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El basilisco

Es un animal muy extraño, semejante a un reptil con un solo ojo en la frente redondo y sin
párpados. Dice la leyenda que nace de los huevos pequeños y sin yema que ponen algunas
gallinas y en algunas regiones se comenta que de los huevos puestos por gallos viejos.
El basilisco puede esconderse en cualquier recoveco de la casa y la persona que lo vea al
ojo puede morir de inmediato o quedar ciega. Una forma de combatir a este prodigio es
lograr que se observe en un espejo y muera del espanto.
Hay que tener cuidado de destruir los huevos antes de que el animal nazca, pues su
gestación dura alrededor de un día.

El último cliente

Un taxista regresa de llevar a un pasajero por una solitaria carretera de montaña, para su
sorpresa encuentra un nuevo cliente en el arcén de la carretera. El hombre se acomoda en el
asiento de atrás del taxi y da una dirección, aunque el lugar es desconocido para el taxista el
pasajero se compromete a guiarlo para llegar a su destino.
Atraviesan pequeños pueblos, pasan por caminos olvidados y poco a poco el taxista
comienza a inquietarse. Tras un buen rato de conducción se gira hacia atrás y pregunta al
pasajero dónde se encuentran. Al hacerlo se sorprende por última vez al ver que el pasajero
ha desaparecido, sin embargo se solventan sus dudas sobre donde está: al borde del
precipicio a punto de dejar que sea la gravedad quien marque velocidad y recorrido.

El jinete sin cabeza

Se dice que en un pueblo muy aislado de toda civilización se contaba la historia de un jinete
que acostumbraba a hacer su recorrido por las noches en un caballo muy hermoso, la gente
muy extrañada se preguntaba ¿que hombre tan raro por que hace eso?, ya que no era muy
usual que alguien saliera y menos por las noches, a hacer esos recorridos.

En una noche muy oscura y con fuertes relámpagos desapareció del lugar, sin dar señas de
su desaparición. Pasaron los años y la gente ya se había olvidado de esa persona, y fue en
una noche igual a la que desaparecio, que se escuchó nuevamente la cabalgata de aquel
caballo. Por la curiosidad muchas personas se asomaron, y vieron un jinete cabalgar por las
calles, fue cuando un relámpago cayó e iluminó al jinete y lo que vieron fue que ese jinete
no tenia cabeza. La gente horrorizada se metió a sus casas y no se explicaban lo que habían
visto.

El duende

Se dice que es un niño que murió sin ser bautizado o un niño malo que golpeó a su madre.
Es muy pequeño, lleva un sombrero grande y llora como una criatura. Tiene una mano de
hierro y otra de lana, cuando se acerca a alguien le pregunta si con cuál mano desea ser
golpeado. Algunos dicen que, sin importar la elección, el duende golpeará siempre con la
de hierro. Otros, en cambio, aseguran que los desprevenidos eligen la de lana y que es ésta
la que en realidad más duele.
Posee unos ojos muy malignos y dientes muy agudos. Suele aparecer a la hora de la siesta o
en la noche en los cañadones o quebradas. Tiene predilección para con los niños de corta
edad, aunque también golpea sin piedad a los mayores.
En la zona de los Valles Calchaquíes existen dos historias muy curiosas con respecto al
duende:
Una cuenta que un arqueólogo, internándose en el cerro a horas de la siesta escuchó el
llanto de un niño. Al acercarse vio un párvulo en cuclillas y con la cabeza gacha. Cuando le
preguntó si qué le sucedía, el niño alzó su maligno rostro y mostrando sus agudísimos
dientes al tiempo que sonreía, le dijo:
- Tatita, mírame los dientes...
El "gringo" salió corriendo tan veloz como las piernas le daban y nunca regresó.
La otra historia, narrada por Lucindo Mamaní, de Tafí del Valle, cuenta que se vió al
duende conversando en un zanjón con un niño que estaba a su cuidado (actualmente un
prominente médico). Al acercarse don Lucindo, el duende -llamado "enano del zanjón" por
los lugareños- salió huyendo.

Kuchisake onna

Noche oscura, carretera solitaria, conductor confiado, autoestopista hermosa. Pero no, no es
la autoestopista fantasma de la versión occidental. Aunque el cuerpo de la pasajera se
intuye bello y sus ojos anticipan un rostro fascinante la parte inferior de su cara está oculta
con un velo blanco. La mujer se sienta en el asiento de atrás y el conductor reanuda el viaje.
“¿Soy hermosa?” -le pregunta la pasajera al conductor. “Sí, lo es”, afirma el hombre, y para
confirmar sus primeras impresiones le dirige una mirada a través del espejo retrovisor. Pero
la mujer se ha quitado el velo que cubría su boca y ésta aparece abierta con unos profundos
cortes que le llegan hasta la orejas en una gran sonrisa macabra al fondo de la cual culebrea
su lengua. El conductor ni siquiera escucha sus gritos de horror, a partir de este momento lo
único que escuchará es la pregunta repetirse una y otra vez en su cerebro: “¿Soy hermosa?
… ¿soy hermosa?… ¿soy hermosa?…” En otras versiones Kuchisake onna, la mujer de la
cara cortada, caza y desfigura niños con su gran velocidad sorprendiéndolos cuando menos
se lo esperan. A veces se puede escapar de ella lanzándole un fruta lo que da al perseguido
el tiempo suficiente para huir.

El mico brujo

En Guatemala y en toda la región centroamericana se conoce la leyenda del “Mico Brujo”.


En algunas partes también le dicen la Mona. Decían nuestros antepasados que había unas
mujeres que a las once de la noche se daban tres volantines para atrás y luego tres para
adelante; que esta mujeres tenían un guacal blanco y que a la última voltereta vomitaban el
alma en el guacal. Ya sin alma, tomaban figura de monos o micos y se dedicaban a hacer
“diabluras”. Y así, estas brujas, acompañadas de la oscuridad de la noche, se trepaban a los
árboles y tiraban frutas a la gente. Se subían a los techos de las casas, saltando de un lugar a
otro y arrojando pedradas contra las piedras de la calle. Muchas personas han tratado de
agarrar y matar a la mona o al mico, pero de nada les sirve, pues cuando ya están cerca y
creen tenerlo acorralado se les esfuma como por encanto. También contaban nuestros
antepasados que estas mujeres podían convertirse en cerdas grandes, negras y llenas de
lodo. Apenas veían a la persona “señalada”, aligeraban su trote y comenzaban a gruñir.
Embestían furiosamente a la persona y le daban trompadas y mordiscos en las piernas hasta
derribarla y hacerle perder el conocimiento. Al día siguiente, la víctima amanecía molida y
mordida, y con los bolsillos vacíos.

El payaso

Una familia se mudó a una casa enorme. Cuando entraron había un cuadro de un payaso
con la palma de la mano abierta, era muy bonito así que decidieron dejarlo.
Cuando llegó la noche todos se acostaron. A la mañana siguiente el padre de la familia
murió. Nadie se dio cuenta en el payaso, pero e su mano había bajado un dedo.
A los pocos días murió la madre y el payaso bajó otro dedo. Así fue haciéndolo hasta que
ya tenía todos los dedos bajados menos el meñique.
Aquella noche la casa se quemó y los bomberos fueron a apagarla, pero lo único que
pudieron salvar fue el cuadro del payaso.
Después de pasar 10 años reformaron la casa y otra familia se mudó a vivir allí. Cuando
entraron vieron el cuadro del mismo payaso con la palma de su mano abierta

LA MUERTE

De las muchas historias que hay, la de "La muerte", fue concebida así: La primera y más
antigua dentro de la humanidad que inspira cierto miedo y respeto a quienes la sienten.

Cuenta que se describe así: su larga barba demuestra su antigüedad, sus ojos blancos y
ciegos pues no puede escoger su próxima víctima, su vestido holgado pues su trabajo lo
amerita, sus pies de caballo pues tiene que ser muy rápida y su azada con la cual a tientas se
hace la escogencia.

Ángel del altísimo con el cual nos encontraremos algún día.

EL DIABLO

Conocido por mi persona en las mascaradas patronales de nuestra comunidad y asuste casi
diario de parte de nuestros mayores, cuando nos encontraban en nuestras travesuras.

"Te va a llevar el diablo".


Cuentan los abuelos que hubo una gran lucha en el cielo entre el ángel Luzbel y el arcángel
San Miguel en la cual el primero fue derrotado y lanzado al infierno.

Diablo del Génesis y transformación del ángel Luzbel en la culebra que se arrastra por la
tierra y desde su infierno espera a todos aquellos que en la tierra practican el mal.

Leyenda de Iztarú

Hace muchos años, antes de que los españoles llegaran a Costa Rica y Juan Vásquez de
Coronado fundara Cartago, los grandes palenques se levantaban en las partes Norte y Sur
de la región del Valle del Guarco.

La parte Norte, era gobernada por un cacique llamado Coo, de gran poder y de aplicación a
la agricultura. La parte Sur la gobernaba Guarco, cacique déspota invasor.

Guarco y Coo sostenían una lucha por el dominio de todo el territorio (Valle Central del
Guarco). La lucha fue grande; poco a poco, Guarco iba derrotando la resistencia de Coo,
hasta que este murió y dejó en mando a Aquitaba, el cual era enérgico y fuerte guerrero.
Cuando vio que iba a ser derrotado por Guarco, tomó a su hija "Iztarú", la llevó al monte
más alto de la parte norte de la región y la sacrificó a los dioses, implorando la ayuda para
la guerra.

Estando en una dura batalla con Guarco, Aquitaba imploró la ayuda de "Iztarú" sacrificada;
del monte más alto salió fuego, ceniza, piedra y cayeron sobre los guerreros de Guarco que
huyeron. Del costado del monte salió un riachuelo que se convirtió en agua caliente
destruyendo los palenques de Guarco.

Una maldición cundió y se decía que los habitantes de Guarco trabajarían la tierra,
haciendo con ella su propio techo (teja); el pueblo se llamó luego Tejar de Cartago, la
región Norte Cot, y el monte alto volcán Irazú.

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