Dios
Padre
quiere
que
todos
lleguemos
a
la
medida
de
la
estatura
de
Cristo,
no
a
su
altura
física,
mas
bien
que
crezcamos
hasta
alcanzar
su
madurez,
gracia
y
sabiduría.
(Lc
2:5),
(Efesios
4:12
a
fin
de
perfeccionar
a
los
santos
para
la
obra
del
ministerio,
para
la
edificación
del
cuerpo
de
Cristo,
4:13
hasta
que
todos
lleguemos
a
la
unidad
de
la
fe
y
del
conocimiento
del
Hijo
de
Dios,
a
un
varón
perfecto,
a
la
medida
de
la
estatura
de
la
plenitud
de
Cristo).
El
nos
da
lineamientos
a
lo
largo
de
su
palabra,
que
nos
guían
a
esa
madurez
que
Dios
quiere
en
nuestras
vidas.
Por
ejemplo,
Dios
da
un
mandamiento
a
todo
varón
que
este
casado
en
"
Efesios
5:25
Maridos,
amad
a
vuestras
mujeres,
así
como
Cristo
amó
a
la
iglesia,
y
se
entregó
a
sí
mismo
por
ella.”
Cristo
es
nuestro
ejemplo
como
esposo,
si
como
hombres
no
podemos
obedecer
este
mandamiento
de
amar
a
nuestras
esposas
como
Cristo
amo
a
la
iglesia,
es
porque
no
hemos
entendido
el
sacrificio
de
Jesucristo.
Y
en
tales
circunstancias
no
podemos
estar
al
frente
como
lideres
en
la
casa
de
Dios,
porque
nuestras
actitudes
niegan
tal
sacrificio,
y
si
aceptamos
esto
departe
de
nuestras
autoridades,
hemos
caído
en
la
trampa
del
enemigo.
(1Timoteo
3:4-‐5
"...
Si
alguno
aspira
al
cargo
de
obispo,
buena
obra
desea
hacer.
Un
obispo
debe
ser,
pues,
irreprochable,
marido
de
una
sola
mujer...
Que
gobierne
bien
su
casa,
teniendo
a
sus
hijos
sujetos
con
toda
dignidad
(pues
si
un
hombre
no
sabe
cómo
gobernar
su
propia
casa,
¿cómo
podrá
cuidar
de
la
iglesia
de
Dios?)"
Nuestra
posición
sacerdotal,
debe
ser
velar
por
que
se
guarde
la
sana
doctrina,
el
ministerio
en
el
que
Dios
nos
tiene
es
enseñar
y
apoyar
a
las
parejas
a
poner
en
practica
el
diseño
de
Dios
para
el
matrimonio.
Que
como
matrimonio
cristiano
reflejemos
la
belleza
del
amor
de
Cristo.
El
matrimonio
no
es
una
institución
inventada
por
los
humanos.
Dios
quiso
que
el
matrimonio
fuera
permanente,
no
un
experimento
que
se
puede
abandonar
si
uno
o
ambos
no
están
satisfechos.
Las
frívolas
razones
por
las
que
la
gente
a
menudo
se
divorcia
no
son
aceptables
para
Dios
sino
que
van
en
contra
de
las
Escrituras
y
causan
mucho
dolor
y
caos
en
la
vida.
Pero
ni
aun
en
los
matrimonios
donde
uno
de
los
cónyuges
era
cristiano,
permite
que
se
separen,
mas
bien
hace
responsable
al
creyente;
"Que
la
mujer
no
se
separe
del
marido...
y
que
el
marido
no
abandone
a
su
mujer"
(
2
Corintios
6:
10,11).
No
es
de
extrañarse
que
Dios
odie
el
divorcio,
pues
sabe
de
sus
cicatrices
y
daños
emocionales
en
todos
los
involucrados
(Malaquías
2:16,
Porque
Jehová
Dios
de
Israel
ha
dicho
que
él
aborrece
el
repudio,
y
al
que
cubre
de
iniquidad
su
vestido,
dijo
Jehová
de
los
ejércitos.
Guardaos,
pues,
en
vuestro
espíritu,
y
no
seáis
desleales.).
Antes
bien,
en
lugar
del
repudio
se
abre
una
puerta
para
el
perdón,
la
gracia
y
la
reconciliación
tal
y
como
Dios
lo
dejó
entre
ver
con
la
vida
del
profeta
Oseas.
Tampoco
es
para
anteponer
mi
simpatía
o
favoritismo
hacia
alguien
en
particular,
pues
particularmente
creo
que
el
problema
fundamental
es
un
problema
de
amor,
mas
bien
una
falta
de
amor,
(Juan
14:23-‐24,
Respondió
Jesús
y
le
dijo:
El
que
me
ama,
mi
palabra
guardará;
y
mi
Padre
le
amará,
y
vendremos
a
él,
y
haremos
morada
con
él.
El
que
no
me
ama,
no
guarda
mis
palabras;
y
la
palabra
que
habéis
oído
no
es
mía,
sino
del
Padre
que
me
envió).