Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
estabilidad?
global-strategy.org/las-fronteras-en-la-europa-postcomunista-factor-de-estabilidad/
Introducción
Uno de los motores de la historia ha sido la lucha por la posesión de territorios. Es decir, por
el cambio de fronteras. De manera que la estabilidad de las fronteras se ha llegado a
considerar sinónimo de estabilidad geopolítica. No es de extrañar, por ello, que el principio
de inviolabilidad de las fronteras estuviera recogido en el Acta Final de Helsinki: “Los
Estados participantes consideran mutuamente como inviolables todas sus fronteras, así
como las fronteras de todos los Estados en Europa y en consecuencia se abstendrán ahora y
en el futuro de atacar dichas fronteras. En consecuencia, se abstendrán también de toda
exigencia o de todo acto encaminado a apoderarse y usurpar todo o parte del territorio de
cualquier Estado participante”[1].
La caída del muro y la consiguiente desintegración del sistema socialista en Europa del Este
trajo consigo inestabilidad y cambios de fronteras[2] y la aparente contradicción entre este
fenómeno y los principios del Acta Final de Helsinki se ha salvado haciendo uso de diversos
argumentos:
Con la excepción del primero, producto de la reunificación alemana, todos los cambios de
fronteras en Europa se han producido como consecuencia de procesos de desintegración
estatal o de secesión, algo que parece estar de acuerdo con la lógica de los nuevos tiempos.
Como observaban en 2003 Alesina y Spolaore “a medida que la economía mundial es más
integrada, uno de los beneficios de los países grandes (el tamaño de los mercados) se
desvanece. Como consecuencia, el balance entre tamaño y heterogeneidad cambia en favor
de países más pequeños y más homogéneos”[6]. Lo que a veces se olvida es que estos
economistas italianos reconocían que existía también un cierto número de casos en que la
integración de dos países vecinos podría tener sentido desde el punto de vista económico. Y
mucho más si ello no implicaba un incremento apreciable de la heterogeneidad del estado
resultante[7].
Moldavia y Rumanía
Por otra parte, unos 400.000 ciudadanos moldavos, que representan el 15% de la población
(excluida la región separatista de Pridnestrovia/Transnistria), poseen también ciudadanía
rumana, mientras que la mitad de la población del país estaría interesada en conseguirla, en
especial por las facilidades que ofrece para viajar y trabajar en Occidente. Mientras el
anterior presidente de Moldavia, Igor Dodon, fue calificado con frecuencia de pro-ruso, la
actual presidente (desde diciembre de 2020), Maia Sandu, es ciudadana rumana.
Macedonia del Norte es otro caso de independencia fallida. Desde luego, en el plano
económico: si en 1990, el año antes de la desintegración de Yugoslavia, el PIB per capita de
la entonces república yugoslava de Macedonia era casi idéntico al de Bulgaria (99%), en 2019
solo representaba el 63% del de su vecino oriental[15]. Pero también, y quizá sea lo más
grave, ha sido un fracaso en el plano político. País sin tradición (es solo una parte de la
Macedonia histórica), las bases sobre las que ha intentado fundar su legitimidad estatal le
han llevado a entrar en conflicto con algunos de sus vecinos:
La антиквизација (antiquización): ha consistido en proclamar que la actual
Macedonia del Norte es heredera y continuadora de la antigua Macedonia de Filipo y
Alejandro. Se manifiesta, por ejemplo, en el uso del sol de Vergina en la bandera
nacional. Ha supuesto décadas de malas relaciones con Grecia, que acusaba a
Macedonia del Norte de intentar apropiarse de parte de la historia griega.
La construcción de una identidad nacional separada: la insistencia en que existe una
nación macedonia y una lengua macedonia diferentes de las búlgaras provoca
frecuentes conflictos con el vecino oriental, que rechaza rotundamente esta idea. Dado
que Bulgaria es miembro de la UE, las reticencias búlgaras pueden contribuir a
ralentizar (aún más) el proceso de adhesión de Macedonia del Norte.
Los albaneses forman el 25% de la población de Macedonia del Norte y durante los años
noventa asistieron con muy escaso entusiasmo a los intentos de crear una conciencia estatal
sobre la base de ideas ligadas al nacionalismo macedonio. En 2001 se produjo un conflicto
armado entre guerrillas albanesas y fuerzas gubernamentales, que terminó con la firma del
acuerdo de Ohrid, facilitado por la Unión Europea[16]. El apoyo europeo a la estabilidad de
Macedonia del Norte se manifestó por la firma en abril de 2001 del Acuerdo de
Estabilización y Asociación, aunque desde entonces ha sido muy modesto el progreso
realizado en el camino hacia la adhesión plena.
La visión que tienen los normacedonios del futuro de su país depende claramente del grupo
étnico al que pertenecen. Por lo que se refiere a los macedonios étnicos, su identidad actual
parece ser (aún) más posyugoslava que búlgara[17]. Puede resultar indicativo de esta
situación un estudio realizado en 2012 por el instituto sociológico de la Universidad Cirilo y
Metodio de Skopje, según el cual solo un 2% de los macedonios étnicos creía que Serbia era
el país vecino cuya influencia sobre la situación en Macedonia era más negativa, mientras
que el 5% pensaba que lo era Bulgaria[18]. Por lo que se refiere a los albaneses, sus
principales referencias emocionales son Kósovo y la República de Albania, y adoptan en casi
cualquier gran tema de política exterior posiciones significativamente distintas de las de sus
compatriotas de etnia macedonia.
Por su parte, la opinión más extendida en Bulgaria es que no existe una identidad nacional
macedonia ni una lengua macedonia diferentes de las búlgaras. O que, si acaso, se trata de
fenómenos modernos, posteriores a la Segunda Guerra Mundial, que se encuentran aún en
proceso de desarrollo y consolidación. Así, en un estudio de opinión pública realizado en
2020, el 80% de los búlgaros apoyaba la tesis de que en el pasado los macedonios se
consideraban búlgaros y creían que el idioma que hablaban era búlgaro, mientras que el 84%
consideraba que Bulgaria no debía apoyar el ingreso de Macedonia del Norte en la UE
mientras los dos países no hayan alcanzado un acuerdo sobre el pasado histórico común. La
mayor parte de los encuestados consideraban, además, que la política macedonia era
antibúlgara: solo un 21,9% veían en Macedonia del Norte el más próximo políticamente de
entre los vecinos de Bulgaria, frente al 41,5% que se decantaba por Rumanía y el 37,1% que lo
hacía por Grecia. El resultado de Macedonia del Norte era, incluso, inferior al de Turquía
(23,4%) y Serbia (22%)[19]. En estas condiciones, no es de extrañar que no existan en estos
momentos fuerzas políticas importantes que aboguen en Bulgaria por la unión con el vecino
occidental.
La principal ventaja que tendría la unificación de Bulgaria y Macedonia del Norte sería la
estabilización definitiva de una zona clave de los Balcanes, que, enganchada a un país
miembro de la UE, mejoraría notablemente sus posibilidades de desarrollo. El problema más
notorio, que podría provocar la separación de la parte occidental del país, donde la mayor
parte de la población la constituyen albaneses étnicos.
Kósovo y Albania
En el terreno económico, tampoco han ido bien las cosas. Aunque es difícil comparar el PIB
per capita de Albania con el de Kósovo antes de la desintegración de Yugoslavia, la
impresión general entre los que conocieron aquella época es que la entonces región serbia
tenía un nivel de desarrollo económico y social considerablemente más alto que el del país
vecino. Como señalaba en 1981 Lazar Koliševski, por entonces miembro de la presidencia
colectiva yugoslava, Albania era “un país cuyo nivel de desarrollo económico y social está
significativamente por debajo del de Kósovo”[20]. Sin embargo, en las cuatro décadas
transcurridas desde entonces la situación ha cambiado mucho y en 2019 el PIB per capita de
Kósovo (a paridad de poder adquisitivo) solo alcanzaba el 83% de su valor en Albania[21].
Con estos datos, Kósovo era el país (territorio) más pobre de Europa. Además, su tasa de
paro (29,4% en 2018) era la más alta de la región y superaba en mucho las de Albania
(12,3%) o Serbia (12,8%)[22].
La postura oficial de Albania, expresada en numerosas ocasiones por el Primer Ministro Edi
Rama, es que la existencia de ambos estados albaneses es una realidad y que hay que trabajar
por la aproximación entre los dos pueblos sin buscar la unificación. Se trataría, pues, de
conseguir la coordinación máxima entre las políticas de Tirana y Pristina y de relativizar los
efectos negativos de la existencia de dos estados diferentes. En esta línea, en el curso de una
cumbre con el gobierno de Kósovo celebrada en Tirana en 2020, Edi Rama declaró que
ambos países pensaban eliminar la frontera que los separa, y que el puerto albanés de Durrës
podría convertirse, de facto, en el puerto de Kósovo[28].
En esta línea de aproximación entre Albania y Kósovo, y de coordinación de sus políticas, los
gobernantes de Tirana (en especial, el primer ministro Rama) se han convertido en líderes de
facto de todos los albaneses étnicos, actúan con frecuencia en defensa de sus derechos
nacionales y, cuando es necesario, intervienen en sus disputas internas como árbitros
supremos. Como decía en 2017, Jonuz Musliu, por entonces presidente de una de las
municipalidades con mayoría albanesa en el sur de Serbia (Bujanovac), Edi Rama era su
presidente, ya que, “según la Constitución de Albania, Edi Rama es el líder de todos los
albaneses, con independencia de dónde vivan”[31].
La unión de Albania y Kósovo sería, probablemente, muy positiva para ambos, que verían
cumplido un sueño de 150 años de antigüedad y prácticamente culminado el proceso de
construcción nacional albanés. Por otra parte, facilitaría la solución final del contencioso con
Serbia: si el mantenimiento bajo soberanía de Belgrado de las zonas de Kósovo de población
mayoritariamente serbia es inaceptable para las actuales autoridades de Pristina, que lo
percibirían como una amputación, lo sería mucho menos para los dirigentes de un futuro
estado albanés unificado.
No todo serían ventajas, sin embargo. Los inconvenientes de esta solución serían también
numerosos e importantes:
Están completamente en contra tanto Estados Unidos como los grandes países
europeos, principales patrocinadores internacionales de Albania y de Kósovo, que
temen sus efectos sobre la estabilidad de Bosnia-Herzegovina y, en menor medida, de
otros estados de la región.
Serbia estaría, en principio, en contra. Para los serbios, supondría la victoria final del
irredentismo albanés, contra el que han combatido desde los tiempos de la antigua
Yugoslavia. Por otra parte, implicaría también la renuncia definitiva al retorno de la
totalidad de Kósovo bajo su soberanía, algo para lo que aún no están preparados.
No está claro el efecto que la unificación tendría sobre las zonas de mayoría albanesa en
Macedonia del Norte, Serbia y Montenegro. Los optimistas entienden que el
nacionalismo albanés quedaría “saciado” con la gran victoria que supondría la unión de
Albania y Kósovo, por lo que durante décadas no plantearía nuevas reivindicaciones.
Los pesimistas temen que los líderes locales, sobre todo en Macedonia del Norte, vieran
abierta una “ventana de oportunidad” e intentaran sumarse al proceso unificador.
Quizá la principal problema radique en que las fronteras internas tienen un carácter
fundamentalmente distinto de las fronteras externas. Son reflejo y forman parte de un juego
de equilibrios que se ve dramáticamente alterado con la fragmentación del estado anterior.
Algunos grupos salen beneficiados (o muy beneficiados) y otros perjudicados (o muy
perjudicados), de manera que el conflicto resulta difícil de evitar si no se arbitran medidas
para atenuar estos efectos y compensar a los que salen perdiendo. Algo que no se hizo, o no
en suficiente medida, en 1991-1992.
¿No existirían, quizá, otros “casos alemanes” en la Europa poscomunista? ¿Casos en el que
un cambio “integrativo” de las fronteras existentes podría resolver más de los que
provocaría? No hay una respuesta clara, pero quizá valiera la pena plantear abiertamente la
pregunta.
[2] Francisco Veiga (UAB) tituló La fábrica de las fronteras el libro que dedicó a las
guerras de desintegración de Yugoslavia. VEIGA, F. (2011). La fábrica de las fronteras.
Madrid: Alianza.
[3] Ver PELLET, A. (1992). The opinions of the Badinter Arbitration Committee a second
breath for the self-determination of peoples. European Journal of International Law 3.1. Pg.
183. Disponible en http://ejil.org/pdfs/3/1/1175.pdf (acceso: 14.04.2021).
[4] “Western officials say Serbia lost its right to rule Kosovo when it committed wartime
atrocities against ethnic Albanians there”. Ver COOPER, H. (2010). Clinton, Citing Work
With Obama, Urges Unity in Bosnia. New York Times 12.10.2010. Disponible en
https://www.nytimes.com/2010/10/13/world/europe/13diplo.html (acceso: 14.04.2021).
[5] En la Opinión número 3 del Comité de Arbitraje Badinter se decía que “except where
otherwise agreed, the former boundaries become frontiers protected by international law”.
PELLET, Op.cit. Pg. 185.
[6] ALESINA, A. y E. Spolaore (2003). The size of nations. Cambridge: MIT. Pg. 94.
[10] La cuestión de la reunificación con Rumanía y de los problemas que podría plantear
están muy bien explicados en los artículos que la Wikipedia rumana (Unirea Republicii
Moldova cu România. (2020, diciembre 28). Wikipedia, . Preluat la 16:34 EET, marzo 16
2021 de la //ro.wikipedia.org/w/index.php?
title=Unirea_Republicii_Moldova_cu_Rom%C3%A2nia&oldid=13782636.) y la inglesa
(Wikipedia contributors. (2021, March 14). Unification of Romania and Moldova. In
Wikipedia, The Free Encyclopedia. Retrieved 16:35, March 16, 2021, from
https://en.wikipedia.org/w/index.php?
title=Unification_of_Romania_and_Moldova&oldid=1012146556) le dedican. Los datos de
esta sección están tomados de estos dos artículos, excepto cuando se atribuyen expresamente
a otras fuentes.
[12] CENTRUL ROMÂN DE STUDII ŞI STRATEGII (agosto de 2012). Studiu privind starea
socială şi identitatea naţională în România. Disponible en
https://www.yumpu.com/ro/document/view/29176475/studiu-privind-starea-sociala-ai-
identitatea-naaionala-arn-romania (consultado el 16.03.2021).
[13] https://www.euractiv.com/section/elections/news/more-than-10000-rally-to-unify-
romania-and-moldova/ (acceso: 4 Dic 2020).
[16] Sobre el acuerdo de Ohrid, ver FLORES JUBERÍAS, C. (2003). Macedonia: el Acuerdo
de Paz de Ohrid y su problemática implementación. Revista CIDOB d’Afers Internacionals,
60. Pg. 61-92.
[17] Puede encontrarse una buena explicación de la cambiante relación entre identidad
macedonia e identidad búlgara en FERNÁNDEZ IBÁÑEZ, M. (2020). North Macedonia’s
quest for its own national identity. En portal nationalia.info, 12.03.2020. Disponible en
https://www.nationalia.info/new/11298/north-macedonias-quest-for-its-own-national-
identity (acceso: 15.04.2021).
[18] Para el resto de los países y territorios vecinos, los datos eran los siguientes: Grecia,
79%; Kósovo, 9%; Albania, 6%. Para los albaneses étnicos, sin embargo, el principal “país
desestabilizador” era Serbia (56%), seguido por Grecia (42%) y, a gran distancia, por
Bulgaria (2%). Ni Kósovo ni Albania eran vistos como países (territorios) que ejercieran una
influencia negativa. ISPPI (2012). Јавното мислење во Република Македонија за
општествено-економските прашања – 2012. Skopje: Univerzitet “Sv. Kiril i Metodij”.
Pg. 47. Disponible en http://isppi.ukim.edu.mk/files/jm.pdf (acceso: 15.04.2021).
[20] Citado según RISTANOVIĆ, P. (2019). Kosovsko pitanje 1974-1989. Novi Sad:
Prometej. Pg. 230.
[27] ISUFI, P. y E. VLLAHIU (2019). Thaci’s Pan-Albania Union Plea Scorned as Populism.
Balkan Insight 03.06.2019. Disponible en https://balkaninsight.com/2019/06/03/thacis-
pan-albania-union-plea-scorned-as-populism/ (acceso: 15.04.2021).
[28] http://www.politika.rs/scc/clanak/463700/Rama-Uklonicemo-granice-Drac-ce-biti-
kosovska-luka (acceso: 02.10.2020).
[31] B92 (26.04.2017). Mayor of Serbian town says Albanian PM is his “president”. B92.net.
Disponible en https://www.b92.net/eng/news/politics.php?
yyyy=2017&mm=04&dd=26&nav_id=101123 (acceso: 01.05.2017). En la Constitución
albanesa de 1998 no existe una provisión semejante, ni para el Presidente de la República ni
para el Primer Ministro. Lo que sí dispone su artículo 8 es que “la república de Albania
proteje los derechos nacionales del pueblo albanés que vive fuera de sus fronteras”.
Editado por: Global Strategy. Lugar de edición: Granada (España). ISSN 2695-8937