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Lectura 5

La Bioética y sus principios


Material recopilado por Dr. Rafael Gasperi – Dra. Ana Mireya Pérez

Introducción
En el ejercicio de la medicina el apego a ciertas conductas, normas morales
y valores es fundamental para ejercer correctamente la profesión. Es por
ello que la profesión médica se rige por bases legales que están
contempladas en la Ley del Ejercicio de la Medicina y que las sanciones por
daños causados a los pacientes, generalmente de tipo involuntario, son de
tipo penal, civil y administrativo. Estas sanciones son impuestas por los
tribunales y jueces ordinarios de la administración de justicia, el poder
Judicial y su respectivo Ministerio.
Por otra parte, recordemos que las bases Éticas están contempladas en el
Código de Deontología o de Ética Médica y que sus sanciones son de tipo
Disciplinario, por ejecutar conductas contrarias a las normas morales y
éticas establecidas para la profesión, por lo que son impuestas por el
Tribunal Disciplinario del Colegio de Médicos.
Estas bases éticas se fundamentan en Principios Bioéticos que están
reglamentados en el respectivo Código de Deontología. A continuación,
presentamos los conceptos básicos y los principios de bioética que son
universales y de estricto cumplimiento para ejercer la Medicina, extraídos
del libro de la Profesora Marta Cantavella: “Bioetica: ciencia y humanismo”,
docente de la Universidad Francisco de Miranda del Estado Falcón de
Venezuela.
Definición de Bioética
El concepto de bioética ha ido modificándose y enriqueciéndose en el
tiempo pero sigue siendo, en esencia, un concepto de amor y equidad entre
los beneficios y riesgos de opciones y decisiones. La definición clásica de
bioética es la publicada en 1978 en la primera Enciclopedia de Bioética. En
esta obra, Reich define a la bioética como “el estudio sistemático de la
conducta humana en el área de las ciencias de la vida y la atención de
salud, en cuanto esa conducta es examinada a la luz de los principios y
valores morales”.
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La bioética es un espacio donde diferentes especialistas en distintas
disciplinas, discuten en un perfecto intercambio de conocimientos
situaciones comunes a todos en mayor o menor cuantía, sin que esto
signifique invasión de territorio ajeno, sino colaboración interdisciplinaria
que redunda en beneficio para todos, pero sobre todo para la humanidad.
Esta colaboración interdisciplinaria, centrada tanto en el aporte de
conocimientos y en como compartirlos, se aprecia perfectamente en la
modalidad actual de atención de salud, donde un equipo y no una persona
aislada es el responsable de la salud del paciente, de su familia o de la
comunidad y donde el objetivo común es el mayor bienestar para ellos.
En este contexto, la bioética es la herramienta común para afrontar los
dilemas éticos que surgen tanto en relación con el paciente, su familia o la
comunidad como entre los diferentes miembros del equipo de salud. En
consecuencia, “La interdisciplinariedad” debe concebirse no como una
categoría de conocimientos sino como una categoría de acción, que
permite el dialogo entre diferentes formas de conocimientos, permitiendo
así que pensamientos distintos se complementen uno a otro consolidando
la íntersubjetividad.
Bioética de los principios o Principialismo
Existen en la bioética diferentes modelos explicativos de su referencial
teórico; el que tomaremos como referencia en esta asignatura es el de la
Bioética de los principios o principalismo.
El Principialismo representa sin lugar a dudas uno de los modelos clásicos
más utilizados para el abordaje de los problemas bioéticos. Los autores de
este modelo, publicado en 1978, son Tom Beauchamp y James Childress
del Kennedy Institute Of Biomedical Ethics, Estos autores, proponen los
siguientes cuatros principios como base ética de las actuaciones del
hombre y para el análisis de los dilemas bioéticos: autonomía, no-
maleficencia, beneficencia y justicia, considerándolos a todos como
deberes de primera fase y afirmando que la actuación ética en medicina
requiere de un equilibrio entre los cuatros principios, pues todos están
generalmente presente en la praxis médica.
El principialismo es fundamentalmente utilitario y tiene el inconveniente de
ser en exceso pragmático; sin embargo, es útil para el análisis de
situaciones conflictivas siempre y cuando se utilice como norma de
referencia, además no existe un orden jerárquico entre los principios
propuestos o reglas de referencias que permitan decidir, en caso de
conflictos, entre uno u otro principio.
A continuación comentaremos sobre los cuatros principios de la Bioética:
Beneficencia, No maleficencia, Autonomía y Justicia distributiva.
1.-Principio de Beneficencia
Es un principio fundamental para todas las personas que viven en sociedad,
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pero es especialmente importante para los profesionales de la salud por formar
parte del ethos médico desde la más remota antigüedad; además es al que se
apela con mayor frecuencia en el área de la atención sanitaria. En esta área,
este principio se refiere al deber que tienen los profesionales de la salud de
actuar siempre en beneficio del paciente y de asistir a sus semejantes en
estado de necesidad, ofreciendo una atención respetuosa y de alta calidad al
enfermo. Según Kottow, el acto ético debe ser benéfico tanto para el agente
como para el paciente, siendo este el miembro más débil de la interacción entre
los dos y es también el más necesitado de la adecuada y benéfica ejecución
del acto. De allí que un acto médico sea éticamente más adecuado cuando
beneficia al más débil o necesitado o cuando el beneficio es mayor y menos
oneroso en términos de riesgos y costos.
2.- Principio de No-Maleficencia:
Se refiere a la obligación de no inflingir daño intencionalmente y está inspirado
en el tradicional “primum non nocere”. Es uno de los más controversiales, pues
algunos autores piensan que forma parte del principio de Beneficencia y por
ende no debe considerarse como un principio independiente de este, puesto
que al evitar un daño se está, de hecho, haciendo un bien; mientras que otros
autores diferencian claramente un principio de otro. Los fundadores de la
escuela principialista, Beauchamp y Childress, también consideran la
Beneficencia y la No- Maleficencia como dos principios distintos.
El principio de No-Maleficencia es muy antiguo, Hipócrates alrededor del año
430 a.C. en el párrafo 11 del libro I de Epidemia aconsejaba a los médicos lo
siguiente:” Al tratar las enfermedades debe hacerlo con dos metas: ser útil y no
hacer daño”, esta frase simplifica lo que traducido al latín es el “primum non
nocere”. En el área de salud, el principio de No- Maleficencia debe entenderse
como la obligación de no ser negligente o imprudente a fin de no producir
daños.
3.-Principio de Autonomía:
Ha recibido diferentes denominaciones por diferentes autores y en distintas
épocas, algunas se han referido a él como el principio de respeto a las
personas o principio de respeto a la autonomía. Por autonomía se entiende la
condición de ser autodeterminante, y por tanto, de realizar las propias
escogencias en función de las razones que tenga para ello cada persona en
particular.
Una persona es autónoma cuando es capaz de decidir sobre sus objetivos
personales y de actuar en consecuencia, de tal forma que se gobernara a sí
misma y tomara sus propias decisiones con absoluta libertad. Al hacer uso de
su autonomía, cada persona conduce su vida de acuerdo con sus propios
intereses, deseos y creencias; por lo tanto, al hombre le pertenece enteramente
aquella parte de su conducta que no afecta a las demás personas y sobre la
cual la sociedad no tiene por que intervenir, puesto que ella representa
esencialmente la libertad humana. En consecuencia, la autonomía no solo es
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valiosa por que reafirma una de las características fundamentales de las
personas, sino porque además tiende a promover el bienestar del sujeto al
permitirle seleccionar lo que considera que es mejor para él. En el campo de
salud, la autonomía ejercida por una persona mentalmente competente y
tomada sin coersion, significa que tiene derecho a disponer lo que debe hacer
con su cuerpo, durante su vida y después de su muerte.
En Venezuela, el código de Deontología Médica vigente se refiere a la
autonomía (Artículos 73 y 77 y 60 al 68) cuando afirma que el paciente tiene
derecho a participar en las decisiones médicas y a rehusar procedimientos
diagnósticos o terapéuticos. En consecuencia, la obligación del médico en
resguardo de la autonomía del paciente, es obtener su consentimiento cuando
se le plantee un procedimiento diagnostico, terapéutico o de investigación. A su
vez, el Código Deontológico de Enfermería se refiere claramente a la
autonomía del pacientes en los ítems nro. 5 y 8 del artículo 36 y en el contenido
del artículo 39.
Se respeta la autonomía de una persona cuando se valorizan sus opiniones o
sus elecciones y se evita obstruir las acciones que esta persona desea realizar,
siempre y cuando estas no vayan en contra de la autonomía de otros o sean
perjudiciales para terceros. Por lo tanto, irrespetar la autonomía es desconocer
los juicios de otras personas, negar su libertad para actuar así como omitir la
información necesaria para que la persona pueda juzgar una situación a menos
que existan razones convenientes para ocultarla, lo cual constituye siempre
una excepción.
No todas las personas tienen la capacidad de autoderminarse, pues esta es
una capacidad que madura en el transcurso de vida del individuo; por eso un
niño o una persona mentalmente deficiente, enferma, inconsciente o en estado
de coma no tiene autonomía plena. Además, algunas personas pierden su
capacidad total o parcialmente debido a enfermedades o circunstancias que
restringen severamente su libertad
4.- Principio de justicia:
Desde el punto de vista de la bioética, el Principio de justicia se interpreta como
justicia distributiva, que es proporcionarle a todas las personas y en nuestro
caso a los pacientes, todos los beneficios que por derecho tienen y merecen.
En este sentido, se produce una injusticia cuando se le niega a una persona un
beneficio que merece sin que exista para ello una buena razón o también
cuando se le impone indebidamente una carga. Es esta interpretación la que
prevalece en el área de las salud y también es en esta área donde el principio
de la justicia se transgrede con mayor frecuencia, especialmente por el estado
al no proporcionar a cada quien lo que necesita. 5
Este principio no se ha discutido lo suficiente con relación a la distribución de
los recursos financieros, tanto para el sector de salud en general como para los
distintos niveles de este sector. La habilidad para equilibrar los beneficios y
riesgos de opciones y decisiones, es decir para obrar con justicia, es un
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indicador de madurez tanto de una sociedad bioética como de una persona; el
problema radica en dilucidar sobre cuales reglas de distribución apoya las
acciones.
Si la justicia es un derecho y todas las personas tenemos derecho a la salud, la
implementación de este derecho es responsabilidad del Estado, el cual debe
organizar, financiar y ejecutar un sistema de salud pública que cumpla con los
principios básicos de la equidad garantizando su continuación sin restricciones
de ningún tipo.

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