Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Cereijido Marcelino - Ciencia Sin Seso22
Cereijido Marcelino - Ciencia Sin Seso22
SIN SESO
LOCURA DOBLE
MARCELINO CEREfJIDO
s ig lo
v e in tiu n o
editores
CIENCIA SIN SESO,
LOCURA DOBLE *
¿Estás seguro de que te quieres dedicar a la
investigación científica en un país subdesarrollado?
por
M ARCELINO CEREIJID O
siglo
veintiuno
editores
* Baltasar Gracián
siglo veintiuno editores, s.a. de c.v.
CERRO DEL AGUA 248, DELEGACIÓN COYOACÁN, 04310 MÉXICO. D.F
INTRODUCCIÓN 11
5. ¿CONOCER? 58
[5 ]
6 ÍNDICE
[111
12 IN TRO D U C C IÓ N
tivo , o b te n e r d in e ro para, c o s te a r s u s p ro y e c to s , s o s te n e r su
hogar, llevar sus hijos al dentista, com prarles ropa, e ir al cine?
H o y es d ifícil se r u n in v e s tig a d o r p ro fe sio n a l en el terc er
m undo, porqu e si bien y a ten em os las condiciones p ara form ar
in vestiga d o re s tan b u en os o tan m a los co m o los d el p rim ero,
debem os trabajar en el seno de culturas que no están p repara
das para albergar un aparato cien tífico-técn ico-produ ctivo m o
derno, y se presentan los siguiente problemas:
a] Sum ándose a ciertos coros posm odernistas, algunos per
sonajes de Latinoam érica se han puesto a despotricar contra la
cien cia y la tecn ología, tal y com o si algu n a v e z h ub ieran esta
do m o d ern iza d o s; tal co m o si, en c o n s ecu en cia con su s p o s
tu ra s , e s tu v ie r a n d is p u e s to s a d e ja r d e u s a r a n te o jo s y n o
vo lver a leer por el resto de sus días, ni a en cen der la luz, ni a
u sar el teléfono, ni a ir al cine, o a resign arse a que las m uelas
se les pudran en la boca y aceptar que si a sus hijos se les infla
m a el apén dice cecal, revien ten de dolor y m u eran de peritoni
tis. Por el contrario, yo estoy convencido de que, si h ay algu n a
solu ción a los problem as que afligen al llam ado tercer m undo,
r e q u ie r e d e c o n o c im ie n to p u e s , fr a n c a m e n te , n o a lc a n z o a
im a g in a r q u e la ig n o ra n c ia sea el m e jo r m ed io p a ra re so lv er
problem a alguno.
b] Nos resu lta m u y difícil desarrollar un aparato científico
en nuestras naciones del tercer mundo y, sobre todo, vincularlo
con el aparato productivo. Atribuim os tales dificultades a la su
puesta endeblez de nuestra ciencia, sin advertir que, por el con
trario, los productos de nuestra ciencia alcanzan un nivel de ex
cele n c ia con el q u e p o r a h o ra n u e stra in d u stria no p u ed e ni
soñar. Así, los artículos científicos que producim os se publican
en las m ejores revistas internacionales, nuestros investigadores
figuran en los plan teles de H a rva rd y Cornell, de Cam bridge y
del M a x Planck, n uestros sabios logran todo tipo de distin cio
nes, in clu ido el fam oso Prem io Nobel; p a ra equ ipararse, n u es
tros in du striales deberían, por lo m enos, fabricar coches, avio
nes, fotocopiadoras y cám aras de calidad tal que pudieran com
p e tir e n e l m e r c a d o in te r n a c io n a l c o n lo s M e r c e d e s -B e n z ,
Boeing, X erox y Nikkon. Pocos advierten que la fam osa "fuga de
cerebros" es un claro pero ominoso índice de que, gracias a nues
tra com unidad científica, uno de nuestros principales productos
de exportación son los excelentes investigadores que producimos.
14 IN TR O D U C C IÓ N
v io s y a rte r ia s d el lo m o co n u n a la n z a , se lo s sa n g ra , se le s
a rp o n ea con la ceran tes b a n d erilla s y se les clava u n a espada,
los toros por supuesto sienten dolor. De m odo que, la visión del
m undo con que se mueven algunos líderes intelectuales, parece
h a b e rs e q u ed a d o tra b a d a a llá p o r el sig lo x vii, cu a n d o R en é
Descartes enseñaba que los gritos, la desesperación, las convul
sion es y otras m a n ifesta cio n es de su frim ien to de los anim ales
to rtu ra d o s , eran in tra s c e n d e n c ia s c o m p a ra b les al ta ñ id o del
inerte carillón de un reloj, pero que en realidad los anim ales no
sentían dolor alguno. Aquí se habla
un poco sobre
T ercer ejem plo. Ciertas casas com erciales que perm an ecen la ciencia vs el
a b ierta s h a s ta m e d ia n o ch e se h an tra n fo rm a d o en b o ca s de mito (que tanto
se ha hablado
expendio de libros de todo tipo. En el sector dedicado a la cien en otros textos).
Muchos tienen
cia, in variablem en te en cu en tro libros de un tal U ri G eller, que ideas de otros
siglos dónde
afirm a poder doblar cucharas con la fuerza de su pensam iento; aún se
ignoraban
o sobre el Triángulo de las Berm udas, de un señor Phillipot que muchas
a seg u ra qu e el c á n cer se cu ra co m ien d o ajo, lim ón y cebolla, interrogantes.
Eje. cocción de
adem ás de varios otros escritos por excelentes divulgadores pri- la langosta.
m erm u n distas (Asim ov, Thom as, G ould, G am ow). En cam bio,
dichos com ercios no tien en n in g u n o de los lib ros escritos por
d ivu lg a d o res y en sa yista s cien tífico s locales; p o r ejem p lo, no
tienen los de la colección "La C iencia D esde M éxico", que reúne
libros excelen tem ente escritos por lo m ás granado de la com u
nidad científica mexicana.
He conversado con vendedores y encargados de dichos com er
cio s, y m e h a n e x p lic a d o q u e e llo s e v a lú a n el co sto d e c a d a
m etro cu a d ra d o de su tien da, de ca d a cen tím etro de es c a p a
rate, así com o las preferencias de los com pradores y, sobre esa
base, deciden cu áles libros conviene ofrecer y con cuáles otros
perderían espacio, tiem po y dinero. Me h an convencido de que
si y o fu era g e re n te y q u is ie ra evita r la b a n c a rro ta no ten d ría
otra altern ativa que operar del m ism o m odo, pu es esta escan
dalosa situación no es causada por el afán de lucro de un puña
do de em presarios rapaces, sino por la exacta com pren sión de
las preferencias y expectativas cu ltu rales de n u estra sociedad.
H acien do ga la de co m p ren siva bon h om ía, u no de ellos llegó a
e x p lic a rm e : "A u n p e r fu m e u s t e d d e b e p o n e r le u n n o m b r e
fra n cés , a u n a a c a d e m ia d e k a ra te u n o ja p o n é s , y a u n v in o
u n a m a rca qu e evo q u e vieja s a b a d ía s y ca sa s señ o ria les. De
modo que la colección 'L a Ciencia Desde México lleva un título
16 IN TR O D U C C IÓ N
[211
22 DE h o m i n í d e o s , m i t ó m a n o s y c i e n t í f i c o s
con las vacas y los caballos, en un grupo distinto del que agru
pa a los olivos y los naranjos. Si a esto le sumamos que a una
palabra se la puede aislar del contexto, o usar en varios textos
distintos, se advierte que debemos especificar cuál es la idea
central que contiene esa palabra y que permite independizarla
del contexto. ¿Por qué puedo usar "perro1para distintos perros,
sean chicos o grandes, jóvenes o viejos, blancos o negros, míos o
ajenos, muertos o vivos? ¿Qué cosa es lo esencial de "perro1?
(D.C. Lindberg, The beginnings o f Western Science). Por ejem
plo, esta actitud llevó a Platón a destilar las características
prominentes e ignorar los detalles incidentales (peludo, vivo,
dócil) hasta quedarse con la idea portadora de lo que él conside
raba la verdadera realidad: una vez que la había encontrado,
para él, "perro" ya no era este perro en particular, sino su "pe
rro ideal". Por supuesto, Platón iba más lejos, llegando a elucu
brar sobre la existencia previa, objetiva e independiente; aspec
tos de los que no nos ocuparemos aquí. Los griegos no reduje
ron estos tratamientos a los objetos concretos, sino que también
los aplicaron a construcciones mentales y a conceptos. Baste de
cir que el proceso de clasificación, descontextualización y abs
tracción, nacido con la escritura, permitió barajar mentalmente
a las ideas y no a las cosas en sí; además, fue un prerrequisito
importante para el desarrollo de la filosofa y de la ciencia.
Análogamente, los "físicos" griegos dan explicaciones pro
fanas de los fenómenos naturales, y no se interesan tanto por
los orígenes mitológicos, sino por lo cotidiano; así como en las
asambleas de ciudadanos van encontrando leyes de las rela
ciones entre humanos, también le van encontrando leyes a la
naturaleza. Expresan sus teorías, diseñan la forma de defen
derlas de los críticos y de los competidores. Poco a poco, el sa
ber se va secularizando y convirtiendo en un pensamiento ex
traño a la religión.
Entonces, comienza un proceso que parece paradójico: al ir
perfeccionando lo que va a ser el futuro aparato científico, el
hombre trata de eliminar los mitos que, se supone, le habían
servido de punto de partida. Los presocráticos, aunque descar
tan al mythos en nombre del logos, admiten que las narra
ciones mitológicas encierran verdades filosóficas y, por lo tanto,
no quieren desterrarlas del todo. Platón todavía considera que
el mito es un modo de expresar ciertas verdades que escapan al
D E H O M IN ÍD E O S, M IT Ó M A N O S Y C IE N T ÍFIC O S 33
[35]
36 LOS DO G M AS R E LIG IO S O S Y LOS PR IN C IPIO S C IEN TIFIC O S
lo s a x io m a s . J u s ta m e n te , e n g r ie g o a x io m a s ig n ific a " d ig
nidad", y se refiere a "lo que es digno de ser estim ado, creído o
valorado" (sin que le registres los bolsillos). De m an era que, en
últim o térm ino, toda la estructura de la ciencia descansa sobre
axiom as; la segu ridad/in segu ridad de éstos es sim ilar a la que
em anaría del hecho de que el "digno caballero" no fuera en rea
lidad un taim ado ladrón, y que el "malandrín" sea en cambio un
p o b r e d ia b lo m a l e n tra z a d o ... y tú u n p r e ju ic io s o . P r e c is a
m ente: todos los científicos som os preju iciosos, y n uestros p re
ju icios se llam an axiomas.
¿No podríam os dem ostrar que los axiom as dicen la verdad,
sin ten er que depender de su aspecto digno? En prim er lugar,
si lo con sigu iéram os, y a no serían axiom as; en segu ndo, p ara
h acer tal dem ostración deberíam os basarn os en otros su pu es
tos, y entonces estos últim os serían los que pasarían a ser axio
m as. Lo ú nico que con segu iríam os es ir un poquito m ás h acia
atrás. En tercer lugar, Kurt Güdel dem ostró en 1931 que, den
tro de casi cualquier sistem a de axiomas, hay enunciados de los
que ja m á s se pu ede dem ostrar su veracidad o su falsedad. Por
últim o, no todas las ciencias, cuando van h acia atrás, llegan a
los m ism os axiom as. M u chas de ellas son de orden práctico, y
parten de su pu estos distintos. Por ejem plo, a los econ om istas
les sería de m uy poca utilidad partir de axiom as como: "El todo
es m ayor qu e la parte", o "dos cosas igu ales a u n a tercera son
igu ales entre sí". En cam bio a Euclides, padre de la geom etría,
le fu e im p re s c in d ib le a rra n c a r de ellos. M ás aún, n o p u d o i r
m ás hacia atrás y dem ostrar que ésos, a su vez, derivaban de
o tros m ás p rim itivo s. Pero c a d a ta n to su rg e a lgú n ge n io qu e
revisa los supuestos en los que se apoya toda una disciplina, los
ca m b ia y d es en c a d en a u n a gra n re volu ció n cien tífica. De ese
m odo, la u rd im b re del ed ificio cien tífico no se so p o rta en un
sólido basam en to, sino en lo qu e L.A. S teen llam ó "el in fiern o
de la perpetua indecisión".
Pero entonces, si tanto la ciencia com o las religiones en ú l
tim o térm in o se b a sa n en u n a a cep ta ció n no d em ostra d a , en
una especie de p o rq u e sí, en un "infierno", ¿no hubiera sido más
cómodo que los dioses continuaran siendo los garantes de nues
tras concepciones, tal y como sucede con las religiones? ¿Acaso
tien e m ás "dign idad" un a xio m a en co n tra d o p o r los h om b res
que el m an dato atribu ido a un dios? ¿P ara qué tom arse el tra
LOS D O G M A S R E LIG IO S O S Y LOS PR IN C IPIO S C IEN TIFIC O S 37
[50]
¿LA RAZÓN O LO S S E N T ID O S ? ¿VER PARA C R E E R ... O CREER PARA VER? 51
5 Galileo declaró: "No hago experimentos para ver qué sucede, pues ya lo
sé y estoy convencido. Los hago para convencer a los incrédulos."
56 ¿LA RAZ ÓN O LOS SENTID O S? ¿VER PARA C R E E R . . . O CR EER PA R A V ER ?
E n lo s c a p ítu lo s a n te r io r e s h e tr a ta d o d e m o s tr a r te q u e la
fo r m a a c tu a l d e la c ie n c ia e s p r o d u c to d e u n la rg o p r o c e s o
h is tó ric o de e s tir a y a flo ja en tre e m p iris m o s , ra c io n a lis m o s ,
p o sicio n e s teológica s, in va sion es de p u eb lo s con visio n es del
m u n d o con trap u estas, qu e de n in g u n a m a n era llegaron a un
a cu e rd o so b re q u é c o s a e s la c ie n c ia y q u é e s co n o cer. Pero
tem o que eso te dé la falsa im presión de que, entonces, en cien
cia todo vale.
No es así; h a y u n a ra m a de la filo so fía, la ep is te m o lo g ía ,
que se ocupa específicam ente de analizar la naturaleza, la gene
ra ció n y la v a lid a ció n del co n o cim ien to . Pero, claro, los epis-
tem ólogos no son señ ores apostad os tras un m o stra d o r de re
cepción, con norm as escritas en m árm ol sobre cuáles contribu
ciones de los científicos han de aceptar y cu áles no; tam bién la
epistem ología, como el resto de las ram as del conocim iento, a lo
largo de la h istoria su frió su s p rop ia s co n vu lsion es, m odas, e
influencias de genios esporádicos.
Por ejem p lo , a p rin c ip io de sig lo, a lo s e p is te m ó lo g o s les
su cedieron dos cosas. En prim er lu gar ellos provenían de la fi
lo sofía y qu isieron pon er coto a la in vasión de p en sadores que
an a liza b a n la econ om ía, la sociedad, la h istoria, la p erso n a li
dad y el len gu aje con preten sion es cien tífico-filosóficas (Marx,
Darwin, Freud y otros tuvieron el mérito de escandalizar a epis
tem ólogos y a qu ienes no lo eran); en segundo, los epistem ólo
gos advirtieron que no estaban solos en sus propias discusiones
filosóficas, sino que su rgían p a rticip an tes entre los fisiólogos,
físicos, econ om istas, antropólogos, sociólogos, psicoan alistas.
Cual gladiadores que luchan con armas, defensas, estrategias y
religiones diversas, e incluso profiriendo frases en idiom as dife
rentes, los particip an tes en la p o lém ica cien tífica ech aron m a
no de argum entos sociales, poli ticos, económ icos, psicológicos y
epistem ológicos en un debate que aún continúa y que, desde mi
punto de vista, ha tenido tres consecuencias principales: a] una
[58]
¿CONOCER? 59
u n iv e rs o tien e la s p ro p ie d a d e s q u e le a trib u im o s p o r q u e n o
sotros lo observam os (principio antrópico).
C om o la filosofía, la cien cia y el a rte son h ech as p or o rga
n ism os de carn e y hueso; n u estra cu ltu ra parece ser de pronto
un produ cto biológico. El filósofo vasco N icanor U rsú a (La bio-
log iza ción d e n u estra cu ltu ra ) lam enta:
L u e g o se p re g u n ta : "¿ E s el s a b e r h u m a n o só lo b io lo g ía ?
¿ S o m o s lib res p a ra h a c er la h isto ria con c o n c ien c ia ? ¿S o m o s
m arion etas de la evolución?"
L o s e p is te m ó lo g o s d e este siglo ta m b ié n v o lv ie ro n a p r e
gu n tarse qué es despu és de todo u n a h ipótesis científica, y có
m o se va lid a o se refuta. La m a y oría de los in vestiga d o res qu e
n os ga n a m o s la vid a tra ta n d o de en ten d er la m em b ra n a celu
la r o las p rop ied a d es del boro d iríam os qu e u n a "h ip ótesis" es
sim plem ente el m odelo teórico que podem os form ular acerca de
có m o fu n c io n a el s is te m a en es tu d io ; "v a lid a c ió n " es el c o n
ten ido de n u estro p a p e r, en el cual dem ostram os que todos los
e x p e r im e n to s q u e h ic im o s p a r a p r o b a r l a h ip ó t e s is a p o y a n
n u estra fo rm a de ver las cosas, y que n in gu n o de los que h ici
m o s p a r a t ir a r la a b a jo la p u d o d e s tru ir. "R e fu ta c ió n " e s e n
cam bio el conten ido del p a p e r de un com petid or, qu ien realiza
u n ex p erim en to qu e h ab íam os om itid o y d em u estra qu e esta
m os equ ivocados. C on esta óptica, "irrefu tab ilid ad " es la gra
tís im a p ro p ie d a d q u e ir ía te n ie n d o n u e stro m o d elo a m e d id a
qu e m ás y m ás co lega s p u b lica n re su lta d o s q u e la a p o ya n y
n ad ie en cu en tra n ad a qu e lo con trad iga. "C on firm a ción " sería
el e sta d o q u e a lc a n z a n u e s tra h ip ó te s is , el d ía q u e a lg ú n s e
ñ orón de H eidelberg o de Princeton se la adjudique y no nos ci
te. N o o b s ta n te , e s t a m o s s e g u r o s d e q u e ta r d e o te m p r a n o
algu ien g en era rá un m odelo m ejor y que irán aparecien d o m o
delos cada vez mejores; asim isn Q, confiam os en que si se extra
p o la e s te p r o c e s o a l fu tu ro , la s e r ie d e m o d e lo s m e jo r a d o s
¿CONOCER? 61
refu tación m ism a p odría resu ltar falsa. Para ayudarte con este
co n cep to: p o n te en el lu g a r y tiem p o de C o p érn ico. A c a b a de
p o s tu la r q u e la T ie r ra n o es el cen tro d el u n iverso , sin o qu e
g ir a a lr e d e d o r d e l Sol. A lg u ie n le re fu ta : s i l a T ie r r a g ir a r a
a n u a lm e n te c o m o u s te d a firm a , s a ld r ía d is p a r a d a h a c ia el
esp acio igu al qu e cu an d o a lgu ien revolea u n a p ied ra atad a a
un cordel. Com o en la época de Copérnico no se sabía de atrac
cio n es gra vita to ria s, le h u b iera n "d em o stra d o " q u e su teo ría
h eliocén trica era falsa. Con todo, u n a exposición breve y clara
de los argum entos de Lakatos resulta aquí un tanto superflua;
n os p a re ce m ás ú til señ a la r qu e, ta n to la tela de ju ic io en la
q u e fu e p u e s to el e sta d o c ie n tífic o de la s h ip ó te s is , co m o la
im posib ilid ad de ser objetivos, dieron lu gar a m u chos análisis.
E n tre ésto s, u n o de lo s m á s p o p u la riz a d o s es el d e Th om as
Kuhn (T h e s tru ctu re o f scien tific revolutions), al pu n to de que
así com o h asta h ace u nos años tod a con feren cia cien tífica de
cierta en vergadu ra com en zaba con algu n a frase de A lic ia e n el
p a ís de las m aravillas o de A través del espejo de Lew is Carroll,
h o y es de b u en ton o d e c o ra rla con a lg u n a c ita de la o b ra de
Kuhn.
Kuhn in siste en que, con trariam en te a lo que se ven ía su
poniendo, la ciencia no se ocupa de la verdad ni de la realidad,
sino de p a ra d ig m a s . U n p a ra d ig m a es m u y p a recid o a lo qu e
antes llam ábam os "una form a de ver las cosas", lo cual im plica
no sólo una h ip ótesis, sin o tod o u n en foqu e, u n a p osición , y
h a s ta u n a m a n e ra de o p e ra r (q u e la T ie r ra es plan a, q u e los
negros no tienen alma, que sí la tienen, que hay partículas sub
a tóm icas, que no h a y p a rtícu la s sino ondas, qu e no se pu ede
trasm itir in form ación del R N A al DNA, que sí se puede). Cuando
un paradigm a se impone, la com unidad científica acepta todo lo
que encaje con dicha visión de las cosas; en cambio, no sólo re
ch a za (no a cep ta p a ra su pu blicación ) los datos e ideas que lo
contrad igan y las pregu n tas in oportu n as, sino qu e h asta llega
a p e rs e g u ir a q u ien es o sen p re s e n ta r id ea s o h ech o s d is c re
pantes (no se les invita a exponer sus ideas, no se les da subsi
dios p a ra trabajar, no se les p a ga su eld os d ecen tes, no se les
envía m uchachos para que se form en con ellos). Que a la postre
el d is id e n te v a y a a te n e r ra z ó n o n o , es a jen o a la a c tiv id a d
c ien tífica "norm al": p o r a h o ra está in terdicto, exiliado. Y a lle
g a r á el m o m e n to de d ecir: "Lo h e m o s cre m a d o en u n a p ira,
°4 ¿CONOCER?
E s c ie r to q u e la s t e o r ía s m u e r e n d e in e fic ie n c ia y v a n
q u ed a n d o de lado a m ed id a qu e "no fu n cion an "; que, cu an d o
sus predicciones discrepan con lo que los investigadores vam os
e n c o n tra n d o en n u e s tro s e x p e rim e n to s , la s a b a n d o n a m o s y
dejan de form ar parte de nuestras creencias. Tam b ién es cierto
qu e h a y creen cias que m u ltitu d de p erson as abrazan con con
fia n za y co n fo rm e a las cu a les vive n (p o r ejem plo, qu e el n ú
m e ro 13 tra e m a la s u e rte ); y, o tra s , a c a s o u n re d u c id ís im o
n ú m e ro d e c ie n tífic o s e s tá en c o n d ic io n e s de e n te n d e r la s y
a ceptarlas (por ejem plo, la m e cá n ica cuántica). Pero ¡cuidado!
p u es com o señ a la el m ism o B u n ge, "segú n esto, la m e cá n ica
cuántica no sería conocim iento, y en cam bio la creencia de que
el 13 trae m ala suerte sí lo sería".
A esta altu ra resu lta obvio que la p a la b ra "ciencia" h a sido
u sa d a en va rios contextos, y que a lo largo de su h istoria cada
u no de sus aspectos h a sido m otivo de análisis y re in terp reta
ciones; de ese m odo, las expresion es "ciencia", "conocer", "pen
sar", "sa b er", "verd a d " n o son u n ív o c a s sin o a n á lo g a s y a m
biguas. El su stantivo scientia procede del verbo sciere, que sig
n ifica saber. S in em b a rg o , co m o s e ñ a la J o s é F e rra te r M o ra
(D ic c io n a r io d e f ilo s o f ía ), no re s u lta re co m e n d a b le a ten e rse
estrictam en te a esta eq u iva len cia etim ológica, p u es h a y sa b e
res que no pertenecen a la ciencia. Se saben muchas cosas (que
el farm acéutico tiene lum bago, que en el banco atienden de 9 a
13) que nadie osaría presentar com o si fuesen enunciados cien
tíficos.
O tros prefieren distin gu ir "ciencia", su bjetivam en te en ten
dida, com o saber sistem ático, propio del sujeto hum ano indivi
dual, de "ciencia", objetivam ente entendida, que no es un saber
sino un conjunto de proposiciones lógicas, una construcción que
re a liza la so cied a d (I.M . B o ch en sk i, L o s m étod o s a ctu a le s del
pen sa m ien to); p ero u n a co n stru cció n a la qu e en seg u id a se le
quitan los andam ios y escaparates usados durante la edificación
e incluso se despide a los m eritorios albañiles y electricistas que
esta b lec iero n las co n e x io n e s y la fu eron en sa m b la n d o . E stos
pasan a ocupar un lugar e n la ' iisto ria de la ciencia, como en el
caso de Einstein y sus dos teorías de la relatividad.
¿C O N O C ER? 69
6 Cogito (cuín agito) del latín "pensar", significa "sacudir junto". Muchas
personas, cuando escuchan cosas discordántes o incongruentes, hacen el gesto
[721
CÓ M O SE C R E A Y SE IN V ESTIG A 73
de entrecerrar los ojos y agitar la cabeza, como si trataran de que se les vuelvan
a juntar las piezas de un pensamiento desbaratado por la paradoja que acaban
de oír. Intellego (ínter lectura) del latín "seleccionar entre", significa "entender",
"advertir" o "darse cuenta". Por lo que se discutirá en el capítulo 11 sobre el pa
pel de la restricción, podemos advertir aquí que cuando uno piensa cuál de las
posibles soluciones es la correcta, puede hacerlo mediante la selección de una de
ellas, pero también a través de la exclusión de las demás.
74 CÓ M O SE C REA Y SE IN V ESTIG A
nariz. Para que nos quede claro este punto, bastaría con que le
m ostrá ram os un espectro de difracción de ra yos X a un p elu
quero, o la ecuación de Boltzm ann a un señor que fabrica para
guas. Por eso Freud se negó a aceptar que los lapsus, los actos
fallidos (olvidos, confusiones) y los sueños carezcan de sentido,
o que sea im p osib le llegar a ten er u n a explicación racion al: no
p u ed e ser que un despropósito o un su eñ o no sean efectos de
algunas causas. La búsqueda de esas causas le dieron la opor
tunidad de aprender sobre el inconsciente y su participación en
el pensam iento y la conducta.
U n a de las cosas qu e apren dió es qu e ejercem os u n a cen
su ra sobre n u estro in con sciente, y no dejam os que se exprese
lib rem en te. Pero co m o esta cen su ra ta m b ién la ejercem os de
m a n era in con sciente, ni siqu iera nos enteram os; pu es h ay co
sas que no sólo está prohibido hacer, sino que ni siquiera es lí
cito p en sa r o ju g a r con la idea. No ex tra ñ a p u es qu e los m ás
reprim idos sean los aspectos sexuales.
Así, a diferen cia de lo que acontece con otras especies zoo
lógicas, el ser hum ano no sólo tiene term inantem ente prohibido
ten er relacion es sexu ales con la m am á, sino tam bién acariciar
la idea. Esto es bien cu rioso: pu ed e acariciar a la m a m á ¡pero
no a la idea! Freud hizo luego u na observación que concierne a
nuestra discusión de cóm o hará nuestro inconsciente para que
privilegiem os o por el contrario desdeñem os algunas ideas; pa
ra que nos entusiasm em os o deprim am os con ciertos resultados
experim entales: advirtió que el inconsciente, para expresar las
cosas censuradas, recurre a triquiñuelas propias del contraban
dista. Veamos:
En p rim er lu gar, el in co n scie n te rea liza desplazamientos.
Así, hurgando en los m otivos que alguien pudo tener para soñar
con aplicarle una inyección a una m onja que estaba "reza que te
reza", un p sicoa n alista p o d ría llegar a descu brir que el sujeto
tiene deseos de hacer algo tan prohibido com o acostarse con su
herm ana Teresa. En los desplazam ientos, los contenidos se aso
cian p o r con tigü id ad : la va gin a p u ed e a so cia rse con algo qu e
contiene, el continente con A m érica y ésta con el 12 de octubre;
así, hilando fino, un psicoanalista que escucha las asociaciones
libres de un paciente que soñó con celebrar el 12 de octubre con
su h erm an a, p o d ría llegar a in terp retar que... (A propósito de
desplazam ientos y contigüidades, véase la nota 6.)
7 8 CÓMO SE CREA Y S E IN V E S T IG A
m ism a, persona, a p a re c e co n la p ie r n a u n ta n to d e s p la z a d a
respecto a las fotos anteriores, con la boca un poco más abierta,
o con un m echón de cabellos levem ente caído sobre la frente; si
en algu nas de ellas se vu elven a repetir ciertas configu raciones
(en muchas de las fotos las piernas están en una posición sem e
ja n te, en va ria s el m ech ó n de ca b ellos a p a rece co rrecta m en te
peinado); más aún, si en otras fotos aparece una segunda o una
terc era person a , a la qu e ta m b ién le a d vertim o s ligero s c a m
bios de foto a foto y si, finalm ente, se ordenan las im ágenes en
cierta secuencia, siguiendo cierto patrón, proyectándolas sobre
u n a pantalla, vería m os u n a p elícu la de am or, u n a de m isterio,
o u n a de aventuras. Ju stam en te, Gesta.lt, en alem án, significa
"form a", "con figu ración ", "patrón", y se refiere a las p ro p ie d a
des qu e advertim os en el tod o (el cloru ro de sodio, la m elodía,
la sociedad, la p elícu la cin em atográfica), pero que no h u b iéra
mos podido predecir m ediante el análisis de las partes aisladas.
Pero ¿qué tiene que ver todo esto con la creación científica?
Puede ser que nada, pero no obstante conviene revisar algunos
a spectos de la p sicolo gía de la Gestalt. P or ejem plo, la G estalt
postula un principio, el de P ra g n a n z, en virtu d del cual, cuando
los estím ulos son am bigu os, la percepción los m ejora (los sim
plifica, los regulariza, los hace sim étricos). Esto produce efectos
ta n o b v io s co m o im a g in a r el c u e rp o e n te ro d e u n a p e r s o n a
m etid a en u n a cam a, pero de la que sólo vem os la cabeza y los
h om b ro s; o b ien de ve r el fra g m en to de un o b jeto tirado en el
p is o , ta p a d o p a r c ia lm e n te co n u n a a lfo m b ra , y c o m p le ta r lo
m e n ta lm e n te im a g in a n d o q u e e s u n c írc u lo o u n c u a d ra d o .
T am b ién n os h ace ver trián gu los o esferas en objetos irregu la r
m e n te tria n g u la res o esfero id es; igu a lm e n te, e n te n d e r q u e si
u n a m ig o n o s e n v ía u n te le g r a m a cu yo te x to d ice "fe iz cu m -
leañ", nos d es ea un feliz cu m p lea ñ os, p o rq u e n u estro aparato
p síq u ico sabe cóm o u sar la red u n d a n cia del m en sa je p a ra co
rregirlo. Es p rob a b le qu e el p rin cip io de P ra gn a n z opere en la
ca b eza de un cien tífico que, a partir de cuatro o cinco observa
c io n e s d e s p e rd ig a d a s , d e te c ta u n m e c a n is m o co m p le to o u n
patrón de la n atu raleza. M u ch as veces, los esp ecia lista s de un
te m a sienten qu e tres o cu atro datos y a co n ocid os tien en que
estar relacionados, pero no saben cómo. De pronto, alguien ha
ce una observación, introduce un dato más y, ahora sí, los indi
cios encajan de golpe en un patrón, form a, configuración o mo-
C Ó M O SE C RE A Y SE IN V E STIG A 83
délo que explica todo; m odelo ante el cual cada m iem bro de la
com u n idad reconoce, "¡Pero claro... cóm o no se m e ocurrió!", y
au tom áticam en te en tiend e relacion es obvias, que h asta ahora
se le habían escapado.
El lecto r h a b rá o b serva d o que, p a ra co m p e n s a r fa len cia s
d e s c rip tiv a s , en este tex to h e m o s re c u rrid o m u c h a s v e c e s a
ejem plos y a meras analogías. En algunos círculos científicos, el
uso de la analogía es m irado con cierto desprecio, com o chaba
ca n ería de la peor esp ecie (el aparato de G olgi p a rece u n a pila
de bolsas de gom a desinfladas; los leucocitos van por el organis
m o e x ig ie n d o a c a d a c é lu la su d o c u m e n to de id e n tid a d ; la s
raíces de las plan tas odian la luz). En cam bio los gestaltistas le
atribu yen u n a im p ortan cia crucial, pues, según ellos, el hecho
de que uno en tien d a el m ecanism o que su byace en u n a analo
gía, aunque sea im perfectam ente, hace que el aparato psíquico
"sim p lifiqu e" o "m ejore" la explicación, elim in e detalles super-
flu os y genere un m odelo que rige tanto p a ra la an alogía com o
p a r a e l c a s o re a l; lo a n t e r io r le p e r m ite e n te n d e r s is te m a s
diversos, más com plejos, pero a los que se aplica -aproxim ada-
m ente- el m ism o principio que en la analogía.
O tra ten d en cia del aparato psíqu ico sobre la cual han tra
bajado los gestaltistas, es la actitud que tiene la gente de tratar
de b u sca r cau sas com u n es, p rin cip ios m ás p rofu n d o s y m ás
abarcadores. U na vez que estudió la conservación del agua cor
p o ra l en siete e s p e c ie s de a ves, el in v e s tig a d o r se sa le d e la
va in a por p red ecir qué en co n tra rá en un octavo; tam bién , por
com parar los m ecan ism os que halló en las aves con los de los
peces, los saurios, los m am íferos, etcétera. A p artir de en ton
ces, rep a ra rá en la en orm e sem eja n za qu e existe en tre las d i
versas form as de conservar hidratado el organismo. Acto segui
do p od rá distin gu ir entre los m ecan ism os fu n dam en tales, que
son com unes, y los detalles que los diferencian. Con el tiem po,
quizá llegue a proponer un principio de la fisiología renal.
D ich o sea de paso, en el siglo xiv, D u ran d de S ain t-Pou r-
gain (filósofo) y N icole d'O resm e (físico) com enzaron a recom en
dar que tod a su posición su perflu a fu era exclu ida de los m o d e
los explicativos. Su estra teg ia co n sistía en ser p a rsim o n io so s
(en la tín q u ie re d e c ir "fru g a l") y e c o n ó m ic o s , en re d u c ir la s
suposiciones a un m ínimo y las descripciones a sus característi
cas fu n dam en tales. C u an do un cien tífico a firm a algo sobre la
84 CÓ M O SE C REA Y SE IN V ESTIG A
trazan el cam ino de u na idea desde sus pródrom os: "Ya a prin
cipio de siglo, Fu lan o...", "los árabes opin aban ...", "los griegos
suponían que..."
T a m p oco el con ocim ien to es com o u n a sólida isla a ca n tila
da rodeada por un m ar de caos, sino com o una m arism a plaga
da de charcos y regiones internas, en las que quedaron grum os
de caos por estudiar. De m odo que u nos in vestigadores tra b a
ja n en las playas costeras de la isla y otros en los bordes de los
charcos.
Pero ése es un esqu em a por dem ás sim plista. F reu d man
te n ía q u e la h is to r ia c o n s is te en ig n o r a r c ie r to s h e c h o s d el
pasado, escoger otros y finalm ente deform arlos para que sirvan
al presente; ese servicio consiste en darle sentido a lo que h ace
m os ahora... o a lo qu e estam os p or h acer. J a cq u es Lacan ib a
m ás allá; sosten ía que los h istoriad ores usan el anteayer p ara
ju stifica r, "predecir", el a yer (no el m añ an a). P o d ría a grega rse
que, si bien el científico usa el pasado para explicar el presente
(ca u sa s antes, efectos d esp u és), en el m o m en to de in vestiga r
usa preponderantem ente el fu tu ro para determ inar el presente;
es decir, q u é h ip ótesis q u iere lleg a r a d em ostra r, p a ra sa b e r
qué debe hacer ahora para lograrlo.
Cuando encontram os concordancia entre dos fen óm en os o
dos va ria b les sosp ech a m o s qu e h a y u n a in terrelación (qu e la
tiroid es tien e qu e ver con el m etabolism o, qu e la tem p era tu ra
en un hoyo en la tierra guarda cierta proporción con su profun
didad, que la cantidad de carbono catorce que contiene un hue
so es en función de su edad paleontológica), y eso es alentador
porqu e p o d ría ser que estem os por en contrar un nuevo m eca
n ism o de la realidad; que, tal vez, estem os a un paso de hacer
u n a sistem atización sim plificadora. A veces (la m ayoría) se sa
le a buscar una relación con un m odelo explicativo previo, otras
(las m enos) se en cu en tra sin bu scar; pero eso no qu iere decir
nue encontrar correlaciones sea hacer ciencia.
9
A propósito de los genios de la ciencia: nunca he conocido personalmente
a ninguno que se adapte a las descripciones populares. Generalmente se consi
dera genial a quienes han hecho un avance mucho más grande que el promedio
de los sabios, o que han combinado conceptos hasta entonces no relacionados, o
autodidactas que han llegado a un grado de profundidad inusitado. Tal es el ca
so de Srinivasa Ramanujan, el matemático hindú nacido hace más de u n siglo,
de quien nadie se explica cómo pudo concebir sus teoremas ni su pasmosa capa
cidad de cálculo. En las oportunidades que tuve de conversar con colegas reco
nocidamente geniales, me encontré en cambio con personas brillantes, pero que
explicaban sus logros con la sencilla candidez con la que hablarían de su tía del
campo, o de cómo se cocina un pastel. Puede ser entonces que la genialidad sea
algo tan especial y grandioso, que hagaj falta un a perspectiva de muchos años
para apreciarlo. A su vez, los escritores franceses Edmond y Jules de Goncourt
que solían opinar a dúo, decían que el genio es el ingenio de un hombre muerto.
¿H A S T A D Ó N D E L L E G A E L C A M PO D E L C O N O C IM IE N TO ? 97
hasta una música adecuada para que las aves optimicen su pro
ducción de huevos-, el ser humano cae en la cuenta de que to
dos los órdenes, no solo el científico con que trata de transfor
mar el caos en explicaciones, son de una necesidad vital para él.
Es probable que tampoco esta tendencia sea del todo nue
va, sino que implique cierto retomo al pasado, pues casi sin ex
cepción, cuando se encuentran objetos de antiguas civilizacio
nes, se comprueba que aunque se trate de cacharros de uso
cotidiano, también son obras de arte. Pero, teniendo en cuenta
que los criterios de belleza con que los evaluamos, igualmente
son productos de la cultura, me asalta la duda de si la hermo
sura que les encontramos no es en sí un efecto de la educación
que esas civilizaciones nos legaron.
Sea como fuere, la tendencia actual parece retomar la acti
tud ancestral de amalgamar lo racional con lo útil, lo plástico,
lo poético y lo económico. Se podrá así marchar hacia el ideal
de Oscar Varsavsky (Hacia una política científica nacional):
«En una sociedad creativa, todos participan normalmente de
alguna actividad de investigación."
De manera que todos los seres humanos que se ganan la
vida como "profesionales de la originalidad" -ya sea porque
investigan la evolución de una estrella, esculpen la madera,
componen una melodía, escriben un poema, meditan sobre el
Ser, tratan de entender por qué proliferan las sectas religiosas,
o por qué una persona se enferma de su sistema inmunitario-,
comparten la voluntad de tomar una porción de caos para bus
carle una norma, un patrón, un orden. A veces es necesario
esperar siglos para advertir los comunes denominadores de la
creación durante una época determinada (la Alta Edad Media,
el Renacimiento, la revolución industrial). ¡Pagaría por saber
Cómo nos caracterizarán dentro de mil años!
8. ¿CÓMO ES QUE LOS CIENTÍFICOS NO SE DISPERSAN
COMO LOS CONSTRUCTORES DE LA TORRE DE BABEL?
que puede ser pensado puede ser dicho con claridad"), conside
ran que cuando un autor no puede expresar algo claramente,
es porque aún no lo ha comprendido. El novelista francés Sten
dhal ha dicho que quien escribe oscuramente se engaña, o trata
de engañar a los demás. Peter B. Medawar (The art o f the solu
ble) opina: "El daño que Kant causó involuntariamente a la fi
losofía, fue hacer que la oscuridad pareciera respetable." El dis
curso científico restringe al máximo la ambigüedad y, en lo po
sible, se abstiene de emplear las figuras que el investigador usó
durante la etapa creativa; fue generado a lo largo de los siglos
por sabios que distinguen lo oscuro de lo profundo, que no to
man la verborragia como raptos de originalidad, ni confunden
la jerga chabacana con la familiaridad. 13 Max Perutz, el Pre
mio Nobel de Química confesaba (Is Science necessary?): "cuan
do escribo acerca de la ciencia tengo un loro posado sobre el
hombro, que cada tanto me pregunta: '¿No podrías decirlo con
más sencillez?’ "
Los investigadores modernos no suelen requerir de maso-
rahs, exégesis, decodificadores e intérpretes, como sucede con
los grandes filósofos, humanistas y literatos (y ni hablar de los
místicos). Pese a ello, un investigador cuidadoso debe leer el
discurso científico por lo que dice y también por lo que omite,
que puede ser tan rico como lo explícito; prestar atención a los
lugares en que éste se toma brumoso, débil, se desvía, o llega a
un límite y se disipa en vaguedades. En esos lugares hace falta
seguir investigando para llenar el espacio entre dos tramos del
discurso, brindar una explicación mejor, disipar dudas, elimi
nar patrañas o, simplemente, expandir su alcance. Por eso, los
científicos están muy pendientes de estos pasajes temblequean
tes del discurso, y por eso también existen oradores que adrede
introducen estas "fallas" como señuelos. Por ejemplo, cuando
tienen demasiadas diapositivas para una presentación limitada
a diez minutos, quitan dos o tres y, al pasar por el lugar en el
que desearían mostrarlas, dicen algo deliberadamente confuso.
Comenzada la discusión, no faltará en la audiencia quien, ha
biendo detectado la debilidad, pide aclaraciones, a lo que el
13 Hermán Melville decía: "A man of true Science uses but few hard words,
and those only when none other will answer his purpose; whereas the smatterer
in Science thinks that by mouthing hard words he proves that he understands
hardthings."
110 ¿C Ó M O ES QUE LOS C IEN TIFIC O S NO SE DISPERSAN.
[116]
LA IN V E S T IG A C IÓ N Y LA E N S E Ñ A N Z A . 11 7
[1251
128 LA FORMACIÓN...
d evan a rse los sesos por en con tra r a p o steriori el cam in o sen
sato que explique lo encontrado, pero en un contexto de ju s tifi
cación, no de descu brim iento. Señalan, tam bién, la v en ta ja de
no obcecarse en la linealidad y el canon.
M eterse en esa h o rm a civiliza toria , d eja rse a co ta r tan tas
libertades, renu nciar a sus deseos más caros resulta atroz a los
jó ven es. S erá por eso que u n a de las cosas que m ás les agrad a
es "h acer lío", "arm ar relajo". A jó v e n e s y viejos les su ele a gra
dar la orgía carnavalesca, o ju g a r por un rato o unos días a que
tod as las n orm a s y o rd en a m ien tos de la sen sa tez y la cu ltu ra
se anularon. No sorprende entonces que casi todas las civiliza
ciones hayan ten ido en cu en ta esta n ecesid ad catártica y su b
v e rs iv a , p e ro q u e, p a r a m a n te n e r la b ie n a co ta d a , r e g la d a y,
sobre todo, controlada, hayan program ado festividades anuales
en fechas preestablecidas.
P h ilip G reven (S p a re th e ch ild ) asocia el castigo físico que
nuestras sociedades infligen a los niños con un sistem a político
e sp ecífico : el a u to rita ris m o . En m i e x p e r ie n c ia p e rs o n a l, h e
o b s e rv a d o q u e lo s a lu m n o s p ro v e n ie n te s de fa m ilia s a u to ri
ta ria s , v e r tic a lis ta s , m a c h is ta s , c a s tig a d o r a s , y p r o c liv e s a
asustarlos con un infierno para pecadores, jam ás se convierten
en in vestigadores creativos.
Si bien no tengo claridad acerca de cuál es la relación entre
el castigo y la restricción edu cativa, a co n sejaría a m is colegas
que desistan de form ar a un discípulo al que no puedan querer;
asim ism o, re co m en d a ría a los jó v e n e s a leja rse de un m aestro
tiránico y que no los quiere com o personas. M ientras los teó ri
cos de la ed u ca ció n a cla ra n estos a su n tos, no es m a l criterio
basarse en el amor.
M uy bien: un m uchacho que ha pasado por esas peripecias
form ativas llega a Salam anca, ¿y ahora qué?
Casi todos los científicos opinan que la m ejor edu cación es
m edian te el m étodo h eu rístico, del griego heuriskein, inventar,
d e s c u b rir o a p re n d e r; m é to d o q u e c o n s is te en c o n c e b ir u n a
re s p u e s ta h ip o té tic a , u n m o d e lo m e n ta l, u n p re ju ic io ú til, y
u sa rlo de gu ía p a ra sa lir a b u sca r so lu cion es. C on el m éto d o
ed u ca tivo h eu rístico , el a lu m n o es en tren a d o p a ra e n co n tra r
cosa s p o r sí m ism o; pero, ra ra v e z se p u ed e u tiliza r, p o r dos
razones: 11 la m asividad de la en señ an za no p erm ite dispon er
d el tie m p o y el m a te r ia l n e c e s a r io (v é a s e c a p ítu lo 9), y 2] el
LA F O R M A C IÓ N . 131
dinero que se asigna a la ciencia y los plazos que ponen los con
sejos de in vestiga ció n y otras fu en tes de in gresos p a ra la fo r
m a c ió n de m a e s tr o s y d o c to re s n o le p e rm ite al in v e s tig a d o r
so lv e n ta r u n a fo rm a c ió n h eu rística . Lo qu e h ace S a la m a n ca
con el muchacho está, entonces, bosquejado en el capítulo 9.
M uy bien: un m uchacho que ha pasado por esas peripecias
fo rm a tiva s y se p u so a lgu n o s añ os en m a n os de S ala m an ca ,
lu ego llega a n u estro la b o ra torio p a ra fo rm a rse com o in vesti
gador, ¿y ahora qué?
En el ca p ítu lo 8 h em os visto que, en tod o m o m en to , h ay
u n a fron tera en tre lo que se con oce y lo qu e se ign ora, y el in
vestig a d or tra b a ja en dich o lím ite. De ese m odo, se p o d ría su
poner que, antes de iniciarse en la verdadera labor explorativa,
el jo v e n decidido a dedicarse a la in vestigación debe conocer al
dedillo todo lo que y a se sabe. Pero y a hem os argum entado que
no podría ponerse al día, au nqu e ded icara todas las horas del
día, todos los días del año y todos los años de su vida a la lectu
ra en castellano, inglés, francés, alem án -cuando no en griego y
en latín- de los artículos que conciernen a su disciplina.
Lo c o m ú n es q u e el c ie n tífic o m a d u r o y su d is c íp u lo se
dediqu en de en tra d a al trabajo de in vestigación , m ien tras éste
estudia y asim ila los cinco o diez trabajos fundam entales que el
m a estro le h a recom en d a d o. L u ego co n s u lta los tra b a jos qu e
van apareciendo y, adem ás, aprende los aspectos relacion ados
con el p u n to qu e in vestiga. L eyen d o u n a b u en a review se en
tera de qué quedó en pie de cien tos de artículos que aportaron
u n poqu ito, se fu eron corroboran do u n os a otros, desech aron
d e ta lle s im p ro c e d e n te s , y c o n s o lid a ro n lo q u e al m e n o s p o r
ahora se considera valioso. Dicho sea de paso, la review brinda
un ejem plo de cómo opera la restricción, en este caso inform ati
va y ejercida por el autor, quien determ ina qué se ha de extraer
y qué SS dejará de lado.
U no de los equ ívocos m ás difu n didos con respecto a la in
vestigación consiste en creer que lo difícil es encontrar respues
tas. P u es no: lo q u e d is tin g u e a u n in v e s tig a d o r b rilla n te de
u n o n o e x ito s o , e s l a c a p a c id a d d e h a c e r p re g u n ta s . Jacob
B ro n o w s k i (A s c e n t o f m a n ) o p in a b a q u e la n a tu ra le z a de la
cien cia es tal, que h acien d o pregu n tas im p ertin en tes se en ca
m in a h a c ia r e s p u e s t a s p e r tin e n te s . U n p e r s o n a je d e G .K .
C h e s te rto n (T h e s c a n d a l o f f a t h e r B r o w n ) la m e n ta : "N o se
132 LA F O R M A C IÓ N .
m ercialm ente, o de cierto reactivo que por ah ora sólo com parte
una pandilla de cuates? ¿Se le telefonea y se le pide prestado el
equipo, o la inform ación sobre su m anejo y ya... o se le invita a
realizar las m ediciones y colaborar en el trabajo? En el caso de
un científico prestigioso, pero encerrado desde h ace años en la
oficin a directiva, ¿se le explica que, en realidad, uno no quiere
saber nada con él, sino con su ayudante que sí m aneja la técni
ca en cuestión? Y si dicho científico es adem ás un taim ado com
petidor, ¿hasta qué punto se le explican los resultados que uno
y a tiene, los secretitos qu e n os llevó años resolver? ¿Les ex p li
camos nuestros logros antes de saber si nos prestará el aparato
o si a cep ta rá colaborar? ¿S e le pid e a un am igo com ú n qu e lo
contacte, o se debe esperar a cruzarse con él en el próxim o con
g re s o ? ¿S e lo a rrin co n a , ca rp eta en m a n o, en cu a n to u n o se
topa con él en un elevador del hotel, o se lo invita a desayunar?
En el capítu lo 6 m en cion am os qu e Robert K. M erton y sus se
guidores asignan un valor tan im portante a la sociología y poli
tiquería de la ciencia, que llegan a propon er que el conocim ien
to es un artefacto de la cultura y que está en m anos del científi
co-burócrata-em presario, operador o político. Pensam os que esa
posición es produ cto de la exageración o distorsión de ciertas
estructuras innegables; pero, de todos modos, conviene que du
ran te la form ación , m ien tra s in serta m os al jo v e n en la red so
cial a la cu a l d eb erá p erten e cer si q u iere ser un in vestig a d o r
profesion al, le en señ em os a v a lerse de u n a s y a defen d erse de
otras.
El jo v e n en form ación debe aprender a h acer u n a co m u n i
c a ció n ora l de d ie z m in u to s y u n a de c in cu en ta , a d e m á s de
te n e r b ie n en cla ro q u e n o se tr a t a d e u n a m e r a d ife r e n c ia
cu a n tita tiva . D eb e s a b e r q u e a m b a s re q u ieren un en fo q u e y
u n a estra teg ia c o m p le ta m en te d iferen te a las de u n a p re s e n
tación en form a de cartel. Es necesario que tenga una idea p r o
fe s io n a l acerca de cuántas preguntas y cuántos puntos se pu e
den, y deben, a b o rd a r en ca d a tipo de presen tación : no b a sta
con saber distinguirlas.
H ay investigadores que no saben escribir un artículo, y que
lu ego ign o ra n el know how p a ra m a n eja rse con los editores y
los á rb itro s de las revista s. E sto los lleva a no p u b lica r... y a
su frir consecu en cias cada v ez m ás am argas y deletéreas. A u n
qu e cu este creerlo, en d tercer m u ndo abundan los in vestiga
LA F O RM AC IÓ N ... 1,30
dores que viajan con sus carpetas hasta el prim ero, al laborato
rio de su antiguo m entor, con la excusa de "discutir sus datos";
en realidad, van a pedir auxilio, a que les arm en el artículo, les
escriban la discu sión ... y se los coau toreen, cosa que adem ás
fa cilita su aceptación en revistas im portan tes. Este tipo de de
p en d en cia a veces recib e el p om p oso n om b re de "colab oración
in te rn a c io n a l". P o r cierto, h o y ca si to d os los la b o ra to rio s del
m undo m antienen fértiles líneas de colaboración internacional,
que van desde el m ero intercam bio de sustancias o de in form a
ción o h asta el trabajo conjunto periódico; pero se caracterizan
porque am bos extrem os de cada línea gozan de reconocim iento
y re sp eto , a u n en el ca so de q u e a v e c e s u n o d e ello s se v e a
forzado a ser el pariente pobre.
En el tercer m u ndo tam bién abu ndan los científicos vo la n
tes, eq u iva len tes a los m on jes m en d ican tes de la Edad M edia,
qu e p a ra com pen sar sus deficien cias form ativas van de un la
boratorio del prim er m u ndo a otro, de u na estación de biología
m a rin a a un cuarto p a ra visitan tes o a un desván, h aciendo lo
que saben, insertándose donde los necesitan, quedándose dos o
tres m eses d o n d e los acepten . C asi sin ex cep ción son bu en os
cien tífico s, e x celen tes d isc u tid o re s y ú tilísim o s co n su lto res,
a d em ás de m a n eja r un va sto y h asta a m en o an ecd o ta rio; no
obstan te, resu lta n se r p ésim o s m a es tros p u es com o siem p re
andan viajando desatienden a sus discípulos locales.
Si el m aestro se en cierra p a ra decidir en privado qué eq u i
pos y reactivos se han de comprar, o qué estudios se han de ha
cer; si se a ís la p a r a e la b o ra r lo s d a to s y e s c rib ir lo s m a n u s
critos; si sólo com parte con sus colaboradores jóven es la autoría
d e los a rtícu lo s o rigin a les con los d a tos re co g id o s p o r éstos,
pero no la de capítulos y revisiones generales, o no elabora con
ellos los ped idos de donativos, estará tran sfiriendo el paterna-
lism o verticalista de su sociedad al seno de su grupo de trabajo.
A su vez, el discípu lo no se fo rm ará deb idam en te si con sid era
que todo term ina con m edir cosas, registrar fenóm enos y pasar
le los d a to s e x p erim en ta le s al je fe ; si n o se sien te o b liga d o a
ayu darle a elegir m odelos de aparatos, h acer com pras, diseñar
in stalacion es, a cu idar y m an ten er equipos, recop ilar m aterial
y da tos, e in clu so p e rd e r tiem p o y e n d o a b u s c a r a su h otel y
paseando a un visitante. Fracasará si, cuando va a un congreso
en el exterior, prefiere salir a h acer tu rism o con los a m igos de
1 3 6 LA F O R M A C IÓ N .
’ [142]
¿C Ó M O SE E V A LÚ A LA LABO R C IE N TIF IC A ? 143
cesario ir com pensando sus fallas. Por ejem plo, para no caer en
arbitrariedades, favoritism os o antagonism os, los com ités cons
titu id os por cien tíficos com ien zan por establecer criterios: n ú
m e ro d e tra b a jo s p u b lic a d o s , p rem io s, d is c íp u lo s fo rm a d o s,
n ú m e ro d e c ita s de lo s tra b a jo s , o c u a lq u ie r p a rá m e tro q u e
p u ed a re fleja r la origin a lid a d , el em p eñ o y la ca p a cid a d de un
científico dado. Pero esto trae discordias; el análisis de algunas
situ acion es nos m ostrará cóm o opera la evalu ación por colegas
y cómo se intenta superar las dificultades.
T od o artículo científico tiene u n a idea original, que el autor
d esarrolla o pon e a p ru eb a según su sagacidad, p rofu n didad y
p reparación cien tífico-técn ica, y su pu blicación debe p asar por
la eva lu a ció n de un co m ité ed ito ria l qu e se a seso ra p o r dos o
tres especialistas que em iten su dictam en anónim am ente. Esto
autoriza a su poner que, en principio, la cantid ad de publicacio
n es y la je ra rq u ía de las revista s o libros en que aparecen, re
fleja la origin a lid a d , p ro d u ctivid a d y co n sta n cia del in vestiga
dor. Pero, en el p rim e r m u n d o se h a lleg a d o a u n a situ a ció n
m o n stru osa que h a dado en llam arse "p u b lica o m u ere" (pUb_
lis h o r p e r is h ). G.A. B o u try (T h e im p a c t o f Scien ce o n so cie ty )
m enciona que un 80% (!) de los artículos de investigación no se
deberían h ab er pu b lica d o ja m á s. El m on stru o es recon ocid o y
tem ido com o tal pero, com o se verá, resu lta difícil de extinguir,
eludir o al menos domesticar.
Cabe agregar que, si el artícu lo es de real en vergadu ra, es
p rob a b le qu e su efecto se reñ eje en las veces qu e lo citan sus
colegas en sus propias publicaciones. "Esse est p e rc ip i" (ser es
se r p erc ib id o ) a firm a b a el filó s o fo irla n d é s G eo rg e B erk eley,
a u n q u e cla ro está, en re fere n cia a su sistem a filósofico; pero
u no está ten tado a adoptar el lem a p a ra describir la situ ación
del in vestigador profesion al: si no lo perciben (sus colegas y lo
citan) no existe para las instituciones.
A p r in c ip io s d e s ig lo le c o m e n ta r o n a E d d in g to n q u e la
T e o r ía d e la R e la tiv id a d e r a ta n c o m p le ja q u e, en a q u e l m o
mento, sólo había tres físicos en el m undo capaces de entender
la;’ a l o cual,’ éste respondió:
^ "Rin^tein •- es eli te
E,uii>ieiii... yo... ¿qu ien *. r
cero?" De m a n era que si el apoyo que E instein recib ía h u b iera
dependido del núm ero de citas bibliográficas que m erecían sus
pu blicacion es, don A lb erto h u b iéra estado bien frito. A G regor
M endel, padre de la genética, le hubiera ido m ucho peor' ¿quién
¿C Ó M O SE EV A LÚ A LA LA B O R C IE N TIF IC A ? 147
Así, ciertos científicos tienen tem as que les perm iten traba
ja r en la soledad de sus laboratorios o con un par de colabora
dores, 0 pueden continuar con la elaboración de sus datos y teo
rías h a s ta ten er a lgo sig n ific a tivo q u e decir; en cam b io, otros
tienen un enjambre de colaboradores y trabajan en un campo en
el que, con com prar u n a n u eva droga del catálogo y ensayarla,
consiguen publicar prácticam ente un trabajo a la semana.. Pero
tampoco aquí es fácil dictar normas, pues uno de los peores m a
les que hoy aqueja a la investigación en Latinoam érica es la di
ficu ltad de in tegrar gru pos de trabajo in terdisciplin arios, pues
en los comités evaluadores suele haber m iem bros que penalizan
a quienes se in tegran y no pu blican in dividu alm ente. Es decir,
no ponen la atención en el problem a cien tífico que se está tra
tando de resolver, sino en el aspecto cu rricu lar de cada investi
gador aislado.
A d em ás, h a y cien tífico s q u e tien en un a p a ra to costoso, a
veces ú n ico en el país, o p era d o ru tin a ria m en te p o r su s a u x i
liares técnicos. Cuando un colega tiene un problem a cuya solu
ción requ iere de dichos equipos, le lleva u n a m u estra que pasa
al técnico para que realice las m ediciones; cuando el técnico las
obtiene, el científico en cuestión se las com unica a su colega... y
p a sa a firm ar un trabajo m ás. A cu m u la así un fron doso cu rrí
culum , recibe prem ios, pu ede presen tarse a n u evos concursos
en los que se cu en ta el nú m ero de trabajos, el nú m ero de p re
m ios... y se lo vu elve a prem iar por sus m u ch os trabajos y sus
n u m erosos prem ios. Esto au m en ta las discordias en la com u
n id a d , p u es el h ech o de q u e su tra b a jo lo h a g a n su s c o la b o
radores, les deja m u ch o tiem po libre p a ra las relacion es p ú b li
cas e in stitu cio n a le s y su elen co n v ertirs e en tipos m u y in flu
yentes, a quienes no resulta saludable dejar de financiar y otor
ga r premios.
Por últim o, m ientras las citas de los trabajos aparecidos en
casi cualquier revista del Inundo son fácilm ente obtenibles m e
dian te sistem as com pu tarizados que se ofrecen com ercia lm en
te, las citas que aparecen en libros no son tan rastreables; cir
cunstancia que perjudica a sociólogos, econom istas, politólogos
y otros esp ecialistas que com u n ican sus resu ltados e ideas en
form a de libro.
Otra, c la se de p r o b le m a a p a re c e cu a n d o u n in v e s tig a d o r
fértil y crea tivo a lo largo de trein ta años, de p ron to tien e u na
¿C Ó M O SE E V A LÚ A LA LA B O R C IE N TIFIC A ? 149
pero en la práctica esto ha llevado a que los investigadores opten por transformarse en lobos solitarios, no integren equipos
Hacia, lo s a n o s s es en ta , cu a n d o lo s ru s o s d e s lu m b ra b a n al
mundo con sus sputniks, los
[1581
EL MERCADO DE TRAB AJO 159
c o o r d in a d o r de u n a j u n t a p a r a o rg a n iz a r in te rc a m b io s , y...
adiós. Peor aún: durante un tiempo, cualquier autoridad gu ber
n am en tal podrá in corporar g ra tu ita m e n te a su equipo a distin
guidos profesores universitarios, pues dará por descontado que
los in stitu tos a los qu e éstos perten ecen les segu irán pagan do
el sa la rio , a u n q u e y a no h a cen in vestig a ció n ni d o cen cia . Lo
grave es que los institutos perm iten estas prácticas, quizás por
qu e tem en la v en ga n za del p rofesor qu e se en ca ra m a en la es
cala institucional.
U n a in v e s tig a c ió n re a liz a d a p o r E n riq u e J o s é O te iz a en
A rgentin a, a fin es de la década del sesen ta (Argentina.: el éxodo
de m ateria gris), indicó que el 50% (¡la m ita d !) de los científicos
p ro fe sio n a les esta b a n o cu p a d o s en el s e c to r a d m in istra tivo .
M u ch os in vestiga d o res tien en fu erte in clin a ción a posp on er la
ta rea cien tífica p a ra a sistir a desayu n os, com id a s y ju n ta s en
plen a jo rn a d a de trabajo, en los que se analizan presupuestos,
becas, organización de bibliotecas, construcciones, p u b lica cio
nes, prom ociones, intercam bios, hom enajes, visitas. Los cientí
ficos no están fu era de la realid ad , tien en la m ism a visió n del
m u n do que los dem ás m o rta les y, en con secu en cia, la in vesti
ga ción a veces no es p riorita ria ni siq u iera p a ra ellos m ism os;
hecho com prensible si se tiene en cuenta que el m otor de la in
vestiga ción es el en tu siasm o, que el con texto social es a veces
descorazonante y que el dinero percibido en el tercer m undo co
m o sa la rio y co m o ap o yo p a ra re a liza r su s in vestiga cio n es es
frecuentem ente inadecuado.
U n a situación m ucho m enos drástica, pero m ás cotidiana,
se presenta cuando un científico debe acceder a un cargo direc
tivo dentro de su propio grupo de trabajo o de su departamento.
Sucede que ése es a veces el prim er peldaño de una escala ins
titucional, que pu ede llevarlo in sen siblem ente a perder con tac
to con la la b o r de in vestiga ción , así com o a en red a rse en u n a
tra m a b u ro crática ; ta m b ién , a lid ia r m ás con p resu p u esto s y
re gla m en to s qu e con in stru m en tos, d atos y teorías. A rrecia n
los telefonem as, las cartas, los visitantes, las negociaciones ins
titucion ales, las lu ch as por la rep a rtija presu pu estal. Llega un
m o m en to en el qu e un bu en cien tífico se ve co n vertid o en un
m al adm inistrador, en im provisado econom ista y en un pésim o
político.
El p roblem a es grave y no conozco solu cion es fáciles ni pa
162
E L MERCADO DE T R A B A J O
Sergio Bagú (Tiem po, rea lid ad socia l y con o cim ien to) opina que
la m en te h u m a n a p a rece ca p a z de trabajar, a la vez, con tres
h orizon tes cu alitativam ente desiguales: a] el h orizon te m ental
mágico. El pen sam ien to m ágico a cepta la posibilidad de in flu ir
en la r e a lid a d con fu e r z a s s o b re n a tu ra le s : d e s p la za r la ro c a
que obtu ra u n a caverna diciendo "Sésam o ábrete", h acer llover
o frecien d o sa crificio a cierto dios, cu ra rse de u n a ca rd iop a tía
m e d ia n te u n a p lega ria . La m a g ia sistem a tiza d a co n s titu y e el
n ú cleo cen tral de m u ch as religion es, pero h a sta los in vestiga
dores más laicos tenem os en nuestro interior algún "hom ú ncu
lo" que cree en el pen sam iento m ágico, pues preferim os que no
n os den ex p lica cio n es del tipo: "su pon te qu e tu beb é con trae
u n a leucem ia..." b] E l h orizonte m ental sistem ático, qu e tra ta
de o rden ar la en orm e com p lejid a d de la realid ad p a ra h acerla
com pren sible por m edio, fu n dam entalm ente, de la ciencia; y c]
el h o riz on te m en ta l em pírico, que tra ta de extraer algu n as en
señ anzas prácticas, p a ra aplicarlas a problem as concretos u r
g e n tes y gra ves, q u e n o p u ed en esp era r los resu lta d o s de un
análisis cien tífico y sistem ático que tom a ría años. Así, cu ando
a los griegos y los rom anos les dolía la cabeza, chupaban corte
za de sauce (sa lix en latín ), de la que m ucho más tarde se obtu
v o el á cid o s a lic ílic o , d el q u e a su vez, en 1899, se d e riv ó el
acetilsalicílico (A spirin a); ésta se usó con idén tico propósito en
tod o el m u n do, m u ch o a n tes de qu e los cien tífico s llegara n a
entender por qué la aspirina ejerce su efecto.
De m odo que, p a ra sim plificar la siguiente explicación, po
d ría m os a cep ta r q u e h u b o un m om en to en el q u e los griego s
usaron el razonam iento exclu sivam ente p ara entender el m u n
do de las ideas; otro m om en to en el que los árabes y los ren a
centistas lo em pezaron a u tilizar para entender la realidad-de-
a h í-afu era, y un tercer m o m en to -qu e co m en zó a h a cerse o s
ten sible h acia el siglo x v ill- en que se lo puso de lleno al servi
cio de las actividades industriales, para encontrar técnicas que
[165]
1 6 6 U N C IE N D O LA C IE N C IA A L YUGC
N o r b e r t W ie n e r , el c r e a d o r d e la c ib e rn é tic a , d e c ía qu e
cu ando un país in trod u ce una n o v e d a d en un ca m p o, adem ás
de avanzar, dem uestra que eso es posible. P o r ejem plo, allá por
la década de los treinta se sabía que el n ú cleo atóm ico a lm a ce
na una can tid ad in sólita d e en ergía , y qu e un g ra m o de m a te
ria c o n tie n e m u ch ísim os n ú cleos, p e ro n o estaba d em ostra d o
que fu era p o s ib le lib era rla p ara p rod u cir una b o m b a atóm ica.
E l hecho de que un país, Estados U nidos, la fabrique, com unica
al m undo qu e es p o s ib le desarrollar la té cn ica n ecesaria. P a ra
el co n o cim ien to hum ano, eso eq u iv a le a aceptar que tal o cual
teo rem a tien e solución, aunque sólo un puñado de m atem áticos
esté en c o n d icio n es de en ten d erla y logra rla. Se puede. Pero,
m e d io s ig lo después, el saber h acer una b o m b a a tó m ica sigue
sien d o un sec reto para la m a y o ría d e los países d el orbe. L e s
falta el "saber có m o " (know how ). E l o b jetivo de la investigación
tecn oló gica es lograr ese k now how.
31 La d ivisión en tre "básica" y "aplicada" h a resu lta d o ser
u n a p a tra ñ a que in toxica el cerebro de n u estra gente, un cepo
m ental. Es com o si dijéram os: "N ecesita m os m an darin a, pero
n u estros pa íses son d em a sia d o p ob res com o p a ra d ed ica r es
fu erzos, su elos y tiem p o p a ra desarrollar á rboles de m a n d a ri
nas. Sólo necesitam os los frutos; en cam bio las raíces, troncos,
ram as, h ojas, n os re su lta n su p erflu o s ." La m a n d a rin a es un
producto, un resultado final de todo ese proceso que es el árbol
d e m a n d a rin a . A n á lo g a m e n te , si u n p u e b lo n o d e s a r ro lla el
"árbol del conocim iento", nunca tendrá ciencia básica ni aplica
da, ni conocim iento. No podem os aplicar algo que no tenem os y
sin gen te qu e sep a h acerlo. C u an do le p regu n té a un p rofesor
de sem iolo gía m éd ica resp ecto a las características claves que
debía considerar al com prarm e un estetoscopio, m i prim er este
toscopio, señaló los au riculares entre los que uno debe poner la
cabeza, al tiem po que contestaba: "La p ieza m ás im portan te es
la que se coloca entre estas dos puntas." La cabeza hum ana si
gue siendo irrem plazable, y no fu n cion a adecu adam ente cu an
do se la ata a un yugo.
4] A n ta ñ o tra n s c u rría n m u ch o s añ os d es d e q u e a lgu ien
h a cía un descu b rim ien to "básico', h a sta que se le en co n tra b a
u n a u tilidad práctica. Leonardo da V ine¡ hizo ciertas o b serva
cion es de la tra y e cto ria qu e d escrib e un p erro al p ers e g u ir a
u n a lieb re qu e cru za co rrien d o p a ra gu a re cers e en su m adri-
168 U N C IE N D O LA C IE N C IA A L Y U G O
A escasos seis años del siglo xxi, la com petencia hum ana se
hace casi exclusivam ente en térm inos científico-técnicos. No hay
tarea hum ana im portante, que se pueda realizar independiente
m en te de la in teligen cia, p o r m ás co m p lejos y ca ros qu e sean
sus in stalacion es y equipos. Ni siqu iera la m ism a com petencia
b élica p a sa y a por el poder m u scu lar que m a n eja la bayoneta.
T o d a em p resa qu e se ab re cam in o, o qu e in clu so crea ese ca
m ino, se basa en innovaciones. Desde el m anejo del personal a
la producción, y desde las formas de financiam iento hasta la pu
blicidad, todo está en manos de profesionales que directa o indi
rectam ente dependen de los científicos de su campo.
Un robot ja p on és, que su elda o pin ta au tom óviles con ma-
y ° r eficiencia, pu ede dejar sin trabajo a m il obreros en D etroit'
u n sa télite a rtificia l p u ed e p ro p o rc io n a r a los esta d u n id en ses
m ás in form ación sobre los recu rsos h idráu licos de V en ezu ela,
que la que poseen los propios ven ezolanos; un quím ico de Gre-
n oble pu ede in troducir un polím ero que condena a la m iseria a
todo un país, cu ya econ om ía se basa en el m on ocu ltivo de u na
fib ra vegetal; un edafólogo israelí pu ede h acer brotar n aranjas
en un terren o que por dos m il años fu e un páram o de ro ca es
téril, p a ra ven dérselas a otro país, el cual no tien e siqu iera in
gen ieros h id rá u licos qu e diseñen un sistem a de riego eficiente
y barato.
Hoy, dentro de la m ism ísim a econom ía, el conocim iento h a
lle g a d o a d e s p la z a r n a d a m e n o s q u e a l d in e ro e n o r d e n d e
1m portancia. En la opinión del econom ista J.K. Galbraith:
Ser soberano podía significar, en los años cuarenta, ser dueño del pro
pio petróleo, hoy significa estar tecnológicamente al día, tener una po
blación culturalmente preparada para asumir este nuevo requisito de
la independencia. En un mundo donde el "saber hacer" se ha conver
tido en el principal factor de la producción, la sede de la soberanía está
en la Universidad.
Por eso resulta casi (casi) irónico que en m uchos países del
tercer mundo, sean precisam ente los m ilitares, supuestam ente
en cargados de la defensa n acional y la soberanía, qu ienes u na
y otra vez destruyen las universidades de su patria.
H a ce a lg u n o s a ñ o s, cu a n d o v is ité la ciu d a d de B irm in -
gham , en A la b a m a , qu e fu era u no de los gra n d es cen tros de
p rod u cción de acero de E stados U n id os, la en co n tré en plen o
colapso económico. Un colega local me explicó:
[1771
1 7 8 C IE N C IA , ID E O L O G ÍA Y T E C N O C R A C IA
(1841
j OH, EL PROGRESO! 185
que un anciano no muera acarreando lolsas, redujeron drásticamente el número de lisiados por accidentes industriales, incorporaron a la mujer a la tarea humana, sacaron a los niños
El colapsomodernistareflejaeldolorosofracasodeunsueñodegentecomonosotros, quecreyóytrabajósinceramente
por un ideal; no, el plan m acabro de crápulas que se proponían
transformar al ser humano en un tornillo, y a su hábitat en un
cajón de concreto desde el qu e en ven en a con sus desech os un
[196]
L A C IE N C IA R E C H A Z A D A 1 9 7
18
T h e m o re th e u n iv e rs e s e e m s co m p reh en sib le, th e m o re it a ls o s ee m s
pointless.
2 0 0
L A C IE N C IA R E C H A Z A D A
ré is " (N m 3 3 ); "V a le m á s m a ld a d d e h o m b re q u e b o n d a d de
m ujer." (Eclesiástico 42, 14). Los m ism os sacerdotes cristianos
encuentran su m am ente difícil gu iar a sus feligreses por dichas
n orm as que, de p erten ecer a otra religión, tal v e z en contrarían
in m ora les y repu lsivas. Así, John Shelby S pong (R escuing the
B ib le f r o m fu d a m e n ta lis m ) com en ta: "No creo en un D ios que
quiso que Jesú s su friera por m is pecados. No creo en un Dios
cu ya n ecesid ad in tern a de ju s tic ia se satisface cu ando su hijo
es clavado en una cruz."
O pin a J.F. R e v e l qUe la civilización occiden tal gira alred e
dor del conocim iento, y que todas las dem ás civilizaciones giran
a lre d e d o r de la o c c id e n ta l. L a d e s c rip c ió n p a re c e a d e c u a d a
p a r a la h is to r ia de lo s ú ltim o s tre s o c u a tro sig lo s, p e ro n o
obstante olvida un com ponente im portante de ese eje de giro: el
cristian ism o. N os p a rece p ertin en te a grega rlo, p o rq u e es esa
r e lig ió n l a q u e m á s h a in t e r a c t u a d o (p a r a d e c ir lo c o n u n
eufem ism o) con la ciencia a lo largo de la historia; asim ism o, es
la que más influencia tuvo y tiene en la educación y el desarro
llo (o falta de desarrollo) en nuestro subcontinente.
Se tra ta de u n a in tera cció n de la rg a data, qu e a rra n ca de
u n p eríod o qu e, con un alto gra d o de ela sticid a d d escrip tiva ,
podríam os llam ar "teosófico". Com o h em os tratado de resu m ir
en los primeros capítulos, hace unos 2 600 años, allá en Milesia,
co m ien za un esfu erzo p or d a r ex p lica cio n es qu e no in voq u en
poderes sobrenaturales. Eso no quiere decir que los sabios grie
g o s fu e ra n n e c e s a r ia m e n te la ic o s , p e ro sí q u e q u is ie ro n v e r
hasta dónde podían entender basándose en la lógica que, en ese
m o m en to , ellos m is m o s esta b a n in ven ta n d o . E llos n o sería n
laicos, pero la disciplina que fueron desarrollando sí.
Los griegos clasificaron los diversos tipos de conocim iento.
Lla m a ro n gn os is a\ co n o cim ien to (esotérico) qu e, de a cu erd o
con qu ienes así lo creen, es revelado por Dios; episteme, al co
n ocim ien to adqu irido por ap ren d iza je u observación em pírica;
sofla, a la sabiduría, y p istis , a ja fe tal com o la concibieron por
ejem plo los cristianos ortodoxos. Cada uno de esos criterios dio
origen a p o sicio n es d iversa s (gn ósticos, filósofos, ilu m in istas,
etcétera) que tuvieron sus propios desarrollos -que aceptaron o
d es ech a ro n fu erza s su p ra s e n s ib le s y s o b re n a tu ra les-, de los
cuales no nos ocuparem os aquí:
U no de los cam pos que resultarán de ese increíble desarro-
LA C IE N C IA R E C H A Z A D A 201
Para, b o s q u e ja r lo s a s p e c to s d e e s a re la c ió n q u e p u ed a n
te n e r in te rés en este libro, ta l v e z c o n v e n g a c o m e n z a r p o r el
segundo siglo de nuestra era, cuando algunos cristianos denun
c ia b a n la filo s o fía co m o fu e n te de h e re jía ; c u a n d o o tro s , en
cam bio, in ten ta b a n u sa rla p a ra fu n d a r su visió n del m u n do y
fortalecer su fe. Entre los prim eros destaca Tertu llian o de Car-
tago, la ciudad más im portante del Im perio rom ano después de
Rom a, que h izo su fa m o sa pregu n ta-objeción : "¡Q u é tien e que
ver A ten as con Jerusalén!"; es decir, in ten taba m an tener sepa
rados el racionalism o nacido en Grecia, del cristianism o nacido
en Israel. E sta corriente no n os in teresa aquí. En cam bio, J u s
tino M ártir, el filósofo n acido en Flavia N eap olis (en la zon a de
la actual Jord a n ia que ocu pa Israel) h acia el año 100 y m uerto
en el m a rtirio ca 168, tra ta de h a c e r c o m p a tib les la filo so fía
g r ie g a e n l a q u e é l e r a e s p e c ia lis ta , c o n e l n a c ie n te c r is tia
n ism o, qu e él aca b a b a de adoptar. Así, com ien za a gestarse el
lla m a d o cristian ism o platón ico, qu e los p en sa d ores cristian os
enriquecen con conceptos tom ados del neoplatonism o, elabora
do entre otros por Plotino en el siglo ni. Para los neoplatónicos,
el Uno trascendente brota del espíritu o m ente (autoconsciente)
de cada individuo. A su vez, el universo em an a del Uno cual si
éste fuera una especie de faro, cuya luz se va debilitando con la
distancia. De esa m ente deriva el alma, que hace de interm edia
r ia en tre la e s fe ra d el esp íritu y la e s fe ra de lo s sen tid o s. L a
m a teria in fo rm e es, p a ra los n eo p la tó n ic o s, el p ro d u cto m ás
bajo de esa S uprem a U nidad, el m ás alejado, el que sólo recibe
m u y déb ilm en te la lu z que em an a del jjn o y es, por lo tanto, el
dom inio potencial del Mal.
San A gu stín (354 -430), qu e llegó a ser ob isp o de su n atal
Hipona, en la A rgelia actual, se incorpora a esa corriente filosó
fica; p ero le h ace im p orta n tes d esarrollos propios, h a sta co n
v e r t ir la en u n a te o lo g ía , q u e él ju z g a d is tin ta de la filo so fía .
Para com enzar, no se contenta con el concepto neoplatónico de
que Dios "emana" (un tanto involuntariam ente) y que su luz, al
alejarse, se v a debilitan do con la d istan cia h asta que, al llegar
a la m ateria, deja lu gar para una oscuridad en la que im pere el
M al. P a ra él, D io s tie n e u n a vo lu n ta d , creó to d o el U n iv e rs o
porque así lo quiso y como creó todo, sin que se le haya escapa
do nada y su bondad es infinita, no puede haber creado el Mal.
No obstante, a u n q u e en la m a terin o im p ere el M al, en su sis
LA C IE N C IA R E C H A Z A D A 2 0 3
y [2281
E L A P A R A T O C IE N T ÍF IC O D E LA S N A C IO N E S ... 229
ejem plo de los giga n tescos tsunam is: los prim itivos ja p o n es es
lo s a t r ib u y e r o n a d e s ig n io s d iv in o s y p a d e c ie r o n t e r r ib le s
d e s tru c c io n e s ; lo s d e h o y lo s e s tu d ia n c ie n tífic a m e n te y , en
consecu en cia, están aprendiendo a detectarlos tem p ra n a m en
te y a m in im iza r sus co n secu en cia s. C u a n d o lo qu e h o y es el
p r im e r m u n d o n o t e n ía la v is ió n a d e c u a d a , ta m p o c o p o d ía
a provech arlas. Los in ven tos de Leonardo D a V in ci du rm ieron
por siglos com o m eras curiosidades, porqu e Florencia no esta
ba preparada para aplicarlos.
A n á lo ga m en te, h ay u n a fra c tu ra fu n d a m en tal en tre n u es
tros esforza d os y m e ritorios in vestiga d o res y n u estro aparato
p rod u ctivo . Los cen tro s cien tífico s re a lm en te a u tó n om os, en
p a rtic u la r lo s u n iv e rs ita rio s , rá p id a m e n te se c o n v ie rte n en
peligrosos núcleos de discusión y crítica, que ponen en duda los
v a lo r e s fu n d a m e n ta le s d el o rd e n p r e p o n d e ra n te en el te rc e r
m undo; los en frentan con los in tereses de las oligarqu ías, que
frustran todo y cu alquier intento serio de rom per la estructu ra
de a tra so (A m ílca r H errera). Por eso, el fom en to a n u estra in
du stria se redujo fu n dam en talm en te a levan tar barreras adu a
n eras p a ra p rotegerla de la com peten cia exterior; pero en esos
p eríod os de protección , no se h izo un esfu erzo serio p o r crea r
las condiciones necesarias para desarrollar una industria basa
da en su propia capacidad de innovación tecnológica. "U na con
secuencia de ese m ecanism o fue la creación de un em presaria-
do in d u stria l con m en ta lid a d m ercan til" (A m ílcar H errera). El
análisis h istórico del desarrollo social del em presariado m u es
tra que "[...] su horizonte no excede los ám bitos de lo m ercantil
y d in era rio" (M a rcos K aplan , P a íse s en desa rrollo y em p resas
p ú b lica s).
Es com o si en el tercer m undo creyéram os en una inversión
de la cau salidad, pu es pen sam os qu e n u estra pobre situ ación
se debe al atraso tecnológico, cuando en realidad sucede ju s ta
m ente lo contrario. El econom ista Carlos C orrea encu entra que
la ve rd a d e ra fra c tu ra en tre la cien cia y n u estro s istem a p ro
du ctivo se debe a la falta de dem a n d a em presarial de d esarro
llos tecnológicos, y no a la fa lla de los científicos locales en brin
darlos. El árbol, figu ra con la que siem pre tratam os de ilu strar
el proceso científico, prácticam en te no existe en el tercer m u n
do; n u estros laboratorios son com o raíces adven ticias qu e n u
tren los troncos de otros países, a los que luego les com pram os
2 3 2 E L A P A R A T O C IE N TÍF IC O D E LA S N AC IO N ES.
originalesdenuestrasregiones, coleccionesúnicasdecerámicasrepresentativasdecivilizacionesenteraseinnumerables
docum entos, fueron a parar a universidades, museos y bibliote
cas eu ropeas y estadu n iden ses, en algu n os casos por despojo;
en otros por ventas inescrupulosas o irresponsables.
Cuando se com unican dos regiones, el núm ero de especies
dism inuye, porque se extinguen unas a otras. Los hum anos no son excepción; hoy se sospecha que los hom bres de Neanderthal se extinguieron en m a ra s de los de
D e to d o s m o d o s , c o n v ie n e c o n s id e ra r q u e n o se tr a ta de
posicion es coh eren tes y fijas; pues, cuando un país sin iestrado
n ecesita víveres y m edicam en tos recu rre a la racion alidad occi
dental, no a su p rop ia y m ítica iden tidad. T a n to en el p rim ero
co m o en el te rc e r m u n d o tie n e n lu g a r p r o c e s o s p o lític o / s o
ciales, a con secu en cia de los cu ales surgen gru pos que con ex
t r a o r d in a r ia e fic a c ia y c a lid a d e s ta b le c e n fo r m a s d e c o o p e
r a c ió n c i e n t í f i c o - t é c n ic a (v é a s e M a r c o s K a p la n , C iencia,
sociedad y desarrollo). P a r a e m p e z a r, h o y la m a y o r ía d e lo s
la t in o a m e r ic a n o s q u e in v e s t ig a n e n la s c ie n c ia s d u r a s h a n
recibido u na form ación o por lo m enos se han perfeccion ado en
el p rim er m u n do. Por o tra parte, así com o los distin tos países
eu rop eos por fin h an apren did o a coop era r en tre ellos en cien
cia, tecn ología y producción, h oy el prim er m u ndo h a estableci
do in stru m en to s y re cu rso s in stitu cio n a le s q u e n os p erm iten
r e a liz a r p r o g r a m a s c o n ju n to s p a r a lu c h a r c o n t r a e n fe r m e
dades, d es a rro lla r m ateriales, re c u p e ra r su elos, e s tu d ia r v o l
canes y entender objetos cósmicos.
C ada tanto plan tam os un retoño científico en n uestros p a í
ses (cream os un in stitu to, un observatorio, u n a estación m a ri
na, o to rga m o s becas, fo rm am os gru p os de trabajo) pero, o no
crece, o lo h ace sin energía. Se su ele in sistir u n a y otra vez, se
h a c en in te n to s q u e se fru s tra n en m e n o s de u n a ge n era ció n ,
hasta que de pronto brota una sospecha: ¿tendrem os un proble
m a cien tífico o, en cam bio, será uno cu ltu ra l? R egresan do a la
m a n id a a n a logía del "árbol de la cien cia", ¿estarem o s p la n ta n
do perejil y esperan do que florezcan claveles?... ¿o tratan do de
h acer florecer claveles en un salitral?
A co m ien zo s de los añ os seten ta , el a n tro p ó lo go b ra sileñ o
D arcy Ribeiro sostuvo: "A n tigu am en te se p en sa b a a la h istoria
com o una escalera en cuyos peldaños había pueblos diferentes,
pero siem pre en la m ism a escalera; h oy sabem os que el subde-
sa rro llo n o es la v ís p e r a d el d es a rro llo , sin o la c o n tr a p a r tid a
necesaria."
Puede, incluso, ser incorrecto pen sar en "elegir" escaleras o
m od elos de desarrollo. W a lte r R o d n ey (How E urope underde-
veloped Africa) d a a b u n d a n tes datos e in con tro vertib les a rg u
m entos que dem u estran que el su bdesarrollo de Á frica no es el
re su lta d o de u n a o p ció n d esá fortu n a d a : es el p ro d u cto de un
brutal, despiadado, sosten ido y dolorosam en te actu al esfuerzo
E L A P A R A T O C IE N T ÍF IC O D E LA S N AC IO N E S. 241
e u ro p eo , con o m in o s a s a n a lo g ía s y c o n tr a p a r te s en n u e s tra
p ropia A m érica. Por regla general, el núm ero de oportun idades
de "elegir" y el tiem po disp on ible p a ra h acerlo cu an d o se p re
senta una oportunidad, suelen ser escasos y efím eros; además,
dep en d en de u n a crisis id eo ló gica en las m etróp olis, un fu gaz
desbalance de poderes, un vuelco estratégico, u na gu erra entre
potencias o una alianza fortuita.
Se d ice q u e la c u ltu ra o ccid en ta l, m e z c la de la grecorro
mana, ju deocristian a y árabe, com enzó a gestarse com o tal allá
p o r el siglo vi, y q u e u n o de lo s a rtífic e s de la a m a lg a m a fu e
san Benito de Nursia. D iez siglos m ás tarde y con un va lio sísi
m o a p o rte á ra b e esa cu ltu ra dio origen al R en a cim ien to. Sus
p r o ta g o n is ta s fu e r o n p e r s o n a je s c o m o F ic in o , E ra s m o , P e
trarca, B occaccio, B otticelli, M ich ela n gelo, G alileo, Leonardo,
Vesalio, C opérnico, H arvey. En otros dos o tres siglos, em pezó a
desarrollarse la cien cia com o la con ocem os h oy en día. En su
ma, a los europeos les tomó m ilenios desarrollar su ciencia.
La cu ltu ra y la cien cia estadu n iden ses no tien en m ilenios,
pero constituyen un verdadero gajo del tronco europeo, sólo que
en otro contin en te. Ese gajo no se in tegró con cu ltu ras in d íge
n a s p re e x is te n te s . A rg e n tin o s , u ru g u a y o s y v e n e z o la n o s , si
bien ta m p o co d eb iero n in tegra rse a civiliza cio n es a b orígen es
avanzadas -que, de todos modos, fueron diezm adas-, son gajos
de u n a Pen ín su la Ib érica que no form ab a parte ella m ism a del
h ervid ero cien tífico eu ropeo, y qu e en plen o siglo xvm todavía
estaba dom inada por la Inquisición. Los m exicanos, peruanos y
bolivian os tam bién recibieron un brote ibérico que, en diversa
m edida y con distintos resultados, fue m ezclándose con civiliza
ciones precolom binas im portantes; pese a todo, estas culturas
no poseían u n a cien cia y u n a tecn ología del tipo de la europea,
la cual desarrolló esa ciencia que nos ocupa en este texto.
L o s c a s o s d e A u s t r a lia y C a n a d á , s o n p a r e c id o s a l d e
Estados Unidos. A su vez, la evolución cultural, científica y téc
n ic a d el J a p ó n re s u lta u n ta n to a le ja d a d e e s te e s q u e m a y,
sobre todo, de nuestro conocimiento.
En resum en: los europeos tardaron m ilenios en desarrollar
una cultura propicia para que floreciera el m entado árbol de la
cien cia. C u a n d o se p la n ta ron retoñ os en co lon ia s cu ya ú n ica
d ife ren cia con E u ro p a es qu e qu ed a n en otros territorios, los
á rboles tu vieron un desarrollo arm ón ico con el tronco m atriz.
2 4 2 E L A P A R A T O C IE N TÍF IC O DE LA S N AC IO N ES.
n o v e la p r im e r m u n d is ta en la q u e a p a r e z c a u n la tin o a m e r i
cano in teligen te. Ése es, pues, el espejo en el qu e día a día se
m ir a nuestra gente. ¿D e dónde h abrem os de sacar entonces la
co n fia n za y va len tía p a ra m a n eja r cien tífica m en te un p ro b le
m a, sin que n os in va d a la m o lesta sen sación de qu e n os esta
mos m etiendo en cosas que no nos corresponden?
Ésa es, tam bién, la im agen que tien e n u estra gen te de sus
p r o p io s in v e s tig a d o re s . Por a ñ o s h a m ira d o a la r a la c o m u
n id a d c ie n t ífic a la tin o a m e r ic a n a c o m o q u ie n o b s e r v a a u n
su jeto d eb ilu c h o y con d efectos irrep a ra b les, p o r el qu e ca d a
ta n to se in te n ta u n a a cció n b en e v o le n te , p ero n o m u y e s p e
ra n zad a. En los m ism o s a ctos p ú b lico s en q u e fu n d a m o s un
n u evo la b o ra torio, p rem ia m o s a un in vestiga d o r, o tra ta m os
de e stim u la r a los jó v e n e s , o cu a n d o in ten ta m o s p e rs u a d ir a
las au torid ad es de qu e la cien cia debe ser apoyada, resu en an
la s p a la b ra s "fu tu ro', "p ro m is o rio ", "p u ja n te"; p a la b ra s qu e,
tá c ita m e n te , le íd a s e n tre lín e a s , re c o n o c e n u n p re s e n te e n
clen q u e y acaso in servible. D esd e el p u n to de vista cien tífico,
consideram os que un gobierno es bu eno cuando le au m en ta el
s u e ld o y lo s d o n a tiv o s a lo s in v e s tig a d o r e s e in c r e m e n ta e l
núm ero de becas. Tam b ién m edim os la bon d ad de esos go b ier
n os por la je ra rq u ía de los fu n cion arios que asisten a las cere
m on ias de en trega de diplom as y prem ios; por si vin ieron p er
so n a lm en te o en via ro n a un edecán ; p o r si p ro n u n c ia ro n a l
gún discurso o solam ente h icieron acto de presencia. En resu
m id a s cu en ta s, la d ife re n c ia en tre u n go b ie rn o b u en o y u n o
m alo p a ra la cien cia se m ide por la cantidad de dinero que su
m in istran ... al escenario actual.
Por el contrario, en estas páginas insistim os en que los gru
pos científicos que tenemos, o bien hacen ciencia en serio, de la
única, y entonces son buenos sin vuelta de hoja, o son parte del
problema. Tam bién hem os opinado que el problem a que ocasio
n a la escasez de dinero, au n qu e es grave, no obstan te resu lta
se c u n d a rio . "S e c u n d a rio ' n o s ig n ific a a q u í trivia l, n i m u ch o
m enos "ligero"; sino m ás bien, que no arran ca de la cien cia en
sí, q u e s u s d ific u lta d e s p r o v ie n e n de a fu e r a de la a c tiv id a d
científica, y su posible corrección está fu era del alcance de los
científicos.
La solución tam poco consiste en tirarles de la m an ga a los
del p rim er m u n do p a ra lograr qu e n os tra n sfieran lo qu e han
2 4 8 LA C IE N C IA CO M O S IST E M A C O M PLEJO
[256)
ES PR E F E R IB LE EN C E N D E R U N A V E LA , QUE M A LD E C IR LA O SC U R ID AD 257
d e r e g la s d el ju e g o p riv ó d e c o m p e n s a c io n e s s a la ria le s y de
d in ero p a ra trabajar. Se h a d esen cad en ad o así u n a situ a ción
com parable a la que im agin a A dolfo B ioy C asares en su n ovela
D ia rio d e la g u e rra d el cerd o, en la que los ancianos son caza
dos a cascotazos por las calles de la ciudad.
D e b e ría m o s cre a r la s c o n d ic io n e s p a r a p r o te g e rlo s y , de
paso, b en eficiarn o s con la sa b id u ría y ex p erien c ia qu e a teso
ran. No h a y que olvidar qu e la du ración de la sen ectu d en los
d ive rso s p a íses es p ro p o rc io n a l a un n ivel cien tífico -té cn ic o ,
p re c is a m e n te p o rq u e h o y el co n o cim ien to tien e v a lo r p a ra la
sobreviven cia. Este parricidio im p lica u n a p érd id a aún m ayor
en la s ra m a s h u m a n ís tic a s , en la s q u e la ed a d p r o p ic ia la s
grandes síntesis y los estudios com parativos. La tarea de inves
tig a r es ta n a p a s io n a n te , q u e c a s i n in g ú n in v e s tig a d o r la ti
n oa m erica n o se retira de ella a u n q u e se ju b ile; de m odo que,
en tre lu m b a g o e in fa rto, en tre d u elo y o p era ció n q u irú rgica ,
ellos sigu en tra b a ja n d o en la m ed id a en qu e pu ed en h acerlo.
D e h e c h o , c o n o z c o m u c h o s c a s o s d e p r o fe s o r e s d e l p r im e r
m u n do, n ativos del tercero, que regresan a pasar sus ú ltim os
años trabajan d o aquí, pero no conozco un solo caso de m ig ra
ción sim ilar en el sentido opuesto.
13] M ientras la sociedad no nos adjudique un papel tan ne
cesario com o el que tiene un em pleado adm inistrativo, un den
tista o un chofer de óm nibus, será difícil que nos pagu e un sa
la rio a d ecu a d o . P ero, si se p ro p o n e lle g a r a te n e r el a p a ra to
científico-técnico-productivo que ju zgam os im prescindible para
fu n cion a r com o socied a d libre, d eb erá p agar bu en os su eldos,
aun en el período transitorio, mientras sólo lo hace como apues
ta al futuro.
14] Es n ecesa rio d efen d er y h a cer re sp eta b le la profesión
científica. H oy cualquier fu ncionario que necesita una consulta
médica, la opinión de un abogado, la tasación hecha por un ar
quitecto, entiende que debe pagarles los honorarios correspon
dientes. Por el contrario, cuando n ecesita que un in vestigador
se en cierre un par de días en su gabin ete p a ra brin darle la in
form ación que le h a ped ido, parte de la ba se de qu e éste debe
h acerlo gratu itam en te. M ás aún, es com ú n qu e cu ando n u e s
tros colegas profesion istas in vitan a sus congresos a algún ex
p e rto in te rn a c io n a l p a r a q u e p r o n u n c ie u n a c o n fe re n c ia , le
paguen honorarios que sobrepasan en m ucho lo que un investí-
2 6 4 ES PR E F E R IB LE EN C E N D E R U NA V E LA , QUE M A LD E C IR LA O SC U RID AD
d eb en v o l v e r a lo s la b o ra to rio s , f ] N o es c ie r to q u e e l ord en
m u n d ia l h a y a a lc a n z a d o un e q u ilib r io d e fin it iv o : d e b e m o s
prepararn os para a p ro vec h a r los ca m b ios c rític o s qu e se p r o
ducirán inevitablem ente, g ] L a cu ltu ra d e b e ser fu e n te d e in
ten cion es, prop ósitos, v a lo res; si la que tien es no te brinda los
adecuados y tien de a h acerte subhumano y desdichado, tu p ro
y e c t o d eb e co n sistir en fo r ja r una m e jo r, n o en q u eja rte de la
q u e has h ered a d o. L o s p ro b le m a s h a y qu e d etec ta rlo s, estu
d ia rlo s y re s o lv e rlo s , n o a ch a cá rselo s "a l sistem a ". E s bu en o
que n o in icies tu carrera m a ld icien d o la oscuridad, sino en cen
dien do una vela... y co m o ves, hay muchas cu yo en cen dido no
depende directa y ex clu siva m en te del dinero. D e m o d o que no
te preocupes, pero ocúpate.
21. Y B IE N , ¿E S T Á S S E G U R O D E Q U E T E Q U IE R E S
D E D IC A R A L A IN V E S T IG A C IÓ N C IE N T ÍF IC A
E N T U P A ÍS ?
[2711
272 Y BIEN, ¿ESTÁS SE G UR O DE QUE TE Q U IERES D ED IC AR A LA
in v e s t ig a d o r e s tan a p to s c o m o lo s d e c u a lq u ie r r e g ió n d e l
Planeta. Si tú te em peñas, la c ien cia n o te puede detener.
P o r to d a s estas ra z o n e s m e he sen tid o lle v a d o a e s c rib ir
este te x to . P a ra p o d e r darte lu e g o la s ig u ie n te o p in ió n : Si te
atrae c o n o c e r, a n a liz a r y d isc u tir m o d e lo s d e la re a lid a d así
c o m o m e d ita r so b re la estructura y la im p o rta n c ia s o cia l d el
c o n o c im ie n to , adem ás de d iv e rtirte ex p erim en ta n d o ; si n o te
v a s a lim ita r a m e d ir cosas de 9 a 14 horas, ni te m etes a to n
tas y a locas, ignorando la p a toló gica inserción del co n o cim ien
to en n u estra cu ltu ra, n i la d e p e n d e n c ia q u e ten d rá s d e las
in stitu cion es de tus p u eblos; si te das cuenta d el e s fu e rzo que
se h ace p o r en tender y c o rr e g ir las an om alías que se va n p re
sentando cuando se progresa; si piensas participar sin m ohines
preadolescentes en la solución, sin que tod o term ine condenan
do «a l sistem a"... antes de irte a ra d icar a C h ic a g o ; va m o s: si
sabes en qué consiste ser un in vestiga d o r p rofesion a l en el ter
c e r m u n d o , e n to n c e s h a z te in v e s t ig a d o r c ie n t ífic o , p u es te
encantará y te necesitam os.
B I B L IO G R A F ÍA C IT A D A Y R E C O M E N D A D A
>
Amor, J.A., “Paradojas, intuición y lógica”, Ciencias, p. 55, enero, 1993.
Appleyard, B., Understanding the present: Science and the soul of
modern man, Nueva York, Picador, 1992.
Arendt, H., Los orígenes del totalitarismo, 2 vols., Madrid, Alianza,
1981-1982.
Aréchiga, H., “L a evaluación del trabajo científico”, Avance y Perspec
tiva, 8:1,1989.
Azuela, A. (coord.), Universidad nacional y cultura, México, Porrúa,
1990.
Babini, J., ¿Qué es la ciencia?, Buenos Aires, Columba, 1955.
Bagú, S., Tiempo, realidad social y conocimiento, México, Siglo XXI,
1984.
Bagú, S., “Universidad y estado en América Latina”, Revista Mexi
cana de Ciencias Políticas y Sociales, núm. 134:17, oct-dic. 1988.
Bagú, S., Economía de la sociedad colonial, México, Grijalbo, 1992.
Bagú, S., La idea de Dios en la sociedad de los hombres, México, Siglo
XXI, 1992.
B e ltrá n , R., “Postm odernism o ¿La m odernidad revisad a? ”, La
Jornada Semanal, México, 6 de enero de 1991, p. 14,
Bennett, A .M ., “Science: The antithesis creativity”, Perpectives in
Biology and Medicine, 11:233, Chicago, 1968.
Berger, P.L. y Luckmann, T., The social construction ofreálity, Nueva
York, Doubleday, 1966.
B ernal, J.D., La ciencia en nuestro tiempo, México, Universidad
Nacional Autónoma de México, 1960.
Bickerton, D., Language & species, Chicago, The U n iversity of
Chicago Press, 1991.
Bierce, A., El diccionario del diablo, Montevideo, Banda Oriental,
1983.
Bioy-Casares, A., Diario de la guerra del cerdo, Buenos Aires, EMECE,
1969.
Blanck-Cereijido, F. y Cereijido, M., La vida, el tiempo y la muerte,
México, Fondo de Cultura Económica, 1988.
B lanck-C ereijido, F., “Moisés, Jacob and Sigm und”, Internat, J.
Psychoanalysis, 1993.
Blum, H.F., “On the origin and evolution of human culture”, American
Scientist, 1963, 51:32.
[2 7 5 ]
276 B IB L IO G R A F ÍA C IT AD A Y R E C O M E N D A D A
Greven, P., Spare the child, Nueva York, Alfred A. Knopf, 1990.
Gross, A .G ., The rhetoric of science, Cam bridge, M assachusetts,
H arvard University Press, 1990.
Handelman, S.A., The slayers of Moses, Albany, State University of
N ueva York Press, 1982.
H aberm as, J., El discurso filosófico de la modernidad, España,
Taurus, 1989.
Hedley, J., Science and religión, Cambridge, Cambridge University
Press, 1991.
Heidegger, M., Basic writings, N ueva York, Harper & Row, 1977.
Hernández, J., Martín Fierro, México, Porrúa, 1981.
Herrera, A.O., Ciencia y política en America Latina, México, Siglo
XXI, 1987.
Hessen, J., Teoría del conocimiento, Buenos Aires, Austral, 1952.
Horwich, P. (comp.), World changes: Thomas Kuhn and the Nature of
Science, Cambridge, Mass., MIT Press, 1993.
Howells, W ., Getting here: The story of human evolution, Londres,
Compass, 1993.
Huxley, A., Brave new world, Nueva York, The Modem Library, 1946.
Ibarrola, M. de, “Sistemas de incentivos a la investigación: el caso
mexicano”, Avance y Perspetiva, 12:147, 1993.
Irwin, W.A., Frankfort, H. y Frankfort H.A., El pensamiento prefilosó-
fico II, México, Fondo de Cultura Económica, 1954.
Imaz, C.J., “A despropósito del SNi”, Avance y Perspectiva, 12: 165,
1993.
Ize, J., “Artículos de investigación en matemáticas y evaluación”,
Ciencia, 45:157-173, 1992.
Jameson, F., Postmodernism, or the cultural logic of late capitalism,
Durham, Duke University Press, 1992.
Johnson, P., A history of Christianity, Nueva York, Atheneum, 1976.
Jones, E.L., The European miracle: Environments, economies, and
geopolitcs in the history of Europe and Asia, Cambridge Univer
sity Press, 1987.
Jose-Yacamán, M. y Alzati-Araiza, F., “El perfil del SNi y los posgrados
de excelencia en México”, Ciencia y Desarrollo, 1993, 21, 28,
México.
Kaplan, M., Países en desarrollo y empresas públicas, Buenos Aires,
Macci, 1965.
Kaplan, M., Política científica, Buenos Aires, Ciencia Nueva, 1972.
Kaplan, M., Ciencia, sociedad y desarrollo, México, UNAM, 1987.
Kaplan, M., Estudio sobre política y derecho del petróleo argentino
(1907-1955), México, u n a m , 1992.
Katz, J.M., Mallmann, C.A. y Becka, L., Investigación, tecnología y
desarrollo, Buenos Aires; Ciencia Nueva, 1972.
B IB L IO G R A F ÍA C IT A D A Y R E C O M E N D A D A 281
Segundo, J.P., “M ind and matter, matter and mind”, J. Theoret. Neu-
robiol, 4:47, 1985.
Seiken, J., “The Awesome stress of science and how to relieve it”, The
Scientist, november 26, p. 20, 1990.
Singer, I., Meaning in Ufe: the creation of valué, Nueva York, Macmi-
llan, 1992.
Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología, Convocatoria a la creativi
dad, Santa Fe de Bogotá, Conciencias, 1992.
Sopeña, R., Inter Sopeña de refranes y frases populares, Barcelona,
Ramón Sopeña, 1984.
Spong, J.S., Rescuing the Bible frorn fundamentalism: A bishop ret-
hinks the meaning of scripture, Nueva York, Harper Collins, 1991.
Stove, D.C., Popper and after: Four modern irrationalists 16, Oxford,
Pergamon, 1982.
Strenger, C., Between hermeneutics and science, Madison, Inter
national University Press, 1991.
Tabori, P. Historia de la estupidez humana, Buenos Aires, Siglo
Veinte, 1982.
Terragno, R.H., La Argentina del siglo 21, Buenos Aires, Sudameri
cana/Planeta, 1985.
Theocharis, T. y Psimopoulos, M., “Where science has gone wrong”,
Nature 329.595,1987.
Tironi, A. y Labarca, P., Luco, J: Dos historias de una vida, Santiago
de Chile, Hachette, 1991.
Toynbee, A., Un estudio de la historia, 15 vols., Buenos Aires, EMECE.
Trabulse, E., Historia de la ciencia en México, México, CONACYT/FCE,
1983.
Trevor-Roper, H.R., Religión, the reformation and social change, and
other essays, Londres, Macmillan, 1967.
Tuchman, B.W ., A distant mirror, N u ev a York, Ballantine Books,
1978.
Twain, M., Tom Sawyer abroad, Gran Bretaña, Collins Clear-Type
Press, 1954.
Unamuno, M. de, Del sentimiento trágico de la vida, Buenos Aires,
Austral, 1952.
Ursúa, N., “La biologización de nuestra cultura. El reto de la biología”,
Revista Internacional de Filosofía de la Biología, 1:223, México,
1991.
Ursúa, N., Cerebro y conocimiento: un enfoque evolucionista, Barcelo
na, Anthropos, 1993.
Vattino, G. (comp.) La secularización de la filosofía, España, Gedisa,
1992.
*
Varsavsky, O., Ciencia, política y cientificismo, Buenos Aires, Centro
Editor de América Latina, 19f0.
B IB L IO G R A F ÍA C IT A D A Y R E C O M E N D A D A 287