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La Reforma Protestante - José Núñez Diéguez
La Reforma Protestante - José Núñez Diéguez
1. Prólogo
2. Juan Wycliffe, la Estrella de la
Mañana 1330-1384
3. Pedro Valdo, el Primer Temblor.
Murió en 1218
4. Jan Huss, El Ganso 1369-1415
5. Girolamo Savonarola, El
Precursor Florentino 1452-1498
6. Felipe Melanchton, El Dulce
Luterano 1497-1560
7. Wilibrandis Rosenblatt, La
Novia de la Reforma 1504-1564
8. Wolfgang Capito, Una Lámpara
en la Reforma 1478-1551
9. Meno Simons, El Pacifista
Caliente 1496-1561
10. Tomás Becon, El Protestante del
Lunes a la mañana 151-1567
11. Pedro mártir Vermiglio, El
Fénix de Florencia 1499-1562
12. Andreas Caltelberger, el Cojo
de la Reforma
13. Guillermo Tyndale, El
Traductor Clandestino 1494-1536
14. Martín Bucero, El Crisol del
Protestantismo 1491-1551
15. Marie Dentière, La Primera
Dama de Francia 1495-1561
16. Juan Oecolampadio, Una
Lámpara en la Reforma 1482-1531
17. Tomás Cranmer, El Lobista del
Evangelio 1489-1556
18. Guillaume Farel, EL Agitador
Francés 1489-1565
19. Latimer y Ridley, ejecutados en
1556
20. Ulrico Zuinglio, El Gigante
Suizo 1484-1531
21. Hans Gooseflesch, El
Reformador Accidental 1400-1468
22. Heinrch Bullinger, La Barba de
Zurich 1504-1575
23. Conrado Grebel, El
Reformador Radical 1498-1526
24. Félix Manz, Uno de los
Primeros Mártires de la Reforma
1498-1527
25. Juan Knox, Reformador
Escocés 1513-1572
26. Juan Calvino, El Genio de
Ginebra 1509-1564
27. Roberto Estienne, La Tinta de
la Reforma 1503-1559
28. Jane Grey, La Mártir
Adolescente 1537-1554
29. Teodoro Beza, El Primer
Calvinista 1519-1605
30. Zacarías Ursinus, El Profesor
Feliz 1537-1583
31. Johaness Bugenhagen, El
Pastor Administrador 1485-1558
32. Catalina von Bora, La Monja
Fugitiva 1499-1552
33. Martín Lutero, Aquí me planto
1488-1546
34. Bibliografía
1. Prólogo
Quiero presentarles pequeñas biografía de personas ilustres de la Reforma.
Me han quedado afuera personas como Desiderio Erasmo, Castello,
Hubmaier, los hermanos Valdez, Servet, Cipriano de Valera, Casiodoro de
Reina, Occino. Y otros tantos.
Todos los días en las redes sociales leemos a fanáticos de los reformadores
que defienden con uñas y dientes TODO lo que sus reformadores preferidos
hicieron o dijeron. Cuando leemos la historia, vemos que ni siquiera los
contemporáneos de Lutero y Calvino los defendieron con tanta vehemencia.
La ignorancia de la historia generalmente acompaña a ese fanatismo.
Como hijo de un inmigrante gallego entiendo la opresión que supuso la
injerencia de la Iglesia Católica en todo aspecto de la vida española y
europea. Carlos V fue uno de los emperadores más famosos de la historia.
Y gobernaba desde España. Esa falta de libertad de conciencia para no
poder elegir qué creer sumió a España, y con ella a toda América Latina
más tarde, en la oscuridad. La libertad política de los países anglosajones es
un mérito y consecuencia directa de la Reforma Protestante.
Lutero no abordó el tema de la libertad de conciencia en sus Noventa y
Cinco Tesis, ni ideó una teoría política que apoyara el pluralismo religioso.
Pero sus cartas y obras principales no dejan dudas de que el padre de la
Reforma Protestante esperaba reconstruir todo el enfoque medieval de las
creencias religiosas. Lutero ofrece el tratamiento más completo de estos
temas en “Autoridad Secular: Hasta qué punto debe ser obedecida” (1523),
donde distinguió claramente los objetivos de la iglesia y el estado,
limitando el alcance del gobierno para preservar la vida y la propiedad.
"Porque sobre el alma Dios puede y no permitirá que nadie gobierne sino Él
mismo", escribió Lutero. "Por lo tanto, cuando el poder temporal presume
prescribir leyes para el alma, invade el gobierno de Dios y solo engaña y
destruye las almas".
Rechazando la noción de una comunidad cristiana, Lutero argumentó que el
estado no poseía ni la competencia ni un mandato del cielo para inmiscuirse
en asuntos espirituales. "El alma no está bajo el poder de César", escribió.
"No puede enseñarlo ni guiarlo, ni matarlo ni darle vida". Otros
reformadores buscaron una separación radical de la iglesia y el estado, un
concepto que Lutero finalmente rechazó. Otros cristianos reformados y
desconocidos fueron más allá al defender los derechos de todos los
creyentes religiosos, incluso los derechos de los los herejes y los no
creyentes, en la vida cívica y política. Esos hermanos también son parte de
la Reforma. Fue la llamada Reforma Radical, nacida en Suiza con los
anabaptistas.
Sin embargo, prácticamente todas las defensas importantes de la libertad
religiosa en el siglo XVII —la política liberal del cuáquero William Penn, el
bautista Roger Williams, Pierre Bayle y John Locke— dieron por sentadas
las ideas de Lutero. "El único camino estrecho que conduce al cielo no es
mejor conocido por el magistrado que por las personas privadas", escribió
Locke en “Una carta sobre tolerancia” (1689), "y por lo tanto no puedo
llevarlo con seguridad como mi guía, que probablemente sea tan ignorante
del camino como yo mismo, y quien ciertamente está menos preocupado
por mi salvación que yo mismo".
El lenguaje del Artículo 18 en la Declaración Universal de Derechos
Humanos: "toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento,
conciencia y religión", rinde homenaje a la visión de Lutero. Su primer
autor, el embajador libanés Charles Malik, delegado de la Comisión de
Derechos Humanos de la ONU original, también era estudiante de la
Reforma. "Las mentes y las conciencias de las personas son las cosas más
sagradas e inviolables sobre ellas", escribió Malik, "no su pertenencia a esta
o aquella clase, esta o aquella nación, o esta o aquella religión".
Lo paradójico es que a pesar de lo dicho por Lutero cuando afirmó, "Por lo
tanto, cuando el poder temporal presume prescribir leyes para el alma,
invade el gobierno de Dios y solo engaña y destruye las almas", eso no
impidió que en la mente de Lutero la Iglesia y el Estado mantuvieran
relaciones carnales; y fue lo que impidió que Lutero resolviera las
implicaciones de su teología política. Una vez que el protestantismo se
convirtió en una fe establecida, aprobó el uso de la fuerza contra los
herejes; su trato rudo hacia los judíos siguió el patrón lamentable del
cristianismo europeo. Las personas en la historia tienen esas
contradicciones.
La Reforma es un punto de inflexión en la historia europea, pero también es
un evento global. Por supuesto, hubo predecesores de Martín Lutero que
veremos en este libro, y sus ideas fueron tomadas por varios movimientos y
se opusieron otros en el curso de la historia. La Reforma y la
Contrarreforma demostraron que la sociedad y los estados ya no eran
homogéneos, incluso si el principio de cuius regio eius religio (lo que
significa que la religión del gobernante dictaba la religión de los
gobernados) intentó mantener un estado religiosamente homogéneo.
La Reforma como movimiento fue posible gracias a una revolución
mediática, la invención de la imprenta. Las ideas de Lutero se extendieron
por toda Europa como panfletos. El latín, siendo la lingua franca entre las
élites educadas, permitió el intercambio de ideas independientemente de los
idiomas nacionales existentes. La ciudad de Wittenberg se convirtió en un
centro de comunicación internacional: los estudiantes que asistieron a la
Universidad Wittenberg de varias naciones llevaron las ideas de la Reforma
a sus países de origen. La imprenta ayudó a hacer circular las ideas
originarias de Wittenberg al resto de Europa.
Medio milenio después, en octubre de 1517, celebramos el 500 aniversario
de la Reforma. ¿Qué significa la Reforma hoy? ¿Qué influencia tiene la
Reforma en la democracia y la sociedad, en la ética y tecnología de los
medios, en la globalización y el desarrollo?
Hoy vivimos en un mundo globalizado interconectado e interdependiente,
resultado de un proceso que comenzó hace cinco siglos cuando se descubrió
América y los barcos españoles y portugueses circunnavegaron el mundo.
Nuevamente, estamos en medio de una revolución mediática; Ya no es la
imprenta sino Internet de alta velocidad la que difunde información en todo
el mundo en una fracción de segundo. Hace décadas, en la era de los
medios de comunicación, la televisión, la radio y los periódicos servían
como filtro de información y como multiplicador. Hoy un individuo puede
ser productor (es un consumidor que es parte activa en la creación de
productos de consumo en internet: blogs, publicaciones, libros como este
vendido online) y consumidor de información: el llamado prosumidor es el
símbolo de un discurso no jerárquico.
El concepto del sacerdocio de todos los creyentes democratizó la iglesia;
Las redes sociales y el prosumidor tienen el poder de democratizar la
sociedad de la información, a menos que los nuevos intermediarios
restrinjan el libre acceso a la información. Si interpretamos la Reforma
como la lucha del individuo que se opone a una institución todopoderosa, el
monje contra la iglesia papal, entonces el acceso del individuo a la
información y su derecho y su capacidad para difundir información
libremente deben fortalecerse contra el todopoderoso. Compañías de
Internet: Google, Facebook y otras, que actúan como intermediarias y
controlan el flujo de información mediante algoritmos secretos.
La Dieta Imperial de Augsburgo reconoció los Estados Protestantes en 1530
en una admisión pragmática de que ya no había una verdad religiosa
(cristiana) universalmente aceptada. La conciencia individual se colocó por
encima del magisterio, en palabras de Lutero: "A menos que esté
convencido por el testimonio de las Escrituras o por una razón clara (porque
no confío ni en el Papa ni en los consejos únicamente, ya que es bien sabido
que ellos tienen a menudo se equivocaron y se contradijeron)”. Las
Escritura ha dejado de ser una autoridad en una sociedad secular y
multicultural, pero parece que apelar a la razón también ha quedado
obsoleto recientemente. Evaluar los hechos y aplicar la razón ya no es un
terreno común para el discurso público.
Si los hechos se han convertido en un impedimento para avanzar en la
propia agenda en una sociedad polarizada y dividida, entonces la política ha
pasado a ser "postfactual". Los "hechos alternativos" se han convertido en
un método para explicar los hechos que contradicen el punto de vista
político. Es indicativo de este desarrollo en ambos lados del Océano
Atlántico que "post-verdad" fue nombrada palabra del año por el
Diccionario Oxford en 2016. "Post-factual" fue nombrada palabra del año
por la sociedad lingüística alemana, también en conexión con un aumento
del populismo de derecha que se basa en rumores y teorías de conspiración.
Los reformadores y sus oponentes no estuvieron de acuerdo en su
interpretación de las Escrituras, basaron sus argumentos en diferentes
presuposiciones pero siguieron las mismas reglas del discurso. Siguiendo el
enfoque humanista ad fontes (volver a las fuentes), la Reforma enfatizó la
importancia de leer las Escrituras en los idiomas originales porque los
reformadores no querían confiar en traducciones inexactas. La idea de
llegar a las raíces y acertar con los hechos es inherente a la Reforma. Si el
populismo de derecha y de izquierda tuercen los hechos, siguiendo la
noción de que "el fin justifica los medios", entonces las iglesias cristianas,
descendientes de la Reforma tenemos que levantar los brazos para que la
verdad de Dios vuelva a ser considerada. Un alma a la vez.
Creo que nuestra mejor estrategia sigue siendo predicar el evangelio, y no
enzarzarnos en cuestiones políticas donde las iglesias pueden ser
manipuladas por los poderes de turno. En el siglo I lo mejor que hicieron
los cristianos fue predicar la Palabra de Dios, en el siglo XVI también lo
hicieron, y en ambos casos cambiaron las estructuras de la sociedad. Hoy,
en un mundo poscristiano venimos muy atrasados en eso. Los cristianos que
defienden la Reforma viven encerrados en sus templos. Se ve poco
discipulado. No sé qué harían Lutero y Calvino si vivieran hoy, pero creo
que los anabaptistas volverían a oponerse a los evangélicos modernos y
llevarían a cabo una Reforma versión 2.0, porque mucho a lo que se
opusieron de Lutero y Calvino sigue más vivo que nunca.
Hoy todos quieren vivir sin hacer olas dentro de las barcas de sus
denominaciones, sin arriesgar nada, en una zona cómoda y a la defensiva
del mundo, protegidos del mundo. “Id y predicad” se cambia a “Vengan y
disfruten nuestra reunión”. Mucha energía gastada en hablar y escribir de la
sana doctrina. Carecemos de la valentía de estos hombres y mujeres ilustres
olvidados que les presento aquí. Les pido que puedan comprender sus
contradicciones, que seamos comprensivos con sus puntos de vista, les pido
que consideren la preparación espiritual y mental de estos hermanos para
que exijamos que se nos alimente con pastos frescos, y respiremos en estas
cortas páginas su deseo de ser libres de toda opresión de aquellos que un
dedo tratan de tapar el sol.
2. Juan Wycliffe, la Estrella de la
Mañana 1330-1384
JuanWycliffe ha sido llamado "La estrella de la mañana de la Reforma". La
estrella de la mañana no es en realidad una estrella, sino el planeta Venus,
que aparece antes de que salga el sol y mientras la oscuridad aún domina el
horizonte. La estrella de la mañana es inequívocamente visible.
No solo la Biblia necesitaba ser traducida; También tuvo que ser copiada y
distribuida. Esto fue antes de la imprenta (inventada en 1440), por lo que las
copias tuvieron que hacerse minuciosamente a mano. A pesar de los
desafíos, cientos de Biblias fueron producidas y distribuidas a la tropa de
pastores de Wycliffe, quienes predicaron en toda Inglaterra mientras la
Palabra de Dios se abría paso hacia la gente. Los seguidores de Wycliffe se
llamaron Lolardos. Eran enclaves de reforma no solo en Inglaterra, sino en
toda Europa.
Pero los esfuerzos de reforma de Wycliffe no pudieron ser apagados por las
llamas ni detenidos por las declaraciones de un consejo. Esta estrella de la
mañana brilló intensamente contra el horizonte, señalando la pronta llegada
de la luz del día.
3. Pedro Valdo, el Primer Temblor.
Murió en 1218
Más de 300 años antes de Lutero en la ciudad de Lyon, al sur de Francia,
apareció un reformador. Su nombre era Pedro Valdo.
Su apellido quizá era Valdéz o Vaudés, Waldo es una adaptación italiana.
No se sabe si murió entre los años 1205 y 1207 ó 1215 y 1218.
Sabemos que en 1170 Pedro era un rico comerciante de su ciudad. Tenía
una esposa, dos hijas y muchas propiedades. Unos dicen que algo pasó
cuando murió un amigo, se preocupó por el estado de su propia alma.
Quiso leer la Biblia. Pero estaba en latín. Contrató dos eruditos para que la
tradujeran para él. Buscó asistencia espiritual de un sacerdote. Este le
mostró el versículo de Lucas 18.22, “Vende todo lo que tienes y dáselo a los
pobres…”. Pedro hizo exactamente eso, dejando una provisión para su
esposa e hijas. De allí en más decidió vivir en completa dependencia de
Dios.
Comenzó a predicar en las calles de Lyon. Muchos se convirtieron, y ya en
1175 tenía una gran cantidad discípulos. Tanto hombres como mujeres. Se
autodenominaban “pobres de Lyon”. Llegaron a llamarse los Valdenses.
La iglesia se opuso esta predicación laica y comenzó la oposición. Es
notorio que San Francisco de Asís, creía lo mismo que Pedro Valdo, ¿Por
qué no fue perseguido él? Porque se sometió al papa.
El arzobispo de Lyon estaba particularmente cabreado por esta banda de
gente sin educación. En 1179 Pedro acudió al papa Alejandro III, y recibió
su aprobación. Pero 5 años después, el nuevo papa Lucio III lo excomulgó.
Pedro nunca se propuso dejar la iglesia, pero luego de la excomunión y
luego de la muerte de Pedro las convicciones del grupo crecieron.
Ellos rechazaban toda autoridad que no viniera de la Biblia. Solo aceptaron
el bautismo y la comunión como únicos sacramentos. Fueron muy
populares en el norte de Italia y aún en Latinoamérica hay varias iglesias
valdenses en Uruguay. El doctor René Favaloro nos cuenta en Crónicas de
un médico rural sus experiencias en el primer consultorio que tuvo en la
Pampa en Jacinto Araoz donde había una comunidad valdense. “Era, por
sobre todas las cosas, centro de cultura donde se realizaban innumerables
reuniones para intercambiar opiniones sobre temas trascendentes
relacionados con la comunidad. Predominan en los valdenses principios
definidos de solidaridad, de sentido comunitario, de respeto mutuo, de
rígidos cánones éticos y morales y de gran amor a la libertad, como
consecuencia de la acción desplegada por los pastores, con la ayuda de
laicos que colaboraban directamente con la iglesia y que, a través del
tiempo, se transformaban en verdaderos líderes de la comunidad. Es
necesario resaltar que la iglesia se sostiene por contribución de todos los
feligreses que aportan de acuerdo a su capacidad económica.”
Algunos bautistas bien intencionados, pero con grandes huecos de
conocimiento histórico pretenden que los Valdenses son un eslabón en la
cadena de la iglesia bautista actual, como si ella tuviera su origen en el
apóstol Pablo. Un tal Thomas Williamson en internet dice que los valdenses
eran bautistas independientes, eso es como decir que Cristóbal Colón era
peronista, simplemente porque el peronismo nació en América, y fue Colón
quien descubrió América. Y como Colón creía en la justicia social, entonces
Colón era peronista. Es un anacronismo histórico. El que los valdeneses
hayan tenido la luz del Espíritu Santo para entender doctrinas bíblicas y que
hayan tomado y rescatado doctrinas que hoy creemos, es mérito de ellos,
para la gloria de Dios, y no le da derecho a ninguna denominación actual el
apropiarse de ser más fieles porque pretenden ser una iglesia más antigua.
Porque detrás de la pretendida antigüedad se esconde el decir “nosotros
somos más fieles que ustedes que nacieron hace 200 años, nosotros nacimos
con el apóstol Pablo”. Eso es lo que hace la iglesia católica. Eso es
manipular la historia. El nombre bautista nace en la reforma protestante. Y
los que vinieron antes de la reforma tuvieron la luz que tuvieron y fueron un
pilar dentro de la historia de la iglesia. La historia es una película, y no una
foto. Pedro Valdo era y quería ser cristiano, y nada sabía de bautistas…lo
que hizo esa denominación en lenguaje histórico fue una “apropiación”
como tantos tiranos en la historia hicieron del pasado para justificar su
existencia.
4. Jan Huss, El Ganso 1369-1415
El 17 de diciembre de 1999 el papa Juan Pablo II se dirigió a una multitud
de fieles católicos en la República Checa expresando su profundo
remordimiento por la muerte cruel que la misma iglesia le infligió a su
héroe nacional en el siglo XV.
Seducido por una promesa falsa, Jan Hus fue engañado por el Consejo de
Constanza que le había prometido inmunidad si asistía a dicho congreso
donde podría exponer sus enseñanzas. Al hacerlo lo encarcelaron por 6
meses, se burlaron de él y le ordenaron que se retractara, lo que rehusó. En
julio de 1415, fue desnudado, adornado con un capirote en su cabeza
pintado con diablitos y lo tildaron de Archi herético. Todo esto mientras
oraba por sus enemigos.
Lo ataron a un palo en medio de una pila de los libros que escribió. Lo
invitaron a retractarse una vez más, pero él contestó que lo que había
enseñado con sus labios, lo iba sellar con su sangre. Y lo hizo.
Cuando las llamas subían lamiendo sus pies, él cantaba. El secretario del
concilio le gritaba, “Maldito Judas, has abandonado las sendas de la paz, y
has tratado con judíos, te sacamos la copa de la redención”. Luego de su
muerte una ola de indignación invadió Europa central. En su nombre sus
seguidores enfrentaron a Roma en violentas protestas por una década. Jan
Hus era un predicador, una figura política, un profeta, un proto reformador
y un mártir.
Alrededor de 1369, nació un ganso en gansolandia. Hus en lengua checa
significa ganso, nació en Hussinec, algo así como gansolandia, en el reino
de Bohemia. De familia pobre, llegó a ser decano de la facultad de filosofía
en Praga. Estuvo mediando entre los hablantes alemanes y los ciudadanos
checos, por eso Hus llegó a ser una figura importante dentro del
nacionalismo de su nación.
Pronto empezó a predicar violentos sermones contra la inmoralidad del
clero católico, hasta que lo suspendieron.
Su visión de las Escrituras cambió cuando leyó los libros de Wycliffe, de
quien ya hablamos. Defendió esos libros tanto que los historiadores lo
llamaron el bulldog de Wycliffe. Defendió el que se predicara en el lenguaje
actual de la gente del pueblo (recuerden que antes la iglesia católica sólo
predicaba en latín)
Luego de ser condenado a muerte en 1415, Hus dijo unas palabras que
fueron proféticas: “Pueden ahora asar al ganso, pero dentro de 100 años un
cisne se levantará, cuyo canto no podrán silenciar”. ¿A que se refería?
Exactamente 102 años (en octubre de 1517), un monje clavaba las 95 tesis
en la puerta de una iglesia en Alemania dando inicio a la reforma
protestante. Su nombre era Martin Lutero.
En la disputa de Leipzig en 1519 Lutero cuestionó que el obispo de Roma
pudiera ser jefe de toda la cristiandad, se lo llamó por primera vez “husita”,
en ese momento Lutero lo rechazó, pero luego de leer los escritos de Hus,
se reconoció como el cisne profetizado. Muchos de los cuadros actuales que
hay de Lutero, aparece siempre en el fondo un cisne. En el sermón del
funeral de Lutero en 1546 se menciona al cisne también.
El ganso, un prominente precursor de la Reforma se plantó firme y fue
martirizado. Al ganso le siguió el cisne, y Roma todavía no pudo
silenciarlo.
5. Girolamo Savonarola, El
Precursor Florentino 1452-1498
Alrededor de la base del monumento de Lutero en la ciudad de Worms,
Alemania, se sientan 4 precursores de la reforma protestante—Jan Hus,
Juan Wycliffe, Pedro Waldo y Girolamo Savonarola. Entre ellos no podrían
ser más distintos. Un filosofo, un teólogo, un comerciante y un sacerdote
católico, respectivamente. Cada uno de ellos inspiró a Lutero en su
búsqueda de la verdad. Cuando Lutero iba viajando a la dieta de Worms en
1521 para enfrentar el juicio por sus doctrinas—luego de quemar la bula
papal que lo excomulgaba—llevaba un pequeño cuadro de este fraile
dominico italiano.
Lutero enfrentaba la posibilidad de que lo condenaran a muerte en Worms,
quizá comparando su vida con Savonarola: con aquella voz profética,
Savonarola condenó a la iglesia católica por corrupción. Su conflicto con el
papa español Alejandro VI, el papa Borgia, alcanzó el clímax cuando lo
excomulgaron y ejecutaron en la hoguera. Lutero también había sido
excomulgado por eso, al condenar los abusos papales.
Aunque Lutero escapó a su propia muerte, le resonaba el ejemplo de este
italiano; al salir de la dieta de Worms Lutero fue secuestrado por sus
partidarios pues temían por su vida y llevado al castillo de Wartburg. Luego
de dos años de estar escondido allí, Lutero publicó las meditaciones de
Savonarola a los salmos 31 y 51, y lo llamaba “el piadoso de Florencia”.
Nacido en el seno de una familia rica en Ferrara, Italia, en 1452, Savonarola
fue un joven precoz con una inclinación al conocimiento. Previendo que sus
padres lo querían hacer estudiar medicina, en una elección repentina a los
23 años se unió a los dominicos, desilusionado por la vanidad de la cultura
italiana. Siendo fraile se adentró en los escritos de Tomas de Aquino y en
las Escrituras, demostrando gran capacidad de memorizar parte de la Biblia.
Savonarola llegó a Florencia en 1490, una ciudad que desbordaba cultura y
fastuosidad. Fue su predicación lo que lo catapultó al centro de las reformas
políticas de Florencia. Desde la catedral principal de la ciudad, Savonarola
le predicaba a miles en su lengua vernácula, con grandes figuras de lenguaje
y mucha llaneza. Anunciaba la gracia de Dios que se hallaba en Cristo. Y
también lanzaba invectivas sulfurosas a las prácticas inmorales y
eclesiásticas de los líderes, aunque llego a ser confesor de Lorenzo de
Medici, el gobernador. Los eventos históricos, fuera del control de
Savonarola, fueron la invasión a Italia del rey de Francia, y una devastadora
peste que elevaron su influencia en Florencia. Usando imágenes bíblicas
predijo esa invasión diciendo que un nuevo rey Ciro atravesaría la ciudad.
También debemos mencionar que había un elemento social que preveía un
fin de los tiempos en la gente común, lo que hacía que la voz de este
dominico fuera potenciada en los espíritus de la época. Se decía que el
mundo se terminaría en el año 1500. Había viejas profecías medievales en
el año 1000 por boca de Joaquin de Fiore. Todo esto hacía que Savonarola
fuera visto como un apóstol Juan moderno y Florencia como una isla de
Patmos.
De 1494 a 1498, Savonarola fomentó un cambio social y político enorme.
Su predicación se hizo más profética, enfatizando el retorno de Cristo, le
pedía a Florencia que fuera una nueva Jerusalén. Su reforma moral tendía a
una reorganización política para establecer una “república cristiana”, mucho
antes que lo que hizo Calvino en Ginebra. Recuerden que en el aquel
momento Italia no estaba unificada como hoy, y se circunscribía a ciudades-
estado. Y el papa buscaba, a través de la política y el dinero, hacerse de la
influencia de las elites eclesiásticas y políticas de cada ciudad.
En lo mejor de estos cambios, Savonarola organizó a los jóvenes de
Florencia para que incitaran la reforma, precipitando varias “Hogueras de
las Vanidades” siempre en protesta contra el Carnaval Mardi Gras de la
ciudad. Estos jóvenes destruían los elementos de la tentación como
máscaras de navidad, mazos de cartas, libros eróticos, vestidos lujosos,
espejos, e instrumentos musicales. La última de estas hogueras tuvo lugar
en la Piazza della Signoria en el centro de la ciudad el 7 de febrero de 1497,
meses antes que el papa Alejandro excomulgara a Savonarola. Luego de esa
medida el conflicto con el papa Borgia explotó al enterarse este de cartas
secretas que el sacerdote enviara a los reyes de Francia, Inglaterra, Hungría,
y al emperador Carlos V, solicitándoles que se hiciera una consulta
eclesiástica para deponer al papa por sus abusos. Sabemos que en esto
también figuraban grandes cardenales italianos que odiaban al papa
español, pero que eran tan corruptos como él. Ellos hicieron correr la
leyenda de los Borgia con Lucrecia como envenenadora y César Borgia
como sicario. Los Borgia erran corruptos, pero tanto como aquellos que
querían sacarlos a ellos. En historia siempre tenemos que analizar los datos
y fuentes con los intereses subjetivos de quienes difunden las distintas
especies. En abril de 1498 los ejércitos del papa entran en Florencia y
llegan a torturarlo 42 días hasta que se arrepiente. Firma su arrepentimiento
con el brazo derecho, único miembro que le dejaron sano para que pudiese
hacerlo. Luego se arrepiente de ese momento de debilidad. Fue
estrangulado y arrojado a la hoguera. Murió un 23 de mayo de 1498, tenía
45 años.
Aclaremos que a Savonarola no le molestaba el oficio de papa sino la
persona de Alejandro VI. En eso difería con las críticas del papado de los
reformadores posteriores.
Él siempre fue parte de la iglesia católica, tanto en darle la primacía a
Pedro, ser devoto de María y tener una doctrina semi-pelagiana de la
salvación. Pero al condenar la inmoralidad y los abusos papales, se anticipó
a la reforma. Su reforma duró lo que duró su persona en este mundo. Pero
su apasionada predicación expuso la corrupción, y fue una antorcha en una
noche tenebrosa. Con esa antorcha, 20 años después, Lutero prendería el
fuego de la Reforma.
Una cita: “Todo el mundo sabe que su gloria no se han propagado por la
fuerza de las armas, sino por los pescadores pobres”. Girolamo Savonarola.
6. Felipe Melanchton, El Dulce
Luterano 1497-1560
Uno de mis reformadores favoritos, quizá el más favorito es el Dr. Dulce.
Felipe Melanchton. No era de la clase de persona que comenzaba
revoluciones, sino del tipo de persona que traía orden al caos reinante. Su
mentor, Martin Lutero, era descarado, impulsivo y contundente. Pero Felipe
Melanchton era tímido y serio. Lutero, dicho por el mismo, era “sustancia
sin palabras, mientras que este joven brillante era “sustancia y palabras”.
Lutero se preocupaba poco por la precisión el cuidarse de ser malentendido;
Melanchton hacía de la diplomacia su fuerte. Lutero usaba una lanza,
mientras que Melanchton usaba alfileres. Lutero era un pionero dando
machetazos a través de siglos de superstición con un hacha apostólica. Pero
Melanchton, como Bullinger en Zurich y Calvino en Ginebra, jugaban el
juego de la calma, tranquilamente nivelando el camino protestante de las
generaciones futuras.
Melanchton era el “reformador silencioso”, un complemento adecuado para
el escandaloso Lutero. A veces Melanchton también tenía un temperamento
explosivo. A veces llegaba a ser extrañamente supersticioso. Como todo
pecador, era contradictorio en sus vicios y virtudes, y Dios lo llamó a
trabajar con eso.
Nacido en 1497 en el sur de Alemania, Melanchton era el sobrino del
renombrado humanista y hebraísta cristiano Johan Reuchlin, el escritor de
la cábala cristiana. Este le sugirió a Felipe que cambie su apellido de
Schwartzerdt (tierra negra) a un apellido más helenizado, Melanchton
“corazón negro”. Un niño prodigio, Melanchton estudió a los clásicos en las
universidades de Heidelberg y Tubigen. Llegó a Witemberg en 1519, con 22
años, cuando la Reforma estaba ardiendo. Ese mismo año, acompañó a
Lutero como ayuda idónea al Debate de Leipzig. En 1521, publicó sus
Locci Communes (conceptos básicos) mientras comenzaba un comentario
del libro de Romanos, inspirado por Lutero, basado en el texto bíblico, en
lugar de las categorías filosóficas de la escolástica medieval.
Cuando la Reforma arreciaba, Melanchton estuvo al lado del Lutero.
Redactó la confesión de Augsburgo, el primer tratado de teología
sistemática luterana.
Algunos luteranos comenzaron a criticar a Melanchton quejándose que
influía demasiado en Lutero y estaba haciéndolo más dócil y débil en sus
posturas. Lutero, en su defensa decía, “prefiero morir antes que estar
separado de este hombre”. Aunque Melanchton tuvo diferencias teológicas
con Lutero, se consideraba su discípulo. Tenía con Lutero dos diferencias
teológicas, una en cuanto a la servidumbre de la voluntad y en cuanto a la
Cena del Señor. Sus opositores lo acusaron de ser un calvinista disfrazado
sobre la cena del Señor. Melanchton negaba la doble predestinación, que
decía que Dios predestinaba a unos al cielo y a otros al infierno.
Consideraba esta doctrina como una consecuencia lógica de la visión de
Lutero sobre la negación del libre albedrío.
Al pasar los años, aun luego de la muerte de Melanchton en Wittenberg en
1560, este reformador silencioso no pudo ver lo que sucedió con estas dos
controversias. En la Fórmula de la Concordia de 1577 los luteranos le restan
importancia al tema de la predestinación, pero, a diferencia de Melanchton
afirman la presencia de Cristo en la eucaristía.
Fue el creador de la palabra psicología para designar la disciplina a la que
se refería como de “el estudio del alma”. Hoy sabemos que fue el primer
teólogo sistemático de la Reforma y quien equipó los primeros sistemas
educativos que permitió que el movimiento no quedara en aguas de
borrajas.
Dicen que Murió orando por la unión de las Iglesias "en Cristo" y
quejándose por la 'rabies theologorum' (la rabia de los teólogos) de su
propio campo, que desde la muerte de Lutero habían librado batalla contra
él.
7. Wilibrandis Rosenblatt, La
Novia de la Reforma 1504-1564
La señorita Wibrandis nació en Säckingen, Alemania en 1504. En sus
sesenta largos años, para aquella época, se casó 4 veces, por eso se la llamó
Reformationfrau, la novia o señora de la Reforma.
En 1524 se casó con Ludwig Keller, aunque duró poco el matrimonio. En
julio de 1526 la encontramos con 22 años y una hija, llamada como su
madre.
Para los líderes de la Reforma, el matrimonio clerical era una nueva manera
de servir a comunidad de hermanos. Johannes Oecolampadius debatió
públicamente defendiendo la libertad de los pastores para casarse, aunque
en ese momento él mismo era soltero. Uno de sus amigos, Wolfgang Capito
le escribió, “Si la persona adecuada puso sus ojos en ti, pienso que no debes
dudarlo. Tener una compañera de tal celo glorificaría al Señor”.
El 25 de marzo de 1528 ella y Oecolampadius se casaron, mientras algunos
abrían sus ojos como huevos fritos por la diferencia de edad, 45 y 24, pero
muchos de sus amigos se regocijaron. Él escribió en una carta, “El Señor
me ha dado una hermana y esposa…una viuda con varios años de
experiencia en llevar la cruz. Me hubiese gustado que fuera mayor, pero no
veo en ella ningún signo de juvenil petulancia. Oro al Señor que nos de un
largo y feliz matrimonio.” Hasta aquí los curas tenían amantes varias más o
menos reconocidas por las autoridades y la sociedad. Los pastores no se
casaban antes de la Reforma. Wibrandis y otras esposas del estrenado siglo
XVI reformista fueron amigas a través de las cartas, y era un nuevo rol
desconocido hasta entonces. Tres hijos se agregaron a la familia: Eusebio
(piadoso, en greigo), Aletheia (verdad en griego) e Irene (la que tiene paz,
en griego). La muerte encontró a Oecolampadius en noviembre de 1531
debido al envenenamiento de su sangre por un absceso. Ese mismo mes
moría la esposa de Capito, Agnes.
Entraron en escena las propensiones de emparejamiento de Martín Bucero
entraron en acción. “Mi elección para Capito es la viuda de Oecolampadius.
. . . Me escribe que le ha impresionado mucho ver a la viuda Wibrandis y a
los niños huérfanos”, dice en una carta que transcribe el historiador Roland
H Bainton en su libro, “Mujeres de la Reforma”. Wibrandis y Capito se
casaron el 11 de agosto de 1532. ¡¡¡A qué esperar!!!, ¿verdad?
Capito era pastor de la Nueva Iglesia de San Pedro en Estrasburgo, Francia.
Su nuevo hogar albergó a la madre de Wibrandis y los cuatro hijos de sus
matrimonios anteriores. Nacieron cinco más: Agnes, Dorothea, Irene
(después de la muerte de Irene Oecolampadius), Juan Simón y Wolfgang.
"Dado que ella frenó sus debilidades, equilibró su presupuesto y mantuvo
su hogar con dulzura, su logro pertenece a los anales de heroísmos no
registrados" dice R.H. Bainton. Pero la peste en 1540 se llevó a los niños
Eusebio, Dorothea, Wolfgang y también al propio Capito.
La noticia de la muerte de Capito llegó a la familia Bucero cuando su
esposa Elisabeth Bucero estaba cerca de la muerte. Elisabeth les hizo
prometer a su esposo y la reciente viuda por tercera vez, Wibrandis, que se
casarían después de su muerte, y lo hicieron en abril de 1542.
El pastor Bucero escribió: “No hay nada que pueda desear en mi nueva
esposa, salvo que ella sea demasiado atenta y solícita. Ella no es tan libre de
críticas como lo fue mi primera esposa. . . . Solo espero poder ser tan
amable con mi nueva esposa como ella lo es conmigo. Pero todavía siento
la punzada por la esposa que he perdido”. Uno puede imaginar el dolor
similar de Wibrandis por sus tres esposos. Por cuarta vez, se adaptó a un
nuevo esposo, aprendiendo cómo se amarían y se apoyarían mutuamente de
acuerdo con sus necesidades, ministerios y preferencias particulares.
Para 1548, las nuevas leyes requerían que las iglesias protestantes
sostuvieran posturas que Bucero no podía respaldar. Huyó al exilio en
Inglaterra y enseñó en Cambridge, mientras ayudaba en la traducción
bíblica y desarrollaba la liturgia. Después de solo un año, sufriendo un frío
invierno y húmedo y una larga lista de dolencias físicas, instó a Wibrandis a
venir. Ella lo hizo y finalmente trajo a la familia.
Durante los últimos meses de Bucero, Wibrandis lo cuidó casi
constantemente, haciendo lo que fuera necesario para cuidar al resto de su
familia, que consistía en los niños y su propia madre. Después de la muerte
de su esposo en febrero de 1551, Wibrandis escribió numerosas cartas muy
bien redactadas, ordenó sus finanzas y trasladó la familia a Estrasburgo.
Algunas estaban en alemán, otras en latín, revelando su facilidad con
diferentes lenguas.
8. Wolfgang Capito, Una Lámpara
en la Reforma 1478-1551
No dejemos que su apellido nos confunda. Si viviera hoy le llamaríamos
Juancito Lamparita. Su apellido era Hussgen, que significa “faro” y en
castellano quedaría como Ecolampadio. Juan nació en Alemania en 1482,
diez años antes que Colón llegara a América. Así como se asocia a Calvino
con Ginebra, a Bucero con Estrasburgo, a Lutero con Wittenberg, a
Oecolampadio se lo asocia con Basilea, Suiza. Fue uno de los eruditos
humanistas versado en griego, latín y hebreo. En 1515 predicaba en la
catedral de Basilea. Fue asistente de Erasmo—la primera edición del
Nuevo Testamento en griego hecho por Erasmo, tuvo el prólogo de Juan.
Juan Oecolampadio se pasó a la Reforma, mientras que Erasmo decidió
permanecer en el catolicismo, a pesar de todas las críticas que le hacía a la
iglesia.
Volvió a Basilea en 1522 donde ocupó el cargo en la Universidad de esa
ciudad. Y vicario de la catedral de San Martín. La misa se abandonó allí en
1529.
Eran tiempos de rápidos cambios espirituales. Se demuestra en este
incidente: normalmente el coro respondía en latín en algunos momentos de
la liturgia en los servicios de adoración. Sin embargo, un domingo de
pascua, la congregación de San Martín espontáneamente se lanzó a cantar
en alemán. Nunca había pasado. El concilio de la ciudad se los prohibió,
pero la congregación siguió haciéndolo.
Se casó con nuestra conocida viuda Wilibrandis en 1528, 22 años menor
que él, quien al morir Oecolampadio se casó con Capito, otro reformador. Y
luego con un cuarto. La diferencia de edad con la novia, provocaron un
hervidero de críticas. Incluso otro hermano escribió “Recientemente
Ecolampadio ha llevado a casa una esposa. Un hombre avanzado en años,
con la cabeza temblorosa, delgado y agotado, como un cadáver viviente” —
Fíjense que un hombre de 47 años para ellos era un anciano—. Se pregunta
este hombre refiriéndose a Juan, “¿No habría que llamarlo tonto?”.
Incluso el monje Erasmo escribió sobre el matrimonio de su amigo: “Hace
unos días, Ecolampadio se ha casado con una atractiva muchacha. ¡Está
ansioso por comer carne tierna después de la Cuaresma!” Erasmo no lo
consideraba tan tonto, se ve.
Sus escritos sobre la piedad son relevantes y útiles para todos los cristianos,
particularmente para aquellos que tienden a dividir sus vidas en categorías
de "sagrado" y "secular". Becon, al no reconocer tales divisiones, exhortó a
los cristianos en su día a buscar la piedad en sus rutinas diarias.
Becon, nacido en Thetford, Norfolk, alrededor de 1512, se educó en el St.
John’s College de Cambridge, donde se conmovió profundamente y
posiblemente se convirtió bajo las enseñanzas de uno de sus profesores,
Hugh Latimer, influenciado por los luteranos. Después de graduarse con un
título en teología, Becon asumió dos puestos de oficina en el sur de
Inglaterra, pero después de la ratificación de los Seis Artículos de 1539,
Enrique VIII atacó a los evangélicos por incumplimiento y "herejía". En
consecuencia, Becon fue arrestado en 1541 por su "malvada y falsa
doctrina".
En segundo lugar, Becon instruyó a los cristianos a ver sus vidas como una
etapa continua de adoración donde se exhibía la piedad, incluso en lo
mundano el lunes por la mañana. Para Becon, la adoración no se limitaba a
las reuniones dominicales. Tampoco se limitó a ciertas disciplinas
espirituales, como la lectura de la Biblia o la oración. La adoración, más
bien, era una actividad incesante que debía abrirse camino a través de la
liturgia de la vida diaria: comer, trabajar en su oficio, pasar el tiempo libre y
retirarse a la cama.
Becon publicó dos manuales de oración que contienen oraciones modelo
para actividades específicas como devocionales. Uno de esos manuales
presentó oraciones modelo para personas en ocupaciones específicas,
incluidos magistrados, clérigos, comerciantes, abogados, marineros,
soldados, madres y niños. Becon sostuvo que una ocupación no era más
esencial que otra. Argumentó que el trabajo del zapatero y sastre era tan
crucial en el reino de Dios como el del abogado y magistrado, porque Dios
fue quien los llamó a sus vocaciones.
Mientras que muchos cristianos descartan sutilmente ciertas ocupaciones
como insignificantes y ven el trabajo no ministerial como "secular", la
evaluación de Becon de todo el trabajo como una actividad de Dios y para
Dios es un correctivo motivador. Deberíamos abrazar nuestro llamado y ver
el propósito final de nuestro trabajo y vocación: la piedad a través del
empleo bendice a una sociedad para que todos "te conozcan, porque tú eres
el dador de todas las cosas buenas, y glorifiquen tu santo nombre".
11. Pedro mártir Vermiglio, El
Fénix de Florencia 1499-1562
Desde la infancia, Peter Mártir Vermiglio deseaba enseñar la palabra de
Dios. A los quince años, ingresó a la orden agustiniana en la ciudad italiana
de Fiesole, cerca de su Florencia natal. Después de ocho años de
entrenamiento teológico, Vermiglio se sometió a ordenación sacerdotal y
recibió un doctorado en teología.
Esta proposición, que seamos justificados solo por fe, libremente y sin
obras, se pronuncia para quitar claramente todo el mérito de nuestras obras,
como insuficiente para merecer nuestra justificación en las manos de Dios;
y, por lo tanto, para expresar la debilidad del hombre y la bondad de Dios,
la imperfección de nuestras propias obras y la gracia más abundante de
nuestro Salvador Cristo; y de este modo atribuir totalmente el mérito y el
mérito de nuestra justificación solo a Cristo y a su derramamiento de sangre
más preciado. (Las obras de Thomas Cranmer, 131)
Fue en ese mismo año que Farel persuadió a Calvino para que se uniera a él
en su trabajo. Calvino estaba pasando por Ginebra en su camino a
Estrasburgo, con la intención de una vida tranquila de estudios. Farel se
enteró de la presencia de Calvino en la ciudad e intentó convencerlo de que
se quedara. Cuando las apelaciones más suaves no tuvieron éxito, Farel
amenazó a Calvino con el juicio de Dios. Las palabras de Farel encontraron
su marca. Más tarde, Calvino escribió: "Por esta imprecación me asustó
tanto el terror, que desistí del viaje que había emprendido" (William Farel,
69).
Tan feroz y controvertido como Farel podría ser, estaba comprometido con
la vitalidad espiritual de la gente de habla francesa. Produjo algunas de las
primeras obras de Reforma disponibles en francés, escribiendo un
comentario sobre el Credo de los Apóstoles y la Oración del Señor en 1524
y un resumen de la enseñanza reformada en 1529.
Latimer, nacido alrededor de 1485, pasó los primeros treinta años de su vida
como católico ferviente, o en sus palabras, un “papista obstinado”. “Yo era
un papista tan obstinado como cualquiera en Inglaterra”, escribió, “tanto
que cuando hice mi bachillerato en divinidad, todo mi discurso fue en
contra de Felipe Melanchthon, la mano derecha de Lutero”.
Pero poco después del discurso anti-reforma de Latimer, un joven estudioso
de divinidad en Cambridge llamado Tomás Bilney se le acercó con una
petición. ¿Permitiría Latimer que Bilney le explicara en privado su propia
fe reformada? Latimer estuvo de acuerdo y, a partir de ese momento,
“comenzó a oler la Palabra de Dios, y abandonó la enseñanza que había
recibido y demás tonterías”. Latimer recogió las flechas que había estado
disparando hacia la Reforma y comenzó a apuntar el arco en la otra
dirección. A lo largo de las próximas décadas, se distinguió como un
ferviente predicador reformado, a veces disfrutando del favor de Enrique
VIII, y otras veces temiendo su persecución (dependiendo del estado de
ánimo del rey).
Quizá los años más fructíferos del ministerio de Latimer estuvieron bajo el
corto reinado de Eduardo VI, de 1547 a 1553. A pesar de su edad, Latimer
ayudó a Tomás Cranmer, arzobispo de Canterbury, a reformar la iglesia
inglesa, y predicó como alguien que simplemente no podía parar.
Según dijo el gran predicador anglicano J. C. Ryle: “Con toda probabilidad,
ninguno de los reformadores sembró las semillas de la doctrina protestante
tan amplia y eficazmente entre las clases medias y bajas como Latimer”.
Entonces, en 1553, la reina María llegó al poder, y Latimer fue enviado a
una celda en la Torre de Londres.
Ridley, casi veinte años menor que Latimer, nació alrededor de 1502 cerca
de la frontera de Escocia. A lo largo de las próximas cinco décadas, se
convertiría en uno de los intelectuales más dotados de Inglaterra, llegando
incluso a memorizar todas las cartas del Nuevo Testamento en griego.
Después de asistir al Pembroke College de Cambridge en su adolescencia,
Ridley continuó sus estudios en Francia, donde probablemente encontró las
enseñanzas de la Reforma. A diferencia de Latimer, Ridley no dejó ningún
relato claro de su conversión del sacerdocio católico a predicador
protestante. Pero sí sabemos que él firmó el decreto de 1534 contra la
supremacía del papa, que aceptó el puesto de capellán del arzobispo
Cranmer tres años después, y que renunció a la doctrina católica de la
transubstanciación en 1545. Cuando se convirtió en obispo de Londres en
1550, reemplazó los altares de piedra en las iglesias de Londres con simples
mesas de madera. Según Ridley y los reformadores, la comunión era una
fiesta espiritual, no un sacrificio.
Las habilidades eruditas de Ridley lo lanzaron de un puesto prestigioso a
otro, incluso bajo el caprichoso reinado de Enrique VIII. En Canterbury,
Westminster, Soham, Rochester, y Londres, Ridley estudió, predicó, y
cuando Eduardo VI tomó el trono, participó activamente en las reformas de
Cranmer.
Pero entonces la reina María llegó al poder, y Ridley se unió a Latimer en la
Torre.
El 16 de octubre de 1555, después de pasar dieciocho meses en una celda de
la Torre, Latimer y Ridley se encontraron en una hoguera en Oxford. Con
Latimer vistiendo una túnica y un gorro, y Ridley en su atuendo de obispo,
los dos hombres hablaron y oraron juntos antes de que un herrero los atara a
la madera.
Ridley fue el primero en consolar a su amigo. “Ten ánimo, hermano, porque
Dios aliviará la furia de la llama o nos fortalecerá para sufrirla”. Mientras el
manojo de palos se incendiaba debajo de ellos, Latimer tuvo su turno.
Alzando la voz para que Ridley pudiera oírlo, exclamó: “Tenga confianza,
maestro Ridley, y tengamos valor; este día encenderemos una vela en
Inglaterra, que por la gracia de Dios, confío que jamás se apagará”.
Tres años más tarde, María I murió y el reino pasó a su media hermana
Elizabeth, una reina protestante. Y la vela de Latimer y Ridley estalló,
convirtiéndose en una antorcha.
En el siglo siguiente fueron los puritanos quienes mantuvieron esa antorcha
encendida, luego en el siglo 18 fue Wesley, el gran estratega que prendió
fuego a toda Inglaterra con sus sociedades metodistas. De paso les cuento
que la primera vez que se predicó el evangelio en castellano lo hizo un
inglés el 25 de mayo de 1867 en la iglesia metodista de la calle Corrientes,
entre Maipú y Esmeralda, Capital Federal. Hasta ese momento siempre se
había hecho en inglés. El siglo 19, fue la cúspide de los grandes
predicadores en Inglaterra, e inicio de las misiones modernas de la mano de
Guillermo Carey en la India, Hudson Taylor en China y muchos que
dejaron la isla brumosa para llegar a nuestras costas trayéndonos la Palabra
de Dios. En el siglo 20 también hubo grandes predicadores como Campbell
Morgan, Martyn Lloyd Jones, Federico Meyer, John Sott. Hoy en día, en la
ciudad de Londres algunas de esas iglesias centenarias se convirtieron en
shoppings o mezquitas islámicas, pero Dios se ha guardado a unos pocos
que no han doblado la rodilla ante Baal. Recordemos hoy a aquellos que
pusieron esa vela en nuestros corazones. Si esa vela no se apaga, será la
mejor honra que podamos darles. Tratemos de aprender de la historia. Para
eso está.
20. Ulrico Zuinglio, El Gigante
Suizo 1484-1531
La carrera de Ulrich Zuinglio como reformador fue relativamente breve,
pero su liderazgo enérgico y multifacético fue crucial en los primeros días
del movimiento protestante.
Para sus debates públicos con las autoridades católicas a principios de 1523,
Zuinglio compuso "Los sesenta y siete artículos". La breve introducción y
conclusión del documento revela el profundo respeto de Zuinglio por la
autoridad de la Palabra de Dios y su firme creencia en el estatus único de la
Biblia como la única revelación de las buenas nuevas salvadoras de
Jesucristo y de la voluntad de Dios para el pueblo cristiano. La introducción
dice:
“Los artículos y opiniones a continuación, yo, Ulrich Zuinglio, confieso
haber predicado en la digna ciudad de Zurich según las Escrituras que se
llaman inspiradas por Dios. . . y donde ahora no he entendido correctamente
dichas Escrituras, permitiré que me enseñen mejor, pero solo de dichas
Escrituras”.
Zuinglio era un activista que no solo tenía como objetivo enseñar y aplicar
la Biblia solo, sino que presionó a las autoridades eclesiásticas y civiles
para que realineen sus leyes y políticas con la palabra de Dios. Durante la
temporada de Cuaresma de 1522, Zuinglio dio su consentimiento tácito en
la casa de un feligrés, el impresor Christoph Froschauer, mientras él y sus
invitados comían salchichas, prohibidas por la Iglesia Católica Romana
durante la Cuaresma, pero un alimento local básico. Zuinglio presionó con
éxito a las autoridades de la ciudad de Zúrich para que liberaran a estos
hombres de la cárcel, donde los habían puesto por romper el ayuno
cuaresmal.
Zuinglio también tenía un profundo respeto por las mujeres y anhelaba que
experimentaran un auténtico discipulado cristiano. En 1522, visitó un
convento para dar una serie de conferencias tituladas "De la claridad y
certeza de la Palabra de Dios", lecciones teológicas sobre la doctrina de la
revelación y la interpretación de la Biblia.
El 11 de octubre de 1531, a los 47 años, Zuinglio murió desarmado en un
campo de batalla cerca de Kappel, Suiza, sirviendo como capellán de las
tropas protestantes, llevando solo una bandera y una Biblia.
A lo largo del gélido invierno los carceleros podían escuchar las oraciones,
cánticos y predicaciones de los anabaptistas presos, A pesar de las
inclementes condiciones de la prisión, Grebel se dio a la tarea de escribir un
trabajo prometido a los hermanos de Groningen acerca del bautismo.
Conrado había afirmado antes de ser encarcelado que “si ellos [sus
perseguidores] permitían que su escrito fuera impreso, él estaría dispuesto a
discutir con el maestro Ulrico Zuinglio, y si el maestro Ulrico Zuinglio
resultara vencedor, él, Conrado, estaría dispuesto a ser quemado; mientras
que si él resultara vencedor no exigiría que Zuinglio fuera quemado”. Tras
cinco meses de encarcelamiento el osado Conrado Grebel solicita
autorización para que su escrito sobre el bautismo fuera impreso. La
petición, por supuesto, es rechazada después de haberse verificado un
segundo juicio contra Grebel, Manz y Cajakob los días 5 y 6 de marzo de
1526. Todos reciben condena de cadena perpetua. Un nuevo mandato
ordenaba castigar el acto de bautizar adultos con la pena de muerte. El 21
de marzo, con ayuda de simpatizantes y seguidores, los anabaptistas presos
escapan de la cárcel. Bajo persecución Grebel y Manz se dirigen a otros
cantones (Appenzell y Graubünden) para continuar con su ministerio
itinerante. Más tarde Manz y Grebel se separan, éste se encamina a
Maeienfield, en el Oberland, donde muere en agosto de 1526. De los tres,
Grebel es el único que tiene una muerte natural. Por su frágil salud es presa
fácil de la peste. Félix Manz es sentenciado por las autoridades protestantes
de Zurich a morir ahogado (5 de enero de 1527). Jorge Cajakob es llevado
por las autoridades católicas austriacas a la hoguera (6 de septiembre de
1529). A dos semanas de haberse evadido del encarcelamiento, es
aprehendido el 12 de octubre, en San Gallen, y liberado poco después con la
advertencia de que abandone sus enseñanzas o se atenga a las
consecuencias. En diciembre es arrestado, junto con Jorge Cajakob, en un
bosque de Groningen. La Enciclopedia Menonita consigna que el 5 de
enero de 1527 Manz fue sentenciado a muerte “porque contrario a la ley y
las costumbres cristianas se había involucrado en el anabautismo, porque
confesó haber dicho que quería reunir a los que querían aceptar y seguir a
Cristo, y unirse a ellos por medio del bautismo, de manera que sus
seguidores se separaron de la Iglesia Cristiana y estaban a punto de levantar
y preparar una secta propia […] porque él había condenado la pena capital
[…] ya que tal doctrina es perjudicial para el uso unificado de toda la
cristiandad, y conduce al delito, a la insurrección y a la sedición contra el
gobierno, […] Manz debe ser entregado al verdugo quien amarrará sus
manos, lo pondrá en un bote y lo llevará a la cabaña más abajo; allí el
verdugo meterá sus rodillas entre las manos atadas, pasará un palo entre sus
rodillas y brazos y en esta posición lo lanzará al agua para que perezca en el
agua. Con eso se habrá apaciguado la ley y la justicia […] Sus propiedades
también deberán ser confiscadas por sus señorías”. El mismo día que se
dictó sentencia contra Manz y se cumplimentó la ejecución. Fue llevado
desde la prisión Wellenberg, en el trayecto hacia el lugar donde sería
cruelmente ahogado, el río Limmat, iba testificando de su fe a quienes le
conducían y a una audiencia enmudecida. Una voz se hizo escuchar, era la
de su madre, que le animaba a permanecer fiel a Cristo y su Evangelio. En
el bote, mientras sus verdugos le ataban manos y piernas, Manz, así dejó
constancia el cronista de Zurich, Bernhard Wyss, iba cantando In manus
tuas, Domine, commendo spiritum meum(En tus manos, Señor, encomiendo
mi espíritu).
25. Juan Knox, Reformador
Escocés 1513-1572
A principios de los años 1500, Escocia tenía algo en común con el resto de
Europa: una iglesia profundamente corrupta y espiritualmente empobrecida,
con un liderazgo moralmente moribundo. Para citar un ejemplo notorio,
David Beaton, cardenal y arzobispo, engendró ilegítimamente al menos
catorce hijos. Demasiado para el celibato en acción. La ignorancia espiritual
era tal, que George Buchanan podía afirmar que algunos sacerdotes
pensaban que el Nuevo Testamento era un libro publicado recientemente
por Martín Lutero.
Cuando entra Juan Knox, y la Reforma estaba en marcha.
Nacido en Haddington, entre 1513 y 1515, Knox recibió su educación
localmente y luego en la Universidad de St. Andrews. Se convirtió en
sacerdote y regresó a su región natal como notario y tutor. Sabemos tan
poco acerca de su conversión como sabemos sobre la de Calvino.
Después del martirio del protestante George Wishart en St. Andrews, Knox
llegó a la ciudad con algunos de sus estudiantes jóvenes y, en 1547, se unió
al grupo de reformadores que vivían en el castillo allí. Cuando Knox fue
nombrado para predicar, se negó, pero fue prácticamente obligado a aceptar
un llamado de la congregación del castillo para convertirse en su ministro.
En cuestión de meses, sin embargo, el castillo fue asediado por barcos
franceses en la Bahía de St. Andrews. Knox y otros fueron capturados, y se
convirtió en un esclavo de galeras durante el próximo año y medio.
En 1549, Knox fue liberado y se dirigió a Inglaterra. Pastoreó una
congregación en Berwick, pero pronto se trasladó a Newcastle. Luego se
convirtió en capellán real durante los días del joven Eduardo VI, el Rey. La
muerte de Eduardo en 1553 fue un duro golpe para el partido reformista en
Inglaterra, lo que llevó a la entronización de María Tudor (“esa idólatra
Jezabel”, fueron las palabras cuidadosamente elegidas por Knox para
describirla). Knox buscó refugio en el continente.
Entre 1553 y 1559, Knox vivió una existencia algo nómada. Pasó algún
tiempo con Calvino en Ginebra, llamándolo “la escuela más perfecta de
Cristo… desde los días de los apóstoles”. A partir de entonces, aceptó un
llamado para pastorear la congregación de habla inglesa en Frankfurt,
Alemania.
Knox se casó con la inglesa Marjorie Bowes y, en 1556, regresó a Ginebra,
donde pastoreó una congregación de unos doscientos refugiados. Al año
siguiente, recibió una invitación urgente para regresar a Escocia: 1558 era el
tiempo programado para el matrimonio de la joven María, Reina de
Escocia, con el hijo mayor del Rey de Francia, un evento que parecía
destinar a Escocia a un gobierno católico permanente.
"Estoy seguro de que los dos nunca volveremos a vernos", dice Feckenham
finalmente a Jane, lo que implica su condenación. Pero Jane le devuelve la
advertencia: "La verdad es que nunca nos encontraremos [de nuevo], a
menos que Dios vuelva tu corazón".
Una vez con los ojos vendados, Jane se abrió paso hasta el bloque de
ejecución y apoyó la cabeza en su ranura. El último sonido que escuchó la
multitud antes de que el hacha golpeara el bloque fue una oración de la voz
de diecisiete años de Jane: "Señor, en tus manos encomiendo mi espíritu".
Así terminó la vida de Lady Jane Gray, la joven mártir.
29. Teodoro Beza, El Primer
Calvinista 1519-1605
Teodoro Beza pertenencia a la baja nobleza de Francia y recibió una
excelente educación allí en preparación para su carrera como abogado. En
la buena providencia de Dios, a la edad de nueve años fue enviado a
estudiar con Melchor Wolmar, un luterano alemán, que no solo le enseñó
griego y latín, sino que también le enseñó a Beza de Cristo. Beza dijo sobre
el comienzo de la tutela de Wolmar que fue "el comienzo de todas las cosas
buenas que he recibido de ahora en adelante y que confío en recibir en mi
vida futura".
El matrimonio con Lutero fue un paso social para Katharina, quien nació en
una familia noble, con generaciones de linaje señorial. También la catapultó
al escándalo y al ridículo público. ¡Erasmo de Rotterdam incluso predijo
que la unión resultaría en el nacimiento del Anticristo!
Esta pena solo sería paralela a la pena de Katharina por la muerte de Martin
en 1546, que describió en una de sus pocas cartas sobrevivientes:
“En verdad estoy tan triste que no puedo expresar mi gran dolor a ninguna
persona y no sé cómo me sostengo y cómo me siento. No puedo comer ni
beber. Tampoco vuelvo a dormir. Si hubiera tenido… un imperio que no me
hubiera sentido tan mal si lo hubiera perdido, como lo hice cuando nuestro
querido Señor Dios me quitó a mí, y no solo a mí, sino a todo el mundo,
este querido y digno hombre”.