COMENTARIO DEL CLIMOGRAMA 3

El siguiente climograma pertenece a una zona ubicada en el hemisferio norte, puesto que las
temperaturas máximas se dan durante el verano.

En relación a las temperaturas, la media anual es de 14º. Se aprecia un mínimo durante el mes
de Enero, por debajo de 0º, concretamente la temperatura es de -3´5º. Se producirá un
ascenso a partir de dicho mes, llegando a situarse en los 3´5º en el mes de Marzo. Con la
entrada de la primavera, desde Marzo hasta Junio, se produce un aumento de hasta 16´5º,
pasando de 3´5º a 20º. EL máximo tiene lugar en Agosto (25º). Una vez finaliza el mes de
Agosto, se aprecia un descenso de 5º en el mes de Septiembre. A lo largo del otoño, el
termómetro caerá hasta los 6,5º en Noviembre, y ya en Diciembre marcará -1º. La oscilación
térmica es de 28´5º, una cifra muy elevada que supone claros indicios de continentalidad.

En cuanto a las precipitaciones, el mínimo pluviométrico se produce en Febrero, con 1´7 cm.
Tras aumentar la cifra en una proporción más o menos constante durante la primavera y
comienzos del verano, en el mes de Julio tiene lugar un remarcable incremento de 17´8 cm,
hasta llegar a un máximo pluviométrico de 27´7 cm en ese momento. El mes de Agosto es un
poco menos húmedo que el anterior, en concreto caen 22´3 cm. Durante los meses de Otoño,
se produce de nuevo una caída en la cifra hasta valores inferiores a los 11 cm en Septiembre y
por debajo de los 5 cm en los meses siguientes hasta marcar 2´8 cm en Diciembre.

La oscilación pluviométrica es de 26 cm y el total anual es de 103´3 cm.

El climograma ombrotérmico evidencia que nos encontramos ante un clima húmedo, pues no
hay ninguna estación seca, ya que la línea de precipitaciones se encuentra por encima de la
línea de temperaturas.

El climograma logarítmico, por su forma estrecha y alargada tanto en horizontal como en

vertical, refleja la amplia oscilación térmica de 28´5º y la gran variación en cuanto a la
humedad entre los meses lluviosos del verano y los meses menos húmedos del invierno.

El climograma de Taylor indica que los meses Agosto y Julio son meses de calor y humedad
excesiva. En el caso contrario, Enero, Febrero, Marzo y Diciembre serán meses de sequía y frío
excesivo. Abril, Mayo, Junio, Septiembre, Octubre y Noviembre son meses de confort,
ubicados dentro del rectángulo.

Según la clasificación climática de Koppen, nos encontramos ante un clima de tipo D, conocido
como clima frío o clima de nieve. Esto es así debido a que la temperatura del mes más frío es
inferior a los -3º (En este caso es de -3´5º), y la temperatura del mes más cálido es superior a
los 10º (25º en el climograma representado)

Estos climas, a su vez, se subdividen según criterios de humedad y temperaturas empleando

para identificarlos una serie de letras minúsculas. El clima concreto que nos ocupa es el Dwa.

La letra “w” hace referencia a que la estación seca es el invierno, porque las precipitaciones del
mes más lluvioso son diez veces superiores o más a las precipitaciones del mes más seco del
invierno. Esto se aprecia con facilidad al ver que el máximo pluviométrico se da en el mes de
Julio, mientras que el mínimo tiene lugar en el mes de Febrero.
Además, la letra “a” hace referencia a que se trata de un clima de verano cálido, ya que se
superan los 22º en los meses más calurosos del verano (Julio y Agosto)

En conjunto, el clima Dwa es conocido por ser un clima continental de verano cálido. Esta
clasificación es famosa por su enorme contraste de temperaturas entre el verano y el invierno,
siendo la oscilación térmica de 28,5º. Los inviernos son muy fríos y con nieve, al mismo tiempo
que los veranos son cálidos. La vegetación propia de estos climas es el bosque caducifolio.

En cuanto a la dinámica atmosférica, tenemos que tener en cuenta que los climas de tipo D
son climas templados, que se localizan en el hemisferio norte entre el trópico de Cáncer y los
polos.

Esto quiere decir que el clima está condicionado por la confluencia de masas de aire cálidas
procedentes de los anticiclones del trópico con masas de aire frías procedentes de los
anticiclones polares, que no se mezclan, sino que permanecen separadas formando un frente.

El frente se caracteriza por el ascenso de las masas de aire cálidas impulsadas por las masas de
aire frías que se sitúan justo por debajo, lo cual genera precipitaciones frontales.