Está en la página 1de 312

Esta traducción fue realizada sin fines de lucro, por lo cual no tiene costo alguno.

Es una
traducción hecha por fans para fans.

Si el libro logra llegar a tu país, te animamos a adquirirlo.

No olvides que también puedes apoyar a la autora siguiéndola en sus redes sociales,
recomendándola a tus amigos, promocionando sus libros e incluso haciendo una reseña en tu
blog o foro.

Esperamos disfruten la historia.


Índice
Sinopsis Capítulo 10

Prólogo Capítulo 11

Capítulo 1 Capítulo 12

Capítulo 2 Capítulo 13

Capítulo 3 Capítulo 14

Capítulo 4 Capítulo 15

Capítulo 5 Capítulo 16

Capítulo 6 Capítulo 17

Capítulo 7 Capítulo 18

Capítulo 8 Capítulo 19

Capítulo 9 Epílogo
Sinopsis
Beau Emerson no es un caballero.

Esos ojos avellana.

Esa boca sucia.

Ese ávido y duro cuerpo.

Todo equivale a una cosa. Irresistible.

Una mirada y sé que herirá mis labios y raspará mis rodillas. Él me dará los
mejores nueve días de mi vida mientras me arruina de la manera más hermosa
imaginable. Y lo dejaré porque tiene el poder de convencerme de lo que sea.

Salvo una cosa.

Quedarme.

No tengo otra opción. Las cosas que deseo de él me destruirán al final. Quiero
más de lo que él es capaz de dar; algo verdadero y hermoso.

Nunca puede saber cuánto de mí le pertenece. Hay mucho en juego.

Shh... no le digas que es mi todo.

Mi nombre es Anna James y esta es nuestra historia.


Prólogo

Suspiro mientras lanzo el grueso sobre tamaño legal en la isla de la cocina


gourmet de Meredith. La prueba de la disolución de mi matrimonio apenas se
detiene antes de desplomarse por el borde.

—Es final, a partir de hoy.

Mi mejor amiga, Meredith, grita:

—Sí. Esto requiere una bebida de celebración.

La palabra celebrar implica felicidad o alegría. Ese no es el caso para mí. Mi


marido por doce meses me dejó por una niña de diecinueve años. Una chica. Su
antigua alumna.

Cabrón.

Jura que nada sucedió mientras ella era su discípula.

Mentiroso.

Él dice que es amor verdadero.

Imbécil.

La relación de Drake con Caitlyn es fugaz. Es una adolescente inmadura que


quiere jugar a la casa. La pintura no se secará en las paredes de su nuevo
apartamento antes de que ella esté lista para alejarse.

»He estado guardando este para una ocasión especial. —Ahh. Una botella de
Wittmann Westhofener Morstein Riesling. Siempre rico en cuerpo y textura. Mi
favorito.

Trago. La botella gorgotea mientras Meredith vierte mucho más de tres onzas.
Mi vaso está lleno de tres cuartas partes cuando presiona dos dedos contra la base y
lo desliza sobre el elegante mármol de Carrara hacia mí. Instantáneamente salivo
cuando la esencia de miel, melocotón, mango y flores invade mi nariz.
Meredith levanta su vaso, indicándome el brindis que está a punto de hacer.

»Aquí está el final de un error, tu idea errónea de que Drake Langston era un
caballero de brillante armadura en vez de lo que realmente es, una mierda en papel
de aluminio.

—Sé que es la verdad. —Golpeo mi vaso contra el suyo antes de tomar el


primer sorbo de la bondad seca y afrutada. Maldición, eso es bueno.

»¿Capone se aseguró de que obtuviera todo lo que quería?

Alec Capone es el abogado de divorcio más exitoso en Georgia. Debería serlo


con un nombre así.

—Tengo más de lo que quería, incluyendo la custodia del Pequeño Bastardo,


ya que Drake renunció a su propiedad. Caitlyn es alérgica. —Estoy épicamente
molesta por abandonar a su gato conmigo.

—¿Estás quedándote con este?

—No he decidido. —Kermit, también conocido como Pequeño Bastardo, no


me quiere. No importa que yo haya sido quien lo ha alimentado, cambiado su caja
de arena cada vez, lo llevó al veterinario para cada visita, incluso el tiempo que
estaba gravemente enfermo por comer parte de mi sandalia.

—No tendrás problemas si decides volver a casa. Él es hermoso. Un montón de


amantes de los gatos lo llevaría solo porque es un bengala.

Kermit era el gato trofeo de Drake. Bonito para mirar y eso es todo. Al igual
que Caitlyn.

No tengo conexión emocional con Pequeño Bastardo. He tratado de unirme,


pero es resistente. Por eso estoy tan sorprendida por lo que siento cuando pienso en
regalarlo. Es resistente a amarme. Igual que Drake.

—Tengo mi nombre de vuelta. —Eso es lo que más quería. Bennett. El apellido


de mi papá.

La arruga en la frente de Meredith sirve de advertencia. Siempre es un preludio


de algo serio.

—Entiendo que esos papeles se sienten como un final doloroso, pero eso es
porque están disfrazando lo que es hoy. Un nuevo comienzo. Grayson y yo
pensamos que es importante para ti tratar esto como un nuevo comienzo.
Meredith desaparece en el comedor y regresa con una bolsa de regalo cubierta
con cinta rizada y llena de papel de seda.

»Tu regalo de divorcio. Lee primero la tarjeta.

Abro el sobre y leo el mensaje en voz alta.

—Felicitaciones por tu divorcio. Lo odiamos.

—No hay secreto allí. —Ya sabía que Meredith y Grayson despreciaban a
Drake.

Rasgo la bolsa, tirando papel de seda aguamarina y lima en todas las


direcciones. Soy peor que un niño cuando se trata de desgarrar regalos.

Saqué cada artículo y lo coloco en la encimera. Protector solar. Ray-Bans. El


bikini ridículamente caro que codicié en esa costosa boutique en Buckhead. Y
condones.

—Sor... presa. Grayson y yo te llevaremos a Jamaica con nosotros el próximo


mes.

Umm... No, solo no.

—Olvídalo. No está pasando.

—Oh, está sucediendo. Ya hemos reservado dos suites y tu billete de avión.


Primera clase.

Ella está loca. No voy a ese lugar.

—Cancela uno. A menos que tú y Grayson planifiquen usar suites separadas.

—No se puede cancelar. Es Wicked Week1 en el complejo, así que ambas


habitaciones tenían que ser pagadas en su totalidad. No es reembolsable.

Esta es su manera de culparme a hacer lo que ella quiere. Ella piensa que diré
sí, si su dinero no será devuelto.

—Estás tan equivocada por hacerme esto.

—Necesitas una escapada y sabíamos que nunca estarías de acuerdo en lo


contrario. No te enojes.

1
Semana Malvada.
No estoy enojada. Estoy cabreada. Ya he hecho planes para los próximos tres
meses.

—Voy a tomar un segundo trabajo mientras la escuela sale para el verano. No


hay manera de que un empleador me dé vacaciones cuatro semanas después de
contratarme.

—Tal vez no, a menos que tus jefes sean Meredith y Grayson Faulkner. Ven a
trabajar para nosotros y te garantizamos el tiempo libre. No habrá una razón en el
mundo en la que no puedas ir.

Correcto. No hay razón en el mundo a menos que considere el hecho de que


estas vacaciones con todos los gastos pagados son para una escapada a un complejo
hedonista2. Un maldito retiro de sexo sin tapujos.

No soy un hedonista ni un swinger.

Meredith Faulkner ha sido mi mejor amiga desde el noveno grado. Hemos


pasado gruesas y delgadas. No hay nada que ella y yo no hayamos compartido,
aparte de una gran excepción.

Meredith y Grayson practican el hedonismo. Persiguen el placer en cualquier


forma que se presente. También son parte de una comunidad local conocida por
muchos como el estilo de vida. Son swingers3. Intercambio de esposa.

Lo que flota en su barco está bien para mí. No juzgo. Pero hedonismo y
swinging no es mi cosa. No me gusta el sexo casual. Prefiero la intimidad con un
hombre al que amo y siempre dentro de los límites de una relación comprometida.

Llámame anticuada, pero necesito más que una conexión física. Una mierda
rápida con una persona que acabo de conocer no es mi taza de té. Tampoco es
tener relaciones sexuales con otra persona mientras mi marido mira. O al revés.

—No te preocupes por el dinero. Disfruta es todo incluido. No tendrás que


gastar un centavo.

Tengo dinero en efectivo, pero Meredith sabe que mi resistencia no está


relacionada con mi situación financiera.

—No practico hedonismo y no soy un swinger. No tengo nada que hacer en


Indulge.

2
El Hedonismo tiene con fin único el placer.
3
Swingers son parejas que intercambian parejas.
—¡Es Jamaica, vamos! Hay un montón de actividades que no tienen nada que
ver con el hedonismo o swinging. —Ella recoge la parte superior del bikini que
acaba de darme y lo sostiene encima de mi blusa.

»Piensa en lo bien que te verás en la playa en esto.

No estoy negando que necesito una salida de este infierno que yo llamo
realidad, pero no quiero que esté en Indulge, aunque todos los gastos sean pagados.

—Verte a ti y a Grayson con otras personas será un problema para mí.

—Entonces nos aseguraremos de que no pase.

—¿Qué clase de cosas tendría que hacer?

—Déjame agarrar mi portátil y te mostraré.

El sitio web de Indulge hace que parezca ser un elegante establecimiento. Pero
las apariencias pueden ser engañosas.

—Esto no es lo que esperaba.

—El complejo de hedonismo son como cualquier otro. Hay diferentes niveles.
Van de un dólar a cien por noche lo que pagas. Indulge es cinco estrellas todo el
camino por lo que es solo el mejor alojamiento y comodidades para sus huéspedes.

Meredith navega a la página de actividades ofrecidas. La lista es enorme.

—Siempre has querido practicar snorkel y buceo.

—Verdad. —Quería ir a una isla de luna de miel donde Drake y yo pudiéramos


hacer esas cosas juntos. Él me llevó a las montañas en su lugar, el último lugar que
quería ir, porque era más barato.

—Sé que no lo crees, pero este es tu tipo de vacaciones, Anna James. Las
piscinas son lujosas. Las playas son blancas con el agua más azul que he visto. Se le
proporciona todo el alcohol y la comida que puede contener. Las calorías no
cuentan allí.

—Bueno, eso cambia todo.

—El servicio es magnífico. Puedes acostarte en la playa, en este nuevo bikini, y


te lleva los tragos un chico guapo. ¿A quién no le gustaría?

Me imagino la serenidad de estar en una playa jamaicana. Me imagino el sol


calentando mi piel. Brillando ligeramente con sudor, pero no estoy caliente porque
la brisa me enfría cuando sopla contra mi piel besada por el sol. La oleada de la
marejada que entran y salen es constante. Es mi sonido favorito en el mundo. Una
receta perfecta para la relajación.

Mi imagen encantadora se ve interrumpida por una idea, algún viejo bobo


desnudo que está parado a mi lado, donde estoy tomando el sol en una tumbona.
Miro para ver quién está bloqueando el sol y su lanzador de esperma me está
mirando hacia abajo.

—No quiero que ningún tipo Frank con sus frijoles en mi cara.

Meredith se echa a reír.

—A pesar de lo que piensas, los hombres no andan agitando las pelotas como
maracas.

—¿No voy a ser perseguida? —Eso me molestaría. Y completamente arruinar


mi buen tiempo.

—Eres una hermosa mujer. No creo que sea posible que no te lo propongan.

He pasado mi vida comparada con una versión en tamaño real de Barbie.


Largo cabello rubio, ojos azules, pero chiquitita. Un metro sesenta, no tengo esas
piernas largas y magras como la muñeca.

Nunca he tenido problemas para que los hombres me encuentren atractiva.


Excepto mi propio marido. Debo haber envejecido para él, ya que le gustan las jóvenes.

—Hay una política en su lugar y todo el mundo se adhiere a ella. Todo lo que
tienes que decir es: ‘Agradezco tu interés, pero no gracias’. No te molestarán
después de eso. El acoso no está permitido. A cualquiera que no cumpla las reglas
se le pide que se vaya.

—Pero ¿qué pasa con el que se niega a aceptar el ‘no’ como respuesta? —
Nunca falla. Habrá uno en el montón.

—Siempre hay alguien en Indulge que diga que sí. No pierden su tiempo en
gente desinteresada. —Bueno, eso tiene sentido.

Oigo la puerta del garaje levantarse.

—Suena como que G está en casa.


Meredith sonríe. Tres años de matrimonio y ella todavía se enciende como una
vela para él. Sin embargo, tendrá relaciones sexuales con otro hombre. Su
matrimonio es un enigma que no creo que pueda entender.

—¿Grayson está cómodo conmigo yendo al complejo con ustedes?

—Fue idea suya. Quiere hacer algo agradable por ti. Déjalo.

G es un buen amigo. Leal. Protector. Tanto que pensé que iba a matar a Drake
cuando se enteró de lo que me había hecho. Lo adoro por eso; era agradable saber
que tenía a alguien en mi esquina.

Grayson entra desde el garaje y es casi abordado por su golden retriever,


desesperado por su dosis diaria de caricias de su dueño.

—Hola, Howie. ¿Fuiste un buen chico hoy?

—No, claro que no lo fue —dice Meredith—. Se metió en la lavandería y me


robó las bragas favoritas de la cesta de la ropa sucia. Él masticó un gran agujero del
culo en la entrepierna.

Grayson se ríe entre dientes antes de darle a Howie una última caricia detrás de
sus orejas.

—No es gracioso. Es el tercer par esta semana.

El marido de mí mejor amigo viene a ella y besa el lado de su cara. Es muy


cariñoso. Normal. Alguien que mira desde afuera no podría imaginar las cosas que
hacen a puerta cerrada.

—Howie sabe que me gustas en las bragas sin culo.

Meredith jadea y le da una palmada en el brazo.

—Alto. No digas cosas así delante de Anna James.

Grayson sonríe en mi dirección. Él es muy guapo. Cabello oscuro encanecido


en las sienes. Brillantes ojos azules. No me atrevería a compartirlo con otra mujer si
fuera Meredith.

—Mi querida esposa diría algo así delante de ti.

Casi tiene razón.

—No. Ella diría algo mucho peor.


Meredith me guiña el ojo.

—Yo lo haría, pero solo porque puedo. Soy su mejor amiga.

Grayson hace gestos a la bolsa de regalo en el mostrador.

—¿AJ sigue llamándote amiga después de abrir nuestro regalo?

Recojo la tarjeta.

—Me encanto esto. Y el bikini.

Grayson sonríe.

—¿Y nuestra oferta?

No sé qué decir. Declinar se siente como una cosa de mierda, ingrato. Aceptar
se siente mal. Malvado.

—No pienses en qué tipo de complejo es o qué pasa allí. Es el cambio de


escenario y el escape de la vida que necesitas. Piénsalo como una limpieza de
paladar.

Todos los puntos válidos.

Una limpieza de paladar. Me gusta esa idea. Mucho.

—Bueno. Estoy dentro.

Meredith grita y se lanza a donde estoy sentada. Ella lanza sus brazos
alrededor de mí y aprieta fuertemente.

—Vas a tener el tiempo de tu vida. Esto va a ser una escapada que nunca
olvidarás. Lo garantizo.

Estoy segura de que será una experiencia que nunca olvidaré. Incluso cuando
lo intento.

Ahora, encontrar a alguien para mantener a Pequeño Bastardo.


Capítulo 1

Es la noche uno en Indulge, y estoy pasando el rato en mi habitación. Meredith


y Grayson salieron a merodear. Sin problema. Esta habitación es esplendida.
Espaciosa sala. Dormitorio separado. Baño con una enorme ducha doble y tina de
baño. Parece parte de una tienda de hotel lujoso hasta que notas los espejos. Hay
muchos y están montados en todos los ángulos. Supongo que en este lugar quieren
estar seguros de lo que se está resbalando dentro en dónde y por quién. El
pensamiento me hace estremecer.

Estoy hambrienta. Tuve un almuerzo temprano, pero eso fue hace siete horas.
Eso significa que mi columna vertebral está en peligro de ser comida por mi
estómago. Necesito conseguir algo en mi vientre pronto para que no suceda.
Necesitaré una fuerza mental fuerte para cuando regrese a la escuela en agosto.

Las noticias de ayer incluyeron la negativa de Drake a dejar su posición como


entrenador de fútbol principal. Eso significa que tendré que trabajar a su lado todos
los días, ya que no tiene la decencia de cambiarse a otra escuela.

Mierda egoísta.

Paso el pulgar a través de la carpeta del complejo para ver mis opciones de
cena. Yo estaba bastante dispuesta a quedarme y pedir servicio a la habitación hasta
que veo el menú en un restaurante llamado Consume.

—Hmm. Nombre ingenioso.

Meredith me ha avisado sobre las políticas del complejo, así que ya estoy
consciente de que la ropa es necesaria en todos los restaurantes. Gracias a Dios. No
quiero ver la basura de nadie mientras estoy comiendo.

La comida étnica es mi debilidad, y mi antojo por el pollo jerk y un martini de


piña-coco me ha convencido de que no puedo permanecer encerrada esta noche.

La vestimenta es casual elegante, así que cambio mi ropa de viaje en uno de


mis vestidos veraniegos favoritos. Si estuviera en casa, me pondría un sujetador sin
tirantes incómodos debajo de él. Pero aquí, voy a ir sin él, los pezones erectos y
todo. Me hace sentir como una maldita rebelde. Y me gusta.
Estoy apenas afuera de mi habitación de hotel cuando me encuentro con una
pareja desnuda en los ascensores. Ambos son atractivos. Quizá a mediados de los
treinta.

—Hola —dicen al unísono.

—Hola. —Estoy confundida acerca de dónde deberían estar mis ojos, por lo
tanto, miro hacia abajo a mi teléfono. Siempre es una diversión perfecta en una
situación incómoda.

Las puertas del ascensor se abren y los tres entramos. Incómodo no comienza a
describir cómo se siente al ser encerrada en una caja con este par usando solo sus
sonrisas.

—¿Vestíbulo?

—Sí, gracias.

Todavía no sé dónde mirar, así que miro al piso del ascensor. Sin pensarlo,
retrocedo y me apoyo contra el pasamanos. Considero todos los culos desnudos
que probablemente han sido presionados en este mismo lugar y me alejo.
Asqueroso. La germofobia que vive dentro de mí no va a ir bien en estos nueve
días.

Estoy emocionada por más de una razón cuando entro en el restaurante.


Número uno: hay comida. Dos: todo el mundo está usando ropa.

—Buenas noches. ¿Tiene una reservación?

Guau. No consideré la posibilidad de que necesitara una.

—No. ¿Va a ser un problema?

—Déjame echar un vistazo. —La anfitriona estudia la pantalla de su


computadora. Noto su nombre. Michaela. Como mi mamá. Me recuerda. Tengo que
llamarla y a Willa para hacerles saber que llegué sana y salva.

Cruzo los dedos esperando que ayude a Michaela a encontrar una mesa para
mí.

—Estás mirando un mínimo de dos horas antes de que te pueda sentarte.

Diablos. Eso significa que no comeré por casi tres horas.

—¡No puedo creerlo! ¿Los otros restaurantes también están así de llenos?
—Probable. Es la prisa por cenar, pero también el censo de invitados está en su
punto más alto ya que Wicked Week comienza pronto. Las cosas estarán aún más
llenas la próxima semana. Recomiendo encarecidamente hacer reservas lo antes
posible.

—Realmente no sé lo que quiero hacer. —Tal vez hay un bar de aperitivos o


algo así. No soy exigente en este punto.

—¿Quieres que compruebe si hay apertura con un solo comensal?

En un mundo normal, supongo que se está refiriendo a un asiento, pero no


estoy tan segura sobre este lugar.

—Lo siento. Esta es mi primera vez en Indulge. ¿Puedes ampliar sobre lo que
quieres decir?

—Algunos comensales individuales pueden optar por ofrecer asientos


disponibles en su mesa a otros invitados solitarios. Puedo ver si hay un asiento
abierto de esa manera. —Estoy segura compartir una mesa durante la cena no
ilumina a todas las otras cosas que se comparten por aquí.

No creo que pueda esperar dos o tres horas para comer.

—¿Cuál es su opinión sobre la velocidad del servicio de habitaciones?

—Es difícil de decir. Supongo que al menos noventa minutos. —Entonces no


estoy mucho mejor. Y me molesté en prepararme.

—Voy a dar una oportunidad a la cosa de un solo comensal. —No estoy ni un


poco emocionada por sentarme con un completo extraño. Es raro.

—Vamos a ver qué podemos encontrar para ti. —Michaela estudia la pantalla
del ordenador otra vez—. Estás de suerte. Tengo una cena solitaria aceptando
compartir. Justo por aquí.

Tranquilas y seductoras melodías de jazz seducen a los invitados. Las mesas


están vestidas de blanco y cristal, mientras que pequeños estallidos de decoración
roja dispersan la habitación. Elegante papel tapiz damasco en blanco y negro cubre
sus paredes. Enormes candelabros proporcionan luz suave, y los azulejos de
mármol negro brillantes bajo los pies maravillosamente completa la decoración de
Consume. Fascinante.

Blanco. Negro. Rojo. Si el pecado tuviera una paleta de colores, esta sería.
Miro fijamente el sensual arte blanco y negro en las paredes mientras me
conducen a mi mesa. Estoy tan absorta por las fotos desnudas que me topé con un
mesero que lleva una bandeja llena de comida.

—Oh, Dios mío. Lo siento mucho. No estaba mirando a dónde iba.

Este mesero se ve tan joven. Estoy segura de que debe tener por lo menos
veintiún años para trabajar en un establecimiento como este, pero juro que no
parece tener más de dieciséis años.

—No. Perdóneme, señorita. —Ah. Tiene un encantador acento jamaiquino.

—Todo fue mi culpa.

La anfitriona gesticula hacia el asiento vacío.

—Kevin es su mesero. Él estará con usted en breve. Disfrute de su cena.

—Gracias.

Me acomodo en mi asiento y observo al hombre sentado frente a mí. Una


mirada y soy capaz de formar una opinión: Es demasiado malditamente guapo para
su propio bien. Cabello grueso y castaño oscuro. Ojos avellana rodeados de
exuberantes pestañas negras. Mejillas sonrosadas. Labios llenos y rosados.

Su sonrisa gallarda completa el paquete.

—Suenas como un melocotón de Georgia.

Ha golpeado el clavo en la cabeza. Qué inquietante.

—¿Lo siento?

—Tu acento. No puedo confundirlo con nada más. —Su voz es profunda.
Suave. Del sur como yo.

—Tú también suenas como un melocotón.

Su sonrisa se ensancha, profundizando los hoyuelos en cada una de sus


mejillas.

—Culpable como acusado. De Buckhead, nacido y criado.


De Buckhead. Nacido. Criado. Las tres B's.4

Buckhead es un afluente distrito de Atlanta, que me dice dos cosas: este tipo es
probablemente rico. Y por defecto, es probable que sea un idiota total.

Inclina la cabeza hacia un lado y levanta las cejas.

—¿Y tú?

—Buford —digo la palabra y lo lamento de inmediato. Debería haber mentido.


No tiene por qué saber de dónde soy.

—He estado en Buford muchas veces.

Buckhead y Buford están cerca, solo unos cuarenta minutos de distancia. No


estoy segura de cómo me siento acerca de conocer a alguien que vive tan cerca.

Necesito relajarme. Es probable que se sienta un poco incómodo acerca de mí


también.

—De vez en cuando compro en Buckhead. A mi mejor amiga y mí nos


encantan sus boutiques. —Es raro que yo sea capaz de pagar cualquier cosa, así que
la mayoría de las veces voy con Meredith.

Él sostiene su mano sobre la mesa.

—Soy Beau Emerson.

Considero mentir acerca de quién soy. Este tipo está bien dentro de la distancia
del acechador, pero no fui bendecida con pensar rápidamente en mis pies.

—Anna James Bennett.

Mi nombre doble es confuso para la gente ya que James puede ser un nombre
de hombre y un apellido.

—Mis amigos y mi familia me llaman Anna James. O AJ.

—Es un placer conocerte. Me complace compartir una mesa con una mujer tan
encantadora.

¿Es eso un movimiento? No estoy segura, pero probablemente es mejor cortar


esto de raíz ahora. Beau Emerson no necesita estar bajo la impresión de que esto es

4 Buckhead, born and bred.


cualquier cosa menos dos personas compartiendo una mesa debido a un problema
por lo concurrido del lugar.

—Aprecio tu interés, pero no gracias.

Se inclina hacia atrás en su silla, con los brazos cruzados sobre lo que supongo
que es un pecho bien construido debajo de su camisa blanca de lino. Estudia mi
cara por un momento antes de que aparezca una sonrisa torcida.

—Señorita Bennett. Eso no estaba ni siquiera cerca de ser una proposición.

Calor pulsa en mi cara. Me encantaría arrastrarme debajo de esta mesa.

—Lo siento. —Apenas puedo respirar las palabras a través de mi vergüenza.

Me siento obligada a explicar.

—No estoy familiarizada con las prácticas típicas aquí; nunca he estado en un
lugar como este.

—Claramente. —Ambos hoyuelos están de nuevo en exhibición ahora; lo estoy


divirtiendo. No estoy segura de sí debería estar enojada o avergonzada.

La humillación gana.

Normalmente, soy confiada en todo lo que hago, pero estoy fuera de mi


elemento. Este es su mundo, y yo soy una forastera.

—Encuentras mi ignorancia entretenida.

—Te equivocas. Tu inexperiencia me intriga.

—¿Qué parte de eso podrías posiblemente encontrar intrigante?

—Eres una novata en el hedonismo.

Oh. Ahora lo entiendo. Me ve como una recién llegada. Carne fresca. Un


nuevo juguete brillante.

—Tienes todo esto mal. No estoy aquí para participar. Estas son unas
vacaciones gratis en Jamaica para mí. Un premio de mis mejores amigos.

—Tus amigos te llevaron a un lugar donde pasan cosas locas. Y por eso, me
refiero a actos sexuales lascivos.

—Meredith y Grayson me advirtieron.


—¿Tus amigos están tratando de contratarte en una relación poligamia con
ellos?

Poligamia es una cosa hard-core5. Meredith dice que ella y Grayson nunca irán
allí. Demasiado compromiso para ellos.

—Oh, ¡Dios, no! Meredith ha sido mi mejor amiga durante nueve años. Ella y
su marido solo querían hacer algo agradable para mí.

Ahora tiene un tipo de sonrisa diferente, el tipo escéptico.

—Sé lo que estás pensando, pero en realidad no lo son.

—Si tú lo dices.

No sé por qué siento la necesidad de convencerlo.

—Tuve una catástrofe de mierda en mi vida. Este viaje es su regalo de divorcio


para mí. Pensaron que el sol y la arena me harían algo bueno.

—¿Lo hace?

—No lo sé. Solo llegamos hace unas horas.

—Entonces bienvenida a Indulge, donde tus fantasías se encuentran con la


realidad.

—Gracias. —Creo.

Nuestra conversación se interrumpe brevemente cuando nuestro mesero


aparece. Lo bueno es que ya sé lo que quiero porque ni siquiera he mirado el menú.

Después de hacer mi pedido, reanudo mi estudio de la fotografía nudista en las


paredes. Son realmente de buen gusto y elegantes.

—¿Te gusta lo que ves?

Curiosamente, lo hago.

—Nunca he visto algo como eso. Son encantadoras.

—Tercero a la izquierda. Ese soy yo.

5
Hard-core - tener un interés intenso (a menudo excesiva) o entusiasmo por alguna actividad
especial, pasatiempo o hobby.
Busco en las paredes y encuentro aquella a la que se refiere. Santa Mierda. Esa
erección es enorme.

Yo trago.

—Es muy agradable. —Mierda. Eso era una tontería—. La foto, quiero decir.
Es ingenioso.

Él se echa a reír.

—Estoy bromeando. Solo quería ver tu reacción.

El calor ha vuelto a mis mejillas.

—Bueno, ¿si no eres el comediante?

—Soy un buen chico que disfruta riéndose. Y esa fue buena.

—A mi costa. —Creo que disfruta riéndose de mí.

—Lo siento. No lo siento.

—Cierto.

Kevin regresa con nuestras bebidas, un Martini de coco-piña para mí y una


cerveza de barril para Beau.

Pruebo mi cóctel. No decepciona.

—¿Eres un frecuente?

—No sé qué hace que uno sea un frecuente, pero por lo general vengo cuatro
veces al año.

—Eso te califica como un patrón en mi libro. ¿Es esta tu visita trimestral o un


viaje especial para la Wicked Week?

—Yo, también, tuve una catástrofe de mierda en mi vida. Pensé que el sol y la
arena me harían bien.

Está usando mis palabras.

—¿Divorcio?
—No. —Eso es todo lo que dice. Sin explicación. Tengo curiosidad por saber
lo que quiere decir, pero no soy lo bastante grosera como para pedirle que se
expanda si no ofrece la información voluntariamente.

Decido dirigir la conversación en una ruta más segura.

—¿A qué te dedicas?

—Agente de bienes raíces, pero también intercambio casas con mis hermanos.
—Supongo que Beau tiene un negocio lucrativo. Tendría que hacerlo si viene aquí
cuatro veces al año. Este lugar no es barato.

—¿Qué pasa contigo?

—Maestra de preparatoria. Inglés y escritura creativa.

—Entonces estás fuera para el verano.

—Sí. No puedo mentir. Las vacaciones de verano son un gran beneficio de ser
maestra. —Es una de las cosas que me llevó a elegir esa profesión. Eso y mi amor
por las palabras.

Las palabras son poderosas. Pueden evocar innumerables reacciones. Alegría.


Dolor. Excitación. Hacer un corazón saltar un golpe. O romperlo en un millón de
piezas.

La cena llega rápidamente teniendo en cuenta la multitud. Nuestra


conversación nunca se ralentiza a pesar de que estamos llenando nuestras caras.

—Mencionaste el divorcio. ¿Es seguro suponer que la separación de tu marido


es la catástrofe de mierda a la que te referías antes?

—Sí.

—¿Cuánto tiempo estuviste casada? —Está haciendo más preguntas de las que
me siento cómoda respondiendo.

—Nuestro divorcio terminó una semana después de nuestro primer aniversario.

—¿Diferencias irreconciliables?

Sí. Todo eso y una bolsa de patatas fritas.

—Supongo que podrías llamarlo así porque no pude aceptar que me engañara
con una de nuestras antiguas estudiantes. Y tenía un mal caso de imbecibilidad.
—Eso es jodidamente bajo. E ilegal. Espero que el idiota esté siendo procesado
hasta el máximo de la ley. —Estoy un poco sorprendida por su molestia. No puede
estar preocupado por mí, pero no puedo ignorar el ligero silbido de alegría de
escuchar el disgusto de otra persona.

—Técnicamente, su relación con Caitlyn no es ilegal ya que tiene diecinueve


años. Ambos dicen que su relación comenzó después de que ella era mayor y se
había graduado por lo que no hay nada que perseguir desde un aspecto criminal.

—¿Y crees eso?

—Absolutamente no. —No soy tonta.

—Pareces una gran chica, así que tu ex debe ser un bastardo tonto. No tengo
que pasar más de unos minutos contigo para llegar a esa conclusión. —Él es rápido
para defender mi honor. Me recuerda algo a Grayson.

Todo acerca de Beau parece normal. Casi podría olvidar dónde estamos y que
sus gustos son algo a lo que probable no estoy acostumbrada.

—¿Estás casado? —Él está cenando solo, pero eso no significa nada en un lugar
como este.

—Casi. Estuve comprometido hasta hace un mes. —Me gustaría saber qué
pasó, pero no quiero entrometerme.

—Lo siento.

—No lo hagas. Lo mejor que me pudo haber sucedido era no casarme con ella.
—Reconozco la amargura cuando la oigo.

Mi curiosidad es picada.

—La casi señora Emerson debe haber hecho algo realmente malo.

Beau se queda completamente quieto y cierra los ojos.

—Imperdonable.

Solo hay una cosa peor que perder a una persona a la que amas que te engañe:
estás perdiendo a dos personas a las que amas.

—¿Ella te engañó con un amigo? ¿O pariente? —Oh, Dios. Espero que no fuera
uno de sus hermanos.
—Engañarme habría sido mucho menos doloroso. —No puedo imaginar lo
que quiere decir. Hay muy poco que podría doler peor que ser despreciado por el
que consideras tu alma gemela.

—Mi error. Solo supuse.

Le doy un momento para expandir lo que quería decir, pero no dice nada.
Supongo que no está de humor para hablar de ello, así que tomamos nuestra charla
en una nueva dirección. Me interesa escuchar la opinión de alguien más que la de
Meredith.

—Mi amiga jura que el intercambio de parejas hace que su matrimonio sea
menos complicado. Ella es una abogada completa.

—No lo sabría. Nunca he estado casado ni soy un swinger.

Bueno, no es un asistente de cuatro veces al año por nada. Es una especie de


desviado sexual.

—Mi error. Supuse que lo eras porque estás en un complejo hedonista.

—No todo el mundo aquí viene a hacer eso.

Me señalo a mí misma.

—Puedo dar testimonio de eso.

Nuestro mesero viene para recoger nuestros platos.

—¿Puedo interesarte en un café o un postre? ¿Quizá otro cóctel o una cerveza?

Estoy sintiendo mis cuatro Martini. Un quinto probablemente no es una buena


idea.

—El calor y las resacas no se mezclan, así que nada para mí, gracias.

Beau le agita la mano.

—Nada para mí tampoco.

Esta es la parte donde vamos por caminos separados.

—Probablemente deberíamos levantarnos y dar nuestra mesa a dos de esas


personas hambrientas que esperan para sentarse.

—Cierto.
Salimos del edificio y paramos en la acera para decir adiós.

—Fue un placer cenar contigo, Anna James.

Beau Emerson es guapo. Amable. Intelectualmente estimulante. La forma en


que me hablaba me hacía sentir como debía una mujer. Más como la antigua yo.
No el que todavía lamía sus heridas porque ella fue arrojada por una niña pequeña,
sino la mujer que era antes de Drake. Segura.

—Gracias por ofrecer tu asiento extra a un extraño. Todavía estaría esperando


una mesa si no lo hubieras hecho. —De alguna manera, aunque le estoy
agradeciendo por su asiento, él realmente me ha dado más.

—Espero que tu estancia sea agradable.

—Y el tuyo también.

—Buenas noches —decimos al unísono.

Quiero que diga algo más, como “das un paseo conmigo” o “¿puedo verte
mañana?”. Pero no lo hace. Estoy tentada a darme la vuelta para echar un vistazo
mientras me alejo. Pero no lo hago; es un hedonista. Pasar tiempo con una mujer
vainilla como yo no se considera digno de un chasquido en su radar. Y pasar
tiempo con un hedonista tan guapo como él no está en el mío tampoco.
Capítulo 2

Está oscureciendo. El océano ha tragado ya el sol. Beau y yo hablamos mucho


más de lo que pensaba.

No estoy lista para volver a mi habitación para sentarme sola, así que decido
explorar el complejo a pesar de la advertencia que Meredith me dio sobre las cosas
subidas de tono que sucede en Indulge después de que el sol se pone.

Este es un complejo enorme; no es una mala idea averiguar. Identificar los


lugares que puedo y no debo ir es esencial.

La primera señal con la que tropiezo me dirige directamente hacia la zona de la


playa. Perfecto. Me encantaría sentir la arena bajo mis pies.

Llego al borde de la playa y me agacho para quitarme los zapatos.

—¿Dando un paseo por la playa? —Es esa voz profunda, suave y sureña
nuevamente. Beau.

Los zumbidos bailan a través de mi piel. Mordisqueo mi labio inferior para


suprimir el deleite que siento.

—Sí. Estoy demasiado ansiosa por esperar hasta mañana.

—¿Te importa si me uno a ti?

—Me gustaría eso.

Beau levanta un dedo.

—Dame unos minutos.

Desaparece y regresa unos minutos más tarde sosteniendo una copa en cada
mano. Me ofrece un cóctel.

—Martini piña-coco.

—¿Cómo lo hiciste?
—Magia.

Miro alrededor y localizo un bar independiente.

—Lo único mágico de esto será si no tengo una enorme resaca mañana. —
Bebo a sorbos la mezcla de frutas. Sabroso—. Creo que usted, señor Beau Emerson,
es una mala influencia.

—No es la primera vez que oigo eso.

—Apuesto a que no.

—En caso de que no sepas, hay dos playas. ¿Planeas ir desnuda o mojigata
mañana?

¿Esas son mis únicas opciones?

—La elección de cubrir mi T&C no me hace una mojigata.

—Tal vez no en ningún otro lugar del mundo, pero es diferente aquí. Cubrirte
las tetas y el culo significa que estás tensa.

No he sido una santurrona ni un día de mi vida, pero parece que podría ser
etiquetada como un santo por estas normas.

—No voy a estar desnuda, así que muéstrame el camino hacia el lado mojigato.

—Lo tienes. —Beau me conduce por un camino lleno de antorchas y árboles.


El follaje de arriba es tan pesado que ya no puedo ver el cielo o las estrellas. Es una
sensación extraña, como caminar por un laberinto tropical.

Llegamos al final del laberinto donde el camino se encuentra con la playa. Con
zapatos en una mano, y mi Martini en la otra, entro a la arena. Beau se queda con
la mano en el bolsillo, inmóvil.

—Ahora, ¿quién es el mojigato? Levántate los pantalones y ven conmigo.

Avance hacia el agua, dejándolo atrás. Rastrillo los dedos de los pies por la
arena. Cierro los ojos y escucho la corriente de agua. Su patrón es predecible.
Anticipado. Me gusta eso.

Paz. Tranquilidad. Liberación. Esto es lo que me trajo a este lugar.

—Me encanta la sensación de arena en la noche. El sol ha bajado, y ha tenido


tiempo de enfriarse. Cuanto más profundamente hundes los dedos de los pies, más
frío te queda.
Mete los dedos de los pies.

—Nunca le he dado ese pensamiento, pero tienes razón.

—Shh. Quédate quieto y escucha un momento.

Beau está a mi lado, con los zapatos afuera, sus pantalones enrollados hasta las
pantorrillas. Silencio.

—Me encanta este sonido. Tengo un generador de ruidos de olas oceánicas,


pero lo real es mucho mejor.

—Entonces debemos escuchar un rato. —Se baja para sentarse en la arena.

Me tiro para unirme con él. Nada elegante. Los Martini han hecho mis
articulaciones sueltas y convirtió mis huesos en gelatina.

—Vivimos en la costa de Mississippi hasta los quince años. Nuestra casa estaba
al otro lado de la calle de la playa. Podía mirar por la ventana de mi habitación y
ver el océano hasta que se perdió de vista. Mi padre seguía viviendo entonces. Mis
recuerdos más felices son de cuando vivimos allí. Tal vez por eso encuentro el
sonido del agua tan calmante. Se siente como en casa.

—Pensé que tu acento de melocotón de Georgia estaba un poco en el lado


grueso. Eso lo explica. Eres una inmigrante.

—He vivido en Georgia durante nueve años, pero la vibración de Mississippi


todavía asoma su cabeza para hacer su presencia conocida. Nunca lo sacudiré.
Créeme. He intentado.

—Me gusta.

—Drake no lo hacía. Decía que me hacía sonar como una idiota.

—Tu ex suena como un verdadero idiota.

—Lo es, pero toda la mierda que hizo me proporcionó unas vacaciones en
Jamaica. No puedo arrepentirme de esa parte. —Al menos no todavía.

—Este es el lugar adecuado para ayudarte a olvidar tus problemas.

Quiero saber qué trajo Beau aquí.

—Esta conversación es unilateral. Nunca me dijiste qué es lo que estás tratando


de olvidar.
Él no toma la iniciativa para hablar, por lo que retrocedo.

—Podemos hablar sobre eso... O podemos levantarnos y correr hacia el


océano.

—Yo voto por nadar desnudos.

—Dije correr al mar. No había mención alguna de desnudarse. —Al igual que
un hombre para asumir eso.

—Ve en tu vestido si no quieres quitártelo.

Me pongo de pie y uso mis habilidades de contorsión para bajar mi cremallera


por la espalda.

—Amo este vestido. Sería una lástima arruinarlo.

Él me mira luchar.

—¿Quieres que lo haga por ti?

Dejar que un extraño me desabroche no se siente bien.

—No, estoy bien. Lo haré por mí misma. Puedo conseguir bajarlo.

Mi cerebro está gritando que nadar desnuda con un extraño es una idea
terrible, pero el licor que he consumido me convence que es un plan brillante.

Beau retira su camisa y tira su camiseta por encima de su cabeza. Tira ambos y
alcanza el botón de sus pantalones grises. Los empuja hasta que se derrumban con
su bóxer a sus pies.

Lo que voy a hacer de repente se vuelve un poco más surrealista. Estoy


cuestionando mis acciones. Sostengo el frente de mi vestido, pensando en ello. No
es demasiado tarde para volver atrás.

—¿No estás cambiando de opinión?

—He nadado desnuda un montón de veces, pero nunca con un extraño.

—Esta fue tu idea. No mía. —Está completamente desnudo, iluminado solo


por un rayo de luna.

—Lo sé.
—Escucha, Melocotón. No tengo que conseguir que una chica como tú se pase
con el licor y se desnude para anotar. —Él agita su mano hacia el complejo—. Hay
un montón de mujeres que estarían más que felices de darme lo que yo quiera, así
que olvidémonos de esto.

Beau busca su ropa, y me doy cuenta de que dejarlo es lo último que quiero.

—No. No te vayas.

Dejo ir mi vestido. Lo de arriba se atora en mis caderas así que lo empujo abajo
hasta que cae encima de mis pies. Desde que fui sin sostén, estoy de pie delante de
él con solo mis bragas.

—Ni siquiera tienes que comprarme la cena para que me desnude.

—Todavía no estás desnuda. —Me da la espalda y va hacia el agua. Estoy


agradecida. No quería sacudirme de mis bragas mientras él fingía no comerme con
los ojos.

Me meto en el agua. La temperatura se ha reducido con la noche, pero yo


trabajo a través así que voy a tener su cobertura.

—Esto está mucho más frío de lo que esperaba.

—La arena no es lo único que se enfría después de que se pone el sol.

Salgo lo suficiente para sumergir mis pechos. Las chicas tiran de la tarjeta de
flotabilidad y flotan así que voy un poco más profundo.

—Tienes grandes tetas. Es una lástima que no planees considerar la opción de


ropa.

¿Me está tomando el pelo?

—Yo llamaría a esta ropa opcional. Estoy bastante segura de que no puedo
estar más desnuda.

Beau se ríe.

—Tienes la cobertura de la noche y el agua. No es lo mismo.

—Parece que no tienes ningún problema en comprobarlos a la luz de la luna.

—Eso es porque tengo excelente visión nocturna.

—Lo mismo ocurre con los animales depredadores.


—¿Me consideras un depredador?

—No sé qué te considero ahora mismo.

Va bajo el agua, desapareciendo por más tiempo del que me siento cómoda.

—Vamos. No es divertido.

Me giro para ver si se esconde detrás de mí.

—Beau.

Sin respuesta. Esto no es gracioso.

—Beau —grito más alto.

No veo nada. No oigo nada. Mi corazón despega en una carrera.

—Beau —grito.

Se agacha directamente frente a mí, después de lo que parece una eternidad, y


me agarra la cintura.

—¿Me extrañaste?

Empujo sus hombros, haciéndole tropezar hacia atrás.

—Estúpido.

Él se pone en pie y alcanza mi sección media.

—Lo siento, Melocotón. No te vayas.

Mi espalda esta hacia él, pero sostiene mis caderas firmemente. Me imagino
cómo sería si daba un paso más, tal vez dos, y nuestro cuerpo se tocará.

Maldita sea. Se sentiría tan bien ser tocada otra vez. Ha sido tanto tiempo.

Esto es loco. Completamente irresponsable. No estoy mostrando un mejor


juicio que a los niños que enseño.

—¿Por qué debería quedarme?

—Porque me gustas. Y me encanta hablar contigo.

—Creo que te gusta escuchar más de lo que te gusta hablar.


Silencio.

—Llegas a preguntar sobre mi vida personal y no derramas nada a cambio.


Creo que debería terminar por la noche. Fue realmente un placer conocerte.

Él me suelta. Me doy la vuelta para irme, pero me detengo cuando él grita.

—Su nombre es Erin.

Él tiene mi atención.

—¿Y?

—Estuvimos juntos por tres años. Comprometidos por uno. Fuimos parte de
dos relaciones polígamas separadas durante el último año y medio. Ambos fueron
amargos, pero el último fue el último clavo en el ataúd.

Mierda. Está en relaciones polígamas. No estoy segura acerca de los entresijos


de lo que hacen, pero sé que es el gran momento. Es demasiado para Meredith y
Grayson.

—Dos mujeres a la vez. He oído que es la fantasía de todo tipo.

—La parte sexual es una fantasía que se hace realidad. No miento. Estar con
dos mujeres era una fantasía sexual realizada. El aspecto de la relación, una
pesadilla total.

Tengo curiosidad por este estilo de vida.

—¿Cómo es eso?

—Lo que debería haber sido una pareja sexual en nuestra cama rápidamente se
convirtió en una segunda mujer en mi vida. Se convirtió en una parte de todo
dentro y fuera de la habitación.

Una relación tríada. No puedo empezar a imaginar cómo funciona. O tal vez
no. Dijo que fue mal.

—Cuando amo, es sinceramente, y exijo lo mismo a cambio. Tiene que ser


todo o nada en absoluto. Nunca podría compartir. Yo estaría consumida de celos y
atada en nudos todo el tiempo. —Sé de primera mano de mi experiencia con la
infidelidad de Drake.

—Erin era mi principal y podía ser territorial cuando le convenía. Los celos
eran un problema.
Lo llamo mierda.

—No podría haber sido demasiado territorial si te permitió llevar a otra mujer a
tu cama.

—No fui yo. Erin es la que introdujo a Jenna en nuestras vidas.

—Importa. —¿Qué clase de mujer haría eso? Tal vez una bisexual.

—Fue genial al principio, pero luego el trabajo de Erin se hizo más exigente.
Consumía la mayor parte de su tiempo. Estar solo con Jenna nos acercaba tan a
menudo.

—Significa más sexo entre tú y Jenna sin Erin.

—Correcto. Erin nos despreciaba compartiendo algo especial que no la incluía.


Suena como si se considerara la jerarquía de la pirámide sexual.

Esto es obvio.

—Puedo ver que iría estropeando el buen humor.

—Dices algunas de las cosas más terribles. —Las palabras de Beau casi se
ahogan por sus risas, y me recuerda cómo se siente al hacer reír a un hombre. No
burla. No sonrisa de superioridad o sonrisa cruel. Solo una simple expresión de
diversión.

Paso la mayor parte de mi tiempo con adolescentes. Después de un tiempo, un


poco de su comportamiento adolescente tiende a pegarse.

—Lo siento. Te desorienté. Me hablabas de Jenna.

—Correcto. Jenna estaba pensando a largo plazo. Empezó a hablar de casarse y


tener hijos, así que Erin la obligó a salir de la relación.

Eso no explica lo terrible que Erin hizo.

—¿Pero eso no fue el final?

—Pensé que lo era. Esperaba casarme y poner nuestra vida de poli en la parte
posterior del quemador durante un tiempo.

Puedo ver donde esta ruina de tren va.

—Trajo a otra mujer a tu cama.


—Tienes mitad razón. Era un hombre la próxima vez. Heath.

Si ya no tuviera toda mi atención, lo haría con toda seguridad.

—Acción de tipo-sobre-tipo. La trama se complica.

—No hago pene. Es coño solo para mí. —¡Increíble! Esa boca.

No sé una mierda sobre esta cosa de múltiples socios, pero entiendo la mente
de una mujer despreciada y cómo funciona.

—Heath fue tu castigo por estar cerca de Jenna.

—Ese es el eufemismo del siglo. Ella seguramente me dio una probada de mi


propia medicina.

—No estoy segura de que sea una afirmación justa ya que ella es la que hizo la
solicitud. Pero una cosa es segura. Invita problemas dentro y entrará cada vez.

—Se pone mucho peor.

—Viste a tu prometida tener relaciones sexuales con otro hombre. No puedo


imaginar que sea más desagradable que eso.

—Erin estaba embarazada. Era mío. Sabemos por qué el tiempo hizo imposible
que el bebé fuera de Heath.

Estaba equivocada. Puede empeorar mucho.

—Llegué a casa del trabajo un día el mes pasado y Heath la había llevado a la
clínica de aborto. El procedimiento se hizo antes de que yo lo supiera. El bebé era
mío, y no me dejaron decir si vivía o no.

Está sufriendo, y no sé cómo responder. Algo dentro de mí quiere consolarlo,


pero decir “lo siento” se siente tan insignificante. Tan vacío.

Este hombre no está herido por una mujer. Él está de luto por una pérdida que
el sexo no curará.

—¿Estás seguro de que deberías estar aquí?

—He venido a follar noventa y nueve maneras diferentes. Este es


definitivamente el lugar en que necesito estar.

No puede joder este tipo de dolor.


—¿Cuántas de esas noventa y nueve maneras has recibido hasta ahora?

—Ninguna todavía. Acabo de llegar.

Eso parece una cantidad excesiva de sexo durante una escapada.

—¿Cuántos días te quedas?

—Nueve. Igual que ustedes.

—No soy matemática, pero estás aquí nueve días, contando hoy. Eso significa
que tienes que follar de once maneras diferentes por día si vas a exprimir noventa y
nueve. Será mejor que pongas manos a la obra, señor.

—No hay prisa. Habrá muchas oportunidades después de la medianoche. Eso


es cuando las cosas se calientan. —Definitivamente estaré seguramente metida en
mi cama mucho antes.

Supongo que estaré enferma de este lugar al final de nueve días. Todo parece
tan extremo.

—¿Normalmente, te quedas tanto tiempo?

—No. Siempre he hecho largos fines de semana debido al trabajo.

Recuerdo la variedad de personas que he visto desde mi llegada.

—¿Tienes normas para las personas con las que tienes relaciones sexuales o es
una vagina el único requisito?

Él se ríe entre dientes.

—Por supuesto que tengo estándares. ¿Tú no?

—Absolutamente. Unos altos.

—¿Qué busca una chica como tú?

Me ha colocado en algún tipo de categoría.

—¿Una chica como yo? ¿Qué significa eso?

—Una chica vainilla.

Soy vainilla, pero todavía no he decidido si voy a estar cabreada por tener esa
etiqueta puesta en mí.
—Llámame anticuada, pero no deseo ser doblemente penetrada.

—Puede que te guste si lo intentas.

Odio ser juzgada.

—Tú asumes que no.

—Asumes que lo hago. —Él me tiene totalmente allí.

—Tú eres él que estaba en una tríada sexual involucrando a dos chicos y una
chica. Dos pollas. Una vagina. Tres idiotas. Ya sé que tú no estás en tipos por lo
que mi suposición se hizo por el proceso de eliminación.

Él ríe.

—Tienes una boca sucia.

—No sucia. Inocente-desafiada. —Aún no ha oído ni una mierda de mí—.


Tengo curiosidad por saber qué piensas de esto.

—Se siente genial.

Escucho un silencioso pero en algún lugar.

—¿Pero odiabas que estuviera con otro hombre?

—Por supuesto. Ella iba a ser mi esposa. La quería. Cada vez que Heath
entraba en nuestra cama, era un recordatorio de que nunca iba a ser suficiente para
satisfacerla.

¿Quiere salir de la poligamia?

—Sé feliz que lo averiguaste antes de casarte con ella en vez de después.

—Mi afecto por ella se deslizó un poco más lejos cada vez que los veía juntos.
El amor que tenía por ella finalmente se fue más allá de mi alcance. Lo intenté,
pero no pude recuperarlo. Se convirtió en nada más que un cuerpo para mí, un
objeto que usé para correrme. —Puedo creer eso.

—¿Tu próxima relación será polígama?

—No tengo idea. Solo sé que he venido aquí a joder los dos de ellos de mi
mente. Eso es lo que he conseguido.
El sexo no es una solución para lo que está pasando en su cabeza. Y corazón.
Pero tiene que averiguarlo por sí mismo.

—No quiero hablar más de esos hijos de puta. Prefiero oír hablar de tus altos
estándares de chica vainilla.

—Quiero verdadero y bello. —Apuesto a que piensa que eso no es realista.

—Mito total. No existe en el mundo de hoy. —Pesimista. Probablemente es un


tipo de vaso medio vacío.

—Lo hace. Lo vi entre mi madre y mi padre. El cuento de hadas es real, y no


me conformaré con menos.

—Esta es una generación diferente. Pero te deseo la mejor de las suertes con
eso.

—Dime tus normas, ya que tienes tan poca fe en el amor.

—Podría decírtelo, pero sería mucho más fácil mostrarte.

Mi estómago se revuelve; no sé qué significa eso.

—Una descripción verbal bastaría.

—Venga. Será divertido. Puedes ayudarme a elegir mi primera de noventa y


nueve folladas.

Oh. Eso no es lo que yo pensaba que quería decir. Es una llamada de atención
total para lo que le gusta a Beau.

—No lo creo. Fue un placer conocerte, pero creo que es hora de que me vaya
por la noche.

—No te vayas, Melocotón. Todavía es temprano. —Más razón para volver a


mi suite antes de que las cosas se calienten alrededor de este lugar.

Dejo el agua y voy a mi vestido y bragas en la playa. Sacudo mi vestido antes


de pasarlo por encima de mi cabeza.

Sale del agua y está a mi lado poniéndose los pantalones.

—¿He dicho algo que te moleste?

—Nah. Todo bien. —He disfrutado mi tiempo no hedonista con Beau, pero él
está listo para ir a la caza. Es hora de que esto termine.
A pesar de intentar declinar, Beau insiste en caminar de vuelta a mi habitación.
Reclama que quiere asegurarse que llegue con seguridad. Eso puede o no ser la
verdad, pero no importa.

Es un hedonista.

Demonios, es poli.

Yo no lo soy.

De ninguna manera estamos sucediendo.


Capítulo 3

Son las ocho de la mañana. Es temprano para un complejo vacacional como


Indulge, así que estoy sorprendida de ver el restaurante lleno en hora pico.
Entiendo que esta sea la temporada más ocupada en Indulge, pero pensé que más
huéspedes estarían durmiendo en esta mañana después de parrandear tanto y tan
duro anoche.

Hay artículos familiares en el menú de desayuno. Tocino. Jamón. Huevos.


Puedo tener todas esas comidas en casa, pero quiero probar nuevas cosas.

—¿Qué recomiendan que pruebe primero? —Meredith y Grayson ambos son


chefs así que ellos nunca me conducen mal.

—Mi favorito es el pudín de patata dulce. Pero el pudin de harina de maíz


también es fantástico. —Meredith tiene un enorme gusto por lo dulce así que no me
sorprenden sus sugerencias.

—Son buenos pero un poco dulce para mi gusto. Los platos de pescado son
deliciosos pero el quiche de callalú y queso cheddar es probablemente mi favorito.
—dice Grayson.

—¿Qué diablos es callalú?

—Es la versión jamaiquina de las espinacas.

Estoy completamente sobre explorar nuevas comidas, pero solo no estoy muy
segura de que pueda soportar pescado para desayunar, especialmente después de
todas las bebidas que tuve con Beau anoche. No me estoy sintiendo muy bien.

—Creo que mejor voy por el quiche hoy.

—¿Cómo estuvo la cena en el servicio a la habitación anoche?

Mere va a amar esto.

—No podría saberlo. Termine saliendo a cenar.

Meredith me mira boquiabierta.


—¡Cállate! ¿A cuál restaurante?

—Consume.

Meredith entrecierra sus ojos.

—Nosotros pasamos y vimos una gran multitud esperando a ser acomodados.


¿A quién tuviste que chupársela para obtener mesa?

Giu. Eso es asqueroso.

—Me dijeron que tenía que esperar dos horas para ser acomodada o podía
compartir una mesa con algún otro comensal solo. Yo estaba muy hambrienta para
esperar —digo despreocupadamente, como si cenar con un extraño no fuera gran
cosa, pero mi amiga debía haberme dicho esa opción.

—Mierda. Se me olvidó decirte que ellos ofrecen eso aquí durante la temporada
más llena. Solo para que sepas, ellos hacen lo mismo con las habitaciones.

—¿Quieres decir que extraños comparten habitaciones?

Meredith prueba su café colocado delante de ella antes de responder.

—Sí.

Yo trabajo confeccionando la perfecta taza de café con crema y azúcar. Tengo


que agregarle más de lo normal ya que está casi negro como el alquitrán.

—No puedo creer que la gente haría eso. Es tan bizarro.

—¿Qué piensas de tu compañero de cena con quien fuiste emparejada? —


pregunta Grayson.

—Él era muy agradable.

Meredith sonríe.

—Él.

—Sí. Un muy guapo él. —Meredith se ve muy complacida.

—Dime más sobre este guapo hombre con el que cenaste. —Ella lo hace sonar
como una cita con potencial.
—Su nombre es Beau Emerson. —Miro el rostro de Meredith por algún tipo de
reconocimiento. Nada. Bien—. Es de Buckhead. ¿Cuáles son las probabilidades
para eso?

—No estoy realmente sorprendida. Atlanta y sus áreas circunvecinas tienen


una gran población de swingers. Ya que este es el complejo más lujoso, espero ver a
la población hedonista de Buckhead aquí mejor que en esos lugares mediocres de
las Bahamas.

—Beau no es un swinger, es un poli.

Los ojos de Meredith se amplían.

—¿Entonces está aquí con sus compañeros?

—Su trío rompió hace un mes. Terminó mal, particularmente para él.

—Ese tipo de relaciones raramente terminan bien, y es la razón por la que


nunca vamos por ese camino. Números impares nunca funcionan —dice Grayson.

—Sabes una tremenda cantidad de información sobre este tipo para solamente
haber cenado con él. —Meredith está pescando por información.

Ella tiene medio razón. Y no puedo dejar de sonreír ante la parte en la que está
equivocada.

Meredith se estira y me golpea con el puño en la parte superior de mi brazo.

—Te estás sonrojando. ¿Qué hiciste?

Sonrío, recordando la noche divertida que tuve con Beau.

—Hablamos. Bebimos. Pudimos haber nadado desnudos.

La boca de Meredith se abre.

—¡Tu pequeña puta!

Lo deseo. Tal vez.

—Fue todo inocente. Nada pasó.

—Y tú te vez totalmente desanimada por eso.

Desanimada no es la palabra correcta. Creo que abandonada es una mejor


opción.
—Nosotros estábamos platicando y teniendo un gran momento cuando la
conversación giró hacia nuestros estándares en el compañero para tener sexo. Él
dijo que era mejor enseñarme qué decirme. Pensé que estaba coqueteando. —
Recuerdo la forma en que me hizo sentir, bien por primera vez en meses—. Pero
después me dijo que podía ayudarlo a escoger a su primera follada. Me sentí como
haber sido sumergida en un cubo de agua helada. Me recordó para que tipo de
juego vino, y el tipo de hombre con el cual estaba tratando, así que lo dejé para que
hiciera sus cosas mientras que yo regresé a mi habitación.

Era fácil pensar en Beau como un chico normal mientras que estábamos
teniendo una conversación ordinaria que no incluía temas sexuales, pero me
deslicé. Me permití disfrutar su compañía mucho. Mi error.

No tengo derecho de estar molesta; Beau me dijo sus verdaderos colores. Él


nunca pretendió ser algo que no era.

—Es un tipo caliente. Estoy segura de que encontró un montón de mujeres


dispuestas a hacer lo que él quiso. —Estoy un poco sorprendida de ser molestada
por ese prospecto.

Nuestra conversación es brevemente interrumpida por nuestro desayuno puesto


delante de nosotros, pero Meredith es rápida en regresar a nuestra conversación
previa.

—Estoy segura de que él no quiso ofenderte.

—Mi apuesta es que estaba probablemente tratando de calentarte ante la idea


de un trío teniéndote a ti escogiendo a otra mujer.

La idea de Grayson podría detener el agua si no hubiera sido clara como el


cristal sobre no ser hedonista, no ser swinger, y no ser poli.

—No creo. Él me llamó chica vainilla después de que le dije que no estaba en
nada de esas cosas que pasaban aquí.

—Tal vez le gusta un reto. —Meredith está viendo a Grayson en lugar de a mí.
Sospecho que hay una conversación entre líneas que no estoy escuchando.

Disfruté platicar con él, pero no planeo ser el reto de nadie para ser
conquistada.

—Este es un gran complejo. Dudo que lo vuelva a ver.

—Eso es una pena. Conectaste con este tipo, a pesar de sus diferencias —dice
Meredith.
—Disfruté platicar con él. Puedo vernos siendo amigos. —Su forma de vida no
me molesta, justo como las elecciones de Meredith y Grayson no cambia mis
sentimientos hacia ellos.

—El complejo no es tan grande. Puedes topártelo nuevamente. —Meredith es


siempre tan optimista, y sé que quiere que supere a Drake, pero estoy confundida
de porque está empujando esto. Ella sabe que solo consideraría una relación
monógama.

Me encojo de hombros, tratando de parecer que no me importa.

—Nah. Si lo hago, bien y si no también.

—Cierto. —Como mi mejor amiga, ella puede ver justo a través de mí—.
¿Todavía estás planeando pasarte afuera en la playa hoy?

—Sí. La playa mojigata. Por cierto, odio ese nombre.

—Es una gran playa. La disfrutarás. —Parecía agradable de lo que pude ver
anoche.

—¿Qué está en la agenda para ustedes dos? —les pregunté sin considerar que la
posible respuesta pervertida pudiera llegar.

—Buceo en parejas.

—Eso suena como mucha diversión. —Siempre he querido intentarlo.

—Probablemente nosotros tengamos que irnos yendo, Mere. Nuestra lección


comienza en veinte minutos.

Meredith toma el último trago de jugo de naranja.

—¿Qué sobre ir a cenar con nosotros esta noche?

Odio comer sola. Me hace sentir como una perdedora.

—Claro, si no les importa que sea la tercera rueda.

—Cállate. Nunca eres la tercera rueda.

Decido usar mi nuevo bikini que me regaló Meredith, un coordinado con la


parte superior estilo halter push-up negro con un lazo blanco entre mis pechos y la
parte inferior es negro con lazos blancos en cada cadera. Se asienta súper bajo así
que estoy bastante orgullosa de que le permití a Meredith convencerme para ir a
hacerme la electrolisis completa de bikini hace unos pocos meses.
Rápidamente descubro que no soy la única santurrona por aquí cuando llego a
la playa mojigata. Es temprano, pero hay mucha gente que solo unos pocos
camastros quedan vacíos. Elijo una silla solitaria al final esperando que compañía
no deseada me moleste.

Desato las tiras de mi top detrás de mi cuello y las extiendo en el camastro para
tomar algunos rayos. No estoy ahí ni cinco minutos antes de que un chico lindo
cabana se pare cerca preguntándome qué clase de bebida deseo.

—Bay Breeze, por favor.

Mi bebida está deliciosa, pero la estoy tomando en pequeños sorbos porque


planeo ser cuidadosa. Calor y alcohol pueden ser una combinación peligrosa si no
tienes el buen sentido de tomar responsablemente. Y apestaría emborracharme,
desmayarme y freír mi culo en el sol jamaiquino.

Me relajo, cierro mis ojos, y escucho las olas. El sonido es calmante, pero las
personas alrededor de mí están irrumpiendo en mi serenidad. Cállense, gente.

Disfruté esta playa más anoche. No estoy segura si es porque estaba vacía de
todas las distracciones actuales o si era la compañía de Beau la que simplemente la
hacía más atractiva.

Sospecho que ambas.

Demonios. Está más caliente que un prostíbulo en la noche del níquel. ¡Slurp!
Me termino mi bebida más rápido de lo que intentaba. Necesito una botella de agua
la próxima vez que el caliente chico cabana venga tomando órdenes de bebidas.

¿Una suave brisa es demasiado pedir?

Mi espalda necesita sol, así que ruedo sobre mi estómago y estiro mis brazos
por encima. Tengo la esperanza de eliminar la exposición directa en mi cara me
enfriará. No lo hace.

Justo cuando pienso que ya no puedo soportar el calor, soy abruptamente


sombreada.

—Melocotón. Casi pudiste pasar por la playa nudista en ese traje de baño.
Puedo ver tu culo asomarse.

Ahí está nuevamente. Esa profunda voz sureña. Solo hay algo tan cálido y
suave sobre ello, como un buen whisky haciendo su camino bajando por mi
garganta.
Siento algo en el charco de sudor en mi espalda baja. Se desliza hacia abajo,
moviéndose en la cintura de mi parte baja del bikini. Creo que es su dedo. Y es casi
en la parte superior de mi hendidura del culo cuando me sacudo hacia arriba.

—¿Hola? ¡Límites! ¿Tienes alguno?

Él se está riendo.

—Lo hago, pero son bastante limitados.

Definitivamente creo eso.

Mi parte superior esta sin atar por lo que tengo que sostenerla en su lugar.

—Sin preocupaciones, Melocotón. Ya he visto esas.

No lo he olvidado.

—Tal vez, pero no a la luz del día.

Me golpea el tobillo con el dorso de su mano.

—Deslízate.

Me muevo a través del camastro y aseguro la parte superior de mi bikini detrás


de mi cuello. Se acomoda en la parte de los pies de mi tumbona, volteado así me
enfrenta.

¿No deberías estar durmiendo después de perseguir putas anoche?

—¿Qué haces tan temprano?

—He estado levantado desde las seis. Soy un madrugador.

Sé lo que hizo después de separarnos.

—¿Incluso cuándo te quedas fuera toda la noche parrandeando y cazando


culos?

—Nadie tiene que perseguir culos por aquí. Están casi disponibles 24/7 para
cualquiera que lo desee.

—Sí. Sigues diciéndome eso. Estoy segura de que se te lanzaron muchas en tu


dirección después de que me acompañaras a mi cuarto anoche.

—Solo porque es verdad.


—Asumo que fuiste capaz de encontrar tu primer follada sin mi ayuda. —No
es mi intención, pero sale sonando algo amargada.

—Fue un fracaso. No encontré a nadie que se adapte a mi fantasía.

Estoy sorprendida de lo mucho que me agrada eso.

—Entonces tus estándares deben ser excepcionalmente altos.

—Lo son.

Tengo curiosidad por su noche.

—¿Qué terminaste haciendo después de encaminarme?

—Me masturbé en la ducha.

Conjuro una imagen de como eso debe de verse. Si mi rostro no estaba


sonrojado antes, lo está ahora.

—¡Mi Dios, Beau! No tienes filtro.

—Te estás sonrojando. Estás pensando en ello ¿o no? ¿En mí acariciando mi


polla?

Él es tan malditamente inapropiado. Pero en lo cierto.

—¡No! Claro que no. Mi rostro está rojo porque estoy sentada en el sol. —Una
total mentira.

—Eres bienvenida a venir a mi habitación y mirar si quieres. No me molestaría.

Oh, mi Dios. A mí tampoco me molestaría, de hecho, amaría esa imagen.

—No, gracias.

—Anna James. ¿Siempre eres tan educada, chica vainilla?

Me encanta el sonido de mi nombre en sus labios.

—Sí. Deberías intentarlo en ocasiones.

—¿Intentar ser educado o vainilla o intenta ser educado? Chica vainilla.

¿Estoy equivocada en esperar para después? Definitivamente.


—No importa cuál. Estoy suponiendo que no estarás contento con ninguna.

Él se recarga sobre las palmas de sus manos, mirando como si no planeara irse
pronto.

—No. Probablemente no.

Él no tiene que estar de acuerdo así de rápido.

—Eres un chico muy grosero.

—No he sido un chico en algo de tiempo.

No lo pienso.

—¿Qué edad tienes?

—Lo suficiente mayor para saberlo mejor.

No entiendo que es lo que quiere decir, pero me gusta.

—¿Saber mejor que qué?

Esos malditos hoyuelos hacen otra aparición. Son como una distracción.

—Nada. Tengo treinta y cinco.

Sabía que era mayor que yo, pero no hubiera adivinado eso. Él tiene un rostro
de alguien mucho más joven.

—Yo estaba pensando en los últimos veintes o principios de los treintas.

—Supongo que tú a mediados de los veintes.

—Veinticuatro.

Él asiente, viéndose completamente sin sorprender.

—Soy once años mayor. No deberías querer salir con un viejo.

—Hay viejos aquí, pero definitivamente tú no eres uno de ellos.

—Muchas mujeres que vienen aquí están interesadas en los de veintitantos.


Ellas están bajo la impresión de que tienen un pene más grande y duro. —Él mira
con atención por encima de sus lentes de sol—. Ellas están equivocadas.
—No puedo comparar a ambos, pero estoy suponiendo que uno de treinta y
cinco tiene más experiencia para saber justo como… —Siento el calor elevándose
en mis mejillas nuevamente así que decido no continuar con ese pensamiento.

Beau se ríe. Veo que eleva una sola ceja detrás de sus lentes de sol.

—Sí. Sé justo como…

Apuesto a que lo hace.

—Mi ex tenía veinticinco, y siempre estuvo mucho más preocupado de cómo


iba a correrse que lo que sentía por mí. —Eso probablemente es DI6.

—Los tipos son sexualmente egoístas durante sus veintes. No creo que
comprendamos las cosas hasta que alcanzamos los treintas, dalo o tómalo.

—Entonces eso podría explicar todo el sexo mediocre que he tenido. —No
puedo creer que acabo de admitir eso.

—Nunca debes conformarte con el sexo que no te eriza los dedos de los pies.

Esta conversación se siente como que está dejando la zona de amigos


rápidamente. Necesito cambiar eso.

—¿Cuáles son tus planes para el día de hoy?

—No hay muchas actividades ocurriendo justo ahora. ¿Te importaría si paso el
rato aquí contigo?

Beau se ve bastante acogedor en los pies de mi camastro.

—Umm… creo que ya lo haces.

—Reformulo. ¿No te importa que continúe pasándomela aquí contigo?

—Eso está bien, pero me estoy quemando. Tengo que ir al agua para
enfriarme.

Él se quita su playera de su cuerpo y la deja caer encima de mi bolso.

—Iré contigo.

Maldición, yo estaba en lo cierto. El cuerpo de Beau es musculoso. Muy


amablemente cincelado.

6
DI – Demasiada información.
Sus redondos pectorales piden ser acariciadas. Sus pezones casi gritan para que
los lama. Pero ese no es su máximo. Es la maldita V que se asoma por encima de su
cintura, burlándose de mí. También necesita atención de mis manos y boca.

Él está casi completamente liso. Sin un poco de pelo en su pecho, pero tiene el
rastro acariciando por debajo de su ombligo que conduce a cualquier tesoro que
tiene dentro de ese traje de baño. Me encanta eso.

Ni un poco de tinta en su cuerpo. Sorprendente. Pensé que seguramente la


cubierta de oscuridad anoche había disfrazado algún tatuaje tribal negro en sus
brazos o pecho.

El agua está fría, refrescante.

—Debería haber hecho esto antes.

Doblo mis rodillas y me bajo hasta que mis hombros están sumergidos. La
parte superior de mi bikini absorbe el agua fresca del mar y mis pezones se ponen
duros. Estupendo. Es algo embarazoso para que él lo comente así que me alejo para
ocultarlos.

Estoy interesada en saber más sobre este hombre, algo además de sus gustos
sexuales, pero ya ha demostrado que puede ser cerrado. Recuerdo como lo persuadí
para que derramara sobre su prometida y mi confianza creciera.

Hasta el momento Beau ha sido encantador y abierto. Coqueto también, lo cual


ha sido agradable para la autoestima. Me pregunto si respondería cualquier cosa
sobre sí mismo.

—Háblame de tu familia.

Su cabeza se agacha mientras su frente se arruga bajo las gafas de sol.

—Soy el mayor de cinco. Tres hermanos y una hermanita. —Me gusta la forma
en que la llama hermanita. Suena como el hermano mayor sobreprotector que
siempre quise, pero nunca tuve—. Judd tiene treinta y tres años. El siguiente es
Hutch que tiene treinta años. Luego está Wilder que tiene veintiocho años.
Caroline quien acaba de cumplir diecinueve años.

—Treinta y cinco a diecinueve. Esa es una gran brecha.

—Sí. Ella fue una sorpresa para mis padres.

Apuesto que lo fue.


—Una agradable, estoy segura. ¿Alguno de tus hermanos está casado?

—No, pero Caroline tiene un bebé. Una bebé de diez meses llamada Ashlyn.

Me imagino que fue otra sorpresa.

—Guau. Eso parece como muy joven para ser responsable por un niño.

—Lo es, especialmente porque Ashlyn tiene síndrome de Down. Caroline fue
obligada a crecer más rápido que la mayoría de las chicas de su edad.

—¿El padre de Ashlyn la ayuda?

—No. Él es un completo idiota.

—Ese es el típico padre adolescente para ti.

—Anderson tiene veintidós. —Beau se ve irritado—. Como lo puedes


imaginar, yo estaba excepcionalmente molesto por él jodiendo alrededor de mi
hermana adolescente. Quise matarlo, especialmente después de que me enteré de
que la había embarazado. Todavía lo considero cuando los tiempos son difíciles.
Pero no cambiaría nada en el mundo por Ashlyn. Ella es la niña de mis ojos.

Hermano protector y tío de una sobrina con necesidades especiales. Solo lo


hizo subir otra muesca en el medidor de candente.

—Suena como que tú la ayudas.

—Bueno todos lo hacemos. Mi familia lo hace. —Es extraño considerar a Beau


como un hombre de familia—. ¿Qué sobre ti? ¿Hermanos o hermanas?

—Una hermana menor. Willa. Ella tiene veintidós.

—¿La ves seguido?

—No tan seguido como me gustaría. Ella y mi mamá se mudaron de vuelta a


Mississippi hace algunos pocos años.

Extraño a mi mamá y a mi hermana mucho. Deseo que no vivieran a seis horas


de distancia.

He considerado mudarme de vuelta a Mississippi para estar cerca de ellas, pero


tengo una buena vida en Georgia. Sin esposo o familia, concedido, pero muchos
amigos muy queridos. Ninguno tan bueno como Meredith y Grayson para lo que
importa, pero no puedo olvidar mis compañeros de trabajo y estudiantes. Los
adoro.
—Soy cercano con mi familia. Pesco, cazo y juego golf con mis hermanos y mi
papá todo el tiempo, pero el fútbol es lo que junta a toda la familia. Somos
fanáticos acérrimos del UGA.

No soy una fanática acérrima, pero soy una antigua alumna.

—Soy una bulldog también. Graduada de ahí hace dos años.

Tengo toda la atención de Beau ahora.

—¡Diablos sí! ¿Alguna vez vuelves para los partidos de fútbol?

—He estado ahí una vez desde que me gradué, pero solo porque un amigo
tenía un boleto extra.

—Nosotros tenemos asientos en un palco. Nunca nos perdemos ningún juego.

—¿Club de Campeones?

Sus ojos se abren ampliamente y es todo sonrisas. Esos malditos hoyuelos me están
matando.

—Sí. ¿Lo sabes?

No tengo dudas de que su familia es adinerada. Una donación para justo uno
de esos asientos es locamente alta, muy lejos para lo que mi salario de maestra
puede permitirse.

—Fui invitada una vez a uno de esos por un amigo. Fue una experiencia muy
espectacular. No tenía idea que podías ver el juego así. Creo que estuve más
impresionada con la comida. —No hot dogs y papatas servidas en ese lugar.
Comida solo de lujo. Y una barra de postres por la cual morir.

—No está mal. —Beau es sin pretensiones. Me gusta eso.

—No mal, mi culo. Es asombroso.

—Te llevaré a un partido este otoño… si estás interesada. Si no, no es un gran


asunto. —Y ahí está. La invitación para extender su relación, sea lo que sea, fuera
de este complejo vacacional.

Esto se siente como algo diferente. No un hedonista que practica la poligamia


invitando a una chica vainilla a un partido de fútbol de los Georgia Bulldogs.

Estoy intrigada.
No creo que sea posible para mí declinar su invitación.

—Seguro. Suena divertido.

Me muevo para ponerme de espaldas y flotar en la superficie del agua. Cierro


mis ojos detrás de mis lentes de sol y mis oídos se llenan con el océano. No escucho
nada. No veo nada. No pienso en nada. Estoy sin peso, flotando como una
partícula en el aire que solo puedes ver iluminada por la luz del sol.

Floto por un poco antes de que una gran salpicadura de agua caiga sobre mi
cara, corriendo justo hacia mi nariz. El agua salada inmediatamente quema mis
fosas nasales.

—¿Qué diablos, Beau?

—Ve a bailar conmigo esta noche.

No sé qué está pasando aquí.

—¿Seguro que quieres desperdiciar tu precioso tiempo conmigo en lugar de


trabajar esas noventa y nueve folladas?

Él se encoje de hombros.

—Hice el reparto de cinco nudillos anoche. Si estoy siendo completamente


honesto, lo hice esta mañana también, así que estoy bien.

Bueno, demonios. Esa imagen está en mi cabeza nuevamente. Espero que no


se burle de mí nuevamente con ir a ver su habitación. Yo podría considerar tomar
la oferta.

—Vamos. Ve conmigo, Melocotón. Será divertido.

Sus hoyuelos son muy persuasivos. No hay esperanza para mí. No puedo
resistirme.

—Sí, está bien.


Capítulo 4

—¿Cuál es el código de vestimenta para el club de baile? —Seguramente no es


ropa opcional también. Si es así, olvídalo. No quiero estar en un lugar donde partes
del cuerpo desnudas se están sacudiendo.

Meredith levanta una ceja.

—Depende de a cuál te refieres.

—No tengo ni idea.

—Hay dos. Uno está en el lado más elegante, mientras que el otro tiende a ser
más casual. Elegante sensual funciona para ambos. ¿Por qué quieres saber?

—Voy con Beau.

—Entonces necesitamos estar en mi habitación. Vi lo que empacaste y nada de


eso va a funcionar para bailar. —Meredith se mueve hacia la puerta.

—No puedo salir así. —Todavía estoy en mi camiseta de tirantes y bóxer.

—¿En serio, Anna James? ¿Crees que lo que llevas no es apropiado para salir
para entrar en la habitación de al lado?

Bajo la mirada para inspeccionarme y apunto el problema.

—Sí. Puedes ver mis pezones a través de esto.

—De nuevo, ¿crees que eso es un problema aquí? —Ella se está riendo de mí.

—Es indecente para mí. —Tomo una playera y tiro de ella sobre mi camiseta
de tirantes antes de seguir a Mere a su suite—. A mí me gusta la ropa que traje.
Compré la mayoría específicamente para este viaje. —Mi presupuesto era
básicamente casi nada, pero me encontré con un montón de artículos de verano en
liquidación.
—La ropa que trajiste funciona bien para casa, pero no aquí. Sobresaldrás
como un pulgar dolorido. Los buitres te rodearán si te ves como una novata y serán
rápidos para reclamarte.

—Umm... No disponible para follar aquí.

—No entenderán eso. Y yo sé que estarás enojada si te molestan.

No quiero ser acosada.

—Entonces muéstrame lo que tienes.

Ella extiende un grupo de al menos quince vestidos sobre la cama.

—Mierda. Esta colección luce si hubieras vencido a una puta y luego robaras su
armario.

—Cállate y elige algo.

Elijo uno negro de un hombro con aberturas en los lados. Lo sostengo para la
inspección.

—¿Crees que me vería bien en esto?

—Te verías brutal en cualquiera de ellos. —Una de las mejores cosas de tener a
Meredith como mejor amiga es que estamos muy cerca en tamaño. Mi trasero es
robusto por lo que este vestido me quedará más apretado. A veces eso es bueno,
pero no estoy segura con este.

—No sé, Mere. Temo que va a estar apretado y subirse por mi culo.

Ella lo saca de la percha.

—La única manera de saber es probarlo. Si esto no funciona, pasaremos a otra


cosa.

Me desvisto y me deslizo en el vestido de spandex. Ella está radiante, así que sé


que este es un ganador.

—Es un demonio sí para mí. ¿Qué opinas?

Doy un paso delante del espejo de cuerpo entero para inspeccionar.

—Me gusta.
—Gustar, demonios. Deberías amarlo. Se ve fantástico. Mucho mejor en ti que
en mí.

Quito mi coleta manteniendo el moño desordenado en la parte superior de mi


cabeza en su lugar.

—Está bien. Lo admito. Me encanta. ¿El cabello arriba, abajo, liso o rizado?

—Grandes rizos sueltos. Sin duda.

—Yo también lo creo. —No lo hago a menudo porque es mucho trabajo, pero
tengo un montón de tiempo para prepararme.

Los ojos de Meredith encuentran los míos en el espejo.

—Quieres verte bien para este tipo. Puedo decirlo.

Me doy la vuelta para encontrarla cara a cara.

—No. Me gusta hablar con él. Eso es todo.

Ella está leyendo demasiado en esto.

—Eres una mentirosa. Una mala. Realmente te gusta este tipo.

—Me gusta, pero solo como un amigo. Él sabe que no estoy abierta a nada
fetichista.

Estoy extrañamente cómoda con Beau pero creo que sé por qué. Me recuerda a
Grayson.

—Ten cuidado con él. Es un tipo diferente de animal que no entiendes.

Lo entiendo. Beau es un depredador... al igual que su marido. Recuerdo


haberle dicho a Meredith lo mismo sobre Grayson cuando me habló de sus
preferencias sexuales.

Mira cómo terminó eso.

Meredith apenas tenía veinte años cuando entró en la clase de Grayson en el


instituto culinario. Su chispa por él fue instantánea, a pesar de la diferencia de edad
de trece años. El pobre tipo nunca tuvo oportunidad. Lo vio, lo deseó, y estaba
decidida a hacerlo suyo.

Meredith siempre encuentra una manera de conseguir lo que quiere.


Lo de swingers fue claramente un shock para Mere, pero quería a G tanto que
estaba dispuesta a darle una oportunidad. Todavía recuerdo lo que dijo de él
cuando me dijo que disfrutaba intercambiar parejas sexuales. “Grayson me hace sentir
un poco sucia. Lo amo. Y lo amo a él, maldita sea”.

Su sonrisa irónica la traicionó y supe que había accedido a intentarlo. Resulta


que, el intercambio encajaba con ella.

Eso fue hace casi cuatro años y su relación es más fuerte que nunca.

Casados. Exitosos. Felices. Lo tienen todo. Es difícil no envidiarlos.

Son más felices que un tornado en un parque de casas rodantes. Pero compartir
nunca encajaría conmigo. Nunca. Por lo tanto, eso significa que Beau Emerson está
fuera de límites.

Y eso es… muy decepcionante.

Apenas comí en la cena. La idea de salir a bailar esta noche con Beau me tiene
de los nervios. Por supuesto, Meredith se dio cuenta y me dio mierda sobre ello.
Estoy agradecida de que Grayson intervino y le dijo que se calmara con todo el
asunto.

Aprecio su preocupación, pero soy una niña grande. Puedo manejar cualquier
cosa que venga.

Beau toca y mi corazón se acelera de forma instantánea. Han pasado más de


cuatro años desde que he abierto la puerta para una cita, aparte de Drake, y sigue
siendo un momento temido para mí. El tipo está obligado a comentar lo bien que te
ves. Es incómodo.

Mierda. Acabo de hacer referencia a esto como una cita. No lo es.

Abro la puerta y empiezo a parlotear para que podamos evitar ese incómodo
momento donde está obligado a comentar cómo me veo.

—Hola, estoy lista. Solo dame un segundo para agarrar mi bolso.

Voy al baño a buscar mi lápiz labial rosa brillante y darme un último vistazo.
Rizos sueltos. Ojos ahumados. Vestido de zorra. Tacones ridículamente altos de
fóllame de los que me voy a arrepentir después de cerca de una docena de pasos.
Estoy preparada y lista para bailar hasta morir.
—Para que lo sepas, no he bailado en años. Puede que esté un poco oxidada.
—Drake odiaba ir a bailar. Cada vez que íbamos, se enfurruñaba en la esquina así
que eventualmente dejé de pedir ir.

Idiota.

Me río, pensando como amorcito Caitlyn debe estar arreglándoselas con el Sr.
Festival de Siestas.

Salgo del baño para encontrar a Beau dentro de mi suite en lugar de donde lo
dejé en la puerta. Esta es otra cosa que no he hecho desde hace tiempo, estar detrás
de una puerta cerrada con un hombre que no es mi marido.

Levanto mi bolso.

—Lo tengo. Estoy lista.

Él está inmóvil.

—¿Pasa algo?

Gira su dedo en un círculo.

—Vuelta.

Hago un trescientos sesenta, parando para mirarlo.

—¿Aceptable?

Está imperturbable.

—Tan jodidamente hermosa que duele.

Total. Moja. Bragas.

Soy sorprendida por sus palabras; nunca me han dicho algo así antes. Drake
raramente me elogiaba, pero cuando lo hacía, siempre se sintió... forzado.

Un esposo no debería encontrar a su mujer hermosa, ¿por qué ella es su


preciado tesoro, y decírselo con frecuencia? Mi padre lo hacía. Lo escuché decirle a
mi madre innumerables veces lo preciosa que era.

Tan jodidamente hermosa que duele. Por Dios. Esas palabras hacen que mi piel se
caliente y mi corazón deje de latir.
Pero no puedo permitirme dejarme llevar por palabras bonitas. Beau Emerson
es fluido en encantar mujeres. De hecho, tiene que ser dos veces mejor que
cualquier otro hombre si tiene que encantar dos mujeres a la vez.

Bajo la mirada y escarbo en mi bolso. No estoy buscando nada en particular.


Es una distracción para que no se vea lo afectada que estoy por sus palabras.

—Gracias.

Él levanta mi tarjeta de acceso de la mesa y juguetea con ella entre dos dedos.

—¿Buscando esto?

—Sí, gracias. —Tomo la tarjeta de plástico de él y la coloco en mi bolso.

Beau abre la puerta para mí, otra cosa que Drake hizo raramente.

—Eres todo un caballero.

Su mano se posa sobre mi espalda baja mientras salimos, y escalofríos estallan


por todo mi cuerpo. El toque de ningún hombre me ha hecho eso. No creo que
hubiera un momento en que Drake hizo que mi cuerpo reacciona de esta manera.

—Caballero en público. Macho alfa en la alcoba. —Sus palabras son


acompañadas por una risa seductora.

¿Macho Alfa en la alcoba?

Eso suena caliente, no como algo de lo que experimenté con mis cuatro años
de sexo mediocre en posición de misionero.

Por Dios. Eso me da demasiado en que pensar esta noche.

El club ya está lleno cuando entramos.

—¿Es esto normal o está más concurrido debido a la Wicked Week?

—Nunca lo he visto así de lleno. —Toma mi mano para guiarme a través de la


multitud—. Vamos. Vamos por una bebida.

Se abre paso a la barra.

—¿Qué quieres?

Tengo ganas de una cerveza.


—Stella.

—Una buena elección. Creo que eso es lo que tendré también.

Me aparto de la barra para sobresalir de la ruta de los solicitantes de bebida. Me


siento más segura en la esquina. No soy admiradora de la forma en que algunos,
hombres y mujeres, se rozan contra mí a medida que pasan.

Agito mi mano cuando veo a Beau buscando en la multitud. Me da un


asentimiento rápido de reconocimiento cuando me encuentra.

Él extiende mi Stella.

—No vamos a conseguir una mesa... A menos que quieras ser un poco más
amistosa.

—No, gracias. —Estoy bien.

—Puede que cambies de opinión después de que estés parada en esos tacones
por un rato. —Estoy prediciendo que tiene razón. Ya estoy experimentando algo de
incomodidad.

—Estaré bien.

Nos movemos hacia el lugar más tranquilo en el club, pero todavía estamos
obligados a gritar sobre la música. Charlamos sobre esto y aquello. Antes de que lo
sepa, hemos tenido cuatro Stellas cada uno.

—Bebes cerveza como un hombre.

Me encojo de hombros.

—Siempre he sido capaz de seguir el ritmo.

Beau le pasa nuestras botellas vacías a una camarera cuando pasa.

—Baila conmigo.

Cuatro dosis de realce de la personalidad. Estoy dentro.

—Claro.

Una canción de ritmo rápido con una gran cantidad de contrabajos está
sonando. Es un gran ritmo para mover las caderas. Sé la letra de memoria, así que
canto. Por supuesto, está demasiado alto como para que Beau me escuche, lo que
es bueno ya que no puedo cantar para nada, pero observa mi boca y expresiones
faciales. Él sonríe y recuerdo cuan animada puedo estar cuando me dejo llevar por
una gran canción.

Me muevo cerca de Beau. Muy cerca. La pista de baile es el único lugar en mi


libro donde se considera aceptable frotarse en público, así que aprovecho.

Me doy la vuelta y balanceo las caderas, moviendo mi trasero contra él.


Engancha su mano alrededor de mi cintura y tira de mi cuerpo firmemente contra
el suyo. Se frota con fuerza y no hay duda acerca de lo que siento presionado
contra mi culo.

Estar con alguien como Beau es un juego que no entiendo; no me han


enseñado las reglas. Solo sé que me gusta él y lo que está pasando entre nosotros.

Beau sostiene mis hombros y me guía para dar la vuelta. Luego mueve su
agarre a mi cintura y arrastra su boca por mi frente mientras baja a delante de mí.
Mueve sus manos a mi culo y me tira contra él por lo que su rostro está presionado
contra mi ingle. Puedo sentir su cálido aliento entre mis piernas a través de la
delgada tela de mi vestido.

Oh, mierda. Esto es caliente.

Se levanta lentamente. En el camino, su boca se cierne sobre la mía. Tan cerca,


pero tan lejos.

La intimidad del casi beso muchas veces es más poderoso que el beso mismo.

Quiero sus labios sobre los míos demasiado. Y creo que él también lo hace.
Hay un hambre en sus ojos, pero incluso si no pudiera verlo, puedo sentirlo
presionado contra mi estómago.

Mi corazón late con fuerza en mi pecho. Está mirando mi boca así que lamo
mis labios en anticipación. Estoy esperando, esperándolo en cualquier segundo,
pero el momento se pierde cuando siento a alguien bailando detrás de mí. O más
bien en mí.

Miro por encima de mi hombro y veo un tipo al azar empujando su polla


contra mi culo. Asqueroso.

Miro a Beau para calibrar su reacción. ¿Le gusta ver a otro hombre hacerme
esto?

Este es un momento revelador. Definirá esta relación y el sitio inmediato al que


va porque no estoy en absoluto bien con lo que este hombre está haciendo detrás de
mí.
Beau se inclina hacia delante y dice algo en su oído. El hombre me da un
asentimiento y rápidamente se va.

—No sé lo que dijiste para hacerle irse, pero gracias.

—Algunos fallan en reconocer o aceptar, cuando sus avances no son


bienvenidos por lo que necesitan un pequeño empujón en la dirección correcta. —
Toma mi mano en la suya—. Vamos. Quiero llevarte a un lugar especial.

—¿Nos vamos? —Estoy pasándolo bien. No quiero irme todavía.

—No, pero conozco lugares donde no seremos molestados por gente así.

Él me lleva a una escalera donde nos encontramos con un enorme y musculoso


hombre con una cabeza afeitada más resbalosa que una cebolla. Se aparta de
nuestro camino cuando ve a Beau.

—Bienvenido de nuevo, señor Emerson.

—Gracias, Romario. Esta es Anna James Bennett. Ella es mi invitada esta


noche.

—Bienvenida, señorita Bennett.

—Gracias.

Beau sostiene mi mano a medida que ascendemos la escalera.

—¿A dónde vamos?

—No te puedo decir. Tendrás que verlo para entender.

Entramos en una habitación oscura. La pared a mi izquierda inmediata es


totalmente de cristal con vistas al club de baile.

—No me di cuenta de esto cuando estábamos abajo.

—La mayoría de las personas no lo hacen.

Estoy confundida por lo que estoy viendo.

La habitación es completamente blanco y negro y acentuada con toques de


rojo. La paleta de colores del pecado, de nuevo.

A mi derecha están filas de cabinas, muy parecidas a los asientos de un


restaurante con una gran excepción. Camas en lugar de mesas.
—¿Qué en el mundo es este lugar?

—Un salón privado para parejas. Solo los clientes que pagan una tarifa de
acceso están permitidos dentro.

Cada espacio está cerrado en tres lados por paredes con una abertura hacia el
vidrio sobre el club. Noto que varias están cerradas por gruesas cortinas de
terciopelo.

Todavía está sosteniendo mi mano cuando me conduce por el pasillo delante


de la primera fila. Pasamos varias cabinas ocupadas. Algunas parejas están
bebiendo mientras observan el baile debajo, mientras que otros están involucrados
en sus propias actividades.

Mierda. No puedo entender lo que está pasando públicamente en el interior del


recinto que acabamos de pasar.

Beau se detiene en la cabina en el extremo, justo al lado de la pareja que tiene


sexo oral.

Genial. Nunca voy a olvidar eso.

—Este es el mío. —Él inclina su cabeza en la dirección de la pareja


cunnilingus—. Lo rento para el año por lo que no tengo que compartir un espacio
con gente así.

No puedo decir que lo culpe por eso.

No soy capaz de resistir mirar por encima de mi hombro el espectáculo. Es


como un accidente de auto del que no puedes apartar la mirada.

—Ellos se excitan al ser observados. Por eso su cortina no está cerrada.

Me siento sucia por mirar.

Beau hace un gesto para que vaya primero.

—Después de ti, Melocotón.

Reflexiono sobre la mejor manera de entrar. Me pondría de rodillas y me


gatearía si estuviera usando pantalones. Eso no es una posibilidad con este vestido,
así que supongo que es sentarme y correrme.

Me deslizo hacia atrás un par de pulgadas a la vez, tirando hacia abajo mi


vestido mientras voy, así que no le muestro todo lo que tengo debajo.
—Tomaré estos por ti. —Beau agarra la parte posterior de los tacones y los
desliza fuera—. ¿Mejor?

—¡Sí! Fue algo tonto usarlos para bailar, pero me encanta la forma en que
lucen con este vestido.

—El vestido. Los zapatos. Tú. Toda perfección.

¿Es una línea? Si es así, es una genial. Y me le trago.

—Eres dulce.

Gatea a mi lado en sus manos y rodillas.

—Estoy siendo honesto. Eres una de las mujeres más impresionantes que he
visto.

Desmayo.

Beau Emerson me hace sentir como una mujer. Una mujer deseada. Sus
palabras. La forma en que me mira. Su lenguaje corporal. Todo lo que hace es un
gran afrodisiaco.

Estamos sentados cerca. Lo único que tendría que hacer es inclinarse para
besarme. Y me doy cuenta de que quiero que lo haga.

—¿Bebidas? —Me sacudo cuando una camarera aparece al pie de la cama. Ella
está vestida, si se puede llamar así, en lo que parece un conjunto hecho de cinta
aislante negra. Hay algunas tiras aquí y allá con muy poco para la imaginación.

Beau no parece tener el más mínimo interés en su casi desnudez. La está


pasando por alto porque su atención está por completo en mí. Me gusta eso.

—¿Cerveza?

—Claro.

Nos sentamos en la cabecera de la cama, nuestras espaldas apoyadas en las


pilas de almohadas mientras tomamos otra Stella.

“Got it” de Marian Hill suena abajo. Gemidos de las parejas vecinos entran en
nuestro pabellón. Cada terminación nerviosa mía está estimulada. Tarareando.
Zumbando. Deseando.

Necesito una distracción.


—¿Es Beau una abreviatura de algo?

Él niega con la cabeza.

—Lo es, pero no iremos allí.

—¿Beaumont? —Es la opción obvia. Tal vez.

No dice nada así que quizás no.

—¿Beaudon? ¿Beauchamp? —No hay respuesta, así que le doy un codazo—.


Dime.

Se ríe mientras dice:

—Gran Beau. —Apenas lo conozco, pero no estoy sorprendida en lo más


mínimo por el comentario sobre su gran polla.

Me río y me ahogo con mi bebida. Mi percance envía cerveza en mis senos,


haciéndome resoplar accidentalmente. Ahueco mi mano sobre mi nariz, pero lo
hago de nuevo.

—Lo siento. Realmente no tenía la intención de hacer eso.

—Se trata de un espacio reducido. Si te tiras un gas luego, estás fuera de aquí,
Melocotón.

Ohmidios. Me río con tanta fuerza que pierdo el aliento y lágrimas llenan las
comisuras de mis ojos.

—Maldita sea, vas a hacerme estropear mi maquillaje.

Me encanta el sentido del humor de Beau, pero está tratando de distraerme de


adivinar su nombre completo.

—Creo que Beau es la abreviatura de algo elegante. Regio. Y lo odias. —


Atormento mi cerebro durante un minuto—. Me olvidé de Beauregard.

Se ríe, un sonido bajo y profundo de su pecho.

—Nunca te diré.

Creo que he dado en el clavo.

—Beauregard. Así te voy a llamar a menos que me digas lo contrario.


Se encoge de hombros.

—Lo que te haga feliz, bebé.

Él extiende su bebida.

—Un brindis por Melocotón y Beauregard.

—Por Melocotón y Beauregard. Ahora, eso es un par. —¡Clink! Golpeamos los


cuellos de cristal de nuestras botellas de cerveza.

Las tragamos en cuestión de segundos, y en el momento justo, la mujer de la


cinta aislante aparece con más.

—¿Algo más, señor Emerson?

—Estamos bien. Llamaré si eso cambia.

—Muy bien, señor.

Espero hasta que se ha ido para preguntar.

—¿Vas a llamarla?

Él apunta a un intercomunicador en la pared.

—Sistema de llamada. —Por supuesto. Qué tonta soy.

Trabajamos en nuestras cervezas frescas mientras vemos el espectáculo debajo


en la pista de baile. El frotamiento, que estaba haciendo contra Beau antes no se
compara con lo que está sucediendo en este momento. Lo que me recuerda a más
temprano.

—¿Qué le has dicho a ese hombre en la pista de baile para hacer que se fuera?

—Le dije que tu coño y culo eran míos y yo no compartía con nadie.

Santa mierda. Mi estómago hizo algo. ¿Tal vez una voltereta hacia atrás?

»Ese culo de mono se empujó contra ti sin invitación o permiso. Le mostré


amabilidad al no golpearlo en la cara, que es lo que realmente quería hacer. Pero la
violencia es motivo para ser expulsado del complejo y eso significaría que no podría
verte esta semana. Y realmente me gustaría eso… si estás abierta a ello.

¿Quiere verme esta semana?


Estoy bastante segura de una pluma me podría derribar en este momento.

—No sé qué significa pasar tiempo con una persona como tú. —¿Beau está
buscando a una amiga? ¿Una amante? ¿O una nueva socia para una tríada? Es un
no, definitivamente a lo último.

—No tenemos que poner una etiqueta a lo que es.

Beau tiene deseos que nunca seré capaz de satisfacer. Lo que la mayoría de los
hombres consideran una fantasía es su realidad. Sería sensato no olvidarlo sin
importar cuanto nos estemos divirtiendo.

—Me gustas, Beauregard. —Ambos sonreímos cuando utilizo su nuevo


apodo—. Me gusta pasar tiempo juntos. Pero tú, y lo que te gusta, me asusta.

Él roza la parte posterior de sus dedos por mi mejilla.

—¿Mi simple toque te asusta?

Bajo la mirada.

—Sí.

Él agarra la barbilla y me obliga a mirarlo. Frota mi labio inferior con su


pulgar.

—¿Y esto también?

Asiento con la cabeza.

Toma la cerveza de mi mano, lo coloca en el estante dentro de la cabina. Se


inclina por un beso, por el que he estado muriendo desde que me dijo que era tan
jodidamente hermosa que dolía. Pero si soy honesta, lo quería mucho antes de eso.

Estoy temblando. Mi respiración es rápida. Podría estar incluso un poco


mareada.

Se detiene antes de que sus labios toquen los míos. Estamos tan cerca que
puedo oler la Stella en su aliento. Quiero probarla.

—¿Cómo te hace sentir esto?

—Me asusta como el infierno.

Su labio inferior roza el mío, pero todavía no me besa.


—Retrocederé en este momento si es lo que quieres. Dejaremos este salón. Te
escoltaré de vuelta a tu habitación y diré buenas noches. Pero si eso sucede, voy a
volver a mi habitación por una ducha de agua fría para que pueda masturbarme
mientras fantaseo sobre lo que podría haber pasado si me hubieras dicho que te
besara ahora.

¡Dios! La entrepierna de mis bragas se acaba de empapar.

Esto es todo. El segundo momento de la noche que definirá a dónde va esta


relación.

—Bésame.

Él entrelaza sus dedos a través de mi cabello y me mantiene prisionera cuando


baja su boca a la mía. Abro para invitar a su lengua a entrar. Se encuentra con la
mía y juntas se convierten en compañeros de baile erótico.

Ah. Un primer beso. Siempre los últimos en ser olvidados.

Se detiene, sus labios cerniéndose sobre los míos. Su aliento es cálido contra mi
piel.

—¿Más o me detengo? Tu elección.

Estoy parada en una encrucijada. Me está pidiendo que me aventure con él,
pero mi corazón me dice que un paso más me llevará más allá del punto de no
retorno.

Tengo veinticuatro años, divorciada, en Jamaica, y estoy besando a un hombre


en serio caliente. ¿Por qué diablos diría que no?

—Más.

Su boca deja la mía y se desplaza hacia mi cuello.

—Tus labios hacen que me pregunte a que sabe el resto de ti.

Cierro los ojos y debato lo que estoy haciendo. Esto va contra todo lo que creo
y todas las cosas que quiero para mí.

Este hombre conoce el poder de la seducción. Él me da exactamente lo que


quiero, tan lentamente, que me está dejando sin aliento.

Esto no es amor. Tampoco es verdadero y bello. Pero lo quiero más que a mi


siguiente respiración.
No tengo idea de qué es lo que estamos haciendo o en lo que nos podemos
convertir. Solo sé que me gusta jodidamente mucho.

Beau jala el costado del lado sin tirantes de mi vestido hasta que mi pecho sale
de la parte superior. Su mano abarca el montículo y rítmicamente aprieta mientras
se mueve hacia abajo. Lo empuja hacia arriba y succiona mi pezón en su boca,
rodeando la piedra dura con su lengua. Cuando termina, arrastra sus dientes sobre
ella.

Cada toque, lamida y chupada tiene un enlace directo enviando un mensaje al


centro de mi ingle. Prepárate para lo que vendrá después.

Él rueda mi cuerpo, así que estoy acostada sobre mi costado.

¿Qué está haciendo?

Oh, demonios. Él puede seguir haciendo eso.

Su lengua, que ha estado entrando y saliendo de las ranuras abiertas del


costado de mi vestido, toca el hueso de mi cadera. Tiemblo por su contacto contra
la piel sensible allí.

Abro los ojos y veo la silueta de una mujer de pie en la apertura de la cabina en
la que estamos. Me sobresalto, cubriendo mi pecho expuesto con mi mano, y ella se
aleja.

—¿Qué pasa?

—Había una mujer allí de pie mirándonos. —Espeluznante.

—Probablemente Shayna del pabellón contiguo. A ella le gusta ver, además de


ser observada.

—Bueno, no me gusta ser comida con los ojos. —La cortina está abierta, pero
todavía es una completa violación de privacidad.

Se mueve hasta el borde de la cama, junta las cortinas de terciopelo de felpa, y


las abrocha con un gancho.

—Solución fácil.

Se da la vuelta, pero no vuelve a mí. En cambio, se pone de nuevo de pie,


colocando sus palmas en la parte superior de sus muslos.
—Sé que no estás segura acerca de esto. O de mí. Por eso no voy a follarte esta
noche.

Admiro su confianza.

—Asumes que te dejaría.

Se arrastra en mi dirección en cuatro patas antes de cernirse sobre mi cuerpo.

—Confía en mí cuando digo que vas a desear que lo haga.

Él pone las manos sobre mis rodillas y empuja mis piernas. Como abriendo un
libro que no puede esperar a leer. Y lo dejo. Estoy temblando, impaciente para
experimentar lo que tiene reservado para mí.

Sube mi vestido hasta mi cintura. Mi ingle entera vibra mientras acaricia


suavemente sus dedos por la entrepierna húmeda de mi ropa interior.

—¿Ves? Ya estás empapada, y apenas te he tocado.

No puedo inhalar y exhalar suficiente aire, así que abro la boca para respirar.
Trabajo en aumentar el control, pero todavía resulta en un embarazoso jadeo.

Él ahueca su mano sobre mi ingle y me acaricia a través de mi ropa interior


mojada. Cada terminación nerviosa entre mis piernas está viva.

—Creo que no he dejado de pensar en ti ni un minuto desde que nos


encontramos.

Hace a un lado la tela húmeda y gime entre dientes.

—Eres tan suave. Me encanta eso.

Él desliza sus dedos arriba y abajo de mi centro. La punta de su dedo roza mi


clítoris con cada caricia hacia arriba, lo suficiente para estimular, pero no lo
suficiente para satisfacer. Es una tortura, del tipo más dulce.

Inclino mis caderas y me sacudo contra su mano. Levanto mis brazos sobre mi
cabeza y agarro la almohada debajo de mi cabeza, girando mi cara hacia ella.

—Ohmidios.

Beau empuja dos dedos dentro y fuera de mí mientras trabaja mi clítoris. Al


menos eso es lo que creo que está haciendo. Realmente no puedo estar segura, ya
que es algo que nunca me habían hecho antes.
No he sido bendecida con parejas sexuales generosas. Solo egoístas.

Baja su boca a mi cuello y me besa justo debajo de mi lóbulo. Sus palabras son
un susurro seductor y entrecortado viajando de sus labios a mi oído.

—Mi polla se va a sentir mejor que esto cuando la meta dentro de ti.

Su polla. Dentro de mí.

Oh, sí.

Estoy perdiendo, no, encontrándome en lo que está haciendo Beau. Estoy


descubriendo una parte de mí que nunca he conocido.

—Oh. Mi. Dios. Por favor, no te detengas.

Me tenso toda, incluyendo mis dedos curvados, cuando las contracciones


rítmicas en mi ingle comienzan. Una vez. Dos veces. Pierdo la cuenta de cuántas
veces mi cuerpo interno se aprieta alrededor de los dedos de Beau.

—No dejes de venirte todavía, Anna James. Recorre todo el camino.

No podría detener este veloz tren si lo intentara. Nunca he experimentado el


éxtasis de que es este orgasmo.

¿Cómo demonios me he perdido esto?

Me muerdo el labio y lo agarro con fuerza alrededor de su cuello para


acercarlo. Él no estaba bromeando. Quiero que me folle.

Me relajo cuando termina. Mi cuerpo entero se vuelve laxo. Eso incluye


permitir que mis piernas se separen por completo. No tengo las fuerzas para cuidar
si ve mis bienes.

Dejaría que Beau me hiciera eso de nuevo en cualquier momento. Sin duda.

Él sube por mi cuerpo hasta que está acostado encima de mí, su erección
presionando contra mi entrepierna.

—La forma en que respondes al tacto es atractiva como la mierda.

Quiero tocarlo, ver si tiene una respuesta similar.

Empujo mi mano entre nuestros cuerpos para poder llegar a su polla. Estiro mi
cuello por lo que mi boca llega al lóbulo de su oreja.
—Voy a hacerte venir tan fuerte.

Él gruñe y nos da la vuelta, así que estoy en la parte superior. Estoy


montándolo a horcajadas por lo que mi vestido está levantado hasta mis caderas.
La oportunidad perfecta para frotar mi entrepierna contra su pene.

—Me estás matando, Melocotón.

Me siento y empujo mi mano por la parte delantera de sus pantalones. Está


lleno y caliente dentro de mi palma. Agarro firmemente y muevo mi mano arriba y
abajo en un movimiento constante.

—Estar dentro de mí se va a sentir mucho mejor que esto. —Soy quien usa sus
palabras ahora. Las sucias. Y me gusta; se siente bien.

—Mi pene estaba tan celoso de mis dedos cuando estaban en ti.

Dejo de acariciarla y froto la punta sobre la entrepierna de mi ropa interior.


Todo lo que tomaría sería empujar la tela de mis bragas a un lado y podría estar
dentro de mí.

—Tenías razón cuando predijiste que querría que me follaras.

—Sí. Él sabe cómo hacer eso.

¿Qué carajo?

Soy sorprendida al oír una voz dentro de nuestra cabina, así me que doy la
vuelta bruscamente para ver lo que está pasando. Alguien está de pie en la entrada
de nuestro pabellón sosteniendo las cortinas de par en par.

—Cariño, estoy en casa.


Capítulo 5

—Mierda. —Estoy brillando todo mi culo a quienquiera que sea así que
rápidamente rodé de Beau y bajé mi vestido.

—Vete a la mierda Linc. —Escuché cuando Beau levantó su voz aguda y


autoritaria.

Nuestro intruso no se mueve así que Beau patea uno de sus pies en la dirección
del tipo, por poco perdiendo su entrepierna.

—Guau. Me podrías haber pateado en las bolas.

—Esa era mi intención —gruñe Beau bajo su aliento.

—Cálmate. Bobo.

—Tenía una hermosa mujer sentada encima de mí con su mano alrededor de


mi polla. Calmarme es completamente lo opuesto a lo que quiero, de ahí la razón
de que te estoy diciendo que te vayas. Ahora.

—No hijo de puta. Tengo una ternera con contigo.

Beau sacude su cabeza.

—Y yo tengo una queja contigo.

—Pasaste junto a mi cabina con esta encantadora dama y no paraste para decir
hola, besar mi culo, ni nada.

—Eso sería porque no quería que espantaras a Anna James, que es lo que
imagino que estás haciendo ahora mismo.

—Soy Linc. Es un placer conocerte. —El hombre ofrece la mano derecha para
estrecharla, y todo lo que puedo es mirarla. ¿De verdad? Acabo de tener la palma
de mi mano envuelta alrededor de la polla de Beau y ¿quiere estrechar mi mano?
Eso es solo desagradable.

Sacudo mi cabeza.
—Probablemente no sea el mejor momento para un apretón de manos.

Linc viene a la cabina y se extiende a mi lado.

¡Raro!

¿Él interrumpe nuestro momento íntimo y luego se mete en nuestra cabina con
nosotros? Increíble.

Bajo mis ojos a Beau para dejarle saber que lo desapruebo. Es mejor que no
crea que esto se va a convertir en un trío.

Él acaricia mi pierna y se inclina para susurrarme al oído.

—No te preocupes. Lo voy a tener fuera de aquí.

—No viniste a la fiesta en la alberca anoche. —Bueno, al menos Linc está


validando lo que me dijo Beau. Parece que no regresó después de acompañarme a
mi habitación. Es un poco tonto, pero me hace sonreí en mi interior.

—Tuve una tarde con Anna James.

—Escuché que pusiste a Erin y a Heath en sus culos. —Oh, Linc debe conocer
bien a Beau.

—Seguro como la mierda que lo hice.

—¿Qué pasó? —Este tipo es un cabrón curioso.

—No voy a ir ahí contigo, Linc.

—¿Están ustedes dos comenzando algún poli trío? Si es así, quiero entrar. —
Guau. Creo que es totalmente serio. Y sospecho es la razón detrás de la grosera
interrupción. Llegó a pedir lugar antes de que alguien más tuviera oportunidad.
Aparentemente, a este tipo de personas les gusta reclamar a otros.

Beau aleja la mano que Linc descansa sobre mi muslo y la reemplaza con la
suya.

—Olvídalo. No estoy compartiendo con nadie.

Escalofríos estallan en mi cuerpo. No puedo evitar que me guste el toque de


posesividad, en su tono de voz alfa.

Linc se mordisquea su labio inferior mientras me mira, de cabeza a pies. Es


inquietante ser desnudada por sus ojos.
—Mmm… no puedo decir que te culpo. También me quedaría con toda esta
para mí.

Se extiende y gime antes de moverse al borde para irse. Gracias a Dios.

—Hazme saber si cambias de opinión. Me encantaría una probada. Sabes


cuánto disfruto visualmente con las rubias.

No se ha ido un segundo demasiado pronto.

—¡Qué tarado!

—Linc no es tan malo… cuando no está interrumpiendo una masturbada.

Quería hacerle venir. Duro. Y lo haría si no hubiéramos sido interrumpidos.

—No llegamos a la mejor parte.

—No, no lo hicimos. —Beau se inclina y besa un lado de mi cuello. Me hace


querer subir nuevamente encima de él para terminar lo que empecé. Pero no aquí.

—¿Podemos ir a otro lugar? ¿Tal vez algún lugar con más libertad de
disturbios?

—Nuestras habitaciones son los únicos lugares donde encontraremos


privacidad.

No respondo porque estoy indecisa.

—No te preocupes Melocotón. Podemos ir a mi habitación, y puedes irte


cuando quieras.

Elegir ir a la habitación con un hombre que acabo de conocer, especialmente


uno como Beau, es una gran decisión. Algo que asusta. Nunca he hecho nada
como eso; siempre tengo precaución extrema en todo lo que hago. Y ve a donde me
ha llevado. Dejada sin siquiera un año de casada.

Beau ya me ha dado un orgasmo para curvar los dedos de los pies, y me está
ofreciendo más. ¿Hay realmente una opción ahí, Anna James?

—Quiero.

—Jodidas gracias. —Las palabras apenas llegan a mis oídos antes de que Beau
agarre mi nuca y tire de mí para que sus labios puedan alcanzar los míos.
¡Aah! Cada mujer sueña con ser besada así, aunque sea una sola vez en su vida,
tan duro y profundo que ella puede sentirlo hasta sus dedos de los pies.

Tiempo de tirar las precauciones al viento y vivir el momento sin preocupación


por las potencialmente ruinosas consecuencias.

La habitación de Beau es en el lado opuesto a la mía del complejo, pero está


cerca al club, así que nuestra caminata no fue larga. Estoy agradecida porque mis
pies ya están protestando.

Él sostiene mi mano en el camino. Es dulce y romántico, pero no estoy plagada


con la idea errónea de que esta relación está floreciendo en una de esas cosas.

Entramos y estoy confundida por las diferencias de nuestras habitaciones. La


suya es mucho más espaciosa con cocina y comedor. Hay un montón de puertas,
así que supongo tiene más de un dormitorio.

—¡Malditamente caliente! ¿Esta es la suite presidencial?

—Tal vez.

Voy a las cortinas enfrente de sus ventanas para ver qué tipo de vista tiene.
Encuentro puertas francesas que dan hacia un balcón que da a una playa. No hay
sorpresa.

—¿Vista nudista o mojigata?

—Mojigata.

—Au. Eso es muy malo.

—En realidad no. Me permitió verte hoy.

Debería estar un poco preocupada de enterarme de eso. Pero no lo estoy.

—No espiaste mucho; apareciste como treinta minutos después de que yo


llegué.

—Porque no quería verte desde la distancia.

Él dice cosas como esa, y estoy más confundida sobre lo que está sucediendo
entre nosotros.

—Podrías estar con cualquier mujer de tu elección en este complejo, sin


embargo, estás con la única no hedonista en el complejo de hedonismo. ¿Por qué?
—Estaba intrigado por ti desde el momento en que te sentaste en mi mesa. —
Recuerdo la conversación que tuve con Meredith y Grayson esta mañana en el
desayuno.

No seré el desafío para ser conquistada por nadie.

—¿Ese es el código para verme como una conquista? ¿Alguien a quien quieres
seducir en tu mundo hedonista?

—No. Significa que me gustas y disfruto nuestras conversaciones.

Una sonrisa pícara se extiende bajo su rastrojo mientras se acercaba. Cuando


me alcanza, sus manos van a mis caderas y me acerca a él. Su boca se cierne sobre
la mía, su cálido aliento burlándose de mis labios.

—Tal vez tú eres la que intenta seducirme en tu mundo vainilla.

Sus manos acunan mi culo y me levanta así mis piernas se envuelven alrededor
de él. Me aferro fuertemente a sus hombros mientras me lleva al sofá, y estoy a
horcajadas sobre él nuevamente. Bueno. Quiere decir que soy la que tiene el
control.

Coloca cada una de sus manos en mis mejillas y mira directamente a mis ojos.

—Eres tan jodidamente hermosa.

La expresión que veo ahí me dice todo lo que necesito saber. Este hombre a
pesar de sus preferencias habituales, quiere a mi vainilla justo como soy.

Lo apreté fuertemente, presionando mi cuerpo contra el suyo. Giro mis caderas


en un movimiento circular contra su dura polla presionando en mi entrepierna. Me
acerco entre nosotros para deslizar mi mano en sus pantalones, pero él me da la
vuelta por lo que estoy de espalda. Debería haber sabido que no iba a dejarme estar
a cargo por mucho tiempo.

Su mano desaparece debajo de mi vestido y vaga por el frente de mis bragas de


encaje negro. Parece que estaba equivocada al creer que vinimos aquí para terminar
lo que comenzamos. Sin quejas. Él puede usar esos dedos mágicos para tocarme
cada vez que quiera.

Extiendo mis piernas de par en par, dándole acceso completo a mi cuerpo. Mi


respiración se ha convertido en jadeante con anticipación de lo que va a hacer a
continuación.
Desliza un dedo hacia abajo por mi centro liso de vuelta hacia arriba una vez
en una lenta y tortuosa caricia. Mi clítoris apenas es rozado al pasar. Sospecho
firmemente que está haciéndolo a propósito. Pero me gusta. Estoy desesperada por
más, así que muevo mis caderas contra sus dedos.

—Quiero que seas mía esta semana. De nadie más.

Está golpeando más rápido. Se siente tan bien y apenas puedo registrar las
palabras que escucho. Así que no digo nada.

—Contéstame, Melocotón.

—¿Hmm? —Sale como un delicado gemido entre las respiraciones.

Su dedo encuentra mi interruptor erógeno. Me sacudo ante la sorpresa de lo


sensitivo mientras frota de forma circular. Mi espalda se arquea mientras mis
piernas se abren incluso más.

—Dime lo que yo quiero escuchar. Di que serás mía.

No hay forma en que pueda estar de acuerdo con nada mientras está haciendo
esto.

—No puedo pensar bien justo ahora.

Él detiene el placer circular y retira sus dedos.

—Esto se detiene hasta que obtenga una respuesta.

Está siendo irracional.

—Esto es coerción.

—Utiliza el término que quieras. Lo llamo utilizar lo que sea necesario para
obtener lo que quiero. Y eso, mi hermoso melocotón, eres tú.

Tiro de su muñeca y empujo su mano de vuelta abajo en mis bragas.

—No te detengas.

Él golpetea mi clítoris unas pocas veces antes de detenerse nuevamente.

—Dame la respuesta que quiero, y seguiré.

Puedo decir que sí ahora y retractarme después si cambio de parecer. Pero en


verdad, ¿quién querría incumplir a esto por la próxima semana?
—Sí.

—Sí ¿a qué?

Aprieto su muñeca. Duro.

—Seré tuya esta semana.

Y solo así, me doblego a su deseo. Mierda.

—Me has complacido, Melocotón. Ahora, yo voy a complacerte.

Beau se mueve a sus rodillas y empuja mi vestido arriba de mis caderas antes
de agarrar los lados de mis bragas y quitarlas por mis piernas. Presiona sus labios en
el interior de mis muslos y coloca un beso contra mi piel sensible.

—Trato todo lo que me pertenece con gran cuidado.

No debería gustarme escuchar que él se refiere a mí como su posesión. Pero me


gusta.

Deja un rastro de besos hasta mis muslos internos.

—Tenemos ocho noches de esto. ¿Crees poder manejar todos los orgasmos que
te voy a dar?

No sé. Podría muy bien perder mi mente después de este, pero estoy
malditamente segura de que le daré la oportunidad.

—Absolu-jodida-mente.

—Me encanta esa actitud, Melocotón.

Él coloca su lengua plana contra mi centro y lame hacia arriba en un


movimiento lento hasta que se encuentra con mi clítoris.

—Sabes. —Lame.

—Tan. —Succiona.

—Jodidamente. —Muerde - oh, demonios.

—Bien.
Entonces usa la punta de su lengua para lamerme en un movimiento circular.
Un momento después condimenta las cosas al ir de lado a lado mientras sus dedos
simultáneamente empujan dentro y fuera.

Tiene una lengua mágica para acompañar esos dedos mágicos. Me pregunto si
tiene un pene mágico también. Planeo averiguarlo.

Las sensaciones hormigueantes iniciales, de un orgasmo hacen su presencia


conocida. Yo simultáneamente quiero suprimirlos para que esto pueda durar más
tiempo mientras giro sobre la tierra agitándose estoy segura de que curvo mis dedos
de los pies. Nuevamente.

La decisión no es mía. Beau es el que tiene el control. Y no está reteniendo


nada.

Empujo mis dedos dentro de su cabello y aprieto la parte superior mientras me


retuerzo bajo su agarre. Alguna forma de sonido que no se entiende escapa de mi
boca cuando el ritmo de agitación de mi pelvis comienza. Beau succiona mi clítoris
fuerte y ralentiza el movimiento de sus dedos. Sus movimientos son metódicos.
Deliberados. Y todo sobre traerme placer a mí.

Estoy completamente desgastada y deshuesada cuando cesan las contracciones


rítmicas.

Beau se arrastra por mi cuerpo hasta que estamos cara a cara. Estoy tan
aturdida que tengo que parpadear varias veces para concentrarme en su rostro. Y
esos ojos. Dios mío, esos grandes y bellos ojos avellana tienen la capacidad de
hipnotizarme.

Frota mi labio con el pulgar antes de inclinarse para besarme. Me huelo en su


aliento. Es raro. No es algo a lo que estoy acostumbrada.

—No te arrepentirás de decir que sí. Te voy a dar la mejor semana de tu vida,
Melocotón.

Alzo la mano y le paso las puntas de los dedos a lo largo de su mentón. Mi


confianza está en un máximo histórico. Me siento valiente.

—Quizá sea yo quien te dé la mejor semana de tu vida.

Lo beso rápidamente antes de indicarle que voltee conmigo así que estoy de
vuelta en la parte superior. Beso el punto debajo de su lóbulo de la oreja y susurro:

—Mi turno para complacerte.


—Joder, sí. Estoy de acuerdo. —Sí, lo está.

Me muevo a su lado. Me tira del hombro de mi vestido y me cubre el pezón


con la boca. Él aspira el aire a través de sus dientes cuando me muevo contra él.

—No tienes ni idea de lo mal que quiero follarte.

—Entonces hazlo. —No busco en sus pantalones esta vez. Abro el botón y abro
la cremallera. Empujo el frente de su ropa interior para que se libere.

Él gruñe bajo su aliento.

—Te dije que no te jodería esta noche.

Se ha desgarrado por mantener su palabra. Eso dice mucho sobre su carácter,


pero no estoy buscando la integridad en este momento.

—Lo hiciste, pero también dijiste que me harías querer que lo hicieras. Y lo
hago. Desesperadamente. Eso tiene que contar para algo.

Él agarra ambos lados de mi cara y me jala cerca así estamos mirándonos a los
ojos.

—Pero todavía no estás segura de mí.

—He accedido a entregarme a ti mientras estamos en este complejo. No creo


que lo hubiera hecho si no estuviera segura de lo que quiero. —Beauregard
Emerson. Es lo que quiero, y planeo tenerlo, a partir de ahora.

Envuelvo en mi puño su polla y acaricio de arriba abajo.

—Mi mano podría sentirse muy bien, pero estar dentro de mí será mucho
mejor. Más apretado. Más húmedo. Más profundo.

—Joder, no puedo esperar hasta mañana —gruñe.

Me rodea la cintura con un brazo, y yo me aferro a él mientras empuja hacia


arriba para sacar su billetera de su bolsillo trasero. Cuando nos baja al sofá
nuevamente, libera mi cintura y se inclina hacia atrás. Saca el paquete cuadrado y
lo abre con los dientes. Un movimiento fluido y está envainado en látex. El tipo es
rápido.

Él empuja hacia arriba de nuevo para librarse completamente de sus pantalones


y ropa interior. Sigue usando la camisa de lino de botones, pero no por mucho
tiempo. Empiezo en la parte superior y trabajo mi camino hacia abajo.
—Cada botón que deshaces me trae más cerca de perder el control.

—No puedo esperar a ver cómo pierdes el control.

Le saco la camisa de los hombros cuando termino y la arrojo a su creciente


montón de ropa en el suelo.

Beau Emerson es todo hombre. Y todo desnudo debajo de mí. No puedo


resistir mi deseo de extender la mano y tocar su musculoso pecho. Abdomen plano.

Dios, es hermoso.

Él agarra la parte inferior de mi vestido y empuja hacia arriba.

—Esto está saliendo. Me muero por verte nuevamente desnuda.

Beau ya me ha despojado de mis bragas, y he llegado sin sujetador, así que


estoy completamente desnuda cuando el vestido se sale con la excepción de los
zapatos fóllame. Los que se quedan.

Beau empuja mis pechos juntos y presiona su rostro en el centro de ellos,


moviendo su cabeza hacia adelante y hacia atrás. Su roce facial es rasposo, pero se
siente bien.

—Estas tetas… son magníficas.

Las chupa brevemente antes de mover su boca hacia arriba para besar mi
cuello. Siempre un enorme encendido para mí.

Me encantan los preliminares, pero estoy lista para tener Beau Emerson dentro
de mí. Me levanto de rodillas y agarro la punta de su dura polla para poder guiarla
a mi entrada. Me deslizo la punta a través de mi resbaladizo centro antes de caer
lentamente hacia abajo. Él gime fuertemente después de que está muy adentro.

Envuelvo mis brazos alrededor de sus hombros y me muevo arriba y abajo,


deslizándolo casi completamente hacia fuera antes de bajarme de nuevo. Lo
acompaño lentamente. Deliberadamente. Quiero hacer esto por el mayor tiempo
posible.

—Esto se siente tan jodidamente bueno, pero realmente necesito estar en


control.

Sus manos agarran mis caderas y rodamos así que estoy en mi espalda. De
nuevo. Utiliza sus piernas para apartar las mías y posiciona su erección contra el
centro muy húmedo entre mis piernas. Se muerde el labio inferior y sacude la
cabeza mientras gime.

—Melocotón, estoy a punto de follarte tanto. No tienes idea.

Se mete con un movimiento suave, como lo prometió. Me advirtió, pero no


esperaba este tipo de poder detrás de su empuje. El ruido forzado de mí suena como
un cruce entre un jadeo y un gemido.

Retrocede con deliberado ocio. Se siente como si fuera a deslizarse por


completo, pero luego me empuja otra vez con más dominio.

Estoy sorprendida cuando alcanza mis pies y los trae sobre sus hombros para
que pueda conseguir entrar más profundo dentro de mí. Su ritmo es lento, pero
cada golpe es deliberado. Y, oh, tan poderoso. Este hombre no estaba bromeando
cuando dijo que iba a joderme duro. Y me encanta.

Las puntas de sus dedos encuentran mi área más sensible. Él va a intentar


hacerme venir una tercera vez en lugar de concentrarse únicamente en su propio
orgasmo. Increíble. Nunca he estado con un hombre a quien le importara si me vine
la primera vez.

—¿Eso es bueno para ti?

—Mucho. —Es muy bueno. No tengo ni idea de cómo está manejando esta
maniobra, pero la combinación de él frotando mi clítoris mientras se está metiendo
dentro y fuera de mí es increíble.

—Estoy a punto de volver a venirme. —Las palabras apenas salen antes de que
las contracciones musculares profundas dentro de mi pelvis comiencen a apretar
alrededor de la polla de Beau.

Él tira mis piernas de sus hombros y empuja tan profundo como su cuerpo lo
permita.

—Lo estoy sintiendo, Melocotón. Móntalo. Vente a mi alrededor. —Beau se


estremece y gime mientras se mete las últimas veces.

Estoy completamente saciada y relajada. Una euforia que nunca he


experimentado se está extendiendo desde el centro de mi cuerpo hacia mis
extremidades. Felicidad.

Beau se hunde sobre mí, su cuerpo relajándose entre mis piernas. Espera.
Espera. Se retirará y se levantará para vestirse de nuevo en cualquier momento.
Probablemente me despediría de vuelta a mi habitación.
No sucede.

Él permanece dentro de mí mientras que suavemente trazando con sus yemas


de los dedos arriba y abajo de mis brazos. Se siente... íntimo. E inesperado.

Ojalá supiera lo que está pensando ahora mismo.

Me acaricia el costado del cuello con su vello facial.

—Me gusta cómo se siente.

Su mano encuentra su camino entre mis piernas para cubrir mi ingle.

—Mmm... Me gusta cómo se siente.

Beau tiene un borde bruto sobre él. Y me gusta.

Labios rellenos besan el lado de mi cara.

—Gira conmigo.

Se sale y rodamos para que su frente esté a mi espalda. Cuchareando.

Su brazo cubre mi cuerpo y encuentra mi mano, entrelazando nuestros dedos.

—¿Le dirás a tus amigos sobre nuestro arreglo para la semana?

—Por supuesto. Yo nunca mantendría algo así de Meredith y Grayson.

—No esperas que te den mierda, ¿verdad?

Hmm... No estoy muy segura después de la conversación que tuvimos esta


mañana.

—Supongo que lo veremos.

Beau lleva mi mano a su boca para besarla.

—Pasa la noche conmigo.

Guau. No esperaba eso.

—No tengo ninguna de mis cosas.

—No necesitas nada esta noche.


—Permanecer significa que tendré que hacer el camino de la vergüenza por la
mañana. —Odio eso. Es muy vergonzoso.

—La vergüenza no existe en Indulge. —Me besa en el hombro—. Por favor,


quédate.

No creo que haya ningún daño en permanecer más; ya hemos tenido relaciones
sexuales.

—De acuerdo, si es lo que quieres.

Él me besa la espalda esta vez.

—No te arrepentirás.

Su pene se frota mi nalga.

—Necesito deshacerme de esto.

Beau pasa por encima de mí y camina desnudo por la sala de estar hasta el
baño. Él tiene razón. La vergüenza no existe aquí; no siento nada mientras observo
fijamente su cuerpo desnudo. Maldición, es caliente.

Me estiro de mi lado cuando vuelve. Me alejo lo más que puedo, dándole el


mayor espacio posible para que se acueste a mi lado.

Él agarra mis manos y tira de mí.

—Ven. Vamos a la cama. Será mucho más cómodo.

Me quedaré. Podría ser cómodo.

—Por supuesto.

Subo a la cama de Beau y doblo la sábana debajo de mis brazos solo para que
lo arranque.

—No te traje aquí para que te puedas cubrir. Quiero acceso completo a estos.

Me acerco y le quito la sábana hasta las rodillas.

—Bien. Pero lo que es bueno para el ganso es bueno para el ganso así que
quiero acceso completo a eso.

—Con alegría. Te concedo todo el acceso que quieras.


Me instalo en la montaña de almohadas detrás de mi cabeza y miro hacia el
espejo sobre la cama. Eso debería ser interesante más adelante.

—Estoy pensando en alquilar un jeep para la semana para que podamos dejar
el complejo para explorar más allá de las paredes de Indulge.

Este hombre. Él es asombroso.

—Me encantaría eso.

Anna James, este es el comienzo de algo bueno, pero vamos a entender esto
ahora mismo. Es solo sexo. No lo olvides. No hay corazones involucrados.

—Las cosas que podríamos hacer esta semana son infinitas. Nadar con los
delfines. Salto de acantilado. Canotaje. Visita a los manantiales minerales o a la
laguna luminosa. Algunos de ellos requieren un poco de conducción, pero también
hay cosas locales como clubes de reggae y bares, algunos con karaoke si eso es lo
que te gusta.

Soy dependiente de él para financiar estas cosas. Debería elegir.

—¿Qué quieres hacer?

—Ya tengo lo que quiero para la semana, así que puedes escoger nuestras
actividades.

Beau llegó a Indulge por su ambiente hedonista, pero está dispuesto a dejarlo
atrás para pasar tiempo conmigo fuera de sus parámetros.

—Eres amable y considerado. Gracias.

—Me haces querer hacer cosas buenas para ti, Melocotón.

Melocotón. Adoro su apodo para mí.

Me acerco más y beso su pecho.

—Y eso me hace querer hacer cosas buenas para ti.

Se levanta y cubre mi cuerpo con el suyo.

—¿Quieres trabajar en el segundo de noventa y nueve maneras?

Me río cuando su referencia se hunde.

—Sí. Tienes algo que ponerte al día.


Capítulo 6

¡Ping! Me despierto con la alerta de un nuevo mensaje de Meredith.

¿Todo fue bien anoche? ¿Quieres hablar sobre ello en el desayuno? ¿A las 8:00 en
Devour?

Beau y yo nunca hicimos planes al final para hoy, y no sé si encontrarme con


Mere y G para el desayuno va a funcionar. Él debe haber hecho otros arreglos.

Yací sobre mi espalda y miré al espejo montado sobre la cama. Maldita sea.
Mirando las cosas que Beau hizo entre mis piernas anoche fue sexy pero la vista
esta mañana no es tan grandiosa. Soy un desastre caliente.

Medio me peino con mis dedos el nido de ratas encima de mi cabeza y sonrío
cuando recuerdo cómo llegó ahí.

Beau estaba en lo cierto. No me arrepiento de decir sí. Esta va a ser la mejor


semana de mi vida.

La cerveza de anoche está haciendo que mi aliento sepa como culo. Y necesito
urgentemente un cepillo de dientes. Y una ducha; huelo a sexo, mucho de ello.

Beau está durmiendo pacíficamente. Odio despertarlo, pero necesito saber


sobre nuestra agenda para el día así puedo responderle a Meredith.

—Beau-re-gard. —Él no se mueve así que quedito repito mi nuevo apodo para
él. Toma una tercera vez para que sea útil.

Él sonríe en el momento en que me ve.

—Buenos días, Melocotón.

Se estira y su mano va directo a mi culo, agarrando una mano llena. Me acerca


y besa mi cuello cuando alejo mi rostro.

—¿No eres una hermosa vista para ver cuando uno se despierta?

—Dudo eso, juzgando por mi reflejo que veo arriba.


—Equivocada. Te vez adorable. —Él recorre su mano por encima de mi
cabello—. Y muy bien follada.

En efecto, lo fui. Y es la primera.

—Meredith me pidió ir a desayunar. Necesito saber nuestros planes para hoy


así puedo responder.

—Podemos desayunar con tus amigos antes de dejar el complejo. Me gustaría


conocerlos si estás abierta a eso.

—Yo había planeado de decirles a ellos sobre nuestro arreglo en el desayuno.


¿Seguro que quieres estar ahí? Tengo la certeza que ellos te perforaran sobre tus
intenciones para conmigo. —Debe ser incómodo así que le estoy dando una salida.

—Puedo manejar cualquier cosa que ellos digan.

—Está bien. Les dejaré saber que estás viniendo así ellos no estarán
completamente sorprendidos.

Le respondo el mensaje a Mere

8 en Devour está bien. Mesa para 4. Beau está viniendo.

¡Ping!

¿¿¡¡Pasaste la noche con él!!??

Le tecleo una respuesta.

¡¡¡Sí y fue magníficamente!!!

¡Ping!

¡¡¡ZORRA SUCIA!!!

¡Glup!

Excesivamente. ☺

Tecleo Él me hace sentir mariposas, pero lo borro antes de enviarlo.

—¿Estarán bien conmigo estrellándome en el desayuno?

No tengo idea.
—Absolutamente.

Meredith y Grayson son protectores conmigo. Lo han sido desde que mi mamá
y Willa se mudaron lejos. De alguna forma, ellos son mi familia.

Ellos le prometieron a mi mamá y a mi hermana que me cuidarían, y han


mantenido su palabra. Un poco demasiado. Los bordes de lo que les conciernen
han estado molestando desde que Drake me jodió.

Me muevo para sentarme en el borde de la cama y darme cuenta de cuan


adoloridos está mis muslos. Maldición, Beau me tuvo en posiciones en las que no
he estado por un tiempo. O tal vez nunca.

—¿Quieres que regrese aquí cuando termine de prepararme para que podamos
irnos juntos?

Su mano serpentea alrededor de mi cintura. Besa mi parte baja de la espalda y


mi cuerpo inmediatamente irrumpe con la piel de gallina.

—Sí, pero creo que puedes quedarte unos minutos más.

Él quiere tener sexo por la mañana. Estaría dentro para eso si tuviéramos
tiempo, pero ya son las siete. Tengo que caminar a mi habitación, prepárame, y
regresar.

—Nunca llegaremos a tiempo si no me voy ahora. Me toma un tiempo


dominar esta greña en mi cabeza.

Él gira un rizo de mi cabello alrededor de su dedo.

—Tienes un cabello hermoso.

—Algunas veces me pregunto si vale la pena el tiempo que paso


manteniéndolo. Todo lo que lleva toma mucho tiempo. Lavado. Secado. Rizado.

—Vale la pena porque es sexy como el infierno. —Estoy feliz de que piense así.

—Deberíamos probablemente decidir ahora que vamos a hacer hoy así sabré
que usar y qué hacer con esto. —Señalo la parte superior de mi cabeza. De ninguna
manera estoy pasando una hora rizándolo si estamos montando alrededor de un
Jeep con el techo abierto.

—Ya te dije Melocotón, tu elección.

Ni siquiera tengo que pensar en ello.


—Nadar con delfines.

—Hecho.

Nadar con delfines está entre las primeras diez cosas por hacer en mi lista. Pero
es algo que siempre imaginé haciendo con mi marido, no un hombre que conocí
hace unos días.

Voy en busca de mi vestido todavía yaciendo en el piso de la sala de estar.

—Tienes un magnifico culo. Me recuerda un melocotón jugoso el cual quiero


morder.

—Creo que recuerdo un incidente muy similar a la última noche.

Se ríe ruidosamente.

—El melocotón Georgia más dulce que he probado.

Me deslizo mis bragas y mi vestido mientras me observa desde la otra


habitación.

—Regresaré aquí al cuarto para la hora. Viste algo a prueba de balas.

—¿Así de mal, mmm?

—No. —No sé. Tal vez. Supongo que lo veremos.

Meredith y Grayson parecen genuinamente complacidos de conocer a Beau.


Creo que incluso les puede agradar. Con certeza están un ochenta por de sus
sentimientos hacia Drake.

Incluso si solo es por una semana, será agradable tener compañía que no esté
constantemente predicándome que no tengo nada que ver con los desviados
sexuales como Meredith y Grayson. Un maldito error haberle contado a Drake
sobre su relación.

—¿Qué han estado haciendo ustedes dos? —Meredith apenas pude contener su
excitación.

No recuerdo el nombre del club al que fuimos, así que busco ayuda de Beau.

—¿A qué club fuimos?


—Debauchery7.

Meredith hace crujir los dedos y lentamente los enrolla en su muñeca.

—Bow chicka bow wow.

Suena como el himno a una mala película porno, pero hay una razón para ese
tipo de respuesta. Meredith tiene que saber que hay arriba.

—Beau me llevó a su cabina en el salón privado de parejas. —Creo que puedo


estar sonrojada.

—He escuchado sobre ello, pero nunca he estado ahí. Demasiado rico para
nuestra sangre. —Mere empuja mi brazo—. Demonios, mujer. Estoy celosa.

—Fue… divertido. —Esa no es la palabra correcta. Erótico ajustaba mejor.

La ceja de Meredith se alza.

—Apuesto que lo era.

Estoy segura de que Meredith quiere todos los detalles, pero podemos tener
esta conversación cuando los chicos no estén cerca.

No estoy realmente segura como abordar el tema de mi acuerdo con Beau, así
que solo lo saco.

—Hemos disfrutado de la compañía del otro y hemos tomado la decisión de


pasar la semana juntos en lugar de que ambos estemos solos.

Meredith está de acuerdo. Lo veo en su sonrisa.

—Creo que es una idea maravillosa. Nadie debería estar solo en Indulge.

Ella me guiña y tengo una epifanía. Bruja sabía que esto iba a suceder. Por eso
me trajo.

Necesitaré darle las gracias más tarde.

Estoy tan mareada por hoy que casi no puedo soportarlo.

—Beau me está llevando a nadar con los delfines. —Sueno como una niñita
emocionada.

7
Libertinaje.
Meredith le da una sonrisa radiante a Beau.

—No sabes cuánto realmente quería hacer eso.

Con la preocupación de nuestro anuncio fuera del camino, el resto de la


comida fue una experiencia placentera. Además de que Beau, Meredith y Grayson
conocen a mucha gente en común. Algunos de Indulge, otros de casa. Hace algo
interesante la conversación.

Meredith me abraza cuando no despedimos para irnos por nuestro lado.

—¿Ahora estás feliz de haber venido?

—Lo estoy. Gracias por haberme traído.

—Encantada.

Meredith mira a Beau y a Grayson. Ellos están en una conversación profunda


sobre algo.

—Puedo ver por qué te gusta.

—Lo sé. Es un tipo agradable, y platicamos como si nos conociéramos de


siempre.

—Tengo un buen presentimiento sobre él.

¿Un buen presentimiento sobre qué? ¿Qué no se va a convertir en un asesino


serial?

—¿Qué quieres decir?

—Él vive a cuarenta minutos de donde tú vives. Si las cosas van bien, tal vez
puedan continuar su relación en casa.

—Puede que él no quiera eso. —Y yo tampoco si el regresa a casa y comienza


otro trío.

—Como sabes que no lo quiere. Tal vez está abierto a la cosa de uno a uno.

¿Cuántas veces me ha dicho Meredith que la monogamia es la muerte de una


relación? Muchísimas.

—No estoy segura que un hombre que ha practicado la poligamia por tanto
como Beau pueda estar satisfecho con una mujer.
—Él se ve muy satisfecho justo ahora.

Ciertamente se veía satisfecho anoche.

—Hemos follado una pocas veces. Todavía califico como juguete nuevo. —
Esas palabras pican un poco cuando dejan mi boca.

—Supongo que lo veremos. —Seguro lo haremos.

Beau y Grayson se acercan interrumpiendo nuestro cotilleo de chicas.

—Sé que parece temprano para ir a la carretera, pero tenemos que tomar un
taxi para el lugar de renta de autos y luego manejar como una hora y media.

Perfecto. Voy a hacer turismo en el camino de ida y vuelta.

Grayson estrecha la mano de Beau.

—Cuida a nuestra chica.

Suena como un padre que pasa a su primogénita a un niño por primera vez.

—Absolutamente, hombre.

Mere me abraza.

—Pasa un buen rato y conduzcan con cuidado.

Tenemos suerte en el centro de alquiler de coches y obtenemos su último Jeep.


Muy poco apestaría más que quedarnos atrapados en un mamamóvil en Jamaica,
así que estoy eufórica ya que realmente quería algo sin un techo.

Manejamos a lo largo de la costa para alcanzar nuestro destino en Ocho Ríos.


Arena blanca. Agua azul tan extensa como los ojos alcanzan a ver. La conducción
es rápida, pero está caliente sin un techo en el Jeep. Me quito mis zapatos y pongo
mis pies en el tablero así el viento puede volar mi vestido. Y lo hace, exponiendo
toda la parte inferior de mi bikini.

Beau pone su mano en mi muslo.

—Mejor cuidas esto, Melocotón o estaré corriendo esta cosa fuera del camino
tratando de alcanzar otra vista de lo que está debajo de ese vestido.

—Debería dejarte tener más que una vista esta noche. Si eres un buen chico
hoy, talvez puedas llegarlo a tocar.
—Ahh, Melocotón. No puedes decir cosas como esa y luego estar siete horas
antes de que podamos regresar al complejo.

—Entonces supongo que estarás pensando en eso todo el día. —Me encanta
burlarme de él.

—Lo que significa que estaré duro todo el día sin un poco de alivio a la vista.

—Entonces deberías pensar en algo más. Talvez una abuelita en rodillos que
llevaba calcetas hasta las rodillas debajo su bata con cremallera.

—No. Tengo un fetiche por las señoras grandes.

Estoy segura de que está jugando, espero, pero tengo curiosidad sobre cualquier
fetiche real o una probada que podría tener.

—Sé que probablemente lo de anoche no es a lo que estás acostumbrado. —


Considero no terminar mis pensamientos, pero decido ir por ellos. Curiosidad y
deseo por la validación excede mi miedo—. Pero fue realmente bueno para mí.

Odio cuestionarme mi atractivo sexual y la habilidad de complacer a Beau. Es


por lo que me hizo Drake. Pero no puedo evitarlo. ¿Cómo puede una mujer no
cuestionarse todo sobre si misma después de haber sido traicionada por la persona que pensaba
que no podía vivir sin ella?

Él aprieta mi pierna.

—Fue grandioso para mí también.

Quiero creerle.

—¿De verdad lo fue?

Él brevemente desvía su vista del camino para verme.

—¿Por qué me preguntas eso?

—Porque estás acostumbrado a sexo más depravado de lo que tuvimos anoche.

—Me gusta el tipo de sexo que tuvimos. Lo que más me gusta es que yo, fui lo
suficiente para complacerte. Solo yo.

¿Erin hizo sentir a Beau que no era suficiente? Si es así, eso no podría estar más
alejado de la verdad y voy a pasar esta semana probándole eso a él.

Todavía sigo curiosa por conocer sus gustos.


—¿Hay algo especial que te guste?

—¿Durante el sexo?

—Sí. ¿Hay algo pervertido que quieres intentar conmigo? —Él está sonriendo
así que sé que tiene algo en su mente—. No tengas miedo a preguntar. Soy vainilla,
pero no una total mojigata. Lo peor que pueda hacer es decir no.

—No sé. No quisiera asustarte.

Me inclino hacia adelante y corro hacia arriba una mano por su pierna con
pantalón corto.

—Creo que puedo persuadirte para que me digas.

—Lo que creo es que puedes seguir haciendo eso y estaré convencido de llevar
este Jeep a un área aislada y follarte.

—Tentador. —Lo tiento—. Muy tentador.

—Podría tomarte en eso cuando volvamos.

Una chica puede estar esperanzada.

—Te reto.

Él pone su mano sobre la mía.

—¿Te gusta anal?

Tenía una sospecha que era lo que estaba en su mente.

—No lo sé. Nunca lo intenté.

—Es realmente bueno.

Sí. Supongo que lo es para el hombre. Pero ¿qué para la pobre mujer teniendo
algo metido en su culo? Es difícil para mí pensar que eso pueda sentirse genial.

—Sí estas dispuesta a intentarlo, me gustaría ser tu primero. —Lo apuesto.

He escuchado cosas buenas y malas sobre ello así que no sé. Preferiría hablar
sobre ello con Meredith antes de aceptar o declinar. A pesar de que no estoy segura
ella es la mejor persona a la cual preguntarle. Ya sé que ella es una enorme fanática.

—No estoy segura. Déjame pensarlo.


—Seguro. Pero mantén esto en mente cuando hagas tu decisión. Te prometo
que nunca haré nada para lastimarte, ángel.

¿Ángel? Tal vez un ángel con un toque de bruja.

Beau Emerson es complejo, generoso y sexy como el infierno. Me mostró lo


que Drake y yo habíamos estado perdiendo: la pasión ferviente. Mi cuerpo ha
estado ansiando lo que Beau proporcionó.

Pero ¿qué pasa con la próxima semana cuando vuelva a casa? Solo me
prometió esta semana. ¿Podré alejarme y volver a mi papel de ex esposa
abandonada? ¿Permitirá mi corazón eso? Él dice que nunca hará nada que me haga
daño, pero ¿eso cuenta para mi cuerpo y mi corazón?

Terminamos nuestra demostración de treinta minutos, y estamos listos para


entrar en el agua con Esmeralda y Seraphina, los dos delfines residentes para
nuestra experiencia de natación.

Nuestra instructora, Karen, entra al agua primero. Me inclino detrás de ella,


usando la escalera del muelle, y Beau sigue detrás. Subimos y bajamos en nuestros
chalecos salvavidas, esperando a nuestro segundo instructor, Jonathan, para señalar
los delfines. Estoy temblando por la emoción.

—¿Están aquí de luna de miel?

—Por supuesto —contesta Beau antes de que yo pueda responder. Él toma mi


mano y la lleva a su boca para besarla—. Hemos estado casados con esta hermosa
mujer por tres días. —¿Cuál es este sentimiento corriendo a través de mí? No tengo
idea. Estoy asustada para tratar de identificarla.

—¿Por cuánto tiempo más estarán en Jamaica?

—Tenemos siete gloriosos días más aquí juntos. —Beau es tan convincente que
casi me engaña. Pero creo que mentir es una mejor alternativa a la historia real.

—¿Han tenido un buen momento desde entonces? —pregunta Karen.

Quiero participar de este pequeño engaño.

—Sí. Ha sido una hermosa luna de miel. Estoy tan contenta de haber elegido
venir aquí. ¿No es cierto, cariño?

—La mejor decisión. —Él acaricia mi mejilla con la parte posterior de sus
dedos—. Justo como casarme contigo, mi amada.
—¿Dónde se están quedando?

Uh, oh. Debería haber mantenido la boca cerrada. Estoy en blanco porque soy
una horrible mentirosa.

—Umm… diablos. Sigo olvidando el nombre de nuestro hotel. —Miro a Beau


para pedir su ayuda.

—Es el Grand Rose, cariño. —Él no trastabilla.

—¡Qué hermoso hotel! Perfecto para los recién casados.

—Ciertamente así es. Muy romántico.

Jonathan silba su silbato, y nuestros dos amigos delfines nadan hacia nosotros.

—Conozcan a Esmeralda y Seraphina, nuestras dos princesas reinantes de


Dolphin Bay.

El par viene justo a nosotros y estoy sorprendida por esas hermosas creaturas
que son.

—Nunca he visto un delfín así de cerca.

Karen se estira para acariciar la cabeza de una de ellas.

—Ustedes pueden tocarlas.

Toco el lado del cuello de Esmeralda. Es gomosa y resbaladiza.

—Su piel se siente como yo imaginaba que lo haría.

Beau toca la nariz de Esmeralda. U hocico. Como sea que se llame.

—Así es como lo imaginaba también.

Beau y yo tomamos turnos para ser llevados a través del agua por el par
mientras sosteniendo sus aletas superiores. Es como un tipo diferente de esquí
acuático.

La única cámara que tengo está en mi teléfono, y está bajo cerradura dentro del
vestuario así que me complace que Dolphin Bay ofrece fotos hechas por un
fotógrafo.

—Dale un beso a Seraphina —dice.


Tomamos varias fotos, pero mi postura favorita es la de Beau y yo en el centro
con un delfín de cada lado de uno de nosotros, besando nuestras caras.

—Me voy a comprar eso seguro.

—Ustedes están recibiendo a todos ellos. Era demasiado divertido para no


llevar a casa un recordatorio de este día. —Totalmente de acuerdo. Tuvimos treinta
minutos con Esmeralda y Seraphina, pero fue demasiado rápido. Ojalá pudiera
retroceder en el tiempo y hacerlo todo de nuevo.

Dolphin Bay no es solo sobre los delfines. Podemos interactuar con tiburones y
mantarrayas, o hacer algún tipo de canotaje.

—¿Qué quieres hacer ahora?

—El kayak de fondo de cristal suena divertido. Podemos hacer una observación
de peces. Y entonces algunos peces comiendo. Tengo un poco de hambre.

Pasamos por las actividades una por una, incluyendo el almuerzo, hasta que la
playa es lo único que queda por hacer.

—¿Quieres nadar o estás lista para volver a casa?

Son solo las cinco. No tengo prisa por regresar a Indulge. Ese lugar no me
emociona.

—La playa funciona para mí.

Encontramos un par de tumbonas una al lado del otro. Sospecho que la única
razón por lo que somos capaces de asegurarlos es porque es tarde en ese día.
Apuesto a que no pudiste encontrar una silla vacía hace tres horas.

—Esto es más mi velocidad. Adultos y niños en trajes de baño. Eso es lo que


esperaba ver cuándo vas a la playa.

—¿Te gustan los niños?

—Debo. Elijo pasar nueve meses al año con ellos.

—Sí, pero enseñas en preparatoria. Completamente diferente que estar


alrededor niños de preescolar todo el día.

Eso es debatible.

—Hay días en los que puedo argumentar contigo sobre eso.


Tomo la botella de bloqueador solar de mi bolso y lo pongo sobre la parte de
enfrente de mi cuerpo. Apestaría arder cuando tienes siete días más en el paraíso.

Beau muy bronceado, pero cualquiera puede ampollarse en este sol.

—¿Quieres un poco?

—Sí. Probablemente sea una buena idea.

—¿Vas a ponerme en mi espalda primero?

—Seguro.

Beau tiene mucho cuidado en cubrir cada centímetro de mis hombros y


espalda. A partir de mi cuello y mis hombros, sus manos frotan con suavidad
protector solar en mi cuerpo. Sus manos acarician más abajo, amasando
suavemente mi espina dorsal, mi espalda, al punto que estoy casi gimiendo se siente
tan bien. Puedo agregar masajista a sus muchos talentos.

—Mmm. Puedes dejar de hacer eso la próxima semana.

—Se siente tan bien, ¿eh?

Bien es un eufemismo.

—Mmm... Hmm.

—Necesito decirte algo, Melocotón. Ha estado en mi mente por un par de días.

Mi pulso se acelera. Nada bueno sigue cuando una persona dice que tiene algo
que decirte.

—La última vez que escuche esas palabras, mi esposo confesó que había estado
viendo a alguien más.

Él se ríe.

—No te estoy engañando.

Me reí también.

—Bueno, es bueno saberlo.

Él está en silencio por un momento. Eso hace pensar que está luchando para
decir cualquier cosa que esté en su mente.
—Te dije una mentira la noche en que te conocí. Me ha estado molestando
desde entonces.

—¿Oh?

—Te dije que no sabía si quería un bebé o no. Eso no es verdad. Quería a ese
niño mucho.

No estoy sorprendida de escuchar eso.

—Lo sospechaba como mucho.

—¿Cómo podrías posiblemente saberlo?

—Escuche el dolor en tu voz.

—Erin no estaba lista para dejar el poli detrás por la maternidad de cualquier
forma, pero su verdadera razón para abortar al bebé era porque tenía miedo de que
sería como Ashlyn.

Oh, Dios, Eso debe haber sido horrible.

—Lo siento mucho.

Que perra.

—No me habría importado si lo fuera. Habría amado a ese niño


incondicionalmente, como lo hago con Ashlyn, y lo habría criado sin Erin.

Mierda. Me atraganté un poco. Aclaro mi garganta, pero nada sale. No sé qué


decirle.

—Sé que es más equipaje de lo que lo que te apuntaste, pero solo necesitaba
sacarlo del pecho.

Me doy vuelta y le pongo un ligero beso en los labios.

—Gracias por compartir eso conmigo.

Beau ha abierto una parte de sí mismo que yo no esperaba. Todavía no estoy


segura de cómo me siento acerca de eso.

—¿Quieres que te ponga en la espalda? —pregunto.

—Por favor.
Me pongo una gran cantidad de protector solar en mis manos y las froto, así
que no pongo loción fría en su espalda.

—Solo calentándolo un poco.

Pongo mis manos sobre su piel y empiezo a frotar. Yo me ocupo de sus


hombros primero. Está tan tenso. Lleno de nudos.

—¿Se siente bien?

El asiente bien.

—Mmm hmm.

Me alegro. Quiero hacerlo sentir bien.

—Melocotón. Mira allá en el agua. ¿Qué es eso moviéndose arriba y abajo?

Me inclino sobre su hombro para ver de lo que está hablando.

—¿Dónde?

Él apunta hacia el área general.

—Ahí. ¿Qué es eso?

Toma unos pocos segundos, pero yo finalmente veo de lo que está hablando
cuando la cabeza de un niño rubio rápidamente sobresale del agua y de vuelta
abajo. Nosotros simultáneamente nos levantamos de la tumbona hacia el agua,
pero él es mucho más rápido.

—Consigue al salvavidas. —Su voz está saturada de pánico.

Detengo mi camino y me volteo para correr hacia la torre salvavidas.

—¡Ayuda! ¡Ayuda! Hay un niño ahogándose.

El hombre sopla su silbato y salta del puesto, corriendo hacia el agua, pero
Beau ya está emergiendo con el niño. El niño está consciente, sus brazos envueltos
fuertemente alrededor del cuello de Beau.

La madre del niño corre hacia Beau.

—¡Oh, Dios mío, Nelson! ¿Estás bien? —Ella está histérica—. No sé cómo fue
ahí. Él estaba de pie justo a mi lado.
—Mamá. —Él alejó sus brazos para ponerlos en su madre para que lo tomara.

Ella aprieta al chico y lo besa en su rostro.

—Muchas gracias, señor. Usted salvó la vida de mi hijo.

—Contento de que esté bien. —La voz de Beau está temblando, así como sus
manos.

Mi corazón está latiendo tan duro que puedo escuchar el golpeteo en mis oídos.

—OhDiosmío. Acabas salvar la vida de un niño. Eres un jodido héroe.

Beau cayó sobre sus rodillas en la arena, mirando sobre el océano. Él está en
silencio excepto por la respiración mientras recupera el aliento.

Se frota las manos en su traje de baño antes de limpiar las lágrimas que se
acumulan en sus ojos. Me arrodillo detrás de él y envuelvo mis brazos alrededor de
su cuerpo. Apoyo mi barbilla en su hombro. Lo sostengo, sin decir una palabra,
mientras le digo todas las cosas que necesita escuchar.

●●●
Meredith me ha enviado mensajes de texto muchas veces desde que nos
sentamos en el restaurante. Su interés por mi relación con Beau comienza a
ponerme un poco nerviosa.

—Lo siento. Meredith no me dejará en paz.

Beau arruga su frente como si estuviera confundido.

—Pensé que estaba bien con esto.

—Un poco demasiado genial. Está leyendo mucho en esto.

—¿Por qué dices eso?

Estoy avergonzada de decirle lo que ella dijo. No quiero que piense que estoy
sugiriendo algo.

—Ella me dejo entrever que podemos continuar lo que sea que es esto después
de que volvamos a casa.

Golpeo en enviar el mensaje diciéndole a Meredith que se relaje porque está


interrumpiendo mi cita.
—Suenas contraria a verme después de que volvamos. —Creo que puedo
escuchar pesar en su voz. ¿O lo estoy imaginando porque quiero que me quiera?

Quiero ver a Beau en casa, pero me da miedo. Él tiene el poder de lastimarme.


Y no estoy segura de que mi corazón pueda sobrevivir a otra angustia más.

—Me encantaría verte después ya que estemos en casa, pero no siento que
alguna vez sea suficiente para complacerte. Y no seré la mitad de un dúo femenino
que tomaría para mantenerte feliz. Eso me haría miserable y merezco algo mejor
que eso.

—Por supuesto, te mereces algo mejor. El mejor.

—No te pediré que seas alguien que no eres. —Eso lo haría miserable.

Beau cierra sus ojos y levanta su rostro al techo. El suspira fuerte cuando
sacude su cabeza.

No sé qué significa todo eso.

Después de que termina lo que parece una auto consulta interior, baja su rostro
así nos estamos viendo a los ojos. Él se estira sobre la mesa y alcanza mi mano. La
lleva a su boca y me da un beso en el interior de mi muñeca.

—He estado con una mujer antes. Sé cómo es. Tal vez quiero intentar otra si
esa mujer eres tú.

No contesto porque estoy tan sorprendida.

—Me gusta lo que tenemos, Melocotón.

Tres días no son suficientes, pero ya sé cuánto disfruto estar alrededor de Beau.
Nos sentimos como buenos amigos desde la primera noche en que nos conocimos.

—Piensa sobre ello. Es todo lo que estoy diciendo.

¿Eso es lo que yo quiero? Acabo se salir de un matrimonio. ¿Estoy lista para


entrar en otra relación?

Ahora tengo dos cosas sobre las cuales meditar.

Miro afuera de la ventana. Está oscuro y tenemos noventa minutos de


conducción por delante.

—Serán las diez para cuando logremos regresar.


—Necesitas regresar temprano ¿porque tienes algún lugar al cual ir en la
mañana?

—No. No puedo pensar en un solo lugar donde sea esperada. —Excepto talvez
el desayuno con Meredith y Grayson. Estoy segura que ella no puede esperar para
taladrarme sobre Beau.

—¿Te quedarás conmigo esta noche?

No lo digo, pero ya estaba medio planeando hacerlo.

—Lo haré si tú lo quieres.

—Te lo estoy preguntando… porque es lo que yo quiero.

—Entonces acepto… porque es lo que yo quiero.

Tapamos la cubierta del Jeep y sus puertas para el regreso ya que el sol se ha
metido. A pesar de que me cambié a ropas secas, estoy preocupada de enfriarme.

La conducción a lo largo de la costa es pacífica esta noche. Hay muy poco


tráfico en el camino.

—Me encanta conducir de noche, o viajar, ya que no soy la que va detrás del
volante. —Estoy completamente relajada con mi mano estirada hacia Beau,
enroscando un mechón de su cabello detrás de su nuca.

—Me estas excitando, Melocotón, jugando con mi cabello así.

—¿De verdad? —Me inclino hacia adelante y le doy un beso al lado de su


cuello antes de susurrar en su oído—: Te quitaría la ropa y te haría cosas sucias si tú
no estuvieras manejando.

—Deberías cuidar lo que estás diciendo. Hay una bestia dentro de mí. —¿Creé
que no es eso ya?

—Soy completamente capaz de arrebatarte para encantarte. —Creo que él es


serio.

—Eso solo prolongará el tiempo para regresar al complejo. —Y creo que


ambos sabemos que va a pasar ahí.

—Ya hemos establecido estamos en no apresurarnos.


Él desliza su mano debajo de mi vestido entre mis piernas hasta rozar mis
bragas sobre mi punto más sensible. Sus dedos se sienten exquisitos, y estoy segura
de que puede sentir la humedad juntándose ahí.

—No creo que sea el único excitándose.

—Es posible que tengas razón.

—Posible mi culo. Definitivamente es más como una afirmación, de acuerdo a


cuan mojadas están tus bragas. ¿Necesitas que me estacione? —Él agita sus cejas
hacia mí.

¿Él está completamente loco?

—¿Quieres detenerte a lado del camino para tener sexo?

—Demonios, sí.

Él usa sus dedos para quitar el tejido de las bragas a un lado. Desliza sus dedos
arriba y abajo a través de la resbaladiza humedad ahí.

—Creo que alguien más quiere que me acerque.

—¿Es seguro?

—Tengo condones. —Listillo sabe que no quiero decir eso.

Puse una mano sobre sus pantalones y froto su pene.

—Estoy tomando eso como un sí.

Beau lleva el auto hacia una zona de descanso al otro lado de la carretera en la
playa y detiene el Jeep. Él sale y corre hacia mi lado. Abre mi puerta y agarra mis
bragas tirándolas por mis piernas y por mis zapatos.

—Afuera. Ahora.

Agarra mis manos y me ayuda a salir antes de llevarme a una mesa. Pone sus
manos sobre mi cintura y me levanta.

Estupendo. Vamos a follar en una mesa donde una familia tendrá un picnic y
comerá emparedados mañana.

Él desliza mis sandalias y coloca mis pies al borde antes de separar mis rodillas.
Él desabrocha un botón y el cierre.
—Recuéstate.

Escucho el ruido de una envoltura de plástico. Él está en mi entrada en un


momento y luego dentro al siguiente. Sucede tan rápido.

Subo mis piernas para rodear su cintura mientras el envuelve sus manos
alrededor de mis caderas. Me sostiene firmemente mientras se desliza dentro y
fuera. Una vez que establecemos un ritmo, una mano se mueve a mi entrepierna
para acariciar mi clítoris.

—Eso se siente tan bien.

—Me gusta hacerte sentir bien.

Mis piernas estas temblando mientras sus dedos hacen círculos en mi clítoris
lentamente con la perfecta presión. Crecientes ondas de placer aumentan en mi
pelvis.

—Puedo sentir mi orgasmo comenzando.

—Allí mismo contigo.

Miro a las estrellas arriba mientras mi cuerpo hace su propia cosa mágica. No
tengo control sobre él y es sensacional cuando siento esas contracciones rítmicas en
el interior.

—Ohh… me estoy viniendo.

—Ohh… —Su cuerpo convulsiona con el mío mientras alcanzamos nuestros


clímax juntos. Tiempo perfecto. Mierda, ¡este hombre es el dios del sexo!

Se relaja y se baja para presionar un suave beso contra mis labios.

—Eres algo pervertida para ser una mujer vainilla.

Él sale y se quita el condón, tirándolo dentro del bote de basura cercano.

—Desprecio esas cosas.

Estoy inclinada a pensar que está acostumbrado a piel con piel. Supongo que
no los usó con su novia ya que quedó embarazada.

Yo no los utilicé con Drake; era mi esposo así que no debería haber razón para
hacerlo. Estaba enferma de mi estómago al saber que había estado dentro de mí
cuando había follado a otra mujer. Ese es un error que no volveré a cometer.
—Una necesidad, me temo.

—De acuerdo.

Desliza mis sandalias de vuelta a mis pies antes de ayudarme a bajar de la


mesa.

—Solo para que lo sepas, me gustó mucho.

—A mí también. Inmensamente.

Beau alcanzó mi mano, sosteniéndola en el camino de regreso al Jeep. Abre la


puerta y toma mis bragas de donde las tiró sobre el asiento. Estoy un poco
sorprendida cuando se inclina para sostenerlas abajo para que yo pueda entrar en
ellas.

—Eres un caballero.

Él me da una nalgada cuando las pone en su lugar.

—Espero que me permitas volver a quitarlas más tarde.

—Estaría terriblemente decepcionada si no lo hicieras. —Terriblemente


decepcionada, y a pesar del hecho de que me han dado más orgasmos por este
hombre en dos días que por cualquier otro hombre en mi vida, ciertamente me
gustaría algo más.
Capítulo 7

¡Ping! Soy despertada esta mañana por la alerta de un mensaje de texto.


Levanto mi cabeza para mirar sobre el cuerpo de Beau hacia el reloj. Las jodidas
seis y media, demasiado temprano para que alguien me estuviera mensajeando.
Estaría molesta detrás de todo entendimiento si es Meredith molestándome sobre
Beau de nuevo.

Agarro mi teléfono de la mesa de noche, y mi irritación instantáneamente se


derrite. Es uno de mis estudiantes estrellas.

Hola, Sra. Langston. Es Emery Whitworth. Estoy en un gran problema. Realmente


necesito hablar con alguien.

Sra. Langston. Ciertamente iba a haber una dura experiencia de re-


entrenamiento con los estudiantes, y quizás incluso la facultad, para llamarme
señorita Bennett.

Me siento sobre el borde de la cama y desenchufo mi teléfono del cargador. El


dormitorio de Beau es oscuro, así que hurgo alrededor, torpemente golpeando la
lámpara. Mis manos salen al frente y la atrapan antes de que se estrelle, pero no sin
enviar mi teléfono hacia el suelo.

—Mierda. —Espero que no se haya quebrado la pantalla; es prácticamente


nuevo. Mi proveedor de celular va a pensar que atrapé a mi esposo engañándome
de nuevo si me aparezco con otro teléfono averiado.

—¿Qué estás haciendo, Melocotón? —La voz de Beau es grave.

—Aparentemente, siendo una torpe. Lamento despertarte.

—Es terriblemente temprano en la mañana para ser una torpe. ¿Algo está mal?

—No lo sé. Una de mis estudiantes favoritas acaba de enviarme un mensaje,


diciendo que tiene muchos problemas y necesita hablar.

Beau rueda a un lado para ver el reloj.


—¿A las seis de la mañana?

—En su defensa, son las siete y media en Buford. Pero aun así estoy muy
preocupada. Temo que podría ser malo. —Emery nunca me contactaría en el
verano si algo no estaba terriblemente mal.

Agarro la camiseta de Beau del suelo y la deslizo sobre mi cabeza. —Iré a la


sala así no te molesto.

—No tienes que hacer eso. Este es mi horario normal para despertar; no voy a
volver a dormir. —Se levanta para visitar el baño—. Puedes llamarla desde la
cama.

—Sra. Langston. —Emery contesta en el primer tono, diciendo mi nombre


anterior en un susurro acallado.

—Emery. ¿Qué está mal?

—Estoy en problemas. No sé qué voy a hacer. —Está llorando tan fuerte que
apenas puedo descifrar qué está diciendo.

—De acuerdo. Primero, necesitas calmarte, así puedo entenderte. —El llanto
combinado con su bajo tono hace que sea casi imposible oírla.

La otra línea se vuelve casi silenciosa.

—¿Emery? ¿Estás allí?

—Estoy aquí.

—Cariño, tienes que decirme qué está pasando así seré capaz de ayudarte.

Ella aclara su voz.

—Estoy embarazada.

Jesús. Estaba un poco asustada de eso.

—¿Cuán avanzado?

—No lo sé. Quizás cerca de los cinco meses.

—¿No has visto a un doctor? —Trato de no sonar juzgadora, pero Emery suele
ser mejor que eso.

—No. No puedo. Mis padres lo descubrirían.


—Dulzura, tus padres lo sabrán muy pronto, les digas o no.

—Lo sé, pero estoy asustada.

Ya puedo suponer quién es el padre, pero pregunto de cualquier forma.

—Ryan Shepherd. —Sí. Justo como sospechaba.

Eso es demasiado malo porque Ryan es un inmaduro pequeño idiota quien está
orgulloso de sí mismo por conseguir entrar en los pantalones de las chicas. Lo noté
dándole mucha atención a Emery a mitad de semestre, pero nunca, ni por un
segundo, pensé que caería por su mierda.

—¿Le dijiste a él sobre el embarazo?

—Sí. Él dijo que no es suyo.

Por supuesto, él lo niega. La pequeña mierda hizo lo mismo con el embarazo


de Cameron el año pasado. Ella abortó, pero aún recuerdo la forma en que él
celebró.

Beau regresa a la cama y se mete sigilosamente junto a mí. Él traza con la


punta de sus dedos hacia arriba por mi muslo, hasta que desaparecen bajo su
camiseta que estoy usando. Alejo su mano y gesticulo:

—Detente. Esto es importante.

—Ryan está mintiendo, Sra. Langston. Sabe que es suyo.

Parece como que este bebé no se va a alejar.

—No te preocupes por eso. Solo toma una prueba de ADN para probar lo
contrario.

—Tengo que decirle a mi mamá y papá, y no sé cómo hacer eso. Van a


odiarme.

Conozco la historia detrás de los padres de Emery. Se divorciaron hace un par


de años, y fue de-sa-gra-da-ble. Ambos son seres humanos egoístas, solo pensando
en ellos mismos, más que en el bienestar de su hija. Sé que por eso Emery fue en
búsqueda de afecto. Ryan Shepherd usaba su pene para tomar ventaja de los
problemas que ella estaba teniendo en casa. Y mira a donde la había llevado.

Me encantaría poner mi pie en el culo de ese pequeño bastardo. O cortar su


hiperactivo pene.
—Estoy asustada.

—¿Quieres que esté contigo cuando les digas?

—Sí. Por favor. —Noto que esta era la razón por la que comenzó esta llamada.
Pero eso está bien. Siempre estaría allí para mis niños.

—Estoy fuera de la ciudad, pero regresaré la siguiente semana. Quiero que me


llames el lunes en la noche, y estableceremos un día y hora para encontrarnos con
tus padres.

—Gracias, Sra. Langston. Estoy realmente agradecida.

—De nada, dulzura. Todo funcionará. Ya lo verás.

Termino mi llamada con Emery y lanzo mi teléfono sobre la cama; estoy


disgustada.

—¡Iugh! Es tan malo como lo imaginaba.

—Una chica embarazada, supongo.

—Sí. Y ella es una de mis alumnos más brillantes. La niña más expresiva que
tengo en mi clase de escritura creativa. Rompe mi corazón, especialmente desde
que el chico que la embarazó es un folla coños. Y no es la primera vez que él hace
algo como esto.

—Tener un bebé a una edad temprana es definitivamente un evento que


cambia tu vida, pero no es el fin del mundo de esta chica.

—¿Cuántos años tenía Caroline cuando quedó embarazada?

—Diecisiete, pero cumplió dieciocho antes de tenerlo.

—¿Está en la universidad ahora?

—Sí. Quería dejar la escuela, pero mis padres insistieron con que se graduara y
fuera a la universidad comunitaria local. Ella es una chica inteligente. Tiene tres
punto ocho, así que puede ser transferida a UGA para el semestre de otoño.

—Bien por ella. ¿Quién cuida de Ashlyn mientras está ocupada con la escuela?

—Todos le damos una mano. Quienquiera que sea capaz de conseguir


desocuparse, cuidará de ella.

—¿Te refieres a que tus hermanos y tú cuidan de un bebé? —¿Ellos solos?


—Todo el tiempo. Tomó algo de tiempo acostumbrarse, pero lo hacemos muy
bien.

Suena como que la familia de Beau es inusualmente cercana. Me pregunto si


ellos saben que él es poli.

—Caroline es afortunada de tener el amor y apoyo de tu familia. No estoy


segura de si la de Emery será tan útil. Pero eso es algo con lo que lidiaré la próxima
semana.

—Correcto. Porque tienes que lidiar conmigo ahora mismo. —Él se mueve
sobre mí y besa el lado de mi cuello cuando no abro mi boca. Huelo a menta, lo
que significa que cepilló sus dientes mientras estaba en el baño. De ninguna manera
voy a tener aliento de culo mientras él está tan fresco como la menta.

Lo palmeo en el hombro.

—Déjame levantarme.

—No. Te quiero justo donde estás. —Empuja hacia arriba la cintura de la


camiseta hasta que estoy expuesta por completo cintura hacia arriba. Se mueve
hacia abajo hasta que su rostro encuentra mi ingle—. Dios, amo la forma en la que
hueles.

—Lo amarías más después de que cepille mis dientes. —Me aseguré de traer mi
cepillo de dientes la noche anterior, cuando empaqué mi bolso para pasar la noche.

—No. No afecta esto aquí abajo ni un poco.

Una lamida de su lengua es todo lo que toma para volver mis piernas papilla.
De ninguna forma soy capaz de dejar esta cama ahora.

—Oh, Dios.

Se pone en sus rodillas y empuja mis piernas atrás y separadas. Me arqueo,


mirando al espejo sobre mí en anticipación de su toque. Miro su cabeza enterrarse
entre mis piernas cuando siento el segundo trazo hacia arriba de su suave lengua
húmeda a través de mi centro. La siguiente envía otra sacudida de placer directo a
mi entrepierna.

—Ohh... —Aprieto las sábanas apretadamente en cada uno de mis puños. Me


pierdo de todas las sensaciones excepto una, la sensación de la boca de Beau
Emerson sobre mí.

—Mmm —gime—. Amo la forma en que sabes. Tan jodidamente dulce.


Me lame una última vez antes de chupar mi clítoris en su boca. Algunas veces,
son suaves tirones, alternando con un jalón más firme. Tanto como amaría que esto
durara para siempre, no puede, porque soy incapaz de resistir más. Está
llevándome a ese lugar, en donde un poco es demasiado, aunque nunca suficiente.
Estoy perdiendo el control.

—Ahh... Ohh. —Una vez que la fiebre de puro placer comienza, no puedo
acallar el incoherente embrollo escapando de mi boca. Tomo su cabello en un puño
y jalo su boca más duro contra mí.

Reconozco esa nueva sensación que solo he experimentado con Beau:


pequeños temblores en lo profundo de mi pelvis, como si estuviera cayendo en
espiral desde el lugar en el que está tomándome. Regreso a mis sentidos y libero su
cabello cuando noto que estoy apretándolo en un puño fuertemente.

—Lo siento.

—Está bien. Me gusta. Significa que estoy haciendo algo bien.

—Significa que estás haciendo todo bien.

Besa mi vientre y pechos en su camino hacia arriba.

—Eres tan condenadamente hermosa.

Beau es el hermoso; suave y duro en todos los sitios correctos. Y me eligió.

Este hombre no pierde tiempo en agarrar un condón de la caja en la mesa de


noche y regresa a apretarse entre mis piernas; está ansioso de follarme. Y yo estoy
ansiosa de que me folle.

Entra en mí rápidamente. Encontramos nuestro ritmo, y mis caderas


encuentran las suyas, golpe a golpe. No hay nada gentil sobre lo que está pasando.
Esta es una follada muy dura. Y me encanta.

Usando mis piernas, lo persuado para moverse más rápido.

—Fóllame más duro.

Sé que él está golpeándome a la línea final, cuando ralentiza y empuja más


profundamente esas últimas veces, mientras gime contra mi oído.

—Uh... ¡uh!

Su cuerpo se hunde entre mis piernas, su cabeza descansando sobre mi pecho.


—Realmente disfruté eso.

—Bien, porque realmente disfruté que hicieras eso.

Eso es lo último que recuerdo antes de irme a la deriva de regreso al sueño.

Mis ojos explotan abiertos cuando despierto sorprendida. De ninguna jodida


manera. Eso no acaba de pasar... excepto que pasó.

Acabo de tirarme un pedo dormida.

Volteo a mirar a Beau, para ver si me oyó.

—Sí. Lo hiciste, así que bien podrías reclamarlo.

—¡Cállate!

Estoy. Jodidamente. Mortificada. Alguien máteme ahora.

—Relájate. Melocotón. Todos nos tiramos pedos. —Él ni siquiera mira en mi


dirección.

Está trabajando en su portátil.

—Ven aquí. Quiero preguntarte algo.

Me siento y me deslizo para dar un vistazo. Parece como un listado de bienes


raíces sobre la página.

—¿Recuerdas que te dije de cambiar casas con mis hermanos? Mi trabajo es


encontrar y negociar los precios. Wilder se ocupa de las finanzas. Judd y Hutch
contratan, algunas veces hacen mucho del trabajo ellos mismos. Todo eso depende
del trabajo y cuan lateral se vuelve el presupuesto. El problema es que el precio de
los bienes raíces de Buckhead son astronómicos. Tienes que usar los mejores
materiales en una renovación, porque es lo que los residentes de Buckhead esperan
y exigen. Mientras que muebles lujosos nos ayudarán a vender una casa, no
siempre trae una valoración más alta ya que son basados en dólares por pies
cuadrados. Gastar más y no conseguir reintegros recorta el beneficio.

—Eso tiene sentido.

—Estamos pensando en expandirnos a los suburbios de clase media. Es una


apuesta menos fuerte tener tres mil amarrados en una renovación que un millón y
medio.
Vaya, increíble. Ese es un montón de mierda de dinero, incluso si lo dividen en
cuatro.

—Estoy buscando algunas propiedades en Buford, y estoy curioso por saber


qué piensas.

—Buford es un lugar genial para ubicarse si no quieres vivir en el medio de


todo el caos en Atlanta. Es tranquilo. Familiar.

—Encontré seis ventas al descubierto en las que estoy interesado.

—¿Qué es eso?

—Una alternativa para ejecuciones. Básicamente, el propietario está vendiendo


por menos de lo que los propietarios de vivienda deben.

El cursor de Beau se cierne sobre una de las casas. ¡Clic!

—Este luce realmente bueno. No parece necesitar mucho trabajo extenso, pero,
por supuesto, eso es basándolo completamente en el listado, el cual puede ser
engañoso. ¿Conoces este vecindario?

Me toma un minuto conseguir mi orientación.

—Sí. Conozco a alguien que vive en esa subdivisión. Bonito vecindario, pero
está cerca de una autopista ocupada. Es realmente ruidoso.

—Esas cosas son definitivamente lo que tienes que considerar en un


lanzamiento. Variables como esas impedirán la venta de una casa, y cada día que
esté en el mercado, es dinero saliendo de nuestros bolsillos.

Creo que evalúa mi contribución. Se siente bien que mi opinión sea


considerada.

Él cierra su portátil.

—Suficiente de eso. ¿Qué quieres hacer hoy?

Conducimos un montón ayer. Preferiría que no hiciéramos eso de nuevo.

—¿Cómo te sientes sobre algo sencillo?

—Me apunto en eso.

Beau es el que es familiar con Montego Bay.


—¿Alguna sugerencia?

—Quiero llevarte a Luminous Lagoon en Falmouth, como a treinta minutos de


aquí en auto. Es una gira nocturna, así que podríamos pasear en Montego Bay hoy,
almorzar con los locales, y hacer un poco de compras.

Día de total tranquilidad con Beau. Me encanta.

—Eso suena perfecto.

Doy un vistazo al reloj.

—¿A qué hora quieres que regrese?

—¿A dónde vas?

—A mi habitación, a alistarme.

—¿Por qué necesitas ir a tu habitación? Trajiste tus cosas anoche.

Río. Tonto chico que cree que el bolso de lona contiene todo lo que traje.

—Este es un bolso para pasar la noche y llegar hasta la mañana, cuando puedo
regresar a mi habitación. Todas mis cosas están en mi suite.

—No vas a dormir allí. Arreglaré que el botones traiga todas tus cosas aquí
mientras estamos fuera hoy.

Eso es un poco dominante.

—¿Puedo decir algo?

—Ya lo hiciste cuando accediste a estar conmigo esta semana.

Considero mostrarle mi trasero hasta que veo la lógica en lo que está


sugiriendo. No voy a dormir en mi suite esta semana y correr de un lado a otro se
va a volver una molestia.

—Regresaré cuando termine de alistarme. Y terminaré de empacar.

Miro hacia Beau y está sonriendo. Es la sonrisa de un solo lado, así que solo un
hoyuelo se muestra. Gah, amo esa sonrisa. Envía piel de gallina por toda mi piel.

Él usa su dedo para hacerme señas de que me acerque. Camino dentro de su


alcance, y me jala sobre su regazo. Besa mi boca, duro y profundo, robando mi
respiración.
Me jala hacia atrás y mira a mis ojos.

—Gracias por mover tus cosas. —Oh, este encantador hombre.

—Veremos cuan agradecido estás cuando veas todo lo que tengo.

Me levanto y golpea mi trasero.

—Auch.

—No te vayas por mucho tiempo o habrá más de eso cuando regreses. —¿Es
malo que yo lo espere?

Llamo a mi mamá antes de entrar en la ducha. Ella me pone en altavoz, así


puedo hablar con ella y Willa al mismo tiempo.

—Cuéntanos todo.

Umm... no. No voy a hacer eso.

Nadie más que Meredith y Grayson saben que estoy en un retiro hedonista. Mi
mamá y mi hermana no tomarían bien eso. Y no puedo imaginar lo que la escuela
o los padres de mis estudiantes dirían si el rumor se extiende. Habrá más rumores
desenfrenados de los que ya existen después de la mierda que Drake tiró.

La gente ama hablar mierdas.

—Es impresionante. Las playas son blancas. El agua es la más azul y clara que
he visto. Y fui a nadar con delfines.

—Finalmente, conseguiste hacer eso. Estoy tan orgullosa, cariño.

—¿Conociste algunos hombres atractivos? —pregunta Willa.

Antes de irme, ella apostó que conocería a un hombre mientras estaba en


Jamaica. Está tratando de descubrir si ella está en números rojos o si es cincuenta
dólares más rica.

—Tú ganaste, Willa. Te debo cincuenta dólares cuando regrese.

—Sí —grita—. Háblanos sobre él.

—Su nombre es Beau, y es de Buckhead.

—Mierda. ¿Fuiste todo el camino a Jamaica para conocer a un hombre que


vive en condado Fulton?
—Lo sé. Es divertido.

—¿Él te gusta, gusta? —Me gusta follarlo.

—He conocido a Beau cuatro días, pero me gusta como si lo conociera desde
hace mucho. —Excepto que disfruta tener dos mujeres al mismo tiempo—. Hemos
discutido sobre vernos el uno al otro después de regresar a casa, así que
esperaremos y veremos cómo va esto.

—Sé cuidadosa, Anna. No te permitas a ti misma ser enganchada porque estás


despechada.

Había sido increíblemente cuidadosa con Drake. Había hecho todo bien y aun
así se arruinó. Ahora estoy en un lugar donde solo no siento como que estoy siendo
protegida todo el tiempo. Estoy lista para dar un salto. Pero no le voy a decir eso a
mi mamá.

—Tú sabes que siempre soy cuidadosa.

—Estoy tan feliz de que estés con Meredith y Grayson. Sé que ellos cuidarán
de ti. —Ella cagaría un huevo de oro si supiera que esos dos me trajeron a un retiro
hedonista y me dejaron caer para valerme por mí misma.

—Tengo que irme. Beau está esperándome para llevarme de compras.

Estoy bastante orgullosa de mí misma. Estoy lista y regreso a la suite de Beau


en tiempo récord, considerando que empaqué todas mis cosas también.

Golpeo y espero. Él necesita darme una tarjeta llave, si voy a estar llamando
mía esta suite por el resto de mi estancia.

Beau abre la puerta, luciendo bastante como un venado frente a los faros.

—No estés molesta, Melocotón.

—No lo estoy. —Pero sus grandes ojos están asustándome—. A menos que me
des una razón para estarlo.

—No invité a estas chicas. —Doy un vistazo alrededor de Beau y veo un par de
morenas sobre su sillón.

—Entonces, ¿por qué vinieron a nuestra suite? —Si estoy quedándome aquí,
entonces voy a obtener una opinión sobre quién se viene y se va.
—¿Por qué crees que vinieron? —Correcto. Sexo. ¿Por qué más alguien vendría
a nuestra habitación en Indulge?

—¿Las conoces?

—Las conocí brevemente durante otra estancia.

—Bueno, ¿aún quieres pasar los siguientes seis días conmigo o preferirías
follarlas? —Estoy bastante segura de que él no está interesado en estas chicas, pero
necesito una confirmación. Si por alguna razón el péndulo va a mecerse de regreso
en la dirección poligamia, entonces quiero saberlo ahora, antes de mover mi
mierda.

—Te quiero, Melocotón. Solo a ti. —Bien. Aún estamos en la misma página.

—Entonces, saquemos sus traseros. —Paso rozando a Beau—. Hola, damas.


Su interés es apreciado, pero no, gracias.

Se miran la una a la otra y ríen.

—No vinimos aquí por ti.

Cruzo mis brazos y volteo hacia Beau. Él debería ser el que rechazara a estas
dos montadoras de salchichas.

—Gracias por su interés, pero no, gracias. —El par no se mueve. Es como si
ellas no oyeron lo que él dijo.

Por el amor a la mierda.

Voy a la puerta y la abro en lo amplio.

—Fue encantador conocerlas, pero Beau y yo tenemos planes para el día.


Realmente debemos irnos.

Suelto la puerta cuando ellas salen, y es posible que golpee a la segunda en el


trasero.

—Por favor, no estés enojada.

—No lo estoy. —Beau no hizo esto. No hay razón para discutir por algo sobre
lo que no tiene control.

Él camina hasta mí y acuna mi rostro.


—Quiero estar contigo. Te moví hacia mi suite. Quiero que seas la primera
cosa que toco en la mañana y la última que pruebo en la noche. Solo tú. —Una
enorme sonrisa se expande a través de su rostro—. Incluso si te tiras pedos mientras
duermes.

Lo golpeo en el pecho.

—Tú, señor, no eres un caballero.

—Nunca clamé serlo.

El centro comercial está plagado con turistas, junto con locales listos para
tomar ventaja de sus gordas billeteras. Los vendedores ambulantes están al borde
del acoso. A muchos no les gustan tomar un no como respuestas.

Beau es paciente, pero eventualmente se pone molesto con los agresivos


vendedores, así que nos movemos hacia las tiendas lujosas.

Su agarre sobre mí es firme y posesivo; creo que es porque se preocupa por mi


seguridad en esta horda de gente. Cualquiera que sea la razón, me gusta.

Entramos a una agradable boutique que vendía una variedad de productos,


incluyendo lencería. No llevé nada conmigo. No tenía razón para hacerlo, excepto
que deseaba tener algo que usar para Beau.

Saqué un conjunto de lencería negro con medias de red de un estante para


tomar un mejor vistazo. Lo estudio en el espejo mientras lo sostengo en su sitio
para conseguir una idea de cómo podría lucir el sexy conjunto en mí.

—Malditamente caliente. Luces como dinamita en eso, Melocotón.

—¿Eso piensas?

—No necesito pensarlo. Voy a descubrirlo esta noche, porque voy a comprarlo
para ti.

No discuto, porque esta lencería realmente es todo por él.

—No vas a arrepentirte. Me aseguré de conseguir que valga tu dinero.

Me uno a él en el mostrador y noto que está comprando tres conjuntos de


lencería.

—¿Qué tienes allí, Beauregard?

—Lo descubrirás más tarde.


Nunca he sido rica y siempre he tenido que guardar mis centavos, así que este
gasto abundante es un poco difícil de tragar. Pero ¿qué demonios? Estamos en
Jamaica y este precioso hombre quiere comprarme lencería. Estoy dentro.

—No puedo esperar por eso. —Y no puedo esperar porque él las saque,
también.

En que chica sucia me he convertido. Suspiro.

Recojo toda clase de dulces jamaiquinos en nuestro viaje de compras: ron,


especias, café. Y encuentro una variedad de productos tejido a mano de paja.

—Trataste de comprarlos todos, Melocotón. Tendremos que llevar todas estas


cosas de regreso a la suite antes de ir a Falmouth.

Probablemente, me excedí. Podría tener problemas encontrando un lugar para


empacar estas cosas para llevarlas a casa.

—Lo siento. Pero terminé si estás listo para irte.

Encontramos mis bolsas en la sala de Beau cuando entramos.

—Podrías arrepentirte de mudaré aquí contigo. Las chicas toman mucho


espacio con sus cosas.

—Lo sé. Viví con dos al mismo tiempo.

No sé por qué, pero no había considerado que convivió día tras día con un par
de mujeres. Tonta de mí.

Me pregunto cuáles eran sus arreglos para dormir. ¿Todos dormían juntos, o es
como la cosa de la poligamia donde rotan camas? No estoy segura de si realmente
quiero saber.

Abro una de las bolsas y veo el regalo especial que compré: un conejo tallado a
mano sobre ruedas.

—Compré este para Ashlyn. Ella puede jugar con él durante el tiempo boca
abajo. Pensé que podría ser útil con su desarrollo motriz. —Le demuestro a lo que
me refiero—. Tiene un cordel, así que ella puede jalarlo cuando comience a
caminar.

Beau me mira fijamente, sin decir nada. ¿Lo ofendí? O compré algo inseguro
para su sobrina.
—Lo siento. ¿Fue una mala idea el conejo?

Él llega hasta mí, tomando el juguete de mi mano. Lo mira y sonríe antes de


ponerlo sobre la mesa de coctel.

Estoy confundida. No puedo leer lo que está pasado aquí.

—No tienes que dárselo si crees que es inseguro.

Él acuna mi rostro, buscando mis ojos por un momento, antes de jalarme hacia
el frente por un beso. Es profundo y apasionado, mientras que también es cálido y
abrigador. Diferente de nuestros otros besos fervientes.

Estoy casi sin aliento cuando me libera.

—Vaya. En serio deben gustarte los conejos.

—Aprecio este porque representa tu amabilidad y corazón considerado. Es un


lindo recordatorio de que no todos en el mundo son crueles y prejuiciosos contra
esos que ellos consideran menos que perfecto. Gracias.

Realmente no sabía que estaba haciendo algo especial cuando compré ese
juguete. Por eso estoy tan sorprendida por la reacción de Beau. No tenía idea que
algo tan simple pudiera significar tanto para él. Este lado de él me deleita cada vez
que lo veo.

Amo la forma en que ama a su familia. Y no tiene miedo de mostrarlo. Y


especialmente a Ashlyn. Hay algo increíblemente sexy sobre un hombre que ama a un
niño, incluso uno que no es suyo.

Beau es tan diferente de Drake.

Egoísta. Inconsciente. Odioso. Esas tres palabras vienen a mi mente cuando


pienso en mi ex esposo.

Lloré sola hasta dormir más noches de las que me gusta recordar porque pensé
que algo estaba mal conmigo. ¿Quizás era desagradable? ¿O no atractiva?

Resultó que yo no era el problema, no del todo. Solo me casé con un hijo de
perra.

Beau besa mi frente.

—¿Lista para irnos?


Amo ser besada en la frente. Es tan... íntimo.

—Sí.

Beau tiene un Jeep alquilado para la semana, pero optamos conseguir un taxi
hacia Falmouth. Es un viaje de treinta minutos, el cual será costoso, pero él quiere
conseguir algunos tragos. Somos parecidos en relación con beber y conducir. Estoy
agradecida; nunca podría estar con alguien que está bajo el escepticismo de que está
bien.

—Dicen que el paseo es mejor después de que el sol baja, así que
probablemente deberíamos cenar primero.

—Está bien para mí. Estoy famélica.

Nos sentamos en una mesa del exterior bajo el patio cubierto junto al agua. No
puedo evitar notar todas las parejas sentadas alrededor de nosotros.

—Creo que nos pusieron en la sección romántica.

—Estaría de acuerdo.

—¿Has estado aquí antes?

—No. Raramente dejo Indulge durante mis visitas. —Cierto. Porque realmente
no frecuentas los establecimientos de lunamieleros y familias cuando vienes a un
retiro hedonista.

—Creo que este es uno de los únicos cuatro o cinco lugares en el mundo donde
puedes ver esta clase de fenómeno. Se dice que es el más brillante aquí a causa del
clima congruente.

Solo sé que este lugar es llamado una laguna luminosa.

—¿Qué es eso, exactamente?

—Por lo que entiendo, hay un organismo resplandeciente que se desarrolla


donde el agua fresca se encuentra con el océano de agua salada. Se ilumina porque
el microorganismo emite un destello de luz cuando es molestado por el
movimiento.

—Organismos suenan un poco aterrador. —Ahí estoy yo, siendo cuidadosa de


nuevo.

—Es seguro.
—¿Vas a entrar?

—Demonios, sí.

El pensamiento de ir dentro del agua me aterra.

—No sé si yo lo haría.

—Vamos, Melocotón. ¿Cuándo más podrás nadar en océano de agua


resplandeciente?

Me encojo de hombros.

—Estoy emocionada de verlo, solo que no de entrar.

—Vas a entrar. Será mejor que te prepares a ti misma para ello.

Beau no me conoce. Si decido que no voy a hacerlo, no seré obligada. Un toro


Brahma no es más terco que yo.

—Ya veremos.

Nuestros platos llegan y estoy en el paraíso.

—Querido señor. Este camarón al curry es delicioso. —Doy un vistazo al plato


de Beau. Sonó desagradable cuando lo ordenó, pero parece apetitoso—. ¿Está
bueno tu rabo de res?

—El mejor que he probado. Tan tierno. ¿Quieres probarlo?

—Nunca probé nada como eso, pero creo que me gustaría hacerlo.

Él clava un pedazo en su tenedor y lo sostiene sobre la mesa para mí.

—Mmm... vaya. Eso es bueno.

Una traviesa sonrisa se extiende y esos hoyuelos hacen su conocida presencia.

—¿Ves? Eres capaz de disfrutar cosas que nunca probaste antes.

Esa declaración puede significar muchas cosas más.

—¿Estamos hablando de comida o de algo más?

—¿A qué crees que me refiero?


Sospecho que está refiriéndose a nuestra discusión sobre probar el sexo anal,
pero no va a conseguir que le diga eso.

—Posiblemente, no puedo suponer a lo que te refieres. Podría ser cualquier


cosa.

Nuestro camarero aparece, interrumpiendo nuestra conversación.

—¿Podría ofrecerles un postre?

—Ninguno para mí —dice Beau.

Sacudo mi cabeza.

—Yo tampoco.

Beau espera hasta que el camarero se aleja para añadir.

—Tengo mis propios planes para el postre cuando regresemos al complejo.

—¿Algo que quieras devorar?

—Sí. Y me estoy sintiendo especialmente hambriento esta noche.

Aprieto mis músculos internos en anticipación.

—Entonces, llevemos este espectáculo al camino.

Beau ganó. Me hizo meterme en el agua. Y fue una de las experiencias más
increíbles de mi vida. Hubiera sido una vergüenza perderla. Otra experiencia acaba
demasiado rápido.

Salgo del auto mientras Bau está pagando al conductor del taxi. No estoy
segura de qué está pasando, pero parece haber negociaciones entre ellos.

He oído que los taxistas cobran dos precios: uno para los locales y otro para los
turistas. Supongo que Beau está tratando de conciliar un mejor precio por nuestro
paseo.

—¿Quieres sentarte en el balcón y conseguir algunos tragos?

Me encantaría eso; puedo escuchar mi sonido favorito en el mundo.

—Definitivamente.
Beau llama a servicio a la habitación y los hace traer seis botellas de Stella.
Probablemente, no es lo que yo habría escogido para un trago después de la cena,
pero no soy una fanática de mezclar licor y cerveza.

Nos movemos al balcón con nuestras Stellas. Apoyo mi pie sobre el barandal y
escucho las olas. Completa eufonía.

—Tengo una pequeña cosa para nosotros. —Beau sostiene arriba lo que creo
que es un porro—. No he fumado hierba en quince años, pero pensé ¿por qué no?
Estamos aquí para pasar un buen momento.

—¿Es lo que estabas haciendo en el taxi?

—Seguro que lo era.

—Sabía que algo estaba pasando. —Sonrío y muerdo mi labio—. Nunca fumé
hierba. Siempre estuve demasiado asustada.

—No tenemos que hacerlo. Solo pensé que podría ser divertido drogarnos
juntos.

—¿Cómo es?

—Como aperitivo, consigues una euforia.

Muchas personas logran eso con analgésicos, pero no yo. La mayoría de los
narcóticos me hacen vomitar en las uñas de mis pies.

—Nunca experimenté una euforia inducida químicamente. —Pero, ahora, una


inducida sexualmente es ahora una historia diferente.

—No sé cómo explicarlo, excepto solo que se siente bien.

—Necesito más para continuar que eso.

—Tus sentidos son agudizados, especialmente el gusto y el oído. La música


suena mejor. La comida es casi insoportable porque sabe muy bien. Quieres comer
todo.

Estoy llena como una garrapata justo ahora.

—¿Querríamos comer incluso aunque acabamos de cenar?

—Definitivamente. Y la mayoría de las personas dicen que hace mejor el sexo.


—Mierda. Sexo con Beau ya es más caliente que los goznes del infierno.
—¿No nos lastimará?

—No, pero probablemente actuaremos como tontos.

Tontos, puedo manejarlo.

—De acuerdo. Lo haré contigo.

—Estoy ordenando comida ahora, así estará aquí cuando nos pongamos
hambrientos.

No puedo imaginar comer algo más.

—No pidas nada para mí.

—Confía en mí. Podrías no pensarlo ahora mismo, pero querrás comida. —Él
mira el menú—. Pediré hamburguesas con queso y papas fritas. Y pastel de
chocolate.

Él parece saber horriblemente mucho sobre esto.

—¿Eras un fumeta?

—Nah. Disfrutaba un poco de combustible vegetal mientras estaba en la


universidad, pero nunca más que una al mes o algo así. No es una adicción.

—Supongo que no tuve demasiada diversión en la universidad. Estaba saliendo


con mi ex esposo entonces, y todo lo que él quería hacer era jugar Xbox.

—Yo partí mi trasero al medio. Probablemente tenía diversión un poco


demasiado.

Intercambiamos historias de UGA mientras esperamos por el servicio a la


habitación. Esta llega inusualmente rápido. Había esperado esperarla al menos
treinta minutos.

—Todo listo.

Él pone el porro en su boca e inhala mientras enciende el final. Succiona y


sostiene su respiración antes de liberar el humo.

—Esa pequeña mierda me cobró diez dólares por este encendedor. Los porros
ni siquiera me costaron tanto así. —Él dice porros, lo que significa que tiene más
que uno.
Toma otra inhalación y sostiene su respiración mientras lo pasa en mi
dirección.

Exhala, y la esencia invade mi nariz. Apestoso.

—Inhala el humo como lo harías con un cigarrillo, pero sostenlo en tus


pulmones antes de liberarlo. Conseguirás un efecto más fuerte.

Escupo y toso con mi primera inhalación. No hay filtro, así que básicamente
estás chupando hierba directamente.

—Es jodidamente horrible.

—No lo haces por el placer del humo dentro de tus pulmones. Es lo que pasa
después lo que es mágico. —Hago un segundo intento y lo hago un poco mejor,
pero aún toso.

—¿Cuánto tiempo toma esta cosa para que funcione?

—Sentirás algo pronto, pero llega a la cima alrededor de quince a treinta


minutos.

De repente me siento... como... realmente bien.

—Necesitamos música —dice Beau antes de desaparecer del balcón.

Parece que se ha ido por un largo tiempo.

—¿A dónde fuiste?

—A la sala, a encender la música.

—¿A dónde más fuiste?

—A ningún lado. Caminé directo allí y de regreso. —Oh. Se siente como si se


había ido por mucho más tiempo.

No creo que alguna vez me he sentido más relajada en mi vida.

—Me gusta esta cosa.

—Dale varios minutos, y la amarás.

—Esa música es tan intensa. ¿Qué banda es esa?

—Arctic Monkeys.
—Oh. Mi. Dios. Amo esta canción. —Él no estaba bromeando. Puedes oír y
entender la música mejor cuando estás drogado.

—¿Do I Wanna Know?

—¿Quieres saber qué?8

—No. Ese es el nombre de la canción. Es “¿Do I Wanna Know?” de Arctic


Monkeys.

—Oh. —Estallo en una carcajada—. Eso es tan divertido.

—Ya estás viajando, Melocotón.

—Beauregard, creo que estás en lo correcto. —Mi mente está inundada con
una tonelada de pensamientos a la vez—. ¿Tu nombre real es Beauregard? Porque
creo que lo es.

—Incluso drogado, no vas a conseguir sacarme información.

No tengo juicio del tiempo. No puedo recordar si hemos estado en el balcón


por quince minutos o quince horas. Apenas puedo completar un pensamiento en mi
cabeza, así que hay muy poca esperanza de verbalizar mucho. Pero estoy feliz.

8
Anna piensa que Beau le pregunta "¿Quiero saber?" ya que la canción se llama así.
Capítulo 8

Abro mis ojos y evaluó el jodido desastre cerniéndose en el espejo sobre mí.
Alcanzo mi cabello enredado y encuentro algo pegajoso y blando.

—¿Qué demonios es eso?

Lo pellizco con mis dedos y lo jalo a través de los mechones en los que está
atascado. Mierda. Es una jodida papa a la francesa aplastada.

Levanto mi cabeza para mirar bajo la sábana. Parece como si una masacre pasó
en esta cama; hay kétchup por todas partes. Y chocolate. El servicio de limpieza va
a amarnos hoy.

Pedazos y piezas de la noche van de un lado al otro como una pelota de ping-
pong en mi cabeza. Entonces recuerdo. Beau y yo nos drogamos juntos.

Era un jodido circo, y nosotros éramos los payasos. Tan divertido.

Raramente, no estoy con resaca, pero me siento decaída. No mal, solo... rara.

Tengo un recuerdo, quizás, de Beau untando cobertura de chocolate en la parte


baja de mi estómago y luego lamiéndolo para quitarlo. No estoy segura de sí fue
una alucinación o un sueño, así que reviso mi vientre. Encuentro restos de
chocolate en mi vientre inferior así que sí, eso pasó.

Me siento y miro hacia Beau. Tiene chocolate untado desde un lado de su


rostro al otro. Invaluable. Necesito una foto de eso antes de que él despierte, pero
no tengo idea de dónde está mi teléfono.

Miro al reloj. No puedo creerles a mis ojos cuando veo que casi es el mediodía.
No estoy segura cuando fuimos a la cama, pero supongo que dormimos al menos
diez u once horas.

¡Toc! ¡Toc!

—Servicio de limpieza. —Espero que la puerta tenga el pestillo, así ella no


entra irrumpiendo.
Encuentro la camiseta de Beau en el suelo y me deslizo en ella. Corro a la sala
y entorno la puerta mínimamente.

—Servicio de limpieza. ¿Necesita servicio hoy?

Dios sí, de verdad lo hacemos, mucho.

—Sí, pero faltan un par de horas antes de que nos vayamos. ¿Puede regresar?

—Por supuesto. No hay prisa. Regresaré después de las tres. —Bien. No creo
que ninguno de los dos podamos apresurarnos mucho ahora mismo.

Regreso al dormitorio y encuentro a Beau sentado en el borde de la cama.

—¿Quién era esa?

—El servicio de limpieza. Ella regresará en varias horas.

—Bien. —Beau me mira, estoy segura de que está evaluando mi desarreglada


apariencia—. ¿Qué tienes en el cabello?

—Papas a la francesa y kétchup. Creo. —Levanto su camiseta y apunto a mi


vientre—. Y estoy identificando esto como cobertura de chocolate.

—¡Joder! —Beau se ríe mientras cae de regreso sobre la cama—. ¿Qué hicimos
anoche?

—Esperaba que tú pudieras decirme.

—Solo el espejo sabe con certeza porque yo seguro que no lo hago. Pero sé que
follamos. Puedo recordar eso bastante.

Aprieto los músculos internos en mi pelvis. Estoy tan adolorida que


definitivamente tuvimos sexo, mucho sexo. Lo revisaré más completamente cuando
vaya al baño, pero creo que mi cosa está hinchada.

—Estamos sucios. ¿Por qué no vienes a la ducha conmigo?

Me siento asquerosa, así que quiero un baño tan pronto como sea posible, pero
tengo algo que quiero investigar primero.

—Entra y estaré allí en un minuto. Necesito sacar mi gel corporal y mi


maquinilla de mi bolso.

Oigo la ducha encenderse, pero espero hasta el momento en que Beau se mete
en la ducha antes de husmear dentro del cajón de la mesa de noche.
Anteanoche, Beau y yo habíamos estado juntos cuatro veces. Él usó condones
de su billetera en dos de esas ocasiones. Los otros dos vinieron de la caja dentro de
la mesa de noche. Las matemáticas simples me dicen que allí debería haber un
mínimo de tres faltantes de la caja, dependiendo de cuantas veces lo hicimos
anoche. Esa es la suposición de cualquiera.

Cuento los cuadrados de látex restantes. Veintidós de los veinticuatro restantes.

Mierda. Tuvimos sexo sin protección. Y no creo que él siquiera lo notara.

Me siento enferma del estómago. Juré que eso no volvería a pasar de nuevo
jamás.

Acababa de hacerme pruebas para todas esas enfermedades de transmisión


sexual, y ahora tenía que preocuparme sobre ello de nuevo... más un potencial
embarazo.

Soy tan estúpida. No debí haber detenido el control de natalidad solo porque
mi matrimonio terminó. Sabía que eventualmente tendría sexo de nuevo. Solo que
no esperaba que esto fuera tan pronto tras mi divorcio. Tenía cada intención de
evadir algo como esto por un largo rato.

Ninguno de los dos realmente puede estar seguro de lo que pasó anoche.
Podríamos ni siquiera haber tenido sexo, a pesar de que sus recuerdos y mi cuerpo
dijeran lo contrario. Es posible que él no se haya venido en mi interior. O en lo
absoluto.

Hago las cuentas. Comencé mi periodo dos semanas atrás. Eso me pone en mi
principal periodo de ovulación.

Mierda. Esto es malo. Muy, muy malo.

Tengo que hacer una carrera hasta la farmacia por una píldora del día después.
De ninguna forma a su alrededor.

Beau no necesita saberlo. Estoy asustada de que esto le recuerde la situación


con Erin.

Camino dentro de la ducha con Beau. Todo lo que hago se siente como en
cámara lenta. Estoy segura de que es el efecto secundario de la hierba que fumamos
anoche.

—¿Cómo te sientes con hacer algo sencillo de nuevo hoy?

Beau está lavando su cabello, espuma volando en todas las direcciones.


—No puedo mentir, Melocotón. Estaba esperando que quisieras mantenerte
por aquí. Y lejos del sol.

—¿Te sientes con resaca?

—Con resaca no es la palabra correcta, pero no me siento normal.

—Me siento decaída. No me importaría hacer una carrera hasta una farmacia.
He estado sintiéndome un poco fatigada de cualquier forma. Es probable que solo
sea el sol, pero una pequeña dosis de vitamina B12 siempre me despabila.

—Quizás es todo el sexo caliente lo que te desgasta. —Risas retumban


profundo en su pecho.

—Probablemente.

—No recuerdo esta sensación después de fumar de años atrás. Supongo que la
hierba pudo haber estado envenenada con algo. O quizás estoy condenadamente
demasiado viejo para estar haciendo esa mierda.

—Fue muy divertido, pero no quiero más.

—No vas a conseguir ninguna discusión de mi parte. Y lo siento por aplastar


papas a la francesa en tu cabello. Estoy seguro de que fue mi culpa.

—Está bien. Supongo que es mi culpa que tengas cobertura de chocolate


untado en tu barba.

Me siento mejor tras la ducha, pero aún en cámara lenta.

Agarro mi portátil y hago una búsqueda por cosas de moda que hacer en
Montego Bay. La mayoría de esto luce caliente y exhaustivo.

—¿Qué piensas sobre ir a un club de reggae? Podemos enfriarnos y tener algo


de cerveza fría.

—Estás hablando mi idioma, Melocotón.

—Entonces, supongo que deberíamos circular ya que el servicio de limpieza


regresará en cualquier minuto. No podemos estar aquí para enfrentarlas cuando
entren y vean lo que hicimos a la cama.

—Estoy seguro de que han visto peores.


—No lo sé. Esas rayas cafés y rojas podrían ser confundidas por algo más. —
Las cosas que ellas pensarían me hacen encogerme. Casi siento que necesito
quedarme para explicar.

Hay un golpe en la puerta justo antes de que abramos.

—Mierda. Están aquí. —Quiero morir de mortificación.

—Solo podemos hacer una cosa. Enfrentarlas.

Beau abre la puerta, y estoy agradecida de ver a Meredith y Grayson en el otro


lado.

—¡Vamos! ¡Vamos! Tenemos que salir de aquí.

—¿De qué estás hablando? —pregunta Meredith mientras la empujo.

—Sin preguntas. Solo ve y lo explicaré en un minuto.

Exitosamente, conseguimos llegar al elevador sin quedar frente a frente con la


mujer que va a querer matarnos.

—¿Qué hiciste? —pregunta Meredith cuando estamos en el ascensor por


completo.

Beau y yo nos miramos el uno al otro y explotamos en risitas.

—Nos drogamos anoche y aparentemente, tuvimos una explosión de


bocadillos en la cama. Es malo.

—¿Tú, Anna James Bennett, te drogaste? —Meredith sacude su cabeza—.


Estoy celosa. Quería drogarme también.

Beau saca los porros extra de su bolsillo y se los pasa a Grayson.

—De nada.

—¿Gracias? —dice Grayson.

—Estamos yendo a un bar reggae en la ciudad. ¿Quieren ir con nosotros?

—¡Sí! Podría tomar un respiro de este lugar y una de las personas en él. —La
nariz de Meredith aletea cuando ella rueda sus ojos—. ¿Qué hay sobre eso,
Grayson? ¿Crees que puedas dejarla a ella por un rato?
Me encojo por el uso de Meredith y el tono de la palabra ella. Eso no puede ser
bueno.

—Sabes que haré lo que sea que quieras, nena. Lo que sea —suplica Grayson.

Oh, mierda. G está en la casa del perro.

—Bueno, quiero salir de aquí, así que vayámonos. —Ostras. Algo discordante
está pasando entre ellos. Estoy segura de que conseguiré toda la verdad más tarde.

—A la farmacia más cercana —le digo al chofer de taxi.

La cabeza de Meredith gira en mi dirección.

—¿No te estás sintiendo bien?

Le doy mi mirada de ojos-grandes, sígueme la corriente.

—Sabes cómo me pongo cuando no tengo B12 en un tiempo.

Ella mira a Beau, quien no está prestando ni un poco de atención, y me da


su encogimiento de hombros de qué-demonios.

—Oh, sí. Cierto.

Meredith y yo no estamos en la puerta de la farmacia cuando enloquezco.

—Cometimos un enorme error anoche.

—¿De qué estás hablando?

Miro arriba, a las etiquetas de los pasillos y guio a Mere hacia los productos
femeninos.

—Nos drogamos anoche y tuvimos sexo sin protección. O al menos, eso creo.
No puedo estar muy segura porque estábamos tan altos como cometas, pero estaba
adolorida cuando desperté.

—Oh. Mierda. —Ella sabe que dejé las píldoras de control de natalidad
después del divorcio.

Eres tan tonta, Anna James.

—Por eso estoy aquí, para conseguir una píldora del día después.
—Bueno, sí. Pero ¿dónde estás en tu ciclo? Sabes que esas cosas no son
efectivas en el final de la ovulación.

—Estoy en el medio, así que debería estar bien.

—Dios, eso espero.

Pago al cajero y tomo la píldora antes de dejar la tienda, lanzando la caja en el


contenedor junto la puerta.

Hecho. Acabado. Estaría bien. Beau nunca sabría que tuvimos una metida de
pata. Así que, ¿por qué me siento tan culpable por no decirle?

El club está tan concurrido que somos afortunados de encontrar una mesa libre.

—Hola, chicos. Soy Iggy. Seré su camarero. Los tragos especiales están en la
tabla. La sidra de damasco es fantástica si gustan algo dulce. —Él pone un menú
laminado sobre la mesa—. Aquí hay una lista de los de la casa y qué tenemos
disponible. Les daré un minuto para revisarlo y regresaré para conseguir sus
órdenes.

No tengo que mirar.

—Yo quiero la sidra de damasco.

—Yo también —dice Meredith.

Beau y Grayson eligen cervezas oscuras. Quizás es una cosa de hombre porque
no puedo soportar esa cosa. Solo el color me quita las ganas, pero curiosamente,
amo la forma en que sabe en el aliento de un hombre. Raro, pero totalmente
excitante.

Terminamos la ronda uno, y Meredith insiste en que vaya al baño con ella. La
puerta no tiene cerrojo, así que se inclina contra esta para mantener compañías no-
deseadas alejadas del baño.

—Voy a matar a Grayson.

Uh-oh. Sabía que algo estaba pasando.

—¿Qué hizo?

—Estoy tan molesta. —Suspira—. Él estaba con alguien hace un par de noches,
lo que está bien. Yo estuve con alguien también, pero la follo de nuevo anoche. Ni
siquiera preguntó. Solo lo hizo.
Me encogí de hombros, totalmente perdida. Pensé que eso era lo que ellos
hacían.

—No sé a lo que te refieres.

—Tenemos límites, unos muy estrictos, que no cruzamos. Están en su sitio por
una razón. La regla número dos dice que nunca dormimos con la misma persona
dos veces. Es una de nuestras reglas más estrictas porque nadie después de una vez
puede volverse una base para una conexión. Y una conexión es caminar dentro de
la tierra de la infidelidad.

—¿Hablaste con él sobre esto?

—Sí, pero después de lo sucedido. Él se escabulló tras mi espalda para hacerlo,


AJ. No estoy segura de si él siquiera iba a decirme sobre eso. Sé que
intercambiamos, pero en nuestros libros, eso es tan bueno como engañar. Me siento
traicionada.

Ella está claramente herida, pero no sé qué decir ya que tener sexo con alguien
más, periódicamente, sería considerado engañar en mi libro.

La puerta se empuja abierta y Meredith la golpea para cerrarla.

—Ocupado.

Una voz en el otro lado dice:

—Apresúrate. Tengo que mear. —Bonito. Tan femenino.

—Jódete. Saldremos en un minuto.

Esta es la clase de sospechoso lugar en el que estamos.

—No deberías decir cosas como esas por aquí, Mere. Una perra te cortará.

—Deja que lo intenten. No estoy asustada; estoy llena de furia. —Meredith es


como un chihuahua con el ladrido de un pitbull.

Damos una mirada desdeñosa en el camino fuera del baño. Sinceramente,


estoy feliz de escapar ilesa. Esas mujeres lucían aterradoras.

Hay otra ronda de sidras damasco esperando para Mere y yo cuando


regresamos a la mesa.

—¿Otra sidra está bien?


—Absolutamente.

Beau se inclina al frente, así Meredith y Grayson pueden oírlo sobre la música.

—¿Están disfrutando Wicked Week?

Oh, Dios. Él podía haber dicho cualquier cosa excepto eso.

—¿Por qué no nos cuentas sobre eso, Grayson? ¿Cuánto has disfrutado tu
tiempo en Indulge?

—Beau, mi esposa no está complacida conmigo en caso de que tú no lo


cogieras por su tono.

—Beau practica la poligamia, así que él entiende sobre reglas. Cuéntale sobre la
que rompiste y ve si él cree que está bien.

No. No quiero que ninguno de nosotros esté en medio de esto.

Agarro la mano de Beau bajo la mesa.

—Baila conmigo.

—Con mucho gusto.

Nos movemos a la pista de baile. Es una canción rápida, “Let's Do It Again” de J


Boog.

—Amo esta canción.

—¿Conoces de reggae?

—Un poco más este mes que el anterior. Repasé un poco cuando descubrí que
vendría aquí. Soy una gran fanática de J Boog ahora.

—Mishka es mi favorito.

—Los amo, también. ¿Canción favorita?

—“Above The Bones”. ¿La tuya?

—Esa es una genial, pero para mí es un cincuenta-cincuenta entre “Another Like


You” y “Give You All The Love”.

“Let's Do It Again” termina y “Before You Go” por Common Kings comienza.
—Amo esta, también. Están pasando música increíble en este club.

Miro hacia Mere y G.

—No entiendo toda esa cosa del swinging, así que no sé cómo aconsejarla.

—¿Qué hizo él?

—Ellos nunca duermen con la misma persona más de una vez. Es su regla; es
solo sobre sexo y nunca una conexión. Él fue tras su espalda y folló a una mujer
una segunda vez. Ella no está segura de que él iba a decirle tampoco.

—Mierda.

—Es un gran lío, ¿cierto?

—Enorme, porque es un verdadero problema. Realmente no puedes arruinar


las cosas peor que eso. —Confianza rota. Entiendo el daño que puede causar.

—Son mis mejores amigos. No quiero verlos así.

Miro hacia la mesa; Meredith luce lista para irse.

—Lo siento. Necesito revisarlos.

El bolso de Meredith está sobre su hombro.

—Siento haber interrumpido tu tiempo con Beau y luego largarme, pero ahora
mismo no puedo ver a este agarra coños.

—Cariño —dice Grayson mientras agarra su brazo—, no seas así.

Ella tira su brazo de su agarre.

—Voy a regresar al complejo. Haz lo que quieras, pero ni siquiera pienses sobre
viajar en el mismo taxi.

—¿Qué vas a hacer?

Ella lo mira.

—¿Qué crees que voy a hacer, Grayson?

Él sacude su cabeza, mientras ruega.

—No. Por favor.


Estoy en la oscuridad, pero su reacción me hace sospechar que ya sabe a lo que
ella se refiere.

Meredith deja su asiento.

—Admiro tu confianza en asumir que me importa una mierda lo que quieres


ahora mismo.

—No te vayas. —Eso es doloroso de ver.

—Lanzaste una de nuestras reglas más grandes fuera de la ventana. Ahora, voy
a hacer lo mismo. Espero que disfrutes la forma en que se siente. —Es aterrador
cuanto suena Meredith como su madre.

Ella se aleja, saludando a Grayson sobre su hombro.

—Te veo en la mañana. O no.

Golpeo a Grayson en el brazo tan duro como puedo.

—¡Completo imbécil! ¿Por qué hiciste eso? Sabes que ella tiene grandes
problemas con la confianza. —Meredith nunca tuvo fe en un hombre... hasta
Grayson. Ahora, él arruinó eso—. Podrías haber terminado literalmente con tu
matrimonio por una follada.

—Lo sé. Eso fue tan jodidamente estúpido. No sé en qué estaba pensando. —
Él no estaba pensando.

Meredith puede volverse un poco loca maniática cuando está enojada. No


siempre toma las mejores decisiones.

—Sabes cuan vengativa puede ser cuando está herida. Levanta tu trasero y ve
tras tu esposa antes de que ella haga algo estúpido de lo que tu matrimonio no
pueda retroceder.

Grayson corre su mano a través de la cima de su cabello.

—Joder, AJ.

Ella se va a escapar si él no se mueve rápido.

—Ve. Ahora.

Grayson corre hacia la salida sin una palabra.


Meredith y Grayson no pelean. Nunca. Esto es nuevo para mí, y no sé qué
pensar.

—No es su momento más bueno. Lamento que hayas tenido que ver eso.

—Ya lo viví. Sé cuan feo se puede poner.

Él no conoce la historia de Meredith.

—No puedes comenzar a imaginar cuanto ha temido ella que esto pase en su
matrimonio. Grayson sabe eso, y sé que la está destrozando. Quiero poner mi pie
en su culo. —Y aún podría.

Los padres de Meredith habían arruinado su percepción del matrimonio. Ella


creció en el medio de una zona de batalla. Su padre era un infiel eterno. Su madre
siempre contratacaba. La pobre Mere no sabía cómo podían convivir los esposos y
esposas hasta que conoció a mis padres.

Quiero ir tras ella, asegurarme de que esté bien, pero ella y Grayson necesitan
privacidad para resolver esto. No me necesitan en el medio.

No estoy segura de cómo se las arreglará Grayson para hacer las cosas bien con
ella. Una vez que la confianza se va, se va.

Estuve allí. Acabé eso. Es una sensación enfermiza.

Beau me jala para pararme entre sus piernas y pone sus brazos a mi alrededor.

—Sé que lo arruinó, pero el swinging es lo que escogieron hacer para confines
de su matrimonio. No es un territorio desconocido. Lo resolverán.

Beau tiene razón. Esto no es lo mismo que la infidelidad en un matrimonio


monógamo, sin embargo, estoy segura de que aún es doloroso.

—No dejes que eso te arruine un buen momento. —Él pone sus manos sobre
mis caderas y balancea mis caderas—. Están pasando Bob Marley. ¿Quieres bailar
conmigo?

Escucho por un momento. Es “Is This Love”, una de mis favoritas de todos los
tiempos, así que no puedo resistir la invitación. Asiento, tomando su mano y nos
movemos a la poblada pista de baile.

Todos se unieron a la pista cuando Bob Marley apareció, y estamos apretujados


como sardinas. Bien para mí. Significa que puedo estar tan cerca como me gusta sin
atención no deseada.
Volteo mi espalda hacia Beau y agarro sus manos. Las pongo sobre mis caderas
y retrocedo hasta que mi cuerpo entero está frotándose contra él mientras bailamos.

Él pone su boca en mi oído.

—Estás poniéndome duro.

—Lo sé. Lo siento empujando contra mi culo.

—No de la forma en que me gustaría empujarlo contra tu culo.

No tuve tiempo para hablarle a Meredith sobre la acción por la puerta trasera y
seguro no voy a tenerlo ahora, pero hice mi decisión.

—Decidí que quiero.

Todo lo que Beau me había hecho hasta ahora, había sido increíble. Si alguien
podía hacerme sentir bien, sería él.

Beau me gira así estamos enfrentándonos.

—¿Estás segura?

Asiento.

Él acuna mi rostro y besa mi boca. Agarra mi trasero y lo aprieta.

—Voy a pagar nuestra cuenta ahora; ya no quiero esperar más de lo necesario


para entrar en ese culo.

Estoy avergonzada por dentro.

—Tienes una boca sucia.

—Sí, la tengo.

Estamos en la parte trasera del taxi, camino de regreso al complejo y estoy tan
nerviosa como un zorro en una convención de caza.

—Estás callada.

—Estoy pensando en eso. —Preparándome mentalmente.

Él pone sus brazos a mi alrededor y me jala cerca.

—Puedo decirlo. Estás temblando.


—Tengo miedo de que duela. —Sé que muchas personas lo hacen, pero no
puedo dejar de pensar sobre por qué la otra parte de la población no lo hace.

—Te prepararé para ello. Incluso querrás que lo meta cuando termine de
calentarte.

Tengo sentimientos mezclados ahora mismo. Miedo. Emoción. Excitación.

—¿Usarías ese conjunto de lencería negro con las medias de red para mí? —
Bien. Eso significa que él planea darme mucho tiempo para prepararme.

—Me encantaría usar eso para ti.

La suite está impecable. Es como si la noche anterior nunca hubiera pasado.


Excepto que lo hizo, y rogaba que no fuera seguida por desastrosas repercusiones.

Voy al bolso y saco el sujetador negro, la tanga, y las medias.

—Necesito varios minutos.

—No hay problema.

Me deslizo dentro del sexy atuendo y ahueco mi cabello. Acabo poniéndome


rocío corporal mientras inspecciono el producto final en el espejo. No soy una
persona vanidosa, pero no hay dudas, luzco candente en esto.

Siento cada latido de mí corazón en mi sonrojado rostro; estoy en el borde,


pero quiero a este hombre y todo lo que tiene planeado para mí.

Salgo del baño y me detengo justo dentro del umbral. No voy hacia él de
inmediato. En su lugar, pongo mi mano sobre mi cadera y me apoyo en el marco
de la puerta, sosteniéndome con una mano elevada. No dice nada, pero el hambre
que veo en sus ojos me dice todo lo que su boca no. Está muriendo por tenerme. Y
joder, si eso no me enciende.

Me mira mientras camino a donde él permanece en la cama. Cuando lo


alcanzo, gira su dedo en un círculo.

—Voltea para mí.

Hago un giro completo antes de que se deje caer en sus rodillas enfrente de mí.
Besa mi estómago antes de arrastrar su lengua sobre mi vientre bajo.

Pongo mi mano sobre su cabeza y corro mis dedos a través de su grueso cabello
oscuro, mientras besa cada lado de mis caderas sobre la cintura elástica de mi
tanga. Ningún hombre ha estado sobre sus rodillas frente a mí alguna vez y ha
explorado mi cuerpo de esta forma. Por un lado, es perturbador. Por el otro, es
caliente como el infierno y me tiene empapándome de humedad.

Supongo que todo es parte de prepararme para lo que viene.

Engancha sus dedos en el encaje negro y los arrastra hacia abajo por mis
piernas. Tengo que usar sus hombros para equilibrarme a mí misma y salir de ellas
porque mi cabeza está girando tan duro por todo lo que está haciéndome.

La lanza a un lado y corre sus manos hacia arriba por la parte trasera de mis
piernas, comenzando desde mis tobillos hasta que acuna mis nalgas y jala mi
entrepierna hacia su rostro. Su boca casi está justo donde más la anhelo. Estoy
avergonzada de admitir cuan mal ansío su lengua.

Él levanta su mirada hacia mí, a través de largas pestañas oscuras. Sonríe


cuando sus ojos encuentran los míos, pero rompemos el contacto cuando se inclina
al frente para lamerme en un largo golpe. Estoy abrumada, pero no por la sensación
de su lengua. Es la visión de verlo haciéndome eso.

—Siéntate en la cama. —Su voz es ronca. Y demandante.

Me siento más atrás de lo que me quiere, porque agarra mis piernas detrás de
mis rodillas dobladas y me jala hasta que apenas estoy sobre el borde. Toma mis
pies y los pone sobre los barandales antes de empujar mis piernas para separarlas.

—Quiero comerte primero.

Nunca tuve a nadie diciéndome cosas tan crudas. Me encanta.

Me estremezco con un deseo impaciente de ser tocada. Estoy considerando


rogar cuando siento el primer aleteo de su lengua.

Justo cuando me estoy acostumbrando a un movimiento y ritmo, se detiene y


cambia de velocidad y en una dirección completamente diferente. Es un juego de
suposiciones de qué hará a continuación y cómo se sentirá.

Beau mete sus dedos y los desliza dentro y fuera mientras usa su boca para
estimular mi clítoris. Por instinto, levanto mis caderas de la cama en un rítmico
movimiento inestable.

Sus dedos me dejan, y los desliza hacia la parte de atrás. Me toca allí, frotando
en un movimiento circular mientras continúa lamiendo mi clítoris.

No puedo evitarlo. El instinto me obliga a tensarme.


—Está bien. Solo estoy tocando ahora mismo; puedes relajarte.

Mantengo la respiración y me relajo, sorprendida de ver cuando diferente es su


toque de lo que había esperado. En realidad, es placentero, lo que me pone más a
gusto.

—Voy a empujar un dedo dentro, Melocotón. Ya está resbaladizo por estar


dentro de ti. Podría sentirse extraño, pero no dolerá.

—De acuerdo.

Él continúa lamiéndome, y siento la introducción de su dedo. De nuevo, me


tenso, pero solo por un segundo.

—Buena chica.

Lo empuja dentro y fuera lentamente. Me sorprendo una segunda vez cuando


noto que estoy empujando con él.

—Lo estás haciendo muy bien, cariño. Voy a darte dos ahora.

Él acaba de llamarme cariño. Pero no tengo tiempo de pensar sobre eso porque
su segundo dedo entra en mí. La misma reacción. Tensa. Relajada.

Repite el mismo procedimiento, empujando dentro y fuera lentamente.

—¿No se siente bien eso?

—Sí.

—Bien. Ahora voy a hacer que te vengas.

Estoy mirando en el espejo en cima, mirando su cabeza mecerse entre mis


piernas, mientras empuja sus dedos dentro y fuera de mi trasero. Es un tipo de
sensación completamente diferente y excitante. Se siente sucio e incorrecto. Tabú.
Quizás por eso me gusta tanto.

Mi espalda se arquea y me tenso cuando el temblor comienza en mi pelvis. Él


chupa más duro y empuja más fuerte. Es casi más de lo que puedo soportar.

—Ohh... uhh.

Mi cuerpo se estremece y mi útero palpita rítmicamente por varios segundos,


antes de que se acabe. Pulsante calor se extiende a través de mi cuerpo. Mi rostro,
manos y pies arden.
Beau se levanta y besa mi boca rápidamente.

—Creo que a alguien le gustó su muestra de juego anal.

—Culpable.

Se mueve a la mesa de noche para buscar un condón y una botella de


lubricante. Es la primera vez que he visto eso. No lo habíamos necesitado antes de
esta noche.

—Estoy feliz porque hay mucho más por venir.

Me levanto sobre mis codos y lo miro rodar el preservativo de látex sobre su


polla. Tomo nota de cuan amplia y larga es. Sus dedos son placenteros. Esta, no
estoy segura. Su polla es de un tamaño impresionante.

—No te preocupes, Melocotón. Voy a hacerlo bueno para ti.

Me retuerzo en mi camino hacia arriba por la cama, así que él agarra la parte
trasera de mis muslos inferiores y jala mi trasero hacia el borde justo como cuando
se inclinó. No era lo que esperaba.

—Pensé que me pondría sobre mis manos y rodillas.

Él palmea la mejilla de mi trasero.

—Lo haré la próxima vez.

Rocía una generosa cantidad de lubricante en su mano antes de frotarlo sobre


mi trasero.

—Tiene que estar bonito y resbaladizo, así se sentirá bien.

Él besa la cima de mi rodilla.

—¿Lista?

—Sí. —Sale casi sonando como una rana croando. No muy convincente.

—Te diré todo antes de hacerlo, así no hay sorpresas. —Eso me hace sentir
mínimamente mejor.

—De acuerdo.

—Voy a posicionarme en tu entrada. —Yo lo llamaría una salida, no una


entrada.
—No voy a empujar como siempre. Será más como un movimiento inestable
con cortos empujes. Será tan sencillo así.

Inhalo profundamente y exhalo.

—Estoy lista.

—Dime si algo duele.

Beau me informa de antemano de cada movimiento que él hace. Es


tranquilizante y me ayuda a confiar en que no va a lastimarme.

Empujar a través de los músculos dentro de mí no era la experiencia más


placentera del mundo, pero las cosas mejoran enormemente después de eso. Me
siento como si estoy lista para la experiencia completa ahora.

—¿Estás bien?

—Mmm hmm. —No puedo creer que me lo esté dando en el culo. Y me gusta.

Beau empuja mis piernas hacia atrás y se mueve un poco más rápido, aunque
no viene cerca para igualar lo que usualmente hace.

—Amo estar dentro de ti.

Agito mis caderas en oposición de las de Beau.

—Te gusta mi polla en tu culo, ¿no es así?

¡La obscenidad que sale de su boca! No puedo creer que lo dejé besarme con
ella.

—Lo hago.

Empuja mis piernas separadas, frotando mi clítoris.

—Quiero sentir que te vienes.

Quiero tener un orgasmo mientras está dentro de mí, allí; quiero cada clase de
placer que él está dispuesto a darme.

No pasa mucho antes de que reconozca la cumbre de mi excitación


aproximándose.

—OhmiDios. Está comenzando.


Mi cuerpo se sacude con cada movimiento de los empujes más rápidos de
Beau. Las ondas de placer en mi pelvis explotan. Todo en mi pelvis zumba con
deleite. Un momento más tarde, la dulce tortura comienza, la pulsación de
contracciones, mezclado con la cálida euforia extendiéndose a través de todo mi
cuerpo, de camino a la punta de mis curvados dedos de los pies. Éxtasis.

Completo y puro éxtasis, eso es lo que él me da cada vez que estamos juntos.

El rostro de Beau está tan tenso. Puedo decir que está controlándose porque no
quiere lastimarme.

—Estoy bien. Puedes hacerlo más duro.

—¿Estás segura?

Me estiro para tocar su bello rostro.

—Soy positiva.

Tuve mi placer, dos veces, pero ahora consigo una tercera dosis por verlo
venirse.

Él cierra sus ojos y se mueve más rápido. Más profundo. Me aprieto a su


alrededor, haciéndolo un ajuste más apretado.

Lo hago por él, porque quiero que este sea el mejor pedazo de culo que alguna
vez tuvo.

—Oh, joder —sisea a través de sus dientes, mientras empuja en mí unas


últimas tres veces. Duro. Profundo.

Beau sale de mí y libera mis piernas. Colapsa sobre mí, pecho con pecho,
corazón a corazón.

Después de un minuto o dos de intensa respiración, él susurra:

—Soy el único hombre que tiene esa parte de ti. Estoy feliz de haber sido tu
primero.

Envuelvo mi brazo a su alrededor, entrelazando mis dedos a través de la parte


trasera de su cabello.

—Yo también.
Capítulo 9

Siento un cosquilleo en la punta de mi nariz. Aplaste la molesta pelusa y me


rasque el punto de picazón con dirección a la izquierda.

—Melocotón.

Oh. Beau es la plaga molesta.

—¿Hmm?

—Vamos a levantarnos y bajar a desayunar. Estoy hambriento como Marvin.

Hice una mueca.

—Estoy somnolienta como Suzan.

—¿No eras tú la inteligente?

Empuja con su dedo mi costilla y lo ondula hacia adelante y hacia atrás. Al


instante sentí espasmos y mi cuerpo se contorsionó en una posición extraña.
Desprecio que me hagan cosquillas.

Estábamos planeando salir a cenar anoche, pero fue interrumpido cuando le


dije a Beau que estaba dispuesta a dejarle tener un poco de diversión por la puerta
de atrás.

—Es divertido cómo un poco de diversión con mi trasero puede hacer que se te
olvide comer.

—¿Estás de humor para tomar el desayuno en el complejo, o tenemos que ir a


la ciudad?

Beau ha sido tan buen deporte para alejarme de este lugar, así que le debo ser
más tolerante, especialmente desde que las mañanas por aquí han demostrado ser
una experiencia normal.

—Me parece bien comer aquí.


Me dio una nalgada.

—Entonces levanta este bonito culo y alístalo.

Gire mi cabello para hacerme un moño para evitar que se humedeciera


mientras me daba una ducha rápida. Me di prisa porque sabía que Beau estaba
muriendo de hambre. Odiaría que él desapareciera ya que estoy segura de que
habrá un montón de caliente sexo los siguientes cuatro días.

Es la cuenta regresiva. Más de la mitad de mi tiempo con Beau Emerson está


detrás de mí en lugar de por delante. Cuanto más se acercaban nuestros últimos
días, más consideraba como seria regresar a Buford y nunca verlo de nuevo. El
pensamiento provocaba sensaciones de pesadez en mi corazón.

—La cantidad de personas en el desayuno es mucho menor esta mañana.

—Anoche hubo una fiesta en la piscina gigante. Los invitados se quedaron


despiertos follando hasta el amanecer por lo tanto deben estar durmiendo. —Él no
tenía idea de lo repugnante que ese sonaba para mí.

—Creo que somos los más mojigatos del montón dado que nos quedamos en
privado para tener sexo.

Movió sus cejas hacia mí.

—Nena, no hay nada mojigato con lo que paso en nuestra cama anoche.

Me llamo nena de nuevo. No pude detener que una sonrisa se esparciera por
toda mi cara mientras me escondía detrás del menú.

—¿Qué vas a pedir esta mañana?

—El quiche.

—Es bueno, pero yo me quedo con el pudin dulce esta vez. Pediré café para
contrarrestar lo dulce.

—Nunca he probado eso, pero me gustan la batata.

—Entonces tú amaras esto. Puedes tener un poco del mío. No hay forma de
que me lo termine todo. —El tazón que sirvieron era tan grande como mi cabeza.

No me había dado cuenta de que tan hambrienta estaba hasta que la comida
estuvo sobre la mesa.

—¿Quieres un poco?
Asintió.

Tomé un poco con la cuchara y la sostuve a través de la mesa, la hice para atrás
cada vez que él intentaba ponerla en su boca.

—Tú, pequeña bromista.

¡Ping!

Escuché el sonido de un nuevo mensaje y le di la cuchara para poder ver si se


trataba de Meredith.

—Finalmente, ella respondió. Debo haberla llamado al menos una docena de


veces anoche. Estaba preocupada porque iba a directo a buzón todas las veces.

Necesito verte.

No estaba segura de que me gustara el tono de ese mensaje.

¡Ping!

Estoy en Devour.

¡Ping!

Estaré ahí.

Bien.

—Meredith dice que necesita verme entonces viene para acá.

Beau hace una mueca.

—Eso no suena bien.

—Estoy de acuerdo. —Estoy preocupada por lo que hizo anoche.

Le hice señas cuando la vi parada en la entrada del restaurante.

—Mierda. Grayson no está con ella. Esa no es una buena señal.

—¿Realmente creíste que estaría con ella?

—Supongo que no, pero tenía esperanzas.

Meredith jaló una de las sillas vacías de la mesa y se unió a nosotros.


—Estoy feliz de que finalmente te pusieras en contacto conmigo. He estado
preocupada toda la noche.

—Estoy bien, pero quería pasar en persona para decirte que me voy a casa hoy.

—¿Con Grayson?

—No. El no vino a la habitación anoche. No lo he visto desde que lo deje en el


club reggae. Estoy segura de que paso la noche con ella.

Algo está terriblemente mal. Ella está utilizando unos lentes grandes del estilo
Audrey Hepburn en lugar de sus usuales Ray-Bans.

—Quítate los lentes.

—No. He estado llorando y mis ojos están inflamados.

Vi el borde de un golpe morado que trato de ocultar con maquillaje.

—Quítatelos ahora.

No lo hizo entonces me estire para hacerlo en su lugar. Ella se alejó y me dio


un golpe en la mano.

—Detente Anna James.

—No me hagas hacer una escena en la mitad de restaurante. Porque estoy


malditamente segura de que lo haré.

Se quitó sus gafas y miro directo a mí.

—¿Feliz?

Su ojo izquierdo se encontraba morado, hinchado y cerrado.

—Oh, Mere. ¿Qué pasó?

—El tipo incorrecto, eso es lo que paso. —Su voz se cortó en la última palabra.

El cabrón no le dejó así el ojo en público, lo que significa que debió estar en un
cuarto con él.

—¿Te hizo algo más?

Tiro del cuello de su blusa.


—Intento ahogarme mientras teníamos sexo. Creí que iba a matarme.

Pude ver las líneas de las manos sobre su piel. La punta de sus dedos dejó una
marca morada al frente y a cada lado de su cuello.

Apunto a su cara.

—Cuando pelee de regreso, me hizo esto.

Grayson insistió en que ella aprendiera a defenderse en caso de que algo así
pasara alguna vez. Las habilidades de defensa que le enseño podrían haberle
salvado la vida.

—¿Lo sabe Grayson?

Agito su cabeza.

—No, y no lo sabrá.

Ella no podría ocultarle esto.

—Es tu esposo. Debes decírselo.

—No tengo que decirle nada. Él perdió ese derecho cuando me traicionó.

—¿Quién te hizo esto? —Beau sonaba como un alfa al mando.

—Linc Michaels. —Ese hijo de puta. Es el que se arrastró con nosotros en la


cabina privada de parejas y nos propuso participar en una relación de poligamia.

Beau dijo algunas maldiciones mientras soltaba su aliento.

—Este es un tema muy serio. Grayson merece saber que han violado a su
esposa.

—Me voy porque no quiero que me vea así. Es humillante.

—Esto es una ofensa criminal. ¿Lo reportaste?

Meredith comenzó a burlarse.

—Estamos en otro país. ¿Qué se supone que le harán las autoridades?

—Quizá nada, pero debería haber un reporte a la policía.


—No tengo tiempo para todo eso. He cambiado mi vuelo, y me voy al
aeropuerto ahora mismo. Vine porque no podría irme sin verte primero.

Meredith no debía creer que yo mantendría este secreto a Grayson.

—Si tú no le dices, lo haré yo.

Se levantó para irse y yo para abrazarla.

—Buena suerte encontrándolo. Él estuvo toda la noche fuera. Si él todavía está


entre sus piernas no va a reaparecer hasta dentro de un rato.

¿Acaso él es estúpido? ¿Realmente echaría todo su matrimonio por la borda por


una follada?

Sé que lo echó a perder, pero no creo que lo hiciera de nuevo después de que
viera la forma en que eso lastima a Meredith.

—Llámame cuando estés en casa. Necesito saber que regresaste segura.

—Lo haré.

Se puso de nuevo sus lentes de sol y apunto a Beau.

—¡Tú! Sé bueno con mi chica o conduciré hasta Buckhead y me encargaré de


tu trasero. Ignora cómo luzco ahora, soy una luchadora bastante buena.

—Ya lo tienes.

Mi estómago cayo hasta mis pies mientras se alejaba.

—Me siento enferma. —Todo el pudin dulce que me comí quería reaparecer.

—Tienes que llamar a Grayson. —No había duda.

—Lo haré ahora mismo. —Encontré el contacto de Grayson y marqué—. Ese


maldito de Linc. Sabía que estaba jodido, pero ¿quién iba a imaginar que es un
maldito golpeador e intentaría ahorcarla?

El teléfono sonó varias veces y me envió al correo de voz.

—No quiero decirle esto por un mensaje, pero tengo miedo de que no llame si
no le doy una señal de que algo anda mal.

Llámame inmediatamente. Algo malo le pasó a Mere anoche.


Grayson me llamo inmediatamente.

—¿Qué pasó? ¿Qué está mal?

No tendría esta conversación por teléfono.

—¿En dónde estás?

—En la Suite. Todas las cosas de Meredith desaparecieron. ¿Qué está pasando?
—Justo ahora él decidía extrañarla.

—Nos estamos yendo de Devour justo ahora. Nos tomara cinco minutos
regresar a la suite de Beau. Encuéntranos ahí.

—¡AJ! ¿Meredith está bien? —Esa era una cosa muy subjetiva.

Físicamente, estaría bien, pero pensaba que muy probablemente


experimentaría algunas repercusiones emocionales por eso.

Ella fue atacada. Le iba a recordar toda la violencia que experimento con sus
padres. Si conozco a Meredith, comenzara a comparar esto con ser como ellos. Su
peor pesadilla.

—Es complicado.

—Esa no es una respuesta.

—No es un caso claro entre sí o no. Ven a nuestra suite y te diré todo.

Grayson estaba parado delante de nuestra puerta cuando nosotros llegamos. Su


camisa y su rostro estaban cubiertos de sudor. Debía de haber corrido todo el
camino hasta aquí.

—Podrías, por favor, decirme ¿Qué mierda está pasando?

Beau abrió la puerta y nosotros entramos.

—Meredith fue atacada por un hombre anoche. Él la ahorcó lo suficiente fuerte


para dejar marcas moradas alrededor de su cuello. Ella peleó de regreso y consiguió
liberarse, pero él la golpeó en la cara. Uno de sus ojos está morado e inflamado. —
Deje fuera la parte de ella teniendo sexo con él. Grayson probablemente puede
insertar esa parte para sí mismo, pero eso era para que ellos lo arreglaran.

—¿Quién era él?

—Linc Michael —dijo Beau.


—¿Lo conoces?

Beau asintió.

»Es de Alpharetta.

—¿Me ayudarías a encontrarlo?

—Con gusto.

Grayson es un experimentado boxeador. Tenía la habilidad de hacer más que


solo lastimar a alguien.

—¿Qué vas a hacer?

Grayson golpeó su palma con un puño.

—Él atacó a mi esposa entonces voy a enseñarle cómo se siente cuando alguien
patea tu trasero.

Agresión en un país diferente. Es la receta para el desastre.

—Por favor, no hagas nada que pueda provocar que la policía te detenga. No
necesitas quedarte en alguna cárcel de Jamaica.

Grayson toma el teléfono de su bolsillo. Asumí que estaba tratando de localizar


a Meredith.

—Voy a patear el trasero de este chico y sacarle la mierda así puedo ir a casa
con mi esposa.

»Ella no está tomando mis llamadas. Mierda. —Alejo el teléfono de su oreja—.


¿Estás listo, Beau?

—Estoy listo.

Se acercó a mí y beso un lado de mi cara.

—Escucha Beau, Grayson entrena con un boxeador profesional. Tiene la


habilidad de dejar muy mal al chico. Por favor, no dejes que llegue tan lejos.

—Lo mantendré checado.

Se sentía como si Beau se hubiera ido hace mucho tiempo. Estoy en ruinas,
pero odiaba llamar o enviar mensajes si sabía que ellos regresarían tan pronto como
terminaran con Linc.
Decidí que era una buena idea sentarme en el balcón y ver si podía encontrarlo.
O a una ambulancia.

Escuche el sonido de las olas del océano. Ese sonido normalmente me traía
paz. Pero era un fracaso esta vez. Habían pasado muchas cosas.

Las cortinas fueron absorbidas por la puerta gracias al viento cuando Beau
entró a la suite.

—Aquí afuera.

Llego a la puerta con su playera llena de sangre.

—No es la mía.

—Lo tomaré como una señal de que encontraron a Linc.

—Así es, pero nos tomó un rato. —Él cobarde se estuvo escondiendo
probablemente, es lo que hacen los cobardes.

—¿Grayson abrió una lata de alaridos de él?

—No tengo ganas de molestar a ese hombre. Es una bestia.

—Te lo dije. ¿No tuviste que controlarlo?

Sacudió su cabeza con incredulidad.

—Él chico nunca perdió el control. Cada movimiento que hizo fue calculado.

—Ha estado entrenando por un tiempo. Creo que concentrarse es una de las
primeras cosas que le enseñaron.

—Él no está listo para ver lo que le hicieron a su esposa. Va a arrepentirse de


no haber matado Linc Michaels cuando llegue a su casa y se dé cuenta de que la
atacó brutalmente. Alpharetta no está lejos de Buford. Linc querría considerar
mantener un perfil bajo por un rato.

—Me alegro de que no lo sepa. Él habría hecho algo muy malo.

—No estoy seguro de cuanto control tendría si tu cara y tu cuello lucieran


como el de Meredith. —No sabía que significaba eso. ¿Él iría por Linc para corregir
algo mal o alguna clase de afecto por mí lo haría ir tras mi atacante?

No tenía idea.
—Necesito checar a Grayson.

Llamé a su teléfono y contesto al primer timbre.

»Dime que has escuchado algo de ella.

—No lo he hecho, lo siento.

»Mis llamadas van directo al correo de voz.

—Probablemente su teléfono está apagado porque está en un vuelo. —O ella


está bloqueándolo. Meredith no dudaría en hacer algo así.

—No puedo vivir sin ella, AJ. —Su voz es arenosa con emoción cruda. Bien.
Necesita sentir el dolor y la consecuencia de sus acciones.

—¿En dónde estabas anoche mientras Meredith estaba recibiendo una paliza de
mierda? —Necesitaba saber que no estaba con esa mujer si iba a darle mi apoyo.

—Me emborraché con algunos amigos y después me dormí en tu suite. Sabía


que no me dejaría ir a nuestro cuarto, y francamente no quería encontrarme con
algo que nunca podría dejar de ver.

Mi cuarto estaba registrado bajo su nombre, así que él no tendría ningún


problema para conseguir una llave.

»Te juro que no estaba con ella, AJ. No soy lo suficientemente estúpido para ir
por ese camino de nuevo.

—Te creo. —Pero yo no era a quién tenía que convencer—. Tú ya tienes algo
muy difícil de hacer. ¿Qué vas a hacer?

—Voy a ir a casa para tratar de salvar mi matrimonio. Mi vuelo sale en dos


horas. —Bien. Ese era el primer paso hacia una reconciliación.

Él tenía que empezar a irse si quería llegar al vuelo.

—Llámame tan pronto como puedas. Necesito saber que todo está bien.

—Lo haré. Te quiero AJ.

—También te quiero, G.

Me sentía destruida cuando terminé la llamada.

»No creo estar de humor para salir hoy.


—Está bien. Podemos quedarnos aquí, ver la televisión, y pedir servicio a la
habitación. Cualquier cosa que tú quieras.

—Gracias por entenderme.

—No hay problema. Necesito hacer algunas llamadas de cualquier manera.


Además, mi hermano me envió un correo sobre una nueva programación en
Buford. Debería revisarlo ahora en caso de que necesite moverme rápido para
asegurarlo.

Guau. Él iba en serio sobre llevar su actuación a Buford.

—Estaría feliz de echarle un vistazo si necesitas que lo haga.

—Gracias, Melocotón. Podría necesitar contratarte como consultora de


negocios.

—No podría rechazar un ingreso extra.

Aparta su mirada de la computadora y se concentró en mí.

—¿Estás teniendo dificultades financieras después de tu divorcio?

—Lo estoy haciendo bien, pero los maestros no hacen toneladas de dinero.
Disfruto de las cosas agradables, así que usualmente tengo un segundo trabajo para
ingresos extras. Lo llamo mi dinero para la diversión desde que lo uso para
derrochar en cosas que no me puedo permitir.

—¿Cuál es tu segundo trabajo?

—Trabajo en uno de los restaurantes de Meredith y Grayson haciendo lo que


ellos necesiten que haga por las noches.

—¿Cubres a quienes se encuentran enfermos?

—Sí. Soy un flotador. Comencé como anfitriona, pero ellos estaban cortos en
personal de servicio una noche así que llené ese lugar. Una vez cociné en la cocina.
Soy mil usos.

—Eso debe de servir para ellos porque eres una persona confiable.

—Excepto cuando tomo diez días de vacaciones para ir a un club de


hedonismo. —En donde conocí al chico más fantástico, que es perfecto para mí.

El celular de Beau sonó.


—Son negocios. Necesito contestar.

Asentí.

—Seguro.

—Hola, hombre. Dame un minuto para ir a la programación.

No quería entrometerme en la llamada de Beau, así que me puse mis audífonos


y comencé a escuchar mi lista de música mientras intentaba anotar algunas palabras
para el libro en el que estaba trabajando.

Sí. Soy una creativa maestra y escritora que soñaba con publicar una novela. Y
nadie lo sabía. Ni una sola alma.

Estaba escuchando “Sorry” de Ross Copperman. Si pudiera escoger una sola


canción para describir la trama de mi historia, seria esta.

Me ocupaba de mí misma canalizando las emociones de mi día en palabras.


Antes de que lo supiera, llevaba mil. Era un buen progreso ya que tendí a escribir
lentamente.

Me levante para tomar un descanso, ir al baño y estirar mis piernas. Me ponía


inquieta rápidamente. A menudo eso me impidió avanzar más de una vez.

Terminé en el baño y Beau agitó su mano para llamar mi atención, me quite los
audífonos de mis orejas.

—¿Qué?

—Ven aquí. Quiero mostrarte algo.

Fui a la computadora y me senté en su regazo, poniendo mi brazo alrededor de


sus hombros. Oh, mí. Me quedé en shock cuando vi la cara de una mujer y un bebé
mirándome.

—Estaba en una video llamada con Caroline y Ashlyn. Caro vio que pasaste e
hizo una rabieta por verte.

Gracias a Dios, me había bañado y estaba lista desde temprano o estaría


realmente mortificada.

Beau ajustó la computadora y nos encontrábamos en el centro. Puse mi mano


en alto y la moví de un lado a otro.

—Hola. Soy Anna James. Y supongo que esa pequeña belleza debe ser Ashlyn.
Caroline tomó el brazo de Ashlyn para saludarme.

—Mucho gusto. Asumo que Beau te dijo que yo soy su hermana, Caroline.

—Así es.

—¿También te dijo que su sobrina es la luz de sus ojos?

—Puede que él haya mencionado algo así.

—No pudo estar toda la semana sin ver a su chica. Ella lo extraña también. —
Caroline rebotó a Ashlyn en su regazo mientras le susurraba—. Mira es el tío Beau,
Ashlyn. Él está justo ahí.

La cara de Ashlyn llenó la pantalla cuando intento morder el aparato que


estaba usando para la video llamada.

—Lo siento, nena. Pero no puedes morder eso.

—Ella es hermosa —dije. Su cabello era del mismo color que el de Beau, pero
no podía decir si sus ojos eran color avellana como los suyos o no.

—Gracias. Ella puede ser mucho a veces.

—Así es —dijo Beau.

—Tenemos que irnos, Beau. Se supone que Anderson va a pasar verla en unos
minutos.

Beau se tensó.

—Está bien, las amo. Besa a la nena por mí.

Cerró su computadora.

—Ese hijo de perra, Anderson, aumenta su esperanza y luego no se presenta.


Pasa al menos una vez al mes. Caroline se vuelve un desastre cuando eso pasa.

—Eso es muy triste.

—Es pura mierda. ¿Pero qué puedes esperar de un chico que tomaría ventaja de
una niña de 17 años cuando sabe que está mal? —Beau frotó mi espalda con
movimientos circulares—. ¿En qué estabas trabajando tan laboriosamente mientras
yo estaba haciendo mis llamadas?

—Solo un pequeño proyecto para mantenerme ocupada.


—¿Qué tipo de proyecto?

—Estoy escribiendo una novela. —No sé por qué se lo dije, pero se sentía
como algo correcto.

—¿Escribiendo un libro? ¿Cómo un verdadero libro?

—Sí, no uno falso. Porque eso solo sería tonto, ¿Verdad?

—Sabelotodo, quiero saber todo sobre eso. —Me gusto que se sintiera
interesado por lo que me apasionaba.

—Vamos a ver. No tiene título porque soy muy indecisa. Es un romance


joven/adulto sobre dos vecinos, una chica y un chico, que han sido amigos toda su
vida hasta que entraron a la preparatoria. El chico se vuelve engreído y empieza a
molestar a la chica. En alguna parte del trascurso de sus cuatro años en la
preparatoria, se enamora de ella. Durante su último año, tiene que encontrar una
manera para convencerla de que ha cambiado así podría ganar su corazón.

—Quiero leerlo.

—No está terminado o editado.

—¿Y?

—No me siento muy cómoda con eso. —El pensamiento de él leyendo mis
palabras privadas me hizo sentir un poco de pánico.

—Tú no te sentías muy cómoda con que te follara el trasero tampoco, pero te
sentiste bien realmente rápido.

Esa boca.

—El nombre del antagonista es Michael, pero acabo de decidir cambiarlo a


Beauregard.

Beau frunció el ceño.

—Debes odiar a ese personaje.

—Amo ese nombre.

—Si quieres que sea realista, deberás incluir niños burlándose de él.

Estaba en lo correcto.
—Tu nombre es Beauregard. Lo sabía.

—Solo digo eso porque sé que yo me habría divertido mucho de un niño


llamado así. Es estúpido.

¿Cuál era el gran problema con su nombre? Era genial.

—Estas tan lleno de mierda.

—Vamos, Melocotón. Déjame leerlo.

Pretendí que pensaba sobre ello, aunque ya sabía que lo dejaría hacerlo. Él
tenía una manera de convencerme de hacer cosas.

Pero no era únicamente su habilidad para persuadir. Me sentía segura con


Beau. Menos vigilada. Más abierta.

—Está bien.

—Tomé mi portátil y se la di. —Tienes que ser honesto, incluso si crees que me
dolerá.

—Lo prometo.

Beau llevaba una hora con mi manuscrito y no había dicho nada. Aparte de
una sonrisa ocasional, se encontraba inmóvil, excepto por sus ojos moviéndose de
izquierda a derecha y volviendo a la izquierda para pasar a la siguiente línea. No
estoy segura de que hubiera parpadeado en los últimos quince minutos.

—¿En qué parte estas?

Agito su mano hacia mí.

—Shh… no me molestes. ¿No puedes ver que estoy leyendo?

—Sabelotodo. En serio, ¿en qué parte te encuentras?

—Ella acaba de ir a la tienda en la que él trabaja durante el verano.

—Amo ese capítulo. —Michael estaba colado por ella cuando cruzo la tienda y
casi se orinó cuando se dio cuenta quien era.

—Realmente haces que los chicos sean idiotas.

Es porque lo son.
—¿Estoy muy lejos de la marca?

Beau comenzó a reírse.

—Absolutamente no. No he sido un adolescente desde hace 16 años, pero


parece que tu estas en lo cierto por lo que recuerdo. Incidentalmente, este personaje
Michael me recuerda ese pequeño bastardo que dejo embarazada a mi hermana.

El papá de Ashlyn debía ser un idiota gigantesco. Pobre chico.

Me estiré en el sofá, frente a él y cerré mis ojos. Cuando los abrí de nuevo,
estaba cerrando el portátil.

—Guau. Creo que me quede dormida.

—Sí.

Me enderecé.

—Así que ¿Qué te pareció?

—Antes creía que eras lista, pero no tenía idea de que fueras tan inteligente y
creativa. Yo no estoy interesado por adolescentes enamorados, pero eso mantuvo
mi atención desde el comienzo. Me hiciste odiar a ese pequeño idiota.

—Y haré que lo ames antes de que termine.

—Es brillante, Melocotón. Mi hermana lee cosas así todo el tiempo. Ella
obtuvo mucha mierda por estar embarazada en la preparatoria. Ella se sentía
avergonzada así que pasaba la mayor parte de su tiempo en su cuarto. Leer se
volvió su pasión. Caroline amaría tu libro.

—Entonces me aseguraré de que obtenga una copia por adelantado. —Me reí.

—Tengo una excelente idea para el libro que deberías escribir después.

Debe ser entretenido.

—Cuéntame sobre eso.

—Mujer bella, sexy, corazón roto va a un complejo hedonista donde se


encuentra con un semental mayor, y tienen sexo durante nueve días antes de ir a
Georgia para tener una relación normal, vainilla. Solo él y ella. No hay nadie más.

Podría leer un monto sobre eso, pero tenía miedo de hacerlo.


—Eso, señor, suena como un éxito para mí.

—Es en serio, Melocotón. —Podía saber eso por su solemne expresión—.


Quiero que lo intentemos.

Mierda. Él acababa de sacarme todo el aliento con esas cinco palabras.

Saltar a una nueva relación, especialmente a una con los gustos de Beau, tan
pronto después de mi divorcio era algo loco. Pero qué si era lo correcto, y estaba
omitiéndolo porque todo lo anterior era incorrecto.

Beau podría ser el indicado para mí. ¿Perdería la oportunidad dejándolo


deslizarse lejos?

Tenía tantas preocupaciones, pero la más grande era si él quisiera traer a otra
mujer a nuestra relación porque yo no era suficiente para complacerlo. Eso me
destruiría.

—Sé muy específico sobre lo que quieres, así puedo saber que estamos en la
misma página.

—No estoy listo para que esto termine. No nos hemos conocido por mucho
tiempo, pero ya sé que quiero practicar una relación de monogamia contigo.

Yo también lo quería, pero estaba aterrada.

—Esta historia que crees que debo escribir. Dime cómo termina.

—No lo sé, pero estoy seguro de que quiero averiguarlo.

—Yo también.
Capítulo 10

Tal vez todo está en mi cabeza, pero juro que el sexo que tuvimos anoche fue
diferente. El tacto de Beau era más suave. Sus palabras, más dulces. Nuestra
conexión, más profunda. Era más íntimo, menos como follar.

Nuestra situación ha cambiado. Vamos a probar citas, monogamia, para ver


qué pasa. Sin promesas. Solo potencial. Y un montón de sexo caliente. Estoy bien
con eso ya que el lado receloso de mi corazón no está listo para comprometerse con
nada más.

Estoy emocionada de saber dónde podría ir esta relación. Estaría mintiendo si


dijera que estaba segura. Siento que he hecho un amigo realmente bueno, con
algunos beneficios espectaculares, pero estoy aterrorizada de ser decepcionada de
nuevo. Por eso debo proceder con extrema cautela. La historia tiene una extraña
manera de repetirse.

No sé qué hora es, pero el sol es brillante al otro lado de las cortinas cerradas,
como lo demuestra su luminosidad. Quedo completamente inmóvil con la espalda
hacia Beau, solo las ruedas dentro de mi cabeza girando. Estoy tratando de no
molestarlo después de la larga noche que tuvimos. Necesita su descanso para poder
hacerlo otra vez esta noche.

Nos conocimos en un paraíso tropical y cada actividad que hemos


experimentado juntos ha sido increíble. Para mí, algunos de ellos han sido de una
vez en la vida. Eso establece una barra alta para nuestro futuro. Espero que nuestra
relación no se marchite cuando volvamos a los entresijos de la vida cotidiana.

El colchón se hunde detrás de mí, y la mano de Beau se arrastra alrededor de


mi cintura. Sus labios aprietan contra mi nuca.

—Buen día, Melocotón.

Entrelace mis dedos entre los suyos.

—Buenos días, Beauregard.

—¿Estas despierta hace mucho? —dice entre mordiscos en mi cuello.


—¿Cómo sabías que estaba despierta?

—Estabas haciendo una cosa espasmódica extraña con tus hombros.

Los muevo un poco para ver si puedo replicar de lo que está hablando.

—Probablemente porque estaba hablando conmigo misma en mi cabeza y


respondiendo.

—¿Acerca de qué?

—Nosotros.

—¿Qué discutiste tú y tú sobre nosotros?

De ninguna manera. No está al tanto de mis pensamientos privados.

—Estábamos tratando de decidir qué debemos hacer durante los dos últimos
días.

Beau se ríe entre dientes.

—Buen tema. ¿Qué decidieron ustedes dos?

—Cuando hablé con Meredith anoche, me dijo que ella y Grayson debían
asistir a una clase de cocina para parejas hoy en un instituto culinario local.
Estaban planeando explorar la cocina jamaiquina para que pudieran introducir
algunos platos en uno de los restaurantes. Dijo que podíamos tomar sus lugares si
queríamos.

—¿Cocinas? —Suena un poco sorprendido.

Cocinar era mi responsabilidad durante mi matrimonio con Drake. Y la


limpieza. Y la lavandería. Y el trabajo del césped. Casi logré manejar nuestra casa
sin ninguna ayuda.

—No soy un chef, pero lo hago bastante bien. —Mi verdadero objetivo es que
yo pueda aprender algo básico para compartir con Meredith y Grayson para los
restaurantes.

—Por supuesto. Suena divertido. ¿A qué hora? —Beau no podía ser más
diferente de Drake. Tan complaciente. Agradable. ¿Cómo he tenido tanta suerte?

—A las diez, pero es una clase de seis horas. Su primera entrada sirve como su
almuerzo así que estamos cubiertos allí. Será un día largo, pero tendremos mucho
tiempo para hacer algo esta noche.
—Vi un cartel en el club de reggae promocionando la noche de cine en la playa.

—Eso suena genial. ¿Qué película está mostrando?

—No lo recuerdo. Parece que es una de los ochenta. Tal vez algo con Richard
Gere en esta.

—Cualquier cosa de Richard Gere estará bien, pero creo que la experiencia será
mejor que la película en sí.

—El volante decía que estarían vendiendo cócteles y cerveza, así que, si es una
mierda, podemos conseguir emborracharnos.

—Quizá desearía que no hubieras dado esa hierba a Grayson. Sería divertido
hacerlo después de fumar un poco.

—Estamos en Jamaica. Aquí hay mucha más hierba.

Recuerdo lo que pasó la última vez que fuimos a la cama drogados. No


necesito una repetición de eso.

—No, probablemente deberíamos dejarlo por la paz.

Beau se da la vuelta para mirar el reloj.

—Ocho y media. Tengo que levantarme para poder salir de aquí en un


momento decente.

Me besa la nuca, solo un beso.

—Me alegro de que hagamos esto. Será divertido.

La clase de cocina no es divertida; es un trabajo duro. Meredith y Grayson


probablemente estarían emocionados en esto, pero Beau y yo... no tanto.

Estamos aprendiendo a hacer gizzadas, una pastelería jamaiquina llena de


mantequilla, coco fresco endulzado, jengibre y nuez moscada. Mmm. Suena
absolutamente delicioso. Pero no tengo mucha fe en lo que tengo delante. Es más
como uno de esos momentos #nailedit cuando ves algo genial en Pinterest, pero tu
versión es un real desastre.

Evalúo mi bola dura de masa que reposa en la encimera fría, de mármol.

—Esto no puede estar bien.

—¿Cómo lo sabes? Solo me parece una masa.


La recojo y la coloco sobre el mármol. Suena como un ladrillo.

—Va a ser muy duro. La masa de pastelería se supone que es ligera y


hojaldrada. Esto se va a cocinar tan duro como una roca.

Levanto mi mano para llamar la atención de Atenea, nuestra instructora. Ella


está sonriendo cuando se da cuenta de mí. Gracias a Dios, que no se molesta
fácilmente.

—Lo he arruinado, otra vez.

—Un momento, querida.

—Somos los peores estudiantes culinarios de la historia de este establecimiento.


Vamos a ser expulsados, Melocotón.

—Lo sé. Probablemente está pensando que somos los cocineros americanos
más idiotas que ha encontrado jamás. —Normalmente, tengo éxito en la mayoría
de las cosas que intento, así que esto es una especie de patada en el culo.

Seis horas más tarde, puedo admitir que asistir a esta clase fue principalmente
un error con dos excepciones: aprendí a hacer un pollo decente y cocinar
adecuadamente los plátanos.

—Lamento que nos hayamos dedicado medio día a hacer esto.

—Me alegro de haberlo hecho. Es mejor que aprenda ahora a no pedirte que
cocines para mí.

Le doy un puñetazo al brazo de Beau.

—¡Imbécil! Puedo cocinar muchas cosas. Soy muy buena, de hecho.

—Podrías haberme engañado allá atrás. —No mi mejor momento seguro.

—Nunca he sido genial en pasteles o comida étnica, pero soy genial en


cualquier cosa del sur. Mi mamá y mi abuela me enseñaron.

—Bueno. Porque me gusta comer. Me encantaría que me invitaras a cenar


alguna vez. O ven a mi casa; tengo una gran cocina. Se merece un buen cocinero
para darle un giro de vez en cuando y que no sea yo.

—Tengo ganas de hacerlo. —Necesito redimirme después de este desastre.


Regresamos a la suite y cambiamos a ropa casual para nuestra noche de cine en
la playa. Optamos por un taxi para esta excursión para que podamos tener tantas
bebidas como queramos.

Lo bueno es que llegamos temprano porque nos agarramos las dos últimas
tumbonas.

—Voy a ir por las bebidas. ¿Qué quieres?

Me gustaría tener más sidra de albaricoque, pero supongo que no lo conseguiré


aquí.

—Ponche de ron.

Beau regresa un momento después y se acomoda en la tumbona vacía a mi


lado. Sostiene su cerveza.

—Vamos a hacer un brindis. Aquí están las pequeñas maravillas de la vida. —


Él menea las cejas hacia mí—. Y horas pequeñas.

Tengo que añadir algo sincero.

—Y vueltas y vueltas del destino que no vemos venir... Porque si lo hiciéramos,


probablemente correríamos y nos esconderíamos. Y mira todo lo que habríamos
perdido.

Tomamos las bebidas.

—Esa es la verdad, Melocotón. Y habría sido una lástima haberte perdido.

No sé qué decirle.

—¿Encontraste que van a dar?

—El tipo en el puesto de bebida dijo de An Officer and a Gentleman9.

—Ah, romance clásico. Me encanta.

—Te encanta por Richard Gere.

Esta película puede tener más de treinta años, pero Zack Mayo sigue siendo
uno de los héroes de películas más calientes hasta la fecha.

9
Un oficial y un caballero.
—Zack puede poner un poco de su mayonesa en mi sándwich en cualquier
momento.

—¿Quieres decir eso como sonaba?

—Claro que sí.

Beau se ríe.

—Hablas de la suciedad que sale de mi lengua, pero tienes tu pequeño propio


caso de boca sucia.

—Y te encanta.

Él asiente.

—Sí, lo hace.

—Cuando volvamos a la suite, voy a mostrarte lo sucio que puede ser mi boca.

Se sienta en el lado de su tumbona.

—Podemos ir ahora.

Sacudo la cabeza.

—No. Necesito mi dosis de Zack Mayo primero.

Beau se arrastra sobre mi tumbona detrás de mí y se acurruca. Es dulce.


Íntimo. Se siente como si nos conociéramos durante años en lugar de menos de una
semana.

Los días que hemos pasado juntos han sido tan agradables. Siento como si me
encontrara de nuevo, convirtiéndome en la Anna James Bennett que quiero ser, y
estoy agradecida. No me gusta considerar lo que esta escapada habría sido si no lo
hubiera conocido.

Beau era tan dulce sobre la clase de cocina que era un apoyo. Drake todavía
estaría quejándose la próxima semana sobre mi decisión tonta de ir.

Cada minuto que he pasado con Beau me ha acercado a la realidad. El amorío


de Drake no era una injusticia. En cambio, me hizo un favor arruinando nuestro
matrimonio. Nuestro divorcio me abrió una puerta nueva. Uno donde Beau está de
pie al otro lado.
Beau se detiene en la puerta de la suite antes de insertar la tarjeta y me besa.
No, esa palabra es demasiado simple para describirla. Su boca hace el amor a la
mía. Cuando me suelta, estoy mareada.

Nuestro beso estaba despertando así que ninguno de nosotros pretendía hacer
otra cosa que hacer una línea recta al dormitorio.

Lo empujo para que camine hacia la cama. Se detiene cuando la parte de atrás
de sus piernas golpea el colchón. Lleva pantalones cortos de lino y cintura elástica,
por lo que es fácil de empujar. Hace mil cosas al mismo tiempo, sacando sus
sandalias, y tirando su camiseta sobre su cabeza mientras sus pantalones cortos
caen a sus pies.

Da un paso hacia atrás y lentamente tira de mi vestido encima de mi cabeza,


seguido de mi banda. A continuación, estoy fuera de mis bragas, como una nueva
mariposa que salen de su capullo.

—Eres tan jodidamente sexy.

Pongo mis manos sobre su pecho y empujo con fuerza para que caiga hacia
atrás. Se dirige al medio de la cama y subo hasta arrodillarme entre sus piernas.

—Estoy a punto de hacerte más feliz que un gallo en un gallinero.

Pongo las palmas de mis manos sobre sus muslos y las deslizo hacia arriba
hasta que las puntas de mis dedos rozan sus bolas. Me burlo de él por un momento,
barriendo ligeramente mis dedos hacia adelante y hacia atrás. Se coge las manos
detrás de la cabeza y se esfuerza por ver lo que estoy haciendo.

Muevo mi mano y agarro la base de su polla antes de rodear mi lengua


alrededor de la cabeza. La punta dura mueve varias veces cuando lamo esa área
sensible justo debajo de la corona. Me alterno lamiendo su longitud y rodeando mi
lengua alrededor del borde de la cabeza antes de tomarlo completamente en mi
boca.

—Eso se siente tan jodidamente bueno.

Me pone las manos en el cabello, tirando de todo en una coleta alta.

—Me encanta ver mi polla deslizarse dentro y fuera de tu boca. Casi podría
llegar solo al verlo.

Lo saco de mi boca e inclino mi cabeza para poder lamer sus bolas. Arrastro mi
lengua hacia arriba, comenzando en la base, y sigo la costura que conecta los dos.
Chupo la piel flácida en mi boca y succiono ligeramente. Siempre he oído que trae
receptores de sangre y placer a la superficie.

—¡Joder! —gime.

Parece que podría ser cierto.

—Te gusta eso, ¿eh?

—Sí. Soy todo tipo de amar eso. Puedes chuparme cuando quieras.

—No he terminado todavía.

Chupo su polla de nuevo en mi boca y masajeo sus bolas por un momento


antes de deslizar mi dedo contra la piel debajo de su saco. Presiono mientras lo giro
en un movimiento circular. Lento y luego rápido. Suave y luego duro. Me ajusto de
acuerdo con lo alto que se queja.

—No puedo creer... Estoy a punto de venirme. —Me preparo para ello, lista
para tragar rápidamente. Y lo hago.

—Mierda, Melocotón. Eso fue... Ni siquiera puedo pensar en una palabra


apropiada para describirlo.

—¿Bueno?

—Estoy bastante seguro de que llamar a ese bueno sería un insulto de la peor
clase. Asombroso es una descripción mejor, pero incluso eso no le hace justicia.

—Quería hacerte sentir bien.

—De nuevo, el bien no se acerca a cubrirlo. Le das a la cabeza notablemente.


Nunca he experimentado algo así.

Me sorprende oírle decir eso después de su vasta experiencia.

—Vaciaste completamente mi tanque, nena. Estoy seco. Voy a necesitar un


minuto. —Me encanta escuchar su alabanza.

—Tenemos toda la noche.

Subo a la cama y me acuesto junto a Beau mientras esperamos la siguiente


ronda. Él coge mi mano y la trae a su boca para un beso.

—Es entrañable. Quiero presentarte a mi familia cuando regresemos a Georgia.


Guau. Conocer a su familia es algo parecido... A una declaración de
intenciones. No tomas a personas temporales en tu vida para satisfacer
permanentes.

Ya he conocido a Caroline y Ashlyn a través de FaceTime, y me cayeron muy


bien, así que estoy bien con esto. De hecho, se siente bien. Los Emerson suenan tan
maravillosos y si Beau es un ejemplo de la gente que producen, estoy dentro.

Estoy instantáneamente curiosa si piensan que soy su novia o una nueva


compañera.

—¿Tu familia sabe que practicas hedonismo o poligamia?

—Mis hermanos lo saben. Los tres me fastidian por venir a Indulge. He estado
intentando traerlos aquí por un par de años, pero Erin siempre vetó eso. No quería
que arruinaran nuestro buen tiempo.

—Así que conocieron a Erin y Jenna. ¿Y Heath?

—Erin y yo estábamos comprometidos por lo que la familia entera la conocía.


Mis padres y Caroline no saben nada sobre mis opciones de estilo de vida, así que
Jenna jugó el papel de la mejor amiga de Erin que siempre estaba con ella. Nunca
les conté a mis hermanos sobre Heath. No puedes imaginarte el infierno que
hubiera cogido de ellos sobre otro tipo en mi cama.

—¿Pero ellos pensaron que tener dos mujeres estaba bien?

—Me envidiaban, pero no hubieran ido por Erin, Heath y por mí.

Erin es estúpida, pero eso funciona a mi favor.

—Lo que te hizo es una mierda, pero si no lo hubiera hecho, no estaríamos


pasando el tiempo.

—Y no estaríamos haciendo esto. —Beau pone su mano en mi cadera y me


empuja—. Ponte sobre tu estómago.

Rodé para estar boca abajo. Beau se levanta y su cuerpo se extiende sobre el
mío, presionando mi frente en el colchón. Me besa el cuello mientras acaricia mi
cuerpo. Piel de gallina, brota en la parte superior de mi cabeza y se extendió hacia
abajo. Mi espalda se arquea y su mano me frota el culo.

Su boca cubre mi oído y me acaricia mi nalga izquierda.

—Levanta.
Él mete dos grandes almohadas debajo de mi estómago y me empuja hacia
abajo con una palma firme entre mis omóplatos. Levanto el culo. Boca abajo.

Beau comienza en mis hombros, lloviendo besos por mi espalda hasta que
alcanza mis nalgas.

—Espero que te sientas cómoda porque estoy a punto de follarte así.

La cama se sumerge mientras agarra las partes traseras de mis muslos y las
empuja hacia arriba y hacia abajo. Me lame el clítoris y arrastra su lengua a través
de mi centro. Ruedo mis caderas, frotándome contra su barba. Se siente tan
jodidamente bien.

Su lengua me abandona, pero hay dos dedos para reemplazarla.

—Me haces querer follarte duro.

—Entonces hazlo. —Mi voz está sin aliento.

—Creo que lo haré, dulce Melocotón. Escucho el arrugamiento de una


envoltura de condón antes de poner una rodilla entre mis muslos y separarlos.

Empujo mi cabeza hacia la cama para que mis nalgas estén donde él quiera.
Presiona su punta contra mi entrada. Empujo hacia atrás, forzándolo a entrar en mí
un poco. Se aleja y me da una palmada en la nalga. Yo grito, sobre todo porque no
lo esperaba.

—¿Quieres eso?

Raro, pero lo hago.

—Sí.

Estoy encontrando todo tipo de cosas nuevas que no sabía que me gustaban.
Golpear mi culo se agrega a la lista cada vez mayor.

Él desliza su polla arriba y abajo de mi hendidura, burlándose de mí.

—Dime que quieres.

—Tú dentro de mí ahora mismo. —Él continúa provocándome así que digo las
palabras mágicas—. Por favor, Beau.

Se mete duro y rápido, empujando mi cabeza contra la cabecera de la cama, así


que me apoyo con los brazos extendidos. Se balancea contra mí, empujando hacia
dentro y hacia fuera, mientras sostiene mis caderas con tanta firmeza que
probablemente llevaré la evidencia durante días.

No puedo dejar de moverme en oposición. Es puro instinto carnal.

—Más duro, Beau.

Él hace lo que digo. Y no decepciona.

Oigo su gemido preámbulo a un orgasmo. Él se vendrá en cualquier momento.


Y yo también, porque está en todos los lugares correctos.

Empuja dentro de mí una última vez.

—Ahh... Oh.

Un momento después se derrumba encima de mí. Me besa el cuello antes de


dejarme para acostarse sobre su espalda.

—Disfruté de la mierda de eso.

Empujo hacia arriba y me desplazo para poder acostarme junto a Beau. Y


sonrío. Porque estoy feliz.

Perdida en él. Es un lugar encantador para encontrarme.


Capítulo 11

Ayer pudo haber parecido un fracaso para muchas personas, pero fue perfecto
para mí. En serio. Uno de los mejores días de mi vida.

Pasamos el día en la suite, haciendo nada. Nos acostamos en el sillón, mirando


películas rentadas y comiendo hasta reventar del servicio a la habitación. Estaba
agradecida; el descanso me dio la oportunidad que necesitaba para hablar con
Meredith.

Jesús, tenía miedo por Meredith y Grayson. Están en un jodido desastre. No


estoy segura de que vayan a recuperarse de esto.

Estoy preocupada por ellos, pero no puedo pensar obsesivamente en sus


problemas. Beau y yo estamos en nuestro último día en Jamaica, y quiero que sea
especial.

No estoy triste. No hay razón para estarlo. Nuestra partida a casa mañana no
es nuestro final. Es el comienzo.

Estoy de pie frente al espejo con una toalla envuelta alrededor de mi húmedo
cabello. Necesito saber qué hay en la agenda para hoy, así puedo decidir cómo lo
arreglaré.

—¿Qué vamos a hacer hoy?

—Estaba pensando en llevarte de regreso a Consume para el almuerzo, ya que


es donde nos conocimos. —Eso es tan dulce.

Beau no lo dice, pero ambos sabemos que esta es la única oportunidad que
tendremos alguna vez de revisitar el lugar donde nos conocimos. Nunca me
arrepentiré de este retiro y si él lo hace, no será de mí.

—¿Y qué haremos con el resto del día?

—Hay un bar genial en la playa. Puedes beber, bailar... y zambullirte desde el


acantilado.
Volteo del espejo para mirar a Beau.

—De ninguna manera voy a saltar de un acantilado.

—Ni siquiera lo has visto.

—No necesito hacerlo. No me gustan las alturas. —En realidad, ni siquiera soy
una gran fanática de salir al balcón.

—No tienes que saltar, pero ¿considerarías ir conmigo así yo puedo?

Es fácil ver que realmente quiere, y no quiero llover sobre su desfile.

—Por supuesto, lo haré.

—Tengo que devolver el alquiler para las dos en punto, así que supongo que lo
haré entre el almuerzo y la playa. Probablemente estaré fuera por una hora y
media. Quizás dos. ¿Quieres ir conmigo?

Miro a mi ropa por toda la habitación. Parece como si mi armario hubiera


vomitado.

—Tengo un vuelo temprano; preferiría no esperar hasta la mañana para


empacar. Puedo trabajar en juntar mis cosas mientras estás fuera, así no estaré tan
apresurada en la mañana.

—Suena como un buen plan. —Él se acerca a mí y serpentea sus brazos


alrededor de mi cintura—. Porque querré despedirte apropiadamente en la mañana.

—¿A qué hora es tu vuelo?

—A las dos. —Él estará en Atlanta a las cinco. A las seis, en nuestro horario.

Quiero pedirle que venga. Quizás incluso quedarme por la noche. ¿Pero no es
demasiado pronto? Quizás necesitamos un poco de espacio para respirar después de nueve días
juntos.

Veré lo que dice y jugaré sobre la marcha. Si parece ansioso por estar juntos
pronto, entonces voy a ir con eso.

Consume no está tan concurrido para el almuerzo hoy, pero apuesto que no
tendría una oportunidad ni en el infierno de conseguir una mesa para cenar esta
noche sin una reservación. Se está acercando el final de la Wicked Week.

La anfitriona rompe en una sonrisa cuando ve a Beau.


—Bienvenido de nuevo, Sr. Emerson.

Ella conoce su nombre. Estoy sorprendida por cuan molesta estoy por eso.

No puedo evitar notar la forma en que ella toca su hombro cuando nos
sentamos.

—Navarro será su camarero, pero no dude en decirme si necesita algo.

Espero hasta que se va para comentar.

—Ciertamente, ella reparte servicio con una sonrisa.

Beau ríe.

—En caso de que no lo hayas notado, esa es una enorme parte de la misión de
la empresa en este complejo.

Misión de la empresa, mi trasero.

—No me sonrió así a mí.

Él está usando una enorme sonrisa.

—Si no lo supiera mejor, diría que estás celosa.

Ruedo mis ojos antes de levantar mi menú y usarlo como un divisor entre
nosotros.

—Ya quisieras, Beauregard.

Busco en la sección de especialidades del chef por el perfecto plato jamaiquino.

—Creo que voy a escoger la hamburguesa jamaiquina. No he probado esa aún.

—¡Beau-hijo-de-puta-Emerson!

Bajo mi menú para ver al dueño de la boca sucia que acaba de llamar a Beau.

Beau se levanta de la mesa y saluda a un atractivo hombre mayor con una


dulce cosa joven en su brazo.

—Carl-hijo-de-puta-Dennison.

Ellos sacuden sus manos y hacen la cosa del medio abrazo de hombres.
—¿Has estado aquí toda la semana?

—Ocho días.

—¿Cómo nos las arreglamos para perdernos el uno al otro?

Beau me señala.

—Ella es una jodida ninfómana. La conocí una noche, y apenas me deja salir
de la cama.

Él quiere jugar, estoy en el juego.

—Esas píldoras de viagra fueron muy útiles.

Carl estalla en una risa.

—Es enérgica.

Beau agita sus cejas hacia mí.

—No tienes ni idea.

—¿Te importa si nos unimos a ustedes? —pregunta Carl.

No. No. No. Quiero este tiempo con Beau. Tengo cosas sobre las que quiero
hablar. Beau me mira y se encoge de hombros.

—Seguro. No te importa, ¿o sí?

Me desanimo de repente.

—Por supuesto que no.

Presentaciones apropiadas son hechas, y descubro que Beau y Carl han sido
amigos por años. Hailey, la dulce cosa joven, es el acompañante florero que
conoció en Indulge por una aventura bianual.

—Tú y Anna James deberían regresar a nuestro lugar y beber un poco. —No
necesito ser fluida en hedonismo para saber qué clase de invitación es esa.

—Lo siento, Carl. Ya tenemos planes hechos.

—Los planes a menudo cambian por aquí. Sabes eso.


—No podemos. Tengo que regresar nuestro auto rentado para las dos y Anna
James tiene que empacar, así podemos hacer una última cosa esta tarde antes de
volar a casa en la mañana.

—De acuerdo, pero avísame si algo cambia. Amaríamos conseguir algo de


tiempo a solas con ustedes dos. —Asqueroso. Solo... jodidamente asqueroso.

—Lo haré, hombre.

¿Así será con Beau de regreso en casa? Gente proponiéndonos tríos o lo que
sea. Espero que no.

—Tengo que moverme si quiero llevar el auto de regreso a tiempo. —Ese es mi


pie para correr. Rápido. De ninguna manera voy a pasar el rato con estos raros.

—Y yo tengo una tonelada de equipaje que empacar. Fue muy bueno


conocerlos.

Beau se detiene en la puerta.

—Regresaré tan pronto como pueda, pero estoy trabajando en una sorpresa
para ti. Quizás me tome un poco más de tiempo.

Odio saber que hay una sorpresa viniendo. Prefiero solo descubrirla cuando
pase.

—Dime.

—No. Lo descubrirás.

Él se inclina para besar el lado de mi rostro.

—Piensa sobre el zambullirte conmigo. Amaría que saltáramos juntos. —Jesús.


Sostener nuestras manos en el camino hacia abajo. Eso podría ser romántico.

—Lo pensaré. —¿Lo pensaré? ¿Qué con eso, Anna James? Demonios. Este hombre
tiene una forma de convencerme de cosas que normalmente no haría.

Nos separamos en el restaurante y tengo tres cosas en mi mente. Una, temía el


empacar. Dos, sería increíble compartir una experiencia como zambullirse desde un
acantilado con Beau. Y tres, ¿qué clase de sorpresa tiene para mí?

Estoy indecisa sobre saltar del peñasco, pero voy a usar mi traje de baño por si
acaso. Tomaré mi decisión después de ver cuán lejos está del agua.
Me cambio en un bikini y pareo. Estoy segura de que mi vestimenta estará bien
considerando el tipo de bar que es este. Además, nadie en la ciudad se viste.

Pongo mi atuendo para mañana a un lado y empujo mi gran maleta sobre la


cama. Trabajo clasificando mis ropas sucias. Tengo una tonelada, así que ponerse
al día con la lavandería debería ser divertido.

—¡Mierda! —grito en el momento exacto que mi corazón sale disparado a la


velocidad de un misil. Carl-hijo-de-puta-Dennison está de pie en nuestro
dormitorio.

Pongo mi mano en mi pecho.

—Me asustaste como la mierda.

¿Cómo entró aquí? La puerta se bloquea automáticamente, y sé que Beau no


está aquí para abrir la puerta.

Esto no está bien.

Carl retuerce una tarjeta llave entre sus dedos. Parece como la de Beau; tiene la
imagen de una mujer sin camiseta sobre ella, justo como la que ha estado usando
toda la semana. La tarjeta llave que me dio es diferente.

—Beau me dio esta. Dijo que debería venir y calentarte mientras esperamos a
que regrese.

Jodido mentiroso.

—Él no te dijo eso.

Carl ríe.

—Si no me envió aquí, entonces, ¿cómo conseguí su llave de su habitación?

No lo sé, pero tengo piel de gallina. Cada cabello sobre mi cuerpo está erizado.

—Vamos, Anna James. Será divertido.

—No.

—Estoy aquí porque Beau me pidió que lo estuviera. Él quiere que tengamos
un trío antes de que te vayas.

—Sal de aquí.
Carl se mueve hacia mí.

—Dulzura, esto es lo que Beau hace. Escoge a una novata y pasa la semana
entreteniéndola, así ella estará de acuerdo de tener su primer trío con él y otro
hombre. Esas son las dinámicas que le gusta. Ver le encanta. Por eso te quiso desde
el día uno. Y me escogió para participar, porque soy condenadamente bueno en lo
que hago. Él quería sorprenderte.

Corro al teléfono.

—Estoy llamando a seguridad.

Carl sostiene sus manos arriba.

—Vaya. No hay necesidad de hacer eso. Sé dónde está la puerta.

Aseguro el cerrojo después de que se va y vuelvo al dormitorio, colapsando


sobre el colchón. No estoy segura de cómo mis piernas me soportaron hasta la
puerta y de regreso. Son como gelatina.

Ese idiota está mintiendo. Tiene que estarlo; Beau no me haría esto.

Pero ¿cómo consiguió la llave de la habitación de Beau si no se la dio? No es


como si él pudiera mostrarse en el escritorio frontal y pedir una tarjeta llave para
nuestra suite. ¿Y cómo supo nuestro número de habitación?

¿Esta era la sorpresa de Beau para mí? Truco inteligente.

Quiero presentarte a mi familia cuando regresemos a Georgia.

Quiero darnos una oportunidad.

No estoy listo para que terminemos.

¿Cómo pude haber sido tan crédula?

Tratar de negar las posibilidades era inútil; estaba claro. Había sido engañada.
Y eso está rompiendo mi corazón.

No puedo quedarme.

Me cambio de mi traje de baño al atuendo que dejé a un lado para mañana.


Lanzo todas mis cosas dentro de mi maleta sin considerar la organización. Si no
encaja, tendré que dejarlo atrás; tengo que salir de aquí antes de que Beau regrese.

Una hora más tarde, estoy pasando mi ID a la empleada detrás del mostrador.
—Estoy en un vuelo agendado para mañana a la mañana, pero quiero ver si
puedes conseguirme un vuelo que parta hoy hacia Atlanta.

—Déjeme ver y le diré qué hay disponible. —Ella estudia la pantalla de su


computadora por un momento—. Tengo un vuelo a las 6:05 a Atlanta, llegando a
las 9:55 horario del noroeste.

—Gracias, Dios. Lo tomaré.

Reviso mis maletas y las arrastro por el aeropuerto. Tengo noventa minutos
hasta la partida. Quiero llamar a Meredith tan mal que apenas puedo soportarlo.
Ella es la única persona en el mundo con quien puedo hablar, pero tiene encima
una tormenta de mierda por su cuenta ahora mismo. No necesita que le lance mis
problemas.

Anna James. Solo somos tú y yo, cariño.

Son la cinco de la mañana cuando oigo el timbre y el golpe en mi puerta.

—¡Abre, Melocotón!

Obviamente, Beau consiguió un vuelo más temprano a casa, ya que él está


aquí, pero ¿cómo en el mundo me encontró? Nunca le dije mi dirección física.

—¡Abre esta puerta, Melocotón! —El aporreo se vuelve más fuerte y más
insistente.

No voy a ir a la puerta. Tomaría un vistazo de esos hermosos ojos avellana y…


no sé. Probablemente tragarme lo que sea que diga.

Salgo de la cama y me muevo por el corredor. Me paro detrás de la pared, así


no puede verme a través del cristal en mi puerta frontal.

—Por favor. —¡Bang!—. Por favor. —¡Bang! ¡Bang! ¡Bang!—. Tengo que hablar
contigo.

Él es un imán; yo soy un metal. Siento una atracción de ir hacia él. Pero no


puedo. Ya probó que tiene el poder para doblegarme a su voluntad.

Mis mejillas están húmedas de las lágrimas deslizándose por ellas. Envuelvo
mis brazos apretadamente alrededor de mí misma y me inclino contra la pared por
apoyo. Por favor, dame la fuerza para no abrir esa puerta.

¡Ring! ¡Ring! Presiona el timbre una y otra vez. Está volviéndome loca, pero
estoy segura de que esa es su intención.
—No hagas esto, Melocotón.

Más de una hora pasa cuando noto que todo el ruido ha cesado. Corro a través
de la sala y espío por la ventana, justo a tiempo para ver un Hummer negro
retrocediendo en mi entrada para auto. Bien. Se rinde.

¿Por qué vino para encontrarme? Jamaica se acabó.

Consigo siete horas de paz antes de que regrese a hacer lo mismo. De nuevo,
pretendo que nadie está en casa, aunque estoy segura de que ha visto mi auto en la
entrada. Eventualmente se rendirá. Lo hizo la última vez.

Dos horas más tarde, el Hummer negro se va una segunda vez. No estoy segura
de sí puedo soportar una tercera ronda, así que llamo a Meredith.

—Estoy yendo.

—No tienes que hacerlo. Sé que estás cansada por el vuelo y estoy bien. En
serio. —Lo siento, Mere. Esto no es sobre ti.

—Yo soy la que no está bien. Necesito salir de mi casa por un tiempo. ¿Puedo
usar tu habitación de huéspedes por un par de días?

—Seguro, pero ¿qué sucede?

—Te explicaré todo cuando llegue allí.

Lanzo mis cosas esenciales en un bolso y salgo corriendo. No quiero ser


atrapada durante mi escape.

Hay una combinación de boca abierta, una mirada en blanco, y una sacudida
de cabeza cuando le digo a Mere como fueron las cosas entre Beau y yo ayer.

—¡Ese jodido imbécil! No puedo creer que te manipuló así.

—Hizo un gran trabajo con eso. Completamente, me tomó el pelo.

—A mí también. Pensé que era un buen sujeto. Y tan perfecto para ti. Es tan
condenadamente decepcionante.

—He sido quemada de nuevo. No estoy segura de sí, alguna vez, querré
intentar de nuevo tener una relación. —Soy una mujer tan estúpida.

—Mejorará con el tiempo. Ya verás.


Creo que mi memoria debe estar fallando. Lo juro por mi vida, no puedo
recordar que mi corazón alguna vez doliera así de espantosamente después de mi
rompimiento con Drake. ¿Cómo podía ser? Estuve con él por cuatro años. Solo
tuve unos simples nueve, no ocho, días con Beau.

No quiero que esto se vuelva mejor con el tiempo. Quiero que el dolor se vaya
ahora. Esta noche.

Sobreviví a un corazón roto. Seguramente, puedo hacerlo de nuevo.

●●●
—Hola y bienvenidas a Fusion. ¿Cuántos son en su fiesta?

—Cuatro. Dos adultos. Dos niños.

Miro a las asignaciones de camareros. Encuentro dos mesas abiertas y elijo


establecer a esta familia con Natasha, ya que ella es mucho más paciente con los
niños. Marcus puede ser un real idiota con los niños, especialmente los que están en
las sillas altas, quienes lanzan comida sobre el suelo.

Me estiro para agarrar menús del palomar en la pared y nuestros ojos se


encuentran.

Joder. Joder. Joder. Beau está sentado en el área del bar, mirando directamente
hacia mí.

Mi corazón sale disparado como un caballo de carreras del Derby de Kentucky


dejando su puerta.

Han sido dos semanas desde su última visita a mi casa. Pensé que yo estaba
librándome de él. Pensé que probablemente se había movido a su siguiente
inocente.

Pero aún tengo que moverme de la ira y dolor.

Estoy temblando mientras guio a la familia de cuatro a su mesa.

—Natasha será su camarera esta noche. Disfruten su cena.

Mierda. ¿Qué hago? No puedo verlo. No lo haré.

No me siento bien del todo.


—Oye, Jackie. ¿Puedes cubrirme en mi puesto por algunos minutos? Necesito
hacer una visita al baño.

—No hay problema.

No puedo a hacer que echen a Beau fuera del restaurante. No ha hecho nada
para justificar eso, ya que todo lo que está haciendo es beber en la barra. No es un
crimen mirarme. ¿Perturbador? Definitivamente, pero no ilegal.

Me encorvo sobre el lavabo mientras reflexiono qué debo hacer. No tengo idea,
así que entro a un cubículo del baño para llamar a Meredith. No estoy segura de
por qué. No me dan nada de privacidad.

—Beau está en el restaurante. No sé qué hacer.

—Mierda. ¿Grayson aún está allí?

—Quizás. No estoy segura. He estado ocupada en el frente; él ya pudo haberse


ido.

—Si lo hizo, no fue hace mucho tiempo porque no ha llegado a casa. Revisa y
si se fue, llámalo para que regrese. Deja que Grayson maneje a ese bastardo.

Ella tiene razón. Necesito cero contacto con él.

Beau está consciente de la capacidad de Grayson para patear su trasero, así que
definitivamente, lo mejor es dejar que él maneje esta situación. Él felizmente se
encargará del patán por mí. No ha estado complacido sobre la forma en que
terminaron las cosas.

—De acuerdo. Voy a buscarlo ahora.

Jalo abierta la puerta y me encuentro cara a cara con Beau. Mierda.

Intento pasarlo, pero agarra mi brazo.

—Tenemos que hablar, Melocotón.

—Ahí es donde te equivocas, porque no tienes nada que decir que yo quiera
oír.

—¿Por qué tú fuiste de mí?

Miro alrededor y noto que estamos ganando atención indeseada.

—La gente nos está mirando.


—Me importa una mierda. Déjalos que miren. —Una mujer mayor de pie en
los baños jadea.

—Este es mi empleo. No puedes venir aquí y hostigarme.

—Solo quiero hablar.

—Y yo no. ¿No captaste la indirecta cuando no respondí la puerta después de


dos horas de golpearla y sonar mi timbre?

—No entiendo qué pasó. —Cambié su sorpresa para mí en un sorpresivo adiós


para él. Eso es lo que pasó.

Él va a seguir regresando siempre y cuando crea que tiene una oportunidad de


persuadirme para hacer lo que él quiere. Es tiempo de que apague un poco de
esperanza.

—Mi esposo me llamó y me pidió que regresara a casa. Estamos haciendo


funcionar las cosas. —Esas palabras saben asquerosas sobre mi lengua.

—¿Por qué regresarías con ese idiota después de que te engañó y te dejó por
otra mujer?

—Estuvimos juntos por cuatro años, la mayor parte de nuestras vidas adultas.
Decidimos que valía la pena otro intento.

Él me mira en blanco.

—Entonces, supongo que no hay nada que pueda decir para hacerte cambiar de
idea.

Sacudo mi cabeza.

—Ni una cosa.

Asiente lentamente.

—Entonces, supongo que eso es todo.

Necesito detener esto de inmediato.

—No. Hace dos semanas lo fue.

Se inclina hacia el frente, quizás por un abrazo, pero levanto mis manos para
detenerlo. Salgo de su alcance, porque no puedo soportar la sensación de sus manos
sobre mí. Temo que pueda caer dentro de su abrazo con el toque más simple de su
piel contra la mía.

—No lo hagas.

Su frente se arruga mientras me estudia a través de sus ojos entornados. Luce


adolorido. Bien. Quiero herirlo de la forma en que yo lo estoy.

Traga con dureza y se pone rígido mientras inhala profundamente. Aleja la


mirada brevemente y cierra sus ojos antes de voltear para hablarme de nuevo.

—Quiero que seas feliz, Melocotón. Si esto es todo, entonces te deseo lo mejor.

Solo puedo asentir, como si mi garganta se hubiera apretado hasta el punto en


que, si intentara hablar, probablemente estallaría en lágrimas. Lo extraño. Pero él no
es lo que necesito.

Lo miro salir del restaurante y todo en lo que puedo pensar es en cuan mal
deseo que pueda dejar mi corazón detrás. Pero no lo hace. Va justo fuera de la
puerta con él.

●●●
La aparición de Beau en el restaurante solo hace más difícil la tarea frente a mí.
Ha estado en mi mente todo el día, penetrando cada momento. Pero estoy
asustada. Asustada como la mierda.

Tres minutos. Mis ansiosos ojos no dejan ese estúpido y jodido palo por un
segundo.

No. No. Demonios, no. Esto no puede estar pasando. Excepto que, estoy
mirando a una prueba casera que dice lo contrario. Una segunda línea.
Embarazada. Tomé la píldora del día después. Se suponía que esto no pasara.

La. Peor. Jodida. Suerte. De. Todas.

No puedo creer esto. Tuve sexo sin protección con Beau una vez, ni siquiera
por elección y me embarazo.

Estoy experimentando un caso de escepticismo.

—Esto no está pasando. Podría estar equivocado. Los falsos positivos ocurren.

Excepto que ya sé en mi corazón que esto es real.


¿Qué voy a hacer? No puedo tener un bebé con Beau Emerson. Él no es la clase
de hombre que querría como un padre para mi hijo.

Son muchas cosas que considerar. Mantener a este bebé significa que estoy
atada a él el resto de mi vida. Por siempre. Nunca podré librarme de él. Él y su
siempre rotativo harén. Bastardo.

¿Qué clase de madre sería si lo dejo entrar en la vida de este niño? Beau está
jodido en una forma seria, así que tengo que considerar que él podría arruinar a mi
hijo. Podría ser más dañino que beneficioso tenerlo en su vida.

Pero mira como es con Ashlyn. La adora. Y dijo que quiere desesperadamente
el hijo que perdió. ¿Realmente podría llevar un segundo hijo de él?

Pero el embarazo fue con su prometida, la mujer que amaba y quería para
casarse. No una mujer que conoció y con la que pasó ocho días.

Necesito retroceder un paso. Ni siquiera sé si quiero a este niño. Necesito


tomar esa decisión antes de que siquiera pueda considerar esta otra cosa.

Colapso sobre la cama y sucumbo a las lágrimas. Lloro feo, como nunca antes.
Pateo y chillo, gritando con toda la fuerza de mis pulmones. Nadie alrededor me
escucha, así que lanzo un infierno de rabieta.

Me rindo al cansancio y cierro mis ojos. Beau es todo lo que veo tras mis
párpados. Y odio eso. Odio. Eso.

Quiero olvidar cuan hermoso es él.

Quiero olvidar cuan bien huele.

Quiero olvidar cuan bien se siente dentro de mí.

Quiero olvidar cuan considerado era.

Quiero olvidar cuan querida me sentí.

Quiero olvidar como me manipuló.

Bastardo.

Ese es el último pensamiento coherente que tengo antes de rendirme al sueño.


Capítulo 12
Beau Emerson
Caroline está parada en la puerta de la sala de estar, con sus manos en las
caderas.

—Esto es tan clásico.

Mi hermana no está equivocada. Está observado el típico comportamiento


Emerson.

El equipo de Georgia está en su primer partido de fútbol de la temporada hoy


en Texas, esa es la razón por qué estamos reunidos alrededor del televisor de la casa
de mis padres en lugar de verlo en la tribuna del Estadio Sanford. Nuestra sangre es
roja y negra. Caroline sabe que nunca nos perdemos un juego. Nunca. No sé por
qué esta tan sorprendida por nuestro entusiasmo.

—Me disculpo por dar a luz durante la temporada de fútbol, pero es el


momento del pastel. ¿Creen que sea posible que se aparten del juego lo suficiente
para cantarle feliz cumpleaños a Ashlyn?

No estoy molesto porque Caroline haya organizado esta fiesta durante el


partido de fútbol, pero estoy molesto porque ella organizó todo con los horarios de
Anderson. Nosotros somos los que cuidamos a Ashlyn mientras él solo aparece
cuando se le da la gana.

Caroline todavía está enamorada de él. Se nota en todo lo que hace. Me hace
sentir enfermo. Deseo que se dé cuenta y siga adelante. Apuesto a que él ya lo ha
hecho.

Anderson se encuentra de pie en la esquina con un rostro sombrío mientras


tiene sus brazos cruzados. Ni siquiera puede alegrarse al ver a su hija deleitándose
con su pastel. Idiota.

—Niña tonta. Tienes crema en toda la cara. —Mi mamá tomo su cámara y
captura un millón de fotos. Ella se creía toda una fotógrafa y pobre Ashlyn era su
única modelo desde que es su única nieta.
Todos los hombres Emerson pusimos el partido de fútbol en la lista de espera
para cumplir con nuestros deberes: cantar, pastel y helado y regalos. Pero cuando
todo termino estábamos picados en la televisión de nuevo.

—Su tiempo está cumplido así que traigan sus traseros aquí y vean que está
pasando con el juego.

Llenamos la sala de estar. El último cuarto acababa de empezar.

—Georgia está arriba por catorce —grita mi padre. Sí diablos. Vamos Dogs.

Caroline entra a la sala de estar y coloca a Ashlyn en el piso con un nuevo


juguete antes de sentarse en el brazo del sillón junto a papá.

Dulce Ash. Ella ya había dado algunos pasos, pero aun así prefería gatear.

—¿Contra quién jugamos la próxima semana, papá? —pregunta Caroline.

—Vandy.

—Bien. Vamos a hacerlos humo. Quiero traer a Hilary, si los idiotas no han
reclamado todos los boletos extras.

—No. Todavía me quedan tres.

Caroline apunta a nuestros hermanos y a mí.

—Estoy pidiendo uno de ellos justo ahora. ¿Lo entienden?

—Depende ¿Hilary es caliente? —Wilder comenzó a reírse.

—Sí, pero es inteligente también, eso significa que no te dará ni la hora.

Wilder disparó con el dedo a Caroline y ella regresó el gesto.

—De regreso a ti, amigo.

—Mira eso, Beau. Ashlyn acabada de gatear lejos de su nuevo juguete para ir
tras el conejo que le trajiste de Jamaica. No creo que algún día encontremos algo
que compita contra eso.

Ashlyn raramente dejaba ir a ese maldito conejo. Casi deseaba no habérselo


dado. No podía ver esa cosa sin pensar en Melocotón.
Comenzó el estallido de gritos de enojo y quizá unas cuantas maldiciones,
cuando Texas anotó un touchdown. Y me lo perdí porque mi mente se preguntaba
acerca de una chica vainilla. La extrañaba. Jodidamente mucho.

Ashlyn inmediatamente gimió. Mierda. Los gritos la asustaron.

—¡Ugh! —Caroline recogió a Ash. Incluso enojada ella nunca soltó el conejo—
. Papá y esos chicos ruidosos lastiman nuestros oídos, ¿verdad?

El resto del último cuarto ocurrió sin incidente y termino con Georgia arriba
por siete. No fue la victoria que esperaba, pero aun así era una victoria. No puedo
quejarme.

Entre a la cocina en donde Caroline estaba con sus amigos.

—¿Dónde está Anderson?

—Se fue. —El bastardo no podía ni pasar más de una hora con su hija en su
cumpleaños. Me gustaría preguntar por qué, pero no quería hacer que Caroline se
sintiera peor de lo que ya se sentía.

—No lo hagas, Beau. —Sus ojos estaban suplicantes.

—Ni siquiera dije una palabra, Caro.

—Pero quieres hacerlo.

Me encogí de hombros.

—No es mi asunto.

Hay dos de los mismos libros de bolsillo sobre la mesa y un par de lectores de
libros electrónicos. Parecía una buena manera de cambiar de tema desde que no
quería tener la misma conversación de nuevo, en donde intentaba convencerme de
que Anderson ama a Ashlyn y a ella y que las cosas estaban mejorando. Tanta
mierda.

—¿Qué tenemos aquí? ¿Una reunión del club de lectura? —Recogí unos de los
libros de bolsillo y lo giré para leer la contraportada.

—No, Beau. —Mi hermana me lo arrebató de las manos, así que tome el
segundo libro de la mesa.

—¿Qué pasa contigo? —Estudie la sexy pareja de la portada—. ¿Ahora te


cambiaste al porno para mamás?
—Eso no te concierne. —Ella intentó tomar el libro, pero fui más rápido.

—No estoy preocupado. Solo estoy siendo entrometido para molestar la mierda
fuera de ti. —Dios sabía que ella hacia lo suficiente para molestarme.

—Caroline está haciendo que todos leamos ese libro.

Mi hermana lanzó sus manos hacia arriba.

—Gracias por lanzarme abajo del autobús.

—No lo tomes en la manera en que suena. Es un libro genial. Bien escrito,


mientras es caliente y sexy.

Mi hermana apenas estaba en los veinte, pero no podía pensar en ella leyendo
este tipo de cosas.

Cambié a una página al azar y comencé a leer.

Él está interesado en las relaciones polígamas. No estoy segura de todos los intentos que
hacen, pero sé que es un gran momento. Miranda y Grant ni siquiera considerarían ir allí.
Dos mujeres a la vez. Escuche que es la fantasía de todo chico.

Santa mierda. ¿Por qué mi hermana está leyendo un libro sobre poligamia?

—¿Dos mujeres a la vez? —Caroline se puso de un tono brillante de rojo—.


Caro ¿Qué diablos estás leyendo?

—Un libro, pura ficción y lo disfruto.

No me gustaba esto, valía una mierda.

—El libro no es realmente de esas cosas. Tú solo acabas de ir directo a esa


parte. —Tenía mis dudas.

—¿Entonces de qué se trata?

Caroline miró a sus amigas.

—¿Pueden ayudarme un poco por aquí?

Emily se entró en el tema.

—El héroe de la historia practica poligamia y hedonismo. ¿Sabes que son esas
cosas?
Esto era casi gracioso.

—Sí.

—Está bien, bueno, él va a uno de estos complejos de sexo en Jamaica y


conoce a una chica que no hace todas esas cosas. Ellos como que empiezan a ser
amigos, pero las cosas se intensifican. Solo llevo un tercio así que es todo lo que sé
por ahora.

Macy sonrió.

—Yo voy más avanzada y puedo decirte que las cosas pasan de intensas a
calientes, muy calientes, ardientes.

Sabía lo que eso significa.

—Este es un libro indecente.

—Es sexy pero nuestra concentración está en la relación, no el sexo, así que eso
lo hace romántico.

—Creo que él va a convertirla en una pervertida —dijo Emily.

—O intentar hacer que forme parte de sus compañeros de trío —añadió Macy.

Esta historia sonaba un poco muy familiar para mí.

—¿Por qué una mujer vainilla estaría en un complejo de sexo?

Emily no se molestaba por contestar las preguntas.

—Ella es recién divorciada y tiene el corazón roto. Sus mejores amigos la


llevaron como un escape. Pero quiero conocer la historia de sus amigos también.
Creo que sería caliente.

Caroline sacudía su cabeza.

—Yo no. No quiero leer sobre swingers.

De ninguna jodida manera. Melocotón no escribió y publicó un libro sobre


nosotros.

Analice la portada.

Hede por A.J. Clark.


Nunca escuche de esa persona, pero me es un poco difícil creer que las iniciales
son una coincidencia.

Estoy seguro de que esto pasa todo el tiempo, un autor escribe una historia
ficticia que es paralela a la vida real de alguien. Excepto que nuestra historia no es
una simple. No es del tipo de cosas que la gente puede inventar al azar sin conocer
algo sobre ello.

—¿Cuándo salió este libro? —pregunte.

—¿Por qué tantas preguntas, Beau? ¿Quieres entrar a nuestro club de libros? Si
es así, tú traes las galletas la próxima semana.

Creo que mi interés no parece peculiar.

—Creo que Phoebe está leyendo esto —mentí. Y ellas probablemente lo sabían.
Ella no es exactamente una lectora de libros.

—Tú quisieras que Phoebe estuviera leyendo esto. —Emily hizo como si se
abanicara la cara.

Caroline me quito la copia del libro.

—Es un libro muy popular así que probablemente está leyéndolo. O quizá
releyéndolo porque la entrega del libro desde la perspectiva del chico sale el
próximo mes.

—Hablando de Phoebe… ¿Dónde está?

—Ocupada con el trabajo. —La verdad era que yo no la quería aquí así que no
le dije, o a Zoey, sobre la fiesta. Siempre era un problema cuando Phoebe
participaba en actividades familiares y Zoey no podía.

Tenía a dos mujeres en mi vida y en mi cama y nunca era suficiente para dejar
de pensar en Melocotón. Incluso cuando Anna James no está en la delantera, ella
es persistente, siempre tratando de entrometerse.

Ha pasado más de un año desde que compartimos los mejores nueve días de mi
vida. Todavía recuerdo todo de ella: la manera en que olía, su sabor, la forma en la
que se sentía estar dentro de ella. Pero más importante, cuanto me hacía querer
convertirme en el hombre en que ella necesitaba. Yo estaba preparado para hacerlo
por ella.
Podría vivir cien años y nunca olvidar esas cosas. Melocotón fue y es la mejor
cosa que me paso. Sin duda. Y nunca pararía de esperarla. Ni por un maldito
segundo. No importaba cuantas mujeres entraran y salieran de mi cama.

Cuando conocí a Phoebe y a Zoey, habían pasado casi seis meses desde que
Melocotón me dio la espalda. La mitad de un maldito año sin ella. Sabía que había
terminado. Finalmente, acepte que no regresaría a mí.

¿Qué haces cuando el amor de tu vida continúa sin ti? Finges. Porque es más
fácil pretender que no te importa que admitir que te está matando.

Y es más fácil regresar a los viejos hábitos.

No estaba entusiasmado de empezar otra relación polígama, pero no tenía a


Melocotón. Nunca la tendría de nuevo. Nada me detenía, así que me acostumbre a
ello. Pero ellas no eran a quien quería. Solo eran un medio para el sexo y escape.

Más de un año después sigo enfadado. Y dolido. Le dije que quería que fuera
feliz, pero estaría jodido si no quisiera que ella fuera feliz conmigo. ¿Por qué
regresaría con alguien que sabía que iba a engañarla?

Mierda. Estaba arruinado. Ella es todo en lo que puedo pensar. Y ahora ese
maldito libro también. Hede.

Me escabullí al baño para acosar electrónicamente a A.J. Clark en mi celular.


No encontré nada personal. Las únicas fotos eran de las portadas de libros y un
avatar del medio social. Ella es discreta. Eso hace que mis sospechas sean incluso
más fuertes.

Phoebe, Zoey y yo teníamos planes para esta noche, pero les llame para
cancelar. Mentí, les dije que Judd necesitaba mi ayuda con unos de los
lanzamientos. Las envié sin mí; no les importo. Las dos no tenían ningún problema
en divertirse sin mí. Algunas veces creía que ellas funcionaban bien si yo no estaba
en la foto. Y no me importaba una mierda.

No estoy seguro de en qué punto tome la decisión de ir a una librería. Era un


poco como sí mi Hummer se hubiera conducido sola hasta ahí.

Encontré el libro en los autores locales e inmediatamente lo giré para ver la foto
del autor. Nada. Justo como el internet. Ni una sola foto de este autor en algún
lugar que pudiera encontrar. Casi llegue a pensar que no existía.

Escaneé el párrafo sobre su biografía. Muy general y sencilla. Vivía en Georgia


con su gato. No mencionaba un esposo o hijos.
Leí la descripción del libro. Cuando termine, estaba seguro de que había algo
de esto. Nadie podría escribir algo sobre ficción de manera tan cercana sin haber
tenido experiencia sobre ello.

A la mierda. Compraría este libro. Tenía que saber si era nuestra historia.
Porque si lo era, quizá finalmente obtendría las respuestas que necesitaba sobre lo
que paso el día que Melocotón me dejo en Jamaica. Porque no creí ni por un
segundo que ella fuera lo suficiente estúpida de regresar con un hombre que la
jodiera en la forma en que lo hizo su ex. Ella era mucho más inteligente que eso.

Pensé que lo que teníamos era real.

La primera cosa que hice al llegar a casa fue cambiarme. Tomé una Stella y me
recosté sobre el cuero con la novela en la mano. Pase mi pulgar por el libro para ver
cuantas páginas tenía este gran bastardo. Trescientos sesenta y nueve. Y la letra era
pequeña. Al menos una pulgada y media de grosor, no había leído un libro de ese
tamaño desde… nunca.

Estaba estancado. No quería empezar a leer el libro porque soy un cobarde.


Tenía miedo de que A.J. Clark sea realmente Anna James Bennett. Estoy
aterrorizado de que esta historia sea realmente mía con Anna James. Podría
significar descubrir cosas que estaban mejor sin conocerse.

Deja de ser un cobarde, Beau.

Abrí el libro y comencé desde el principio, desde los créditos y esas cosas antes
de que llegaras a la historia.

Nosotros estuvimos juntos en Julio 2014. Los derechos de autor para este libro
eran de 2015 así que el libro fue publicado después de que nos conocimos, eso
cuadraba en la línea del tiempo.

Cambie de la página con el título llegando a las dedicatorias.

Para Beauregard.

Gracias por el precioso regalo que me diste.

Lo atesoraré por siempre.

Beauregard. Ella amaba ese maldito nombre. Yo lo odio. Siempre lo había


hecho, siempre lo haré. Había recibido mucha mierda a lo largo de los años por él.
Mi corazón golpeaba en el interior de mi pecho; no había duda en mi mente
ahora. Independientemente de lo que trataba esta historia, esas palabras pertenecían
a Melocotón.

Cambié al capítulo uno y me senté en la esquina de la sección, con mi manta


cubriéndome las piernas. Tiempo para averiguar si Hede es un recuento de los
mejores nueve días de mi vida cuando llegue a conocer algo verdadero y hermoso.
Capítulo 13
Beau Emerson
La mañana después de haber terminado de leer a Hede, me dirigí a la casa de
Melocotón, pero ya no vive allí. Podría pasar tiempo y dinero cazándola, sin
embargo, no veo la necesidad cuando estará a mi alcance pronto.

Emocionado por mañana, me registré en el hotel de Nueva York y me


acomodé en mi suite. Catorce malditos meses. Finalmente, llegaré a ver a mi dulce
Melocotón. ¿Será tan fría como la última vez? ¿O abrirá sus brazos con un cálido abrazo?

Dormir no fue fácil. Para el momento el reloj parpadea una hora decente para
levantarme, he tenido el desayuno a través de servicio de habitación y tres tazas de
café.

Me temo que voy a subir las paredes antes de que comience esta firma.

Estoy de pie en una línea de una milla del largo, sin duda debo resaltar como
un pulgar inflamado. Debo estar entre mil mujeres. Y la mayoría de ellas me están
dando más atención de lo que me gustaría. Una incluso preguntó si era un modelo
de portada. Eso no es bueno para mi plan.

Las puertas se abren y entramos en fila en una sala de banquetes. Es


jodidamente caótico. Las mujeres, con los libros en la mano, están corriendo en
todas direcciones. Me recuerda a una cama de hormigas recién pateada.

Enormes carteles y mesas llenas de libros alinean las paredes. Los pares de
mujeres, con algunas excepciones, se sientan detrás de cada mesa mientras que los
asistentes que sostienen en sus brazos libros se colocan en línea en el lado opuesto.

Estoy agradecido por las hordas de gente. Es el ocultamiento que deseo.

El mapa de las tablas de los autores me muestra A.J. Clark que está en la
esquina de la derecha.

Me cuelgo, con cuidado de no ser visto. No quiero espantar a Melocotón y


dejarla escapar de nuevo.

No puedo creer que todavía hubiera vuelto con ese idiota. Pero si lo hacía, seguramente
no estaba con él todavía.
Mi corazón está golpeando contra mi pecho. Siento el latido de mi corazón en
mi rostro y oigo el latido de mi pulso en mis oídos. No me sorprendería saber que
mi presión arterial es alta. Estoy nervioso.

Me cuelgo unos quince pies, esperando a que la multitud se separe para poder
echar un vistazo a A.J. Clark a una distancia. La multitud es gruesa para que no
suceda lo suficientemente rápido para mí. Soy impaciente así que me acerco.

Ahh. Mi dulce Melocotón.

No he puesto los ojos en ella durante catorce meses y creo que puede haber
crecido más hermosa mientras estábamos separados. Mirándola, me enamoro
más. Joder, la he extrañado.

He intentado convencerme de que estoy bien sin ella, pero es una maldita
mentira. Está en mis venas. Mis huesos. La ansío.

Lo que he estado haciendo se llama existente, no vivir.

Me muevo por la habitación durante tres horas, con cuidado de permanecer sin
descubrirme. Las tres horas más largas de mi vida. Verla desde lejos y no poder ir a
ella es brutal.

El final de la firma se acerca, lo que significa que es el momento de poner mi


plan en acción. Finalmente, soy capaz de entrar en su línea para que podamos
enfrentarnos cara a cara. Y no puede correr.

La mujer delante de mí está chorreando sobre el personaje principal de Hede.


Ella sigue y sigue hablando de cuánto le ama y de sus formas alfa. Casi me ahogo
cuando pregunta si su personaje se basa en alguien que Melocotón conoce.

—La personalidad de Ben es muy similar a un hombre que una vez conocí.

—Lo sabía. Usted escribió su carácter demasiado bien para haber estado
inventando todo eso. Suerte, mujer afortunada.

Ben es muy parecido a mí, pero consiguió su final feliz con Emma Jane. Yo no
lo hice.

Melocotón y la mujer sentada a su lado están cacareando cuando me acerco.


Su risa se disipa rápidamente, su expresión se vuelve piedra.

Esta no es su cara feliz.

Sostengo mi libro, esperando a que lo tome.


—Estoy indeciso si quiero que lo firme para Beau o Ben, ya que aparentemente
soy ambos.

La mujer a su lado parece confundida, pero toma el libro de mí y lo coloca


delante de Melocotón.

—Creo que ambos sabemos a quién debo hacer esto. —Ella firma el libro y
luego lo sostiene para que lo tome. Creo que es mi despido.

—¿Quieres una foto con AJ? —pregunta su asistente.

—Sí. Me encantaría. —Aprovecharé cualquier oportunidad para tocarla.

Se pone de pie y ajusta su vestido antes de caminar hacia mí. Pongo mi brazo
alrededor de ella e inhalo su fragancia.

—Sonríe, Melocotón.

La asistente toma varias fotos.

—Tomé varias, así que tal vez una saldrá bien. No soy la mejor fotógrafa.

Ella pasa mi teléfono de vuelta.

—Apuesto a que hiciste un buen trabajo.

—¿Te importa si me alejo un minuto ya que nadie más está en línea? Tengo
algunos libros que necesito conseguir firmar. Prometo que volveré para ayudar a
empacar todo.

—Está bien. Tengo a alguien que vendrá a empacar todo.

La mujer tarda una eternidad en recoger sus cosas. Necesito que se vaya hace
cinco minutos.

—Vuelvo enseguida.

Melocotón mira a su alrededor como si comprobara si alguien nos está


mirando.

¿Por qué se ve tan nerviosa?

—Ven a mi suite cuando hayas terminado aquí. Treinta y tres sesenta y nueve.

Cierra los ojos y sacude la cabeza.


—Esa no es una buena idea. Y no puedo de todos modos. Tengo un
compromiso después de esto.

—Encuentra una manera de venir. —No quiero amenazarla, pero lo haré si


debo—. Podemos hablar de esto en privado, o podemos hacerlo de una manera
muy pública. Tu elección.

Ella suspira.

—Puede que me lleve un poco de tiempo para escapar. Tengo cócteles con
algunas personas y luego tengo asuntos personales para atender.

Me acerco para acariciar su rostro, pero ella sale de mi alcance.

—No hagas eso.

Bajo la mano.

—Ven tan pronto como puedas. He esperado lo suficiente.

Pasan treinta minutos. Luego una hora. Ahora, tres y Melocotón no aparece.

Mierda.

La realidad se hunde. Ella me planto. No sé por qué estoy sorprendido. A ella


no le gusta que le digan qué hacer. Mierda.

Abro el libro que me firmó.

Beauregard,
Veo tu cara todos los días.
Melocotón.

Estoy trabajando en la tercera botella pequeña de licor del minibar cuando el


golpecito en mi puerta finalmente viene.

Mierda. Ella está aquí. Y estoy borracho. Esta no es la forma en que planeé
esto.

Esperé más de tres horas. Me había dado por vencido y me había puesto
cómodo. Eso incluye estar sin camisa.

Sus ojos vagan por mi pecho antes de apartar la vista.

—¿De veras, Beau?


—Lo siento, pero han pasado horas desde que te vi. Había decidido que no ibas
a venir.

—Lo he considerado, pero estoy aquí.

Abro la puerta, dando un paso atrás para que pueda entrar. Cuando ella está
adentro, la abrazo.

—Es muy bueno verte.

Nunca he echado de menos a nadie de la manera en que la he echado de


menos.

Ella me abraza y mi alma salta de alegría.

—Estoy feliz de verte.

La suelto y miro su cara.

—Podrías haberme engañado.

—Has sacado el infierno fuera de mí. Estaba estupefacta.

—Entra. No estoy de pie cerca de la puerta para hablar. —Le agarro la mano
para llevarla a la sala de estar de la suite.

—No puedo quedarme mucho tiempo. Tengo un vuelo muy temprano y no he


empacado.

—Ya he oído eso antes. —Ella no conseguirá huir de mí hasta que oiga lo que
tengo que decir. Me debe más de un momento de su tiempo. No la dejaré salir de
aquí hasta que yo diga todo lo que me ha quemado vivo durante el último año.

Hago un gesto hacia el sofá y me siento a su lado. La silla está demasiado lejos.

—Ha sido un largo tiempo. ¿Cómo has estado?

—Bien. —¿Una maldita palabra genérica es todo lo que consigo?

—Creo que estás más que bien. Eres un gran éxito.

Ella se encoge de hombros.

—El libro ha salido bien.


—Hede es claramente nuestra historia... Excepto que obtienen un feliz para
siempre después. No lo hicimos.

Melocotón suspira.

—No sé qué quieres de mí.

—¿Necesito saber si los sentimientos de Emma Jane son suyos o los tuyos?

Ella mira hacia otro lado, sacudiendo la cabeza.

—Estás sacudiendo la cabeza, pero no sé qué significa eso.

—No tienes que venir aquí y preguntarme eso después de lo que me hiciste.

No tengo ni idea.

—¿Qué hice?

—Enviaste a Carl a nuestra suite mientras estabas fuera para prepararme un


trío.

¿Qué mierda?

Estoy atónito.

—No tengo ni idea de lo que estás hablando.

—Me contó todo, cómo lo habías hecho toda la semana para prepararme.

Voy a matar a ese bastardo.

—Carl Dennison es un maldito mentiroso. No lo he enviado.

—Tenía tu tarjeta y la usó para entrar en la habitación.

—Perdí mi llave. Tuve que ir a la recepción enfrente y conseguir otra. Ese hijo
de puta debió de haberlo sacado de la mesa en el almuerzo. —Me acerco y cubro su
mano con la mía—. No hay manera de que te haya compartido con nadie. Te dije
eso.

—Sé que dijiste eso, pero me dijo que querías vernos, que te gustaba así. Que
era mi sorpresa.

—Carl estaba intentando follarte. Juro lo que te dijo que era una mentira. Tu
sorpresa no era él. Cambié mi vuelo para volar juntos a casa.
—¿Todo fue mentira? —susurra tan suavemente que es apenas audible.

Agarré su cara con mis manos.

—Te dije hace un año que quería intentarlo. Aún lo hago.

Ella coloca sus manos encima de las mías y las retira.

—Vives en un mundo donde persigues el placer en mujeres múltiples. No


puedo ser parte de eso.

—Ya no quiero esa vida. Quiero que seamos solo nosotros dos.

Ella sonríe, pero no es feliz.

—Es demasiado tarde para eso.

No podía estar más equivocada.

—No es demasiado tarde para nosotros. No lo creo ni por un segundo.

Me arrodillo adelante de ella.

—Te rogaré de rodillas si es lo que quieres.

Sus ojos se cierran y sacude la cabeza.

—Por favor, no lo hagas, Beau.

Ella se mueve para levantarse, pero la detengo, mis manos sosteniéndola en su


lugar, mi cara presionada contra sus muslos.

—Haré lo que quieras. Seré quienquiera que necesites que sea.

Ella acaricia su mano por la parte de atrás de mi cabeza.

—Nunca quisiera que tratases de ser nadie más que tú.

Empujo su vestido y beso sus piernas desnudas.

—Te amo. Te deseo. Solo a ti.

Ella no me detiene así que empujo un poco más lejos.

—Con todo mi corazón.


La amo no solo por lo que es, sino también por lo que soy cuando estoy con
ella.

—Beau. —Mi nombre es un gemido en sus labios. No sé si tiene la intención de


detenerme o alentarme, pero voy con el último.

Empujo su vestido más alto. Y me deja.

—Te he echado mucho de menos. No tienes ni idea de lo mal.

—Oh, Dios. ¿Qué estoy haciendo? —Apenas puedo descifrar sus palabras.

Puse mis manos en el interior de sus rodillas y las separo. Le beso los muslos.
Inhalo profundamente.

—Ha pasado mucho tiempo desde que te he olido o probado. —Su esencia ha
sido un fantasma en mi mente embrujada.

Ella jadea cuando empuja las yemas de sus dedos en mi cabello.

—No podemos hacer esto.

Sus palabras dicen una cosa mientras sus acciones dicen otra.

—Sí podemos.

Ella está temblando.

—Pero no deberíamos. Está mal.

Para mí, no podría ser más correcto.

—También me quieres. Yo lo sé.

La tiro abajo sobre el cojín y separo sus piernas. Paso mis dedos arriba y abajo
de su entrepierna de sus bragas sobre los bordes exteriores de sus labios. El tejido ya
está húmedo. Y es todo para mí.

—Quieres que lama tu coño hasta que te vengas en mi boca, ¿no?

Anna James se retuerce bajo mi toque. Gira la cabeza, engancha su brazo sobre
su cara y gruñe.

—Sí.

Es todo el permiso que necesito.


Cojo los lados de sus bragas y las arrastro por sus piernas. Los echo a un lado y
la beso en los muslos. Me acerco a su entrepierna y la curva de su pierna. Mi boca
la acaricia por todas partes desde la cintura hacia abajo, excepto su coño. Quiero
que esté lista para explotar cuando finalmente llegue allí.

Ella gime fuerte cuando la lamo la primera vez. Sintiéndola. Saboreándola.


Oyéndola. Es casi demasiado. Me temo que mi plan podría ser contraproducente y
yo seré él que detonará.

Mientras golpeo mi lengua sobre su clítoris, le meto dos dedos dentro y fuera.
Me tira con un puño el cabello, tirando ligeramente.

—Más.

Añado un tercer dedo, dándole lo que quiere.

—Oh, mi Dios. Eso se siente tan bien. Ha pasado tanto tiempo. —¿Hace tanto
tiempo que no ha hecho esto ni lo he hecho por mí?

Me alterno entre chupar y lamer a Melocotón; todavía recuerdo lo que la envía


sobre la luna. Ella se tensa y tiembla, un signo seguro de que su orgasmo se acerca.
Me agarra la parte de atrás de la cabeza y presiona mi cara en ella. Chupo más
fuerte y suelto, haciéndolo una y otra vez para terminar con un golpe.

—Oh. Oh. Uh. —dice esas palabras una y otra vez mientras se viene.

Ella ha terminado de llegar cuando su cuerpo se vuelve blando, sus piernas


tiemblan casi violentamente. Fuertes jadeos son el único sonido que llena la
habitación.

Me muevo a mis pies y tomo sus manos en las mías, tirándola del sofá. Le
acuno la cara y la estudio.

—Hace mucho tiempo que no veo esos hermosos ojos azules.

Tomo posesión de su boca con la mía, reclamándola como mía y luego hago lo
mismo con su cuello. Su hombro. Quiero que cada parte de ella me pertenezca.

—No puedo esperar otro minuto para tenerte.

Mis manos agarran su trasero y la alzan para que sus piernas se envuelvan
alrededor de mí. Ella me sostiene mis hombros, besando mi cuello mientras me
muevo al dormitorio.
Caemos en la cama, yo arriba. Ella separa sus rodillas y me acurruco. Mis
caderas se meten entre sus piernas mientras se balanceaba contra mí. Estamos
frotándonos como adolescentes.

Empujo su vestido hacia arriba.

—Quiero esto de ti.

Levanta su trasero para poder arrastrar su vestido. Solo se queda con el


sujetador. Pero no por mucho.

—Esto también. Necesito verlo todo.

Presiono mis palmas a los lados de sus tetas y las empujo juntas. Se sienten tan
llenas. ¿Son más grandes?

Todavía jodidamente hermosa.

Ella llega detrás de mí cuello y me tira hacia abajo para un beso, cortando mi
tiempo con sus tetas.

Su beso tiene hambre. Ella devora mi boca. Mi cuello. Mi pecho.

—Creo que quieres esto tanto como yo.

Coge el botón en mis pantalones, tirando de él abierto con un tirón.

—Probablemente más.

De ninguna jodida manera es posible.

Me quito la camisa por la cabeza y la tiro por la habitación. Pantalones y ropa


interior a continuación. No lo sé. No importa dónde aterrizan.

Ambos estamos desnudos, la punta de mi polla frotando su entrada. Un


empuje. Eso es todo lo que se necesita para estar dentro de ella, la piel en la piel con
nada entre ello. Lo quiero tan mal. Pero no puedo. No ahora. Tengo cosas que
poner en orden antes de que pueda suceder.

—Vuelvo enseguida. —Gimotea cuando me alejo. Es sexy como la mierda.

Voy a mi maleta para coger la caja de preservativos que traje conmigo en caso
de que nuestra reunión saliera bien. Desgarro uno y tiro los restantes en la mesita
de noche. Voy a necesitar más tarde; uno no será suficiente. Nunca lo fue con
nosotros.
Me muevo sobre ella después de que mi polla está vestida de látex.

—Quiero estar dentro de ti sin uno de estos. Voy a hacerlo un día muy pronto.

—Ya lo hiciste. Simplemente no lo recuerdas —susurra tan suavemente que


apenas escucho.

—Nunca hemos follado sin un condón. Lo recordaría. —Estaría grabado en mi


cerebro.

Se muerde el labio, tratando de disimular una sonrisa que amenaza con


extenderse.

—Sí, bueno.

Ella me agarra detrás de mí cuello, tirándome hacia abajo para otro beso. Sus
piernas están extendidas, listas para llevarme adentro.

—Me estoy entregando a ti esta noche. Toma cualquier parte de mí que


quieras. Soy toda tuya.

Quiero coger su boca. Su coño. Su culo. Quiero reclamar todo por mí mismo
de nuevo, pero primero solo quiero amarla.

—Empecemos por hacer el amor.

Ella me pone las manos en la frente, empujando mi cabello lejos, y extendiendo


besos por toda mi cara.

—Me lo he imaginado muchas veces, pero lo real es mucho mejor.

Mi pene se coloca en su entrada cuando me bajo. Quiero que nuestros cuerpos


se presionen cuando entre en ella. Más cerca que cerca sin nada entre nosotros.

Está empapada y me he metido fácilmente. Empujo profundamente, cerrando


mis ojos y disfrutando del apretón de su cuerpo alrededor de mi polla. Quiero
saborearla por un minuto antes de empezar a moverme.

Mis brazos enmarcan su cabeza dentro de la almohada. Beso el lado de su


cuello, moviéndome hacia arriba hasta que mi boca se cierne sobre su oreja.

—Nosotros pertenecemos juntos, Melocotón. Espero que lo sepas.

Ella envuelve sus piernas alrededor de mí y las aprieta.

—Mierda, Beau. Duro. Por favor. Es lo que necesito.


De ninguna manera puedo negarle, así que supongo que guardaremos hacer el
amor para más tarde.

Me pongo de rodillas y la agarro alrededor de sus muslos.

—Haré lo que me pidas, Melocotón.

Mientras la sostengo en su lugar, empujo con fuerza. Lo hago varias veces,


cada zambullida la hace gritar fuerte.

—¿Es eso lo que quieres?

—¡Más fuerte!

Cojo sus tobillos y los muevo a mis hombros.

—Te gusta profundamente, ¿verdad?

—Sí.

Ella quiere intenso, lo está consiguiendo. Me aferro a sus muslos,


hundiéndome fuerte y profundamente. Se siente fantástico, pero es agotador como
la mierda, así que tomo sus piernas hacia abajo y se mueven sobre ella de nuevo. No
paro cuando estoy cansado. Me detengo cuando he terminado.

Ella me sostiene fuertemente así que estamos pecho a pecho. Corazón a


corazón.

Dios, estoy enamorado de esta mujer. La necesito en mi vida para siempre.

Me pregunto si alguna vez entenderá cuánto de mí le pertenece.

Camino de besos por su cuello hasta que mi boca se cierne sobre su oído.

—Estoy tan enamorado de ti, Melocotón.

Retardo mis empujes porque quiero que esto continúe para siempre. Mis
manos encuentran las suyas y las llevo por encima de su cabeza, donde entrelazo
nuestros dedos con fuerza. Ella es mi todo, y nunca la dejaré escapar otra vez.

Ella abre los ojos y mira los míos mientras me muevo por encima de ella.

Empujo las últimas veces antes de que me venga. Ella trae sus piernas
alrededor de mi cintura y cruza sus tobillos detrás de mi espalda. Usa la fuerza en
sus piernas para acercarme más hasta que no haya un poco de espacio entre
nosotros. Gimo mientras le aprieto las manos y la llevo por última vez,
culminando.

Estoy jadeando cuando salgo, completamente vaciado y saciado. Me hago


rodar a mi espalda y tiro de Melocotón para sostenerla contra mi pecho. Todavía
estoy tomando el aliento mientras beso la parte superior de su cabeza y la abrazo
fuertemente. Aquí es donde quiero estar, junto a Anna James Bennett. No entre dos
mujeres de las que no doy dos mierdas.

—Nunca sabrás lo arrepentido que me siento de que te me deslizaras por los


dedos. Pero no volverá a suceder porque nunca te dejaré ir. Nunca. No voy a dejar
que nuestra historia termine. Hay mucho más que necesita ser escrito. —Esa es la
última cosa que recuerdo antes de caer en un mundo de sueños donde Anna James
es mía.

Me despierto con el sonido de la descarga del inodoro. No puedo creer que me


quedé dormido. Pero siempre lo hice en los brazos de Anna James. Ella es
calmante para mi cuerpo y alma.

Sale del baño, vestida y mi corazón se desploma.

—Por favor, no te vayas. Quédate conmigo.

—No puedo. Tengo cosas por cuidar.

Ella desaparece por la puerta del dormitorio hasta el salón, así que me levanto,
me pongo la ropa interior y la sigo.

—Todavía tienes mucho tiempo para empacar.

Ella está buscando algo. ¿Bragas?

—Están debajo del sofá.

Ella encuentra la prenda de encaje negro y la levanta por sus piernas. No a la


dirección que me gusta.

Voy a Melocotón, envolviendo mis brazos alrededor de ella por detrás.

—No he terminado contigo.

—No puedo quedarme, Beau.

—Vamos y vuelve para que puedas pasar la noche conmigo.

Ella suspira.
—No puedo hacer eso.

No acepto el no como respuesta.

—Puedes y lo harás.

—No entiendes. —Presiona sus palmas a cada lado de su cabeza y gime—.


Alguien me está esperando. Y le voy a dar una explicación sobre dónde he estado.

Bueno. Ella tiene a alguien. Tengo dos alguien. Podemos deshacernos de todos
ellos.

—Bien. Deshazte de él.

—No puedo deshacerme de él. Tengo compromisos.

—¿Qué es? ¿Estás casada o algo así? —Por favor, di que no.

Ella exhala en voz alta.

—Estoy comprometida. —No era lo que yo quería oír.

Esto no está sucediendo. Acabo de encontrar un camino de regreso a la vida de


Anna James y lo está sacando de debajo de mí.

—Mierda, no. No puedes casarte con otra persona.

Ella baja la cabeza.

—Yo. Y te folle. Oh, Dios, eso es horrible.

Comprometido no es casado. No es demasiado tarde.

—Puedes cancelarlo y podemos estar juntos.

Ella menea la cabeza.

—Es mucho más complicado de lo que sabes.

—No estás legalmente ligada a ese payaso; ¿qué tan complicado podría ser?

—Mucho. —Ella cruza sus brazos—. Y ya sé que estás involucrado en otro trío
polígamo. Y han estado juntos por un tiempo. —Bam. Una tonelada de ladrillos acaba
de aterrizar encima de mí.

Solo hay una forma en que lo sepa, pero quiero oírla admitirlo.
—¿Cómo sabes eso?

—Fui a Buckhead. Te vi con ellas. —¿Ella vino a buscarme?

—¿Por qué viniste? —Quiero oírla decirlo. Por favor, dilo. Que llegaste a
resolver las cosas.

—Necesitaba hablar contigo. —¿Sobre nosotros?

—¿Pero cambiaste de opinión cuando las viste? —Mierda. Mierda. Mierda.

—Por supuesto lo hice. Sabía que cualquier oportunidad para nosotros ya no


existía. —Su cara está dolorida cuando dice las palabras. Necesito abrazarla.

Ella intenta alejarse, pero la detengo agarrando sus brazos.

—Eso no es cierto.

—¿Qué parte no es verdad? ¿Que no estás en otro trío con dos mujeres o que
nuestra oportunidad de estar juntos no se ha ido para siempre?

Pensó que le había mentido, la había olvidado. La traicioné.

—Terminaré mi relación con ellas por ti. Ahora mismo. Pueden estar fuera de
mi casa antes de llegar a casa.

Ella sacude la cabeza con vehemencia.

—No vamos a funcionar.

No entiendo por qué está tan dispuesta a hacer una ir de esto. Somos perfectos
juntos.

—Nunca sabremos si no lo intentamos. Y yo desesperadamente quiero hacerlo.

—No has tenido una relación monógama en años. ¿Cómo sabes que podrías
estar satisfecho por una sola persona?

—Los mejores nueve días de mi vida fueron pasados con la única mujer en este
mundo que me ha completado. —Eso es un hecho.

—Siempre me preguntaré si soy suficiente para ti. No viviré así; demasiado está
en juego. —Tengo que hacerla cambiar de opinión.

Voy a Anna James y envuelvo mis brazos alrededor de ella. Le acaricio con la
mano atrás de su espalda de su largo cabello rubio.
—¿Qué tengo que decir para hacerte ver que estoy dispuesto a hacer lo que sea
necesario para que funcionemos?

Puedo sentirla moviendo su cabeza contra mi pecho.

—No puedo arriesgarlo.

Doy un paso atrás y acuno su rostro antes de besarla suavemente.

—Te quiero. Nos Quiero.

Ella me empuja lejos.

—¿Pero por cuánto tiempo? ¿Hasta qué decidas que quieres traer otra mujer a
nuestras vidas? ¿Nuestra cama?

La agarro por los brazos.

—¡Maldita sea, Melocotón! No sé otra manera de decirlo. No necesito a nadie


más si te tengo a ti.

—No voy a pasar por eso. —Ella cierra los ojos y me quita las manos de los
brazos—. Maldición. Finalmente, logré estar tranquila. ¿Por qué tuviste que
aparecer y arruinar todo?

Puede que no se dé cuenta, pero acaba de confesar sus verdaderos sentimientos.

—Me amas. De lo contrario, no tendría el poder de arruinar nada.

Ya tengo la respuesta que necesito.

—Tengo que irme. Se estará preguntando dónde estoy.

Ella intenta pasar, pero paso por su camino.

—¿Eso es todo? ¿Estás conmigo y luego vuelves a él con mi olor por todo tu
cuerpo?

—Eso es, exactamente. Como si estuvieras conmigo y volverás a ese par en


casa y fingirás que no pasó nada mientras estabas fuera de la ciudad.

—¿Él te folla como yo? ¿Te hace venir tan fuerte que gritas?

Ella me mira fijamente. Silencio.


—No lo creo. Por eso lo querías duro y sucio. Dijiste que lo necesitabas y
apostaría que es porque no estás consiguiendo lo que necesitas de él.

—Fidelidad. Respeto. Seguridad. Eso es lo que me da.

—Lo dejaste verdadero y hermoso. —No he olvidado las palabras que ella usó
porque eran poderosas.

Ella no tiene una respuesta para eso.

La sigo hasta la puerta.

—Por favor, no hagas esto, Melocotón. Te estoy suplicando.

Se adelanta, acunando mi rostro mientras me besa suavemente.

—Siempre llevaré una parte de ti conmigo.

—Debes decir mi corazón. Porque siempre pertenecerá solo a ti.

Ella no responde antes de salir por la puerta y salir de mi vida.

Y rompe mi maldito corazón. De nuevo.


Capítulo 14
Beau Emerson
Voy a la cama, pero es una broma si pienso que me voy a dormir. Yazco ahí
viendo a Anna James detrás de mis párpados cada vez que los cierro. Escucho el
eco de su voz diciéndome que no va a funcionar. Pero está equivocada.
Pertenecemos juntos.

Lujuria, Intriga. Éxtasis. Amor. Sucedió en ese orden.

Melocotón sentándose en mi mesa en el restaurante de Indulge y mi pene tuvo


toda su atención. Una mirada. Eso es todo lo que toma para mí saber que la quería
inclinada y joder su mente.

La quería hacer mi primera follada en Indulge. Lo planeé. Tuve cada intención.

Pero luego la cosa más loca pasó. Pasé el tiempo con este melocotón de
Georgia y pensé que había más debajo de ese fino vestido blanco que mostraba
orgullosamente sus pezones de lo que yo estaba fantaseando.

Vainilla. Una jodidamente hermosa chica vainilla en un complejo hedonista.


¿Qué clase de broma cruel era esa? ¿No siempre queremos lo que no podemos o debemos
tener?

Supe que nunca estaría con ella, pero era tan embriagante. Jodidamente
adictiva. Solo quería respirar el mismo aire que ella. Porque cuando estoy con ella, el
único lugar donde quiero estar es más cerca.

Conversamos esa primera noche y tuvo el poder de hacerme decirle cosa que
yo había planeado llevarme a la tumba. Todo lo que tuvo que hacer fue amenazar
con retirar su presencia. Y bam. Me incliné ante su voluntad, solo así. Si me
hubiera dicho que la única manera en que se quedaría era si caminaba sobre el
agua, habría encontrado la forma. Eso es cuanto ansiaba su compañía.

Casi lo jodí todo cuando esa primera noche la molesté preguntándole si me


ayudaría a escoger mi primera follada. No se dio cuenta de que era ella, así que me
retiré e hice algo que no he hecho en años. Ligar. Me hizo sentir como un
adolescente en lugar de un hombre de treinta y cinco años. Pero me gustó.
Me hizo hacer otra cosa que no he hecho lo suficientemente cerca. Reír. Eso,
también puede ser altamente adictivo. Había estado tan lleno de ira y resentimiento.

Anna James Bennett. El sonido de su nombre, solo, tenía el poder de silenciar


mis demonios.

Encontré una amiga en ella y eso habría sido suficiente si hubiera sido todo lo
que estaba dispuesta a dar, pero no pude resistirme a perseguirla. Tuve que darle la
oportunidad. La deseaba demasiado para renunciar. Sentí como si estuviera empezando
a respirar.

Puedo identificar el momento exacto cuando me enamoré. Fue el día en que


fuimos al mercado y me dio el conejito que había comprado para Ash. En ese
momento, vi dentro de su corazón. Y maldita sea. Era un corazón hermoso. Dulce.
Cuidadoso. Amoroso. Fue entonces cuando supe que la quería en mi vida más allá
de los nueve días que acordamos. No quiero existir sin ese corazón.

Una fuerza extraña y poderosa se apoderó de mí, su raíz se tejió alrededor de


mí corazón, cuerpo y alma. Y allí creció porque besó mi corazón despierto cuando
su alma le susurró a la mía.

Anoche me contó sus temores. Que no sería suficiente para mí por mi pasado.
Legítima preocupación. Lo entiendo. Pero hay algo que ella no estaba viendo. No
pedí el trío. No lo necesitaba para ser feliz. Erin lo hizo. No creo que jamás haya
explicado eso. Mierda.

En cuanto a Phoebe y Zoey, no significan nada para mí. Un error total. Solo un
medio para tratar de superar la picazón de perder a la mujer que realmente amo.
Una manera de conseguir mi polla mojada.

¿Seré capaz de escapar a la consecuencia de ese error de juicio?

Abrazo la almohada donde la cabeza de Melocotón descansó hace tres horas.


Su aroma permanece. Presiono mi nariz contra ella e inhalo profundamente.

Sé que estaríamos juntos ahora si Carl no me hubiera jodido, tratando de


meterse entre sus piernas. Ella no me hubiera dejado o dicho que estaba de vuelta
con su ex. Y yo no estaría con Phoebe y Zoey.

Teniendo esa clase de hijos de puta en mi vida arruinó lo que pude haber
tenido con Melocotón. Pero ya no más.

Ella vino a Buckhead a hablar. Todavía hay esperanza.


¿Por qué demonios cogí con Phoebe y Zoey? Mierda. Jodí todo por estar con
ellas.

Tomo mi teléfono del cargador y llamo a Phoebe.

—Hola, bebé —grita.

Son las tres de la mañana, pero escucho personas platicando en el fondo. Ellas
probablemente están haciendo una maldita fiesta en mi casa, ensuciando mi lugar,
proveyendo a todos con el alcohol que yo compré.

—Ponme en altavoz así puedo hablar contigo y con Zoey.

—Ven acá Zoey. Beau está al teléfono y quiere hablar con nosotras.

—Hooola Beau —coquetea. Totalmente tomada.

—¿Ambas pueden escucharme?

—Sí —gritan al unísono.

—Bien. Quiero que ambas y toda su mierda, fuera de mi casa cuando regrese el
lunes. Las pondré en un hotel por una semana. Eso es mucho tiempo para que
busquen un apartamento.

Hay un sonido crujiente. Creo que Phoebe acaba de quitar el altavoz.

—No entiendo.

—Lo único que necesitas entender es que tú y Zoey se tienen que ir; nuestro
trío terminó.

—Lo que sea, Beau.

Termino la llamada, agradecido que ninguna trató de rogarme para que


cambiara de idea. Tampoco que esperaba que lo hicieran.

Me siento bien por esto. Terminando mi relación con Phoebe y Zoey es el


primer paso correcto para recuperar a Melocotón, pero tengo que formular un plan;
estoy contra tiempo.

Melocotón quiere verdad y hermosura. Eso es lo que tengo que darle.

Estoy impulsado por donde va esta cosa. Tanto es así que tengo un disparo de
adrenalina. Para quemar algo de esta energía reprimida, necesito correr. No es algo
que he hecho en mucho tiempo, pero me siento lo suficientemente bien para
comenzar de nuevo.

Alterno correr y caminar por una hora, pasando todo el tiempo pensando en
Melocotón y lo buenas que serán nuestras vidas después de estar juntos. Esta es la
primera vez que me siento animado en más de un año.

Entro al hotel y veo a Melocotón en el vestíbulo. La veo de espaldas, pero sé


que es ella porque reconozco sus largos y rubios bucles. Nadie tiene el cabello tan
hermoso como el suyo.

Está sentada sola en el sofá, rodeada de su equipaje y no puedo resistir la


oportunidad de volver a verla antes de que se vaya.

He terminado con Phoebe y Zoey. Quiero que Melocotón salga de aquí


sabiendo que hice eso por ella. Porque la amo, y voy a hacer lo que sea necesario
para cambiar las cosas.

—Anna James —le llamo.

Ella se voltea ante el sonido de su nombre. Sus ojos se amplían cuando me ve


aproximándome. Y también los míos cuando veo a un bebé sentado en su regazo.

—Beau…

Estoy estupefacto. Sin habla. ¿Ella tiene un bebé?

Hago las matemáticas, contando los meses con mis dedos. Estuvimos juntos el
pasado julio. Si se embarazó, pudo haber dado a luz cerca de marzo. Tal vez abril.
Estamos en septiembre. Este bebé debe tener alrededor de cinco meses para tener la
posibilidad de ser mío.

No debería saltar a las conclusiones. Podría pertenecer a su prometido. Esta


puede ser la complicación a la que se refería.

—No mencionaste un bebé.

—No supe cómo.

Es un hermoso niño, sentado tan grande en su regazo.

—¿Cuánto tiene?

Se rehúsa a contestar.

—Lo siento, Beau.


—¿Lo sientes, por qué?

El bebé brinca y gira en su regazo. Sus diminutos puños frotan sus ojos color
avellana rodeados de gruesas pestañas oscuras. Mis ojos. Oh, mierda.

—Él es mío, ¿verdad?

Sus ojos se disparan hacia las puertas del elevador y de vuelta a mí.

—Por favor, no hagas esto ahora… Y por favor, no aquí. Por favor.

—No me has contestado. ¿Es mío?

Ella asiente.

—Sí.

—¿Cómo? Quiero decir sé cómo. Pero… ¿cómo?

—Creo que sucedió la noche de la cátsup y el chocolate. No usamos condón.


—Oh. Eso explica a lo que se refería que ya habíamos estado piel con piel. Él es la
prueba.

—Me tomé la píldora del día después cuando me di cuenta de lo que hicimos.
—Se encoge de hombros y sacude su cabeza—. No funcionó.

Es imposible enumerar las distintas emociones corriendo a través de mí una


vez, pero unas pocas son los que llevan la delantera.

Felicidad.

Amor.

Ira.

—Me lo ocultaste. —Nuevamente, mis elecciones habían sido descartadas en


lo que respecta a mi hijo.

—Lo siento, Beau, pero tenemos que tomar un avión y nuestro coche estará
aquí en cualquier momento.

—Que se joda tu vuelo. Te pondré en otro.

Ella todavía miraba a las malditas puertas del elevador.

—Estás esperándolo. ¿Verdad?


—Tuvo que subir a la habitación, pero estará de vuelta en cualquier momento.

Que se joda él y el caballo que cabalgó.

—Quiero cargar a mi hijo.

Ella está inquieta, mirando alrededor como un ladrón a punto de ser atrapado.
No me importa. No es nada para mí si su novio sale del elevador y nos atrapa
juntos. De hecho, solo me ayudará a sacarlo del camino más rápido.

—Melocotón, ¿no querrías sostenerlo si alguien lo mantuviera lejos de ti toda


su vida?

Ella parece pensativa por un momento antes de sujetarlo para que lo tome.

—Solo por un minuto.

Un minuto, mi culo.

Lo tomo en mis brazos y lo único que puedo hacer es mirarlo fijamente.

—Tiene mis ojos.

—Tiene todo tuyo, Beau. Excepto el mentón. Tengo el crédito por eso.

Ella está en lo correcto. Ojalá tuviera una de mis fotos de bebé para
mostrársela. Somos clones.

No puedo creer que estoy sosteniendo a mi hijo por primera vez.

—Es perfecto. E increíble.

Agarra mi pulgar en su diminuta mano, llevándolo a su boca.

—Oye, pequeño. Soy tu papá.

Lo abrazo, besando la parte superior de su cabeza. Su piel es suave. Y huele tan


bien. Me recuerda a Ashlyn cuando era más pequeña.

—¿Cómo se llama?

—Lo necesito de vuelta. —Ella ya se está estirando por él.

—Vamos Melocotón. Lo he sostenido solo diez segundos, ¿y tú ya me lo


quieres quitar?
Tomo mi teléfono de su funda en mis pantalones cortos.

—Quiero una fotografía.

Ella no toma mi teléfono.

—Merezco una fotografía.

Ella mordisquea su labio.

—Está bien. Rápido.

—Mira a mami. —Anna James está sonriendo mientras toma la foto.

—Lo encontré. —El idiota quien acaba de aparecer a mi lado está sosteniendo
un chupete—. Estaba en el suelo debajo de la mesa.

Giro. Mirándolo molesto.

No me dijo el nombre de nuestro hijo.

—¿Cómo se llama, Melocotón?

—Clark por mi papá y Beauregard por su padre. Pero lo llamamos Clark.

Mi corazón se derrite. No puedo creer que llamó a su hijo con mi nombre. Pero
su apellido debería ser Emerson. Y lo será.

Le cosquilleo debajo de su barbilla, haciéndolo sonreír. Ashlyn siempre amó


eso también.

—Ese es un gran nombre, pequeño.

—Quería llamarlo Clark Preston, pero ella insistió en Clark Beauregard. —Él se
ríe mientras dice el nombre de mi hijo. Mi nombre.

Este idiota tiene un lugar más grande en la vida de mi hijo que yo.
Exasperante.

Odio la boca de este idiota. Lo quiero fuera de la vida de nuestro hijo. Y de


Anna James. Haré que eso suceda.

Ofrezco mi mano a este imbécil, pero no como un gesto amistoso. Quiero que
sepa con quien está tratando.
—Soy Beauregard Emerson, el padre de Clark Beauregard. —Esta puede ser la
primera vez que me he presentado voluntariamente usando ese nombre.

Mira de mí a Melocotón y de nuevo a mí, claramente confundido por lo que


está pasando. Pero tal vez pondrá su gorra de pensar y entenderlo.

Está bien. Sigue pensando en ello, amigo y descubrirás de quién era la cama en
la que ella pasó la noche anterior mientras desapareció durante horas.

—Preston Mitchell, el prometido de Anna. —Intenta sonar genial, pero su cara


de póker es una mierda. El bastardo está asustado. Y debería; estoy tomando de
vuelta lo que me pertenece.

Anna James se estira para tomar a Clark.

—Nos tenemos que ir ahora.

Renuncio al control sobre Clark. Y me mata. No quiero dejarlo ir.

Su agarre es apretado en mi pulgar así que Melocotón tiene que romper su


apretón.

—Adiós, pequeño amigo. Te veré de nuevo, pronto.

Me inclino para un abrazo mientras Preston está recogiendo el equipaje.


Susurro en el oído de Melocotón.

—Somos un asunto pendiente.

Ella me mira con los ojos muy abiertos.

—Tenemos que hablar de esto. Y él. Hay muchas decisiones importantes que
tomar con respecto a este chico.

—Esta va a ser una semana muy ocupada para mí, pero voy a llamar para que
podamos hacer los arreglos para reunirnos.

Bajo ninguna circunstancia estaba listo para verla alejarse anoche, pero ver a la
mujer que amo y a nuestro hijo desaparecer por la puerta con otro hombre es brutal.
Está tomando todo de mí para mantener mis pies plantados y no ir tras ellos.

Cuando vuelvo a mi suite caigo sobre la cama y miro fijamente el techo con
pura sorpresa. Estoy extremadamente molesto con Anna James por ocultarme a mi
hijo, pero mi enojo está enmascarado con placer.
Saco mi teléfono y echo un vistazo a las fotografías de mí sosteniendo al
pequeño Clark. Ahora entiendo la dedicación en el libro cuando me agradeció por
el regalo que le di. Estaba hablando de Clark.

Y la inscripción en el libro. Veo tu rostro cada día. Se refería a ver mi cara en el


rostro de nuestro hijo.

Es real y hermoso. Así que, ¿todavía habrá lugar para mí en su vida?

La amaba antes de saber sobre nuestro hijo, pero ahora él lo cambia todo.
Estoy el doblemente involucrado porque las apuestas se han duplicado.

Se han cometido equivocaciones por malentendidos, pero Clark no es un error.

●●●
Han sido los siete días más largos de mi vida y mirar a mi chica y a mi hijo salir
de ese hotel fue desgarrador. Pero hoy, los veo. A solas.

Estoy feliz, pero los nervios y la emoción luchan por el dominio en mi


estómago. Justo ahora, los nervios están ganando.

Quiere hablar de Clark. Por supuesto que también quiero eso. Tenemos que
tomar un montón de decisiones, pero también plantearnos nuestra relación más allá
de la crianza.

En la puerta Melocotón me da la bienvenida. Es cortes, pero distante, apuesto a


que Preston está aquí.

—Linda casa.

—Gracias. ¿Tuviste algún problema en encontrarla?

—No. El sistema de navegación me trajo directo hasta aquí.

La sigo a través del recibidor de la sala. Soy un agente de bienes y raíces así que
evaluó las casas de todo el mundo, sin importar si tengo la intención o no. Las
cosas que sé al observar la casa de Melocotón son estas: uno, ella o alguien del
personal, mantiene su casa más organizada que como mantuvo nuestra suite en
Jamaica. Dos, su libro ha sido un éxito; esta no es una casa barata.

—¿Quieres algo de beber?

—Estoy bien, gracias.


Inmediatamente diviso a Clark en el piso sobre una colcha.

—Estamos teniendo el tiempo boca abajo.

Me siento al borde del sofá.

—Oye, pequeño. ¿Cómo estás?

—Cascarrabias. —Escucho a un hombre gritar desde otra habitación.

Demonios. El imbécil está aquí. Eso tira por la borda todos mis planes para
hoy. Pensé que estaríamos a solas.

Pero no puedo decir que lo culpo. Si el ex ardiente y sexy de mi prometida


fuera a venir, tampoco me iría. Tengo el estatus de padre del bebé. Probablemente
querrá asegurarse que eso no suceda de nuevo.

—Gracias por permitirme verlo hoy. —Quiero que sepa que estoy agradecido.
Me doy cuenta de que no tiene que hacer esto voluntariamente. Podría estar
obligándome a arrastrarla a la corte.

—Tendrá que ser una visita breve. Anna tiene planes —grita de nuevo el
pendejo, desde otra habitación donde no puedo verlo. Es como si quisiese que sepa
que está escuchando por casualidad.

Una mancha marrón y dorada se frota cerca de mí.

—¿Qué es esa cosa? ¿Un leopardo bebé?

Melocotón se ríe.

—Este es Kermit. Es un bengala.

—¿Cómo un tigre?

—No. Cómo un gato doméstico.

Levanto a Clark del piso y me echo sobre mi espalda poniéndolo sobre mi


pecho.

—Desde que lo vi la semana pasada creo que ha crecido.

—Está a punto de dejarme seca por amamantarse. Está en una etapa de


crecimiento acelerado. Esta semana tuve que comprarle ropa para doce meses
porque todo lo que tiene le está quedando pequeño.
—Probablemente saco eso de mí. Siempre fui grande para mi edad.

—Pff… —resuena desde la otra habitación. Pendejo.

—¿Cuándo nació?

—El nueve de abril. Acaba de cumplir cinco meses.

De ninguna manera.

—Tienes que estar bromeando, Melocotón.

—No lo estoy.

Por supuesto, no tendría forma de saberlo ya que nunca hablamos de ello.

—Clark nació en mi cumpleaños.

Sus ojos se iluminan y sonríe ampliamente.

—Eso es excepcionalmente genial ya que se retrasó tres días y tuve que pujar
por siempre. Ellos pensaron que iba a necesitar una cesaría, pero entonces por fin
salió dos minutos después de medianoche. En tu cumpleaños. No puedo creerlo.

El mejor regalo de mi vida, aunque no estuve ahí.

—Es como si estuviese esperando a nacer el mismo día que su papá. —Cuanto
más aprendo sobre él me doy cuenta de que se parece más y más a mí. Eso me
encanta.

Hay un estruendo repentino proveniente de la habitación misteriosa, seguido


de un crujido. Preston aparece inesperadamente.

—Tengo que ir a trabajar. ¿Me acompañas a la puerta?

—Seguro.

Utilizo la mano de Clark para despedirme del Sr. Prometido.

—Te veo más tarde, Preston. —Que mal que tengas que dejarme aquí a solas
con Melocotón.

—Estamos enseñándole a que me llame papá. No Preston.

Puta mierda. Mi hijo no llamará a otro hombre nada remotamente cerca a eso.
Melocotón va a la puerta principal con el idiota. No puedo entender lo que
están diciendo, pero supongo que la beso hasta más no poder ya que cuando
regresa su boca está ligeramente enrojecida y brillante.

Estoy aquí para hablar de la crianza así que la primera cosa en mi agenda es
traer a colación lo que le están enseñando a Clark.

—Tienes que saber que no estoy de acuerdo que mi hijo lo llame papá.

—Preston ha estado en la vida de Clark desde antes que naciera. Tú apareciste


la semana pasada.

—¡Por qué jodidamente no me diste elección! —Me doy cuenta de que estoy
alzando la voz así que miro a Clark para ver si lo he molestado. El amiguito se
durmió rápido. Eso fue rápido.

Me levanto del piso.

—Está dormido. ¿Dónde está su cuna?

Solo tiene cinco meses, pero no lo quiero en la habitación mientras


conversamos en caso de que las cosas se pongan intensas.

Señala una puerta.

—La segunda a la izquierda.

Lo llevo a su habitación y lo pongo en su cuna. Al instante su pulgar se mete en


su boca. Me rio porque yo también me chupaba el dedo.

Regreso a la sala y me siento en el sofá junto a Melocotón. Me he calmado un


poco.

—¿Preston vive aquí? —La idea de que pase todo el tiempo que quiera con mi
hijo mientras a mí no se me ha dado la opción, me irrita hasta la mierda.

—No.

—¿Pero pasa mucho tiempo aquí?

—Sí. —Eso significa que puede estar con Clark mientras yo me quedo hecho
mierda.

—Sabes que no estaba en su vida porque lo alejaste de mí. No puedes imaginar


cómo me hace sentir saber que me he perdido los primeros cinco meses de su vida
mientras otro hombre tuvo ese tiempo con él. Duele como el demonio, Melocotón.
¿Por qué me hiciste esto? —le dije como me sentí cuando Erin me robo la opción.
No entiendo cómo pudo hacer lo mismo.

—No intentaba hacerte daño, pero ¿qué clase de madre sería si trajera a un
bebé a esto?

—¿A qué te refieres cuando dices esto?

—Tu estilo de vida. Poligamia. No es lugar para criar a un bebé, aunque


solamente sea a tiempo parcial. No deseo que Clark crezca en torno a ese tipo de
vida.

La poligamia quizás no sea ideal para criar a un niño, pero no puede ser la juez
que decide que no puedo ser parte de la vida de Clark.

—También es mío. No tenías derecho a ocultármelo.

—Lo protegía. Eso es lo que hace una buena madre.

Estoy captando lo que está diciendo.

—¿Lo protegías de mí? ¿Por qué piensas que no soy apto?

—No creo que no seas apto. Estoy segura de que serías un padre excelente.
Pero si considero la poligamia inapropiada para mi hijo.

Interrumpo para corregirla.

—Nuestro hijo.

—Sí. Nuestro hijo va a crecer, vera la manera en que vives y hará preguntas. No
deseo tener que explicarle por qué su papi duerme con dos novias. —No. Tampoco
deseo eso.

Y amo a mi hijo y uno de los mayores regalos que le daré es amar a su madre.
Y lo hago. Con todo el corazón.

—Se fueron. Ambas. Lo terminé por Clark y por ti.

—Hasta que vengan las siguientes dos.

—Nunca va a haber otras dos. Pero estoy esperando por una. Tú, Melocotón.

Está en silencio. ¿Eso significa que está pensando en ello? ¿O encontrando la


forma de decirme que me vaya a la mierda? No puedo decirlo.
—Erin lo quiso, no yo. Y las chicas que viste… no significaron nada. Las
conocí en el club y fueron una oferta con todo incluido. Te extrañé como un loco,
pero no podía avanzar a una relación con una mujer. No me atreví a que me
importará lo suficiente cuando te apropiaste de mi corazón. Termine con las
relaciones poligamicas. Para siempre. —Lo decía en serio.

—No deberías hacer promesas que no puedas cumplir.

He pensado en ello toda la semana y no hay confusión.

—Sé qué vida quiero y es una con Clark y contigo.

—Clark es tu hijo. Yo soy su madre, pero eso no nos hace una pareja.

—Creo que podemos hacer que funcione, Melocotón. Juntos somos increíbles.
Sabes que lo somos. Y deseo que criemos a nuestro hijo juntos.

—Fuimos increíbles en Jamaica por nueve días. Cualquiera puede ser genial en
un entorno de vacaciones, sin responsabilidades. Pero esto es la vida real. Un
escenario totalmente diferente. No tenemos idea si en este ambiente incluso nos
toleraremos.

—Estoy malditamente seguro de que quiero averiguarlo.

—Estoy comprometida con Preston.

Eso se arregla.

—Puedes romper el compromiso.

—Pase ocho días contigo. Preston ha estado presente por un tiempo.

—¿Por un tiempo? ¿Ósea que comenzaste a salir con él mientras estabas


embarazada de mi hijo? —Jodidamente increíble. No puedo creer que me olvidó
tan rápido, que pudo seguir adelante como si nunca sucedimos. ¿Nuestra semana
juntos significó tan poco?

—No. Mientras estuve embarazada Preston y yo éramos amigos. Ni siquiera


pude considerar estar con otro hombre. No empezamos a salir hasta después de que
Clark nació.

—¿Y ya estás comprometida? —Eso va demasiado rápido.

—Me lo propuso hace dos semanas así que estamos recién comprometidos. Sé
que debe sonar como si hubiese sucedido muy rápido, pero ya éramos amigos muy
cercanos. No es como si no nos conociéramos. —Es un recordatorio de que lo
conoce mejor que a mí.

—¿Lo amas? —le pregunto sabiendo todo el tiempo que su afirmación me


matará.

—Por supuesto que sí. Me voy a casar con él. —No si puedo impedirlo.

—Dime una cosa. ¿Qué has pensado o con que has fantaseado todas las noches
de esta semana instantes antes de dormirte?

Baja la mirada hacia las manos en su regazo y no responde. Estoy dándome


cuenta que por lo general no contesta las preguntas difíciles. Ni siquiera me puede
mirar a los ojos para negarlo.

—No tienes que contestar a eso. Ya lo sé. —Su pecho sube un poco y luego
baja con fuerza. Tiene la boca ligeramente abierta, respira con fuerza—. En este
momento estás pensando en nosotros.

—No. —Se sonroja. La delata todo el tiempo.

—Apuesto a que estas visualizándote sobre tus manos y rodillas y yo detrás


bombeando dentro de ti. Cuéntame, Melocotón. ¿Estoy follando tu coño o tu culo?

—Detente, Beau.

—Apuesto a que justo ahora estas empapada. —Que no daría por tocarla y
confirmar lo que sé es verdad.

Chupa su labio inferior y cierra los ojos. Niega con la cabeza.

—No.

Clark está dormido y probablemente no despertara pronto así que voy a


aprovechar al máximo. Me siento más cerca. Trazo sus labios con la yema de mis
dedos imaginándolos bajando sobre mí.

La beso a un lado del cuello debajo del lóbulo de su oreja. Me lo permite pero
no quiero presionar demasiado. Necesito que vea que quiere esto. A nosotros.

Froto su muslo, lentamente moviéndolo por su pierna.

—Dime que es lo que quieres. Sabes que te daré cualquier cosa que pidas.

Niega con de nuevo.


—No soy mejor que Drake si te dejo seguir adelante. No puedo hacerlo.

—Creo que puedes. De hecho, ambos sabemos que ya lo hiciste.

Mi mano está a medio muslo. Escalando más alto.

—¿Deseas que te toque?

—No deberíamos hacer esto. Está mal. —Deja caer la cabeza en la parte
posterior de su sofá y cubre su rostro con ambas manos—. Mierda. No te hice venir
para esto. Se supone que debemos estar decidiendo un plan de crianza.

—Lo haremos. Más tarde.

Está bien, nena. Continúa apretando y relajando esos muslos. No porque estés
impidiéndome entrar; se lo que estás haciendo. Frotar la costura de tus pantalones
cortos contra tu clítoris.

Le succiono el lóbulo de la oreja.

—Dime todo lo que quieres.

Deja de retorcerse y me agarra el rostro. Sus ojos clavados en los míos.

—Tócame. Lámeme. Fóllame. Todo lo anterior. —Ahora eso es de lo que estoy


hablando.

Estrello mi boca contra la suya.

—Amo… lo codiciosa… eres.

No quiero que piense. Solamente que sienta.

Alejo la mano de su entrepierna y la deslizo por el frente de sus pantalones


cortos. Mis dedos encuentran su hendidura resbaladiza.

—Supuse bien. Definitivamente estabas pensando en nosotros.

Muevo mi dedo en círculos sobre su clítoris pero mi mano esta ceñida dentro
de sus pantalones cortos. No es muy propicio frotarla así que saco mi mano.
Arranco el botón de sus pantalones cortos, jalo la cremallera hacia abajo y meto la
mano de nuevo en sus bragas. Un mejor ajuste.

Envuelve la mano alrededor de mi muñeca y monta mi mano.

—Has que me corra, Beau. Lo necesito tanto.


—Voy a cuidar de ti, nena. Siempre lo hago.

Me matará pero tengo que saber.

—¿Has estado con él desde que me follaste? —Por favor, di que no.

Me agarra la parte posterior del cuello y me acerca hasta que nuestras frentes
están presionadas.

—No. No pude.

Me suelta y extiende la mano sobre su cabeza para que pueda agarrar la parte
de atrás del sofá. Empuja la pelvis hacia arriba.

—OhmiDios. Justo ahí, Beau. No te detengas. —Esto es mío. Ella es mía. No de


él. Sus orgasmos me pertenecen. No a él.

Anna James siempre ha sido extremadamente receptiva a mi toque.

—Amas cuando te froto, ¿no es así?

Me hago hacia atrás. Tengo que verla venirse.

—¡Sí! —Sus ojos están fuertemente cerrados allí y está mordiéndose el labio
inferior mientras su cabeza se balancea de lado a lado. Jadeando—. Está
comenzando.

Esta apretándome la muñeca con fuerza y arqueándose más. Tengo que


pararme y reposicionarla para que no hiperextienda mi mano. O la quiebre.

—Oh. Oh. Uhh.

Gira el rostro hacia su brazo para sofocar el grito que amenaza con escapar. Me
temo que gritará y despertará a Clark así que me inclino.

—Bésame.

Después que se gira hacia mí, mi boca posee la suya. Me trago cada uno de sus
gemidos de placer.

Se sacude súbitamente.

—Mierda. ¿Qué fue eso?

—¿Qué fue qué?


—Escuché la puerta de un automóvil cerrarse de golpe. —Sale
apresuradamente del sofá y se abrocha los pantalones cortos solo momentos antes
que Preston atraviese la puerta principal.

—Olvide los papeles… que estaba clasificando. —Se detiene cuando ve a


Melocotón luciendo como un ciervo ante los focos de un automóvil—. ¿Está
pasando algo?

—Me asustaste. No te esperaba. —Definitivamente parece asustada.


Demonios. Ojala hubiese regresado a casa cinco minutos después y echado un
vistazo a como luce Melocotón cuando está siendo follada sobre el brazo del sofá.

—¿Dónde está Clark?

—Tomando una siesta.

Preston desaparece brevemente y luego regresa con un montón de papeles. El


cabrón los dejo a propósito para poder volver y ver que hacíamos. Bien por mí. Si
continua tratando de atraparnos a Melocotón y a mí haciendo algo que no apruebe,
eventualmente tendrá éxito.

Melocotón vuelve a la sala después que él se va por segunda vez.

—Eso estuvo mal y no puede pasar de nuevo.

—Estoy de acuerdo. Porque no seguiré follando a la prometida de otro hombre.


—Es el por qué tengo que sacar a Preston de su vida.

Se sienta en la silla frente a mí y pone la cabeza en sus manos.

—Soy una persona horrible.

—No es verdad. Ni siquiera un poco. Y no importa lo que está pasando por tu


cabeza, estoy contigo y te amo. Siempre.

Melocotón me ama. Sé que lo hace pero le está permitiendo a él interponerse en


el camino.

Levanta su rostro y me mira.

—Viniste a hablar de Clark. Deberíamos hacer eso.

—Está bien. Quiero la custodia compartida. —Por ahora. Pero todo eso
cambiará después que estemos juntos como una familia. Familia. Adoro la manera en
que suena.
—Cada dos fines de semana no va a funcionar. Aún estoy amamantándolo y
no toma biberón en lo absoluto. Nunca. Y no quiero que lo haga. Planeo
amamantarlo exclusivamente por tanto tiempo como sea posible. —Puedo añadir
determinación a la larga lista de cosas que amo de esta mujer.

—¿Entonces que sugieres?

Si va a utilizar la lactancia como una razón para alejarme de él entonces


también lo usaré como una razón para se quede.

—Si estuviera tomando biberón, los empacarías y los enviarías. Cuando él esté
conmigo, harás las maletas y nos acompañarás.

—Beau. Estoy comprometida con Preston. Se pondrá histérico. Veo tu lógica


pero no hay forma de que esté de acuerdo con esto —murmura con un suspiro—.
Tampoco estoy segura de estar de acuerdo con eso.

—¿Preferirías que se ponga histérico o que nos presentemos ante un juez y


dejar que ella o él decida nuestro destino? —Estoy seguro que sabe que no se verá
muy bien que me mantuvo alejado de Clark desde que nació.

»¿Así que estás de acuerdo? —Vamos, Melocotón. Di que sí.

—Estoy de acuerdo en intentarlo. Eso es todo a lo que me comprometo.


¿Cuántos días son razonables? —Todos los días.

—¿Cuál es tu horario? ¿Escribes a tiempo completo o qué?

—Trato de escribir cuatro días a la semana. ¿Recueras a Emery Whitworth, la


estudiante que me llamo cuando estuvimos en Jamaica? Ella y yo nos hicimos
cercanas durante nuestros embarazos. Esos días viene y cuida de Clark durante seis
horas. Lo que le pago ayuda con su matrícula. Sin embargo, al no tener ningún
apoyo familiar, dio a su bebé en adopción. Estar en la vida de Clark la ha ayudado
a sanar. Emocionalmente.

Después de mi experiencia con Caroline se lo importante que es para una joven


embarazada tener un adulto apoyándola en su vida.

—Quiero tres días a la semana. —No tengo idea si accederá o no. Eso significa
pasar mucho tiempo conmigo.

—Tres días es casi la mitad de la semana. —Lo sé. Y esto ni de cerca es


suficiente.

—¿Tengo que recordarte que pasas los siete días con él?
—No. Soy consciente pero eso va a alterar mucho mi vida.

—Entonces dame dos. Puedes usar tus días conmigo para escribir. Lo cuidaré y
tú lo amamantarás cuando tenga hambre. —En realidad para ambos es un gran
plan.

—Caray, Preston va a odiar esto.

—Preston puede besarme el trasero. —Lo digo desde el fondo de mi corazón.

Se ríe.

—Está bien. Le daremos una oportunidad y veremos cómo va. Pero no hago
promesas. Y no habrá más de lo que acaba de suceder.

Me rio.

—Tampoco prometo nada, Melocotón. —No necesito ninguna de sus garantías


falsa porque ya sé cómo va a acabar esto. Voy a tomar lo que es mío.

—Estoy hablando en serio, Beau. Manos alejadas.

Sí… eso no va a suceder.


Capítulo 15
Beau Emerson
Nos reunimos alrededor de la mesa de mis padres para la cena del domingo. Es
una proeza difícil reunirnos los siete, pero mi madre insiste en que lo hagamos una
vez al mes. Sin preguntas. Cada uno de nosotros sabemos que el último domingo
de cada mes está reservado para la familia, orden previa de Darby Emerson.

He estado asentando las noticias de Clark por dos semanas. Casi me mata, pero
lo he mantenido porque quiero que mis padres y mis hermanos estén en la misma
habitación cuando les diga sobre él. Con una familia de este tamaño, es más fácil de
esa forma.

—Tengo noticias nuevas que compartir. —Nunca hago anuncios por lo que es
muy fácil ganar la atención de todos—. Recientemente me enteré que tengo un hijo,
de cinco meses de edad.

Todos dejaron de comer y se me quedaron mirando fijamente.

—¿A quién embarazaste? —pregunta Judd.

—Su nombre es Anna James Bennett. La conocí en Montengo Bay el año


pasado. Fuimos inseparables por nueve días.

Hutch se ríe.

—Suena como si realmente se conectaron.

—¿No eres inteligente? —Sabelotodo.

—Es un regalo.

Necesito que entiendan que Anna James no es solo un pedazo de culo para mí.
La amo.

—Puedo decir honestamente que esos nueve días que pasamos juntos fueron
los mejores de mi vida. De todos.

—Apuesto que lo fueron —dice Wilder.


Mamá les da la mirada de madre a mis hermanos. Eso los calla en cualquier
momento.

—Escuché un, pero en algún lado. —Típica intuición de madre.

—Tuvimos un enorme malentendido y se fue sin despedirse. Ella vino a mí


después de descubrir su embarazo, pero me vio con Phoebe. Ella pensó que yo era
feliz y no quiso arruinarlo. —Dejé fuera la parte acerca de que me vio con mis dos
amantes y el hecho que se rehúsa a involucrar a nuestro hijo a una relación
poligamia.

—Suenas triste por eso. —Mamá me está instigando y yo caigo.

—Estoy lleno de arrepentimientos. Una serie de circunstancias desafortunadas


causó que perdiera todo, el ir con el doctor con ella, estar ahí cuando él nació, los
primeros cinco meses de su vida. —Estoy enfermo por ello.

—¿Pero estás en su vida ahora?

—Llegamos a un acuerdo sobre visitas. Logro verlo dos días a la semana.

—Eso es muy generoso. —Lo sé. Ella probablemente podría haber presionado
un sobre ello y dado mucho menos.

—Pedí tres días, pero estuve agradecido cuando ella estuvo de acuerdo con dos.

—¿Es ella la mujer que me presentaste cuando estuvimos en FaceTime? —


preguntó Caroline.

Asiento.

—Es ella.

—Es encantadora.

Hermosa. Asombrosa.

—Ella es eso y mucho más.

—¿Cómo se llama? —preguntó mi mamá.

—Clark Beauregard. Ellos le dicen Clark. —Gracias a Dios—. Ustedes van a


estar impresionados cuando vean lo mucho que se parece a mí. Las fotos de
nosotros de bebés podemos pasar como gemelos. —Consideré enseñarle a ella las
fotografías en mi teléfono, pero ver a su nieto por primera vez en persona será
mucho mejor.

—¿Sin embargo, lo llamó como tú, aunque no estaban juntos? —Mi mamá está
radiante, claramente feliz de saber que Melocotón ha seguido con la tradición
Beauregard.

—Ella ama ese nombre. No sé por qué.

—Porque te pertenece, ¿pero supongo que no le puso tu apellido ya que no


estabas cuando él nació?

—Él es un Bennett por ahora, pero voy a hablar con ella sobre cambiárselo a
Emerson. —Necesitaba darle tiempo para dejar que todo se asentara. No quiero
presionar muy fuerte, muy rápido.

—¿Cuál es su situación? —Sé a dónde va Judd con eso. Está preguntando si es


una cazafortunas.

—Ella es una ex maestra de la preparatoria que se convirtió en autora. —Miro


a mi hermana—. Su seudónimo es A. J. Clark. ¿Has escuchado alguna vez de ella?

—Santa mierda —grita Caroline—. ¿Tienes un bebé con A.J. Clark?

—Ella no era A.J. Clark cuando nos conocimos.

—¿Cuál es tu estado con ella ahora que Phoebe está fuera de la fotografía? —
Escucho el optimismo en la voz de mi mamá. Ella está tan esperanzada que yo
haya encontrado a esa mujer especial para casarme y comenzar una familia. Y lo
hago.

—La amo.

Un tenedor se cayó en el plato de alguien, haciendo un ruido metálico seco, y


un suave jadeo deja a mi mamá.

—¿Se lo has dicho?

—No lo he hecho porque está con otro hombre. Comprometida. —Desprecio


admitir eso.

—Beau tú no te puedes sentar y no hacer nada. Tú la amas y es la madre de tu


hijo. Debes luchar por ella y por tu hijo. —Mamá no está diciendo algo que no me
haya dado cuenta.
—Lo sé; voy a hacerlo. Ya estoy haciendo planes.

—¿Cuándo vamos a conocer a Clark? —Mamá esta radiante.

—Todavía estamos arreglando los detalles en sobre qué días desde que tiene el
lanzamiento de un libro el martes. Me pidió que esperara hasta una semana
después. Estaba esperando poderlo traer entonces.

—Ya sabes que puedes traerla en cualquier momento. Desearía poder


conocerlo justo ahora.

—Yo también, mamá. Extraño a ese hombrecito como loco. —Y a su mamá


también.

●●●
Judd y Hutched están de rodillas instalando el nuevo piso de madera en nuestra
nueva vuelta. Definitivamente vale el dinero extra. Compradores potenciales van a
amarlo.

—Eso luce realmente de alta gama.

—Bueno, aquí viene chico amante —dice Judd.

—Jódete. —Sabía que iba a estar recibiendo mierda de mis hermanos por mi
anuncio de anoche.

Hutch se mueve de sus manos a sus rodillas para ponerse en la posición de


hincado y se sienta de vuelta en sus pies. —Judd y yo hemos estado hablando
acerca de tus noticias y estamos curiosos. ¿Cómo uno vive tú estilo de vida, ir a un
complejo hedonista en Jamaica y enamorarse? Pensamos que ese lugar solo era
acerca de sexo pervertido.

—Lo es pero también resultó ser el lugar donde encontré a la mujer correcta. —
Y tuvimos mucho sexo, algo uno poco del lado pervertido.

—Pero es vainilla. Y tú no. ¿Cómo va a funcionar? —Estoy un poco


sorprendido de escuchar a Judd usar la palabra vainilla. No sabía que utilizaba en su
vocabulario para nada más que helado.

—Estoy dispuesto abandonar mi estilo de vida por Anna James. Si la tuviera,


no necesita nada de esa mierda.
—Dijiste que se va a casar con otro hombre. —No necesito que Hutch me lo
recuerde.

—No va a pasar. —Ocúltate y ve si no me creen10.

—Judd ve por las palomitas porque creo que vamos a poder ver un espectáculo
gratuito. —Esta es mi vida y ellos se están riendo de ella.

No tengo tiempo para esta mierda.

—Imbéciles.

—Solo bromeamos contigo, hermano. Puedo ver lo mucho que amas a esta
mujer. Espero que funcione para ti.

Checo el tiempo.

—Correré. Anna James y Clarck vienen a las tres.

—Dime otra vez a qué hora se supone tenemos que estar con mamá y papá.

—Nos vamos a la seis, pero ustedes vienen alrededor de las siete. —Quiero que
papá y mamá tengan tiempo con Melocotón y Clark sin toda la banda. Además, no
quiero que ella se abrume de inmediato. Mi familia puede ser un poco demasiado
más veces.

—Oye, Beau —grita Judd—. ¿Quieres venir a mi lugar para algunas cervezas
después del juego de mañana?

—Lo siento. No puedo. —Tengo una cita con mi hijo y su madre—. ¿Talvez la
próxima semana pescamos? —No hemos salido en el bote por un tiempo.

—Seguro. Házmelo saber.

●●●
El golpe de una puerta de coche cerrándose me alerta sobre la llegada de
Melocotón y Clark, entonces corro a toda velocidad hacia afuera para ofrecerle algo
de ayuda sacándolo del coche, cargando la pañalera, o cualquier cosa que necesite
que haga.

10
El original es “hide and watch” es una frase que utilizan para expresar el desafío por parte de
alguien que está actuando contra toda lógica.
—Está todo bien. Tengo esto. —Señorita Independiente.

—Sé que has estado haciendo esto sin mi ayuda, pero quiero ayudar. —
Necesito que vea mi afán de ser el padre para Clark.

—Gracias. —Ella sostuvo el portabebé hacia mí para que lo tomara.

Me siento en el sofá y coloco el portabebé de Clark en la mesa de coctel


enfrente de mí.

—Hola, hombrecito. Estoy muy feliz de verte de nuevo.

Miró hacia Melocotón.

»Y a ti también. —No puedo creer cuanto los extrañé.

»¿El lanzamiento del libro fue bien?

—Oh, Dios. Ha sido una semana loca para mí. Siento no haber estado
disponible para hacerlo antes. Estoy segura de que has estado ansioso por verlo. —
Melocotón me quería en su vida. Ella me confía a nuestro hijo. Ahora, debo convencerla de
que también me puede confiar su corazón.

—Está bien. Sé que no podías evitarlo.

—El libro está recibiendo buenas críticas, así que estoy aliviada.

—Por supuesto, lo está. Es una gran historia, Melocotón. Es la nuestra. —


¿Preston sabe que lo que ella escribió está inspirado en nuestro candente sexo?

No he leído el nuevo libro todavía. Escuche que es la segunda parte de nuestra


historia contada del punto de vista masculino. Mi punto de vista.

—Planeo leer el nuevo libro.

Ella se cubre su rostro.

—Oh, Dios, Beau. No lo hagas.

Está loca si cree que no lo voy a hacer tan pronto como tenga tiempo.

—Es mi punto de vista. Quiero saber cómo crees que nos veo.

—Es ficción, Beau. —No lo es. Ella escribió la historia a través de mis ojos.
Quiero saber qué es lo que ella cree.
—No estés sorprendida si Caroline empuja un ejemplar para que se lo
autografíes. Ella y sus amigas son grandes admiradoras. De hecho, ella es la razón
por la que descubrí Hede.

—¿Ella sacó la conclusión de que el personaje de Ben está basado en ti?

—Espero que no. Eso significaría que ha averiguado que solía ser polígamo.
Como, en tiempo pasado.

Clark protesta así que lo saqué de su asiento del coche. He estado muriendo
para poner mis manos en él toda la semana.

Reconozco el ofensivo olor al momento en que golpea mi nariz.

—Uh oh.

—¿Qué?

Volteándolo, hacemos el descubrimiento juntos.

—Oh, querido, Señor. Él nunca ha hecho así —grita Melocotón.

Clark está cubierto de excremento hasta su espalda.

—Eso, por Dios, es el peor caso de montones de Hershey que alguna vez haya
visto.

—Ah, pobrecito. Él está tomando antibióticos. El doctor me advirtió que


podría pasar.

Me alarmé.

—¿Clark está enfermo? —Ella no me llamó para decirme nada sobre él no


estando bien o una visita al pediatra.

—Solo es una infección de oído.

—Él es mi hijo. Quiero saber estas cosas. Hubiera ido contigo a la cita, ya te lo
había dicho. —No fue mi intención que sonara como un idiota, pero estoy molesto
que no me llamara.

—Lo siento. No lo consideré. —Ella no tuvo que responderle a nadie sobre


Clark por cinco meses. Supongo que no debería estar tan molesto con ella.

—Si estás realmente arrepentida, creo que debería de ofrecerte como voluntaria
para limpiarlo.
—Lo siento, papi. No estás librándote así de fácil. —Amo la forma de como
acaba de llamarme.

—Ya lo estoy sosteniendo así que ve al baño mientras le quito su ropa.


Segunda puerta a la izquierda. —Él está tan cubierto de mierda que estoy
convencido de que necesitaré una ducha cuando terminemos.

Le paso su pequeño culo desnudo a Melocotón, lo coloca en el agua.

—Tengo una maleta de emergencia en el coche. Hay un jabón de bebé.

—Caroline compró una canasta completa con artículos de bebé. Estoy seguro
de que hay algo de ello ahí.

Loción. Talco de bebé. Pomada.

—Encontré algo.

—Traje esa ropa especialmente para esta noche. Quería que estuviera bien
vestido cuando conociera a tu familia. No estoy segura de tener algo decente en esa
pañalera. Probablemente solo haya un traje unitalla de emergencia.

—Se escucha desanimada.

—Esto califica como una emergencia. —Una código marrón.

—Lo sé, pero debería de verse de lo mejor. No quiero que tu familia piense que
no me enorgullezco en la forma en que lo visto.

Ella está preocupada de la forma en que mi familia piense de ella. El que se


preocupe por ellos es una extensión de su preocupación por mí. ¿Cierto?

—Tengo algo que puede usar. —Y mi familia absolutamente lo van a amar.

—¿Has estado haciendo compras para el bebé?

—No te emociones tanto. Estuve en la librería del campus con Caroline y no


pude resistirme en conseguirle algunas cosas de los Bulldogs de Georgia.

Ella se rio.

—Debí haber sabido que le pondrías algo como eso tan pronto como pudieras.

—Lo estaba conservando para el día del juego.

—¿Cuándo es?
Lo había planeado discutir con ella esta noche.

—Mañana.

—Al menos no estás apurado.

—Realmente me encantaría si tú y Clark pudieran venir al partido conmigo y


mi familia mañana.

—¿Quieres a un bebé de cinco meses y medio en un partido de fútbol?

Es mucho más que eso.

—El día de juego es tiempo familiar para los Emerson. Y Clark es un Emerson.

Ella no discute que es un Bennettt así que tomo eso como una señal de que
podría estar bien en ponerle el apellido.

—No estuve cuando él nació. Si hubiera estado, habría tomado mi apellido.

—Lo sé. —Su reacción inicial es no discutir. Gracias, Dios.

—Quiero que sea un Emerson. Legalmente.

—Sabía que lo harías. Eres su padre así que debe tener tu apellido. Pero
probablemente deberías saber que Preston no está de acuerdo con ello. —
Nuevamente, Preston puede besar mi culo.

Ese idiota probablemente piensa que iba a adoptar a mi hijo como suyo. Está
equivocado.

—Él no tiene el derecho de decidir sobre el nombre de mi hijo.

—Deseo que tú pudieras ser un poco menos difícil cuando te dirijas a él. Él va a
ser mi esposo y el padrastro de Clark. Será más fácil para todos nosotros si se
pueden llevar bien.

Mi actitud la está molestando, entonces mantendré mi opinión para mí mismo


sobre el estatus futuro en nuestras vidas.

—¿Vendrás al partido con nosotros? —Mañana es mi día con Clark. Nosotros


ya lo habíamos acordado.

—Seguro.
Ella saca a Clark de la ducha una vez que está impecablemente limpio y bien
cuidado y lo envuelve en una toalla.

—Debo confesar que estoy un poco avergonzada de conocer a tu familia.

¿Qué significa eso?

—¿Por qué?

—Solo te conocí unos pocos días cuando me embaracé.

—Tú no lo hiciste sola. Yo estaba ahí contigo, ayudándote a eso. Ellos lo


saben.

—Eso no dice mucho sobre mi virtud. Y entonces mantuve alejado a Clark de


ti. No pueden pensar que sea una persona muy agradable.

—No te preocupes Melocotón. Mi familia va a amarte a ti y a Clark tanto


como yo. —Realmente no fue mi intención de decirle sobre amarla. Pero es la
verdad.

—No puedes decirme esa clase de cosas.

—¿Por qué no puedo si estoy siendo honesto?

Melocotón suspira.

—Me estoy casando con alguien más. No debería haber otro hombre
diciéndome que me ama.

—Pero lo hago y no voy a dejar de decirlo hasta que me escuches.

—Te escucho.

No creo que lo haga. Pero lo hará.

●●●
Mis padres están esperando en la puerta principal para recibirnos cuando
llegamos a su casa.

—Esta es mi madre, Darby y mi padre, Will.

Melocotón está nerviosa. Lo escucho en su voz cuando habla.


—Encantada en conocerlos. Soy Anna James.

Tomo a Clark de Melocotón y lo volteo así mis padres pueden verlo.

—Y este es su nieto, Clark.

Mi madre extiende sus manos para cargarlo.

—Mi Dios, Beau. Es como verte a ti como un infante nuevamente.

Mi madre lo abraza, meciéndolo, mientras besa la cima de su cabeza.

—Él huele muy bien.

Melocotón y yo nos miramos y sonreímos, sin decir nada acerca el desastre de


excremento el cual tuvimos que solucionar hace una hora.

Mi madre va hacia Melocotón y la abraza.

—Gracias por darnos a nuestro primer nieto.

Melocotón sonríe, pero no responde.

—Mira su ropa, Darby. Él es definitivamente uno de nosotros porque ya está


listo para echarle porras a los dogs. —Puedo decir que mi padre está orgulloso.

Entramos a la sala y pasamos la siguiente hora dejando a mis padres llegar a


conocer a Melocotón y a su nieto. La veo gradualmente relajarse, pero se pone
tensa nuevamente cuando mi madre pregunta por el tipo de libros que ella escribe.

—Umm… romance.

Mi madre lee todo el tiempo. Espero que no decida elegir Hede. De por sí, no
me gusta que Caroline lo haya leído.

—No es de tu tipo, mamá.

—Cállate. Tú no sabes nada sobre mi tipo. ¿Necesito recordarte que tengo


cinco hijos?

Eso es más de lo que necesito escuchar.

—No señora.

No he visto a mi sobrina por un rato, así que la tomo de Caro para hacer las
presentaciones entre los dos nietos Emerson.
—¿Ves a mi bebé, Ashlyn? Este es tu primo, Clark. Ustedes van a ser buenos
amigos algún día.

Ashlyn da un chillido alegre mientras se estira para agarrar las manos de Clark,
pero la alejo. Ella ama abrazar muy fuerte.

—No creo que esté listo para esa clase de amor.

Ashlyn necesita una distracción.

—Oye, beba. Enséñale a Anna James tu juguete.

Melocotón sonríe brillantemente.

—¿Es el conejo que le compré?

—Lo es. Si recordaras, ella no era mucho más grande que de la edad que tiene
ahora Clark cuando se lo compraste. Es su juguete favorito de siempre. Ella no
renunciará a él por nada.

Caroline empuja mi brazo.

—Tú me dijiste que tú se lo compraste a Ashlyn.

Me encojo de hombros.

—Mentí. Anna James lo hizo.

—No podría haber escogido nada que le gustara más. Ese conejo es su mejor
amigo —dice Caroline.

—Me alegra que lo haya disfrutado.

Mientras esperamos a mis hermanos, Caroline le pregunta a Melocotón sobre


su nuevo libro y cualquier proyecto futuro de los que está deseando hablar.

Judd, Hutch y Wilder llegan uno a uno y estoy divertido por sus reacciones
hacia Melocotón. Ninguno puede alejar sus ojos de ella, pero lo entiendo. Yo estoy
de la misma forma.

Vestido de encaje color crema. Botas. Risos sueltos. Grandiosa.

—Hermano, esa es un pedazo de culo caliente. Totalmente entiendo porque te


quieres sostener en eso —dice Judd—. Dame una chica como esa, y me asentaré.

Melocotón es una hermosa mujer, pero no es eso lo que me atrae a ella.


—Quiero estar con Anna James porque la amo.

—Creo que todos estamos de acuerdo que es fácil amar a alguien que se ve así.

La miro de pie en la cocina con Caroline, Ashlyn y mis padres.

—Es fácil amarla, punto.


Capítulo 16
Beau Emerson
Logré experimentar tres de mis cosas favoritas al mismo tiempo: la mujer que
amo, nuestro hijo y el día de partido de los Bulldogs de Georgia. No hay mucho
mejor que esto.

Estamos haciendo fila en el campus antes del juego. Es casi octubre, pero
todavía está caliente. Es casi medio día, pero Clark ya está empapado en sudor. Él
es quisquilloso, así que Melocotón y yo lo llevamos al RV 11 de mis padres donde
está fresco.

—Él tiene hambre. ¿Puedo ir al dormitorio para alimentarlo?

—Seguro.

Camino hasta la parte de atrás con ella y le abro la puerta. Ella me roza cuando
pasa. Mierda. Incluso su toque más simple tiene el poder de enviarme a la órbita.

Nunca la he visto alimentar a nuestro hijo. Pero yo quiero.

—¿Es extraño que quiera ver como lo alimentas?

—¿Extraño? No ¿Incómodo? Sí.

Puedo adivinar lo que ella está pensando.

—Aunque me encantaría ver tus tetas perfectas de nuevo, nada tiene que ver
con eso. Me he perdido todas las partes de su vida incluso las cosas más pequeñas
como esta. No es una buena sensación.

Salgo por la puerta para darle la privacidad que quiere.

—Está bien. Puedes quedarte.

Ya dijo que sería incómodo.

—No quiero que te sientas incómoda.

11
RV Reacreational Vehicle - Vehículo Recreacional.
—Y yo no quiero ser la razón por la que te pierdas las pequeñas cosas de las
cuales quieres ser parte. —Las esquinas de su boca se alzan. Ella hace un
movimiento con su mano para que yo entre—. Entra.

Entré, cerré la puerta y me senté a su lado en la cama. Clark se engancha y su


mano se dirige a un mechón de cabello de Melocotón. Al principio, creo que va a
arrancarlo, pero en su lugar, lo frota entre sus dedos mientras ella lo alimenta. El
lazo que veo entre ellos me hipnotiza. Estoy un poco celoso.

—¿Siempre juega con tu cabello así?

—Sí. Es cosa suya. Ha sido desde que era lo suficientemente grande para
estirarse para alcanzarlo.

—Estás clases de cosas son las que deberían saber, pero no lo hago. —Y
Preston lo hace. Eso me molesta.

—Llegará el momento, Beau. —No, no lo hará. No si estamos juntos dos días


a la semana por solo unas pocas horas.

Preston me recuerda mucho a Heath. Está en la foto reclamando lo que


considero mío. Lo odio y no puedo hacer nada al respecto porque es lo que
Melocotón ha elegido.

Clark termina de comer.

—Probablemente deberíamos dirigirnos para no tener que correr de última


hora.

Me gusta tener a Melocotón y a Clark en este lugar con mi familia y amigos.


Por un momento, puedo casi fingir que está aquí porque quiere estar conmigo y no
como parte de nuestro arreglo para la visita.

—Esta es una habitación más agradable que la que visité con mi amigo.

—Hay algunas que son mejores que otras, pero esta es donde nos gusta estar.
Nuestros amigos están aquí. —Melocotón no entiende todavía que esto no es solo
sobre nuestra familia inmediata. Esto es donde venimos juntos con nuestra familia
y amigos también.

—¿Quieres algo de comer?

—Oh, Dios, no. Estoy llena de la fila, pero me encantaría un poco de agua.
Tengo que tener cuidado de permanecer hidratada cuando estoy en el calor o mi
cantidad de leche disminuye y este pequeño no será un campista feliz.
Él es el hijo de su padre.

—Por lo general, los hombres no están contentos cuando se les quita el


suministro de alimentos.

Veo a Daphne Clayton cuando voy a buscar el agua de Melocotón, pero es


demasiado tarde para esquivarla.

—¡Beau! —Ella es jodidamente ruidosa, siempre haciendo lo que sea necesario


para llamar la atención de la gente.

—Hola, Daphne. ¿Cómo estás?

Miro a Judd para pedir ayuda. Se ríe mientras extiende su mejilla con su lengua
e imita un golpe con su mano. Hijo de Puta.

Desearía que mamá lo viera y le diera una bofetada. Porque lo haría


totalmente, aquí mismo, delate de Dios y de todo el mundo.

Nuestra familia ha sido amiga de la de Daphne toda nuestra vida. Ella es varios
años más joven que yo, así que siempre la miraba como una niña, hasta que éramos
mayores. Ella comenzó a perseguirme cuando tenía dieciséis años, pero nunca la vi
de esa forma hasta que vino a casa desde la universidad para una navidad.

Follamos. Y descubrí rápidamente que era una sanguijuela. Todavía lo es,


aunque ha pasado más de diez años de eso. Todavía me arrepiento.

—Quiero saber cuándo vas a rendirte y a contratarme para organizar una de tus
vueltas. —Nunca. No podía soportar pasar ese tipo de tiempo con ella.

—No pago a Kay por organizar mis casas. Nosotros intercambiamos.

—¿Cómo que intercambias con esa jodida vieja gruñona? —Kay es una buena
señora por lo que el comentario me molesta.

—Ella consigue trabajos de mis clientes porque recomiendo sus servicios. A


cambio, lo organiza para mí. —Es un trato dulce que funciona bien para ambos.

—Puedo hacer un mejor trabajo.

—No puedo pagarte. —Mentira.

—Mierda, Beau. Sé cuánto dinero ganas. —Ahí es donde entra la mierda. No


tiene ni idea de lo que hago. No hablo de finanzas personales con nadie.
Miro a Melocotón y noto que nos está mirando antes de que ella rápidamente
se aparte.

—Tal vez te llame alguna vez.

—Debes hacer eso. Ya sabes que puedo mostrarte un buen momento. —Me
refería a los negocios para que me dejara en paz. Definitivamente no quería decir
que la llamaría por razones personales.

Daphne se levanta de puntitas y me besa.

—Tengo que ver a algunas personas, pero hablaremos más tarde. —No, no lo
haremos.

Espero que Melocotón no haya visto el beso.

—Agarré spring ¿pero preferirías Sparkling? —Bastante seguro que prefiere lo


espumoso.

Ella toma la botella de mi mano y se da la vuelta.

—Está bien. Estoy segura de que estabas distraído mientras intentabas decidir.

Tengo que ser transparente con Melocotón si va a confiar en mí.

—Esa era Daphne Clayton ¿Quieres que te la presente?

—¿Por qué tendría que conocerla? —Ella me está mirando hacia abajo,
dándome esa mirada que veo de mi mamá cuando mi papá ha hecho mal.

Maldita sea. Creo que puede estar celosa. Eso levanta mi ánimo.

—Creo que es importante que conozcas a todos los que estarán cerca de Clark.

—¿Por qué estaría Clark con esa mujer?

—Nuestras familias son amigas, así que nos vemos en funciones. —Más a
menudo de lo que me gustaría.

—Gracias, pero puedo hacerlo sin una presentación. Su voz resuena como uñas
raspando una pizarra.

Me río.

—Estoy de acuerdo con esa evaluación.


Mi mamá viene, sonriendo tímidamente.

—¿Puedo tomar prestado a mi nieto? Quiero mostrarlo.

—Por supuesto —dice Melocotón mientras se lo entrega a mi madre.

—Lo mantendré en el salón donde es frío si quieren sentarse en los asientos del
estadio.

—¿Quieres?

—Seguro.

Siempre me siento en el asiento del estadio por lo menos durante el primer


cuarto. No me gusta que me distraigan con todo el cotilleo en el salón. Melocotón,
sin embargo, es más que bienvenida a tener toda mi atención.

El juego de hoy está en ESPN así que hay mucho tiempo para conversar
durante los cortes comerciales.

—¿Qué pasó con Meredith y Grayson?

—Oh, señor. Las cosas estuvieron ásperas por un tiempo, pero trabajaron para
pasar a través de sus problemas. Gracias a Dios. Y ahora Clark le ha dado un mal
caso de fiebre infantil a Mere. Este mes comenzaron a intentar tener un bebé. —Un
chillido femenino sigue—. Espero que logre embarazarse pronto así nuestros bebés
crecerán juntos.

No estoy seguro de cuan compatible sería un bebé con su estilo de vida.

—¿Siguen intercambiando parejas?

—Linc asustó mucho a Meredith. Y a Grayson. Abrió sus ojos a toda la mierda
que podría ocurrir así que tomaron la decisión de no hacerlo más. Por lo que sé,
han sido monógamos desde Jamaica. Y no podría estar más feliz. —Dios, ella es
tan hermosa cuando sonríe.

Extraño esto. La facilidad de conversación informal como lo tuvimos en


Jamaica.

—Me puse en contacto con el director general de Indulge después de haber


regresado a casa y le dije lo que Linc había hecho. Él fue corrido y nunca se le
permitirá regresar. Ni tampoco a Carl Dennison. Lo informé también después de
que me dijiste lo que hizo. —No está cerca de lo que merece ya que considero que
sus acciones son la razón por la que Melocotón y yo no estemos juntos ahora.
—Eso es bueno, pero ambos necesitan etiquetas de advertencia rojas alrededor
de sus cuellos para la seguridad del resto del mundo.

—No discutiré eso.

Ella mira sus manos sobre su regazo, levantando el esmalte de sus uñas.

—¿Has regresado al complejo?

Phoebe y Zoey me dieron mierda por ir, pero no pude animarme.

Le agarro la barbilla y la obligo a mirarme. Si Melocotón va a preguntar eso,


me va a mirar a los ojos cuando le responda.

—No. No he puesto un pie ahí desde julio del año pasado. No soportaría estar
allí porque vería tu rostro por todas partes. Renuncié a mi membresía.

Ella toma una respiración aguda.

Siento una mano sobre mi hombro.

—¡Beau! Estás en la Kiss cam. Besa a tu chica —dice Marlana, la amiga de


mamá.

Escucho el coro de “Beso, Beso” y rápidamente volteo para ver nuestra imagen
en la gran pantalla. Volteo de vuelta, sin permiso, le doy uno de los mejores besos
siempre. Y ella me lo permite.

Ella gime ligeramente y siento sus labios, contra el mío, extendiéndose en una
sonrisa.

Nuestra sección entera brota en aplausos y silbidos.

La dejo ir y sonrío.

—Lo siento, Lo tuve que hacer por orden de la Kiss cam.

Su boca permanece ligeramente abierta y está mirando mi boca así que me


inclino y lo hago de nuevo. Después de un momento, se aleja.

—Beau —susurra antes de mirar alrededor para ver quien está viendo. Ella
succiona su labio inferior en su boca cuando lo limpia con su mano—. No debiste
haber hecho eso.

Es verdad. Nada sabe más dulce que lo que no puedes tener.


—Estoy en desacuerdo.

Me levanto para echarle porras a los Bulldogs, sin darle tiempo para alegar su
caso porque no serviría de nada. Ella no me va a convencer de que estaba mal.
Jodidamente odio no poder hacer eso siempre y donde quiera.

Cuatro touchdowns para los Bulldogs, con dos de ellos en el último cuarto. Es
otra gran victoria para nosotros y estoy feliz. Quizás por eso puse mis brazos
alrededor de Melocotón y la sorprendí con un giro completo, haciéndola chillar.

—¡Beau!

La vuelvo a poner sobre sus pies.

—¡Increíble! Esta familia está obsesionada.

—No estaba bromeando cuando dije que éramos fanáticos incondicionales.


Pero así es como nos gusta pasar el tiempo juntos. Funciona. Nos mantienen cerca.

—Es agradable.

—Entonces, ¿no crees que te importará que tu hijo crezca como Emerson?

—Me alegro de que sea parte de tu familia. Yo estoy feliz de ver lo fácil que fue
aceptado.

—Es uno de los nuestros. Por supuesto que lo aceptamos.

—Hoy me di cuenta de que lo herido que estás por haberte perdido los
primeros cinco meses de su vida. Estaba equivocada por mantenerlo alejado de ti y
lo lamentaré por siempre. Necesita a su papá.

—Estaba enojado al principio, pero me di cuenta de que estabas haciendo lo


que creías que era mejor para él. Pero por favor, entiende que, como su padre, voy
a hacer lo mejor para él, también. —Ni siquiera es una opción realmente. Terminé
con la poligamia. Melocotón es para mí. Melocotón y Clark.

—Ya eres un padre maravilloso para Clark.

—Gracias. Me alegra saber qué piensas así. —Me mataría si pensase lo


contrario.

—Permito que mi dolor influencie mi decisión de no decirte sobre él. Pero


estoy feliz de que lo averiguaras; pudo haberse perdido el saber sobre su papi. Y eso
hubiera sido una pena.
Papi. Me derrito de escucharla llamarme así.

El juego termina, pero tengo varias horas más durante mi tiempo de visita. Hoy
ha sido fácil. Anna James sin esfuerzo, encaja en mi familia y todos adoran a Clark.
¿Cómo no podrían hacerlo?

Haciendo nada, pero haciéndolo juntos es algo que he estado buscando toda la
semana. Solo quiero que pasemos tiempo con mi hijo y platicar con Melocotón.
Para mí, esa es la cereza en la cima del helado.

Conduzco por mi camino y veo un coche que no reconozco.

—No sé quién es.

—Es Preston. Espero que nada esté mal.

El jodido no necesita pensar que va a aparecerse en mi casa e intervenir en mi


tiempo con Melocotón y Clark. He estado esperando toda la semana por esto.

—Lo voy a llevar adentro así tú puedes ver que está sucediendo.

Clark y yo vamos a la casa y lo saco de su asiento de coche. Él está incómodo y


lo ha estado la última media hora. Creo que ya está listo para comer otra vez.

—Lo sé, amigo. Me siento de la misma forma. Quiero a mami aquí con
nosotros, también.

Melocotón está afuera con Preston por mucho más tiempo del que me gusta.
Cuando finalmente entra, puedo decir que ha estado llorando.

—¿Qué está mal, Melocotón?

Estoy esperando que diga que ha habido un accidente o que alguien ha


fallecido. No lo hace.

—Preston estaba en el partido con unos colegas. Él nos vio en la pantalla.

Oh. No estoy realmente seguro sobre que decir. No siento haberlo hacho, pero
al mismo tiempo, no quiero que Preston le esté dando mierda a ella sobre esto
desde que yo fui quien la besó.

—¿Necesito hablar con él?

—Dios, no. Eso solo hará las cosas peor.


Ella agita nerviosamente su anillo de compromiso, retorciéndolo en su dedo.
La piedra es pequeña… Nada como el diamante que merece usar. Le pondré el tipo de
anillo que merece usar en su dedo. Todo el mundo sabrá que está tomada. Mía.

—Si fuera un hombre, habría venido a mí para asentar eso. No saltado sobre ti
por algo que yo hice. —¿Qué ha visto en ese bastardo?

Si esto fuera al revés y yo fuera el prometido, llevaría al papi del bebé a un lado
y le diría algunos límites de frente. Pero Preston es un cobarde.

—Está molesto que no te hice parar. —No está mal. No me detuvo. En


cualquier momento. De hecho, creo que ella estaba en la cúspide de iniciar el
segundo beso.

»Necesito un segundo para refrescarme.

Ella desapareció en el baño. Me estiro en el sofá con Clark en mi pecho justo


como lo hacía con Ashlyn. Enciendo HGTV a mi programa favorito fijado.

Melocotón se queda en el baño por un tiempo antes de regresar.

—No puedo creer que tengas pequeños jabones de lujo en tu tocador.

—No fui yo. Kay hizo eso.

—¿Quién es Kay? —pregunta.

—Ella es una decoradora que me ayuda cuando estoy listo para poner algo al
mercado. Entró y arregló el lugar después de Pheobe y Zoey se fueran.

—¿Supongo que ellas mantuvieron tu casa en orden mientras estuvieron aquí?

—Mierda, no. Ellas no levantaron un dedo para limpiar. Kay vino para
ayudarme a enderezar el camino de su destrucción.

—¿Estaban tan desordenados que tuviste que contratar a una profesional para
que lo limpiara después?

—No exactamente. Las llamé después de que estuvimos juntos en Nueva York
y les dije que se fueran. Ellas destruyeron mi casa.

—Eso es horrible.

—Vale la pena sacar sus lunáticos culos de aquí.

—Realmente terminaste con ellas por mí.


No sé por qué está sorprendida.

—Te lo dije que lo haría.

—No sabía si debía creerte o no.

—Lo hice después de que salieras de mi habitación, incluso antes de saber


sobre Clark, porque yo quería desesperadamente que regresáramos. Lo sigo
haciendo, Melocotón.

—Por favor, no digas cosas como esa.

Ella se da la vuelta, pero no lo voy a tener.

—Mírame, Melocotón.

Ella vacila, pero hace lo que le digo. Hay lágrimas en sus hermosos ojos.

»Melocotón, estoy enamorado de ti. No quiero que te cases con Preston.


Quiero que tú y Clark se queden conmigo. Por lo tanto, voy a seguir diciendo a
menudo lo mucho que te deseo y que te amo.
Capítulo 17
Beau Emerson
Diez semanas es un largo tiempo para ver a la mujer que amas estar con otro
hombre. La almohada vacía junto a mí es un recordatorio de que no está aquí, sino
junto a él. Cada noche, juré que la dejaría ir, pero despierto amándola más que el
día anterior.

Seguramente, lo ha estado follando. Saber eso es más doloroso de lo que


alguna vez pude posiblemente imaginar. No me importó tanto cuando Erin folló a
Heath.

Estoy cansado del dolor. Tengo un vil deseo de atacar verbalmente, así ella
puede ser herida de la forma que yo lo estoy. Sé que está mal. No se supone que
quiera eso para mi amada. Siempre debía querer su felicidad. Pero no podía si ella
no la encontraba conmigo.

Soy un bastardo egoísta.

Es mi día con Clark y Melocotón tiene una fecha límite aproximándose con su
editor, así que está trabajando en mi oficina. Sé que no debería molestarla, pero
Clark está durmiendo una siesta y nosotros necesitamos hablar.

Golpeo la puerta. Ella no me oye, ya que está usando auriculares, así que
entro. Se sobresalta cuando me ve y luego se saca uno de sus audífonos.

—Lo siento. No te oí.

—No pretendía sobresaltarte.

—Está bien. ¿Clark está bien?

—Sí. Está dormido. Esperaba que pudiéramos hablar mientras duerme. —Odio
hacer esto cuando sé que necesita estar escribiendo, pero yo estoy en mi propia
fecha límite.

—Seguro. —Cierra la tapa de su portátil—. ¿Qué sucede?

—La boda está cerca. —Muero un poco más cada día que se acerca.
Frente arrugada. Ojos entornados. He visto esa mirada antes y estoy
suponiendo que sus ruedas están girando rápido, tratando de decidir a donde estoy
yendo con esto.

—Sí. Está acercándose sigilosamente a nosotros.

—Ya no puedo hacerlo.

Esas arrugas se profundizan.

—¿No puedes hacer qué?

—Sostener la esperanza por nosotros. Es tiempo de volverse realista.

Ella suspira.

—Oh. —¿Eso es todo lo que consigo?

—Solo hay una cantidad de veces en que puedo decirte que te amo sin oírlo de
regreso, antes de que me rompas. No sé el número exacto, pero cualquiera que sea
la cantidad, estoy casi allí. Tengo un “Te amo” más que queda en mí y voy a usarlo
hoy.

—Beau... —se queja, pero no dice nada más.

Voy hacia ella, jalando mi silla de oficina lejos del escritorio. Me dejo caer de
rodillas frente a ella.

—Sé que estás asustada, pero te estoy ofreciendo mi corazón y pidiéndote que
me des una oportunidad. Te juro por mi vida que no vas a arrepentirte de ello. Seré
el hombre que necesites que sea. Tu amigo. Tu amante. Tu esposo. —Esa última
palabra succiona el aire justo fuera de ella.

Quiero estar casado con esta mujer. Muy casado.

»Estoy pidiéndote que me confíes tu corazón. No te dejaré caer. —Esto podría


romperme, pero necesita saber cuan serio soy.

Lágrimas se vierten de sus ojos y uso mi pulgar para atraparlas.

»Por favor, no llores. Nunca quiero ser el que provoque tus lágrimas.

Me inclino al frente, presionando mis labios a los suyos. Ella abre su boca,
permitiendo que mi lengua entre para encontrar la suya en un erótico baile.
Este beso es diferente. Me dice cosas que no puede decir o no dirá porque está
asustada de nosotros.

Acuno su rostro con mis manos.

»Ven al dormitorio conmigo.

Ella luce tan adolorida.

—Sabes que no puedo hacer eso.

Presiono mi frente a la suya.

—Por favor.

—Beau...

—Déjame hacerte el amor.

Miro dentro de sus ojos y veo su conflicto. Sé que ella nos quiere físicamente,
es una mujer tan sensual, pero temo que no pueda aceptarnos emocionalmente.

»Déjame hacerte venir hasta que te destroces en un millón de pedazos.

Cierra sus ojos y toma una profunda respiración. Cuando mira de regreso a mí,
asiente.

Sostengo su mano, dirigiéndola desde mi oficina al dormitorio. Tengo miedo


de que, en el camino hasta allí, cambie de idea y retroceda.

Me detengo junto a la cama y camino detrás de ella. Enrosco mis brazos


alrededor de su cuerpo y beso la parte trasera y el lado de su cuello. La piel de
gallina hace erupción sobre su piel bajo mis labios. Esto. Esto es lo que quiero cada día.

No la había tocado así en casi tres meses.

»Ha sido una tortura tenerte tan cerca y aún sin poder tocarte.

—Tócame en cualquier, y en cada, forma en que quieras. —Su voz es casi sin
aliento.

Quiero levantar su vestido e inclinarla sobre el lado de la cama, así puedo


golpear dentro de ella, castigándola por lo que me hizo atravesar en los últimos tres
meses. Pero mis ansias de hacerle el amor sobrepasan mi deseo más oscuro.
Levanto el dobladillo de su vestido y froto mi mano hacia arriba por la parte
trasera de su muslo.

—Extrañé que estás piernas estuvieran envueltas a mi alrededor.

Ella se estira por encima y agarro su nuca mientras se apoya contra mí. Amo
cuando hace eso.

Frota su trasero contra mi entrepierna. Si no estaba duro antes, lo estoy ahora.

No he follado desde que estuvo en mi cama en Nueva York. Creo que es el


tiempo más largo que he estado alguna vez sin sexo.

»Dios, te extrañé.

Apiño la parte trasera de su vestido en mi mano y lo empujó hacia arriba hasta


que está sobre su cabeza. Comienzo en el centro de su cuello y beso mi camino
hacia abajo a la parte trasera de su sujetador. Empujo los tirantes de sus hombros
mientras lo desabrocho.

Voltea en mis brazos y agarra mi camisa, sacándola y lanzándola al suelo.


Aplana sus palmas contra mi pecho y frota mis pectorales, haciendo que mis
pezones se endurezcan. Dejándose caer, chupa uno dentro de su boca.

Levanto mi cabeza al techo y cierro mis ojos, saboreando la sensación de su


boca sobre mi piel.

Jala abierto el botón de mis pantalones y los empuja junto con mi bóxer rápido
al suelo.

La única prenda que queda son sus bragas, pero no por mucho, ya que la quito
de sus caderas y caen al suelo.

Nos movemos hacia la cama. Dejo besos suaves como plumas en mi camino
hacia abajo por su barbilla y garganta, hasta que mi boca encuentra uno de sus
pezones. Algo entre un gemido y el sonido de mi nombre escapa de su boca cuando
chupo.

Me tomo mi tiempo en ambos pechos, antes de arrastrar mi rostro y boca hacia


abajo por el centro de su cuerpo para alcanzar sus caderas. Beso cada lado de ellas
y todo en medio antes de arrastrar mi nariz sobre su núcleo. Inhalo profundamente.

»Mmm, hueles tan bien. —Dulce, con una pizca de desenfreno.


Estoy arrodillado entre sus piernas y un pensamiento se me ocurre. Aplano mi
palma contra su pecho, entre sus senos, y lentamente la deslizo hacia abajo, sobre
su vientre donde nuestro hijo vivió una vez. Arrastro mis dedos sobre las estrías
sobre la parte inferior de su estómago.

No hay ni una parte de su cuerpo que no valga la pena besar.

Ella empuja mi mano para alejarla.

—No lo hagas. La odio.

Probablemente, piensa que encuentro las marcas no atractivas, pero es lo


opuesto. Estas líneas son pruebas de que una parte de mí una vez estuvo en su
interior. No hay nada más sexy.

—Tu cuerpo soportó a nuestro hijo y le dio vida. Desearía poder haberte visto
crecer con él.

Entrelaza sus dedos a través de mi cabello.

—Lo siento.

Le beso en la cima de su hueso pélvico antes de viajar hacia el sur.

—Terminamos con los arrepentimientos.

Lamo directo en su centro.

—¡Ahh!

Se retuerce bajo mi boca antes de encontrar un firme movimiento inestable.

»Amo tu boca sobre mí.

Mmm, amo la forma en la que ella sabe.

Mis dedos se deslizan arriba por sus muslos y encuentran sus manos. Enlaza las
suyas con la mía mientras levanta la cabeza para mirarme. Nuestros ojos se
encuentran solo por un momento antes de que lance su cabeza contra la almohada
y arquee su espalda de la cama. Levanta sus caderas más cerca de mi boca y aprieta
mis manos fuertemente cuando su cuerpo entero se pone rígido.

»¡Ahh, Beau!

Su cuerpo tiembla y luego se vuelve completamente laxo, jadeando como si


tratara de capturar su aliento.
»Mi Dios, eres magnífico en eso.

Escalo su cuerpo, besando mi camino hacia arriba hasta que estoy cerniéndome
sobre ella.

»Te quiero dentro de mí.

—No más de lo que yo quiero estar dentro de ti.

Me aprieto entre sus piernas y miro fijamente a sus ojos. Todo en este
momento se siente diferente, como si fuéramos las únicas dos personas en este
mundo.

Presiono mi erección contra ella y nuestros ojos comparten una conversación


silenciosa que nuestras bocas no se atreven a interrumpir. Ella quiere estar más
cerca, al igual que yo. Piel con piel, nada entre nosotros.

Trago duro cuando me empujo escasamente dentro de su resbaladiza entrada,


dándole tiempo para oponerse. Es mi forma de preguntar, sin palabras, antes de
entrar a su cuerpo por completo. Le estoy dándole una salida si esto no es lo que
quiere.

Me otorga permiso levantando sus caderas contra mí. Me deslizo dentro de su


resbaladizo interior y aprieto mis ojos cerrados mientras siseo:

»Joder, Melocotón. Te sientes increíble. Mucho mejor de lo que soñé.

Aprieta sus músculos a mi alrededor mientras me muevo dentro y fuera con


metódica lentitud. Saboreo la sensación completa de estar dentro de ella sin
preservativo. Es una condenada vergüenza no tener recuerdos de hacer esto la
primera vez, pero nunca olvidaré este momento.

Miro su hermoso rostro mientras me muevo sobre ella. Ciertamente, nunca me


sentí más cerca de nadie en mi vida. Nunca.

Le hago el amor, de la forma en que dos personas enamoradas deben hacerlo.


Lento. Profundo. Significativo. El afecto que tengo por ella es abrumador. Amo a
esta mujer con todo mi corazón. Es mi dueña, en cuerpo y alma.

Estamos corazón a corazón y me desvanezco dentro de ella hasta que no sé


dónde comienza ella y termino yo.

»Estoy acercándome. —Siento que debo advertirle, en caso de que quiera


pedirme que me salga. Responde bloqueando sus piernas alrededor de mi cintura.
No podría liberarme de su apretado agarre si lo intentara. Está bien por mí. Quiero
marcarla, quiero hacerla mía.

Seguramente, esto significa que ella es mía.

Entierro mi rostro contra su cuello y empujo profundamente en su cuerpo,


manteniendo el ritmo cuando me contraigo en un espasmo, llenándola con una
parte de mí mismo. Bloquea sus brazos a mi alrededor y aprieta sus piernas más
ajustadas. Es en ese momento que sé que él es su pasado. Yo soy su presente. Su
futuro.

»Te amo, Anna James —susurro contra su oído, mientras derramo cada parte
de mí dentro de ella.

Esto es todo. Ella sabe que, después de esta vez, no me quedan “Te amo” no
correspondidos en mí.

Levanto mi rostro de su cuello y miro a sus ojos.

Nada.

Ella no pronuncia ni una palabra, pero su silencio es fuerte y claro. Esta es ella,
diciéndome que no me ama. Que no me quiere.

Y esta vez, le creo.

Ella está escogiéndolo a él. Joder. Joder. Joder.

Salgo de ella y me muevo para sentarme en un lado de la cama, mi espalda


volteada hacia ella.

»Esa era la última vez que tenías para decirme no. Nunca te pediré de nuevo
que me ames. —No más ruegos. No más súplicas.

Me paro y me pongo mis pantalones.

—Beau...

—No. —No quiero excusa o explicaciones. Y no puedo soportar oír que no


confía en mí, o que detesta la vida que viví.

Desprecio al hombre que fui una vez. Sus elecciones están privándome de la
cosa que más quiero en mi vida.

No digo nada cuando dejo la habitación. Ni siquiera cuando me llama para que
regrese así podemos hablar.
Puedo olerla todo sobre mí. Ella está sobre y bajo mi piel. Pero, mierda. Todos
tienen su punto de rompimiento, y encontré el mío.

Estoy estúpidamente enamorado de un recuerdo, un eco de días que se fueron


para siempre.

—Terminé.

No voy a perderme tratando de mantener a alguien a quien no le importa


perderme.

La nuestra no es una historia de amor, como pensé. Es una jodida tragedia.


Capítulo 18

Te amo Beau, tanto que duele. Quería decir esas palabras tanto. Pero no podía.

En contra de mis deseos había caído en el amor del que pienso nunca sería
capaz de recuperarme.

Estaba demasiado consciente de lo que Beau quería de mí cuando estuve de


acuerdo de ir a su habitación. Y era mucho más que sexo. Lo sabía y aun así lo
quería, sabiendo que sería incapaz de decir esas tres palabras que quería tan
desesperadamente escuchar de mí.

Soy tan jodidamente egoísta. Lo dejé hacerme el amor porque quería una vez
más, una última vez con él.

Beau Emerson era un comodín. Y las cosas que deseaba de él me destruirían al


final. Él tenía el último poder para arruinarme. Ese es un escenario precario, uno al
que no le daré la oportunidad. Por eso estoy eligiendo la ruta asegurada.

Preston Mitchell es seguro.

Mierda. Beau dijo que quería ser mi esposo. Mi puto esposo. Han pasado cinco
días desde que profesó eso a mí. Todavía no puedo comenzar a procesar eso en mi
cabeza.

Te amo, Anna James. Esas palabras me ataron a él mucho más apretado que
cualquier cadena.

Juntos, Beau y yo éramos equivalentes a una llama encontrándose con


gasolina. Ardemos tan caliente que es imposible ser extinguido. Pero con un fuego
abrazador, alguien siempre sale quemado. No puedo permitir ser yo.

No he visto a Beau desde que hicimos el amor, pero es en todo lo que he


pensado desde entonces. ¿A quién le estoy mintiendo? Él ha sido en todo lo que he
pensado desde que dejé Jamaica. Nunca hay momento que deje mi cabeza.
Presto tuvo que saber que algo estaba pasando conmigo. No dejo que me toque
desde que estuve en Nueva York con Beau. Eso es mucho tiempo, aun para
nosotros.

Usaba el trabajo y las fechas de entrega como excusas, siempre diciendo que
estoy demasiado ocupada o que estoy en reunión creativa sobre una nueva historia.
Él no se queja, pero cualquier hombre tiene que preguntarle a su prometida por no
tener interés en el sexo.

Aclaración: Tengo pleno interés en tener sexo y mucho de ello, pero no con él
desde que Beau regresó a mi vida.

Las visitas de Beau a Clark estaban cicladas alrededor así que es su día con él.
Debo admitir que típicamente espero por su tiempo juntos ya que puedo
acompañarlos. Pero hoy es diferente. Tengo que enfrentar a Beau por primera vez
desde que lo lastimé. No busco eso.

Me permito entrar a la casa de Beau como lo he estado haciendo por el último


par de meses.

⎯Estamos aquí ⎯grito.

⎯Aquí.

Pongo la pañalera de Clark encima del sofá mientras sigo hacia la cocina.

⎯¿Quieres un emparedado?

Beau tiene una línea de producción de panes, queso, carnes frías.

⎯No. Comí antes de venir.

Él limpia sus manos en una toalla y se estira para tomar a Clark.

⎯Hola, amiguito. Te extrañé esta semana. Ven y ve a tu papi.

Viendo a Beau crecer como padre para nuestro hijo es hermoso. Y sexy como
el infierno.

Él le da un beso a Clark al lado de su cara.

⎯Parece que ha crecido un par de centímetros desde una visita a la otra.

Hay cuatro emparedados en la encimera. Beau come como un caballo, pero


aun así no pude comer tanta comida.
⎯¿Muy hambriento?

⎯Es un picnic, algo así. Hay algunos músicos locales tocando en el parque
Piedmont hoy. Pensé que debemos ir y salir.

⎯Eso suena divertido. ⎯Me encanta la música en vivo.

⎯Pensé que sería divertido para ti conseguir algo de paz y tranquilidad así
puedes trabajar ininterrumpidamente.

Oh, No estoy invitada.

⎯Seguro. Tengo límite de entrega, así que será genial ⎯miento.

No estaba planeando trabajar hoy. Supongo que es bueno que traje mi


computadora portátil.

⎯¿Solo son tú y Clark?

⎯No. Mi amiga Daphne está viniendo con nosotros.

¿Daphne? Ese nombre me es familiar, como que tal vez la conocí en una de las
funciones familiares, pero no puedo ubicar quien es.

⎯Ese nombre me suena como una campana, pero no puedo ponerle rostro.

⎯Alta pelirroja. Creo que dijiste que su voz te recordaba uñas arañando una
pizarra. ⎯Ugh.

⎯Por supuesto. No hay forma de olvidarse de ella. ⎯Sin embargo, sigo


intentándolo.

Ella es la que besó a Beau en el partido de fútbol. Él no parecía receptivo, pero


tal vez hay más de lo que pensé. Estoy sorprendida por la incomodidad en mi
estómago que hace cuando considero eso.

Ni siquiera ha pasado una semana desde que me dijo que me amaba, que rogó
que lo amara y ahora él va a estar con ella. Justo enfrente de mí.

Esto es por lo que elijo lo seguro.

Estoy siendo dejada de lado mientras Beau lleva a nuestro hijo a un picnic con
otra mujer. No vi esto venir.

Él está actuando como si lo de hace cinco días nunca pasó.


Me dijo que había terminado. Ahora… pienso que le creo.

Necesito un minuto para absorber esto.

⎯Lo siento. Bebí mucha agua en mi camino para acá. Regresaré en un minuto.

Rápidamente camino hacia el baño. Es una carrera contra las lágrimas


juntándose en mis ojos. No dejes que te vea llorar, Anna James.

Uso un pedazo de pañuelo desechable doblado para absorber las lágrimas de


las orillas de mis ojos mientras que recuerdo las cosas que me dijo.

Te estoy ofreciendo mi corazón y pidiéndote que me des una oportunidad.

Seré el hombre que necesitas que sea. Tu amigo. Tu amante. Tu esposo.

Estoy pidiéndote que me confíes tu corazón. No te dejaré caer.

Te amo, Anna James.

No entiendo cómo puede decir todas esas palabras, que sean verdaderas y
luego salga en una cita varios días después. No puedo clasificar eso.

Regreso a la cocina cuando termino de decaerme.

⎯¿Todo bien?

Mierda, ¿Me veo como que he estado llorando? Necesito alejarme de él tan pronto como
sea posible.

⎯Por supuesto. Estaré en tu oficina si me necesitas.

Estoy viendo fijamente la pantalla de mi portátil cuando el timbre de la puerta


suena. No quiero ver o escuchar esa gran boca, pero me obligo a hacer ambas cosas
cuando Beau trae a Daphne para una presentación.

⎯Ella es la madre de mi hijo, Anna James Bennett, pronto a ser de Mitchell.

Pronto a ser de Mitchell. Escuchando a Beau decirlo tan despreocupado que


duele. Como si pensara que no le importa para nada.

⎯Felicidades por tus futuras nupcias. ⎯Ni siquiera tengo en mí agradecerle.

Ella gira su atención a mi hijo.


⎯¡Oh! ¡Mí! ¡Dios! ¡Él es la cosita más linda jamás!

Pobre Clark la está viendo con el ceño fruncido a punto de volverse llanto en
cualquier momento. Conozco ese sentimiento.

⎯Gracias. Pensamos que es muy adorable.

Ella se inclina hacia Beau y me sonríe.

⎯Justo como su papá.

Instantáneamente me molesté. Eso era para burlarse de mí.

Beau está sonriendo. Espero que sea porque está orgulloso de que comparen a
su hijo con él y no porque su cita este tratando de empujar mis botones.

No quiero verlos otro minuto.

⎯Ustedes deberían irse yendo. Piedmont tiene un terrible estacionamiento.

Me levanto para darle un beso a mi niño de despedida.

⎯Mami te verá en un rato.

Estoy sentada en la oficina de Beau intentando trabajar, pero las palabras no


vienen. He estado trabajando literalmente en el mismo párrafo, con unos pocos
pequeños cambios, por quince minutos. En este punto del juego, he aprendido que
cuando no aparecen, es tiempo de caminar lejos por un ratito.

Cierro mi portátil y pienso que mataría por un vaso de Wittmann Westhofener


Morstein Riesling tan grande como mi cabeza. Eso ayudaría a que las palabras
fluyan.

Mi primer libro está basado en mis experiencias con Beau e Indulge, dicho a
través de los ojos de Emma Jane. El segundo era del punto de vista Ben. Ahora me
han pedido que escriba su Felices Por Siempre. Y estoy jodidamente sin
inspiración. ¿Cómo escribo sobre algo en lo que no tengo experiencia?

Este libro se supone ser un moderno cuento de hadas lleno con momentos que
te quitan el aliento. Y sexo. Mucho. Y bebés.

Solo no lo estoy sintiendo.

Sintiendo un poco curiosa, abro el cajón del escritorio de Beau. Nada


interesante ahí así que voy al siguiente de abajo. Hmm. ¿Qué es esto?
Saco un portarretratos.

⎯Ah, Beau. ⎯Es el portarretrato de nosotros con los delfines. No he visto esta
fotografía desde que metí mi copia en una caja que nunca volví a abrir.

Encuentro un conjunto de fotografías debajo de esta, todas de nosotros. Cuatro


de Jamaica. Una en mi firma de libros en Nueva York, el día que me encontró. La
última de él y Clark en el vestíbulo del hotel la mañana que se conocieron. Todas
con las esquinas maltratadas.

Mierda.

Voy a la habitación de Beau y me siento en la orilla de su cama. Agarro su


almohada trayéndola a mi nariz. Inhalo profundamente. Dios, huele tan bien,
como él. Caigo de espaldas y la abrazo en mi pecho.

Mi vida apesta.

Pienso que el corazón roto que siento cuando volé de Jamaica era el peor, pero
mi mundo se dividió a la mitad cuando lo vi con esas dos jodidas putas.

Dolió tanto después. ¿Es así como Beau se ha estado sintiendo estos últimos meses
viéndome con Preston?

Tuve un año para juntar mi mierda. Y lo hice. Encontré a un amigo y


compañero en el cual confío y con él que me siento segura. Pero cuando Beau se
insertó a sí mismo dentro de mi vida y todo eso se va a la mierda. Él ha estado
haciéndome preguntas de todo por meses.

Ahora, verlo con alguien más y el problema está claro. Puede que la haya
jodido cuando no le dije esas dos palabras que él quería escuchar.

Necesito hablar con Preston.

●●●
Preston está en su casa, los pies apoyados en la mesa de cóctel con papeles
extendidos a su alrededor. Él mira hacia arriba y me ve por encima de sus gafas de
lectura.

—Hola, tú. ¿qué estás haciendo aquí?


⎯Beau llevó a Clark al parque. No había mucha necesidad de que me quedara
en su casa, ya que no estaba ahí. —Dejo fuera la parte de Daphne. Odio admitir,
incluso a mi propio novio, que Beau está con otra mujer.

»Clasificando papeles, ¿eh?

—Sí, tengo que regresar este lunes.

Preston nunca usa a su ayudante de enseñanza. Él no tiene en él renunciar al


control. Dios, puede estar tenso.

—Entonces, ¿tienes que regresar a su casa? —Preston se rehúsa a decir el


nombre de Beau.

—Sí, pero no por un rato. Hay algunas bandas locales tocando en el parque.
Me imagino que ellos estarán fuera por unas horas. —Clark le hará saber cuándo
sea hora de regresar.

Preston quita los papeles que lo rodean y los mueve a la mesa de cóctel.

—Estamos solos. Eso es algo raro que ocurra en estos días.

Sé lo que quiere decir. Él quiere tener sexo.

—Necesito hablar contigo.

Él se quita sus anteojos y lo deja caer encima de sus papeles. Parpadea varias
veces.

—Suena serio.

—Lo es, me temo.

Él le da unos golpecitos al lugar a lado de él.

—Ven y siéntate junto a mí.

Hago como me lo pide. Cuando no digo nada, se estira por mi mano,


apretándola amablemente.

—Has estado muy distante, Anna.

—Lo sé. —Las cosas han sido tan diferentes entre nosotros desde que Beau
regresó a mi vida.

—Háblame. Dime que está pasando y que hay en tu cabeza.


Las lágrimas llegan antes que las palabras.

—No puedo casarme contigo.

—Por él. —Su voz se quiebra en la última palabra.

—Sí —susurro.

Preston se aleja de mí. Él inhala profundamente antes de dejar salir el aire


lentamente.

—¿Has dormido con él?

Quiero mentirle tanto porque estoy avergonzada de lo que he hecho. Pero


tengo que decirle la verdad; se la merece tanto.

—Sí.

—¿Cuántas veces?

—Dos veces.

Él no dice nada mientras libera mi mano.

»Lo siento, Preston. No quería herirte. —Y lo digo en serio.

—¿Lo amas o fue solo sexo?

Me siento tan culpable.

—Lo amo.

Él asiente.

—Por supuesto, lo haces. Siempre lo has hecho, sabía eso, pero pensé que
estábamos libres porque no estaba alrededor.

Pensé lo mismo.

—Sabes que nunca intenté que estuviera en mi vida nuevamente.

Preston deja el sofá y poniéndose de pie con sus manos en sus caderas mirando
hacia afuera de la ventana, su espalda hacia mí.

—¿Le has dicho que lo amas?


—No. —Pero quería tanto. Pero lo mantuve, creyendo que, si no lo decía, no
sería una persona tan horrible. Una prometida tan infiel. Pienso que merecía sufrir
en silencio por estar enamorada de otro hombre. Pero la verdad es que ya no podía
retener la verdad. Mi cabeza no eligió amar a Beau. Mi corazón lo hizo. No podía
dejar de hacerlo, aunque lo intentara. Y lo intenté. Pero era inservible.

Preston es un amigo. Él es seguro. Podía casarme con él y probablemente


nunca conocer un día de dolor por el resto de mi vida. Pero tampoco sabría lo que
es tener las piernas impacientes por qué esté en medio. Ser desenredado hasta mi
último hilo de decencia. Tener el aliento golpeando fuera de mí porque me he
enamorado tan duro.

No puedo evitarlo.

Quiero un loco amor apasionado, incluso si es más duro y duele más. Incluso si
viene con un precio.

—¿Él te ha dicho que te ama?

—Sí. —Muchas veces.

—Creo que lo hace. —Él mira afuera de la ventana por un largo tiempo.

»Estás rompiendo mi corazón, Anna. —Romper su corazón está rompiendo el


mío.

—Lo siento tanto. —No sé qué más decir. No hay palabras para hacer esto
mejor.

—Eres consciente de las cosas que le gustan y aun así lo elijes a él de todas
formas, sabiendo que al final te destruirá. Infiernos Anna. Él regresó directo a su
forma de vida después de ti. No entiendo porque elegirías infligir esa clase de dolor
a ti misma.

Me alegro que él regresara a la relación polígama después de mí. No creo que


pudiera haber podido manejar estando en una relación de uno a uno si no era yo.
Quiero que mantenga esa parte de él para nosotros.

—Beau y yo nos separamos por mentiras de las cuales no tenía conocimiento.


Él estaba listo para comprometerse conmigo entonces, pero las cosas fueron en esa
dirección. Le creo cuando dice que dejará ese estilo de vida. Si no lo hiciera, no
pondría mi corazón o el de Clark en sus manos.

Sigo hablando con él de espaldas a mí. Pero tal vez eso me hace posible decir
las palabras que necesita escuchar.
»Quiero que sepas que no hubiera sobrevivido y superado el último año si no
hubiera sido por tu amistad. Odio cuanto te está lastimando esto, pero no puedo
entrar en un matrimonio sin dar el 100%. Eso es lo que tú mereces.

Preston finalmente deja la ventana y regresa a mí, tomando mi mano.

—No puedo cambiar tu forma de pensar, ¿verdad?

Niego con mi cabeza.

—No.

Él suavemente levanta mi barbilla con sus dedos así lo estoy viendo a él.

—Te amo, Anna, y quiero que seas feliz, incluso si es con él.

Cariño, hombre dulce.

He amado a Preston, pero no como se merece. Él tiene un corazón de oro.


Como puede querer lo que sea mejor para mí en este momento va más allá de mi
comprensión.

Coloco mi anillo de compromiso en su mano acunada y la cierro. Con lágrimas


en mis ojos, digo:

—Tu corazón le pertenece a alguien que estás por conocer y será la mujer viva
más afortunada de tenerlo.

Eso fue brutal. Odié lastimar a Preston. Él es un hombre tan amable y


amoroso. De verdad quiero lo mejor para él y esa no soy yo.

Regreso a casa de Beau. Mis dos chicos y la escandalosa me han golpeado ahí.
Si no lo descubrí al ver el Hummer de Beau en el garaje, lo sabía porque los sonidos
de Daphne resonaban por la casa cuando entré por la puerta principal. Tan
jodidamente molesta. No sé cómo puede estar escuchándola.

—Regresé —anuncié.

Voy a la sala de estar y encuentro a Beau y a Daphne en el acogedor sofá. Una


mirada de ellos y estoy consumida por los celos. ¿Puede decirlo él?

Debo admitir que estoy un poco perturbada al ver a Clark felizmente sentado
en el regazo de ella. Me siento un poco traicionada por mi hijo de ocho meses.
Clark me ve y de inmediato se retuerce en su regazo, estirándose por mí. Yo
felizmente lo tomo.

—Hola, mi dulce niño. ¿Disfrutaste el día en el parque con papi?

Beau sonríe. Le gusta cuando lo llamo papi.

—Creo que lo hizo. Él parece ser un fanático de la música.

—Estoy feliz de que hayan tenido buen clima. ¿Cómo estuvo la música?

Por supuesto, ella es la que contesta.

—¡Oh! ¡Mí! ¡Dios! ¡Estuvo tan buena!

Ella divaga por cinco minutos sobre tonterías completas antes de que Beau sea
capaz de conseguir la palabra.

—Había un tipo que puso un toque de reggae en un montón de canciones


populares, pero también hizo una presentación acústica de una versión de “Falling”
de “Iration”.

—Ah, estoy triste de habérmela perdido. Esa es una de mis canciones favoritas.
⎯Beau y yo la bailamos en ese club de reggae en Jamaica, cuando me estaba
enamorando de él.

—¡Ugh! Odio la cosa del reggae —balbucea ella nuevamente. Bloqueo hacia
afuera la mayor parte de ella, pero recupera mi atención cuando coloca su mano
sobre el muslo de Beau—. ¿Todavía estamos yendo al Café Intermezzo después de
que se vayan?

Al menos es sutil acerca de poner su pie en mi culo y darnos a Clark y a mí un


empujón para sacarnos rápidamente por la puerta. Demasiado. No voy a ninguna
parte.

—Beau tiene a Clark hasta las nueve.

—Quieres decir que Beau tiene a Clark y a su madre. —Daphne mira su reloj y
suspira fuerte—. Y eso son más de tres horas.

Guau. Uno pensaría que está lista para librarse de mi hijo y de mí. No puedo
imaginar por qué.

Necesito un descanso de señorita Boca Ruidosa.


—Bebé, apuesto a que estás listo para comer.

—¡Querido Señor! ¿Todavía lo amamantas? —Suena tan disgustada—. ¿Tus


senos están súper flácidos?

Esa es una pregunta inapropiada, así que decido darle una respuesta descortés.

⎯Mis tetas son fantásticas. ¿No es así, Beau?

Beau se echa a reír. Daphne no tanto.

—Ella está en lo correcto. Son bastantes espectaculares.

¡Bam, Daphne! En tu cara.

La mirada que Daphne le da a Beau no tiene precio. Estoy bastante segura de


que podía calificar como una mirada de muerte.

Clark y yo vamos a la habitación de Beau para alejarnos de esa gran boca.


Pobrecito probablemente ha tenido todo lo que puede soportar. Beau debería estar
avergonzado por obligarlo en ello.

—Apuesto que estás exhausto de escuchar todo ese aire caliente, ¿no es así,
dulce niño?

Apilo las almohadas de la cama de Beau como me gustan para estar cómoda.

Sé que solo fueron unas pocas horas, pero nunca he estado lejos de él por tanto
tiempo. No me gustó.

—Mami no se divirtió cuando ustedes estuvieron en el parque hoy.

—¿Mami no se divirtió? —Beau está de pie en el umbral.

—Escuchando conversaciones privadas.

Beau viene y se extendió en la cama junto a Clark y a mí. Incluso después de


tres meses, sigue estando con nosotros mientras lo amamanto.

—¿A dónde fuiste mientras estuvimos fuera?

Él necesita saber que mi compromiso con Preston se terminó. Pero no de esta


forma. Debemos estar solos para esa discusión. Tengo grandes planes por lo que
espero que suceda después.

—Fui a casa porque tenía cosas importantes de las cuales ocuparme.


—Correcto. —Él suena molesto, o herido y puedo adivinar por qué. Él piensa
que fui a casa para tener tiempo a solas con Preston. Y lo hice, pero no por la razón
que piensa.

—Necesitamos hablar.

Él deja caer su cabeza entre sus manos.

—Estoy escuchando.

Deseo que pudiéramos tener esta conversación justo en este segundo. Estoy
ansiosa por decirle.

—No ahora. Y definitivamente no con Daphne aquí. Necesito tu atención sin


dividirse.

—Suena serio. —Esta es la segunda ocasión que escucho eso esta noche.

—Es muy importante.

Veo miedo crecer en sus ojos. No quiero eso.

—¿Has cambiado tu forma de pensar sobre los acuerdos de custodia?

Lo he hecho. Quiero a Beau siendo padre de tiempo completo para nuestro


hijo.

⎯Esta no es una conversación para tener ahora.

—¿Entonces cuándo?

—¿Puedes venir mañana en la noche?

—Puedo si no tengo un ataque al corazón de aquí a entonces, preocupándome


por que vayas a alejar a mi hijo de mí.

Necesito que Beau ponga sus preocupaciones a descansar.

—No estoy alejando a Clark de ti. En todo caso, quiero que lo veas más
seguido.

La postura en el rostro de Beau se relaja.

—No sabes cuan feliz me haces. Dos días a la semana no es ni de cerca el


suficiente tiempo con él. Siento como que me pierdo todo.
—¡Beau! —Me encojo ante el sonido de la voz de ella viniendo de la sala de
estar.

—Ella no suena demasiado interesada en que estés de vuelta aquí conmigo


mientras mis pechos espectaculares están en exhibición.

Él ve a Clark amamantando.

—Dios, son esplendidas.

Él se levanta para irse.

—Que no daría por tocarlas nuevamente. —Ahí está. El destello de esperanza


de que no se ha movido de mí hacia ella.

—¿Beau?

Se detiene y voltea hacia mí.

—¿Sí?

Estoy muriendo por decirle que no duerma con ella esta noche después de que
me haya ido. Pero ¿Qué derecho tengo?

—Nada.

—No puedes dejarme así. ¿Qué es? —Él está sonriendo. Creo que sabe que me
está atormentando teniéndola a ella aquí. Y le encanta.

Maldito bastardo, al que amo.

Sacudo mi cabeza, sin decir nada.

—Quiero saber que está en tu cabeza.

Voy por ello. Si me dice que me aleje, entonces lo hace.

—No duermas con Daphne esta noche. —O nunca.

Su rostro da una sonrisa brillante.

—Nunca tuve la intención.


Capítulo 19

—Tengo un gran favor que pedirte.

—Sabes que haré cualquier cosa por mi mejor amiga. —Ella dice eso ahora.
Veamos cómo se siente mañana por la mañana.

Odio pedirle a Meredith que haga esto. Podría ser la peor noche de su vida.

—Necesito que cuides a Clark.

—Eso no es un gran favor. —Ella aplaude sus manos como un niño feliz—. Y
me encantaría.

No ha oído el resto.

—Durante la noche.

Mi hijo nunca ha estado lejos de mí por más de unas pocas horas así que no
tengo ni idea de cómo va a reaccionar cuando se separe de mí por una noche
completa.

—Puede que no vaya bien, Mere. Tal vez quieras matarme y luego correr para
amarrarte a tubos.

—¿De qué estás hablando? Clark nos ama a Grayson y a mí. Está
acostumbrado a estar cerca de nosotros entonces estará bien. —Él ha pasado
mucho tiempo con Mere y G, pero siempre yo he estado alrededor, también.

Una noche de estancia significa que Clark tendrá que tomar una botella esta
noche y en la mañana. Todavía es nuevo y no está totalmente loco por ellos, así
que podría ir mal, rápidamente.

—No lo pediría si no fuera importante. —Mi felicidad depende de cómo pase


esta noche.

—¿Qué sucede que necesitas toda una noche?


—Rompí mi compromiso con Preston. —No parece al menos un poco
sorprendida.

—Finalmente, recobraste el sentido. —Meredith y Grayson les gustaba


Preston, pero sabían que no era él. Beau lo es.

—Beau todavía no lo sabe. Le pedí que viniera esta noche para que pudiéramos
hablar. —Solo decir esas palabras en voz alta me excita.

—¿No quieres decir que puedes joderle los sesos? —Un comentario como
Meredith.

—Bueno, eso, también, después de que le diga. —Es ridículo lo mucho que
estoy deseando hacer eso.

—¿Tienes algo especial que vestir? —Es como ella estar pensando en eso.

—No estaba planeando usar nada.

—Por mucho que le guste, ir a la puerta desnuda será un regalo muerto. Tienes
que hacerle sudar un minuto.

Estoy segura de que ha estado sudando desde anoche, teniendo en cuenta que
no tiene ni idea de por qué le he pedido que lo haga. O tal vez lo hace desde que le
dije que lo guardara en sus pantalones anoche.

—¿Qué hay de uno de los conjuntos de lencería que te compró en Jamaica?


¿Todavía las tienes? Eso sería una caminata sexy por el camino de la memoria.

Están empacados en una caja que nunca abrí.

—Tengo los tres. Dos nunca se han usado.

—Tienes que cambiar eso. Esta noche.

Él los eligió así que deben ser el estilo que le gusta.

—Creo que voy a usar el de color champán con diamantes de imitación. —Es
muy sexy.

—Con los tacones de fóllame brillantes. Tienes qué.

No puedo discutir con ella sobre eso.

—Hecho.
Me ducho, me afeito, pelada e hinchada. Mi cabello y maquillaje es perfecto.
Estoy usando un vestido cruzado gris con la lencería escogida debajo de ella. Todo
lo que necesito ahora es Beau.

Él llega tarde.

Treinta minutos. Una hora. Una hora y media. Su teléfono va directo al correo
de voz cada una de las docenas de veces que he llamado durante la última hora.

Beau no me dejaría plantada. Sabe que yo estaba planeando discutir algo


importante esta noche. No creo que me resista. ¿Era demasiado tarde? ¿Realmente está
hecho?

Algo está mal.

Mi teléfono suena. Es un número que no reconozco, pero la voz en el otro


extremo es familiar. La hermana de Beau.

—Anna James. Es Caroline.

De inmediato sé que algo ha sucedido.

—¿Qué sucede?

—Beau ha estado en un accidente. Él está preguntando por ti.

Mi corazón despega en vuelo, golpeando mi pecho, mis oídos, palpitando en


mis manos.

—¿Él está bien?

—Fue un accidente muy malo. Un camión de dieciocho ruedas se pasó una luz
roja y lo deshizo por el lado del pasajero. Todavía están haciendo pruebas, pero no
tiene lesiones mortales. Eso es todo lo que realmente sabemos en este momento.

—Voy en camino.

Conduzco demasiado rápido al hospital, especialmente teniendo en cuenta que


Beau está ahí por un accidente, pero logré llegar en una sola pieza.

Me apresuro en la sala de emergencias y encuentro el clan Emerson. Caroline


me ve y deja su asiento, llevándome directamente a la sala de observación de Beau
en los servicios de emergencias.

A pesar de la suave sonrisa en su rostro, puedo ver lo preocupada que está por
su hermano. Es tan querido.
—Mamá está con él ahora, pero te dará el pase de visitante y cambiará de
lugar. Él te quiere. Ha sido muy enfático sobre eso.

No ha sido trasladado a una habitación de hospital o admitido. Creo que es


una buena señal. Significa que no han encontrado ninguna herida grave. Un
milagro.

Caroline llama a Darby a nuestro encuentro para que podamos intercambiar


lugares.

—Oh, Dios, gracias por venir, Anna James. Él ha estado presionándonos para
conseguir que vengas.

—Por supuesto. Quiero estar con él. —Darby parece sorprendida al oírme decir
eso.

—Se ha negado a tomar la medicina para el dolor porque dijo que quiere hablar
contigo antes de desmayarse.

—Santo cielo.

—Lo sé. Y está agitado porque está sufriendo tanto. No es agradable estar aquí
ahora mismo.

—No te preocupes. Le diré que tome algo.

Estaba en un choque lateral por un camión de dieciocho ruedas. Eso pone


imágenes horribles en tu mente. Me imaginé lo peor durante el viaje en auto por lo
que cuando entre, Beau se ve mucho mejor de lo que me evoco mi cabeza.

Cortes menores y lo que parece ser contusiones están esparcidos por su cara y
pecho. El corte por encima de su ojo derecho parece profundo. No soy un médico,
pero apuesto a que necesitará puntos de sutura. Ya que una sábana lo cubre desde
la cintura hacia abajo, no puedo ver lo que está sucediendo allí.

Voy a su lado y le agarro la mano.

—¿Estás bien?

—Mucho mejor ahora. ¿Dónde está Clark?

—Con Meredith y Grayson.

Parece decepcionado.
—Supongo que el hospital no es un lugar para un bebé.

—Ya lo había dejado en su casa antes de que Caroline llamara. Hice los
arreglos con Meredith esta mañana para que él se quedara.

—Nunca dejas a Clark con nadie. —Nunca he tenido una razón para hacerlo
hasta esta noche.

—Lo sé. Espero que no le dé un infierno.

—¿Por qué lo enviaste lejos de la noche a la mañana?

Froto mi pulgar sobre la parte superior de su mano.

—Así no nos interrumpirían.

—Debes tener mucho que decir.

No tiene ni idea.

—Tengo mucho que decir.

—Entonces empieza a hablar.

Tenía planes tan románticos para nosotros. Quería decirle que lo amaba y
luego hacer el amor toda la noche hasta que cayéramos por el agotamiento.

—No es así como quiero hacerlo.

—Bueno, aquí es donde voy a estar por un tiempo. Y quiero saber lo que tienes
que decir.

—No voy a decir nada hasta que aceptes tomar algo para el dolor.

—Me hará dormir. Puede que no escuche todo lo que me dices. —Él está
siendo un dolor en el culo.

—Tomará unos treinta minutos para que haga efecto y no va a causar amnesia.
Recordarás todo lo que hablemos. —Presiono la luz de la enfermera sin su
permiso—. Ahora ya está preparado para el analgésico.

Estoy preparada para hablar una vez que Beau esté medicado, pero el personal
del hospital tiene otros planes.

—Radiología acaba de llamar. Vienen a buscarte para radiografías.


—¿Ahora? —Él suena tan irritado.

Su enfermera se ríe.

—Sí señor. Ahora, como en los próximos minutos.

Beau me mira. Cada línea en su rostro expresa molestia. Espero que no esté así
conmigo porque le hice tomar el analgésico.

—Estoy segura de que no tomará demasiado tiempo.

Como se prometió, radiología llega en pocos minutos para tomar Beau.

—No te vayas, Melocotón.

Me alegra oírle llamarme Melocotón de nuevo. Yo era Anna James para él


durante nuestras dos últimas interacciones.

—No voy a ninguna parte. Estaré aquí cuando regreses.

Beau rueda fuera de la habitación y la realidad me golpea. Estoy superada


cuando pienso en lo que podría haber sucedido.

Podría haber resultado muerto esta noche. Odio considerar el resultado si


hubiera estado manejando algo más que ese enorme tanque negro. Podría haber
muerto sin saber cuánto lo amo. El pensamiento me devasta.

Me voy al baño a limpiarme la cara. Parezco un mapache. Un puto desastre.


Tanto para verme mejor cuando le diga cómo me siento.

Estoy en mi tercer viaje al baño para limpiar bajo mis ojos cuando Beau vuelve.

—Estamos de vuelta —anuncia el miembro del personal de radiología mientras


rueda a Beau de vuelta a la habitación.

Pongo una sonrisa, no queriendo alertarlo de la crisis que acababa de tener.

—Eso no tardó demasiado.

Los ojos de Beau parecen cansados. No tengo ninguna duda de que está
luchando contra los efectos secundarios soñolientos de la medicación.

—¿Tú dolor esta mejor?

—Está bien, pero piensan que mi tobillo probablemente está roto. Tengo que
esperar a que un radiólogo lea la radiografía.
Voy al lado de la cama y saco la sábana para poder ver su pierna. Su tobillo
derecho está hinchado y púrpura.

—Dios, eso se ve mal.

—He conocido días mejores.

Ver su lesión provoca más lágrimas. Trato de contenerme, pero es imposible.


Me cubro la cara para ocultar mi feo llanto de él.

—Ven aquí, Melocotón. —Me siento al lado de la cama y me mete en sus


brazos—. No puedo soportar verte llorar.

Entierro mi cara en su hombro, con cuidado de no hacerle daño.

—Dios, podrías haber resultado muerto. Clark no tendría un padre. —Dudo un


momento antes de verbalizar el resto de mis pensamientos—. Y yo no te tendría.

—No me tenías de todos modos.

Me retuerzo para poder ver su cara.

—Pero te quiero. Lo hago desde Jamaica y nunca he dejado de hacerlo.

—¿Qué hay de Preston?

—Rompí el compromiso.

—¿Cuándo?

—Anoche. Eso es lo que estaba haciendo mientras estabas en el parque.

Eso trae una sonrisa a sus labios.

—¿Por eso me invitaste esta noche?

—Sí. Porque quería hablar de nosotros.

—Espero que quieras tener esa conversación donde ambos admitimos que lo
que teníamos era bueno.

No era bueno. Fue maravilloso.

—No me gusta lo que estamos haciendo. Quiero estar contigo. Todos los días.
Y no solo como la madre de tu hijo.
—Ya sabes lo que quiero oír de ti.

Él quiere oírme decir que lo amo, pero necesito oírlo de él también.

—Me dijiste que no tenías otro “te amo” para mí.

—Incorrecto. Te dije que no tenía otro “te amo” sin escucharlo a cambio.

—Te estoy pidiendo que me lo repitas.

Respira profundamente y lo suelta lentamente.

—Te amo, Anna James.

Me acerco para tocar su cara, pasando mi dedo junto al corte por encima de su
ojo derecho.

—Te amo, Beau Emerson. Y no quiero pasar otro minuto lejos de ti.

—He esperado mucho tiempo para oírte decir eso. —Los labios de Beau se
encuentran con los míos, pero nuestro beso se interrumpe cuando su doctor entra.

—Bueno, señor Emerson. La buena noticia es que no encontramos nada grave


ni potencialmente mortal. Malas noticias son su tobillo y dos costillas están
fracturadas.

Siempre he oído que las costillas rotas son dolorosas.

—Vamos a atar su tobillo hasta que pueda ver un médico ortopedista la


próxima semana, pero la lesión en las costillas va a hacer dolorosa con las muletas.
Sin preocupaciones. Le daremos un montón de medicamentos para el malestar.

Beau es todo negocio mientras el doctor está en la habitación, pero eso termina
en el segundo en que se ha ido.

—Suena como que estaré así por un tiempo. Creo que voy a necesitar a alguien
que me bañe con esponja.

—Tienes una madre.

—También tengo una novia que dice que me ama.

Estoy bastante segura de que superé ese título cuando di a luz a su


descendencia.

—¿Una novia? No lo creo. Estoy al menos en estado de mamá.


—Espero que sepas que eres mucho más que la madre de mi hijo.

—Sé que quiero ser más.

—Esa es una conversación que quiero tener muy pronto, pero no aquí. Y no
después de que me hayan dado narcóticos.

Tampoco quiero ser interrumpida por el personal médico o tener a Beau bajo
influencia mientras hablamos de nuestro futuro.

Futuro. Me gusta mucho esa palabra. Me da esperanza.

Es por la mañana cuando Beau es finalmente dado de alta de observación. Me


retorcí y me volví en la silla de cabecera como un contorsionista, tratando de
encontrar comodidad. Finalmente, dejé de pelear y me metí en la cama del hospital
con Beau a las tres, después de que me lo había estado pidiendo por horas.

Conseguir meterlo y sacarlo de mi SUV no era divertido, pero Beau insistió en


una ducha antes de que se metiera en la cama es aún menos entretenido.

—Tengo sangre seca en el cabello y las bolas sudorosas. Sé un melocotón y


¿ayúdame?

Juro que este hombre puede hablar conmigo en cualquier cosa.

—Bueno, supongo que no mereces bolas sudorosas después de lo que has


pasado.

Mi hermana se fracturó la pierna cuando estábamos en la escuela secundaria.


Tuve que ayudarla a envolverla cuando se duchaba, así que estoy un poco
familiarizada con qué hacer con la férula parcial de Beau.

—Quítate la ropa y entra conmigo.

Sí claro.

—¿Cómo crees que vas a hacer algo en una pierna?

—No estoy pidiendo porque quiero follar. Bueno, lo hago, pero no hay manera
de que eso suceda. Mis costillas me están matando. Necesito ayuda para lavarme.

—Espera. Déjame ver si puedo encontrar un broche para mi cabello. —Éxito.


Encuentro una liga, así que la tuerzo en un moño desordenado encima de mi
cabeza.

Beau me mira quitarme el vestido.


—Maldición, nena. ¿Por qué tenías que estar usando eso debajo de tu ropa? —
No he oído que me llamara así desde que estábamos en Jamaica. He extrañado eso.
Lo he extrañado.

—Estoy usando esto porque tuve grandes planes para ti anoche antes de que te
convirtieras en carne de defensa.

—No es mi culpa, Melocotón. Absolutamente, quería estar contigo anoche.

—Lo sé, Beauregard. —Nuestras caricias de Melocotón y Beauregard están


ayudando a sanar mi corazón.

—No puedo creer que esté a punto de decir esto, pero me encanta oír que me
llames así. Lo he extrañado.

—Bien.

Tanto como lo odio, no hay nada romántico en esta ducha con Beau. Se trata
estrictamente de limpiarlo antes de que se meta en su cama. Y expresando. Estoy a
punto de explotar.

Apago la ducha y tomo una toalla.

—No más bolas sudorosas. Creo que estas bien para ir.

—Gracias. Lavaré las tuyas en cualquier momento. Todo lo que tienes que
hacer es pedir y te pagaré el favor.

—Si alguna vez te pido que me laves las bolas entonces será mejor que sepas
que tenemos un problema.

Voy a su tocador y me doy cuenta de que no tengo ni idea de cómo se


organizan sus ropas.

—¿Qué quieres ponerte y dónde la encuentro?

—Ropa interior superior derecha. Pantalones cortos deportivos abajo a la


izquierda. Sin camisa.

—Lo tengo.

Estoy tirando de su ropa interior y pantalones cortos por sus piernas.

—Tengo el privilegio de vestir a dos hombres Emerson.

Beau me detiene, acunando mi rostro para presionar un beso a mis labios.


—Gracias, una vez más, por haber cambiado el nombre de Clark a Emerson.

—Es tu hijo. Quería que tuviera tu nombre.

Me besa una segunda vez.

—Es nuestro hijo.

Tal vez lo estoy imaginando, pero casi se siente como algo no dicho está
colgando en el aire.

Golpeo a Beau en la cadera.

—Levántate, señor Emerson. La mamá de tu bebé lo necesita para poner tus


pequeños pantalones cortos.

Todo tarda cuarenta y cinco minutos de principio a fin, pero Beau está limpio y
en la cama. Estoy cansada de manejar este niño de gran tamaño.

Beau toma otra píldora para el dolor y ambos nos metemos en la cama. Estoy
agradecida de que Meredith haya tenido una buena noche con Clark y se ha
ofrecido a cuidarlo por el día ya que soy una jodida ruina agotada.

Ninguno de nosotros dice una palabra antes de dar en la oscuridad que se


esconde detrás de nuestros párpados.

Es mediodía cuando abro los ojos de nuevo. Beau alcanzó la botella de agua
que dejé fuera de su alcance en la mesilla de noche.

—Para, Beau.

Sé que debe estar matándolo estirar su torso de esa manera.

—Deberías haberme dicho para que te la alcanzara.

—Parecías tan pacífica. No quería despertarte.

Me acerco a su lado de la cama.

—Está caliente. Te traeré una fría.

—No tienes que hacer eso.

—No me importa. —En Jamaica, Beau hizo algo por mí. Él es el hombre más
complaciente y generoso que conozco. A pesar de su autoritarismo, que me gusta,
cuidar de él es fácil.
Beau toma la mitad de la botella de agua.

—Gracias nena. Necesitaba eso.

—Me gusta cuando me llamas nena. —Nunca le había dicho eso antes.

—Entonces lo haré más a menudo.

—Y te diré que te amo más a menudo.

Ambos hoyuelos de Beau hacen una aparición.

—Dímelo ahora.

Me inclino y me arrodillo junto a Beau, con las manos a cada lado de su


cabeza, así nuestros cuerpos están entrecruzados. Presiono un beso en sus labios.

—Te amo, William Beauregard Emerson. Y nunca más te diré que no.

—Nunca me dirás que no, otra vez, ¿eh?

—Correcto.

—Así que, si hago esto —Él desliza su mano por la parte posterior de mi
muslo—, ¿no me dirás que me detenga?

—No lo haré.

—¿Y si te pido que te muevas aquí encima de mí, lo harás?

Tiene varios huesos rotos. No puede estar hablando en serio.

—Beau. Estuviste en un accidente con un camión enorme. Tienes múltiples


fracturas.

—No me importa. Te amo. Necesito estar dentro de ti. —Él alcanza la parte de
atrás de mi cuello para acercarme y luego gime de dolor.

—¿Ves?

Pone su mano en el lado derecho de su torso y luego la retira rápidamente.

—¿Recuerdas cuando me pediste que te follara duro y sucio? Lo hice porque


sabía que era lo que necesitabas. Ahora, esto es lo que necesito. Estar dentro de ti.
Él coge un mechón de mi cabello entre dos de sus dedos y lo enrolla alrededor
de ellos.

—Por favor, Melocotón.

Una vez más, no le diré que no, porque realmente no quiero. Lo quiero dentro
de mí también.

Me levanto y muevo una pierna sobre su pelvis así que estoy a horcajadas de él.
Me inclino hacia adelante, con los codos presionados en la almohada a cada lado
de su cabeza y beso su boca. Coloca sus manos en mis muslos y las mueve hacia
arriba hasta que llegan a mis mejillas desnudas.

—¿Has dormido a mi lado toda la mañana sin bragas?

Mi sonrisa traviesa se extiende.

—Parece que sí.

Me muevo de rodillas entre sus piernas. Engancho mis dedos en el elástico de


su pantalón corto y doy un tirón hacia abajo para que no tenga que hacer
demasiado levantamiento. Estoy segura de que no se sentirá bien a sus costillas
fracturadas.

Arrastro su ropa interior a sus pies. Cuando terminé de tirar de ellos sobre su
férula, bajo mi cuerpo hacia el suyo, acercándonos lo suficiente como para tocarlo,
pero sin la presión de mi peso contra él.

—Sé que te gusta coger duro y sucio, pero vas a tener que conformarte con
dulce y suave.

—Todo lo que importa es que este dentro de ti.

Agarro el dobladillo de su camiseta que vestía y la tiro por encima de mi


cabeza, arrojándola al suelo.

Me pone las manos en el estómago y las desliza hacia arriba. Palmea mis
pechos llenos, haciendo que mis pezones se vuelvan erectos bajo su toque.

—Melocotón. Eres tan hermosa. Me vuelves jodidamente loco.

Beau tiene la capacidad de hacer que me enamore de él una y otra vez.


Muevo mis manos debajo de mi cabello y lo levanto en una pila desordenada
en la parte superior de mi cabeza mientras giro mis caderas, moviendo mi entrada
húmeda hacia adelante y hacia atrás sobre su erección.

—Voy a morir si no estoy dentro de ti en dos segundos.

Agarro la punta de su polla y la posiciono en mi centro. Mi cuerpo se hunde


hasta que está completamente enterrado dentro de mí. Me inclino hacia atrás,
colocando mis manos en sus muslos para hacer palanca, y comenzar a montarlo en
un ritmo lento y deliberado.

—¿Estás bien?

—Mierda, sí. Eso se siente increíble.

La mano de Beau se desliza entre nosotros. Sus dedos frotando mi clítoris es


tan bienvenido. Divino. Su toque es mágico y sabe cómo golpear ese punto sensible
perfectamente.

—Ohh… justo ahí.

Se está frotando más fuerte y estoy montando más rápido. Resulta que esto no
es tan dulce y suave como esperaba.

—¿Ya estás cerca? —pregunta.

—¡Sííí!

—Yo también.

Cuando me vengo me hundo profundamente y mis músculos se contraen


alrededor de Beau.

—Ohh… Ohh

Él agarra mis caderas y grita fuertemente mientras se corre dentro de mí.

Estoy bastante segura de que no debería estar haciendo esto en su condición.


De ninguna manera es aprobado por el médico.

Me agarra el brazo cuando me muevo para levantarme.

—¿A dónde crees que vas?

—Solo para tomar un paño húmedo. —Las repercusiones desordenadas de


renunciar al condón.
Me vuelvo a la cama y gateo sobre él. Me apoyo en mis brazos, uno en cada
lado de su cabeza, así que estamos cara a cara. Agarra los costados de mi cabeza y
me besa como loco. Cuando termina, me sostiene así que nos miramos el uno al
otro.

—Cásate conmigo.

Se precipita porque casi murió anoche.

—Beau…

—Abre el cajón superior de mi mesita de noche y saca la caja de cuero negro.

De ninguna manera. No me ha comprado un anillo de compromiso. Excepto


sé que lo ha hecho cuando veo la caja del anillo en su cajón… puesto justo al lado
de los condones que no usamos.

Lo sostengo por él. Esta es su actuación. Voy a hacer que trabaje por ello.

La toma de mi mano y la abre. En el interior está un hermoso diamante en


forma de cojín rodeado por un halo de unos más pequeños.

—Beau, es impresionante.

—Anna James Melocotón Bennett, el amor de mi vida y el centro de mi


mundo. Solo hay una cosa que quiero cambiar sobre ti. Tu apellido. Porque lo eres.
Esto es para mí. ¿Te casarías conmigo?

Desde el día en que conocí a este hombre, ha sido capaz de hablarme en


cualquier cosa, pero esta es la única cosa que no tiene que persuadirme a hacer. Ser
su esposa.

Quiero sostener la mano de este hombre en cincuenta años y decir que lo


hicimos.

Quiero que nuestros hijos crean que somos almas gemelas, porque eso es lo que
hacen los niños y luego averiguar cuándo crecieran que tenían razón.

Quiero que nuestra historia, la real, tenga un feliz por siempre.

Me arrastro por encima de su cuerpo, con cuidado de no hacerle daño. Bajo la


cara a la suya.

—Sí. Un millón de veces sí. Me casaré contigo.


El camino que nos conduce a Beau y a mí a la felicidad no ha sido
convencional. Llegar a este lugar fue difícil. Pero estoy contenta. Todo hace que
valga la pena esperar para darle mi corazón, porque en él, finalmente he
encontrado mi realidad y belleza.
Epílogo
Beau Emerson
Corro hacia la puerta de la guarida para escribir de Melocotón, pero Clark es
más rápido. Él irrumpe y corre hacia ella, lanzando sus brazos alrededor de las
piernas de ella.

—Mamá —gimotea él.

Lo sé, amiguito. También extraño a tu mami, cuando está encerrada, en una carrera
contra el tiempo de entrega.

Melocotón levanta su mirada de la computadora. Toda sonrisa. Ella remueve


sus audífonos y cierra su portátil. Ella extiende sus brazos hacia nuestro hijo.

—Hola, bebé. Ven aquí y ve a tu mami por un minuto.

Un niño de dos años no entiende porque está en la misma casa, pero no puede
estar con ella. Algunas veces es difícil para mí entenderlo.

—Lo siento. Intenté atraparlo, pero el pequeño canalla se me escapó. Él es


rápido.

Ella lo levanta a su regazo, envuelve sus brazos alrededor de él y ríe.

—Dime algo que no sepa.

—Bueno, puedo, pero no son buenas noticias.

Ella suspira y sacude su cabeza.

—Una conjetura. Problemas lanzados.

Exactamente. Eso es lo que jodidamente siempre es.

—Judd llamó. Tenemos un desastre en uno de los renos nuevos. Algo con los
cimientos.

Ella arruga su nariz.


—Eso no suena bien.

—Probablemente va a costar una fortuna. —Y consumirá una gran parte de la


ganancia.

—Voy a comprobarlo. ¿Quieres que me lleve a Clark para que puedas trabajar
en paz?

Ella le besa la cima de la cabeza.

—Por mucho que lo odie, realmente necesito que lo hagas.

—No hay problema. ¿Estás cerca de terminar?

—Al final del último capítulo.

Gracias a Dios. Entiendo que las horas de la madrugada son cuando la casa y
Clark están tranquilos, pero estoy listo para la hora en que mi esposa venga a la
cama a la hora en lugar de permanecer trabajando hasta medianoche.

—Tal vez esta noche ¿podamos trabajar en ese nuevo proyecto que
discutimos?

—Tengo que iniciar las ediciones tan pronto como termine este capítulo. Va a
ser difícil conseguir eso antes de que nos vayamos el viernes. —Clark la interrumpe
cuando se menea fuera de su regazo—. ¿De qué proyecto estás hablando?

—Nuestra empresa de hacer bebés.

Ella sonríe.

—Ahh. ¿Alguien está ansioso por trabajar en ello?

—Realmente lo estoy, Melocotón. —He estado tratando de buscar otro bebé


por un tiempo, pero ella ha sido renuente. Entiendo. Su cuerpo se recuperó hace
meses, pero necesitaba más tiempo para recuperarse emocionalmente del bebé que
perdimos a principios de este año.

Solo lo estuvo por un par de meses cuando lo perdió. El doctor nos aseguró que
era aleatorio y no predecía problemas en un futuro. Gracias a Dios.

Mi trabajo como esposo de Anna James es protegerla a ella y a nuestro hijo.


Nuestros hijos. Pero lo que pasó estuvo fuera de mi control. Nunca me había
sentido más indefenso.

Era un tiempo oscuro. Pero nuestra pérdida nos acercó más.


Ahora, las cosas son mucho mejores.

Beauregard, estoy lista para intentarlo de nuevo. Creo que es tiempo de que hagamos un
hermano o hermana para Clark. Estuve tan feliz de escuchar esas palabras de
Melocotón la semana pasada.

Nos marchamos a nuestra escapada a Jamaica este fin de semana a la Grand


Rose, el complejo donde tuvimos nuestra luna de miel.

—Tal vez haremos otro bebé en Montengo Bay. Me gusta el primero. —


Incluso si él es una pistola.

—Sí. Es un chico lindo. No me importaría tener otro como él.

A mí tampoco, pero espero que la próxima sea una chica rubia de ojos azules,
del color de la luminosa laguna. Al igual que mí increíble esposa.

Clark sigue persiguiendo a Kermit. Él ama a ese gato, pero no estoy tan seguro
de que su afecto sea recompensado.

Me acerco para atraparlo.

—Ven aquí amiguito. Vamos a darle un descanso a Kermit.

Lo arrojo en el aire y lo atrapo acunándolo.

—¿Quieres ir a ver Tío Jid?

—Tío Jid —grita Clark. Está loco por mis hermanos. Todos ellos. Caroline y
Ashlyn, también.

—¿Quieres que traiga la cena a casa ya que estás abarrotada? —Conozco la


rutina. Melocotón es generalmente la que cocina en esta familia. Excepto cuando es
tiempo con su manuscrito. Entonces, es para llevar cada noche y yo soy el
repartidor.

—Eso será genial, cariño. —Ella se ve agradecida—. ¿Estás puesta para sushi e
hibachi?

Siempre puedo comer comida japonesa.

—Seguro. ¿Quieres lo usual?

—Sí.

Le hago cosquillas a Clark debajo de su barbilla.


—¿Arroz frito con pollo para ti, amiguito?

Clark grita y se mueve en mis brazos. Me encanta que le dan tantas cosquillas
como a su mamá. Es una de las pocas cosas que sacó de ella.

—Bueno. Estaremos de vuelta en un par de horas.

●●●
Han desaparecido grandes trozos del subsuelo. Roto completamente. Qué puto
desastre.

Judd no estaba bromeando. Esto va a costar mucho tiempo. Podemos besar


nuestro generoso beneficio adiós en este trabajo.

Pero es la naturaleza de la bestia en este tipo de proyectos. Sin riesgo. Sin


ganancia.

Clark se menea para bajar.

—No, Clarky. No puedes bajar aquí. Demasiado peligroso. Podrías caer por
esos agujeros en el suelo.

—¿Dónde está Tío Jid, Clark? ¿Quieres gritarle?

—Tío Jid —grita Clark.

Judd sabe que estaba viniendo. Y su camioneta del trabajo está afuera. Él
probablemente está escondido porque no quiere escuchar lo que tengo que decir
sobre esta mierda.

Camino hacia la parte trasera del reno.

Maldita sea. Cuánto más avanzas, peor se pone. Ni siquiera quiere saber
cuánto va a costar esto.

Bueno, los culos de Judd y Wilder pueden prepararse para hacer el trabajo y
cortar los gastos. Ellos son quienes insistieron en comprar esta basura. Ellos son
quienes la van a poner en forma.

Entro a la habitación principal y voy al dormitorio para su potencial


preservación.
⎯Te gusta conseguir ser follada así, ¿no? ⎯Judd abofetea el desnudo culo
pálido de la mujer.

Santa mierda.

Cubrí los ojos de mi hijo e inmediatamente comencé a retroceder.

Hijo de puta. No necesito una imagen visual de Judd doblando a una pelirroja
por encima de esas horribles encimeras rosadas.

El idiota sabía que iba a venir. Diablos, es él quien me llamó y me dijo que
viniera. Entonces, ¿por qué está haciendo una infusión lasciva con una chica
cuando llego aquí? ¿Y con mi hijo? Estúpido.

Pero sé la respuesta. Es una bola profunda porque puede estarlo. Vida de


soltero.

Clark y yo salimos al patio delantero mientras Tío Jid termina su asunto.

¡Bueno, estaré jodido!

—¡Eh, Beau! Y hola a ti, pequeñito lindo. Has crecido desde que te vi por
última vez.

Maldita mierda.

—Hola, Daphne.

—Eres a la persona que vine a ver. —Hace cinco minutos no se veía así. ¿La
mujer no tiene vergüenza?—. Tengo algunos clientes que buscan una casa. ¿Quieres
que trabajemos juntos? —De ninguna manera.

Estaré contento de encontrar un cliente, pero no estoy trabajando con Daphne.


Incluso si nada pasó entre nosotros el día que la llevé al parque, estaré pidiendo por
el infierno en la casa si estoy de acuerdo con trabajar con ella.

Saco mi tarjeta de presentación.

—Consíguelos y que me llamen.

Ella la mete en su bolso.

—Cosa segura.

Daphne mira hacia Judd.


—Necesitas hablar con Beau sobre dejarme decorar esta casa.

Esa es Daphne. Siempre presionándose a sí misma ante las personas cuando


ella no es bienvenida.

Judd le guiña, uno de sus movimientos de marca.

—Hablaré con él.

Infiernos, no, no lo haremos.

—Mantenme informada sobre lo que esté sucediendo con mis clientes. —Lo
siento. No estaré haciendo eso.

Daphne se mete en su BMW y nos da un saludo con su mano mientras pasa.

Bajo a Clark para que camine en el patio.

—Tú maldito hijo de puta —susurro la última parte.

—¿Qué?

—Tú sabes qué.

Judd se ríe.

—También habrías golpeado ese culo si hubiera tirado su coño a ti justo como
me lo hizo ahora. Oh, espera. —Él coloca sus manos en el aire como si estuviera
teniendo una epifanía—. Lo hiciste.

Y he deseado un millón de veces poder borrarlo de mi memoria. Y la suya.

—Ni siquiera sabes lo mal que vas a arrepentirte de hacer eso. Ella es una
sanguijuela.

—Nah, todo estará bien.

—Bueno, recuerda que te lo dije.

Idiota hijo de puta. Esa mierda rápida, le va a costar.

—Y no la estamos usando para decorar. —Solo para que lo sepa.

Judd necesita encontrar a una chica. Y rápido. Es la única manera que va a


sacar a Daphne de su espalda.
●●●
Melocotón y yo nos estamos quedando en la suite presidencial en el The Grand
Rose. En la misma habitación que tuvimos nuestra luna de miel hace dieciocho
meses.

Esos son buenos recuerdos. Pero estoy apostando que estamos a punto de hacer
mejores esta vez, del tipo que llevaremos a nuestra casa en su vientre. Vamos a hacer
un bebé.

Me quito mi camisa y mis pantalones mientras espero a Melocotón. Solo estoy


vistiendo mi bóxer cuando sale del baño y se detiene en el umbral, inclinándose
contra el marco de la puerta. Ella cambia el peso a una pierna y coloca una mano
en su cadera, empujando sus tetas hacia arriba.

Un baby doll abierto desde la parte superior por la mitad. Vientre desnudo. Un
pequeño triángulo entre sus piernas. Expresión facial de fóllame, ahora.

El último preludio para procrear un bebé.

—¿Qué piensa papi?

—A papi le gusta.

Camino hacia ella y ella camina para encontrarse a la mitad de la habitación


conmigo. Estoy abrumado por el amor que siento por esta mujer cuando considero
lo que estamos haciendo. Nuevamente. Esta vez intencionalmente.

Ella pone sus manos en su cadera y camina para dirigirnos a la cama hasta que
la parte posterior de sus piernas golpean el colchón. Ella se sienta y se desliza en
medio. Levanta su pie y curva los dedos de sus pies alrededor de la cintura de mi
bóxer, tirando de ellos y de mí, en su dirección. Ella usa su dedo índice para
persuadirme. Joder, mi esposa es candente.

—Súbete aquí, Beauregard y pon un bebé dentro de mí.

Yo trepo arriba de su cuerpo, tomando mi tiempo mientras dejo un camino de


besos, comenzando en su vientre. Cuando estamos cara a cara, agarra la parte
posterior de mi cuello.

—Bésame.

Ella tira de mí hacia abajo así nuestras bocas pueden encontrarse.


—Te amo, Anna James Melocotón Emerson.

Ella mira fijamente dentro de mis ojos mientras yo ruedo encima y ella pasa sus
dedos por mi mejilla.

—Y yo te amo, William Beauregard Emerson.

Beso el lado de su rostro y muevo mi boca a lo largo de su cuello antes de


desatar la cinta que sostiene este hermoso paquete junto. No puedo resistir poner
un beso entre sus pechos, sobre su corazón.

Si concebimos esta noche, solo será cuestión de meses antes de que ponga un
recién nacido sobre estos pechos para amamantarlo. Y voy a estar ahí para todo, esta
vez.

Cuando termino de quitarle la parte superior, levanta su parte inferior y


arrastro sus bragas por sus piernas. Ella me devuelve el favor enganchando sus
dedos en la cintura de mi bóxer bajándolo. Lo pateo lejos cuando cae sobre mis
pies.

Con las piernas separadas, anido mi cuerpo en medio hasta que mi pene está
duro contra su caliente coño, invitador. Ella levanta sus caderas y mi punta se
desliza justo dentro de ella. Aprieta sus piernas y me acerca. Me encanta cuando hace
eso. Animándome.

Presiono mi mano sobre el colchón para poder envolverla alrededor de su


espalda baja. Me levanto para tirar de sus caderas hacia arriba y me hundo lo más
profundo posible. Profundo.

Estoy moviéndome dentro de ella despacio y mis manos rozan la parte inferior
de sus brazos. Los empujo sobre su cabeza y entrelazo mis dedos con los
suyos. Tanto nuestras manos como nuestros cuerpos están unidos como uno.

Cuando la libero de mi encarcelamiento, muevo las palmas de mis manos hacia


abajo por su cuerpo. Sus piernas están dobladas a cada lado de mi cadera así que
las separo aún más y hacia atrás. Dios, me encanta estar dentro de ella así.

Melocotón gime cuando deslizo mi mano entre nuestros cuerpos hasta el punto
en el que nos convertimos uno. No hay principio. Ni fin.

Conozco su cuerpo como él mío. Ella necesita más penetración para venirse así
que encuentro ese punto, el que la vuelve loca cada vez que la toco y golpeo mis
dedos contra ella.

—Sí Justo ahí. Así.


Su aliento se acelera mientras agarra mi espalda y me empuja más fuerte contra
ella. Muele sus caderas hacia arriba, así sé que estoy justo donde necesito estar.

Sus piernas se tensan y sé lo que viene después. Sus paredes interiores se tensan
a mí alrededor, comprimen rítmicamente mi polla. Una vez. Dos veces. Y luego
otra y otra vez hasta que pierdo la cuenta, porque estoy perdido en mi propio
mundo rasgándose. Explotando.

Empujé profundamente una última vez, derramando una parte de mí dentro de


ella. Mi mujer. Mi amor. Madre de mis hijos. Mi por siempre.

Estoy apoyado en mis codos pase por encima de ella. Todavía estoy dentro,
inmóvil, mientras recuerdo los momentos en que Melocotón ha sido su más bello:
esa primera noche cuando se sentó en mi mesa en el restaurante de Indulge, nuestra
reunión en Nueva York viéndola por primera vez con nuestro hijo, observándola
caminar por el pasillo para convertirse en mi esposa y ahora yacía aquí debajo de
mí mientras tratamos de concebir otro bebé.

Tan jodidamente hermosa que duele.

●●●
—Mmm… ohh… —Escucho a Melocotón gemir mientras se tira en la cama.
No lo he escuchado en un tiempo.

—¿Estás bien?

—Sss… —La escucho succionar aire a través de sus dientes—. Ooh…

Me siento para encender la lámpara y la veo recostada de lado con sus piernas
en posición fetal.

—¿Estás en labor de parto?

Ella está cubriendo su rostro con sus manos.

—Mmm-hmm. Y es malo.

Su fecha no es hasta la próxima semana. Ella se pasó su fecha por tres días con
Clark. Supongo que esperaba que se repitiera.

Mierda. Me he estado preparando para esto por meses, pero no sé qué hacer.

⎯¿Cuándo comenzó a dolerte?


—Tal vez hace un par de horas.

¿Dos horas? ¿Cómo dormí a través de sus gemidos y sacudidas de dolor por
tanto tiempo?

—¿Por qué no me despertaste?

—Pensé que podría ser una falsa alarma. No quise despertarte si no era real. —
Mi Melocotón desinteresada.

Ella se ve como si tuviera mucho dolor.

—¿Qué quieres que yo haga?

—Ayúdame a ponerme mi pantalón de yoga y mi camiseta así podemos ir al


hospital.

Agarro mi teléfono para llamarle a mamá mientras voy por su ropa.

—Hola, Nana. Es hora del espectáculo.

—Estaré justo ahí.

Le ayudo a Melocotón a ponerse su ropa.

—Déjame cepillarme los dientes y peinarme antes de irnos.

—Está bien, pero apúrate. —No estoy del todo a gusto con estar aquí. Ella ya
está dilatada con tres centímetros la última vez que vio al doctor y hemos
escuchado de los segundos bebés llegan más pronto.

—Uh oh.

No me gustan esos ohs.

—¿Qué pasa?

Voy a la puerta del baño y encuentro a Melocotón sentada en el inodoro.

—Se me acaba de romper la fuente. Consígueme una toalla.

No sé mucho de tener bebés, pero creo que significa que las cosas están
progresando.

—¿Te sucedió con Clark?


—No hasta que estaba en el hospital. —Melocotón me ve y se ríe—. Estás
pálido como un fantasma. ¿Estás bien?

—Estoy bien —miento. Estoy asustado hasta la mierda.

—Has lloriqueado por más de dos años por perderte todo con Clark. Ni
siquiera pienses librarte de esto.

—Vas a asegurarte de darme la experiencia completa, ¿no?

Ella asiente con la cabeza.

—Oh, infiernos al sí.

Llegamos al hospital de mujeres y Melocotón es llevada a una sala de


observación donde una enfermera entra a revisarla. Guante puesto, su mano
desaparece debajo de la sábana.

⎯Parece que alguien se queda para tener un bebé. Te llamaría cada cinco casi
seis centímetros. ¿Estás planeando recibir la epidural?

—No. Voy natural.

La enfermera parece divertida, casi como si pensara que Melocotón no sabe en


qué se está metiendo.

—¿Has hecho esto antes?

—Sí. Lo hice sin epidural cuando entregué a mi primer bebé.

—De acuerdo, entonces.

Ella es dura.

—Sé que puedes hacerlo sin epidural, pero odio verte con dolor.

Ella estira su mano y acuna mi rostro.

—Estoy bien. De verdad. —Melocotón es la que está dando a luz, pero me está
calmando. Es justo como es.

—Es un buen tipo de dolor. —Ni siquiera tiene sentido para mí, pero es mi
deber respaldar su decisión.

—Lo vas a hacer bien, nena.


Una hora de jadeos y pesadas respiraciones pasan. Y no del buen tipo.

—Tengo que pujar.

Un equipo de enfermeras y doctores llenan la habitación después de que la


enfermera la examine.

Santa mierda. Esto está sucediendo rápido. No solo su labor de parto y el


nacimiento de este bebé. Todo el embarazo desde la noche en Montego Bay.

¡Sorpresa! Estamos embarazados.

Adivina que, Clark. Vas a tener a un hermanito o hermanita.

El bebé se ve perfecto en el ultrasonido.

¡Beau! Sentí al bebé moverse.

Pon tu mano aquí y siente cuan fuerte patea este chico.

No me perdí de nada esta vez. Amé cada minuto de ver crecer a nuestro hijo
dentro de Melocotón.

—Estamos a punto de conocer a nuestro nuevo hijo o hija. Estoy tan contento
de no haber averiguado el sexo del bebé.

—Bueno, estamos a punto de saber porque ya está sucediendo.

Oh, mierda. La realidad me golpea. Estoy a punto de ser papá para otra
pequeña persona.

Melocotón se mueve en su posición, sus piernas dobladas y separadas, sus


manos envueltas alrededor de la parte posterior de sus muslos.

—La presión construyéndose. Oh, Dios, tengo que pujar.

Melocotón puja a través de la siguiente contracción.

—Mire aquí abajo, señor Emerson, si quiere ver la cima de la cabeza de su


bebé.

¿En serio? ¿Ya se puede ver la cabeza después de un empujón? Pensé que esto
llevaría mucho tiempo. Melocotón dijo que con Clark lo hizo.

Me pongo de puntitas para ver más allá de la cortina en la parte inferior. Lo he


visto innumerables veces, pero nunca con algo tan surrealista sucediendo.
—Parece que estás a punto de dar a luz Melocotón. Este bebé no tiene cabello.

—Ahh. ¿Mi podre bebé es calvo?

El doctor ajusta la iluminación.

—Veo cabello. Es muy ligero.

Me inclino y beso su frente mientras esperamos la siguiente contracción.

—Te amo tanto.

—Yo también te amo. —Ella me acaricia mi cara con su mano—. Me alegra


que no te hayas perdido nada con este.

—A mí también.

Melocotón toma una respiración profunda y la deja salir antes de tomar otra y
sostenerla. Ella tira de sus piernas hacia atrás y su rostro se vuelve rojo remolacha
mientras empuja con toda su fuerza. Ella detiene el empuje y libera sus piernas
mientras se arquea de la cama.

—ODiosmío, hay tanta presión. Estoy ardiendo. En llamas.

—No te detengas, Anna James. Sigue y está podría ser la última.

Ella inhala hondo y se pone de nuevo en posición para pujar otra vez.

—Vea aquí, señor Emerson, si quiere ver a su hijo venir al mundo.

Me inclino sobre la pierna de Melocotón y veo la cabeza de nuestro bebé salir


de su cuerpo. El bebé sale con su cara hacia abajo pero el doctor la gira así puede
succionar su boca y nariz.

Veo su rostro por primera vez. Justo como Anna James.

—Este se parece a ti, Melocotón.

Nunca he visto nada más asombroso.

—Qué hermosa carita.

—Vamos a conseguir el otro extremo de este bebé hacia fuera y ver si tenemos
un niño o una niña. ⎯La enfermera empuja contra la pierna de Melocotón y me
hace un ademan para que yo haga lo mismo con la otra pierna—. Puja, Anna
James ¡Puja!
Veo la determinación en su rostro y sé que su próximo pujido será el último. Y
lo es.

Escucho el sonido de un chorro de líquido y luego un grito penetrante. El primer


sonido de nuestro bebé.

—¿Quieres que te diga o que te muestre qué es este bebé?

—Muestra —decimos al unísono.

Esta vez, no hay un pene.

—Es una niña. Y se parece a ti.

Beso la parte superior de la cabeza de mi dulce Melocotón.

—Lo hiciste muy bien. —Ella es increíble.

Nuestra hija es colocada en el pecho desnudo de Melocotón, escondida dentro


de su bata de hospital. Piel con piel.

Acaricio la mejilla de mi hija con mi dedo y recuerdo hacerle esto a Clark


cuando era más pequeño.

—Ya la amo a pedazos, al igual que a Clark.

—Lo sé.

Georgia Rhea Emerson. Nuestro pequeño melocotón de Georgia.

Hace tres años una bella chica estaba sentada frente a mí en un restaurante
hedonista. No hacía más que estar ahí sentada. Con la cabeza agachada.
Ruborizándose. Poniendo mi mundo de cabeza. Una desconocida que pronto
llegaría a significar todo para mí. Ella no se esforzó por conseguirlo. Era
imposible olvidarla. La amo tanto que a veces dudo de mi cordura. Pero ella nunca
duda de mi pasión.

Seguí mi corazón y me llevó de vuelta a ella.

Una vez, mi chica vainilla.

Ahora, mi chica por siempre.

Nuestro real y hermoso.


.
Realizado sin fines de lucro para promover la lectura.
Apoyemos a los autores comprando el original.

También podría gustarte