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Antropología- Lischetti pp.

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Relativismo cultural es inherente a la concepción clásica de la antropología. Éste
significa que los valores expresados en cualquier cultura deben entenderse y
juzgarse de acuerdo a la forma en que los miembros de una cultura ven las cosas
que dan vida a la misma. Pues cada sociedad tiene sus valores propios.
La señal distintiva de la Antropología entre las ciencias sociales es que incluye a
sociedades que no son propias. Cualquier regulación social del matrimonio y
reproducción es tan significativa como la propia. Para el antropólogo, nuestras
costumbres y las de una tribu son dos esquemas sociales posibles respecto de un
problema común. Y su objeto es entender el modo en que esas culturas cambian y
diferencian; las diversas formas de expresarse y la manera en que las costumbres
de los pueblos accionan en las vidas de los individuos.
Así, el relativismo cultural es una doctrina que postula una neutralidad ética para la
cual todas las culturas son igualmente válidas. El antropólogo es neutral en favor
de todos.
¿Las dificultades de tal principio? Primero, se señala la contradicción lógica que
supone la aplicación del principio a toda manifestación cultural. Así, se autoriza a
los pueblos cazadores de cabezas a seguir cazando cabezas, por estar dentro de
sus tradiciones; al infanticidio, etc.
Ante esta doctrina formulada en tiempos de nazismo, se redacta en 1947 en la
Declaración de los Derechos Humanos; que se pueden invocar los valores
culturales subyacentes para lograr que la gente de esos estados se percate de las
consecuencias de los actos de sus gobiernos.
Así, esta doctrina se contradice: o valen todos los valores o se sostiene que
algunos de ellos deben primar sobre los otros. Pues al mencionar los ‘’valores
subyacentes’’ se espera una buena elección de valores, sin sostener que toda
elección sea igualmente buena y válida.
Otra crítica a este principio es la que señala que al valor por igual toda diferencia,
deja de explicarlas; hecho grave cuando esas diferencias suponen desigualdades
injustas entre sociedades diferentes.
Sin embargo, la Antropología concede la misma amnistía a las variaciones
culturales que da el psicoanalista a los deseos incestuosos. Pero en ningún caso
ésta implicancia significa aprobación. El antropólogo y el psicoanalista aceptan lo
que existe sólo en la medida de afirmar que tiene un sentido y no puede pasarse
por alto. El respeto no implica conservación en todas las condiciones.

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