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CLÍNICAS VETERINARIAS
MEDICINA DE PEQUEÑOS ANIMALES
S AU N D E R S
E
s mejor prevenir que caer enfermo. Ésta debería ser la filosofía y el objetivo de todos
los veterinarios, así como de todos los propietarios de mascotas. Durante décadas, la
profesión veterinaria ha educado diligentemente a los propietarios de mascotas sobre
los beneficios de prevenir las enfermedades infecciosas, de modo que ha habido una dismi-
nución significativa de muchas de estas enfermedades, atribuible, en gran parte, al desarro-
llo de vacunas efectivas. El personal de la práctica veterinaria ha hecho un trabajo notable
enviando cartas de recordatorio para asegurar que los pacientes caninos y felinos estén al
día en sus vacunaciones. De hecho, las vacunas se han convertido en una prioridad, tan
importante, que muchos propietarios se inclinan por dejar de lado otros cuidados médicos
indicados en lugar de las vacunas, para evitar que sus queridas mascotas se retrasen en su
calendario de vacunación. Los veterinarios deberían elogiarse a sí mismos por un trabajo
bien hecho y elogiar a los propietarios por la administración concienzuda de vacunas a sus
mascotas. Ahora, sin embargo, la comunidad veterinaria debe reflejar lo que se ha llevado a
cabo y tomar decisiones para los pacientes actuales y futuros basadas en el mérito racional
científico.
Con el advenimiento «conocimiento sobre la demanda» (Internet), los propietarios de
mascotas tienen acceso a información con respecto a todas las publicaciones sobre cuidado
animal. Sin embargo, esta información puede no ser precisa. Es nuestro deber educar a los
propietarios de mascotas; de hecho, debería ser visto como una oportunidad. ¿Quién mejor
para diseminar el conocimiento al público general que los veterinarios? Ningún otro grupo de
individuos está tan equipado con conocimientos, herramientas y perspicacia que la comuni-
dad veterinaria.
INMUNOLOGÍA BÁSICA
Para discutir y comprender cómo elegir las vacunaciones pediátricas de manera adecuada,
está justificada una breve revisión y análisis de los términos relativos a la inmunología bási-
ca. La inmunización pasiva aparece cuando los anticuerpos maternos se transfieren desde
la perra o la gata al feto vía placenta, lo que tiene un efecto mínimo en estas especies. Tam-
bién tiene lugar durante la vida inicial a través de la ingestión de calostro y la lactación, la
cual tiene efectos más significativos en estas especies [1]. La inmunidad materna provee pro-
tección inicial ante muchos patógenos, pero, por supuesto, depende de la salud y el estado
inmunitario de la madre, así como de la salud del feto y el neonato. Aunque esto puede dar
como resultado una protección temporal para el infante, a largo plazo puede ser perjudicial
para la salud del individuo, esencialmente manteniendo a ese animal ajeno a diferentes antí-
genos (es decir, interferencia de los anticuerpos maternos con la vacunación del neonato). La
inmunización materna o pasiva es efectiva protegiendo a los neonatos durante las primeras
semanas de vida, pero empieza a disminuir y pierde la capacidad de proteger contra las enfer-
medades rápidamente, ya que los anticuerpos maternos se degradan a través de procesos cata-
bólicos naturales. Entre las edades de 6 y 16 semanas, en función de múltiples factores (como
la especie, la cantidad de anticuerpos maternos producidos, transferidos y absorbidos, y el
estado de salud individual del neonato), la mayoría de los cachorros y de los gatitos tiene
niveles de anticuerpos maternos por debajo de los niveles de protección. Si hay niveles sufi-
cientemente elevados, sin embargo, los anticuerpos maternos pueden interferir con la capaci-
dad del neonato para responder a la vacunación, porque los anticuerpos maternos circulantes
en el cachorro o el gatito pueden responder efectivamente y neutralizar el antígeno de la vacu-
na o hacerla inefectiva, al prevenir el reconocimiento del antígeno por parte del sistema inmu-
nitario [1]. Ésta es una razón para las vacunas secuenciales múltiples en gatitos de menos de
12 semanas y cachorros de menos de 16 semanas. Los anticuerpos maternos pueden interfe-
rir con la inmunización, aunque el nivel de anticuerpos maternos presentes puede no ser sufi-
ciente para proteger contra patógenos.
Un sistema inmunitario que funciona está compuesto de múltiples partes. La inmunidad
innata es la forma de inmunidad más antigua (evolucionariamente), la menos específica, y la
más inmediata (en términos de respuesta a los potenciales invasores y/o patógenos). Los
macrófagos, neutrófilos, células dendríticas y células natural-killer (NK), combinados con
numerosos productos producidos por estas células, comprenden el sistema inmunitario inna-
to. Ejemplos de algunos de los componentes químicos producidos y liberados por estas
células en respuesta a la invasión microbiana incluyen lisozimas, complemento y varias cito-
cinas, como factor-α de necrosis tumoral e interleucinas, así como diversas moléculas va-
soactivas, como histamina [2].
La inmunización activa es el proceso de la respuesta individual a un estímulo antigénico de
manera apropiada por infección natural o vacunación. La inmunización activa se procesa a tra-
vés del sistema inmunitario adquirido. Los dos tipos principales de inmunidad adquirida son la
inmunidad celular y la inmunidad por anticuerpos o humoral. La inmunidad celular está dirigi-
da predominantemente contra patógenos que suelen ser organismos intracelulares obligados.
Algunos ejemplos incluyen virus, algunas bacterias intracelulares obligatorias, algunos hongos
y protozoos. Los linfocitos T son células efectoras predominantes y dependen de la presenta-
ción de proteínas ajenas (antígenos) antes de que puedan tener efecto contra los patógenos; por
lo tanto, hay múltiples tipos de células involucradas en la formación de la inmunidad celular. La
inmunidad por anticuerpos o humoral está dirigida predominantemente contra patógenos que
pueden sobrevivir en el exterior del hospedador o al menos sobrevivir extracelularmente. Por
ejemplo, incluyen la mayoría de las bacterias, hongos, protozoos y helmintos. Múltiples célu-
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las actúan en conjunto para conferir inmunidad humoral, pero la célula efectora primaria es el
linfocito B [3].
Los gatitos y cachorros tienen grados variables de capacidad para responder a los antígenos,
atribuible a exposición natural o vacunal, basada en la carga antigénica, ruta de exposición,
virulencia antigénica, genética del animal individual y niveles de inmunidad materna persis-
tente. En los animales jóvenes cuya inmunidad materna ha disminuido lo bastante como para
no interferir con la respuesta inmunitaria, la primera vacuna debería estimular una respuesta
inmunitaria primaria. Esta exposición inicial y proceso de reconocimiento y la capacidad de
producir anticuerpos para responder al antígeno normalmente requiere de 10 a 14 días. Exposi-
ciones posteriores al mismo antígeno inducen respuestas más fuertes; se produce una mayor
cantidad de anticuerpos, y la respuesta posterior es más rápida. Ésta se conoce como respuesta
inmunitaria secundaria o anamnésica. Aunque muchas líneas celulares están implicadas en esta
respuesta, subgrupos de linfocitos T y B, conocidos como células memoria, preservan la capa-
cidad del hospedador de reconocer y responder a los antígenos a los que el animal ha sido
expuesto previamente [2].
Cuando estos criterios se valoran, pueden elaborarse guías generales para los clínicos indi-
viduales, así como para la comunidad veterinaria en general. De nuevo, las guías no deben
tomarse como absolutas, ni tampoco deben utilizarse para establecer estándares de atención.
Son, hablando claramente, herramientas para que cada uno de nosotros las utilice para promo-
ver el bienestar óptimo de nuestros pacientes considerando todos los factores que afectan a la
salud individual (medioambientales, organismos [patógeno y hospedador], preocupaciones del
propietario y tecnologías actuales de vacunas) [4-8].
TIPOS DE VACUNAS
Hay múltiples vacunas disponibles para nuestros pacientes caninos y felinos, pero la mayoría de
ellas se encuadran dentro de tres categorías básicas. La asignación de los productos vacunales
(que se consideran agentes biológicos más que fármacos, y son, por lo tanto, valorados y apro-
bados por el US Department of Agriculture [USDA] antes que por la US Food and Drug Admi-
nistration [FDA]) dentro de estas categorías se basa en cómo se crea el producto. Hablando lla-
namente, las vacunas vivas modificadas (VM) son vacunas creadas mediante alteración
(atenuación) del patógeno en algún aspecto, de manera que no es capaz de causar enfermedad
seria o clínica en la especie diana. Las vacunas víricas vivas modificadas (VVM) son, por lo
tanto, vacunas que contienen virus vivos, pero no virulentos. Las vacunas muertas se producen
mediante la inactivación completa del patógeno, dejándolo incapaz de reproducirse y, por lo
tanto, incapaz de causar enfermedad. La tercera categoría de vacunas consiste en las vacunas
recombinantes, de las que hay múltiples tipos y tres subcategorías. Estas vacunas utilizan tecno-
logías genéticas para introducir material genético directamente dentro del hospedador (no se uti-
liza ningún vector (como subunidades vacunales purificadas, recombinante tipo I), alterar el
material genético para cambiar su virulencia (supresión genética, recombinante tipo II) o incor-
porar material genético del patógeno deseado dentro de un organismo vector atenuado (rabia
recombinante felina, recombinante tipo III) [9,10]. En un futuro cercano, es probable que múlti-
ples tecnologías nuevas nos provean incluso con más opciones que con optimismo proveerán
a nuestros pacientes con una mejor protección contra la enfermedad con mínimos riesgos asocia-
dos a la vacuna. Para una comparación entre los tipos de vacunas, se remite al lector a la tabla 1.
RECOMENDACIONES GENERALES
Las vacunas están disponibles en viales de dosis únicas o dosis múltiples (depósito). La utili-
zación de viales de dosis única está muy recomendada en estas especies. Por el contrario, se
desaconseja el uso de viales de dosis múltiples por el elevado riesgo de contaminación y la inca-
pacidad de asegurar los niveles adecuados de antígeno y adyuvante de las dosis individuales de
un vial único [4,8]. La vacunas polivalentes no están recomendadas en gatos excepto las vacu-
nas obligatorias diseñadas para proteger contra la panleucopenia felina, herpesvirus felino I
(FHV-1) y calicivirus felino (FCV). Debido a la elevada inflamación en el lugar de inyección de
las vacunas polivalentes, las otras vacunas deberían darse separadamente en el lugar indicado
(v. la discusión sobre vacunas obligatorias y no obligatorias) [5,8]. Se recomienda dejar que las
vacunas se atemperen a la temperatura ambiental antes de la administración, sobre todo en
gatos, porque se ha visto que la administración de vacunas frías tiene una elevada asociación a
tumorogénesis en gatos [11].
Siempre se recomienda al clínico seguir las indicaciones del fabricante para la dosis y vía
de administración. Nunca debe utilizarse un producto tópico por vía parenteral o dividir
Tabla 1
Tipos de vacunas, beneficios y preocupaciones asociadas
Viva modificada (atenuada) Virus o bacteria menos virulenta Imita la infección natural Puede causar enfermedad en algunos
por vía celular o tisular Respuesta rápida del sistema inmunitario individuos (no debería utilizarse en animales
Virus atenuados capaces de entrar del hospedador con compromiso inmunitario)
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en las células del hospedador y replicarse Muchos productos disponibles para Puede provocar que el organismo se convierta
Estimula la inmunidad celular y humoral estimular la respuesta inmunitaria en una forma más virulenta y causar
adecuada con una dosis única enfermedad incluso en animales sanos
No requiere el uso de adyuvante Se necesita manejo especial de las vacunas
La vacunación de un único individuo (sensible a temperatura, vida útil más corta
conduce a la cobertura vírica, que los productos muertos)
lo que puede ser útil en una situación La dispersión en la vacunación de los
de salud de la manada cuando se desea organismos vacunales vivos modificados
una exposición rápida de múltiples puede conducir a picos de enfermedad
animales con un organismo atenuado en ciertos ambientes
La administración parenteral de productos
ESTRATEGIAS ACTUALES DE VACUNACIÓN EN PEDIATRÍA
(Continúa)
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Tabla 1
Tipos de vacunas, beneficios, y preocupaciones asociadas (Cont.)
Muertas (inactivadas) Virus o bacterias inactivados químicamente Sin potencial para revertir a virulento Tiempo de retraso incrementado de exposición
o por calor La vacunación no elimina el patógeno; al sistema inmunitario que conduce
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Organismo incapaz de entrar activamente por lo tanto, no hay probabilidad a un intervalo incrementado desde
en las células del hospedador, incapaz de dispersión a través de la población la vacunación a la protección. Debido
de replicarse Indicado para utilizarlo en animales a que son menos inmunogénicos, estos
Estimula la inmunidad celular y humoral inmunocomprometidos (p. ej., gatos FIV+ productos requieren adyuvantes (vacunas
y FeLV+) víricas incapaces de entrar en los inmunocitos
Los organismos no causan enfermedad del hospedador activamente y replicarse);
en la vacunación los productos que contienen adyuvantes
Mayor duración de vida y menos deberían evitarse en gatos cuando estén
sensibilidad a los requerimientos disponibles productos alternativos con la
de temperatura/tratamiento misma eficacia
La mayoría de los productos muertos necesita
un mínimo de dos dosis para estimular la
respuesta protectora
Mayor potencial de contaminación y reacciones
secundarias (necesitan mayor carga
antigénica y los adyuvantes pueden causar
efectos adversos)
GINA M. DAVIS-WURZLER
Recombinante (subunidad, Material genético del patógeno alterado Vector capaz de penetrar las células Requieren manejo similar al de los productos
gen borrado, vectorizado) de alguna manera; tres categorías de del hospedador, liberando material vivos (vida útil más corta, sensibilidad
tecnología de vacunas recombinantes genético del patógeno en las células; a la temperatura)
utilizan diferentes técnicas por lo tanto, no necesita adyuvante Coste incrementado de la fabricación y,
Las vacunas subunidad se crean insertando Respuesta rápida de la inmunidad por lo tanto, coste incrementado para
regiones genómicas específicas Estimula la inmunidad celular y humoral el consumidor
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dosis. La administración de una vacuna bacteriana viva modificada, diseñada para adminis-
tración tópica, administrada por vía parenteral puede tener consecuencias serias y ser poten-
cialmente mortal (fig. 1). Se necesita una dosis completa para estimular el sistema inmunita-
rio; no existe ninguna base médica para dar una dosis menor a un perro de raza toy, y esta
práctica puede conducir a un fallo de la vacuna en ese animal. Si esto se hace con una vacu-
na de rabia, el clínico no está siguiendo los requerimientos federales, lo que conlleva impli-
caciones legales potenciales [4,12].
Fig. 1. (A) Cachorro con un absceso secundario a la administración parenteral de una vacu-
na B. bronquiseptica viva modificada diseñada para administración intranasal (tópica). (B) Pri-
mer plano del absceso en A. (Cortesía de Richard Ford, DVM, Raleigh, NC.)
El intervalo entre varias vacunas, bien utilizando el mismo producto de manera seriada en
las series iniciales o bien utilizando diferentes productos en un animal adulto, nunca debería ser
menor de 2 a 3 semanas. La interferencia entre el primer producto administrado y un segundo
producto vacunal puede conducir al fallo de la respuesta de esa segunda vacuna de manera ópti-
ma. El mecanismo exacto de esta interferencia es desconocido, pero puede estar asociado al
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interferón producido por las células que procesan el agente VM o por inmunosupresión transi-
toria por un agente VM. No parece que la administración de múltiples vacunas al mismo tiem-
po obtenga esta interferencia y, por lo tanto, es una práctica aceptable [6,9]. Se remite al lector
a las tablas 2 y 3 para una comparación entre las vacunas caninas y felinas obligatorias, no obli-
gatorias, y generalmente no recomendadas.
Tabla 2
Vacunas pediátricas caninas: obligatorias, no obligatorias y no recomendadas generalmente
(Continúa)
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Tabla 2
Vacunas pediátricas caninas: obligatorias, no obligatorias, y no recomendadas generalmente
(Cont.)
CAV: adenovirus canino; CDV: virus del moquillo canino; DAPP: moquillo, parvovirus y parainfluenza; VVM: vírica viva
modificada; OspA: proteína A de superficie externa.
Moquillo
El virus del moquillo (CDV), un morbilivirus encapsulado, se ha controlado bien debido a los
amplios programas de vacunación a lo largo de las pasadas décadas. Esta enfermedad todavía
persiste, sin embargo, y además de su elevada virulencia, es altamente transmisible. La infec-
ción por el virus causa síntomas respiratorios, gastrointestinales y neurológicos, y con fre-
cuencia es mortal [13]. La vacuna del moquillo se administra comúnmente como parte de un
Tabla 3
Vacunas pediátricas felinas: obligatorias, no obligatorias y no recomendadas generalmente
Clamidiasis
(Chlamydophila felis) En ambientes de alto riesgo, utilizar
productos de bacterina atenuada
parenteral, dos dosis separadas
4 semanas empezando a las
9 semanas de edad
(Continúa)
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Tabla 3
Vacunas pediátricas felinas: obligatorias, no obligatorias y no recomendadas generalmente (Cont.)
Ab: anticuerpo; FeLV: virus de la leucemia felina; FVR: rinotraqueítis vírica felina; VVM: virus vivo modificado; PAM: persistencia de anticuerpos maternos.
aDebido a la susceptibilidad incrementada a las infecciones en gatitos, la vacunación contra FeLV está altamente recomendada. En casas con un único gato, casas con estado vírico negativo conoci-
do de todos los gatos, y casas con gatos de vida interior solamente, el clínico puede elegir considerar ésta una vacuna no obligatoria.
GINA M. DAVIS-WURZLER
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Adenovirus canino
Existen dos tipos de adenovirus que causan enfermedad en nuestros pacientes caninos. El
adenovirus canino tipo I (CAV-I), un virus no encapsulado de la familia Adenoviridae, causa
la hepatitis infecciosa canina, enfermedad potencialmente fatal. Los signos clínicos inclu-
yen fiebre, depresión, vómitos y diarrea, y potenciales hemorragias petequiales y equimóti-
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cas secundarias a la disfunción hepática. Además, hay asociadas uveítis y enfermedad renal
con infección por este virus. El CAV-II causa enfermedad del tracto respiratorio. El CAV-I
produce una enfermedad mortal fatal potencialmente grave, y se recomienda la protección
contra él. La transmisión es vía oronasal y por exposición a secreciones infectadas. La infec-
ción por CAV-II normalmente da como resultado una enfermedad autolimitante y, por lo
tanto, se considera una enfermedad no fundamental; sin embargo, el producto VVM diseña-
do para la prevención de CAV-I se ha asociado con efectos adversos, tales como uveítis y
edema de córnea (una reacción local inmunitaria, similar a los efectos causados por la infec-
ción natural) [8,13]. La recomendación actual es utilizar la VVM CAV-II, porque estimula
el sistema inmunitario para proteger contra CAV-I i CAV-I sin la reacción adversa asociada
a por la vacuna tipo I [4,14,20]. Normalmente se incluye un adenovirus tipo II vivo modifi-
cado en una inyección polivalente (como se ha mencionado antes) y normalmente se admi-
nistra a intervalos de 3 a 4 semanas, empezando entre las 6 y 9 semanas de vida y acabando
entre las 14 y 16 semanas de edad. Se recomienda una vacunación un año más tarde antes de
instaurar vacunaciones trianuales.
Parvovirus canino
El CPV es un parvovirus no encapsulado de tipo 2. La forma predominante que causa infec-
ción actualmente en Estados Unidos es el tipo 2b, pero existen otras subespecies que causan
enfermedad [13]. Debido a que el virus no está encapsulado, puede existir (fuera del hospe-
dador) bajo ciertas condiciones medioambientales y es resistente a muchos desinfectantes. La
transmisión es mediante la ruta oro-fecal, y los signos clínicos incluyen letargia, anorexia,
pirexia, vómito y diarrea (normalmente hemorrágica). Los animales jóvenes parecen tener
mayor riesgo de desarrollar enfermedad grave, en la que peligra su vida. La recomendación
actual para la vacunación es utilizar VVM polivalentes empezando a las 6 a 9 semanas de
vida y repetir la vacuna a los intervalos indicados previamente (cada 3 a 4 semanas hasta que
el cachorro tiene entre 14 y 16 semanas de edad). Ha habido la preocupación de que ciertas
razas pueden estar bajo mayor riesgo de contraer y desarrollar la enfermedad parvoviral grave
(p. ej., Doberman Pinscher, Rottweiler), pero generalmente se está de acuerdo en que estas
razas tienen una respuesta apropiada a un producto de calidad, si la última vacuna se da entre
las 14 y las 16 semanas de vida [13,21]. Estudios recientes utilizando cadenas de VVM
CPV2b mostraron una mayor respuesta de anticuerpos al CPV2 y CPV2b y las vacunas de
cadena CPV2b fueron más capaces de superar la interferencia de los anticuerpos maternos
que las vacunas de cadena CVP2 [22,23]. Una alternativa sería administrar vacunaciones
seriadas de virus muerto, si el clínico está preocupado sobre la potencial enfermedad clínica
inducida por la vacuna en una de estas razas que se creen más susceptibles a este virus; sin
embargo, estas vacunas son menos inmunogénicas [13]. Se recomienda la inmunización un
año después de completar las series iniciales de cachorro, con vacunaciones trianuales subsi-
guientes [4,19,24].
Rabia
El virus de la rabia, un virus encapsulado de la familia Rhabdoviridae, es capaz de infectar
a todos los mamíferos [13]. Debido a que es un virus encapsulado, no es estable en el medio
ambiente y se inactiva en seguida con los desinfectantes más comunes. El virus se transmi-
te a través de saliva infectada, la vía más común es por un mordisco de un animal infectado.
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Los signos clínicos van desde ansiedad y otros cambios comportamentales vagos a pica, dis-
fagia, fotofobia y parálisis. Debido al potencial zoonótico y sus implicaciones respecto a la
salud pública, los programas de vacunación canina están muy regulados e impuestos.
La recomendación actual es vacunar a los cachorros utilizando una vacuna de virus muerto
a la edad mínima de 12 o 16 semanas. Las regulaciones estatales varían respecto de la edad
mínima para la vacunación de rabia canina; en California, la edad mínima legal de la vacu-
nación canina contra la rabia son 16 semanas. Una segunda vacuna de rabia (producto muer-
to) se administra un año después y a partir de ahí anualmente o trianualmente en función de
las regulaciones locales [4,5]. Es responsabilidad del clínico profesional adquirir el conoci-
miento y respetar la legislación regional por lo que respecta a la frecuencia de vacunación
de la rabia [25].
Leptospirosis
Un patógeno bacteriano que causa enfermedad hepática y renal agudas, la leptospirosis se
transmite típicamente a través de la orina de animales infectados (los hospedadores reser-
vorios incluyen perros, ratas, animales salvajes y ganado) y agua contaminada. Hay al
menos dos especies diferentes (Leptospira interrogans y Leptospira kirschneri) que pueden
infectar a los perros, con múltiples serotipos (variantes de las mismas especies) de L. inte-
rrogans causando enfermedad en los perros [26]. Aunque estos organismos tienen el poten-
cial de causar enfermedad seria, los perros no están probablemente en riesgo en la mayoría
de los ambientes urbanos y controlados (alojados en un patio cercado sin exposición a ani-
males salvajes o ganado). Sin embargo, un perro que frecuenta ambientes rurales o tiene
exposición a fluviales o a ganado está definitivamente en riesgo de infección y, por lo tanto,
debería ser protegido contra la enfermedad. De nuevo, los puntos iniciales del cachorro de-
berían incluir una amplia historia e incluir los planes del propietario para los futuros usos
del perro. Si el propietario de un cachorro de Labrador Retriever lo lleva al veterinario para
«cualquier vacuna que necesite», es obligación del veterinario preguntar: «¿Va a ser un
perro cazador, se utilizará en tareas de campo, o estará expuesto a animales salvajes o flu-
viales?». El Border Collie que vive en un rancho de ovejas seguramente debería vacunarse.
Por el contrario, un Dachshund enano de pelo largo que pasa todos sus días sobre el regazo
de su propietario está bajo mínimo riesgo de exposición; por lo tanto, la vacunación proba-
blemente no está justificada. En esencia, la distribución regional, estacionalidad (prevalen-
cia incrementada durante e inmediatamente después de la estación lluviosa), y estilo de vida
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del cachorro deberían ser factores en la decisión de si el cachorro debería ser o no vacunado.
Si la decisión es vacunar contra leptospirosis, la recomendación general es esperar hasta que
el cachorro tenga al menos 12 semanas de edad; en ese momento, se administra una vacuna
subunidad muerta o purificada. La infección es específica al serotipo y no se ha visto pro-
tección cruzada entre los diferentes serotipos; por lo tanto, se recomienda la vacunación con
aquellos serotipos que se sabe que causan enfermedad en una región determinada. Actual-
mente, hay una vacuna subunidad muerta purificada (Lepto Vax; Fort Dodge Animal Health,
Overland Park, Kansas) que contiene cuatro serotipos (icterohaemorrhagiae, canicola,
pomona y grippotyphosa); sin embargo, la duración de la inmunidad contra grippotyphosa
y pomona se desconoce, y no hay vacunas disponibles para autumnalis o bratislava. Una
serie inicial de dos o tres vacunaciones debería administrarse mensualmente y repetirse al
menos anualmente a partir de entonces mientras exista la exposición al agente [27]. La reco-
mendación de esperar hasta que el cachorro tenga 12 semanas de edad antes de la adminis-
tración de la vacuna de leptospirosis se basa en el potencial aumentado para las situaciones
adversas asociadas a esta vacuna y a la elevada probabilidad de una respuesta inmunitaria
completa, que minimiza la vacunación inefectiva [4,28].
Bordetella
Bordetella bronchiseptica es un agente bacteriano que causa traqueobronquitis infecciosa. La
infección con este agente puede aparecer en combinación con otros agentes que infectan el trac-
to respiratorio (p. ej., virus de parainfluenza canina, CAV-II). La transmisión se da mediante
contacto directo o a través de microgotas en forma de aerosol procedentes de perros infectados
y es más probable que suceda bajo condiciones de multitud, punto de embarque y acicalamien-
to, y espectáculos caninos. La recomendación actual es vacunar a los cachorros en riesgo un
mínimo de una semana antes de la potencial exposición con una vacuna combinada que con-
tenga bacteria viva no virulenta de B. bronchiseptica y virus de parainfluenza canino vivo modi-
ficado. Aunque la vacuna puede administrarse en cachorros tan jóvenes como de 3 a 4 semanas
de edad, generalmente no está indicada a menos que el cachorro esté en una perrera [28]. En
muchas clases de adiestramiento exigen comúnmente pruebas de vacunación contra Bordetella
en el momento de inscribirse o antes de empezar el curso. El consenso general es que las vacu-
nas intranasales son superiores a las vacunas parenterales, porque estimulan una inmunidad
local rápida [5,9]. Si el cachorro está expuesto de manera intermitente a lo largo del año (p. ej.,
situaciones de viajes a espectáculos o embarques o acicalamiento), la vacuna debería adminis-
trarse cada 6 meses.
Parainfluenza
Tal como se ha expuesto previamente, la parainfluenza puede tener lugar en combinación con
otros agentes de tracto respiratorio. Las recomendaciones de la vacuna son las expuestas para
B. bronchiseptica si están indicadas. Hay múltiples productos disponibles, pero el recomenda-
do actualmente es la combinación de vacuna intranasal que contenga virus de parainfluenza
vivo modificado con bacteria atenuada de B. bronchiseptica. Para una protección óptima, la
vacuna debería administrarse cada 6 meses a anualmente si está indicado. Por otra parte,
muchos productos polivalentes disponibles que contienen CDV, CAV II, CPV y parainfluenza
vivos modificados son apropiados para su uso [9].
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Borreliosis
Borrelia burgdorferi es una bacteria espiroqueta sostenida por un vector responsable de la
enfermedad de Lyme (borreliosis). La transmisión tiene lugar cuando una garrapata infecta-
da (diversas especies dentro del género Ixodes, también denominadas «garrapatas duras»)
muerde y permanece enganchada a un hospedador, en este caso, un cachorro. No es probable
que la transmisión horizontal directa tenga lugar; por lo tanto, se piensa que el riesgo para los
seres humanos u otras mascotas es mínimo. Si un cachorro tiene un contacto insignificante
con garrapatas infectadas, esto, por supuesto, aumenta la exposición de otros en la casa; sin
embargo, dado que las garrapatas normalmente no se reenganchan una vez que han tomado
una comida completa, se piensa que el riesgo es bastante pequeño, a menos que no se instau-
re un control adecuado de garrapatas [29]. La protección de la vacuna contra la enfermedad
de Lyme es controvertida, porque la duración de la inmunidad y el grado de protección pro-
porcionado por la vacunación son desconocidos y la vacunación, con algunas vacunas, inter-
fiere con los análisis estándar de diagnóstico [30]. Por lo tanto, la vacunación contra la enfer-
medad de Lyme está indicada sólo si un cachorro está en alto riesgo a exposición de
garrapatas y sólo si vive en un área endémica de Borrelia. Hay disponibles vacunas muertas
y recombinantes (subunidades de proteína A de superfice externa [OspA]) para utilizar con-
tra B. burgdorferi, y si la vacunación se considera justificada, la recomendación actual es uti-
lizar una de las vacunas subunidades antes de la exposición a garrapatas. La vacuna puede
darse tan pronto como a las 9 semanas de edad y debería repetirse 3 o 4 semanas más tarde
[28]. La mejor profilaxis se consigue probablemente utilizando una prevención adecuada
contra garrapatas, tal como fipronil con aerosol de metopreno o productos spot-on (collar
Preventic; Virbac, Fort Worth, Texas), o productos tópicos de imidacloprida/permetrina
(Advantix canino; Bayer Animal Health, Shawnee Mission, Kansas) [30,31]. Estos produc-
tos deberían elegirse y a partir de la recomendación del veterinario, según la situación de alo-
jamiento, las preocupaciones del propietario y la edad del cachorro.
el sarampión en cachorros jóvenes que se cree que están en riesgo de infección, pero que son
demasiado jóvenes para recibir una vacuna VVM contra CDV, es utilizar una vacuna CDV
recombinante, disminuyendo de ese modo la probabilidad de interferencia materna [15]
(Autumn Davidson, DVM, Davis, CA, comunicación personal, 2005; respecto a las indica-
ciones del 2005 del American Animal Hospital Association Canine Vaccine Task Force, tra-
bajo en curso).
Coronavirus canino
En un virus encapsulado perteneciente a la familia Coronaviridae; se transmite por vía oro-
fecal. La vacunación contra esta enfermedad generalmente no está recomendada, porque las
vacunas proporcionan una protección cuestionable y la prevalencia de la enfermedad es des-
conocida. Los que se pueden infectar con mayor probabilidad y desarrollar enfermedad
clínica son los neonatos menores de 6 semanas de edad. Los signos clínicos pueden incluir
diarrea, posiblemente hemorrágica, pero normalmente autolimitante. La recomendación
general es vacunar a los cachorros contra CPV (como se ha recomendado antes), porque esta
práctica parece conferir protección contra coronavirus, además de prevenir la infección con
CPV-2 [4,14].
Giardia lamblia
Este parásito protozoo causa diarrea en pacientes caninos y felinos, así como en muchas otras
especies de mamíferos, incluidos los seres humanos. La transmisión es por vía oro-fecal, los
animales contraen el agente procedente de heces o agua contaminadas. Hay una vacuna muer-
ta disponible; sin embargo, la vacunación contra este agente no está generalmente recomenda-
da, porque la mayoría de los animales no están en riesgo de contraer este parásito, la vacuna no
previene la infección (puede aliviar los signos clínicos y disminuir la eliminación de quistes) y
la enfermedad es bastante sensible a la terapia (fenbendazol, albendazol y metronidazol están
fuera de las indicaciones de uso, pero se aceptan comúnmente como estándar de tratamiento).
Dado que los cachorros deberían desparasitarse de manera profiláctica en intervalos regulares,
no está justificada la utilización de esta vacuna incluso si se sospecha la enfermedad, porque las
dosis antihelmínticas estándar de fenbendazol administrado durante varios días deberían resol-
ver la infección [4,14,33,34].
cante asegura que puede retardar la aparición de los signos clínicos y disminuir su severi-
dad. La atención veterinaria inmediata continúa siendo la «regla de oro» para cualquier mor-
dedura de serpiente. Debido al gran potencial de variabilidad en el envenenamiento (lugar
de mordisco del animal, tamaño de la serpiente, cantidad de veneno inyectado en el animal
y especie de serpiente), las observaciones de campo y los informes anecdóticos de protec-
ción son difíciles de establecer. Probablemente son necesarios estudios de desafío hechos
bajo condiciones controladas para validar la eficacia de este producto. En este momento,
debido a lo dicho previamente, esta vacuna no está recomendada para uso general. Las reco-
mendaciones estándar para prevenir y tratar la enfermedad asociada con envenenamiento
con serpiente de cascabel son entrenamiento de aversión y mantener a los perros fuera de las
áreas que se sabe que favorecen el hábitat de las serpientes de cascabel, así como la evalua-
ción veterinaria inmediata.
Herpervirus felino I
El FHV-I, también conocido como virus de la rinotraqueítis vírica felina, es un virus encap-
sulado que causa enfermedad del tracto respiratorio en los gatos. Los signos clínicos inclu-
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yen estornudos, congestión y descarga nasal, conjuntivitis y descarga ocular. Además, los
gatitos pueden mostrar pirexia, anorexia y letargia, junto con ulceración oral y/o lingual e
hipersalivación asociada. En algunos casos, puede existir dermatitis costrosa ulcerativa que
puede imitar otras enfermedades dermatológicas [37]. El virus normalmente causa enfer-
medad respiratoria de vías altas, pero el tracto respiratorio inferior puede estar implicado,
especialmente en neonatos o animales debilitados. La infección con este virus es de por
vida, aunque muchos gatos «se recuperan» y no muestran signos clínicos. Los gatos infec-
tados por FHV-I pueden tener «brotes» recurrentes, especialmente en situaciones de estrés
o si su inmunidad está comprometida de algún modo. Los gatos pueden dispersar de mane-
ra persistente el virus y actuar como fuente de infección en perreras, gateras y hogares con
múltiples gatos. Por lo tanto, la prevención antes de la exposición es la clave para controlar
esta enfermedad [37,38]. Se recomienda la vacunación con una vacuna VVM o recombi-
nante, empezando a la temprana edad de 6 a 9 semanas. Ésta se administra comúnmente
como parte de un producto polivalente y se da por vía subcutánea en el miembro torácico
derecho. La recomendación actual para gatitos es recibir una segunda vacunación 4 sema-
nas más tarde. La última vacuna en la serie debería darse cuando los gatitos tienen al menos
12 semanas de edad. La vacuna debería darse un año después antes de empezar un progra-
ma trianual [4,8].
Calicivirus felino
FCV causa enfermedad del tracto respiratorio en gatitos y gatos. Dado que es un virus no encap-
sulado, es más resistente a los desinfectantes y puede, por lo tanto, persistir en el medio ambien-
te. Los síntomas son similares a los asociados a FHV-I, pero también se ven comúnmente coje-
ra y estomatitis. La transmisión de FHV-I y FCV es mediante contacto directo, exposición a
secreciones contaminadas, aerosol y fómites [37,38]. Recientemente se ha identificado una
nueva cepa altamente virulenta de FCV y conlleva una elevada incidencia de mortalidad. La
transmisión es mediante contacto directo o mediante fómites. La vacunación previa contra
FCV no parece proteger contra esta cepa, y los gatos adultos parecen estar afectados más gra-
vemente que los gatitos [39,40]. La recomendación actual se ha discutido previamente para la
panleucopenia y el FHV-I administrando una vacuna parenteral VVM o de virus recombinante
empezando a las 6 a 9 semanas de edad, con una dosis subsiguiente de vacuna 4 semanas más
tarde (la última vacuna debería darse cuando el gatito tiene al menos 12 semanas de edad). Una
vacunación de recuerdo debería administrarse un año más tarde y a partir de entonces cada
3 años [4,8].
Rabia
Como se ha indicado previamente, el virus de la rabia afecta a todos los mamíferos; en este país,
la mayoría de los casos de rabia documentados en mascotas tiene lugar en gatos [41]. Debido al
riesgo significativo para las mascotas, animales salvajes y seres humanos, la vacunación
contra el virus de la rabia está altamente recomendada para todos los gatitos y gatos, inclu-
so aquellos que se mantienen dentro de casa [5,8]. Los requerimientos locales varían, pero
la recomendación general es que todos los gatitos deberían vacunarse empezando a las 12 se-
manas de edad con la vacuna de la rabia recombinante diseñada para utilizar en ga-
tos [6]. Este producto utiliza tecnología de empalme genético: se aplica transcriptasa rever-
sa a ARN vírico de la rabia para crear ADN complementario. Los segmentos de ADN vírico
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de rabia que codifica (un codón) la proteína inmunogénica asociada al virus (glucoproteína
G) se empalma entonces al ADN de la rabia e insertado en un virus canarypox. El virus
canarypox está atenuado y no es patógeno para las células de los mamíferos y, por lo tanto,
no tiene potencial para causar enfermedad en estas especies. Dado que la vacuna es un pro-
ducto esencialmente vivo modificado, el virus canarypox puede entrar en las células, liberar
el codón para la glucoproteína G del virus de la rabia en su punto diana. Una vez dentro de
la célula, el virus canarypox es incapaz de replicarse, pero el codón de la glucoproteína G
de la rabia se conserva, provocando que la célula del hospedador exprese la glucoproteína
en su superficie. Esto estimula las respuestas inmunitarias celulares y humorales. Además
del beneficio de estimular ambos tipos de inmunidad, es beneficioso el hecho de que no
necesita adyuvante [10]. La vacuna de la rabia debería administrarse por vía subcutánea en
el miembro pélvico derecho tan distal como sea razonablemente posible; el nivel de la rodi-
lla es aceptable, y las áreas distales al tarso no son apropiadas. Actualmente, sólo hay una
vacuna de rabia aprobada para utilizar en gatos (vacuna de la rabia felina PUREVAX; Merial
Ltd, Duluth, Georgia). La aprobación y etiquetado actual de la USDA establece que este
producto debería administrarse anualmente. Hay múltiples vacunas de la rabia con virus
muerto, aprobadas para utilizar en gatos, dando la vacunación inicial a las 12 semanas de
edad y una vacunación subsiguiente un año después. Estos productos son altamente efica-
ces, pero pueden tener una asociación incrementada con el desarrollo de la formación de
fibrosarcoma porque contienen adyuvantes [5,6,8,11,42]. Dado que las regulaciones varían
en función del estado o la región, el clínico veterinario debe estar familiarizado con las leyes
locales respecto a la vacunación de rabia en estas especies [25].
Duluth, Georgia). Esta vacuna se administra con un dispositivo de alta presión y aguja libre
que deposita la vacuna en la piel, subcutánea y tejido muscular (sistema de administración
VETJET, Merial Ltd, Duluth, Georgia, que está fabricada por BIOJECT, Tualatin, Oregon)
[45]. Hay vacunas de virus muerto que son eficaces; sin embargo, dado que contienen virus
muertos, requieren un adyuvante para maximizar la respuesta inmunitaria del hospedador.
A causa de las asociaciones documentadas entre adyuvantes y la formación de fibrosarco-
mas, el uso de adyuvantes en gatos debería evitarse cuando hay disponibles productos libres
de adyuvantes con eficacia parecida. Los hallazgos más recientes que vinculan las inyec-
ciones de cualquier tipo con la formación de fibrosarcomas en esta especie apoyan el uso de
sistemas libres de aguja como un medio viable de deposición vacunal [6,11,42]. Bajo las
actuales indicaciones publicadas en 2002 en el informe del American Veterinary Medical
Association Council on Biologic and Therapeutic Agent para las vacunas de gatos y perros,
la vacunación contra FeLV sólo está indicada si a un gatito o gato se le permite salir fuera o
si el gatito o gato vive con un gato FeLV positivo. Dado que los gatitos son los más vulnera-
bles a la infección y pueden estar expuestos si salen al exterior, y debido a que la inmunidad
aumenta con la edad, es lógico vacunar a todos los gatitos contra esta enfermedad con una
vacunación repetida un año más tarde. Posteriormente a esto, si el gato se mantiene estric-
tamente dentro de casa y no vive con ningún gato infectado (FeLV positivo), no están indi-
cadas vacunas adicionales [8].
Clamidiasis
Chlamydophila felis, antes conocida como Chlamydia psittaci, es una bacteria que causa
enfermedad del tracto respiratorio superior en gatitos y gatos. El síntoma más común es la
conjuntivitis, pero también puede haber estornudos y descarga nasal. La transmisión es nor-
malmente por contacto directo con gatos infectados. Los gatitos son los más comúnmente
afectados, pero normalmente se recuperan totalmente con la antibioterapia apropiada –oxite-
traciclina tópica (ungüento oftálmico) o tetraciclina o doxiciclina sistémicas. La vacunación
contra este agente normalmente no previene la infección pero puede prevenir los signos clí-
nicos de la enfermedad. Dado que la vacuna no previene completamente la infección y no
conlleva ninguna asociación con efectos adversos que pueden ser mayores que la enfermedad
actual, generalmente no está recomendada la vacunación rutinaria de las mascotas de la
vivienda con este producto. Sin embargo, puede ser de utilidad en algunos ambientes en los
que el riesgo de infección es elevado, como perreras o gateras [8,46]. Si la vacunación se con-
sidera apropiada por el clínico, puede darse una vacuna parenteral atenuada a los gatitos
empezando a las 9 semanas de edad, con una segunda dosis administrada de 3 a 4 semanas
más tarde [47].
Bordetella
Este agente bacteriano causa enfermedad de tracto respiratorio en gatos; los animales afectados
por estrés, nutrición pobre o hacinamiento parecen ser más susceptibles. Aunque muchos gati-
tos infectados muestran enfermedad moderada autolimitante con síntomas que incluyen pire-
xia, estornudos, y descarga nasal y ocular, se ha documentado bronconeumonía. Hay una vacu-
na bacterina viva modificada, tópica, diseñada para su uso en estas especies, pero generalmente
no está recomendada para uso rutinario. Si el clínico piensa que la protección contra B. bron-
chiseptica está justificada basándose en el riesgo de exposición (p. ej., asistencia a exposi-
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este producto todavía es desconocida. Existen cinco subtipos conocidos de virus de la FIV,
y la vacuna se ha formulado para proteger contra los subtipos A y D; sin embargo, el subti-
po predominante que infecta a los gatos en América del Norte y Europa parece ser el sub-
tipo D. Se desconoce si existe protección cruzada entre los diferentes subtipos [49]. Dado
que la vacuna dé lugar a una respuesta de anticuerpos intensa, los gatitos y gatos vacunados
se vuelven seropositivos en las pruebas ELISA y Western blot, porque ambas detectan anti-
cuerpos. Una prueba de PCR está disponible, pero actualmente sólo se realiza en determi-
nados laboratorios. Debido a las elevadas necesidades tecnológicas y los costes aumentados
de esta prueba, no se considera una prueba de determinación estándar. Si se hace bajo con-
diciones específicas, puede detectar el virus y, por lo tanto, puede ser beneficiosa en la dife-
renciación entre gatos con viremia (gatos verdaderamente infectados) y gatitos o gatos con
anticuerpos circulantes atribuibles a transferencia materna o vacunación. A causa de la na-
turaleza de la transmisión del virus y la interferencia con los métodos de análisis estándar
para la infección, la vacunación contra FIV no está generalmente recomendada. Mantener
los gatos dentro de casa, esterilización de todos los gatos que salen fuera, y prevenir la expo-
sición a gatos callejeros o salvajes que tienen mayor probabilidad de involucrarse en com-
portamientos de pelea, continúan siendo los estándares de oro para prevenir esta enferme-
dad [48,49].
vulnerables a esta enfermedad, con más del 50% de los gatos con FIP menores de 2 años de
edad [50]. La prevención se dirige a la disminución del estrés en los gatitos y gatos en vivien-
das con múltiples gatos y a prevenir la exposición de los gatitos y gatos nuevos en ambientes
que se sabe que tienen niveles endémicos elevados de FECV y en gateras despobladas que se
sabe que tienen niveles elevados de prevalencia de FECV y FIP [50,51]. A causa de la com-
plejidad de esta enfermedad y el espacio y los objetivos de esta discusión, se anima a los lec-
tores a revisar los textos de Greene [52] y Ettinger y Feldman [53] para una revisión más
detallada de esta enfermedad.
Giardia lamblia
Tal como se ha discutido en el apartado canino, la vacunación con este producto no previene la
infección, pero puede disminuir la dispersión fecal de los quistes infecciosos. Dado que la vacu-
nación no previene la infección y el organismo se trata bien con fenbendazol o metronidazol,
el uso rutinario de este producto en gatos generalmente no está recomendado [8].
Tabla 4
Organizaciones de apoyo, agencias reguladoras y documentadoras sobre enfermedades, y fabricantes de vacunas
Página web
Agencia o compañía Dirección y número de teléfono Apoyo disponible
American Animal Hospital American Animal Hospital Association www.aahanet.org Declaraciones de posición en guías actuales
Association 12575 West Bayaud Avenue 303.986.2800 de vacunación, estándares de cuidado
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Hipersensibilidad de tipo I
La hipersensibilidad de tipo I, también conocida como hipersensibilidad inmediata y, en algu-
nos casos, anafilaxis, está mediada por anticuerpos IgE. El sistema inmunitario del hospeda-
dor puede reaccionar a cualquier contenido del producto vacunal, incluyendo los productos
celulares usados para el cultivo, adyuvante, conservante y el antígeno mismo, y dicha reac-
ción típicamente tiene lugar dentro de 2 a 3 horas después de la administración de una va-
cuna. En el perro, los síntomas más comunes son angioedema (fig. 2), urticaria y prurito,
pero los síntomas pueden progresar a alteración respiratoria y colapso vascular fulminante
(anafilaxis). En el gato, puede verse el inicio agudo de vómitos y diarrea con hipovolemia
asociada y shock respiratorio y vascular [12]. Si el animal desarrolla cualquiera de estos
síntomas dentro de las primeras horas después de la vacunación, debería presentarse inme-
diatamente en el veterinario para atención médica y apoyo urgentes. El objetivo de esta revi-
sión no es ofrecer terapias de shock; por lo tanto, se remite al lector a la literatura de emer-
gencia veterinaria para las terapias recomendadas. La clave aquí es aconsejar al clínico que
proceda con precaución cuando utilice vacunas que puedan tener una elevada incidencia de
estas reacciones o en razas que puedan tener riesgo incrementado de hipersensibilidad inme-
diata. La asociación incrementada entre las vacunas de leptospirosis y las reacciones de tipo
I está bien documentada, y hay informes de razas toy, especialmente Dachshund enano, que
pueden tener riesgo elevado de reacciones de tipo I asociadas a la vacunación de leptospiro-
sis [9]. Si un animal presenta una reacción de tipo I a una vacuna, los síntomas mostrados
por el paciente, el intervalo entre la administración de la vacuna y el inicio de los síntomas,
y la terapia administrada deberían documentarse bien en el informe médico, así como los
planes para vacunaciones futuras de ese paciente. Idealmente, una vez que el animal tiene
este tipo de reacción a una vacuna, no debería utilizarse este producto de nuevo en ese
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paciente. Todas las vacunas subsiguientes deberían administrarse tras efectuar un examen
físico completo, y la vacuna debería darse temprano en el día para permitir monitorizar al
paciente en el hospital durante varias horas; sin embargo, si esto no es posible, el paciente
debería permanecer monitorizado en el hospital veterinario durante al menos 30 minutos,
seguido de un control por parte del propietario en casa durante varias horas. El pretrata-
miento con difenhidramina es una opción; se da por vía parenteral (vía subcutánea o intra-
muscular) a una dosis de 1,0-2,0 mg/kg 15 a 30 minutos antes de la vacunación, si existe
riesgo de hipersensibilidad. Sin embargo, la administración de corticoides al mismo tiempo
que la vacuna para prevenir una reacción de hipersensibilidad ni es apropiado ni está reco-
mendado debido al potencial inmunosupresor y a la interferencia de la vacuna [9,56]. El
informe médico del paciente debería estar identificado, fuera y dentro, para prevenir read-
ministración accidental futura de ese producto. Es importante avisar al propietario de que el
animal no debe recibir nunca ese producto.
Hipersensibilidad de tipo II
Las reacciones de hipersensibilidad de tipo II (reacciones autoinmunitarias) se sospecha que
tienen lugar en perros de manera secundaria a la administración de vacunas. Aunque esta teoría
aún no está probada, existen informes de perros que han desarrollado trombocitopenia inmu-
nomediada y anemia hemolítica inmunomediada temporalmente asociada con una vacunación
reciente. Si un perro desarrolla cualquiera de estas situaciones dentro de uno a 2 meses después
de la administración de una vacuna, el clínico debería considerar la proporción riesgo/beneficio
del uso posterior de ese producto en ese paciente [9,57].
Hipersensibilidad de tipo IV
Las reacciones de hipersensibilidad de tipo IV son respuestas celulomediadas que tienen lugar
de manera local o sistémica. Los ejemplos incluyen granulomas estériles en los puntos de la
administración de la vacuna o polirradiculoneuritis. Muchos granulomas estériles se resuelven
sin ninguna intervención; sin embargo, para reacciones más graves, se remite al clínico a varios
textos médicos para las recomendaciones [9,58].
CIRCUNSTANCIAS ESPECIALES
La discusión previa se aplica principalmente a los cachorros y los gatitos que viven como
único animal. Los cachorros y gatitos alojados en perreras afrontan desafíos únicos, así como
lo hacen los animales huérfanos. Estos animales pueden no haber recibido calostro, y es más
probable que sus madres no estén vacunadas adecuadamente. Las implicaciones son que
estos animales tienen menos probabilidades de haber recibido anticuerpos maternos, deján-
doles más vulnerables en fases más tempranas de la vida. Además, frecuentemente están mal
nutridos, tienen una elevada carga de parásitos, y están alojados en ambientes atestados, posi-
blemente con elevado número de patógenos endémicos. La American Animal Hospital Asso-
ciation Task Force está desarrollando actualmente recomendaciones específicas diseñadas
para cachorros en esos ambientes. En general, los neonatos que pueden no haber recibido
calostro o están alojados bajo estas condiciones pueden vacunarse a una edad más temprana
e idealmente deberían vacunarse antes o en el momento de entrar en la perrera. La vacuna
recombinante de moquillo debería darse en esta circunstancia y debería administrarse cada
2 a 3 semanas (Autumn Davidson, DVM, Davis, CA comunicación personal, 2005; con res-
pecto a las guías del 2005 de la American Animal Hospital Association Canine Vaccine Task
Force; trabajo en curso). La vacunación contra enfermedades adicionales (enfermedades
caninas y felinas de tracto respiratorio superior) está indicada también (v. los apartados sobre
vacunas). La cría es extremadamente importante en estos animales: es de suma importancia
proveer nutrición adecuada, antihelmínticos y alojamiento limpio y seco. En general, estos
animales son subpoblaciones especiales de la población general, y afrontan desafíos que la
mayoría de los animales jóvenes no experimenta. Las consideraciones económicas y de salud
pública se aplican en estos casos mucho más que en las mascotas individuales.
RESUMEN
Las vacunas son quizás una de las mayores herramientas del clínico para prevenir la enferme-
dad y mantener la salud pública e individual. Deben utilizarse a partir de la previsión basada en
el riesgo de la enfermedad para la población y el individuo, equilibrada con la valoración de los
riesgos asociados con las vacunas individuales. El clínico debe educar a los propietarios de
las mascotas respecto a los riesgos actuales asociados a la subvacunación y la sobrevacunación.
El objetivo es alcanzar el máximo nivel de salud animal global con el mínimo número de efec-
tos secundarios basados en méritos científicos y epidemiológicos.
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Bibliografía
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