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Universidad Central de Venezuela

Facultad de Ciencias Económicas y Sociales


Escuela de Estudios Internacionales
Materia: Política Exterior.
Prof. Franklin González.

Política Exterior de la República Bolivariana de Venezuela, sobre el


futuro de Petrocaribe, UNASUR, CELAC, OEA y “Grupo de Lima”.

Sharon Naama Figueroa Silva.

Septiembre, 2021
Venezuela a partir de 1999 le da un giro a su política exterior;
construyendo una cadena de cooperación, no sólo en la región latinoamericana
y caribeña, sino también en Asia y en África, extendiéndose en Estados Unidos
y en varios países de Europa, donde resaltan un conjunto de instrumentos
financieros, petroleros e ideológicos.

La política exterior de Venezuela se caracterizo por ser un proyecto


hegemónico, que iba de la mano con el socialismo del siglo XXI. Su naturaleza
política estaba orientada a mantener buenas relaciones diplomáticas y
comerciales.

En concordancia con sus ideales y en la busqueda de la expansión de la


revolución bolivariana, en 2005 nace un organismo llamado PETROCARIBE.
Las políticas y los vaívenes económicos mundiales desfavorecian a los países
del tercer mundo de América Latina y el Caribe, por ello este organismo
proporcionaría cooperación energética a las economías dependientes del
exterior. Tal como indica su acta:

¨Un Acuerdo de Cooperación Energética propuesto por el Gobierno


Bolivariano de Venezuela, con el fin de resolver las asimetrías en el
acceso a los recursos energéticos, por la vía de un nuevo esquema
de intercambio favorable, equitativo y justo entre los países de la
región caribeña, la mayoría de ellos sin control estatal del suministro
de estos recursos´. (Petróleos de Venezuela [PDVSA], 2005, párr. 1)

En ese justo instante, el petróleo pasa a ser un instrumento estratégico


de la política exterior venezolana. Venezuela crea un nuevo escenario político
regional, con estrategias de intercambio no precisamente económicas. El
presidente de turno toma la postura cooperativa e integracionista entendiendo
que su participacion y desempeño en las instituciones le servirian para
posionarse en el hemisferio.
En 2008 nace la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), siendo
una organización internacional que tiene como propósito lograr la integración y
unión en lo cultural, social, económico y político de sus miembros. Con el
objetivo de reducir las desigualdades socioeconómicas y fortalecer la
democracia soberana indica Cifuentes. (2014).

En 2010 se crea la Comunidad de Estados Latinoamericanos y


Caribeños (CELAC), iniciativa intregracionista y cooperativa; que intenta
posicionar a los Estados miembros en el orden internacional. Son cumbres que
buscaran el establecimiento de acuerdos y tratados, a pesar de las
diferencias políticas de los países miembros.

Venezuela como pivote regional, logra posicionarse dentro de UNASUR y


la CELAC con su ya conocida estrategia, buscando la consolidación del
socialismo del siglo XXI.

La durabilidad de las politicas ejercidas por Venezuela no fueron


perdurables en el tiempo. El manejo de las alianzas resultaron siendo el
resultado de los benefecios que Venezuela otorgaba, una estrategia poco
efectiva a largo plazo debido a que los gobiernos son transitorios. El liderazgo
buscado en la politica exterior venezolana realmente fracturo el progreso de la
región.

Venezuela posee una abundancia petrolera que le permitió potenciar y


cubrir necesidades ajenas, a cambio de una posición política en el sistema
internacional. Pero esa posición, debido al delicado manejo de los recursos fue
insostenible, las consecuencias económicas en Venezuela se comenzaron a
reflejar en lo interno y externo.

Por consiguiente, PETROCARIBE y UNASUR son instituciones que


amenazan con extinguirse por su fuerte línea ideológica y sus débiles
parámetros. Al desaparecer la exagerada cooperación venezolana, quedo al
aire libre la forma de financiar los proyectos a ser Estados empobrecidos.
Desde un comienzo las estrategias debieron estar proyectadas a la
independencia económica de los miembros, sin aferrarse a realidades
pasajeras en el contexto mundial.

Asimismo, en América Latina la inestabilidad política lidera, por lo que,


sin duda, afectara las decisiones a largo plazo de cualquier estrategia y
proyecto de cooperación e integración. Por otro lado, las bonanzas son
pasajeras y en Venezuela este recurso proporciona cierta tranquilidad pero ya
es insuficiente para cubrir las necesidades propias energéticas.

El presidente Hugo Chavez, le dio una identidad a UNASUR que lo único


que logro es que actualmente los únicos miembros sean Bolivia, Venezuela,
Uruguay, Surinam y Guayana. Las agendas de alto contenido ideológico,
alejadas de sus objetivos iniciales, y desvirtuadas políticamente dirigen a
UNASUR a la desintegración, sin peso geopolítico. Y, aunque la
resconstruccion del organismo es viable a nivel regional, la inestabilidad política
en Iberoamérica no promete garantías de una UNASUR estable a largo plazo.

Asimismo, Venezuela como actor destacado en la región, con múltiples


acuerdos y grandes aliados formo parte de la creación de las divisiones dentro
de los miembros de la CELAC por las diferencias ideológicas. Es por ello, que
actualmente la CELAC tiene en juego su rol principal. Su posición perdió
credibilidad por las evidentes divisiones políticas, pero su impacto en las
decisiones e intentos integracionistas lo mantendrán a flote en el tiempo. Las
diferencias crearán más tensiones geopolíticas, pero las iniciativas harán frente
a los desafíos de la globalización.

El rol de la política exterior de Venezuela en estas organizaciones le


permitió consolidar sus intereses y proyectar sus estrategias en el escenario
global. Venezuela en el bloque de poder realmente proyectaba una política
defensiva.

Por el choque de ideologías o la ambición de establecer el socialismo en


toda América Latina, la política exterior de Venezuela patrocino proyectos de
cooperación en diversas materias. Usando un poder duro para la constitución
de otros organismos, y blando para legitimarse. Todo esto para intentar
invalidar o disminuir la posición de Estados Unidos como actor global y así
poder deslegitimar organizaciones como la OEA.

En este sentido, la estabilidad de la Organización de Estados


Americanos (OEA) se mantendrá vigente al largo plazo a pesar de las tensiones
geopolíticas e ideológicas. La OEA seguirá siendo un espacio capaz de
negociar eficazmente con el Estado Venezolano a pesar de manifestar su retiro
en el 2017, pero por su deuda este retiro no se formalizará.

Con la salida de la OEA, Venezuela perdería espacio de mediación y


negociación para tratar de encontrar una salida a la crisis. Por ello, la OEA
podrá sancionar al gobierno venezolano según las disparidades en los actos.
En un intento se no llegar a niveles extremos, y buscar la solución más
ecuánime para Venezuela nace el Grupo de Lima.

El grupo de Lima nace en el 2017 con el objetivo de encontrar la salida


pacífica a la crisis venezolana, más de veinte miembros con un mismo
propósito. A lo largo de su trayectoria, se ha ido debilitando y perdiendo
influencia, ya que, su apoyo va de la mano con la oposición venezolana y esta
se encuentra en declive en el país.

El futuro del Grupo de Lima es incierto, con altas dificultades por


atravesar, y dejando en evidencia a la comunidad internacional que los
conflictos internos no solo con decisiones y presiones comerciales se
solucionan. Se deben crear estrategias que validen los objetivos, porque con
posiciones firmes en defensa a la democracia no se soluciona una crisis.

Sharon Naama Figueroa Silva.

Referencias bibliográficas

J. Cifuentes. (2014). Análisis de los alcances geopolíticos de Petrocaribe


como una estrategia en la política exterior de Venezuela. Universidad
Colegio Mayor De Nuestra Señora Del Rosario. Bogotá D.C.
N. Saltalamacchia. (s.f). La CELAC en 2020 y su vinculación con actores
extrarregionales. Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y
Sociales (CRIES).
C. Malamud. (2020). ¿Será capaz la CELAC de levantarse y andar? Real
Instituto Elcano.
B. Petrich & A. Sánchez (2021). Inicia discusión sobre el futuro de la OEA.
Revista la Jornada.

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