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Mineralización del humus
En la tercera etapa, las bacterias y los hongos rompen y
degradan las complejas moléculas del humus en CO y H O, y
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Meteorización
Otro aspecto de la formación de los suelos es la meteorización
de las rocas ígneas, sedimentarias y metamórficas.
Inicialmente estas rocas se rompen en fragmentos cada vez
más pequeños, hasta llegar a los minerales individuales de los
cuales están formados. Dicho proceso se conoce como
meteorización fisica.
Los fragmentos de rocas y minerales son, a su vez, atacados
simultáneamente por fuerzas erosivas, como las del agua y el
viento, y se transforman en nuevos minerales hidratados u
oxidados, en un proceso llamado meteorización química.
El resultado de las meteorizaciones química y física es una
mezcla de partículas. De acuerdo con su tamaño, estas
partículas son: las arenas, cuyo tamaño oscila entre 2,00 y
0,20 mm; los limos, entre 0,02 y 0,002 mm; y las arcillas,
con menos de 0,002 mm.
FASE LÍQUIDA
La fase liquida corresponde al agua y a los materiales que se
hallan en disolución.
El agua es muy importante para el desarrollo de las plantas,
porque disuelve parte de las sales minerales del suelo y
demás sustancias nutritivas permitiendo así su asimilación
por las plantas. El agua es retenida dentro de los poros que
forman las partículas del suelo. El grado de retención del
agua por los sólidos del suelo determina, en gran manera, su
movimiento y utilización por las plantas.
Las lluvias y los riegos artificiales suministran el agua a los
suelos. Parte de esa agua es retenida por el suelo; la
capacidad de campo es la capacidad máxima de agua que
puede retener un suelo. El agua retenida forma delgadas
películas alrededor de las partículas del suelo.
FASE GASEOSA
El aire del suelo constituye la fase gaseosa; está localizado en
el laberinto de poros que existen entre sus partículas. La
composición de gases de la fase gaseosa varía enormemente.
El contenido de gas carbónico es el más alto y el de oxígeno
el más bajo, en comparación con el aire de la atmósfera.
EI aire, como mezcla de gases, se mueve por los poros no
ocupados por el agua, estableciéndose normalmente en los
poros más grandes, que son los que primero se vacían
después de la lluvia. Al secarse el suelo, también ocupa los
poros medianos. Un suelo con poros muy finos es pobremente
aireado.
La renovación y el movimiento constantes del aire del suelo,
son determinantes para la vida de plantas y animales que lo
habitan. La aireación continua permite el intercambio de los
gases respiratorios provenientes de las raíces y de los
organismos vivos que lo habitan.
ORGANISMOS Y MICROORGANISMOS
Debajo de la cobertura de los árboles, arbustos y plantas
herbáceas, la superficie del suelo se recubre con hojas
muertas y fragmentos de ramas, cortezas, flores, semillas y
frutos. A su vez, los animales que allí habitan o están de
paso, añaden sus deyecciones y cadáveres.
Como resultado de estos hechos, se constituye una capa de
materia orgánica muerta, genéricamente conocida como
capote o broza vegetal. Todos esos fragmentos de materia
orgánica muerta o detritus, a primera vista se aprecian como
materia inerte. Estos seres realizan la importante tarea de
descomponer la materia orgánica. Como resultado de esta
actividad, producen CO y sustancias minerales. Estas son
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tomadas por las plantas, que las emplean para fabricar nueva
materia orgánica mediante la fotosíntesis. Gracias a ese
reciclamiento, es posible mantener activas las cadenas
tróficas dentro de un ecosistema.
Se dice que un suelo tiene buena estructura cuando es fácil
de cultivar y no es arrasado por la lluvia ni el viento.
También, cuando el agua y el aire penetran muy bien y las
raíces de las plantas tienen buen desarrollo. Buen ejemplo
son los suelos derivados de cenizas volcánicas.
Los suelos con mala estructura se convierten en una masa
cuando están húmedos y en ellos el aire no puede penetrar.
Se reconocen porque se pegan a las herramientas de trabajo.
Un ejemplo de ello son los suelos gredosos.
Textura
En los suelos pueden discriminarse cuatro tamaños de
partículas: muy gruesas, correspondientes a piedras;
gruesas, como las arenas; finas y muy finas, como el limo y
las arcillas, respectivamente. La proporción de las arenas,
limo y arcillas presentes en un suelo, constituyen su textura.
El análisis de la muestra de suelo, permite calcular la
proporción de arenas, limos y arcillas y, con base en él,
determinar su textura. Para ello se emplea el triángulo de
textura de suelos de la figura. Así, por ejemplo, si una
muestra de suelo contiene 57% de arena, 36% de arcilla y
7% de limo, se clasificará como suelo limo-arcillo-arenoso.
Hay suelos pesados, que al estar mojados parecen barro y
son pegajosos. Al secarse se endurecen, formando terrones y,
en algunos casos, se agrietan. Son los suelos gredosos o
arcillosos. Fácilmente se encharcan y, en general, son
fértiles.
Si los suelos tienen muchas arenas se llaman arenosos. En
estos suelos no se forman terrones, son fáciles de trabajar,
pero los surcos se deshacen con rapidez. Son muy pobres en
alimentos para las plantas. Cuando están secos, al cogerlos
con las manos se desbaratan.
Cantidades aproximadamente iguales de arenas, arcillas y
limos, constituyen los suelos francos o medianos. Son fáciles
de cultivar, de gran fertilidad y no se encharcan. Al palparse
con la mano, se sienten suaves. Los suelos pedregosos son
los que tienen muchas piedras grandes o pequeñas y son
difíciles de cultivar.
PREGUNTA: A las proporciones de arenas, limo y arcillas se
le conoce como:
o Estructura.
o Análisis de la muestra de suelo.
o Grado de fragmentación.
o Textura.
PROPIEDADES QUÍMICAS DEL SUELO