Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Bandera Nacional
Resistencia
Juan Pablo Duarte un joven educado y auténtico nacionalista fue quien inspiró
y ayudó a dirigir la Guerra de la Independencia de 1844. Duarte, junto con
varios liberales dominicanos fundó en 1838 la sociedad secreta La Trinitaria,
nombrada así haciendo honor a la Santísima Trinidad. Cada grupo iba
reclutando adeptos, manteniendo estricto secreto, con poco o nada de contacto
directo entre sí, con el fin de minimizar la posibilidad de ser detectados por las
autoridades haitianas. Aunque muchos fueron los reclutados, la Trinitaria fue
descubierta, lo que motivó el cambio de su nombre a «La Filantrópica».
En 1843, los Trinitarios se unieron al partido liberal haitiano que derrocó al
presidente Jean-Pierre Boyer. Sin embargo, los Trinitarios que participaron en
el derrocamiento llamaron la atención del sustituto de Boyer, Charles Rivière-
Hérard. Este encarceló algunos Trinitarios y obligó a Duarte a abandonar la
isla. Durante su exilio, Duarte buscó sin éxito apoyo en Colombia y Venezuela.
En diciembre de 1843, los rebeldes le pidieron a Duarte que regresara, ya que
tenían que actuar con rapidez ante el temor de que los haitianos se dieran
cuenta de sus planes de insurrección. En febrero de 1844, como Duarte no
había regresado por encontrarse enfermo, los rebeldes decidieron actuar bajo
el liderazgo de Francisco del Rosario Sánchez, Matías Ramón Mella, y Pedro
Santana, un rico ganadero que comandaba un ejército privado de sus peones
agrícolas.
En enero de 1844 fue publicada en varias ciudades dominicanas el Acta de
Independencia de la República Dominicana, que manifestaba los motivos por el
cual el pueblo dominicano ya no podía seguir unido al haitiano.
La noche del 24 de febrero de 1844, los principales miembros de La Trinitaria,
se reunieron clandestinamente en casa de Francisco del Rosario Sánchez, y
acordaron los planes y fecha del alzamiento, que fue una sublevación de
carácter revolucionario que tomó el control de la amurallada ciudad de Santo
Domingo. El 25 de febrero, fueron despachados los emisarios rebeldes hacia
las diversas regiones del país, con el claro propósito de dar a conocer las
decisiones tomadas en la reunión.