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El Abuso Sexual Infantil es siempre un abuso de poder

(Artículo para Rosario 12 - Año 2003)


Autora:  Ps. Bettina Calvi

El abuso sexual infantil es uno de los grandes problemas que sufren


niños y niñas No se trata de un problema nuevo, aunque recién haya
comenzado a denunciarse en los años 90., en Latinoamerica. Las
denuncias cobraron cuerpo a partir de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos (1984) y más especificamente la Convención
sobre los Derechos del Niño (1989) aprobados por la Asamblea de las
Naciones Unidas. Ambas son el resultado de una toma de conciencia
colectiva a de la necesidad de proteger a los menores y ofrecer
adecuadas condiciones para su desarrollo.

El movimiento feminista fue quién fomentó denuncias sobre


agresiones tales como violaciones, acoso sexual y abuso a menores,
que hasta el momento se mantenían ocultas.

En las últimas semanas hemos asistido conmocionados, a varias


denuncias de abusos. Abusos que implican siempre una situación de
poder, poder adulto sobre el niño, poder masculino sobre las mujeres,
poder del "patrón" sobre la empleada. Muchos son los casos en los
que las denuncias fueron desestimadas y la víctima terminó siendo
sospechosa.

Hemos escuchado también como los abusadores despliegan los


argumentos típicos de quién intenta otorgárle una racionalidad a
aquello que no puede tenerla ya que viola las leyes que ordenan el
tejido social.

Quienes atendemos a estos niños/as víctimas de abuso escuchamos


sus preguntas: ¿por qué me lo hace? Ya que es muy difícil aceptar que
el episodio traumático que han padecido no tenga una razón del lado
del agresor. En el victimario existe una racionalidad pero no es una
racionalidad universal que la víctima debe aceptar. Generalmente se
trata de una racionalidad perversa, un intento de transformar su
racionalidad privada en racionalidad pública e incluso en
intencionalidad de la víctima. Algunos abusadores llegan a decir que
las niñas los provocaron.

Debemos tener claro que el abuso sexual infantil, produce un


sometimiento corporal sumado a la exigencia de silencio, que implica
además complicidad y contradice los mandatos de la cultura.

Los niños y niñas abusados sobrellevan dolor físico, asombro


desconcierto humillación que se expresan a través de sensación de
aturdimiento. Suelen no recordar las características del episodio, y
muchas veces intentan convencerse de que en realidad, eso nunca
pasó. Negación que de sostenerse afectará el psiquismo con efectos
devastadores.
Es importante tener en cuenta que los niños/as víctimas del abuso
sexual infantil, son convertidos en cuerpos dóciles, violentados por
quién debería cuidarlos y protegerlos.

Recordemos que generalmente los abusadores son personas


conocidas por los niños/as, se trata de personas que tienen algún tipo
de poder sobre ellos, ya sea por estar encargados de su cuidado o por
brindarles especial atención, o por estar ligado a ellos por relaciónes
familiares. Cuando el abuso es perpetrado por el padre el delito
constituye una categoría autónoma llamada incesto.

El abuso siempre implica violencia contra el cuerpo y la vida psíquica


de la niña/o, atenta contra su subjetividad alterando su inserción en la
vida de familia y en la convivencia social.

Cabe aclarar que el abuso sexual infantil no es patrimonio de un


sector social, como se supuso durante mucho tiempo, se dá aún "en
las mejores familias" (1)

Por otra parte sabemos que en nuestro país existen niños que no sólo
son víctimas de abuso sexual sino de la violación cotidiana y
permanente de sus derechos humanos fundamentales. El derecho a la
vida, a la salud, a la alimentación, a la educación, a la seguridad. Ese
es un proceso de violencia estructural que recae sobre los más
desprotegidos y que se acrecienta día a día.

En el abuso sexual infantil se juega una dimensión de violencia más


personalizada. Esa violencia captura la voluntad y el deseo del niño,,
lo somete, obligándolo a un pacto de silencio que trasgrede las
normas que regulan las acciones en la sociedad. Entonces es
necesaria la denuncia, para hacér publica la violencia privada a la que
la niña estuvo sometida., y que esta sea sancionada por la ley. Es
obvio que para esto necesita de otros adultos que puedan escucharlo,
creerle y acompañarlo en esa situación tán conmocionante. Para que
las denuncias se realicen debemos aumentar la conciencia social sobre
este problema y construir redes de prevención desde las cuales los
docentes, pediatras, demás profesionales y operadores sociales
puedan detectar y denunciar estos casos, sabiendo que existen
dispositivos para asistir a las víctimas luego de realizada la denuncia.

Podemos pensar que si bien desde el discurso socialvemos que el


abuso es una relación de poder siempre existeuna posibilidad de
resistencia, es decir es posible modificar su dominio en condiciones
determinadas y según una estrategia precisa. El desafío es construir
desde lo social, esa estrategia para que estos niños y niñas no queden
abandonados a violencias privadasque los aniquilan, lesionando su
futuro y destruyendo su presente, ante la mirada atónita y el silencio
de quienes los rodean.

(1) Aludo a la excelente contribución de Irene Intebi en su


libro:"Abuso sexual infantil en las mejores familias editorial Granica

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