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ARQUEOLOGÍA

Y
N U M I S M ÁT I CA
Estudios en homenaje a la profesora
Francisca Chaves Tristán
EDUARDO FERRER ALBELDA
MERCEDES ORIA SEGURA
ENRIQUE GARCÍA VARGAS
FRANCISCO JOSÉ GARCÍA FERNÁNDEZ
RUTH PLIEGO VÁZQUEZ
(COORDINADORES)

ARQUEOLOGÍA Y NUMISMÁTICA
Estudios en homenaje a la profesora
Francisca Chaves Tristán

SEVILLA 2021
CECAS, EMISIONES, TIPOS Y VARIANTES
EN  EL  CATÁLOGO MIB

PERE PAU RIPOLLÈS ALEGRE


Universitat de València

MANUEL GOZALBES FERNÁNDEZ DE PALENCIA


Museu de Prehistòria de València

1. LOS CATÁLOGOS DE MONEDA IBÉRICA


La mayor parte de las monedas antiguas de la Península Ibérica se acuñaron
en el contexto de la conquista romana, bajo la autoridad de ciudades griegas,
púnicas, ibéricas, celtas o romanas. Todas estas producciones se han descrito
en diferentes catálogos y monografías que proporcionan una amplia base de
conocimiento sobre la materia. Pero el desarrollo tecnológico que se ha pro-
ducido en los últimos años ha permitido crear un nuevo formato de grandes
catálogos digitales con un potencial enorme para la investigación. El nuevo
catálogo MIB (monedaiberica.org), cuya versión en pruebas fue lanzada
el 10 de marzo de 2021, ha sido desarrollado con la aplicación Dédalo de
código abierto (dedalo.dev). Sus contenidos son el fruto de una prolongada
reflexión y de un notable esfuerzo dirigido a crear un sistema de investigación
y publicación capaz de estructurar toda la información relativa a la historia
monetaria de Iberia/Hispania (Gozalbes et al., en prensa).
Los catálogos de tipos monetarios sientan sus bases sobre los estudios
que otros investigadores han realizado con anterioridad. El primer catálogo
descriptivo que se publicó de la numismática ibérica antigua fue el de A.
Heiss (1870), obra que destaca por las excelentes láminas de L. Dardel. En el
ámbito académico peninsular, la publicación del sevillano Antonio Delgado
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fue la primera que conjugó un texto moderno junto con la ilustración de


todos los tipos descritos (Delgado 1871-1876). Hasta medio siglo más tarde
no apareció la obra de Antonio Vives, la primera que ofrecía ilustraciones
directas de las piezas a partir de las fotografías de sus vaciados en yeso (Vives
1924-1926). Estos trabajos presentaban conjuntamente las producciones
ibéricas y las provinciales cívicas de época imperial. Tras varias décadas sin
catálogos relevantes, en 1992 apareció el primer volumen de la obra Roman
Provincial Coinage, que incluía las series hispánicas imperiales posteriores al
44 a. C. junto a las del resto de provincias (Burnett et. al. 1992). Muy poco
después, Leandre Villaronga publicaría el primer catálogo moderno dedi-
cado exclusivamente a todas las monedas ibéricas anteriores al reinado de
Augusto, un conjunto de difícil categorización debido a su diversidad. Su
obra de 1994 Corpus nummum Hispaniae ante Augusti aetatem (CNH), es un
completo repertorio con fotografías de cada tipo, cuya traducción al catalán e
inglés en 2011 incorporó ligeras modificaciones bajo el título Ancient Coinage
of the Iberian Peninsula (ACIP). Este último trabajo es por tanto la obra más
reciente y completa sobre la materia. Sus 2724 tipos han proporcionado una
amplia base de trabajo para MIB, obra que ya incluye actualmente alrededor
de 4200 tipos y variantes.
El catálogo MIB se estructura a partir de las propuestas realizadas en
monografías recientes de cecas y en las obras de Villaronga (1994 y 2011)
que, a su vez, se basaron en las publicaciones precedentes de Vives (1924-
1926) y Delgado (1871-1876). Sus ordenaciones y descripciones de los tipos
resultan de gran utilidad para elaborar un nuevo catálogo. No obstante, el
catálogo MIB se ha gestado a partir de los contenidos de un extenso fichero
formado durante más de cuatro décadas, el único recurso que permite ava-
lar la existencia de los tipos conocidos e identificar otros nuevos. Su origen
se remonta a la década de 1980, cuando comenzaron a ser comunes las
monedas ibéricas en subastas con fotografías de una calidad suficiente para
la investigación. Se trataba de una nueva fuente de información que se co-
menzó a recopilar en el que a la sazón era el Departament de Prehistòria i
Arqueología de la Universitat de València (fig. 1). Los catálogos de subastas
nacionales e internacionales se recortaban y sus imágenes se montaban en
fichas de cartulina con los datos correspondientes de cada lote. Este fichero
gráfico también recopilaba piezas conservadas en algunos de los gabinetes
numismáticos más importantes de Europa (Milán, Bolonia, Florencia, Roma,
Nápoles, París y Estocolmo) y América (ANS, Nueva York). El archivo formado
durante más de 25 años acabó reuniendo más de 20.000 fichas de mone-
das. Con la llegada del nuevo milenio las empresas comenzaron a publicar
imágenes digitales de las subastas en sus páginas web. Este cambio obligó
a crear un nuevo modelo de archivo que pasaba por descargar las imágenes
CECAS, EMISIONES, TIPOS Y VARIANTES EN  EL  CATÁLOGO MIB 109

Figura 1. Los ficheros formados en el Departament de Prehistòria i Arqueologia de la


Universitat de València junto a fichas de monedas de Abra y Gadir de las colecciones
de París y Estocolmo

e incorporar su información en una base de datos creada con el software


Filemaker, que reunió 58.369 nuevos registros entre los años 2006 y 2017. En
aquel año comenzó la digitalización de las fichas de papel y los registros de
Filemaker se importaron a Numisdata/Dédalo, el nuevo sistema de gestión,
que actualmente reúne 142.000 fichas de monedas.
Los catálogos numismáticos son trabajos de referencia que deben servir
para clasificar cualquier moneda y que revisten un carácter particular, ya
que se utilizan tanto con fines de investigación como de coleccionismo.
Las emisiones ibéricas fueron con frecuencia de naturaleza poco sistemá-
tica, con diferencias de estilo entre cuños que pueden dar lugar a entradas
diferentes de catálogo. Por tanto, MIB trata de reconstruir la organización
productiva original, pero también asume el compromiso de reconocer aque-
llas variantes de estilo, que fueron consecuencia de periodos prolongados de
emisión o el fruto de trabajos de grabado poco sistemáticos al fabricar un
tipo. Las mayores dificultades en el catálogo MIB se han originado al tratar
de situar dentro de una estructura de datos normalizada las situaciones
de incertidumbre e indefinición relativas a cecas, imitaciones, emisiones,
tipos o variantes. Organizar la producción de todas las cecas bajo criterios
razonados e invariables constituye un reto imposible de resolver debido al
heterogéneo contexto productivo de la época. A pesar de estas dificultades,
110 PERE PAU RIPOLLÈS ALEGRE / MANUEL GOZALBES FERNÁNDEZ DE PALENCIA

el catálogo MIB se ha confeccionado aplicando, en la medida de lo posible,


criterios metodológicos que deben explicarse. Algunas inconsistencias y ex-
cepciones son inevitables, pero el marco teórico sobre el que se ha trabajado
para crear la estructura y las entradas del catálogo MIB puede exponerse
con la ayuda de algunos ejemplos.

2. LAS CECAS ANTIGUAS DE LA PENÍNSULA IBÉRICA


En el catálogo MIB las cecas se presentan agrupadas por ámbitos culturales
y ordenadas con un criterio principalmente geográfico, a pesar de las difi-
cultades para situar los talleres de localización desconocida. Como banco de
pruebas para establecer la organización y el orden de las cecas han servido
los criterios adoptados previamente en los catálogos de la Real Academia de
la Historia (Ripollès y Abascal 2000), del Royal Coin Cabinet de Estocolmo
(Ripollès 2003), de la Bibliothèque nationale de France (Ripollès 2005) y de la
colección Cores, que introdujo algunos cambios significativos (Cores y Cores
2017). Las emisiones de este período fueron realizadas principalmente por
las ciudades, pero también algunas, como las series hispano-cartaginesas,
no pertenecen a este ámbito. Se trata de un conjunto de producciones
helenísticas del período 237-206 a. C., promovidas por dinastas, de las que
desconocemos cuántas autoridades y lugares de emisión intervinieron en su
creación (Villaronga 1973).
Los tipos del catálogo MIB podían numerarse secuencialmente desde el
primero hasta el último, o por bloques que comenzasen desde el número
uno en cada ceca. Este último sistema resulta más inteligible ya que propor-
ciona a cada taller una numeración propia. Pero también provoca que los
tipos de diferentes cecas repitan números y puedan resultar confusos si no
se acompañan del nombre del taller. Villaronga utilizó este método en CNH,
pero debido a su precisión limitada prefirió cambiar en ACIP a una secuencia
única que terminaba en el número 2724 para los tipos preimperiales. En el
catálogo MIB, el número de tipo se encuentra acompañado por un número
identificativo de ceca, lo que da lugar a una referencia combinada ceca/tipo,
única para cada entrada y que según el contexto puede emplearse con dife-
rente grado de precisión (p. ej. 1/78 o 78).
En un catálogo organizado a partir de las ciudades que emitieron moneda,
los epígrafes monetales aportan generalmente las claves que permiten iden-
tificar las producciones de más de 190 talleres. Lograr que el catálogo digital
pudiera representar con fidelidad en cualquier navegador todas estas leyendas
monetales ha constituido precisamente uno de los retos más importantes
del proyecto (Ripollès et al., en prensa). Pero también hay numerosos tipos
cuyos diseños o leyendas no ofrecen información que permita identificar a sus
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autoridades responsables. Es el caso de las emisiones inciertas púnicas, cuyos


epígrafes resultan hasta cierto punto legibles, pero que no se pueden vincular
con lugares conocidos. Ocasionalmente se dan a conocer nuevas cecas tal y
como ha sucedido con los talleres púnicos de Albatha, o Tagilit (Blanco y Sáez
2008; Alfaro 2000), y con el ibérico de Labini (Villaronga 2005; Faria 2006;
Rodríguez Ramos 2006), pero todavía quedan muchos lugares por identificar.
Las imitaciones conforman un amplio grupo de calidades muy diversas
que presentan una caracterización complicada. En el contexto peninsular
el término imitación puede aludir tanto a series oficiales como a otras de
carácter irregular. Todas ellas se refieren de este modo porque copian con
mayor o menor fortuna los diseños originales de otros talleres. En el caso
de la Península Ibérica, las piezas ibéricas que imitaron emisiones de plata
ampuritanas o masaliotas mantuvieron la calidad de los prototipos, mientras
que las series de bronce que copiaron producciones locales o importadas
desvirtuaron normalmente la metrología original de sus modelos. Las series
de plata, exceptuadas las falsificaciones de época, se concibieron desde un
poder institucional, pero las piezas de bronce fueron presumiblemente obra
de talleres no oficiales que se beneficiaban al poner en circulación moneda de
cambio de reducido valor.
En el ámbito de las imitaciones en plata, las llamadas dracmas de imi-
tación emporitana (ACIP 289-452), forman un conjunto donde no siempre
resulta posible identificar a sus autoridades. En el catálogo MIB, aquellos
tipos de estas producciones que presentan leyenda toponímica reconocible
se presentan bajo sus respectivas cecas (Iltirta, Belse, Eru, Orose, Tarakon, Bar-
keno, Etokisa, Biskarki, Bekose, Betase y Kum) (fig. 2). En estas series, con me-
trología estándar y calidad metálica contrastada, la idea de imitación remite
únicamente a sus diseños. Características similares presentan las imitaciones
de Rhode y de divisores de Emporion o Massalia. En MIB las imitaciones sin
atribución a talleres concretos se pueden localizar como conjuntos, pero
también se pueden recuperar con mayor precisión buscando por los campos
modelo (p. ej. Emporion) y carácter (imitación).
Las imitaciones en bronce parecen relacionarse con entornos productivos
más flexibles. Todas ellas copian e interpretan diseños ajenos, con una cali-
dad normalmente inferior, y son obra de múltiples talleres que trabajaron en
diferentes momentos. Un ejemplo paradigmático de estas series son las imi-
taciones de ases y semis republicanos (Ripollès y Witschonke 2015; Ripollès
y Gozalbes 2016). Los ases son poco abundantes y sus pesos más próximos
al de los oficiales, mientras que los semis son muy comunes y carecen de
estandarización metrológica.
No siempre se puede discernir si un tipo debe describirse como una
producción oficial o como una imitación. Puede suceder que ni los criterios
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Figura 2. Ordenación de Etokisa en el catálogo MIB

técnicos ni los artísticos resulten determinantes para caracterizar algunas


series como oficiales o imitaciones, ya que las primeras pueden llegar a
tener escasa calidad y las segundas a veces presentan una ejecución muy
lograda. Cuando los talleres oficiales realizaron producciones muy sis-
temáticas y homogéneas resulta fácil reconocer las copias, pero cuando
fabricaron series de calidad variable, resulta más complicado decidir sobre
la oficialidad de algunos tipos. Los divisores de bronce de Castulo y Obulco
son el exponente más claro de este tipo de situación. Algunas monedas de
estos talleres presentan un estilo descuidado que igual puede situarse entre
las peores series oficiales que entre las mejores imitaciones, obligando a
veces a tomar decisiones que pueden ser discutibles. Además, algunas de
las imitaciones de estas cecas combinan anversos de Obulco con reversos
de Castulo, creando imitaciones híbridas que en realidad constituyen un
producto completamente original.

3. LAS EMISIONES Y LOS TIPOS MONETARIOS


En el catálogo MIB la producción de cada taller se ordena por periodos que
incluyen a su vez los tipos. En algunos casos estos se pueden agrupar por emi-
siones, sin embargo la mayoría de denominaciones no ofrecen información
suficiente para establecer dichas asociaciones. Lo normal es que cada ceca
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Figura 3. Serie de Valentia en el catálogo MIB

presente sus tipos como entradas independientes y sucesivas, organizadas


por períodos de acuñación que constituyen su único marco de referencia.
Los catálogos de tipos monetarios tratan de identificar emisiones y orde-
nar con la mayor fidelidad posible la producción de cada ceca o autoridad.
Una emisión es la acuñación de uno o más valores, promovida como un acto
unitario por la autoridad competente y que, pasado un tiempo, puede volver
a repetirse. Cuando estas series programadas se encuentran formadas por
varias denominaciones se identifican fácilmente si presentan un arte similar
o si comparten elementos singulares como símbolos o leyendas. En dichos
casos, el catálogo MIB presenta las denominaciones en grupo y las describe
correlativamente de mayor a menor valor. En cecas como Valentia o Kese
resulta sencillo reconocer las diferentes denominaciones de una emisión a
partir de sus símbolos o sus leyendas (fig. 3). En otros talleres como Emporion
resulta inviable establecer agrupaciones, ya que la mayoría de sus tipos no
ofrecen indicios suficientes para recomponer los grupos originales. Se trata
de una producción que empleó gran cantidad de cuños, y no resulta senci-
llo identificar los momentos iniciales o finales de sus diferentes series. En
las ordenaciones de las cecas de Obulco o Gadir sucede algo similar ya que
muchos tipos carecen de elementos formales que permitan descubrir sus po-
sibles vínculos. Aunque los símbolos se aplicaron generalmente como marcas
singulares identificativas de emisiones concretas, también se repitieron en
114 PERE PAU RIPOLLÈS ALEGRE / MANUEL GOZALBES FERNÁNDEZ DE PALENCIA

series prolongadas, donde se convirtieron en un elemento más del diseño.


Por ejemplo, las monedas de Castulo con símbolo mano muestran una gran
diversidad de estilos que además presentan patrones metrológicos distintos,
lo que parece probar la existencia de emisiones sucesivas.
Las emisiones que tan solo produjeron una denominación o un tipo
monetario, fueron muy comunes. Mientras que numerosas cecas acuñaron
un solo tipo (Basti, Otobesken, Samala, Ikesankom, Tirsos, Kaisesa, Karalus,
Karaues, Roturkom, Titum, Uarkas, Labini, Ilurco, Ipora, Ventipo, Ilipla, Halos,
etc.), muchas otras realizaron emisiones diversas, pero siempre centradas en
valores concretos sin tratar de formar series (Iptuci, Iliturgi, Carbula, Ursone,
Ulia, Acinipo, Carteia, Irippo, etc.). En estos casos, cada uno de los tipos nor-
malmente refiere a una emisión de una forma bastante clara y no resultan
necesarias precisiones adicionales. Los períodos cronológicos por lo tanto
incluyen con frecuencia tipos que en sí mismos representan emisiones, pero
también incluyen diferentes denominaciones que pudiendo pertenecer a una
misma serie no han sido agrupados por falta de información. Puesto que esta
es la situación más común en el catálogo MIB, las cecas muestran normal-
mente los tipos dentro de sus presuntos períodos y sólo, excepcionalmente,
algunos de ellos aparecen agrupados por emisiones.

4. TIPOS MONETARIOS Y ESTILOS


Las emisiones y sus tipos se pueden distinguir a partir de los diseños, las
leyendas o los símbolos que se aplican sobre uno o varios valores y, en
ocasiones, por su estándar metrológico. Sin embargo, las decisiones de las
autoridades monetarias no siempre se registraron con esta claridad en las
emisiones antiguas de la Península Ibérica. Con frecuencia, mantuvieron
un estándar metrológico uniforme y no incluyeron elementos distintivos,
de modo que las emisiones o los tipos únicamente pueden identificarse a
partir del estilo, un criterio que no es infalible y que puede resultar subjetivo.
Cuando los detalles de los grabados cambian de forma brusca, la distinción es
nítida, pero si lo hacen de forma progresiva en series prolongadas que man-
tuvieron los mismos diseños, los grupos se delimitan con mayor dificultad
y distinguir las presuntas emisiones puede llegar a resultar inviable. Por lo
tanto, una de las dificultades en MIB se ha originado al tratar de diferenciar
tipos dentro de aquellas series que mantuvieron su diseño invariable, pero
cuyo estilo evolucionó de forma evidente. En algunos casos la información
que proporcionan los tesoros de diferentes períodos ha resultado clave para
establecer los diferentes tipos.
Las unidades de Bilbilis con símbolo bi, por ejemplo, fueron obra de
distintos grabadores que labraron los cuños con los mismos elementos, pero
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Figura 4. Unidades de Bilbilis con símbolo bi con diferentes estilos de grabado.


Museu de Prehistòria de València 41327 (a), 41039 (b), 46614 (c), 41042 (d), 46529 (e)
y 41329 (f)

con diferentes estilos; para el catálogo MIB se han identificado un total de 22


tipos y variantes distinguiendo los retratos, adornos y peinados, que parecen
constituir grupos independientes (fig. 4). En otras series prolongadas, como
los denarios ka-s-tu de Turiasu, la continuidad estilística fue notable pero,
en monedas producidas en fases de acuñación distanciadas, las diferencias
de estilo resultan evidentes, haciendo necesario caracterizar diferentes tipos.
Estas definiciones pueden provocar que algunos ejemplares no encajen con
claridad en ninguno de los tipos, bien por situarse en un momento de tran-
sición o bien por mostrar singularidades que no se han individualizado como
tipo independiente para no crear un exceso de entradas. Todos los tipos del
catálogo MIB se ilustran con una imagen identificativa, pero su ficha des-
criptiva incluye todas las monedas que lo conforman, fabricadas con mayor
o menor variedad de cuños, conjuntos que aportan mayor precisión para la
catalogación. El hecho de que cada entrada se ilustre con una muestra amplia
de ejemplares proporciona una definición más precisa de cada tipo, lo que
constituye una ventaja de naturaleza digital que los catálogos en papel no
pueden ofrecer.
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Figura 5. Denarios de Sekobirikes con diferentes tipos de peinado. Jesús Vico 6-11-
2014, lote 3030 (a) y 7-11-2013, lote 195 (c); Museu de Prehistòria de València 41057
(b), 29564 (d) y 42878 (e)

Los denarios de Bolskan, Baskunes o Sekobirikes presentan gran diversidad


de estilos de grabado. Las entradas de esta última en el catálogo MIB se apo-
yan en detalles como el número y la forma de los rizos en el peinado (fig. 5),
las únicas singularidades que permiten distinguir los diferentes momentos de
emisión. Aunque la correlación emisión-estilo no sea perfecta, constituye un
criterio útil para crear grupos que proporcionen una visión más ajustada de
los pormenores de la producción. No obstante, en ocasiones, las diferencias
formales pueden deberse al trabajo poco sistemático de los grabadores que
prepararon los cuños de una misma emisión con acabados diversos o leyendas
con signos variables. Esto sucede por ejemplo con los denarios o los ases de
Iltirta donde cuños de anverso muy homogéneos enlazan con reversos cuyas
leyendas utilizan signos cambiantes, dando lugar a una sucesión continuada
y arbitraria de epígrafes distintos.
Puede suceder también que las series sean prolongadas, pero su homo-
geneidad estilística impida distinguir tipos dentro de las mismas. Esto sucede
con denarios de Kese y unidades de Arse o Saitabi, series copiosas que deben
incluir diferentes fases de acuñación, pero que carecen de elementos formales
que permitan distinguir emisiones con claridad debido a que su estilo, fá-
brica y metrología fueron muy sistemáticas. Otro criterio que ha dado lugar
a entradas diferentes son los cambios de orientación de las figuras principa-
les, como retratos, jinetes o delfines, que se han individualizado como tipos
diferentes. Esto sucede por ejemplo con las unidades del jinete lancero de
Arse, cuya cabeza masculina de anverso se presenta tanto a izquierda como
a derecha. Este criterio del catálogo MIB no pretende reflejar decisiones de
las autoridades monetarias, sino destacar los cambios relevantes en la com-
posición del diseño.
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5. LOS TIPOS Y SUS VARIANTES


MIB es el primer catálogo de moneda ibérica que se organiza por tipos y
variantes. El volumen RPC de moneda hispánica ya utilizó este modelo de or-
ganización cuando se publicó su edición en castellano, aunque en dicha obra
las variantes tenían únicamente carácter epigráfico (Ripollès 2010). Cuando
las monedas de un tipo muestran diferencias debidas a una producción poco
sistemática, resulta útil caracterizarlas como variantes que permitan establecer
referencias más precisas en la catalogación. Aunque sus leyendas o figuras
presenten singularidades, se considera que forman parte de un mismo tipo y
se comprenden mejor cuando se describen como variantes del mismo. Así, en
el catálogo MIB, las entradas numéricas corresponden a los tipos, y cuando
incluyen variantes se diferencian mediante letras (1a, 1b, 1c, etc.) (fig. 2). Si
al catalogar una moneda existen dudas en relación con la variante a la que
pertenece, la referencia genérica al número de tipo resulta suficiente.
El grado de uniformidad de las monedas de un tipo depende de la ho-
mogeneidad con la que se grabaron sus cuños. La mayor dificultad reside
en decidir si las diferencias de estilo en monedas con el mismo diseño o las
modificaciones de sus elementos secundarios deben originar tipos distintos o
variantes dentro de un tipo. En el primer caso se estarían caracterizando como
el fruto de un trabajo prolongado en emisiones sucesivas y en el segundo
como el resultado circunstancial de un trabajo de grabado poco sistemático en
una emisión. Aunque el objetivo principal del catálogo MIB sea recomponer
el esquema productivo original, las singularidades menores originadas en el
trabajo de los grabadores también presentan una relevancia notable desde
un punto de vista artístico, iconográfico y epigráfico. Por este motivo cabe
individualizar estas variantes formales producidas en el corto plazo dentro
de tipos cuya fábrica fue poco sistemática, para proporcionar un repertorio
exhaustivo que incluya todos los matices artesanales relevantes.
Un tipo monetario se caracteriza por presentar características físicas y/o for-
males que lo distinguen con claridad de los restantes tipos del catálogo. Así pues,
el concepto de tipo queda definido en última instancia por la agregación de todas
aquellas monedas que comparten sus características definitorias, aunque sus
cuños puedan presentar algunas diferencias de estilo. En este punto es donde se
debe decidir si dichos matices resultan significativos y si cabe distinguirlos como
variantes dentro del tipo correspondiente para comprender mejor la producción.
Estas variantes, situadas dentro del tipo, proporcionan una visión más clara del
trabajo de aquellos talleres o grabadores que no fueron muy sistemáticos. En
líneas generales, los grabados de los reversos presentan más variaciones que los
anversos, debido a que contienen más elementos que se prestan a combinacio-
nes diferentes. Las variantes dentro de un tipo obedecen a causas diversas, pero
118 PERE PAU RIPOLLÈS ALEGRE / MANUEL GOZALBES FERNÁNDEZ DE PALENCIA

presuntamente se originaron siempre en el contexto de una misma emisión; va-


riaciones en las leyendas, empleo de signos alternativos, presencia de elementos
secundarios, posiciones distintas de los mismos o errores de grabado.
En Belikiom por ejemplo las variantes 1a y 1b se caracterizan por la diferente
orientación del signo ki, que aparece invertido en la segunda por un despiste
del grabador. En los denarios de Sesars, las diferentes formas de los signos
dan lugar a numerosas variantes independientes que resultan más inteligibles
agrupadas dentro de un mismo tipo. En Obulco la serie de los magistrados L.
Aimil y M. Iuni presenta múltiples diferencias a partir de las marcas secun-
darias, las leyendas o la orientación de sus elementos, pero siempre bajo la
autoridad de los mismos magistrados, circunstancia que condiciona en este
caso para que todas ellas se describan como variantes de un mismo tipo (fig.
6). Otro tipo de variaciones se relacionan con las leyendas que, en diferentes
cuños de una misma serie, pueden estar colocadas sobre línea, debajo de ella,
al aire o en cartela (Bolskan, Arsaos, Sekaisa, Iliturgi, etc.). También el grabado
de los elementos complementarios del diseño permite distinguir variantes,
como sucede en Malaca, donde diferentes cuños de un tipo se grabaron con
tenazas redondeadas o angulosas. Otro ejemplo son las estrellas en monedas
de Iltirta que, según cuños, incluyeron diferente cantidad de puntas. Aunque
estos detalles sean intrascendentes en el contexto de las decisiones productivas
del taller, resultan de interés como testimonio de singularidades artesanales.
En el catálogo MIB, los tipos y las variantes se presentan generalmente
acompañados por una breve descripción de texto en un campo llamado clave,
cuyo objetivo es ayudar a reconocer la singularidad de cada tipo frente al resto
de entradas. Se trata de proporcionar al usuario la información clave que permita
comprender la esencia de cada tipo o variante. Esta síntesis pretende destacar
su originalidad, aportar seguridad al catalogar y ahorrar tiempo en deducciones
o comparaciones, algo particularmente importante cuando los tipos o variantes
se han establecido en base a diferencias de estilo o epigráficas.
El variopinto panorama de las series cívicas que contribuyeron a la moneti-
zación de la Península Ibérica muestra una realidad compleja, debido principal-
mente a la escasa sistematización de muchas de las producciones. Los tipos y
variantes del catálogo MIB son entradas razonablemente homogéneas que tratan
de ordenar la producción original de los talleres identificando sus emisiones y sus
repertorios formales, pero existen importantes limitaciones que impiden aplicar
los principios teóricos de una forma metódica. Las diferencias en el grabado de
las figuras pueden ser, en algunos casos, el único testimonio de la existencia de
diferentes fases de producción y por ello se han registrado minuciosamente.
Los aspectos formales en toda su extensión son los únicos que actualmente
contribuyen a recomponer un esquema fidedigno de las emisiones y tipos que
conformaron la producción monetaria antigua de la Península Ibérica.
CECAS, EMISIONES, TIPOS Y VARIANTES EN  EL  CATÁLOGO MIB 119

Figura 6. Ases de Obulco de los magistrados L. Aimil-M. Iuni con variantes debidas
a los cambios en sus diseños. Museu de Prehistòria de València 41134 (a), 28382 (b),
42944 (c), 42856 (d), 42145 (e) y 42146 (f)

Nota
Este trabajo se ha realizado en el marco del proyecto de investigación ARCH,
Ancient Coinages as Related Cultural Heritage. Es un proyecto de I+D+i de
Programación Conjunta Internacional, correspondiente al Programa Estatal
de I+D+i Orientada a los Retos de la Sociedad. Forma parte del Plan Estatal
de Investigación Científica y Técnica y de Innovación 2017-202 (PCI2018-
092877) que fue aprobado por el Joint Programming Initiative Cultural Heritage:
Digital Heritage Management Group (JPICH DHMG) en diciembre de 2017 y
está financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.

BIBLIOGRAFÍA
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120 PERE PAU RIPOLLÈS ALEGRE / MANUEL GOZALBES FERNÁNDEZ DE PALENCIA

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