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RETOS DEL CAMPO SIGLO XXI.

En lo concerniente al sector avícola… Desarrollo de estrategias tecnológicas para el diagnóstico


oportuno de patógenos y enfermedades; desarrollo de bio productos que conlleven al
mejoramiento de la nutrición y salud animal, así como al mejoramiento de la calidad de la carne;
desarrollo de neutralizadores de olores y manejo integral de biomasa residual para nuevos bio
productos, entre otros.

En lo referido a ganadería… Desarrollo de nuevas variedades/razas, desarrollo de tecnologías para


el diagnóstico oportuno de patógenos y enfermedades; bio productos que conlleven al
mejoramiento de la nutrición y salud animal, así como al mejoramiento de la calidad de la carne y
de la leche; tecnologías de vanguardia para favorecer el incremento de la producción; obtención
de neutralizadores de olores; manejo integral de biomasa residual para nuevos bio productos y
obtención de biogás a partir de deshechos, entre otros.

EN CAFÉ… Desarrollo de nuevas variedades (resistentes a factores bióticos como plagas, y a


factores abióticos, como el ambiente extremo, o mejoramiento de las características
nutricionales); desarrollo de bio insumos agrícolas; generación de bancos de germoplasma, uso de
variedades para la biorremediación de suelos; extracción de metabolitos y principios activos a
partir de desechos agrícolas; desarrollo de biorrefinerías y bio productos, entre otros

Hortalizas y frutas… Desarrollo de nuevas variedades (resistentes a factores bióticos como plagas,
y a factores abióticos, como el ambiente extremo, o mejoramiento de las características
nutricionales); desarrollo de bio insumos agrícolas; generación de bancos de germoplasma, uso de
variedades para la biorremediación de suelos; extracción de metabolitos y principios activos a
partir de desechos agrícolas; desarrollo de biorrefinerías y bio productos, entre otros.

En investigación en el sector agropecuario… De acuerdo con el resultado de la última convocatoria


de medición de grupos e investigadores realizada por Colciencias , en Colombia hay casi 4000
grupos de investigación reconocidos (de un total aproximado de 16.000 grupos registrados en la
Plataforma ScienTI), entre los cuales únicamente 214 son grupos reconocidos y afines al área de
las ciencias agrícolas (que reúne la biotecnología agrícola, las ciencias veterinarias, las ciencias
animales y lechería, la agricultura, silvicultura y pesca, así como otras ciencias agrícolas), lo que
equivale al 5.4%, mientras que 435 investigadores se encuentran formados y ejerciendo en ésta
misma área del conocimiento, lo que equivale al 5.3% (Colciencias, 2018). En términos generales,
esto evidencia una baja capacidad del país en materia de investigación en aspectos relacionados
con el sector agrícola y pecuario, la cual es ostensiblemente menor que en otras disciplinas. El reto
está en que este sector agropecuario colombiano, posee un alto potencial que se puede
aprovechar para la investigación como plataforma de innovación y solución de problemáticas,
primero por la cantidad de retos y necesidades, y segundo, porque es uno de los sectores con
mayor capacidad de crecimiento en el país.

En lo concerniente a la agricultura y la ganadería colombiana, así como las del mundo, se


encuentran frente a grandes retos. En primer lugar, se hace necesario aunar esfuerzos que
conlleven a la seguridad alimentaria: se pierde el 30% de los alimentos por fallas y barreras en la
distribución de los mismos; existen altos costos de producción asociado a la complejidad de las
zonas rurales en el país; hay una desprotección de los cultivos nativos y especies silvestres en
general, las cuales son fuentes de variabilidad genética para enfrentar retos como la protección
frente a estrés abiótico; se requiere aumentar la producción de alimentos dada la proyección de
crecimiento de la población mundial (FAO, 2016).

En segundo lugar, los problemas asociados a la desnutrición: hay un claro desbalance de


metabolitos esenciales y fuente proteica en los alimentos disponibles para el consumo (Bruinsma,
2003); asimismo, hay una población humana en estado de riesgo de desnutrición o desnutrida,
que oscila en el 15% a nivel mundial. De igual forma, el cambio climático, se conoce que el sector
agrícola y pecuario sufre las consecuencias del cambio climático y que asimismo, contribuye en
gran medida (por sus prácticas y malos hábitos) a la generación de emisiones de CO2
(Kurukulasuriya & Rosenthal, 2013).

En consecuencia, se requieren materiales vegetales que toleren las condiciones adversas; así como
procesos productivos que estén monitoreados para predecir períodos de lluvia o sequías con alto
grado de precisión; reducir la aplicación de insumos agrícolas de síntesis química (petroquímicos);
manejar y usar sosteniblemente los recursos de la biodiversidad.

Y respecto a la demanda energética de la población, es claro que existen altos hábitos de consumo
energético en las poblaciones, así como un agotamiento de los recursos no renovables, lo cual
lleva a la necesidad de generar fuentes energéticas diferentes a las derivadas de los fósiles, como
las procedentes de las plantas productoras de metabolitos y biomasa utilizable (Carlsson, 2009) o
del aprovechamiento de los residuos que contengan derivados biológicos. Todo lo anterior,
indudablemente llevará a buscar alternativas y soluciones que contribuyan a un mundo más
sostenible.

El uso de productos tipo insecticidas, fungicidas, bactericidas, nematicidas e incluso fertilizantes ha


contribuido a mejorar la producción agrícola, en términos de rendimiento como de calidad, lo que
ha aumentado el ingreso agrícola, particularmente en los países desarrollados. Sin embargo, el uso
descuidado de plaguicidas (químicos sintéticos) sin cumplir con las normas de seguridad y
prácticas recomendadas ha planteado serios riesgos para la salud humana, otros organismos vivos
y el medio ambiente, desde las áreas productoras con la exposición de los trabajadores, hasta el
aire y el agua con la liberación de sustancias químicas como residuos.

Los productos agrícolas eran el principal componente de las exportaciones hasta mediados de los
80, representando el 54% del valor total de las exportaciones de bienes y servicios. Esta
proporción descendió hasta el 31% en el período de 1987 a 1999 y hasta el 20% en 2000-05.
Colombia ha sido un exportador neto de productos agroalimentarios durante el período 1990-
2013, pero la balanza comercial del sector agroalimentario se ha ido reduciendo en los últimos
años. El valor de las exportaciones agrícolas descendió tras la crisis económica mundial y la
temporada de lluvias de 2009-10, que afectó gravemente a la producción agrícola. Asimismo, la
fuerte apreciación de la divisa durante el periodo 2008- 13 asociada al boom de las materias
primas, también ha afectado a la competitividad del sector agrícola.

Factores determinantes como: disponibilidad de tierra, suministro de agua y diversidad


topográfica y climática, han hecho que Colombia sea considerado el séptimo país del mundo con la
oportunidad de convertirse en despensa agrícola (FAO, 2011a).
Según un estudio realizado por FINAGRO, se identificaron 15 productos fundamentales para el
desarrollo del sector (FINAGRO, 2014): Arroz, Banano y plátano, Cacao, Café ́, Caña de azúcar y de
panela, Maíz Palma de aceite, Flores, Frutales, Hortalizas, Ganadería doble propósito, Ganadería
leche, Porcicultura, Avicultura y Piscicultura.

Un RETO a asumir urgente es el de una mayor organización y eficiencia de los distritos de riego: los
cultivos requieren, entre otros factores, agua como bien primario si se quiere mejorar la
productividad y disminuir los riesgos. Por eso hay que destrabar los grandes distritos de Ranchería,
Triángulo del Tolima y Tesalia-Paicol, que no son viables aún y que estaban incluidos en planes de
gobiernos anteriores, se convirtieron en elefantes blancos, se ha apostado negativamente a los
mega-distritos. Para sacar adelante estos tres proyectos será necesario una nueva ley de
adecuación de tierras y un fuerte presupuesto público.

Una tendencia que alterará fundamentalmente el entorno a nivel global en los próximos años es la
llegada en pleno de la revolución biotecnológica a la agricultura' . Muy pronto empezarán a
aparecer en los mercados los primeros productos de las nuevas técnicas de biología molecular,
tales como los tomates de lenta maduración, la leche producida por vacas que han sido tratadas
con una hormona8 que aumenta la productividad hasta en un 50%, el algodón y la papa
resistentes a las plagas, el café sin cafeína y los vegetales de mayor resistencia al congelamiento.

También se está trabajando en cultivos más resistentes a condiciones de sequía, productos de


mejor contenido nutritivo y semillas híbridas que combinan las características de sabor, color o
apariencia de dos o más productos. Es decir, las nuevas tecnologías no solamente pueden facilitar
aumentos sensibles en la productividad sino también alterar las características mismas de la oferta
agrícola.

Aunque es difícil pronosticar con exactitud el impacto de muchos descubrimientos bio


tecnológicos que están por hacerse, es innegable que la investigación agropecuaria atravesará por
un cambio de paradigma a nivel global

EJERCICIO. tome cinco retos y plantee propuestas argumentadas para poder


enfrentarlos con sensatez en este siglo XXI.
HAGA UN SERIO ANÁLISIS DE UNO DE LOS RETOS Y AYÚDE A QUE LO ENTENDAMOS.

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