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"Nunca Dejes de Soñar" Felipe Leno 06.08.21
"Nunca Dejes de Soñar" Felipe Leno 06.08.21
Quiero compartir con ustedes, una historia sobre la libertad y la capacidad de soñar.
Fue así que, cuando nos acercábamos a la parte final del segundo día del intenso taller, y luego
de analizar un artículo de Mario Vargas Llosa denominado “No hay soda”, sobre la
monumental gesta de superación y fabuloso emprendimiento de la familia Añaños; así como
algunos de los notables y visionarios discursos de Gastón Acurio que significaron para nuestro
país el inicio de una revolución gastronómica, y el desarrollo de marcas y nuevos conceptos
que tanto han ayudado a posicionar al Perú como un coloso del arte culinario en el mundo; el
niño que había estado presente durante las dos jornadas, prestando siempre mucha atención
e intercambiando puntos de vista con enorme entusiasmo dentro del grupo en el que intervino
su madre, se animó a pedir la palabra.
Aunque es verdad que en el Perú existen muchísimas dificultades; también es cierto que
cuando se vive en libertad y en democracia, siempre es posible soñar, y luchar por alcanzar y
hacer realidad nuestros sueños. El espíritu que ha impulsado el progreso de la humanidad ha
estado cimentado en nuestra capacidad de crear y de imaginar, a fin de seguir avanzando,
hasta lograr que lo imposible sea posible. Sin libertad, la capacidad de soñar y de crear, tanto
como de luchar por hacer realidad nuestros sueños -por lo general- se desvanece. Como se
desvanece también la esperanza que alimenta nuestros sueños.
Sigo creyendo, que la libertad y la democracia, son las grandes fábricas que generan e
impulsan nuestros sueños más maravillosos; tanto como nuestras mayores esperanzas. Son
como las fuentes inspiradoras que nos motivan a soñar y a luchar por lo que parece
inalcanzable, hasta lograrlo. Al recordar esta experiencia que me conmueve profundamente,
tal como si la volviera a vivir; una vez más me doy cuenta que siempre existen historias llenas
de esperanza -como las de Martín- que están allí con su poderosa luz, para quienes deseemos
abrazarlas, motivarnos y emularlas; siempre que, por supuesto, exista libertad.
A estas alturas de una historia que resulta tan sensible para mí, no es necesario decir mucho
más. Me queda tan clara como ayer, la misma fervorosa convicción que compartí con Martín,
“¡¡¡Nunca dejes de soñar!!!”. “¡¡¡Por favor, nunca dejes de soñar en libertad!!!”. Lampadia