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INTRODUCCION L 88 potenss planteados por la vida afectiva son in- finitamente més complejos que los suscitados por la organizacién racional de la existencia, Durante mucho tiempo, los que tienen por mision explicar el destino hue mano 0 dar normas para su cumplimiento, vale decir los fildsofos ¥ los moralistas, han ignorado deliberadamente Jstos problemas, Basta recorrer ligeramente las obras filo- Soficas destinadas a los estudiantes, 0 los manuales de moral usados en los seminarios, en las facultades de teolo- gia protestantes 0 catélicas, y también en las escuclas Normales, para comprobar que se sigue hablando del hor- bre como si fuera en esencia un “animal razonable”. Sin ‘embargo, no tenemos mds gue pensar en Hiroshima, en jos campos de concentracién de Hitler 0 de Statin, en el “gangsterismo” juvenil y en tantas otras caracteristicas de nuostra civilizacién, para sentirnos obligados a admirir el fracaso, el lamentable y catastrofico fracaso de la fa- mosa “moral dirigida por la razén pura”. Por supuesto que los fildsofos y los moralistas no igno- ran que la actividad de la razén dista mucho de abarcar todos los dominios de la existencia iumana, El amor y el odie, la simpatia y la antipatia. et entusiasmo y la desilusisn, asi como nuestras convicciones ¥ creencias més inconmovibles, no estén dirigidos por la razén y obedecen a leyes que nada tienen de racionales. Pero tos fildsofos y moralistas oficiales creen que ellos deben, 7 pueden, desdenar todo aquello que les parezea “infrahumano”, indigno de la idea que se hacen del hombre. 10 PSIGOANALISIS DEL AMOR La lectura de las vidas de santos 0 de hérocs puede resultar en este caso especialmente instructiva. Tanto los bidgrafos como los hagidgrafos parece que temiesen dev. honrar a su héroe si admitiesen que no todos sus actos proceden de principios razonables y bien cimentados. Re- conocer que un Lyautey, por ejemplo, en sus relaciones con los caides de Marruecos, o en la eleccién de sus cola. boradores, se haya dcjado guiar a menudo por su instinto, or simpatias 0 antipatias completamente irracionales —y no sélo “por el superior interés de Francia” —, pareceria @ muchos de sus admiradores una blasfemia, Asimismo, muchas personas piadosas considerarian un sacrilegio in. sinuado que Juana de Chantal, cuando pasé sobre el cuerpo de su hijo para seguir la consigna de Francisco de Sales, actué como mujer apasionadamente enamorada 7 no a consecuencia de una “madura reflexién’”. Como estard arraigado en nuestra cultura el prejuicio racionalista, cuando los propios tedlogos cristianos. en su gran mayoria, se esfuerzan en demostrar que la fe reli- siosa es un “acto racional” y en realidad nadie ha legado @ la fe por el camino del razonamiento. Sin embargo, el Evangelio habla claramente: Dios es Amor y slo me diante el amor es posible conocerlo y comunicarse con é Tanto los moralistas cristianos como los fildsofos ateos han olvidado que Dios-Amor es Espiritu y han conside. rado la afectividad como un atributo del cuerpo. ¥ ha. ciendo gala de un extraito maniqueismo, sin duda més inconsciente que consciente, tratan a la materia en general y al cuerpo humano en particular con un infinito des precio. Vernos asi que una autora tan inteligente como Simone de Beauvoir hace al cristianismo, la relision de Dios hecho hombre, responsable dei desprecio a la carne y al amor carnal. jExcelente tema de meditacién pare nuestros autores piadosos! Muchos se dejan engaiiar por las apariencias v juzgan que en nuestra época el cuerpo y el amor no estén nada despreciados, sino mds bien sobreestimados. El tan expan- dido culto de las cstrelias de cine, de los “campeanes" da toda indole, cl éxito de los espectéculos de strip-tease hacen suponer una verdadera idolatria del cuerpo, ¥ nues. ee TOCCOCTULECECCLUTL Ett 5 11 myrRropuccién incapaces de negar a sus sen- si oa tros jévenes “tramposos” 3, Sia i is mn tidos el menor placer, no dan la snort ine pee in embargo, de las ap . Q E brimienos de Ta psicologia de las profundidades recone i estos excesos del culio al cuerpo, una po plat olsen s ima que por él se tiene sobrecompensacién de la escasa estima que por é! se Here en la psique profunda, Fella idolatria esté mds ismo que de la fe verdadera. _. Se ce nar cb Sem tante es el papel de la afectividad, de la pasién oe a cuando un hombre y una mujer deciden unirse para fue - dar esta célula fundamental de la sociedad Juanene que es la familia, Pero se inclinan a ver en ee sila 3 artificio til de la Providencia o de la Naturaleza. Sea Si objetivo poblar el cielo de bienaventurados 0 dar soidados a la patria, nuestros moralistas conceden que la earaaion afectiva es necesaria, en tanto que los seres humanos ni sean capaces de comportarse segim las leyes de la pura razén, Se tolera simplemente el amor, pero et ideal es que mujeres ¥ hombres se unan luego de haber reflezio nado con detenimiento que juntos podrén engendrar nifios sanos, darles una educacién adecuada y formar con ellos “una verdadera familia”. “Dor au parte los predicadores que hablan del amor de Dios por los hombres y del amor que los humanos deben sentir mutuamente, se han forjado la barroca idea de un “amor razonable”. El amor-pasién, es decir el unico ‘amor que merece tal nombre, los espanta con sus tem- pestailes 7 con los desastres que suele provocar. Los pr meros pensadores cristianos, no alejados atm de la pred cacién apostdlica, adoptaron sin vacilat ia filosofia de Platén, en la cual Eros desempefia el pape? primordial. Esta filosofia les parectu “bautizable”. No se debe a ia casualidad, ni @ motivos preferencemente intelectuales, que los redlogos de la Edad Media heyan reemplazado esta filosofia por el racionalismo de Arisidteles, el cual contenia a en germen el positivismo y el materialemo 1 Fomamos el concento de “tramposos” del né que lleva ese tituls, . fim de Marcel Car 12 PSICOANALISIS DEL AMOR modernos, Tales tedlogos pertenecian @ una Orden que se habia fundado para combatir contra la herejia de los albigenses, muy difundida en Languedoc, y que sostenia el dualismo maniqueo. Como suele suceder, los que la combatian padecieron también su influencia, heredaron su miedo y su desconfianza con respecto al amor. ¥ asi la propia vision beatifica fue concebida no como una co- munién afectiva, sino como un “acto intelectual”. . ae Ya hemos aludido a las graves consecuencias que sobre nuestra civilizacién han tenido el desconocimiento y él desprecio del amor. Asi se ha llegado, en la filosofia especulativa, a este idealismo absoluto que pone en duda y hasta niega el universo extramental, provocando con ello su posicion antitética: el materialismo ateo. En cl plano ético, el pragmatismo de inspiracién kantiana por una parte y por otra la casuistica, que se dice cristiana, han. abolido en muchos individuos el verdadero sentido moral. Si se piensa en la duracion y en la intensidad de la lucha librada contra el Amor en nombre de la Razén, resulta extraordinario que el triunfo no haya sido mds completo. El hecho de que atin exista, a pesar de todo, auténtica bondad en el corazin de los hombres y verda- dera generosidad en sus actos, constituye un motivo nada despreciable para una visién optimista de la naturaleza humana. Esto atestigua que el amor es en verdad el factor constitutivo de nuestra psique. : Parafraseando a Pascal podemos decir que el hombre, en estos sigios itltimos, ha pretendido “hacer el érgel”..ha querido ser “inteligencia pura”. Sin embargo, le ha suce- dido algo peor a lo predecido por el moralista del siglo AVIL: no se ha convertido en una bestia sino en un “robot”, con lo cual seguramente no ha salido ganando. aoe De ning modo desdefo la lucha que Wevan a cabo los reformadores sociales. Estoy, por el contrario, per- UTICA INTRODUCCION en una tarea tan noble como grata, Durante amios yo tam- suadido de que se esfuerzan ‘ones, con la firme convic- util, si bien terriblemente in: bién he pertenecido a sus legi on ie etar trabajando por la felicidad de los hombres. ‘Sin embargo, poco @ poco la experiencia y la reflexion me hicieron reconocer que el mundo no seria mejor ni los hombres mas felices, sin la condicién previa de des- vubrinse un corazén, de poner mds calor, mds armor en sis relaciones. El mejorarniento de las condiciones de vida ‘naterial, et maravilloso progreso de la ciencia y de la cuando se hallaran Tonicd slo serian realmente “‘buenos” cuando supiesen y quisiesen amar. al servicio de hombres que El amor, ese amor cuyas bellesas exaltaremos en ét curso de este libro, al par que investigaremos sus mejores condiciones de realizacion, no es de ningim modo un conor abstracto, puramente “espiritual”, vale decir descar- nado. Lo indispensable para el mundo, lo que todo ser Jhamano necesita con urgencia es el verdadero amor ue mano, a la vez carnal y psiquico, Sélo un hombre capax de amar a una mujer ¥ solo una mujer capex de amar @ ton hombre estarén en condiciones de amar auténticamente asus amigos - también a la humanidad y a Dios. Sor- pronde que haya que insistir en tales evidencias. Sin pabargo, aunque todos hablen de amor, som raros los que Saben amar, y mds raros todavia los que ,piensan bien. todos los que se preocupan por Ia felicidad de los individuos y por el porvenir de la polectividad humana, estan muy lejos de haber reconoci- ¢ los inmensos servicios que puede prestar ofundidades, bajo sus diversas deno- minaciones. asi se desconoce demasiado lo que ya. ha jealizado de positive en esta materia. No quiero dar- melas de profeta, pero no me sorprenderia si los histo- radores de manana otorgaren a la revolucién iniciada on la psicologia por el doctor Freud una importancia igual a la revolucién coperniana en la astronomia, a la de Pasicur en la biologia microbiana, a la de Einstein Las Iglesias cristianas ¥ do plenament lu psicologia de las pr en la fisice. 14 PSICOANALISIS DEL AMOR * No afirmo con esto que ifdo sea de gran valor en las teorias, freudianas sobre la afectividad. Parece inevitable que los que emprenden el combate contra sistcmas dema. siado rigidos, contra prejuicios demasiado inveterados, no edifiquen a su vez nuevos sistemas igualmente rigidos 9 exageren hasia lo absurdo la oposicién entre lo antiguo x lo moderno, Esto es lo que ha pasado con el doctor Freud y mds aun con sus més fieles discipulos. Ya se verd que en este estudio nos referiremos con muchas re. servas a las tesis y las hipétesis psicoanalistas, Freud tenia como disculpa el ser hijo del siglo XIX, siglo ultrarracio- nalista y cientificista. Por violenia que fuesc su reaccién contra él, no podia dejar de sentir su impronta, Estas disculpas no cuentan con sus discipulos. El mérito incontestable del doctor Freud seré haber intentado restituir a la afectividad, al amor, el papel pri- mordial que desempefia realmente en la ezistencia hu- mana. Otros psicdlogos de las profundidades después de él, y en gran parte gracias a él, han hurgado las zonas ocul. tas x oscuras de la psique, hasta tal punto que ya no es aventurado hablar, en nuestros dias, de una verdadera ciencia del alma? El amor ya no es el predio cerrado de los poetas ¥ los novelistas; se ha convertido en objeto de conocimiento cientifico. A ello han contribuido los pa- cientes trabajos de C. G. Jung y su escuela. Dejemos las teorias y contemplemos vivir a los hom- bres. ¢No salta a la vista que el amor los guia, motiva sus actos, da un sentido y una significacién a su existen- cia mucho mds que la razén? Cuando decimos que un hombre es felix y, con mayor razén, que una mujer es feliz, es muy raro que aludamos con ello a su grado de perfeccién en la adquisicién de la verdad racional. Por lo general, tampoco se quiere decir que son ricos 0 que gozun de una buena situacién. Decir que aleuien es feliz significa que es o se lo supone satisfecho afectivamente. 2 Esta evidencia dista mucho de ser xeconocida por todos. Asi sucede con frecuencia que en audiciones radiofonices 0 en en- cuestas periodisticas se agrupan bajo, un mismo rétulo psicoané isis, astrologia, ocultismo y otras “ciencias ocultes”. Hey en esto una groseta ignorancia, ya que el psicoandlisis ocupa un lugar vecino a la biologia y'a la medicina, VULURRRECESRCEEEELCUILLLLELLL 2 INTRODUCCION 16 No en vano en todos los folklores, en todas las literaturas, en todas las artes plésticas, y aun en todas las religiones evolucionadas es el amor el tema principal. Puesto que todos hablan de amor y aman, podria su- ponerse que no existe nocién més clara y precisa que la nocién del amor. La verdad es precisamente lo contrario. El amor, como todas las realidades profundamente exi tenciales, no es definible. ¢Qué hay de comin entre el instinto casi animal que impulsa a dos seres ‘‘primitivos? @ acoplarse y la pasién devoradora y nunca saciada de Prouhéze y Rodrigo en Le soulier de satin de Paul Clau- del? (Qué semejanza intrinseca puede descubrirse entre los sentimientos que inspiran a los personajes de Francoise Sagan y el amor que consagra a Dios santa Teresa de Jesiis? En una obra escrita hace diez afios® tratamos de des- entrakar la “‘esencia” del amor, partiendo de las defini- ciones y descripciones que dan los fildsofos y los poetas. La mayor parte de nuestras conclusiones a la sazdn siguen siendo hoy valederas. Ahora, sin embargo, no nos pro- Ponemos esbozar una filosofia del amor, sino mds bien su psicologia. En tal caso, recurriremos a vn método fun- damentalmente distinto. En esta obra, el punto de partida de nuestras investigaciones y reflexiones estaré dads por nuestra experiencia en la psicologia de las profundidades, Psicoandlisis del amor es un titulo equivoco, ya que sélo las personas humanas y no sus sentimientos son sus- ceptibles de anilisis psicolégicos, Si el uso autorizara toda- via los titulos largos y completos que solian poner los autores antiguos, este libro se liamaria: Consideraciones sobre lo que Ja psicologia de las profundidades nos ensefia sobre el amor, Si bien es cierto que e! amor en si, 10 mismo que cualquier otro sentimiento, no puede ser ob- jeto de psicoandlisis, todas las personas analizadas tienen conflictos con el amor. De modo que lo que podemos $ La communication des existences, Baicién La Colombe, 1951. 16 k PSICOANALISIS DEL AMOR aprender sobre el amor avent ; ‘aja en expeculaciones teéricas sobre el mee ee «todas las ¢Psicoandlisis del amor? Debimos ha ; ber puest Gzactamente, Psicosintesis del amor. Nuestra deuda on Pecoandlisis de Freud y més aun con la psicologia analitica de C. G. Jung es inmensa. En nuestro trabajo psicolégico cotidiano aprovechamos si z prove jempre sus ensefian- zas ¥ su inmensa experiencia. Sin embargo, hace ya tien- po nos hemos persuadido de que el andlisis solo es total- ente insuficiente para promover al aquilibrio y a la felicidad de los seres. Tal es, por otra parte, la conviccién de Jung y de muchos otros psicélogos de las profundida- des. La neurosis y los. conflictos psiquicos han minado demasiado la personalidad para que ésta, una vex libe- rada de sus complejos inhibitorios, pueda lograr por sus Propios medios una nueva sintesis ezistencial. Conjunta- mente con el anilisis, el psicdlogo debe ayudar al sujcto @ Uenar con una positiva realidad afectiva el lugar que antes ocupaba la neurosis. Si el psicoandlisis no desembo- cara en la psicosintesis, podria hacer mas mal que bien Y justificar asi la desconfianza que muchos le tienen. Asi, pues, en estas paginas no nos coritentaremos con analizar las diferentes formas normales y anormales del amor. Nuestro libro no se propone ensefiar nada nuevo a Jos especialistas. Su propdsito es mds modesto: ayudar @ amar, @ amar mejor, a enfrentar el sufrimiento que provoca la ausencia de amor. Querriamos también hacer aqui obra de sintesis, contribuir dentro de nuestros m dios a la promocién del amor, tanto en la existencia indi vidual como en la vida colectiva de los seres humanos. are La energia afectiva, la libido, no alimenta sélo la scxua- lidad, el plano carnal en que se enfrentan el hombre + la mujer. No se habla con sentido impropio 0 metaférico cuando se habla del amor filial, paternal 0 maternal, del amor del'arte y de la filosofia, del amor a Dios... Si quisiéramos escribir aqui una obra de filosofia, el amor “erético”, es decir el amor, entre un hombre y una mujer tendicnte a la satisfaccién’ sexual, se nos presentaria como INTRODUCCION 7 una entre las multiples posibles encarnaciones de la idea de amor, y este punto de vista no seria contrario a la verdad. En la perspectiva del método de anilisis y de sintesis psicoldgicos que aqui hemos adoptado, nos vernos obligados a conceder un puesto primordial al amor entre dos personas de distinto sexo. Este amor, en efecto, mejor que cualquier otro imprime su sello a la existencia hu- mana, aunque se halle preparado y condicionado por otras formas de amor. En él se plantea la mayor parte de los problemas de orden afectivo, en él se producen las des- viaciones mas funestas de la libido. Después de haber observado y analizado los numerosos aspectos del amor erético, nos hallaremos mejor prepa- ratlos para comprender también los otros modos de amar. En tal caso las esenciales semejanzas no deben ocultarnos las diferencias y viceversa. Por supuesto que el eros no es todo el amor, pero queda por ver si, a pesar de eso, el eros no interviene de alguna manera en todo amor. Y si se comprobara esta intervencidn del eros en todo amor, ¢podriamos considerar todo amor como erético? Las formas desviadas del amor son variadas. El homo- serualismo, el sadismo, el masoquismo, la impotencia y la frigidez se nos presentan como verdaderas enfermeda- des afectivas cuyos perjuicios, tanto para el individuo como para la sociedad, son tan grandes coro los occasion nados por el cancer o la poliomielitis. ¢Es posible preve- nirlas, curarlas? ¢O habré que resignarse pasivamente aellas? A todos estos problemas y a muchos otros, una psi- cosintesis del amor debe buscar soluciones satisfactorias. ¥ bien digo: “buscar soluciones”, ya que en ningiin mo- mento pretendo haberlas hallado todas. La ciencia psico- logica es atin demasiado joven y no hay que asombrarse de su ineapacidad para brindar las certidumbres que, en sus respectivos dominios, ofrecen otras ciencias mucho ‘mas antiguas. ¢No seria ya muy hermoso si logrdsemos proyectar alguna luz sobre una “materia” tan huidiza co- ‘mo el amor? 118 PSICOANALISIS DEL AMOR J Ya hemos dicho que este libro no se dirige a los espe- cialistas, y mucho menos a los especialistas on psicoand- lisis. Nuestras preocupaciones, en su mayoria, no coinci den con las suyas. No se trata aqui de hacer la apologia de ninguna escuela, de ningtin sistema, sino de que las personas cultas aprovechen los descubrimientos y con- quistas de la psicologia profunda. Tampoco se trata de una “‘vulgarizacién”, en el sentido peyorativo del término en boca de todos los “‘especialistas”. No nos proponemos adaptar al nivel, que se supone muy bajo, del gran pt- blico, las teorias elaboradas por técnicos para otros técnicos. Este libro surge directarnente de nuestra ya larga expe- Tiencia en la psicologia profunda. Esta experiencia, na- turalmente, la cotejamos con la de nuestros maestros y de muchos colegas y amigos. Como nuestro fin es eminente- mente “practico”, rechazamnos de intento, en la medida de lo posible, una presentacién “‘esotérica” del asunto, que en tal caso solo resuliaria comprensible a los iniciados. En estas paginas habré pocas discusiones tedricas. Den- tro de lo posible, nos esjorzaremos en preseriar los di- versos aspectos del inmenso problema del amor con la ayuda de ejemplos concretos, que muestros lectores podrén comparar y confrontar con sus propias experiencias y observaciones. La mayoria de los “casos” presentados como ejemplos proceden de ruestras observaciones personales en psico- logia normal y patoldgica. Otros nos han sido confiados por psicdlogds cuya’ experiencia y probidad moral ¢ in- telectual bien conocemos. También themes tomado algu- nos de las obras de los mds célebres maestros de la psi- cologia profunda, especialmente de C. G. Tung, Charles Baudouin y W. Stekel. Por supuesto, seria vano tratar de reconocer a indivi- duos reales a través de nuestros “casos”. Como se acostum- bra en esta clase de obras, los hemos “‘camouflado” todos. y sélo hemos conservado de las personas reales los rasgos indispensables para que los lectores comprendan lo que nos proponemos ensefiarles, A menudo, reunimos en un mismo nombre observaciones hechas en personas diferen- tes y- nos sucede también frazmentar er varios casos lo que en realidad ha sido vivido por una sola persona. CULLTEELULLUCLLT LULL INTRODUCCION 19 lescribimos situaciones mds o ia d Con bastante frecuencia ibimos sige de. elles menos graverente patoldgicas. neu conclusion pesimista sobre el amor. Lo au pasa es que en los casos patoldgicos los fendmencs estudiades Se presentan aumentados ¥ por Consisuicrh son mbt servables que en las situaciones consideradas “nort . serees 1a caricatura expresa la verdad mejor que fotografia. ULC Tt ELCCCCE ECCT TELERECEL 1 SIMBIOSIS DE LO FisIco ¥ LO psiQUICO eotn x1. vizo 14170, relatado por Plata sani co Grete go también por otras tradiciones, le humanidad habria tenido, en sus origenes, una forma androgina, lo que equivale a decir que cade ‘individuo habria sido jun- Gente macho y hembra. Los dioses, para castigarla —n0 vope de cudl crimen misterioso— la habrian Yuego dix sido en dos, Desde entonces, las dos mitades de aquel We nitario watarian de reconstrair su primitive unidad quebrantada, con mayor 0 menor resultado, pero sin lo- grarlo munca por completo, A esta ‘piisqueda angustiada fe la perdida unidad androgina la Wamamos armor. ae 1. LAS DOS MITADES DE TODO SER HUMANO ‘Yano es buscar en este mita los indicios de una verdad hristérica. Resulta sorprendente que un hombre tan inte- Tigente como el doctor Freud haya caitio en tal tentacion, tanto en lo que respecta al mito del androgino como al de Edipo, Tanto mas cuanto que Freud profesaba le fe -mas absoluta en el cientificismo positivista del siglo Sin embargo, si bien no debe buscerse alli una verdad histrica, Jos mitos no carecen de ensefianzas para el psi- célogo, subre todo si se trata de mitos que se encuentran, fALTAN eevee 22 PSICOANALISIS DEL AMOR ted § aleiudee exert importantes, en pueblos diferen- . La teorla de Jung de los arqueti cuyo fundamento es indiscutibl ‘do dintilflewtcs Ins verdades psicologicas See mearcesoias olégicas que trasmiten las mitologias. E] relato biblico de una Eva sacada de una costilla de Adan refiere en forma distinta la misma verdad que la ot eee ee andrégino, ‘es decir: el hombre Seamer aera os indispensables, ambos se reguieren y se completon como las doe mites de wn : on evidencia en el plano biolégico, puesto que la propagacién de la especie exige la cooperacion fntima de los dos sexos, Jo cual tenemos en comin con todos los animales. Sin embargo, esta complementariedad hombre-mujer es también indiscutible en el plano psico- légico. ¥ parece que ella se acentia a medida que evolu- ciona el psiquismo humano y se hace més complejo y més diferenciado, Ya tendremos ocasién de comprobar muchas veces, en este estudio, que si.bien entre los “pri- mitivos” y entre los “palurdos” las relaciones de hombre y mujer estan casi exclusivamente al servicio de la espe- cie, y en los seres humanos mas evolucionados, al servicio tambien del grupo social, en los hombres y las mujeres altamente civilizados la comunicacién es més profunda y en ella lo espiritual prevalece nitidamente sobre lo biclégico y lo sociolgico, Suponiendo que los progresos de las técnicas de partenogénesis hagan un dia superfiua Ja cooperacion fisica de dos sexos al servicio de la especie, me parece gue en el plano psicolégico el hombre y le mujer seguirian siendo indispensables el uno para el Otro 2, Asi, pues, no es posible considerarlos como dos enti- Gades antagénicas que necesariamente han de hallarse en pugna o en contienda. , noe advierten notables diferencias entre ino y femenino, Desde un punto el hombre es extravertido, activo, Por cierto que se los psiquismos mascul de vista esquematico, Ami én indi: if ido de 1 Ambor sorfan también indispensables para el nifio neck aie pdicpemeduracion realizaria dificulto- partenogénesis, cuya armonii samente la madre sola. wn ALIA QaAaaageanaeaanaaaaannanai.._. CECT e Mt LLU Lo Fisico Y LO psiquico 95 ue tado lo que se observe Mmental solo es wn disfrez El hombre —sostiene— oso y cobarde y 70 quiere reconocer a de los demas mamiferos. Por ese en esta violenta atraccién que tte Hacia el sexo opnesto, OFste algo que no sea s6lo Hologic y quimico. Carlos cng firmemente convencido de que sus teorias se hallan comprobadas en forma cienti- fea por Jo que nos ensefie el peicoandlisis, gracias @ la experimentacion, sobre los fastintos on general y sobre ormystinto sexual en particular. Consecuente con sus teo- tas, aparta sisteméticamente, en 2 velaciones femenines, todo “complejo sentimental”, todo Jo que no le parezca teerictamente necesario para le ratisfaccion de una niece Sidad que él cree exclusivamente fisioldgica. Como resul- ajo de todo esto, sus relaciones $08 de una frialdad in- }umana, no sélo con sus amantess ‘ino también con sus padres, sus hermanos, sts Thermanas y sus compafieros: y ve en todas pathore la amistad tanto como él Omet partes adversarios. Una ‘neurosis maniaco-depresiva, la Mmmania de persecucion” lo obliga @ acudir al gabinete del psicélogo. El doctor teorias que preten quimico, Como en el caso de Carlos, el Sherracién neurotica. Lo que es i i psicoanalistas que © pretenden freudianos dan esta Preracion neurotica wma especie de justificacion racional. Habria wmcho que decir cobre Ja actividad neurégena de Jos simplificadores de Ja doctrina freudians. El mas grave cargo que puede hacérsele @ Freud es haberles provisto, con su ejemplo, el método reductivo que pretende explicar Jo superior por lo inferior: “Aquello no es otra cosa més que esto”, “cl amor no es otra cosa que jnstinto sexual”. Para comprender a Frend no hay que olvidar que fu tanto por su formacién intelectual como por sus caracie- risticas espivituales, un auténtico h ficista. Entonces, sélo Jas ciencias de la natureleza tenii derecho ‘al nombre de ciencias; gcomo no iba ba idem ficar integramente los impulsos instintivos humanos con 1 simprosis DE ico proclama ¢ tico y de sen! do del instinto. este futuro m en el amor de poe més 0 menos logra es demasiado oreull que no se diferenci smptivo, necesita creer ques Freud no es directamente responsable de las Mine seducit el amor 2 un complejo bio- o obedece a wa jo del siglo xix cienti- 9 26 PSICOANALISIS DEL AMOR Jos instin i ‘ eirios pate ana sg nee ee 2 ene a psiquica, irreductible, en un foam a reacciones piolégicas, Al no ees aie te discipulo de Freud, me resulta facil nceder. @ los we diectrull oe conceder a los os cristianos que el fundador del psicoandlisi ha contribuido més, en Ja préctica, a batir en reurads pe conde saline?” seedocientifico que muchos otros celosos defensores de los “valores espirituales” “ Dicho esto, debemos confesar que en la interpretacién freudiane del amor reina wna enorme confusién. El amor es sindnimo perfecto de la lizido, la cual no es otra cose que el instinto senual, Pero gen qué sentido esté perm fide hablar de un instinto sexual umano? La sexvalidad humana supone tantos elementos que nada tienen que ver con el instinto, sobre todo en los seres novmalinente Gesarrollados, que wa teoria puramente biclgice de los fscintos munica podré explicarla por completo. Asi por iemplo, los estudios sexologices sobre los animales tien: dene Je conclusion de que ningim enimal siente, en el Scoplamiento, lo voluptuosidad, cuyo papel es tan pri seer en la actividad sexual humana. La veluptuosided Tuortiende en mucho las implicaciones de wn instinte piolégico, ya que esté caracterizada tanto por lo psianice Piverior como por lo fisice. Por consiguiente, nos pores referible hablar, en Io que respecte a lor sares buna para evitar equivoces, no de instinte sexual sino de in7- Piso sexual. Damos asi a entender que inclust © Zt Popecto fisico, hay en la sexuaiidad hymave algo mas gue lo puramente fisico, Y que sobre todo el emor noe Gui ctible a la mera sexualidad, aunque se tale de wma vextalidad “revestida de psiquismo”’. I. gE EL AMOR “coMUNION DE rspiniTUs” Teabel, mujer de treinte afios, casade hace ocho, dice que ama mucho a su marido, ‘Sin embargo, lo emarfa mas see ge aviniera a considerar él amor CoV0 una communi puramente espiritual. EL Trecho de que él pueda ‘lesearle EECCA vEEETT sIMBIosis DE LO pisico ¥ 10 PSIQUICO 27 grada en camalmente “como las bestias en, cole’ Je de farmo profunda, la hiere en su “a gnidad humana”. De date eireunstancia surge que ella no puede amarlo con Teimensidad que desearia y hay dias en ave Tega a de- testar a su esp0so. Teabel habia recibido una educacion my, puritana ¥ pana’ dia de su matrimonio ignoré cast todo lo concer- veete @ la vida sexual. Creia que 10 fecundacion se Gjercia mediante el beso y ave 10s cnacimientos se efec: Chaban por el ombligo. Aun en Ta actualidad, existe em flla wna gran confusion entre le sexualidad y las funcie- tres excretorias: ha legado a acusarse en la confesion de “iyensamientos impuros” porgue, ne queriendo levantarse por la noche, Ina sentido insistentennen Ja necesidad de Pinar, sin embargo, esta mujer ha Thecho estudios s& cundarios, mares joven, Isabel habia leido mucho @ posts BH exeeeive sentimiento de pudor imeuleado por. educa- ign le habja impedido comprender sus alusiones a las Cn dedes del amor y asi se habia forjado de éste una Kin exclusivamente espiritual 0 més bien etérea, A lo vas, se atrevia a imaginarse entre los sperm el inter- mis io. de, tiernos, besos.. En tales condiciones, of de Smoginar cudn traumatizante debio ser pare ella Ja expe- Weneia de la noche de bodas, tanto més cuando su maxido TB siquiera sospech6 las ilusiones y los sentimientos de Ja joven esposa. Hoy ella hia Wegado a admitir que se haga eso” para tener hijos, aunque en Jo més intimo reprocha a Dios tenet en inventado wn medio més “impio” de trasmitir Te vida, Tal como son las cosas, esta dispuesta a cumplir ton su deber conyugal, pero exige que esto se hage sin Reco mi pasion, Y sobre todo, por favor, ;que no se Tame a “eso” amor! Demis est decir que Isabel es totalmente frigida, 0 inde bien ella aesea serio. Si alguna ver Lega a expe mentar tin furtive placer de los sentides, le siente “m0 mer ninillacion, se acusa de haber protanado el amor. Ya que no le es posible amar a sui maride come elle que ria, es decit, sin 1a menor participaciGn de lo carn wins gene tiene correspondencie con hombres de quienes 28 PSICOANALISIS DEL AMOR es de temer que quieran “eso”, dotes, Cuando llega a saber que se siente imperdonable- —segim ella cree— no particularmente con sace su marido tiene una amante, mente traicionada. * a8 El “caso” de Isabel es ilustrativo, si bien en un grado netamente neurotico, de cierta concepcién “angélica” del amor, Aun en nuestra época, tal concepcién se halla més difundida de lo que podria pensarse. Al hacer responsable de ella al cristianismo, se equivocan tanto sus adversarios como sus adeptos. Lo cierto es, por el contrario, que esta tedical oposicion entre un principio bueno —el espiri- tu— y un principio malo —la carne la tomé la filosofia neoplaténica al dualismo oriental. Pese a su admiracién por Platén. los primeros escritores cristianos vishumbra- ron instintivamente que semejante dualidad no estaba de rOherdo con el espirita del Evangelio. Hasta mucho més tarde, bajo la conjunta influencia de las herejias medie- G1 puritanismo, la Reforma y el jansenismo, el snp no se dej6 imbuir por el desprecio Ja carne. discutible que, durante muchos si- stiana ha contribuido mucho @ Ia difusién de ideas tendientes @ disociar el amor de la sexualidad. Hace apenas medio siglo que, en Francia, el abate Violet se atrevid a denunciar este peligroso error que se cometia en el propio nombre del cristianismo. En Ge actualidad, felizmente, son Tarot Jos sacerdotes de las generaciones jovenes que Se creen en el deber de hablar Gon desdén del cuerpo ep general y de Ja sexualidad en particular, Como las concepciones morales defendidas por se hallan eco también en medios que * encuentran, y donde a veces la Iglesi é x ascientemente, muy alcjados de ella y_ Jigtal libertinaje, es Ucito esperar, ae se profese el mé f la revalorizacion de lo sexual por parte de los moralistas cristianos no tardaré en tener repercusiones benéficas. No se espere, silt embargo, wna revolucion demasiado vapida. Muchas madres de familia, muchas religioses piras personas de eran jnfluencia en la formacion de 16 juventud no s¢ hallan aun dispuestas a empren' er el vales, cristianis Sin embargo, es int glos, 1a predicacion cris VUEECUALAUL LT \ ( \ sIMBIOSIS DE LO Fisico ¥ LO Psiquico 29 nuevo camino, iniciado por los moralistas. Muchos se es- Gandalizan de la ensefianza sexual que dispensan a la juventud los sacerdotes en sus circulos de esiudios. ;Y hasta hay quienes los hacen responsables en parte de que esta juventud parece conceder poca importancie a la concep- cin tradicional de la “pureza”! ° El psicdlogo, por su parte, debe tratar de comprender Jas motivaciones secretas de esta resistencia a la Hibera- Gion de los tabiis sexuales. Muchas religiosas son unas Frustradas en el amor, a quienes se ha ensefiado a des: preciar lo que se han visto obligadas a renunciar. Si seconociesen las bellezas de lo carnal podria derribarse wu frégil edificio de mal Jograda sublimacién espiritual. ‘A muchas mujeres casadas su sexualidad no les ha traido mas que disgustos y fatigas: ¢cémo podrian decir a sus hijes que hay alli algo grande y hermoso? Pero la com- prension de las resistencias que existen no no! impide la aspiracidn a un amor sélo espiritual ectiva cristiana, un grave error a amenaza para el equilibrio pensar y decir qui implica, segim Ja persp religioso y una peligro psiquico. T] ser humano es, indisolublemente, cuerpo y alma, came y espiritu. Tan cierto es esto desde el punto de cinta cristiano que el célebre cardenal Saliége ha tenido I andacia de declarar, en un discurso piiblico, que le Je tabs dificil creer en wna distincién real entre Tos. doe Componentes de la wnidad humana. Aleumos s° escandal zaron y hasta se hablé de herejia. Grave error. Los tedlo- 0s ¥ jos filésofos que consideran el cuerpo ¥ el alma por Separado, 1o hacen desde el punto de vista de Jas esencias, ePttante, que el arzobispo de Toulouse se situaba desde el principio en una perspectiva existencial. Desde uh punto oi riata existencial, en efecto, no hay nada de bumen® que no sea sirmulténeamente, aunque ¢” grados diversos, carne y espiritu, cuerpo y alma. Recordemos de paso que cuando el psicélogo habls del iglma”, no se embandera en ninguna teoria metafisica. Fae) ge para nosotros el equivalente exacto de 18 fol lidad psiquica 30 PSICOANALISIS DEL AMOR Iv. 7 COMPLEJA REALIDAD DEL AMOR Ya he i mos dicho qu Paeeee ser huraaive inicomt sy el propio instinto nunca es 1 Ms icamente bioldgico, L Pract be alla en motor mente biclégico, La elimentacién no se del individuo, Puede que ioe exclusivo de la conservacién tom, Geb et site os rate de imitiles refinamien- Gta! 161 d : ‘convites” y nuestros banquete ceréepetoa a tine ae las exigencias findamentales St ones ae Heme Seamless compuesto” humane, facer si hetetidades esritanaente bleléuicae, as poste ects ea strictamente biolégicas, no puede eae vida “humana”. » fe todos los instinto: i ene s, el sexual es, sin réplica, aquel eaTane}lol eetautes halla mas inextricablemente mez. lo con ogi 6si é . aa Jo biolégico. A propésito de él, mucho més que la nutricién, es que nos creimos obligados a discutir ja aplicacién ‘a los seres humanos de las teorias puramente Biolégicas de los' instintos. Ni siquiera serfa verdad afir- que Ja sexualidad constituye la parte fisica del amor. "En realidad, es sumamente dificil, si no imposible, dis- tinguir en el anilisis de esta realidad existencial que es el amor, los componentes fisicos y psiquicos. En el curso de la historia, a medida que ha tenido lugar Ja evolucion humana, el amor se ha hecho cada vez mas complejo y complicado. La parte psiquica ha cobrado cada vez ma- yor preponderancia. ‘En su interesante obra, Los tres peldaiios del erotismno, Emil Lucka sostiene que en una primera etapa, € decir ga Jos ceres humanos todavia poco evelucionados, el amor ente sexual. Lo mismo que en los animales, era exclusivam 1 el macho seria impulsado’ hacia Ja hembra tnicamente de la especie. Lue- por el instinto, un jnstinto al servicio go, en la Edad Media, bajo Ja influencia de un cristianis- mo hostil al cuerpo, el amor se habria hecho puramente espiritual y metafisico. Por ultimo, el hombre culto actual aspiraria a una perfecta Cimbiosis de la sexualidad y del erotismo espiritual. te triple esquema, pero ‘como Hay algo de verdad en es! le esquem sndoe 10s eequemes peca por ‘excesivo simplismo. En par- VL LUCE z ttt tw aquagas! ginmprosis DE Lo Fisico ¥ 10 psiguico 31 ticular, 1a sucesion en el tiempo de los tres modos de amar no esta para nada conforme con la verdad histérica Asi, por ejemplo, el amor cortés de la Edad Media no fue tan exclusivamente espiritual como Jo hace suponer una lectura superficial de algunos poemas trovadorescos, Rara vez se dirigian a la esposa legitima y lo sexual no estaba excluido de su erotismo. Sélo después del Renacimiento, ajo la influencia convergente de 1a Reforma, la Contra- rreforma y el jansenismo, se igeneraliz6 en Occidente un amor tinicamente espiritual. Lucka, al hablar de un erotismo espiritual, que él dis- tingne del impulso s6lo sexual, esta mas cerca de la ver” dad experimental que mruchos psicoanalistas. También es cierto que cuanto més el ser humano se separa de su primitiva animalidad, tanto yas su amor se convierte en spiritual, En los primitivos, jncluso dentro de nuestra Civilizacién, el impulso sexual esté poco jnfluido por sen- Himientos de ternura y de admiracion y 00 s& presenta tu forma muy distinta a lo que es dado observar en los snimales superiores. He conocido a muchas persors, per- tenecientes a clases desahogadas y con cierta cultura es- colar, cuya vida sexual parecia despojada de toda afecti- vidad, que ni siquiera eran capaces de comprender el Tentido de la palabra “amor”. Si la escuchaban en algin cantor 0 en un predicador, la interpretaban espontanea- mente en el sentido picaresco de “‘hacer el amor”. No es posible considerarlos a todos como “simples o pobres de espiritu”, pues en otros dominios pueden incluso mostrarse muy inteligentes, Pero, si las anelizamos, vernos infalible- mente que tales personas se han detenido en la infancia tectiva, Son ‘perversas”, pero perversas que muy bien Imbjesen podido convertirse en seres normales, si las inhi biciones psiquicas no hubiesen detenido o desviado su ma- durez afectiva. La mayoria de los hombres y mujeres de nuestra civili- zacion no son palurdos ni perversos. Lo fisico ocupa aun ai primer Ingar en sus relaciones con el otro sexo, pero lo psiquico, lo “sentimental” se halla ya intimantente ligado Para legar a sa corazon hay que pasar por los sentidos, pero los sentidos sélo estén debidamente satisfechos cuando coopera el corazon. 32, En lo que podemos Iamar las élites humanas, es decir en las personas cuya madurez afectiva corre pareja con su madurez intelectual, el amor se inicia normalmente en el corazon, los sentidos intervienen en segundo término. Co- mo tendremos ocasién de comprobarlo al hablar del amor entre santos, el lugar ocupado por lo psiquico, por lo espi- ritual, puede hacerse tan preponderante que no subsista nada de carnal. Conviene, sin embargo, desconfiar de las apariencias. La atraccién carnal, sexual, esta rara vez ausente de un amor humano: a lo més, es susceptible de espiritualizacién, de sublimacion. De todos modos, siempre es peligroso pretender excluir del amor entre un hombre y waa mujer la parte correspondiente a los sentidos, sin que los copar- ticipes hayan alcanzado un altisimo grado de espirituali- dad en le totalidad de su existencia. De lo contrario, se estaré expuesto a peligrosas ilusiones. Hemos conocido a un poeta de sesenta afios que culti- yaba hacia mucho tiempo el mas sublime amor espiritual por una de sus admiradoras, veinte afios mas joven. En ree cartas ¥ conversaciones, ellos se ponian como | emplo $ hablaban con gran desprecio de les “carnales”. Esto Frosiguié hasta un dia en que el poets, que Tlegé a casa de su bien amada durante su ausencia, intento violar a ‘ana hija de esta de quince afios. Nada nos autoriza a acu- sar de hipocresia a este hombre. Con perfecta sinceridad seogurarg no comprender qué cosa “lo accom’ en aquel srtmento, El psicdlogo profundo, que conees el meco- Memo de identificacion, sabe muy bien 0 aN “acometid misMyestro poeta. En realidad, él intent6 poseek sv bien amada por intermedio de su hije- PSICOANALISIS DEL AMOS y. EL PRIMER AMOR ‘Todos lot humanos se hellan, tebricamenls, predispues- tos al amor, en uz estado latente de espera amorosa. La i seposicion y de esta espera ™ 2) alded de esta predisposicion Y oe aye Jas son inmatas, cast tanto como la ensar que & i tanto eta para h palabra o la libre eleccién, Pot ejemplo. Ded a civilizacién, sin embargo, ¥ también Dentro de nuestr ‘rotablemente reforzadas por 10 literatura en otras, se Ve ECHCOCTUT TT COCALO q ro smmpiosis DE Lo Fistco ¥ Lo Psiquico 33 y el arte, cuyo principal tema es el amor. Fx un pets y imo Francia donde, por lo menos en las grandes ciuda- des, ha desaparecido en muchos él sentimiento del puder, donde los enamorados exhiben su ternura en el subterra- neo, en las calles y otros Ingares puiblicos, los nifios no permanecen mucho tiempo en la ignorancis acerca de la yerdadera naturaleza de los impulsos de sus corazones ha- cia na prima o un primo. ‘Hasta los ocho afios Bernardo no presté ninguna aten- ciona las parejas que en la plaza pitblica donde jugaba diariamente se tenian por Ja cintura, se abrazaban o se besaban. Lo advirtid cuando tenia once afios: esto lo di- vertia y no se Je ocurria preguntarse la significacion de Un afio mas tarde empezd a tener suetos tomaba por la cintura c algunos gest nocturnos en que él tarabién abrazaba a alguna muchacha. Muy a menudo, esta ul- fima "no tenia rostro”, pero a veces reconocia en ella # alguna vecinita, algo mayor que él: Por ja misma época, Jes novelas de amor empezaron a interesarle mas que Jos libros de aventuras. Alguna vez, los suefios y las lec- turas eran acompafiados de ereccion y hasta de evacula- cién nocturne. sin que él estableciere ninguna relacion entre los dos érdenes de hechos. A Jos trece afios, Bernar do tiene por primera vez conciencia de estar enamorado. La predisposicion para el amor no existe en el mismo grado en todos los individuos. Los seres estan desigual- mente dotados, tanto en el plano afectivo como en el plano intelectual. Se da con frecuencia el caso de perso- nas, nacidas con una rica afectividad, que ven sus dispo- Siciones amorosas inhibidas por diversos factores psicolégi- cos y sociolégicos. Para que ellas alcancen su capacidad de amor normal, deberén abandonar Jas represiones psicolé- gicas. Es importante saber que la mayoria de los neur6- ticos son personas cuya afectividad ha permanecido en una etapa infantil o ha sido desviada. * aoe “Es precisamente por el amor, s6lo por el amor —es cribe el poeta André Breton— que se realiza en sx_més alto grado la fusion de la esencia y 1a existencia.” Sobre 34 SSICOAN ‘LISIS DEL AMOR edie eee experiencia amorosa adquiere un ex- epelana ei-anes stencial, para el hombre casi tanto soma pera ly maier, eonans ésta por lo general tenga tive de de parte ae a aquél, La maduracién afec- H persoua depende en gran parte de esta pri- yoera experiencia, A menudo ésta infunde también un tono delerminade a las experioncias ulteriores. Hasta el éxito profesional y social se veré en gran medida condicionade por elle. No parece haber un vineulo intrinseco entre los pri- meros iapuisos sexuales y la eclosiin de la vida sonti- maental. Ms atin: a menudo se observa una separacién radical entre las dos realidades. Esto es sobre todo vi- cible en los muchachos, pero mirando mas de cerca, s= comprueba también en las mi Jaime, de doce afios, esta perdidarvente enamorado de su prima, de dieciecko. La aco:pafia ocuitamente ea sts paseos, esté ceioso de sus admiradores. se pase por el ros: tro los vestidos cue ella he usade, le dedica versos en ove Io compare a las heroines de sus novelas preferidas. Todas jas noches sueda con ella, pero siempre de un modo ab- selutamente ‘‘casto”. Se imagine que duerme en el mismo quarto que ella, pero natwralmente en camas separadas ¥ munca la ve desvestirse. Jaime he tenido ya ocesion de Ze hombres mnujeres besarse eu la boca, A veces desea 3) también tener @ una muchacha en sus brazos, pore Sunes ésta es su prima. Tampoco pienise que otro homie pueda abrazaric: esto le pareceria un sacrilegio. Por esa inisma época, Jaime corjenza 4 experimest®" sus primeres erecciones, sus impulsos sexuales se iornat! cheepcionalmente intensos pera su edad. Las polucion toctzenas son frecuentes y se masturba Dury 6 mennde. Suele imaginerse em situaciones erdticas com muchachita Seige edad, pero casi siempre con las que le Sn antipa- ticas. Un dia intenta el coito con una de ellas, medio fdiota Visto superficialmente, el “caso Jaime” parece dar tazdn a los que no ven en el impulso sexual mas que una Feaccion bioquimica. y también @ aquellos para quienes ah amor. se escribe con mayéscula y ne tiende “en si” mas que 2 la comunién de los spirits, Estén alli le prima mada y los muchachas e quienes desea poser. , as. as i simprosis DE LO Bistco ¥ LO Aencia masturbatoria ¥ Habiends advertido la i grnis pertnrbaciones curneieriaiee de su nia, is raat de Jaime, lo a wn tratamiento poicologico. Hin el curso de ene tetamiente 2: of impulse sexnal ce Jaime © tu annada prituz. Pero ol superya de Jaime, probibiciones y consumes, es ame 4 Th influyjo se ha aperado ta escision etre re y eh impulso sexal por otra. Zeme el superré Je impide desear a la que ama, so impal eva espontineamente baci Jas que imbafecen le wenes posible a) obseto de su adoraciOa. Ti nisms proceso psiculégice se observa tembidu en ciersos wae, wigs le un hombre se sentiria culpable de adul- venio ai tuviera como emante a ning anuler ate & su efposa & periews 1 contraric, s¢ siente © al menos cou Jo jones hacia st cave sexual uces alarmada, decide conti sungir Ta v anwcosos por ima e se Bare: cies moral o fisicem “ou iegla”, si Ho Con Ja u que & considera sus ob! su aconips: aita, wna one lo més dievente posible criade @ al menor una pe a su muder jor buenas gue aedan ser nuestras ob- | evitemas generalizar, Adm H tus nifios, Los primeros impulses sexuales no tenga nite gma relacién con el amor, Por supuesto que, al adm usta lhipétesis, hablames de impulsos sexnales en él sen Jo estricte del términe, En efecto, si tuviésemos que calificar como sexual —tal coma lo hace Frend— el placer que experiments el nifio en brazos de st mem, entonces seria imposinie distinguir entre el amor y el instinto Sexual, Por oita parte, no dshe rechazarse @ priori la posibilidad de que el amor pueda presentsrse sin, ningim vincule con la sexuelidad, Sin embargo, ne hay que de- jase engafiar por las apariencias, pues, asi como lo hemos visto en Jaime, el deseo sexual puede estar simplemente reprimido en el inconsciente. En cuanto al “amor platé- nico”, lo analizaremos més adelante. * a 36 PSICOANALISIS DEL AMOR Rara vez el primer amor es durable. Se mauifiesta por Jo general a una edad demasiado temprana pera que sea posible contraer compromisos definitivos, Ademas, en el curso de su maduraci6n, el individuo se transforma dema- siado radicalmente para permanecer fiel a su primera pasion. Suele suceder con bastante frecuencia que un hombre se case a los treinta afios con la muchacha que fuera el objeto de sus primeros sentimientos amoresos. Lo mas a menudo, sin embargo, ya no penseba en ella desde hacia muchos afios y ahora es un immulso nuevo, um impulso de adulto, que lo leva hacia ella y viceversa. Cada uno de los dos ha logrado realizar su propia madu- racién y ésta se ha efectuado de tal modo que ha hecho posible una comunién entre ambos. Por el contrario. un compromiso definitive contraido por personas demasiado jovenes podria resultar desdichado. Es posible que, cuian- do sean adultos, ya no tengan nada de comin. Por efimero que sea, el primer amor es casi siempre un acontecimiento psicolégico importante. Nun:a deja de influir, positiva o negativamente, sobre los e:uores veni- deros, Asi, pues, no es dificil comprender po: qué el psi- célogo se preocupa en que el primer amor sea un logro afectivo, El hombre o la mujer que haya amado, por primera vez, a una persona indigna, capaz de abusar de Ja confianza acordada por un corazon puro y sin expe- riencia, tendra escasas probabilidades de volver a amar apasionadamente, con la confianza y el completo aban- dono que. supone todo amor atiténtico. Los fracasos en el amor, “mo sus éxitos, se producen casi siempre en ser* vndo el profano habla de “fetalidad”, el je reconoce sin esfuerzo una causalidad alectiv e afios, bonita y sentimental, esté otras, de su profesor de litcra- lad. Elisa le escribe cartas de | decidida que les demas, se _ ‘\se siente halagado de ser readtre. “ta hace ir a su casa, la 1 tra. ati el amor, se . vertirla en su amante. amor y le a los hace Hecer a su icioio. 2: que a Ja conm. y sin cuardar mu- i el objeto de a y Jas muchacs. TEELELULUL ULLAL] SIMBIOSIS DE Lo FisIco ¥ Lo Psfquico 37 Elisa se siente infeliz y despechada, ya no cree en el amor, Durante varios afios conoce algunos hombres (més de uno la amaré), sin que ella se sienta capaz del menor viuenlo afectivo, A los veintidés afios se casa con un hombre que la ema y a quien ella estima, Sin embargo, tampoco a él puede unirse afectivamente. Lo eneaiia con frecuencia. Se divorciaria si no estuviera convencida de autemano que con otro pasaria exactamente lo mismo En el wanscurso de una rdpida psicoterapia, realizada por otra razén muy distinta, se advierte que Elisa identi- fica inconscientemente a todos los hombres con aque) in- digno objeto de su primer amor en quien hace mucho que ni piensa conscientemente. A fin de ilustrar la influencia Positiva del primer amor, elegiremos, entre los muchos casos que hemos podido ob. servar, uno que, exteriormente, se parece mucho al de Elisa. A los dieciséis afios Ana se ha convertido en la amante de su profesor de piano. En ningin momento tiene ella el Sentimiento de haber sido seducida y el hombre, que Parece haberla amado tanto como ella a él, la ha tratado siempre con mucha delicadeza. La separacién se prodice al cabo de un afio, cuando Ana debe irse a otra cindad a concluir sus estudios. Esto la hizo sufrir, pero nunca se sintié traicionada, muy por el contrario,” esta conven- cida de que 1 sufrié tanto como ella. Andando el tiempo, Ana amé a otros hombres y se casé por amor. La expe- riencia de su primer amor, lejos de impedirla querer a su marido, parece haberla ayudado, pues graciag a ella, sigue creyendo firmemente en el amor. Sin embargo, tam. bién ha “olvidado” a su profesor de piano, 4 | VI. EROS, EL DE LOs 00s VENDADOs Son inmumerables jos cbstéculos que el amor encuentra en su camino. Como para todas las cosas diticiles, la pri- mera condicién previa de su éxito es creer en él. En Ferdad, el amor es Ja simbiosis de corrientes Psiquticas tan fuertes que todo ser imtmano joven y sano cree en él esponténeamente, Si no eswsiempre asi en la prdctica, ello

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