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La adolescencia, aislada dentro del aislamiento

La adolescencia es una etapa vital marcada por una compleja transformación individual.


Las emociones están a flor de piel, las hormonas bullen y las relaciones de amistad se
convierten en el único refugio donde encontrar comprensión frente a los dilemas del día a
día. Por eso, muchos adolescentes viven el confinamiento con una mayor frustración
que los niños. Pasan la mayor parte del día en sus habitaciones - "aislados dentro del
propio aislamiento"-, asumen una gran carga de tareas lectivas y se apoyan en la pantalla
del teléfono móvil para paliar una falta de contacto físico que, aseguran, está afectando a
su estado anímico.
  
“Nosotros estábamos acostumbrados a ver todos los días a nuestros amigos en el instituto
y esta situación nos ha quitado gran parte de nuestra vida porque ahora no salimos de la
habitación”, explica a RTVE.es Marta, una joven de 17 años que admite que este encierro
forzoso está siendo duro para su grupo de amigos.
Ella vive en un pueblo de Granada y tiene la suerte, dice, de tener una perrita a la que
sacar a la calle, pero esos paseos "de cinco minutos" no oxigenan su mente como lo
hacían las quedadas con amigos. “La mayoría de mis amigos no salen nada y a todos nos
está afectando mucho porque normalmente si te pasa algo o estás mal no se lo cuentas a
tu madre. Estamos acostumbrados a que sean los amigos los que lo solucionen y antes
cuando te agobiabas en casa podías salir con ellos y despejarte”, confiesa la joven, que
asegura estar la mayor parte del tiempo haciendo trabajos para clase y estudiando para
las pruebas de acceso a la universidad.

El exceso de tareas durante este periodo es algo que también agobia a Elena, una
estudiante de 16 años que reside en la provincia de Málaga, aunque lo que peor lleva,
igual que Marta, es no poder ver a sus amigos. "Todos pensábamos que iba a ser algo
supercorto y que algunos días podríamos quedar. Ahora todo el mundo está muy cansado.
Ni siquiera apetece hacer videollamadas. Incluso me pasa con mi familia, que ya no me
apetece tanto contar cosas y hablar siempre del mismo tema", revela Elena.

Su generación, asegura, es muy consciente de que, comparados con "los problemas que


hay afuera" los suyos son irrelevantes, pero lamenta que los adultos y los  políticos no
estén dándose cuenta del esfuerzo que están haciendo. 
"Nos hemos quedado sin graduación, sin viaje de fin de curso, sin varios festivales de
música a los que íbamos a ir este verano... Esta es la etapa de la vida en la que, lo típico,
puedes hacer más cosas. Y nos hemos metido todos en casa y simplemente lo hemos
aceptado", añade la joven, que cree que "no es justo que algunos tengan derecho a
salir" y ellos se estén "aguantando".

Más tajante se muestra la psicoanalista Magdalena Salamanca, especializada en terapia


con adolescentes: "Ellos quieren salir a relacionarse. Salir para dar un paseo no les
interesa. Lo que van a intentar es encontrarse clandestinamente y eso en este momento
es peligroso porque se ha demostrado que solo el aislamiento sirve para luchar contra
este virus". Como profesionales, también ellos perciben el impacto emocional que tiene el
confinamiento en los jóvenes, especialmente en quienes no tenían antes del estallido de la
pandemia unas aficiones que poder seguir nutriendo desde casa, como pueden ser la
lectura, la música o el deporte. Están confundidos con los mensajes de los medios porque de
manera oficial nadie se está dirigiendo a ellos. “Les está afectando mucho. No saben bien
cómo encontrar explicación en lo que está pasando. También están confundidos con los
mensajes que llegan desde los medios porque de manera oficial nadie se está dirigiendo a
ellos. Se dirigen a los adultos o a los niños más pequeños”, señala Martínez, que, al igual
que Yesa, percibe que los jóvenes se encuentran ahora más tristes e irascibles.  

Tampoco es fácil para los padres ayudar a sus hijos en esta etapa porque  a los problemas
habituales que afloran con la adolescencia se suman los derivados unas circunstancias
totalmente nuevas. "Mi hijo vive en su habitación, que solo está preparada para dormir.
Tiene otras habitaciones para estudiar, pero no hay manera. Habla mucho con sus
amigos, juega con el teléfono y sé que está desesperado, aunque no lo demuestra",
explica Elena, madre de un chico de 17 años que "antes no paraba en casa" y que ahora
se encuentra doblemente confinado.

Como ella, la mayoría de padres pasan ahora más tiempo con sus hijos en casa, pero esto
no siempre favorece la comunicación familiar. Si bien los niños más pequeños reciben con
entusiasmo contar con una mayor atención por parte de sus progenitores,  muchos
adolescentes y preadolescentes se sienten ahora más acorralados  que nunca. "Está
generando en muchos jóvenes un aislamiento sobre el propio aislamiento". "Las diferencias
generacionales se van a agudizar. Yo a los chicos que estoy tratando les aconsejo que
mantengan conversaciones con su familia pero normalmente no quieren.  Los padres están
descartados en esta etapa y además les piden hacer tareas como mantener la habitación
limpia, de las que no quieren saber nada", afirma Salamanca, quien  subraya que la
situación está generando en muchos jóvenes un "aislamiento sobre el propio aislamiento".

RTVE, 20 de abril de 2020

1- ¿Qué te parece el caso de Marta, con quién y cómo se comunican ahora los adolescentes?
2- ¿Te parece que hay un exceso de tareas?
3- ¿Estás de acuerdo en como ve la psicoanalista Magdalena Salamanca al adolescente?
4- ¿Qué aficiones te están ayudando a mantener el buen ánimo?
5- ¿Crees que la situación ha favorecido la comunicación familiar?
6- Elabora sobre tu reflexión sobre el tema: ¿estás de acuerdo con lo que dice el texto? (150
palabras)

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