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Antropología de Descartes.

Si bien sabemos la antropología filosófica trata del estudio filosófico del hombre,
específicamente de su origen o naturaleza; para así determinar la finalidad de su existencia,
así como la relación con los demás seres.
Por lo cual estaremos explicando esta rama según descartes, partiendo de su origen,
principios, el cuerpo y alma su unión y finalmente con la psicología racional.
En este tiempo Descartes acumuló muchos conocimientos de tipo filosófico y científico
durante sus estudios, y recogió todas las inquietudes y optimismo del Renacimiento durante
sus largos viajes. Siendo un gran pensador que abrió época; así comenzando la Edad
moderna
Para Descartes, el objetivo fundamental fue el logro de la verdad filosófica mediante el uso
de la razón, en tanto se dedicó a la búsqueda de la verdad por medio de la investigación.
Pretendió desarrollar un sistema de proposiciones verdaderas en que no se diese nada por
supuesto, que fuera evidente por sí mismo e indudable, y se vio entonces en la necesidad de
encontrar un método que sirviese como criterio seguro de verdad, que le permitiera adquirir
un conocimiento riguroso e indubitable que eliminara las fuentes de error.

Las obras más importancias:


El discurso del método
Se trata de una de las mayores piezas de artillería de la época contra el aristotelismo.
Anteriormente habían sido publicados numerosos tratados científicos que atacaban partes
concretas de la doctrina aristotélica, el más famoso de los cuales fue sin duda el Diálogo
sobre los dos máximos sistemas del mundo, de Galileo, e incluso habían visto la imprenta
ensayos que ponían de manifiesto la necesidad de superar el aristotelismo. Lo realmente
interesante aquí es su insistencia en la necesidad de lo que se ha venido en llamar duda
metódica, es decir, la necesidad de cuestionar todo conocimiento previo, no de forma
sistemática, lo que sólo llevaría al escepticismo, sino como método para no aceptar ningún
hecho sin que antes haya sido supervisado y sopesado explícitamente por la razón.
Meditaciones metafísicas
En las dos primeras meditaciones, Descartes adopta la regla de la "duda metódica", ya
explicada en el Discurso del método, para hacer tabla rasa de todos los conceptos, como
preliminar para una reconstrucción sobre la base intuitiva del dato inmediato de la
conciencia: cogito, ergo sum (pienso, luego existo). El hombre es una sustancia pensante,
inmaterial, y este conocimiento es una idea clara y distinta inalterable, independiente de lo
sensible; de hecho, los cuerpos mismos no son en realidad conocidos con los sentidos ni
con la imaginación, sino sólo con el pensamiento, la inteligencia.
¿Qué es un método?
Un método viene a ser un camino que le da al caminante seguridad, orientación y ahorro de
tiempo y de energía. En cuanto meta el método no se agota, siempre es susceptible de
nueva investigación, de nuevos intelectos. El método sirve, pues, para ofrecerle al
investigador orientación y facilidad para conquistar otras ideologías; el método da
seguridad, orden y certeza; por esta razón, si se quiere avanzar en el conocimiento, es
importante establecer un método.

Las reglas del método.

• La regla de la evidencia
La palabra evidencia significa estar viendo bien; esta es la intuición intelectual que
es clara y distinta. Una idea es clara cuando se presenta al entendimiento con todos
sus elementos, y es distinta cuando sus partes están armónicamente ordenadas de tal
manera que no hay manera de confundirla con las partes de otra idea. Una
característica de la evidencia es que es propia del entendimiento y no puede darse en
los sentidos; otra idea clave es que la evidencia es absolutamente verdadera, excluye
toda posibilidad de error, afirmación esta que no se puede hacer de los sentidos
porque es ellos son muchas las posibilidades de error.
• La regla del análisis
Mediante esta operación la mente divide las dificultades o lo desconocido y
complejo en tantas partes cuanto sea necesario llegar a algún elemento conocido; es
decir; analizar es ir de lo desconocido hasta la parte conocida.
• La regla de la síntesis
Consiste en partir de las partes más sencillas, ya conocidas mediante el análisis, y
remontarse hasta el conocimiento de las más complejas. La síntesis deberá proceder
por orden y respetando grados este es el orden lógico.
• La regla de comprobación.
Este se dedica a observar el orden estricto del proceso del pensamiento, intenta
abarcar de un solo golpe y de manera intuitiva la globalidad del proceso que se está
estudiando.
Resumiendo, podíamos decir que el análisis, la síntesis y la enumeración buscan
hacer que los conocimiento o problemas complejos que son oscuros se vuelvan
claros y distintos, y se presenten, así como evidentes ante el entendimiento.
Descartes sabe que debe ser fiel a él y no desviarse sino en caso de encontrar
razones muy fuertes que presenten

La finalidad del método cartesiano


• Orientar la búsqueda de verdades claras y distintas y así calmar la inquietud.
• Establecer un principio fundamental que sea evidente para todas las mentes y valido
para todas las ciencias.
• La filosofía y las ciencias ya tienen su método; entre ellas hay dos que le llaman
poderosamente la atención como son la lógica y la matemática, algebra y geometría.
Comenta descarte que se sentía “Como un caminante extraviado en un bosque el
cual no debe vagar dando vueltas de un lado para otro, ni menos aún detenerse en
un lugar”
En esta situación Descartes dice: “Me vi obligado a emprender yo mismo la tarea de
guiarme” y era necesario buscar un camino, un método que ayudara a salir del
bosque de sus inquietudes filosóficas y científicas conduciendo a estos métodos. Sin
embargo, al examinarlas, encuentra que hay en ellas elementos confusos, pesados,
que son muy abstractos y no sirven para investigar la realidad diciendo: “Todo eso
fue causa de que yo pensase que era preciso buscar algún otro método que,
comprendiendo todas las ventajas de aquellos tres, estuviese libres de sus defectos”.
La evidencia es pienso, luego existo.
Estando en esa tarea de dudar de todo, Descartes desvió su atención de los objetos
de la duda, o sea de las vivencias y pensamientos obtenidos durante la vida, y la
concentró en la duda misma y en el sujeto que vivía duda; fue cuando se dio cuenta
que no podía dudar de que estaba dudando; de aquí broto el principio luminoso; si
dudo pienso, y si pienso existo; pienso, luego existo. Recordemos que Descartes
buscaba de acuerdo con la primera regla del método, una verdad, evidente, clara y
distinta, porque el pensamiento no puede dudar de que esta dudando; y como dudar
es pensar, el pensamiento no puede dudar de que esta pensando, y si el pensamiento
esta pensando es porque el sujeto pensante esta existiendo. ´
El ámbito de la duda.
Descartes quiere hacer una filosofía, establecer un método, buscar la manera de
aplicarlo a todas las ciencias que deben ser fundamentales y por tanto verdaderas y
libres.
Descartes, defiende un dualismo sustancial. El ser humano, es un compuesto de dos
sustancias, dos seres, al igual que Platón, independientes, irreductibles, de naturaleza
opuesta y donde la una puede existir sin la otra:

Es importante señalar en esta cita dos puntos:


-La afirmación rotunda de que el alma y el cuerpo están estrechamente unidos.
-La gran insistencia de Descartes en afirmar el alma (Yo) como ser pensante, es una
sustancia completamente diferente e independiente del cuerpo, materia extensa, y
que, pese a esa estrecha unión, puede existir sin él. Si insiste Descartes en la distinta
naturaleza del cuerpo y del alma, y su total independencia, es para sustraer al alma
del cumplimiento de las leyes necesarias del universo mecanicista. De esta manera
salva la libertad humana y la inmortalidad del alma, que no es una maquina como el
cuerpo.

 Unión entre el alma humana y el cuerpo humano

La duda llevó a Descartes a experimentar como totalmente diferentes el alma y el cuerpo, la


medicina le confirmó tanto que el cuerpo se bastaba así mismo para ciertas funciones como
que el alma se localizaba en el cerebro. Aunque la mente es en sí lo más evidente, una
percepción puede ser clara, si es la sensación de dolor, pero no distinta, si la persona
identifica erróneamente esa clara sensación con lo que supone su causa en el cuerpo. Se
podría decir que el cuerpo tiene pulso, hambre, etc. pero que, por sí solo, no sabe que está
hambriento, triste o alegre; para ello hace falta el alma. Son ejemplos de la estrecha alianza
que existe entre el alma y el cuerpo que las hace confusas.

Esto se aclara, cuando se muestra que están causadas, mantenidas y fortalecidas por algún
movimiento de los espíritus conocimiento para el cual, por supuesto, es necesaria la
medicina y saber qué papel tiene la glándula Hipófisis también llamada “glándula de
control maestro”, que es su gran descubrimiento. Así, Descartes muestra su gran capacidad
de autoobservación, al derivar hasta treinta y ocho pasiones a partir de seis primarias
admiración, amor, odio, deseo, gozo y tristeza.

No olvida, sin embargo, que el alma no siempre es pasiva, sino que también es activa, es
decir, ella misma decide querer caminar, recordar o gozar de un modo intelectual, entonces
sólo porque quiere algo, hace que la pequeña glándula a la que está estrechamente unida se
mueva de la forma requerida para producir el efecto que se relaciona con esa voluntad.
Que esa sensación de autonomía no es total, lo prueban múltiples experiencias, como el
desmayo, a las que alude el mismo Descartes, y lo difícil que resulta distinguir el goce
producido por una idea o en el teatro del producido por un objeto o situación real.
Descartes parece decir que la voluntad es la causa física del movimiento de la glándula,
cuando lo que realmente afirma es que los humanos notamos que, al decidir, en lugar de
obedecer al cuerpo, mandamos sobre él. Pero aquí el punto de vista adoptado es el de la
mente. Sólo que, escribiendo como médico, Descartes no advierte no puede advertir el
movimiento de los esprits animaux que para Descartes son sólo cuerpos, y no tienen
ninguna otra propiedad, sino que son cuerpos muy pequeños que se mueven muy
rápidamente los cuales según produce esa decisión, pero la glándula se mueve sólo por la
acción de los esprits, nunca del alma en tanto que pensamiento.

Unas percepciones las atribuimos al cuerpo, otras a la propia actividad mental sin
necesidad del cuerpo. Esa distinción era explicada, por ejemplo, por Platón con los
distintos tipos de alma, y Lucrecio con la diferencia entre alma (anima) y espíritu (animus,
mens). Descartes conoce como anatomista la conexión de las pasiones con los
movimientos del cuerpo y de los esprits animaux, pero desconoce el vínculo del resto de
la actividad mental con el funcionamiento del propio cerebro. De ahí que afirme que esas
actividades no dependen del cuerpo.

 La psicología racional

Descartes no definió al ser humano ni como ser inanimado ni como ser animado. Empleó
el término latino anima para, fiel a su etapa de realista gnoseológico, referirse al soplo vital
más esta “alma” (que se nutre, se mueve y siente) no se identifica con el animus (alma
racional), de ahí que el ser humano no pueda definirse, en su sustancia o esencia, como un
soplo o un fuego tenue y sutil (Descartes, 1977).

Si el yo existe si y solo si piensa que existe, podrá postularse que, al no estar determinado
por un cuerpo que, de por sí, al no tener conciencia de su existencia, no existe, su duración
en el tiempo será tan larga como lo es su capacidad de pensar. Por consiguiente, mientras el
espíritu de los seres vivos está limitado ontológicamente(perteneciente a la ontología, es
decir, a la rama de la filosofía metafísica que estudia la naturaleza del ser en cuanto ser, y
busca determinar las categorías fundamentales de la existencia y la realidad) por una vida
efímera (es considerado todo aquello que se muestra poco relevante, sin profundidad,
superficial y sin fundamento), el alma racional perdura en el tiempo y no se halla
condicionada en su destino final que, tendrá que “exhalarse” y dejar a lo animado
convertido en cadáver.

Las causas del movimiento de los cuerpos vivos no pueden proceder, por consiguiente, de
nada vinculado a lo racional (esto es, a la conciencia); han de ser, más bien, similares a las
de la res extensa (Adams y Tannery, 1957).

Para Descartes, habría tan solo una unidad de composición en la que los sumandos (mente y
materia) son magnitudes ontológicamente distintas: “Nada corpóreo pertenece a la esencia
del ser humano, que es, por consiguiente, enteramente espíritu”, siguiéndose de ello “la
definición del hombre como un espíritu que hace uso de su cuerpo”.
Señala también que alma y cuerpo son sustancias completas en un sentido, pero incompletas
en otro. Y añade: “Alma y cuerpo son sustancias incompletas, referidas al hombre, que es la
unidad, que juntos forman” (Descartes, 1977). En dicha unidad sigue ocupando un rango
inferior lo relacionado con lo corpóreo, ya que todos los modos de unión de cuerpo-alma se
fundamentan en que los sentidos no revelan la naturaleza de las cosas, sino tan solo si son
nocivas o útiles.

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