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4'lbA:

REVISTA DE CRITJCA LITERARIA LATINOAMERICANA


AÑo XVI, N' 31-32, Lima, 1990; pp. 237-254

VENEZUELA; CRITICA LITERARIA Y


CULTURA DEL PIITROLEO

Beatriz GonzáIez Stephan


Universidad Simón Bolivar

Entre e] desconcierto y la ira, el asombro y e] horror, la pob]ación


venezolana despertaba después de] 27 de febrero a contemp]ar entre
montañas de basura y escombros 108 innumerables muertos que ya-
oian en las avenidas caraqueñas como saldo de ]08 violentos aconte-
cimientos que sacudieron una amodorrada vida política que había acu-
mulado, por un lado la riqueza petrolera, el credmiento delictuoso de
capital. ]a usura, el incremento de la corrupción, el parasitarismo. Y.
por el otro ]ado, la ampliación de ]a pobreza, el desbordamiento de ]os
precios, el desemp]eo y la marginalidad.
Una masa poblacional socia1mente difusa y poJiticamente no
menDS anárquìca bajó de los cerras para "recuperar" 10 que simbóh-
camente consideraba SUYO después de haber sido espectadora, hasta
ahora silente, del despojo de ]a cosa pública. Para todos fue evidente
que se abría una nueva etapa para e1 Que antes fuera país saudito. Be
cerraba el cicio del ''Miami nuestro"; y ]as fantasias de Walt Disney
-donde tantos venezo]anos haJlaron una representación vicaria y no
menos aIienada de su realidadø asf como ]os efectos de una democracia
sostenida precariamente par ]os dir.támenes de Ia irracionalidad capi~
taHsta se vieron agresivamente resquebrajados para dar paso a Ia otra
Venezuela, que se mantuva a1 margen tanto de ]a bonanza fáci] como
olvidada de las promesas socia]es que un estado popuHsta ofrecfa reite-
radamente tan s610 para perpetuarse en e] parler.
De algún modo y con una mayor nHidez, se ha puesto en evidencia
una profunda disociación entre el discurso politico y cultural de Ia ofi-
cia]idad y ]as condiciones concretas de una realidad que debfa hallar
su representaci6n imaginaria en tales discursos. En atras palabras, se
pQ1\~ede manifiesto el carácter inadecuada wengañoso y desnaturaJiza-
do- de una serie de prácticas ideo]ógicas, que más bien tendfan (y tien-
den) si no a una elaboración irrea] del pais a su más descarada nega-
ci6n. Tal es el caso, por 10 menos en ]0 que respecta al ámbito cultura],
238 BEATRIZ GONZALEZ-STEPHAN

]a sustitución del conocimiento de las manifestaciones literarias nacio-


nales 0 Iatinoamericanas por una cultura de farándula, más centrada
en la magnificación del último best seller norteamencano 0 europeo y
en hacer pasar pOT entica Hteraria el coti11eo de la prensa domingue-
ra. Se trata de una cultura consumÎsta adecuada a una sociedad igual-
mente consumista, satélite acéfala de 108 centros metropolitan as. Yan-
quizadón de las costumbres, desprestigio de las tradiciones naciona-
les, desarraigo cultural, pérdida del horizonte histórico, proliferación
de centros comerciales, de clubs campestres y nocturnos, becas Fun-
dayacucho, talleres literarios. creaci6n de casas de la cultura, celebra-
ción de las glorias artisticas locales, son expreslones de la misma polf-
tica popuJista.
Con el 27 de Febrero se ha prendido la luz roja en el panel. Hay dos
reahdades en franca pugna: el proyecto politico e ideológico de una so-
ciedad deudora de los val ores de la Venezuela petrodólar -por 10 visto
en crisis y en decadencia-, y un proyecto social que, en virtud de una
perspectiva más nacionalj puede devolverle al país una imagen más
justa y c6nsona can 10 que ha sido y es actual mente. Vale decir que
ambos proyectos han coexistido en estas últimas décadas; s610 que el
primero se ha eregido en el dominante, dado que las condiciones eco-
nómicas favorecieron la configuraci6n de una sodedad can Ìntereses
particulares, que tarnbién desarro1l6 las condiciones que inhibieron
tanto el estudio riguroso de ]os fen6menos culturales como una sensi~
biHdad más volcada hacia 10 propio 0 10 continental. Podrfamos consi-
derar que el segundo proyecto se constituyó durante este perfodo como
una propuesta alternativa, es decir, en una tendencia aunque poco fa-
vorecida y congraciada en los medios institucionaIizados- que fue apor-
tando respuestas y trabajos serios y orgánicos que develaban el perfil
económico, social y cultural de nuestras rea1idades. Este ú1timo, al re-
cuperar para sí una perspectiva descolonizada y más latinoamerica-
na, ha ido desarrollando un discurso que tiene por objeto el estudio de
las formas y expresiones de nuestro cantexto. Se erige en contestatano
frente alas prácticas del pader dominante. Su sobrevivencia a 10 largo
de estas dos décadas no ha sido fácil. Se via en muchas oportunidades
acosado por el mismo pader institucional que 10 auspiciaba. Tuvo poca
resonancia en 108 medios académicos y editoriale8, más abocados a la
difusi6n de escritores internacionalmente consagrados y obras extran-
jeras que garantizaran una venta pingüe. Trabajó a contrapelo en un
espacio cultural que más bien creaba ]as condiciones para el desplie-
gue de formas discursivas irradonales a poco dadas a una conceptua-
Iizaci6n rigurosa.
Dentro de este panorama, los aportes que los estudios literarios en
Venezuela han hecho a la discip1ina son bastante modestos, si toma-
mas en cuenta, por un lado, la enorme disponibilidad económica ,que
tuvo el estado para financiar toda c1ase de proyectos y equipos de in'ves-
tigaci6n, y, por el otro, si comparamos e] desarrollo de ]a misma cnti-
ca Iiteraria hispanoamericana en otros paises, que, IDenos favorecidos
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por las condiciones económicas y polfticas. han entregado resultados


sustanciaIes en este último tíempo.
Creemos que todo balance que se haga de la critica 1iteraria en Ve-
nezuela no debe descuidar que ésta se desenvuelve como una práctica
social más entre atras. Por ende, seJialar sus logros, es decir. los al-
canees de ]a nueva crítica, ímplicará entenderlos en el mareo de unos
vaJores tradicionales aún dominantes, que operan báskamente en tan-
to corolarios de las prácticas ideológicas de un estado populista.
Sostener, como se ha sostenido. que ]a critica literaria puede y debe
desarrollarse como un discurso cientffico, y, por 10 tanto, Jos estudios
literarios formar parte de las ciencias sociales, y también, por ende, te-
ner como objeto ]a producci6n de conocimientos sabre el fen6meno cul-
tural, esto es, la producción de un discurso que dé cuenta y explique
raciona1mente las reaJidades ficcionales, parece un exabrupto, si no
una herejfa en los medios académicDs, universitarios y culturales de
nuestro pais.
Más bien 10 que se sigue entendiendo par crftica Hteraria es el1ibre
ejercicio de una fantasia recreadora del texto, que prefiere registrar la
temperatura de una subjetividad, la emocì6n que ha dejado la Jectura 0
reJectura preferiblemente de un Milan Kundera, Süskind, Michael
Ende, Sartre, Cavans, Keats, Pound, Joyce, Proust, Rimbaud...
Aunque el impresionismo y la critica de] gusto gozaron en su debi-
do momento de un prestigio nada desdeñable (pensemos en la trans-
cendencia que adquirieron nguras como Benedetto Croce y T. S. Eliot),
hoy por hoy en J08 estudios literarios son tendencias harto superadas,
sobre todo si consideramos que éste estudio de 13 producci6n ficciona]
debe entregar conocimientos objetivables. Sin embargo, como las condi-
ciones sociales e ideol6gicas que controlan aquellas tendendas no s610
no han desaparecido sino que se han profundi1Jado, su arraigo en def-
tas circunstancias -como e1 easo venezo]ano- se haee casi pato16gico.
No haee mucho, Imagen public6 una entrevista a uno de los perso-
najes claves de la Escuela de Letras de la Universidad Central de Ve-
nezuela y paradigm a de una de las modalidades "enticas" que más se-
guidores tiene, en la cual se Ie preguntaba ace rea de] trabajo de] critico
y la necesidad de estudiar la Hteratura nacional, temas que en el ám-
bito venezolano han resultado espinosos y polémieos:

Crea que podemos acercarnos a una obra dejando que ella se vaya
descubriendo en uno (...) La literatura y el arte son un habla que no
es conceptual. Por eso me interesa trabajar con imágenes, no con
ideas (...) Acercarse a In imagen es ver c6mo esa imagen toca tus
emociones. Ahf hay una relaci6n entre emoci6n e jmagen que ea una
gufa para empezar aver el texto y verse a sf mismo en un textot
segun Proust (...) La emodón es valorizar las cosas, y ese es el
trabajo del entico (.oo) EJ estudio de la literatur8 antes que "prorlucir
conocirnientos" (como 5e dice ahara), podrfa ser el registro 0 el relato
de eSB experiencia. Crea que 10 verdaderamente feeunda de un
estudio literario C..) es]o que eSB aventuTe modifieó en nmlOtros, y 10
que descubñmos en nosotros mismosl.
240 BEATRIZ GONZALEZ-STEPHAN

Se trata ohviamente de un tipo de práctica discursiva que jerarqui-


za, en ]a relación que se establece entre sujeto-objeto, el espacio de ]a
subjetividad emocional del sujeto cognoscente. La posibilidad de tras-
cender esta subjetividad queda bloqueada ya que hay un sistema de va-
lares que control a desde otra instanci3 .nada inocente por cierto ]a in-
necesidad y hasta el desprecio por afrontar el rnundo de 108 fen6menos
objetivos.
Dentro de esta modahdad "crítica" no interesa mayormente nl el
conocimiento de la obra Iitcraria como tampoco desarrollar premisas
te6ricas para conocer]a. Más bien importa ejercitar una práctica que
bene como fin Sli propia autocontemplación narcisista: puntualizar
las sensacianes de un yo hiperestésico: e] espacio del afuera deja de
existir! se cancela ]a percepdón de la realidad histórico-socia1, el dis-
curs a entico se vuelve autorreferencial.
Los seetDres que detentan esta pasición son renuentes a 1a investi-
gación hteraria en general, y más al estudio de 1a propia literatura na-
donal! que, de paso, 5e les ofrece como el campo menos atraclivo:
Si trato de atenerme a mis reacciones más inmediatas y espontáneas
provocadas por 1a ll:'ctura de 1a 1iteratura venezolana, en general
debo decir que estas fueron de aburrimiento. Con algunas
excepciones la 1it('ratura venezola.na me abulTe (...) Simp1ement.e:
como me abunia, no me interesaba. Cuando tuve que deçjr a1go ese
abunimiento se convirtjó fáci1mente en rechazo y negación (...)2,

En la serpiente que se muerde ]a cola. Como la crítica no cansiste


en praducción de canacimientos nece8arios sabre una realidad tam-
1a
bién necesaria, nos encontramos ante una deliciosa aporia: 1a ]iterat.u-
ra venezolana aburre; luego la Jiterat.ura venezolana es negada; asi no
existe, porque e1 acta de] conocer no 1e da estatuto; por último, 8610
existe un YO que 5e mira e1 ombligo.
Quizás esta situaci6n, relativamente canonizada en algunos me-
dias del pais, resulte en extrema graciosa pOl' 10 absurda para los no fa-
mi1ianzados con ella. Sin embargo, también grupos nada reducidos
han dejado sentiI' su disgusto al respect.a, y han hecho rec1amos para
que se fomente en las universidades y entre ]08 especia1istas el estudio
sistemático, objetiva y riguroso de la vida cultural nacional y continen-
tal. Por ejemplo, el año pasado e1 "Suplemento Cultural" del peri6dico
Ultimas Noticias desp]egó bajo titulares desconsoladores ("Crisis en ]a
Escuela de Letras", ;'Cerrada par falta de público") una crftica mordaz
a] estada en que 8e eneuentran ]os estudios Hterarios, par 10 menos a
ni vel académico:
e1 1ugar que debiera ser e1 estudio serio y confrontación de ideas a
partir de argumentaciones coherentes, sustentadas en un
conocimiento concreto, es ocupado porIa charlatanerfa, e1
di1ettantismo, e1 facihsmo y 1a divagación caprichosa. En vez de 1a
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investigadón que se realiza en equipo, articulada en una experiencia


colectiva en 1a que Jos interlocutores van compartiendo 5US dudas,
sus riesgos y 105 resuJtados de su inclagación, 5e produce un
populismo demagógico en media del cunl profesores y estudiantes 5e
haeen c6mpJices en el hecho de no exibr1rse mutuamente nivel y
c~Jidlld académicos, y de reducir la experiencia docent,e a alga que en
poco se diferencia de una charla de salõn 0 de cafetín, simplemente3.

Desde atro ánguIo, atras voces han hecho notar que el bajo perfiJ de
la literatura venezolana se debe más a la ausencia de una crítica que Ie
dé un rostra que ala calidad de' la misma4.
Al negarse la posibilidad cognoscitiva de Ja razón frente al fenóme-
no literario, se está postuJando una concepci6n ideológica irracional
tanto del trabajo artístico como del proceso intelectual que 10 compren-
de, valorando a ambos como actividades social mente improductivas. A
fin de cuent-as sirven de ornata púbJico deniro de una politica estatal
que ha tenido como proyecto la banalizaci6n de las formas eulturales,
que podría ir dcsde la cosificación de las expresiones populares, 1a ma-
sificación de !a cultura norteamericana, espectáculos de competici6n
intelectual, hasta 1a inc;tauración de toda clase de premios a la mejor
ada, cuento, 110vela y ensayo. En todo caso, es un espacio cultural don-
de el ejercicio de] criteria 5e ve inhibida, 0, par e1 contrario, estimulado
para producir formas discursivas paradojalmente enajenadas y ena-
jenantes.
Ob\'iamente que est.e tipo de "cntica" detenta unos valores que son
eoncomitantes con las formas ideológieas que ha desarrollado y pro-
fundizado un estado populista petrodólar en estas dos últimas décadas.
Aunque en est a oportunidad no nos vamos a detener en señalar 10s
contenidos de las práeticas populistasri, interesa destacar que en el ca-
so venezolano nos hallamos ante un estado que ha gozado de un pre-
supuesto nacional saudito, 10 que ha genera do una sociedad irracio-
nalmente cCJnsumista, derrochadora, parasitaria, apegada a] cliente-
lismo, acostumbrada a una existencia ficticia, a vivir siempre sobregi-
rada, valeada hacia e1 exterior.
Estos factores acentuaron las ya tradicionales estructuras coloni-
zadas y dependientes, como también acentuaron un proceso de desna-
cionalización en todos los frentes, y especialmente en e1 p1ano ideoJógi-
co, una destrucción de 1a autopercepción de la realidad, ]a disolución
del pasado histórico y su reemp1azo par formas hipertrofiadas, una
conciencia aplanada de ]08 conflictos sociales, la interiorización de ]a
gramática del pader castrador de un estado omnipotente.
En este senti do, los mecanismos de autocensur3 son difíciles de
medir y controlar. Pero, en términos generales, podemos decir que es-
tán dadas las condiciones que propician un estado de enajenación so-
cia! perversamente mantenido par 108 grupos detentadores del parler.
Una de sus funciones es potencializar mecanismos ideológicos que
desideologicen a1 máximo grado, Entre eUos, al menos en el ámbito
cultural, prom over el anti-academicismo y el saber basado en la in-
tuición, e1 lnstinto y en 1a emoci6n. El intelectua1 es despreciado, a me-
242 BEATRIZ GONZALEZ-STEPHAN

nos que sea portavoz de discursos inofensivos. De allf que se yea como
sospechoso e1 saber que apunte hacia una construcci6n objetiva, orgá-
nica e hi.<;lórica de Jas reaJidades nacionales 0 latinoamericanas.
Por 10 tanto, no es de extrañar que haya habido un ersatz cultural:
popuHsmo y neoliberaHsmo vjenen acompañados desde el boom petro-
lero por un repunte del existencia1ismo sartreano, las Iecturas de
Hesse, Fromm, Marcuse, Saint-Exuperie, Rimbaud, Baudelaire,
Proust, etc., al1ado de toda una gama de filosoffas orientales,
TadoE estos factores terminan pOT reforzar una perspectiva euro-
centrista que control a tanto Ia selección que se haee de las abras litera-
rias a considerar como la aplicación mecánica de metodologfas a ]a
hora de estudiar inclusive las manifestaciones culturales prapias.
Dentro de esta modalidad los ensayos de Francisco Rivera (Utises y el
laberinto 1983, Entre el silendo y La palabra 1985) y 1a crítica de Gui-
llermo Sucre (La máscara. la transparencia 1975, libro que gan6 el
Premia Naciona] de Ensayo) padnan ser representativos.
Aunque este tipo de acereamiento al hecho literario también
abarde autares latinoamericanos, 10 haee a partir de una serie de pre-
misas tales como su virtual semejanza con modelos europeos, obras
que permitan aeentuar una referencialidad difusa y universalista~ que
tienen en última instancia como paradigma un sistema de valores
estéticos europeos can 108 cuales se miden los fenómenos latinoameri-
canas. Par esta via son reeuperados autores como Lezama Lima, Bor-
ges, Octavia Paz, Daria, Huidobro, Neruda, Vallejo, Sábato, Lugones,
Juarroz. y dentro de la tradición venezolana, José Antonio Ramos
Sucre, Guillermo Meneses, Teresa de la Parra, Vicente Gerbasi, Sal-
vador Garmendia, son los que han capitalizado 1a atenci6n tanto de ]a
critica impresionista como de aque]1a otra que aplica esquemática-
mente las más recientes metodologías de 1a disciplina para demostrar
quizás no tanto un ejercicio riguroso cuanto un afán pOl' estar al co-
rnente en el último grito de la mod a estructuralista 0 semi6tica.
De este modo, nos vamos a encontrar con dos propuestas antag6ni-
cas, irreconciliables: la subjetiva I impresionista y la objetiva I cientifi-
eista; sin embargo, ambas supeditadas a la misma perspectiva euro-
centrista, ambas prácticas criticas colonizadas; ambas reproducen a
su manera un consumismo cultural: refuerzan autores prestigiados,
hacen gala de técnicas analíticas en boga,
Buen ejemplo de e110 puede ser la revista Letras (publicación del
Instituto Universitario Pedag6gico de Caracas), en 1a cual en 1a mayor
parte de 10s trabajos del área de literatura -aunque dedicados a obras
latinoamericanas y venezolanas- el tópico subyacente de todos elIos es
demostrar e1 conocimiento de Barthes, Levy-Strauss, Kristeva, Grei-
mas, PouilIon, Goldmann, etc. Ot1'o ejemplo interesante a1 respecto es
ellibro Teoría semiológica del. texto literario. Una lectura de Guillermo
Meneses (1986) del joven investigador Douglas BoMrquez de 1a Univer-
sidad de Los Andes,
A fin de cuentas, el "nuevo enfoque"
no es otra cosa que un enfoque
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mAs que no entrega una comprensi6n de] proceso 0 fundonamiento de


la Hteratura nacional. Es e1 artículo que busea una huena justificación
ante la institución que 10 respalda. JustHica un quehacer burocratiza-
do; cumple con una agenda de congresos para asegurar e] ascensû
académico. Pero encubre la ausenda de una verdadera investigación
que implique el arqueo de documentos, fuentes y archivas, además de
la requerida modernizaci6n de 108 medias de informaci6n, libras, bi-
bliotecas. Participa de igual forma que ]a critica de cafetfn de una cul-
tUfa de mamposteria: instituciones que promueven eventos, publica-
dones, revistas, y con ella, una proliferación de artículos que reinciden
sabre 10 obvio6,
Tanto 1a crítica impresionista como esta otra permanecen ideo16gi-
camente atrapadas en un ahistoricismo que las lleve a reaHzar una
lecture descontextualizeda de 1as manifestaciones Jiterarias. Ambas
se mueven dentro de un mareo inmanentista; una traslada su objeto al
universo plivaclo del lector; la otra dupHca innecesariamente un dis-
curso teórico conocido. En la base ninguna concibe la produccÎón cul-
tural en tanto praxis social e hislórica. Las consecuencias son un ejer-
eicio crítico que incune en un alto grado de formaJizaci6n conceptual,
de las reaJidades
y, par ende, una concepción disgregada y atomizarla
eulturales y sociales. Pareciera que sus resultados no estuvieran dan-
do cuenta del senbdo específico que tienen los fen6menos anaJizados.
Abundan dentro de esta Iinea las enfoques monográfìcos. En 1979 Ar-
genis Pérez Huggins publicó Nueva Lectura Crítica, volumen que
aglutina 4 ensayos sabre 4 autares venezolanos (Pérez Bonalde, Poca-
terra, Sánchez Pe]áez, Francisco Massiani) sin ninguna relaCÎón7. Así
también podríamos mencionar 1a serie de monagrafias que sacó Ia edi-
torial venezolana :Monte Avila sobre Teresa de la Parra, Julio Garmen-
dia y Jasé Antonio Ramos Sucre.
Esto evidencia un as cuantas cosas: e1 casi total desinterés por
abarcar conjuntos literarios; esto es, en otro nivel, una pérdida de una
visÎón totahzadora y estructural de ]a rea1idad; es dedr, una percep-
ción desintegrada de los fenómenos culturales y sociales. De all! que el
tern a de 10 fantástico y de 10 real maravilloso haya acaparado tanta
atención. Asturias, Carpentier, Borges, Cortázar, Garcia Márquez son
c1asificados dentro de 1a inexplicable esencia latinoamericana8.
Misterio, irracional Lsma, ahistaricismo, formalismo, inmanentis-
roo se dan ideológicamente la mana con una situaCÎón social que ha in~
tensificado 1a enajenación en tadas sus farmas. Y últimamente es pre~
cisamente en estas sectores de 1a cntica artística que tienen acogida 108
postu1adas del rouy norteamericano y europeo "Postmodernism". Las
prédicas del "fin de la historia", e1 descrédito de la totalidad, el cuestio-
namiento de 1a objetividad científ'ica, la renovada confianza en ]a sub-
jetividad individual como acercamiento a la realidad, la superposición
indiscriminada del pasado como resuHado de una lectura nostálgica
más que una camprensión orgánica y radana1, alimentan tanto el sub-
jetivisrno narcisista como la crítica inmanentista, garantizando pres-
tigiosamente la explicación de textos en tanto ejercicio lúdico del len-
.
244 BEATRIZ GONZALEZ"STEPHAN

guaje. Asi pues, estudiar el miLa en ciertos autores (Asturias, Scorza,


Fuentes, Garcia Márquez, Borges, Carpentier, RuHo) como e1 elemen-
to maraviJ1oso permite cancelar los compromisos con la hlstoria sin
que e110 aparezca como un exabrupto formalista.
La crisis en Venezuela descubre descaradamente 1a relación man.
comunada que exisu~ entre el neoliberaJismo en el plana econórnlco. un
populismo relónco y desgastado en e1 escenario paUtica, y, en el nivel
cultural, 1a alm6sfera de 1a "nueva derecha'" 5e concreta, por un lado,
en un idealismo subjetivista fuertcmente desnacionaJizador y ahist6-
rico, y, por otro, en una exalt<:lción hipertrofiada de valores literarios
nacionales.
Detengámonos en esta ú1tima idea: la violenta desnacionalizaci6n
que ha sufrido el país en estos decenios -tanto en SIl descapital1zaclón
econ6mica como en e] sistema de va]ores socla]es- ha promovido para-
dojalmente la fabricación magndìcada de algunos escritorcs venezola-
nos como mecanismos sucedáneos ante e1 vacío que ha dejado la deses-
timación de la propia cultura nacional. En este sentido, la ohra de Ró-
mula Gallegos y la de Andr!'s Bello nunca loa sido objeto de tantas co"
mentarios y aná1isis como en estc último tiempo.
Es ini(~resante hacer natar que habiendo recibido 1a literatura ve-
nezolana una atenciÓn poco cuidadosa, cuando 13 crítica se interesa en
ella 8e abaca desproporcionadam(~nte sabre estos autares entre otros9.
Por ejemplo, en 1980 cI Congreso de]a Repúb]ica edit61a bibliografía de
Rómulo Gallegos en 4 volúmenes a cargo de Erraín Subero. Un
grueso
volumen de Jas aetas del XIX CongTe.Ow Internacional de Litcralura
Iheroamericana eelebrado en Caracas en 1979 está enteramente dcdi-
cado a la reJectura de 1a ohra del escritor venezolano. Así tamhién las
revistas Letras y E,c;criturfl Ie dediean nûmeros monográfìcos; y no son
escasos ]ns lihros que han entn~gLldo un aná1isis que no deja de ser in-
teresante (entre e110s se encuen-tran Rómll!o Gallegos y la reLm!uclón
bllTguesa en Venezuela (1976) de Harrison Sabin Howard, El Positiuis-
mo en tas ideas pnlíticas de Rómulo Gallego!" (982) de C]emy Machado
de Acedo, y Rómulo Gallego.,: La realidad, La ficción, el símboLo (1985)
de Rafael F'auquie Descos)" Olro tanto loa sucedida con la abra de
An-
drés Bello, que ha ocupaJo a numerosos historiadores,
juristas, pensa-
dores, educadores y, sabre todo, lingijistas en nuestro país.
Independlentemente de 105 aportes, sin duda valiosos, de todas es~
tas investigaciones, ercemos que hay una serie de factores ideológîcos
que dehen crear una representación simbó/ica de "10 nacional". El ima-
ginario social venezolano ha vista enajcnar su eultura y perder 108 asi-
deros de sus valores tradiclanales. Por tal motivo, ]a propuesta ideo]6-
gica de ]a obra ganeguiana, por ejemplo, al no desintonizar con ]08 va-
lares dominanæs permite 3U fâcll mitologizaclón, y can el10 satisfacer:
uno, las expectativas de ]os "valores nacionales" de] lmaginario social;
dos, compensar ideológicamente la earencia de una cultura que ha sj-
do en su mayor parte deslavada; y
tres, crear un efecto metonímico en
108 estudios 108
hterarios, en cuales se sustituye el conoCÎmiento de to-
do el proceso cultural venezolano por 1a absolutización de
algunas fi-
VENEZUELA: CRITICA LITERARIA Y CULTURA DEL PETROLEO 245

guras.
Por otra parte, 1ejos de operar por media del mecanisme del reflejo,
1a ideología neoliberal sigue ut1Jizando sus viejos esquemas: el ideolo-
gema "civilizaci6n y barbarie" sigue fundonando de algún modo en la
VenezueJa actual. EI estado sigue implementando ese patrón de valo-
res como una ideo)ogía compensatona que justifiea y enmascara una
acentuada tendencia exocéntrica 10.
La tendencia ideológicamente dominante e.n los estudios literarios
en Venezuela perpctúa durante las décadas '70 y '80 una práctica criti-
ca conservativo-elitesca, por cuanto mantiene una dirección textualis-
ta que retichiza el juego de los significantes y un lìrismo subjetivista
igualmente divorciado del contexto histórico. Tendencia aún deudora
de la vJeja tradición critica, pero difícilmente erradicable dado que 5e
hermana convenientemente con 108 valores poJiticos tamhién domi-
nantes. lnhibición histórica y 8ociológica en e1 pensamiento cTitleO lite-
rario es una de 105 flancos de ]a "pacificación7>.y neutralizaci6n jdeo16-
giea que viene practicando e1 estado petrolero para adormecer las con-
ciencias behgerantes. Los regímenes înquisitoriales ]atinoamericanos
-y Venezuela no es prec;samente en esta décadas e) mejor ejemplo-
pugnan para que las condiciones objetîvas que constituyen el contexto
natural de las obras permanezca innombrado y 5e sustraiga toda for-
ma de expresión asimi1able a 18 den uncia.
Est.a crílica nos ha entregado como saldo la suhordinación a valo-
res cultura1es foráneos, el regodeo con los prestigiados del boom, y el
esludio monográfìco de autores venezolanos contemporáneos, que ya
van constituyéndose en panteón de las letras nacionales.
Nos hemos referida hasta ahora a una de las tendencias de la criti-
ca literaria, que, si bien capta un espado importante de )a vida intelec-
tual nacional, no gaza de mayor trascendencia, en el sentido que segui-
rá, alimentando el coti]Jeo de la prensa dominica1 y el regodeo narci-
s1sta de un pûblico interesado en cultivar una cancepción hedonista del
arte.
Sin embar~o, también en estas últimas décadas otros fadores pa-
líticos e ideoló~icos, en disonancia con aquellos valores que propendian
a una desnacionalización cultural y a
un irracionalismo conceptual,
crearon las condiciones necesarias para que se desarrol1aran 108 estu-
dios Jiterarios hispanoamericanos, tanto dentro de una concepci6n oh-
jetivamente más rig-urosa y sistemática como de una perspectiva que
recuperase una mirada más pertinente -es decir, latinoamericana. a
la hora de atcnder los fenómenos culturales propios.
Así como podemos considerar que la dinámîca del estada papulista
en Venezuela favoreció un espacia que invîtaba al bloqueo de cualquier
discurso racional acerca de los fenómenos socíales y en particular de
10s literarios, también existieron otras condícjanes que aceleraron, tal
vez más que en décadas pasadas, una candencia más "Comprometida
por reivindicar manifestaciones culturales -obras, autares, movimien-
tos y periodos literarios- silenciados por 1a tradición critica dominante.
Nos referimos con el10 a la situadón política por)a que atraves8ron
246 BEATRIZ GONZALEZ-STEPHAN

gran parte de IDS países latinoamericanos sometidos a gobiernos dkta-


tori ales brutal mente represivos, que en la década del '70 ha provocado
una concentración de la critica literana de este continente sabre cier-
t08 aspectos que atañen a Ja vinculación de ]a producción poética con
su contexto politico-social. Ant,e rea1idades tan acosadas por la opre-
sión y la miseria se haee natural e1 cuestionamiento de la funci6n so-
cial de la Hteratura; y la relación entre creaci6n artística y hberaci6n
nacional se haee fundamental 11. Recordernos que el escenario conti-
nental aparece convulsionado por la cadena de dictaduras que azota-
ran e1 Cona Sur, provocando el exilio masivo de gran parte de 108 inte-
lectuales latinoamericanos -10 que, por otra parte, internaeionaliz6
una perspectiva menos local y más globalizadora-; el triunfo de la Re~
voluci6n Sandinista y el gobierno socialista de Granada y Guyana eo-
mo nuevas conereciones del mismo Espiritu que movi6 la Revolución
Cubana.
En 10 que respecta a Venezuela, podemos señalar el papel protagó~
nico que jugó en esos años el régirnen democrático al ofrecer asilo a
muchos de los inteJectuales exHiados incorporándolos activamente a
sus institudones universitarias y centros de investigaci6n. Obviamen.
te la misma bonanza económica permiti6 abrir las fronteras y acager
sin mayor riesgo de desestabilizaci6n socia] y poHtica para el estado
tanto a grupos ideológicamente de avanzada como a sectores sociales
pauperizados, que buscaban su reacomodo econ6mico en el pais que re-
presentaba de nuevo el mito de EJ Dorado.
En este senti do, para ese entonces Venezuela se canvierte en un
impartante puerto de arriba de intelectuales hispanoamericanos (entre
los especialistas en literatura se encontraban Nelson Osorio, Angel
Rama, Hugo Achugar, Carlos Rincón, Ana PÜarra, Mabel Moraña)
que engrasaron las filas junto a investigadores venezolanos (tales como
Domingo Miliani, Alberto Rodriguez, Víctor Bravo, Luis Navarrete,
Judith Gerendas~ Oscar Sambrano Urdaneta, entre otros)~ que ya ve-
nian reaJizando una labor de rescate de la literatura nacianal y conti-
nentaJ dentro de linGS lÏneamientos metodológicos que presuponfan y
presuponen entender la producci6n ticcional en tanto fen6meno hist6-
rico-social y pasible de ser estudiado.
Esto implic6 el fortalecimiento sin precedentes a escala naciona] de
10 que se ha llarnado la "nueva
critica literaria latinoamericana", que,
por un lado, renovó su diálogo con la tradición critica que legaron José
Marti, José Enrique Rodó, Pedro Henriquez Ureña, José Carlos Mariá-
tegui y José Antonio Portuondo, y, por otro, desarrol1ó una praxis crf-
tica que apuntaba a la reflexión teórica, que permitiese participar con
solvencia metodol6gica a la disciplina Iiteraria entre las demás cien-
cias sociaJes, y un ejercicio práctico de investigaci6n en áreas relati-
vamente poco conocidas. Esto. es brevemente, considerar el estudio de
108 fen6menos culturales como una actividad
racionalmente regulada
por principios teóricos y una rnetodologfa coherente que ve como nece-
sarios la producción de conocimientos aeerca de aqueHos, porque
tam-
bién ve politicament.e necesaria la comprensión de todo 10 que el hom-
VENEZUElA CRITICA LITERARIA Y CULTURA DEL PETROLEO 247

bre haga en aras de 1a recuperaci6n de ]a historÎa social de un conti.


12,
nente
La Venezuela petrol era paradojalmente cobij6 una serie de investi-
gaciones, trabajos, publicaciones y actividades que se realizaron auspi-
ciados -entre otros- pOT e] Centro de Estudios Latinoamericanos "R6-
mula Gallegos" (CELARG), organismo creado por el estado, en prin-
dpio con miras a cubrir una de sus tantas polfticas culturales popu-
listas. Fundado en 1975 par Domingo Miliani como centro de investiga-
ciones de ciencias sociales tuvo por objetivo desarro]]ar trabajos básica-
mente orientados dentro de una perspectiva Jatinoamericana, aún
cuando se atendiese problemas nacionales. El carácter"interdisciplina-
rio y de equipo de las investigaciones -además de haber estado orien-
tadas hacia zonas desatentidas por las ciencias sod ales tradjciona]es-,
Ie diD al CELARG durante esos aflos una importancia a nivel interna-
eiona1, par cuanto que pasó a representar un proyecto pilato (sabre todo
en el campo de los estudios literarios), porque 10graba conciliar traba-
jos individuales de invesbgaci6n con un intercambio metodo16gico co-
lectivo y seminarios permanentes de discusiónJ:J. .

Las investigaciones literarias que allí se rea1ìzaron trataron de cu-


brir tanto el cuestionamiento de las premisas teóricas que fundamen-
taban la critica e históriografia tradicionales como una recuperaci6n
orgánica del pensamiento crftico-literario e historiográfico de ]a Amé.
rica Latina desde la Colonia, y la entrega de trabajos que ofreel an ade-
lantos sustanciales en diversos períodos Jiterarios (como el Modernis-
mo y la Vanguardia) y en varias áreas temáticas (1a novel a de la dicta-
dura, ]a narrativa de Meneses, la }frica uruguay a durante la dkta-
dura)l4.
El ciene del CELARG y la dispersi6n de sus jntegrantes en 1986
coincide con la rase de crisis económica del estado venezo]ano y el re-
crudecimiento de las políticas populistas, que consideraron "super-
fluos", es decir, nada "rentables" los proyectos que se venfan hacienda
en el centro, por cuanto que estos suponfan en )0 fundamental un pen-
samiento ideo]ógicamente disruptor frente a ]a ]fnea oficia], y porque
se articulaban sobre premisas metodol6gicas que tambjén suponían es-
tar basadas en una concepción hist6rico-materiaHsta de 108 fen6menos
sodales y culturales.
Dentra del ámbito naeional, 10 que se da en llamar "nueva crftica"
más bien termina par constituir la critica 1iteraria en sf; es decir, una
propuesta concreta frente a esas otras prácticas diluídas. Entiende que
el trabajo del critico es la producci6n de conocimientos sabre e] hecha
estético; para el cual se vale de una metodología que se reconoce como
teóricamente cientifica (sea esta estructural, semiológica); cuyo proce-
der debe estar basado en 1a investjgaci6n, descripci6n y explicaci6n de
los fen6menos. Pero 10 que distingue puntualmente el quehacer de
cierta critica cientificista (textual y formalista) de esta otra son las pre-
misas epistemo16gicas que deciden que el trabajo del critico reajuste en
cali dad de préstamos una serie de metodologfas en tanto instrumental
operatorio al servicio de una comprensi6n histórico-social del modo c6-
248 BEATR[Z GONZALEZ-STEPHAN

mo funcionan J05 productos cuHurales denlro de unas formaciones 80-


ciales bien concretas.
Es deeir, la nueva cTitiea en Venezuela impJicó por 10 demás una
toma de posic16n polHica explicita, en e1 senlido de convertir e1 discur-
so del conocimienlo de ]08 fenórnenos literarios en una praxis alterna.
tiva y contestataria del poder dominant.e, por:
a) 1nsertar su actividad en una praxis de recuperac1ón de )a
cultura naciooal dentro de1 mareo latinoamericano;
b) adelantar investigaciones que tienen
una importancia a nivel
continenta]; y
c) alimentar ]a renexión
que se haee para una leorin de la literatu-
Ta Jatinoamcric8na como ]08 principios cientHicos para el estudio de la
literatura misma.
Tal vez sea important.e recordar que t.odo enunciado está control ado
por una situación de discursos impHcitos. EI hecllO de que en Venezue-
la Ia discusión haya girado alrededor de una ardua derensa del carác-
ter cognoscitivo que de be tener 1a crítica llteraria en tanto actividad
propia de las ciencias humanas se puede explicar dada 1a preponcle-
rancia de aquella tendencia que seña1amos anteriormente. EI centro
principal de la polémica 10 ha constituido ulla exp1icitación quizás ob-
via de 10 que debe ser el estudio de una literatura.
En todo caso, la crltica al scrvicio del conocimiento de las reall-
clades latinoamericanas enfatiz6 durante estos años e1 carácter social e
histórico del hecho fìccional. De a1Jí que la mayor parte de Ias investi-
gaciones hayan seguido ciertos lineamientos del materialismo histó-
rico enriquecido con 108 aport.es de] estrueturalismo genético, 1a semîó-
tica, 1a antropologí01 cstructural y b sociocríLîca.
Una de las cucstJOnes metodolÓgicas que más ha vigilado la nueva
eritiea es atender Jas manifestaciones Jiterarias como conjuntos rela-
cionados, como sistemDs complejos y heterogéneos. De allÍ que supere
e1 tradiciona1
monografìsmo textuaJista y trate de relacionar fenóme-
nos literarios entre sÍ tanto a niveJ sincrónico como diacrónico.
En este senti do, ha sido sumamente fruclífero para las nuevas
ge-
neraciones de il1vestigadores venezolanos el diálogo que han comparti-
do can ]{] presencia en nuestro p01Îs de Angel
Rama, Nelson Osorio,
Hugo Achugar, AntonIO Cornejo Polar, Raúl Bueno Chávez, AJejandro
Losada, AdaJbert Dessau, Rafael Gutiérrez Girardot, Jorge Yudice,
John Beverley, Paul Borgeson, Juan Acha, Martín Lienhard, Pedro
Lastra, que han venido a dietar seminarios y Cursos tanto en diversas
universidades como en eJ CELARG.
La actitud de cuestionamiento a los fundamentos del legado de los
estudios Ilterarios tradicionales tuvo varios flaneos: uno de e1108
e1
rela-
cÎonado can corpus, y, en consecuencia, can e1 coneepto de literatura
que se venía manejando. Esto permiti6 redefìnir el campo de las litera-
tmas indígenas y la literatura del período colonial Oos trabajos de Al-
berto Rodriguez son básicoSI5), así como también recuperar]a
otra pro~
ducción literaria de la renovaci6n vanguardista latinoamericana Oa
investigación de Nelson Osorio16 ) y la cara oculta de un Modernismo
VENEZUELA: CRITICA LITERARIA Y CULTURA DEL PETROLEO 249

ácrata (ver Hugo Achugar y Clara fuey de Guido").


Más alIá del a!cance de los trabajos reaIizados en este período, im-
portó e1 surgimiellto de una nueva conciencia que legitima la produc-
ción cultural de 108 direrentes grupos sociaJes.
Gtro de los aspectos importantes de esta nueva crítica es su pers-
pectiva latinoamcrlcanista, que repercute tanto en una consideraci6n
pertinent-e, es decir, descolonizada, de ]05 fenómenos culturaJes, como
en articular por contraste a semejanza manirestaciones regionales con
otras a nivel continental. La visión inlerrelacionada de las literaturas
latinoamericanas permitió rcorientar algunas investigaciones de la Ii-
teratura nacional pudiéndose explicar J08 tradicionales "raros" dentro
de un contexto que les daba sentido. Fue el caso de la serie de trabajos
que recuperaron a ,111110 Garmendia del anonimatol8, 1a obra de Enri-
que Bernardo Nûñez, y en particuJar el estudio de Guillermo Meneses
de ,Javier Las8rle, que Jogra anc1ar ideológicamente Ia propuesta esté~
tica de este autOT dcntro del sistema narrativo venezo]ano rescatándolo
del idcalismo ahistórieo en que 10 habia ubicado la crítiea lnmancn-
tista19
La preocupaci6n pOl' dar cuenta de la serie literaria, 0 de la totali-
dad cultural, ha traído un renovado inlerés par discutir proyectos al-
ternativos de hlsloria literaria, y, especial mente, 1a historia de la lite-
ratura venezolana. Dos momentos c1aves resumen esta inquietud: en
1982 Caracas es la sede del primer co1oquio que reúne expertos para
una hislaria de la literatura latinoamericana patrocinado por 1a Aso-
ciación /nternaâonal de Litcratura Comparada; y en 1986 la Universi~
dad de 10s Andes en Mérida coordina un Encuentro de Investigadores
sabre HistoriograffQ. Literaria VenezolanQ,20.
En esta últlma reuni6n se enfatizó el descuido generalizado que
existía en t.orno al estudio de la Jiteratura venezolana en nuestras 1ns-
tituciones. Zonas casi total mente olvidadas -como e1 teatro, 1a lírica,
gran parte de la literatura del siglo XIX y Ia colonial, Jas manifesta-
ciones orales, etapas del siglo XX también soslayadas- fueron jerarqui-
zadas en aras de hacer un lIamado sabre su atención. También se
scñaló 1a necesidad de estudiar la literatura como un proceso, es dedr,
estab1ecer conexiones entre 105 diferentes períodos, y, por ende, empe-
zar a J]enar 105 vadas que existen en vastas áreas de la cultura nado-
nal.
La preocupaci6n par alender 10s fenómenos ficciona]es en calidad
de productos histórico,r; tal vez sea en el caso venezolano determinante,
ya que 10s va]ores ldeológicos dominantes presentan una marcada ten-
dencia ala deshistorizaci6n. En este sentido, queremos reconocer 108
aportes que signifìcaron una seTie de trabajos aún enmarcados dentro
de 10s presupuestos de cierta critiea tradidona1 de corte positivista~ que
contrarrestaron el progresivo arraigo del subjetivismo ahistoricista.
Nos referimos a1 Panorama de La Literatura Venezolana Actual (1973)
de Juan Liscano, Ochenta años de literatura venezolana (1930) de José
Ram6n rV1edina, Narrativa Venezolana Contemporánea (1972) de Or-
lando Araujo, Histaria y erUiea de la Navela Venezolana del siglo XX
250 BEATRIZ GONZALEZ-STEPHAN
(1980) de Osvaldo Larrazábal, Proceso a la narrativa ve1U!zolana (1975)
de Julio Miranda, Historia y crítica del teatro uenezolano, siglo XIX
(1986) de José Rojas Uzcátegui, El ,wvenir de la palabra poética. Ve1U!-
zuela siglo XIX (1980) de Vilma Vargas, y muy especial mente ellegado
de Domingo Miliani en sus trabajos sobre La vida intelectual ,w Vene-
zuela (1971), La narrativa en Venezuela y El ensayo en Venezuela
(1976), y sus renexiones te6ricas sobre la crítica e historia literadas.
Hoy en día estos trabajos, si bien no satisfacen las exigencias metodoló-
gicas de las nuevas posiciones, S1 representan una rica fuente de datos
y agudas observaciones.
En Venezuela esta nueva preocupación por 108 estudios literarios
ha debido enfrentar simultánearnente diferentes tipos de investigacio-
nes, que obedecen cualitativamente a diversas fases de 1a disciplina. Se
yuxtapone el arqueo bibliográfìco junto a la renexión teórica y las in-
vestigaciones valorativas del proceso literario. Es decir, que no se han
canceJado en su debido momenta histórieo -por ejemplo, durante el au.
ge del Positivismo- las tareas del establecimiento del corpus básico de
]a literatura nacional y la reeopilaci6n de sus fuentes bibliográficas.
En este sentido, pensamos que ]a necesidad relativamente reciente
de re~eonstruir nuestra cultura nacional dentro de parámetros meto-
dológicamente más satisfactorios ha requerido un trabajo parale]o de
diseño de las "empiricidades" como diria M. Foucault. Es, por eonsi-
guiente, en este mareo que deben ser positivamente considerados ]a
serie de trabajos de investigaci6n bibJiog-ráfiea de Jorge Horacia Beceo
(Fuentes para eL estudio de La literatura venezolana 1978), de ,Rafael
Angel Rivas (las bibliografías de Rómulo Gallegos, Rufino Blanco
Fombona, Enrique Bernardo Núñez, Mariano Picón Salas), de Oscar
Sambrano Urdaneta (Contribución a una bibliografía general de la
poesía venezolana del siglo XX 1979), de Rojas Uzcátegui y Lubio Car-
dozo (Bibliografía del teatro venezolarw 1980), las bibliografías del cuen-
to y de la novela venezolanos reahzados par el Instituto de Investigacio-
nes Literarias de la Universidad Central de Venezuela, y tambjén una
Bibliografía de la crítica literaria venezolana 1847-1977 (1982) de Rober-
to Lovera De Sola, sin descartar ]as dos ediciones que neva el Dicciona.
rio General de la Literatura Venezolana (editado por el Instituto Gon-
zalo Picón Febres de Mérida en 1987) y el proyecto DELAL (Diccionario
Enciclopédico de las Letras de'la América Latina} coordinado par Nel-
son Osorio y auspiciado par la Fundaci6n Biblioteca Ayacucho, que
además se ha dedicado ininterrumpidamente ala publicación de obras
y autores fundamentales de todas las tradiciones culturales del
conti-
nente. Esta labor emprendida por Angel Rama y José Ramón Medina
representa uno de 108 esfuerzos de rescate más valiosos de ]as letras
americanas, sobre todo por la selecCÌón del material, el cuidado de las
ediciones y los e8tudios introductorias que las acompañan.
Junto a esta dinámica èditorial de indudable sello latinoamerica-
nista, queremos mencionar un par de revistas que se han caracteriza-
do por difundir tanto artícuJos de indole teórico como ensayos
que van
e.ntregando nuevas perspectivas sabre autores naciona]es y latinoame-
VENEZUELA: CRITICA LITERARIA Y CULTURA DEL PETROLEO 251

ricanos. Nos reCerimos a la revista Escritura, cuyas directores Rafael


Di Prisco y también Angel Rama crearon (1976) a través de ella un es-
pacio discursivo que Ie permiti6 establecer un diálogo internacional en
cuanto a 108 avances que 5e dabao en la teona y critica literaria latino-
americanas. Investigadores de la talla de Carlos Real de Azúa, Noé
Jitrik, Rubén Barreiro Saguier, Rafael Gutiérrez Girardot, Jacques
Leenhard, Arie] Dorfman, Hernán Vidal, Beatriz Sarlo, Jean Franco,
Terry Eagleton han colaborado en sus páginas, 10 que 1e dio a la revista
un a1to nivel académico. En la misma lfnea podemos citar también la
Revista de Literatura Hisparwamericana 0971-1982) de la Universidad
del Zulia y Voz y Escritura de la ULA. Sin embargo, s610 Escritura ha
tenido ]a suerte de sobrevivir a despecho de las precanas condiciones
económÎcas.
Dentro del ámbito institucional ha ido cobran do cada vez más fuer-
za la creación de estudios de postgrado en e] área de li.teratura hispa-
noamericana21. Aunque esta nueva realidad no es garante de un alto
nivel de exigencia, al menos sí revela grados de profesionalizaci6n y ri-
gor presentes en las tesis de maestría. Obviamente que muchas de
ell as no trascienden 108 Hmites de la critica tradicional; pero otras in-
cursionan en áreas descuidadas -como 10 sería la literatura de] Caribe
no hispánico. form as de la literatura popular-, entregando verdaderos
aportes lamentablemente olvidados en los anaqueles de las bibliotecas
uni versi tarias.
El campo de la "nueva cntica" en Venezuela ha sembrado más que
un espacio de inquietudes entre las generaciones de re]evo una praxis
alternativa tanto en el ejercicio docente como en 18 investigaci6n. En
estos momentos pareciera existir una conciencia más clara de que el
estudio de las formas literarias debiera orientarse hacia un conoci-
miento cabal de la historia cultural del pais. Se sigue hablando de ha-
eer una historia de la literatura venezolana otra dentro de una crien-
tación mancornunada de esfuerzos interinstitucionales. EI diálogo en-
tre el centro y la provincia empieza a darse lentamente sabre la base de
necesidades reales. Una mayor preocupad6n social e indirectamente
poJitica anima a pequeños grupos a diyjdirse racionalmente el trabajo
de investigación, EI gusto personal va cediendo ante el reconocimiento
de la prioridad de desarrollar el conocimiento y diseño de la literatura
nacional. Las reflexiones que han aportado 10s trabajos sabre historio-
grafia Hteraria, literatura colonial, Modernismo, Vanguardia a nivel
continental han iluminado Ios vados locales.
En esta hora de grave crisis econ6mica y politica del pais, donde
las estrategias populistas se van desgarrando para dejar descarnadas
las aristas neoliberales de un régimen cada vez más peligrosamente
autoritario y represjvo, el ejercicio oficial de la ~crítjca" literaria se ha-
rá inevitablemente más desvafdo, disgregado y enajenante; pero las
tendencias contestatarias harán del eonocimiento de las manifestacio-
nes culturales una plataforma de lucha, de reconstrueci6n nacional
implícita.
El período de auge y bonanza ha pasado. Se vaticina probablemente
252 BEATRIZ GONZALEZ.STEPHAN

una segunda etapa, que menos abocada aJ cuestionamiento del aparato


conceptual tradicional esté más en capacidad de entregar respuestas
sustantivas que vertebrcn 1a historia Jiteraria de! país a] contexto lati-
noamericano.

NOTAS
L ~ConvC'rsnción con Mnrfa Fcrnandn Palacios", En: Imagen, Caracas, NO 100-35,
noviC'mnro. 1987.
2 -
Ibid. EstEl misma aprccinción rccorre casi ('sias do!'; dtcadas. En 1971 José Balzß,
CrrlÏeD y narrndnT vcnC'7.o1ano, afirmaha que "1a bucna narraLiva vcnczolana no
exec de de un pcqucño volumen dí' mil páginas, con ]clra grandc y accntuados cs-
pacim1 cn blanco", En:Papel Litcrario de El Nacional, 7/3/71.
3. "Dc] saber y airas mcnudcnciaR cognoscíLivas" de Eva Woziwodzki (scud. de Ju-
dith Gcrcndas). En: Ullimo.<; No/ida.,,:, 6/11JRH.
4. Haec dos años Jo~é Ignacio Cabruj:J.s nbn6 una largo. y rcñida po16mica con 8U
arl,fcuJo "'j.Y quð HC'r<Í. de la 1iteratura nacional?", En: El Nacional, 7/2/87, dondc
ponla en 1e-]<1 de juido In producción cultural del pals, Entre 10.3 rcspucstas \8 de
AnLonio López Orlcgn podrln resumir 18 actiLud de las res1an1es: "'nuC'stra crftica
rnlln 1anLo cn 10 in1cligcntc rcscna pcriodlstica como en cl arduo trabajo de in-
vcstigación", En: El Naclonal, 24/2I19H7.
5. En otro nrt.lculo mlo he desa.rrol1odo mas es1c Lema. Véasc "'Sistema narrativo c
ima.ginario social de la Vcnezueln pctrolcra"'. En: Rcvi,~I(1. de crflica lileraria la-
arwamerical1.a, Limn, N'" 29, 191m.
6. EsLa sÎlum:ión no e~ l'xcJusi\'fl de Venezuela por In visLa. Estn!> tcndencias Lam-
bién se clan en 10s (.studios litcrarios hisp[lnoamericanos cn ]c)s Estndos Unidos y
presumimos que cn c\ mismo continente. Cr. "'Sobre !.a crítica de la jiterntura
hispanoamcricana: ba]ancc y perspt,ctivas" de Saú] Sosnowski. En: Cuadernos
hispanaamericanos, N'I 44:-), Mnyo, 1987.
7. Podrlamos señn1ar tamhìén ]os ensos de Jibros pubHcados que son una simple
rccopilación de arlkulo~ sucltos, que sin embargo producen cl c>fccto mel'cantiJ de
si hay un pcnso.mienL,o {'!'ftieo. POI' ejemplo, el caso del Iibro de
Iraset Páez Vr-
dancLn En indagad(m de la litera/urn (CorncoB: edies. de1 Cungrcso de la Rea,
19AR) cuyo íodiee !'l'coge tmbojos sabre etno!.;rrarla de] tcxto
litcrario, lecLuras ja-
ponesas, Borgc,"\, Darfo, Gal1egos, problemas de rcgionaHsmo Ji1crario, JuJio
Garmendia. etc.
8. Sc pucden dcstacar 105 trabajos dc A1c"is Mârqucz Rodriguez Lo baiTocoy io real
marar-'iIl(J,~{) en la obra de Alejo Carpentier (México: SÎg]o XXI, 1982) Y de Victor
Bravo La.,> poderes df la (icción. (Carncas: Monte Avila, 1985) y Magias y Mara-
villas en el t'onlinenle lilerario tCarDcas: EdicB. La Casa de BeHo, 1988).
9. También han sid!) de inlcrés para la crítica Teresa de la Parra, Salvador Gar-
mendia, José Antonio Ramos Sucre, Guillermo Meneses, José Rafael PocaLcrra,
Rulino Blanco Fombonn.
10. Pucdcn considcro.rsc dentro de csta Lendcncia numerosas grupos, sabre todo de
maestros de hceos y profesorcs de pcqucños núc]eos unive-rsitarios, que profesan
un culto dcsmcdido par'las lìtcraturas regionales. Asf se rcalizan simposios de
la litcratura "'zuliana", "'Inrense", ~margaritei'ia", ~guayanesa", que tienen co-
mo fin c1 eRtudio pormcnorizado y dcpartnmentnlizado de la litentura nacioon1
VENEZUELA: CRITICA LITERARIA Y CULTURA DEL PETROLEO:!53
del pncta olvidfJdo en rdh'1.Ín cc:dkjón sin salida. EI fervor \oc31ista toma como
criicrío bA~ie{) (') <lspcelo hiográ/ico de la producción. adcmá.'l de inscrtarsc en un
discurso que en cl {(Indo cs c] conlrapunto de una polflka culturnl centralists y
ml'lropo!iln.no.
11. cr fJ)"lkulo Jl' Mahel Momñn publicndo en la rC'vistn Zona Franca., "Li-
(.1 bl'<.'Vl'

lcratura y crHiea litcraria en cJ contcxto de las dictaduras". En: III Epoca, N9 17,
('nero-abril, 1980, pp. 22-24.
12. Una scric de publicacion(.g obcdcccn a costa prcocupación. Vcr DoleUn de Teorla
Lileraria (Carncas: UCV, Dcplo, de Tcorfn de lfl Lilcnüura, Escucla de Lclras,
NO 1, WHo), Cr((ica y Cieneia Social en Améric(}: La/ina de Juan Acha y Nelson
Osorio (Cnrfu;as: USB, 19H."ij, La aclual cr{lica lifcraria hÙlpanoamericana (Ca-
mcns: UCV, Escucln de LeLras, 1985), Cnnr,;f?rsaci()nes sobre crtlica literaria (Ca-
rncIIs: AEV, 1981), "Proposicioncs para una periodillcación de 1a Ilteratura YC.
nczo!nna'" de Gustavo Luis Carrera. En: Revista de er{liea lileraria latinoame-
rieana, Lima, N9 5, 1977; ~La críliclJ y 108 problemas de 10. historia literana" de
Bealriz Gonz(l!ei'.. En:Texlo erllicr!, México NQ 26-27, 19H;~; y un número mono-
gráfìco del 'Suplt'mcnlo Cu1turn]' de UIlima.' No/icia.' fntcgramentc dcdicado a
cxnminar estos problC'mas: ~Crisis en Lclras" (del 6/11/88). Muchas de C'stas
pub]icflcion('s licncn cI cl1rácl(>r de folleto mimcografiado para uso académico.
A
la. ]0 largo de los 11 nños que dur6 el CELARG, 10s integrantes de]n secCÎ6n de lite.
rfitUTn fueron: Hugo Achugnf, Carlos Rinc6n, Ana Mana Rodriguez, Nelson
Osorio, Mnbe] Morañn, Bealril. GonzáJez, Car10s Pacheco, Javier Lasarte, Mirla
Alcihfadcs, ClrlrD Rcy de Gnido, Augusto Gormfin Orihue]a, Mar(a Eugenia Gui.
memn;;. Y como invit.aclr)!-; oCßsionales: Antonio Cornejo Polar, Raúl Bueno Chá.
Vl'Z, Paul Borge!ìnn, Domingo MiHnni, Alejandro Losada, A]berto Rodriguez.
14. Los trnbaJos e invesligacinncs que se rcalizl1ron en c1 CELARG y lucgo fueran pu.
blicados por distintü.s cditorin]('s scr(nn: Al{on::;o Reyes y la crltiea lileraria his-
pannamericana de Mnbe] Marorin (mimcografindo); Contribución al estudio de
la hisloriogNl{fn lilf!raria hispanoamericana (Caracas: Academia de In Histo.
ria. 198fi) y La hisLoriogra{fa lileraria del libcrarismo hispanoamericano del
siglo XIX de Benlriz G.onzálcz; (Habana: Cas a de las Américas Premia ensayo.
1987); In.~é Carlos Mariálcgui y La Leoda lileraria hispanoamerìcana de Mirla
Alcîbíndcs (mimeogranado); Sobre lileratura y ~'rllica ialinaumerieanas de An.
tonio Cornejo Polar (Cnrncfls: UCV. 1982); Conlrihuci6n al estudiQ del ensaYQ en
Hil-,"panr}(lmériea de Clara Hey de Guido (Caracas: Academia de III HisLoria,
1985); El mmbio (le/ual en ia not'ión de lileralura de Carlos Rincón (Bogotá: Insl.
Co]omniano de Cultura, 1978); "Mo.rgino.lidad de ]0. literalura colonia] en Vene-
zue]a" de A]berto Rodríg1.lcz. En: Araiza, anuario 197()-82, CELARG, 1982; Poes{a
.y 80ciedad (Uruguay IH80-I.91 I) e ldeologla'y f!,<;lruciuras narraliuas en José Do.
nl/so de Hugo Acnugar (Urub'1Jay: Area, 1985 y CELARG: 1979 rcspcclivamcnte);
La [urmaeiån de ia r.:aniJuard.ia litera ria en Venezuela (Caracas: Academia de
]a Historia, WAf)) y Mani{ieslos de ia Vanguard.ia latinoamerieana de Nelson
Osorio (Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1988) ; La narratiu(] de Guillermo Mene-
ses en el conlexln de La lileralura uenezolana e hispanoamericana conlemporâ-
neel de Javier Lnsarte (Tesi~ Doclorß1, 1983. Mimeografìado); Narrativa de la
d.idadu.Ta y crlliea ii/aaria de Carlos Pacheco (Caracas: Edics. CELARG, 1987);
~Ideo]ogfa y aulocemmra en la 1frica uruguaya en cinco años de dictndura (1973.
78)" de Mabel Moraña (FraiJmcnlos CELARG, 1979). Hay una cantirlad respcla-
h]e de arLfculos publicndm;; cn diversa~ revistas cspecializadas que !'Ie han des.
prendido de eslas investigaciones.
254 BEATRIZ GONZALES-STEPHAN

15. EJ libro de rccicnle aparici6n Lile.raluras PrehLr;pánicas e Hisloria Lileraria en


Hispa,noamérica (Mérida: Univcrsidad de Los AndcfJ, 1988) rccoge BUS trabajos
principalcs nccrca de las lit.cl'aturas inclfgenas y colonial.
16. Los libros y scric de artfculos cn LOTno alas vanguardias latinoamericanas. Op.
cil.
17. Hugo Achúgar Pae,..i!a )' ,<;ociedad (Uru.guay 1880-]911) op.cil.; "Pocsla popular
libcrtaria y (>sl6tien nnarquista en (>1 Rio de la Plala" de Clara Hey de Guido. En:
Rcuisla de crilica lileraria la.tinoamerÚ:ana Limn., N" 29, 1989; "AI fila del 900:

La cf1téLica ácmta y libcli.aria de Pedro Emilio CoW de Bcalriz Gon7.á]cz. En: Ar-
gos, USB, ~ 7. 198B.
18. La revista Actu.alidades (Caracas: CELARG, N9 3-4,1977-78) fue enlcramcnlc de.
dicncla a cstc Butar adcm&~ de scrvir c~te trabajo colectivo para articular metoda-
]6gicamcnte la lileratura naciollal con la continenta1. As! tamhién la cdici6n
que hizo Monte AviJa Julio Garmendia ante ia erflico. (Caracas: Mte, Avila"
1980).
19. La narrativa de Guillermo Meneses..., op.cit.
20. Yo mismn he dedicado gran parte de mis trabajos de ìnvestigaci6n a 108 prob]e.
mas de In historia litcraria latinoamcricann. Adcmás de los lrabajo5 anles cita.
dos en Jos notas 12 y 14 quisiera agregar también "Problems and Tasks of Latin
American Literary Historiograpny". En: Nevhelicon, Budapest, vol. X, NO;> 1,
198a; "Not as para un pmyccto de niRtoria global de In litcralura vcnczo]ana", En:
Actas del F;ncuenlro de lnvesligadores .'wbre Hisloriogra({a Lileraria Venezola-
na, Mérída: ULA, 1986; "La reladon entre crftica e historia !iterarins en Améri-
co. Latina", En: Imprevue. Montcpcllier, W 1, 1987. Otms investigadorcs venezo.
lanos tales como Domingo Miliani, A. Rodriguez, Gu~tavo Luis Carrern también
se han prcocupndo par estos temaR.
21. Be cncucntrao 108 cstudios de postg7'ado de Jiteraturn Intinonmericana: cn la. Uni.
versidad Sim6n Bolivar (1979), Univcrsiclacl del Zulia, Univcrsidad de Trujillo
(1987); y próximElmcntc en 18 Univ('rsidad de Los Andes.

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