LITERATURA COLOMBIANA

Karina Ruiz Gamboa

Tutor
Bernardita Montiel Lugo

Corporación Universitaria del Caribe CECAR

Licenciatura en educación básica con énfasis en lengua castellana e ingles
Montería 7 de Septiembre de 2019
VIII Semestre
 ANALISIS
Espuma y nada más

Hernando Téllez escritor y periodista colombiano; entre los años 1943 y 1944 fue
cónsul de Colombia en Marsella y senador de la República, pero destacó sobre todo
por ser uno de los escritores más completos de su época.

Fue un observador sensible de la vida cotidiana, un agudo crítico de la vida social y

política del país. Fue traductor, comentarista, cuentista, ensayista y crítico literario.

Un narrador de cuentos conciso y diáfano, en los que bajo cada historia,

aparentemente trivial, se encierran siempre las causas de los grandes conflictos
sociales. Fue uno de los primeros autores al escribir sobre la violencia en Colombia.

Espuma y Nada Mas surge en el 1997, la cual proviene de las cenizas para el viento y
otras historias (1950). Escrito por lo más profundo de la primera “violencia
Colombiana”, que ocurre entre 1946-1966.

La lucha comienza cuando se asesina el liberal mayor, Jorge Eliecer Gaitán en el 1948.

Gracias a esto se extienden a las zonas rurales y tienen un estimado de 200,000

personas asesinadas.

La relación entre la época y Espuma y nada más, es que demuestra la lucha entre los
partidos políticos, liberales, y conservadores; la crueldad y violencia hacia los
individuos de Colombia que a base de los aspectos sobresalientes de la época, surge
entre 1946-1966.

El barbero siendo el personaje principal, tenía que batallar con una decisión irresoluta,
en donde solo tenía que decidir si mancharse las manos solo de espuma porque no
quería asesinar al capitán o ser revolucionario al mancharse de sangre y ser llamado
héroe. Por otra parte el deseo de vengarse desapareció como desaparece la espuma,
porque para él lo primero era respetar su oficio.
Estar en la batalla entre el honor y la justicia. Si nos ubicamos en la perspectiva del
barbero, uno como persona no analizaría tres o cuatro veces hacer justicia. Pero
cuando el honor recalca el pensamiento tenemos que caer en cuenta que la venganza
no siempre va a ser la primera solución.

Uno de los asuntos que trataba esta obra es el de ser un héroe o revolucionario;
confrontándose el barbero con su enemigo en su área de trabajo, teniendo la
oportunidad de asesinarlo, pero entiende que no debe de hacerlo.

Por otra parte se ve la determinación de su propia vida o muerte por parte del militar al
confrontar, si lo que se decía sobre él, de ser asesinado era cierto.

En este caso el barbero encarna el valor de autodominio y valentía, no dejándose llevar

por sus pensamientos. En un momento acaricio la idea de cortarle la garganta al
capitán pero luego desistió de la idea.

El militar encarna el valor, del coraje saber qué es lo que se debe temer. El militar sabía
que el barbero podía matar y aun así fue a confrontarlo.

Lo que nos demuestra esta obra es que el barbero decide llevar el control y no
mancharse las manos con sangre ya que para él su trabajo es digno.

En relación con esta obra y nuestra realidad vivencial demuestra que nosotros vivimos
en un mundo donde todo recorre en violencia. Las personas no son como “ayer”, solo
piensan en sí mismos y viven en un reloj automático, en lugar de recapacitar para un
mundo mejor donde abarque la tolerancia de nuestro ser interior.

Dos personas tienen un reto que deben resolver. El papel del militar en toda la obra es
hablar sobre las ejecuciones que se harán y esperar con ansias. Mientras que el
barbero debe convertirse en asesino o ejercer éticamente su profesión y se expresa
como alguien que está muy lejos de ser un valiente. Sin embargo, el participa del
mismo juego sangriento, donde el militar se quita la barba pero no la duda y el barbero
espumas y nada más. La obra establece una comunicación que pretende jugar con la
perspectiva, los miedos y el juicio de ambos personajes, así como nosotros tenemos
que enfrentar cada día nuevos retos ya sean negativos o positivos.