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UNIVERSIDAD TECNOLOGICA DE EL SALVADOR

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES


ESCUELA DE PSICOLOGÍA

ASIGNATURA: PSICOLOGÍA DESARROLLO


PROFESOR: LICDA. SANDRA BEATRIZ DE HASBÚN
UNIDAD 1: ETAPA PRENATAL A LOS 7 AÑOS

Competencia: Mantener permanentemente un desarrollo personal y social, con ética y pensamiento reflexivo y
critico

Tomado para efectos didácticos del libro


Desarrollo Humano 13ª Edición, Papalia y Martorell.

Se sugieren adquirirlo como libro de consulta.

NACIMIENTO y DIFERENTES FORMAS DE ATENCION EN EL PARTO


Vieron el video del nacimiento este es el resumen del nacimiento.
Nacimiento y cultura: cómo ha cambiado el modo de nacer Antes del siglo xx, en Europa,
Estados Unidos y la mayoría de los países en desarrollo, el nacimiento era un ritual social
femenino. Gran parte de esta exposición se retoma de Eccles (1982); Fontanel y d’Harcourt
(1997); Gélis (1991) y Scholten (1985).

La mujer, rodeada de familiares de su mismo género y vecinas, se sentaba en la cama o quizá


en el establo, cubierta apenas por alguna sábana; si quería, podía levantarse, caminar o
acuclillarse en la paridera.

La partera que dirigía el acontecimiento no tenía una capacitación formal; ofrecía “consejos,
masajes, pociones, irrigaciones y talismanes” (Fontanel y d’Harcourt, 1997, p. 28). Cuando el
bebé salía, la partera cortaba y ataba el cordón umbilical y limpiaba y examinaba al recién
nacido. En cuestión de horas o días, una madre campesina podía estar de vuelta en el trabajo
del campo; una mujer más acomodada podía descansar varias semanas.

En esos tiempos, el nacimiento podría describirse como una “lucha contra la muerte” de la
madre y el hijo (Fontanel y d’Harcourt, 1997, p. 34). En la Francia de los siglos xvii y xviii, una
mujer tenía una en diez probabilidades de morir durante el parto o poco después. Miles de
bebés nacían muertos y uno de cada cuatro de los que nacían vivos moría en el transcurso del
primer año.
El parto puede seguir siendo peligroso en algunos países en desarrollo del África subsahariana
y el sur de Asia. En esas regiones, 60 millones de mujeres paren en su casa cada año sin los
beneficios de la atención médica y más de 500 000 mujeres y de cuatro millones de recién
nacidos mueren en el intento o poco después (Sines, Syed, Wall y Worley, 2007). Pero las
tendencias en la mortalidad materna sugieren un futuro más prometedor. Algunas
estimaciones sugieren que en 2008 la mortalidad materna disminuyó aproximadamente a
343,000 y que, para 2015, unos 23 países están en camino de lograr disminuciones
considerables en la mortalidad materna (Horton, 2010).

En las zonas urbanas de Estados Unidos los partos empezaron a profesionalizarse al inicio del
siglo xx. El uso cada vez mayor de hospitales de maternidad dio lugar a condiciones más
seguras y antisépticas para los nacimientos. Lo anterior contribuyó a reducir la mortalidad de
las mujeres y al surgimiento del nuevo campo de la obstetricia.
EL PROCESO DEL NACIMIENTO
Emily despertó con una extraña sensación en el vientre. Durante todo el segundo y tercer
trimestres sintió los movimientos del bebé, su primer bebé, pero ahora lo sentía diferente.
Todavía faltaban dos semanas para la fecha programada. ¿Se trataba de las contracciones de
las que tanto le habían hablado, sobre las que tanto había oído? ¿Estaba en trabajo de parto?

El trabajo de parto es un buen término para denominar el proceso de nacimiento, un


acontecimiento difícil para la madre y el bebé. Lo que incita el trabajo de parto es una sucesión
de cambios uterinos, cervicales y otros, llamado parición, que generalmente comienza unas
dos semanas antes del parto, cuando las concentraciones de estrógeno se elevan de manera
abrupta, lo que estimula contracciones del útero y que el cuello de la matriz sea más flexible.
Las contracciones uterinas que expulsan al feto comienzan, hacia los 266 días de la
concepción, con rigidez del útero.

En ocasiones, una mujer puede sentir contracciones falsas (las contracciones de Braxton-Hicks)
en los últimos meses del embarazo o incluso ya en el segundo trimestre, cuando los músculos
del útero se tensan hasta dos minutos. En comparación con las contracciones de Braxton-
Hicks, que son leves e irregulares, las verdaderas contracciones del trabajo de parto son más
frecuentes, rítmicas y dolorosas, y aumentan su frecuencia y su intensidad.

ETAPAS DEL PARTO


El trabajo de parto tiene lugar en tres etapas superpuestas. (fi gura 4-3)
La primera etapa, que es la más larga, en la madre primeriza dura de 12 a 14 horas. En esta
etapa, las contracciones uterinas, constantes y cada vez más frecuentes, hacen que el cuello
uterino se dilate (se ensanche) en preparación del parto.
FIGURA 4-3 Las tres etapas del parto.
Fuente: Adaptado de Lagercrantz y Slotkin, 1986.

a) En la primera etapa del trabajo de parto,


contracciones cada vez más fuertes dilatan
el cuello del útero, que es la apertura del
vientre materno.

Primera etapa

En la segunda etapa, que por lo regular dura una o dos horas, las contracciones se hacen más
fuertes y frecuentes. Esta etapa tiene su punto de partida cuando la cabeza del bebé comienza
a pasar por el cuello del útero al canal vaginal y termina cuando sale completamente del
cuerpo de la madre. Si la etapa dura más de dos horas, lo que significa que el bebé puede
necesitar ayuda, el médico puede tomar la cabeza del niño con fórceps o, lo más común, con
extracción por vacío, con una copa de succión, para sacarlo del cuerpo de su madre. Al final de
esta etapa, nace el bebé; pero todavía está unido a la placenta de su madre por el cordón
umbilical, que hay que cortar y sujetar.

b) En la segunda etapa, el bebé desciende al


canal de parto y sale por la vagina.

Segunda Etapa

En la tercera etapa, que dura de 10 a 60 minutos, la madre expulsa la placenta y el resto del
cordón umbilical.

c) En la breve tercera etapa, el útero expulsa


la placenta y el cordón umbilical.
Finalmente, se corta el cordón.

Tercera Etapa

FORMAS DE ATENDER LOS PARTOS


PARTO VAGINAL O CESÁREA
El método usual, que ya hemos descrito, es el parto vaginal. La cesárea es una alternativa que
consiste en sacar al bebé del útero a través de una incisión en el abdomen de la madre. En
2008, 32.2% de los nacimientos en Estados Unidos fueron por cesárea, lo que representó un
aumento de 56% con respecto a 1996 (Martin, Hamilton et al., 2010). El uso de este
procedimiento aumentó también en los países europeos en la década de 1990, pero Estados
Unidos está entre los países con mayor número de partos por cesárea del mundo
(International Cesarean Awareness Network, 2003). La operación se recomienda cuando el
trabajo de parto avanza con demasiada lentitud, cuando parece que el feto está en problemas
o cuando la madre tiene una hemorragia vaginal. Se debe practicar una cesárea cuando el feto
se presenta de nalgas (con los pies o el trasero por delante), atravesado (en sentido transversal
en el útero) o si la cabeza es demasiado grande para pasar por la pelvis de la madre.

PARTO MEDICADO O NO MEDICADO


Durante siglos, el dolor fue considerado una parte inevitable del parto. A mediados del siglo
xix, la sedación con éter o cloroformo se hizo una práctica común conforme más nacimientos
tenían lugar en hospitales (Fontanel y d’Harcourt, 1997). Durante el siglo xx, se desarrollaron
métodos alternativos como el parto natural o el parto preparado. Estos métodos minimizan o
eliminan el uso de fármacos que pondrían en riesgo a los bebés y permiten que el padre y la
madre participen activamente en una experiencia natural e inspiradora. En 1914, el doctor
Grantly Dick-Read, un ginecólogo inglés, postuló que el dolor del parto era ocasionado sobre
todo por el temor a lo desconocido y a la tensión muscular. Su método, “parto sin temor”,
educa a las mujeres embarazadas sobre la fisiología de la reproducción y brinda entrenamiento
físico, respiratorio y de relajación durante el trabajo de parto y el parto.

El método Lamaze, propuesto por el obstetra francés Fernand Lamaze a finales de la década
de 1950, enseña a las mujeres embarazadas a trabajar con su cuerpo mediante el control de la
respiración. Aprenden a relajar los músculos como respuesta condicionada a la voz de su
entrenador (por lo general el padre del bebé o un amigo) que asiste a las clases con ella,
participa en el parto y ayuda con los ejercicios. Cuando se aplica el método LeBoyer,
presentado en la década de 1970, la mujer da a luz en una sala apacible con luces tenues, para
reducir el estrés, y se da al recién nacido un masaje suave para aliviar su llanto.

Otra técnica, creada por el médico francés Michael Odent, consiste en sumergir a la madre
que está en trabajo de parto en una pileta con agua ligeramente caliente.

Otros métodos recurren a la imaginación, masajes, presiones suaves y a la respiración


profunda. Quizá el más extremo es el método Bradley, que rechaza todos los procedimientos
obstétricos y otras intervenciones médicas.
En la actualidad, ante las mejoras del parto medicado, muchas mujeres optan por el alivio del
dolor, a veces a la par de los métodos naturales. Una mujer puede querer y necesitar anestesia
local (vaginal), anestesia epidural o bloqueo peridural, por lo regular durante la segunda
etapa del parto o si se usan fórceps.

También es posible administrarle un analgésico que reduce la percepción del dolor porque
deprime la actividad del sistema nervioso central. Sin embargo, los analgésicos pueden
lentificar el trabajo de parto, provocar complicaciones a la madre y aminorar el estado de
alerta del bebé después de nacer.
Se inyecta anestesia local (epidural o espinal) a alrededor de 60% de las mujeres en trabajo de
parto (Eltzschig, Lieberman, y Camann, 2003). La anestesia local, que se inyecta en un espacio
de la médula espinal, entre las vértebras de la región lumbar (la inferior), bloquea las vías
nerviosas que llevan la sensación de dolor al encéfalo. La administración de anestesia epidural
reduce el trabajo de parto sin el riesgo de necesitar una cesárea (C.A. Wong et al., 2005).

Con cualquiera de estas formas de anestesia, una mujer puede ver y participar en el proceso
de nacimiento y cargar a su bebé de inmediato. Sin embargo, estos medicamentos atraviesan
la placenta y entran en los conductos abastecedores de sangre y en los tejidos, lo que implica
mayores peligros para el bebé.
El alivio del dolor no debe ser el único aspecto que se tome en cuenta cuando se decide utilizar
anestesia. Algunos de los factores más importantes para tener una experiencia satisfactoria
durante el parto es que la madre sea considerada en las decisiones, así como la relación que
establece con los profesionales que la atienden y sus expectativas sobre el trabajo de parto.
También se deben tener en cuenta las actitudes sociales y culturales (Eltzschig et al., 2003).
La madre y su médico deben analizar las opciones de parto al comienzo del embarazo, pero
ella puede cambiar de decisión cuando el momento se acerque.

En muchas culturas tradicionales, las parturientas son atendidas por una doula, una mujer
experimentada que opera como mentora, entrenadora y asistente que ofrece apoyo
emocional e información y que se queda al lado de la madre durante el trabajo de parto. En 11
estudios aleatorios y controlados, las mujeres atendidas por doulas tuvieron un trabajo de
parto más breve, menos anestesia y hubo menos nacimientos con fórceps y cesáreas que en
otras mujeres (Klaus y Kennell, 1997).

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