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Los países adoptaron el Pacto de Glasgow para el clima, cuyo objetivo es convertir la década
de 2020 en una década de acción y apoyo al clima.
El conjunto de decisiones consta de una serie de puntos acordados, entre los que se incluye el
refuerzo de los esfuerzos para aumentar la resistencia al cambio climático, frenar las emisiones
de gases de efecto invernadero y proporcionar la financiación necesaria para ambos. Los
países reafirmaron su deber de cumplir la promesa de proporcionar 100 000 millones de
dólares anuales de los países desarrollados a los países en desarrollo. Además, acordaron
colectivamente trabajar para reducir la brecha entre los planes existentes de reducción de
emisiones y lo que se requiere para reducirlas, de modo que el aumento de la temperatura
media mundial pueda limitarse a 1,5 grados. Por primera vez, se pide a los países que reduzcan
progresivamente la energía del carbón y las subvenciones ineficientes a los combustibles
fósiles.
Como parte del paquete de decisiones, los países también completaron las normas de
aplicación del Acuerdo de París en lo que respecta a los mecanismos de mercado y los
enfoques no comerciales, así como a la notificación transparente de las acciones climáticas y el
apoyo proporcionado o recibido, incluso por pérdidas y daños.
A continuación, se explican con más detalle algunos de los principales resultados del Acuerdo
de París
Subsidiando la contaminación
Es tiempo de despertar, que los discursos sean efectivos y las buenas intenciones de los
organismos sean concretas. No podemos seguir estancados en un modelo del siglo XX.
Debemos evolucionar como región, en materia ambiental.
Estamos iniciando el segundo mes del año y corre el tiempo, no se ve una política ambiental
con el rumbo correcto, después de nuestra pasiva participación como país en el COP26 en
Glasgow, Escocia, sin compromisos contundentes para tomar con seriedad y afrontar el
Cambio Climático.
¿Qué evitará que nos comprometamos como país? ¿Intereses que no conocemos? Debemos
fijarnos como meta reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero, pero para eso
debemos cumplir las famosas Contribuciones Nacionalmente Determinadas (2021 -2025) que
aún están en revisión de las autoridades ambientales. Estas contribuciones exigen acelerar
cumplimientos y concretar metas. Lamentablemente vamos a paso de tortuga.
Ante la redacción de ese documento, que fijara postura por parte de nuestro país, deberán
socar tuercas a sectores como el Transporte, que por muchos años se rehúsa a evolucionar en
materia ambiental.
El Estado subsidia a este sector, además existe un impuesto que pagamos los salvadoreños que
es la contribución al transporte de $0.10 ctvs. por cada galón de combustible, y de $400 a $500
dólares es lo que el gobierno compensa a cada unidad, el gobierno exige requisitos para la
entrega de esa compensación, algunos como la revisión semestral de los automotores son muy
someras, ante la observación de los mismos organismos internacionales que le piden
beligerancia al país en esos temas de la Contribución Nacional Determinada hay cierta apatía
por exigir al gobierno pronta acción. Con los préstamos millonarios que se obtienen en materia
ambiental y de desarrollo sostenible ya es tiempo de tener un sistema de transporte público
renovado, movilidad eléctrica al servicio de la población, dignificando el servicio y que no se
vuelva un atentado diario para los peatones. En conclusión hay apatía sistémica, no hay una
entidad que estimule o aliente a reaccionar, aun las mesas de Cambio Climático.