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Red de Universidades Estatales de Colombia

DOCTORADO EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN


RUDECOLOMBIA
20 años (1998-2018)
Renovación Registro Calificado MEN, Res. 6107 de 2018
Universidades de la Red: Atlántico, Cartagena, Cauca,
Cundinamarca, Magdalena, Nariño,
Quindío, Tolima, Universidad Pedagógica y Tecnológica de
Colombia, Universidad Tecnológica de Pereira

SEMINARIO SABER PEDAGOGICO1

Orientadora: Dolores Cristina Montaño Arias

¿Qué se entiende por Práctica Pedagógica?


Desde la pedagogía. Dos objetos han delimitado históricamente sus fines:

El hombre y la formación

En la actualidad otros ámbitos son considerados:


la investigación, la comunidad, la exclusión, la marginalidad, el género, el
bienestar, las luchas sociales, la guerra, la ciudad y la política.

Estos nuevos ámbitos funcionan como códigos y como espacios y sobre ellos se
operan luchas, que hay que delimitar. En el mismo sentido hay que pensar la
institución. Ella ha sido históricamente lugar físico, social, discursivo y en la
actualidad en un espacio virtual, informático, gestionario y sistémico.

En lo que tiene que ver con la práctica, en un primer momento fue pensada
como el hacer del hombre, luego pasó a ser una estructura sin sujeto (praxis) y en la
actualidad es un campo en tensión entre las luchas, las resistencias, las fugas, como
la definió Bourdieu, Foucault y Deleuze.

Analizar la práctica, implica:

1
Fuente. Peñalosa Matha Lucia (2014)– Universidad San Buenaventura-Cali

1
Primer lugar, Es preguntarse por quien habla, qué discurso lo atraviesa, y qué
sentido o significación da lugar o produce.

En segundo lugar, Es preguntarse en qué relaciones de poder y de saber se


localiza. Cómo construye su realidad, sus formas de hacer, de ver y de actuar.

En tercer lugar, Es preguntarse por cuál es el sujeto al cual se dirigen los


discursos y las prácticas

Finalmente, Es preguntarse por el tipo de subjetividad que se produce.

La práctica pedagógica no es el hacer, o sea lo que persigue el oficio, no es


solamente el discurso teórico

“La práctica es un conjunto de conexiones de un punto teórico con


otro, y la teoría un empalme de una práctica con otra.”

(Foucault, 1992: 79).

Por lo tanto no puede ser situada solo en el espacio del enseñar, o sea el polo
opuesto del aprender. Para desentrañar la práctica hay que ubicarse en el cruce de
tensiones en los que se encuentra la pedagogía como una crítica al poder y sus
instituciones.

La práctica indaga, entonces, por los saberes ligados a las prácticas institucionales,
los discursos que las acompañan y sus relaciones con el conjunto de dispositivos
teóricos, sociales, históricos y políticos, en donde ellas se configuran.

Las prácticas son modos de pensar, decir, hacer, acciones que se configuran en el
marco de dichos dispositivos.

La práctica se localiza en tres planos: la institución, las relaciones


pedagógicas y las formas de hacer y pensar

En cada uno de los planos hay que localizar los códigos, los espacios y las
luchas.

El código actual de la institución es la gestión, su espacio el sistema y su lucha la


fragmentación.

2
El código de la pedagogía es la relación enseñanza y aprendizaje, el espacio, el aula
y la lucha, el espacio abierto.

El código del hacer es la información, su espacio, es la comunicación y la lucha, el


lenguaje.

El código del pensar, es el conocimiento, su espacio, la investigación y su lucha, el


saber, el sujeto y la subjetividad.

LA PRÁCTICA COMO SABER Y SUS RELACIONES CON EL PODER

Toda práctica posee tres características:

1) Homogeneidad: Lo que los hombres hacen y la manera, el modo, en que lo


hacen; las formas de racionalidad que organizan las maneras de hacer y la libertad
con que actúan;

2) Sistematicidad: Las prácticas tienen tres dominios, el saber (relación de


dominio sobre las cosas, se puede ejercer o padecer), el poder (relación de acción
con los otros) y la ética (relación del sujeto consigo mismo), estos tres aspectos
hay que tenerlos en cuenta en su particularidad y en su interacción;

3) Generalidad: Las prácticas son recurrentes, hay que tener en cuenta que la
generalidad de las prácticas es en sí misma una configuración histórica singular
(Castro, 2004:426)

En las prácticas están las relaciones de saber-poder porque son ellas las que
indican efectos de sometimiento, incitación, producción o liberación. Porque son
ellas las que afectan directamente las conductas sin una aparente explicación. Una
institución como la escuela tiene una práctica de poder y saber, mediante la cual se
crean reglas, identidades, estatutos, que ubican los espacios, los tiempos, las
disciplinas, las órdenes, los dispositivos, que buscan que los sujetos hagan cosas.
Estas reglas son dirigidas y orientadas por los que gobiernan las escuelas.

Por otro lado, los sujetos, crean, producen, aceptan, se identifican con estas reglas
que no parecen ser impuestas. Los gobernantes piensan lo que deben hacer los

3
sujetos y los sujetos hacen lo que los gobernantes quieren. Éste es el poder
representado en manuales, lecciones, aprendizajes, en la arquitectura, en el salón
de clase. Los sujetos se agrupan, se comportan, se identifican, hacen los exámenes,
leen, copian, son atentos. Este es el hacer cosas. Foucault dice que este es un
modo de objetivar el sujeto en las prácticas de la escuela.

LA PRÁCTICA ES UN CONCEPTO PARA DESENTRAÑAR CÓMO OPERA


EL PODER Y EL SABER,

Cómo se unen en una sola relación. La práctica, como dominio de análisis, sirve
para saber cómo se gobiernan niños en la escuela o en cualquier otra institución. El
gobernar se hace por medio de prácticas, que son reglas que salen del poder de una
época y de la institución, que le corresponde. Si nos quedamos en entender la
práctica como el hacer, no leemos el poder, porque el hacer depende del
poder o sea del gobierno y éste de reglas o sea, mecanismos y técnicas de
dominación.

La práctica y su relación con la subjetividad

La creación del sujeto moderno, por medio de la educación contribuyó a que se


produjeran ciertas relaciones de poder, unos saberes de dominación y una forma de
ser del individuo que fueron propias de la sociedad del siglo XVII: una conciencia
obediente, el yo como parte de una comunidad de rebaño, la personalidad de un ser
piadoso, la mentalidad de un sujeto jurídico.

Para poder pensar la pedagogía como otra cosa, por fuera de la educación, la
técnica o conducción hay que concebir otro sujeto distinto al yo, a la persona, al
hombre, a la humanidad o a la comunidad. Este otro sujeto es lo que se llama la
subjetividad. La subjetividad se produce cuando un sujeto rechaza el ser
sujeto, cuando el hombre rechaza ser hombre, la conciencia, y busca otra forma
diferente para identificarse. Ser sujeto es rechazar, resistir, diferenciarse
no para encontrar algo otro, sino para vivir de esta experiencia de
deconstrucción2.Sólo si el propio sujeto lo hace, lo proyecta, lo traza, lo dibuja, lo

2
Véase sobre estos temas, Waldenfels, B. De Husserl a Derrida. Introducción a la fenomenología (1992).

4
visualiza, se puede producir la subjetividad. La subjetividad, sólo es posible, en
conocimientos, en discursos, en prácticas que rechacen el sujeto, que lo disuelvan,
que hagan su crítica a fondo en la profundidad de las cosas3

En las prácticas, la subjetividad se produce cuando podemos visualizar, pensar o


imaginar un mundo distinto al actual: otra institución, otros saberes, otras
prácticas. Las prácticas como experiencia de subjetividad rompen con las
prácticas como producción de saber, en el sentido de hacer aprender, un
conocimiento, una capacidad o una competencia, una subjetividad enmarcada de
los dispositivos de poder actual. Por el contrario instaurar otras experiencias que
nos permitan diferenciarnos de los saberes aceptados, producir otros saberes y
transformarnos.

La prácticas como experiencia de subjetividad permiten a los individuos efectuar,


por sí mismos, determinado número de operaciones sobre su cuerpo, su alma, sus
pensamientos y sus conductas, y de esta manera producir en ellos una
transformación de sí mismos

¿QUE ENTENDER POR PRÁCTICAS EN LA FORMACIÓN DE


EDUCADORES?

Dos categorías son decisivas para analizar las prácticas en la formación de


educadores: la profesión docencia y las prácticas pedagógicas universitarias

La profesión docencia

Profesión viene de profesar una creencia, una fe (siglo XVI), más tarde se convierte
en un acto, una actitud de profesar un prestigio, un carácter social, debido a una
condición intelectual o artística. Luego pasó a definir un conjunto de personas que
ejercen la misma profesión, como grupo o fuerza social. Uno de los cambios
notables fue cuando la palabra asumió el sentido de oficio Profesión, como el hecho
de ejercer un oficio (1842). El profesional se deriva del de dominar un oficio (1876).
3
Sobre este tema, el que lo planteó en sus comienzos, fue Nietzsche, Véase su libro Schopenhauer educador.
Foucault, lo retomó en sus diagnósticos, véase Kaminsky, El yo minimalista y otras conversaciones (1996).

5
La última acepción, cambió la palabra completamente porque se asoció a las
competencias4.

Antes de la profesión docente actual, existió la profesión de enseñanza y la


profesión maestro. La profesión de enseñanza, era una profesión que provenía del
arte de enseñar. Este arte estaba en el dominio, sabiduría, el saber que un hombre
tenía sobre ciertas disciplinas, como la dialéctica, la gramática y la lógica. Una
persona que dominaba una de estas artes, se le reconocía, por su saber, su
educación y cultivo de sí. Para los pedagogos clásicos, profesión es profesar la
espiritualidad, la vida interior, la creencia interior.

Un cambio notable se produce en el siglo XIX, en la vocación y en la profesión. La


profesión deja de ser una creencia o la manifestación de una fe y pasa a ser un
oficio o una labor diaria. La profesión se vuelve oficio en la gente común y corriente
(trabajo) y en las personas que estudian o se dedican a una actividad intelectual o
artística, el oficio se vuelve un oficio notable, virtuoso o sea un oficio liberal, las
llamadas profesiones liberales, como la medicina o el derecho (disciplinas) a esos
oficios se dedicaban, personas de familias ricas y de estratos altos y de alcurnia y
que querían estudiar por vocación y amor a la profesión.

Otro cambio importante, en relación a la profesión, fue la creación, en el siglo XIX,


de las Facultades de educación, en las universidades. Estos son ya lugares para
aprender a ser profesores. Un profesor es aquel que profesa un saber que ha
estudiado, pero este saber ya no es una creencia, una vocación o una fe interior. De
todos modos profesa, declara públicamente, que quiere ser profesor, que quiere
profesar. La profesión se vuelve trabajo práctico que emerge del trabajo que se hace
en un lugar y que se aplica a ese mismo lugar. Esta profesión es un intento de
llegar a ser profesional, ser docente.

La docencia es profesión, en el sentido de oficio, labor y sobre todo trabajo y todo lo


que esta palabra expresa, ocupación, desempeño, actividad, creación, producción,
entre otras cosas. La docencia es una profesión, la profesión docente, que si bien
proviene del oficio o labor, adquiere su sentido del oficio especializado, del oficio
4
Diccionario Robert (2000) Tomo III, Paris, p. 2958.

6
como un empleo, una ocupación, un desempeño y una competencia. La profesión
docente tiene como lugar o espacio, las disciplinas, que ya no se llamaban así, sino
saberes. Estos saberes son la psicología, antropología, sociología, la pedagogía, las
tecnologías de la información y la comunicación.

Diker y Terigi (1997) caracterizan la función docente como un trabajo, que ya no es


enseñar, sino que se desplaza hacia otras funciones, animador, facilitador,
formador, enseñante, asistente. El docente ha dejado de enseñar o de aprender, ya
no tiene que ver exclusivamente con la relación enseñanza y aprendizaje. Esto
significa que ha dejado el aula como el lugar pedagógico, también ha abandonado
el alumno y él mismo se ha desprendido de su condición. Su labor o función será la
de integrar a toda esta población en las categorías de la sociedad del conocimiento,
en el régimen de producción y en las subjetividades que produce el mercado.

El docente empieza a no preocuparse de la enseñanza, del saber de enseñanza y de


la crítica del enseñar y vuelve sus ojos hacia el aprender, sobre todo, al sujeto que
aprende. Aquel sujeto de saber que se preocupa del sujeto que aprende, no tiene
nada que ver con la ciencia o las disciplinas científicas. Con este hecho, se crearon
las condiciones para que el sujeto docente se convirtiera en formador y su práctica
en una práctica profesional, de allí su nombre, profesión-profesional-docente.

Las prácticas pedagógicas universitarias

Evidentemente la universidad es una institución de saber. Saber enseñar, saber


enseñar el aprender y saber ser sujeto, han sido los objetos clásicos. Entre estos tres
objetos la enseñanza ha sido el fundamental. A través de ella se transmite la
ciencia, la verdad y la moral. La formación consistía en transmitir saberes o
contenidos de conocimientos por parte del profesor al estudiante. Formar era ese
acto, esa acción y esa actitud de enseñar, de educar al otro. Esto quería decir, hacer
pasar los conocimientos de una disciplina y de un sujeto que sabe esa disciplina a
otro, para que los aprendiera y los hiciera parte de su vida, su ser y su conocer.

Cuando se instala este discurso de la profesión docente en la universidad, ya no


tenemos una universidad clásica, una universidad que use la crítica, que investigue

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para hacer avanzar la ciencia, que persiga descubrir los secretos profundos de los
conceptos, de la racionalidad científica. Ya no existe un sujeto de saber que se
forme para enseñar el saber, si entendemos por saber,

“el uso de los procedimientos y efectos de conocimientos que son aceptables en un


momento dado y en un dominio definido” (Foucault P 26).

Lo que tenemos es una universidad cuya preocupación es entender los saberes


profesionales, cómo funcionan y para qué sirven y un sujeto que debe transmitir
este saber profesional, en un lugar llamado, universidad, que se define como una
práctica profesional académica de formación.

La separación de la universidad de la ciencia y las disciplinas, produjo que la


universidad fuera regulada por saberes no científicos, como la administración, la
gestión y los sistemas. El concepto de disciplina sufrió un cambio profundo, pues,
pasó de ser una disciplina teórica, epistémica y conceptual, a ser una disciplina
profesional, mucho más cercana al oficio de trabajar, que al oficio de pensar. Este
oficio del trabajo (profesión, disciplina, formación), se convirtió en el eje central del
saber universitario. Para la constitución de este oficio fue necesaria la contribución
de distintas técnicas, conocimientos, dispositivos y prácticas entre ellas, el
curriculum, la didáctica, la evaluación, las tecnologías de la información y la
comunicación.

El aprender desplaza la enseñanza. El aprender no se reclama de los mismos


discursos y saberes que los de la enseñanza, y tampoco del mismo sistema de
poder. La verdad y su transmisión, la moral y sus dilemas, la educación y sus
contenidos, fueron modificados en su totalidad. El aprender creó nuevos objetos,
desconocidos hasta ahora en la cultura universitaria, un primer objeto fue la
importancia que se le dio al afuera del aula, el exterior de la enseñanza, las cosas
que no son y no proceden de la universidad, sino de un afuera más lejano que su
campus. A este aprender se le define como la formación profesional (Díaz, M.2007,
P.38)

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Un modo de integrar el saber o conocer, con el medio, la ciencia, la tecnología y sus
propias acciones y disposiciones. Este saber profesional, proviene de la técnica,
ciertos conocimientos disciplinarios, el saber de la propia universidad, los saberes
externos, los de la empresa, la vida urbana, la ciudad y los efectos de problemas no
resueltos. Formarse como profesional es aprender estas partes de saber y saber
integrarlas por voluntad propia, como si hicieran parte del sistema individual o sea,
de la vida.

En sus relaciones de saber, poder y subjetividad, la práctica pedagógica es regulada


por el tipo de sociedad, el saber económico y el poder del Estado y las urgencias
éticas y morales que una institución como la Universidad debe cumplir. La práctica
pedagógica es presionada por las demandas de la exterioridad universitaria, el
mercado, las profesiones o los problemas que deben ser resueltos. El saber queda
en manos de las profesiones y el aprender determinado por las secuencias de
información y de conocimientos que son programadas y planificadas en referencia
con todo lo que signifique progreso, desarrollo, aplicabilidad y eficacia.

El formador, ya no es el docente, aunque esta categoría todavía se mantiene,


tampoco es el profesor (el que profesa un amor al saber). La gestión crea, a su vez,
un tipo específico de práctica, cual es la práctica profesional académica, formadora
o práctica profesional educativa. Lo cual quiere decir, que existe una noción de
práctica pedagógica como integración de las partes del dispositivo, o sea,
administración, gestión, organización e investigación. El profesor pasa de ser un
intelectual, científico, investigador a ser un gestor de información, un
acompañante, un mediador, un formador de competencias. La clase y sus
contenidos, la asignatura, las evaluaciones, la transmisión del saber, la enseñanza,
el aprendizaje van a hacer parte del dispositivo y cada vez más pierden su vínculo
con los saberes de la pedagogía y del pensamiento crítico.

Este problema que planteamos, tiene varias implicaciones extremas y esenciales:


La desaparición de la pedagogía como episteme; la desconexión de la universidad
con la academia o la comunidad de investigadores; la emergencia del dispositivo
técnico como sustituto del saber; su conexión con las políticas de la sociedad del

9
conocimiento y la construcción de una práctica pedagógica nihilista, sin proyecto
social y existencial.

Bibliografía

Bourdieu (2005). El campo institucional En: Bourdieu, P, Wacquant, L. Una


invitación a la sociología reflexiva. Buenos Aires, Siglo XXI.
Castro, Edgardo (2004): El vocabulario de Michel Foucault. Un recorrido
alfabético por sus temas, conceptos y autores. Bernal, UNQUI

Deleuze, “¿Qué es un dispositivo?” En: Foucault filósofo.Barcelona: Gedisa.

Díaz, M (2002). Flexibilidad y Educación Superior en Colombia. Bogotá: ICFES

Diccionario Robert (2000) Tomo III, Paris.

Diker, G. Terigi. F. (1997) La formación de los maestros y profesores. Hoja de


ruta.Buenos Aires. Paidos

Foucault, M (2006). Sobre la ilustración. Madrid: Tecnos

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Argentina:Fondo de Cultura Económica

Nancy, J. L. (2005). Hegel. La inquietud de lo negativo. Buenos Aires: Arena


Libros.
Waldenfels, B (1997). De Husserl a Derrida. Introducción a la fenomenología.
Barcelona: Paidos.
Nietzsche, F (1999). Schopenhauer educador. Madrid:Valdemar.

Foucault, Kaminsky (1996). El yo minimalista y otras conversaciones. Buenos


Aires: la Marca.

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