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Ya sabemos que el liderazgo y la motivación van de la mano porque sin un líder

que nos guíe o nos motive hacia una meta no podremos llegar a ninguna parte.
Aunque no necesariamente debemos seguir a un líder, nosotros mismos podemos
ser esos líderes que guíen y motiven a un grupo de personas y lo más importante,
nuestra propia vida.

El liderazgo es un aspecto importante de la administración. La habilidad para


dirigir es una de las claves para ser un administrador efectivo. Los administradores
deben ejercer todos los elementos de su papel con el objeto de combinar recursos
humanos y materiales para lograr los objetivos grupales deseados.
La esencia del liderazgo es el seguimiento; es la disposición que las personas
tienen para seguir a alguien, lo que hace que una persona sea líder. Además las
personas tienden a seguir a quienes consideran que les proporcionan los medios
para lograr sus propios deseos, aspiraciones y necesidades. Como consecuencia,
se puede observar que el liderazgo y la motivación están interrelacionados en
forma directa. Al comprender la motivación, es posible apreciar de mejor manera
qué es lo que las personas desean y por qué actúan en la forma en que lo hacen.
Los líderes no sólo pueden responder a estos motivadores, sino que también
pueden fomentarlos u obstaculizarlos a través del clima organizacional que
propician.
La motivación es un término general que se aplica a una clase concreta de
impulsos, deseos, necesidades y fuerzas similares. De la misma manera, decir
que los administradores motivan a sus subordinados, es decir que utilizan las
cosas que esperan satisfaga esos impulsos y deseos e induzcan a los
subordinados a actuar de la manera deseada.
Así pues, se puede considerar que la motivación implica una reacción en cadena,
que comienza con el sentimiento de las necesidades, que produce deseos o
metas que se buscan, las cuales, ocasionan acciones para el logro de las metas y,
finalmente, conducen a la satisfacción de los deseos.
Un motivo es un estado interno que da energía, activa o mueve y que dirige o
canaliza la conducta hacia las metas.

Finalmente podemos concluir que el liderazgo y la motivación son elementos que


van unidos para que las organizaciones alcancen sus objetivos y metas
propuestas ya que con respecto al tipo de liderazgo que influye de la mejor
manera tanto en el ámbito social, como en la empresa, podemos definir tres tipos:
autoritario, democrático y liberal. Los mismos no son necesariamente excluyentes,
sino que las mencionadas clasificaciones dependen del contexto, el grupo de
trabajo y las tareas realizadas.

Para generar la motivación personal no necesitamos de nadie más, solo de


nosotros mismos para visualizar nuestros objetivos y determinar de qué manera
lograremos alcanzarlos. Claro está que las personas de nuestro alrededor influyen
en nuestra conducta, ya sea de manera negativa o positiva, pero al final de todo,
siempre somos nosotros quienes decidimos cual será nuestra actitud para triunfar
en la vida.

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