La inclusión laboral no es solamente un tema de equidad, sino también de productividad. La verdadera inclusión laboral resulta de la suma de muchos componentes diversos al ADN de la organización, dándole a cada integrante un espacio real y productivo en nuestras empresas e instituciones públicas. Teniendo en cuenta que un 15% de la población mundial tiene algún tipo de discapacidad, sería natural que el mercado laboral abrazara y celebrara estas diferencias. Esta realidad, puede combatirse de diversas formas, que comienzan en aquellas empresas que se atreven a desafiar prejuicios mediante políticas de contratación inclusivas y diversas.
¿Cómo lograrlo? ¿Cómo fomentar la inclusión?
Toda empresa puede hacerlo mediante las siguientes 9 formas:
1. Crear políticas de contratación inclusivas formalizadas
en documentos concretos. 2. Analizar de forma objetiva las prácticas de contratación. 3. Buscar un balance en la conformación de las plantillas de trabajo. 4. Adaptar los espacios de trabajo para personas con discapacidades físicas o motoras 5. Crear convenios con organizaciones que promuevan la inclusión laboral. 6. Condenar todo tipo de acción discriminatoria ocurrida dentro de la empresa. 7. Establecer modalidades de trabajo flexible o remoto. 8. Asegurar la igualdad de remuneraciones para empleados que realizan las mismas labores. 9. Flexibilizar los requisitos solicitados en cada oferta laboral, especialmente los vinculados a formación y/o experiencia.
Aplicar estas recomendaciones no implica una mayor inversión o esfuerzo, tan
solo la consideración a conciencia de las acciones realizadas y las prácticas de la compañía, para identificar y cambiar aquellas que no promuevan o faciliten la inclusión.