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En contraste, no estoy de acuerdo en lo que dice (Baum, 2016) al afirmar que David Lurie “representa una cultura

marcada por los resabios del apartheid que tiene componentes de género” (p.54). Esta suposición de la autora es

sesgada toda vez que se escapa de su discurso y no se sustenta en los planteamientos del plano jurídico y literario

que expuso al principio de su texto. Por otra parte, a mi modo de ver, considero que dentro de la novela no se

metaforiza el ultraje producido por el apartheid en África, a través de las violaciones en los cuerpos de las dos

mujeres, como lo sostiene Baum, sino que más bien en la novela intenta normalizar mediante estos casos, en el

sentido en que a ambas mujeres se les debe reconocer sus derechos, sin importar el color de piel, y que toda

violación o injusticia merece ser castigada por igual.

“Petrus ha dejado de ser, en términos estrictos, un contratado. En términos igual de estrictos, es difícil precisar qué

es Petrus exactamente. La palabra que mejor se pliega a la realidad, no obstante, es vecino. Petrus es un vecino que,

en la actualidad, trabaja a cambio de un dinero porque eso es lo que le viene mejor”

Cuestiono también lo siguiente: ¿Quiénes somos para juzgar lo correcto o lo incorrecto de otros desde el punto de

vista ético y jurídico? ¿Por qué otros seres humanos deben juzgar el comportamientos o acciones moralmente

incorrectas que en su mente probablemente desean hacer también , pero que por temor a ser juzgado se cohíben? Es

por esta razón que David Lurie y su hija se niegan a llevar a consideración de otras personas sus casos, asumiendo

de esta forma las consecuencias de sus actos por cuenta propia y no a través de terceros como lo crítica David el

mismo personaje principal en Desgracia:

“Vivimos en una época puritana. La vida privada de las personas es asunto público. La lascivia es algo respetable;

la lascivia y el sentimiento. Lo que ellos quieren es un espectáculo público: remordimiento, golpes en el pecho,

llanto y crujir de los dientes a ser posible. Un espectáculo televisivo, la verdad. Y yo a eso no me presto” (p.56).

Por otro lado, rechazo la idea de que nuestros deseos más profundos deban ser examinados analíticamente porque

estos pueden acarrean una vida penosa o carente de sentido resulta indigna de ser vivida y rechazada (p.53)¿Por

qué deben ser examinados nuestros deseos como la afirma la autora? ¿Acaso el deseo puede ser medido con

objetividad realmente? Entendiendo que el deseo corresponde a algo externo que actúa sobre el individuo, ¿Cómo

podría analizarse si se este se mezcla con sensaciones que actúan en el interior del individuo?
Esto me parece una utopía, ya que, si ni siquiera un profesor universitario pudo contenerse a sus deseos, incluso

siendo este un intelectual, conocedor de las leyes y normas; de la ética y la moral. En ese sentido, me parece casi

imposible que el ser humano pueda controlar sus deseos. Si bien el argumento de Desgracia está recreado en la

imaginación del escritor, no se puede negar que en la cotidianidad ocurren este tipo de situaciones que escandalizan

a la sociedad.

Finalmente, considero que el hecho de que David Lurie sea profesor universitario en la novela, no significa que

como ser humano no pueda cometer actos que la sociedad considere inmorales o injustos, ya que, en el fondo, más

allá de la razón que diferencia al hombre de los animales, también nos dejamos llevar del instinto, conociendo

incluso las consecuencias que esto pueda generar.


Estos tres enfoques sobre el sentido de la justicia que se depositan, respectivamente, en el sentido psicológico

interno, en el reconocimiento intersubjetivo y en las acciones externas de los seres humanos serán incorporados

al análisis de la novela Desgracia, puesto que alumbran la relación entre derecho y literatura, fertilizando este

campo interdisciplinar del conocimiento.

DEBATIBLE:

TOMA COMO REFEERENCIA O BASE EL PUNTO DE VISTA FILÓSOFICO Y NO TIENE EN CUENTA EL

SENTIDO LITERARIO

La obra se inscribe en el modelo de derecho “en” la literatura y permite demostrar que es plausible efectuar un análisis

jurídico por medio del uso de textos narrativos de ficción para evaluar ciertas formas de articulación de la justicia y la

reparación

En consecuencia, para comprender el sentido de la justicia también es preciso aclarar de qué hablamos cuando nos

referimos a emociones morales y qué papel cumplen en la vida social. Hay dos marcos que teorizan sobre las

emociones morales.

PERSPECTIVA COGNITIVISTA: según el cual las emociones tienen un objeto de conocimiento al que se dirigen, dando cuenta

de una percepción del ser humano sobre sí mismo, sobre cómo ve al mundo y sobre los juicios de valor que efectúa en

torno a sus creencias y pensamientos. ESTA ES LA POSICIÓN QUE UTILIZA LA AUTORA PARA ANALIZAR LAS EMOCIONES DE

LOS PERSONAJES DE LA NOVELA.

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