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Galo que utilizó una poción mágica desde su más temprana edad.

Después de tanto usarla, ya no se


daba cuenta de su fuerza mágjca invisible, inconsciente. En el lugar de "poción mágica", pueden
poner "FFI".

Toda esta ¡dea es muy notoria en las personas afectadas por tras tornos del desplazam iento com o
en la esclerosis en placas, en la esclerosis lateral amiotrófica o en la miopatía. Ellas "deben" mimar
al muerto y quedarse inmóviles. Esto se vuelve evidente para quien quiere ver estas patologías
desde este punto de vista.

Aquí también, se aconseja vivamente una terapia familiar.

La terapéutica propiam ente dicha


Puede ser muy simple: toma de consciencia y acompañamiento. Muchas mejorías psicológicas dan
testimonio de esto. El simple hecho de saber que estamos colonizados puede ser rápida y al tamente
beneficioso. Algunas personas que leyeron las cuatro páginas dedicadas al Síndrome del Yacente en
investigaciones psicosomáticas vieron cam biar su vida. Otras, en la consulta o escuchando una
conferencia sobre este tema, entendieron al gunos porqués de sus derivas psico-afectivas. Estas
personas no han cambiado, siguen siendo las mismas personas pero pudieron relativizar y tomar
distancia respecto a su Historia más o menos fácilm ente. La terapéutica consistió en autorizarse a
efectuar los duelos que sus ascendientes no pudieron hacer y, desde la toma de consciencia, esto se
hizo solo, ¡sin necesitar medicamentos!

A veces, debemos tomar una iniciativa simbólica, realizando un acto en la realidad de hoy para fijar
bien los hechos y grabarlos en nuestra consciencia. Mientras más consciencia ponemos er» los
actos de nuestra vida cotidiana, menos se manifiesta el in consciente. Por otra parte, este último
solo espera aquello: des hacerse de las memorias familiares invisibles cargantes para po der llevar
su atención hacia otros frentes. Y así sucésivaménté. En algunos casos, me sirvo de los actos
simbólicos y de la "A-4-terapia".

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La terapéutica, los resultados clínicos
A propósito de ios actos simbólicos
Creo que lo he escuchado todo respecto a este tema. El mejor ejemplo es el de una mujer que vino
debido a unos desordenes psicológicos importantes. "Le consulté a un fulano de tal y me dijo que
hiciera un acto simbólico. Seguí al pie de la letra sus consejos pero sigo estando igual." Si el
efectuar un acto sim bólico preciso pudiera sanar espontáneamente, esto se sabría y yo me
transformaría en uno de los maestros de esta nueva tera pia.

Para mí, hacer un acto simbólico, es reunirse, en plena conscien cia, con el principio de realidad. Es
acordar, en un m om ento de mi vida, mi historia personal con la de mi familia gracias a un soporte
real al cual podré referirme en cualquier momento.

Habitualmente, utilizo este "estratagema" en raras ocasiones y le pido al paciente que encuentre él
mismo "su propio acto" simbólico. "Su cerebro ha sabido perfectamente guiarlo en su problemática.
También sabrá aconsejarlo para salirse." Trato de ser lo menos directivo posible. En efecto, tengo
una confianza absoluta en el funcionamiento de nuestro cerebro psico-bioló- gico. Pero para el
Síndrome del Yacente, los actos simbólicos incluyen duelos no hechos y que deben ser por fin
hechos: ir a uná tumba, recogerse en una fecha determinada, hacer celebrar una misa, etc.

Contrariamente a mis costumbres no directivas. Señor El Tallo me inspiró mucho pues me preguntó
si había algún acto sim bólico que pudiera hacer. Como estábamos cerca de la fecha de
conmemoración de este drama familiar. Tuve la idea de propo nerle que festejara este evento de esta
manera. "El día D, prepare dos pasteles de aniversario: uno para el suyo, que usted comerá con toda
su familia y otro para el difunto, que ubicará en el jardín para que los pájaros lo disfruten." Su
respuesta fue inme diata: "Me agrada. De esta manera, en cada aniversario pensaré en él. Y si me
vuelve a colonizar, podré referirme a esto para devolverle su abrigo de cristal."

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El Síndrome del Yacente

Una vez más, cada caso es especial, así que por lo tanto, no pida autom áticam ente varios pasteles.
Acabamos de ver el caso más fácil, aquel donde el cerebro del paciente lo hace absolutamente todo,
y solo. Desgraciadamente, no siempre es así, sino más bien al contrario. Por esto, tendremos que
ejercer todo nuestro arte de terapeuta para poder ayudar a los pacientes a dejar de lado esta
indumentaria transgeneracio nal. Mi experiencia me ha mostrado que ser envuelto por FFI se revela
lo más difícil a aprehender. Ahora entiendo mejor a las personas aferradas a estas. Para mí,
representan defensas y de ben por lo tanto ser tratadas com o tales, dependiendo del grado de
implicación del paciente. Usted, querida lectora y querido lector, debe saber que existe. Con esto ya
ha recorrido la mitad del camino.

Pero, a fuerza de intentar responder a La pregunta que éstas per sonas hacen regularmente, como la
hecha por Señora La Viña, vale decir: "Y ahora, ¿qué puedo hacer para deshacerme de estas
memorias?", inventé "la A4-terapia".

La A 4-T erapia
Lo recuerdo muy bien. Fue durante una sesión de grupo donde ¡más de la mitad de los participantes
había tomado conocimien to del hecho que eran afectados por el Síndrome del Yacente! Suspiros,
llantos, risas y discusiones tales como: "Y tu fantasma ¿cómo se llama?" o "¿Cuántas acciones
posees en tu S.A compor-

tamental?", etc. Luego, después de haber instalado las bases de investigación, todos expusieron su
caso. Fue la primera persona la que hizo La pregunta fatídica. Visiblemente, estaba buscando un
medio concreto para diferenciar bien lo que le pertenecía de verdad de lo que no le pertenecía.
Súbitamente, le dije: "Tome una hoja de formato A4 y dibuje tres columnas. . ." He aquí un
ejemplo.

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Eventos de la vida cotidiana

No vivo mi vida
No logró encontrar un compañero

A penas algo me causa placer, llega la sanción

Quiero ir al cine, pero siempre encuentro un pretexto para


no desplazarme

Salí con unos amigos y me


com í un buen helado de vainilla

Tengo un oficio que no me interesa. Fue mi padre quien decidió por mí.

Megustaladanza

No m e provoca placer estar con mis sobrinos

Soy una institutriz triste, una "institutriste".


No se reír a carcajadas

Me gusta la música que hace llorar

Cuando me invitan a una fiesta, siempre me las arreglo para no ir diciendo que estoy cansado, entre otras cosas.

Yo, adulto, placer de vivir, pulsiones de vida: mis acciones


en mi S.A. comportamental

El otro, la FFI, el desagrado, pulsiones de muerte: sus partes en


mi S.A comportamental

+ 4* 4-

4-

4-

4-?

4-

4-

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La terapéutica, los resultados clínicos

4-

4?

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El Síndrome del Yacente
Seguró que usted ya entendió que esta enumeración de even tos permite visualizar concretamente
mi capital-vida-placer-yo, establecer por escrito los momentos donde creo controlar la si tuación y
aquellos donde el fantasma transgeneracional dirige mi cerebro, que se pone en piloto automático.
El objetivo de este trabajo cotidiano consiste en poner una parte de mi pro blemática frente a una de
sus probables fuentes inconscientes. Confieso que me siento muy orgulloso de haber encontrado
esta A4-terapia. Ahora, se la aconsejo a muchas personas y para la mayoría de los motivos de
consulta en Análisis Psicosomático. Al principio, nos ayudarem os con esta hoja. Enseguida, lá
enum e ración se hará sola, sin necesitar la hoja. Esto es lo que piensan generalmente las y los
pacientes: "Es algo concreto. Tenemos la impresión de ser más conscientes de nuestros actos y
nuestros pensam ientos."

Recuerde que: mientras más consciencia ponemos en nuestros actos cotidianos, más se aleja el
Fantasma y más se libera el Yacente que somos. Con el Yacente, jhay que estar atento! Pero,
tranquilícense, cuando una parte importante del trabajo de lim pieza ha sido hecho, el Fantasma,
aliviado, puede deshacerse y partir, con nuestra autorización consciente, sobre la alfombra de
terciopelo violeta que se transformará rápidamente en pista de despegue hacia su nuevo lugar de
habitación.

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