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ACTO ADMINISTRATIVO
El sujeto del acto administrativo es el órgano de la Administración Pública que lo lleva a cabo.
En su carácter de acto jurídico, el acto administrativo exige ser llevado a cabo por quien tiene
aptitud legal. Es decir, tratándose de los actos del Poder público se necesita la competencia del
órgano que los ejecuta. La competencia en derecho administrativo es el poder legal de ejecutar
determinados actos ya que es la medida de las facultades que corresponden a cada uno de los
órganos de la Administración. La competencia requiere siempre un texto expreso de la ley para
que pueda existir.
Que exista un objeto es otro elemento fundamental del acto administrativo y éste debe ser
determinado o determinable, posible y lícito. La licitud supone no sólo que el objeto no esté
prohibido por la ley, sino que además esté expresamente autorizado por ella, excepto que la
propia ley otorgue facultad discrecional a la autoridad administrativa para elegir y determinar el
objeto del acto. En el caso de la facultad discrecional la legalidad del objeto deberá no contrariar
ni perturbar el servicio público, no infringir normas jurídicas ni ser incongruente con la función
administrativa.
El motivo del acto es el antecedente que lo provoca, es la situación legal o de hecho prevista por
la ley como presupuesto necesario de la actividad administrativa. Estrechamente ligado con el
concepto del motivo está la motivación que es diferente al primero dado que la motivación es el
juicio que forma la autoridad al apreciar el motivo y relacionarlo con la ley aplicable. El motivo
y la motivación son elementos que funcionan como garantías de la seguridad personal y real
dado que la ley constitucional los exige cuando el acto agravia a particulares.
Con respecto a la finalidad del acto, la doctrina ha fijado distintas reglas cuya aplicación en
nuestro medio nos parece indudable y consisten en:
1) Por el contenido:
a) Por los efectos en la esfera jurídica del ciudadano.
b) Por los efectos objetivos.
c) Por el objeto de la declaración.
d) Por el efecto temporal.
2) Por la naturaleza de la potestad:
a) Reglados.
b) Discrecionales.
3) Por los sujetos:
a) Por el número de órganos en la producción del acto.
b) Por el carácter de los órganos.
c) Por los destinatarios.
d) Por la necesidad de aceptación del particular.
a) Actos reales son actos cuyo objeto es una determinada cosa o actividad y para cuyo
otorgamiento se toman exclusivamente en consideración las circunstancias propias de las
mismas, aunque el acto se dirige hacia una persona.
b) Actos personales se refieren a la situación jurídica de una persona, tomando en cuenta sus
condiciones particulares.
c) Actos mixtos son los que consideran tanto elementos de los actos reales como de los
actos personales, relativos a las características de una persona y de una cosa.
Por el número de órganos o entes que intervienen en la producción del acto, pueden ser:
a) Actos administrativos colegiales son los actos emitidos por un órgano colegiado.
b) Actos administrativos monocráticos, los cuales son emitidos cuando la decisión del acto
recae sobre un solo individuo.
a) Actos administrativos singulares son aquéllos que tienen uno o varios destinatarios,
determinados con antelación.
b) Actos administrativos de destinatario general, tienen como destinatario una pluralidad
indeterminada, pero determinable.
a) Acto administrativo en sentido estricto, esto es, al ser el acto administrativo una
manifestación unilateral de la voluntad por parte de la autoridad administrativa en
ejercicio de su facultad de imperio, resulta innecesaria la aceptación del particular.
b) Acto-condición, tomado de la doctrina francesa, también denominado acto administrativo
bilateral, donde se parte del supuesto de que el acto administrativo, no obstante ser
válido, se requiere de la aceptación del particular para que sea eficaz.
a) Actos definitivos y actos de trámite: los primeros se entienden como las resoluciones que
ponen fin a un procedimiento administrativo, mientras que los segundos se refieren a que
se van concatenando en el mismo y que tienen una función subordinada a la resolución
final y preparatoria de la misma.
b) Actos que ponen fin a la vía administrativa o que causan estado son los que pueden ser
recurridos en la vía administrativa, esto es, impugnados directamente ante la propia
autoridad administrativa o su superior jerárquico.
c) Actos firmes y actos recurribles: los actos firmes son los que por su naturaleza o bien por
el transcurso del término legal, no pueden ser sujetos de una impugnación administrativa.
O bien, que en la vía del recurso administrativo hayan sido declarados confirmados. Los
actos recurribles son aquellos que a pesar de sus efectos pueden ser impugnados en la vía
administrativa.
d) Actos originarios y actos confirmatorios: los actos originarios son favorables,
desfavorables o mixtos, y pueden estar sujetos a una impugnación si el particular al que
se dirigen se siente lesionado en sus derechos; los confirmatorios se desprenden de un
recurso administrativo que impugnó el acto originario, y ante el nuevo acto no puede
promoverse recurso alguno, siempre y cuando el mismo haya sido declarado confirmado
y firme, presentándose así los tres elementos de la cosa juzgada: identidad de sujetos,
identidad de pretensiones e identidad de fundamentos.
El acto administrativo para su formación requiere tener una serie de formalidades y otros actos
intermedios que garantizan que la resolución se dicta de acuerdo con las normas legales y no de
un modo arbitrario. Este conjunto de formalidades y actos que preceden y preparan el acto
administrativo forma el procedimiento administrativo de la misma manera que las vías de
producción del acto legislativo y de la sentencia judicial forman respectivamente el
procedimiento legislativo y el procedimiento judicial. Las normas de procedimientos deberán ser
diferentes según que se trate de una actuación que ésta realice por instancia de un particular. Se
entiende por procedimiento administrativo el camino o vía legal que debe seguir la autoridad
para la creación del acto administrativo.
PROCEDIMIENTO DE OFICIO
Es aquel en el que la autoridad actúa espontáneamente, esto es, no requiere ser incitada porque la
misma lo inicia en ejercicio de sus atribuciones. Por ejemplo, el procedimiento de inspección que
llevan a cabo las autoridades laborales para verificar el cumplimiento de las normas relativas a
las condiciones de seguridad e higiene y medio ambiente de trabajo en las empresas; el
procedimiento de verificación sobre el cumplimiento de las obligaciones tributarias que realizan
las autoridades fiscales.
Los requisitos mínimos que deben observarse como condición para abrir o iniciar este
procedimiento son los siguientes:
Es aquel en que la autoridad es incitada o provocada a actuar por los particulares interesados.
Este procedimiento se inicia a instancia de cualquier persona física jurídica, pública o privada
que invoque un derecho subjetivo o un interés legítimo y dentro de las hipótesis establecidas en
la ley en las que se puede provocar la actuación de la autoridad.
Es necesario además, cumplir con ciertos requisitos tanto subjetivos como objetivos, porque sólo
de esa manera se creará la relación jurídica procedimental entre los sujetos de derecho: la
Administración a través del órgano competente facultado para tramitar el procedimiento y emitir
la resolución final, y la parte interesada.
En cuanto a los requisitos objetivos que debe contener el escrito, en éste deberá señalarse el
órgano al cual se dirige, el nombre de quien promueve, las pruebas que se deben acompañar al
escrito con el fin de acreditar la pretensión, el antecedente de hecho y los fundamentos legales en
que se apoya la petición.
En esta clase de procedimientos debe establecerse en la ley, el plazo máximo para que la
administración actúe y dicte la resolución que corresponda y la forma en que deberá darla a
conocer al particular interesado.
PROCEDIMIENTO DE OPOSICION
Generalmente se inician dentro de otro procedimiento (fase de instrucción) como elemento más
que la Administración se allega para resolver un asunto que conoce. En ellos, los particulares
sólo aportan un punto de vista respecto de hechos que la autoridad analiza. El objeto de estos
procedimientos es prevenir la posible violación de un derecho de los administrados que pueden
verse perjudicados con la emisión de un acto administrativo. Estos procedimientos son previos al
otorgamiento de una concesión y tienden a conocer y en su caso respetar derechos de tercero. En
ellos, los particulares que pueden verse perjudicados con el otorgamiento de una concesión,
pueden oponerse para que la autoridad clasifique la oposición antes de que ésta dicte alguna
resolución. Es de carácter preventivo con la circunstancia especial de que si el tercero no hace
valer sus derechos en esa vía de oposición, no por ellos los pierde, pues si la concesión llega a
otorgarse, se otorga siempre dejando a salvo los derechos del tercero.
Una vez que el acto administrativo se ha perfeccionado adquiere fuerza obligatoria y goza de
una presunción de legitimidad que consiste en la suposición de que el mismo fue emitido
conforme a derecho, que su emisión responde a todas las prescripciones legales lo que
significa, que debe tenerse por válido mientras no llegue a declararse por autoridad
competente su invalidez, es decir, que se trata de una presunción iuris tantum (presunción
legal que si admite prueba en contrario).
Los medios de ejecución del acto administrativo de los que se valen los órganos
administrativos son los siguientes:
La coacción indirecta o medios indirectos de ejecución que tienden a provocar a los sujetos
obligados al cumplimiento voluntario de sus deberes, por ejemplo, las multas, clausuras,
medios de apremio, previo el apercibimiento al sujeto obligado que hace la autoridad para
exigir el cumplimiento.
Los medios coactivos son de naturaleza administrativa y se distinguen de las sanciones que
establece la ley penal para el caso de desobediencia a un mandato legítimo de autoridad. La
diferencia es el objetivo que persiguen unos y otros, los primeros tienden a lograr la
ejecución, a vencer la resistencia del obligado, en tanto que las segundas se proponen castigar
la desobediencia.
Hay algunos actos administrativos que no son ejecutorios puesto que para que se dé esta
característica, es necesario que sea posible física y jurídicamente su ejecución, por ejemplo,
no pueden ejecutarse los actos en los que se haya suspendido su ejecución y los que están
sujetos a plazo o alguna condición, tampoco cabe la ejecución de aquellos actos de
certificación u opinión como el acta de nacimiento, de defunción, de matrimonio, certificados
de salud, de educación, de buena conducta, etc.
La validez de los actos administrativos depende de que en ellos concurran los elementos
internos y externos. La presunción de legitimidad se basa en la suposición de que el acto
dictado reúne, en forma regular, todos los elementos y requisitos necesarios para su
existencia, validez y eficacia, y permite que produzca sus efectos mientras no se demuestre
que adolece de vicios o deficiencias u omisiones en alguno o algunos de los elementos que lo
constituyen.
Esta presunción es iuris tantum (presunción legal que si admite prueba en contrario) y no
excluye la posibilidad de que la Administración dicte actos administrativos que contengan
vicios o defectos que los tornen irregulares y que afecten sus elementos constitutivos,
restándole validez y eficacia. Esto obligará a los afectados por el acto a promover los medios
de defensa que la ley establece para combatir los actos administrativos irregulares, y
demostrar que se está en presencia de un acto irregular.
La irregularidad o vicio de los actos administrativos que lo pueden afectar debe resultar de la
transgresión o inobservancia de las disposiciones legales que norman su creación, desde
desviaciones en el procedimiento administrativo y en los requisitos formales, hasta ausencia
total de los elementos que deben integrarlo, esto es, tanto en su forma como en su fondo.
Los vicios del acto administrativo son aquellos defectos o fallas con que éste se materializa
en el mundo del derecho y que, de acuerdo con el sistema jurídico vigente, afectan su
existencia, sea en su validez o en ejecución.
Los vicios que se presentan en el elemento subjetivo del acto administrativo se refieren a la
competencia y a la voluntad.
En el primer, caso el acto se encontrará viciado cuando el órgano administrativo que lo
emitió carezca de facultades para manifestarse, esto es, resulta incompetente y la
incompetencia puede ser en razón del territorio, de la materia, de la cuantía, del grado.
Los vicios que afectan la expresión de la voluntad pueden ser de dos tipos: los subjetivos que
conciernen a la voluntad psíquica del funcionario titular del órgano y los objetivos que
inciden sobre el procedimiento en el que se desarrolla la voluntad de la Administración
Pública.
Los elementos psíquicos básicos en la teoría del negocio jurídico son dos: el entendimiento y
la libertad de decisión. Ambos deben concurrir en la formación de la voluntad negocial.
Cuando la voluntad se ha formado sin que el declarante tenga conciencia de la realidad o no
manifieste libremente su decisión, se dice que las causas que perturban a la voluntad en ese
sentido se denominan vicios de la voluntad.
Los vicios que afectan la voluntad psíquica del funcionario son el error, dolo y violencia.
El elemento objetivo del acto administrativo está constituido por el objeto, motivo y fin del
mismo. El vicio en el objeto se manifiesta cuando éste es ilícito, por estar prohibido por la
ley; por no ser el objeto determinado por la ley para el caso concreto; por ser impreciso u
oscuro; por ser irrazonable, contradictorio, desproporcionado o absurdo, y por ser inmoral.
Dentro de la forma también se considera a las formalidades del acto pero hay diferencias con
la forma: las formalidades son parte del procedimiento administrativo, son requisitos
anteriores o previos al acto, y que en caso de no observarse, dan lugar a vicios en el
procedimiento, en cambio, la forma del acto, es el medio por el cual se exterioriza la
voluntad administrativa, que de no cumplirse produce el vicio de forma del acto
administrativo.
Los defectos del elemento de forma son la omisión, el cumplimiento incompleto o bien
irregular de las formas a que el acto se encuentra sometido.
Los vicios tanto en las formalidades como en la forma pueden ser sustanciales o relevantes y
no sustanciales e irrelevantes. Los primeros, son los que influyen en el fondo del asunto, los
segundos, no tienen influencia determinante en el contenido del acto por lo que no dan lugar
a la anulación del mismo.
II. Omisión de los requisitos formales exigidos por las leyes, siempre que afecte las defensas
del particular y trascienda al sentido de la resolución impugnada, inclusive la ausencia de
fundamentación o motivación, en su caso.
III. Vicios del procedimiento siempre que afecten las defensas del particular y trasciendan al
sentido de la resolución impugnada.
Para los efectos de lo dispuesto por las fracciones II y III del presente artículo, se considera
que no afectan las defensas del particular ni trascienden al sentido de la resolución
impugnada, entre otros, los vicios siguientes:
a) Cuando en un citatorio no se haga mención que es para recibir una orden de visita
domiciliaria, siempre que ésta se inicie con el destinatario de la orden.
b) Cuando en un citatorio no se haga constar en forma circunstanciada la forma en que el
notificador se cercioró que se encontraba en el domicilio correcto, siempre que la diligencia
se haya efectuado en el domicilio indicado en el documento que deba notificarse.
f) Cuando no se valore alguna prueba para acreditar los hechos asentados en el oficio de
observaciones o en la última acta parcial, siempre que dicha prueba no sea idónea para dichos
efectos.
IV. Siempre que se esté en alguno de los supuestos previstos en las fracciones II y III, del
artículo 51 de esta Ley, el Tribunal declarará la nulidad para el efecto de que se reponga el
procedimiento o se emita nueva resolución; en los demás casos, cuando corresponda a la
pretensión deducida, también podrá indicar los términos conforme a los cuales deberá dictar
su resolución la autoridad administrativa.
Cuando la autoridad no cumple con la serie de trámites y formalidades establecidas en la ley,
antes de emitirse el acto administrativo, su incumplimiento, además de viciar la voluntad
administrativa porque no se ha preparado conforme a la ley, trae como consecuencia la
ineficiencia de la Administración y la violación de los derechos del gobernado.
Si los defectos se encuentran en la forma, esto es, cuando alguno o algunos de sus requisitos
que el ordenamiento jurídico establece como indispensable para la exteriorización de la
voluntad administrativa, no se cumplan o se haga de manera irregular, el acto estará viciado
por omisión de requisitos formales.
Los requisitos formales del acto administrativo que se encuentran establecidos por la ley son
los siguientes:
La comunicación es parte del elemento forma y se puede hacer por medio de la publicación y
la notificación.
Si no se respetan las formas establecidas por la ley para hacer del conocimiento al gobernado
interesado la existencia del acto administrativo se configurarán los vicios de la publicidad del
acto. El incumplimiento de los requisitos de publicidad (notificación o publicación en los
diarios o gacetas oficiales) afecta la eficacia del acto administrativo y por ello se considera
válido pero ineficaz ya que no puede surtir efecto alguno.
La validez de los actos administrativos depende de los elementos internos y externos. La falta
absoluta o parcial de alguno o algunos de esos elementos, o el defecto o faltas con los que el
acto se materializa en el mundo del derecho, afectan su existencia, sea en su validez, o en
eficacia. En éstas condiciones, la consecuencia jurídica es la invalidez del acto viciado, en
razón de los principios de legalidad, justicia y eficacia administrativa.
INEXISTENCIA
Las leyes administrativas no establecen la inexistencia del acto administrativo por lo que
legalmente no puede haber actos administrativos inexistentes. Cuando se habla de un acto
administrativo inexistente es referirse a la nada jurídica ya que es un contra sentido
denominar acto cuando al mismo tiempo se le niega la existencia de tal. En todo caso se haría
alusión a la inexistencia del acto y no al acto inexistente. De ahí que el derecho
administrativo no se ocupe de su regulación.
En el primer caso, el ejemplo más claro es el de los actos de un usurpador puesto que son
realizados por un individuo no investido regularmente de la función pública. Un ejemplo es
un acto verificado por un simple particular o por un organismo sin existencia legal o también
por una invasión de un agente administrativo en las atribuciones del Poder Legislativo o del
Poder Judicial.
En el segundo caso, la inexistencia del acto se produce cuando las situaciones jurídicas
(derechos y obligaciones) que se pretenden crear no tienen un objeto sobre el cual recaigan.
La omisión de las formas que de acuerdo a la ley debe revestir el acto, o cuando se usa forma
diferente de la que se establece como elemento solemne del acto es una causa de inexistencia.
La nulidad de pleno derecho es una invalidez del acto de carácter excepcional, pues sólo se
presenta en los casos en que la ley expresamente la consigne. La ineficacia del acto surge
desde el principio, desde que nace al acto y por ello carece de efectos jurídicos sin necesidad
de que exista previa impugnación. La ineficacia del acto por nulidad de pleno derecho opera
por ministerio de ley (ipso facto), razón por la cual no requiere ser declarada por autoridad
alguna. En caso de que llegara a existir la declaración, sería originada por la necesidad de
destruir su posible apariencia de legalidad y para vencer la resistencia que pudiera existir por
parte de cualquier interesado. Tal declaratoria del órgano administrativo puede efectuarla en
cualquier tiempo, ya sea de oficio o a petición de cualquier persona, aun cuando hubiesen
transcurrido los plazos para impugnar los actos viciados mediante los recursos admisibles. En
otras palabras, no se subsana ni por confirmación ni por prescripción.
NULIDAD
Existe nulidad lisa y llana, cuando en un acto administrativo uno o varios de sus elementos se
encuentran viciados. Este grado de invalidez no impide que el acto produzca sus efectos
jurídicos puesto que goza de la presunción de validez, la cual cesará hasta que la autoridad
competente, a instancia de parte interesada, decrete la anulación del acto. La acción para
impugnar el acto debe hacerse dentro de los plazos establecidos para tal efecto ya que de no
ser así, el acto viciado se entiende consentido y sigue produciendo todo sus efectos como
acto perfecto, válido y eficaz.
ANULABILIDAD
a) Goza de la presunción de legalidad lo cual implica que deba ser cumplido por el
particular.
b) No puede ser revocado oficiosamente por la autoridad administrativa.
c) El particular que se sienta afectado por dicho acto debe promover su anulación o
revocación ante la autoridad judicial o administrativa competente.
d) El vicio que afecta al acto puede ser subsanado, en sede administrativa por medio de su
confirmación o ratificación.
e) Los efectos que producen su anulación son para el futuro, sin afectar los que haya
producido.
El saneamiento del acto anulable producirá efectos retroactivos y el acto se considerará como
si siempre hubiere sido válido.
PROCEDIMIENTO DE CONVALIDACION
El acto de convalidación podrá impugnarse a través del recurso que corresponda para cada
caso y una vez agotada la vía administrativa en el proceso administrativo correspondiente.
El régimen financiero del Estado se puede definir como el conjunto de normas que
disciplinan la percepción, la gestión y la erogación de los medios económicos necesarios para
la vida de los entes públicos. Los aspectos materia de regulación comprenden: a) Los
ingresos del Estado; b) Los gastos del mismo; y c) la contabilidad pública y el control sobre
la actividad financiera.
En el aspecto formal hay una excepción y está en el artículo 131, párrafo segundo, de la
CPEUM y faculta al Presidente de la República a emitir normas de carácter general en
materia de comercio exterior alterando y modificando las cuotas de los impuestos de
importación o de exportación y esta facultad es una excepción al principio de división de
poderes ya que es el Poder Ejecutivo y no el Legislativo el que establece una obligación
tributaria.
El artículo 31, fracción IV, de la CPEUM establece que al contribuir a los gastos públicos los
obligados deberán hacerlo de manera proporcional y equitativa que dispongan las leyes. Para
la validez constitucional de un impuesto se requiere la satisfacción de tres requisitos
fundamentales: primero, que sea proporcional; segundo, que sea equitativo y; tercero que se
destine al pago de los gastos públicos.
El principio de proporcionalidad implica que los habitantes de una nación deben contribuir al
sostenimiento del Estado en una proporción lo más cercana a sus capacidades económicas,
por lo que la observancia o inobservancia de este principio dependerá la igualdad o
desigualdad de la imposición.
Para que un impuesto sea justo o equitativo debe ser general y uniforme.
Que el impuesto sea general, significa que comprenda a todas las personas cuya situación
coincida con lo que la ley señala como hecho generador de crédito fiscal (Es el hecho
jurídico tipificado previamente en la ley, en cuanto síntoma o indicio de una capacidad
contributiva y cuya realización determina el nacimiento de una obligación tributaria.
Entiéndase por obligación tributaria como el vínculo jurídico que nace de un hecho, acto o
situación, al cual la ley vincula la obligación del particular persona física o moral de pagar
una prestación pecuniaria. Dicha ley tiene su fundamento en la potestad soberana del Estado,
que acuerda a éste el derecho de imposición y de coerción). Como excepción, sólo deben
eliminarse aquellas personas que carezcan de capacidad contributiva y se entiende por ésta, el
que la persona percibe ingresos o rendimientos por encima del mínimo de subsistencia
cuando tales ingresos o rendimientos rebasan aquellas cantidades que son suficientes para
que una persona o familia subsistan.
El que el impuesto sea uniforme, significa que todas las personas sean iguales frente al
tributo.
Una ley impositiva que no comprende a todos los que se dedican a la misma actividad, será
inconstitucional por ser violatoria del principio de generalidad ya que carece de los requisitos
de abstracción e impersonalidad. Estamos en presencia de una ley privativa ya que su
vigencia está limitada a una o varias personas determinadas.
PRINCIPIO DE CERTIDUMBRE
Para cumplir con este principio, la ley debe precisar con claridad quien es el sujeto del
impuesto, su objeto, la base, la tasa, cuota o tarifa, exenciones momento en que se causa,
fecha de pago, obligaciones a satisfacer y sanciones aplicables con el propósito de que el
Poder Ejecutivo a través de su facultad reglamentaria no altere dichos elementos en perjuicio
del contribuyente, e introduzcan la incertidumbre.
PRINCIPIO DE COMODIDAD
Para cumplir con este principio, la ley deberá establecer aquellas fechas o períodos que en
atención a la naturaleza del gravamen sean más propicias y ventajosas para que el
contribuyente realice su pago.
Artículo 116. Los contribuyentes que obtengan ingresos de los señalados en este Capítulo por
el otorgamiento del uso o goce temporal de bienes inmuebles, efectuarán los pagos
provisionales mensuales o trimestrales, a más tardar el día 17 del mes inmediato posterior al
que corresponda el pago, mediante declaración que presentarán ante las oficinas autorizadas.
Cuando los ingresos a que se refiere este Capítulo se obtengan por pagos que efectúen las
personas morales, éstas deberán retener como pago provisional el monto que resulte de
aplicar la tasa del 10% sobre el monto de los mismos, sin deducción alguna, debiendo
proporcionar a los contribuyentes comprobante fiscal en el que conste el monto del impuesto
retenido; dichas retenciones deberán enterarse, en su caso, conjuntamente con las señaladas
en el artículo 96 de esta Ley. El impuesto retenido en los términos de este párrafo podrá
acreditarse contra el que resulte de conformidad con el segundo párrafo de este artículo
Las personas morales obligadas a efectuar la retención podrán optar por no proporcionar el
comprobante fiscal a que se refiere el párrafo anterior, siempre que la persona física que haya
otorgado el uso o goce temporal de bienes les expida un comprobante fiscal que cumpla con
los requisitos a que se refieren los artículos 29 y 29-A del Código Fiscal de la Federación y
en el comprobante se señale expresamente el monto del impuesto retenido. En este caso, las
personas físicas que expidan el comprobante fiscal podrán considerarlo como comprobante
de retención del impuesto y efectuar el acreditamiento del mismo en los términos de las
disposiciones fiscales. Lo previsto en este párrafo en ningún caso libera a las personas
morales de las obligaciones de efectuar, en tiempo y forma, la retención y entero del
impuesto y la presentación de las declaraciones informativas correspondientes, en los
términos de las disposiciones fiscales respecto de las personas a las que les hubieran
efectuado dichas retenciones.
PRINCIPIO DE ECONOMIA
Los ingresos públicos son las entradas de dinero en el patrimonio estatal y/o en el de sus
entes públicos con la finalidad principal de financiar sus gastos.
Los ingresos federales se clasifican en dos grandes grupos: las contribuciones en donde
quedan comprendidas las fuentes impositivas y otros ingresos en donde quedan
comprendidas las restantes fuentes de ingresos.
Dentro de los otros ingresos se encuentran los productos como son los ingresos derivados de
la explotación de bienes del dominio privado; utilidades de los organismos descentralizados y
empresas en las que el Estado es accionista mayoritario o minoritario, los derivados de las
ventas de bienes y valores, los de recuperación de capital, etc., y los aprovechamientos que
comprenden multas no impositivas, recargos no tributarios, indemnizaciones, regalías, etc., y
los ingresos derivados de financiamientos crediticios tales como emisión de bonos, emisión
de papel moneda, descuentos de documentos, empréstitos, etc.
II. Aportaciones de seguridad social son las contribuciones establecidas en ley a cargo de
personas que son sustituidas por el Estado en el cumplimiento de obligaciones fijadas por la
ley en materia de seguridad social o a las personas que se beneficien en forma especial por
servicios de seguridad social proporcionados por el mismo Estado.
III. Contribuciones de mejoras son las establecidas en Ley a cargo de las personas físicas y
morales que se beneficien de manera directa por obras públicas.
IV. Derechos son las contribuciones establecidas en Ley por el uso o aprovechamiento de los
bienes del dominio público de la Nación, así como por recibir servicios que presta el Estado
en sus funciones de derecho público, excepto cuando se presten por organismos
descentralizados u órganos desconcentrados cuando en este último caso, se trate de
contraprestaciones que no se encuentren previstas en la Ley Federal de Derechos. También
son derechos las contribuciones a cargo de los organismos públicos descentralizados por
prestar servicios exclusivos del Estado.
Cuando sean organismos descentralizados los que proporcionen la seguridad social a que
hace mención la fracción II, las contribuciones correspondientes tendrán la naturaleza de
aportaciones de seguridad social.
Los recargos, las sanciones, los gastos de ejecución y la indemnización a que se refiere el
séptimo párrafo del Artículo 21 de este Código son accesorios de las contribuciones y
participan de la naturaleza de éstas. Siempre que en este Código se haga referencia
únicamente a contribuciones no se entenderán incluidos los accesorios, con excepción de lo
dispuesto en el Artículo 1o.
El artículo 3 del Código Fiscal de la Federación hace referencia a los ingresos de carácter no
tributario:
Artículo 3o.- Son aprovechamientos los ingresos que percibe el Estado por funciones de
derecho público distintos de las contribuciones, de los ingresos derivados de financiamientos
y de los que obtengan los organismos descentralizados y las empresas de participación
estatal.
Los recargos, las sanciones, los gastos de ejecución y la indemnización a que se refiere el
séptimo párrafo del Artículo 21 de este Código, que se apliquen en relación con
aprovechamientos, son accesorios de éstos y participan de su naturaleza.
Los aprovechamientos por concepto de multas impuestas por infracciones a las disposiciones
legales o reglamentarias que no sean de carácter fiscal, podrán ser destinados a cubrir los
gastos de operación e inversión de las dependencias encargadas de aplicar o vigilar el
cumplimiento de las disposiciones cuya infracción dio lugar a la imposición de la multa,
cuando dicho destino específico así lo establezcan las disposiciones jurídicas aplicables.
Son productos las contraprestaciones por los servicios que preste el Estado en sus funciones
de derecho privado, así como por el uso, aprovechamiento o enajenación de bienes del
dominio privado.
Artículo 37. Para cubrir los gastos públicos y demás obligaciones a su cargo, el Estado
percibirá, en cada ejercicio fiscal, los ingresos establecidos en la Ley de Ingresos para el
Estado. Solo mediante Ley podrá destinarse una contribución a un gasto público específico.
Artículo 38. Para efectos de las disposiciones fiscales, son contribuciones los impuestos, las
contribuciones especiales, y los derechos, las que se definen como:
I. Impuestos: Son las contribuciones establecidas en ley que deben pagar las personas físicas
y morales que se encuentran en la situación jurídica o de hecho prevista por la misma y que
sean distintas de las aportaciones de seguridad social, contribuciones de mejoras y derechos.
II. Contribuciones de mejoras: Son las establecidas en Ley a cargo de las personas físicas y
morales que se beneficien de manera directa por obras públicas.
III. Derechos: Son las contribuciones establecidas en Ley por el uso o aprovechamiento de
los bienes del dominio público, así como por recibir servicios que presta el Estado en sus
funciones de derecho público, excepto cuando se presten por organismos descentralizados u
órganos desconcentrados cuando en este último caso, se trate de contraprestaciones que no se
encuentren previstas en las Leyes Fiscales respectivas. También son derechos las
contribuciones a cargo de los organismos públicos descentralizados por prestar servicios
exclusivos del Estado.
Los recargos, las sanciones impuestas por autoridades fiscales y la indemnización a que se
refiere el artículo 26 de este Código son accesorios de las contribuciones y participan de la
naturaleza de estas.
Artículo 39. Son aprovechamientos los ingresos que percibe el Estado por funciones de
derecho público distintos de las contribuciones, de los ingresos derivados de financiamientos
y de los que obtengan los organismos descentralizados y las empresas de participación
estatal.
Los recargos, las sanciones, los gastos de ejecución y la indemnización a que se refiere el
artículo 26 de este Código, que se apliquen en relación con aprovechamientos, son accesorios
de estos y participan de su naturaleza.
Cuando en las disposiciones aplicables así se haya establecido, los ingresos por
aprovechamientos derivados de multas impuestas por infracciones a las disposiciones legales
o reglamentarias, podrán ser destinados a cubrir los gastos de operación e inversión de las
dependencias encargadas de aplicar o vigilar el cumplimiento de las disposiciones cuya
infracción dio lugar a la imposición de la multa.
Artículo 40. Son Participaciones, y Aportaciones Federales, los recursos recibidos por el
Estado y sus municipios por parte de la Federación, incluyendo los recursos que se reciben y
están destinados a la ejecución de programas federales y estatales a través de las entidades
federativas mediante la reasignación de responsabilidades y recursos presupuestarios, en los
términos de los convenios que se celebren.
Artículo 41. Son productos las contraprestaciones por los servicios que preste el Estado en
sus funciones de derecho privado, así como por el uso, aprovechamiento o enajenación de
bienes del dominio privado.
Por su parte para el Código Municipal del Estado de Chihuahua la hacienda de los
municipios se formará de los rendimientos de los bienes que les pertenezcan, así como de las
contribuciones y otros ingresos que la legislatura del Estado establezca a su favor, se
reproducen los artículos 121 y 127 de dicho Código Municipal:
a) Percibirán las contribuciones, incluyendo tasas adicionales, que establezca el Estado sobre
la propiedad inmobiliaria, de su fraccionamiento, división, consolidación, traslación y mejora
así como las que tengan por base el cambio de valor de los inmuebles.
Los municipios podrán celebrar convenios con el Estado para que éste se haga cargo de
algunas de las funciones relacionadas con la administración de esas contribuciones;
b) Las participaciones federales, que serán cubiertas por la Federación a los Municipios con
arreglo a las bases, montos y plazos que anualmente se determinen por el Congreso del
Estado;
Los recursos que integran la hacienda municipal serán ejercidos en forma directa por los
Ayuntamientos, o por conducto de la dependencia que ellos determinen y de conformidad
con el Presupuesto de Egresos.
VI. Cualquier otro concepto establecido en las disposiciones fiscales municipales, de acuerdo
con los principios generales señalados en este Código o en su Ley de Ingresos.
LEY DE INGRESOS
El acto unilateral del Estado por medio del cual se establecen las contribuciones o impuestos
es la ley en su sentido formal pues la CPEUM en los casos en que habla de la ley, se refiere a
disposiciones que emanen del Poder Legislativo. Es en la Cámara de Diputados en donde
forzosamente debe discutirse los proyectos de leyes de impuestos.
El artículo 73, fracción VII, faculta al Congreso para “imponer las contribuciones necesarias
a cubrir el presupuesto”, y el artículo 74, fracción IV, establece como facultad exclusiva de la
Cámara de Diputados “Aprobar anualmente el Presupuesto de Egresos de la Federación,
previo examen, discusión y, en su caso, modificación del Proyecto enviado por el Ejecutivo
Federal, una vez aprobadas las contribuciones que, a su juicio, deben decretarse para
cubrirlo.”
La forma como se decretan las contribuciones es elaborando una ley de ingresos que
contenga un catálogo o enumeración de las contribuciones que deben cubrirse durante un
año, sin especificar, salvo casos excepcionales, ni cuotas, ni formas de constitución del
crédito fiscal y sólo estableciendo que los impuestos enumerados se causarán y recaudarán
conforme a las leyes en vigor. Al lado de esa ley de ingresos, en ejercicio de la misma
facultad, se expiden leyes especiales que regulan los propios impuestos, fijando su monto, los
sujetos del mismo y las formas de causarse y recaudarse. A diferencia de la Ley de Ingresos,
éstas no se expiden cada año cuando se conserva el monto del impuesto.
I. Al Presidente de la República.
II. A los Diputados y Senadores del Congreso de la Unión.
III. A las legislaturas de los Estados.
IV. A los ciudadanos en un número equivalente, por lo menos, al cero punto trece por
ciento de la lista nominal de electores, en los términos que señalen las leyes.
Debido a una reforma a la Constitución en 1977, se reserva al Poder Ejecutivo la facultad de
iniciar la Ley de Ingresos en los términos del artículo 74, fracción IV, que señala:
Cuando inicie su encargo en la fecha prevista por el artículo 83, el Ejecutivo Federal hará
llegar a la Cámara la iniciativa de Ley de Ingresos y el proyecto de Presupuesto de Egresos
de la Federación a más tardar el día 15 del mes de noviembre.
Una vez que el Estado ha obtenido el ingreso producto de la contribución de los particulares,
debe proceder a su inversión. De la misma manera que el sostenimiento de las actividades
privadas exige un cálculo de ingresos y una previsión de gastos, el desarrollo de las
actividades del Estado, que constituye la más vasta de las empresas, requiere con mayor
razón tales cálculos y previsiones.
PRESUPUESTO DE EGRESOS
CONCEPTO
En cuanto a los poderes Legislativo y Judicial y los entes autónomos, por conducto de sus
respectivas unidades de administración deberán coordinarse con la Secretaría de Hacienda y
Crédito Público para efectos de programación y presupuesto.
a) La universalidad del presupuesto consiste en que todas las erogaciones y gastos públicos
deben estar considerados en él. Este principio está contemplado en el artículo 126 de la
Constitución que señala: No podrá hacerse pago alguno que no esté comprendido en el
presupuesto o determinado por la ley posterior.
Esta regla no es absoluta pues el mismo artículo 126 constitucional previene que un gasto no
sólo puede aprobarse por el presupuesto sino también en una ley posterior, es decir, que en el
caso de que se pretendiera hacer un gasto adicional para cubrir los nuevos gastos según lo
dispone el artículo 18 de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria que
señala:
Artículo 18.- A toda propuesta de aumento o creación de gasto del proyecto de Presupuesto
de Egresos, deberá agregarse la correspondiente iniciativa de ingreso distinta al
financiamiento o compensarse con reducciones en otras previsiones de gasto.
Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 54, no procederá pago alguno que no esté
comprendido en el Presupuesto de Egresos o determinado por ley posterior; en este último
caso primero se tendrá que aprobar la fuente de ingresos adicional para cubrir los nuevos
gastos, en los términos del párrafo anterior.
El Ejecutivo Federal realizará una evaluación del impacto presupuestario de las iniciativas
de ley o decreto que presente a la consideración del Congreso de la Unión.
b) La unidad implica que haya un solo presupuesto y no varios. Permite apreciar con mayor
exactitud las obligaciones del Poder Público, lo que constituye una garantía de orden en
su cumplimiento.
c) La especialidad significa que las autorizaciones presupuestales no deben darse de manera
global sino pormenorizada, esto es, detallando para cada caso el monto del crédito
autorizado. El fin es establecer orden a la administración de los fondos públicos y dar
bases para que el Poder Legislativo pueda controlar eficazmente las erogaciones. De esta
manera, la autorización solamente puede ser utilizada para lo previsto y en el tiempo
estipulado en el presupuesto.
d) La anualidad como regla general que preside la formación del presupuesto, consiste en
que la autorización que él implica sólo tiene duración por el término de un año, de tal
manera que las prevenciones que contiene deben referirse a las necesidades que dentro
del propio año sea necesario satisfacer.
El artículo 74, fracción IV, de la Constitución Federal, establece la facultad exclusiva de
la Cámara de Diputados de examinar, discutir y aprobar anualmente el Presupuesto de
Egresos de la Federación.
NATURALEZA JURIDICA DEL PRESUPUESTO
El presupuesto de egresos es un acto legislativo desde el punto de vista formal pues
emana de un órgano del Poder legislativo (Cámara de Diputados) en uso de facultades
exclusivas, quien lo aprueba a iniciativa del Poder Ejecutivo en los términos del artículo
74, fracción IV, de la Constitución. Goza además de autoridad formal porque en
cualquier reforma al mismo, debe intervenir nuevamente la Cámara de Diputados.
EJECUCION DE LA LEY DE INGRESOS Y DEL PRESUPUESTO DE EGRESOS
La ejecución de la Ley General de Ingresos corresponde al Ejecutivo Federal por
conducto de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público a través del Servicio de
Administración Tributaria.
El artículo 89, fracción I, constitucional señala:
Artículo 89. Las facultades y obligaciones del Presidente, son las siguientes:
I. Promulgar y ejecutar las leyes que expida el Congreso de la Unión, proveyendo en la
esfera administrativa a su exacta observancia.
El artículo 31, fracción XI, de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal
señala:
VIII. Participar en la negociación de los tratados internacionales que lleve a cabo el Ejecutivo
Federal en las materias fiscal y aduanera, así como celebrar acuerdos interinstitucionales en
el ámbito de su competencia;
X. Fungir como órgano de consulta del Gobierno Federal en las materias fiscal y aduanera;
XII. Allegarse la información necesaria para determinar el origen de los ingresos de los
contribuyentes y, en su caso, el cumplimiento correcto de sus obligaciones fiscales.
XIV. Diseñar, administrar y operar la base de datos para el sistema de información fiscal y
aduanera, proporcionando a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público los datos
estadísticos suficientes que permitan elaborar de manera completa los informes que en
materia de recaudación federal y fiscalización debe rendir el Ejecutivo Federal al Congreso
de la Unión.
XV. Contribuir con datos oportunos, ciertos y verificables al diseño de la política tributaria.
XVI. Emitir las disposiciones de carácter general necesarias para el ejercicio eficaz de
sus facultades, así como para la aplicación de las leyes, tratados y disposiciones que con
base en ellas se expidan.
XVII. Emitir los marbetes y los precintos que los contribuyentes deban utilizar cuando las
leyes fiscales los obliguen, y
XVIII. Las demás que sean necesarias para llevar a cabo las previstas en esta Ley, su
reglamento interior y demás disposiciones jurídicas aplicables.
En materia estatal y municipal, son las Tesorerías y sus organismos auxiliares los encargados
de efectuar los cobros de tributos de su dependencia, así como los de carácter federal cuando
se les habilita para efectuar su cobro en los términos del convenio celebrado con la
federación de acuerdo con la Ley de Coordinación Fiscal.
El cobro coactivo o el procedimiento administrativo de ejecución es una serie de actos
llevados a cabo por el Estado a fin de proceder por la vía forzosa en contra de los
contribuyentes que no han cumplido voluntariamente sus obligaciones tributarias dentro del
plazo fijado por la ley.
El Código Fiscal de la Federación establece en su artículo 145 primer párrafo, que mediante
el procedimiento administrativo de ejecución las autoridades fiscales exigirán el pago de los
créditos fiscales que no hubieran sido cubiertos o garantizados dentro de los plazos señalados
por la ley.
La Tesorería de la Federación, por sí y a través de sus diversas oficinas, efectuará los cobros
y los pagos correspondientes a las dependencias. La ministración de los fondos
correspondientes será autorizada en todos los casos por la Secretaría de Hacienda y Crédito
Público de conformidad con el Presupuesto de Egresos. Los poderes Legislativo y Judicial,
los entes autónomos y las entidades, recibirán y manejarán sus recursos así como harán sus
pagos a través de sus propias tesorerías o sus equivalentes. La ministración de los recursos
atenderá primordialmente al principio de oportunidad y respeto a los calendarios de gasto que
se elaboran con base en las prioridades y requerimientos de las dependencias y entidades, con
el objeto de lograr una mayor eficacia en el uso de los recursos públicos. Asimismo se podrá
suspender, diferir o determinar reducciones en la ministración de los recursos, cuando las
dependencias y entidades no cumplan con las disposiciones de la ley y el reglamento o se
presenten situaciones supervenientes que puedan afectar negativamente la estabilidad
financiera (artículo 51).
Una vez concluida la vigencia del Presupuesto de Egresos solamente procederá hacer pagos
con base en él por los conceptos efectivamente devengados en el año que corresponda. Las
erogaciones previstas en el Presupuesto de Egresos que no se encuentren devengadas al 31 de
diciembre, no podrán ejercerse (artículo 54).
El patrimonio del Estado se encuentra formado por el conjunto de bienes materiales y de los
cuales es titular, que de modo directo o indirecto le sirven para realizar sus atribuciones.
Los bienes o cosas con las que el Estado cuenta para cumplir con sus objetivos se encuentran
regulados por un régimen jurídico contenido en los artículos 27, 42, 43, 48 y 132 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y por la Ley General de Bienes
Nacionales.
Las entidades federativas y los municipios cuentan con patrimonio propio, generalmente
regulado por la Constitución Política local, leyes orgánicas y el Código Civil estatal. Tanto el
concepto, elementos y clasificación del patrimonio de la federación, son aplicables a los
bienes pertenecientes a las entidades mencionadas aunque la importancia económica y social
estratégica del patrimonio local o municipal es menor que la del federal. En Chihuahua el
patrimonio estatal y municipal está regulado por el Código Administrativo y el Código
Municipal respectivamente.
El Código Civil Federal en su artículo 767 clasifica el patrimonio del Poder Público en:
I.- Los señalados en los artículos 27, párrafos cuarto, quinto y octavo; 42, fracción IV, y 132
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos;
II.- Los bienes de uso común a que se refiere el artículo 7 de esta Ley;
V.- Los bienes muebles e inmuebles propiedad de las instituciones de carácter federal con
personalidad jurídica y patrimonio propios a las que la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos les otorga autonomía, y
VI.- Los demás bienes considerados por otras leyes como nacionales.
El artículo 4 de esta ley señala que los bienes nacionales estarán sujetos al régimen de
dominio público o la regulación específica que señalen las leyes respectivas. Esto significa
que hay otra clase de bienes nacionales que no están sujetos al régimen de dominio público
sino a un régimen distinto que sería el de dominio privado.
DOMINIO PUBLICO
Martínez Morales señala que dominio público es “el sector de los bienes del Estado sobre los
cuales éste ejerce una potestad soberana, conforme a reglas de derecho público, a efecto de
regular su uso y aprovechamiento, y de esta manera se asegura su preservación y natural
explotación.” La jurisprudencia francesa señala que “dominio público es el conjunto de los
bienes de las colectividades públicas y establecimientos públicos que se encuentran, sea a la
directa disposición del público usuario, sea afectados a un servicio público.”
La Ley General de Bienes Nacionales no define el dominio público aunque si establece que
los bienes que lo integran y sujetos a ese régimen son inalienables, imprescriptibles e
inembargables y no estarán sujetos a acción reivindicatoria o de posesión definitiva o
provisional, o alguna otra por parte de terceros.
I.- Los bienes señalados en los artículos 27, párrafos cuarto, quinto y octavo; 42, fracción IV,
y 132 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos;
II.- Los bienes de uso común a que se refiere el artículo 7 de esta Ley;
III.- Las plataformas insulares en los términos de la Ley Federal del Mar y, en su caso, de los
tratados y acuerdos internacionales de los que México sea parte;
IV.- El lecho y el subsuelo del mar territorial y de las aguas marinas interiores;
VI.- Los inmuebles federales que estén destinados de hecho o mediante un ordenamiento
jurídico a un servicio público y los inmuebles equiparados a éstos conforme a esta Ley;
VII.- Los terrenos baldíos, nacionales y los demás bienes inmuebles declarados por la ley
inalienables e imprescriptibles;
IX.- Los terrenos ganados natural o artificialmente al mar, ríos, corrientes, lagos, lagunas o
esteros de propiedad nacional;
X.- Los inmuebles federales que constituyan reservas territoriales, independientemente de la
forma de su adquisición;
XI.- Los inmuebles que formen parte del patrimonio de los organismos descentralizados de
carácter federal;
XII.- Los bienes que hayan formado parte del patrimonio de las entidades que se extingan,
disuelvan o liquiden, en la proporción que corresponda a la Federación;
XIII.- Las servidumbres, cuando el predio dominante sea alguno de los anteriores;
XIV.- Las pinturas murales, las esculturas y cualquier obra artística incorporada o adherida
permanentemente a los inmuebles sujetos al régimen de dominio público de la Federación;
XVI.- Los bienes muebles determinados por ley o decreto como monumentos arqueológicos;
XIX.- Los meteoritos o aerolitos y todos los objetos minerales, metálicos pétreos o de
naturaleza mixta procedentes del espacio exterior caídos y recuperados en el territorio
mexicano en términos del reglamento respectivo;
XX.- Cualesquiera otros bienes muebles e inmuebles que por cualquier vía pasen a formar
parte del patrimonio de la Federación, con excepción de los que estén sujetos a la regulación
específica de las leyes aplicables, y
XXI.- Los demás bienes considerados del dominio público o como inalienables e
imprescriptibles por otras leyes especiales que regulen bienes nacionales.
Parte de los bienes del dominio público de la Federación, son los de uso común que se
pueden agrupar de la manera siguiente:
II.- Las aguas marinas interiores, conforme a la Ley Federal del Mar;
III.- El mar territorial en la anchura que fije la Ley Federal del Mar;
IV.- Las playas marítimas, entendiéndose por tales las partes de tierra que por virtud de la
marea cubre y descubre el agua, desde los límites de mayor reflujo hasta los límites de mayor
flujo anuales;
VII.- Los diques, muelles, escolleras, malecones y demás obras de los puertos, cuando sean
de uso público;
VIII.- Los cauces de las corrientes y los vasos de los lagos, lagunas y esteros de propiedad
nacional;
XI.- Los caminos, carreteras, puentes y vías férreas que constituyen vías generales de
comunicación, con sus servicios auxiliares y demás partes integrantes establecidas en la ley
federal de la materia;
XIII.- Las plazas, paseos y parques públicos cuya construcción o conservación esté a cargo
del Gobierno Federal y las construcciones levantadas por el Gobierno Federal en lugares
públicos para ornato o comodidad de quienes los visiten, y
XIV.- Los demás bienes considerados de uso común por otras leyes que regulen bienes
nacionales.
ARTÍCULO 8.- Todos los habitantes de la República pueden usar los bienes de uso común,
sin más restricciones que las establecidas por las leyes y reglamentos administrativos.
Para aprovechamientos especiales sobre los bienes de uso común, se requiere concesión,
autorización o permiso otorgados con las condiciones y requisitos que establezcan las leyes.
Los bienes de dominio público están sujetos a un régimen de derecho que los caracteriza por
ser inalienables, inembargables e imprescriptibles.
Son inembargables porque no pueden ser objeto de gravamen alguno. No se puede seguir
ningún procedimiento de embargo sobre los mismos.
Son imprescriptibles porque el Estado jamás perderá su potestad soberana sobre esta clase de
bienes a favor de los particulares por el transcurso del tiempo.
1) Tierras y aguas que no sean de uso común, enajenables a particulares, como por ejemplo,
las áreas para regularización de la tenencia de la tierra y atender problemas
habitacionales.
2) Los de los organismos federales paraestatales que se extingan.
3) Los adquiridos en el extranjero.
4) Los muebles sustituibles puestos al servicio de los poderes federales, como los artículos y
muebles de las oficinas, vehículos, etc.
5) Los bienes nacionalizados a asociaciones religiosas y no destinados a culto público. En la
actualidad ya no se presenta la nacionalización de estos bienes por la reforma
constitucional de 1992.
6) Cualquier otro bien que adquiera la federación no incluido en la relación anterior como
tampoco en la relativa a los del dominio público.
Los bienes de dominio privado son inembargables y pueden ser objeto de todo tipo de
contrato que regula el Derecho Común, excepto los de donación y comodato no autorizados
por la ley. La ley permite la donación en algunos casos. Son imprescriptibles tratándose de
inmuebles no así de muebles que pueden prescribir a favor de particulares, aunque de
acuerdo al Código Civil Federal pueden adquirirse por prescripción solamente si ésta se
completa duplicando los términos establecidos en el mismo. Se permite su enajenación fuera
de subasta pública y en ocasiones a plazos.
Otro de los elementos del patrimonio del Estado es el llamado dominio directo que el artículo
27 Constitucional establece a favor de la Nación respecto de ciertos recursos como los
hidrocarburos, energía eléctrica, energía nuclear, aguas y minerales.
Los bienes que forman parte del dominio directo de la nación se encuentran en el artículo 27
párrafos cuarto, quinto, sexto, séptimo y octavo, todas de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos que señalan:
Son propiedad de la Nación las aguas de los mares territoriales en la extensión y términos
que fije el Derecho Internacional; las aguas marinas interiores; las de las lagunas y esteros
que se comuniquen permanente o intermitentemente con el mar; las de los lagos interiores de
formación natural que estén ligados directamente a corrientes constantes; las de los ríos y sus
afluentes directos o indirectos, desde el punto del cauce en que se inicien las primeras aguas
permanentes, intermitentes o torrenciales, hasta su desembocadura en el mar, lagos, lagunas o
esteros de propiedad nacional; las de las corrientes constantes o intermitentes y sus afluentes
directos o indirectos, cuando el cauce de aquéllas en toda su extensión o en parte de ellas,
sirva de límite al territorio nacional o a dos entidades federativas, o cuando pase de una
entidad federativa a otra o cruce la línea divisoria de la República; la de los lagos, lagunas o
esteros cuyos vasos, zonas o riberas, estén cruzadas por líneas divisorias de dos o más
entidades o entre la República y un país vecino, o cuando el límite de las riberas sirva de
lindero entre dos entidades federativas o a la República con un país vecino; las de los
manantiales que broten en las playas, zonas marítimas, cauces, vasos o riberas de los lagos,
lagunas o esteros de propiedad nacional, y las que se extraigan de las minas; y los cauces,
lechos o riberas de los lagos y corrientes interiores en la extensión que fija la ley. Las aguas
del subsuelo pueden ser libremente alumbradas mediante obras artificiales y apropiarse por el
dueño del terreno, pero cuando lo exija el interés público o se afecten otros
aprovechamientos, el Ejecutivo Federal podrá reglamentar su extracción y utilización y aún
establecer zonas vedadas, al igual que para las demás aguas de propiedad nacional.
Cualesquiera otras aguas no incluidas en la enumeración anterior, se considerarán como parte
integrante de la propiedad de los terrenos por los que corran o en los que se encuentren sus
depósitos, pero si se localizaren en dos o más predios, el aprovechamiento de estas aguas se
considerará de utilidad pública, y quedará sujeto a las disposiciones que dicten las entidades
federativas.
En los casos a que se refieren los dos párrafos anteriores, el dominio de la Nación es
inalienable e imprescriptible y la explotación, el uso o el aprovechamiento de los recursos de
que se trata, por los particulares o por sociedades constituidas conforme a las leyes
mexicanas, no podrá realizarse sino mediante concesiones, otorgadas por el Ejecutivo
Federal, de acuerdo con las reglas y condiciones que establezcan las leyes, salvo en
radiodifusión y telecomunicaciones, que serán otorgadas por el Instituto Federal de
Telecomunicaciones. Las normas legales relativas a obras o trabajos de explotación de los
minerales y substancias a que se refiere el párrafo cuarto, regularán la ejecución y
comprobación de los que se efectúen o deban efectuarse a partir de su vigencia,
independientemente de la fecha de otorgamiento de las concesiones, y su inobservancia dará
lugar a la cancelación de éstas. El Gobierno Federal tiene la facultad de establecer reservas
nacionales y suprimirlas. Las declaratorias correspondientes se harán por el Ejecutivo en los
casos y condiciones que las leyes prevean. Tratándose de minerales radiactivos no se
otorgarán concesiones. Corresponde exclusivamente a la Nación la planeación y el control
del sistema eléctrico nacional, así como el servicio público de transmisión y distribución de
energía eléctrica; en estas actividades no se otorgarán concesiones, sin perjuicio de que el
Estado pueda celebrar contratos con particulares en los términos que establezcan las leyes,
mismas que determinarán la forma en que los particulares podrán participar en las demás
actividades de la industria eléctrica.
La Nación ejerce en una zona económica exclusiva situada fuera del mar territorial y
adyacente a éste, los derechos de soberanía y las jurisdicciones que determinen las leyes del
Congreso. La zona económica exclusiva se extenderá a doscientas millas náuticas, medidas a
partir de la línea de base desde la cual se mide el mar territorial. En aquellos casos en que esa
extensión produzca superposición con las zonas económicas exclusivas de otros Estados, la
delimitación de las respectivas zonas se hará en la medida en que resulte necesario, mediante
acuerdo con estos Estados.”
El dominio directo es un sector de recursos naturales sobre los cuales, el Estado se reserva su
explotación exclusiva (hidrocarburos, electricidad y energía nuclear), y otro conformado por
los que excepcionalmente concesiona a particulares (recursos hidrológicos y mineros)
conservando el dominio sobre ellos.
Tratándose del espacio situado sobre el territorio nacional (espacio aéreo), el dominio directo
significa una jurisdicción especial de cada Estado cuyo alcance se determina por el Derecho
Internacional.
Si bien es cierto que todos esos actos participan del común denominador de ser de los que
amplían la esfera jurídica del gobernado, porque permiten el ingreso de un bien o de un
derecho a su patrimonio, también existen diferencias sustanciales: en el permiso, la licencia y
la autorización hay un derecho preexistente del particular y la producción de cualquiera de
esos actos por la Administración tiene por efecto levantar o remover un obstáculo o
impedimento para el ejercicio pleno de ese derecho. Ejemplos: el gobernado puede realizar
cualquier actividad lícita en ejercicio de la libertad de trabajo consagrada en el artículo 5º
Constitucional como el operar una casa de cambio de divisas, la utilización de la vía pública
o el manejo de un vehículo, pero requerirá que la autoridad que corresponda emita alguno de
esos actos que procedan, para el pleno ejercicio de esa libertad. En el acto concesión se trata
de un privilegio que el Estado otorga a un particular y en tal virtud el que obtiene una
concesión no tiene antes de ella ningún derecho, ni siquiera limitado para usar y aprovechar
bienes nacionales ni para prestar un servicio público.
Otras diferencias son que las autorizaciones, licencias y permisos exigen requisitos más
fáciles de cubrir que las concesiones; los objetivos que persiguen los primeros son distintos
de los de la concesión y también lo es la vigencia de los unos y de la otra, así como la forma
de cancelarse por situaciones excepcionales.
CLASIFICACION DE LA CONCESION
Los actos administrativos de la concesión pueden agruparse atendiendo al objeto para el cual
fueron emitidos y son:
En la concesión de servicio público se producen relaciones por una parte entre el Estado y
concesionario y por la otra, entre el concesionario y los usuarios, frente a los cuales se obliga
a la prestación regular, continua y uniforme del servicio a cambio de una remuneración para
compensar la inversión del capital y del trabajo. En estos casos, el móvil del concesionario es
un fin eminentemente utilitario y el de la administración el bienestar colectivo, que es
realizar el interés público.
I. Cumplimiento de su finalidad;
III. Cuando la formación del acto administrativo esté sujeto a una condición o término
suspensivo y éste no se realiza dentro del plazo señalado en el propio acto;
VI. Por revocación, cuando así lo exija el interés público, de acuerdo con la ley de la
materia.
8) Quiebra y muerte del concesionario: la quiebra es un procedimiento mercantil por
medio del cual una persona (concesionario) declara su insolvencia e imposibilidad de
continuar con la actividad concesionada. Debe aclararse que la concesión como acto
administrativo nada más puede terminar por uno de igual naturaleza, de tal manera
que sólo la administración pública será la única que la puede extinguir o bien, darle
continuidad mediante el ejercicio de su derecho de vigilancia a efecto de garantizar la
idoneidad del servicio público.
CONTRATOS ADMINISTRATIVOS
Es un acuerdo de voluntades que crea derechos y obligaciones para las partes que lo
celebran, para realizar un objeto determinado que puede ser específico para cada una
y cuyo cumplimiento puede ser exigido por cualquiera de ellas.
ELEMENTOS ESENCIALES
a) Sujetos: Por una parte la Administración Pública en sentido amplio, por lo que
dicho sujeto podrá ser un órgano del Poder Ejecutivo, lo mismo que uno del
Poder Legislativo, del Judicial, o un órgano constitucional autónomo, o bien,
una entidad de la Administración pública paraestatal, tanto en el orden federal
como estatal o municipal, y por la otra un particular; o en el caso del llamado
contrato interadministrativo, otro ente público. Tanto la Administración
Pública como el particular deben cumplir ciertos requisitos o condiciones
indispensables para la validez del contrato como son:
1) El que la Administración Pública actúe en ejercicio de función
administrativa en la celebración del contrato, lo cual implica la finalidad
de satisfacer directa e inmediatamente el interés público, pues de otra
manera, el contrato será de la Administración pero no administrativo, sino
de derecho privado.
2) El órgano o ente de la Administración Pública tenga competencia para
celebrarlo, es decir, que el orden jurídico vigente le autorice a realizarlo.
3) El particular, sea una persona física o moral debe tener capacidad para
contratar.
4) Salvo excepciones el particular co-contratante debe estar inscrito en el
registro o padrón de proveedores o contratistas correspondiente. Con ello
se pretende establecer la idoneidad técnica, moral, económica y financiera
de quienes aspiren a ser contratistas de la Administración Pública lo que
propicia agilizar la licitación y adjudicación del contrato y permite
establecer la idoneidad del interesado para convertirse en adjudicatario.
5) El consentimiento es un elemento esencial básico en atención a lo
dispuesto por el artículo 5º Constitucional. Para la existencia del contrato
administrativo se requiere de la voluntad de los sujetos o partes y de su
coincidencia en torno a un fin y objeto común (crear derechos y
obligaciones). Pero para que el contrato alcance su eficacia, el
consentimiento debe exteriorizarse libre de todo vicio que lo pueda
invalidar como el error, dolo, violencia y la simulación.
b) Objeto: es el contenido de la relación creada por el contrato consistente en la
creación o transmisión de derechos y obligaciones (objeto directo), y en la
cosa que el obligado debe dar o en el hecho que debe hacer o no hacer (objeto
indirecto), además debe ser cierto, posible, lícito y determinado o
determinable en cuanto a su especie. El objeto podría no estar en el comercio
como ocurre en el contrato de obra pública (mantenimiento de un edificio sede
de alguno de los poderes del Estado) y ello no sería obstáculo para celebrarlo.
c) Causa: También llamado motivo o fin determinante, es el móvil o principio
que impulsa la voluntad de las partes para celebrar el contrato. El móvil de
ambas puede no coincidir sobre todo cuando una de ellas es el particular. La
causa del órgano que lo celebra es de tal importancia que si desaparece, el
contrato se extingue.
d) Finalidad: El propósito último que se persigue con el contrato. La finalidad
explica el porqué del objeto, es la razón que justifica la emisión del acto.
e) Forma: Es el modo o manera de expresión de la voluntad de las partes
contratantes. En el contrato administrativo, la voluntad del órgano de la
Administración Pública significa la determinación deliberada de producir un
acto bilateral específico, generador de derechos y obligaciones en
concurrencia con su contratante, la cual se exterioriza a través de una
manifestación realizada en la forma señalada en la norma jurídica aplicable
que no es otra más que la forma escrita.
f) Régimen jurídico especial: el contrato administrativo se rige por reglas
exorbitantes del derecho privado. Aun cuando determinados privilegios del
órgano público contratante no consten expresamente en el contrato, deberán
hacerse valer cuando sea necesario. Entre ellos se destacan la posible
modificación unilateral y la terminación anticipada del contrato, así como su
ejecución directa.
Este régimen está constituido por tres reglas fundamentales:
1) Interpretación: En caso de duda, el contrato debe interpretarse en el
sentido de lo que más favorezca para que el Estado cumpla mejor con sus
atribuciones.
2) Ejecución: Debe ajustar de tal manera que queden a salvo las atribuciones
del Estado, aún en perjuicio o con sacrificio de interés del que contrate con
la Administración. Esto último procedería cuando es inútil que se siga
proporcionando un servicio público o porque exista un órgano
administrativo adecuado para satisfacer el mejor desempeño del mismo.
3) Modificación y terminación de los contratos administrativos: La
administración puede modificar las prestaciones convenidas, aunque esto
no signifique que se haga en forma absolutamente discrecional, pues
además de que las facultades están subordinadas al principio de legalidad,
el particular que ha celebrado el contrato, debe ser indemnizado en su
caso, por las variaciones o la extinción de las obligaciones contractuales.
4) Licitación: La palabra licitación equivale a ofrecer en público, en subasta,
mediando convocatoria pública. En nuestros ordenamientos jurídicos se ha
usado el término licitar como sinónimo de subastar, concursar y rematar.
En el texto del artículo 134 constitucional se emplea el término licitación
como modo de adjudicación de los contratos del gobierno.
a) Licitación Pública: Consiste en un procedimiento administrativo
específico mediante el cual se selecciona por la Administración de
entre todos los aspirantes (cuya idoneidad moral, técnica y financiera
quedó previamente comprobada), al contratista que haya presentado la
mejor oferta, que no necesariamente la más baja o la más alta. Es un
procedimiento por el cual se limita la libertad a la contratación pública,
y obedece fundamentalmente a razones de orden técnico y económico
y al evidente interés público, constituyendo una garantía para los
intereses del Estado y sociedad.
Las leyes reglamentarias establecen como regla general este sistema de
contratación por licitación pública, pero admite excepciones o
modalidades: Licitación restringida por invitación a cuando menos tres
personas y adjudicación directa.
ELEMENTOS NO ESENCIALES
Considerados también como requisitos adicionales, algunos de ellos no exigibles en todos los
contratos administrativos se encuentran:
1) La existencia de una partida presupuestal que soporte la erogación que implica el pago de
las obligaciones a cargo del ente público contratante.
2) El pliego de condiciones.
3) El plazo de ejecución o entrega.
4) Las garantías que debe otorgar el contratista para asegurar el cumplimiento de sus
obligaciones
5) Las sanciones para el caso de incumplimiento.
CLASIFICACION DE LOS CONTRATOS ADMINISTRATIVOS
Son varias las clasificaciones propuestas para los contratos administrativos. Una de ellas está
determinada por su regulación en la ley, en atípicos o innominados y típicos o nominados.
Según el artículo 134 de la Constitución y sus leyes reglamentarias: Ley de Obras Públicas y
Servicios Relacionados con las Mismas y la Ley de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios
del Sector Público, existen cuatro tipos de contrato: de obra pública, de adquisición de bienes
muebles, de arrendamiento de bienes muebles y de prestación de servicios.
Tienen como características el ser principales, sinalagmáticos o bilaterales, onerosos,
conmutativos y formales. En ellos, la administración pública siempre es una de las partes, tienen
como finalidad el interés público y están regulados por régimen jurídico especial de derecho
privado.
La obra pública es una cosa hecha o producida por el Estado o a su nombre, sobre un inmueble
determinado con un propósito de interés general, y se destina al uso público, a un servicio
público o a cualquier finalidad de beneficio general. Con base a este concepto se puede definir al
contrato de obra pública, como aquel de carácter administrativo cuyo objeto es la realización de
una obra material por el Estado a través de procedimientos públicos, con la finalidad de
satisfacer intereses colectivos.
Estos trabajos son realizados por el Estado (Federación, Entidades Federativas, Municipios,
Organismos Constitucionales Autónomos u Organismos Descentralizados) o a su nombre,
aclaración que es pertinente ya que la Ley de Obras Públicas y Servicios Relacionados con las
Mismas, en su artículo 3º, omite señalar a quien interesa o beneficia la obra, ni quien la realice o
por cuenta de quien se haga, ni quien sea propietario o poseedor del inmueble de que se trate.
La obra pública es un servicio que se aplica a bienes. Siempre está vinculada de forma directa o
indirecta a un bien inmueble. Existen servicios que por sí solos no podrían tenerse por obra
pública, a menos que se llegaran a relacionar en forma directa o necesaria a un bien. Por ejemplo
antes de la realización material de la obra, se llevan a cabo trabajos de diversa índole sin los
cuales aquella no es posible: planeación y diseño, estudios de factibilidad técnica, financiera,
ambiental, social, investigaciones, asesorías, consultorías, peritajes, avalúos que finalmente son
parte de ella. Ambos, el servicio de obra pública en sí y los servicios inseparables relacionados
con ella, se vinculan a un bien. Se reproduce el artículo 4 de la Ley de Obras Públicas y
Servicios Relacionados con las Mismas:
Artículo 4.- Para los efectos de esta Ley, se consideran como servicios relacionados con las obras
públicas, los trabajos que tengan por objeto concebir, diseñar y calcular los elementos que
integran un proyecto de obra pública; las investigaciones, estudios, asesorías y consultorías que
se vinculen con las acciones que regula esta Ley; la dirección o supervisión de la ejecución de las
obras y los estudios que tengan por objeto rehabilitar, corregir o incrementar la eficiencia de las
instalaciones. Asimismo, quedan comprendidos dentro de los servicios relacionados con las
obras públicas los siguientes conceptos:
I. La planeación y el diseño, incluyendo los trabajos que tengan por objeto concebir, diseñar,
proyectar y calcular los elementos que integran un proyecto de ingeniería básica, estructural, de
instalaciones, de infraestructura, industrial, electromecánica y de cualquier otra especialidad de
la ingeniería que se requiera para integrar un proyecto ejecutivo de obra pública;
II. La planeación y el diseño, incluyendo los trabajos que tengan por objeto concebir, diseñar,
proyectar y calcular los elementos que integran un proyecto urbano, arquitectónico, de diseño
gráfico o artístico y de cualquier otra especialidad del diseño, la arquitectura y el urbanismo, que
se requiera para integrar un proyecto ejecutivo de obra pública;
III. Los estudios técnicos de agrología y desarrollo pecuario, hidrología, mecánica de suelos,
sismología, topografía, geología, geodesia, geotécnia, geofísica, geotermia, oceanografía,
meteorología, aerofotogrametría, ambientales, ecológicos y de ingeniería de tránsito;
IV. Los estudios económicos y de planeación de preinversión, factibilidad técnico económica,
ecológica o social, de evaluación, adaptación, tenencia de la tierra, financieros, de desarrollo y
restitución de la eficiencia de las instalaciones;
VII. Los dictámenes, peritajes, avalúos y auditorías técnico normativas, y estudios aplicables a
las materias que regula esta Ley;
VIII. Los estudios que tengan por objeto rehabilitar, corregir, sustituir o incrementar la eficiencia
de las instalaciones en un bien inmueble;
IX. Los estudios de apoyo tecnológico, incluyendo los de desarrollo y transferencia de tecnología
entre otros, y
Causa: Una necesidad pública que debe ser satisfecha; para el particular, la obtención de un lucro
razonable.
Es un régimen de derecho público que regula las etapas del contrato y de la obra pública en sí,
como las de planeación, programación, presupuestación, autorización, adjudicación, ejecución,
recepción y terminación, incluso la forma que está prevista de manera minuciosa, y entre esas
disposiciones se encuentran:
a) Las reglas acerca del concurso o licitación a que habrán de someterse la asignación de los
contratos, así como de las excepciones a este procedimiento.
b) Los diferentes tipos de procedimientos para la asignación.
c) Diversas clases de obra pública y servicios relacionados con la misma.
d) Las obligaciones del contratista, previas o posteriores a la celebración del concurso de
obra pública.
e) Las causas de terminación del contrato, conclusión de las obras objeto del contrato, por
irregularidades en el acto, rescisión, causas de fuerza mayor, convenio entre las partes.
Otros ordenamientos jurídicos que regulan esta clase de contratos son la Ley Orgánica de la
Administración Pública Federal, artículo 32d del Código Fiscal de la Federación, artículo 46
de la Ley del Banco de México, artículo 18 de la Ley Federal de Deuda Pública, artículo 18
de la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas, Artísticos e Históricos y la Ley
Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria.
a) A precio alzado: aquel por el que una persona (llamada empresario o contratista) se
compromete a ejecutar una obra en beneficio de otra, quien debe pagar por ella un precio
cierto.
b) Mediante precios unitarios: se estipula el pago a base de estimaciones, por el trabajo
realizado en periodos determinados, de tal suerte que conforme se acredite su
cumplimiento se deben cubrir los mismos.
c) Mixta: una parte de los trabajos sobre la base de precios unitarios y otra a precio alzado.
Este contrato no es definido por la ley pero se puede definir como aquel de carácter
administrativo en el cual una persona llamada proveedor se obliga a transferir la propiedad de
uno o varios bienes muebles al Estado, o algunas de sus personas de derecho público, para el
logro de sus fines, quien a su vez se obliga a pagar una remuneración en dinero.
Es un contrato administrativo porque una de sus partes es el Estado (o alguna de sus personas
de derecho público actuando en ejercicio de función administrativa), con una finalidad de
interés público, sujeto a un régimen exorbitante de derecho privado que está contenido en la
Ley de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios del Sector Público y el reglamento
respectivo.
Fernández Ruiz considera que este contrato puede en algunos casos, identificarse con la
interpretación que un sector de la doctrina hace del contrato de suministro porque en éste, el
suministrador se obliga, mediante una remuneración, a proveer al suministrado, bienes
muebles (en ocasiones puede versar sobre servicios), con entregas sucesivas, periódicas o
continuas cuya cuantía no puede precisarse de antemano.
En la práctica, el Estado puede obtener los bienes muebles que requiera para lograr sus fines.
Esto lo hace bajo dos clases de contratos diferentes: el de Suministro y el de Compraventa
Administrativa.
Para Escola el contrato de suministro es aquel por el cual la Administración Pública obtiene
la provisión de cosas muebles, mediante el pago de una remuneración en dinero.
Sayagués Laso define: “el contrato de suministro es aquel por el cual la Administración
Pública, mediante el pago de un precio, adquiere las cosas muebles que necesita, y las cuales
se entregan de una sola vez o en períodos sucesivos.”
Artículo 47. Las dependencias y entidades podrán celebrar contratos abiertos para adquirir
bienes, arrendamientos o servicios que requieran de manera reiterada conforme a lo
siguiente:
Se entenderá por bienes de fabricación exclusiva, los que requieren un proceso de fabricación
especial determinado por la dependencia o entidad.
No se podrán establecer plazos de entrega en los cuales no sea factible producir los bienes, y
II. Se hará una descripción completa de los bienes, arrendamientos o servicios con sus
correspondientes precios unitarios;
Las dependencias y entidades con la aceptación del proveedor podrán realizar modificaciones
a los contratos o pedidos hasta en un veinte por ciento de la cantidad o presupuesto máximo
de alguna partida originalmente pactada, utilizando para su pago el presupuesto de otra u
otras partidas previstas en el propio contrato, siempre que no resulte un incremento en el
monto máximo total del contrato, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 52 de esta Ley.
Se puede concluir que el contrato abierto de adquisición de bienes muebles celebrado por la
Administración Pública, por una dependencia o entidad de la misma en ejercicio de la
función administrativa, que prevé entregas fraccionadas y no determina con precisión la
cantidad exacta de bienes por adquirir, sino solo establece una cantidad mínima y otra
máxima para ejercerse en la adquisición, podrá considerarse contrato administrativo de
suministro si prevé el pago de las entregas parciales, bien sea por cada una de ellas o por las
realizadas en un periodo determinado (semana, quincena, mes). En cambio habrá de tenerse
por contrato administrativo de compraventa, si a pesar de preverse entregas parciales o
fraccionadas no se convienen pagos específicos para cada entrega o periódicos para la
realización en un periodo determinado.
Este contrato se caracteriza por ser administrativo, bilateral, a título oneroso, formal,
conmutativo, principal, de ejecución inmediata o diferida y de tracto sucesivo, típico en
ciertos casos, nominado, de adhesión e intuitu personae en algunos casos.
Artículo 15.- Para efectos fiscales, arrendamiento financiero es el contrato por el cual una
persona se obliga a otorgar a otra el uso o goce temporal de bienes tangibles a plazo
forzoso, obligándose esta última liquidar, en pagos parciales como contraprestación, una
cantidad en dinero determinada o determinable que cubra el valor de adquisición de los
bienes, las cargas financieras y los demás accesorios y a adoptar al vencimiento del
contrato alguna de las opciones terminales que establece la Ley de la materia.
Artículo 3.- Para los efectos de esta Ley, entre las adquisiciones, arrendamientos y
servicios, quedan comprendidos:
Las expropiaciones sólo podrán hacerse por causa de utilidad pública y mediante
indemnización.
La fracción VI, párrafo segundo del mismo artículo establece:
Artículo 833.- El Gobierno Federal podrá expropiar las cosas que pertenezcan a los
particulares y que se consideren como notables y características manifestaciones de
nuestra cultura nacional, de acuerdo con la ley especial correspondiente.
En la Constitución de 1917 se precisó cuáles son las autoridades que deben intervenir en
las diversas fases de la expropiación. En el párrafo segundo de la fracción VI del artículo
27, se indica que corresponde al Poder Legislativo fijar la causa de utilidad pública por la
cual procede la expropiación, al Poder Ejecutivo la declaratoria de que existe causa de
utilidad prevista en la ley, y la de que un bien determinado debe expropiarse para
satisfacer esa utilidad. A este mismo Poder le corresponde ejecutar la expropiación
llevando a cabo la desposesión del particular y la atribución del bien expropiado en favor
del Estado (artículos 3, 7 y 8 de la Ley de Expropiación). El poder Judicial solo
interviene en el procedimiento de indemnización, sólo por lo que atañe al exceso de valor
que haya tenido la propiedad particular por las mejoras que se le hubieran hecho con
posterioridad a la fecha de la asignación del valor fiscal, o cuando se trate de objetos
cuyo valor, no esté fijado en las oficinas rentísticas todo lo cual queda sujeto a juicio
pericial.
Artículo 1o.- La presente ley es de interés público y tiene por objeto establecer las causas
de utilidad pública y regular los procedimientos, modalidades y ejecución de las
expropiaciones.
VI.- Los medios empleados para la defensa nacional o para el mantenimiento de la paz
pública;
X.- Las medidas necesarias para evitar la destrucción de los elementos naturales y los
daños que la propiedad pueda sufrir en perjuicio de la colectividad;
IX. Las medidas necesarias para evitar la destrucción de los elementos naturales y los
daños que la propiedad pueda sufrir en perjuicio de la colectividad;
Existen opiniones que sostienen que la expropiación no puede tener por objeto bienes
muebles, empresas mercantes o negociaciones industriales debido a que el artículo 27
Constitucional se limita a reglamentar solo la propiedad territorial, de tal suerte que al
autorizar la expropiación, la quiso referir a esa clase de propiedad, sin embargo el párrafo
segundo de la fracción VI del mismo artículo, no hace una distinción al respecto,
condición necesaria para considerar autorizada la exclusión de otros bienes distintos de
los muebles.
La de preparación se integra con los estudios que hace el Estado por conducto de las
autoridades competentes para fundar y motivar la expropiación y la necesidad de la obra,
a la cual se van a destinar los bienes expropiados.
La de decisión, se expresa a través de la declaratoria de expropiación que hace el
ejecutivo sin audiencia previa de los afectados ni intervención judicial. El decreto
expropiatorio debe publicarse en el Diario Oficial de la Federación o en el Periódico o
gaceta oficial de los Estados y notificarse personalmente al o los interesados. En caso de
no existir o desconocerse el domicilio del particular afectado, una segunda publicación
por ese medio, hace las veces de notificación personal.
De acuerdo a la ley, los propietarios afectados podrán interponer, dentro de los quince
días hábiles siguientes a la notificación del acuerdo expropiatorio, recurso administrativo
de revocación evitando con ello que se ejecute la expropiación con lo que se abre la etapa
de revisión, y una vez que éste se hubiera resuelto negativamente, o en caso de no
haberse interpuesto, la autoridad administrativa procederá a la ejecución de la
declaratoria.
La de ejecución consiste en una serie de actos materiales que tienen por objeto realizar o
llevar a cabo la expropiación, tales como el que el Estado, entidad o sujeto beneficiado
tome posesión del bien y se le de el destino para el que fue expropiado. En caso de que el
bien no se destine al fin que dio causa a la declaratoria respectiva dentro del término de
cinco años a nivel federal y tres años con el orden estatal, podrá reclamarse por el
afectado la reversión del bien de que se trate, es decir, que vuelva a su propiedad, o dejar
insubsistente el acuerdo sobre ocupación temporal o limitación de dominio.
LA INDEMNIZACION
EPOCA DE PAGO
A diferencia de otros países en los que sus constituciones y leyes establecen que la
indemnización es previa como una garantía para el interesado contra los retardos de la
Administración, en México, el Estado goza de un plazo prudente para hacer efectiva la
indemnización. Aún y cuando en la Ley de Expropiación se establece (artículo 19) que el
importe de la indemnización será cubierto por el Estado cuando la cosa expropiada pase a
su patrimonio, más adelante (artículo 20) se dispone que deberá pagarse dentro del
término de 45 días a partir de la declaratoria de expropiación en moneda nacional, sin
perjuicio de que se convenga su pago en especie. Estas disposiciones, se aplican en lo
conducente, a los casos de ocupación temporal o de limitación al derecho de dominio.
ARTÍCULO 1729. El Ejecutivo del Estado fijará las formas y los plazos en que la
indemnización deberá pagarse. En caso de que el mismo Ejecutivo no obtenga
autorización del Congreso del Estado para cubrir la indemnización en un plazo mayor,
éste no excederá del término que falte al mismo Ejecutivo para cumplir su período
administrativo.
Artículo 9o.- Si los bienes que han originado una declaratoria de expropiación, ocupación
temporal o limitación de dominio no fueren destinados total o parcialmente al fin que dio
causa a la declaratoria respectiva, dentro del término de cinco años, el propietario
afectado podrá solicitar a la autoridad que haya tramitado el expediente, la reversión total
o parcial del bien de que se trate, o la insubsistencia de la ocupación temporal o
limitación de dominio, o el pago de los daños causados.
Dicha autoridad dictará resolución dentro de los cuarenta y cinco días hábiles siguientes a
la presentación de la solicitud. En caso de que se resuelva la reversión total o parcial del
bien, el propietario deberá devolver únicamente la totalidad o la parte correspondiente de
la indemnización que le hubiere sido cubierta.
El derecho que se confiere al propietario en este Artículo, deberá ejercerlo dentro del
plazo de dos años, contado a partir de la fecha en que sea exigible.
Las modalidades que dicta el interés público: Son restricciones que el Estado impone
al ejercicio de los atributos del derecho de propiedad-uso, disfrute y disposición.
En el Código Civil se previene que el propietario de una cosa puede gozar y disponer de
ella con las limitaciones y modalidades que fijen las leyes, entre otras: la prohibición de
alterar o enajenar sin permiso de la autoridad administrativa las cosas que se consideren
notables y características manifestaciones de la cultura nacional, la obligación de cercar
una propiedad en los términos de las leyes o reglamentos, la prohibición de edificar y
plantar cerca de las plazas, fuentes, fortalezas y edificios públicos sin sujetarse a las
condiciones especiales de los reglamentos de la materia, la obligación de no construir
sino en los términos de las leyes y reglamentos sobre la seguridad y salubridad en la
construcción.
No obstante que tanto la expropiación como la modalidad son figuras que afectan la
propiedad privada, entre ambas existen diferencias: la modalidad constituye una medida
de carácter general y abstracto, que viene a integrar y a configurar, no a transformar, el
régimen jurídico de la propiedad general de los bienes en un momento y lugar
determinado. La expropiación por el contrario, constituye una medida de carácter
individual y concreto que concentra sus efectos sobre un bien especial.
La expropiación se traduce en la extinción del derecho de dominio o uso del bien para el
particular afectado, transmitiéndose la propiedad al Estado, entidad, corporación o sujeto
beneficiado. La modalidad supone una restricción al derecho de propiedad, “una
extinción parcial de los derechos del propietario”; se impone un modo o manera de usar,
disfrutar o disponer del derecho de propiedad.
CONFISCACION
Desde el punto de vista jurídico, se define como la pérdida total del patrimonio del
culpable como sanción al delito cometido. Lo típico de la confiscación es que el penado
pierde la totalidad de sus bienes en razón del delito cometido.
Artículo 22. Quedan prohibidas las penas de muerte, de mutilación, de infamia, la marca,
los azotes, los palos, el tormento de cualquier especie, la multa excesiva, la confiscación
de bienes y cualesquiera otras penas inusitadas y trascendentales. Toda pena deberá ser
proporcional al delito que sancione y al bien jurídico afectado.
Será procedente sobre bienes de carácter patrimonial cuya legítima procedencia no pueda
acreditarse y se encuentren relacionados con las investigaciones derivadas de hechos de
corrupción, encubrimiento, delitos cometidos por servidores públicos, delincuencia
organizada, robo de vehículos, recursos de procedencia ilícita, delitos contra la salud,
secuestro, extorsión, trata de personas y delitos en materia de hidrocarburos, petrolíferos
y petroquímicos.
A toda persona que se considere afectada, se le deberá garantizar el acceso a los medios
de defensa adecuados para demostrar la procedencia legítima del bien sujeto al
procedimiento.
DECOMISO
El decomiso, consiste en la pérdida parcial de los bienes de una persona, por razones de
interés público contenidas en la legislación, es decir, aparece como una sanción en el
derecho penal, y en el régimen de policía en materia de seguridad y salubridad. El Estado
puede destruir los objetos decomisados o asignarlos a un servicio público o rematarlos a
los particulares.
El decomiso en materia penal, se define como una sanción impuesta por un juez
declarando la pérdida de la propiedad o posesión de los objetos con los cuales se ha
cometido un delito o son objeto del mismo. Generalmente, esos objetos, se transfiere su
propiedad al Estado y en los casos de objetos de uso ilícito o prohibido se ordena su
destrucción. En ningún caso el Estado paga indemnización, ni contraprestación ya que se
trata de una sanción.
En la legislación administrativa, el decomiso aparece como una sanción o pena que priva
a una persona de bienes muebles, sin indemnización, por la infracción de una ley
administrativa o en los casos indicados del Código Penal, en que una autoridad judicial
como medida de seguridad se incauta de los instrumentos y efectos del delito. Como
sanción debe estar expresamente consignada en la ley, y su aplicación por la autoridad
administrativa debe hacerse observando las garantías de legalidad y audiencia.
La Ley Federal del Procedimiento Administrativo no establece propiamente el decomiso
dentro de las infracciones y sanciones administrativas, aunque no excluye la posibilidad
que otras leyes y reglamentos lo prevean (artículo 70 fracción VI). Las leyes
administrativas que establecen el decomiso son la Ley General de Salud, la Ley de Pesca,
la Ley Forestal, Ley Federal de Caza, Ley de Aguas Nacionales, Ley Aduanera, Ley
General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, en ésta, se considera el
decomiso como medida de seguridad.
NACIONALIZACION
Normalmente detrás de la nacionalización, habrá siempre una figura que la haga realidad,
sea esa figura la expropiación, la compra venta de acciones o la reforma legislativa como
sucedió en los casos anteriores.
ESQUILMOS
REQUISICION
Artículo 16.
En tiempo de paz ningún miembro del Ejército podrá alojarse en casa particular contra la
voluntad del dueño, ni imponer prestación alguna. En tiempo de guerra los militares
podrán exigir alojamiento, bagajes, alimentos y otras prestaciones, en los términos que
establezca la ley marcial correspondiente.
La idea del Constituyente de regular la requisición sintetiza la finalidad que las normas
jurídicas en este punto han tenido desde hace siglos: limitar la acción de los ejércitos a
efecto de preservar a la población civil de posibles saqueos, de los cuales muchas veces
fueron víctimas en el pasado.
Artículo 183.- En los casos que se refieren los artículos anteriores, el Ejecutivo Federal
podrá declarar, mediante decreto, la región o regiones amenazadas que quedan sujetas,
durante el tiempo necesario, a la acción extraordinaria en materia de salubridad general.
Cuando hubieren desaparecido las causas que hayan originado la declaración de quedar
sujeta una región a la acción extraordinaria en materia de salubridad general, el Ejecutivo
Federal expedirá un decreto que declare terminada dicha acción.
Artículo 184.- La acción extraordinaria en materia de salubridad general será ejercida por
la Secretaría de Salud, la que deberá integrar y mantener permanentemente capacitadas y
actualizadas brigadas especiales que actuarán bajo su dirección y responsabilidad y
tendrán las atribuciones siguientes:
II. Dictar medidas sanitarias relacionadas con reuniones de personas, entrada y salida de
ellas en las poblaciones y con los regímenes higiénicos especiales que deban implantarse,
según el caso;
III. Regular el tránsito terrestre, marítimo y aéreo, así como disponer libremente de todos
los medios de transporte de propiedad del estado y de servicio público, cualquiera que sea
el régimen legal a que estén sujetos éstos últimos:
IV. Utilizar libre y prioritariamente los servicios telefónicos, telegráficos y de correos, así
como las transmisiones de radio y televisión, y
Artículo 112.- En caso de guerra internacional, de grave alteración del orden público o
cuando se tema algún peligro inminente para la paz interior del país o para la economía
nacional, el Gobierno tendrá derecho de hacer la requisición, en caso de que a su juicio lo
exija la seguridad, defensa, economía o tranquilidad del país, de las vías generales de
comunicación, de los medios de transporte, de sus servicios auxiliares, accesorios y
dependencias, bienes muebles e inmuebles y de disponer de todo ello, como lo juzgue
conveniente. El Gobierno podrá igualmente utilizar el personal que estuviere al servicio
de la vía de que se trate cuando lo considere necesario. En este caso, la Nación
indemnizará a los interesados, pagando los daños por su valor real, y los perjuicios con el
cincuenta por ciento de descuento. Si no hubiere avenimiento sobre el monto de la
indemnización, los daños se fijarán por peritos nombrados por ambas partes y los
perjuicios, tomando como base el promedio del ingreso neto en los años anterior y
posterior a la incautación. Los gastos del procedimiento pericial serán por cuenta de la
Nación.
Artículo 113.- En los casos previstos en el artículo anterior, el Gobierno Federal podrá
dictar todas las medidas que estime necesarias para el éxito de las operaciones militares
y, además, las siguientes:
I.- Poner fuera de servicio, en toda o en parte de su extensión las vías generales de
comunicación;
Artículo 5o. A ninguna persona podrá impedirse que se dedique a la profesión, industria,
comercio o trabajo que le acomode, siendo lícitos. El ejercicio de esta libertad sólo podrá
vedarse por determinación judicial, cuando se ataquen los derechos de tercero, o por
resolución gubernativa, dictada en los términos que marque la ley, cuando se ofendan los
derechos de la sociedad. Nadie puede ser privado del producto de su trabajo, sino por
resolución judicial.
La ley determinará en cada entidad federativa, cuáles son las profesiones que necesitan
título para su ejercicio, las condiciones que deban llenarse para obtenerlo y las
autoridades que han de expedirlo.
Nadie podrá ser obligado a prestar trabajos personales sin la justa retribución y sin su
pleno consentimiento, salvo el trabajo impuesto como pena por la autoridad judicial, el
cual se ajustará a lo dispuesto en las fracciones I y II del artículo 123.
En cuanto a los servicios públicos, sólo podrán ser obligatorios, en los términos que
establezcan las leyes respectivas, el de las armas y los jurados, así como el desempeño de
los cargos concejiles y los de elección popular, directa o indirecta. Las funciones
electorales y censales tendrán carácter obligatorio y gratuito, pero serán retribuidas
aquéllas que se realicen profesionalmente en los términos de esta Constitución y las leyes
correspondientes. Los servicios profesionales de índole social serán obligatorios y
retribuidos en los términos de la ley y con las excepciones que ésta señale.
El Estado no puede permitir que se lleve a efecto ningún contrato, pacto o convenio que
tenga por objeto el menoscabo, la pérdida o el irrevocable sacrificio de la libertad de la
persona por cualquier causa.
El contrato de trabajo sólo obligará a prestar el servicio convenido por el tiempo que fije
la ley, sin poder exceder de un año en perjuicio del trabajador, y no podrá extenderse, en
ningún caso, a la renuncia, pérdida o menoscabo de cualquiera de los derechos políticos o
civiles.
La falta de cumplimiento de dicho contrato, por lo que respecta al trabajador, sólo
obligará a éste a la correspondiente responsabilidad civil, sin que en ningún caso pueda
hacerse coacción sobre su persona.
DERECHOS PUBLICOS
Los derechos públicos subjetivos de los particulares sólo son posibles cuando el Estado
ejercita funciones administrativas, cuando es titular de intereses y de fines propios que
deben ser realizados por éste dentro de ciertos límites y con la observancia de las
obligaciones establecidas por las normas jurídicas en garantía de los intereses de los
particulares. Mientras las normas que los reconozcan queden en vigencia, los derechos de
los particulares son perfectamente garantizados y protegidos en la misma forma que los
derechos de los particulares puedan tener entre si.
Los derechos del hombre son todos aquellos que en esta calidad necesita para llenar las
condiciones de su desarrollo físico, moral, doméstico y social, y que le son tan inherentes,
que atacarlos, es atacar la conservación física o moral del hombre en el terreno
doméstico, social o político siendo ellos la base sobre la que reposan las instituciones y el
objeto de la inspección y tutela de éstas, demandan ellas mismas una protección eficaz de
parte de todos los funcionarios, incluso los legisladores que no podrán dictar leyes que
los violen.
Dentro de esos derechos se encuentran los de libertad. Los derechos del hombre
constituyen la esfera de libertad que se encuentra jurídicamente protegida por la
obligación que el Estado se impone de abstenerse a ejecutar cualquier acto que lo
obstruya. Frente a esos derechos el Estado, y consecuentemente la Administración,
quedan reducidos a una actividad limitada, la de mantener el orden para evitar que el
derecho de uno entre en fricción con el derecho de los otros.
La libertad por sí sola no constituye un derecho; para que éste exista es necesario que el
individuo tenga el poder de exigir su respeto de allí que, el contenido de los derechos de
libertad es fundamentalmente negativo pues se traduce en la posibilidad de exigir una
abstención.
Los derechos sociales implican una acción positiva, ya que en virtud de ellos se reciben
del Estado prestaciones o beneficios, creados a favor de clases sociales que se encuentran
en condiciones desfavorables en la lucha económica, y que protegen y dan seguridad al
individuo en sus relaciones de trabajo y en su situación económica, física, intelectual y
moral.
Los derechos de los particulares pueden verse afectados por actos lícitos o ilícitos del
Estado. La construcción jurídica del derecho de los particulares a la reparación de los
daños ocasionados por el Estado, ha sido lenta y no exenta de polémica aún ahora que se
ha elevado al rango constitucional.
El Estado puede causar daños y perjuicios a los particulares al realizar las actividades que
requiere el ejercicio de sus funciones. Cuando el Estado dicta un auto ilegal, existe la
posibilidad de que el gobernado afectado lo impugne, en algunos casos en sede
administrativa, vía recurso administrativo, o en otros en sede jurisdiccional, vía
contenciosa o administrativo, ante los tribunales administrativos o judiciales, según
corresponda.
Dentro de los derechos públicos subjetivos en razón de su contenido, esto es, tomando en
cuenta lo que por medio de ellos puede ser exigido, uno de los derechos de orden
administrativo de que gozan los particulares, es el poder de exigir a la Administración
que se sujete en su funcionamiento a las normas legales preestablecidas; que los actos que
realice se verifiquen por los órganos competentes, de acuerdo a las formalidades legales,
por los motivos que fijen las leyes, con el contenido que éstos señalen y persiguiendo el
fin que las mismas indiquen. Se puede decir, que el derecho a la legalidad se descompone
en una serie de derechos, como son el derecho a la competencia, a la forma, al motivo, al
objeto y el derecho al fin prescrito por la ley.
OBLIGACIONES PUBLICAS
I. Por razón de su origen, las obligaciones públicas se dividen en dos grupos: las
impuestas directamente por la ley y las que deriven de un acto jurídico especial.
Es de aclararse por lo que se refiere a estas últimas, que no por circunstancia,
dejan de estar fundadas en una disposición legal pues de acuerdo con el principio
de legalidad, ninguna obligación puede imponerse a un particular si ella no está
autorizada por una norma legal.
En nuestro medio, es frecuente la creación de obligaciones por consentimiento del
particular y no son raros los casos en los que éste asume mayores obligaciones
que las que la ley previene. Así por ejemplo, que para facilitar la obtención de un
beneficio que la ley prescribe sobre todo cuando su otorgamiento es discrecional,
el particular asume mayores obligaciones que las que la ley previene (la solicitud
de una licencia para la ocupación de un lugar determinado en la vía pública,
comprometiéndose el particular para facilitar su otorgamiento, a hacer una
construcción que tiene determinadas condiciones estéticas que la ley no impone).
En estos casos no puede afirmarse que tales obligaciones produzcan efectos de
derecho público pues no existe una ley que las establezca.
II. Por razón de su contenido, las obligaciones públicas se distinguen en obligaciones
personales (servicio militar) y obligaciones reales (modalidades a la propiedad
privada): positivas (pago de impuestos) o negativas (abstención de actos que
eviten o tiendan a evitar la libre concurrencia y todas las restricciones en materia
de policía).
III. Igualmente las obligaciones son susceptibles de dividirse siguiendo el mismo
criterio empleado para la clasificación de los derechos públicos subjetivos:
A) Las obligaciones que afectan a las libertades individuales. Son principalmente
restricciones que las limitan para coordinarlas entre sí y hacer posible la vida
en sociedad. Son fundamentalmente las impuestas por la legislación de
policía.
POLICIA
El vocablo policía es un término multívoco, utilizado para designar diversos
aspectos de vigilancia, control y coacción del ejercicio del poder público.
El término policía puede aplicarse a una persona, a un órgano y a una
actividad. En esta última acepción se considera como una actividad del Estado
para preservar el orden público y otros valores, independientemente de los
órganos y personas que la ejercen. Limitada exclusivamente a aquellas
situaciones que pusieran en peligro el buen orden de la mente a aquellas
situaciones que pusieran en peligro el buen orden de la comunidad, la de
policía se entendería como una actividad coercitiva cuyo objetivo es evitar los
desórdenes que afectan el orden público.
La mayor parte de los tratadistas de derecho administrativo coincide en lo
esencial en cuanto al concepto de policía en lo que se refiere a control e
imposición de limitaciones y restricciones a los derechos individuales, y sólo
difieren en su identificación como poder (poder de policía) o actividad
(policía administrativa) y en el alcance de su contenido.
PODER DE POLICIA Y POLICIA ADMINISTRATIVA
Cuando se habla de poder de policía, se hace referencia a la potestad del
Estado para legislar, reglamentando los derechos individuales y las libertades
con el objeto de lograr el bienestar de la colectividad. Escola define a la
policía legislativa como aquella actividad de índole normativa que tiende a
reglamentar las libertades y los derechos individuales, a fin compatibilizarlos
entre sí, y con los que correspondan a la colectividad como tal, constituyendo
un orden jurídico especial, resultante de la sanción de leyes formales por
medio del órgano o Poder Legislativo.
La policía administrativa se refiere a la actuación del estado, exclusivamente
al ejercicio expreso de la función administrativa, que procura salvaguardar el
orden público mediante la imposición de restricciones a los individuos. Así a
la actividad de policía de la administración pública o policía administrativa se
le define como “el conjunto de medidas coercitivas utilizables por la
administración, a fin de que los particulares ajusten sus actividades a una
finalidad o exigencia de interés público, o más concretamente, como la
actividad de la administración pública que ésta despliega en ejercicio de sus
propias potestades, para garantizar el mantenimiento del orden público, del
interés público, limitando o restringiendo las libertades y los derechos
individuales, mediante el ejercicio, en su caso, de la coacción sobre los
administrados.”
En ese orden de ideas, el poder de policía es una potestad legislativa del
Estado (creación normativa), y la policía administrativa es una actividad de la
función administrativa (ejecución de la norma), es la realización de hechos,
actos y procedimientos que la Administración Pública emplea para mantener
el orden público, pero subordinada a la ley.
Se dice que en nuestro sistema jurídico, la norma constitucional sólo aplica el
concepto a que se ha hecho referencia a los reglamentos de policía según los
artículos 16, 21, 73, 115 fracción II y 122.
Por lo que se refiere a la expresión “reglamentos de policía” a la que aluden
los primeros preceptos citados, debe entenderse como sinónimo de ley. Lo
anterior porque de aceptarse su significado literal, la actividad de policía
administrativa quedaría reducida a los reglamentos administrativos y
excluyendo a otros ordenamientos jurídicos diferentes y con ello, carecería de
fundamento constitucional aquella que se estableciera en las leyes emanadas
del Congreso de la Unión.
Ahora bien, con base al principio jurídico de reserva de la ley, la restricción de
los derechos de los gobernados sólo puede realizarse mediante una ley en
sentido formal y material. Siendo la policía administrativa un control que
limita la esfera jurídica de los administrados, debe establecerse de manera
necesaria en una ley por lo tanto, la expresión Reglamento a que hace
referencia el artículo 16 Constitucional debe entenderse en sentido formal o
regla de derecho. De esa manera las bases legales de esta actividad se
encuentran en diferentes leyes administrativas que facultan la intervención de
la autoridad administrativa.
FINES DE LA POLICIA ADMINISTRATIVA
Originalmente el fin de la policía administrativa era preservar el orden público
que comprende la seguridad, la salubridad y la tranquilidad públicas. Serra
Rojas explica que el orden público se resume en:
a) El orden público que se refiere al orden de la ciudad o del campo, evitando
perturbaciones que alteren la vida cotidiana de sus habitantes.
b) La seguridad pública que comprende la prevención de toda clase de
riesgos, calamidades desde los acontecimientos naturales como
terremotos, hasta los hechos del hombre
c) La salubridad pública es la prevención de cualquier mal que perjudique la
salud del ser humano, impidiendo epidemias, combatiendo males sociales
y estimulando la realización de obras que eviten las enfermedades, como
las obras de saneamiento, las de introducción de agua potable.
d) La tranquilidad pública, para eliminar ciertos hechos que son
perturbadores del orden que pueden provocar desgracias o calamidades
públicas.
Es necesario recordar que los derechos del individuo pueden ser ejercidos
mientras no exista una norma que los prohíba, por ello, el Estado en atención a
su poder de policía, emite las normas que regulan su ejercicio. Lo anterior se
hace a través del Poder Legislativo el cual conforme a las atribuciones que le
otorga la propia Constitución emitirá las leyes donde se establezcan las
prohibiciones: absoluta, en cuyo caso no habrá posibilidad de actuar
lícitamente, y relativa, que puede ser salvada a través de la obtención de una
licencia, permiso o autorización. Su otorgamiento puede ser establecido con
carácter discrecional o vinculatorio, dependiendo del texto legal, ya que si en
el se dispone que la autoridad deberá otorgar u otorgará ese permiso cuando el
particular reúna determinados requisitos, no podrá negarlo si éstos cumplen,
en caso contrario, si la disposición legal prescribe que la autoridad podrá
otorgarlo, significa que esta puede determinar discrecionalmente si lo otorga o
no. Esas mismas leyes establecerán la posibilidad de transmitir los derechos
generados por el acto dependiendo del tipo de requisitos que la propia ley
exige para su otorgamiento, pues si se trata de aquellos de características
personalísimas o intuitu personae (licencia de automovilista) sólo puede surtir
efectos a favor del beneficiario.
Las órdenes de policía pueden ser generales cuando se emiten para un número
indeterminado de personas, sin identificarlas en forma individual, y a las
cuales se refieren por ciertas cualidades que revisten como son: usuarios,
comerciantes, automovilistas, contribuyentes. O bien, particulares que se
dirigen a una o varias personas plenamente individualizadas. Como actos
administrativos gozan de la presunción de legitimación o validez y por lo
mismo tienen las características de ejecutividad y ejecutoriedad. Deben
cumplirse aún en contra de la voluntad de los destinatarios y la autoridad
administrativa, por si y ante sí está facultada para hacer reales los efectos que
produzcan, sin necesidad de recurrir a otra autoridad. Lo anterior, sin perjuicio
de que los afectados puedan impugnarlas a través de los recursos
administrativos o acciones jurisdiccionales en caso de que las consideren
ilegales.
La coacción policial constituye un medio de tipo material, a través del cual la
Administración Pública reprime las conductas violatorias de los particulares a
las normas de policía, o de manera forzosa ejecuta su acto administrativo
(orden de policía), que no es cumplido voluntariamente por el particular.
III. No aparezca suscrito por quien deba hacerlo, a menos que se firme
antes del vencimiento del plazo para interponerlo.
Por improcedencia del recurso administrativo se debe entender la imposibilidad jurídica, por
cuestiones de hecho o de derecho, que tiene el órgano administrativo para resolver de fondo la
cuestión planteada por el recurrente. Se traduce en la improcedencia de la acción intentada por el
particular, para que la autoridad, en ejercicio de sus facultades, analice la legalidad del acto
materia de dicho medio impugnativo.
I. Contra actos que sean materia de otro recurso y que se encuentre pendiente de resolución,
promovido por el mismo recurrente y por el propio acto impugnado;
II. Contra actos que no afecten los intereses jurídicos del promovente;
V. Cuando se esté tramitando ante los tribunales algún recurso o defensa legal interpuesto por el
promovente, que pueda tener por efecto modificar, revocar o nulificar el acto respectivo.
La interposición del recurso con los requisitos y formalidades que la ley establece,
condiciona el nacimiento de la competencia de la autoridad que ha de conocer el recurso: que
pueden ser la misma que dictó el acto, la jerárquica superior, o un órgano especial distinto de
las anteriores. Esas autoridades tienen facultades para decretar simplemente la anulación o
reforma del acto impugnado, reconociendo el derecho del recurrente, sujetándose al examen
de los agravios aducidos, o la de examinar no solamente la legalidad sino también la
oportunidad del acto impugnado cuando la revisora es la autoridad jerárquica superior a la
que ha realizado el acto.
Artículo 87.- La interposición del recurso suspenderá la ejecución del acto impugnado,
siempre y cuando:
IV. No se ocasionen daños o perjuicios a terceros, a menos que se garanticen éstos para el
caso de no obtener resolución favorable; y
III. Que sean de difícil reparación los daños y perjuicios que se le causen al agraviado con la
ejecución del acto.
La suspensión tendrá por efecto mantener las cosas en el estado en que se encuentren, hasta
en tanto no se pronuncie resolución; podrá ser solicitada en cualquier tiempo ante la
autoridad ejecutora, siempre que la resolución no haya sido cumplimentada. Se acompañará
copia del escrito con el que se hubiere iniciado el recurso administrativo. Dicha autoridad
ejecutora suspenderá provisionalmente la ejecución del acto impugnado, pero para que tal
medida suspensional surta efectos, se concederá al recurrente un plazo de diez días, para el
otorgamiento de la caución que garantice los daños y perjuicios que pudieran ocasionarse.
Constituida ésta se suspenderá de plano el acto impugnado, hasta que se le comunique la
resolución definitiva.
III. Que sean de difícil reparación los daños y perjuicios que se le causen al agraviado
con la ejecución del acto.
Otra característica de la suspensión del acto reclamado es que sólo producirá efectos durante
la tramitación del recurso, pues si la resolución final es desestimatoria, la autoridad estará en
aptitud de proceder a la ejecución en forma inmediata a menos claro está que el particular
acceda a la vía jurisdiccional y en ella se otorgue este mismo beneficio.
Una vez admitido a trámite el recurso, éste puede ser sobreseído por la autoridad encargada de su
resolución. El sobreseimiento es un acto de carácter procedimental que da por terminado el
procedimiento administrativo de impugnación sin resolver el fondo de la cuestión planteada ya
que hay causas que impiden a la autoridad administrativa resolver el fondo de la cuestión
planteada, por presentarse causas que impiden a la autoridad administrativa resolver la cuestión
que se la ha planteado. Los efectos del sobreseimiento son dar por concluido el recurso
administrativo y dejar las cosas tal y como se encontraban antes de la interposición de tal medio
de defensa.
1) Cuando el promovente se desiste expresamente del recurso (Fracción I). En este caso, el
recurrente manifiesta su decisión de renunciar a la instancia que ha intentado. Implica que
ha dejado de tener interés jurídico en su pretensión de su escrito que contiene el recurso,
por ello la renuncia debe ser en forma expresa, sin que la autoridad pueda deducirla a
través de presunciones.
2) Cuando el agraviado fallezca durante el procedimiento, si el acto respectivo solo afecta a
su persona. (Fracción II).
3) Cuando durante el procedimiento sobrevenga alguna de las causas de improcedencia a
que se refiere el artículo anterior. Se reproduce el artículo 89 de la LFPA:
I. Contra actos que sean materia de otro recurso y que se encuentre pendiente de
resolución, promovido por el mismo recurrente y por el propio acto impugnado;
II. Contra actos que no afecten los intereses jurídicos del promovente;
V. Cuando se esté tramitando ante los tribunales algún recurso o defensa legal interpuesto
por el promovente, que pueda tener por efecto modificar, revocar o nulificar el acto
respectivo.
4) Hayan cesado los efectos del acto respectivo (Fracción IV). La cesación de efectos del
acto administrativo se produce cuando éste se ha extinguido de acuerdo con los casos
contemplados en el artículo 11 de la Ley Federal de Procedimiento Administrativo que
señala:
Artículo 11.- El acto administrativo de carácter individual se extingue de pleno derecho,
por las siguientes causas:
I. Cumplimiento de su finalidad;
III. Cuando la formación del acto administrativo esté sujeto a una condición o término
suspensivo y éste no se realiza dentro del plazo señalado en el propio acto;
IV. Acaecimiento de una condición resolutoria;
V. Renuncia del interesado, cuando el acto hubiere sido dictado en exclusivo beneficio de
éste y no sea en perjuicio del interés público; y
VI. Por revocación, cuando así lo exija el interés público, de acuerdo con la ley de la
materia.
5) Por falta de objeto o materia del acto respectivo (Fracción V). Esta causal es similar a la
anterior en cuanto que en ambos casos aparecen la cesación de efectos del acto, aunque lo
previsto en esta última fracción es más restringido, en tanto que para su operancia
requiere que deje de existir el objeto o materia del acto recurrido.
Se entiende por objeto, el contenido de la relación jurídica creada por el acto, es aquello
sobre lo que incide la declaración administrativa. Está constituido por los derechos y
obligaciones que el mismo establece y las personas o cosas sobre las que aquellos recaen.
El objeto puede ser por ello, una cosa (que se expropia), una actividad (concesionar un
servicio público), un status o calidad (nombramiento de un servidor público). El objeto
debe ser lícito, posible y determinado o determinable, o sea, que el contenido a que se
refiere el acto sea real y pueda ser materia de la actuación de la administración de
acuerdo a la ley, que sea posible su realización y expresarse de manera clara y precisa a
fin de que el gobernado a quien se dirige el acto esté en aptitud de conocer plenamente su
contenido.
El objeto o materia del acto dejarían de existir cuando se produzca su terminación,
cuando se agote, como sucede con una licencia de construcción, que al haberse realizado
ésta, el acto cumplió y se agotó su objeto; en una concesión para explotar un bien que se
extingue.
III. Declarar la inexistencia, nulidad o anulabilidad del acto impugnado o revocarlo total o
parcialmente; y
IV. Modificar u ordenar la modificación del acto impugnado o dictar u ordenar expedir uno
nuevo que lo sustituya, cuando el recurso interpuesto sea total o parcialmente resuelto a favor del
recurrente.
De acuerdo con el precepto anterior la resolución dictada en el recurso podrá:
La autoridad, en beneficio del recurrente, podrá corregir los errores que advierta en la
cita de los preceptos que se consideren violados y examinar en su conjunto los
agravios, así como los demás razonamientos del recurrente, a fin de resolver la
cuestión efectivamente planteada, pero sin cambiar los hechos expuestos en el
recurso.
Igualmente, deberá dejar sin efectos legales los actos administrativos cuando advierta
una ilegalidad manifiesta y los agravios sean insuficientes, pero deberá fundar
cuidadosamente los motivos por los que consideró ilegal el acto y precisar el alcance
en la resolución.
La resolución del recurso administrativo debe cumplir con los requisitos de la debida
motivación y fundamentación en los términos del artículo 16 de la Constitución
General de la República. Debe contener las razones por las cuales se llegó a resolver
en un determinado sentido y citarse los fundamentos de derecho que sirvieron de base
para dictarla.
Se reproduce la siguiente tesis aislada:
Registro Digital: 213778
Localización: 8a. Época, T.C.C., S.J.F., Tomo XIII, Enero de 1994, p. 243, [A],
Común.
Número de tesis: IV.3o.92 K
Rubro (Título/Subtítulo): FUNDAMENTACION Y MOTIVACION. ACTOS DE
AUTORIDADES.
Texto: No es suficiente para estimar acreditada una acción o excepción la simple
referencia o relación de las probanzas existentes en el juicio, sino que es necesario e
indispensable que se analice ampliamente cada uno de los elementos para determinar
qué parte de ellos le beneficia o perjudica al oferente o a la contraparte, a fin de que el
particular, con pleno conocimiento de los fundamentos de hecho y de derecho de la
resolución reclamada, esté en aptitud de defenderse si estima que se le afectan sus
derechos, pues de otra forma desconocería cuáles fueron los actos en concreto que
pesaron en su contra; es decir, que para que un acto de autoridad se considere
debidamente fundado y motivado, debe contener la expresión, con precisión del
precepto o preceptos legales aplicables y el señalamiento, también con precisión, de
las circunstancias especiales, razones particulares o causas inmediatas que se hayan
tenido en consideración para la emisión del acto, requiriéndose además la debida
adecuación entre los motivos argumentados y las normas aplicables para que se
estime configurada la hipótesis indicada.
Artículo 83.- Los interesados afectados por los actos y resoluciones de las
autoridades administrativas que pongan fin al procedimiento administrativo, a una
instancia o resuelvan un expediente, podrán interponer el recurso de revisión o,
cuando proceda, intentar la vía jurisdiccional que corresponda.
Artículo 85.- El plazo para interponer el recurso de revisión será de quince días
contado a partir del día siguiente a aquél en que hubiere surtido efectos la notificación
de la resolución que se recurra.
Artículo 86.- El escrito de interposición del recurso de revisión deberá presentarse ante la
autoridad que emitió el acto impugnado y será resuelto por el superior jerárquico, salvo
que el acto impugnado provenga del titular de una dependencia, en cuyo caso será
resuelto por el mismo. Dicho escrito deberá expresar:
II. El nombre del recurrente, y del tercero perjudicado si lo hubiere, así como el lugar que
señale para efectos de notificaciones;
III. El acto que se recurre y fecha en que se le notificó o tuvo conocimiento del mismo;
VI. Las pruebas que ofrezca, que tengan relación inmediata y directa con la resolución o
acto impugnado debiendo acompañar las documentales con que cuente, incluidas las que
acrediten su personalidad cuando actúen en nombre de otro o de personas morales.
Artículo 116.- Contra los actos administrativos dictados en materia fiscal federal, se
podrá interponer el recurso de revocación.
I.- Las resoluciones definitivas dictadas por autoridades fiscales federales que:
a) Exijan el pago de créditos fiscales, cuando se alegue que éstos se han extinguido o
que su monto real es inferior al exigido, siempre que el cobro en exceso sea
imputable a la autoridad ejecutora o se refiera a recargos, gastos de ejecución o a la
indemnización a que se refiere el artículo 21 de este Código.
c) Afecten el interés jurídico de terceros, en los casos a que se refiere el artículo 128 de
este Código.
d) (Se deroga).
Artículo 120.- La interposición del recurso de revocación será optativa para el interesado
antes de acudir al Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa.
Artículo 121. El recurso deberá presentarse a través del buzón tributario, dentro de los
treinta días siguientes a aquél en que haya surtido efectos su notificación, excepto lo
dispuesto en el artículo 127 de este Código, en que el escrito del recurso deberá
presentarse dentro del plazo que en el mismo se señala.
Artículo 122.- El escrito de interposición del recurso deberá satisfacer los requisitos del
artículo 18 de este Código y señalar además:
Cuando las pruebas documentales no obren en poder del recurrente, si éste no hubiere
podido obtenerlas a pesar de tratarse de documentos que legalmente se encuentren a su
disposición, deberá señalar el archivo o lugar en que se encuentren para que la autoridad
fiscal requiera su remisión cuando ésta sea legalmente posible. Para este efecto deberá
identificar con toda precisión los documentos y, tratándose de los que pueda tener a su
disposición bastará con que acompañe la copia sellada de la solicitud de los mismos. Se
entiende que el recurrente tiene a su disposición los documentos, cuando legalmente
pueda obtener copia autorizada de los originales o de las constancias de éstos.
La autoridad fiscal, a petición del recurrente, recabará las pruebas que obren en el
expediente en que se haya originado el acto impugnado, siempre que el interesado no
hubiere tenido oportunidad de obtenerlas.
ARTICULO 1638. En los casos en que este Código no haya establecido recurso alguno
para impugnar las resoluciones administrativas, éstas podrán combatirse, en su caso, a
través de los recursos de revisión y revocación, cuyos límites y modalidades se
especifican en los artículos siguientes.
ARTICULO 1639. El Gobernador del Estado estará facultado para revocar sus propias
resoluciones o las dictadas por anteriores titulares del Ejecutivo, cuando aparezca que
dichas resoluciones fueron dictadas con notoria violación de las disposiciones legales que
debieron regular su actuación, y siempre que con las mismas resoluciones se haya -
afectado gravemente el orden y la seguridad públicos o los intereses generales del Estado.
Artículo 230. Contra los actos administrativos dictados en materia fiscal estatal, se podrá
interponer el recurso de revocación.
Artículo 232. Salvo los casos en que se señale expresamente lo contrario, la interposición
del recurso de revocación será optativa para el interesado antes de acudir ante los
tribunales competentes en materia administrativa. Deberá intentar la misma vía elegida si
pretende impugnar un acto administrativo que sea antecedente o consecuente de otro; en
el caso de resoluciones dictadas en cumplimiento de las emitidas en recursos
administrativos, el contribuyente podrá impugnar dicho acto, por una sola vez, a través de
la misma vía.
Artículo 233. El escrito de interposición del recurso deberá presentarse ante la autoridad
competente para resolverlo, o ante la que emitió o ejecutó el acto impugnado, también
podrá presentarse por correo certificado con acuse de recibo, o en su caso, a través del
buzón fiscal dentro de los treinta días siguientes a aquel en que haya surtido efectos su
notificación excepto lo dispuesto en los artículos 206, 238 y 239 de este Código, en que
el escrito del recurso deberá presentarse dentro del plazo que en los mismos se señala.
Si el particular afectado por un acto o resolución administrativa fallece durante el plazo a
que se refiere este artículo, dicho plazo se suspenderá desde la fecha del fallecimiento, y
hasta la fecha en que sea nombrado el representante de la sucesión, sin que el plazo que
transcurra entre los eventos señalados pueda ser mayor de un año.
Artículo 234. El escrito de interposición del recurso deberá satisfacer los requisitos del
artículo 51 de este Código y señalar además:
Los documentos a que se refieren las fracciones anteriores, podrán presentarse en fotocopia
simple, siempre que obren en poder del recurrente los originales. En caso que habiendo
sido presentados en esta forma, la autoridad podrá requerir al contribuyente la presentación
del original o copia certificada.
Cuando las pruebas documentales no obren en poder del recurrente, si este no hubiere
podido obtenerlas a pesar de tratarse de documentos que legalmente se encuentren a su
disposición, deberá señalar el archivo o lugar en que se encuentren para que la autoridad
fiscal requiera su remisión cuando esta sea legalmente posible. Para este efecto deberá
identificar con toda precisión los documentos y, bastará con que acompañe la copia sellada
de la solicitud de los mismos. Se entiende que el recurrente tiene a su disposición los
documentos, cuando legalmente pueda obtener copia autorizada de los originales o de las
constancias de éstos.
Siempre podrá ofrecerse como prueba el expediente administrativo del que emane la
resolución impugnada.
ARTÍCULO 198. Los actos que dicten las autoridades municipales, pueden
impugnarse mediante los recursos de revisión y reconsideración.
Derecho Administrativo
Segunda Parte
Derecho Administrativo
Gabino Fraga
Editorial Porrúa
Editorial Oxford