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La higiene de manos en el

momento adecuado salva


vidas y es un indicador de la
calidad y bioseguridad de los
servicios de salud

Ciudad de México, 8 de mayo de 2017 - Las manos son las


herramientas más poderosas de los profesionales de la salud.
Con ellas palpamos a nuestros pacientes, identificamos sus
dolencias y con ellas les brindamos apoyo y esperanza. Sin
embargo, nuestras manos también pueden ser una fuente de
peligro para nuestros pacientes porque son la principal vía de
transmisión de infecciones. Así lo afirmó la Dra. Cecilia Acuña,
Asesora en Servicios y Sistemas de Salud a nombre de la Dra.
Gerry Eijkemans, Representante de OPS/OMS en México, en el
evento conmemorativo del Día Mundial de Higiene de Manos, que
en 2017 resalta la importancia de esta práctica en la lucha contra
la resistencia a los antibióticos.
En el mundo, millones de personas se ven afectadas anualmente
por al menos una infección asociada a la atención de salud. Se
estima que en países en desarrollo 15% de los pacientes
ingresados en hospitales y 34% de los pacientes en unidades de
cuidados intensivos, desarrollan una infección asociada a la
atención de su salud.

Esta situación se traduce en importantes pérdidas financieras


para los sistemas de salud, principalmente por el aumento de los
días de estancia hospitalaria, y por el hecho de que se requiere
prescribir medicamentos más costosos, pero lo más grave de las
infecciones asociadas a la atención de la salud son sus
consecuencias sobre las personas, ya que afectan a los pacientes
más frágiles, suelen inducir discapacidades a largo plazo y en
muchas ocasiones, se traducen en un aumento significativo de la
mortalidad evitable.
El hecho de que las infecciones sean el efecto adverso más
común de la atención de salud en el mundo es muy preocupante
y es inaceptable, ya que la mayoría de estas infecciones puede
prevenirse a través de intervenciones simples y de bajo costo
como el lavado de manos. Las manos son las herramientas más
poderosas de los profesionales de la salud. Con ellas palpamos a
nuestros pacientes, identificamos sus dolencias y les brindamos
apoyo y esperanza. Sin embargo, nuestras manos también
pueden ser una fuente de peligro para nuestros pacientes porque
son la principal vía de transmisión de infecciones.
La higiene de manos en el momento
adecuado salva vidas y es un indicador de
la calidad y bioseguridad de los servicios
de salud. Por ello, debemos continuar
reforzando su práctica y garantizar que el
lavado de manos se realice con la técnica
correcta en cinco momentos clave:
  1. antes de tocar al paciente,
  2. antes de realizar una tarea
limpia/aséptica,
  3. después de estar expuestos a líquidos
corporales,
  4. después de tocar al paciente, y
  5. después de estar en contacto con el
entorno del paciente.
Hoy en día, el lavado de manos cobra
todavía más importancia pues es clave
para hacer frente a uno de los mayores
retos que enfrentamos en la actualidad
que puede poner en riesgo décadas de
avance en la medicina y en la salud
pública. Este gran reto es el de la
resistencia a los antimicrobianos.
El mal uso y sobreutilización de los antimicrobianos ha
incrementado el número de microorganismos resistentes a
tratamientos que históricamente ayudaron a salvar millones de
vidas. Por ejemplo, aunque a escala global la incidencia de
tuberculosis ha ido disminuyendo desde el año 2000, este avance
se ve amenazado por el incremento de los casos de tuberculosis
multi-drogorresistente y extremadamente resistente. Asimismo, se
observa la aparición cada vez más frecuente de infecciones por
Estafilococo dorado resistentes a la meticilina, con una
probabilidad de morir 64% mayor que los pacientes con
infecciones no resistentes.
Reconociendo la gravedad de esta situación, en los últimos años
el tema de la resistencia antimicrobiana ha adquirido una gran
relevancia en la agenda internacional, con la adopción de
Resoluciones y planes de acción por parte de los Estados
Miembros de la OPS y la OMS (WHA67.25, WHA 68.7 del 2015, y
CD54.R15). Más aún, los líderes mundiales reunidos en la
Asamblea General de las Naciones Unidas en el año 2016 se
comprometieron a adoptar una estrategia de amplio alcance y
coordinada para abordar las causas fundamentales de la
resistencia antimicrobiana en múltiples sectores, en especial en la
salud humana, la salud animal y la agricultura.

Por su parte, el 27 de febrero recién pasado, la OMS publicó su


primera lista de patógenos prioritarios resistentes a los
antibióticos. En esta lista se incluyen las 12 familias de bacterias
más peligrosas para la salud humana por haber adquirido
resistencia a un elevado número de antibióticos. Con esta lista se
busca promover y guiar la investigación de nuevos antibióticos y
por ello se categoriza a estas 12 familias de bacterias según el
grado de urgencia con el que se necesitan nuevos antibióticos.
Las bacterias han sido clasificadas en aquellas con prioridad
crítica, prioridad alta o prioridad media. Es importante destacar
que en el grupo de prioridad crítica se incluyen bacterias como la
Klebsiella, la E. Coli, la Serratia, y el Proteus, que son
especialmente peligrosas en contextos donde se proveen
servicios de salud porque pueden provocar infecciones graves y
letales, como sepsis y neumonías.
Reconociendo que  las deficiencias en la prevención y control de
infecciones favorecen la aparición de resistencia antimicrobiana,
el Plan de acción mundial sobre la resistencia a los
antimicrobianos, aprobado en la 68ª Asamblea Mundial de la
Salud, hace un llamado a mejorar la prevención y control de
infecciones tanto en la comunidad como en los centros
asistenciales, utilizando la correcta higiene de manos como una
de las estrategias principales.
Todos podemos ayudar a promover la correcta higiene de manos
en el momento adecuado. Nuestro llamado a la acción se dirige:
• Al personal de salud para que limpie sus manos en los
momentos adecuados y detenga de esta manera la
propagación de la resistencia a los antibióticos.
• A los Directores, Gerentes y Administradores de los hospitales,
para que implementen programas de prevención y control de
infecciones destinados  proteger a sus pacientes de
infecciones resistentes.
• A los tomadores de decisión y formuladores de políticas, para
que hagan de la prevención de infecciones y la higiene de
manos una prioridad política nacional.
• A los líderes en prevención y control de infecciones, para que
Implanten en los establecimientos asistenciales los
componentes esenciales para la prevención y control de
infecciones de la OMS, incluida la higiene de manos, a fin de
combatir las infecciones resistentes a los antimicrobianos.
De no realizar acciones urgentes y contundentes para combatir
este problema mundial, la lista de patógenos resistentes puede
crecer y poner en peligro a millones de vidas. En este contexto, la
resistencia antimicrobiana representa un reto político y social que
debemos abordar no sólo desde el sector salud, sino con una
perspectiva intersectorial.
Nuestros colegas del sector de la agricultura, la ganadería, la
veterinaria, la economía y la promoción de la investigación y
desarrollo deben sumarse a este esfuerzo. Asimismo necesitamos
sumar a la población, sensibilizando al público en general sobre el
peligro que representa hoy y para las futuras generaciones el
perder la efectividad de los antimicrobianos. La lucha contra la
resistencia a los antimicrobianos está en manos de todos
nosotros.

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