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MUSEO DEL TRAJE

EXPOSICIÓN TEMPORAL
EXPOSICIÓN TEMPORAL EXPOSICIÓN TEMPORAL EXPOSICIÓN TEMPORAL

del 16 de noviembre 2018 del 16 de noviembre 2018 del 16 de noviembre 2018


al 3 de marzo 2019 al 3 de marzo 2019 al 3 de marzo 2019
LA VIE El color es una de las percepciones sensoriales que más reacciones despierta
en el ser humano, consciente e inconscientemente. Este es el caso del rosa,
EN ROSE: protagonista de esta exposición y cuyos diferentes tonos permiten además
distinguir periodos artísticos y modas en los que también se va transformando
UNA MIRADA su significado. Esa evolución nos ha llevado a establecer un recorrido desde
la Antigüedad hasta nuestros días para explorar cómo se han ido consiguien-
A LA HISTORIA do los rosas y qué sensaciones han despertado en cada época de la historia.
DEL COLOR
No hay ninguna fuente en la naturaleza, sea de origen animal, vegetal o mine-
ROSA ral, de la que se obtenga directamente el color rosa: así, debe recurrirse a la
mezcla del rojo con el blanco, o a la dilución del rojo con agua. En Europa, se
empleaban para conseguirlo diversas especies animales, sobre todo el quermes
(kermes vermilio) y varias familias de Porphyrophora, incluyendo cochinillas de
Armenia y Polonia. No obstante, como estos procedimientos resultaban dema-
siado costosos, en los estratos sociales más populares se teñía con la raíz de
la rubia, que se cultivaba a gran escala.

El rosa aparece constantemente en las artes durante la Antigüedad y la Edad


Media. Algunas de las terracotas helenísticas del taller de Canosa (Italia), con-
servadas por el Museo Arqueológico Nacional, muestran rosas intensos en el
atuendo de las imágenes figurativas, así como el uso de tonos pálidos para
colorear la tez. Desde un momento temprano, se asocia al color de la piel, y
aparece ya en tiempos de Roma en el maquillaje, como tono favorecedor y
síntoma de buena salud. En la Edad Media, el rosa es un color suntuario, re-
servado en la indumentaria a las clases nobiliarias, y frecuente en el arte. En
la iconografía cristiana se encuentra asociado a lo celestial, lo milagroso, y se
convierte en el color de la encarnación de Cristo, de su nacimiento y resurrec-
ción. La representación de Cristo, san José o imágenes de santos con túnica
rosa será común en el arte religioso durante los siguientes siglos, y afianzará
la asociación del color a lo positivo, al poder magnánimo y a la masculinidad,
mientras que el azul celeste suele ser el color elegido para representar la pu-
reza de la Virgen María.

Terracota, s. IV, a.C. Las técnicas de obtención del rosa se vieron transformadas tras la llegada de
Colección Museo los españoles a América. En particular, se descubren las virtudes del color
Arqueológico Nacional. rojo que en la planicie de México se obtenía de la cochinilla, extraída del in-
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secto Dactiloptus cocais (cocus cacti auct.), un parásito que para alimentarse
se adhiere a algunos tipos de plantas como el nopal. La hembra de esta es-
pecie, cuando queda fecundada, contiene en su interior ácidos carmínicos y
antraquinónicos, de los que se obtiene la materia colorante del color rojo y sus
derivados, muy apreciados por los tonos brillantes que producen. No obstante,
estos colores seguían resultando muy caros, por lo que quedaron asociados
a la Iglesia, que pasó entonces de emplear el púrpura, heredado de Roma, al
rojo cochinilla o en su caso al rosa, según se imponga en la moda. La novedad
también será acogida por las mujeres de la corte en época de los Austrias,
como bien se refleja en los retratos de sus damas, aunque el color de moda por
excelencia hasta la llegada de los Borbones y la imposición del gusto francés
seguirá siendo el negro.

Se fecha en 1523 el momento en que se envía por primera vez un cargamento


de cochinilla a España. Para los americanos, el comercio de la cochinilla du-
rante la época colonial constituyó un recurso económico equivalente al del oro
y la plata. Hay que esperar tres siglos para que, en 1820, se consiga trasladar
la producción a Europa. Tras diversos fracasos, finalmente el clima canario re-
sultó el más adecuado, tanto para las plantas como para los insectos, y la co-
chinilla se convirtió en una industria floreciente en el archipiélago. La cochinilla
transformó el mundo de la tintorería. Los preciosos colores que proporcionaba
eran el resultado del mordentado con alumbre, si bien su sustitución por otros
mordientes permitía aumentar el número de tonalidades exponencialmente. Los
tratados de tinte del siglo XVIII presentan una gran variedad de colores conse-
guidos a partir de la cochinilla, resultado de utilizar el colorante directamente,
en diferentes concentraciones, o mezclado con otros tintes. Se producen así
colores morados, escarlatas, rosas, carmesíes, púrpura y un largo etcétera,
todos citados en documentos de la época.

En la búsqueda de nuevas tonalidades, después de haber agotado práctica-


mente las fuentes animales y vegetales, se investigaron las posibilidades que
aportaban los minerales al mundo del color, ya muy avanzado el siglo XVIII y a
lo largo de todo el XIX. Los nuevos colores incluían en su denominación el mi-
“Libro de Horas de María neral del que procedían, como era el caso del arsenato de cobalto con el que
de Navarra”, f. 108v. se consigue el popular violeta cobalto. Se trabajó también con el cadmio para
M. Moleiro Editor. obtener rosas anaranjados, y con el óxido de zinc, que producía el blanco zinc
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o blanco chino, empleado para mezclarlo con rojo y conseguir nuevos rosas.
Pero no será hasta 1856 cuando se elabore el primer tinte químico artificial,
con el subsiguiente abaratamiento en el por entonces exclusivo mundo de la
tintorería. Las crónicas del mundo textil son muy ricas en la información sobre
los nuevos rosas químicos, que salen al mercado bautizados con nombres tan
sugerentes como rosa cereza, rosado, rosa suave, rosa ciruela, rosa granate,
rosa desvaído, palo de rosa o, el más sonoro, el rosa rubor de doncella; con
ellos se respondía a la amplia demanda de la creciente clientela femenina de la
industria de la moda. La gran variedad de nuevos rosas permitía además combi-
narlos con distintas calidades de telas, con texturas con brillo o mates y juegos
de transparencias. También se tenía en cuenta si el tono iba a ser expuesto a la
luz natural o a la artificial, por afectar significativamente a la sensación visual.

A finales del siglo XIX y principios del XX, el uso de los tintes químicos se había
extendido a toda la población, aunque con frecuencia a costa de una deficiente
calidad cromática. Pero para entonces los hombres habían adoptado ya una
estética marcada por la renuncia al color y el desinterés hacia las novedades
en materia de modas indumentarias y decorativas. Paulatinamente, como se
desarrolla en las siguientes páginas, el rosa se incorpora a un lenguaje que se
construye en oposición a los rasgos del arquetipo masculino. A medida que se
desarrollan las técnicas para producir nuevos colores a bajo coste y evolucio-
nan los medios de producción y comunicación, el rosa se hace muy presente
en las modas para mujer, en los productos de belleza y la ropa interior o en los
diseños de objetos cotidianos que tratan de captar la atención de la clientela
femenina (a este respecto vale la pena mencionar –y se puede ver a través de
Youtube-, la sátira de la humorista americana Ellen Degeneres sobre la versión
para chicas de una conocida marca de bolígrafos, de color rosa y violeta y el
doble de caros que los normales). Pero el rosa también puede convertirse en
signo de exceso, de lujuria, de mal gusto o de independencia, según el tono
elegido y la intención. Su potencial como reclamo comercial se ha vuelto es-
pecialmente acusado en los productos de consumo para niñas, pero al mismo
“María Bosch de la
tiempo se considera el color del punk y fue el de uno de los uniformes más
Presilla”,1875. Federico vendidos del Real Madrid. El rosa se ha convertido en mucho más que un rojo
de Madrazo y Küntz. pálido. Su uso en el mundo contemporáneo lo ha cargado con nuevos signifi-
Colección Museo del cados y ha demostrado el potencial de un color estigmatizado a veces por su
Romanticismo. propio atractivo.
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ROCOCÓ: El siglo XVIII se presenta como por todo el mundo, y se hablaba
una sinfonía de color para ambos así de “gusto francés”. La misma
LA MODA SE TIÑE géneros. Los mismos tejidos, con marquesa sentía tal pasión por el
similares decoraciones e idénti- color rosa que lo quería hasta en la
DE ROSA cos colores, se empleaban en la porcelana. En la fábrica de Sèvres,
indumentaria de hombres, mujeres que ella controlaba, se elaboró un
y niños. Los textiles bizarros que color rosa que fue bautizado con
protagonizan las primeras décadas su nombre, el “rosa Pompadour”.
del siglo reflejan los colores de la Elaborado en 1757 por el químico
naturaleza, con un rosa vivo, lumi- Jean Hellot, este rosa contenía una
noso y trepidante, aplicado en mo- tonalidad muy concreta que incluía
tivos decorativos de gran tamaño, además trazos evidentes de azul,
anárquicamente repartidos sobre el algo de negro y de amarillo, y fue
lienzo del tejido. Avanzado el siglo muy utilizado durante una década,
la paleta cambia y se imponen los aunque raramente después. La lle-
colores pastel del Rococó. Los pro- gada de los Borbones a España
gresos de la tintorería permitieron propició la instalación de la moda
obtener mezclas de colores claros, de Versalles y la popularización del
matizados, que dibujaban motivos rosa. En ese momento supuso un
florales pequeños, colocados si- cambio profundo pasar del negro
métricamente a ambos lados de del “traje a la española” a los ale-
finas líneas verticales que marcan gres y sensuales colores france-
la orientación de la composición. La ses. Felipe V transformó la corte
misma concepción decorativa rige recreando en Madrid su añorado
en diseño y color para los demás Versalles, mediante el color y las
p. 10-11: objetos de la vida cotidiana. De nuevas modas. Sustituyó la sobrie-
Detalles del tejido de la entre esta paleta rococó destacan dad propia de los Austrias por la
casaca, en terciopelo
el azul cielo, el amarillo suave, el vitalidad de los nuevos tiempos. No
bucleado de seda con
nuevo verde celadón y el rosa claro. obstante, en nuestro país se prefe-
aplicación de bordados
florales, ca. 1770. Estos dos últimos fueron los gran- rían los colores más intensos, por
Colección Museo del Traje, des protagonistas del momento, y lo que, una vez que se empezaron
Madrid. era frecuente su combinación en a tejer aquí los nuevos tejidos de
los tejidos de este período. El estilo diseños rococó, se intensificaron
Casaca, ca. 1770. francés, representado por la reina sus colores. Así, el rosa era más
Colección Museo del Traje, María Antonieta y la marquesa Ma- vivo que en el país vecino, aunque
Madrid. dame de Pompadour, se extendió sin perder la paleta pastel.
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LA IGLESIA el púrpura de los dignatarios polí- es sorprendente que también los
ticos, que ostentosamente exhibía. clérigos vistieran de rosa en las ce-
TAMBIÉN DE ROSA Cuando los nuevos tintes vinieron lebraciones litúrgicas. Del uso se
de América, y, puesto que el ne- pasa a la simbología, y el otorgado
gro estaba reservado para el traje al color rosa termina asociándose
del rey y de la corte, la Iglesia se a la obediencia, a la esperanza y
hizo poseedora del rojo brillante y a lo masculino menos agresivo y
deslumbrante de la cochinilla me- más espiritual. Su uso ceremonial
jicana. Es el momento en que sus- se reserva al tercer domingo de
tituye el púrpura por este carísimo Adviento, con el que se celebra la
color símbolo de riqueza. De rojo resurrección de Cristo, que apa-
vestían los cardenales que, como rece habitualmente representado
máximas autoridades eclesiásticas, con túnica rosa por la asociación
se distinguían de los escalafones del color con la encarnación y el
inferiores. A lo largo de la Historia, poder benévolo. En esta indumen-
la Iglesia ha sido dueña y custo- taria litúrgica se pueden apreciar
dia de las piezas textiles más lujo- los diferentes tonos del rosa, obte-
Casulla, 1ª mitad s. XVIII.
sas, y vestía los últimos logros de nidos primero con tintes naturales
Colección Museo del Tra-
la tecnología textil a la par que los y más tarde con tintes químicos.
je, Madrid.
personajes más ilustres de la vida No obstante, para prendas espe-
pública. Los colores que lucía eran ciales se seguirán empleando las
los de moda, por lo que no es extra- más ricas sedas teñidas con los
ño que cuando el rosa se impone, tintes naturales más selectos. Tam-
lo vistan también sus altos repre- bién volverán a vestir de rosa en la
sentantes. Si la aristocracia viste segunda mitad del siglo XIX, cuan-
de rosa, los altos representantes do los movimientos historicistas se
de la Iglesia también, y seleccio- impongan repitiendo el estilo y el
Llama la atención que frente a la nan en cada momento del siglo el color del siglo anterior. En la ac-
austeridad cromática de los tra- tono que marca tendencia, desde tualidad, salvo en momentos muy
jes litúrgicos de otras religiones, los rosas vivos a los pasteles, para especiales, la Iglesia hace gala de
la Iglesia católica presente una terminar con los neoclásicos que austeridad, vistiendo ornamentos
indumentaria tan rica en tejidos y cierran este siglo tan colorista. De mucho más sencillos con los que
colores como en el uso de meta- hecho, en el siglo XVIII no se di- llegar a un público más crítico. Un
les preciosos. El clero ha utilizado ferencia la indumentaria religiosa claro ejemplo es el papa Francisco
el color como instrumento de po- de la civil ni por color ni por los y los obispos, vestidos de forma
der. De la Roma imperial adoptó motivos decorativos, por lo que no sencilla en color rosa.
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NEOCLASICISMO: El descubrimiento de Herculano perial, tales como ramos de laurel
en el año 1738 y de Pompeya en enmarcando el perímetro de toda
LA VUELTA DEL 1748 revive la fascinación por el la prenda. Preciosas capas de ter-
mundo clásico y la recuperación ciopelo cubrían sus finos vestidos,
ROSA CLÁSICO de sus colores. Las pinturas de como si de una reina se tratara. A
la casa de los Misterios de Livia partir de la Revolución Industrial,
en Pompeya inspirarán la paleta a las decoraciones cambian con mu-
imitar. El Neoclasicismo se afian- cha rapidez, pues la “novedad” era
za con la Revolución Francesa y, la premisa más importante de la
frente al rosa pastel aristocrático producción textil. El siglo XVIII, tan
del período rococó, se instala un rico en tonalidades, se despide con
nuevo tono recuperado de la Anti- un cambio cromático radical: los
güedad, con el que se identificará colores pastel son sustituidos por
a la burguesía y su propia estética los bien definidos rojos pompeya-
revolucionaria. Se pretendía que el nos, el azul noche, los marrones
traje en nada recordara a los de- terrosos y un nuevo rosa, más os-
cadentes y ampulosos vestidos del curo y con irisaciones azuladas. Se
período anterior. La razón, la edu- utiliza el rosa neoclásico en trajes
cación y la libertad eran los nue- monócromos enriquecidos con bor-
vos postulados. Si los referentes de dados eruditos al matiz, donde los
moda del período anterior habían pétalos de las rosas contienen tan-
sido María Antonieta, y Madame de tos tonos como en la naturaleza en
Pompadour, en este nuevo período la que se inspiran. Se traslada la
lo será Josefina Bonaparte. Repre- técnica de la pintura al bordado, y
sentando la nueva política, empieza la composición se convierte en un
luciendo sencillos vestidos camisa coqueto y delicado jarrón de flores
de muselina de algodón blanco, sin que decora tanto las prendas mas-
apenas decoración. A medida que culinas como los vestidos camisa
aumenta su poder irá enriquecien- de las damas. La decoración de
do su vestuario con ricas sedas y los nuevos vestidos se concentra,
Medias de seda y
bordado erudito,
chales de colores brillantes, entre como los antiguos del mundo roma-
ca. 1750-1799. los que destacan los satenes rosas, no, en una cenefa en el bajo, donde
Zapato en seda brochada muy de su agrado. Los bordados se combinan diferentes tonalidades
en oro, ca. 1740. de flores a tono acabarán siendo del rosa en exquisitos bordados,
Colección Museo del sustituidos por bordados en oro con con motivos más pequeños inspi-
Traje, Madrid. elementos alusivos a la Roma im- rados en los de Pompeya.
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EL ROSA DEL color rosa, que no estaba todavía dres o maridos presumían de este
asociado preferentemente a lo fe- símbolo de ostentación. Con los
ROMANTICISMO menino. El barón de L´Empersé lo lujosos vestidos de seda que lu-
explicaba así: “Sólo de poco tiempo cían las damas de la clase alta en
a esta parte, parece que nuestros las celebraciones sociales, convi-
jóvenes elegantes prefieren para ven los más sencillos en lana, lino
corbata los pañuelos de seda con o algodón, para jovencitas o para
listas de diferentes colores, ente- los días de diario. Estos estaban
ramente opuestos, como negro y decorados con estampación: el
rosa…”. No obstante, en esa época dibujo estampado, más libre que
la mujer se convierte en protago- el destinado a trabajarse en telar
nista absoluta de la moda. Como con seda, permite una gran sim-
por razones de decoro se verá ro- plificación y frescura en los temas
p. 18-19: deada de colores pastel, el rosa florales, predominantemente rosas.
“Colección de las será muy solicitado para vestir a También los complementos como
principales suertes de una los “ángeles del hogar” auspicia- capotas, bolsos o sombrillas iban
corrida de toros”, dos por la moda, en un tono dulce, decorados con alegres ramos de
L V, 1787- 1790. Dibujo claro y amable. En realidad, se trata flores en rosas suaves y delicados.
de Antonio Carnicero. Ed.
del traje de la sumisión de la mu- En 1856, William Henry Perkins con-
Comunidad de Madrid.
jer obediente -sobre-decorado con sigue el primer tinte químico para
lazos, encajes y otros adornos- y el violeta. A partir de ese momento
Chaleco, ca. 1850. Colección radicalmente opuesta a la versión surgirán multitud de nuevas tonali-
Museo del Traje, Madrid. femenina del Rococó, cuando era dades del rosa, bautizadas como
protagonista de su destino. Esta cereza, rosado, rosa suave, ciruela,
mujer romántica reduce su educa- rosa desvaído, palo de rosa, etc.,
ción a la apariencia. Domina los así como un tono muy demandado:
tiempos, con su traje de mañana, el “rosa rubor de doncella”. Cada
traje de recibir, traje de paseo, traje tono se utilizaba adecuado a la
de teatro o de baile, y solo si tenía edad y al tipo de traje de la mujer
de todos ellos era considerada una que lo llevara. Las jovencitas que
dama de “buen tono”. Por no ha- acudían a sus primeras reuniones
blar de los complementos a juego sociales o fiestas debían aparentar
En el siglo XIX, el hombre burgués con cada una de tales indumenta- recato, y por ello vestían rosas que
trabajador se desprende del color rias. Sus grandes faldas, no aptas recordaban las mejillas levemente
en su atuendo y reduce su uso a para el trabajo, las diferenciaban sonrosadas luciendo un discreto
chalecos o corbatas, algunos de de las mujeres pobres, y sus pa- maquillaje.
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LA SUERTE Cuando a mediados del siglo XIX momento de ceremonia, pasión y
se asienta el llamado “traje de lu- resurrección. El matador viste de
DEL ROSA ces” para los toreros, ya está de rosa, como resucitado. Aunque en
moda el color rosa. Por ello no nos el traje de luces se emplean todos
debe extrañar que se utilizara para los colores, las medias son siem-
teñir las distintas piezas que com- pre rosas, al igual que la corbata
ponen dicho traje: chaqueta, cha- y la faja (que dejará de utilizarse a
leco, calzón, medias y faja. El rosa partir de 1925). Pero solo al mata-
se emplea como un color ajeno a dor correspondía el privilegio de
las connotaciones de género que vestirlas de ese color, norma que
lo pudieran asociar al mundo mas- se ha relajado en tiempos recien-
culino o femenino. En la actualidad, tes. Lo que no ha cambiado es el
los toreros elijen el color de su traje código cromatico de los capotes.
libremente, atendiendo a su gusto Durante la corrida el torero luce tres
o como homenaje a un matador a diferentes. El más elegante es el
quien admiran. Como se adelanta- de paseo, que le envuelve cuando
ba en el texto dedicado al Neocla- sale al ruedo en el paseíllo y es
sicismo, cuando empiezan a ser del mismo color que el traje y con
recogidas imágenes de la fiesta de profusión de bordados. La muleta
los toros en grabados y cuadros, el con la que remata la faena es roja
color de moda es el rosa. Cuando, para no despertar inquietud en el
avanzando en el tiempo, se dise- espectador cuando se mancha con
ñaron los primeros trajes de torero, la sangre del toro. Y, por último, está
con sus formas, adornos y colores, el capote de brega, con el que se
estos repiten la pantonera de los inicia la ceremonia realizando los
colores litúrgicos: blanco, verde, primeros lances. Este capote tiene
rosa, violeta, rojo, negro, morado una cara rosa o haz, asociado a la
y azul purísima. El mundo de los buena suerte, clase y nobleza del
toros siempre ha estado muy unido torero; a la otra o envés, que suele
a la religión, pues cada profesio- ser amarilla por contraposición, se
nal tiene sus propias devociones la relaciona con la mala suerte. So-
a las que se encomienda antes de bre la arena se vivirá un momento
“Machaquito”, 1911. Julio salir a la plaza, y estas tienen mu- de dicotomía inherente al mundo
Romero de Torres. Museo cho que ver con el color elegido del toro: la suerte o la desgracia,
de Bellas Artes de Córdo- para la corrida. Como si de un ri- que no debe olvidar el torero; triunfo
ba. Junta de Andalucía. tual religioso se tratara, incluyen su y fracaso; vida o muerte.
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EL POLISÓN La implantación de los tintes quí- abarata y agiliza el trabajo susti-
micos, el primero fue el violeta, pro- tuyendo los moldes de madera y
Y LOS NUEVOS pició la aparición de sucesivas to- las planchas de cobre por cilindros
nalidades rosas, que iban saliendo mecánicos. En este período la in-
ROSAS al mercado bajo la denominación dumentaria femenina recorre toda
de “tejidos novedad”. Estos eran la gama de colores aportados por
SINTÉTICOS de seda o sedalina, lisos, listados, la industria que, al aplicarla a los
de cuadros, y los labrados, con pe- nuevos materiales, enriquecen la
queños motivos vegetales. Los di- paleta muy influida por el espíritu
seños modernistas con elegantes optimista de la época. A finales del
y serpenteantes líneas onduladas, siglo XIX, las mujeres mayores de
generalmente en tejidos de damas- 30 años abandonaban los colores
co, compartían protagonismo con brillantes por los pasteles, entre
los historicistas que, a modo de gri- los que destacaba el uso del palo
sallas, mezclaban rojos y blancos de rosa o el rosa desvaído. Esta
y creaban efectos de rosa, donde situación cambiará después de la
grutescos y elementos neorrococós primera década del nuevo siglo XX:
comparten el espacio. A medida las damas, independientemente de
que los tejidos industriales iban ga- su edad, vestirán todos los colores
nando terreno a los artísticos del y, en el caso concreto del rosa, se
pasado, y sin que se recogiera en verá un aumento de su intensidad,
ningún decálogo de estilo, unos po- con tonos ciruela, cereza, rosa real
cos tejidos quedaron reservados o rosa heces de vino. Esta euforia
para vestidos de fiesta: el damas- cromática se frustrará con el co-
co, el terciopelo, el satén y, por su- mienzo de la Primera Guerra Mun-
puesto, los encajes. Se buscaba el dial. Con la guerra todo cambia: los
efectismo de luces y sombras que colores de la calle son los propios
se provocaban al hacer coincidir te- de un momento de tragedia; las
jidos de diferentes texturas teñidos mujeres no se atreven a lucir co-
del mismo color en un mismo traje. lores alegres y recurren a los neu-
Para mujeres jóvenes o con menos tros y terrosos para demostrar su
recursos económicos se diseñaban empatía con los soldados. Habrá
telas estampadas con los mismos que esperar a los años veinte para
Traje con polisón, ca. colores y motivos decorativos, tanto que el rosa, combinado con el brillo
1874-1880. Colección florales como geométricos. Dentro de los cristales, vuelva a ocupar su
Museo del Traje, Madrid del mundo de la estampación se puesto en la moda.
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FORTUNY: Mariano Fortuny y Madrazo encuen- tuny recorre tanto la geografía como
tra en el rosa un color con que re- la cronología del trabajo textil. En
PINTANDO ROSAS correr la historia del textil. De los su intento por recuperar los colo-
rosas orientales a los del siglo XVIII res del pasado, investiga técnicas
francés, es capaz de conseguir la tintóreas de los diferentes países y
tonalidad protagonista de cada culturas. Pero no es ajeno a su mun-
período o cultura. Sabemos de su do presente, puesto que participa
predilección por el rosa consegui- de todas las propuestas artísticas
do a través de la cochinilla que, ori- del momento, y se atreve incluso
ginaria de México, se producía en a sacar al mercado colores tan im-
Canarias. Pero además sabemos pactantes como los de su amigo
que, según análisis recientes de Paul Poiret, incluyendo los rosas
los colores que utilizaba, también más modernos. Sus rosas no se
experimentaba con rojos y rosas encontraban en el mercado de la
químicos que mezclaba de mane- tintorería, al igual que el resto de
ra artesanal para conseguir tonos sus colores. Trabajaba mezclando,
que solo él empleaba. El secreto tintando una y otra vez, para con-
de sus pigmentos para crear las seguir colores siempre diferentes
diferentes tonalidades reside muy entre sí y de los del resto de pro-
probablemente en la mayor o me- fesionales dedicados a la moda.
nor adición de agua justo hasta el Hacia 1910 los ballets rusos llegan
momento anterior a su aplicación a París cargados de orientalismo,
sobre la tela preparada y aún hú- con llamativos colores que le sirven
meda, a fin de obtener una amplia al artista para bucear en los tonos
gama de calidad y brillo. Compartía rosas del pasado y del presente,
con el movimiento Arts and Crafts donde la herencia histórica se fu-
la concepción artística en el dise- siona con el esteticismo del pintor
p. 26-27: ño trabajado de manera artesanal, en busca de matices y efectos lu-
Tejido, 1910-1920. pero difería de ellos al aceptar el mínicos que definen sus tejidos.
Mariano Fortuny y uso de máquinas para facilitar el Fortuny supo, como pocos de sus
Madrazo. Colección del proceso creativo. En su caso, las contemporáneos, diseñar tejidos
Museo del Traje, Madrid.
máquinas las diseñaba él mismo en artísticos y participar de los colores
Túnica, 1910. Mariano su faceta de ingeniero. En cuanto al que se emplean en otras disciplinas
Fortuny y Madrazo. color, mientras que Willian Morris, de las Bellas Artes como la pintura.
Colección del Museo del cerebro del movimiento, se inspira- Él siempre se sintió pintor, un pintor
Traje, Madrid. ba en la Edad Media nórdica, For- de telas.
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SHOCKING PINK! rosas siguen proliferando en la in- fía que sus amistades y socios le
dumentaria femenina, que se be- desaconsejaron usar el nuevo color,
LA PROVOCACIÓN neficia de los avances constantes pues parecía propio de “negros”.
de la industria, y están presentes Lo cierto es que los afroamerica-
ROSA en la masculina, como demuestra nos, tanto mujeres como hombres,
el atuendo de Gatsby, el persona- comenzaban por entonces a utilizar
je de F. Scott Fitzgerald, cuyo tra- el color como signo de identidad
je rosa simboliza el estilo de vida racial, y el rosa -entre otros colores
del hombre moderno. Tras la Gran desterrados desde inicios del siglo
Guerra, los progresos en la eman- XX del armario masculino-, fue uno
cipación de la mujer permiten una de los más usados para reivindicar
moda en la que el cuerpo adquiere su diferencia. Al mismo tiempo, en
nuevo protagonismo. Se descubren paralelo a la asociación del término
los brazos y las piernas, estas por rojo con el socialismo, cuyo triun-
Prisioneros homosexuales primera vez en siglos, y el color fo en Rusia atemoriza a las clases
en el campo de concentra- de la piel toma relevancia, lo que dirigentes, se acentúa la vincula-
ción de Sachsenhausen, facilita que el gusto derive hacia ción de “lo rosa” al sentimentalismo
Alemania, llevan como dis- la paleta de los rosados, que se vulgar y lo frívolo. El rosa designa
tintivo triángulos rosas, son explota tanto en la moda como el género novelesco peor conside-
conducidos por la guardia en la floreciente industria de los rado (“novela rosa” en Italia y Es-
Nazi el 19 de diciembre, cosméticos. En la ropa interior, paña, “roman à l’eau de rose”, en
1938. Colección Corbis que vive su particular desarrollo, la designación más peyorativa, en
Historical.
y la ropa de casa, los rosas sua- Francia), que se afianza en este
ves son habituales, mientras que período, y en general se califica
en los vestidos de calle o fiesta se de rosa al pensamiento débil, pro-
explora una gama más amplia que, clive tanto al mal gusto como a la
llegados los años treinta, se abre inmoralidad. Puede que debido a
a las tonalidades más intensas. En estos antecedentes, durante la II
1936, Elsa Schiaparelli lanzaba su Guerra Mundial, el régimen nazi de-
perfume Shocking, y simultánea- cidiera señalar a los homosexuales
El período de entreguerras fue un mente llevaba a sus colecciones el recluidos en los campos de con-
momento propicio para la difusión “shocking pink”, un rosa mezclado centración con un triángulo rosa,
del rosa, un color positivo que co- con magenta que constituye un hito un gesto del que posteriormente
mulgaba con la vitalidad que tra- en la concepción del rosa como se apropiarían colectivos de activis-
taron de comunicar las modas de color provocador. La diseñadora tas para convertirlo en un símbolo
los años veinte y treinta. Los tonos italiana relataba en su autobiogra- identitario.
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LA FEMINIDAD nismo se impone y trae consigo la emancipación de la mujer. Marilyn
“sociedad del bienestar”. A Mamie Monroe o Jayne Mansfield (recuér-
ROSA. Eisenhower, la esposa del veterano dese a la primera en Los caballeros
general, se atribuye el inicio de una las prefieren rubias, de 1953, em-
LOS AÑOS 50 tendencia que iba a asentar la con- butida en un seductor vestido de
sideración del rosa como color por satén fucsia diseñado por William
antonomasia de la feminidad. Ya en Travilla) representaron un ideal de
la fiesta que siguió a la investidura feminidad que, a la medida del de-
presidencial, lució un vestido rosa seo de muchos hombres, exigía un
de Nettie Rosenstein, hoy exhibido cuidado concienzudo de los atribu-
en el Smithsonian National Museum tos de belleza. Y el rosa, por favore-
of American’s History. Su afición al cedor, por carnal, por apaciguador,
color se trasladó a la decoración por inocente o por erótico, según
de la Casa Blanca, hasta el punto el tono, por esos muy razonables
de que la prensa empezó a hablar motivos, fue un color idóneo para
del “Pink Palace”, y se difunde en subrayar ese ideal. En Funny face
Estados Unidos una tonalidad que (1957), película protagonizada por
Cartel del Teatro Apolo,
se conoce como “first lady pink” Audrey Hepburn y ambientada en
1955. Salvador Fariñas
o “Mamie’s pink”. Desde ese mo- el mundo de la moda, se escenifica
López: Colección Museo
del Traje, Madrid. mento y hasta el asesinato de JFK, la alianza del rosa con lo femenino
con el que, otras consideraciones con el tema musical titulado Think
aparte, se difunde mundialmente pink! (¡Piensa en rosa!). Toda la alta
el traje sastre rosa de Chanel que costura de la época, que vivía el
vestía Jackie Kennedy, el color rosa último esplendor del gremio en Pa-
extiende su influencia en el mundo rís con los Dior, Balenciaga, Fath,
femenino. Mientras el vicepresiden- Balmain, Dessès, Castillo, etc., tra-
te de Eisenhower, Richard Nixon, bajó el color rosa en sus distintas
hacía carrera política atacando in- variables. En concordancia con la
cansablemente a los “pinkos” (algo tendencia a subrayar la feminidad a
Al término de la II Guerra Mundial,
así como los “roseras”), en alusión a golpe de rosa, los productos dirigi-
un nuevo orden articula el desarro- la “amenaza” comunista, el rosa se dos a las mujeres adoptan también
llo de las sociedades capitalistas asocia a una feminidad estereotipa- este color con frecuencia, no solo
en oposición al bloque comunista. da que recupera en buena medida como objetos, sino también en su
En 1953, Dwight Eisenhower es in- criterios “heteronormativos” deci- imagen comercial representada a
vestido presidente de los Estados monónicos, en lo que constituye través del “packaging” o la publi-
Unidos de América, y el keynesia- un claro retroceso en el proceso de cidad.
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ROSA belleza”), rezaba la portada del Vo- llegan a través de la influencia de
gue americano del 15 de abril de los tonos acrílicos propios del pop
PARA TODOS 1963. La imagen que ilustraba el y la psicodelia, el rosa tendrá un
texto representa a Jane Shrimpton, protagonismo destacado, tanto en
LOS GUSTOS con barra de labios rosa y vestido la alta moda como en el mercado
con lazo rosa de Saint Laurent, co- de masas. La difusión del plástico
nocido por su temeraria combina- va a tener gran importancia en la
ción de rosa y rojo, que pasaría a apreciación negativa del rosa, que
la historia en la etiqueta de su mar- adquiere una nueva connotación
ca Rive Gauche. Los otros temas que lo asocia a lo barato y, por ex-
de portada eran Balenciaga, cuya tensión, a lo fácil e insustancial. Los
p. 34-35: osadía en la utilización de rosas su- objetos de plástico para consumo
Detalle de tejido de bidos de tono lo sitúa en la vanguar- masivo, como útiles de cocina o
camisa en punto de seda dia del color, y la pareja formada
higiene, se produjeron frecuente-
fuscia, con decoración por Audrey Hepburn y Givenchy, de
en zigzag, 1971. Missoni. mente en tonos anaranjados y ro-
cuya relación profesional nacieron
Colección del Museo del sados, inofensivos y agradables a
icónicos modelos del color que nos
Traje, Madrid. la vista. Un hito en esa degradación
ocupa (en Sabrina, en Funny Face,
simbólica del rosa tiene lugar en
en la misma boda de la actriz con
“Pink Flamingos”, 1957, cuando Don Featherstone
2010-2018. Donald Andrea Dotti…). En el interior de la
crea para la empresa Union Pro-
Featherstone sobre diseño revista, veinte páginas dedicadas a
ducts el diseño del flamenco de
de 1957. Realizado por la tendencia. Una década después
plástico que invadiría los jardines
Union Products (Cado del primer impulso a la “feminidad
Manufacturing). Colección rosa” que propició Mamie Eisen- de la clase trabajadora americana.
particular. hower, la poderosa Diana Vreeland El “pink flamingo” sería elevado por
insistía en la vigencia en la moda la película de culto de John Waters
de un color que alcanza nuevas co- (Pink Flamingos, 1972) a la catego-
tas de popularidad. La década de ría de icono del kistch, paradigma
los sesenta podría ser considerada del mal gusto que propicia la difu-
la del triunfo del color en general, sión de modas en la sociedad de
debido tanto a la influencia de los consumo. Con todo ello, se desa-
gustos juveniles como a las nue- rrolla un rosa “comercial”, de tono
vas posibilidades de los medios, muy subido, próximo al fucsia, que
“Pink, pink, pink inside and out -in en los que la publicidad desarrolla adquiere creciente importancia en
fashion and beauty” (“Rosa, rosa, un lenguaje cada vez más direc- la mercadotecnia contemporánea
rosa dentro y fuera -en la moda y to. Entre los nuevos colores, que por su fuerte impacto visual.
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¿EL COLOR La parafernalia de productos rela- ido tiñendo de rosas intensos. Los
cionados con el mundo de la crian- tonos más enérgicos del color, los
DE LA NIÑAS? za y el ocio infantil ha aumentado a mismos que sirvieron al punk para
medida que se ha asentado el con- dar forma a sus mensajes, han co-
sumo de masas. La infancia ha pa- lonizado el universo cromático de la
sado de ser una etapa de privación infancia femenina durante el cam-
de derechos a convertirse en uno bio de siglo. La operación ha su-
de los destinatarios principales de puesto una polarización inédita en
la mercadotecnica moderna, que cuanto a los gustos de niños y niñas
forma a los futuros consumidores que se extiende a la adolescencia
con mensajes atractivos y altamen- y la edad adulta, una situación que
te persuasivos. El rosa había sido sin duda alimenta una percepción
un color tradicionalmente asocia- confusa de la diferencia entre gé-
do a la infancia, a la imagen del neros y propicia la aparición de un
niño Jesús, a la delicadeza de la campo idóneo para los procesos
piel de los bebés, pero la carestía de exclusión que afectan a niñas
de las técnicas tintóreas hizo poco y niños que no se identifican con
frecuente el uso de color en la ropa el criterio impuesto. Valerie Steele
de la época de crianza hasta la re- invita a la reflexionar sobre las deri-
volución química de mediados del vaciones del gusto y la creación de
siglo XIX. A partir de entonces, el significados: en 1921, el millonario
rosa pálido y el azul cielo empie- americano Henry Huntington com-
zan a usarse indistintamente para pró con gran eco mediático la obra
bebés de ambos sexos, a menudo de Thomas Gainsborough The Blue
considerándose más varonil el pri- Boy (1770), y seis años después el
mero. A principios del siglo XX am- cuadro Sarah Barrett Moulton: Pin-
bas tendencias tenían sus defenso- kie (1794), de Thomas Lawrence.
res, pero desde los años cincuenta Según la historiadora, la difusión
el rosa se impuso como sinónimo de estas dos adquisiciones ayu-
de feminidad y se fue acoplando dó a asentar en Estados Unidos la
a la “imagen de marca” de los pro- adscripción de género del rosa y
ductos para niñas. A medida que el azul, pero si Huntington hubiera
“El Proyecto Rosa I – las estrategias de marketing y su comprado otro famoso retrato de
Saehyun y sus cosas capacidad transformadora ha ido Gainsborugh, Francis Nicholls “The
Rosas”, impresión Light avanzando, la imaginería visual que Pink Boy” (1782), quizás la moda
jet, 2007, JeongMee Yoon. el mercado ofrece a las niñas se ha hubiera tomado otro camino.
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EL ROSA tema que nos ocupa, recuerda una tante imagen que crean Vivienne
afirmación de Paul Simonon que a Westwood y Malcom McLaren con
SUBVERSIVO: LA priori puede sorprender: “Pink is el exterior de su tercera boutique,
the only true rock and roll color” Sex (1974-76), auténtica cuna de
INTERPRETACIÓN (“El rosa es el único verdadero co- la estética punk, desde cuya facha-
lor del rock and roll”). El bajista de da se contravenía con un simple
POSMODERNA los Clash resume en realidad una rótulo todo el orden moral: la pala-
tradición que comenzaba con Elvis bra sex, en letras mayúsculas de
Presley, con su vestuario y su Cadi- gran tamaño forradas con goma
llac rosas. Los rockeros habían to- rosa, invadía la calle y convertía la
mado el color como rasgo expresi- amabilidad del “femenino” rosa en
vo de los zoot suiters y los músicos un enérgico reclamo de indepen-
de jazz, y trasladado así el discurso dencia. No es de extrañar que otro
de identidad racial a la confronta- hito del movimiento, el primer LP de
p. 40-41:
ción generacional con los padres. una de las bandas más aclamadas
Cartel de festival punk Pero con la llegada del punk, cuya del período, Wire, se titulara Pink
rock, Gerona ,1978. formulación estética parte de la Flag: el rosa, el color más despre-
Colección del Museo del deconstrucción semiótica de la ciado por los varones burgueses
Traje, Madrid. realidad, de la resignificación de de mediana edad, se convierte en
los símbolos y su reelaboración a un arma arrojadiza que escandali-
Vestido, 1985. Col·lecció través del pastiche, el collage, el za a los defensores del statu quo.
Antoni de Montpalau.
ensamblaje y otras técnicas con las La poderosa onda expansiva del
que influirán en buena parte de la punk llega a España, y aterriza en
creación posterior, el rosa adquiere plena Transición, coincidiendo con
una relevancia especial y eclosiona la Nueva Ola y la Movida, donde
en su forma más subversiva. Si des- será reinterpretado por músicos, di-
de el Romanticismo el color había señadores o cineastas que buscan
ido asociándose progresivamente nuevas vías de expresión. Sobre las
a valores categorizados negativa- pasarelas españolas, que por en-
mente, tales como la feminidad, el tonces veían florecer a los primeros
En el libro de reciente publicación sentimentalismo, la frivolidad o el diseñadores de prêt-à-porter del
Pink. The history of a punk, pretty, erotismo, los punks abrazaron toda país, se reconoce su influencia en
powerfull color, Valerie Steele, edi- esa carga negativa para confron- el eclecticismo kistch de Francis
tora del mismo y comisaria de la tar las estructuras del buen gusto Montesinos, en los desfiles provo-
exposición homónima con la que el y la jerarquía del orden simbólico. cativos de Antonio Alvarado o en el
FIT de Nueva York ha abordado el Así, se puede interpretar la impac- radicalismo formal de Luis Fortes.
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MÁS ALLÁ y a veces encuentran en el rosa una poderosa carga significativa
un símbolo eficaz para confrontar que ha sido abundantemente ex-
DEL GÉNERO los viejos modelos. Es el caso de plotada por las modernas técnicas
Madonna, cuya representación de representación mediática. La
del poder femenino, diseñada por generación de nuevas identidades
Jean-Paul Gaultier, tomó forma en a través del lenguaje de la imagen
un corsé color rosa, en el que se ha introducido de nuevo el rosa en
invierte la interpretación habitual de la paleta masculina actual, trascen-
su significado, que pasa de cons- diendo su relación excluyente con
trictor y pacificador a emancipa- la feminidad. Los preppies de los
dor y agresivo. El rosa también es ochenta, los “metrosexuales” de
adoptado en la imagen de diversos los noventa (con un futbolista, el
colectivos gay y feministas desde inglés David Beckham, como ico-
los años setenta, y con él revier- no de referencia) y, sobre todo, los
ten del mismo modo su asociación seguidores de la cultura hip-hop
Zapato de hombre, 2015. con la opresión. El triángulo rosa han establecido distintas líneas de
Manolo Blahník, Colección que habían utilizado los nazis para interpretación del color, todas ellas
Museo del Traje, Madrid. marcar a los homosexuales en los marcadas por el esteticismo y la
campos de concentración se in- búsqueda de distinción a través
vierte literalmente, apuntando hacia de códigos propios. Mientras, el
Durante el último cuarto del siglo arriba, para reapropiarse de un sím- regreso al sentido atávico del rosa,
XX e inicios del XXI, tanto las cul- bolo que representaba la represión su relación con el nacimiento y la
turas urbanas como los iconos del más cruda. Y el entorno de rosas encarnación, con el cuerpo y los ór-
pop han revisado los modelos tra- pastel que había caracterizado la ganos sexuales, con las flores más
dicionales de género. Había sido feminidad “débil” promulgada du- carnales –la rosa, el clavel (llamado
el caso de David Bowie -imitado rante los años cincuenta y sesenta pink o carnation, en inglés)-, con
en España por Miguel Bosé o Tino se convierte en manos de distintos lo que tienen de efímero, de ama-
Casal-, el Beau Brummell del siglo agentes sociales (colectivos, redes ble al tacto y atractivo a la vista…,
XX, un pionero en este sentido que o sujetos aislados) en un instrumen- todo un potencial simbólico, se re-
inspiró una masculinidad sensible to que trata de definir una identi- fleja en el uso que se ha hecho del
y expresiva, abierta al color y a los dad fuerte, activa y social o íntima- color en diversas manifestaciones
cuidados estéticos. La industria mente comprometida. Los tonos artísticas, en las que se aborda la
de la música ha demostrado una más intensos y contemporáneos problemática de la condición huma-
gran capacidad para difundir nue- del rosa: los chicle, fucsia, fluor… na contemporánea, que de forma
vos modelos de comportamiento suelen servir a este fin, pero cual- oportunista podemos resumir así:
que son asumidos masivamente, quier total look en este color posee cómo sobrevivir a La vie en rose.
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EXPOSICIÓN FOLLETO HORARIO DEL MUSEO

Organiza Textos Laborables, de martes a sábado:


Museo del Traje, Ministerio de Cultura Lucina Llorente, Juan Gutiérrez 9:30 - 19:00 h
y Deporte Domingos y festivos: 10:00 - 15:00 h
Corrección de textos
Cerrado: todos los lunes del año, 1 y 6
Comisariado Ana Guerrero
de enero, 1 de mayo y 24, 25 y 31 de
Lucina Llorente, Juan Gutiérrez
Maquetación diciembre.
Coordinación Mª José Pacheco Taquilla: cierra 30 min antes del cierre
Ana Muñoz del Museo
Impresión
Diseño Gráficas Green Printing Entrada gratuita a la exposición
AV Diseño Espacios Culturales temporal
Gestión de reproducciones
Producción y montaje y digitalización LA VIE EN ROSE
Arteria Logística del Arte S.L. Paloma Calzadilla, Manoli Moreno, Juan 16 noviembre 2018 - 3 marzo 2019
González
Iluminación, volúmen y costura MUSEO DEL TRAJE
Equipo técnico del Museo del Traje Fotografías Av. Juan de Herrera, 2
p. 4: Antonio Trigo 28040 - Madrid
Producción gráfica
p. 6: M. Moleiro Ed. (www.moleiro.com)
Boomerang www.museodeltraje.es
p. 8: Pablo Linés
Restauración p. 10-12, 24, 26, 27: Lucía Ybarra
Rosa Plaza, Silvia Brasero, Mercedes p. 14, 16, 20, 36: Fco. Javier Maza
Amezaga p. 28, 34, 35, 44: Munio Rodil
p. 30: CORBIS/Corbis via Getty Images
Colaboran
p. 32: José Luis García
Col·lecció Antoni de Montpalau,
p. 38: JeongMee Yoon
Museo Automovilístico y de la Moda de
p. 42: Jordi Cassamartina, Fundació
Málaga, Centro Andaluz de Arte de Arte
Antoni de Montpalau.
Contemporáneo, Museo Nacional de
Artes Decorativas, Museo Arqueológico
Nacional

NIPO: 030-18-002-X
© De esta edición: Museo del Traje,
Madrid. Ministerio de Cultura y Deporte #LaVieenRose
© De los textos y las fotografías: sus
autores/as
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