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El Árbol de Los Antivalores
El Árbol de Los Antivalores
En la guarida de un denso bosque vivían dos malvadas brujas que se pasaban el tiempo haciendo
hechizos y preparando pócimas mágicas.
Un día, aburridas de hacer siempre lo mismo, decidieron salir de la guarida para dar un paseo por
el bosque subidas en sus escobas voladoras. Mientras volaban observaron a unos loros y a unas
ardillas en las ramas de un frondoso árbol compartiendo amablemente nueces y frutas.
_ ¡No me gusta la amistad que hay en ese árbol! _ gruñó la bruja Mariza.
_ ¡Uhh, tengo una idea! ¡Destruyamos ese árbol y construyamos el árbol de los antivalores! _
refunfuñó la bruja Nahia.
Entre risas ambas brujas lanzaron unos polvos mágicos y destruyeron el frondoso árbol.
También la bruja Mariza fumando un cigarro y lanzando humo negro por la boca vociferó:
_Los antivalores del odio y la venganza son para todas las hojas.
De esta manera ambas brujas construyeron el árbol de los antivalores. Era un árbol feo, seco,
negro y tenebroso; que evidentemente destruyó la paz y la amistad entre las ardillas y los loros.
Las ardillas cambiaron la amistad por la enemistad y los loros cambiaron el canto por palabras
malsonantes ofendiendo en cada momento a las ardillas.
Los animales se odiaban y se peleaban entre ellos de tal manera, que la convivencia en el árbol
de los antivalores era insoportable.
Ante este acontecimiento las brujas celebraban con mucho orgullo el gran trabajo que habían
hecho. Pero de repente, se asustaron al ver llegar al hada del bosque que se les acercaba
diciéndoles: