La posibilidad de salir a las calles y adaptarnos poco a poco a la normalidad está
ocasionando sentimientos de ansiedad y miedo a dejar el confinamiento. La pandemia del COVID-19 ha provocado en algunas personas un sentimiento de miedo a contagiarse, sino un temor constante. Ahora, con la posibilidad de salir a la calle, sienten pánico, aun cuando la reapertura de gran parte de los sectores de la economía del país es una invitación a retomar poco a poco la cotidianidad. A esto se le ha denominado “síndrome de la cabaña”, un concepto nuevo que, aunque no se encuentra clasificado como una enfermedad de salud mental, durante esta época ha cobrado gran relevancia. Para referirse al miedo a salir de casa después de la cuarentena, ante el cual cada quien reacciona de forma distinta. Así como el confinamiento prolongado ha afectado a las personas de distintas maneras, la vuelta a la vida normal también puede impactar. Debido a que el hogar se ha convertido en una especie de burbuja que proporciona tranquilidad en un marco de incertidumbre. Al ver que hay un riesgo en el exterior, es posible que aparezcan trastornos mentales con síntomas de alta intensidad, duración y frecuencia, además de pérdida de funcionalidad en el diario vivir. Pero ¿hasta qué punto un miedo se considera normal y cuándo se cataloga como síndrome de la cabaña? Según Rodrigo Córdoba, psiquiatra y expresidente de la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas, el miedo tiene un límite. Si bien la preocupación es apenas natural por cuenta de un riesgo y una amenaza reales que continúan vigentes. Además, cuando se presenta con intensidad, puede complicarse y desencadenar otros problemas. “Es necesario enfrentar la situación; tarde o temprano hay que retomar nuestras vidas de antes, eso sí, bajo las medidas de seguridad que sean necesarias” puntualiza Córdoba. Para María Teresa Olivares, psicóloga del Centro Médico Colmédica El Poblado, en Medellín, este síndrome puede estar acompañado de trastornos alimenticios, alteraciones en los patrones del sueño, dificultades para concentrarse o relacionarse, irritabilidad y sensación de cansancio, entre otros. Hay casos en los que la pandemia fue el detonante para poner al descubierto sentimientos represados desde antes de la emergencia, pero no habían sido superados. Quiénes son más vulnerables al síndrome de la cabaña Estas manifestaciones suelen ser más frecuentes en pacientes que ya tenían problemas como depresión, fobia a los espacios abiertos, ansiedad o percepciones hipocondríacas, así como en personas que han pasado los confinamientos en soledad. Hay quienes tienden a mantener pensamientos negativos sobre la realidad y suponen escenarios catastróficos al dejar la casa. Muchas veces al punto que terminan generando bloqueos y si a eso se le suma la exposición permanente a noticieros e información relacionada con la pandemia. Esto refuerza dichos pensamientos y justifica la necesidad imperiosa de mantenerse encerrados.
Cómo superar el síndrome de la cabaña
Aunque el miedo puede manifestarse de diferentes maneras, según la persona, los expertos recomiendan lo siguiente para volver a salir a la calle sin temor: Evitar la saturación de noticias e información sobre la pandemia. Diseñar rutinas para emplear el tiempo de manera productiva durante los confinamientos y prevenir la inactividad. Seguir los protocolos de bioseguridad e higiene. Mantener siempre el contacto social mediante las redes, el teléfono o las videollamadas. Ponerse horarios para trabajar, descansar y compartir con la familia. Hacer ejercicio físico de forma regular. No descuidar la higiene personal y preparar rutinas que impliquen salir a la calle. Hablar con personas de confianza acerca de lo que están sintiendo y no invalidar las emociones negativas. Cuándo acudir a un especialista por el síndrome de la cabaña De acuerdo con la psicóloga Olivares, si la persona puede controlar ese miedo, vivir tranquila y llevar su vida normal. Con el tiempo podrá superarlo sin problema, pero si le impide conciliar el sueño, le provoca irritabilidad, reduce su rendimiento laboral o incluso surgen problemas de salud como alergias, pérdida de cabello o palpitaciones, es necesario consultar a un especialista.