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En 1941 la necesidad estratégica de ocupar los campos petrolíferos del Cáucaso

llevaron a la invasión alemana de la Unión Soviética (operación Barbarroja),


inicialmente exitosa, pero que se estancó en la batalla de Moscú y los sitios de
Leningrado y Stalingrado. Al mismo tiempo, Japón en su campaña por expandirse por
Asia (comenzado con las hostilidades con China que los llevó a la Segunda Guerra
chino-japonesa, iniciado en 1937 y considerado como preludio de la Segunda Guerra
Mundial en Asia, y que siguió con la invasión de Indochina, en 1940) y en venganza
por el embargo económico que el gobierno estadounidense les impuso atacaron Pearl
Harbor (7 de diciembre de 1941), provocando la entrada de Estados Unidos en la
guerra. Pocos meses después, la batalla de Midway (en julio de 1942) marcó un punto
de inflexión en la Guerra del Pacífico ante el debilitamiento de la capacidad de
combate japonesa frente a los estadounidenses. En el norte de África, los
británicos frenaron el avance de los Afrika Korps alemanes desde Libia hacia Egipto
en la batalla de El Alamein (1942), después de la invasión italiana al Canal de
Suez (1940).

El periodo final de la guerra se caracterizó por las complejas operaciones


necesarias para los desembarcos aliados en Europa (Sicilia; en julio de 1943,
Anzio; en enero de 1944, Normandía, en junio de 1944) y el hundimiento del frente
oriental en el que se dieron las más masivas operaciones de tanques de la historia
(Kursk, especialmente en Projorovka, julio de 1943), mientras en el frente
occidental los alemanes experimentaban armas tecnológicamente muy desarrolladas (V-
1, V-2), y soportaban bombardeos destructivos sobre sus ciudades a una escala nunca
antes vista (bombardeo de Dresde, en febrero de 1945) y la destrucción total de su
capital (batalla de Berlín, entre abril y mayo de 1945).

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