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Resumen.
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(economías C) y la eficiencia de los emprendimientos solidarios. En el noveno se
presentan las conclusiones de este trabajo.
I. Introducción.
Desde estas bases teóricas, con la ESOL se pretende articular una propuesta de
transformación social hacia un modelo socioeconómico basado en formas de
sociabilidad no capitalista (De Souza y Rodríguez, 2011). Los mecanismos de
transformación, y la dinámica que adoptan estas propuestas de superación del
capitalismo, no se presentan como modelos cerrados, sino como tránsitos hacia
horizontes posibles, en los que los procesos económicos estén al servicio de la
reproducción de la vida, y sometidos a procesos democráticos participativos e
inclusivos. En función de los autores, estos procesos en construcción se denominan:
Economía Plural (Laville, 2010), Economía del Trabajo (Coraggio, 2007), Economía
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Matrística (Arruda, 2005, 2004) o alguna modificación o derivado de los anteriores
(Guerra, 2011).
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las expresiones organizativas que se incluyen en la otra, como ilustra el caso de la
cooperativa y sociedades mutuales, o de ciertas fundaciones.
En este sentido, la ESOL ofrece una nueva mirada sobre estos conceptos y sobre
el propio concepto de Tercer Sector, que rompe la relación dicotómica entre ellas y
permite redibujar las fronteras teóricas que los definen.
II. Pobreza.
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No existe un significado único del término pobreza, aunque un elemento común de
las definiciones es la identificación de un nivel de vida que no puede ser alcanzado
por ciertas personas, lo que les representa una adversidad socialmente inaceptable.
Pobreza es un término que hace referencia a la privación de elementos necesarios
para la vida humana dentro de una sociedad, y de medios o recursos para modificar
esa situación.
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III. Economía Social.
Desde un punto de vista institucional y legal, los tres tipos de entidades que suelen
considerarse como tradicionales son las empresas cooperativas, mutualidades y
asociaciones. Esta familia de organizaciones comparte una raíz común que las
vincula a la historia del movimiento cooperativo.
En algunos países como Francia, Canadá o Italia, el marco legal que determina su
funcionamiento está muy desarrollado e incluso, alguno de sus tipos organizativos,
ha sido fundamental en el desarrollo de los servicios sociales proporcionados en el
marco del Estado del Bienestar. Por el contrario, en otras partes del mundo su
funcionamiento carece de sanción legal o reconocimiento institucional.
Las entidades que forman parte del Subsector de mercado cumplen los siguientes
tres requisitos:
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Fundamentalmente este sector lo forman cooperativas y mutualidades, pero
también tienen cabida en él, los grupos empresariales de la Economía Social, las
sociedades laborales o de responsabilidad limitada (siempre y cuando la mayoría
del capital social pertenezca a los propios socios-trabajadores), o muchas de las
empresas de inserción laboral. Existe un principio que se establece como distintivo
y discriminante más allá de la forma jurídica de cada organización: la gestión
democrática, tanto en los órganos de decisión (“una persona, un voto”), como en el
reparto de beneficios.
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privado capitalista, ni el sector público son capaces de atender las demandas
sociales que se generan en esos contextos.
América Latina es la otra gran cuna de enfoques sobre la ESOL, de hecho, el origen
contemporáneo del término suele atribuirse al chileno Luis Razeto en su obra sobre
Economía de la Solidaridad y Mercado Democrático, que consta de cuatro
volúmenes y fue publicada entre 1984 y 2000 (Guerra, 2002; Razeto, 1994, 1988)2.
A partir de aquí el término se ha ido generalizado a lo largo y ancho del continente
dando lugar a diferentes corrientes que, han desarrollado particularidades que
responden al contexto socio-histórico e institucional de los diferentes países
latinoamericanos.
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trabajadores (Pizzi y Brunet, 2012; Ruggeri et al, 2012;Carretero 2010; Abramovitz
y Vázquez, 2007, Ghibaudi, 2004), o las experiencias con monedas sociales y redes
de trueque, son algunas de las prácticas vinculadas al a ESOL más conocidas
(Plasencia y Orzi, 2007; Hintze et. al 2003). Las contribuciones teóricas más
relevantes giran en torno al trabajo de José Luis Coraggio y su grupo docente e
investigador de la Universidad General Sarmiento4, una de las principales
referencias internacionales sobre la ESOL.
En cuanto a Brasil, es quizá uno de los lugares del mundo donde más se ha
consolidado la ESOL en la última década, tanto en el desarrollo de experiencias y
redes de organizaciones de ESOL, como en su institucionalización en forma de
políticas públicas que la apoyan.
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VI. Fundamentos teóricos de la ESOL en Latinoamérica
Desde un punto de vista general, Razeto entiende la ESOL como una respuesta a
los problemas económicos y sociales generados por el sistema económico
dominante, pero también al fracaso de las experiencias de socialismo real.
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Considera además que la ESOL supone una posibilidad de renovación y
refundación de las prácticas cooperativas, mutualistas y autogestionarias
tradicionales que considera en crisis. Este matiz de la ESOL como fuerza
renovadora para la Economía Social ha hecho que las posiciones de esta autor
hayan tenido un gran predicamento en el entorno del cooperativismo español y
vasco, y en particular, entre los grupos que desde dentro de la Economía Social
plantean una relectura en clave crítica de las experiencias cooperativas en los
últimos años.
La tercera tiene que ver con las referencias de carácter espiritual y trascendente
que caracterizan el enfoque de Arruda. Siendo su referencia principal la teoría de la
liberación y el humanismo cristiano, el cambio paradigmático que propone conecta
espiritualidad con emancipación y cambio social. Esta visión tiene importante
resonancia en los enfoques sobre el “buen vivir” de los pueblos originarios de
América Latina y vincula el enfoque de la ESOL con la discusión sobre los
paradigmas sobre el desarrollo basados en cosmovisiones diferentes a la occidental
(Villalba 2013; Gudynas, 2011), particularmente en lo relacionado con visión
trascendente de la relación del ser humano con la naturaleza y el resto de los seres
vivos.
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económicas alternativas se encuentra en el desarrollo del potencial de los
emprendimientos colectivos basados en el trabajo asociativo autogestionado.
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VIII. El Factor C y la eficiencia de los emprendimientos solidarios
La primera hipótesis propone que este factor es fuente de eficiencia para las
organizaciones que articulen su funcionamiento en torno al mismo, es decir, que lo
tengan como categoría organizadora. El Factor C se manifiesta en la cooperación
en el trabajo, que acrecienta la eficiencia de la fuerza laboral, en el uso compartido
de conocimientos e informaciones, en la adopción colectiva de decisiones, en la
satisfacción de necesidades de convivencia y participación, en el desarrollo
personal de los sujetos involucrados en las empresas, derivados de la comunicación
e intercambio entre personalidades distintas, etc. “El Factor C significa que la
formación de un grupo, asociación o comunidad que opera cooperativa y
coordinadamente, proporciona un conjunto de beneficios a cada integrante, y un
mejor rendimiento y eficiencia a la unidad económica como un todo, debido a una
serie de economía de escala, economías de asociación y externalidades positivas
implicadas en la acción común y comunitaria” Razeto (2005: p. 8).
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con los resultados y conclusiones de la llamada Escuela de la Relaciones Humanas
(Cole 2004, Koontz, 1980) y en particular a la llamada Teoría Z (Wilkins and Ouchi,
1983; England, 1983).
La tercera hipótesis plantea que, al igual que con el resto de los factores, existe
Factor C de alta y baja calidad. Razeto explica que el Factor C de baja calidad está
asociado a las empresas de capital, que lo utilizan de forma instrumental para
asegurarse el grado de coherencia interna necesario para cumplir sus objetivos
maximizadores. Desde su punto de vista esto también ocurre con ciertas
organizaciones clásicas de la Economía Social, que han ido perdiendo calidad de
este factor en la medida en que ha sido subordinado a la lógica de algún otro factor.
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solidaria del emprendimiento. En cuanto a la acumulación de Factor C en el orden
externo, ésta comprende al menos dos perspectivas (Razeto, 2005). Por una parte,
se propone que la lógica de la solidaridad puede y debe extenderse al ámbito de la
relaciones entre organizaciones y territorios, apoyándose en la creación de redes y
circuitos económicos solidarios de producción, consumo, distribución y financiación
(Lopera y Mora 2009). Se constituiría así un sector autónomo con racionalidad
propia que irán alcanzando mayores crecientes niveles de autonomía con respecto
a las organizaciones capitalistas. La otra perspectiva se refiere a impulsar la
presencia de la solidaridad en las diferentes estructuras y organizaciones de la
economía global de manera que se avance en la construcción de un mercado
democrático como espacio de praxis social solidaria.
IX. Conclusiones
Los retos organizativos que plantea la puesta en práctica de los principios, valores
y formas de funcionamiento que caracterizan a la ESOL hace que las
organizaciones y empresas de ESOL, lejos de ser organizaciones ideales, hayan
sido caracterizadas como organizaciones frontera. Con este término se ha intentado
ilustrar el hecho de que, si bien estas organizaciones constituyen la expresión
práctica del intento de construir otra economía mediante otra forma de hacer
empresa, también tienen que ser capaces de sobrevivir en el marco de las reglas
del juego, relaciones e instituciones que caracterizan al sistema económico
capitalista. En este sentido, las organizaciones de ESOL hacen su camino en medio
de una constante necesidad de (re)construcción de su legitimidad, e identidad. Su
carácter de entidades frontera las coloca en una posición de tensión creativa y
conflictiva entre el mercado, los movimientos sociales y el estado; entre las lógicas
de la solidaridad, la donación y la recuperación de costos; entre la participación y la
eficiencia en la prestación de servicios; entre el voluntariado y la profesionalidad;
entre el compromiso social y el empleo remunerado; entre las organizaciones
sociales y las empresas.
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Para que la ESOL pueda desarrollar sus capacidades de mitigación y superación
de la pobreza es necesario que la academia y la política le brinden espacio para
entrar a la agenda pública, para que se reconozca su rol emancipador y creadora
de riqueza en la sociedad.
X. Referencias bibliográficas
Ávila Martínez, J.L., Cortés García, F., De la Torre, R., Hernández, D., Hernández
Laos, E., Leyva Parra, G., López Calva, L.F. (2002). “Medición de la pobreza.
Variantes metodológicas y estimación preliminar”. Serie Documentos de
Investigación, Julio 2002, Comité Técnico para la Medición de la Pobreza.
Castelao, M. E., y Srnec, C. C. (2013): Public Policies Addressed to the Social and
Solidarity Economy in South America. Toward a New Model? VOLUNTAS:
International Journal of Voluntary and Nonprofit Organizations, 20(3): 713-732.
Coraggio J.L. (2012): Las tres corrientes vigentes de pensamiento y acción dentro
del campo de la Economía Social y Solidaria (ESS). Sus diferentes alcances. Último
acceso: 13 Febrero, 2014. http://www.socioeco.org/bdf/es/corpus_document/fiche-
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Laville, J.L. (2009): Definiciones e instituciones de la economía en ¿Qué es lo
económico? Materiales para un debate necesario contra el fatalismo, editado por
José Luis Coraggio, 47-69. Buenos Aires: CICCUS.
Laville, J.L. (2010): Plural Economy, in The Human Economy. A citizen´s guide,
edited by Keith Hart, Jean-Louis Laville, y Antonio David Cattani, 77-83. Cambridge:
Polity Press.
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Plasencia, A. y Orzi, R. (coord.) (2007): Moneda Social y mercados solidarios.
Potencial emancipador y pedagógico de los sistemas monetarios alternativos.
CICCUS, Buenos Aires.
Villalba, U. (2013): Buen Vivir vs Development: a paradigm shift in the Andes?. Third
World Quarterly, 34(8), 1427-1442.
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Lopera L. D. y Mora S. B. (2009): Los circuitos económicos solidarios: espacio de
relaciones y consensos. Semestre Económico 12 (25):81-93.
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