-guía que organizan toda la investigación. Preguntas derivadas del tema elegido: tener un tema
no implica necesariamente tener un problema. El problema es una laguna cognitiva en algún aspecto particular del tema
elegido. La importancia de los problemas es central si se advierte que toda la investigación se desarrolla con el fin de
resolver o responder a esas preguntas.
Hipótesis o conjeturas: respuestas presuntivas o tentativas a los problemas. Al igual que aquellos tienen una función
organizadora en el diseño y el desarrollo de la investigación. Cuando no hay hipótesis, sin embargo, hay presunciones
generales que guían la búsqueda investigativa.

Si no se sabe qué se está buscando, aunque sea en una forma general, no es posible iniciar ninguna actividad
investigativa. Aún cuando constituyen los puntos de partida de la investigación, se puede volver a ellos para revisarlos y
precisarlos a medida que avanza el trabajo.
Ahora podemos decir que problemas e hipótesis están flanqueados por otros dos componentes que se integran en ellos:
por una parte, los marcos conceptuales y las tradiciones de referencia. Por otra parte, los objetivos o productos que se
espera (o se deben) alcanzar para responder a esos productos.
Las preguntas que contienen los problemas son subsidiarias a ciertas posiciones teóricas y ciertas tradiciones a las que
adhiere el investigador. no hay investigación que no se inscriba en antecedentes teóricos o que no recupere tradiciones
ya consagradas al interior de una cierta disciplina. Las preguntas surgen de esos marcos y tradiciones. son ellas las que
validan y justifican su formulación, y son ellas las que ofrecerán también modelos para su abordaje empírico. De los
problemas planteados se derivan los resultados o productos que se deberán obtener para contestar a ellos, para iluminar
las hipótesis.
En el marco de la planificación de un trabajo de investigación, estos resultados se expresan como objetivos. En ese
marco los objetivos adquieren un valor estratégico, especialmente si ese proyecto será financiado o reconocido por
alguna institución: en tanto productos o resultados a alcanzar, serán la constatación material de lo que se ha hecho en la
investigación.

Una vez definidos conceptualmente los núcleos de la investigación, se trata de definir y adoptar una estrategia empírica.
en verdad, el modo en que fueron planteados los problemas, el enfoque adoptado en las hipótesis o conjeturas, delinea
ya una estrategia empírica. Pero esta se va a ampliar, y precisar en esta fase.Se va a especificar la naturaleza de los
datos a obtener y el modo de obtenerlos.
Hay que recordar que el rasgo decisivo de la actividad científica es su recurrente y necesaria apertura a los hechos. Pero
los hechos no están allí para ser capturados en la plenitud de su existencia. Se necesita interpelarlos, organizarlos para
que ellos nos informen. Las cuestiones que se observen y las decisiones que se tomen, conformarán la estrategia
empírica de la investigación. Esa estrategia puede estar diseñada para testear hipótesis cuando ellas están disponibles o
para construirlas cuando ellas no han sido estrictamente formuladas. En el caso de investigaciones que disponen de
genuinas hipótesis al comienzo de su desarrollo, es esperable que de esas hipótesis generales se deriven predicciones
particulares al modo de hipótesis de trabajo. Son esas hipótesis de trabajo las que tendrán una clara orientación
empírica.
Las hipótesis de trabajo constituyen la interfaz entre la fase sincrética y la fase analítica.
FASE 2 - fase analítica
Cualquiera sea la orientación o el grado de precisión de las hipótesis, la investigación de tipo científica se caracteriza por
la traducción del lenguaje conceptual al lenguaje empírico o de datos. Estos podrán ser más o menos estructurados,
precisos, pero siempre están presentes si se trata de trabajos de investigación científica.
Se define esta fase como analítica en referencia a la actividad de “desagregación o diferenciación” que supone dicho
lenguaje de datos.
El paso al tratamiento empírico, supondrá diferenciar las partes componentes del asunto a investigar: ¿qué tipo de
entidades deben analizarse, en qué aspectos, por medio de qué procedimientos se accede a ellas?
Todas estas cuestiones están involucradas en la construcción de la base empírica de una investigación; aunque deberán
ser coherentes y derivarse de las definiciones conceptuales que se han asumido en la fase anterior.
Por ahora y de modo genérico las definiremos como “diseño de las matrices de datos” e implementación operativa
para la obtención de datos. ​Esta implementación se refiere ​al diseño de instrumentos y a las definiciones
muestrales: cuántas y cuáles entidades o eventos serán estudiados; y qué medios o instrumentos se implementarán
para obtener la información. Existe una íntima relación entre el tipo de datos (matrices) que se va a producir y el modo a
partir de los cuales se los va a producir (su implementación operativa). Generalmente los investigadores piensan sus
datos directamente vinculados a los instrumentos, las muestras y los contextos en que van a producirlos.
Se trata de cuestiones distintas que reconocen cierta independencia entre sí: un mismo tipo de dato puede ser obtenido
por diversos modos de instrumentalización. Pero, lo cierto es que en el proceso de investigación real, ambas
dimensiones están mutuamente determinadas.
La clausura de esta fase se alcanza con la producción de los datos. Las decisiones adoptadas en esta fase y la
precedente, dejarán su traza en la naturaleza de los datos que finalmente se obtengan; y definirán lo que luego vamos a
caracterizar como el diseño de la investigación.
La información producida constituye la interfaz entre esta fase y la siguiente, dedicada al análisis y la síntesis de los
resultados alcanzados.

FASE 3 - fase sintética o de integración


Una vez que los datos son producidos se requiere su tratamiento y análisis. Tratar datos implica sintetizar, reducir la
información para hacerla abordable e interpretable en el marco de la teoría y los modelos que permitirán darle un nuevo
sentido: responder los problemas, iluminar las hipótesis (contrastarlas o precisarlas).
En esta fase se reintegra lo que ha sido diferenciado y separado.
Teoría e empiria vuelven a ser dimensiones indisociables en el tratamiento e interpretación de datos.
El fin de este tratamiento será restituir la unidad del objeto. Deseablemente esa restitución dará lugar a una comprensión
más profunda del tema trabajado. Supondrá también algún tipo de re-modelización más o menos creativa e innovadora
según sea el alcance de la investigación.
La modalidad peculiar que tenga el tratamiento de datos dependerá del diseño de investigación adoptado. Según sea el
diseño -derivado de los problemas y las hipótesis, y la naturaleza de los datos producidos, serán las específicas técnicas
a utilizar.
Estas actividades cierran un ciclo del proceso de investigación. Los resultados alcanzados constituyen a su turno
hallazgos que abren nuevos modos de situar o precisar los problemas y las hipótesis en el tratamiento de un cierto tema.
Toda interpretación de datos, además de ofrecer nuevos sentidos, nuevas lecturas sobre un tema, deja paso a nuevos
interrogantes.

a. fase sincrética - precisar conceptual y teóricamente el objeto de investigación.


b. fase analítica - se identifican y diferencian los componentes en que se desagrega el objeto, las relaciones que se
postulan entre ellos, como así también las estrategias para su abordaje empírico.
c. fase sintética - se integran los componentes del objeto, se restituye la unidad diseccionada previamente. sintetiza los
componentes teóricos (dominantes en la primera fase) con los hallazgos empíricos propios de la segunda fase. Esta
síntesis arroja como resultado una nueva concepción del objeto de investigación, un nuevo discurso sobre el modo de
concebir, interpretar, explicar o comprender un cierto fenómeno. Esa nueva comprensión abre también nuevas preguntas
y nuevas conjeturas, las que sientan las bases para volver a abordarlo reinaugurando un nuevo ciclo de investigación.

Entre estas fases no se plantea un linealidad. Aunque postulamos cierta relación entre la primera y la segunda, también
prevemos la posibilidad de avances y retornos entre ellas.
En conjunto con las 3 fases, se puede agregar a los modelos o analogías de base dado que ellos están operando tácita
o explícitamente en todo el recorrido del proceso. Desde las hipótesis sustantivas hasta la elección de una estrategia
empírica, la selección de indicadores o la interpretación de resultados abrevan en modelos que surgen desde muy
diversas fuentes.
Samaja - las preferias estéticas, la adhesión a ciertas tradiciones, la aceptación de ciertos principios o el reconocimiento
de determinada evidencia empírica, operan en el complejo y multifacético proceso de la producción cognitiva científica.

Ciencia como práctica social. Las decisiones que se tomen, las innovaciones que surjan deberán poder justificarse como
adecuadas o válidas. Pero ese asunto de la validación no se dirime sólo en la aplicación de ciertas técnicas que
contribuyan a mostrar que lo que uno ha hecho es metodológicamente correcto. Se trata también de hacerlo conforme a
modelos que resulten pregnantes y aceptables para el entorno investigativo en que ese investigador se mueve.

El proceso de investigación puede comprenderse como un movimiento que oscila entre un momento creativo y abierto -
que conduce al investigador a resolver y decidir en cada paso una estrategia a seguir; y un momento, más cerrado y
convergente, que lo obliga a justificar la adecuación de esa estrategia elegida por referencia a los saberes ya instituidos
y a los modelos y retóricas aceptadas por su comunidad disciplinar.
Se puede decir que hay una tensión entre las investigaciones convergentes que se amoldan a paradigmas dominantes e
investigaciones divergentes que serían las revolucionarias de la ciencia. Hay una tensión entre innovación y tradición.

(15) (18 - parte de la UNIDAD 6) YNOUB, Roxana - “Estructura, génesis y dialéctica en la construcción de datos
científicos”.
Operaciones invariantes en el paso a la contrastación empírica
El rasgo distintivo de la ciencia es el de someter al “dictamen de los hechos” las presunciones que se asumen como
hipótesis de investigación. A esa puesta a prueba se la puede denominar “contrastación” de las hipótesis por referencia a
los hechos. Los “hechos” no constituyen una materialidad directamente aprehensible. son, por el contrario, resultado de
cierto modo de concebirlos, seleccionarlos y construirlos discursiva y materialmente.
Cuando se trata de la producción (o construcción) de información en el marco de la investigación científica, los aspectos
formales son los mismos que los que signan el discurso descriptivo coloquial: se habla sobre alguna cosa; se ella se
predican algunos aspectos en particular; se implementa algún procedimiento para la obtención de una cierta información.
Igualmente hay una diferencia entre esa producción de información coloquial y la de la práctica científica: a.en la ciencia
se indagan aspectos no siempre evidentes o aprehensibles para la observación espontánea; b. las decisiones que se
siguen para la obtención de los datos se fijan en base a acuerdos que se validan al interior de una cierta comunidad
disciplinaria y/o que pueden estipularse de forma precisa como para hacer posible su replicación.

Datos - el modo en que se construyen y utilizan varía entre distintas estrategias de investigación.
Cuando se dispone de hipótesis precisas los datos están al servicio de su contrastación o puesta a prueba. Cuáles sean
los datos que se requieren, constituye una cuestión a derivar de los enunciados mismos de las hipótesis. Pero no en
todas las investigaciones encontramos hipótesis a su principio, sino que suelen empezarse por conjeturas o
presunciones generales, y las hipótesis van a devenir del proceso de investigación. Esto ocurre cuando la investigación
es exploratoria o cuando se inscriben en un paradigma “cualitativo”: las hipótesis surgen a partir de la inmersión en los
hechos. Cualquiera sea la estrategia que se siga, toda investigación científica deberá vincularse con información
proveniente de algún tipo de experiencia conforme con la cual se pongan a prueba las hipótesis, o se las construye por
referencia a algún material empírico.
En este cap se propone a examinar las características formales que presenta la información cuando se la produce en el
marco de la investigación científica.

Del objeto teórico al objeto empírico de la investigación


El modo en que se concibe un asunto de investigación puede dar lugar a muy diverso tipo de datos. A la tarea de
delimitar el asunto de la investigación se le suele llamar “la construcción del objeto de estudio”, es decir, que ese objeto
no está dado de manera inmediata, sino que resulta de las decisiones y selecciones que va haciendo el investigador o el
equipo de investigación. Esta delimitación se inicia en el momento en que se piensa o imagina un problema; cuando se
formulan las hipótesis o las conjeturas que orientan la investigación pero termina de delimitarse en el momento en que
esas definiciones se traducen al lenguaje de datos.
Cuando la investigación cuenta con hipótesis ya definidas, el paso de las definiciones conceptuales a sus definiciones
operacionales o empíricas se produce a través de lo que se llama “hipótesis de trabajo”. Estas son más precisas que las
sustantivas o generales porque su formulación está más orientada a los “hechos”.
Componentes del dato:
a. Unidad de análisis: entidades/eventos/sujetos/objetos en las que se focaliza la descripción o el análisis en un cierto
momento de la investigación. Ej. Alumnos en la clase.
b. Dimensiones de análisis o variables: aspectos/características/propiedades/atributos que se han seleccionado para
examinar o estudiar a las unidades de análisis. Refieren a variaciones entre distintos estados o valores. Ej. Nivel de
participación en la clase, motivación de aprendizaje.
c. Valores o categorías: estados particulares que pueden asumir las variables. Ej. Motivación para el aprendizaje: alta,
media o baja. Estas tres categorías son los valores entre los que puede fluctuar la variable.
d. Indicadores o definiciones operacionales: maneras de medir o evaluar las variables: qué se medirá (dimensión del
indicador), y cómo se medirá (procedimiento del indicador). Ej. Aspectos a considerar y procedimientos a implementar
para evaluar el logro en matemáticas, etc.
Los 4 componentes del dato puede ser concebimos como el resultado de ciertas operaciones cognitivas que se siguen,
cualquiera sea la naturaleza del asunto a investigar y cualquiera sea la manera particular en que ese asunto sea
concebido. Esas operaciones pueden reducirse a las 3 siguientes:
1. Entificar: identificar las entidades abordables empíricamente para evaluar aquellos aspectos que se consideran
potencialmente relevantes, conforme a las hipótesis de la investigación.
2. Clasificar: identificar la sustancia o asunto de la variable y definir las categorías o clases en que se clasificaran
(potencialmente) las entidades.
3. Operacionalizar: estimar procedimientos para evaluar los estados o las clases a que pertenecen las entidades,
conforme a los criterios de clasificación o categorización seleccionados.
Los contenidos particulares con que se concreten esas operaciones invariantes dependerán de la naturaleza de los
objetos investigados y de las concepciones –tradiciones, conceptuaciones, modelos desde los que se lo abordan.
De esta forma, entenderemos la noción de dato científico como la información resultante –o información estructurada-
conforme a este conjunto de operaciones. Sinónimo de dato: unidad de información que no se reduce a numérica o
cuantitativa.
Un dato es la predicación que se atribuye a alguna entidad, en algún aspecto suyo; en base algún procedimiento que se
pretende válido y confiable.
Acerca de la estructura invariante del lenguaje de datos o matriz de datos
En el terreno metodológico, el concepto de matriz de datos reconoce un lugar análogo aunque específicamente orientado
a precisar el alcance de estructuras del discurso científico. Todo dato se organiza conforme a una estructura lógica
invariante (independiente de cualquier contenido particular), ésta es la matriz de datos. Sus componentes: a. los
elementos de análisis o las unidades de análisis; b. las variables que se seleccionaban de esas unidades; y c. los valores
o las respuestas o los resultados que se obtienen cuando las unidades se exponen a ciertos estímulos.
Samaja – crítica y desarrolla una propuesta ampliatoria al enfoque de Galtung que expone lo anterior. 3 grandes tesis:
a. La matriz de datos es una estructura de carácter universal reconocible en todo tipo de datos, no sólo en los datos
provenientes de la investigación sociológica.
b. La matriz de datos se estructura invariante y a priori reconoce 4 elementos y no 3. El cuarto elemento es el indicador
que permite distinguir los aspectos operacionables (los estímulos) de las definiciones teóricas a los que ellos se refieren
(que se expresan como variables).
c. Derivado de lo anterior, todo dato implica un proceso constructivo por referencia a niveles sub-unitarios que se utilizan
como rasgos o aspectos de los niveles de anclaje, a partir de los cuales se infieren los valores correspondientes al nivel
de anclaje; al tiempo que participa como parte componentes de contextos o niveles supra-unitarios.
Las operaciones que postulamos como invariantes del “lenguaje de datos” se reconocen en todo enunciado descriptivo:
cada vez que se informa sobre un “estado de cosas”, esa información resulta de la aplicación de aquellas operaciones
invariantes.
Ej. La tarde está lluviosa. Lo que se predica de la tarde (unidad de análisis) alude a los “estados climáticos” (variable). Si
se nos informa que la tarde está lluviosa, significa que no está soleada. Lo podemos inferir porque reconstruimos o,
actualizamos ese sistema de oposiciones de lluvioso vs soleado. Este sistema de oposiciones resulta decisivo para
comprender el estado que se actualiza, sin él no podemos acceder al sentido, no podemos adjudicar un valor a la
predicación de la frase.
La variable como sistema de clasificaciones define un sistema de oposiciones, pero se trata de diferencias sobre un eje
de semejanzas: femenino es el opuesto semántico de masculino sobre el eje común de género.
Indicadores – procedimientos que se aplican sobre algún aspecto de la unidad de análisis para determinar el valor que le
corresponde en cierta variable. Tienen la función de conectar el mundo inteligible con el mundo sensible, la empiria con
la teoría. No se trata de una conexión directa sino que se interpone alguna operación (un esquema de acción) que hace
posible la trasduccion entre un plano y otro.
La relación entre cada indicador y el concepto al que ese indicador representa, quede definido en términos de
probabilidad.
Cuando el lenguaje se utiliza en el terreno de la investigación científica, se vuelve imperioso precisar de manera explícita
las variables o dimensiones de análisis seleccionadas, determinar las unidades de análisis sobre las que aquellas se
predican, el sistema de valores que se utilizarán para clasificar las unidades en esa variable. En ese contexto nada
puede quedar sujeto a la libre interpretación. El objeto interpretado debe tender a coincidir con el objeto descripto. Ese es
el desiderátum del discurso y el quehacer científico, para lo cual se avanza precisando y comunicando las operaciones
de entificación, categorización y operacionalización que se siguen en cada caso.
El diseño de las matrices de datos constituye entonces el primer paso en esa dirección. Se trata de determinar las
características de los datos/información que se necesitan para probar las hipótesis o contribuir a precisarlas, cumplir con
los objetivos, responder a los problemas planteados. Esa es la tarea que se desarrolla bajo la forma del diseño de las
matrices de datos, estableciendo:
a. Cuáles serán las unidades de análisis sobre las que se va a trabajar
b. Qué aspectos, dimensiones o variables de ellas son relevantes a los fines de las definiciones conceptuales
c. Qué dimensiones y a través de qué procedimientos se van a determinar dichos aspectos
d. De qué manera se van a distinguir los distintos estados que puedan presentar las unidades en las variables
seleccionadas

Entificación: seleccionar y precisar las unidades de análisis


Las unidades de análisis definen el tipo de entidades con las que se trabajará en la investigación. En toda investigación
el paso a la operacionalización exige la fragmentación del material en unidades analíticamente abordables. El
desideratum metodológico postularía que esa fragmentación debe ser de tal naturaleza que respete las “vetas naturales”,
propias del objeto investigado. Esta fragmentación no es tan fácil ya que, se puede reconocer más de una veta natural,
dependiendo en que escala se vea (micro macro), y porque la posibilidad de fragmentación también depende de la
capacidad y perspectiva de quien la fragmenta. El recorte de las unidades de análisis dependerá de la naturaleza del
asunto (la perspectiva de su focalización) y de las técnicas utilizadas para su indagación. No hay criterios a priori para
esta fragmentación, cada investigador deberá tomar sus propias decisiones. Esa fragmentación es dependiente de la
perspectiva focal de la investigación. En conjunto con la naturaleza del material, deben considerarse los objetivos de la
investigación.
En lo que respecta a los aspectos formales de la identificación se las “unidades de análisis”, su definición se debe hacer
por referencia al tipo de unidad, aunque la selección de las unidades supondrá siempre la identificación de los casos y
ocurrencias concretas que conformarán la muestra o las muestras de la investigación. La definición por el tipo alude a la
definición conceptual de las unidades. La definición por extensión implica la identificación de las unidades concretas
sobre las que se va a trabajar. Ej de definiciones de unidades por análisis por el tipo: segmentos de un discurso, obras
hechas por una artista en tal año. De esta forma, se especifican los criterios o características que deberán tener las
entidades a seleccionar como unidades de análisis de la investigación. Por eso hablamos de definición por el “tipo”.
En tanto ocurrencias o casos (definición por extensión) las unidades de análisis serán entidades identificables en algún
tiempo y/o espacio, y deberán poder ser numerables o computables (de modo tal que el investigador/a podrá informar el
número de unidades con el que efectivamente trabajó). Ej. Alumnos de 2 año: alumno 1, alumno 2, etc.
Cuál sea el número de unidades requeridas en cada investigación remite a la cuestión de las “muestras”, es decir, a los
criterios que se fijen para decidir si esas unidades resultan representativas -en su estructura general- del universo al que
pretenden proyectarse los resultados del estudio.

Sobre los sistemas de clasificación: dimensiones de análisis y valores


Algunos términos que podrían utilizarse como sinónimos o al menos equivalentes al de variables o dimensiones de
análisis serían los siguientes: atributos, propiedades, características, predicaciones.
Concepto de variable: alude a un campo de variaciones o a un sistema de clasificación, conforme al cual pueden
clasificarse las unidades de análisis. Las variaciones a las que se refiere la variable son “estados posibles” que
potencialmente pueden asumir las unidades de análisis, en algún aspecto de ellas. El concepto de sistema de
clasificación es especialmente apropiado para referirse a la variable. Desde el punto de vista cognitivo: clasificar es
identificar diferencias, separar. La percepción misma es clasificadora, sólo a condición de percibir en forma conjunta lo
uno y lo otro podemos decir que percibimos. No hay percepción absoluta, no diferenciada. Una cualidad se presenta,
pero en su “presentarse” pone un fondo re-presentacional del que se diferencia. La diferencia, a su turno, se realiza
sobre un eje común: percibimos el blanco por su diferencia con lo no blanco, pero lo no blanco tiene algo común con lo
blanco, ambos pertenecen al eje de la cromaticidad.
Percibir diferencias implica también obviar o no percibir otras diferencias. Lo relevante es percibir “diferencias que hagan
diferencias”. “La información consiste en diferencias que establecen una diferencia.”
En síntesis, una variable es un sistema de clasificación; y lo que esa clasificación clasifica son las unidades de análisis
-cualquiera sea el tipo de unidad y cualquiera sea el sistema de clasificación utilizado-.
Cada “clase” constituye un valor de esa variable: ej. si la variable es color, lo rojo constituye una clase de ese sistema de
clasificación.
Desde el punto de vista lógico y metodológico se requiere que los conceptos clasificatorios cumplan con dos condiciones
de adecuación:
a. con las condiciones formales de adecuación, comunes a todas las ciencias
condiciones formales de adecuación:
1. la exhaustividad. la clasificación debe contemplar el total de estados posibles que puede presentar la unidad de
análisis, para un mismo y único campo de variación. La partición en clases debe ser completa, de modo tal que cada una
de las unidades de análisis “caiga” en alguna de las clases determinadas conceptualmente. ej. unidades: personas,
variable: estado civil. los valores previstos deben incluir el total de estados real y conceptualmente posibles que pueden
presentar las personas en lo que respecta a su estado civil. Cuando no se pueden prever todos esos estados posibles,
debe entonces considerarse la inclusión de otros valores o clases “residuales” (=“otros”). De cualquier modo, debería
considerarse a toda clasificación y a su partición en clases, como hipótesis empíricas.
2. la exclusividad. cada estado posible debe excluir a los restantes. Ninguna unidad de análisis podrá presentar dos
valores simultáneamente en la misma variable. ej. del caso de las personas y su estado civil, cada persona deberá tener
un único y exclusivo valor en esa variable; solamente (casado).
Si no se dispone del sistema de valores en su conjunto, es prácticamente imposible estimar el valor o el alcance de cada
una de las “clases”. También hay que tener en cuenta el contexto en el que se encuentra. Con esto último, conectamos
con la siguiente variable.
3. la existencia de un fundamento común. Deberá de existir un fundamento que vincule a los valores entre sí; un
fundamento a partir del cual se distingan o delimiten las diferencias.

Debe existir una adecuación entre las variables y los valores seleccionados y la sustancia o el “ser” de la unidad de
análisis. Este criterio debe definirse al interior de cada ciencia porque los criterios de adecuación material se vinculan de
manera directa con el recorte o la perspectiva desde la que se trata cada unidad de análisis: ej. si las unidades son
perros, pueden ser considerados de distintas maneras por un anatomista, un biólogo, etc. Cada una de esas
perspectivas selecciona distintas variables y valores.
[ Una de las tareas clave en el terreno de la investigación científica es la selección de las variables esenciales al
fenómeno que se quiere investigar. Gran parte del talento de un investigador está relacionado con esta capacidad de
identificar las variables esenciales a su objeto. Las grandes revoluciones en la historia de la ciencia tuvieron que ver con
redefiniciones de los “objetos” de cada disciplina (es decir, con el rediseño de las “matrices de datos” que los definen
como tales el objeto al interior de esa tal disciplina. Esa es la razón por la que el segundo criterio al que nos referimos, el
de la adecuación material, queda sujeto siempre al desarrollo alcanzado en una cierta disciplina y a los marcos teóricos y
doctrinarios que guían la delimitación de su objeto. ]
b. con las condiciones materiales de adecuación peculiares a cada ciencia particular

Los sistemas de clasificación y las escalas de medición


El “sistema de clasificación” (=variable) puede basarse en distintos tipos de presupuestos formales. Cada uno de estos
presupuestos define distintas maneras de medir o clasificar las unidades de análisis. El concepto de medición no
significa necesariamente que el rasgo o aspecto a medir deba expresarse numéricamente. Medir significa ubicar la
unidad de análisis en una de las clases previstas por la variable. Ej. si la unidad es cursantes de 2 año, la variable es
“nacionalidad”, cada sujeto deberá ubicarse en alguna de las categorías (o valores) previstas por la variable.
Un sistema numérico ofrece un modelo o patrón sobre el que proyectar los estados y las variaciones que se registran en
el fenómeno que se está analizando. Ej. la respuesta a un test, el tiempo de respuesta a un estímulo, etc. pueden
expresarse numéricamente.
Se reconoce la existencia de distintas “escalas de medida”:
a. escalas nominales. Es el más básico. La clasificación se basa en una distinción semántica que alude a diferencias de
cualidad en el fenómeno que se describe (A es A y por lo tanto no puede ser no-A al mismo tiempo). También, las
cualidades se oponen sobre un eje de semejanzas. Se trata de etiquetados que describen cada uno de los estados en
que se ha segmentado el sistema clasificatorio. Los elementos de una clase deben ser equivalentes respecto al atributo
que se tiene en cuenta. ej de variables con escalas de medición nominales: estado civil - “soltero”, “casado”, etc.
b. escalas ordinales. Reconoce relaciones de jerarquía entre los valores. El orden es un nuevo criterio que se agrega con
esta escala de medición. Un valor guarda cierta relación de inordinación o supraordinación con respecto a otro, de modo
que las unidades no son intercambiables entre sí en relación a cierto orden o jerarquía. La aplicación de estas categorías
a las unidades de análisis puede expresar como relaciones del tipo “mayor que, menor que, más de, menos que”.
c. escalas intervalares. Le agregan a las relaciones de jerarquía, una estimación cuantitativa de la magnitud que separa
un estado de otro. Como las anteriores, se deben respetar las relaciones de orden, pero se agrega más información ya
que se establece un valor numérico que vincula un estado o grado de la variable con otro. Las distancias numéricas
iguales, representan distancias iguales empíricas.En estas escalas el punto de origen y la unidad de medida son
arbitrarios. Ej. temperatura tiene asignado un valor cero que no implica la ausencia de temperatura. El 0 se asigna
arbitraria y convencionalmente como referencia que indica el punto de congelamiento del agua.
d. escalas de razón. Reconocen un cero absoluto y la unidad de medida expresa una variación equivalente en el
fenómeno en que se mide. Por lo demás, comparten todas las propiedades de las escalas de intervalos: cad categoría o
valor expresa una cualidad característica, la vinculación entre esas categorías reconoce un orden o jerarquía y además
la relación entre un valor y el siguiente puede ser estimada cuantitativamente.

Sobre la construcción de los indicadores


Indicadores: aluden a los procedimientos que se aplican a ciertas dimensiones de la variable para obtener el valor
correspondiente a ésta para una cierta unidad de análisis.
No es posible considerar los valores o la variable sin considerar al mismo tiempo todos los componentes del dato: el
sistema de clasificación, la unidad de análisis y el asunto que de esta unidad de análisis se ha seleccionado para
evaluarlo conforme a algún procedimiento indicador.
Esquemáticamente de acuerdo con Samaja, los componentes del indicador serían los siguientes: 1 =
dimensión/procedimiento.
ej. si se trata de evaluar el hacinamiento de los hogares, podría considerarse que el número de personas por cuarto
constituye un indicador adecuado para medir esa variable.
Una vez definido el indicador, deben especificarse también las condiciones particulares para evaluarlo: qué aspectos
serán tenidos en cuenta y con qué procedimientos se medirán. ej. el procedimiento podría ser preguntar o relevar esa
información en los hogares indagando a un responsable calificado. La dimensión en este caso, sería la cantidad de
personas por cuarto. Los valores del indicador serían: 1 2 3 4, etc.
Quien lleva adelante la investigación, se encuentra en la necesidad de tomar decisiones acerca de cuál o cuáles son
buenos indicadores para iluminar el concepto que está investigando. Esas decisiones pueden basarse en dos grandes
criterios:
a. por una parte, seguir la tradición y usar indicadores que ya otros usan o que están validados en el marco de una cierta
tradición disciplinaria
b. innovar y proponer nuevos indicadores, ya sea porque se considera que los tradicionales no son adecuados, o porque
se aborda un tema novedoso no explotado hasta entonces
Cualquiera sea el criterio, lo que guiará la selección del indicador es la presunción de que existe cierta semejanza,
correspondencia entre el indicador y la variable. Eso significa:
a. semejanza entre el asunto que mide el indicador y el asunto que conceptualiza la variable, pero también
b. semejanza entre el modo en que se diferencian (o clasifican) los valores del indicador y el modo en que se diferencian
(o clasifican) los valores de la variable.
Volvemos al ejemplo del hacinamiento de los hogares. Resta decidir a partir de qué cantidad de personas/cuarto se
decidirá si corresponde ubicar el hogar como hacinado o no hacinado. Esas decisiones pueden apoyarse en criterios
intuitivos o de sentido común o por medio de procedimientos formalizados como los que brinda la estadística. Las
inferencias que vinculan al indicador con la variable no son ni la deducción ni inducción, son la abducción y la analogía.
Por una parte, se postula una semejanza de estructura entre uno y otra, lo que permite postular que se establece algún
tipo de analogía entre indicador y variable; y por otra parte, se realiza una abducción cada vez que se infiere el valor de
una unidad de análisis, a partir del valor que le corresponde en el indicador: si se presenta cierto rasgo (ej. tener 5
personas por cuarto) entonces se trata de cierto caso (un hogar hacinado). De modo tal que entre la escala del indicador
y la escala de la variable se fija una suerte de regla de equivalencias. Ésta es la razón por la que los indicadores no
pueden garantizar nunca una certeza plena, ni sobre la adecuación de su correspondencia con la variable; ni sobre el
hecho contingente de cada medición de los mismos: la conclusión de la inferencia abductiva es siempre probable.
El error (el desencuentro entre lo “manifiesto en el indicador” y lo “latente en la variable” es una posibilidad siempre
abierta en el proceso de construcción de datos.
Su razón lógica se asienta en la naturaleza de las inferencias que comandan este proceso. De allí que en algunas
ocasiones resulte necesario el uso de pruebas adicionales que contribuyan a garantizar mayor probabilidad de acierto en
los criterios para aplicar y construir los indicadores.
Cuando la investigación se encuentra con variables complejas, se requiere un desagregado: “sub-variables” o
dimensiones de las variables. ej. la variable hacinamiento, podría ser parte de una más compleja como “condiciones
habitacionales”. Cada una de las subvariables o dimensiones tendrá a su turno un indicador con su respectiva
clasificación de valores. Luego se requerirá de algún criterio que, o bien combine los valores de las 3 dimensiones
consideradas y fije una equivalencia entre esos valores, o adjudique una puntuación a cada uno para luego construir
índices sumatorios conforme con los cuales se adjudicará un valor en la variable según los diversos rasgos resultados de
la sumatoria de los distintos valores.
A estas variables complejas se las suele llamar “índices”. Éstos funcionan como nuevos indicadores para construir el
valor de la variable de la que forman parte. Se los puede denominar indicadores complejos.
Se puede advertir que la relación entre indicador y variable es siempre relativa: lo que es variable en cierto momento de
la construcción del dato, puede transformarse a su turno en indicador en una fase posterior.

De la matriz de datos al sistema de matrices de datos


La relación entre indicadores y variables remite a otro asunto igualmente relevante para la comprensión del proceso de
construcción de datos: la de las relaciones de jerarquías entre niveles de análisis.
samaja - en toda investigación se compromete más de un nivel de análisis (más de una matriz de datos) = estarán
implicados por lo menos, tres niveles. No se trata de una prescripción, sino que cuando alguien elabora datos, estará
comprometiendo distintos niveles de análisis.
Todo dato implica un proceso constructivo que remite a partes-componentes (niveles subunitarios) de la unidad focal.
Son estas partes-componentes las que serán examinadas para estimar los valores de las variables del nivel focal (o
anclaje). El comportamiento de estas variables, se tornan relevantes para evaluar los contextos (o nivel supraunitarios)
de ese nivel. El contexto a su turno resignifica los valores del nivel focal, en tanto los comportamientos del contexto
aportan criterios para evaluar las unidades de ese nivel.
Es a través del tratamiento de los sub-niveles de operaciones indicadoras del nivel del nivel focal (o nivel supra)
considerado. Nuestra mente tiende a considerar de manera estática la atribución de comportamientos o estados a
determinadas entidades. Pero esa representación no se corresponde con las mediaciones que efectivamente seguimos
para estimar esas atribuciones. Si decimos de alguien que es “bien profesor” serán juicios basados en la observación de
algún número de circunstancias en que observamos a ese alguien actuar como profesor.
ej. de unidades de análisis subunitarias: los exámenes de cierto alumno cuando decidimos si un estudiante sabe o no
sobre cierta cosa. el examen será evaluado parte por parte, siendo cada parte de esta forma una nueva sub-unidad.
Se puede advertir que existe una suerte de relación de inclusión entre unidades de análisis: ej. respuesta, examen,
alumno y curso.
Esta “realidad estratigráfica” (Samaja) es propia de todo asunto de investigación ya que cualquiera sea la naturaleza del
objeto a investigar, éste constituye un “sistema complejo” que reconoce “partes componentes” que integran y se integran
en “contextos”. Esa relación entre “texto-contexto y sub-texto” (o entre sub-unidad y supra-unidad) es la que queda
reflejada en el proceso de construcción de los datos, y de manera más precisa, en la dinámica que introducen las
operaciones indicadoras. Todo indicador implica la relación entre niveles de análisis. el propio proceso constructivo del
dato obliga a ir de las partes-componentes a los contextos para producir los valores de la variable de un cierto nivel, y
para resignificarlos por referencia a otro.
Los datos en estudios exploratorios y cualitativos
hemos señalado que no en todos los casos el investigador dispone de hipótesis al comienzo de su trabajo; ya sea
porque se trata de una fase exploratoria de la investigación o porque esta investigación se inscribe en el llamado
paradigma cualitativo. En esas circunstancias la elaboración de datos es también resultado de un proceso progresivo
que acompaña al desarrollo mismo de la investigación. En esos casos la producción de datos constituyen también un
resultado del proceso, antes que un presupuesto del mismo.
En esas circunstancias no se cumplen algunos de los requerimientos y supuestos que hemos enunciado previamente.
Generalmente lo que el investigador puede estimar se reduce a:
a. el tipo de unidades de análisis sobre las que desea trabajar (las que tienen carácter provisorio, ya que se pueden ir
ajustando conforme se precisa la focalización de su tema)
b. las grandes dimensiones de análisis (que no constituyen en sentido estricto variables) derivadas de los marcos
teóricos generales que surgen del enfoque adoptado
c. los procedimientos generales que va a implementar par obtener la información que requiere
En sentido estricto carece de sistemas de clasificación o variables, ya que su trabajo va desde los valores a las variables.

Validez y confiabilidad de los datos: una cuestión de indicadores


Al referirnos a las relaciones entre indicadores y variables señalamos que el paso de unos a otras acarrea una serie de
consecuencias no siempre controlables por el investigador. A estas consecuencias y a los compromisos que conllevan,
se lo denomina ​confiabilidad y validez de los datos. Los componentes del dato, ¿mide o expresa el indicador los
contenidos de la variable? La respuesta va a comprometer la validez del indicador. Se dirá que un indicador es válido si
cumple con esta adecuación (o correspondencia) entre sus contenidos (los contenidos de la dimensión del indicador) y lo
que se expresa en la variable.
En cambio, se dirá que el procedimiento del indicador es confiable si al aplicarlo no se introducen sesgos en el
relevamiento por efecto de distorsiones en el procedimiento. Ej. si las preg del examen están formuladas de modo poco
claro, o si están escritas poco legibles, podemos decir que el procedimiento del indicador es poco confiable.
El problema no es la adecuación o no de los contenidos, sino el modo en que se ha implementado su evaluación.
los contenidos son pertinentes y válidos, pero al aplicar el indicador los resultados no son confiables porque no sabemos
exactamente cómo se interpretaron las preguntas del examen.
Puede decirse entonces que la validez del indicador compromete la dimensión del indicador (es decir, qué se evalúa),
mientras que la confiabilidad involucra los procedimientos del indicador (el cómo se evalúa).

En la IC suelen implementarse diversas estrategias para garantizar, o al menos atender, a la validez y la confiabilidad de
los datos. Puede por ej. evaluarse un mismo asunto a través de dos o más indicadores, que se suponen que miden lo
mismo, comparando los resultados que se obtienen con unos y otros. El supuesto es que si miden lo mismo, los
resultados que se obtengan, aplicados a las mismas unidades, serán semejantes.
De igual modo, la confiabilidad se puede controlar o estimar si diversos sujetos aplican un mismo indicador a una misma
unidad de análisis: si el procedimiento es confiable se esperaría que de las diversas mediciones se obtengan iguales
valores.
Hay que señalar, que la construcción de indicadores no es un mero asunto “técnico”. Los indicadores son resultado de
una historia constructiva. Cuando se diseña un indicador, el investigador está asumiendo un compromiso con un cierto
marco conceptual y una matriz epistémica; con una cierta tradición investigativa en la que se inscribe (es frecuente usar
los indicadores que ya están validados por una cierta comunidad investigativa o validar los propios por referencia a
ellos). Tam bién está haciendo uso de sus propias intuiciones sobre el tema y de sus conocimientos del mundo de la
vida.
Samaja amplía la tesis de Hanson que dice que todo dato está cargado de teoría. De esta forma, sostiene que todo dato
está cargado de praxis. Se puede agregar que toda praxis está cargada de historia.
En la práctica científica, los indicadores pueden ser revisados, ajustados, controlados y mejorados de manera deliberada
y consciente. Esa revisión es la que nutre la vida de la ciencia.
Volviendo al tema de la transducción de indicadores en variables, cuando nos referimos a este asunto, dijimos que se
sientan en dos inferencias (abducción y analogía) que no garantizaban validez formal sobre los valores de verdad de sus
conclusiones. De modo que nunca hay certeza plena sobre la validez y confiabilidad que está a la base de la
construcción del dato.
Cuánto más rica en modelos, imágenes, tradiciones científicas, reflexiones conceptuales sea la praxis del investigador,
más ricos y apropiados serán sus indicadores. Y tanto mayor será la riqueza y la penetrabilidad de los datos que
produzca para entender el fenómenos que investiga.

UNIDAD 5
(16) YNOUB, Roxana - “El diseño de la investigación: una cuestión de estrategia”.
El concepto de diseño
El diseño es la planificación de un conjunto de acciones orientadas por fines, los caminos para alcanzarlos pueden ser
múltiples. Un mismo fin se puede obtener por diversos diseños. La elección de estos medios compromete al diseño del
objeto. No es posible hablar de un diseño óptimo sin especificar los criterios comprometidos en cada caso.
Podría reconocerse que existe algo así como un “ideal regulativo” conforme con el cual el propósito del diseñador/a es
maximizar todos los criterios conjuntamente. Pero no hay manera de garantizar la realización de ese ideal. Siempre cabe
la posibilidad de imaginar algún otro modo (mejor ajustado a esos valores) a la hora de resolver el diseño de un cierto
objeto.
Por lo tanto: diseñar es una actividad orientada por fines, y en el caso, de los diseños de origen humano, esa actividad
supone la elección de determinados cursos de acción con vistas a maximizar uno o varios valores comprometidos con el
logro de dichos fines.

El lugar del diseño en el proceso de investigación científica


Si el proceso está orientado por las preguntas que organizan sus problemas es posible reconocer que el fin de toda
investigación es dar alguna respuesta a ellas. La búsqueda de estas respuestas surgirá del examen de algún tipo de
experiencia empírica. Esta/s experiencias permitirán corroborar esas respuestas tentativas (las hipótesis), si ellas
estaban disponibles al inicio del trabajo; o por el contrario, idear hipótesis si ellas no estaban formuladas desde el
comienzo.
Surge la pregunta por la mejor manera de realizar esa interpelación empírica: habrá que decidir en cada caso qué tipo de
entidades serán observadas, evaluadas, experimentadas, en qué número, dónde, cuándo, bajo qué condiciones, etc.
Son estas decisiones las que comprometen al diseño de la investigación.
A partir de los interrogantes, se van a poder postular hipótesis o conjeturas tentativas, y derivar -de problemas e
hipótesis- los objetivos de la investigación. Todos estos elementos que comprometen al desarrollo de la fase 1,
preanuncian también el tipo de dato que se requerirá para alcanzar los fines trazados. Pero la estrategia empírica no
queda definida por los componentes de la fase 1. Aún cuando de ella surge el tipo o esquema de investigación
(descriptiva, explicativa o interpretativa) habrá que decidir más cuestiones, las que definen eso que llamaremos el diseño
de la investigación. Van a haber decisiones que van a delinear de modo más o menos preciso a la hora de formular los
objetivos (y por eso constituyen una suerte de interfaz entre el momento conceptual y empírico del proceso); pero
deberán terminar de ajustarse a la hora de precisar toda la estrategia empírica de la investigación, es decir, a la hora de
precisar su diseño.
Un mismo asunto de investigación puede dar lugar a distintas estrategias empíricas para su tratamiento.
A veces por cierta tradición se define un tipo de diseño: “naturalización del diseño” que se presenta como la “única
manera”.

Elementos para situar la lógica del diseño de investigación


A partir de los componentes de la fase 1-especialmente problemas e hipótesis- se delimita el asunto mismo a investigar.
Son precisamente ellos los que fijan el horizonte al que se dirige el trabajo de investigación, y los que delinean los fines
que la orientan. Es por referencia a estos asuntos -y concomitante a los objetivos que resultan de ellos- que se puede
precisar el tipo o esquema de la investigación según el núcleo de los problemas apunte a: la descripción, la explicación o
la interpretación del fenómeno interrogado.
Una vez precisados los fines se trata de adoptar una estrategia empírica que permita avanzar en la búsqueda de
respuestas o en la contrastación de hipótesis. Es esa estrategia adoptada la que llamaremos diseño de investigación.
Este diseño resultará de una serie de decisiones que afectan tanto a la operacionalización cuanto a la
instrumentalización para el abordaje empírico, es decir,a todo lo que compromete a la fase 2 del proceso.
Dado que son múltiples los factores comprometidos en ello, es difícil normativizar criterios para clasificar los tipos de
diseños. Un sinnúmero de factores están comprometidos allí. Sin duda, el criterio principal suele ser el de optimizar las
condiciones para el contraste de aquello que se debe describir, explicar o interpretar. También el investigador debe
atenerse a otras cuestiones a la hora de precisar un diseño: atender al costo que ese diseño demanda, accesibilidad a
las fuentes asociadas a él, a las consecuencias o compromisos éticos que implica, al tiempo material que insume su
realización. Todos estos factores influyen cuándo se trata de decidir una u otra estrategia empírica. Precisamente por la
cantidad de cuestiones que están comprometidas en el diseño, resulta difícil fijar criterios para su normativización o
tipologización.
La autora propone un criterio ordenador para clasificar, al menos una parte de las decisiones que comprometen un
diseño, es el de referirlas a los componentes de la matriz de datos. De acuerdo con esto, el diseño de la investigación
resultará de un conjunto de decisiones que compromete al menos las siguientes cuestiones:
- La cantidad de unidades de análisis. Se puede distinguir entre: diseños de caso único; diseño intensivos; diseños
extensivos: muestrales o poblacionales.
- El tipo y función de variables o dimensiones de análisis. Se puede distinguir entre: diseños univariados; diseños
bivariados; diseños multivariados; diseños multidimensionales o densos.
- El tratamiento de la temporalidad. Se puede distinguir entre: diseños transversales o transeccionales; diseños
longitudinales: prospectivos o retrospectivos; diseños cíclicos; diseños histórico-evolutivos.

De modo tal que a la hora de caracterizar un diseño de investigación se pueden o deben invocar las estrategias
específicas según resulten de la combinación de todos estos aspectos. Así, se podría hablar de un diseño de caso
único-denso e histórico-evolutivo, etc.

Esquemas y diseños de investigación


3 tipos de esquemas de investigación: descriptivos, explicativos e interpretativos.
- El diseño en las investigaciones descriptivas
Este tipo está orientado a describir el comportamiento de las variables, y/o identificar tipos o pautas características
resultantes de las combinaciones de valores entre varias de ellas. Este tipo de investigación en ocasiones busca
identificar taxonomías o tipologías organizadas según algún criterio rector.
otra manera de evaluar conjuntamente el comportamiento de diversas variables es a través de lo que se llama de modo
un tanto genérico, correlaciones. De modo más preciso, el interés está puesto en evaluar la variación concomitante entre
diversas variables.
Variación concomitante: su pauta de variación presenta un patrón semejante para ambas (o para todas aquellas
variables consideradas conjuntamente): si una se incrementa, también lo hace la otra de alguna manera sistemática (en
la misma proporción o proporciones identificables). Esto no significa que una sea la causa de la otra.
Síntesis - las investigaciones descriptivas son aquellas que tienen como propósito evaluar el
a. comportamiento de una o varias variables, tomadas de manera independiente, y/o
b. el comportamiento conjunto de variables al modo de correlaciones y/o
c. la identificaciones de combinaciones de valores entre las variables que definen perfiles o pautas de las unidades de
análisis
Un caso especial lo constituyen lo que podríamos definir como
d. investigaciones descriptivo-exploratorias
En ellas se trata de construir variables y, por lo tanto se parte de formulaciones en las que lo único que puede indicarse
es el contenido de la variable, tentativamente formulado. Conforme avanza la construcción clasificatoria, se pueden
prever categorías o valores de la variable y por lo tanto, precisar su alcance y los criterios que permiten distinguir un
valor de otro.

Algunos diseños posibles en el marco de investigaciones descriptivas


- univariados, con muestras extensivas o poblaciones, longitudinales. 1 sola variable, con muchas unidades de análisis,
medidas a lo largo del tiempo.
- multivariados, de muestras intensivas, longitudinales. muchas o más de 2 variables, medidas en pocas unidades de
análisis, a lo largo del tiempo. ej. gran hermano jaja. evaluar la evolución del comportamiento de un grupo de sujetos
aislados en una casa.
- bivariados de muestras extensivas, transeccionales. 2 o más variables. medidas en muchas unidades de análisis, en un
solo momento. ej. evaluar si el color de pelo y de ojos se corresponden de manera frecuente en una población o una
muestra grande de sujetos.
- bivariados con muchas extensivas, longitudinales. 2 variables, medidas en muchas unidades de análisis, longitudinales.
2 variables, medidas en muchas unidades de análisis, a lo largo del tiempo. ej- averiguar cómo se correlaciona la resp a
una prueba predictora del éxito escolar, y los logros alcanzados en la escuela luego de un cierto período de tiempo.
La una variación en estos tipos que es no es posible es la de: caso único, univariado, transeccional.

- Investigaciones explicativas
Se busca determinar no sólo el comportamiento de las variables, sino además de la dependencia o vinculación que unas
variables ejercen sobre otras. Interesa probar si el comportamiento de una variable o varias, puede oficiar de factor o
causa explicativa del comportamiento de otra/s variables.
Estas determinaciones entre variables pueden ser probados por medio de 2 tipos de estrategias: unas correlacionales y
otras experimentales.
La investigación que postula correlaciones explicativas: correlaciones que implican o pueden implicar causalidad. Ej.
dos hipótesis. Estas correlacionadas pero además una es causa explicativa de la otra. Pero que un fenómeno varíe a
otro, no significa que sea esto si o si. En general nuestro conocimiento del mundo empírico nos permite reconocer
cuándo una correlación puede estar indicando una relación causal entre las variables. Ese conocimiento nos permite
también identificar cual es la variable que explica y cuál la variable explicada.
Tendremos correlaciones que implican causalidad y correlaciones que no implican causalidad (las que ya examinamos al
referirnos a los estudios descriptivos).
- correlación implica causalidad cuando:
una o más variables varían sistemáticamente de manera directa o inversa con otra u otras.
la presencia de una variable es anterior en el tiempo a otra
nuestro conocimiento del mundo, autoriza postular esa relación causal
- correlación no implica causalidad cuando:
una o más variables varían sistemáticamente de manera directa o inversa con otra u otras
la presencia de una y otra variable no guarda ninguna relación de anterioridad con respecto a otra en el tiempo
nuestro conocimiento del mundo no autoriza a postular relación causal

Diseños posibles en la investigación correlacional explicativa


Generalmente la investigación correlacional supone el tratamiento de muestras extensivas o poblacionales, el que puede
hacerse tanto en un mismo momento en el tiempo (de manera transversal) o correlacionando distintas mediciones en el
tiempo (longitudinal); mientras que en cuanto al número de variables puede ser univariado (siempre y cuando la
correlación se haga en distintos momentos en el tiempo), bivariado o multivariado.
- bivariados, transversales, con muestras extensivas
- bivariados, longitudinales, con muestras extensivas
- multivariados, transversales, poblacionales

La investigación experimental: en un sentido amplio toda la ciencia puede ser concebida como experimental ya que
experimentar supone actuar inquisidoramente sobre el mundo real. Se entiende por investigación experimental aquella
en la que se ponen a prueba hipótesis que postulan relaciones de tipo causal entre 2 o más variables, y en las que esa
puesta a prueba se realiza bajo ciertas condiciones creadas y controladas por el investigador.
La diferencia entre las experimentales y las que implican correlaciones causales, estriba en que en las primeras es el
investigador el que a través del experimento crea las condiciones con las que espera producir un cierto efecto en el
fenómeno investigado; mientras que en la segunda la relación ya se ha dado y sólo se limita a medir o evaluar hechos
consumados.
Componentes a tener en cuenta en cualquier diseño de investigaciones experimentales: con el ej. del crecimiento de las
plantas si les hablas.
a. la presencia de una variable independiente o explicativa. ej. nivel de habla recibido.
b. una variable dependiente o explicado. ej. nivel de crecimiento.
c. variables extrañas o contaminadoras. ej. nivel de agua recibido, luz, cantidad y calidad de nutrientes, etc.
d. unidad de análisis de referencia. ej. la planta.
variable independiente o explicativa: en la formulación de la hipótesis, es esa variable que permite explicar el
comportamiento de la otra u otras variables.
variable dependiente o explicada: se asume que su comportamiento depende o se explica por efecto del comportamiento
o variaciones de otra variable.
No hay a priori criterios para juzgar si una variable puede o debe ser independiente o dependiente: eso depende de
cómo haya sido planteada la hipótesis. Bajo ciertas condiciones una puede concebirse como independiente y bajo otras,
como dependiente.
variables extrañas o contaminadoras: resultan extrañas a la relación causal que se quiere probar en la hipótesis, pero no
son extrañas al fenómeno real investigado.
Un diseño de investigación experimental, vincula estos tres tipos de variables. El diseño pretende garantizar que el
comportamiento de la variable dependiente se deba pura y exclusivamente a los efectos producidos por el
comportamiento de la variable independiente. De acuerdo con ello en la IE se trata de: manipular la variable
independiente, medir la variable dependiente y controlar las variables extrañas o contaminadoras.
VI (manipular) / VD (medir) / VE (controlar)
a. manipular la VI. investigador será quien decida cómo va a asignar a sus unidades de análisis a los distintos valores de
las variables. Forma los grupos o muestras de casos, decide qué valor o nivel de la variable le corresponderá a cada
uno.
b. VD sea medible. debe ser posible disponer de indicadores adecuados (sensibles, confiables y válidos) para registrar
los cambios ocurridos en esa variable -con el fin de evaluar luego si esos cambios se deben a la variable independiente.
con el concepto de sensibilidad, se hace referencia a la necesidad de que el indicador elegido capte aquellas variaciones
que, aunque pequeñas, puedan ser relevantes para la puesta a prueba de las hipótesis. Nuevamente no hay criterios a
priori para determinar si una variación ocurrida en la variable dependiente es pequeña o grande. Eso dependerá de la
naturaleza del fenómeno que se está evaluando. La VD tiene que ser definida conforme a criterios que hagan posible su
medición y que esa medición garantice de algún modo adecuación a la escala de los fenómenos que interesan a la
hipótesis.
En lo que respecta a la confiabilidad y la validez de los criterios indicadores, la validez puede definirse de manera
general como la adecuación entre la definición conceptual de la variable y su traducción empírica, que el indicador mida
lo que dice o quiere medir.
c. control de las variables extrañas o contaminadoras. es el gran desafío del diseño experimental. Como el objeto de esta
es averiguar qué efectos producen en la variable dependiente las variables consideradas independientes, se debe
garantizar que no existan otras variables que influyan en esta relación. Una de las maneras de controlar la situación
experimental es a través de la equivalencia de los grupos que participan en la experiencia, al menos en todos aquellos
aspectos que se consideran contaminadores para la relación entre las variables que quiere estudiarse. Existen distintas
maneras de formar los grupos para garantizar en alguna medida, que en todos ellos las unidades presentan semejantes
características en lo que respecta a los intereses del experimento:
- grupos aleatorios. asignando al azar los sujetos mismos. se espera en esos casos mayor probabilidad de garantizar
una homogénea distribución.
- bloqueo. se forman utilizando el azar más el control de una o más variables contaminadoras.
- grupos apareados. técnica del apareo para conseguir grupos experimentales equivalentes, a partir de una medida
previa en la variable dependiente. Emparejar los grupos por referencia a alguna o varias variables. Una vez que se
define cuál es la variable/s relevantes, se evalúa el valor que tienen todos los sujetos en esa/s variable/s y se asignan a
cada grupo uno a uno los sujetos, por pares, en casi de dos muestras, de modo que a cada grupo le toquen sujetos más
o menos semejantes en cuanto a ese asunto considerado.

En algunas ocasiones los investigadores no pueden asignar las unidades de análisis a los grupos experimentales;
porque estos grupos ya están formados previamente. De modo que en ese caso aplican la situación experimental a
alguno o varios de esos grupos, sin conocer en verdad qué características presentan, o cómo han sido formados. En ese
caso, la situación es más incierta y se habla de diseños cuasi experimentales.
Validez interna y externa: dos nociones en contradicción
Validez interna del diseño: grado en que pueda garantizarse que el comportamiento o los cambios registrados en la
variable dependiente se deben sólo a la variable independiente y a ningún otro factor. + control del diseño, + validez
interna.
Validez externa: grado de representatividad de la experiencia: cuánto mayor sea la posibilidad de generalización de los
resultados del experimento a otras situaciones o contextos, mayor será su validez externa.
Generalmente la mejora o el aumento de la validez interna atenta contra la validez externa -es decir, condiciones más
restringidas o controladas implican menos capacidad de generalización de los resultados.

Los diseños de investigaciones experimentales


- el número de mediciones que se hagan en el tiempo
- el número de unidades de análisis o grupos considerados y
- el número de variables que se incluyan en la experiencia
Como en toda investigación, el método experimental se basa en la comparación. En este caso, esa comparación se
realiza entre una situación definida como patrón o control y otra situación definida como experimental: el control es la
situación de referencia sin el tratamiento experimental; mientras que la experimental es precisamente la que resulta de
esta aplicación. La situación de control y la experimental, refieren siempre a entidades o unidades de análisis. Más
correcto es hablar de muestra control y muestra experimental. Una muestra no es otra cosa que un conjunto de unidades
de análisis.
- diseños intergrupos: se comparan varios grupos entre sí. por lo menos uno de los grupos se considerará control y otro
experimental.
- diseños intragrupos: se compara con el mismo grupo consigo mismo
- diseños de caso único: se compara el mismo caso consigo mismo

En lo que respecta al número de variables, en el diseño experimental se requiere como mínimo la referencia a dos
variables (la independiente y la dependiente) y, por supuesto, el control de las variables contaminadoras (de modo que
no existen los diseños experimentales univariados).
Pero igual, existen situaciones en las que se pueden incluir varias variables independientes y variables dependientes.
Eso dependerá de la manera en que hayan sido planteadas las hipótesis.
Agregar más variables independientes implica agregar más grupos experimentales, precisamente porque la
manipulación de la variable implica asignar a cada grupo un valor o nivel de la variable en cuestión. Eso no pasa cuando
se agregan variables dependientes, precisamente porque esa variable no se manipula, sino que se mide.
En síntesis, en lo que respecta a los tipos de diseños experimentales, según el número de variables, se tiene:
- univariado-univariado: se emplea una variable independiente y una dependiente
- multivariado-univariado: se emplea más de una variable independiente y sólo una variable dependiente
- univariado-multivariado: se emplea una variable independiente y más de una variable dependiente
- multivariado-multivariado: se emplea más de una variable independiente y más de una variable dependiente

Existen varios fenómenos que no pueden ser abordados por medios experimentales, ya sea por cuestiones éticas, por
accesibilidad de tiempo o porque no existe ninguna posibilidad de asignar a las unidades a distintos grupos, ni manipular
sus niveles de tratamiento.
No siempre se trata de establecer o probar hipótesis causales, se requiere antes de hipótesis descriptivas y de hipótesis
hermenéuticas o interpretativas que permitan conocer cuál es la naturaleza del fenómeno y en base a ellos incluir
diseños experimentales para probar la adecuación de esos modelos.

- La investigación interpretativa
No se apunta a la mera descripción de los hechos, ni a su explicación causal, sino a la interpretación o comprensión de
los fenómenos.
- investigación cualitativa
Estrategia investigativa desarrollada en el éra de las ciencias sociales y humanas y que se nutre de orientaciones
filosóficas interesadas en la comprensión de los fenómenos históricos, humanos y subjetivos. Se caracteriza por la
manera en que produce sus datos, y por los propósitos que persigue con el tratamiento de los mismos.
Entre esas características se cuentan:
a. la comprensión de los fenómenos más que la descripción/explicación
cuando comprendemos estamos en condiciones de adoptar la perspectiva del otro. Este tipo de investigaciones tratan no
sólo de acopiar datos sino de hacerlo procurando integrar la perspectiva de los sujetos o los fenómenos involucrados en
la situación estudiada. Se propone capturar el asunto en su máxima riqueza, atendiendo a la mayor parte de aspectos
que puedan ser relevantes.
b. la implicación de los investigadores en la producción de sus datos
Implicarse en el asunto es tomar parte del mismo en alguna medida. Conocer desde adentro el fenómeno que se
estudia.
En una variante de este tipo de investigación cualitativa llamada investigación acción, los investigadores son al mismo
tiempo participantes implicados en el asunto que investigan.
c. la observación o el relevamiento de los datos en sus contextos naturales
Procura ser lo menos intrusiva y lo menos distorsiva de las situaciones estudiadas. Se trata de no alterar las situaciones
habituales de los fenómenos estudiados, o alterarlos lo menos posible. Por contexto natural se debe entender la
situación en que los hechos a estudiar se presentan habitualmente. las características de contexto, cambian según sean
los asuntos investigados.
c. la producción de datos ricos, profundos, dependientes del contexto
Como se busca captar todas las dimensiones del asunto, se intenta enfocar el mismo tema desde múltiples enfoques, no
desde un solo actor o una sola dimensión, ni en un solo momento.
En este tipo de investigaciones no siempre puede preverse anticipadamente qué aspectos serán los más relevantes, ya
que el trabajo en el campo (en el lugar donde se encuentra el asunto a estudiar) puede ir abriendo o sugiriendo nuevas
líneas de desarrollo no previstas al inicio.
Dado que los datos en profundidad terminan muy vinculados a un contexto específico, en la mayoría de los casos los
resultados no son exportables a otros contextos. Los resultados suelen tener alcance local, circunscripto a la experiencia
de indagación en la que se ha llevado adelante. Por eso, en algunas ocasiones se suele considerar a la investigación
cualitativa como investigación exploratoria. En esos casos, el objetivo es la identificación de variables o aspectos
relevantes que se exploran en un cierto caso o contexto, para luego evalularlo (con otro tipo de estrategia de
investigación) en otro contexto o en otros casos.

- investigación de objetos y fenómenos culturales


Acá se encuentran una enorme variedad de investigaciones cuyos objetivos, al igual que en la investigación cualitativa,
están orientados a la comprensión o interpretación del asunto investigado. Acá no se trata solamente de estudiar a
sujetos humanos en sus contextos vitales, sino que se incluyen también diversas producciones culturales, que pueden ir
desde el estudio y la investigación artística hasta el análisis de mitos, publicidades, discursos religiosos, etc.
se trata de interpretar las producciones culturales o psicológicas de muy diverso tipo, bajo el supuesto de que es posible
identificar un significado o un sentido latente que el analista podrá develar. En algunas ocasiones se asume que es
posible dar con un sentido último, y en otros, se asume que ese sentido latente sólo se captura parcialmente, entre otras
cosas porque se plenifica en función de contextos de uso, y contexto de interpretación que al ser cambiantes no se
clausuran nunca de modo definido.
Rasgos:
- su fin principal es interpretativo, de modo que el objeto a estudiar se lo aborda como un mensaje o código a descifrar
- por lo general la interpretación se hace por referencia al contexto histórico o institucional de ese objeto cultural, o
vinculado a la producción de ese objeto
- el investigador no necesariamente participa (de manera efectiva) en el contexto de producción del material interpretado.

Los tipos de diseño en la investigación interpretativa


Dada la característica holística de este tipo de investigaciones, la búsqueda de significado y la interpretación situada, la
mayoría de los diseños de este tipo, pueden dar lugar a combinaciones de los siguientes tipos:
- densos o multidimensionales, muestras pequeñas, transverales. ej. estudios en los que interesa evaluar actitudes,
valoraciones y representaciones asociadas a un cierto producto comercial en distintos grupos de potenciales
consumidores. Investigaciones frecuentemente utilizadas en estudios de mercado, que se implementan a través de
grupos motivacionales y en donde se trabaja a partir de los discursos que espontáneamente vierten las personas cuando
se les pide que describa las propiedades que reconocen en un cierto producto, etc.
- caso único, densos, históricos. Se profundiza en los aspectos biográficos de un sujeto considerados en la perspectiva
de un determinado aspecto focalizado por los fines de la investigación. A partir de ese relato se examina dicha
experiencia en el contexto de la plenitud biográfica de una persona concreta. También corresponde a este diseño, los
estudios correspondientes a una obra de arte.
- densos, muestras pequeñas, longitudinales (prospectivos). Investigaciones similares a la primera, pero en la que
interesa comparar los aspectos valorativos o actitudinales a lo largo de un cierto período- evaluando, por ej, si se
advierten cambios por efecto de una cierta experiencia vital, etc.

Para algunos autores el término “variable” no se aplica a este tipo de estudios porque consideran que en la mayoría de
los casos no se trabaja con variables que cumplan con todos los requisitos formales que caracterizan a una variable
nítidamente delimitada. Es por ello que en la mayoría de los casos los definimos como “diseños densos” adoptando esa
denominación del campo de los estudios etnográficos y antropológicos.
Por otra parte, en casi todos los casos, las muestras son reducidas ao de casos únicos. Resulta más frecuente que las
observaciones o el relevamiento de la información se realicen a lo largo del tiempo, en varios momentos, que permitan
luego al investigador comprender el procesos, sus transformaciones, etc. Eso no significa que quedan descartadas de
este grupo, los diseños transversales-

La integración de los diseños


Hay que señalar que en una investigación real, con mucha frecuencia se requiere la combinación de varias de ellas. Sea
para tratar distintas preguntas de la misma investigación (cada una de las cuales puede requerir de distintos diseños);
sea porque durante el desarrollo de la investigación se requiere ir avanzando o modificando los modelos de contrastar o
ampliar las hipótesis.

(17) ALESSANDRONI, Nicolás/MONTICELLI, Marta - “El diseño metodológico como espacio creativo”.
Entender a la MdI como una disciplina que se aboca al estudio de los procesos propios de la construcción de
conocimiento y a las condiciones de posibilidad de la práctica científica. Es posible por ello, discernir diferentes ejes para
su comprensión: (i) producción de conocimiento, (ii) operaciones propias del proceso de investigación; y (iii) condiciones
de cientificidad. El autor se enmarcará en el segundo eje, particularmente por el diseño de investigación en relación con
los asuntos específicos de la investigación en artes.

Diseño en sentido estricto y amplio


A partir de Samaja y Ynoub, se va a diferenciar dos definiciones de diseño, una en sentido estricto y otra en sentido lato.
Desde las perspectivas más prescriptivas y cuantitativas de la MdI , un diseño es concebido, en sentido estricto, como un
conjunto discreto de estrategias empíricas concretas que un investigador despliega para contrastar las hipótesis que ha
formulado con anterioridad. Plan de acción fijo orientado a metas que alcanzara sus objetivos generales y especificos.
Las condiciones de corrección del diseño se vinculan directamente, en esta visión, con la coherencia que pueda
establecerse entre su planificación y la organizaciçon de otros elementos lógicamente anteriores en el proceso de
elaboración de un proyecto de investigación, fundamentalmente el problema, la hipótesis y los objetivos.
A veces esta definición se encuentra en problemas ya que por ej. hay casos en los que no pueden encontrarse las
hipótesis a priori.En estos casos, no es factible plantear el diseño como conjunto definido de estrategias empíricas
pre-facturadas. La norma de quienes predican una metodología prescriptiva es, en estos casos, deflacionar la noción de
diseño y definirla como una forma de abordaje general de la temática a estudiar. Esta redifinición conceptual no logra
captar la complejidad de lo que implica investigar por fuera de los paradigmas cuantitativos.
El problema de la concepción en sentido estricto radica en ligar de modo exclusivo la noción de diseño con el conjunto
de procedimientos empíricos o acciones que el investigador realiza para obtener conocimiento, y, por lo tanto, volvera
patrimonio de ciertos emprendimientos prácticos de la investigación.
El autor cree que una definición más amplia de diseño, que considere al mismo como una instancia creativa en la que un
investigador informa (da forma) a un sistema de conocimientos científicos resulta más adecuada y puede ser aplicada de
modo general en los diferentes campos de producción de saberes. Este punto de vista involucra pensar el diseño como
un momento clave al interior del proceso de investigación que se relaciona dialécticamente con otros momentos, tales
como los de formulación del problema, el marco teórico, los objetivos, y cuya valoración no es estática, pues depende de
condiciones socioculturales, económicas, institucionales, lógico-inferenciales, y de tradiciones científicas y supuestos
epistemológicos que están a la base de ciertos estilos de pensamiento epocales que incluso, pueden ser polifásicos y
contradictorios.

El diseño es, en nuestra conceptualización, una estrategia general, un camino compuesto de decisiones que el
investigador formula con el objetivo de construir un modelo cognitivo y operativo de su objeto de investigación y obtener
ciertos conocimientos relativos al mismo, y que no necesariamente involucra una contrastación de tipo “laboratorio”.
Podríamos afirmar que la labor de diseño comprende un continuum de elecciones entre opciones posibles que son
desplegadas por el investigador en diferentes momentos del proceso de investigación. Estos momentos pueden abarcar,
desde la instancia de planteamiento del problema hasta las instancias de análisis y tratamiento de datos; y las elecciones
que se tomen, independientemente de cuándo sean adoptadas, tendrán impacto sobre, al menos, 3 puntos:
- el nivel general de significancia de la investigación, es decir, el grado en que la investigación llevada a cabo impacta
sobre el campo de conocimientos general al que pertenece (nivel macro, ej. ciencias cognitivas).
- el nivel particular de significancia de la investigación, es decir, el grado en que la investigación llevada a cabo impacta
sobre el campo de conocimientos particular al que pertenece (nivel meso, ej. psicología cognitiva de la música).
- el nivel de significancia del problema de la investigación, el tipo de abordaje propuesto para el problema de estudio que
intenta abarcar el proyecto de investigación (nivel micro, i.e cada proyecto de investigación). Incluimos los efectos que
las decisiones pueden tener sobre las instancias de operacionalización e instrumentalización para el abordaje empírico.

Concepto de diseño - complejo, multinivel, multideterminado. En función de atender al diseño como una complejidad
dinámica y vinculada a la toma de decisiones en diferentes momentos del proceso de investigación, podemos distinguir
entre:
- decisiones de nivel general (nivel 1) que el investigador debe tomar durante el desarrollo de la fase sincrética del
proceso de investigación. Estas decisiones requieren de la formulación previa del problema de investigación, y tienden a
determinar qué aspectos del mismo se desea conocer. Es por este motivo que estas decisiones de nivel 1 actúan al
modo de un filtro, limitando el grado de libertad que puede ejercer el investigador al realizar una decisión de nivel 2. La
puesta en acción de estas decisiones conducen a la cristalización de uno de tres esquemas de investigación posibles.
- decisiones de nivel particular (nivel 2) que el investigador debe tomar durante el proceso de transición de la fase
sincrética a la analírica, que acompañan la derivación de hipótesis de trabajo desde la hipótesis sustantiva, y que le
permite circunscribir el tipo de matriz de datos que construirá. De la puesta en acción de estas decisiones se derivarán,
entonces, ciertas configuraciones procedimentales empíricas que quedarán definidas a partir de (i) la cantidad de
unidades de análisis considerada, (ii) el tipo y función de variables o dimensiones de análisis seleccionada, (iii) el
tratamiento de la temporalidad elegido, (iv) la interpretación sobre cómo las interrelaciones entre (i), (ii), (ii) favorecen o
no las condiciones de contraste del diseño.

Decisiones de nivel general: Esquemas de investigación


Los esquemas constituyen las primeras organizaciones de decisiones del investigador. Emergen durante la fase
sincrética, y or lo tanto, están vinculados con la formulación del problema de investigación y con la generación de las
hipótesis/supuestos y objetivos que guiarán el desarrollo del proyecto. Los esquemas surgen en la interrelación de 3
preguntas básicas de todo proyecto: ¿cuál es el problema que se pretende resolver?, ¿qué respuestas tentativas se
plantean a dicho problema?, ¿cuáles son los conocimientos que se pretende alcanzar respecto de dicho problema?
La integración dialéctica de las respuestas a estas preguntas básicas permitirá al investigador delinear una respuesta
tentativa al interrogante sobre cómo logrará obtener los conocimientos que desea obtener respecto del problema del cual
se ocupa, en orden a verificar si las respuestas tentativas elaboradas son o no consistentes o contrastables.
Al menos 3 esquemas básicos
Esquema descriptivo:
Se parte de una hipótesis de atribución de características al objeto de investigación y despliega diferentes tipos de
emprendimientos empíricos específicos (decisiones de nivel 2) con el objetivo de contrastar si dichas atribuciones
hipotéticas poseen un correlato empírico o no.
Para alcanzar esto, se suelen hacer uso de técnicas como la observación, encuesta, entrevista, etc. Se trata de
emprendimientos empíricos muy diferentes entre sí, pero que comparten un espíritu descriptivo.
El resultado de estas investigaciones, es un buen perfil o imagen fiel del objeto de investigación, que circunscribe
aquellas características que hacen que dicho objeto sea tal, sin indagar acerca de las causas posibles que llevaron a
tener esas características.
También habla de los estudios correlacionales, con variaciones concominantes.
Cuando una correlación postula la existencia de un vínculo entre 2 variables que examinado objetivamente resulta
inválido, estamos en presencia de una correlación espuria.
El esquema descriptivo no indaga vínculos de causalidad necesaria pero igualmente cualquier investigador debe ser
cuidadoso a la hora de evaluar comparativamente el comportamiento de las relaciones entre los valores de dos o más
variables.

Esquema explicativo:
Encontrar y validar la existencia de lazos de dependencia o vinculación entre variables, es decir, de nexos de causalidad
necesaria entre el comportamiento de una o más variables (que operan como factores) y el comportamiento de otra
variable. De esta forma, se parte de una hipótesis de causación que podrá comprobarse o refutarse mediante ciertos
emprendimientos de contrastación empírica de la misma.
Las correlaciones explicativas, constituyen un tipo de emprendimiento al interior de este esquema. Al contrario del ED,
en las que sólo se muestra el grado de asociación entre el comportamiento de los valores de dos o más variables sin que
ello importe grado alguno de causalidad, en las correlaciones explicativas el investigador tiene en cuenta una serie de
factores que permiten sostener con cierta solidez un vínculo de causalidad entre los comportamientos de las variables.
Ynoub propone una serie de criterios que permiten al investigador postular causalidad ante una correlación:
(i) variación sistemática: 1 p más variables varían sistemáticamente de manera directa o inversa con otra/s
(ii) antecedencia temporal: la presencia de una variable es anterior en el tiempo a la otra
(iii) coherencia epistémica: nuestro conocimiento del mundo nos autoriza a postular una relación causal

Dentro de este esquema, el experimental es el más conocido. Un experimento es un instrumento de recolección de datos
en el cual, dentro de un contexto de tipo laboratorio, se manipula u opera intencionalmente una variable (variante
independiente) con el objetivo de conocer los efectos que dicha manipulación genera en el comportamiento de otra
variable que puede ser medida (v dependiente(, controlando al mismo tiempo el comportamiento de otras variables (v
contaminantes) cuya participación en el nexo de causalidad se desea evitar o neutralizar.
Se suelen identificar 3 perfiles de investigación experimental:

Variable Pre-Experimental Cuasi-Experimental Experimental

Presencia de grupo En algunos casos, Si, en la mayoría de Siempre


control pero usualmente no los casos

Aleatorización para la No No Si
conformación de la
muestra

Aleatorización para la No No Si
conformación de los
grupos
Grado de control Nulo Moderado Alto
sobre las variables
contaminantes

Esquema interpretativo:
Se trata de comprender el fenómeno, significarlo, interpretarlo. El investigador concibe su objeto de estudio como un
signo al cual es necesario interpelar para develar qué sentido expresa, y en ese mismo acto, se libera de las
restricciones que imponen las cualidades inmediatas del objeto (ED) y los vínculos de causalidad lineal (EE) que no
permiten explicar todos los fenómenos, dado que su lógica interna supone ciertos compromisos ontológicos y
epistemológicos no aplicables a todos los objetos de estudio.
El investigador posee un corpus de conocimientos que le permiten leer interpretativamente los fenómenos que le
interesan a partir de la postulación de un “sentido de segundo grado”, no inherente a ellos. Toda interpretación implica un
grado de sistematicidad conceptual y convención, no todo es interpetable, ni todo lo interpetable lo es de cualquiera
manera. En estas no se partes de intuiciones u opiniones, sino que el punto de partida involucra un marco teórico y un
conjunto de principios interpretativos con los que operar. Son las características de estos dos elementos y las relaciones
que se establezcan entre ellos las que constituirán el núcleo del grado de rigor científico de la investigación interpretativa.

Decisiones de nivel particular (nivel 2): configuraciones procedimentales empíricas


Una vez que se tiene el esquema con el que se va a trabajar (etapa sincrética), se debe abocar a la construcción creativa
de un conjunto de configuraciones procedimentales empíricas, que se corresponden con las decisiones de nivel
particular (nivel 2). En esta fase analítica, se operacionalizan los constructos teóricos relevados en la fase ideatoria y se
desprenden hipótesis de trabajo a partir de las hipótesis sustantivas con el objetivo de posibilitar un abordaje empírico de
las mismas. Acompañando este proceso de traducción desde el campo teórico al campo empírico, el investigador
diseñará ciertos procedimientos específicos con el fin de optimizar las condiciones de contraste de sus esfuerzos
epistémicos, es decir, las condiciones para el estudio de lo que se quiera describir, explicar e interpretar.
Las decisiones de este nivel son variadas, remiten a diferentes niveles de complejidad y no hay acuerdo respecto de
cuáles ni cuántas son.

Ynoub propone las siguientes

De acuerdo a la cantidad de Diseños de caso único:


unidades de análisis se realizan sobre una única unidad de análisis.
Diseños intensivos:
se realizan sobre un pequeño conjunto de unidades de análisis.
El número para determinar el límite entre un diseño intensivo y
otro extensivo no está fijado.
Diseños extensivos:
se realiza sobre una muestra con más de 30 unidades de
análisis. Hay muestrales: se realiza apelando a una muestra
preferentemente significativa del total poblacional, de tamaño
mayor o igual a n=30. Y hay poblacionales: se realiza sobre el
total de unidades de análisis que constituyen una población (ej.
censo).

De acuerdo a la cantidad, al Diseños sin control de variables: univariados / bivariados


tipo y función de las variables o /multivariados / multidimensionales o densos.
dimensiones de análisis Diseños con control de variables: univariados / bivariados /
multivariados / multidimensionales o densos

De acuerdo al tratamiento de la Diseños transversales:


temporalidad el acceso a cada UA se realiza una única vez.
Diseños longitudinales:
el acceso a cada UA se realiza más de una vez, en diferentes
momentos. Hay retrospectivos: estudian de qué modo tuvo lugar
el desarrollo de cierto proceso sin fines de predicción. Y hay
prospectivos: estudian de qué modo tuvo lugar un proceso para
realizar predicciones a futuro sobre el mismo.
Diseños cíclicos
Diseños histórico evolutivos

De todas formas, hay autores que señalan que el diseño no debe considerarse como una estructura inmutable, como un
a priori a la fase analítica del proceso de investigación. En cambio, defienden la idea de que el diseño puede ser una
estructura creativa, flexible, heurística que puede variar a medida que avanzan los esfuerzos epistémicos del
investigador. “El concepto de flexibilidad alude a la posibilidad de advertir durante el proceso de investigación situaciones
nuevas e inesperadas vinculadas con el tema de estudio, que pueden implicar cambios en las preguntas de investigación
y los propósitos; a la viabilidad de adoptar técnicas novedosas de recolección de datos; y a la factibilidad de elaborar
conceptualmente los datos en forma original durante el proceso de investigación.

UNIDAD 6
(19) YNOUB, Roxana - “De la disección a la revitalización: el tratamiento y el análisis de datos”.

Presentación de los componentes de la fase 3: de la teoría y los datos a la síntesis e interpretación


El proceso de investigación reconoce una dinámica que avanza desde la identificación conceptual del objeto o tema a
investigar (fase 1) a su posterior disección o diferenciación operacional (fase 2). En esta segunda fase, se diferencian y
distinguen las partes componentes de dicho objeto con el fin de abordarlo empíricamente. Se trata de examinar
detalladamente el comportamiento de ellas y desarticularla de su unidad funcional. El tratamiento e interpretación de
datos es el que hace posible, restituir la unidad del objeto, de modo tal que el resultado de este análisis arroje una nueva
versión del objeto previamente diseccionado. Esa restitución se realiza a la luz de algún cuerpo de hipótesis
interpretativas, que provienen de -y conducen a- los modelos, las tradiciones y los marcos conceptuales en el que se
inscribe la investigación.
Esta tercera fase se la denomina como sintética ya que se consuman en ella todas las actividades vinculadas a
elementos teóricos (fase 1) con los elementos provenientes de la fase 2.

El alcance de la síntesis dependerá de la naturaleza de la investigación, del esquema en el que ella transite. Puede
suceder que, dependiendo de los esquemas, esta fase termine siendo un encuadre de tipo diagnóstico, o que se emplie
el cuerpo teórico ya existente.

Aspectos sustanciales vinculados al tratamiento e interpretación de datos


Para ubicar el alcance de las operaciones comprometidas en esta fase, interesa recordar que todo objeto de
investigación constituye un sistema complejo es decir, un sistema cuasi-descomponible en el que se distinguen partes
componentes y contextos. El proceso de construcción y delimitación del objeto de investigación, consiste en identificar
las entidades o elementos focales del estudio (supuesto de individualización), en identificar las partes o aspectos que se
tomarán en cuenta de estas entidades (supuestos de partición) y en determinar los contextos en que las entidades o
elementos focales se integran (supuesto de participación).
Podríamos postular que el tratamiento y análisis de datos está llamado a precisar los vínculos o determinaciones de las
entidades que integran el sistema focal (supuesto de vinculación), a restituir la relación de las partes componentes con el
sistema focal (supuesto de reintegración) y a incorporar los distintos subsistemas en una unidad sintetizadora (supuesto
de totalización).

Fase analítica (operacionalización) Fase sintética (integración de datos)

a. supuesto de individuación (entidades) a. supuesto de vinculación (entre entidades)


b. supuesto de partición (dimensiones) b. supuesto de determinación (entre
dimensiones)

c. supuesto de participación (contextos) c. supuesto de reintegración (entre niveles)

Es a partir del tratamiento que deberán medirse las hipótesis de la investigación: no sólo de manera externa (es decir,
luego de que se haya consumado) a ese tratamiento, sino de un modo consustancial en tanto son las hipótesis las que
determinarán el tipo de tratamiento a seguir; aunque, a su turno, el tratamiento y análisis de datos puede iluminar nuevas
hipótesis no previstas al inicio de la investigación.

Diferenciación e integración entre la interpretación y el tratamiento de datos


Aunque son actividades vinculadas, conviene diferenciarlas:
a. El tratamiento refiere a las actividades de manipulación, síntesis e integración de los resultados. 2 dimensiones en las
que puede concebirse este tratamiento:
perspectiva formal: examinando los distintos tipos de “compactación” de los datos; bajo el supuesto de que tratar datos
es reducir, compactar o sintetizar información
perspectiva funcional: atendiendo a los fines a los que sirve el tratamiento, los que están vinculados a los esquemas,
diseños y objetivos de la investigación
b. el análisis o interpretación refiere a los procesos de interpretación por los cuales los datos se integran al cuerpo de la
teoría conforme a las hipótesis, objetivos y marcos conceptuales de la investigación. Es ir más allá de los datos,
transformarlos en material significante para extraer algún significado de ellos.

Tratamiento de datos desde la perspectiva formal: la compactación de datos según direcciones o centramientos de los
componentes de la matriz
Se clasifican los distintos tratamientos de datos por referencia a distintos direccionamientos en la “compactación” de la
información que conforma la matriz de datos de la investigación. Con la metáfora de la compactación se evoca la tarea
que tiene entre manos quién se propone avanzar en la sistematización y síntesis de sus datos.
Si en el paso de las hipótesis a la operacionalización se trata de ir desde la unidad de síntesis a las unidades de análisis;
en el tratamiento de los datos el procedimiento involucrado es el inverso: desde las unidades de análisis a las unidades
de síntesis. Eso significar, agregar, reducir la información conforme a una lógica que la torne aprehensible de manera
configurada y sintetizada -iluminando aquellas relaciones y determinaciones que se pretendían explorar o probar con la
hipótesis.
Esa tarea de compactación puede hacerse en torno a los elementos de la matriz, resultando dos direcciones de síntesis:
la dirección de la variable (vertical) y la dirección de la unidad de análisis (horizontal). Galtung propone un tercer criterio
“análisis combinado” que es como una combinatoria de los otros dos.
Samaja describe un tercer tipo de análisis al incluir el concepto de nivel de integración y sistemas de matrices de datos.
Lo define como centramiento en el valor. Este nuevo centramiento remite ya no sólo a la estructura de la matriz de datos,
sino a la relación entre matrices de distintos niveles de concreción. El análisis centrado en el valor puede combinar los
tratamientos verticales y horizontales pero metodológicamente cumple una función distinta a la del centramiento en la
variable y la unidad de análisis respectivamente: se refiere a la construcción de un sistema de clasificación o variable;
tarea que implica el tratamiento de los valores del nivel sub-unitario.

Tratamiento de datos desde la perspectiva funcional: fines a los que sirve cada tipo de tratamiento.
El criterio formal puede considerarse a su turno, atendiendo a lo que vamos a denominar, el criterio funcional, es decir,
considerando los fines a los que sirve el tratamiento. El centramiento en la dirección de la variable tiene como objeto
“computar” datos, en la perspectiva de agregar la información según los distintos valores de las variables para identificar
las distribuciones de esos valores en la población o muestra estudiada. De igual modo, el conjunto de medidas síntesis
-como las llamadas medidas de posición y de tendencia central constituyen información que ofician de descriptores del
conjunto de casos o unidades considerando este conjunto como una nueva totalidad o unidad (sea muestral o
poblacional). De modo tal que el capítulo correspondiente al centramiento en la dirección de la variable corresponde a lo
que usualmente trata la estadística descriptiva y la estadística inferencial.
La diferencia entre estas está en que en la primera, los cálculos se destinan a caracterizar la muestra o población de la
que se obtiene la información empírica. En el segundo, se trata de utilizar esa información empírica para estimar o inferir
valores de una población o universo al que no se accede de modo directo.
En lo que respecta al centramiento en la dirección de la unidad de análisis el tratamiento tiene como finalidad la
identificación de pautas, tipologías e índices. En esos casos, más que computar o agregar información, se trata de
combinarla, ya que se consideran conjuntamente los valores provenientes de distintas variables, para las distintas
unidades.
El tratamiento centrado en la dirección del valor corresponde a todas aquellas técnicas dirigidas a la construcción de
dimensiones de análisis, desde información originalmente no categorizada.

Centramiento en: Tratamiento: Fines: Ejemplos de técnicas

Variable Cómputo de valores Describir el Estadística descriptiva


por agregación comportamiento de las
variables y/o sus Estadística inferencial
covariaciones,
estimando la Descripciones
determinación o el exploratorias
efecto que unas
producen sobre otras

Unidad de análisis Comparación de Construir tipologías o Análisis de pautas,


valores, vector de identificar pautas. índices. numéricos,
valores o estructura Identificar segmentaciones
de valores isomorfismos entre
valores manifiestos y Estudios estructurales
latentes

Valores/variables Comparación y/o Codificación o Codificación


computación de categorización
valores de niveles Método comparativo
sub-unitarios
Estudios
hermenéuticos

El análisis o la interpretación: ir “más allá de los datos”


El tratamiento de datos permite “compactar” o agregar información producida de modo de tornarla manejable e
interpretable. La función de interpretación de datos propia de la fase 3, implica ir más allá de los datos para integrarlos al
cuerpo de una teoría o concepción teórica más amplia.
El análisis de datos supone ir más allá de ellos transformándolos en signos o material significante. Este más allá surge
de las prácticas disciplinarias y las tradiciones teóricas que iluminan dichos datos.
De manera general podría enunciarse una ley general según la cual el análisis de aos tiene como tarea invariante:
- la comparación de un estado de cosas existente (o dado empíricamente) con
- un estado de cosas posible
- en el marco de un modelo asumida como necesaria
Se trata de: examinar lo empíricamente encontrado / en el marco de lo lógicamente posible, para / determinar su grado
de “necesariedad”.
Doble exigencia: consistencia entre el modelo y los datos y coherencia interna del modelo: parece ser un principio
general que vale para cualquier tipo de tratamiento e interpretación de datos. La coherencia interna en el marco del
proceso de investigación requiere integrar los resultados en un mapa nológico que recupere los desarrollos del marco
conceptual, de los objetivos asumidos y los problemas e hipótesis planteados. Conforme con ello, el alcance del análisis
de datos estará fuertemente determinado por el cuerpo conceptual teórico que guía la investigación; del que emanan los
modelos y las hipótesis que iluminan las interpretaciones disponibles para el analista. Mientras que éstas hunden sus
raíces en los métodos pre y protocientíficos al que nos hechos referido al tratar el tema de hipótesis: es decir, en sus
intuiciones y representaciones práxicamente pregnantes. El alcance t la riqueza de esa interpretación no depende de que
la información sea densa o analítica, cualitativa o cuantitativa, discursiva o estadística: depende, por el contrario, de la
profundidad y riqueza de los modelos y marcos conceptuales que maneja el equipo de investigación; de la capacidad
que esos marcos tengan para “hacer hablar” a esa información

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