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Natalia Martinez Caro

¿Cuáles son las diferencias sustanciales entre el modelo de sustitución de importaciones y

el modelo de apertura económica?

La política comercial colombiana a estado basada (mayormente) por el modelo

proteccionista, doctrina que vela por el favorecimiento del producto nacional, al que

remontándonos en los años treinta, donde vimos por primera vez “el control de cambios,

suspendió el libre comercio del oro y prohibió su exportación, estableció el control a las

exportaciones” (García, J. et al, 2014, pg. 4). Con el paso del tiempo, las leyes se fueron

modificando, pero seguían conservando su principio, el proteccionismo.

A partir de los años cincuenta se establecieron instrumentos y restricciones a las

importaciones, desde listas de prohibición, aranceles ad valorem e impuestos, licencias de

importación, de cambio y de exportación, entre otras medidas que conforme los años

pasaban, el gobierno retomaba, modificaba o eliminaba. Los autores afirman que

Las administraciones que gobernaron Colombia entre 1950 y 2012 presentan

fuertes contrastes en la forma como manejaron la tasa de cambio, el régimen

de pagos y la política comercial. La conducción de la política comercial se

puede subdividir en tres subperíodos: a) 1950-1967, que se caracteriza por

un manejo impredecible de las políticas cambiaria, comercial y de pagos

externos; b) 1968-1990, que se caracteriza por un manejo más predecible de

la política cambiaria y mayor estabilidad en el manejo de las restricciones

cuantitativas, y c) 1991-2012, que se caracteriza por un intento temporal de


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abrir la economía y por la firma de acuerdos comerciales con varios socios

comerciales. (García, J. et al., 2014, pg.3)

Los años ochenta se caracterizaron principalmente por un nivel de intensidad

proteccionista media a finales de 1983 y alto hasta finales de 1989. Esta época se

caracterizo por tener incorporar restricciones cuantitativas como la licencia previa, que

debía “aprobar, renovar o denegar licencias para importar bienes en la lista de productos…”

(García, J. et al., 2014, pg. 13) y las tasas de aprobación. El porqué de el uso de estas

medidas se debe a, afirman los autores, la delicada situación fiscal, financiera y externa que

vivió el país y América Latina en el año 1982, las medidas ayudaron a mitigar las altas

tasas de interés internacionales, además de la sobretasa del 16% sobre el arancel.

La política trabaja en función de la política monetaria, la devaluación de la moneda,

divisas, depreciación y el desequilibrio cambiario. “A comienzos de los años ochenta, ante

la posibilidad de una crisis cambiaria, el Gobierno subió los aranceles y aumentó

intensamente las restricciones cuantitativas…” (García, J. et al., 2014, pg. 3)

La bonanza comercial permitió un panorama diferente en los años noventa, donde,

según los autores, “un conjunto sin precedentes de reformas para remover los cimientos

caducos de nuestro ordenamiento económico”, pues era evidente que “alcanzar una

transformación económica tan ambiciosa no es posible con la simple apertura a las

importaciones” (Gaviria 1991: 11). Esta política se denominó la apertura económica,

porque buscaba reducir o eliminar restricciones y cuellos de botella en sectores claves de la

economía” (García, J. et al., 2014, pg. 28). Las principales medidas para llevar a cabo este

modelo fue sustituir las restricciones cuantitativas por restricciones basadas en precios,

como aranceles y subsidios. “se eliminó la lista de prohibida importación y se ubicó el 99%
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de las posiciones arancelarias en la lista de libre importación. La apertura fue posible

porque la economía del país logró superar el cuello de botella de las divisas provenientes de

una fuente única: el café.” (García, J. et al., 2014, pg. 28).

Sin embargo, los autores afirman que, aunque se mantuvo baja la cobertura de la

licencia previa, poco tiempo después de las reformas se comenzaron a erigir otros

controles, menos transparentes y más insidiosos, para reemplazar, en parte o totalmente, el

mecanismo de las licencias de importación. Estos controles constituyen una gran masa de

barreras no arancelarias (BNA), además de las medidas no arancelarias (MBA). Antes de

estas, el Incomex era la institución encargada de autorizar la restricción a importaciones

que competían con la producción nacional. Según los autores:

Los convenios de absorción se establecieron en 1994 para algunos de los

productos bajo el régimen de franjas de precios. Con estos los usuarios de

los productos se comprometían a adquirir la producción local de materias

primas agropecuarias antes que importarla.

Es así, como el periodo de liberación comercial se vio afectado por estas

restricciones e instrumentos que se volvieron a implementar, como los esquemas de

licencia previa y la prohibida importación, especialmente para el sector agrícola y

agroindustrial. Además de mecanismos de protección como salvaguardias, antidumping,

“el esquema de franja de precios, los convenios de absorción y los precios de referencia, y

cuando estos fueron insuficientes, se reestableció el sistema de licencia previa y de

prohibida importación.” (García, J. et al, 2014, pg. 40). Cuando hablamos de las franjas de

precios, establecida en 1993, podemos decir que es “un sistema de aranceles variables que

se modifican según la evolución de los precios internacionales de esos productos… A la


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mayor parte de los ítems se les protegía con un arancel base de 20%, al cual se le sumaba el

arancel variable que mostrara la franja. Además de proteger la producción local, el esquema

buscaba estabilizar los precios internos de estos productos” (García, J. et al, 2014, pg. 40).

Se buscaba impedir las importaciones a toda costa de productos básicos.

Las instituciones toman poder, pues son capaces de aplicar estas medidas como

instrumentos de protección sanitarias y técnicas a las importaciones. Los autores afirman

que “Los datos disponibles muestran que la cobertura con MNA se duplicó del 27% del

universo arancelario en 1991 al 53% en 1994 y alcanzó el 62% en 1997. Para 1999 las

MNA cubrían el 64% del universo arancelario” (García, J. et al., 2014, pg. 31), lo que

significa que los únicos beneficiarios de estas medidas eran los propios importadores y

productores nacionales.

Podemos concluir que el periodo proteccionista estuvo incluso presente en el

periodo de liberación comercial, no tan marcada por restricciones cuantitativas y aranceles,

sino por medidas de mas bajo perfil, que eran capaces de ser aprobadas por instituciones

independientes y que trabajaban en función de los beneficios. Como afirman los autores en

las conclusiones, puede que hayamos disminuido el nivel de protección en las

importaciones por medio de acuerdos comerciales y leyes, sin embargo, no estamos en el

nivel de liberación comercial esperado.

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