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1
Alexy, 2012, p. 84.
2
Walsh y Di Paola, 2000, p. 21.
3
Ídem, p. 39.
4
García, 2004.
que debemos entregar a las generaciones venideras un mundo que desde la
estabilidad ambiental les brinde las mismas oportunidades de desarrollo que
tuvimos nosotros5.
La equidad intergeneracional, como elemento esencial del principio, expresa la
valoración de la relación entre nosotros y los que vendrán, considerando sus necesidades
y oportunidades.
Al respecto, Sabsay expresa:
El ethos ambiental es todavía más paradigmático que aquellos
comprendidos en los restantes intereses colectivos derivados de los derechos
de tercera generación o de incidencia colectiva en general –como los
denomina la C.N. (art. 43, 2do. párr.). Ello es así como consecuencia de uno
de los elementos fundamentales del desarrollo sustentable –ligado a la
protección ambiental–: nos referimos a la equidad intergeneracional6.
La perspectiva axiológica de la sustentabilidad requiere, además del respeto ideal
que entraña como componente ético de la dignidad humana, una expresión jurídica que
establezca su vigencia en la vida social.
Un fallo de la Cámara Nacional Civil, Sala H (1999), reconoce esta relación entre
los valores ambientales y el deber ser constitucional cuando dice que:
... existe un orden público ambiental indisponible, inalienable: en él se
encuentran involucrados derechos y garantías biológicas y sociales. Los
derechos de tercera generación son consecuencia de la interrelación de
derechos personales humanos y razones de solidaridad que le dan
nacimiento. Se encuadran dentro de los nuevos derechos
constitucionalmente consagrados por la Reforma de 1994, que jerarquizan
la persona humana y priorizan la solidaridad humana.
2.2. La sustentabilidad como principio normativo
La positivización del derecho al ambiente dota de carácter normativo jurídico a este
principio. Lo axiológico adquiere de mano de la Constitución ropaje deóntico, del deber
ser. Un estado de cosas representado por el bien protegido y consecuencias jurídicas
prima facie lo conforman.
La estructura operativa de derecho fundamental ambiental de trata en el Capítulo 4,
sin embargo, en el Capítulo 1, se distinguió entre la norma y disposición de derecho
fundamental, indicando que mientras que la norma de derecho fundamental es la que
prescribe lo ordenado, prohibido o permitido, la disposición se caracteriza por establecer
una posición que es la relación conforme a la cual alguien está en la situación de poder
exigir algo a otro o al Estado.
Como todo principio, la sustentabilidad es un mandato de optimización que ordena
que la protección del ambiente sea realizada en la mayor medida posible, dentro de las
posibilidades jurídicas y fácticas; por su parte, su estructura operativas se conforma
porque alguien está en la situación de poder exigir la protección ambiental a otro o al
Estado. Sobre este sujeto pasivo pesa el mandato o deber de optimización.
5
Cafferatta, 2010.
6
Sabsay, 2007.
Entonces, como norma de derecho fundamental, su estructura está representada por
el supuesto de hecho y la consecuencia jurídica del principio.
El art. 41 de la CN enuncia el derecho de la siguiente forma:
Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado,
apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas
satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las
generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo. El daño ambiental
generará prioritariamente la obligación de recomponer, según lo establezca
la ley.
Si los enunciados normativos constitucionales tienen diversas manifestaciones
semánticas, la significación jurídica del derecho al ambiente como principio no requiere
un gran esfuerzo de reconfiguración del enunciado constitucional.
Como expresa Bernal Pulido en relación con las expresiones contenidas en los
enunciados de los derechos fundamentales, es necesario traducirlas a términos
prescriptivos o del deber ser7.
En efecto, el supuesto de hecho y la consecuencia jurídica del derecho al ambiente
admite reconstrucciones simples:
El ambiente sano, equilibrado y apto para el desarrollo humano debe ser
preservado.
Las actividades productivas deben satisfacer las necesidades presentes sin
comprometer las de las generaciones futuras.
El ambiente deber ser protegido por las autoridades.
Avanzando en la estructura normativa de la norma tipo principio, se puede dar
forma condicional al enunciado con los operadores deónticos básicos:
Permisión:
Si el ambiente es preservado debe autorizarse el desarrollo de actividades.
Prohibición:
Si las actividades afectan al ambiente deben ser prohibidas.
Obligación:
Si las actividades productivas deben preservar las necesidades de las generaciones
futuras.
Si se daña el ambiente debe ser recompuesto.
Estas expresiones normativas básicas del principio se conforman por el supuesto de
hecho en sentido amplio ‒ se trata en el Capítulo 5‒, comprendiendo las conductas, las
actividades y el bien protegido, y la consecuencia jurídica, en forma de permisión,
obligación o prohibición.
7
Bernal Pulido, 2014, p. 141.
Figura 17
Algunas formas normativas del principio de sustentabilidad
8
Sánchez Iturbe, 2009, p. 38.
9
Walsh y Di Paola, 2000.
10
Fuchs Bobadilla, 2005
11
Cafferatta, 2021, p. 15.