Proyecto Arqueológico

Huacas del Sol y de la Luna

Investigaciones en la
Huaca de la Luna 1997
S. Uceda, E. Mujica y R. Morales / editores

Facultad de Ciencias Sociales

Universidad Nacional de Trujillo
 Proyecto Arqueológico
Huacas del Sol y de la Luna

Investigaciones en la
Huaca de la Luna 1997
S. Uceda, E. Mujica, R. Morales
editores

Facultad de Ciencias Sociales

Universidad Nacional de Trujillo
 AUTORIDADES UNIVERSIDAD NACIONAL DE TRUJILLO

Mg. Hubert Rodríguez Nomura

Rector

Mg. Eduardo Achútegui Giraldo

Decano Ciencias Sociales

PROYECTO ARQUEOLÓGICO HUACAS DEL SOL Y DE LA LUNA

Dr. Santiago Uceda Castillo

Co-director

Lic. Ricardo Morales Gamarra

Co-director

© Facultad de Ciencias Sociales

Universidad Nacional de Trujillo
Primera Edición: Trujillo, 2000

Diagramación: Yolanda Sánchez Pagador

Foto de carátula
Relieve de «Degollador», patio del Edificio D (circa. 350-400 d.C.), Huaca de la Luna.
 PRESENTACIÓN

Ponemos en manos de la comunidad científica los resultados de los trabajos de investigación y

conservación realizados durante 1997 en el marco del proyecto arqueológico Huacas del Sol y de la Luna,
proyecto que desde mayo de 1991 conduce la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de
Trujillo.

La presente publicación consta de diecinueve contribuciones organizadas en cuatro partes. La primera

parte corresponde a los resultados de las Excavaciones en la Huaca de la Luna, y consta de cinco
artículos o informes. En el primero, el arqueólogo del proyecto Moises Tufinio presenta los resultados de
las excavaciones en la Unidad 6 (Ampliación Norte), ubicada en el nivel inferior de la Plataforma I de la
Huaca de la Luna. Se trata de la ampliación del área de excavación realizada por el arqueólogo Ricardo
Tello durante la temporada de 1993. El objetivo fue definir la esquina noroeste del patio decorado con
relieves del edificio B-C, vale decir el penúltimo edificio y su remodelación. Los resultados, en resumen,
fueron que se definió el muro perimétrico oeste, soporte de los relieves policromos con personajes
antropomorfos del edificio B-C, el que se encuentra interrumpido por un vano, así como el muro perimétrico
norte, el que se encuentra solo enlucido y pintado de blanco. Durante la excavación del relleno de adobes
tramados que sella al edificio B, se encontraron tres tumbas (tumbas 11, 12 y 13).

La segunda contribución, también a cargo de Moises Tufinio, trata sobre las excavaciones en la Unidad
13 ubicada en el Frontis Norte de la Plataforma I. A partir de la limpieza de un pozo de huaquero, logró la
identificación de una secuencia de pisos y muros asociados a una escalera, así como la definición de otros
elementos arquitectónicos como un camino de ronda, vano, rampa, pisos y muros. La ubicación de estos
elementos nos han permitido conocer los medios de acceso a la parte superior de la Plataforma I para los
dos últimos edificios ocupacionales.

El tercer artículo contiene el informe de María Montoya sobres sus excavaciones y lectura del Corte 1,
practicado con el propósito de ubicar el muro oeste del patio decorado con relieves del nivel bajo de la
Plataforma I, perteneciente al Edificio C. Sus excavaciones pudieron definir la presencia de dicho muro
decorado, además de una tumba Moche (Tumba 10) disturbada por huaquería contemporánea. Los hallazgos
producto del presente corte de excavación han confirmado la planimetría planteada para la penúltima
etapa constructiva de la Huaca de la Luna.

La cuarta contribución trata sobre las excavaciones en la Plaza 3a y Plataforma II de la Huaca de la

Luna, y pertenece a los arqueólogos Steve Bourget y Jean François Millaire. En lo que a la Plaza 3a se
refiere, detallan los últimos hallazgos en el sitio de sacrificio en la parte norte de la plaza (Unidad A);
determinan la naturaleza del sitio en su parte sur (Unidades B, C y D); y exploran –sin resultados positivos-
la vía de acceso entre esta parte de la Huaca de la Luna y la plataforma principal (Plataforma I). En lo que
a la Plataforma II se refiere, nos ofrecen un estudio detallado de las técnicas constructivas empleadas, así
como de las tumbas ubicadas en este importante sector del monumento. Más aún, nos ofrecen los resultados
de las primeras exploraciones realizadas en las bases externas de la Plataforma II.

En el quinto artículo, Jean François Millaire presenta los resultados de sus investigaciones en el cementerio
Cerro Blanco (Ccb-97), ubicado en la parte de atrás de la Plataforma II de la Huaca de la Luna. Además de
constatar la presencia de tumbas, informan también de una ocupación doméstica, eventos que remontan al
periodo Moche III y que serían anteriores a la construcción de la Plataforma II de la Huaca de la Luna.
 La segunda parte de esta publicación está dedicada a las Excavaciones en la zona urbana, aquella que
se extiende entre las huacas del Sol y de la Luna, y contiene seis artículos. El primero está dedicado a las
unidades arquitectónicas excavadas por el equipo de la Universidad de Montreal dirigido por Claude
Chapdelaine. En esta oportunidad se delimita un nuevo conjunto arquitectónico, el 20, se amplían los
conocimientos sobre los conjuntos 7 y 9, y se arrojan nuevas luces sobre pequeñas áreas en los conjuntos
11, 12, 13, 14 y 15. En todos los casos, se trató de una decapado horizontal que se detuvo en el primer piso
arquitectónico, salvo en el conjunto 15 donde se profundiza hasta una segunda ocupación bajo el piso
excavado en 1996.

El segundo artículo trata sobre las excavaciones realizadas en los conjuntos arquitectónicos 7 y 9, que
estuvieron bajo la responsabilidad de José Armas con la asistencia de los estudiantes V. Guillermo, J.
Huancas, H. Malca, Rocío Sánchez y L. Villena como parte de sus prácticas preprofesionales. El objetivo
de estos estudios fue comprender y definir la organización espacial de la arquitectura de estos conjuntos
arquitectónicos durante la última fase ocupacional. Además de ello, contribuciones importantes son el
estudio de los medios de comunicación y accesos, así como sobre el patrón de enterramiento asociado a las
unidades domésticas.

El tercer artículo de esta segunda parte corresponde a las excavaciones en el conjunto arquitectónico
17, las que estuvieron a cargos de los estudiantes Pilar Cruz, Silvia Saldivar y Enrique Zavaleta. Fueron
objetivos de este trabajo definir los contextos de los diferentes ambientes y poder establecer el estatus de
quienes ocuparon dicha residencia, propósitos que son alcanzados gracias al minucioso análisis de los
restos culturales asociados.

El cuarto artículo se refiere a las investigaciones en el conjunto arquitectónico 18 del centro urbano
Moche, que estuvieron a cargo de Francisco Esquerre, María Guerrero, Rosario Peltroche, María Espinoza
y Gonzalo Rivera. Sobresale este conjunto por estar ubicado inmediatamente al oeste de la Plataforma I, y
por caracterizarse por ser un lugar amplio y planificado dentro del cual se distinguen seis espacios
arquitectónicos: trono, galería 1, galería 2, plataforma, patio y corredor. Sus características, los elementos
decorativos en altorrelieve identificados, así como la asociación con la llamada “plataforma funeraria” de
Uhle, le dan una relevancia peculiar a estos trabajos.

El quinto artículo trata sobre las excavaciones en el conjunto arquitectónico 21, las que estuvieron bajo
la responsabilidad de Ricardo Tello, con la asistencia de los estudiantes Rosa Cortéz, Jorge Ruiz, Eduardo
Pimentel, Abel Torres y Patricia Zevallos. Tuvieron como propósito terminar de definir el conjunto y
estudiar las relaciones que se dieron con los conjuntos arquitectónicos adyacentes. En otras palabras, estos
trabajos nos permiten tener una visión de conjunto más sólida y completa.

El sexto y último artículo de esta segunda parte de la publicación, trata sobre las excavaciones en los
conjuntos arquitectónicos 22, 23 y 24, las que estuvieron a cargo de María Montoya, con la asistencia de
Tito Miranda, Elba Rodríguez, Jaqueline Tejada, Iván Paredes y Juan Ugaz. Además de los nuevos aportes
para el entendimiento del área doméstica del asentamiento Moche, esta contribución aporta al desarrollo
metodológico ya que su objetivo principal fue contrastar los resultados de las excavaciones con aquello
logrados con anterioridad en base al uso del georadar y magnetómetro.

La tercera parte de esta publicación se intitula Estudios y análisis de materiales, y está compuesta
por cuatro contribuciones. La primera, de Víctor Pimentel y Gonzalo Álvarez, trata sobre los relieves
policromos en la plataforma funeraria Uhle. Se describen minuciosamente los elementos decorativos de
este sector del monumento, se ensaya una interpretación sobre los probables personajes que representan y
a partir de ello determinar la función del conjunto arquitectónico 18.

La segunda contribución, a cargo de Santiago Uceda, es un ensayo interpretativo sobre los ceremoniales
en la Huaca de la Luna, a partir del análisis de los espacios arquitectónicos y de los contextos arqueológicos
recuperados.
 El tercer artículo, de Mario Millones, corresponde al análisis de tres entierros en el Centro de Visitantes,
pertenecientes a dos individuos infantiles y a uno adulto masculino. Se trata de un minucioso análisis
osteológico.

Por último, Ricardo Morales nos ofrece una excelente recopilación de la información existente sobre
los murales y materiales pictóricos en las Huacas de Moche, a partir de los hallazgos de Max Uhle (1899-
1900). Compara esta información con aquella presentada por autores previos referentes a la Huaca de El
Dragón y a Chan Chan.

La cuarta parte de esta publicación está dedicada a La conservación de las evidencias arqueológicas.
La primera contribución de esta parte del volumen resume las actividades ejecutadas durante la campaña
de 1997, bajo la responsabilidad de Ricardo Morales y Neil Torres, pero previamente presentan de manera
clara y concisa el marco teórico que guía el trabajo de conservación en el Proyecto.

En segundo lugar, Ricardo Morales presenta los trabajos prevención y conservación de emergencia que
se realizaron ante la amenaza del Fenómeno de El Niño. Se trata de un excelente ejemplo de la seriedad y
responsabilidad de los trabajos que se efectúan en el monumento.

En tercer lugar, el monitoreo de estructuras y policromías y técnicas de conservación es presentado por

el equipo de conservadores del proyecto, constituido por Miguel Asmat Valverde, Jorge Solórzano Solano,
Carlos Gamarra Estupiñán y Manuel Asmat Sánchez.

Por último, Neil Torres Velásquez presenta la recuperación y el tratamiento conservador de la cerámica
escultórica precocción, un hallazgo peculiar en contexto de sacrificios humanos en la Huaca de la Luna.

Este proyecto, ambicioso en sus metas y con más de 8 años de continuidad, no hubiera sido posible sin
el apoyo de las autoridades universitarias, por lo que dejamos constancia de nuestro profundo agradecimiento
al Rector de nuestra casa de estudios, Mg. Hubert Rodríguez Nomura y el pas rector Dr. Guillermo Gil
Malca, a los ex decanos de la Facultad de Ciencias Sociales, doctores Adriano Perales, Alberto Pinillos y
Weyder Portocarrero, así como al actual decano Mg. Eduardo Achútegui. Sin la comprensión y compromiso
que ellos tuvieron con el proyecto, este nunca se hubiera iniciado ni garantizado su continuidad.

Queremos igualmente expresar nuestra mayor gratitud al Directorio, ejecutivos y personal de la Unión
de Cervecerías Peruanas Backus y Johnston S.A.A., empresa que brinda el más importante apoyo financiero
al proyecto, gracias al cual hemos podido obtener los logros que hoy se observan en el sitio en términos de
investigación, conservación y adecuación para su visita, así como en la presente publicación. Especial
gratitud a su Gerente Regional, Dn. Gilberto Domínguez, quien nos acompaña en el día a día de nuestras
actividades.

A los exdirectivos del Gobierno regional, Mg. Rafael Cárdenas y Mg. Augusto Hidalgo, Presidente y Director
Ejecutivo respectivamente, así como a su actual presidente Sr. Víctor Meléndez.

Finalmente, debemos agradecer al Ing. José Murgia Z., Alcalde del Concejo Provincial de Trujillo, y a su
Concejo de Regidores por el apoyo financiero que la Municipalidad nos brinda desde 1995, esfuerzo pionero
de un gobierno local por la conservación y difusión de los valores históricos de su pueblo.

Esta obra, que sintetiza los aspectos más relevantes de un año de actividades, se debe al esfuerzo de
todos los miembros del Proyecto, tanto los investigadores que firman los diversos artículos como del
personal técnico y auxiliar. A todos ellos nuestro agradecimiento.
 Tabla de contenido

PRESENTACIÓN 5
TABLA DE CONTENIDO 9
INTRODUCCIÓN 11

Primera Parte
Excavaciones en la Huaca de La Luna
Excavaciones en la Unidad 6 (Ampliación Norte), Plataforma I de la Huaca de la Luna 17
Moises Tufinio C.
Excavaciones en la Unidad 13, Frontis Norte de la Plataforma I de la Huaca de la Luna 33
Moises Tufinio C.
Excavaciones en el Corte 1 de la Plataforma I de la Huaca de la Luna 41
María Montoya
Excavaciones en la Plaza 3a y Plataforma II de la Huaca de la Luna 47
Steve Bourget y Jean François Millaire
Excavaciones en el cementerio Cerro Blanco (Ccb-97), Moche 61
Jean François Millaire

Segunda Parte
Excavaciones en la Zona Urbana
Investigaciones en los conjuntos arquitectónicos del centro urbano Moche 67
Claude Chapdelaine
Excavaciones en los conjuntos arquitectónicos 7 y 9 85
José Armas, V. Guillermo, J. Huancas, H. Malca, Rocío Sánchez y L. Villena
Excavaciones en el conjunto arquitectónico 17 del sector urbano de las Huacas del Sol y de la Luna 101
Pilar Cruz, Silvia Saldivar y Enrique Zavaleta
Investigaciones en el conjunto arquitectónico 18, centro urbano Moche 131
Francisco Esquerre, María Guerrero, Rosario Peltroche, María Espinoza y Gonzalo Rivera
Excavaciones en el conjunto arquitectónico 21, centro urbano Moche 159
Ricardo Tello, Rosa Cortez, Jorge Ruiz, Eduardo Pimentel, Abel Torres y Patricia Zevallos
Excavaciones en los conjuntos arquitectónicos 22, 23 y 24, centro urbano Moche 169
María Montoya, Tito Miranda, Elba Rodríguez, Jaqueline Tejada, Iván Paredes y Juan Ugaz

Tercera Parte
Estudios y Análisis de Materiales
Relieves policromos en la plataforma funeraria Uhle 181
Víctor Pimentel y Gonzalo Álvarez
 Los ceremoniales en la Huaca de la Luna: un análisis de los espacios arquitectónicos 205
Santiago Uceda Castillo
Entierro en la zona urbana: excavaciones en el Centro de Visitantes 215
Mario Millones Figueroa
Max Uhle: murales y materiales pictóricos en las Huacas de Moche (1899-1900) 235
Ricardo Morales Gamarra
Cuarta Parte
La Conservación
Estructuras y superficies arquitectónicas: tratamiento conservador 269
Ricardo Morales Gamarra y Neil Torres Velásquez
Fenomeno El Niño (1997-1998): prevención y conservación de emergencia 291
Ricardo Morales Gamarra
Monitoreo de estructuras y policromías y técnicas de conservación 303
Miguel Asmat Valverde, Jorge Solórzano Solano, Carlos Gamarra Estupiñán y Manuel Asmat Sánchez
Cerámica escultórica precocción: recuperación y tratamiento conservador 317
Neil Torres Velásquez
Bibliografía General 323
 LAS ESTRATEGIAS Y METODOLOGÍAS DE
INVESTIGACIÓN: A manera de una introducción

Santiago Uceda C. y Elías Mujica B.

Toda investigación, sea esta simple o compleja, parte de uno o varios problemas científicos por resolver. En
arqueología, los problemas de investigación están en íntima relación con el carácter del sitio que se investiga, al
margen de que si los problemas fueron previamente establecidos por el investigador o si la investigación nace de
un descubrimiento fortuito. En el primer caso se debe buscar el o los sitios que ofrezcan la información necesaria
para dar respuesta a los problemas planteados; mientras que en el segundo, la naturaleza del sitio o descubrimiento
exigirá se plantee el o los problemas que expliquen el hallazgo dentro del contexto social o cultural pertinente.

Las investigaciones en Huaca de la Luna se iniciaron por problemas simples y se han ido complejizando a
medida que se fueron resolviendo nuestras primera interrogantes y quisimos entender el sitio como un sistema
integral y no como la suma de elementos independientes. En este sentido los dos primeros años estuvieron
centrados en resolver dos objetivos centrales: 1) definir la secuencia arquitectónica de la Huaca de la Luna, que
permitiera ubicar los relieves policromos en el tiempo de construcción de la edificación; y 2) la función o
funciones del edificio principal (plataforma I). En los siguientes años nos concentramos a entender los contextos
de las plazas 2 y 3, que recién en ese momento fueron excavadas. De este modo se intentaba comprender el
complejo constituido por la Plataforma I y sus plazas colindantes como una unidad arquitectónica y funcional.
Sin embargo, este gran edificio no pudo existir sin un grupo de especialistas (sacerdotes, administradores,
funcionarios, artesanos y servidores), por lo que nos vimos en la necesidad de iniciar un programa de excavaciones
en el área doméstica y de producción especializada (zona urbana), ubicada en la explanada entre las dos grandes
Huacas.

Los resultados iniciales permiten tener confianza en que nuestro conocimiento sobre dos temas de gran
importancia para el conocimiento del desarrollo social andino tendrán aportes de gran nivel. Se trata del origen
y desarrollo del Estado y el urbanismo. Sobre estos temas la importancia de los Moche es crucial, pues se trata
de una de las sociedades más exitosas de la costa norte del Perú, donde la estructura del poder no puede ser la de
una simple etnia o cacicazgo. Pero nuestro conocimiento ha sido muy fragmentario sobre este tema.

Por otro lado, los avances de nuestras investigaciones forman parte de un esfuerzo que otros equipos
de investigadores nacionales y extranjeros vienen desarrollando en los últimos diez años, en distintos sitios
Moche. Aislar nuestro esfuerzo del colectivo, haría encerrarnos en una especie de etnocentrismo y
entenderíamos fragmentariamente el fenómeno Moche sólo desde nuestra propia experiencia. Es, pues, el
balance adecuado entre nuestras investigaciones, sus limitaciones y los aportes de otros trabajos que serán
la clave para la comprensión del complejo sistema social y político Moche.

La revisión de estos dos aspectos de la investigación las presentaremos un poco en orden histórico. Fue en
la Huaca de la Luna que iniciamos nuestra intervención y años después en el área urbana. Del mismo modo,
primero presentaremos nuestras reflexiones sobre la estrategia de investigación, pues de ella depende tanto la
elección de las áreas de investigación como de la magnitud de los trabajos emprendidos y cómo hacer que
ellos sean más eficientes en términos de logros de metas como en el manejo económico de los recursos
disponibles. La metodología tiene íntima relación con los problemas y objetivos de la investigación, pues ella
nos permite, de un lado, la búsqueda de los datos arqueológicos necesarios para dar respuesta a las interrogantes
planteadas, pero también está relacionada a la manera de organizar la información y su presentación.
Considerada de este modo, la metodología tiene que adaptarse a las condiciones concretas de la investigación.
 EL ESTUDIO DE LA ARQUITECTURA MONUMENTAL
El estudio de un edificio monumental siempre ha sido uno de los grandes retos de la arqueología
nacional. Al temor normal de los arqueólogos de cometer errores tanto metodológicos como de estrategia
en la investigación de áreas monumentales, se suma el costo que significa la intervención en estos
monumentos, tanto para la investigación como para su conservación y mantenimiento. Los pocos casos
donde se han efectuado trabajos de excavaciones en sitios con arquitectura monumental que no fueron
debidamente conservados y luego abiertos al turismo, en la actualidad o han sido invadidos por poblaciones
marginales o saqueados por buscadores de tesoros.

Ante esta problemática y el hallazgo de relieves polícromos en la parte sur de la plataforma I de Huaca de la
Luna, planteamos un programa ambicioso donde se conjugaban tres elementos complementarios: La investigación
arqueológica, la conservación de las evidencias y la adecuación del sitio al uso social. En esta ocasión sólo nos
ocuparemos de dos de los aspectos básicos en la investigación arqueológica: la metodología y la estrategia en
cada caso particular. En las primeras publicaciones (Uceda et al. 1997 y 1998) obviamos estos temas, aunque
algunas consideraciones puntuales fueron presentadas. En esta publicación, y a manera de introducción, vamos
a discutirlos. Por otro lado, la Huaca de la Luna no es un elemento aislado, sino que forma parte de una unidad
mayor: el centro urbano ceremonial Moche, que entre los siglos I al VIII constituyó la capital política y
administrativa de una de las sociedades complejas más importantes de la historia andina prehispánica.

Las estrategias y metodología de investigación

Desde el momento en que se desea investigar un sitio con arquitectura monumental, varias alternativas
se pueden aplicar, dependiendo en primer lugar de los recursos financieros con los que se cuente, y de otro
de los objetivos que se persigan. Obviamente la amplitud de lo segundo depende de lo primero. Así, por
ejemplo, en un sitio donde en superficie no son visibles a plenitud los espacios arquitectónicos, elementos
básicos si queremos estudiar la forma y función, será necesario emprender excavaciones de gran envergadura
que descubran la arquitectura y nos brinden los contextos culturales, pues a través de ellos se podrá
comprender la función; ello conllevará a usar mayores recursos financieros. Esta decisión de excavar
intensivamente un sitio monumental exige algunas consideraciones éticas: ¿Hasta dónde excavar?, ¿qué
porcentaje del sitio debe quedar intacto para futuras investigaciones?, son dos preguntas que constantemente
nos planteamos antes de decidir por el tipo de intervención. Si bien en nuestra legislación arqueológica se
prevé el caso de las reservas de investigación, no siempre se ha aplicado de manera sistemática y orgánica,
por lo que la ética profesional ha sido el único límite existente.

Para ello, el primer paso en el estudio de la función de un edificio es poseer una planimetría lo más
exacta posible. Se parte en este caso del axioma general que forma y función tiene una correspondencia
íntima. Establecer la forma de una arquitectura es poder definir los espacios y su manera de articulación, y
en este sentido es necesario poder definir los accesos y forma de circulación dentro del edificio. Sin embargo,
para definir la función es necesario que se busque información más confiable que nos permita establecer o
inferir la o las funciones de una edificación. Existen dos tipos de relaciones de materiales que pueden
servir para establecer funciones o actividades: las relaciones positivas y las negativas. Una relación positiva
sería el registro de evidencias de las actividades que se realizaban en el sitio. Si se trata de un templo, por
ejemplo, una relación positiva sería la presencia de iconos de imágenes de dioses, altares donde se celebraran
las ceremonias. Una relación negativa sería, por ejemplo, la ausencia de actividades domésticas cotidianas,
ya que es de esperar que en un templo este tipo de actividades esté ausente.

En sitios construidos en adobe la destrucción de los elementos superficiales son fuertemente afectados
por la erosión natural y saqueos en diversas épocas. Esta realidad obliga a efectuar excavaciones que pongan
en evidencia viejas estructuras, y a partir de ellas empezar a reconstruir la forma global de la arquitectura.
El hecho que hay que retirar rellenos de adobes que cubren estas estructuras genera costos, pero también
su retiro altera su volumen y el resultado será una modificación irreversible. Por ello hemos optado por
excavaciones reducidas que nos permitan despejar incógnitas precisas sobre la forma de la arquitectura:
esquinas, vanos, corredores, etc., y casi siempre éstas se hacen a partir de excavaciones antiguas producidas
por los saqueadores. Estas estrategias tienen la ventaja de una mínima intervención en el sitio, pero su
desventaja mayor consiste en que permanentemente hay que proponer hipótesis reconstructivas que llenen
los vacíos en aquellas áreas donde no se ha excavado. Esto explica en gran medida que nuestras
reconstrucciones de este edificio han ido modificándose en la medida que nuevas áreas fueron estudiadas.

Es necesario estar consientes que toda intervención arqueológica es destructiva, pues altera los contextos
originales, por ello que el registro y documentación exhaustiva es la condición indispensable en toda
investigación arqueológica. En este sentido, el registro permite la reconstrucción de procesos y contextos
recuperados durante las excavaciones. Una serie de protocolos fueron creados para poder registrar información
sobre los elementos constructivos (muros, pisos, rellenos), tanto cualitativa como cuantitativamente; del
mismo modo, se estudiaron las técnicas constructivas. Estos registros son útiles para la reconstrucción de las
asociaciones horizontales como aquellas en el tiempo de los elementos superpuestos.

Sin embargo, si uno quiere estudiar la secuencia constructiva u ocupacional, una manera rápida y con
pocos recursos financieros es el estudio de los perfiles de pozos de huaqueros o erosiones de los frontis de
los monumentos. En el caso nuestro, el hallazgo de relieves policromos en un muro sellado fue el primer
paso e interés para trabajar en la Huaca de la Luna. El hecho de que el muro estaba sellado indicaba
claramente que era una arquitectura más antigua. Era imperativo, pues, establecer una secuencia arquitectónica
dentro de la cual se ubicara el muro con los relieves, origen de nuestro proyecto.

Simultáneamente a la excavación para descubrir el muro decorado, iniciamos la limpieza de los perfiles
del forado más grande hecho por huaqueros ubicado en la parte noreste de la Plataforma I. Este forado
muy probablemente fue hecho durante la Colonia para extraer los tesoros del sitio y en él era muy visible
un perfil amplio y de unos 5 metros de profundidad, el cual fue limpiado y registrado.

Un perfil arquitectónico debe ser considerado como un perfil estratigráfico, pero siendo de naturaleza
diferente exige que se establezca términos descriptivos para cada elemento arquitectónico; no se trata de
capas sedimentarias naturales, sino de elementos arquitectónicos superpuestos, yuxtapuestos o adosados.
El estudio de estos perfiles nos llevó a definir los siguientes elementos arquitectónicos básicos: rellenos de
adobes, tramados o no; muros, banquetas y pisos.

Los rellenos son elementos que cubren espacios arquitectónicos previos o que son construidos ex
profesamente para crear superficies elevadas a manera de plataformas. Desde este punto de vista un relleno
se comporta como el basamento sobre el cual se edificará una nueva construcción, por lo tanto es
contemporáneo con los elementos arquitectónicos de la edificación que sostiene. Los moche usaron un
sistema de rellenos basándose en adobes, pero usando una técnica particular. Los adobes se asientan tramados
formando columnas o bloques de unos 2 metros de lados, y dependiendo de la altura del espacio a rellenar;
si este sobrepasa los 3,50 m de altura, los bloques se traman a manera de adobes en un muro.

Un caso especial de relleno es el de material suelto, inclusive arena, como una forma rápida de cubrir
espacios. Estos rellenos no son muy usuales y sólo se han registrado a manera de encajonamientos; pero
también existe un relleno final que sirve para nivelar la superficie antes de colocar el piso. Este relleno está
compuesto de cascote y fue ligeramente apisonado.

Los rellenos vistos verticalmente culminan con un piso y la secuencia de pisos se lee como una secuencia
estratigráfica normal: el piso inferior es el más antiguo, mientras que el piso superior es más reciente.

También existen rellenos de adobes que se adosan a la vieja construcción, haciéndola crecer
horizontalmente. Estos rellenos cubren escalones y vistos de perfil no solamente son adosados sino
yuxtapuestos, presentan una cara enlucida o decorada, que constituyó en su momento la fachada del edificio.
Su lectura secuencial es diferente a la de los pisos; aquí la fachada que se encuentra más al interior del
núcleo del edificio es la más antigua y la más exterior o visible en la actualidad será más reciente o tardía en
la secuencia. Por otro lado, estas fachadas adosadas crecen también en sentido vertical, pues están en
relación con la altura del edificio correspondiente.
 Esta forma de crecimiento sería de fácil lectura si no existiera la presencia de colapsos en algunas
esquinas o lados exteriores del edificio, que generó una refacción y por ende pérdida de las secuencias
arquitectónica original.

Es interesante hacer notar que en el caso de la arquitectura en Huaca de la Luna, los muros y banquetas
se construyeron sobre un falso piso que funcionó como sobrecimiento. Una media caña asocia el piso con
el paramento enlucido del muro. Casi por lo general las banquetas se construyeron luego que los muros
fueron enlucidos como si se trata de un adosamento más tardío o de remodelación. Este mismo fenómeno
de adosamiento se registra en los muros interiores que muchas veces no están trabados a los perimétricos.
Es importante tener cuidado en estos aspectos constructivos, pues no reflejan remodelaciones sino etapas
de construcción para conseguir el edificio final. Volveremos sobre este tema, pues él conlleva a desarrollar
aspectos conceptuales interesantes.

Pero la construcción de una secuencia arquitectónica obliga a correlacionar en un primer momento los
elementos arquitectónicos dentro de un perfil y luego correlacionar los diferentes perfiles. Como indicáramos
desde nuestras primeras publicaciones (Uceda y Canziani 1993, Uceda et al. 1994), hemos usado la matriz
de Harris modificada por Bonier et al. (1985) para tal fin. Dos principios asociativos han sido usados para
la correlación: la correlación directa y la indirecta.

La correlación directa
Se trata de una relación estructural entre los elementos arquitectónicos que nos indican claramente que
son contemporáneos. Entre estas relaciones son las de relleno-piso; piso-muro; piso-banqueta-muro; piso-
rampa-piso, o piso-escalinata-piso. En los dos últimos casos se trata de dos niveles que funcionan
simultáneamente. Este es el caso en la arquitectura Moche y andina en general, cuando se trata de edificios
con plataformas superpuestas. Las relaciones de estos elementos muestran las relaciones estructurales de
la edificación, así por ejemplo: relleno-piso, el relleno se comporta como un basamento indispensable para
la construcción del piso, en este sentido no podemos disasociarlos en una lectura secuencial, pues un piso
no puede flotar en un perfil arquitectónico.

La correlación indirecta
Es la relación que puede establecerse entre elementos arquitectónicos a partir de las características
tecnológicas del elemento (textura, color de los materiales, etc.) o mediante valores métricos, dentro de los
cuales está la altimetría. En realidad es la altimetría la más confiable para correlacionar perfiles, en particular
pisos entre diferentes unidades de excavación.

EL ÁREA URBANA MOCHE

El programa de investigaciones en el área urbana de las Huacas de Moche se inició recién en 1995, casi
cuatro años después de haber iniciado nuestras investigaciones en la Huaca de la Luna. Su estudio surge de la
necesidad, como ya lo hemos subrayado, de poder comprender los mecanismos socio políticos que hicieron
posible la existencia de tan colosales edificaciones, de las condiciones sociales que hicieron posible la
construcción de los edificios monumentales, y de la necesidad de comprender un centro urbano emergente
compuesto por edificios monumentales de funciones diversas y de un sector de funciones “civiles” urbanas
como las domésticas y de manufacturas especializadas. La teoría general es que estas grandes edificaciones
públicas de una manera general sintetizan el poder de la sociedad que las erige. Pero, adicionalmente, estos
edificios son el producto de un patrón de asentamiento urbano complejo donde aparecen los oficios diferentes
y separados de los productores primarios (agricultores, pastores, pescadores). Esta nueva forma de vida no
surge espontáneamente, ni de la noche a la mañana, sino que es el producto de un largo proceso que puede
durar cientos de años, por lo que deben de existir grados de evolución y desarrollo en este proceso.

Partiendo de estas premisas, el estudio de las Huacas de Moche como un centro urbano tiene por lo
menos tres ejes o intereses básicos: 1) comprender la presencia y desarrollo de los grandes edificios públicos,
como en el caso concreto la Huaca de la Luna; 2) entender la estructura social y económica de la sociedad
Moche en su conjunto; y c) finalmente, en qué grado del proceso de formación del Estado y el urbanismo
se encontraban los moche, o inclusive qué grados de evolución y desarrollo pasaron los moche en su
periodo de vida. Eran estos considerandos básicos los que nos llevaron a estudiar este parte del complejo
arqueológico.

Las estrategias y metodología de investigación

Uno de los primeros aspectos que hay que considerar es la superficie que abarca esta área. El espacio
entre las dos Huacas es de unos 500 metros y entre el cerro Negro y el área agrícola actual es de unos 1 000
metros. Se trata de una superficie muy grande, que por otra parte las estructuras arquitectónicas de la trama
urbana no son visibles en la superficie, sino que ellas están enterradas por capas de sedimentos arcillosos
o de arena eólica.

En estas condiciones, nuevamente su estudio sólo puede ser abordado mediante un programa a largo
plazo y de manera inter y multidisciplinaria. Todas estas razones nos llevaron a convocar la participación
de colegas extranjeros. Fue con Claude Chapdelaine, de la Universidad de Montreal (Canadá), con quien
iniciamos el programa de estudio de la zona urbana. A partir 1999, Claude Chauchat, del Centro de
Investigaciones Científicas de Francia (CNRS), se ha sumado a esta tarea. La estrategia general tiene por
objetivo central el de abordar el estudio del sitio desde diversos enfoques teóricos, pero siguiendo una
metodología común.

Lo normal en el estudio de sitios tan amplios es iniciar la investigación por la confección de un plano
general del sitio y luego establecer un sistema de cuadrícula que permita el registro de la información. En
nuestro caso iniciamos nuestros trabajos por confeccionar una cuadrícula de la zona urbana, la que siguió
los ejes establecidos en Huaca de la Luna. Ejes que, de otro lado, no seguían el norte magnético ni geográfico,
sino el alineamiento de la arquitectura general de Huaca de la Luna (la desviación de nuestro eje es de 14°
este). El eje 0 de la Huaca se prolongó como eje 0 del área urbana, sólo que aquí, por tratarse de un área
muy vasta se tomó la decisión de crear cuadros de 20 x 20 m y cada uno de ellos se les denominó con letras
los ejes este oeste y números el eje sur norte. Los números hacia el norte son positivos y hacia el sector sur
negativos. Al interior de cada cuadro se cuadricularon cada metro cuadrado los cuales se numeraron con
números arábigos de 1 a 19 precedidos del prefijo E (este) o N (norte).

Un segundo paso fue poder definir y delimitar lo que hemos considerado comoconjuntos arquitectónicos.
Este término no posee una connotación específica sino que alude a aquella arquitectura delimitada por
muros perimétricos y callejones. A cada conjunto se asignó un número correlativo empezando por el
número 3, pues se retuvo los dos primeros números de dos conjuntos previamente definidos por Teresa
Topic (1997).

Para definir los conjuntos arquitectónicos se excavó las primeras capas hasta que fueran visibles las
cabeceras de los muros y con ello definir los límites de cada conjunto. La cuadrícula general permite
registrar las evidencias materiales de las capas superficiales y a su vez el levantamiento planimétrico de las
estructuras en un plano general. La excavación de los contextos de cada espacio arquitectónico se registraron
usando el método denominado Tikal propuesto por Haviland, que consiste en asignar un numero a cada
espacio del conjunto de manera correlativa; a estos espacios se les dio el término genérico de “ambiente”,
término neutro que no conlleva una asignación funcional del espacio ni interpretativa alguno.

Al interior de cada ambiente se construyó una nueva cuadrícula siguiendo el norte magnético para una
mejor documentación de las evidencias y contextos arqueológicos. La excavación de los pisos de cada
ambiente fue hecha con mayor meticulosidad a fin de evitar perder la más mínima evidencia que pudiera
permitirnos tener elementos y contextos sobre las actividades realizadas en dichos ambientes. La
recuperación de material no sólo se restringió al manufacturado, sino a restos de alimentos, quemas, etc. La
búsqueda de fogones y materiales orgánicos susceptibles de ser fechados por el método de radiocarbono
fue prioridad en una primera instancia.
 La excavación siguió en principio las capas de sedimentación que cubren la arquitectura. En el campo,
durante la excavación no se hace la distinción si las capas son sedimentos naturales o culturales, e inclusive
los pisos arquitectónicos se les asigna el término de “capa”. Sólo después del análisis estratigráfico respectivo
se les da la interpretación y nombre. De este modo hemos tratado de separar el registro arqueológico en el
campo, para lo cual se empleó términos neutros; mientras que luego de los análisis de gabinete a estos
términos neutros se le asignaron términos interpretativos, cuando pudo identificarse la naturaleza de la
capa. Así, por ejemplo, se distinguieron las capas naturales y los rellenos de material cultural y los pisos y
falsos pisos. En este sentido, el estudio de las secuencias, leída a partir de los perfiles, difiere de la secuencia
en el edificio mayor de la Huaca de la Luna. En el área urbana la secuencia es mixta, pues existen capas
naturales y culturales intercaladas en los perfiles.

En este punto quisiéramos insistir sobre la importancia de diferenciar eventos naturales de los culturales
en una secuencia estratigráfica. Este es el punto de partida en el análisis de la secuencia ocupacional y de
qué manera los eventos naturales alteran o pueden interferir no sólo en la lectura de la secuencia, pero
también ser una variante explicativa de los eventos culturales. El estudio interdisciplinario en este aspecto
es crucial y son las ciencias naturales las que pueden brindar el mejor de los apoyos.

Es importante el estudio de ambos eventos en la comprensión del desarrollo de este asentamiento. La

arqueología andina y mundial ha estado muy influenciada por las teorías catastróficas para explicar su
desarrollo. Justamente el abandono del sitio de las Huacas del Sol y de la Luna ha sido explicado por la
presencia de un gran aluvión, producido por un mega Niño a mediados del siglo VII. La presencia de
sedimentos arcillosos muy compactos fue considerada como una prueba de este aluvión y obviamente
también la ausencia de restos de muros en superficie visibles.

En cuanto al impacto de los fenómenos naturales, es interesante definir de qué manera condiciona o
modifica la forma y naturaleza de los asentamientos humanos en el pasado. Pero ello debe ser el resultado
de análisis y estudios hechos por especialistas. Son pocos los estudios sobre geodinámica en el Perú, ello
nos priva el usar modelos de análisis basados en estos estudios. Sin embargo, será necesario empezar a
efectuar estudios puntuales que respondan a preguntas tan simples, pero vitales, como: ¿cuál es la naturaleza
de los sedimentos naturales? y ¿de qué manera fenómenos naturales están alterando las acumulaciones
culturales? Lamentablemente, con la información que poseemos actualmente, no podemos dar respuesta a
estas preguntas.

Desafortunadamente, el sitio ha sufrido una serie de alteraciones tanto naturales como culturales que
crean una serie de limitaciones en el registro y comprensión de los contextos que allí se registren. El sitio
en la década de los ochenta sufrió uno de los saqueos modernos más espectaculares que afectaron gran
parte de la planicie donde se asienta el área urbana. Este saqueo ha producido miles de pozos de diversas
magnitudes en extensión como profundidad. Hasta donde conocemos por las excavaciones realizadas
estos pozos alcanzan hasta 1,50 m y raramente los 2 m, profundidad que afecta hasta el tercer piso
ocupacional contados desde arriba. Dicho en otros términos, si queremos estudiar la estructura urbana y
sus contextos de actividad, el primer piso que se registre (última ocupación que queda en pié), estará
mucho más afectado que los más profundos. En este sentido, el estudio de la trama urbana, que como
estrategia general se hizo a partir del primer piso y arquitectura asociada, tendrá la limitación producida
por la perdida de información que produjo el saqueo antes mencionado.

Aún nuestra visión de la red urbana en el sitio es muy incipiente y muy probablemente no abarca ni el
2% de la superficie total. Por ello sería muy arriesgado sacar conclusiones en esta etapa de los trabajos.
Como se subrayara en otras ocasiones (Uceda et al. 1997 y 1998), una de las grandes limitaciones de la
arqueología peruana ha sido la carencia de monografías extensas, así como programas en sitios a gran
escala de excavación y a largo plazo. Las teorizaciones a partir de datos obtenidos de estudios superficiales
o excavaciones muy reducidas, es una de las causas por las que no hemos construido una arqueología
peruana que aporte nuevas teorías a la arqueología mundial. No hay que olvidar que el Perú es una de las
cinco regiones en el mundo donde se produjo el nacimiento de la civilización, y este hecho no se ve
reflejado como bien sucede en la arqueología del Medio Oriente, Asia y Mesoamérica.
 Primera Parte
Excavaciones en la
Huaca de La Luna
Fig. 1. Plano general de la Huaca de la Luna.
 EXCAVACIONES EN LA UNIDAD 6
(AMPLIACIÓN NORTE), PLATAFORMA I
DE LA HUACA DE LA LUNA
Moises Tufinio C.
La Unidad 6 (Ampliación Norte) se localiza en
el cuadrante noreste del nivel inferior de la
plataforma principal o I de la Huaca de la Luna (Fig.
1), en las cuadrículas 08AA/22.AA - 08A/22AI. Se
trata de una ampliación del área de excavación
realizada en la temporada ’93 (Tello 1993); en ese
entonces la unidad comprendía las cuadrículas
03AA/07AA - 03AI/07AI.
El objetivo general de la ampliación fue definir la
esquina noroeste del patio decorado con relieves del
edificio C (Uceda y Canziani 1998). Las excavaciones
nos ayudarían a comprender mejor el diseño
arquitectónico del patio, además despejaríamos la
duda con respecto al muro norte, es decir
conoceríamos si este fue enlucido y pintado de blanco
o si presentaba relieves policromos como el ya
conocido del lado oeste.
La estrategia de campo seguida se apoyó en
parámetros establecidos por el proyecto Huaca de la
Luna. Primero, se excavó un área de 4 x 4 m, y luego la
ampliamos a una de 9 x 13 m denominadas por un
sistema de letras y números; segundo, la altura se tomó
a partir del datum arbitrario para la Huaca de la Luna,
ubicado en el centro de la plataforma I.
Las excavaciones se centraron primero en el área
de 4 x 4 m de las cuadrículas 13AA/15AA, con la
finalidad de encontrar la esquina noroeste del patio
con relieves, pero sólo llegamos hasta la cabecera
del muro (M.A1). Luego de haber hecho esta cala,
ampliamos el área de excavación a 117 m², que es el
área total en estudio. Con el objetivo de definir el
estado de conservación de la unidad y evitar que el
material disturbado se mezcle con los materiales de
contexto, se procedió a retirar el material suelto de
superficie y de los pozos de huaqueros; el material
disturbado fue recogido en bolsas y etiquetado para
luego ser analizado.
Una vez limpiada y definida el área de excavación,
retiramos el relleno de adobes tramados planta por
planta, llevando un control de las medidas y marcas
de fabricante de los adobes. El registro gráfico se
hizo en papel milimetrado, además de fotográfico;
también se realizó una filmación al momento de
levantar los ceramios y esqueleto de la tumba 12.
LAS EXCAVACIONES
Durante la excavación del relleno de adobes
tramados que sella al edificio C-B, se encontraron tres
tumbas (tumbas 11, 12 y 13). Igualmente, se pudo
definir el muro perimétrico oeste, soporte de los
relieves policromos con personajes antropomorfos del
edificio C, que se encuentra interrumpido por un vano
(oeste), a continuación del cual se encuentra otro muro
pero sin decoración, sólo enlucido y pintado de blanco.
A 3.50 m del vano se encuentra el muro perimétrico
norte, también enlucido y pintado de blanco asociado
al vano (norte) (Fig. 2).
Los elementos arquitectónicos registrados en esta
unidad nos demuestran que sí existe un muro norte, pero
sin decoraciones, y al mismo tiempo se pone en evidencia
dos accesos al patio con relieves del edificio C-B.
LA ESTRATIGRAFÍA
La descripción estratigráfica se pudo realizar a
partir de dos perfiles, que fueron registrados al realizar
una trinchera de 14 x 3 m entre las cuadrículas 03AD/
17AD. Con un eje mayor orientado de sur a norte,
esta trinchera se hizo a partir de la cota 97,26 m hasta
95,11 m, con la finalidad de dejar descubierto el muro
oeste del patio con relieves del edificio C-B. La
descripción de los perfiles estratigráficos nos
permitirá tener una idea más detallada de la secuencia
arquitectónica, y del proceso de sellar un edificio para
dar paso a uno nuevo.

PERFIL OESTE
El perfil oeste (Fig. 3) se encuentra en el lado oeste
de la unidad 6. Tiene una longitud de 14 m por
aproximadamente 5 m de alto. En el perfil se puede
observar el muro soporte de los alto relieves y un vano
de acceso; se han registrado, además, los rellenos de
adobes tramados que sellan a estos muros y sirven de
base para el edificio A.
R.A.T. 1: Relleno de adobes tramados que viene a
ser la base sobre la cual se levantaron los muros y pisos
del edificio C. La descripción más completa se encuentra
en el informe de la temporada 93 (Tello 1993).
P.1: Piso que se encuentra sobre el R.A.T.1, se asocia
a través de una media caña con el paramento de los
alto-relieves del edificio C-B. El piso está compuesto
por barro compactado y se encuentra a 95,06 m, en la
cuadrícula 06/AA y a 95,13 m en la cuadrícula 17/AD.
20
Fig. 2.
Plano ampliación/norte-
unidad 6.
M.A.1: Muro perimétrico oeste del patio con
relieves del edificio C-B. Tiene un ancho de 1 m. El
paramento de la cara este contiene los alto relieves
con los personajes antropomorfos, los cuales terminan
por la presencia del vano de acceso. En total este muro
tiene 42,50 m de largo por 2,70 m de alto.
Vano oeste: (Fig. 4) Tiene 1,20 m de ancho por
2,70 m de alto. El vano posiblemente comunica a
los ambientes de la unidad 5, además que puede
haber servido como área de circulación con las
escaleras y ronda de la unidad 13 (acceso por el
frontis principal).
M.A.2: Se encuentra inmediatamente después del
vano, orientado de sur a norte. Tiene 1 m de espesor,
los paramentos este y sur están enlucidos y pintados
de blanco, formando media caña con el Piso 1. La
disposición de los adobes es alternada de soga y de
cabeza, su altura es de 5 m aproximadamente, hasta
 Fig. 3. Perfil oeste -unidad 6.
21

Fig. 4. Vano oeste-unidad 6.
debajo del Piso 2. La longitud no se puede definir
aún, pero es posible que llegue hasta la unidad 13.
R.A.T.2: Este relleno de adobes tramados se
localiza sobre el Piso 1. Constituye el sello al piso y al
paramento con relieves de la cara este del M.A.1. Está
compuesto por 9 bloques con medidas diferentes, y
las medidas y color de los adobes varían según los
bloques. Es importante hacer notar que en este relleno
se localizaron las tumbas que describiremos más
adelante.
P.2: Piso que se asocia a la parte superior del M.A.2.
La composición es de barro batido aplicado
directamente sobre el muro, tiene una consistencia
compacta, color marrón claro, estado de conservación
regular, y se localiza a 100,15 m con respecto al datum
de la Huaca de la Luna.
M.D.1: Muro asociado al Piso 3. Ambos se
encuentran sobre el Piso 2, y por tanto conforman
las primeras construcciones del edificio A (última
ocupación). No es posible determinar su espesor,
pues el paramento sur estaba destruido, y de su altura
sólo se encuentra dos hileras de adobes. El paramento
22
norte se encuentra enlucido y pintado de blanco,
formando media caña con el Piso 3.
P.3: Piso asociado al paramento norte del M.D.1 a
través de una media caña. Este piso está compuesto
por unos diez centímetros de relleno de cascotes
amarillentos sobre el cual se le ha dado el acabado con
arcilla y barro. Se localiza a 100,51 m según el datum de
la Huaca de la Luna.
Comentario perfil oeste
Los elementos P.1, MA1, vano y M.A.2, son las
evidencias arquitectónicas del edificio C-B, en lo que
al lado noroeste del patio con relieves se refiere. El
dato más importante es haber encontrado el final del
M.A.1 interrumpido por el vano.
Luego, como parte del sello al edificio se registra el
R.A.T.2, que sirvió de base para construir las
estructuras del edificio A, acá representado por los
elementos P.2, MD1 y P3. La importancia de este
relleno de adobes (R.A.T.2) está en que cuando se
estaba construyendo se dejaron espacios para las
tumbas, que luego describiremos
PERFIL NORTE
El perfil norte (Fig. 5) se ubica en el lado norte de
la unidad, entre las cuadrículas 20AA/20AI. En este
perfil se observa el muro perimétrico norte y el vano
norte del patio con relieves del edificio C-B. Aquí se
han registrado dos momentos de ocupación, siendo el
primero el muro enlucido y pintado de blanco con el
vano y segundo el muro enlucido sin pintura.
P.1: Corresponde al Piso 1. Es el mismo que se
describe para el perfil oeste, sólo que en esta parte se
encuentra a 95,13 m según el datum de la Huaca de la
Luna.
M.A.1: Muro perimétrico del lado oeste que se
encuentra inmediatamente después del vano de acceso,
descrito en el perfil oeste con la nomenclatura M.A.2.
R.A.T. 1: Relleno de adobes tramados que se
encuentra debajo del Piso1, sellando el edificio D. Está
conformado por adobes paralelepípedos asentados
alternadamente de cabeza y de soga y unidos con
mortero de barro.
R.A.T. 2: Relleno de adobes tramados que
forma parte del sello al edificio C-B (muro M.A.1).
Los adobes se asentaron formando bloques, de
dimensiones y formas variadas. Este relleno de
adobes es el mismo que se encuentra sellando los
muros y vanos en las unidades 5 y . El bloque
ubicado en la cuadrícula 16AC está asentado sobre
el muro M.A.1, que fue desmontado previamente
para colocar los adobes tramados, llegando hasta
debajo del Piso 2.

Vano (norte): Vano de acceso que se encuentra

sobre el Piso1 (Fig. 6). Está conformado por el
paramento este del muro oeste (M.A.1) y el
paramento oeste del muro norte (M.A.2). Tiene 1,20
de ancho. Este vano comunica con los ambientes
ubicados al norte del M.A.2 y posiblemente como
área de circulación con la rampa, vano y ronda de la
unidad 13.

M.A.2: Muro perimétrico norte del patio con

relieves. A diferencia de los otros muros, éste se
encuentra sólo enlucido y pintado de blanco. Su ancho
y longitud no se pueden definir porque están
cubiertos por un relleno de adobes tramados; tiene
una altura de 2,44 m, y la cabecera está a 97,57 m
según el datum. Fig. 5. Perfil norte-unidad 6.

M.A.2’: Se localiza sobre la cabecera del M.A.2, y

se trata de una remodelación de este muro. En la
construcción se sigue el mismo plomo y la disposición
de los adobes, pero el enlucido es más simple y burdo,
y además no presenta pintado. La cabecera del muro
se encuentra a 100,30 m en relación al datum de la
Huaca de la Luna. Sus dimensiones no se pueden
saber porque está cubierto por un relleno de adobes
tramados. La altura es de 2,75 m, y en total con el
muro anterior llega a una altura de 5,20 m.

P.2: Piso que se asocia a la cabecera del muro M.A.1,

y es el mismo que se describe en el perfil oeste como
Piso 2.

Comentario perfil norte

Los muros arquitectónicos M.A.1, M.A.2 y M.A.2’,
así como el vano, completan la esquina noroeste del
patio con relieves. A diferencia del M.A.1 registrado
en el perfil oeste, los muros de este perfil se
encuentran sólo enlucidos y pintados de blanco, sin
alto relieves. Por otro lado, el relleno de adobes
tramados R.A.T.2 también se encuentra sellando al
edificio C-B.

Haciendo una comparación entre los datos

obtenidos en esta unidad con los de las unidades Fig. 6. Vano norte-unidad 6.

23
Fig. 7. Ampliación nor-este de unidad 6, arquitectura edificio A.
anteriormente registradas, sostenemos que los
personajes de rostros antropomorfos se encuentran
sólo en los muros este, sur y oeste del patio,
formando una suerte de estructura en “U”. El muro
norte carece de decoración, excepto por la
pintura blanca que lo cubre. Por otro lado, los
datos disponibles dejan entrever que el patio
rectangular a la que dan frente estos muros no
es simétrico.
Perfil de la ampliación noreste
La ampliación noroeste (Fig. 7) está ubicada entre
las cuadrículas 15AI/21AI-15AQ/2AQ, donde se
efectuó una limpieza de pisos y cabecera de muros
antes de ser tapados en prevención de deterioros por
la presencia del Fenómeno El Niño. Se registraron 3
muros y 2 pisos.
P.1: Piso que corresponde al edificio A (más tardío).
Se asocia con el paramento oeste del muro M.D.1 y
con el paramento sur del muro M.D.3, y está
compuesto por material suelto apisonado al que se ha
dado un acabado con barro batido. Está a 100,40 m
respecto del datum.
M.D.1: Muro delgado conformado por tres
adobes, asentados alternadamente de soga y de
24
cabeza. Se encuentra sobre el Piso 1 y tiene un ancho
de 83 cm; de su altura sólo se conserva 35 cm. Este
muro se encuentra orientado de sur a norte. La
remodelación de este muro se observa en la segunda
hilera de adobes, cuyo paramento del lado este se
asocia con el Piso 2.
P.2: Piso que también corresponde al edificio A.
Se asocia con el paramento del lado este del muro
M.D.1 y con el paramento norte del muro M.D.2. La
composición es de material suelto apisonado sobre el
cual se le ha dado el acabado, con limo y arcilla. Tiene
un color marrón claro, el estado de conservación y
acabado es regular, y se encuentra a una altura de 100,51
m según el datum.
M.D.2: Muro delgado orientado de este a oeste
que se encuentra asociado al Piso 2 entre las cuadrículas
15AP/15AR. Tiene un ancho de 83 cm, y el paramento
sur y norte presentan enlucido. Su altura conservada
es de 25 cm.
M.D.3: Muro orientado de este a oeste que se
encuentra sobre el M.A.2’, descrito en el perfil norte.
El paramento norte está enlucido y pintado de blanco,
se encuentra asociado al Piso 3, a 100,51 m según el
datum. Las dimensiones largo, ancho y altura no se
pueden saber porque se encuentra muy deteriorado.
 Comentario ampliación noreste
Los datos obtenidos en esta ampliación nos han
permitido definir algunos elementos arquitectónicos
pertenecientes al último edificio (más tardío) de la
Plataforma I de la Huaca de la Luna. Esto es de por si
importante, ya que son pocas las evidencias
arquitectónicas que han sido conservadas de este
último momento ocupacional.

El Piso 2 (lado norte) es el remate al sello del

edificio C-B, sobre el cual se van a levantar las
nuevas construcciones del edificio A. Entonces,
es así como encontramos que los muros M.D.3 y
M.D.1 (lado norte) tienen asociados el paramento
norte con el Piso 3 formando un patio. A la
inversa, el paramento sur se asocia con los pisos
1 y 2, y los muros M.D.1 y M.D.2, los cuales
forman parte del corredor que tiene conexión con
pisos del nivel alto de la plataforma principal
(Uceda et al. 1994).

LAS TUMBAS
Fig. 8. Encajonamiento Tumba 11. Planta.
Como ya se ha mencionado, las excavaciones
pusieron en evidencia tres tumbas en el relleno de
adobes tramados que sella al edificio C-B. De la primera
y la tercera sólo encontramos el encajonamiento y la
cámara funeraria, mientras que la segunda se encontró
completa.

Tumba 11
Tal como explicamos en la metodología, en las
excavaciones optamos por retirar el material suelto de
superficie y de pozos de huaqueros para evitar la mezcla
de materiales. Fue en este proceso que encontramos
un encajonamiento que por sus características se ha
denominado Tumba 11 (Fig. 8).

Esta tumba se encontró durante los dos primeros

días del mes de abril de 1997. Cuando realizamos la
ampliación de la unidad de excavación seis, se encontró
dentro del relleno de adobes que sella al muro con
relieves policromos del edificio C-B, entre las
cuadrículas 14AE/15AE (Fig. 9).

Se trata de un encajonamiento de adobes

construido ex profesamente dentro del relleno de
adobes tramados. El lado oeste está conformado por
un muro de adobes, colocados de soga; tiene ocho
hileras que miden 22 cm de ancho por 1,10 m de
alto. Los adobes miden 32 x 22 x 10 cm. Fig. 9. Encajonamiento Tumba 11.

25
 El lado norte también tiene ocho hileras de adobes
con disposición de cabeza, pero la esquina noreste se
encuentra afectada por la huaquería. El lado sur está
constituido por un muro donde los adobes fueron
asentados de cabeza, pero sólo encontramos una hilera
de adobes porque también ha sido afectado por los
huaqueros. El lado oeste del encajonamiento tiene las
mismas características y también se encuentra afectado
por los huaqueros en el lado sureste. No se encontró
ninguna evidencia de material cultural, pues había sido
saqueada totalmente.
Tumba 12
En el proceso de retiro del material suelto, entre
las cuadrículas 17AH se pudo observar fragmentos de
vasijas crudas, cerámica y un cráneo dentro de un
contexto no disturbado, por lo que se denominó
Tumba 12 (Fig. 10). Al igual que la tumba anterior,
esta también se encuentra dentro del relleno de adobes
que cubre el muro con relieves policromos del edificio
C-B, frontis oeste; entre las cuadrículas 17AH/ 19 AH,
adosada al paramento sur del muro norte. Se encontró
a fines del mes de abril de 1997; el proceso de
excavación y registro duró aproximadamente 40 días;
como parte del registro se filmó todo el proceso de
levantamiento del contenido de la tumba.
Características constructivas de la Tumba 12
El relleno sobre el encajonamiento. El relleno
sobre el encajonamiento está compuesto por tierra,
adobes enteros y fragmentados, cascotes y arena eólica,
mezclado con fragmentos de cerámica, restos óseos,
malacológicos y vegetales. Esta parte el relleno no ha
sido afectada por los huaqueros, de ahí que la tumba
se encuentre íntegra.
El encajonamiento. Luego de haber retirado el
relleno sobre el encajonamiento, recién se define éste
a partir de la cota 99,19 m, notándose que no fue
construido exprofesamente. Esto quiere decir que
cuando se comienza a sellar el edificio C-B, no se había
previsto dejar un espacio para una tumba, sino que
ésta se construyó recién en el momento que ya se estaba
haciendo el relleno de adobes, e incluso se tuvo que
romper los adobes para acondicionar dicho
encajonamiento. Las dimensiones son 2,10 x 1,10 x
0,90 m.
El relleno de la tumba. Con la finalidad de hacer
un registro más detallado del relleno, la excavación se
dividió en niveles arbitrarios. Los tres primeros niveles
están conformados por material suelto dentro del cual
26
se encontraron adobes enteros y fragmentados,
fragmentos de cerámica, restos malacológicos, etc. A
partir del cuarto nivel se puede observar las primeras
evidencias de cerámica que conforman las ofrendas
de la tumba, nivel que está a 98,51 m del datum, donde
se encuentran adobes fragmentados y enteros que
miden 32 x 22 x 10 cm. También se observa material
cultural disperso, fragmentos de cerámica, restos
malacológicos y arena eólica. Al retirar los adobes de
este nivel se deja ver parte del ajuar funerario de la
tumba, consistente en algunos ceramios y vasijas
crudas, rotas probablemente por efecto del peso de
los adobes y el relleno sobre éstos.
La tumba: El quinto nivel, al levantar los adobes,
se encontró que debajo había improntas de textil que
debieron corresponder al envoltorio del individuo. Al
terminar de retirar todos los adobes se observó el
contenido completo de la tumba, notándose que por
lo menos el 90% de ceramios y vasijas crudas se
encontraban rotas por el peso del relleno (Fig. 11).
En este nivel se puede ver que el individuo fue
depositado en una envoltura de junco y textil,
colocándose junto a él las ofrendas de cerámica y vasijas
crudas; las que se encuentran a partir de las costillas
hasta los pies. Las ofrendas de mates se colocaron
sobre el pecho, pelvis y los pies. El resto de ofrendas
se encuentran fuera de la envoltura; se observó más
cerámica: un prisionero, botellas y cántaros; en vasijas
crudas, cántaros y floreros; en material óseos, patas de
camélidos y una cabeza en la esquina noreste de la
tumba.
Para tener un mejor registro de la disposición de
los ceramios y vasijas crudas, se dividió y codificó la
tumba en 8 cuadrados para saber la ubicación exacta
de cada pieza (Fig. 12). Luego se levantó este nivel,
haciendo un registro fílmico del proceso.
El esqueleto. El sexto nivel (Fig. 13), ubicado a 98,39
m del datum, está constituido por el esqueleto (Fig. 14)
que tiene las siguientes características: la disposición de la
osamenta de este personaje se halla bien conservada y
sin fracturas notorias. Estos pertenecían a un individuo
adulto, por las características de su sistema óseo; la altura
del personaje es de 1,52 m, aproximadamente y de sexo
masculino.
La disposición del cuerpo es de sur a norte, posición
extendida de cúbito dorsal, la cabeza ubicada al sur
ligeramente inclinada mirando al oeste y bajo el cráneo
se registra el cabello del personaje al parecer trenzado,
las extremidades superiores se hallan extendidas a ambos
Fig. 10. Encajonamiento Tumba 12. Fig. 12. Ofrendas de la Tumba 12, en el quinto nivel.

lados del cuerpo (el hombro derecho ligeramente

levantado); las extremidades inferiores, también en
posición extendida, se juntan a nivel de los pies.

Para levantar el esqueleto contamos con la

colaboración del antropólogo físico Mario Millones,
quien se encargó del trabajo. Previamente se fijó con
paraloid los huesos de las manos y los pies. Finalmente
se recogieron muestras de material orgánico debajo
del esqueleto para fechado C-14.

El sétimo nivel. Después de haber levantado el

esqueleto se hizo una limpieza para registrar las cañas
que estaban debajo de él, totalmente desintegradas por
la descomposición orgánica; éstas sirvieron como
soporte al envoltorio con el cadáver, colocado sobre
el relleno de adobes tramados. Finalmente se efectuó
una cala de 80 cm de profundidad, con el objetivo de
indagar si había alguna tumba más abajo, encontrando
sólo relleno de adobes.

Ofrendas no cerámicas de la Tumba 12

Las ofrendas en cobre. Se hallan asociadas
directamente al personaje de esta tumba, y debieron
formar parte de su indumentaria. Las ofrendas en
Fig. 11. Quinto nivel tumba 12. cobre se localizan en las siguientes partes: a) Cráneo:

27
Fig. 13. Sexto nivel Tumba 12.
Se halla una placa de metal envuelta con un textil,
cubriendo el rostro, dentro de la boca también se
registró una placa de cobre, además de una envoltura
de algodón; b) Tórax: En el lado izquierdo sobre el
tórax se encuentra un disco laminar de cobre de 10
cm de diámetro, debajo de una placa de mate; c)
Manos: en las dos manos se hallan placas laminares,
una en cada mano, estas placas miden un promedio
de 0,2 x 0,4 cm. y d) Pies: Los pies se encuentran
juntos y sobre éstos se halla una placa laminar que
mide 2 x 4 cm.
La cubierta de mates. Al retirar los ceramios y
vasijas crudas, se definió la presencia de mates (lagenaria
sp) dispuestos en la parte del tórax, en los dos lados
del pecho, a la altura de la pelvis y de la tibia.
Probablemente existieron más mates, pero por la
descomposición orgánica de los mismos no se han
podido registrar.
Ofrendas cerámicas de la Tumba 12
Las vasijas registradas como ofrendas en la tumba
12 corresponden al grupo de vasijas cerradas y abiertas.
Sobre las primeras, vasijas cerradas, se han identificado
las siguientes formas: botella (6 ejemplares), cántaros
(15) y jarra (1). Sobre las segundas, vasijas abiertas, se
encuentra presente la forma de florero (3 ejemplares).
28
Fig. 14. Vista sexto nivel Tumba 12.
Botellas
Para esta forma se tienen dos variantes: botellas de
asa estribo y botellas de asa lateral.
La variante botella de asa estribo está constituida
por 5 ejemplares de cuerpo globular, cuello recto y
base plana, de manufactura modelada, cocción oxidada.
Los temperantes presentes en la pasta son: granito,
arena, donax, pirita y mica, con una densidad del 30%.
La textura es mediana, el grosor de las paredes oscila
entre 3 a 6 mm, el tratamiento exterior es bruñido y
pulido. La pintura es la técnica decorativa presente en
estas vasijas, en modalidad rojo sobre el crema. Los
diseños corresponden a figuras rojas en círculos
localizados alrededor del asa. El gollete, asa y base
presentan color natural, como resultado de la oxidación
(Fig. 15a) y una variación presenta el gollete y asa color
rojo y el cuerpo crema (Fig. 15b).
La variante botella de asa lateral está representada
por sólo una vasija de cuerpo globular, cuello recto,
asa de corte tubular y base plana, de manufactura
modelada, cocción oxidada. Presenta como
temperantes arena eólica, mica, granito y cuarzo, con
una densidad del 20%, de textura fina. El grosor de las
paredes corresponde a 3 y 5 mm. El tratamiento
exterior es pulido, decorado con diseños en banda en
el cuello y en la mitad del cuerpo, símbolos escalonados
enmarcados con olas y dos líneas circulares en la parte
superior del cuerpo y base del cuello aplicados con
pintura roja sobre el fondo crema. El gollete, asa, parte
inferior del cuerpo y base presentan color natural
producto de la oxidación (Fig. 15c).

Cántaros
Para la forma cántaro se han registrado 15 vasijas
de cuerpo globular, base plana, cuello evertido, de
manufactura modelada, cocción oxidada. Los
temperantes presentes en la pasta son arena fina,
granito, donax, cuarzo lechoso, mica y pirita, con una
densidad del 20 al 50%. El tratamiento exterior es el
alisado, la técnica decorativa presente en estas vasijas
es la pintura rojo sobre crema.

Los golletes, parte superior y media del cuerpo son

de color crema. El área inferior del cuerpo presenta en
su color natural producto de la oxidación; una banda
circular rodea la parte inferior de los golletes y parte
media de los cuerpos. Sobre la parte superior del cuerpo
se localizan diseños que corresponden a figuras
ondulantes que se desplazan de una forma horizontal
paralelas, en seis ejemplares (Fig. 16 a); figuras
serpentiformes en dos ejemplares (Fig. 16b), figuras en
círculos en cinco casos (Fig. 17 a, b y c); y círculos y Fig. 15. Botellas asa estribo con pintura roja sobre crema (15a y b),
bandas en un ejemplar (Fig. 17d ). botella asa lateral con decoración de símbolos escalonados y olas (15c).

Jarra
Esta forma está conformada por sólo una pieza, de
cuerpo escultórico, cuello evertido de base plana,
elaborado mediante la técnica del moldeado, de cocción
oxidada. En la pasta se observa arena, granito, feldespato,
cuarzo, pirita, mica y donax, con una densidad del 30%,
la textura es mediana, el espesor de las paredes es de 3 a
7 mm, el tratamiento exterior es alisado.

La vasija presenta un personaje desnudo
“prisionero” en posición sentado con las manos atadas
en la espalda; no presenta pendientes en los lóbulos
de las orejas. La característica peculiar es la presencia
de una soga alrededor del cuello y en la parte del pecho
hasta su vientre, la soga está delineada con líneas incisas.
El gollete, ojos, uñas y soga se encuentran pintados de
color crema, el resto de la superficie se presenta de
color natural producto de la cocción.
Vasijas Abiertas: Florero
Las vasijas abiertas están representadas por el tipo
florero. Se encontraron en la tumba 12, a manera de
Fig. 16. Cántaros con figuras ondulantes rojo sobre crema alrededor
del cuello.
ofrendas, 3 ejemplares, de base plana, de borde
expandido, labio redondeado, de manufactura
modelada, cocción oxidada. Los temperantes presentes
en la pasta lo conforman arena, granito, basalto, cuarzo
lechoso, pirita y mica, con una densidad del 30%, de
textura mediana, el espesor de las paredes corresponde
de 4 a 8 mm. El tratamiento interior es pulido y el
exterior alisado. Como técnica decorativa se ha aplicado
la pintura, la que presenta dos sub tipos: rojo sobre
crema y crema sobre rojo.

29
 Fig. 18. Florero pintado rojo sobre crema interior y exterior.

Fig. 17. Cántaros con circulos rojos sobre crema alrededor del cuello.

El sub tipo Rojo sobre crema está representado

por sólo un florero. La superficie interior en la parte
superior es de color crema decorado con diseños en
color rojo que representa círculos. Una franja roja rodea
la parte media superior del cuerpo. La zona media e
inferior del cuerpo se presenta en el color natural de la
oxidación. El tratamiento en la parte exterior se
encuentra pintado de color crema desde la base hasta
la parte distal del cuerpo, el resto se presenta en su
color natural (Fig. 18).

El sub tipo Crema sobre rojo está representado

por 2 vasijas. El tratamiento interior, en su parte
superior se encuentra decorado con figuras verticales
y escalonadas y una banda ancha, aplicados con pintura
crema sobre fondo rojo. La parte media hasta la base
se presenta en su color natural. El tratamiento exterior
se encuentra pintado de color crema desde la base hasta
la parte media superior del cuerpo. El área superior y
base del cuerpo se presenta en su color natural de la
cocción (Fig. 19 a y b).
Las vasijas crudas
Por otra parte se han registrado vasijas crudas que
corresponden a los tipos cántaros, jarras y floreros. El
tipo cántaro (5 ejemplares) es de forma globular, base
plana, pintado de color crema desde la mitad del cuerpo
Fig. 19. Florero pintado crema sobre rojo con diseños geométricos.
hasta el gollete y otras pintado toda la superficie del
cuerpo. La decoración se da en banda roja en la base
del cuello y figuras serpentiformes en la parte superior
del cuerpo. El tipo jarra (1 ejemplar) está constituido
por una vasija escultórica, de base plana, posiblemente
se trata de un prisionero. Una tercera forma los
constituyen los floreros (4 ejemplares), que se
caracterizan por presentar base plana, de bordes
expandidos. El tratamiento interior se encuentra
pintado de color crema desde la parte media superior
hasta el labio, decorado en el borde con una banda
roja. El tratamiento exterior, en toda la superficie se
encuentra pintado de color crema.

30
 Tumba 13
Al igual que las tumbas anteriores, la tumba 13 (Fig.
20) también se encontró en el proceso de retiro del
material de escombraje en la ampliación de la unidad
06, entre las cuadrículas 13AH/15AH. El eje mayor
está orientado de sur a norte.

El relleno. Se encuentra dentro y fuera de la tumba,

está constituido por material cultural y no cultural,
adobes enteros y fragmentados, arena eólica y tierra.
Todo se encontró disturbado, pues la tumba había sido
saqueada totalmente.

La cubierta. Después de haber retirado el relleno

sobre el encajonamiento, encontramos una parte de la
cubierta en la cota 98,26 m, en la esquina noreste de la
cámara, punto donde aparecen cantos rodados
asentados con mortero de barro, debajo de los cuales
está la evidencia de una viga en el muro norte de la
cámara (Fig. 21).

De la viga sólo encontramos astillas y la impronta

sobre el barro que fue asentada, pero a través de estas Fig. 20. Encajonamiento, Tumba 13.
astillas se observan que las vigas fueron colocados de
este a oeste de forma paralela sobre los muros del
encajonamiento, luego se fijaron con los cantos rodados
y barro, conformando un techo que fue el sello a la cámara
funeraria.

La cámara funeraria. Se construyó mediante la

técnica del encajonamiento, es decir que fue preparada
ex profesamente cuando se estaba sellando el edificio B
con el relleno de adobes tramados. Se dejó un espacio de
2,90 x 3,60 x 1,50 m dentro del cual se acondicionó la
cámara, que mide 3 x 2 x 1,40 m (Fig. 22).

En los muros este y oeste los adobes fueron asentados

alternadamente de soga y de cabeza con mortero de barro; Fig. 21. Cubierta Tumba 13, unidad 6.
cada muro mide 48 cm de ancho por 1,40 m de alto que
es la profundidad de la cámara, y 3 m de largo.

En los muros norte y sur la disposición de los adobes

es de cabeza a excepción de la esquina sur este que tiene
tres adobes asentados de soga. Estos muros miden 38
cm de ancho por 2 m de largo por 1,40 m de profundidad.
Los paramentos interiores de los cuatro muros se
encuentran enlucidos, haciendo media caña con el piso
de la cámara.

Un detalle importante es hacer notar que la huaquería

también afectó tres muros de la cámara; los muros oeste
y sur se encuentran desmontados 60 cm y el muro norte
30 cm en la esquina noroeste. Fig. 22. Cámara funeraria Tumba 13, unidad 6.

31
32
 EXCAVACIONES EN LA UNIDAD 13, FRONTIS
NORTE DE LA PLATAFORMA I DE LA
HUACA DE LA LUNA
Moises Tufinio C.
La Unidad 13 de excavación se encuentra
ubicada en el cuadrante noreste del nivel inferior
de la Platafor ma I de la Huaca de la Luna,
cuadrículas 49-58 a AA-AJ (Fig. 1). Durante los
trabajos de reforzamiento y colocación de sistemas
de evacuación de agua de lluvias, previendo los
efectos de El Niño para 1998, se detectó en este
sector un pozo de huaquero que decidimos
limpiarlo para estudiar la secuencia constructiva
asociada al frontis principal (nor te) de la
Plataforma I.
La metodología de campo es la misma
empleada para otras unidades ya excavadas en la
Platafor ma I de la Huaca de la Luna. Las
excavaciones se centraron básicamente en el retiro
del material suelto o de escombraje que cubre a
los perfiles, el material cultural se recogió en bolsas
con etiquetas para luego ser analizado en gabinete.
Las excavaciones se iniciaron con el retiro del
material suelto, conformado por arena eólica,
adobes fragmentados, material cultural
fragmentado, entre ellos cerámica, óseos de
humanos y camélidos. Luego de haber avanzado 2
m de profundidad se observó una secuencia de
pisos y muros asociados a una escalera; al terminar
de retirar todo el material suelto se han definido
otros elementos arquitectónicos como un camino
de ronda, vano, rampa, pisos y muros, todos estos
conforman el primer momento de ocupación del
edificio C, mientras que la escalera con los pisos y
muros registrados inicialmente, son una
remodelación (Fig. 23).
Las excavaciones orientadas inicialmente a hacer
una limpieza del forado (pozo de huaquero) en esta
área, al final comprendimos que teníamos una
buena información de la secuencia arquitectónica,
que nos ayudaría a despejar algunas preguntas con
el análisis de los perfiles.
ESTRATIGRAFÍA
Las excavaciones en esta área de estudio
pusieron en evidencia una estratigrafía bien
definida que fue registrada con el dibujo de perfiles
que permitió analizar los elementos arquitectónicos
y establecer las asociaciones que nos permitan
entender la secuencia arquitectónica de los edificios
en esta área.
Perfil norte
El perfil norte tiene una longitud de 7,60 m por
5,00 m de alto (Fig. 24). La descripción de este perfil
nos permite tener una mejor lectura del momento
de ocupación y remodelaciones para el edificio C.
RAT 1: Se encuentra debajo del Piso1, y de
los muros M.A.1 y M.D.1. Este relleno de adobes
tramados, que constituye el sello del edificio D y
la base del edificio C, está compuesto por adobes
paralelepípedos asentados con mortero de barro.
No se pueden definir los bloques porque el área de
limpieza no llegó hasta el final del pozo de
huaquero. El promedio de los adobes es de 30 x
20 x 10 cm.
Vano: Área de acceso que separa los muros
M.D.1 del M.A.1 y tiene 1,80 m de ancho en la
base y 1,93 m en la parte superior. Parece ser que
el motivo para que se encuentre más ancho es
porque se encuentra colapsado el M.A.1.
P.1: El piso 1 se encuentra sobre el R.A.T. 1, está
compuesto por tierra y barro batido, el acabado es
irregular, color marrón oscuro, se localiza a 93,63
m del datum, y se asocia con el paramento este del
muro M.A.1. mediante una media caña formando
así la rampa. Este piso es el mismo que se encuentra
a 94,53 m (perfil este), conformando así la primera
ocupación del edificio C.
Fig. 23. Plano de unidad 13.

Fig. 24. Perfil norte, unidad 13.

34
 P.2: Este piso es una remodelación al piso
anterior, está asociado con los muros M.A.1. y
M.D.1, así como con la ronda y rampa; se localizan
a 93,69 m del datum. Se encuentra sobre una capa
de arena de 3 cm, producto de una escorrentía
acumulada sobre el piso 1. Este P.2 es el mismo que
se encuentra a 94,56 m (perfil este); la remodelación
también afecta al M.D.1, pues le colocaron una hilera
de adobes en la cabecera.
M.A.1: Muro ancho asociado al muro delgado
M.D.1, a la rampa y al piso 1. Constituido por adobes
paralelepípedos, asentados de soga y de cabeza con
mortero de barro, los paramentos este y norte se
encuentran enlucidos y pintados de blanco. El ancho
de este muro alcanzo los 90 cm y una altura de sólo
1,40 m, pues se encuentra desmontado;
posiblemente alcanzó 3 m de alto, en la esquina que
se asocia con el vano.
M.D.1: Muro delgado asociado con M.A.1 y P1.
El largo de los adobes que están asentados de cabeza
conforman el ancho del muro que es de 33 cm. Tiene
sólo 1,60 m de altura y su longitud no se puede definir
porque está sellado por el relleno R.A.T. 2. El
paramento oeste enlucido y pintado de blanco se
asocia con el piso 1. El paramento sur de iguales
características se asocia con los pisos P.1, P.2 y P.3.
Las remodelaciones de este muro se observan a partir
del P.2, que se asocia a través de una media caña con
el enlucido que se aplica a la hilera de adobes sobre la
cabecera del muro M.D.1. Una segunda remodelación
se observa cuando se le coloca más de una hilera de
adobes a la cabecera creciendo aproximadamente 2,30
m de alto; el nuevo enlucido y pintado se asocia con
el piso a 94,59 m del datum.
P.3: Se localiza a 94,59 m del datum y sobre el
piso P.2. Constituye la segunda remodelación, se
asocia con el paramento sur del muro M.D.1, rampa
y ronda. Tiene 10 cm de espesor y está compuesto
de cascotes, sobre el cual se ha aplicado barro
apisonado dándole el acabado; el color es marrón
oscuro, la superficie y el estado de conservación es
regular.
R.A.T.2: Este relleno de adobes tramados
constituye el sello al edificio C en esta parte del
frontis noroeste de la Plataforma I. Compuesto por
adobes paralelepípedos asentados con mortero de
barro dispuestos en bloques; la medida y color de
los adobes varían según los bloques. Este relleno
de adobes fue rematado con cascotes sobre el cual
se le colocó el piso P.4.
P.4: Piso que está sellando el relleno R.A.T.2.
Compuesto por un relleno de 11 cm de cascotes,
colocados para nivelar la irregularidad del R.A.T.
Luego de los cascotes se le dio el acabado con barro
apisonado, color marrón oscuro, superficie y
conservación irregular, se localiza a 96,9 m del datum.
Sobre este piso se van a levantar las nuevas
construcciones, también veremos que una vez
clausurado el vano con el R.A.T.2, el ingreso al patio
con relieves se hizo siguiendo una nueva área de
circulación mediante ronda, vano y la escalera.
M.A.2: Muro ancho que se encuentra asentado
directamente sobre el relleno R.A.T. 2, es decir no
hay un piso de nivelación previo. Se ubica en la
cuadrícula 55AA, tiene una orientación de sur a norte,
su longitud y ancho no se pueden determinar porque
se encuentra deteriorado, y de su altura se conserva
solo 1,60 m. El paramento este se asocia mediante
una media caña con el piso P.4. Los adobes están
asentados de soga y de cabeza, la diferencia de los
adobes es porque los del muro son más gruesos,
miden 32 x 22 x 14 cm.
P.5: Este piso, que es una remodelación de la
ocupación anterior, se asocia con el paramento este
del muro M.A.3. Está compuesto por una capa de
barro aplicado directamente sobre el piso P.4, tiene 3
cm de espesor, se localiza a 96,94 m del datum, el
color marrón oscuro, el acabado y el estado de
conservación es irregular.
M.A.3: Este muro, junto con el piso P.5,
constituyen una remodelación al piso P.4. Se ubica
en la cuadrícula 55 AB, orientado de sur a norte; su
longitud no se puede definir por encontrarse
deteriorado, el espesor es de 70 cm y la altura 80 cm,
pero parece que fue desmontado para colocar un
relleno de cascotes sobre el cual se empecina el piso
P.7. Los adobes están asentados de soga y de cabeza,
y son más grandes (42 x 12 x 12 cm). El paramento
este presenta enlucido y se asocia con el piso P.5
mediante una media caña.
P.6: Piso que constituye una remodelación, tiene
8 cm de espesor, compuesto por cascotes y barro
apisonado, aplicado sobre el piso P.5. El color es
marrón oscuro, consistencia compacta, acabado y
estado de conservación irregular, se localiza a 96,96
m del datum.
R.A.T.3: Relleno de adobes tramados que se
encuentra sellando al piso P.6 y al muro M.A.3.
Conformado por adobes paralelepípedos asentados
35
con mortero de barro, este relleno sirvió de base
para el piso P.7, que corresponde a una tercera
remodelación.
P.7: Se localiza sobre el muro M.A.3 y el relleno
R.A.T.3: primero se niveló el relleno de adobes con
cascotes, dándole luego el acabado con barro
apisonado. Este piso se adosa con el paramento este
del muro M.A.2 y se ubica a 97,96 m de altura.
M.D.2: Muro delgado ubicado sobre el piso P.7
orientado de este a oeste. Su longitud, ancho y altura
no se puedan determinar por que se encuentra muy
deteriorado, al estar expuesto a la intemperie y los
huaqueros.
Comentario al perfil norte
De acuerdo con los datos obtenidos en la descripción
de este perfil, podemos decir que todo relleno de adobes
tramados constituye el sello a un edificio previo y a la
vez es la base para la construcción de nuevas estructuras.
Consecuentemente, tenemos que el relleno R.A.T. 1 se
encuentra sellando al edificio D y al mismo tiempo es la
base para las estructuras del edificio C. Así tenemos
que el piso P.1, la rampa, los muros M.A.1 y M.D.1, y la
ronda (Fig. 25), constituyen el primer momento de
ocupación, teniendo como área de circulación la ronda
y área principal de acceso el vano con la rampa, que
debe estar comunicando al patio con relieves. Los pisos
P.2 y P.3 y el muro M.D.2 son las remodelaciones que
se dan en este momento de ocupación.
Por otro lado, el relleno R.A.T 2 constituye el
sello al edificio C, sobre el cual se van a encontrar el
muro M.A.2, el piso P.4 y la escalera.
Fig. 25. Isométrica, edificio C.
36
Perfil Oeste
El perfil oeste (Fig. 26) está ubicado en el lado
oeste de la unidad 13, entre las cuadrículas 51AA/
56AA. Tiene una longitud de 6 m por 4,50 m de alto
aproximadamente. La descripción vertical de este perfil
nos permitirá ver con más claridad el acceso mediante
la rampa y la escalera, que se suceden en dos momentos
diferentes pero comunican al patio con relieves del
edificio C-B.
R.A.T.1: Relleno de adobes tramados que se
encuentra sellando al edificio D, constituido por adobes
paralelepípedos asentados con mortero de barro. Sobre
este relleno de adobes, con una capa de nivelación
previa, se encuentra el piso P.1, ronda y rampa.
P.1: Es el piso de la rampa, asociándose con la ronda
y el paramento norte de los muros M.A.1 y M.D.1. Se
ubica a 93,63 m de altura. La composición es de barro,
aplicado sobre la capa de cascotes, el espesor es 3 cm,
color marrón oscuro, superficie regular, estado de
conservación deteriorado por los huaqueros.
Rampa: (Fig. 27) Para nivelar el relleno R.A.T.1
se aplicó una capa de 10 cm de cascotes, luego se
dio el acabado al piso de la rampa. El arranque de
ésta se ubica a 93,63 m del datum, en la cuadrícula
55 AA, con orientación de norte a sur. En la
cuadrícula 55AA presenta 25 cm de desnivel a
consecuencia del desfase que ha sufrido esta área.
A continuación se puede observar el ascenso en las
alturas 94,28/94,57/94,68 m. Las dimensiones son
5 m aproximadamente de longitud por 1,80 m de
ancho. El área de ingreso por el frontis norte de la
Plataforma I durante la vigencia del edificio C, fue
ronda, vano y rampa. La rampa debió servir de
acceso al nivel alto; ello lleva a la hipótesis que el
acceso al nivel bajo pudo realizarse desde la plaza
3b hacia el patio interior con relieves.
Ronda: Se encuentra asociada con el paramento
norte del muro M.A.1. Su longitud no se puede definir
porque está cubierta por el relleno R.A.T.2. Está
orientada de este a oeste en el propio frontis norte de
la Huaca y sólo registramos 1,60 m de ancho, pues se
encuentra desmontado para asentar los adobes del
relleno R.A.T.2.
M.A.1: Muro ancho asociado con la ronda y rampa,
constituido por adobes paralelepípedos asentados de
cabeza y de soga con mortero de barro. Los
paramentos este y norte se encuentran enlucidos y
pintados de blanco. Este muro se encuentra
Fig. 26. Perfil oeste-unidad 13.

desmontado a partir de la cuadrícula 52,50AA hasta la

55AA, con la finalidad de poder tramar los adobes del
relleno R.A.T.2. Al igual que la rampa, este muro
también está afectado por el desfase, ocasionado
posiblemente por algún movimiento sísmico. Las
dimensiones no se pueden conocer, sólo tenemos su
espesor que es 90 cm y aproximadamente 3 m de altura.

R.A.T.2: Relleno de adobes tramados que está

sellando al edificio C, constituido por adobes de
diferentes medidas; el mayor porcentaje fue hecho con
gaveras de tablilla. Todos los adobes fueron asentados
for mando bloques constructivos de formas y
dimensiones variadas. Si tomamos como referencia el
piso de la ronda, su altura se puede determinar en 3,20
m, aproximadamente.

P.2: Piso sobre el relleno R.A.T.2, asociado al

paramento este del muro M.A.2 y a la escalera,
evidencia que, en conjunto, constituyen el testimonio
que una vez clausurado el ingreso por la rampa, se
continuó ingresando al patio pero a través de una
escalera durante la vigencia del patio con relieves del
nivel inferior. Este piso también se encuentra afectado
por el desfase; esto hace que presente dos alturas: 97,00
m sobre el primer paso de la escalera y 96,91 m asociado
al frontis norte. Fig. 27. Detalle de la rampa.

37
 Pasos (Escalera): (Figs. 28 y 29) Se encuentran
adosados al paramento oeste de muro M.A.1. La cabecera
del primer paso está asociado al piso P.2. Se ubica a 97,00
m de altura; miden 25 cm de alto por 42 cm de ancho por
70 cm de largo. A partir del segundo paso las dimensiones
tienen un promedio de 20 x 30 x 70 cm. Todos los pasos
presentan enlucido sin pintura, asociándose con el
segundo enlucido del muro M.A.1, lado oeste. Si los pasos
tuvieron las mismas dimensiones, y considerando que el
muro tiene una altura de 3 m, para llegar al piso la escalera
debe tener al menos unos 15 pasos.
P.3: Piso asociado al paramento este del muro M.A.3,
mediante una media caña. Está constituido por una capa
delgada de barro apisonado aplicado directamente sobre
el piso P.2. Tiene 3 cm de espesor, es de color marrón
oscuro, el estado de conservación es irregular y se localiza
a 96,94 m según el datum. Este piso, junto con el muro
M.A.3, son la remodelación al piso anterior.
M.A.3: Muro ancho asociado con el piso P.3
(descrito en el perfil norte).
P4: Piso que se encuentra asociado al paramento
este del muro M.A.3, conformado por barro aplicado
directamente sobre el piso anterior. Su espesor es de 3
Fig. 28. Pasos de escalera, unidad 13.
38
cm, es de color marrón oscuro, presenta una consistencia
compacta, y se ubica a 96,96 m de altura. También es
una remodelación, esta vez al piso P.3.
R.A.T.3: Relleno de adobes tramados que cubre
los pisos y la escalera. Este relleno se construyó con
adobes de diversos tamaños. Algunos presentan marcas
de fabricante, el mayor porcentaje fue hecho con
gaveras de tablilla; estos adobes fueron asentados
formando bloques constructivos de formas y
dimensiones variados.
P.5: Piso sobre el relleno R.A.T.3, asociado al
paramento norte del muro M.D.1. Se encuentra
conformando un escalón o ronda en el frontis norte
de la Huaca. Está asentado sobre un relleno de 20 cm
de cascotes, es de color amarillento, y se localiza a 97,96
m de altura según el datum.
M.D.1: Muro delgado asociado al piso P.5 orientado
de este a oeste, sólo tiene 40 cm de altura conservada,
mientras que el ancho el ancho y longitud no se pueden
conocer porque está roto por el forado de la unidad
13. Por su orientación y ubicación es posible que sea
un muro perimétrico en el frontis norte, durante la
vigencia del edificio A.
 Comentarios al perfil oeste
Existen tres eventos constructivos claros: el primero
constituido por el relleno RAT 1, sobre el que se erigen
la ronda, la rampa, el piso 1 y el muro MA1. Estos
elementos arquitectónicos forman parte del edificio C.
El segundo evento constructivo está formado por el
relleno RAT2 sobre el que se constituyen los pisos P2 y
P3, los muros MA2 y MA3 y la escalera. Estos elementos
constituyen parte del edificio B. Finalmente, el tercer
evento constructivo está representado por el relleno
RAT3, que es la base de la edificación del muro MD1, y
los pisos P4 y P5 que sor parte integrante del edificio A.
ACCESOS
De acuerdo al análisis de los perfiles se ha
establecido que el ingreso a los diferentes edificios se
encuentran en la fachada (frontis norte) que tiene vista
a la plaza 1 de la Huaca de la Luna. El acceso se hace
por un vano, el cual se sella o modifica de acuerdo al
crecimientos arquitectónico del monumento, para dar
paso a un nuevo edificio.
Al edificio C
Si tomamos como punto de partida la ronda,
asociada con el paramento norte de los muros M.A.1 y
M.D.1 (perfil norte), y seguimos en dirección este-oeste
hasta el vano, girando 90% al sur e ingresando por el
vano de 1,80 metros, cuyo piso está a 93,63 metros del
datum, llegamos finalmente al edificio C, a través de una
rampa que se inicia en el piso de la ronda, ganando altura
de 50 cm aproximadamente en una distancia de 5 m y
luego gira al este hacia la plataforma superior (Fig. 25).
además de construir el corredor oeste como sistema
de acceso al nivel alto. Con el aumento de volumen en
la arquitectura el piso de la nueva ronda está a 96,91
m, es decir se ha crecido verticalmente 3,20 m
aproximadamente. Si tenemos en consideración el
mismo punto de partida que el ingreso anterior, pero
más alto, por la ronda e ingresando norte sur, esta
ronda nos va a conducir a los dos niveles, a través del
vano (del cual sólo estamos infiriendo en base a los
datos), hasta las escaleras, descendiendo 3,00 m hasta
el nivel bajo y de allí a las salas hipóstilas y al patio con
relieves del edificio C (Fig. 29).
El ingreso al nivel alto es por el corredor oeste de
la plataforma superior, corredor que fue definido en
la unidad 2 (Uceda et al. 1992).
Al edificio A
La construcción del último edificio, y por tanto más
tardío, se hace sobre el relleno de adobes tramados
que sella al precedente edificio, conformando un base
sólida; la cual es nivelada con cascotes y barro batido,
constituyendo una plataforma sobre la que se
construirán los nuevos elementos arquitectónicos; piso
asociado a muros, rampas, vanos, etc.
Lamentablemente las evidencias recuperadas para
este edificio son pocas, lo que no nos permite establecer
la misma secuencia de modificación en los accesos
como en los edificios anteriores.

Es posible pensar que esta rampa tenga relación

con el nivel bajo de este edificio, si seguimos la
dirección de ingreso norte-sur, llegando hasta el patio
con relieves. Pero también es posible que se comunique
con el nivel alto, si continuamos al este ganando altura
hasta la plataforma superior.

Las remodelaciones que se hacen, sólo están

restringiendo el acceso al nivel alto de la plataforma,
construyéndose el muro M.A.2 y arreglando los pisos
P2 y P.B. (perfil norte), con nuevos enlucidos y
pintados en los paramentos de los muros.

Al edificio B
El acceso al edificio C es clausurado con un relleno
de adobes tramados, colocados sobre la ronda, vano y
rampa, modificando el sistema de ingreso al nivel bajo, Fig. 29. Isométrica remodelación, edificio C.

39
40
 EXCAVACIONES EN EL CORTE 1 DE LA
PLATAFORMA I DE LA HUACA DE LA LUNA
María Montoya
A mediados del mes de junio de 1996 se inició la
excavación de un corte con la finalidad de ubicar el
muro oeste del patio decorado con relieves del nivel
bajo de la Plataforma I de la Huaca de la Luna,
perteneciente al Edificio C (Fig. 30). Las excavaciones
pudieron definir la presencia de dicho muro decorado,
además de una tumba Moche disturbada por
huaquería contemporánea.
OBJETIVOS Y METODOLOGÍA
La excavación fue planteada con el objetivo principal
de ubicar el muro oeste del patio decorado con relieves,
del cual ya habíamos reportado una buena parte de los
muros este, norte, sur y unos dos metros del muro oeste
(en relación al ángulo con el muro sur, ver primera
contribución de M. Tufinio en este volumen). Para esto
se realizó una proyección, instalando el instrumento de
nivel, en base al eje del muro sur (que estaba en dirección
este - oeste), girando en ángulo hacia el norte, de acuerdo
al eje del muro oeste.
Ubicamos el corte de excavación a 25 m
aproximadamente con respecto al ángulo del muro
sur, realizándose la excavación de un corte de 4 m de
largo por 3,5 m de ancho, ubicada entre las cuadrículas
-2AA al -5AE.
DESCRIPCIÓN DE LA EXCAVACIÓN
La superficie del área se encontraba alterada por
huaquería, observándose parcialmente el relleno de
adobes tramados (RAT). Primeramente se realizó
el registro fotográfico y de dibujo a escala 1/20,
procediéndose seguidamente a la excavación. El
material de huaquería, de consistencia suelta,
presentaba fragmentos culturales dispersos,
cerámica mayormente fina, de cocción oxidada,
adobes fragmentados, y restos malacológicos
(Donax sp., Thais sp., etc.), así como también
material moderno.
Entre el material disturbado fueron
evidenciados algunos fragmentos de una vasija asa
estribo, representando a un personaje escultórico,
pintado de color crema, con incrustaciones en sus
ojos, orejeras, y huellas de resina también en el
tocado, puños, cuello, rodillas y tobillos. El
personaje está en posición sentada, en su mano
derecha cog e un objeto de for ma plana y
relativamente angosta en su parte media, la cual
presenta también huellas de resina, evidencia de
haber tenido incrustaciones. Este ceramio es
similar a la vasija representando a un “quenista”
(Fig. 31, abajo) encontrado en la Tumba 1 de la
Plataforma I (Uceda et. al. 1994: 278). Este material
arqueológico disturbado, reportado en el corte 1
provendría de tumbas saqueadas anexas.
Paralelo al retiro del material suelto de huaquería
se procedió a retirar el RAT, por niveles o plantas
de adobes. Los adobes eran de consistencia
semicompacta, compuestos de tierra y arena con
poco material aglutinante; la dimensión de los
adobes varían entre 25 x 21 x 10 a 32 x 22 x 13 cm,
presentándose escasos adobes con marcas de caña,
así también fueron registrados algunos adobes con
marcas de dedos.
Fueron retirados aproximadamente 3,5 m 3 de
material suelto de huaquería, lográndose así apreciar
íntegramente el RAT en esta área. Durante el proceso
de toda la excavación fueron realizados dibujos de
planta y perfiles, así como el registro fotográfico en
color y diapositiva.
HALLAZGOS
Tumba 10
Entre las cuadrículas -2AC al -5AC (Figs. 32 y 33) se
logró evidenciar el encajonamiento de una tumba
(Tumba 10) con parte del material saqueado por
Fig. 30. Ubicación del corte 1 en la Plataforma I, Huaca de la Luna.

42
huaquería, restos del sarcófago de cañas, fragmentos
de huesos de un personaje adulto así como de
camélidos, y fragmentos de cerámica fina decorada,
pudiéndose distinguir entre éstos a fragmentos
pertenecientes a botellas de asa estribo y floreros;
los fragmentos estaban dispersos sobre el área (Fig.
34). Es muy posible que el ceramio escultórico
reportado entre el material suelto en contexto de
huaquería, proceda de esta tumba, dada la cercanía
de la misma.

El encajonamiento estaba orientado de sur a

norte, sus dimensiones eran 2,20 m de largo por
0,65 m de ancho, conservándose desde su base una
altura de 0,56 m, no pudiéndose encontrar la
cobertura del mismo por el fuerte saqueo que
sufrió.

Muro oeste del patio decorado

con relieves
Hacia las cuadrículas 2AA al -3AB, luego del Fig. 31.
Ceramio restaurado de
retiro de 14,6 m3, se logró apreciar una superficie la Tumba 10 (arriba),
muy compacta a una altura absoluta de 97,86 m (con ceramio «quenista» de
respecto al datum general 100 m establecido para la Tumba 1 (abajo).

Fig. 32. Dibujo de planta muro en patio de relieves y encajonamiento de la Tumba 10.

43
Fig. 33. Perfil del corte 1.

todo el Complejo Arqueológico), compuesta de

arcilla de color plomizo y con un espesor de 3 a 10
cm. Su superficie presentaba cierto declive hacia el
lado oeste, evidenciándose además la impronta de
fragmentos de carrizos en forma dispersa sobre esta
capa compacta (Fig. 35).

El retiro de esta capa puso en evidencia las

cabeceras de algunos muros (Fig. 36). El muro
MA1, de 0,98 m de ancho, efectivamente era el
muro que estábamos buscando dado que éste
presentaba en el paramento oeste un enlucido
pintado de blanco, y en el lado este estaba decorado
con relieves policromos, apreciándose aquí el
diseño de los triángulos superiores en color rojo
delimitado por una franja en color blanco, tal y
como también se evidenciaba en los muros sur y
este del patio decorado.

Adosado al MA1, por el lado oeste, se evidenció

la presencia de otro muro, el MA2, del cual sólo
pudo definirse 0,50 m de su espesor (ingresando en
el perfil norte). Este muro presentaba el paramento
enlucido y pintado de blanco.

Fig. 34. Vista sur-norte, material disturbado de tumba 10.

44
 COMENTARIO
Los hallazgos producto del presente corte de
excavación han confirmado la planimetría planteada para
la penúltima etapa constructiva de la Huaca de la Luna.
El patio decorado con relieves es relativamente de planta
rectangular, mantiene una decoración similar a la de los
muros este y sur, no así con el muro norte que se
encuentra sólo enlucido y pintado de blanco. Esto último
podría reconfirmar que la orientación principal de la
Huaca es de sur a norte.

Así también, hacia el ángulo suroeste de la Plataforma

I, donde se han evidenciado muros enlucidos y pintados Fig. 35. Capa compacta y carrizos sobre cabecera de muro del patio
de blanco (paramento oeste del MA1 y el MA2), se de relieves.
ubicarían áreas destinadas a cumplir una función menos
pública que la del patio, tal y como fue propuesto
anteriormente por Navarro y colegas (Navarro et al.
1993) para las salas hipóstilas, pero evidentemente
actividades sacras relacionadas al culto de la divinidad
de los Moche “El Degollador”, personaje principal
recurrentemente asociado a la Huaca de la Luna.

De otro lado, si bien la tumba encontrada en esta

excavación estuvo fuertemente afectada por huaquería,
es evidente su similitud formal a las tumbas Moche
evidenciadas anteriormente para la Plataforma I, con las
que son contemporáneas al haber sido colocadas
formando parte del RAT que cubrió el patio decorado,
perteneciendo al último evento constructivo de Huaca Fig. 36.Vista de planta del R.A.T. y cabecera de muro con relieves.
de la Luna (Edificio A).

45
46
 EXCAVACIONES EN LA PLAZA 3A Y
PLATAFORMA II DE LA HUACA DE LA LUNA
Steve Bourget y Jean François Millaire
INTRODUCCIÓN
Las excavaciones realizadas durante 1997, y que se
presentan en esta oportundiad, son la continuación
del proyecto de investigaciones de la Plaza 3a y de la
Plataforma II iniciadas en 1995. Los trabajos de la
temporada 1997 se efectuaron desde el 26 de mayo
hasta el 30 de agosto.
Los tres objetivos centrales de esta temporada de
excavación fueron: a) proseguir los trabajos iniciados
en el sitio de sacrificio (Plaza 3a), b) continuar el estudio
de la Plataforma ceremonial (P-II) y, c) comenzar las
excavaciones en el sector situado entre la Plataforma
II y el Cerro Blanco. Este nuevo sector, nombrado
CCB-97 (Cementerio Cerro Blanco 1997), fue
estudiado por Jean François Millaire y los resultados
de esta primera intervención serán presentadas en la
siguiente contribución. Ellos formarán parte integrante
de su tesis doctoral.
Primeramente presentaremos los trabajos
realizados en la Plaza 3a, y luego los resultados
efectuados durante esta segunda temporada de
excavaciones en la Plataforma II.
METODOLOGÍA
Puesto que las excavaciones de la temporada 1997
son la continuidad de aquellas de los dos años
precedentes, hemos empleado los métodos de
excavación y el sistema de registro ya puestos en marcha
anteriormente. Para facilitar las comparaciones
estratigráficas, la misma cuadriculación fue empleada.
El registro de los artefactos y restos óseos fueron
realizados sea según metro cuadrado respectivo, sea
según su contextos cultural (ejemplo: tumba sobre P-
II). En el caso de los restos humanos, las osamentas
aún en posición anatómica han sido recogidas según
una sola y misma unidad (Ej.: HG-97-1: Huesos
Agrupados 1997, No. 1). Para bien definir la secuencia
de los eventos culturales, hemos puesto una atención
muy particular a la estratigrafía del sitio y varias
centenas de puntos altimétricos fueron registrados.
Todos los restos humanos y todas la estructuras fueron
dibujadas a escala 1:10. El registro fotográfico y de
video ha sido muy importante como en los años
precedentes.
LA PLAZA 3a
Esta tercera temporada en esta zona apuntó a tres
objetivos principales: primero, terminar las
excavaciones en el sitio de sacrificio en la parte norte
de la plaza (Unidad A); segundo, determinar la
naturaleza del sitio en su parte sur (Unidades B, C y
D); y tercero, tratar de descubrir una vía de acceso
entre esta parte de la Huaca de la Luna y la plataforma
principal (Plataforma I).
Unidad A
De la misma manera que durante el año precedente,
la zona de excavación se redujo a un área de casi 21
metros cuadrados. Ella está circunscrita esencialmente
por los muritos sur y este colocados en la esquina
noreste de la Plaza 3a, espacio rectangular que
corresponde a lo que queda de la parte más activa del
sector (Fig. 37). Esta última intervención ha permitido
estudiar la técnica de construcción de la plaza, definir
más precisamente la secuencia estratigráfica, descubrir
los últimos restos humanos y, finalmente, comprender
mejor la secuencia de los eventos culturales y rituales.
Técnicas de construcción de la Plaza
En primer lugar, el muro norte, que delimita
tanto la plaza como la Platafor ma II, está
directamente construido sobre una capa de arena
amarillenta. El muro oeste descansa, por su parte,
sobre los desechos de construcción provenientes
Fig. 37. Plataforma II y Plaza 3a.
de la construcción del muro norte. Esta sucesión
indica que la construcción del muro interior oeste
es posterior a la del muro norte. Con la finalidad de
determinar el espesor de la capa de arena y
determinar que el nivel estéril había sido alcanzado
en el proceso de excavación, practicamos una serie
de siete sondeos en el centro de la plaza y cerca de
los muros oeste y norte. En cinco de los casos, fue
imposible alcanzar la roca madre. En promedio, el
espesor de la capa de arena varía de este a oeste 76
cm a más de 152 cerca del muro oeste. El fondo de
la capa de arena sigue la pendiente natural del sector,
en tanto que la superficie acusa una ligera pendiente
de este a oeste, siempre de una decena de
centímetros. Es pues posible que la arena haya sido
nivelada durante la construcción.
48
Patrones funerarios
El primer cuerpo sin cabeza fue recuperado en 1996,
el que fue enterrado en la arena sólo a unos 15 cm de
profundidad. Fue localizado dispuesto en un eje este-
oeste, la espalda hacia el este, muy cerca del murito. El
material orgánico que se encontró junto a él no fue
recuperado sino en el presente año. Se trata de una
calabaza como lo habíamos previamente supuesto, pero
de restos amalgamados de varias gruesas conchas. El
estado de conservación de estas conchas era tan pobre
que tan sólo pudieron efectuarse observaciones in situ.
Este resto sería de un niño de unos 12 meses,
presentando deformaciones óseas considerables. Por el
momento, los análisis preliminares efectuados sobre los
huesos largos parecen indicar que este niño habría
sufrido de periostitis o de osteomilitis. Esta enfermedad
habría podido ser de naturaleza congénita y habría
podido causar la muerte de este niño.

El segundo niño, siempre sin cabeza, descansaba

igualmente sobre su espalda (Fig. 38). Fue enterrado a 10
cm de la superficie, dispuesto en un eje norte-sur, con los
pies localizados cerca del muro norte. A su muerte, este
niño tenía unos tres años. Esta cubierto de textiles y, en
cada mano, sostenía un silbato. Cerca de la espalda del
niño se descubrieron igualmente granos vegetales; los
análisis preliminares indican que se trataría de semillas de
coca. La proximidad del cuerpo a la base del muro norte
y a la superficie indica que el niño debió haber sido
colocado en la plaza después de su construcción y no
antes, puesto que de otra manera los restos habrían sido
alterados durante el proceso constructivo. La mano
izquierda del niño, aunque siempre en posición anatómica,
fue desplazada a algunos centímetros del puño. Esta
desarticulación parcial de una parte del cuerpo del niño
indica que el cadáver había comenzado a descomponerse
antes de ser enterrado en la plaza.

El tercer niño fue descubierto en la parte central

de este sector, a unos 60 cm bajo la superficie de arena.
Aquí también el niño descansaba sobre su espalda, Fig. 38. Sepultura del niño 2, plaza 3a.
dispuesto en un eje norte-sur, la cabeza se encontraba
hacia el sur. De la misma manera que los casos
anteriores se identificaron a lo largo del cuerpo
vestigios de textiles. Este último niño tenía una edad
de entre dos y medio y tres años y medio. A pesar que
se han registrado signos de periostitis, de porosidad e
inflamación sobre los restos óseos, no es posible
afirmar si estas patologías contribuyeron directamente
a la muerte del niño.

Es probable que los cuerpos de al menos dos de los

tres niños hallados en la arena amarilla de la Plaza 3a
fueron colocados luego de la construcción de los muros
que la delimitan. En efecto, los dos niños sin cabeza
yaciendo a menos de una decena de centímetros de la
superficie de la capa de arena amarilla, habría sido
imposible de no perturbar la sepultura del niño No. 2
durante la construcción del muro norte, puesto que aquel
yace literalmente a la base del muro (Fig. 39). Es
igualmente probable que el murito colocado al interior
de la plaza haya sido construido antes del enterramiento
del niño No. 1, puesto que los hombros de aquel se
sitúan muy cerca de la fila oeste de los adobes.

De igual manera, es a nivel de estas sepulturas que

nosotros descubrimos en 1996 los restos de un hombre
adulto apoyado contra la roca formando la esquina sureste
de los dos muritos. El cuerpo fue enrollado por lo menos Fig. 39. Sepultura del niño 3, plaza 3a.

49
con dos textiles y un petate. Además, a la altura de la pelvis se
halló, en lo que parece haber sido un saco, fragmentos de
cuarzo, algunos elementos de collar y pedazos de hematita.
La secuencia de los rituales en la Plaza 3a
Según la secuencia constructiva de esta extensión
de la Huaca de la Luna, uno de los primeros rituales
efectuados en la Plaza 3a fue el enterramiento de tres
niños. El cuerpo de uno de ellos estuvo completo, en
tanto que a los otros dos se les retiró sus cabezas antes
del enterramiento. No existe ninguna huella de
decapitación sobre los huesos de las vértebras, por lo
que no es posible afirmar que estos niños hayan sido
decapitados. Los cuerpos de los niños descansaban
en la misma arena amarilla que sirvió de base a la
construcción de los muros de la plaza. Es probable
que en este momento el cuerpo del hombre haya sido
colocado contra el ángulo de los dos muritos.
Poco tiempo después del enterramiento de los
niños, las primeras lluvias torrenciales crearon un
depósito de arcilla en la esquina noroeste de la plaza.
Sobre este depósito fue construido el murito sur. Este
murito está constituido por cuatro filas de adobes
colocadas perpendicularmente al precedente murito y
unía la roca al muro norte. Estos dos muritos forman
un espacio rectangular de 21 m2. Además de delimitar
las sepulturas de los niños, es al interior de este recinto
que se efectuó el primer ritual de sacrificio.
Los rituales de sacrificio
El primer ritual de sacrificio se desarrolló durante
una segunda lluvia torrencial, que también ha dejado
una capa de arcilla en el recinto rectangular (Bourget
1997 a, b). Según las evidencias osteológicas, parece
que 5 ó 6 individuos fueron muertos en el lodo
proveniente del lavado de los paramentos de los muros
norte y oeste (Fig. 40).
Fig. 40. Impronta de pierna dentro de arcilla.
50
Poco tiempo después de las lluvias y durante el
endurecimiento de la arcilla, tuvo lugar un segundo
ritual de sacrificio justo encima del precedente. Aunque
aquel estuvo restringido al recinto con los muritos, los
sacrificios fueron mucho más importantes ya que los
restos de varios individuos han sido descubiertos. En
un cierto momento de este ritual, una fosa de unos 4
m2 fue excavada al pie del muro oeste y un hueco fue
hecho en este muro. Este hueco fue luego rellenado
con más de un metro de espesor de restos humanos
(Fig. 41) y varias estatuas de arcilla que probablemente
fueron lanzadas desde la cabecera del muro oeste.
Más tarde, después de un lapso que es difícil evaluar
con precisión, otras lluvias torrenciales golpearon el
valle de Moche y afectaron los muros de la Plaza 3a,
generándose barro. En este momento, el depósito de
arcilla es considerable y cubre una superficie de unos
60 m2 y recubre completamente el espacio rectangular
de la esquina noroeste. De la misma manera que los
eventos rituales, un primer grupo de individuos es
sacrificado durante las lluvias y en el lodo (Fig. 42), en
tanto que un segundo grupo es sacrificado más tarde,
sobre la arcilla endurecida. Los sacrificadores y sus
víctimas debieron haber caminado directamente sobre
los cuerpos en putrefacción.
La diferencia principal entre estos dos pares de
rituales de sacrificios no es la calidad sino la cantidad
de sacrificados. Aunque el número mínimo de
individuos para cada evento no ha sido aún
determinado con precisión, parece que un mayor
número de cautivos fueron matados, decapitados,
desmembrados y desarticulados en el segundo ritual.
El último ritual sobre la arcilla endurecida representa
la última ceremonia de sacrificios a realizarse en la Plaza
3a. Las numerosas pupas de mosca, el
enblanquecimiento de los huesos y las capas de arcillas
secadas al sol, indican que de la misma manera que
para los rituales precedentes, estos últimos restos
humanos fueron dejados expuestos a los elementos
naturales y fueron eventualmente cubiertos por arena
eólica y por otras capas de arcilla.
Unidad B
La excavación de la esquina sureste de la plaza fue de
naturaleza exploratoria e intentó determinar si esta parte
del sitio había sido utilizado al mismo tiempo que la parte
norte (ver Fig. 37). Este sector estuvo recubierto con más
de 6 metros de arena eólica (Fig. 43). La primera etapa de
los trabajos, de una duración de cerca de dos semanas,
consistió en eliminar todo esta arena acumulada. El área
de excavación fue de 36 m2 (6 x 6 m).
 Durante la eliminación de la arena, una capa de
arcilla fue encontrada a un metro de profundidad
(102,97 m del datum). Sobre esta superficie desigual, la
que descansaba directamente sobre arena, fueron
puestos al descubierto fragmentos de calabazas, plumas
de loros y textiles. Sin embargo, no parece que se trate
de un piso de ocupación sino de una capa de arcilla
sobre la cual fueron dejados vestigios de tumbas. Estos
restos podrían provenir de actividades de pillaje. No
podemos desechar la hipótesis que se trate de una
ocupación tardía y breve, ligada a la huella de enlucido
situado sobre el muro sur, cerca del mismo nivel.
Fig. 41. Restos óseos al pie del muro oeste, plaza 3a.

A unos tres metros bajo esta capa de arcilla (100,00

m) se halló una fuerte concentración de coprolitos,
fragmentos de madera, hilos de algodón y lana de llama.
Los coprolitos fueron analizados por el equipo de
Arqueobios y se trataría de deyecciones de llamas y de
perros. Puesto que esta concentración descansa
directamente sobre la arena eólica y sobre uno de los
adobes provenientes de la destrucción parcial de la
Plataforma II, y que fragmentos de cerámica doméstica
de tipo Chimú fueron encontrados, es posible que en
este lugar se haya construido un corral en época Chimú
durante una reocupación muy posterior de la Huaca
de la Luna. Este lugar es propicio para la construcción
Fig. 42. Restos óseos adentro sedimento 2, plaza 3a.
de una tal cercadura, puesto que esta esquina de la
Plaza 3a presenta ya dos altos muros permitiendo
guardar allí los animales. Además, esta capa de restos
de camélidos está descansando sobre la arena, sobre
un depósito de arcilla producido por lluvias
torrenciales. Es pues posible que las llamas que fueron
sacrificadas sobre la Plataforma I durante los
enterramientos de la época Chimú hayan sido
previamente guardadas en este corral (Tello 1997c,
Habetler 1998).

Luego de haber retirado la arena, encontramos una

capa de arcilla no homogénea sobre la que descansaba
una capa de arena gris y material orgánico (Fig. 44). Fig. 43. Esquina sur-este, plaza 3a.
Este nivel se ubica a una altura de 98,50 m del datum y
la capa ha revelado que se trata muy probablemente
de una zona de desecho de construcción, en buena
parte similar a aquella descubierta en la base del muro
norte de la plaza en el Unidad A. En efecto, se halla en
esta capa placas de arcillas, fragmentos de cascote y
numerosos adobes, completos o fragmentados. Esta
capa contenía muchas pupas de moscas, lo que permite
creer que estuvo expuesta durante las actividades de
sacrificio en la plaza.

Bajo este nivel encontramos una capa de arena

gris que hemos excavado hasta una profundidad de
80 cm. Practicando esta trinchera, se notó dos zonas Fig. 44. Capa de cascotes y adobes, esquina sur-este.

51
de cenizas conteniendo fragmentos de carbón y
vegetales, un poco de madera y cerámica doméstica.
Esta capa cultural anterior a la construcción de la
plaza está distribuida de manera desigual, un poco
por todas partes en el sector de excavación bajo una
capa de arena gris de unos 50 cm de espesor. Ella se
sitúa a una altura de unos 97,70 cm del datum. La
afiliación cultural se esta ocupación no ha sido aún
determinada con exactitud, pero un piruro de forma
tronco cónica podría fechar del periodo Gallinazo
(ver por ejemplo, Bennett 1939: Fig. 11, i)
De la misma manera que para la parte norte de la
plaza, la gruesa capa de arena, en este lugar, ha servido
muy bien de base para la construcción del muro sur
y del flanco oeste de la Plataforma II. Esto confirma
que los fragmentos de arcilla y de adobes que fueron
hallados sobre esta arena pueden bien ser el producto
de desechos de construcción y que esta parte de la
plaza fue ocupada e inclusive utilizada por los Moche.
Unidad C
A fin de asegurar una ausencia de uso de esta parte
de la Plaza 3a (ver Fig. 37), reabrimos una trinchera
que habíamos hecho en la temporada de 1996. Esta
corta excavación tenía por meta descubrir la
prolongación del muro oeste de la plaza que estaba
bien definido en su intersección con el muro norte,
pero la presencia en aquel entonces de fragmentos
de murales policromos nos impidieron de alcanzar el
nivel estéril (Bourget 1998). Efectuamos un nuevo
sondeo de unos 8 m2 hasta una profundidad de casi
2 metros (97,64 m del datum). Este sondeo ha
confirmado que no existe un piso en este lugar y que
la matriz está compuesta de arena amarillenta y
grisácea similar a aquella encontrada en la base de
los muros sur y norte de la plaza. En el primer metro
de arena se encontró fragmentos de cerámica
decorada del estilo Moche IV, fragmentos de adobes
pintados y huesos humanos.
Unidad D
Un tercer sondeo de unos 10 m2 se realizó en la
esquina suroeste de la Plaza 3a (ver Fig. 37). Una vez
más se trataba de verificar si esta parte de la plaza
había sido utilizada. En la arena y los escombros del
primer metro de profundidad fueron encontrados
fragmentos de adobes pintados y restos de sepulturas
Moches. La secuencia de construcción de esta parte
de la plaza es ligeramente más compleja y un
fragmento de piso fue ubicado en la esquina suroeste
del sondeo. Este pasa directamente por debajo del
52
muro sur del recinto y parece unirse a un muro
anterior recubierto de enlucido. Este último muro,
contra el cual se apoya el muro norte de la plaza, y el
piso parecen demostrar que se hicieron
modificaciones mayores en este sector y que una
estructura fue destruida a fin de arreglar la plaza en
este lugar. Fuera de esta ocupación anterior a la
construcción de la plaza, no hemos descubierto
ninguna utilización coincidente con la plaza misma.
Por el momento nada permite determinar la
procedencia de los fragmentos de murales
descubiertos en los Unidades C y D de la Plaza 3a.
Según Ricardo Morales (comunicación personal), el
tipo de aplicación y los colores casi pasteles de estos
fragmentos indicarían que se trata de murales tardíos,
coincidentes probablemente con la última ocupación
Moche en la Huaca de la Luna.
Acceso a la Plaza 3a
Además del sondeo con resultados negativos del
último año al sur de la zona de sacrificio (Unidad E),
los tres nuevos sondeos realizados durante 1997
parecen demostrar que la parte sur de la Plaza 3a
jamás fue utilizada por los Moche. A pesar de los
desechos asociados a la construcción del muro sur y
de la Plataforma II, ningún indicio de estructura o
piso pudo ser localizado. Parece pues que la totalidad
de las actividades culturales y sobre todo rituales se
hayan desarrollado en la parte norte de la plaza,
delante del afloramiento rocoso y en la esquina
noroeste (Unidad A). El área de utilización máxima,
descubierta durante los tres últimos años de
excavación, correspondió pues a unos 60 m2, es decir,
justo o un poco más del 5% de la superficie total de
la Plaza 3a (1120 m2).
Algo que remarcar, y que podría parecer enigmático,
es que ningún acceso a este lugar ceremonial ha podido
ser localizado hasta el momento. ¿Sería posible,
entonces, que ninguna entrada fue construida para este
recinto? Al menos por momento, la ausencia de algún
pasaje entre la Plaza 3b y la Plaza 3a y la no utilización
de la parte sur de la Plaza 3a parece corroborar la
hipótesis de que ninguna vía de acceso había sido
prevista. A la luz de los datos actualmente disponibles,
parece que la Plaza 3a habría sido un espacio cerrado
y que las víctimas habrían sido precipitadas en esta
suerte de teatro de sacrificio desde la cabecera del muro
oeste. La Plaza 3a representaría entonces una suerte
de microcosmos cerrado, exclusivamente reservado a
los sacrificios humanos durante los eventos de El Niño
y a los períodos posteriores.
 LA PLATAFORMA II
Las excavaciones en la Plataforma II tenían por
objetivo el terminar el estudio de su proceso
constructivo, de excavar dos tumbas localizadas en
1996 y, finalmente, intentar descubrir otras tumbas
posiblemente intactas.
La primera etapa fue proseguir con la limpieza de
la superficie de la plataforma. El trabajo consistió en
retirar los escombros y los sedimentos para definir
claramente los rellenos de adobes tramados (RAT).
Los pozos de huaqueros también fueron limpiados
(Fig. 45). De la misma manera que el año anterior, los
artefactos hallados en superficie fueron recogidos
según unidades de 2 m2. Ochenta y cuatro por ciento
de la cima de la Plataforma II fue limpiada.
El 16% de la superficie no explorada corresponde
esencialmente a la parte central de la estructura. Esta
zona ha sido dejada así puesto que ella acusa un
importante desnivel producido principalmente por la
erosión superficial. Debido a lo extensivo de nuestros
trabajos, creemos que no subsiste chance alguna de
descubrir nuevas tumbas en la Plataforma II.
Modo de construcción
Los trabajos realizados este año han corroborado
el hecho de que la Plataforma II fue construida por
medio de una serie de rellenos de adobes tramados
(RAT). Estos bloques de construcción, algunos
conservando una altura de más de 7 metros, fueron
colocados unos al lado de otros a fin de crear una
estructura rectangular. En promedio, cada uno de los
280 RAT identificados miden 2 x 1,50 m y estuvieron
constituidos por unos 3,000 adobes. Los diferentes
ángulos adoptados por los lados de varias de estas
columnas de adobes indican que ellas no han sido
construidas unas después de las otras, fila por fila,
como lo habíamos supuesto anteriormente. Por el
contrario, parece que varias de ellas fueron erigidas
solas, aquí u allá en el área de construcción, y habrían
sido unidas luego por otros RAT.
Es pues posible que varios grupos de gente
estuvieron implicados en la construcción del edificio,
trabajando al mismo tiempo. Con una fuerza de trabajo
de menos de 200 personas, sería hipotéticamente
posible que este complejo, plataforma-plaza, se haya
construido en un lapso de algunos meses. Por ejemplo,
unos 750 000 adobes fueron necesarios para construir
la Plataforma II, que tiene un volumen actual de 5700
m3. Si 10 grupos de personas hubieran trabajado al
Fig. 45. Relleno de adobes tramados (R.A.T.), Plataforma II.
mismo tiempo, asentado 500 adobes por día, habría
sido necesario tan sólo cinco meses para construir la
actual estructura. El ejercicio anterior es puramente
teórico y sale de la especulación, pero lo que queremos
establecer es que la construcción de esta parte de la
Huaca de la Luna no tuvo necesariamente que ser el
fruto de un largo proyecto arquitectónico, sino que
pudo haber sido el resultado de una decisión súbita
tomada en circunstancias particulares.
Para poder construir este lugar detrás de la
Plataforma I, los Moche habrían tenido que desplazar
una parte de un cementerio Moche III, ya que
numerosos restos de tumbas han sido halladas durante
el estudio de la base exterior del muro norte de la
Plataforma II. Una parte importante de este cementerio
está aún intacto y su estudio fue iniciado este año por
Jean-François Millaire (ver siguiente contribución, en
este volumen). Fragmentos de cerámica M-III
provenientes probablemente de este cementerio
desplazado fueron lanzados en el sitio sacrificial (Plaza
3a) durante los rituales de sacrificio, e incluso en un
caso un fragmento de este periodo fue colocado sobre
la cabeza de una de las víctimas.
A partir de las evidencias registradas en tres sondeos
efectuados justo en la base de la Plataforma II, ella fue
construida sobre una matriz de arena gris y de gravilla.
Esta capa de 50 cm de espesor en promedio, descansa
directamente sobre la roca madre del Cerro Blanco.
Según las excavaciones efectuadas al norte y sur de la
Plataforma II, así como en el cementerio detrás de
esta estructura, los constructores habrían retirado arena
con la finalidad de crear este edificio.
Los muros norte, sur y oeste de la plaza fueron
también construidos con la ayuda de este técnica
de los RAT y muy probablemente durante el mismo
proyecto constructivo. Los muros norte y sur
quedan como los muros más altos de la Huaca de
53
Luna, miden entre seis y siete metros de alto. Estos
muros descansan sobre la misma arena fina
amarillenta o grisácea en la cual los niños fueron
enterrados.
Una remodelación de la Plataforma II fue
notada en la esquina noroeste y a lo largo de los
muros este y sur (Fig. 46). Se trata de los pequeños
muritos colocados sobre la estructura anterior.
Estos muritos están compuestos esencialmente de
adobes llevando marca de fabricantes. Sería pues
posible que esta reocupación tardía de la
Platafor ma II haya sido contemporánea a la
construcción de la Plataforma III y del último
edificio de la Platafor ma I (Edificio A).
Desafortunadamente, estas huellas de ocupación
tardía no cubren sino algunos metros cuadrados y
no permiten determinar su naturaleza.
Los adobes
Los adobes que conforman la Plataforma II
miden en promedio 21,5 cm de largo por 30,2 de
largo y 9,9 cm de espesor. La mayoría han sido
hechos con molde de madera y sólo en un 11% han
sido registradas huellas de caña sobre una cara. La
casi totalidad de estos adobes no presenta huellas
de fabricante.
Los adobes de la remodelación miden en
promedio 21,8 cm de ancho por 31,6 de largo y 10,5
cm de espesor. Ellos son pues, en promedio,
ligeramente más largos y gruesos. Un poco más de
la mitad de ellos (52%) presentan marcas de cañas
sobre uno de los lados. Este porcentaje tan elevado
es probablemente debido a que varios adobes fueron
producidos con los mismos moldes. La totalidad de
estos adobes presentan marcas de fabricante: cruces,
marcas de dedos o líneas diagonales.
Fig. 46. Remodelación del muro este, Plataforma II.
54
PATRONES FUNERARIOS
Uno de los objetivos principales de los trabajos en
la Plataforma II fue la excavación de dos tumbas
localizadas en 1996 y de ubicar otras sepulturas. A pesar
de haberse limpiado el 65% de la superficie de la
plataforma y de haberse hecho nuevos sondeos, no se
descubrieron nuevas sepulturas. Excepto fragmentos
de cerámica funeraria y osamentas humanas
encontradas aquí y allá sobre la plataforma, no pudimos
identificar evidencias de nuevas cámaras funerarias. Al
parecer muy pocas tumbas fueron colocadas en la
Plataforma II, y las conocidas se sitúan todas en la
parte norte, a la altura del sitio de sacrificio.
Sondeos exploratorios
Con la finalidad de localizar nuevas sepulturas,
fueron hechos 9 sondeos en la Plataforma II (ver fig.
37, S-1 a S-9). Estos fueron concentrados en los
sectores de la estructura que presentaban un cierto
potencial. Siete de estos sondeos fueron hechos en la
parte norte y dos en la sur. Cada uno implicó desarmar
un RAT, hasta una profundidad de 4 metros en
promedio. En dos casos la excavación se prosiguió
hasta alcanzar la matriz de arena y gravilla,
constituyendo la base de la estructura. Cada tres filas
de adobes, el RAT fue dibujado en plano y una
quincena de puntos altimétricos fueron tomados. Aún
si estos sondeos han demostrado ser negativos, ellos
nos han permitido una mejor comprensión del modo
de construcción de la Plataforma II y de la amplitud
de las prácticas funerarias en esta estructura.
Hay que subrayar que también fueron limpiados
otros seis pozos hechos por huaqueros. Tanto la
limpieza de los pozos de huaqueo como los nuestras
excavaciones, dieron resultados negativos. Como ya
hemos mencionado, hemos explorado toda zona que
presentaba un cierto potencial de contener tumbas y
sería muy sorprendente, hasta incluso imposible, de
localizar una tumba en algún rincón a lo largo de los
muros de la plataforma, cuando los sectores más
propicios no han sido utilizados.
Tumba 3
La Tumba 3 fue encontrada durante la excavación
de la Tumba 2, en 1996. Estas dos tumbas, construida
una al lado de la otra, fueron saqueadas en la misma
época, a partir del mismo pozo del saqueo. En efecto,
según la distribución de los artefactos y de los restos
óseos, la Tumba 2 habría sido saqueada primero y luego
la Tumba 3 (Fig. 47). Con la finalidad de acceder a la
sepultura, los saqueadores abrieron un pozo de un
metro cuadrado, dejando todas las otras filas o capas
de adobes del RAT en su lugar.
Primero, con el fin de estudiar el modo de
construcción y de alcanzar la cámara funeraria, fue
necesario levantar todas las filas de adobes que quedaban
aún en su lugar. Estas filas de adobe habían sido
colocadas a menudo de manera desigual. Por ejemplo,
la mayoría de los adobes de las filas del nivel superior
no estuvieron unidos con mortero sino solamente
colocados los unos contra los otros. Entre las filas 8 y
9, una capa de arena y fragmentos de arcilla de una
decena de centímetros de espesor fue colocada, al
parecer para nivelar la superficie del relleno. Las primeras
Fig. 47.
Tumba 3, Plataforma II.
filas colocadas directamente sobre la tumba habían sido
unidas con mortero y colocadas sobre una capa de arcilla
cubriendo la cámara funeraria. Varios adobes de la
primera fila median en promedio 30 cm de ancho por
40 cm de largo, característica que deja suponer que los
adobes sobredimensionados habrían sido colocados
sobre la tumba con el objetivo de sellarla.
En total, 19 filas o “capas” de adobes cubrían aún
la sepultura. Cada una de estas filas fue dibujada y por
cada fila una quincena de puntos altimétricos fueron
tomados. De otra parte, en 1996 localizamos una
gruesa caña de Guayaquil entre los adobes de la
extremidad sur de la Tumba 3, como si fuera un “tubo”
dado su diámetro (Fig. 48). Este año era necesario
55

Fig. 48. Caña de guayaquil sobre tumba 3, Plataforma II.
definir la función de este tubo durante el retiro de los
adobes. ¿Se trata de un marcador de la tumba o de un
conducto entre la superficie y el interior de ellla?
El tubo de caña atravesaba todas las filas de adobe y
descendía hasta la cima de las vigas que cerraban la cámara
funeraria. Un hilo doble de algodón torcido fue apoyado
contra aquel. Puesto que las cerraduras internas de la caña
estaban intactas y que esta no penetró en la cámara
funeraria, este tubo (de 145 cm de largo) no habría podido
servir para verter líquidos dentro de la tumba. Habría
servido por tanto de “marcador”, a fin de localizar la
tumba después de la cerradura del RAT. Por el momento
es imposible poder interpretar la presencia del doble hilo
de algodón a lo largo del tubo, pero es muy probable que
aquel cumplió sólo una función simbólica.
La cámara funeraria como tal es relativamente
compleja y mide 175 cm de ancho por 340 cm de largo.
Para construir esta estructura los Moches tuvieron que
desarmar dos RAT, hasta la matriz de arena bajo la
Plataforma II. Después de haber abierto los RAT,
construyeron una estructura rectangular, así como dos
muritos a lo largo de los lados norte y sur. Estos muritos
han servido de soporte a las cuatro vigas de madera dura
que sirvieron de techo a la sepultura, y el del lado este de
la cámara estuvo provisto de dos nichos (Fig. 49).
Fig. 49. Cámara funeraria, Tumba 3, Plataforma II.
56
Antes de depositar el cadáver y las ofrendas se aplicó
una capa fina de arcilla sobre el suelo de arena gris. El
cuerpo, colocado posiblemente dentro de un féretro de
madera, fue entonces introducido a la cámara funeraria,
acompañado de numerosas ofrendas y de llamas
sacrificadas. Algunos de estos objetos fueron colocados
en los nichos, y las vigas y una estera colocadas sobre la
tumba para cerrarla. Una fina capa de arcilla fue aplicada
antes de colocar la primera fila de adobes. El tubo de
caña de Guayaquil con el hilo de algodón envolviéndola,
habría sido colocado directamente sobre la estera,
bloqueada entre los adobes.
Desafortunadamente es virtualmente imposible
descifrar la organización espacial de la tumba, la posición
exacta del cuerpo o la disposición de las numerosas
ofrendas, pues todos los objetos o los restos óseos han
sido desplazados y retirados de la tumba durante el pillaje.
La mayoría de ellos han sido encontrados en desorden
en la Tumba 2. Sin embargo, algunos elementos óseos
humanos encontrados en la Tumba 3 pertenecen todos
a un hombre mayor. Los otros restos de su cuerpo se
encontraban con aquellos de un adolescente en la Tumba
2. Se puede proponer que el adulto, de una edad entre
40 y 50 años, había sido enterrado en la Tumba 3, en
tanto que el adolescente, con una edad entre 13 y 15
años, fue colocado en la Tumba 2.
Recordemos que se trata de un pillaje de la época
colonial y todos los objetos de metal, salvo un pequeño
disco en cobre, fueron llevados. No queda más o menos
que una centena de vasijas recuperadas en estas dos tumbas.
Entre las que se encontraban aún en la Tumba 3,
mencionemos un zorro antropomorfo (Fig. 50), un florero
con motivo del degollador marino (Fig. 51), una escena de
pesca y aquella magnífica escena marina (Fig. 52).
Tumba 4
Esta tumba se encontró ubicada al norte de las
tumbas 2 y 3. Se trata de la tumba de un niño que
afloraba en superficie y parece que fue saqueada en la
misma época, puesto que fragmentos de vasijas de la
Tumba 2 se han encontrado en esta sepultura. El pillaje
no fue sino parcial, puesto que la impronta del féretro
de juncos era aún visible en la parte norte de la tumba
y a que numerosos fragmentos de metal se hallaban
aún alrededor del cuerpo del niño (Fig. 53).
Esta tumba fue construida extrayendo tres filas de
adobes de la cima de un RAT. Esta pequeña cámara
funeraria midió 75 cm de ancho por 135 de largo. El
niño fue colocado en un féretro de juncos y colocado
en la sepultura. La cabeza y los huesos largos de una

Fig. 50. Zorro antropomorfo, Tumba 3, Plataforma II.
Fig. 51. Pez decapitador, Tumba 3, Plataforma II.
Fig. 52. Escena de pesca, Tumba 3, Plataforma II.
llama fueron igualmente colocados en la fosa, con al
menos dos jarras y un pequeño florero con base en
sonajero (Fig. 54). Se trata de un florero con engobe
rojo, adornado con un motivo en escalera de color
beige alrededor del labio.
Balance sobre las prácticas funerarias
en la Plataforma II
La proximidad del grupo de tumbas 2, 3 y 4 sugiere
no solamente un alto grado de planificación, pero
también que estas sepulturas fueron construidas
probablemente casi al mismo momento. En efecto,
no sería imposible que el niño de la T-4 y el adolescente
de la T-2 hayan estado estrechamente asociados,
posiblemente a nivel de parentesco, con el adulto
enterrado en la T-3.
Las tumbas 2 y 3, ubicada una cerca de la otra, son
estructuralmente similares. Por ejemplo, cada una de
ellas posee dos nichos en el lado oeste de la cámara y
un murito de soporte en sus extremos sur y norte. El
fondo de cada de una de estas tumbas tiene igualmente
como enlucido una capa de arcilla y la cima de estas
cámaras funerarias han sido selladas por vigas de
madera dura (algarrobo). La diferencia principal entre
estas dos tumbas está en las dimensiones: la Tumba 3,
57
Fig. 53. Tumba 4, Plataforma II.
Fig. 54. Tumba 4, Plataforma II.
58
con un volumen de 7,3 m3, es 3,7 veces más grande
que la Tumba 2, que tiene sólo un volumen de 2 m3.
El nivel absoluto de las dos tumbas es también
diferente: el fondo de la Tumba 2 está a una altitud de
103,05 metros del datum, en tanto que la Tumba 3 está
a 101,60 metros. La dimensión relativa de las dos
cámaras funerarias y su profundidad apoyarían la
hipótesis según la cual la Tumba 3 sería aquella de un
hombre adulto y la Tumba 2, aquella de un adolescente.
Estas cuatro tumbas estaban todas, como ya lo hemos
indicado, situadas en la parte norte de la plataforma, en
voladizo al sitio de sacrificios (ver Fig. 37). Salvo la Tumba
1 que estaba ubicada cerca de la esquina noreste de la
Plataforma II, las tres otras sepulturas se situaban muy
juntas y cerca del afloramiento rocoso.
A semejanza del sitio de sacrificio, este número
reducido de sepulturas, su localización y la ausencia de
tumbas en la parte sur de la estructura, refuerzan la
hipótesis según la cual el complejo ceremonial,
conformado por la Plataforma II y la Plaza 3a, habría
sido utilizado durante un muy corto periodo y tan sólo
en su parte norte, es decir a cada lado del afloramiento
rocoso. Esto reitera bien el carácter sagrado de este
montículo rocoso, cuya mitad desaparece en la
plataforma y la otra es visible en la plaza.
 BASES EXTERIORES DE LA
PLATAFORMA II
Dos trincheras fueron excavadas en la base de los
muros exteriores, en las esquinas noreste y sureste de
la Plataforma II, con la finalidad de definir el cimiento
de la estructura (ver Fig. 37, Unidades F y G).

Esquina sureste
En la esquina sureste pusimos al descubierto una
importante base de piedras cuadrangulares, apoyándose
directamente sobre un revestimiento de piedras unidas
con mortero de barro. Se trata de una base compleja
que necesitaría de excavaciones más amplias para
comprender su función exacta.

Esquina noreste
El revestimiento de piedras unidas con mortero
prosigue hasta la base de la extremidad norte del muro
este (Fig. 55). Es pues probable que este paramento
de piedras existió sobre toda la longitud de este muro,
hasta la esquina noreste de la estructura. En esta Fig. 55. Base de la esquina nor-este, Plataforma II, de este a oeste.
esquina, de manera relativamente similar a la esquina
sureste, grandes piedras cuadrangulares fueron
apoyadas contra este paramento. Posiblemente, pues,
estas grandes piedras en cada esquina de la Plataforma
II cumplieron una función de sostén.

En la base del muro exterior norte, sin embargo,

fueron registrados dos pisos de ocupación. Se trata
probablemente de los vestigios de una ocupación que
continua más hacia al norte. Los ocupantes de este sector
habrían utilizado el muro norte de la Plataforma II para
construir su habitación. Esta estuvo compuesta al menos
de dos ambientes, los que probablemente estuvieron
cubiertos de un techo puesto que huellas de huecos han
sido identificados a lo largo del muro norte (Fig. 56).
Tomando en consideración la presencia de batanes,
manos de moler, cerámica doméstica, de un viejo saco
de transporte y de un atado de juncos, se trataría de una
ocupación doméstica, probablemente tardía, por lo tanto
posterior a la ocupación Moche de la Plataforma II.

Bajo estos vestigios de ocupación han sido

identificados restos de lo que podría ser tumbas Moche
III. Entre estos restos mencionemos fragmentos de
cuerpos humanos discordantes, fragmentos de cerámica
funeraria diagnóstica del periodo Moche III, un canchero
completo (Fig. 57), restos de camélidos, etc. Puesto que
en este lugar la base de la plataforma se ubica a casi un
metro más bajo que estos restos funerarios, es pues
posible creer que estos restos de tumbas provienen de Fig. 56. Ocupación tardía, base de la esquina nor-este, de norte a sur.

59
una limpieza de la superficie sobre la cual los Moche
han construido la Plataforma II. Hay que subrayar que,
luego de los sondeos realizados en diversos lugares de
la estructura, que los Moche habrían retirado cerca de
un metro de arena para nivelar el área de construcción.
CONCLUSIONES
Esta tercera temporada, realizada durante 1997,
marca el final de los trabajos en esta parte de la Huaca
de la Luna. El sitio de sacrificios y los numerosos
elementos culturales encontrados durante las
excavaciones fueron recogidos, catalogados y en la
actualidad están siendo analizados. Unos 20 dibujos a
escala de 1:10 se han hecho de los niveles de excavación.
En total, cerca de 15000 osamentas fueron dibujadas
in situ y corregidas en laboratorio con la ayuda de fotos.
En la Plataforma II, los esfuerzos fueron
multiplicados para localizar contextos funerarios
intactos. Como lo hemos señalado ya, en total tan sólo
cuatro tumbas han sido identificadas y estas están
situadas en voladizo al sitio de sacrificio. Tres de ellas
están situadas muy cerca del afloramiento rocoso. Del
mismo modo que el sitio de sacrificios, esta proximidad
refuerza la hipótesis que esta suerte de prolongamiento
del Cerro Blanco habría sido investido de un carácter
relativamente sagrado por parte de los Moche.
De manera preliminar, propondría que el complejo
ceremonial, constituido por la Plaza 3a y la Plataforma
II, fueron construidos durante el periodo estilístico Moche
IV. Para hacerlo, un cementerio Moche III, situado detrás
de la Plataforma II y alrededor del afloramiento rocoso,
fue desplazado. Varios metros cúbicos de arena y gravilla
fueron retirados y la plataforma fue construida sobre una
capa de arena gris de unos 50 cm de espesor. La
construcción de la Plaza 3a se inscribe en continuidad
con la plataforma y las modificaciones en la esquina sureste
fueron hechas para unir aquella a la Plaza 3b.
Uno de los primeros rituales realizado en la plaza
fue el enterramiento de tres niños y un hombre. Luego,
durante la presencia de lluvias torrenciales se realizó el
primer ritual de sacrificios, sobre estas primeras
ofrendas humanas. A continuación de estos primeros
sacrificios en el lodo, al menos cuatro otros rituales se
sucedieron unos a continuación de los otros. Todas
estas actividades se han concentrado en la parte norte
de la plaza y delante del afloramiento rocoso.
El número reducido de tumbas, los sacrificios de
unos sobre los otros y la ausencia de actividades en la
parte sur, parecen indicar que la utilización habría sido
60
de corta duración, posiblemente de algunos años tan
sólo. Luego se realizó una modificación en la cima de la
Plataforma II. De esta estructura no queda sino tres
fragmentos de muros que habrían sido usados al mismo
tiempo que los últimos edificios de la Huaca de la Luna.
Agradecimientos
En primer lugar, quisiera expresar mi más profunda
gratitud al Director del Proyecto Arqueológico de las
Huacas de Moche, el Dr. Santiago Uceda, por haberme
permitido proseguir las investigaciones en el Cerro
Blanco y en la Huaca de la Luna durante los cuatro
últimos años. Aunque las fuentes de financiamiento y
la dirección de las operaciones sean distintas, los
actuales trabajos forman parte del conjunto de
investigaciones realizadas en el conjunto del sitio, tanto
sobre la Plataforma principal de la Huaca de la Luna,
la Plataforma Uhle, el sector urbano.
Quisiera, de la misma manera, dirigir mis
agradecimientos más sinceros a todas aquellas y
aquellos que permitieron la realización de la temporada
1997. Nombraré a los asistentes, Jorge Sachún, Rosa
Marín, Estuardo La Torre y Jean-François Millaire, los
trabajadores y los estudiantes de las universidades de
Cambrige, de Londres (UCL), de Norwich (UEA) y
de Santa Barbara (UCSB).
En investigación, nadie es una isla, me gustaría
subrayar la ayuda de los especialistas que me dieron en
el análisis de los restos óseos: el Dr. John Verano
(Universidad de Tulane), y de los ecofactos: Víctor
Vásquez (Arqueobios-UNT).
Finalmente, sin la ayuda financiera de las instituciones
siguientes, estas investigaciones habrían sido imposibles:
la British Academy, el Leverhulme Trust Fundation y el
Sainsbury Reserch Unit. Por esta ayuda inestimable, les
estoy profundamente reconocido.
Fig. 57. Canchero hallado en la base de la esquina noreste de la
Plataforma II.
 EXCAVACIONES EN EL CEMENTERIO
CERRO BLANCO (CCB-97), MOCHE
Jean François Millaire
INTRODUCCIÓN
Las excavaciones arqueológicas realizadas
durante el mes de agosto de 1997 en el flanco oeste
del Cerro Blanco, tenían como objetivo documentar
la presencia de un probable cementerio entre la
Plataforma II de la Huaca de la Luna y el Cerro
Blanco. Las excavaciones se centraron en cuatro
sectores y han sido efectuadas con la ayuda de dos
obreros peruanos y nueve estudiantes ingleses y
americanos. Los estudiantes trabajaron en turnos
en el campo y en el laboratorio, participando así en
todas la etapas del trabajo arqueológico.
Este proyecto debió permitirnos, en primer
lugar, evaluar el potencial arqueológico de una zona
clave del sitio Moche. Esta zona es importante pues
ella se sitúa entre la Plataforma II y el Cerro Blanco,
dos lugares rituales de gran importancia para los
Moche. Desde el inicio, varios indicios nos
permitieron creer que este sitio había sido utilizado
como cementerio. En superficie se podía distinguir
fácilmente varios huecos dejados por los
huaqueros; de otra parte, el suelo estaba cubierto
de fragmentos de cerámica fina y fragmentos de
osamentas humanas. Esta excavación debería
permitirnos, más particularmente, conocer el
sistema funerario de los Moche; nosotros
deseábamos, en primer lugar, ver si este lugar había
sido realmente utilizado como cementerio por los
Moche y si así lo había sido, de qué manera habían
enterrado a sus muertos.
Las excavaciones nos han permitido identificar
lo que podría haber sido un cementerio fechando al
periodo Moche III. También nos han mostrado que
esta zona había sido el teatro de varias ocupaciones
domésticas tardías, sobre las que fue necesario
detenerse para su registro y estudio. La breve
presentación que sigue retomará la secuencia de los
diversos eventos identificados en las excavaciones.
CEMENTERIO MOCHE III
Durante las excavaciones, dos tumbas fueron
descubiertas, la una fue un enterramiento simple, la
otra fue más elaborada (Fig. 58). Estas tumbas habían
sido saqueadas, pero fue posible de extraer varios datos
interesantes.
Tumba 1
Esta tumba fue descubierta en el sector 1, bajo
varias ocupaciones tardías. Se trataba de una fosa
alargada, excavada en la arena, de 160 cm de largo por
60 cm de ancho. El saqueo fue completo; ninguna
osamenta y ninguna pieza de cerámica estuvo en su
lugar. Las osamentas humanas recuperadas pertenecen
todas, salvo una, a un mismo individuo adulto. Con el
cuerpo se hallaron 25 fragmentos de camélidos, algunos
teniendo huellas de carnicería.
El material funerario estuvo disperso, pero quedó
concentrado sobre y alrededor de la tumba. Ello nos
permitió recuperar una cierta cantidad de fragmentos
de cerámica pertenecientes probablemente a esta tumba.
Fragmentos de un mismo vaso se hallaron dentro y fuera
de la tumba; fueron estos artefactos los que nos
permitieron fechar la tumba de manera relativa. Estos
fragmentos fueron todos típicos del periodo Moche III.
Tumba 2
Esta segunda tumba fue más elaborada que la
precedente, pero también estuvo saqueada (Fig. 58). Una
excavación cuidadosa nos permitió recuperar una gran
cantidad de datos que nos ofrecen ahora la posibilidad
de comprender mejor esta estructura. Se trata de un
sepulcro rectangular, construido con adobes, de 215 cm
de largo por 110 cm de ancho y 80 cm de alto (Fig. 59).
Esta estructura fue construida directamente sobre la roca
madre; ella fue construida allí probablemente a
sabiendas. Sus paredes fueron simples en tres de los
Fig. 58. Cementerio Cerro Blanco (CCB-97).
lados, pero la pared que daba cara a la planicie presentaba
una decoración particularmente interesante (Fig. 59).
Se trata de un motivo que por el momento es
indescifrable. Se hizo colocando ciertos adobes de
cabeza para que sobresalieran para formar el motivo en
relieve al exterior de la tumba. Es necesario remarcar
que todos los adobes empleados para crear el motivo
habían sido ya usados, lo que era también el caso de
aquellos empleados en la construcción de la estructura.
El fondo de esta cámara funeraria fue parcialmente
cubierta de una capa de adobes quebrados. Sobre esta
base debió ubicarse el sarcófago hecho de madera y
caña, amarrada con una cuerda. Todos estos materiales
se encontraban esparcidos en la tumba. El cuerpo
ciertamente fue envuelto con textiles, dada la presencia
de varios fragmentos de gasa negra.
Las osamentas humanas descubiertas pertenecen
todas al mismo individuo, salvo dos fragmentos que
presentan problemas: uno de ellos pertenece a un joven
niño (2 a 4 años) y el otro a un bebé de menos de un año.
Fig. 59. Tumba 2, Cementerio Cerro Blanco (CCB-97).
62
Igualmente, la estructura contenía también un radio y
carpo de adulto, que no pertenecía al individuo principal.
Por el momento estos fragmentos han sido considerados
como intrusivos, aunque el agregado de partes de cuerpos
humanos sea cosa corriente entre los Moche.
El individuo que había sido enterrado en esta
cámara funeraria fue una persona grácil, pero su sexo
no ha podido ser determinado. Todos los fragmentos
del cráneo estaban verdosos, por lo que debieron haber
estar en contacto con ornamentos de cobre. La
orientación del cuerpo fue determinada por conteo
estadístico de las osamentas en cada una de las tres
secciones de la tumba (norte, centro y sur). Las
osamentas de la parte superior del cuerpo se hallaban
en su gran parte en la sección sur de la tumba y esta
sección no contiene osamentas de la parte inferior del
cuerpo. La sección norte de la tumba fue menos
homogénea. En la sección central descubrimos una
concentración de osamentas de camélidos (fragmentos
de cráneo, vértebras, costillas y huesos largos).
El material funerario que no había sido saqueado era
de muy buena calidad. En total, nueve vasijas fragmentadas
fueron abandonadas por los saqueadores. Entre ellas
encontramos cuatro botellas de asa estribo, dos sin decorar
y otras dos decoradas con el motivo del colibrí. También
se encontró un vaso retrato, dos personajes escultóricos
en posición sentada así como dos botellas de gollete
expandido. Dos piruros en piedra (una rojiza y la otra
negra), incrustada con piedras turquesas y un piruro en
hueso (posiblemente un pendiente), formaban parte de
las ofrendas funerarias. Los artefactos en cerámica todos
eran típicos del final del periodo Moche III. Este
fechamiento relativo es muy coherente con aquella de la
Tumba 1, descrita antes.
 Ocupaciones domésticas tardías
En todos los sectores, a menos de un metro de la
superficie, hemos identificado huellas de una ocupación
doméstica tardía que habría sido de muy corta duración
(Fig. 58). Se trataba de una ocupación domésticas debido
a los numerosos fogones identificados y a la cantidad
sorprendente de fragmentos de cerámica doméstica que
estas capas han brindado. La arquitectura indica, del
mismo modo, que se trata de construcciones para
vivienda. Todos los muros, salvo uno, estaban
construidos con pequeñas piedras, unidas entre si con
argamasa. Sólo existe un muro de adobe, pero
reutilizado. Los pisos de los ambientes descubiertos en
los sectores 1, 2 y 3 fueron muy delgados y no parecen
haber sido utilizados durante un largo periodo de tiempo.
Estas estructuras domésticas fueron probablemente
ocupaciones tardías si nos confiamos en la estratigrafía de
los vestigios. En el sector 1, por ejemplo, estas habitaciones
fueron construidas en una capa que se hallaba sobre las
tumbas I y II; son ciertamente muy posteriores a la
ocupación Moche III de esta zona. En el sector 4, ambientes
semejantes habían sido construidos reutilizando una de las
paredes de la Plataforma II, estructura que fecha del periodo
Moche IV. De otra parte, estos ambientes (en los sectores
1, 2 y 4) han brindado una importante cantidad de
fragmentos de cerámica característica del periodo Chimú.
Si esta última asociación fuera corroborada, esto nos
permitiría asociar esta ocupación en los flancos del Cerro
Blanco al periodo Chimú. Si bien no podemos aún fechar
con precisión estas estructuras, es claro que ellas son tardías,
posteriores al abandono de la Plataforma II y posiblemente
contemporáneas a la presencia Chimú en los distintos
sectores del sitio Moche.
Concentración de osamentas
Durante las excavaciones hemos identificado varias
concentraciones de huesos. Estas concentraciones habían
sido todas alteradas por el saqueo intenso de esta zona.
Algunas concentraciones parecen de osamentas humanas,
pero otras no contienen sino material faunístico.
Muro monumental
Durante la última semana de excavación,
concentramos los trabajos en el sector 3, en el que hemos
puesto al descubierto un muro de tamaño monumental,
perpendicular al Cerro Blanco (Fig. 60). Este muro esta
hecho de gruesas piedras con sus caras más lisas
formando el paramento y unidas con piedras pequeñas
a manera de pachillas. Este muro tiene 50 cm de ancho
y unos 70 a 150 cm de altura. Hasta el momento tan
sólo hemos limpiado una longitud de 11 metros. Como
en el sector 1, este muro fue reutilizado durante una
ocupación tardía del sitio; nosotros hemos encontrado
aquí lo que parece ser una construcción doméstica con
pequeños muros de piedra. Como no hemos excavado
el interior de la estructura asociada al muro, es por el
momento difícil brindar una fecha.
Conclusiones y objetivos para 1998
Esta excavación tenía por objetivo documentar la
presencia de un cementerio en el flanco del Cerro
Blanco, objetivo que ciertamente fue logrado. En
efecto, nos ha sido posible identificar dos tumbas, bien
diferentes una de la otra, en un sector de la excavación
relativamente pequeño. De otra parte, hemos logrado
dar una fecha relativa a estos eventos que remontan al
periodo Moche III y que sería anterior a la construcción
de la Plataforma II de la Huaca de la Luna.
Un objetivo a futuro será iniciar una excavación
intensiva en este sector para ver si realmente se trata
de un cementerio y si es el caso, comprender como
funcionó. Será entonces posible identificar una o varias
tumbas intactas para comprender mejor su
complejidad. Podremos, al mismo tiempo, localizar y
excavar otras tumbas saqueadas para maximizar la
recolecta de datos sobre esta zona clave del sitio Moche.
En el marco de un tal estudio, será inevitable e
interesante registrar toda huella de ocupación
doméstica en esta zona. Ello nos permitirá
eventualmente fechar con más seguridad estos eventos
y posiblemente comprender por qué fue elegido este
sector como lugar de habitación.
Finalmente, el descubrimiento de un muro monumental
es de gran importancia. Sería interesante ver a que tipo de
estructuras están asociadas para comprender su función y
aún posiblemente poderlo fecharlo.
Fig. 60. Estructura monumental (CCB-97).
63
64
 Segunda Parte
Excavaciones en la
zona urbana
Fig. 61. Sector urbano entre las Huacas del Sol y la Luna.
 INVESTIGACIONES EN LOS CONJUNTOS
ARQUITECTÓNICOS DEL CENTRO
URBANO MOCHE
Claude Chapdelaine
La temporada de excavaciones de 1997 no se
distingue mucho de las dos primeras temporadas, ya
que es la continuación tanto en los planes como en la
problemática y metodología. La campaña de 1997 se
inscribe en el mismo proyecto de largo alcance,
tratando de comprender el modo de funcionamiento
del sitio Moche y constituye el segundo año de un
proyecto de tres años subvencionado por el Consejo
de Investigaciones en Ciencias Humanas del Canadá.
Los resultados de las temporadas 1995 y 1996 han sido
objeto de diversas publicaciones (Chapdelaine 1997,
Chapdelaine et al. 1997, Chapdelaine 1998) y los datos
presentados en este informe eventualmente serán
integrados a una nueva publicación teniendo como
objetivo una mejor comprensión del urbanismo y
desarrollo del estado en el sitio Moche.
Ya que a este informe le seguirá una última
temporada de excavaciones durante 1998, el objetivo
aquí es de presentar los principales resultados obtenidos
en el curso de los meses de mayo a julio, tanto en el
campo como en el laboratorio. Contrariamente a los
dos años precedentes, no hemos invertido mucha energía
en la cartografía de las estructuras visibles en superficie.
Sólo un nuevo conjunto arquitectónico ha sido
parcialmente delimitado, el 20, en tanto que hemos
concentrado nuestros esfuerzos en los conjuntos 7 y 9.
Además, las excavaciones se concentraron en pequeñas
áreas en los conjuntos 11, 12, 13, 14 y 15. En todos los
casos se trató de una decapado horizontal que se detuvo
en el primer piso arquitectónico, salvo en el conjunto
15 donde deseábamos localizar una segunda ocupación
bajo el piso excavado en 1996.
En el laboratorio, la catalogación de todos los
objetos fue realizado por Gloria Jara, en tanto que
diversos colaboradores peruanos prosiguieron los
trabajos iniciados el año pasado: Florencia Bracamonte
en los esqueletos humanos, Víctor Vásquez y Teresa
Rosales sobre el material faunístico, María Isabel
Paredes en la cerámica decorada. Un estudiante
graduado de la Universidad de Montreal, Alexis
Mantha, ha iniciado el estudio de la tecnología de la
cerámica Moche, en tanto que Nathalie Martin con la
ayuda de una computadora ha ingresado los datos de
los catálogos de cerámica de las temporadas 1995 y
1996 al mismo tiempo que contribuía al registro de la
cerámica decorada.
OBJETIVOS
Teníamos varios objetivos antes de iniciar la
temporada de 1997, siempre con la meta de
comprender la red urbana del sitio Moche, que pudo
ser la capital de un estado en la costa norte del Perú.
Deseábamos precisar y verificar los elementos urbanos
siguientes: a) Completar la excavación de la plaza
pública descubierta en 1996; b) Limpiar y prolongar
hacia el sur la excavación del callejón que separa la
plaza pública del conjunto arquitectónico 13; c) Excavar
el conjunto 12; d) Delimitar en su totalidad el conjunto
9; e) Delimitar en su totalidad el conjunto 7; f) Precisar
la existencia de una segunda plaza pública al sur del
conjunto 12; g) Excavar la zona alrededor de la
chimenea situada en el conjunto 7; y h) Localizar otros
complejos e investigar las áreas de combustión con
miras a recoger carbones de madera para fechamiento
y material orgánico para documentar el modo de
subsistencia.
Estos objetivos no han sido totalmente alcanzados,
pero los resultados obtenidos confirman nuestras
primeras interpretaciones, lo que veremos en las
próximas páginas.
PROBLEMÁTICA
Nuestra problemática consiste en ligar, en el
plano arqueológico, los conceptos de urbanismo y
de Estado, precisando al mismo tiempo que el
potencial de este sitio Moche es mucho más
prometedor que a inicio de nuestras trabajos en
1995. En efecto, estábamos persuadidos entonces
que el pillaje en el sitio había disminuido
enormemente este potencial y que el recubrimiento
del sitio por la arena eólica constituía un seria
limitación. Si la capa de arena o de sedimentos
arcillo-arenosos compactos constituye siempre un
elemento natural que retrasa la liberación de las
estructuras, el descubrimiento de callejones, de una
plaza pública, portales y de un alineamiento de
conjuntos arquitectónicos confirma sin ninguna
duda la existencia de una verdadera planificación
urbana. Es importante pues proseguir con la
descripción de nuevos elementos urbanos y de
precisar la naturaleza de aquellos puestos en
evidencia el último año.
METODOLOGÍA
Se prosiguió las excavaciones siguiendo la misma
estrategia general. El decapado horizontal fue pues
privilegiado y las capas cerca de los pisos de arcilla
fueron tamizados con la ayuda de cernidores de malla
fina (<3mm).
A escala del sitio, y más particularmente en la mitad
sur de la ciudad, concentramos nuestros esfuerzos en
cartografiar un pequeño sector en la esquina suroeste
de la planicie y el plano del conjunto no ha sido
modificado de manera significativa si se le compara
con los trabajos de 1995 y 1996 (Fig. 61).
En los sectores excavados en 1997, la consigna
fue excavar hasta el primer piso de arcilla. El registro
de la excavación se hizo en una hoja de terreno y
los objetos fueron colocados en bolsas plásticas con
una etiqueta indicando la localización exacta, para
saber el ambiente o el metro cuadrado de donde
provenían. Se hizo un registro en video cámara y
con aparato fotográfico. Hemos privilegiado la
recuperación de todos los vestigios artefactuales y
ecofactos cuando los contextos estratigráficos eran
bien controlados. La recolección de muestras de
carbón de madera fue otra prioridad (ver los
informes de los años anteriores para un más amplio
detalle). Además, todas las estructuras fueron
dibujadas en papel milimetrado, en tanto que los
testimonios culturales fueron lavados, catalogados
y analizados en el marco de este proyecto y las
descripciones se hacen en el Perú.
LOS RESULTADOS DE CAMPO
Los objetivos de este año estaban ligados
fuertemente a los resultados de los años precedentes.
68
Las excavaciones comenzaron a inicios del mes de
mayo y se terminaron a fines del julio.
En el campo, el equipo del mes de mayo estuvo
compuesto por José Armas, arqueólogo peruano
que es mi asistente, así como cuatro obreros
peruanos. Durante los meses de junio y julio, José
Armas y el autor de este informe fueron apoyados
por cuatro obreros peruanos, dos estudiantes
quebequenses, Alexis Mantha y Nathalie Martin,
así como estudiantes quebequenses que
participaban en un stage de iniciación práctica a la
arqueología. En el mes de junio: Vanessa Olivier-
Lloyd, Elsa Legault, Carolina Forcier, Gabriella
Djerrahian, Marik Danvoye, Manon Lefevre,
Isabelle Grisé, Steve Ménard, Danny Leblanc,
Hugo Valcourt, Julien Saint-Georges; y por el mes
de julio: Hélène Bernier, Marie-Chantale Caron,
Mélanie-Louise Leblanc, Chantal Rousse, Eddy
Lachapelle, Steve Ménard, Patrice Lavoie y Éric
Lachapelle. Es necesario señalar la participación
activa en el campo de la antropóloga física
Florencia Bracamonte.
Nuestros esfuerzos han sido muy productivos, más
de 800 m3 de escombros fueron liberados, y la
descripción de los resultados para cada sector o
conjunto arquitectónico será hecha de manera sucesiva
(ver la figura 62 para la localización general de cada
sector).
CONJUNTO ARQUITECTÓNICO 7
Este conjunto es uno de los más interesantes de
toda la planicie. Aquí hemos puesto en evidencia
una gran variedad de ambientes y entre los
descubrimientos más excepcionales podemos
mencionar una sepultura, un alineamiento de seis
vasijas domésticas, así como una chimenea que pudo
haber servido para la fabricación de objetos de metal
(Chapdelaine et al. 1997). Ahora bien, a pesar de
nuestros esfuerzos en 1995 y 1996, este sector no
había sido aún bien delimitado, y no sabíamos si el
límite oeste estaba alineado con el conjunto
arquitectónico 9. Durante 1997 deseábamos excavar
alrededor de la chimenea y delimitar este famoso
conjunto hacia el este. Desafortunadamente, los
desechos de nuestras excavaciones de 1995
constituyeron un obstáculo y era necesario mover
esta importante acumulación de escombros con la
ayuda de una maquinaria pesada. Aunque el espacio
estuvo parcialmente limpio el 12 de junio, fue muy
tarde para concentrarse en esta zona de la unidad
arquitectónica 7.
Fig. 62. Ubicación de los conjuntos arquitectónicos de la zona urbana.
Los trabajos efectuados este año han confirmado
el carácter especial de este complejo (Fig. 63). En efecto,
hemos podido precisar el callejón que separa los
conjuntos 7 y 9, identificar lo que parece ser dos patios
con banquetas y descubrir dos entierros posiblemente
relacionados entre si. Es necesarios subrayar que los
límites este y sur de este conjunto no han sido aún
definidos al final de nuestro trabajo. La descripción de
los nuevos ambientes será pues breve y su
identificación provisional.
Los Patios de los ambientes 7-7 y 7-20
La excavación del ambiente 7-7 fue considerada
incompleta en 1995. Ahora hemos podido precisar
sus dimensiones así como su acceso al corredor al
norte (Fig. 63). Se trataría muy probablemente de un
patio cuyas dimensiones generales son 8 x 12 metros.
La forma de este patio es ligeramente irregular. Se
nota la presencia de una gran banqueta ampliándose
desde la esquina sureste hacia el norte y este. La parte
norte de esta banqueta en forma de “L” presenta un
segundo nivel que permite descender fácilmente al
centro de este ambiente. La sección norte del patio
está muy mal definida y, teniendo en cuenta la
conser vación de los muros, se abriría muy
ampliamente hacia el corredor que separa los dos
complejos. El patio 7-7 sería, pues, un ambiente
teniendo un acceso fácil y podría tener un carácter
público semi-privado.
La misma conclusión se aplica al otro ambiente,
inmediatamente al este, denominado provisionalmente
7-20, y que parece ser otro patio. En este caso, el acceso
hacia el corredor norte es completo. Inclusive se puede
pensar que este ambiente es una ampliación del
corredor. Dado que el muro que separa estos dos patio
no tiene una gran altura, la separación podría ser de
naturaleza secundaria, y estaríamos frente a otra plaza
pública o un gran patio.
69
Fig. 63. Plano de los conjuntos 7, 9, 10, 11, 12, 13 y de la plaza.
Las dimensiones de este segundo patio (ambiente
7-20), son aproximadamente de 6 x 13 metros, y ninguna
banqueta se ha puesto en evidencia dentro de el. Además,
debemos señalar que el muro este del segundo patio
está construido directamente sobre la arena y que es
posterior al acondicionamiento de este ambiente. Si
midiéramos este patio usando el muro más al este,
asociado a un buen piso de arcilla, sus dimensiones serían
comparables con aquellas del patio 7-7.
El ambiente 7-11
Este ambiente no fue completamente excavado en
1995, es más grande que lo previsto y aquí identificamos
una banqueta en forma de “L” a partir de la esquina
sureste (Fig. 63). Sus dimensiones son de 5,5 x 8 metros,
lo es muy comparable a los dos patios precedentes. En
cuanto a la banqueta, ella se divide en tres secciones: la
parte sur es de forma cuadrangular, la parte este es más
estrecha y estrangulada hacia el sur, en tanto que la tercera
70
parte se demarca del norte para formar un rectángulo.
Estas diferentes partes tienen la misma elevación sobre
el piso del ambiente, más o menos unos 25 cm.
La función de este ambiente no es fácil de determinar,
pero podríamos estar una vez más frente a un patio que
se ubicaría al centro de una serie de ambientes dentro
de los cuales el ambiente 7-10 sirvió de cocina. Será
necesario esperar los resultados de las excavaciones al
sur de este ambiente que, por el momento, constituye el
límite sur de esta sección del conjunto arquitectónico 7.
Los ambientes 7-17, 7-18 y 7-19
Ellos son relativamente pequeños y no poseen un
arreglo en particular. El ambiente 7-17 tiene forma irregular,
tiene 3 metros de largo por 2 metros de ancho. El ambiente
7-18 es muy estrecho, con sólo 1,3 metros por 2,5 metros
de largo, ligeramente superior al ancho del ambiente
precedente. El ambiente 7-19 es el más grande de los tres
con las dimensiones provisionales siguientes: 4 x 3 metros.
Estos tres ambientes, y sobre todo los más pequeños,
debieron haber servido como depósitos.

El ambiente 7-21
Este ambiente aún no ha sido delimitado de manera
satisfactoria, sólo conocemos sus límites norte y oeste.
Podemos imaginar su límite sur proyectando el muro sur
del ambiente 7-19, en tanto que su límite este está marcado
actualmente por un muro construido directamente sobre
la arena. Dos grandes vasijas domésticas están asociadas a
este espacio (Fig. 63). La que ocupa una posición central, la
más pequeña, es verdaderamente contemporánea al
ambiente y a la sepultura de un individuo instalado sobre el
muro norte del ambiente y localizada a lo largo del muro
este (Fig. 64). En cuando a la gran vasija doméstica situada
cerca de la sepultura, descansa sobre el piso más profundo,
pero está asociada al enterramiento pues la altitud del
reborde es comparable a aquella del esqueleto: 1,35 metros
para la “tinaja” y una altitud variando entre 1,35 y 1,45 para
las diferentes partes del esqueleto (Fig. 64).

La tumba de un individuo sin status

El individuo fue depositado sobre el piso y esta
Fig. 65. Esqueleto del ambiente 7-21 con la vasija sobre la cabeza.
decisión deja suponer que el cuerpo fue depositado

Fig. 64. Tumba del ambiente 7-21. Fig. 66. Esqueleto del ambiente 7-21 sin la vasija sobre la cabeza.

71
voluntariamente en este ambiente. El enterramiento
marca probablemente el abandono de esta parte del
conjunto.

El individuo está decúbito dorsal, los brazos y las

piernas alargadas. Varios indicios osteólogicos indican
que el individuo es de sexo masculino (Florencia
Bracamonte, comunicación personal). Este hombre
tenía la cabeza recubierta de una mitad de vasija
doméstica (Fig. 65), un recipiente con cuello y gollete,
de un tipo común en el sitio (Organde 1997). El
cuerpo estaba orientado en el eje norte-sur con la
cabeza hacia el sur. La cabeza, a pesar de su mala
conservación (Fig. 66), estaba orientada hacia el este,
mirando hacia la Huaca de la Luna. A excepción de
esta vasija y de un piruro en cerámica, cuya asociación
no es evidente, se trata de un primer esqueleto en el
sector urbano sin poseer ofrendas. Se puede, pues,
proponer que este individuo no tuvo un status
elevado. Podríamos incluso poner como hipótesis que
se trataría de un “esclavo” a quien se dio una sepultura
particular al interior de un conjunto en el centro de
la ciudad, pero sin ofrecerle vasijas pintadas o piezas
de cobre en la boca. Podemos también especular que
la sepultura no refleja necesariamente el status del
individuo, pero ante todo la ausencia de ofrendas es Fig. 67. Tumba del ambiente 7-22.
una ilustración de la decadencia avanzada del sitio al
momento de la inhumación del individuo. El único
elemento teniendo una significación cronológica es
un “piruro” típico de la fase Moche IV (Millaire 1997).
Recordemos, sin embargo, que su asociación con el
difunto es poco convincente.

Ambiente 7-22
Este ambiente se subdivide arbitrariamente al norte
por la presencia de un muro construido directamente
sobre la arena. El ambiente es estrecho, con 2 metros
de ancho por un largo de 5 metros (ver Fig. 63). Esta
división está, sin embargo, apoyada por la presencia
de una segunda sepultura. Se trata una vez más de un
individuo de sexo masculino según Florencia
Bracamonte.

La tumba de un individuo con status

El esqueleto está orientado siguiendo el eje norte-
sur con la cabeza al sur, y descansaba directamente
sobre el piso del ambiente. El cuerpo está decúbito
dorsal, en posición extendida, las manos a lo largo
del cuerpo (Figs. 67 y 68). La cabeza estaba
completamente destruida y es imposible precisar su
orientación. Varias vasijas fragmentadas han sido
Fig. 68. Esqueleto del ambiente 7-22 con 5 vasijas pintadas cerca
halladas fuera de contexto en el sector del cráneo,
de los pies.

72
como si esta parte de la sepultura hubiese sido
disturbada. En cambio, la presencia de cinco vasijas
intactas en la región de los pies, así como un
depilador de cobre en la boca, dejan creer que la
perturbación es superficial. El enterramiento se halla
a una altitud variando alrededor de 1,75 metros, lo
que es casi 35 cm más bajo que el promedio del
esqueleto del ambiente 7-21 (1,40 m). Este
individuo, teniendo un cierto rango, probablemente
haya sido sepultado antes que el individuo sin status,
pero hay que subrayar que los dos esqueletos son
de sexo masculino y que les separa tan sólo 2,50
metros de distancia.
El depilador de cobre hallado en la boca adopta
ligeramente la forma de un “tumi”, en tanto que otra
pieza en cobre, situada a la altura del omóplato, es
otro depilador de forma cuadrangular. En lo que se
refiere a las vasijas completas (Fig. 69), son todos
cántaros pintados con motivos típicos de la fase
Fig. 69. Dibujos de las vasijas de la tumba del ambiente 7-22.
Moche IV. Este enterramiento testimonia, pues, un
evento contemporáneo de la utilización de este
ambiente o del final de la ocupación donde se
transforma el ambiente arquitectónico en una
estrecha cámara funeraria.
La parte noreste del conjunto 7
El ambiente 7-23 es la continuidad hacia el norte
del ambiente precedente. Sus dimensiones son de 2 x
6 metros. El muro que forma el límite norte de este
ambiente constituye también la continuación del
corredor entre los conjuntos arquitectónicos 7 y 9. Este
muro se prolonga más allá del límite este del conjunto
arquitectónico 9, indicando que los dos complejos no
están alineados hacia el este.
No conocemos aún el límite este del conjunto 7,
pero hemos identificado la esquina suroeste de otro
conjunto residencial al este del conjunto 9 y al norte
73
del conjunto 7. Además, un nuevo callejón se delinea
entre este nuevo conjunto y el 9.
La puesta en evidencia de los límites este y sur del
complejo 7 queda como una prioridad para el año
próximo, así como la excavación en profundidad de
varios ambientes, dentro de los cuales aquel donde se
halla la cheminea.
CONJUNTO ARQUITECTÓNICO 9
Se excavó este sector en 1996. Toda la parte sur
fue limpiada y no faltaba sino definir la parte noreste,
tarea a la que nos dedicamos este año. El conjunto 9
se convierte en el primer conjunto arquitectónico del
proyecto ZUM (Zona Urbana Moche) en ser
totalmente delimitado y excavado. Sus dimensiones son
imponentes: 36 metros en el eje este - oeste por 18
metros en el eje norte - sur. La forma no es exactamente
rectangular, pues el ancho en la parte oeste es de 19
metros y en la parte este de sólo 17 metros.
La esquina noreste
Durante la presente campaña de excavaciones,
nuestro primer objetivo fue liberar el muro norte hacia
el este y el muro este hacia el norte y de este manera
delimitar el conjunto. No obstante, la esquina noreste
del conjunto ha sufrido una modificación mayor. En
efecto, un muro de piedras continúa hacia el este del
muro norte e, inmediatamente al sur, un pequeño
ambiente con muro de piedras fue construido (Fig.
70). Al sur de este ambiente se hallan dos grandes
tinajas domésticas, encontrándose intacta la enterrada
más profundamente.
Hay que notar que el muro norte no presenta una
división, lo que deja creer que el espacio a lo largo de
este muro sea un callejón o corredor interior.
Fig. 70. Esquina noreste del conjunto 9 y un ambiente hecho con piedras.
74
La esquina noreste y los ambientes 9-16 a 9-24
Al final de las excavaciones de 1996, un espacio al
oeste del conjunto arquitectónico 9 no presentaba
huellas de arquitectura visible en la superficie. La
liberación de este espacio reveló una nueva sección
más al oeste que el límite imaginado el año anterior.
Esta nueva sección comprende los ambientes 9-18 y
el ambiente 12-6, dos ambientes colindantes.
El ambiente 9-18 puede ser considerado como una
extensión. Su disposición ha sido el resultado de varias
modificaciones. Se observa así zonas de rubefacción
en los muros oeste, sur y este (Fig. 71), dos pisos
separados por al menos una decena de centímetros de
sedimentos, un área de depósito en la esquina sureste,
así como la construcción de una banqueta en la mitad
norte del ambiente y una segunda banqueta en
pendiente a lo largo del muro este. Desafortunadamente,
los depósitos de cenizas asociados a los muros
rubefactados no contienen suficiente carbón para
usarlo como muestras para el fechamiento.
Los ambientes 9-16, 9-17 y 9-19 se sitúan en el
mismo eje que el límite establecido el año pasado
durante la excavación del ambiente 9-15 y la puesta en
evidencia del muro que va a unirse al muro norte del
conjunto. El ambiente 9-16 parece haber servido de
entrada al conjunto, en tanto que el ambiente 9-17
representa una modificación dado el hecho que sus
muros descansan directamente sobre la arena. En
cuanto a los ambientes 9-19, 9-21, 9-22 y 9-23, la
liberación es aún parcial y no podemos hablar
adecuadamente de ellos.
Los ambientes 9-20 y 9-24 podrían corresponder a
la misma unidad, puesto que el ambiente 9-20 parece
ser una banqueta en la parte sur de la misma manera
que lo hemos observado en dos grandes ambientes
del conjunto 7. Un enorme hueco de huaquero se halla
al centro del ambiente 9-24 y un área de combustión
ha sido excavada pero fue ante todo un depósito
secundario pues la superficie del piso, bien conservado,
no estaba ni quemado ni rubefactado.
La parte sureste y los ambientes 9-25 y 9-26
Esta sección del conjunto ha sido excavado con la
colaboración de los estudiantes quebequenses durante
el mes de julio. El ambiente 9-25 constituye la principal
zona de excavación. Esta no fue delimitada hacia el norte;
sin embargo, se liberó dos vasijas domésticas a lo largo
del muro este. Una vasija estaba completa (Fig. 72) y
marcas de fabricante decoraban su labio (Fig. 73). En
cuanto al primer piso de arcilla, fue encontrado entre
32 y 40 cm bajo la superficie actual. En una sección
hemos identificado una superposición de dos pisos, lo
que ilustra la utilización repetida de este espacio.

El ambiente 9-26 es de dimensiones pequeñas, 3,50

x 2,40 metros, y su excavación se hizo extremadamente
difícil debido a la presencia de un sedimento compacto.
Aquí hemos hallado varias vasijas domésticas, una de
las cuales, más o menos completa, estaba ubicada en
la esquina suroeste del ambiente. Esta vasija cerrada
con cuello estrangulado largo presenta una base de
pedestal, lo que es relativamente raro en una vasija
doméstica Moche.
Fig. 72.
Vasija doméstica
La realización de las excavaciones en las zonas no del ambiente 9-25.
liberadas al interior del conjunto 9 es disminuida
considerablemente por la presencia de una capa de arcilla-
arenosa muy dura. Esta capa de espesor variable ha, sin
embargo, desalentado los trabajos de los huaqueros.

Proseguiremos prioritariamente las excavaciones en

este conjunto en 1998. Entre tanto, un equipo de cinco
estudiantes peruano completan su for mación

Fig. 73.
Vasija doméstica
del ambiente 9-25
con marcas del
alfarero.

académica terminado la excavación de este importante

conjunto, hasta alcanzar el primer piso de arcilla, bajo
la supervisión del Dr. Santiago Uceda y con el apoyo
cotidiano de José Armas. Los resultados de sus trabajos
se presentan luego de este informe.

El conjunto arquitectónico 9 debe contar con una

cuarentena de ambientes luego de las excavaciones, y
nos permitirá estudiar en detalle los arreglos de los
ambientes y su función. Este tipo de estudio, realizados
en excavaciones incompletas (Van Gijseghem 1997),
promete aportar nuevas luces sobre la organización
urbana de los Moche, sobre todo si nosotros podemos
también delimitar el conjunto 7.

Fig. 71. Áreas de combustión en el ambiente 9-18.
CONJUNTO ARQUITECTÓNICO 11
Los trabajos en este conjunto se han limitado a
liberar el espacio a lo largo del muro sur, situado entre
la banqueta puesta en evidencia en 1996 y la tumba al
este (ver Fig. 63). De cada lado de un muro divisorio,

75
hemos delimitado dos ambientes, el 11-3 y el 11-4.
Ambos ambientes presentan sus dimensiones
incompletas, pero comparten una banqueta
acondicionada a lo largo del muro sur. En efecto, la
banqueta de 1996 del ambiente 11-2 es más elevada
que aquella del ambiente 11-3, pero el piso de arcilla al
norte de las dos banquetas es de la misma profundidad.
Lo mismo sucede con la banqueta del ambiente 11-4,
que está al mismo nivel que aquella del ambiente 11-3.
Debemos remarcar que en el ambiente 11-3 existen
dos depresiones en el piso de la banqueta, para colocar
probablemente vasijas domésticas sirviendo como
contenedores. Las vasijas no existían, pero las cavidades
se parecen mucho a aquellas del ambiente 14-1 donde
cinco vasijas domésticas fueron halladas in situ.
El conjunto arquitectónico 11 no representará una
prioridad durante la temporada de 1998, pero será
pertinente verificar las dimensiones de los ambientes
cuando tratemos de definir el muro norte. Será
interesante, también, proseguir la excavación del callejón
a lo largo del muro oeste del conjunto. Para estas dos
proyectos, la ubicación cercana del camino usado por
los buses y taxis constituye un serio obstáculo.
CONJUNTO ARQUITECTÓNICO
12 Y LA PLAZA PÚBLICA
Durante 1996 pudimos extrapolar de manera
bastante precisa los tres ambientes del conjunto
arquitectónico 12, situados al sur de la plaza pública, a
partir de las cabeceras de los muros visibles en
superficie (ver Fig. 63). Estos tres ambientes: 12-1, 12-
2 y 12-3, han sido el objeto de una excavación
minuciosa por estudiantes quebequenses durante el
mes de junio. Sin embargo, el trabajo pesado fue
realizado por el equipo dirigido por José Armas durante
el mes de mayo. Los trabajos durante el mes de junio
consistieron en la excavación de los últimos
centímetros hasta alcanzar el piso de arcilla.
En cuanto a la liberación completa de la plaza
pública, no reveló ninguna sorpresa salvo la presencia
de los adobes del muro sur que se hallaban colapsados
sobre el piso. En efecto, se observa la presencia de
ocho filas de adobes, lo que representa un muro que
pudo haber alcanzado casi 3 metros de alto a partir
del piso del ambiente 12-2. La limpieza en la parte
noroeste ha permitido también determinar, por la
manera diferente de colocar los adobes, la entrada a la
plaza pública a partir del callejón. Esta entrada se halla,
por otra parte, frente a una enorme abertura en el muro
este del conjunto 13, lo que es probablemente sólo
una coincidencia.
76
Fig. 74. El batán, las manos y una vasija enterrada en el piso del
ambiente 12-1.
El ambiente 12-1
Ubicado en la esquina suroeste del conjunto, allí se
encontró elementos de una cocina (Fig. 74). Además
del enorme fragmento de un “batán”, existen tres manos
de moler y una vasija enterrada bajo el piso de arcilla,
salvo la boca que sobrepasa ligeramente el piso. Esta
vasija, una vez liberada, tenía el fondo completamente
destruido, lo que deja pensar que su impermeabilidad
no fue una cualidad buscada en tanto que su utilización
al lado de una área de actividad caracterizada para
molienda de los vegetales es más probable. Este
ambiente, de dimensiones medianas (5,50 x 3,20 metros),
tuvo un acceso cerca a la esquina noroeste. Podemos
inferir la presencia de este acceso a partir de los adobes
que fueron colocados en posición diferente de aquellos
formando el muro oeste. Este acceso clausurado
conectaba el ambiente con el callejón.
Al interior del complejo 12, el ambiente 12-1 se
abre a un segundo ambiente al este, el 12-2, tomando
una gran abertura dejada por un muro divisorio que
no se prolonga mucho hacia el norte.
El ambiente 12-2
Es en este ambiente de grandes dimensiones, 6,50
x 5,50 metros, que encontramos una gran
concentración de moluscos y más particularmente del
tipo Donax. El piso estuvo, en varios lugares, recubierto
de capas de cenizas. Una de ellas, en la esquina sureste,
no liberó muestras de carbón de madera. La misma
conclusión se aplica a los acondicionamientos someros
compuestos de una fila de adobes y de una depresión
adyacente así como de una pequeña concentración de
cenizas excavadas a lo largo del muro norte cerca del
pasaje para acceder en el ambiente 12-1. Finalmente,
es una pequeña área de combustión a lo largo del muro

Fig. 75. Fogón del ambiente 12-2.
este y al lado del pasaje para ir al ambiente 12-4 que
brindó la primera muestra de carbón de madera para
fechamiento (Fig. 75; ver ubicación en Fig. 63).
Se trata de una acumulación de cenizas de por lo
menos 30 cm de espesor recubriendo un segundo piso.
La concentración de carbones se halló a 29 cm bajo el
piso superior. Una mano de moler está asociada a este
pequeño fogón. Es difícil establecer si este pequeño fogón
estuvo asociado a la última ocupación o a aquella del
segundo piso. Yo optaría por la última ocupación, y el
acondicionamiento del pequeño fogón en este lugar de
pasaje habría implicado la destrucción del piso y una
utilización más segura del fuego en un área rebajada.
Se debe agregar que otro acondicionamiento
ubicado más al centro del ambiente se comporta de
la misma manera, a saber: una acumulación de cenizas
visibles en superficie y que se extiende hasta un
segundo piso. Preveíamos una fecha bastante tardía
para esta muestra enviada para un fechamiento
radiométrico. En efecto, la fecha obtenida, 1330 +
60 AP (Beta- 108279), confirma nuestra hipótesis.
La calibración de esta fecha, de 630 a 855 años
después de Jesucristro teniendo en cuenta dos sigmas,
corresponde a la segunda fecha más reciente obtenida
a partir de una estructura de combustión asociada a
las últimas ocupaciones del sector urbano. Además,
hay que subrayar que el primer piso de arcilla se halla
más de un metro bajo la superficie actual y que la
utilización de este ambiente nos parece
contemporánea a la de la plaza pública ubicada
inmediatamente hacia el norte.
Además de numerosos moluscos y de huesos de
pescado, varios otros indicios nos permiten inferir para
este ambiente una función asociada a los productos
de mar. Mencionemos simplemente varios fragmentos
de figurinas y collares representando pescados y dos
gruesas y largas agujas de cobre que podrían haber
servido como instrumentos de pesca. También hubo
allí osamentas de un gran mamífero marino, en la
esquina noreste y cerca a dos piezas en cobre. Podría
tratarse, por tanto, de una gran cocina donde los
ocupantes preparaban regularmente comidas a base
de productos marinos.
El ambiente 12-4
Se accede a este ambiente por una entrada estrecha
de 80 cm. Este ambiente también ha servido de área
de combustión. Se observa manchas de rubefacción
en los muros sur y este, y acumulaciones de cenizas
están presentes en todo el ambiente (Fig. 76). En la
mitad norte de este ambiente, de dimensiones
modestas (4,60 x 2,80 m), una fuerte acumulación de
cenizas intruye hasta el segundo piso, a una
profundidad de casi 40 cm. Es en esta depresión que
tomamos una segunda muestra para fechamiento
radiocarbónico.
Se trata de una situación semejante a aquella
encontrada en el ambiente 12-2 y pensamos que fecha
la última ocupación, aquella asociada al primer piso.
La fecha radiocarbónica no confirma esta hipótesis,
pues el resultado es de 1510 + 60 AP (Beta- 108280).
No se puede, pues, proponer una contemporaneidad
entre las dos fechas para el conjunto 12. Esta segunda
fecha, una vez calibrada, corresponde aún más al
apogeo de la fase Moche IV, con un intervalo de 425 a
655 años después de Jesucristo, teniendo en cuenta
dos sigmas. A pesar de la separación entre estas dos
fechas, los tres ambientes del complejo 12 nos parecen
ser contemporáneos a la plaza pública ubicada al norte,
y podemos presumir que este sector fue ocupado
durante el intervalo representado por las dos fechas
radiométricas.
Fig. 76. Fogón del ambiente 12-4.
77
 El ambiente 12-5
Se trata de un ambiente no tan bien
documentado como los anteriores y será necesario
darle prioridad a la excavación de este espacio que
permitirá comprender mejor la relación entre los
conjuntos 9 y 12, así como con otra plaza pública
que se delinea al sur del conjunto 12. Podemos
agregar que este ambiente no se comunica con el
ambiente 12-4, ubicado inmediatamente al norte,
y que su acceso se encuentra probablemente por
el sur.
El ambiente 12-6
Ubicado al sur del ambiente 9-18, se accede a
este ambiente por el sur. Sin embargo, el supuesto
vano está clausurado y la mitad este del muro sur
está construido directamente sobre la arena. De la
misma manera que el ambiente 9-15, este ambiente
se articula probablemente a un pequeño corredor
que llega por el este hacia el ambiente 9-16. Cuando
todo este sector esté excavado, será más fácil precisar
la pertenencia de este ambiente al conjunto 12 o tal
vez al conjunto 9.
Se trata de un ambiente de buenas dimensiones
(7 x 4 m), y presenta subdivisiones. Se ha nombrado
a las dos secciones del lado sur como 12-6a y 12-6c
y al de la mitad norte 12-6b (Fig. 63). Además, la
mitad sur está más elevada que la mitad norte. Esta
última posee dos pequeñas áreas de combustión,
pero ninguna presencia significativa de carbón de
madera fue registrada, pero si un murito construido
con dos piedras gruesas.
CONJUNTO ARQUITECTÓNICO
13 Y EL CALLEJÓN NORTE-SUR
Al no poder continuar las excavaciones al oeste
del callejón cuyo eje es norte-sur, optamos por
liberar este callejón hacia el sur retirando los
sedimentos de cada lado del muro este que delimita
el conjunto 13. Seguimos el muro en una extensión
de casi 20 metros, lo que significa que este eje de
circulación quedó expuesto en una longitud de 41
metros (Fig. 63). Ninguna división fue encontrada
del lado este del muro del callejón, lo que indica la
ausencia de conjuntos residenciales y apoya la idea
de que este espacio fue una segunda plaza pública.
A lo largo del muro este del conjunto arquitectónico
13, hemos descubierto una gran jarra en lo que parece
ser un gran ambiente (ambiente 13-6). Esa jarra tiene
78
Fig. 77. Vasija doméstica del tipo cerrada para cargar agua, del
ambiente 13-6.
un orificio muy pequeño (Fig. 77) y debió servir para
transportar agua.
CONJUNTO ARQUITECTÓNICO 14
Durante 1997 regresamos a trabajar en este
sector para excavar los dos ambientes rectangulares
que pudieron haber servido de depósitos. La
excavación tenía como objetivo precisar la probable
función de los dos ambientes. Primero excavamos
el ambiente 14-3 (Fig. 78). Sus dimensiones
externas antes de la excavación eran de 1,20 x 1,10
metros (Fig. 79). Para nuestra sorpresa, los muros
estaban constituidos de una doble fila de adobes,
lo que reducía considerablemente la capacidad
inter na. Las dimensiones interiores de esta
estructura se redujeron entonces a 0,80 x 0,65
metros. La profundidad de este ambiente para
depósito es de 80 cm a partir de la cabeza de los
adobes (Fig. 80).
El contenido del ambiente 14-3 es bastante
pobre. Sin embargo, hallamos cerca del fondo una
base de vasija pintada con los motivos de una red
típica de la fase Moche IV, una porción basal de
una vasija doméstica y restos de un pequeño roedor.
Es importante mencionar la cantidad de
revestimiento de arcilla sobre los lados en el fondo
de la estructura.
El ambiente 14-4, contiguo al precedente, tiene
las mismas dimensiones pero el muro norte parece
estar ausente o destruido, lo que al parecer se
confirma a partir de un pozo de huaquero. Por otro
lado, la capa de depósito que cubre el ambiente es
tan dura que incluso la excavación utilizando un pico
es ardua, por lo que abandonamos la idea de proseguir
la excavación.
Fig. 78. Conjunto arquitectónico 14.

Fig. 79. Ambiente 14-4 antes de la excavación. Fig. 80. Ambiente 14-4 después de la excavación, confirmando su
función como depósito.

79
COMPLEJO ARQUITECTÓNICO 15
El motivo para regresar durante 1997 a este
conjunto está ligado a la fecha radiométrica obtenida
el año pasado a partir de la madera tomada en el
ambiente 15-3, el que parece ser una cocina. Esta fecha
resulto ser la más reciente, 1280 + 60 AP, y como la
muestra provenía de una capa poco profunda, a sólo
unos 15 cm, era interesante verificar la existencia de
otras ocupaciones debajo del primer piso con la meta
de consolidar la fecha obtenida.
Concentramos nuestros esfuerzos en los ambientes
15-1 y 15-2 (Fig. 81). Luego de una limpieza de los dos
ambientes, era evidente que los muros formando la
esquina noreste del complejo descansaban directamente
sobre la arena. Hemos destruido una parte del piso para
verificar la existencia de otros pisos, hasta una
profundidad de unos 50 cm debajo del primer piso. No
se encontró ningún otro piso y la capa retirada era arena
eólica bastante suelta.
La conclusión que se impone es que esta parte del
conjunto 15 es producto de una ocupación muy reciente,
sus muros descansan directamente sobre la arena, y si
hay ocupaciones más tempranas en el sector, están a
mayor profundidad. Dado la débil altura de los muros y
la rareza de la distribución de los adobes alrededor de
este conjunto, hay lugar para creer que los muros eran
ante todo cimientos y que los verdaderos muros fueron
construidos con materiales orgánicos del tipo quincha,
una mezcla de carrizos recubiertos con barro.
Fig. 81. Conjunto arquitectónico 15.
80
COMPLEJO ARQUITECTÓNICO 20
Hemos proseguido en la parte suroeste de la zona
urbana con el objetivo de precisar la fecha de las
últimas ocupaciones y el modo de subsistencia
vigente en esta época. Es así que durante 1997
deseábamos verificar la presencia de una cocina en
una zona donde habíamos inventariado varios
pequeños ambiente en 1995 (Fig. 62). Se trata del
conjunto arquitectónico 20. Hay que señalar que los
conjuntos 17, 18 y 19 se sitúan al noroeste del
conjunto 8 (Chapdelaine et al. 1997) y han sido
excavados por equipos de estudiantes peruanos bajo
la dirección del Dr. Santiago Uceda.
En este conjunto, no bien delimitado aún, hemos
excavado 5 ambientes (Fig. 82). Ninguno de ellos
ha servido como cocina y no hemos podido obtener
nuevas muestras de carbón para fechamientos. Los
pisos de arcilla se encontraban todos muy cerca de
la superficie, a menos de 25 cm, y varios de los muros
fueron construidos directamente sobre la arena (Fig.
83), por tanto estamos ciertamente en presencia de
una de las últimas ocupaciones en este sector por
los Moche.
Una tumba Chimú
En cambio, desde el inicio de los trabajos en esta
zona fue notada la presencia indiscutible de una
ocupación Chimú. En efecto, varios tiestos con pasta
negra cubren la superficie y algunos fragmentos tenían
la forma claramente posterior a la tradición Moche IV.
Por tanto el descubrimiento de una sepultura Chimú
durante las excavaciones no fue una sorpresa, la cual
apareció cuando deseábamos definir un muro destruido
y enterrado por la arena (ver Fig. 82 para la ubicación).
Faltaba la cabeza y el cuerpo estaba envuelto en un textil
(Fig. 84). Pudimos ver algunas pequeñas cuentas en
piedra y la presencia de osamentas con manchas verdes
indicaban la presencia de objetos de cobre. Como era
viernes del medio día, decidimos cubrir la tumba y
esperar al lunes siguiente para iniciar la excavación.
Desafortunadamente el enterramiento fue visitado por
huaqueros el domingo por la mañana. La excavación de
lo que quedaba del enterramiento libró varias pequeñas
cuentas en piedra negra y, a manera de recompensa, un
conjunto de 6 piezas en cobre (5 piruros y una cuenta
en forma alargada) a través de las cuales pasaba una
cuerda. Recogimos también fragmentos de mate y
cabellos. La ausencia de cerámica o de otros indicios
cronológicos nos impiden precisar la fecha de esta
inhumación. Examinaremos el año próximo el textil con
la ayuda de una especialista peruana.
 Este sector nos ha permitido fechar las últimas
ocupaciones, pero con la sorpresa de una ocupación
de época Chimú y un enterramiento, elementos al
parece aislado a lo largo de un muro construido
probablemente por los Moche.
RESULTADOS EN LABORATORIO
En la misma perspectiva que aquella de los años
anteriores, los análisis en laboratorio son realizados al
mismo tiempo que se realizan las excavaciones, y otros
se harán durante el próximo año. Además, todos los
objetos han sido catalogados con el mismo sistema
implementado en 1995 y usado en 1996. La meta de
esta sección es precisar los principales trabajos en curso.
(Chapdelaine et al. 1997a), y realizó el análisis osteológico
de un esqueleto en el ambiente 16-3. Este año, ella
participó en la exhumación de los esqueletos hallados
en los ambientes 7-21 y 7-22, así como del enterramiento
Chimú. Un informe detallado sobre los descubrimientos
del último año y sobre los del presente año está previsto
para fines de octubre de 1997. Posteriormente, ella podrá
hacer una síntesis sobre los enterramientos hallados en
la zona urbana y contribuir a renovar nuestra
comprensión de las prácticas funerarias del sitio Moche
desde el fin de los años 70 (Donnan y Mackey 1978).

El estudio osteológico
(Florencia Bracamonte)

La colaboración con la antropóloga física Florencia

Bracamonte viene desde 1995. Ella estudió los dos
esqueletos recuperados en aquel año en los conjuntos
arquitectónicos 6 y 7, y ya ha redactado un informe sobre
estos descubrimientos (Bracamonte 1997). El último
año participó activamente en la excavación del
enterramiento de una mujer en la plaza pública

Fig. 83. Vista del conjunto 20, mirando hacia el este.

Fig. 82. Conjunto arquitectónico 20. Fig. 84. Entierro Chimú al momento de su descubrimiento.

81
 Análisis del material faunístico
(Arqueobios)
Las excavaciones de 1997 no han brindado una gran
cantidad de huesos de mamíferos, pues las cocinas y
las espesas capas de cenizas fueron durante esta
temporada más bien raras. En cambio, los moluscos
están muy bien representados así como los huesos de
pescado. Es importante proseguir el análisis de los
restos orgánicos y una vez más será de responsabilidad
del centro de investigación Arqueobios bajo la
dirección de Víctor Vásquez y Teresa Rosales.
Ya contamos con los informes de los años 1995 y
1996 (Vásquez y Rosales 1997a), y el informe de 1997
será presentado en el II Coloquio de la Cultura Moche
que se realizará en un futuro próximo. Además, Víctor
Vásquez y Teresa Rosales han participado en un
simposium sobre la cultura Moche en el marco del
Congreso Internacional de Americanistas realizado en
Quito, Ecuador, el 8 de julio de 1997 (Vásquez y Rosales
1997b). Ellos también han colaborado con el Dr. Jonathan
Kent y han presentado una segunda comunicación en el
mismo evento, donde utilizaron siempre datos de la zona
urbana del sitio Moche (Kent, Vásquez y Rosales 1997).
Sus trabajos no dejan ninguna duda sobre su pertinencia,
y la contribución de estos estudios será aún más
importante después de la excavación horizontal completa
de al menos dos complejos arquitectónicos.
El análisis tecnológico de la cerámica
(Alexis Mantha)
Una segunda memoria de maestría fue iniciada por un
estudiante de la Universidad de Montreal en base a los
datos del sitio Moche. Se trata de un estudio tecnológico
de la cerámica realizada por Alexis Mantha, quien deberá
terminar la redacción antes de fines de 1998. La memoria
trata sobre la comparación entre la cerámica doméstica y la
ritual o pintada. La pregunta principal es saber si las
propiedades físicas tales como la dureza, desgrasante,
porosidad y la permeabilidad nos permiten distinguir dos
maneras netamente distintas. En un segundo momento,
un estudio petrográfico sobre láminas delgadas de una
centena de tiestos será realizada con el objeto de precisar la
naturaleza del desgrasante y también, con la ayuda del
microscopio electrónico de barrido (MEB), de caracterizar
químicamente la pasta de los tiestos. Esta caracterización
semi cuantitativa al MEB será eventualmente apoyada por
un análisis de fluorescencia de rayos X. Entonces será
posible de responder a la pregunta, deseando saber si la
producción de las vasijas rituales implica una arcilla diferente
de aquella utilizada para trabajar las vasijas domésticas.
82
El análisis de la cerámica decorada
(María Isabel Paredes y Nathalie Martin)
Es reconocido que la cerámica pintada de los
Moche representa la categoría de objetos más útil para
establecer una seriación y ubicar así las ocupaciones al
interior de un cuadro cronológico. Ante la importancia
de la cerámica pintada, hemos solicitado a una
arqueóloga peruana, María Isabel Paredes, describir y
clasificar los fragmentos pintados de las dos primeras
temporadas en la zona urbana. Un informe detallado
ha sido entregado en 1997 sobre la colección de
cerámica hallada en la cámara funeraria del complejo
arquitectónico 16, ubicado en el ambiente 16-3, en
colaboración con María Isabel Paredes y Florencia
Bracamonte (1998). Ahí se presenta un patrón
funerario único en la planicie y se discute la ocupación
de este sector con la ayuda de los elementos
arquitectónicos y en base a la fecha radiocarbónica que
hemos obtenido a partir de una muestra de huesos.
Este individuo, de sexo masculino, estuvo acompañado
de numerosas vasijas, poco variadas, pero pudiendo
ser todas asignadas a la fase Moche IV.
Por otro lado, durante la temporada de 1997 una
estudiante sub-graduada de la Universidad de Montreal,
Nathalie Martin, ha colaborado en el análisis de la
cerámica pintada de las campañas de 1996 y 1997.
Estuvo supervisada por María Isabel Paredes en lo que
concierne el dibujo técnico y la descripción de las
unidades con la ayuda de una ficha de análisis
desarrollada el año pasado.
Tenemos actualmente las fichas descriptivas y los
dibujos de todos los fragmentos de cerámica pintada
hallados en la zona urbana durante los años 1995 y
1996. Se trata ahora de hacer las primeras
compilaciones y de orientar el análisis de estos
documentos a fin de responder a ciertas preguntas
concernientes a la cronología, el estilo y la iconografía.
Esperamos continuar este análisis durante 1998.
La informatización del catálogo de ZUM 95, 96 y 97
(Nathalie Martin)
El registro de datos constituye siempre una etapa
importante de la investigación arqueológica. Hemos
registrado a mano en catálogos todos los objetos
hallados en la zona urbana, que suman en la actualidad
más de 8000 entradas. Ante tal masa de datos, era
primordial proceder a una transferencia de la
información a un soporte informático. Decidimos
trabajar con el programa PARADOX para PC en
entorno Windows 95. Este potente programa permite
exportar los datos, y sobre todo proceder a hacer
búsquedas, clasificaciones y a producir cuadros que
facilitarán la utilización de este banco de datos.
UNA NUEVA VISIÓN URBANA
DEL SITIO MOCHE
Es evidente que nuestra percepción del sitio Moche,
y más particularmente del sector excavado entre las
huacas del Sol y la Luna, se modifica a medida que
avanzan las excavaciones desde los trabajos de los años
1970 (Topic 1977, 1982). Es una evolución normal que
ilustra uno de los numerosos aspectos de la civilización
Moche (Uceda y Mujica 1994). Cada vez más se tiene la
impresión que el sector de construcciones alrededor
de una plaza pública fue parte de una planificación previa,
con callejones que facilitaban la circulación. Los conjunto
arquitectónicos son de grandes dimensiones y el
acomodo de los ambientes es muy complejo. Hemos
liberado más de 800 m3 de sedimentos en este sector en
1997 y eso que aún no hemos excavado la segunda plaza
pública al sur del conjunto arquitectónico 12. Sabíamos
desde el inicio que este proyecto a largo plazo significaría
la limpieza de grandes superficies.
En lo que concierne a los conjuntos arquitectónicos
7, 9 y 12, donde nos hemos concentrado durante 1997,
en la medida en que se excavaba las áreas exteriores a
las residenciales, como las plazas públicas o los
callejones, obteníamos una nueva visión de este sector
situado más o menos al centro de la planicie entre las
dos huacas. Sin duda será necesario, además de contar
con esta ventana única de la red urbana del sitio, una
ventana mayor de unos 3600 m2 para estudiar el
urbanismo del sitio con profundidad (Fig. 85).
No podremos proseguir indefinidamente la
limpieza horizontal de este espacio clave, y por tanto
será pertinente dejar a otros el continuar con las
excavaciones en los conjuntos arquitectónicos 10, 11
y 13, del mismo modo que en el sector al este del
conjunto 9. Será necesario emprender en algún
momento el estudio de la mitad norte de la planicie,
donde se esconden probablemente otros secretos que
podrían modificar nuestra concepción de la
organización urbana del sitio Moche.
En resumen, los trabajos de campo en 1997 nos han
permitido verificar varios aspectos de la red urbana, y
de mejorar nuestra visión general agregando una nueva
calle, precisando los límites del conjunto arquitectónico
Fig. 85. Vista general del conjunto 12 al sur de la plaza, mirando
hacia el oeste.
9, consolidando la presencia de una segunda plaza
pública y definiendo un nuevo complejo arquitectónico.
CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS
PARA 1998
Se mencionó al inicio de este informe los objetivos
de la temporada 1997. Examinemos brevemente los
resultados obtenidos concerniente a cada uno de los
ocho puntos.
1. Completar la excavación de la plaza pública
descubierta en 1996. Este objetivo fue logrado. Las dos
áreas limpiadas no esconden estructuras. Todo lo
contrario, el depósito al sur camuflaba un gran número
de adobes pertenecientes al muro. La reconstitución de
este muro permitirá visualizar que la única entrada posible
se sitúa en la esquina noroeste de esta plaza pública.
2. Limpiar y prolongar hacia el sur la liberación
del callejón que separa la plaza pública del conjunto
arquitectónico 13. Este objetivo también fue alcanzado.
Continuamos con las excavaciones hacia el sur siguiendo
el muro este del conjunto 13. Es interesante notar que al
exterior del muro no se presenta ninguna división, lo que
apoya la hipótesis de una segunda plaza pública.
Mencionemos también que la pared exterior del muro
sur de los ambientes 12-1, 12-2 y 12-4 no tienen divisiones
y que esta ausencia apoya igualmente la idea de otra plaza.
3. Excavar el conjunto 12. Este objetivo se alcanzó
parcialmente. En efecto, el ambiente 12-5 y su
prolongación hacia el sur no ha sido completado.
Esperamos continuar allí el año próximo.
4. Delimitar en su totalidad el conjunto 9. El
conjunto arquitectónico 9 es el primero en ser completamente
delimitado. Fue con la ayuda de una trinchera a lo largo de
83
los muros norte y este que pudimos establecer rápidamente
la unión y descubrir la esquina noreste. Sin embargo, esta
esquina ha sido reocupada por una grupo que privilegió la
construcción de muros de piedras. Entonces, logramos
realizar este importante objetivo.
5. Delimitar en su totalidad el conjunto 7. Este
objetivo no se pudo lograr. Los límites este y sur aún no
son conocidos. La delimitación de este conjunto consistirá
el principal objetivo para el año próximo.
6. Precisar la existencia de una segunda plaza
pública al sur del conjunto 12. Este objetivo ha sido
logrado de manera indirecta y la demostración formal
deberá esperar el próximo año. Nosotros proponemos
la presencia de una segunda plaza pública.
7. Excavar la zona alrededor de la chimenea
situada en el conjunto 7. Dada la forma como se
presentaron las excavaciones, no fue posible reabrir este
sector. Al mismo tiempo que se delimite el conjunto 7
durante las excavaciones de 1998, la limpieza de esta zona
alrededor de la chimenea constituirá, sin dudas, toda una
prioridad. El carácter único de esta estructura en el mundo
Moche nos obliga a proseguir la investigación con miras
a comprender su función y su articulación con los otros
ambientes vecinos que consideramos contemporáneos.
8. Localizar otros conjuntos y buscar áreas de
combustión en la meta de recoger carbones de madera
para fechamiento y de material orgánico para documentar
el modo de subsistencia. Hemos limitado nuestros
esfuerzos a una zona poco documentada de la zona
urbana, hacia el suroeste, donde el arenamiento es bastante
importante. No logramos identificar una cocina o extraer
una muestra de carbón de madera con el propósito de
fechar las últimas ocupaciones en este sector. En cambio,
la excavación del conjunto arquitectónico 12 ha permitido
poner al descubierto varias áreas de combustión y obtener
dos muestras de carbón de madera, las que han sido
enviadas para fechamiento radiocarbónico.
PERSPECTIVAS PARA 1998
Además de proseguir los objetivos no alcanzados en
1997, con especial énfasis en el conjunto arquitectónico
7, iniciaremos las excavaciones en profundidad en algunos
lugares. La selección no ha sido hecha aún, pero el objetivo
principal es dar una dimensión temporal a nuestro
proyecto de investigación. En efecto, hay que recordar
que nuestro objetivo es comprender el desarrollo del
urbanismo y del Estado en el sitio Moche. Durante estas
excavaciones puntuales, donde esperamos destruir la
menor cantidad de muros visibles y excavados, deseamos
84
en primer lugar verificar la sucesión de las ocupaciones y
registrar las diversas estructuras para alcanzar,
eventualmente, la capa estéril. Un objetivo particular será
identificar una ocupación fechando la fase Moche III y
de datarla con ayuda del radiocarbono. Esperamos así
agregar una perspectiva diacrónica a nuestro estudio de
la red urbana del sitio Moche.
AGRADECIMIENTOS
Nuestra gratitud en primer lugar para el Dr. Santiago
Uceda Castillo, por su amistad y por su comprensión en
todas las etapas de la investigación arqueológica en el
campo y en laboratorio. Sin su entrega y amplio criterio,
este proyecto no se realizaría de una manera tan eficiente
y agradable.
En el campo, el trabajo no hubiese avanzado sin el
concurso de José Armas, arqueólogo peruano que yo
agradezco sinceramente por su interés con el proyecto
sobre el urbanismo y por los esfuerzos físicos desplegados
para alcanzar los objetivos, siempre más apremiantes y
exigentes. Todos los obreros peruanos ameritan
igualmente mi gratitud.
También quiero agradecer a todos los estudiantes
quebequenses que han participado en el stage de iniciación
práctica sobre uno de los sectores de la zona urbana.
Durante el mes de junio, mi reconocimiento va a Vanessa
Olivier-Lloyd, Elsa Legault, Carolina Forcier, Gabriella
Djerrahian, Marik Danvoye, Manon Lefevre, Isabelle
Grisé, Steve Ménard, Danny Leblanc, Hugo Valcourt,
Julien Saint-Georges; y por el mes de julio: Hélène Bernier,
Marie-Chantale caron, Mélanie-Louise Leblanc, Chantal
Rousse, Eddy Lachapelle, Steve Ménard, Patrice Lavoie y
Éric Lachapelle, sin olvidar mis dos estudiantes, Alexis
Mantha y Nathalie Martin, quienes han participado en
todos los trabajos de laboratorio. Mis agradecimientos
también a la antropóloga física Florencia Bracamonte,
así como al arqueólogo Jorge Sachún, quien ha terminado
de dibujar las vasijas que acompañaban a la mujer
enterrada en la plaza pública.
En el plano de la logística, mi reconocimiento para
Nadia Belounis por su entrega y sus maravillosas recetas
así como a Freddie, Felicita y Nina Vanessa Olivier-Lloyd,
Elsa Legault, Carolina Forcier, Gabriella Djerrahian, Marik
Danvoye, Manon Lefevre, Isabelle Grisé, Steve Ménard,
Danny Leblanc, Hugo Valcourt, Julien Saint-Georges; y
por el mes de julio: Hélène Bernier, Marie-Chantale caron,
Mélanie-Louise Leblanc, Chantal Rousse, Eddy Lachapelle,
Steve Ménard, Patrice Lavoie y Éric Lachapelle, por sus
esfuerzos constantes para hacer nuestra estadía lo más
agradable posible. Mil gracias a todos.
 EXCAVACIONES EN LOS CONJUNTOS
ARQUITECTÓNICOS 7 Y 9
José Armas, Victor Guillermo, James Huancas, Hernando Malca, Rocío Sánchez y Letti Villena
El presente informe resume los datos obtenidos
durante el trabajo de campo realizado en los conjuntos
arquitectónicos 7 y 9, del sector urbano Moche ubicado
en la explanada existente entre las huacas del Sol y de
la Luna.
Los trabajos de investigación en el conjunto
arquitectónico 7 fueron realizados de junio a octubre
de 1997 y tuvieron como objetivo definir al límite este
y sur del conjunto. El lado este fue apropiadamente
definido y se ha podido constatar que el callejón 7-N
continúa; sin embargo, queda aún por definir el lado
sur del conjunto.
Las investigaciones en el conjunto arquitectónico
9 fueron realizadas de julio a octubre de 1997 por un
grupo de estudiantes de la Universidad Nacional de
Trujillo, en el marco de sus prácticas pre-
profesionales. El objetivo de los estudios fueron
comprender y definir la organización espacial de la
arquitectura durante la última fase ocupacional (piso
1). Como resultado se logró obtener el registro de 25
ambientes, habiéndose podido determinar la función
de sólo 17 de ellos: 6 ambientes funcionarían como
depósitos, 3 para cocina, 2 corresponden a pasadizos,
2 destinados a platafor mas y 4 espacios se
relacionarían a la preparación y consumo de
alimentos, trituración de granos, desechos y
hornacinas.
Durante el proceso de excavación en el conjunto
arquitectónico 9 se han registrado además 5 tumbas,
de las cuales 4 se encontraban totalmente saqueadas.
La única tumba intacta fue definida en el ambiente 9-
34, y la osamenta correspondería a un individuo joven
de sexo femenino.
Actualmente los materiales de cerámica, metal, lítico
y orgánico recuperados están siendo analizados en
gabinete, por lo que en este informe los análisis
correspondientes no serán expuestos.
CONJUNTO ARQUITECTÓNICO 7
Localizado en la parte central de la planicie entre
las Huacas del Sol y de la Luna, el conjunto
arquitectónico 7 se encuentra limitando por el norte
con los conjuntos arquitectónicos 9 y 12, separados
por el callejón 9-S; al oeste con un nuevo conjunto,
al cual no se le ha designado todavía un número
correlativo de identificación; y falta aún definir los
conjuntos arquitectónicos de los lados este y sur.
En los meses de junio a octubre de 1997 se
retomaron las excavaciones en este sector. Los
objetivos eran definir los límites este y sur, así mismo
se creyó conveniente verificar un posible vano de
ingreso hacia el lado oeste de la Plaza 7, por tal
motivo se hizo uso del método de excavación en
trincheras. Originalmente realizamos limpieza
superficial de las cabeceras de los muros en sus
respectivas proyecciones E y S; en los lugares donde
no fue posible la comprensión de la arquitectura a
través de este procedimiento, se excavó hasta definir
el piso.
La excavación del sedimento compacto integrado
por tierra, arcilla, arena y piedras a lo largo del muro
Este, tanto en los paramentos interior y exterior,
trajo como resultado la definición del límite este, el
registro de pequeñas cabeceras de muros de
ambientes de formas alargadas, así como el hallazgo
de un silbato que representa a un guerrero
localizado sobre el piso 1 en las cuadrículas 7S, 6E
del cuadro G2.
Por otra parte, las excavaciones en el lado sur no
tuvieron resultados favorables, y excavaciones
exhaustivas en esta área podría verificar el límite sur.
Sin embargo, si fue posible constatar el vano de
acceso a la Plaza 7, así como la presencia de un nuevo
conjunto arquitectónico localizado al oeste del
conjunto 9.
86

Fig. 86. Conjunto arquitectónico 9.

CONJUNTO ARQUITECTÓNICO 9
Se ubica en la parte central de la planicie, en los
cuadros H2-H3, I2-I3 y J3. Por el norte limita con el
conjunto arquitectónico 10 y el corredor 9-N; por el
sur con el conjunto arquitectónico 7, separado por el
callejón 9-S; por el lado oeste limita con el conjunto
arquitectónico 12 y hacia el este con el callejón 9-E el
mismo que lo separa de un nuevo conjunto
arquitectónico (Figs. 86 y 87).
Es de forma rectangular, abarca un área aproximada
de 656 m², está constituido por los ambientes 9-1 al 9-
45. Presenta 7 vanos de ingresos, el principal se ubica
al sur y comunica al callejón 9-S con el ambiente 9-7 y
mide 1,20 m de ancho; dos se localizan al oeste
(sellados) y miden 1,20 m y 0,90 m, respectivamente,
los que darían acceso a los ambientes 9-14 y 9-15; al
norte se ubican cuatro accesos, los mismos que se están
conectando directamente por el corredor 9-N
(ambientes 9-39, 9-35, 9-33 y 9-23).
Con la finalidad de detallar el estado actual de la
unidad seleccionada, se realizó un primer dibujo de
planta, efectuándose además fotografías a papel y slides.
Una primera etapa de la excavación consistió en el
retiro de material variado: sedimento, tierra y arena
que cubría las cabeceras de muros. Asimismo, se
procedió a liberar el material de escombraje acumulado
en los pozos de huaquero. El material disturbado fue
tamizado, llegándose a recuperar figurinas, pendientes,
piruros, cuentas, objetos en piedra, metal y hueso.
Definido los espacios arquitectónicos se procedió
a excavar en área siguiendo estratos naturales o
culturales. Cada ambiente arquitectónico fue excavado
de manera independiente hasta descubrir el piso 1, que
corresponde a la ocupación tardía. El material
concentrado al interior de fogones y vasijas, fueron
excavados por niveles arbitrarios cada 5 y 10 cm.
La definición del conjunto arquitectónico y la
organización espacial de la arquitectura, son los
objetivos generales con los cuales hemos iniciado
nuestra investigación en este sector, por tal razón
describiremos las asociaciones que se dan entre los
elementos arquitectónicos y los objetos culturales
registrados en ellos.
Durante la temporada de excavación en los meses
de julio a octubre de 1997, se definieron 25 ambientes,
2 callejones ubicados al sur y este del conjunto
arquitectónico 9, un corredor localizado al norte, así
Fig. 87. Conjunto arquitectónico 9, vista panorámica.
como el registro de 5 contextos funerarios. Para un
mejor entendimiento, esta descripción la realizaremos
siguiendo esta secuencia.
Ambiente 9-12
Abarca un área aproximada de 12 m², presenta tres
vanos de acceso: uno situado al norte de 1,20 m ancho
que le permitía comunicarse con el ambiente 9-36; un
segundo vano de 1,00 m de ancho ubicado en el lado
sur, permitiéndole el acceso con el ambiente 9-7; y un
tercer vano amplio, de 2,60 m, localizado al este y que le
permite directamente conectarse con el ambiente 9-13.
El piso 1 se compone de tierra y arcilla de color
marrón claro de consistencia semicompacta, la superficie
es irregular con una altura que va de 75,25 m a 75,38 m.
Al centro de este ambiente, en las cuadrículas 14-15S.5-
6E., se registró un fogón de forma ovalada, hecho
mediante la excavación de una pequeña fosa y delimitado
por adobes enrojecidos por el fuego; la casi inexistencia
de carbones extraídos de su interior nos impidió tomar
muestras para su posterior fechado con el método de
radiocarbono. Otros elementos registrados sobre el piso
corresponden a un piruro elaborado de cerámica,
fragmentos de tinaja, cántaro, cuchara, crisol, sonaja,
vasija escultórica y restos orgánicos.
La presencia del fogón, así como las pequeñas
concentraciones de restos orgánicos registrados sobre
la superficie del piso, nos estaría indicando que este
ambiente funcionaría como una cocina.
Ambiente 9-13
Tiene forma cuadrangular, ha sido definido a partir
de sus cuatro muros. En el lado oeste presenta un vano
de acceso de 2,60 m de ancho, que le permitía
comunicarse con el ambiente 9-12.
87
 En el extremo sur del muro oeste se evidencia
una coloración rojiza producto de una quema. En
el lado sur y parte central del ambiente se observa
las improntas de un muro desmantelado.
El piso 1 se compone de tierra y arcilla de
consistencia semicompacta color marrón claro de
superficie irregular con una altura de 75,29 m a
75,44 m. Sobre la superficie se ha registrado una
densa concentración de ceniza, grumos de arcilla
quemada, adobes con evidencias de quema y hollín,
arena, fragmentos de cerámica que corresponden
a diversas formas, tinajas, cántaros, cuchara, crisol,
sonaja, vasija escultórica y un piruro elaborado de
cerámica; restos óseos y malacológicos. Estos
indicadores nos permiten evaluar que esta área
correspondería a un lugar de desecho.
Ambiente 9-21
Es de forma cuadrada, de 1,60 x 1,50 m, y se
encuentra delimitado por los cuatro muros. El piso
1 se compone de tier ra de consistencia
semicompacta de color marrón oscuro, la superficie
es regular con una altura de 75,66 m. Por las
dimensiones que presenta se puede inferir que este
ambiente funcionaría como un depósito.
Ambiente 9-25 a
Es de forma rectangular, de 5,30 m de largo
por 2,20 m de ancho. El vano de acceso es de 1,30
m de ancho y se encuentra en la parte central del
lado oeste, comunicándolo con el ambiente 9-25b
(Fig. 88).
Intruyendo al muro este se registró una vasija
(cántaro). Cabe señalar que en alineación a esta
vasija hacia el lado oeste, bajo el piso, se registraron
otras dos vasijas (cántaros) pertenecientes a una
ocupación anterior.
El piso 1 es de tierra de consistencia compacta
de color gris claro, de superficie irregular con una
altura de 75,97 m a 76.00 m. Sobre la superficie
del piso se registró 3 piruros, de los cuales 2 han
sido elaborados de cerámica y 1 fabricado de
piedra. Así mismo, se observa improntas de caña
brava (Gynerium sagittatum) que evidencian el
tipo de material empleado en las cubiertas de los
recintos. Es muy posible que este ambiente
funcionó como depósito, el mismo que abastecería
al ambiente adyacente.
88
Ambiente 9-25b
Tiene for ma rectangular, abarca un área
aproximada de 35 m², presenta tres vanos de
acceso: al norte de 0,75 m de ancho que le
permitió comunicarse con el ambiente 9-43 al sur
un vano de 2,60 m de ancho que le permitió
conectarse con el ambiente 9-2, y al este un vano
de 1,30 m de ancho que da acceso al ambiente 9-
25a (Fig. 88).
El piso 1 está elabor ado de tier ra, de
consistencia compacta de color gris, la superficie
es de forma irregular con una altura de 75,88 m a
75,97 m. Sobre el piso se ha registrado restos
óseos y malacológicos, fragmentos de cerámica
diagnóstica, cántaros, cucharas, sonajas, crisol,
figurina molde y vasija escultórica.
En la parte norte, en las cuadrículas 16-17S.7-
9E, se definió un fogón de forma rectangular, el
mismo que ha sido afectado por un pozo de
huaquero. Una cala realizada en las cuadrículas
13-14S.7-8E, han dejado notar que este piso 1 se
encuentra sobre un apisonamiento.
Dado las dimensiones del ambiente, la ubicación
de los vanos de acceso, las concentraciones de
restos óseos y malacológicos sobre el piso y el
fogón registrado, este espacio estaría destinado a
la preparación y consumo de alimentos.
Ambiente 9-27
Presenta una forma rectangular definido por
cuatro muros. El vano de acceso es de 0,90 m de
ancho y se localiza al oeste, per mitiendo la
comunicación con el ambiente 9-36 (Fig. 89). El
piso 1 se compone de tier ra y arcilla de
consistencia compacta color marrón rojizo de
superficie regular, con una altura de 75,15 m.
En las cuadrículas 17S.4E, a 0,20 m del muro
este, se hace evidente la impronta de un poste,
así mismo en el lado oeste del ambiente
intruyendo el piso 1 se observa una segunda
impronta más grande que corresponde a una
tinaja. Sobre el piso se registró restos óseos que
corresponden a roedores.
Posiblemente este ambiente funcionaría como
un depósito de granos, el mismo que abastecería
al ambiente 9-12.
Fig. 88.
Ambientes 9-25 A, 9-25 B y 9-45.

Fig. 89.
Ambiente 9-27 y 9-36.

Fig. 90.
Ambiente 9-28.

89
 Ambiente 9-28
Es de forma rectangular, presenta dos vanos de
acceso, el ubicado al norte de 0,95 m de ancho que
permitía la comunicación con el ambiente 9-30 y otro al
oeste con un ancho de 1,90 m aproximadamente que le
permitió vincularse con el ambiente 9-24 (Fig. 90).
El piso 1 se compone de tierra de consistencia
semicompacta de color gris claro, la superficie es
irregular con una altura que va de 75,40 m a 75,43 m.
Hacia el lado sureste en las cuadrículas 18-19S.6-7E,
se registró un fogón de forma rectangular (Fig. 91).
Con el objetivo de realizar un fechado, se realizó una
cala lográndose extraer fragmentos de carbón, restos
malacológicos y óseos (Fig. 92). En el lado este y junto
al muro se evidencia una pequeña banqueta, de 0,25 m
de ancho, que corre a lo largo del muro.
Fig. 91. Fogón registrado en el ambiente 9-28.
Fig. 92. Fogón registrado en el ambiente 9-28, vista norte a sur.
90
La presencia del fogón, así como la pequeña
banqueta, nos indican que este espacio funcionaría
como una cocina.
Ambiente 9-29
Presenta una forma rectangular con 7.10 m de largo
por 2,90 m de ancho (Fig. 93). El piso 1 está construido
por tierra y arcilla de consistencia compacta de color
marrón claro, las superficie es regular con 75,65 m de
altura.
En el lado sur del ambiente, junto al muro e
intruyendo el piso, se registró una tinaja (Fig. 94).
Esta vasija mostraba tres marcas de alfarero. El
relleno de esta vasija fue excavada y tamizado,
lográndose recuperar un pendiente que representa
a un personaje pequeño. Posiblemente esta vasija
serviría para depositar líquidos. Otros hallazgos
registrados sobre el piso corresponden a fragmentos
de cerámica diagnóstica: olla, cántaro, gollete y
silbato.
Fig. 93. Ambiente 9-29.
Fig. 94.
Tinaja registrada en el
ambiente 9-29.
 Ambiente 9-30
Presenta una forma alargada, con vanos de
acceso ubicados al sur: el primero con un ancho
de 1,00 m que le comunicaban con el ambiente 9-
28 y un segundo vano de acceso al noreste, de
1,50 m de ancho, y que permitía el acceso al
ambiente 9-31. Este espacio corresponde a un
pasadizo (Fig. 95).

Dentro del ambiente se ha registrado dos pisos

de remodelación, piso 1a y piso 1b, ambos
corresponderían a la última fase ocupacional. El piso
1a se hace evidente al sur del ambiente, y se
compone de tier ra y ceniza de consistencia
semicompacta, con un color varía del gris al gris
claro; se presenta a una altura de 75,55 m. El piso
1b se distribuye al norte del ambiente, compuesto
de tierra de consistencia compacta color gris claro,
su superficie es irregular con una altura de 75,83 m
a 75,85 m.

Ambiente 9-31
Presenta una forma alargada, delimitado por Fig. 95. Ambiente 9-30 y 9-31.
cuatro muros. El vano de acceso es de 1,50 m y se
localiza al lado oeste, conectándolo con el ambiente
9-30 (Fig. 95).

El piso 1 se encuentra afectado por pozos de

huaquero, los cuales han dejado notar otro piso (piso
1a), sobre el que se realizó una remodelación dando
lugar al piso 1b. El piso 1a se registra en las
cuadrículas 4-5S.5-6E. Se compone de tierra y arcilla
de color marrón claro, su consistencia es compacta,
localizado a una altura de 75,75 m se asocia a un
muro de 0,20 m de ancho que corre a largo del
ambiente con dirección sur-norte.

El piso 1b se trata de un piso de remodelación,

distribuido al interior del ambiente, compuesto de
tierra de consistencia compacta color gris claro, la
superficie es irregular con una altura que va de 75,83
m en el lado norte y 75,90 m en su lado sur.
Ambiente 9-32
Situado en la esquina noreste del conjunto
arquitectónico 9, tiene forma alargada, delimitado
por tres muros construidos a base de piedras unidas
con barro (Fig. 96). El piso 1 está elaborado por
tierra y arcilla de consistencia compacta color
marrón oscuro de superficie irregular con una altura
que va de 75,52 m a 75,58 m.
Fig. 96. Ambiente 9-32 y 9-27.
Es importante anotar que el muro oeste estaría
clausurando el acceso por el corredor 9-N en su
lado este. Este hecho nos induce a pensar que el
ambiente habría sido construido en la última
ocupación, momentos antes de su abandono,
restringiendo el acceso al conjunto arquitectónico
9 por el lado noreste.

91
 Ambiente 9-33
Ocupa el lado norte, parte central del conjunto
arquitectónico 9 y abarca un área aproximada de 42
m². Limita al norte con el corredor 9-N, desde el cual
se accede por un paso; por el sur con el ambiente 9-
29; al oeste con el ambiente 9-31 y hacia el este con el
ambiente 9-35 (Fig. 97).
Este espacio presenta una superficie regular con
una altura de 76,05 m. El piso 1 se compone de tierra
de consistencia compacta color gris claro, se
encuentra afectado por pozos de huaquero, uno de
ellos de grandes dimensiones que abarca gran parte
de su lado sur, dentro del cual se registraron tres
tumbas totalmente saqueadas y a una profundidad
de 74,67m. Sobre el piso se registró 2 pendientes
92
elaborados de cerámica y piedra, 1 aguja de cobre, 1
fragmento de piruro elaborado de cerámica, 2 moldes
que representan un prisionero y una ave (loro).
Por la forma que presenta, el nivel en que se
encuentra en relación al piso de los otros ambientes y
la presencia de tres contextos funerarios, este espacio
podría estar funcionando como plataforma funeraria.
Ambiente 9-34
Este ambiente es de forma rectangular, sus
dimensiones son de 4,10 m de largo por 2,50 m de
ancho. Se encuentra definido por sus cuatro muros, al
noreste se ubica el vano de acceso con un ancho de
0,80 m y le permitió conectarse con el ambiente 9-35
(Fig. 98).
Fig. 97.
Ambiente 9-33 y 9-35.
Fig. 98.
Ambiente 9-34.
 El piso 1 está compuesto por material variado: tierra,
ceniza y arcilla de consistencia compacta color marrón
a gris claro. La superficie presenta una inclinación que
va de 75,45 al este a 75,54 m hacia el lado oeste. En el
lado este del ambiente, intruyendo el piso y a una altura
de 75,44 m, se registró un contexto funerario insitu
(Tumba 5), el cual será tratado más adelante. Sobre el
piso se registraron 9 piruros enteros y 4 fragmentos
elaborados de cerámica y piedra, 3 pendientes de
cerámica, fragmentos de cántaro y tinaja, una aguja hecha
en base a hueso y fragmentos de nariguera de cobre.
Ambiente 9-35
Se encuentra definido sólo por los muros sur, este y
oeste. El muro sur, en su lado suroeste, presenta una
coloración rojiza producto de una quema intensa. Al norte
presenta un vano de acceso amplio, de 4,15 m, el cual
comunicaba directamente con el corredor 9-N (Fig. 97).
El piso 1 se compone de tierra y ceniza de consistencia
semicompacta, color gris al gris claro, la superficie es de
forma regular con una altura de 75,49 m a 75,51 m.
Fig. 99.
Fogón registrado en el ambiente 9-35.
Dentro de este ambiente, en la parte central, se
evidencia un fogón de forma rectangular (Fig. 99).
Con la finalidad de realizar fechados de radiocarbono,
se optó por excavar el contenido del fogón,
registrándose fragmentos de carbón, restos óseos y
malacológicos.
Sobre el piso, a 0,20 m del muro oeste, se registró
un canto rodado que probablemente pertenece a un
batán, cerca a él se hallaron restos óseos de camélido.
Por otro lado, en la parte sur del ambiente, sobre el
piso, se puede apreciar concentraciones de restos
malacológicos, contexto que sugiere una dieta
vinculada con la actividad de extracción de mariscos.
Entre el material cultural recuperado tenemos una
aguja entera y un fragmento elaborado en hueso,
fragmentos de cerámica que corresponden a cántaros,
tinajas, cuencos, platos, floreros, cucharas, cancheros,
crisol, figurina y moldes. Dado la presencia del fogón,
este ambiente funcionaría como una cocina destinada
a la preparación de alimentos.
93
 Ambiente 9-36
Se trata de un recinto de forma rectangular
definido por cuatro muros. Presenta dos vanos de
acceso, uno localizado al sur conectándole con el
ambiente 9-12 y un segundo al este que le permitió
comunicarse con el ambiente 9-27 (ver Fig. 89).
El piso 1 se compone de tierra y arcilla de
consistencia compacta color marrón claro, la
superficie es irregular con una altura de 74,97 m a
75,20 m. Sobre el piso se registraron restos óseos de
un roedor, donax y otros materiales por analizar. A
escasos 0,10 m del muro norte, se aprecia el hoyo de
un poste. Asimismo, el piso se encuentra afectado
por un pozo de huaquero, el cual dejó al descubierto
dos tinajas fragmentadas ubicadas bajo el piso 1 y
muro oeste. Estas vasijas corresponderían a una
ocupación anterior.
Ambiente 9-37
Ocupa el extremo noreste del conjunto
arquitectónico 9 y es de forma rectangular (ver Fig.
96). Abarca un área de 3.00 m², y está definido por
cuatro muros, los cuales están construidos a base de
piedras unidas con mortero.
El piso 1 se compone de arena y tierra de
consistencia semicompacta, de color gris claro, la
superficie es regular con una altura de 75,31 m.
Por ser de espacio reducido, esta área
posiblemente correspondería a un depósito. Así
mismo, el tipo de construcción nos indica que habría
sido construido simultáneamente con el ambiente
9-32 y corresponderían a la última ocupación del
sector.
Ambiente 9-38
Presenta una forma rectangular abarcando un área
de 7,00 m². El vano de acceso, de 1,15 m de ancho,
se ubica en la esquina suroeste conectándolo con el
ambiente 9-41.
El piso 1 está elaborado de tierra de consistencia
compacta color marrón pálido, la superficie es regular
con una altura de 75,67 m.
Formando parte del muro este, se encuentra un
cántaro fragmentado. Por carecer de otros indicadores
no se ha podido establecer la función del ambiente.
94
Ambiente 9-39
Es de forma alargada y correspondería a un
pasadizo que comunicaría el ambiente 9-41 con el
corredor 9-N. El piso 1 no se aprecia en su totalidad,
puesto que sobre él se encuentran adobes de muros
colapsados situados a una altura de 75,72 m.
Ambiente 9-40
Se presenta de forma rectangular. Dentro de este
ambiente y sobre el piso 1 se encuentran los adobes
de muros colapsados ubicados a una altura de 75,80
m. Ello nos impidió tener elementos para determinar
su función.
Ambiente 9-41
Es de forma rectangular, limita con los ambientes
9-34, 9-35, 9-37, 9-38, 9-39, 9-40, 9-43, 9-44 y el
callejón 9-E (Fig. 100). Presenta cinco vanos de
acceso, de los cuales tres se localizan al norte
permitiendo conectarse con los ambientes 9-38, 9-
39 y 9-40, dos hacia el lado sur permitiendo el acceso
con el ambiente 9-43.
El piso 1 está constituido por tierra, arcilla y arena
de consistencia compacta de color marrón pálido. La
superficie es irregular, con una altura de 75,42 m en
el lado oeste y 75,74 m para el lado este. Sobre una
porción del piso 1, en la esquina noreste, se
encuentran adobes de muros colapsados dispuestos
de manera ordenada provenientes de los muros norte
y oeste.
Hacia el lado sur, formando parte de un muro
divisorio con los ambientes 9-43 y 9-44, se localizan
alineadas de este a oeste nueve tinajas invertidas con
un diámetro de abertura que varía de 0,28 m a 0,62
m.
Sobre el piso 1 se ha registrado fragmentos de
tinajas, cántaros, figurina y una espátula de cobre. Así
mismo, se evidencia restos de una vasija pequeña
(cántaro), y hacia el lado noreste en una cala realizada
se registró dos vasijas: una fragmentadas y otra en
buen estado de conser vación, vasijas que
corresponderían a una ocupación anterior.
Con respecto a la función que pudo haber tenido
este ambiente, podemos afirmar que este espacio se
relacionaría con el almacenaje de líquidos y granos
destinados a la actividad doméstica.
Fig. 100. Ambientes 9-41, 9-43, 9-44 y tumba 4.
Ambiente 9-42
Abarca un área de sólo 5,00 m². El piso 1 es un
simple apisonamiento, compuesto de tierra y arena
grumosa de consistencia semicompacta, de color gris
claro. La superficie es de forma regular con una altura
de 75,71 m.
En la esquina noreste presenta un pequeño
acondicionamiento, al cual hemos denominado 9-42b.
Por ser de espacio reducido y por la presencia del
pequeño acondicionamiento, este ambiente
correspondería a un depósito.
Ambiente 9-43
Presenta una forma rectangular abarcando un área
aproximada de 21 m². Presenta tres vanos de acceso,
dos ubicados al norte permitiendo el acceso con el
ambiente 9-41 y un tercero localizado al sur, que
permite la comunicación con el ambiente 9-25b (ver
Fig. 83).
El piso 1 se compone de tierra y arcilla de consistencia
compacta, con un color que varía del marrón oscuro al
gris claro. La superficie del piso es totalmente irregular,
con una altura que va de 75,75 m a 75,92 m.
En la esquina suroeste se registró una tinaja
incompleta con un diámetro de 0,75m en su posición
normal, excavaciones futuras podrán revelar la utilidad
que se le dio a esta vasija. Sobre la superficie del piso,
muy cerca a una de las tinajas que conforma el muro
divisorio con el ambiente 9-41, fue registrado un batán
y su respectiva mano. El batán no es de grandes
dimensiones, tiene forma horizontal con superficie
muy cóncava, mostrando un buen desgaste. La mano
de moler es de forma ovalada y se localizó junto al
batán en el lado sureste.
El piso 1 se encuentra afectado por pozos de
huaquero, en uno de los cuales ha sido registrado un
contexto funerario (Tumba 4) totalmente saqueado.
A través de otro pozo de huaquero se hace evidente
una tinaja que correspondería a la ocupación anterior.
95
 Los elementos registrados permiten definir que el
ambiente correspondería a un área destinada a la
trituración de granos.
Ambiente 9-44
Es de forma cuadrangular. Limita por el norte con el
ambiente 9-41, al sur con el ambiente 9-25a, por el este
con el callejón 9-E y hacia el oeste con el ambiente 9-43
del cual se accede por un paso (Fig. 100).
El piso 1 se compone de arcilla y tierra, de consistencia
muy compacta y de color marrón rojo claro. La superficie
presenta una ligera inclinación que va de oeste (75,95m) a
este (75,99 m de alto). Sobre la superficie del piso se observa
improntas de caña brava (Gynerium Sagittatum).
Dado a las características del espacio, esta área
correspondería a una pequeña plataforma (atrio), y la
presencia de improntas de caña brava registradas en el piso
nos señalan que estos espacios contaban con cubiertas.
Ambiente 9-45
Tiene un área aproximada de 6 m² y es de forma es
irregular. Este ambiente corresponde a dos hornacinas
(A y B), a las que se accede a través de dos pasos por una
pequeña plataforma rectangular dividida por un muro
(ver Fig. 88).
Callejón 9-S
El Callejón 9-S separa los conjuntos arquitectónicos 7
y 9, esta orientado de oeste a este, tiene un ancho que varía
de 1,25 m en el extremo oeste a 2,00 m en el extremo este
(ver Fig. 86). El punto de partida es la plaza y se proyecta
hacia el este. El piso, que presenta un ligero declive de este
a oeste, está elaborado de tierra y arcilla de consistencia
muy compacta de color marrón oscuro. Sobre la superficie
se aprecia pequeñas concentraciones de material orgánico
y algunos fragmentos de cerámica diagnóstica.
Callejón 9-E
El Callejón 9-E, ubicado en el lado Este, separa el
conjunto arquitectónico 9 de uno nuevo al cual no se le ha
dado nomenclatura aún (ver Fig. 86). Está orientado de
sur a norte y tiene un ancho de 1,30 m al norte y 1,50 m al
sur. El extremo sur se une con el Callejón 9-S formando
un ángulo de 90o, recorre al lado este del conjunto 9 y se
proyecta hacia al norte El piso es irregular y presenta un
ligero declive de sur a norte y esta compuesto de tierra y
arcilla de consistencia compacta, de un color varía del
marrón claro al marrón verdoso. Los muros y piso que
conforman este callejón muestran claras evidencias de haber
soportado deslizamientos de agua y lodo (Fig. 101).

El piso 1 está elaborado de arcilla y tierra de

consistencia muy compacta, color marrón rojo,
intruyendo el piso de uno de los nichos. En la hornacina
A se encuentra restos de un pequeño cántaro. Por razones
de tiempo, esta vasija no fue excavada por lo que nos
imposibilita proponer una función específica.

VÍAS DE ACCESO
Las excavaciones realizadas al interior y zona
perimétrica del conjunto arquitectónico 9, han permitido
registrar dos callejones localizados al sur y al este, un
corredor ubicado al norte del conjunto arquitectónico 9,
y dos pasadizos localizado al interior del conjunto 9. Los
primeros establecen la comunicación plaza-complejo
arquitectónico, los corredores comunican callejón-área
residencial, y los pasadizos son medios que sirven para
pasar de un ambiente a otro.

Los callejones
Son caminos angostos de recorrido largo que separan
complejos arquitectónicos, y permiten la comunicación
directa de plaza-complejo arquitectónico. Fig. 101. Callejón 9-E, vista sur a norte.

96
 Los corredores.
Son caminos estrechos de corto recorrido,
delimitados por muros laterales y que siguen la
orientación mayor.
El corredor 9-N, ubicado al norte del conjunto
arquitectónico 9, se orienta de este a oeste; tiene un
ancho de 1,20 m y una longitud de 24,60 m. El extremo
este se une con el callejón 9-E, permitiendo la
comunicación entre el callejón, pasadizo, ambiente y
plataforma.
Su piso está elaborado con tierra de consistencia
compacta de color marrón claro a marrón grisáceo, la
superficie es irregular y sobre ella se registraron
fragmentos de cerámica que corresponden a las
siguientes formas: silbato, cántaro, tinaja, jarra, florero,
plato, ocarina, figurina, sonaja, molde y piruros.
Cabe indicar que el lado este del corredor se
encuentra sellado por el muro oeste del ambiente 9-32,
restringiéndose de esta manera el acceso al conjunto
arquitectónico 9.
Los pasadizos
Son de paso estrecho que permiten la conexión de
un ambiente a otro. Dos han sido registrados al interior
del conjunto arquitectónico 9 y han sido definidos como
ambientes 9-30 y 9-39.
El pasadizo 9-30 comunica los ambientes 9-28 y 9-
31. Su piso presenta dos remodelaciones, posiblemente
a causa del transitar de las personas que formaban el
grupo familiar del área residencial.
Fig. 102. Tumbas 1, 2 y 3.
El pasadizo 9-39, por su lado, permite la conexión
directa del corredor 9-N con el ambiente 9-41. El piso
no se aprecia en su totalidad a causa de los muros
colapsados dispuestos sobre la superficie.
LOS ENTIERROS EN EL CONJUN-
TO ARQUITECTÓNICO 9
La excavación detallada y un registro minucioso nos
ha proporcionado valiosa información referente al
patrón de enterramiento Moche, para el sector 9. Los
contextos funerarios registrados corresponden a cinco
tumbas, de las cuales cuatro se encuentran totalmente
saqueadas. Estas últimas se ubican en los ambientes 9-
33 y 9-43 y corresponden al tipo cámara de forma
rectangular. La única tumba intacta se localizó en el lado
este del ambiente 9-34 y es del tipo simple. Todos estos
contextos corresponderían al piso más tardío (piso 1).
Tumba 1
La tumba 1 se encuentra ubicada dentro del ambiente
9-33 (ver Fig. 97), a una altura de 74,95 m y corresponde
a una tumba de cámara de forma rectangular (Fig. 102).
Sus dimensiones son aproximadamente 2,30 m de largo
por 0,72 m de ancho. Se caracteriza por haber sido
construida con dos hiladas de adobes paralelepípedos
dispuestos de soga asentados con barro. Estas hiladas
se asientan sobre un relleno compuesto de tierra y
sedimento de consistencia compacta.
Las únicas ofrendas registradas dentro de la tumba
corresponden a cerámica fragmentada localizada al
suroeste del cráneo y un cántaro ubicado al norte de la
cámara, al parecer cerca de los pies del individuo.
Formando parte del material de escombraje se registró
97
fragmentos de cántaro, figurina, silbato, un fragmento
de piruro elaborado de cerámica, fragmentos de
objetos trabajados en cobre y hueso.
Las osamentas registradas corresponden a
fragmentos del cráneo (parte del temporal), un húmero
derecho y costillas, estos fueron localizados in situ
sobre un apisonamiento de tierra de consistencia
semicompacta de color marrón oscuro; al parecer el
cadáver se encontraba en posición extendida decúbito
dorsal, orientado de sur a norte. El tamaño y
robustecidad de los restos óseos indican que el cadáver
correspondería a un individuo adulto (Fig. 103).
Tumba 2
La tumba 2 se encuentra al interior del ambiente
9-33 (ver Fig. 97), entre las tumbas 1 y 3 (Fig. 102),
localizada a una altura de 74,70 m. Corresponde al
tipo cámara de for ma rectangular, de
aproximadamente 2,15 m de largo por 0,85 m de
ancho, elaborada por un muro el cual no ha sido
definido como estuvieron dispuestos los adobes. La
excavación de la capa de escombraje que cubría esta
tumba permitió registrar fragmentos de cerámica
Fig. 103. Tumba 1, vista norte a sur.
98
diagnóstica, placas de cobre, objetos de piedra y
hueso, cuentas, restos óseos de camélidos, entre otros.
Las únicas evidencias registradas en contexto sobre
el piso de la tumba, corresponden a huesos
pertenecientes al pie: 2 metatarsos, 4 falanges
proximales, 1 falange medial, 1 falange distal, ubicados
al norte de la cámara. Junto a estos restos se registró
una placa de cobre de forma trapezoidal, de 5,5 cm
de largo por 2,5 cm de ancho aproximadamente.
Tumba 3
La tumba 3 está situada en el ambiente 9-33 (ver
Fig. 97), al este de la tumba 2 (Fig. 102), localizada a
una altura de 74,68 m. Es del tipo cámara de forma
rectangular, de 2,00 m de largo por 0,77 m de ancho
aproximadamente. Debido a que se encuentra afectada
por pozos de huaquero no se ha podido determinar
como estuvieron dispuestos los adobes.
El material registrado dentro del relleno suelto de
la tumba corresponde a fragmentos de cerámica
diagnóstica: florero, cántaro, trompeta, cuchara, tinaja,
olla, plato, figurinas, ocarinas y moldes, así como
fragmentos de placas de cobre. Entre los restos óseos
se registró osamentas que corresponderían a dos
infantes.
Tumba 4
La tumba 4 fue definida a partir de la limpieza de
un pozo de huaquero localizado en el ambiente 9-43,
cuadrículas 17-19S.12-13E (ver Fig. 100), registrada a
una altura de 75,56 m. Se trata de una tumba del tipo
cámara de forma rectangular, de 1,60 m de largo por
0,50 m de ancho, elaborada por cuatro hiladas de
adobes dispuestos de soga asentadas con barro.
El piso de la cámara se compone de tierra y arcilla
de consistencia compacta color marrón oscuro. Sobre
la superficie en el lado sur de la cámara se registró la
impronta de una vasija; el tamizado de la capa de
escombraje que cubría esta tumba permitió recuperar
fragmentos de cerámica que corresponden a las
siguientes formas: cántaros, tinajas, olla, ocarina,
figurina y moldes, así como fragmentos de placas de
cobre y restos óseos correspondientes a falanges de
humano.
Tumba 5
La tumba 5 fue registrada en el lado este del
ambiente 9-34 y fue localizada a una altura de 76,01
m. Corresponde a una tumba simple delimitada por
adobes dispuestos de soga y cabeza asentados a la
altura del piso 1 (Fig. 104). La tumba es de forma
rectangular, de 1,67 m de largo por 0,50 m de ancho.

Entre las ofrendas registradas tenemos dos

fragmentos de aguja elaboradas de hueso y cobre
ubicadas cerca del cráneo; 2 piruros enteros y 1
fragmento elaborados de cerámica, localizados al
oeste de la osamenta próximas al brazo, fémur y
rotula. Las únicas ofrendas dispuestas sobre la
osamenta del personaje corresponden a cuentas de
diversos tamaños y formas: tubulares 23, redondos
164, circulares 180, cilíndricas 48 y romboidales 19
elaboradas de piedra y cerámica, éstas últimas se
distribuyen en pequeñas concentraciones sobre las
vértebras cervicales, clavícula y tórax.

La osamenta del personaje (Fig.105) fue

registrada sobre un apisonamiento compuesto por
tierra y adobes de consistencia compacta color
marrón claro, a 9 cm bajo el piso 1. Está orientado
de sur a norte, posición semiextendida de cúbito
dorsal, la cabeza ubicada al sur, con mirada al oeste,
las extremidades superiores se encuentran
ligeramente flexionadas, los huesos de la mano Fig. 104. Tumba 5.
derecha se hallan flexionados y cojen la articulación
del húmero, cúbito y radio izquierdo, la mano
izquierda se apoya sobre el cúbito y radio derecho.
Las extremidades inferiores se encontraban juntas,
la derecha sobre la izquierda en posición
semiextendida.

Un análisis preliminar in situ de los restos óseos

realizado por el antropólogo físico Mario Millones,
mostró que el cadáver correspondía a un individuo
joven de aproximadamente 15 a 16 años de edad,
de sexo femenino con una estatura de 1,44 m,
medida hecha del punto más distante del cráneo al
punto más distante del calcáneo, sin ninguna
patología evidente.

Se puede proponer de manera subjetiva, que el

individuo correspondería a un personaje de una clase
social media dedicada a las labores de textilería.
Apoyarían esta hipótesis el hallazgo de piruros y
fragmentos de agujas encontrados dentro de la
tumba y al interior del ambiente 9-34, así como
también el registro de 70 pir uros, enteros y
fragmentados elaborados de cerámica, piedra y metal
de diversos tamaños, formas y decoraciones
reportados en el conjunto arquitectónico 9. Estudios
posteriores de antropología física realizados sobre
la osamenta del individuo podrían corroborar esta
afirmación. Fig. 105. Osamenta de la tumba 5, vista norte a sur.

99
100
 EXCAVACIONES EN EL CONJUNTO
ARQUITECTÓNICO 17 DEL SECTOR URBANO
DE LAS HUACAS DEL SOL Y DE LA LUNA
Pilar Cruz, Silvia Saldivar y Enrique Zavaleta
Las investigaciones realizadas en el conjunto
arquitectónico 17 (Fig. 107) forman parte de las
prácticas pre profesionales de los autores y
estuvieron dirigidas a estudiar un conjunto
arquitectónico residencial en el centro urbano
Moche. Desde 1995 que se iniciaron los estudios de
este importante sector del complejo arqueológico
de las Huacas del Sol y de la Luna, uno de los
objetivos del proyecto general era ampliar nuestro
conocimiento sobre la diversidad de los conjuntos
residenciales. Nuestro interés específico, dentro de
este marco, fue delimitar el conjunto arquitectónico
17, definir los contextos de los diferentes ambientes
y poder establecer el estatus de quienes ocuparon
dicha residencia. Colateralmente, el estudio de los
accesos, como los callejones, y de las plazas públicas
for maba par te de nuestros objetivos de
investigación.
El área elegida se encuentra al noroeste del
conjunto arquitectónico 8, casi a unos 150 m al oeste
de la Plataforma I de la Huaca de la Luna (ver
ubicación en Fig. 61). Presenta un relieve ondulado
debido a la presencia de estructuras arquitectónicas
que yacen bajo el suelo camufladas casi en su
totalidad por la acción de agentes naturales,
observándose apenas sobre su superficie algunos
cimientos de piedra y cabeceras de muros que
configuran ambientes de la arquitectura. Sobre ella,
además, se encuentran dispersas rocas de diversos
tamaños, gruesas acumulaciones de arena eólica,
basura actual, restos culturales como cerámica
fragmentada y algunos restos arqueobiológicos;
también algunos fragmentos de ladrillos actuales que
sirvieron al propósito de habilitación de vías de
acceso para vehículos, hecho que contribuyó a dar
una mayor compactación y endurecimiento a la
superficie del terreno en algunos zonas de la planicie.
Coadyuvó además, a deformar el relieve, los pozos
de huaquero que en su mayoría fueron tapados por
el INC.
METODOLOGÍA
Trabajo de Campo
En general la metodología utilizada fue la establecida
por el proyecto arqueológico Huaca de la Luna, siendo
ésta adecuada de acuerdo a los objetivos planteados.
Se ha denominado conjunto a cada unidad
residencial, por lo que en la unidad excavada - unidad
1- se ubican dos conjuntos arquitectónicos: 17 y 19;
nosotros excavamos en el 17.
La secuencia metodológica comprendió las siguientes
actividades:
1. La exploración del área elegida, con el objetivo
de ubicar evidencias arquitectónicas que indiquen
algún tipo de actividad y nos permitan elegir las
unidades de excavación.
2. La cuadriculación del área de estudios mediante el
sistema de coordenadas cartesianas, cuyos ejes fueron
alineados con los ya establecidos en la Huaca de la Luna.
El área de excavación se dividió en dos unidades,
para su cuadriculación se empleó un nivel marca Wild
para lograr la orientación correcta y la wincha para
obtener las distancias. A partir de los puntos ya
establecidos en el conjunto arquitectónico 8, se alinearon
los ejes y se trasladaron hacia el área en estudio cuatro
puntos que demarcaron el cuadro 20 x 20 m y al que le
correspondió el código E5; posteriormente se
trasladaron cuatro puntos hacia el este y se instaló la
unidad 2, la que se ubicó dentro de las cuadrículas 18-
19S/O-19E del cuadro D4 y 0S/0-19E del cuadro D5.
3. Las excavaciones se desarrollaron en dos
unidades, la unidad 1 comprende el cuadro E5 en su
totalidad y parte del cuadro E4 cuadrículas 18-19S/0-
19E y D5 cuadrículas 0-0S/0-19E.
Fig. 107. Distribución de los ambientes, callejones y vanos.
La estrategia de excavación consistió en la
recuperación sistemática de contextos asociados
mediante la aplicación de los principios de asociación,
superposición y recurrencia; así mismo, se excavó en
área y estratigráficamente por capas naturales. El
objetivo fue determinar la distribución espacial, forma,
función y asociación de los ambientes.
Al avanzar la limpieza superficial se observó que la
distribución de los ambientes se presentaba con cierto
orden, por lo que se optó excavar tomando como
referencia los ambientes previamente definidos. Se
excavó la totalidad del ambiente hasta alcanzar el piso
más reciente; así mismo, en dos pequeñas excavaciones
en ambientes diferentes se alcanzó el piso de la
siguiente ocupación.
4. Se efectuaron cinco tipos de registros:
a) Registro altimétrico: Se utilizó un nivel marca
Wild tomando como base la cota altimétrica o punto
102
cero ubicada en la plataforma I de la Huaca de la Luna
que equivale a 100 metros; a partir de este punto se
trasladó la cota número 1 ubicada en el cuadro D2
con una altura de 77,67; una segunda cota (cota número
2) con una altura absoluta de 77,15 ubicada al sur-oeste
del cuadro donde se efectuaron las excavaciones, pues
esta cota fue usada para el registro de las evidencias
arquitectónicas y culturales.
b) Registro planimétrico: Después de haber
definido la arquitectura y asignado un número a cada
ambiente, se los registró en planos en papel
milimetrado a una escala de 1: 20, así se obtuvo la
representación en detalle de las estructuras
arquitectónicas y su distribución.
c) Registro de perfiles: Al finalizar la labor de
excavación se procedió al registro de los perfiles, estos
se ubicaron en el ambiente 17-1 (perfil oeste y sur) y
en la Avenida (perfil sur). El dibujo se realizó en papel
milimetrado, a una escala de 1: 10 y 1: 20.
 d) Registro descriptivo: se efectuó a través de
apuntes donde día a día se anotaban todas las
actividades realizadas. Así mismo, se llenaron fichas
específicas (de registro, de hallazgo, de elemento, etc.),
donde se describen los elementos culturales destacando
su naturaleza y composición. Para el material cultural
recuperado se utilizaron etiquetas donde se detallaba
su procedencia.
e) Registro fotográfico: Todo el proceso de
excavación se registró en fotografías a color y
diapositivas, esto permitiría tener evidencias gráficas
de los contextos hallados.
Trabajo de Gabinete
Comprendieron las siguientes acciones básicas.
1. Dibujos en papel canson de los dibujos de planta
y perfil realizadas durante el trabajo de campo.
2. El análisis estratigráfico que tuvo por finalidad
establecer la correlación estratigráfica del área en
estudio mediante el análisis de los perfiles más
diagnósticos seleccionados en cada unidad de
excavación. Para cotejarlos se tuvo en cuenta las
características físicas de las capas: composición, textura,
color y contenido cultural; su asociación directa con la
arquitectura y la altimetría. Esto nos permitió definir
la secuencia estratigráfica y ocupacional del área en
estudio. En esta correlación ha sido utilizada el
diagrama de Harris en su versión modificada por
Bonnier et al. (1985).
3. El análisis de los materiales culturales, que sean
artefactos o ecofactos se hicieron siguiendo los
procedimientos habituales, y en algunos casos
concretos como la determinación de los restos
orgánicos fue necesario el concurso de especialistas
de la facultad de Ciencias Biológicas.
Excavaciones
Las excavaciones se han realizado en dos unidades,
con la finalidad de poder establecer la distribución de
las estructuras arquitectónicas, así como la
recuperación de contextos asociados, aplicando los
principios de superposición, asociación y recurrencia.
Durante la prospección en la unidad de excavación
1, se pudo observar cabeceras de muros pocos visibles,
los cuales tras una limpieza sirvieron de guía para la
cuadriculación y excavación de esta unidad.
LAS UNIDADES DE EXCAVACIÓN
La unidad de excavación 1
Esta unidad de excavación, que se ubica en los
cuadros E4 (cuadrículas: 18-19S/0-19E) y E5 (0-19S/
0-19E), abarcó inicialmente un área de 20 x 20 m
trabajándose al principio un área de 10 x 10 m, para
luego incrementar de 5 en 5 m hacia el norte y de 5 en
5 m hacia el oeste. Con la finalidad de definir el muro
delimitatorio sur de la vivienda, se amplió hacia el sur,
llegando a tener en total un área de 20 x 22 m.
La limpieza de cabeceras de muros consistió en el
retiro de unos 10 a 15 cm del material de la capa
superficial, con la finalidad de poder orientar mejor
muestra excavación. El retiro de la capa superficial fue
realizada de sur a norte, presentándose con mayor
espesor en el lado este de la unidad. Al concluir el
retiro de esta capa se pudo observar con mayor claridad
la presencia de las estructuras arquitectónicas,
pertenecientes a los conjuntos 17 y 19. También se
pudo observar pozos de huaquero y dos escorrentías
de agua que van en dirección norte sur, por el lado
este de la unidad.
La unidad de excavación 2
Una vez concluida la excavación en la unidad 1 y
con el objetivo de asociar la arquitectura del conjunto
arquitectónico 17 con las estructuras ubicadas al norte
del conjunto arquitectónico 8, ampliamos nuestra área
de estudio hacia el lado sureste, a través de la instalación
de la unidad de excavación 2. Esta unidad mide 20 x 3
m, con el eje mayor orientado de este a oeste y se
encuentra ubicada en las cuadrículas 18-19S/0-19E
(cuadro D4) y 0S/0-19E (cuadro D5).
La excavación se realizó por capas naturales, cuya
composición fue similar a aquellas de la unidad de
excavación 1. Esta se inició con el retiro de la capa
superficial, retirada ésta se observó un muro de adobes
adosado al muro delimitatorio este del conjunto
arquitectónico 17, a partir de donde va hacia el oeste
para luego voltear hacia el sur; formando un ángulo de
90o grados. Debajo de la capa superficial se presentaron
simultáneamente una capa de tierra compacta y una capa
de arena eólica, a continuación de estas capas se observó
una capa de arena compacta e inmediato a ésta se halló
el piso 1, compuesto por tierra apisonada. Hacia el
extremo este de la unidad de excavación se localizó el
canal, en donde luego de la capa superficial se pudo
observar sedimentaciones de arena limpia y arena con
103
tierra. Esta capa contiene además pequeños fragmentos
de cerámica, restos óseos, restos malacológicos y
abundantes vértebras de peces; su color varía de marrón
claro a plomo y en algunas zonas arena de color muy
oscuro (casi negro). El canal en su base presenta piedras
unidas con mortero de barro, que se asientan sobre el
piso 1. Además, esta unidad nos permitió registrar una
avenida que recorre de norte a sur y separa al conjunto
arquitectónico 17 de las estructuras ubicadas al norte
del conjunto 8.

CONJUNTO ARQUITECTÓNICO 17
Fig. 109. Vista del ambiente 17-1, impronta de vasijas y mango de
porra.
Ambiente 17-1
Se localiza en la parte central de la unidad de
excavación 1. Este ambiente tiene sus lados menores
paralelos a la Huaca de la Luna, presenta 3,02 m de
largo por 1,52 m de ancho.

Es un espacio hundido de forma rectangular, cuyas

medidas son 1,52 x 3,02 m con el eje mayor orientado de
este a oeste. El piso arquitectónico se encuentra a 75 cm de
profundidad en relación a la altura de la banqueta 1. Este
piso fue hecho con una mezcla de barro puro de unos 7
cm de espesor, su superficie es alisada y muestra un regular
estado de conservación. Sobre él se halló un contexto muy
particular: en el lado norte se visualiza la impronta de una
vasija de 0,60 m de diámetro; al lado opuesto y frente a ella
se encontró una porra de piedra en forma de estrella (ver Fig. 110. Ambiente 17-1, porra escultórica sobre piso.
Fig. 121), y en lado este se halló una porra de cerámica que
instruía el piso 1. En la esquina suroeste era visible una
pequeña área de combustión que incluso había manchado
las paredes, junto a ésta se hallaron restos óseos de camélidos
y de cuy así como fragmentos de cántaros. La mitad de
este ambiente fue excavado hasta definir un segundo piso
(P2) (Fig. 108). Este piso está a 41 cm debajo del piso 1, su
estado de conservación es buena y presenta un mejor
acabado que el piso 1. Sobre el P2 se terminó de definir la
porra de cerámica (Figs. 109, 110 y 111).

Fig. 108. Perfil oeste del ambiente 17-1. Fig. 111. Porra escultórica.

104
 Luego de retirar la capa superficial apareció una
capa de arena limpia; tras haber retirado unos 20 cm
de esta capa se observó en el lado este, al borde de
algo que parecía ser un tubo de cerámica de
aproximadamente 20 cm de diámetro. Finalizando el
retiro de esta capa se observó una capa de tierra
compacta en el lado sur y luego el piso arquitectónico
1. Con la finalidad de observar en su totalidad al tubo
de cerámica se decidió hacer una cala donde éste se
encontraba, esta cala fue de 1,40 m x 0,51 m, teniendo
la longitud mayor sur a norte.
Debajo del piso 1, se halló un relleno de adobes
que cubrían a la siguiente capa compuesta por piedra
y una mezcla de tierra y arena, a continuación de la
cual logramos encontrar el piso arquitectónico 2
quedando totalmente liberada la pieza de cerámica
de gran tamaño que resultó ser una porra en
cerámica.
Ambiente 17-2
Se encuentra ubicado al norte del ambiente 1, y
tiene 2,20 x 1,36 m de ancho. Es una construcción
hundida de forma rectangular, mide 2,20 x 1,36 m
con su lado mayor orientado de sur a norte (Fig.
112).
En su interior presenta como elementos
característicos dos pequeños muros delgados que
dividen el ambiente en tres partes, y una hornacina
conformando parte de su paramento sur. Para
conseguir esta división se construyeron dos muros:
uno, de este a oeste, dividiendo el ambiente en dos
partes iguales: sur y norte; y el otro que divide la parte
norte en dos compartimientos: este y oeste. Estos
muros mencionados tienen 15 cm de ancho y un
promedio de 86 cm de altura desde el piso, y sus
adobes están dispuestos de soga.
Fig. 112. Ambiente 17-2.
La profundidad del piso está a 1,13 m en relación a
la altura de la banqueta 1, pero en el compartimiento
noreste el piso está ligeramente más elevado que el
resto. Los cuatro paramentos están enlucidos con un
revoque de 1 cm de espesor. En el muro sur presenta
una hornacina rectangular cuya altura se proyecta hasta
su nivel superior, su parte posterior no está enlucida
dejándose entrever adobes colocados unos sobre otros
y que están estructurando la banqueta contigua hacia
el sur (banqueta 1).
El material de contexto hallado consta de
fragmentos de cerámica en poca cantidad, un alambre
de cobre, el esqueleto de un ratón y una semilla no
identificada. La función de este ambiente sería el de
almacenamiento de granos y otros alimentos, esto se
infiere claramente, tanto del contexto material presente
como del arquitectónico que muestran en su estructura
un diseño organizadamente correcto y bien planificado.
La capa superficial de este ambiente tuvo poco
espesor, a continuación de la cual, y al igual que en el
ambiente 1, se presentó una capa de arena eólica limpia,
que tras retirar unos 20 cm de ella se observó las
cabeceras de los muros. Luego de haber terminado el
retiro de la capa de arena eólica se ubicó el piso
arquitectónico 1.
Entre estos dos ambientes (1 y 2), se encuentra
una superficie compacta (banqueta 1) localizada dentro
de las cuadrículas 8-12S/9-12E.
La capa superficial aquí tuvo de 1 a 4cm de espesor,
luego de la cual quedó evidenciada la superficie
compacta.
Ambiente 17-3
Se localiza al oeste de los ambientes 17-1 y 17-2,
tiene 7,55 m de largo por 5,27 m de ancho. Este
ambiente no ha sido excavado en su totalidad; a unos
dos metros paralelos a los ambientes 17-1 y 17-2.
La superficie se encuentra bastante afectada por
pozos de huaquero, especialmente cerca a los
depósitos. El muro sur se encuentra ausente en su
extremo oeste, faltándole 2,20 m aproximadamente
para empalmar con el muro oeste. El vano de acceso
estaría ubicado en el muro sur.
El muro norte se complementa hacia el oeste por
un tramo de piedras asentados con mortero de barro
y que se une en un vértice con el muro de contención
este de la banqueta 1.
105
 En este ambiente se retiró sólo parte de la capa
superficial, por lo cual no podemos inferir su
función.
Ambiente 17-4
Se ubica al sur de los ambientes 17-1 y 17-3,
presenta 12,02 m de largo por 7,87 m de ancho.
Se trata de la estructura rectangular más extensa de
la vivienda. Tiene el vano de acceso en el muro norte y
que lo comunica directamente hacia el exterior de la
vivienda a través de un corredor (corredor 2). Además
cuenta con dos vanos más que lo comunican
interiormente con el ambiente 3 a través de un vano
en su muro norte, y con el ambiente 8, a través de un
vano en el muro este.
Este ambiente se encuentra ausente de divisiones
interiores. Sólo se observa la presencia de dos muros
perpendiculares adosados a su muro oeste, ambos
muros se proyectan hacia el este y se cortan a los
2,70m de longitud. Del muro sur, que a su vez
funciona como muro delimitador de la vivienda, en
forma perpendicular sobresale una pequeña porción
de un muro con sólo 30 cm de longitud.
En este ambiente las excavaciones se limitaron
sólo al retiro de la capa superficial en gran parte de la
zona oeste y a la limpieza de los pozos de huaquero
que llegan hasta 1,80 de profundidad. Dentro de esta
última actividad se halló un entierro parcialmente
disturbado. Sólo en la esquina sureste se ubicó el piso
(en un área de 10,20 m2 aproximadamente) sobre el
cual se encontró algunos fragmentos de cerámica.
Este piso se descubrió luego de retirarse un capa de
tierra compacta
Al parecer, este ambiente funcionó como un gran
patio donde se estaría desarrollando diversas
actividades aún no determinadas.
Ambiente 17-5
Es un cuarto de forma rectangular con el eje
mayor de este a oeste, mide 1,84 x 4,15 m y se ubica
en la esquina sureste de la vivienda. Hacia el norte
se comunica con el ambiente 17-6 a través de un
vano de acceso ubicado en su muro divisorio (ver
Fig. 107).
El piso de este recinto presenta una ligera
inclinación hacia el este, la superficie es áspera de
consistencia compacta y está en buen estado de
106
conservación. Sobre él se encontró 5 fragmentos de
cántaros, 1 fragmento de tinaja y una escultura
antropomorfa. Por su proximidad al área de cocina
(17-6), pensamos que podría tratarse de un área para
el consumo de alimentos.
La capa superficial en este ambiente presentó un
espesor de 15 cm, retirada ésta se observó el muro
delimitatorio sur de la vivienda y a la vez del mismo
ambiente, así como al muro divisorio oeste tanto de
este ambiente como de los ambientes 17-6 y 17-7, y
el muro divisorio norte del ambiente. En sus lados
este y oeste se pudo ver las escorrentías que atraviesan
la vivienda de norte a sur; habiendo ocasionado mayor
deterioro aquella que va paralela al muro delimitatorio
este de la vivienda. La siguiente capa, conformada
por tierra compacta, fragmentos de cerámica muy
abundantes dentro de las escorrentías, que luego de
extraída, se procedió a retirar el material de la capa
siguiente (tierra compacta) sobre el piso. El piso
arquitectónico 1 es de consistencia compacta está en
regular estado de conservación y presenta huellas de
quema en la esquina sur-oeste del ambiente.
Ambiente 17-6
Es un recinto rectangular que mide 2,56 x 4,15 m
(Figs. 113). Se ubica al sur de los ambientes 17-7 y 17-8,
y al este del ambiente 17-4 (ver Fig. 107). Sobre su
piso se encontró gran cantidad de fragmentos de
cántaros, botellas y tinajas que sirven para almacenar
agua. También se halló fragmentos pertenecientes a
cancheros, cucharas, moldes, figurinas, huesos de
camélido y de perro.
Cuenta con tres vanos de acceso ubicados en sus
muros norte, este y sur que lo comunica con los
ambientes 17-8, 17-4 y 17-5 respectivamente.
Fig. 113. Ambientes 17-5 y 17-6 antes de ser excavados.
 En este ambiente excavamos hasta ubicar un segundo
piso, el cual se halló a 26 cm bajo el primero. Terminada
la excavación, en el interior de este recinto se configura
un fogón asociado al piso 2. Este fogón se ubica en el
vértice de dos muros pequeños que forman un ángulo
de 90o, su vértice se proyecta hacia el noroeste. Estos
muros están colocados de soga, miden 1,13 m (de este
a oeste) y 0,74 m (de norte a sur), tienen 21 cm de ancho
y una altura de 16 cm desde el piso.
A 16 cm al oeste del fogón hay un muro delgado de
adobes asentados de canto unido perpendicularmente
al muro norte de este ambiente, mide 1,90 de largo por
16 cm de ancho y 30 cm de alto. Este muro descrito
estaría restringiendo el área de cocina propiamente dicho.
Cerca al fogón, a unos 96 cm hacia el sureste, se
observa la presencia de una vasija grande fragmentada
más allá de su mitad inferior. Esta vasija tiene un
aproximado de 48 cm de diámetro y 17 mm de espesor
en sus paredes. Su superficie exterior mostraba manchas
de hollín, haciendo presumir que inicialmente estuvo
expuesta al fuego. La vasija está colocada intencionalmente
sobre una masa de barro para sujetarla, y pudo haber
estado conteniendo agua o chicha. (Figs. 114 y 115).
Fig. 114. Ambientes 5 y 6 después de excavados, se observan
también los ambientes 7, 8 y 9.
Fig. 115. Ambiente 6, cocina.
El piso se encuentra en buen estado de
conservación y está ligeramente inclinado hacia el sur.
Sobre él se halló 16 fragmentos de ollas con manchas
de hollín y algunos restos óseos de llama y cuy.
El contexto cultural y evidencias presentes en este
piso nos indica que funcionalmente este ambiente
correspondió a exclusivas actividades de preparación
de alimentos.
Aquí la capa superficial tuvo unos 13 cm de espesor
que tras ser retirada, se pudo definir al muro divisorio
norte del ambiente, en este ambiente también se pudo
observar las escorrentías mencionadas en el ambiente
anterior. Entre el material de la capa siguiente: tierra
compacta, se registraron fragmentos de cerámica con
manchas de ollín, recogidos del lado este del ambiente.
A continuación de esta capa de tierra compacta se
evidenció el piso arquitectónico 1, con huellas de
quema en la esquina noreste y con una consistencia
friable; debido a esto se decidió levantar el piso 1.
Debajo se encontró la capa constituida por tierra
compacta y semi compacta donde su color oscurecía
(plomo oscuro). Por debajo de esta última capa se
evidenció el piso arquitectónico 2.
Ambiente 17-7
Es un recinto pequeño de 1,45 x 2,26 m, ubicado
al norte del ambiente 6 y hacia el norte limita con la
banqueta 4 (ver Fig. 107). No se observa el piso en
este recinto, pues solo se retiró la capa superficial que
presentó 10 cm de espesor, sin embargo la superficie
de la siguiente capa es bastante compacta.
A este ambiente no se le pudo inferir una función
específica, no obstante dada su ubicación contigua al
ambiente 17-9 (área de descanso) nos conlleva a pensar
que podría haber servido para guardar algún tipo de
enseres personales de los residentes de la vivienda.
Ambiente 17-8
Es un recinto pequeño de 2,30 x 1,58 m, y se
encuentra ubicado al norte del ambiente 17-6, con el
que se comunica a través de un vano en su muro
divisorio (ver Fig. 107).
En la esquina noroeste se halla presente la impronta
de la mitad (corte vertical) de una vasija grande de 53
cm de diámetro y 30 cm de alto. Hacia el este y justo
frente a ella, existe una pequeña zona de acumulación
de cenizas que indicaría la presencia de un fogón.
Debido a la similitud entre los contextos asociados
107
hallados tanto en el ambiente 17-6 como en este
ambiente, podría decirse que se trata de un área de
cocina.
La capa superficial en este ambiente presentó un
espesor de 10 cm y una vez retirada se evidenció el
piso arquitectónico 1.
Ambiente 17-9
Se ubica al norte de los ambientes 17-7 y 17-8 y al
oeste de los ambientes 17-1 y 17-2, de los cuales lo
separa un corredor (Nº 2). Este ambiente presenta 6,52
m de largo por 6,93 m de ancho (ver Fig. 107).
Interiormente este ambiente presenta tres
banquetas: una ubicada al oeste, la otra hacia el norte y
la tercera al este. La banqueta oeste mide 6,24 x 1,95
m y 0,25 m de altura y se halla dividida por un muro
delgado que ha sido construido sobre ella. La banqueta
norte mide 2,98 x 3,02 m y 0,15 m de altura, también
se halla dividida por una fila de adobes colocados de
soga y con 22 cm de ancho. La banqueta este se halla
adosada en toda su longitud al muro ancho perimetral
del conjunto arquitectónico 17. Sus dimensiones
sobrepasan a las de las otras dos: tiene 6,80 x 1,89 m y
0,13 m de altura tomando como referencia al piso del
ambiente.
CONJUNTO ARQUITECTÓNICO 19
Ambientes 19-1, 19-2 y 19-3
Se ubican al oeste de los ambientes 17-3 y 17-4 del
conjunto arquitectónico 17 (ver Fig. 107). En estos
ambientes sólo se han realizado la limpieza superficial
de cabeceras de muros, retirando de 15 a 30 cm del
material de la capa superficial. Esto nos permitió definir
el muro sur del ambiente 19-3 que va en dirección
este-oeste y paralelo al muro delimitatorio oeste de la
vivienda, un muro que va de norte a sur a lo largo de
los ambientes 1, 2 y 3 de este sector que se ubica dentro
de los cuadros F4 y F5. Este muro hacia el sur evidencia
partes incompletas y en su extremo norte se adosa a él
un muro que va en dirección este-oeste.
CAMINOS Y ACCESOS
La avenida
Denominamos avenida a una especie de calzada
ancha que queda frente a las viviendas. Se ubica al lado
este del conjunto arquitectónico 17 y presenta 11,10 m
de ancho, medida tomada de este a oeste (Fig. 116). Su

El piso de este ambiente ha sido cubierto con

enlucido de barro que forma media caña con el
enlucido de las banquetas. Se encuentra en buen estado
de conservación, está consistentemente compacto y
tiene una superficie ondulada sobre la cual presenta
ligeras pigmentaciones oscuras. No se encontró restos
de comida pero si un instrumento musical de cerámica.

Se accedía a este ambiente a través de un vano de

acceso en el muro sur hacia el ambiente 17-4 pasando
por el extremo sur de la banqueta oeste.

Los principios organizativos en este ambiente se

orientan a conseguir una distribución correcta y
cómoda de sus elementos arquitectónicos con fines
específicamente de descanso privado para los
moradores de la vivienda del conjunto 17.

En este ambiente la capa superficial presentó unos

8 cm de espesor, luego de la cual se evidenció la
superficie de las banquetas. En la parte noroeste y
central de este ambiente aflora una capa de tierra
compacta que inmediato a ésta se presenta el piso
arquitectónico 1. Fig. 116. Unidad 2; corredor, canal y avenida. Al fondo se observa
la unidad 1.

108
longitud total no es aún conocida, más observando el
área se puede ver que viene desde mucho más al norte y
que hacia el sur pasa frente al conjunto arquitectónico 8
y, posiblemente, también frente al taller de alfareros. Su
piso está en buen estado de conservación.
Esta avenida debió servir de paso de transeúntes,
de conexión entre el canal y las viviendas, así como de
separador entre estas mismas, lo que podría estar
indicando la presencia de niveles de jerarquía, dentro
del centro urbano.
Los callejones o corredores
Los cuatro callejones o corredores se encuentran
ubicados en la parte noreste del conjunto
arquitectónico 17. El callejón 1 está hacia el norte del
ambiente 19-9 y va de este a oeste. La capa superficial
tuvo el espesor de unos 20 cm, a continuación de la
cual se observó una capa de tierra compacta, de
consistencia muy compacta, la que no fue retirada en
la parte oeste del corredor en donde sobre su superficie
se aprecian pozos de huaquero.
El callejón 2 recorre de sur a norte, de aquí se retiró
solamente el material de la capa superficial, luego de la
cual se observó una superficie compacta. Estos dos
callejones se unen para comunicar al conjunto
arquitectónico 17 con la avenida; así como con una
plaza ubicada hacia el norte.
Los callejones 3 y 4 se localizan en la parte nor-
oeste de la unidad 1 . En estos corredores se retiró
parcialmente la capa superficial, con la finalidad de
definir las cabeceras de muros, a excepción de la parte
este del corredor 3, en donde se retiró de esta capa un
espesor mayor, debido a que el muro norte
delimitatorio de la vivienda, era casi imperceptible. El
corredor 3 va de este a oeste y el corredor 4 de norte a
sur; cuya intersección permite comunicar al conjunto
arquitectónico 19 con la plaza.
ARQUITECTURA
Materiales constructivos
Los materiales de construcción utilizados para la
edificación de las estructuras arquitectónicas en el área
urbana están estrechamente vinculadas al medio
ambiente donde se desarrolló esta sociedad. Estos no
fueron transportados desde grandes distancias, sino
que se aprovechó el material disponible en la vecindad
tal como la arcilla, la arena y las piedras.
Los materiales constructivos utilizados con
frecuencia en el área de arquitectura de nuestra
investigación son adobes, y barro para las juntas y
asentar los adobes. Un barro con materiales más finos
fue usado en la construcción de pisos y el enlucido de
algunos muros. En la construcción de los muros
algunas veces usaron piedras como bases o pachillas.
Técnicas y elementos constructivos
Se refieren al conjunto de recursos y
procedimientos utilizados para la construcción de una
obra arquitectónica. Estas técnicas están muchas veces
relacionadas con el material empleado, con el diseño
arquitectónico determinado por la función, y también
con la destreza del constructor. En la construcción de
los muros se usaron distintas maneras de asentar los
adobes, peros jamás en la misma fila, eran asentados
los adobes de cabeza, soga y de canto. Los primeros
fueron empleados en muros anchos, aquellos que
delimitaban los conjuntos arquitectónicos, mientras
que aquellos muros divisorios los adobes eran
asentados de soga o canto.
Los elementos constructivos son del tipo primarios
y secundarios. Entre los primeros están los muros,
pisos, vanos de acceso. Entre los elementos
constructivos secundarios, se han registrados
hornacidas o nichos, banquetas.
El espacio arquitectónico y su función
La configuración arquitectónica que adquiere este
sector residencial, unida a la presencia de un canal y
a una calle ancha que la vincula a otro conjunto
arquitectónico (conjunto arquitectónico 8), denota
una clara distribución espacial que obedece a una
cuidadosa y sofisticada planificación urbana dentro
del área que media entre ambas huacas del Sol y la
Luna.
La sola ubicación espacial de esta arquitectura
denota su ocupación por un grupo familiar de la alta
esfera social. Internamente, la distribución
arquitectónica del conjunto obedece a principios
organizativos con fines domésticos. “Las actividades
de un grupo familiar o social se pueden observar en
su arquitectura. En ella se trasluce gran parte del tejido
social: tradiciones, grado de desarrollo, tecnología y
costumbre. Así mismo, la coordinación activa y
productiva de los grupos trabajadores y de éstos con
los otros niveles de la estructura económica y social”
(Campana. 1983: 21).
109
 La arquitectura es ortogonal con recintos
rectangulares que incluyen patios, espacios abiertos,
depósitos, áreas de cocina y corredores que
intercomunican los diferentes ambientes.
Fuera del conjunto arquitectónico 17, excavado por
nosotros, hay otros muros que parecen configurar otras
viviendas contiguas. Una de ellas es el conjunto
arquitectónico 19 que se ubica al oeste de la vivienda,
su longitud de sur a norte abarca las medidas de 16,84
m. Su única estructura cerrada, ubicada al sureste, tiene
10,06 x 2,67 m y un vano de acceso desde el exterior
es a través del corredor 4.
Las otras dos se configuran al norte de la
vivienda, ambas están separadas por un gran espacio
abierto de 6,70 m de este a oeste. Ambas viviendas
se separan del conjunto arquitectónico 17 mediante
un corredor.
El área residencial propiamente dicha (conjunto
arquitectónico 17), cubre los 296 m2, y está constituida
por 9 ambientes. En cada uno de los ambientes el uso
y concepción de los espacios difieren en su
funcionalidad. El único acceso a esta vivienda se ubica
en el lado norte.
En ningún lado se encontró evidencias de techo,
esto quizás como consecuencia de su fragilidad
constructiva doblegada por las inclemencias climáticas.
Los muros que conforman estas estructuras
arquitectónicas no se presentan en su altura original,
sólo muestran alturas muy bajas que promedian los 63
cm. Ello dificultó la identificación de los vanos de
acceso, las cuales (a excepción de algunos) los hemos
distribuidos subjetivamente siguiendo un criterio
lógico.
La distribución interna de los ambientes se da en
forma ordenada, alineándose a lo largo del muro
perimetral este. Así tenemos, de sur a norte, al 17-5,
17-6, 17-7 paralelo al 17-8 y al final el 17-9. Al oeste,
frente a éste último, se ubica el 17-3 que contiene a su
vez a los 17-1 y 17-2. Hacia el sur del 17-3 se encuentra
el 17-4 que funciona como patio.
SECUENCIA CONSTRUCTIVA
La correlación estratigráfica y el análisis de los
diferentes elementos arquitectónicos nos ha permitido
establecer dos etapas constructivas en nuestra área de
investigación, registrándose además la presencia de
fenómenos pluviales.
110
Primera etapa
Es la etapa constructiva más tardía definida para el
área de investigación. Está representada por el piso 1,
presente en todos los ambientes del conjunto
arquitectónico 17, además también por un muro de
remodelación (MD8) que selló el vano de acceso entre
el ambiente 17-8 y el ambiente 17-9 y que cambió la
función del ambiente 17-8 de pasadizo a área de cocina.
La presencia de la acción de fenómenos pluviales
se observa en esta etapa por la escorrentía que dejó su
huella sobre este piso rompiendo su superficie.
Segunda etapa
Es la etapa constructiva más temprana que se ha
definido para el área de estudio. Esta etapa está
representada por el piso arquitectónico 2 evidenciado
en los dos únicos ambientes donde se excavó hasta un
nivel más bajo: ambiente 17-1 y ambiente 17-6, ambos
en el conjunto arquitectónico 17. Además también está
representado por el muro delgado 18 que se encuentra
debajo del muro delgado 13 en el ambiente 17-1.
EL ENTIERRO
Durante la limpieza del pozo de huaquero, situado
en la unidad 1 entre los cuadros E4 y E5, aparecieron
restos óseos y gran cantidad de fragmentos de
cerámica, muchos de los cuales pertenecían a una
misma vasija; este dato nos permitió especular que en
este lugar se saqueó un entierro. Al finalizar el retiro
del material suelto aparecieron varias vasijas in situ, la
mayoría de ellas fragmentadas; no se hallaron restos
óseos pero es posible que las vasijas hayan
permanecido en su sitio original de este entierro
disturbado parcialmente.
La Fosa
El entierro se halló a una profundidad de 0,88
metros de la superficie e intruía el piso 2 (capa G),
intrusión que debió realizarse después de construido
el último piso de ocupación. No se ha evidenciado la
presencia de arquitectura funeraria, por lo que podía
tratarse de una fosa simple de 1,50 metros de ancho y
2 metros de largo que fue rellenada con tierra y arena.
El Individuo
Son escasos los restos recuperados debido a que
el cadáver fue alterado por excavaciones clandestinas
y a su mal estado de conservación, pero podemos
afirmar que originalmente se encontraba extendido
en posición decúbito dorsal, con la cabeza al sur y
los pies al norte. Se trataría de un hombre adulto. La
mayoría de los huesos recuperados dentro de la fosa
se hallaron fuera de su lugar original mezclados con
el relleno, pero otros estaban in situ o dejaron su
impronta; además se agregan los que se ubicaron a
un metro hacia el norte de la fosa dentro de un pozo
de huaquero.

La Cerámica
Se ubicaron alrededor del lugar donde descansó
el cadáver, en diferentes posiciones y algunas una
sobre otra, pero la mayoría de las vasijas conservaron
la posición original. Del total de la cerámica
solamente tres se hallaron en buen estado de
conservación y las restantes estaban incompletas y/
o fragmentadas, algunos de sus fragmentos fueron
recuperados del relleno. Después de rearmar los
ceramios en gabinete se pudo registrar hasta 22
vasijas, de las cuales tenemos dos floreros (Figs.
117a), dos botellas asa estribo lateral (Figs. 118b),
una olla de cuerpo carenado, dos cancheros y quince
cántaros (Figs. 117b y c; 118 a, c y d). Además a
éstas se agregan dos piruros.

Es interesante indicar que también se registraron

fragmentos pertenecientes a tres cántaros de arcilla sin
cocer, con engobe de color rojo. Desafortunadamente
estaban en mal estado de conservación, casi reducidos
a polvo.

Fig. 118. Cántaros y botella.

Restos de Camélido
Estos se ubicaron en la esquina suroeste de la fosa,
in situ y se trata de las extremidades de camélido,
también se recuperaron algunas vértebras entre el
relleno.

LA CERÁMICA DEL CONJUNTO

ARQUITECTÓNICO 17
El material cerámico analizado procede de las
excavaciones realizadas en las unidades 1 y 2 del
Fig. 117. Florero y cántaros. conjunto arquitectónico 17; el universo es de 2534

111
elementos correspondiendo en gran cantidad a
fragmentería. De este total se analizó el material
diagnóstico que sumó la cantidad de 1256 elementos
que corresponden porcentualmente al 49,57% del
total.
Se consideró como material diagnóstico aquellos
fragmentos que nos permitían identificar categorías
como bordes, asas, bases, técnicas decorativas, etc. Se
ha determinado la presencia de 44 fragmentos que
pertenecen al estilo Chimú.
Desde el punto de vista morfológico esta cerámica
la podemos clasificar en grupos: vasijas abiertas, vasijas
cerradas y otras categorías.
Vasijas abiertas
Este grupo se constituye en 135 fragmentos que
equivalen al 14,08% de las formas analizadas, están
distribuidos en tres categorías: cuencos, platos y
floreros (ver cuadro 1).
a) Cuencos. Esta categoría se conforma de 24
fragmentos que representan el 2,50% del total de
formas estudiadas. Se confeccionaron con la técnica
modelada y con temperante fino, sus paredes varían
de 7 mm a 10 mm de grosor, el color de la pasta por
efecto de la cocción oxidante es anaranjada, en su
mayoría las paredes fueron alisadas. Los bordes fueron
expandidos, los labios redondeados y planos, el
diámetro de la boca varió de 10 cm a 15 cm. Tres
fragmentos se hallaron en el piso 1 del ambiente 17-6
(cuadro 4), pero la mayor cantidad proviene de la capa
A de la unidad 1 (cuadro 1).
b) Platos. Existen 48 fragmentos de bordes de
platos, que representan el 5,01% de las formas
analizadas, la mayor parte de fragmentos proceden de
la capa superficial o capa A. Se fabricaron con la técnica
modelada, con un espesor en sus paredes de 7 mm,
temperante fino, cocción oxidante y el color de la pasta
variable de anaranjado a gris claro. Son alisados de
bordes expandidos, labios redondeados y el diámetro
de la boca varia de 22 a 36 cm, ocho fragmentos son
de estilo Chimú.
c) Floreros. Hay 63 fragmentos que equivalen al
6,57% de todas las formas determinadas. La técnica
de manufactura es modelada, sus paredes tienen un
grosor promedio de 7 mm, el antiplástico es fino, la
cocción oxidante y el color de la pasta gris.
Generalmente se pulieron internamente y se alisaron
en la parte exterior; en su parte superior interna
112
presenta decoración geométrica. Su borde es evertido
con labio redondeado. El diámetro de la boca varía de
34 a 42 cm. Dos fragmentos se rescataron del piso 1
del ambiente 17-6 (ver cuadro 4) y la mayor cantidad
de la capa A de la unidad 1 (cuadro 1).
Vasijas cerradas
Esta categoría lo conforman 536 elementos que
equivalen al 55,89% del total de fragmentos analizados,
lo integran: cántaros, botellas, ollas y cancheros (ver
cuadro 1).
a) Cántaros. Los fragmentos identificados como
cántaros hicieron un total de 249, ello representa al
25,96% del total. Por la forma del gollete esta categoría
se subdividió en tres grupos: gollete expandido, gollete
globular y gollete recto. La mayor cantidad de fragmentos
se hallaron en el piso 1 del ambiente 17-6 (ver cuadro 4)
y pertenecen a los cántaros de gollete expandido. Se
elaboraron con la técnica modelada, a excepción de una
vasija completa que fue moldeada y procedía del entierro.
Las paredes variaron en espesor de 1 a 4 mm, como
temperante se utilizó partículas muy finas de rocas,
externamente el color de la pasta fue anaranjado; en
algunos casos se presentaron defectos de cocción, esto
se deduce por la presencia del color gris en el núcleo de
la pasta. Las paredes externas fueron alisadas, los bordes
evertidos y los labios redondeados. El diámetro de la
boca varía de 12 a 16 cm.
b) Botellas. Se han registrado 91 botellas
correspondiendo al 9,49% de los fragmentos
estudiados. A excepción de una botella completa
hallada en el entierro todas las demás se han
identificado a partir de las asas y los golletes. Las
botellas en su totalidad fueron modeladas, variando el
espesor de sus paredes de 2 a 4 mm, se empleo un
antiplástico fino y el color de la pasta es anaranjado
con diferente tonalidades. El acabado de las paredes
fue alisado, los borde rectos, el labio redondeado y el
diámetro del gollete 2,5 cm. Diez de estos fragmentos
se ubicaron en el piso 1 del ambiente 17-6 (cuadro 4).
La mayoría proceden de la unidad 1 y en ella de la capa
A (45 fragmentos).
c) Tinajas: Los bordes permitieron identificar 90
ejemplares que representan el 9,38% de los fragmentos
analizados. Se confeccionaron empleando la técnica
modelada, el grosor de sus paredes varía de 6 a 10
mm, las vasijas de mayores dimensiones presentaban
temperante muy grueso y las vasijas medianas
temperante medio. El color de la pasta es anaranjado,
pero el núcleo o parte interna presenta de una gran
 UNIDADES UNIDAD Nº 1 UNIDAD Nº 2
CATEGORIAS C A P A S TOTAL %
A B C D E F G T1 PN1 PN2 FM3 FN4 A B C D E F
Vasijas Abiertas
Cuencas 13 2 0 0 3 1 0 2 1 2 0 0 0 0 0 0 0 0 24 2.5
Platos 24 11 6 2 4 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 48 5.01
Floreros 30 7 3 3 3 2 0 4 0 11 0 0 0 0 0 0 0 0 63 6.57
Vasijas Cerradas
Cantaro Expandido 52 9 1 6 15 4 0 10 3 3 0 1 0 0 0 0 0 0 104 10.84
Cántaro Globular 29 17 8 8 23 2 0 1 1 1 1 2 0 0 0 0 0 0 93 9.7
Cántaro Recto 16 8 4 1 9 5 0 2 5 1 1 0 0 0 0 0 0 0 52 5.42
Botellas 45 10 2 6 10 0 1 3 2 3 0 0 1 3 4 0 0 1 91 9.49
Tinajas 38 12 1 1 14 0 0 1 6 1 0 0 7 4 4 1 0 0 90 9.38
Ollas 46 18 5 7 16 0 0 0 0 0 2 0 0 0 0 0 0 0 94 9.8
Cancheros 4 1 0 3 3 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 12 1.25
Bases
Planas 16 3 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 22 2.29
Tripode 10 2 1 2 2 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 17 1.77
Pedestal 33 6 1 11 8 0 0 2 2 2 0 1 0 0 0 0 0 0 66 6.88
Asas
Cintadas 3 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 2 0 0 0 0 0 8 0.83
Mangos
Cónico 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0.1
Instrumentos Musicales
Silvato 4 2 0 3 0 1 0 1 2 0 0 0 0 0 0 0 0 0 13 1.36
Trompeta 3 2 0 2 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 7 0.73
Pututo 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0.1
Ocarina 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0.1
Esculturas Antropomorfas
Cara 10 3 0 2 3 0 0 2 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 20 2.09
Pierno 6 4 1 3 0 0 0 0 0 0 0 2 0 0 0 0 0 0 16 1.67
Brazo 3 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 4 0.42
Figurinas
Sólidas 15 10 2 2 4 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 35 3.65
Vacías 5 2 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 8 0.83
Moldes 9 5 2 2 9 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 28 2.92
Cucharas 7 3 0 1 3 0 0 0 1 1 1 1 0 0 0 1 0 0 19 1.98
Ralladores 9 2 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 11 1.15
Porra 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0.1
Piruro 0 2 0 0 1 1 0 1 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 6 0.63
Cuentas 2 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 0.21
Tapas 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 2 0.21
TOTAL 435 143 40 67 133 18 1 29 23 25 5 8 12 8 8 3 0 1 959 100
% 45.36 14.91 4.17 6.99 13.87 1.88 0.1 3.02 2.4 2.61 0.52 0.83 1.25 0.83 0.83 0.31 0 0.1 100

Cuadro 1. Cerámica de las unidades de excavación 1 y 2, según formas.

113
parte de los fragmentos poseen con coloración gris,
las paredes tanto externa como internamente fueron
alisadas. Los bordes son convexos, los labios
redondeados y el diámetro de la boca varía de 28 a 59
cm. Nueve de estos fragmentos se ubicaron en el piso
1 del ambiente 17-6 (cuadro 4), pero la mayoría se halló
en la capa A de la unidad 1.
d) Ollas. Se rescataron 94 bordes que
porcentualmente hacen el 9,80% del material
estudiado. Se elaboraron con la técnica modelada,
sus paredes presentan un espesor de 7 a 10 mm, el
grosor del temperante es fino y medio, la pasta varía
de color anaranjado a gris oscuro. El tratamiento
de superficie fue alisado, los bordes convexos, el
labio redondeado y el diámetro de la boca varía de
14 cm a 20 cm. La totalidad de las vasijas presentaron
gollete bajo. Dieciséis fragmentos se descubrieron
en el piso 2 del ambiente 17-6 (cuadro 4) y los
restantes provenían de la unidad 1: 46 de la capa A,
18 de la capa B, 5 de la capa C, 7 de la capa D y 16
de la capa E (cuadro 1).
f.3) Mangos. Se identificó un sólo fragmento que
representa al 0,10% del total de las categorías
analizadas. Fue modelado, pintado de color rojo, vacío
y con un orificio, el temperante es fino y el color de la
pasta anaranjado.
f.4) Tapas. Conformado por 2 fragmentos de tapas
de cuenco que corresponden al 0,21% del total. La
técnica de manufactura es modelada, sus paredes están
alisadas, el temperante es fino. Presentan orificios, su
cocción se efectuó en horno abierto.
Instrumentos musicales
Se tiene un total de 22 fragmentos que
corresponden al 2,29% de la muestra analizada. Se
identificó 13 silbatos (Fig. 119a), 7 trompetas, 1 pututo
y 1 ocarina (Fig. 119b).

e) Cancheros. Se recuperaron 12 bordes (1,25%

de la muestra). Dos bordes se hallaron en el piso 1 del
ambiente 17-6 (cuadro 4). De la capa A provienen 4,
uno de la capa B y tres de la capa D (cuadro 1). Su
técnica de confección es modelado, su pasta tiene
antiplástico fino y sus paredes son de aproximadamente
5 mm de espesor. La cocción fue en horno abierto, lo
que permitió a la pasta adquirir el color anaranjado
uniforme, externamente las superficies se pulieron, el
borde es convexo, el labio redondeado y el diámetro
aproximado de la boca 10 cm.

f) Elementos de vasijas (Ver Cuadro 1):

f.1) Bases. Se tienen 105 fragmentos que significan

el 10,95% de las categorías analizadas, nueve
fragmentos se hallaron en el piso 1 del ambiente 17-6
(cuadro 4). En la unidad 1 fueron registrados 59 en la
capa A, 11 en la capa B, 3 en la capa C, 14 en la capa D
y 11 en la capa E (cuadro 1). Se han identificado tres
categorías de bases: planas, pedestal y trípode.

f.2) Asas. Se tienen 8 fragmentos de asa cintada

que representan el 0,83% de la muestra analizada. Se
confeccionaron con la técnica modelada, dos
fragmentos fueron quemados en horno cerrado y el
resto en horno abierto. Externamente se alisaron. En
la unidad 1 se recuperaron 3 fragmentos de la capa A,
1 de la capa B, 1 de la capa C, 1 de la capa D y 2 de la
capa A de la Unidad 2 (cuadro 1). Fig. 119. Instrumentos musicales: a) silbato y b) ocarina.

114
 Esculturas antropomorfas
Dentro de esta categoría tenemos 40 fragmentos
que corresponden al 4,17% del total de fragmentos
estudiados. En su totalidad los fragmentos han sido
moldeados, las pastas presentan temperante fino, la
mayoría de los elementos fueron pulidos y su cocción
se realizó en horno abierto.
Figurinas
En total se tienen 43 fragmentos que hacen 4,48%
del total estudiado. Por su técnica de elaboración han
sido divididas en figurinas sólidas y huecas. Cinco
fragmentos se recuperaron en el piso 1 del ambiente
17-6 (cuadro 4). Así mismo, 20 provienen de la capa
A, 12 de la capa B, 3 de la capa C, 2 de la capa D, 4 de
la capa E y 1 de la capa F (cuadro 1) de la unidad 1.
c) Porras. En esta categoría se tiene un solo
elemento que representa el 0,10% . Esta porra o maza
tiene 57 cm de alto, 20 cm de diámetro y 7 mm de
espesor. Presenta un mango tubular vacío que se
ensancha hacia la parte superior luego, continúa la parte
superior cónica sobre esta se han modelado cuatro
reptiles, al parecer cañanes, ubicados continuamente
uno tras otro rodeando la base de la parte cónica,
mientras sus colas se elevan a modo de espiral hasta la
cúspide de la maza. Se manufacturó con la técnica
modelada. El antiplástico es de grosor medio, la
cocción es bastante defectuosa observándose una capa
muy delgada de color anaranjado en la pared externa,
mientras el resto de la pasta incluso las paredes internas
presentan coloración gris. Su superficie es alisada. Se
halló en el piso 2 del ambiente 17-1 (ver cuadro 4 y
Fig. 111).

Moldes
Se tienen 28 fragmentos de moldes que equivalen
al 2,92% del total de categorías analizadas. Los modelos
o temas impresos en sus paredes internas representan
figuras antropomorfas. El temperante es uniforme
caracterizándose por ser muy fino, la cocción se realizó
en atmósfera oxidante pero presentan una tonalidad
que va desde el marrón oscuro hasta el anaranjado
oscuro. El grosor de las paredes es 7 mm
aproximadamente, el acabado de superficie es alisado,
algunas veces sus paredes presentaron incisiones, 7
fragmentos se hallaron en el piso 1 del ambiente 17-6
(ver cuadro 4).

Otras formas
a) Cucharas. Se identificaron 18 fragmentos y una
cuchara completa (Figs. 120 a) que representan al
1,98% del total de la muestra cerámica. Dos de los
fragmentos se recuperaron del piso 1 del ambiente 17-
6 (cuadro 4). La mayoría se recuperaron en la unidad
1: de la capa A se tienen 7 fragmentos, de la capa B se
recuperaron 3 fragmentos, 1 fragmento de la capa D y
3 fragmentos de la capa E. La cuchara completa
proviene del pozo de huaquero número 1 (cuadro 1).

b) Ralladores. Se tienen 11 fragmentos que

corresponden al 1,15% del total. Se confeccionaron
con la técnica modelada, sus paredes tienen un espesor
aproximado de 12 mm e inclusiones de temperante
medio y grueso, las paredes externas e internas fueron
alisadas y su cocción se efectuó en horno abierto.
Nueve fragmentos se hallaron en la capa A y 2 en la
capa B de la unidad 1 (cuadro 1). Fig. 120. Cucharas y piruros.

115
 d) Piruros. Se hallaron 6 piruros que representan
el 0,63% de la muestra analizada. Su elaboración fue
moldeada, como materia prima se empleó arcilla muy
plástica, la cocción es oxidante, el color de la pasta
anaranjado pero el núcleo color gris, la superficie fue
pulida e incisa (Fig. 120b).
e) Cuentas. Están representados por dos
ejemplares que equivalen al 0,21% del total de
categorías. Fueron elaboradas con la técnica modelada
y quemadas en horno abierto. Se hallaron en la capa A
de la unidad 1.
Técnicas decorativas
Se tiene dos clases de decoración: las que alteran la
superficie de la vasija y las que se adicionan a la
superficie. Los fragmentos que evidencian técnicas
decorativas hacen un total de 297 y equivalen al 11,72
% del universo de los fragmentos analizados (ver
cuadros 2 y 3).
Decoraciones que alteran la superficie
a) Alto relieve. Agrupa 9 fragmentos que equivalen
al 3,03% de todos los fragmentos decorados. Tres se
hallaron en la capa A, tres pertenecen al estilo Chimú.
b) Bajo relieve. Representado por un fragmento
que corresponde al 0,33% de la muestra decorativa, el
motivo representado no fue determinado.
c) Piel de ganso. Se registraron 8 fragmentos que
representan el 2,69% del total de la muestra
decorativa estudiada. En su totalidad pertenecen al
estilo Chimú.
d) Inciso. Se recuperaron 12 fragmentos que
conforman el 4,04% del total de técnicas decorativas
estudiadas. Un fragmento se halló en el piso 1 del
ambiente 17-1, los motivos son geométricos y se
presentan a diferente profundidades; indistintamente
se presenta en vasijas de paredes g ruesas y
delgadas. Seis fragmentos son de estilo Chimú
(ver cuadro 4).
e) Botones. Técnica representada por 3 fragmentos
que corresponden al 1,01% de fragmentos decorados.
Dos se hallaron en la capa A.
f) Listón mellado. Se tienen 4 fragmentos que en
porcentaje del total de la muestra decorada
corresponden al 1,35%. Todos los fragmentos
correspondieron a vasijas de paredes de 9 mm de
espesor. Dos fragmentos se hallaron en el piso 1 del
ambiente 17-6. Cuatro fragmentos pertenecen al estilo
Chimú (ver cuadro 4).
g) Aplicaciones. Se trata de pequeñas porciones de
arcilla aplicada en las vasijas, todas presentan incisiones
y la mayoría proceden de la capa A. Se tienen 31
fragmentos que hacen el 10,44% de la muestra decorada;
12 elementos son del estilo Chimú (ver cuadro 4).

CAPAS A B C D E F G T1 PH1 PH2 PH3 PH4 TOTAL %

TECNICAS DECORATIVAS

ALTO RELIEVE 3 1 1 1 3 9 3.03

BAJO RELIEVE 1 1 0.34
PIEL DE GANSO 7 1 8 2.69
INCISOS 4 2 1 1 1 3 12 4.04
BOTONES 2 1 3 1.01
LISTON MELLADO 1 1 2 4 1.35
APLICACIONES 16 3 2 4 3 1 2 31 10.44
SELLO 5 5 1.68
PINTURA 0 0
a) Negativo 1 1 2 0.67
b) Rojo 10 1 1 2 14 4.71
c) Crema 12 7 4 10 21 3 1 25 3 1 2 89 29.97
d) Rojo sobre crema 16 8 4 6 1 3 4 42 14.14
e) Rojo sobre amarillo 7 1 1 9 3.03
f) Crema sobre rojo 20 1 1 8 7 5 2 1 45 15.15
g) Crema sobre marrón 8 1 1 1 6 2 2 21 7.07
h) Marrón sobre crema 2 2 0.67
TOTAL 114 23 10 21 44 6 0 23 44 8 1 3 297 100
% 38.38 7.74 3.37 7.07 14.81 2.02 0 7.74 14.81 2.69 0.34 1.01 100

Cuadro 2. Clasificación de fragmentos de cerámica por capas, según sus técnicas decorativas.

116
 ESTILO CHIMU MOCHE TOTAL % b) Engobe. Los englobes más comunes son el rojo
TECNICA DECORATIVA (14 fragmentos) y crema (89 fragmentos).
ALTO RELIEVE 6 3 9 12.33
BAJO RELIEVE 0 1 1 1.37
c) Pintura y engobe. Es la combinación más usual
PIEL DE GANSO 8 0 8 10.96
INCISOS 6 6 12 16.44
en la decoración de las vasijas pintadas. Las
BOTONES 0 3 3 4.11 combinaciones que se han registrado son: rojo sobre
LISTON MELLADO 4 0 4 5.48 crema (42 fragmentos) y rojo sobre anaranjado (9
APLICACIONES 12 19 31 42.47 fragmentos).
SELLO 0 5 5 6.85
TOTAL 36 37 73 100
% 49.32 67.56 100 RESTOS ORGÁNICOS E
Cuadro 3. Clasificación de fragmentos de cerámica por técnicas INORGÁNICOS
decorativas, según estilo.
La dieta alimenticia de la gente que habitó en el
h) Sello. Se determinaron 5 fragmentos que conjunto arquitectónico 17 fue muy variada. Prueba de
corresponden al 1,68% de la totalidad de fragmentos ello son los restos orgánicos hallados durante la
decorados. Todos se hallaron en la capa A. excavación en nuestras dos unidades (1 y 2), donde
encontramos huesos pertenecientes a diferentes
Decoraciones que se adicionan a la superficie mamíferos, aves, roedores, así como también restos de
moluscos y peces de distinta especie como de hábitat.
a) Pintura. Se ha registrado pintura negativa (02
fragmentos), crema sobre rojo (45 fragmentos), marrón La presentación de los restos orgánicos será de
sobre crema (02 fragmentos), y crema sobre marrón acuerdo a los grupos taxonómicos a los que
(21 fragmentos). pertenecen.

S E C T O R 1 7
U N I D A D 1 UNIDAD 2
CERAMICA AMB. 1 AMB.2 AMB.5 AMB. 6 AMB.9 AVENIDA TOTAL %
P1 P2 P1 P1 P1 P2 P1
CATEGORIAS
a) Cuencos 3 3 1.92
b) Platos 2 2 1.23
c) Floreros 2 2 0.79
d) Cántaros 7 5 33 1 46 0.51
e) Botellas 10 10 0.33
f) Tinajas 1 9 10 0.21
g) Ollas 2 16 2 20 0.13
h) Cancheros 2 2 0.08
OTRAS FORMAS
a) Bases 2 9 11 7.05
b) Inst. Musicales 1 1 4.52
c) Esc. Antropom. 1 1 1 3 2.9
d) Figurinas 1 5 6 1.86
e) Moldes 7 7 1.19
f) Cucharas 1 2 3 0.76
g) Porra 1 1 0.49
h) Piruro 1 1 0.31
i) Formas no def. 1 1 1 3 0.2
DECORADOS
a) Alto relieve 1 1 0.64
b) Incisos 1 1 0.41
c) Listón Mellado 2 2 0.26
d) Aplic.(incisos) 1 1 1 3 0.17
e) Sello 1 1 0.11
f) Pintura 2 15 17 0.07
TOTAL 20 1 0 8 107 16 1 3 156 0.04
% 12.82 0.64 0 5.13 68.59 10.26 0.64 1.92 100

Cuadro 4. Clasificación de fragmentos de cerámica de la unidad 1 y 2 con respecto a cada piso.

117
 Moluscos
Phylum: Mollusca
Clase: Gasteropoda
Familia: Turbinidae
-Prisogaster niger (Wood 1928) “caracolito negro”
llamado también “caracol turbante”. Vive
generalmente sobre las rocas y gravas de la zona de
carrera de marea. Se alimenta de algas.
Familia: Naticidae
-Polinices sp. Vive en los fondos arenosos de la
zona de carrera de marea de 4 m a 90 m de profundidad.
Su distribución actual está entre el golfo de California
y Trujillo.
Familia: Mitridae
-Mitra orientalis (Griffith y Pidgeón 1834)
“caracolito”. Habita en fondo de arena, poco fango,
zona del infralitoral, a profundidades de 6 m a 8 m.
Familia: Thaididae
-Thais Chocolata (Duclos 1832) “caracol común”.
Vive en fondos pedregosos y rocosos, normalmente
entre los 3 m y 30 m de profundidad, aunque en
menor número puede hallarse cerca a la playa. Su
distribución actual es desde Paita hasta Valparaíso.
-Thais haemastoma (Linnaeus 1841) “caracol”. Vive
en el mismo habitat que la especie anterior.
-Xantochorus buxea (Brodrip 1832) “caracol”.
Habita de preferencia la zona a sublitoral rocosa,
adheridos a pequeñas y medianas rocas.
Familia: Fissurelidae
-Fissurella sp. Vive en las grandes rocas, puntas
rocosas y barrancos encima de la línea de marea alta
dentro de la zona de carrera de marea. Comúnmente
se le denomina “lapa” y es frecuente a lo largo de toda
la costa del Perú.
Familia: Nassaridae
-Nassarius dentifer (Powys 1835) “caracolito”. Vive
en la zona sublitoral rocosa, en una profundidad de 4
a 30 m.
118
Sub clase: Pulmonata
Familia: Bulimulidae
-Donax obesulus (Deshayes 1855) “marucha”. Vive
enterrada en el suelo arenoso de la zona meso litoral.
-Semele corrugata (Sowerby 1833) “almeja”. Habita
la zona sublitoral, entre los 7 y 8 m de profundidad es
un perforador de bilvalvos.
Familia: Pectenidae
-Argopecten sp. Se encuentra entre las rocas sobre
los fondos pedregosos arenosos, entre 40 y 30 m de
profundidad, vive formando grandes bancos, en la zona
del meso litoral.
Identificado los moluscos recogidos en nuestras
excavaciones hallamos 9 familias: 7 de ellas
pertenecientes a la clase Gastrópoda de las cuales 1
está dentro de la subclase pulmonata, las otras 2 familias
pertenecen a la clase bivalvia o pelecypoda. En total
tenemos 12 especies, distribuidos en mayor porcentaje
en la capa A y en menor porcentaje en la capa B, esto
en cuanto a la unidad 1 y en la unidad 2 se presentan
en la capa B en mayor porcentaje, siendo su opuesto
la capa F y B (cuadro 5).
Donax obesulus es la especie, que tiene más alta
representación en ambas unidades.
Peces marinos
Phylum: Chordata
Sub-Phylum: Vertebrata
Infra-Phylum: Gnathostomata
Superclase: Pices
Clase: Chondrichthyes
Sub clase: Elasmobranchii
Orden: Selachii
Familia: Triakidae
- Mustelus sp.
- Mustelus dorsalis (Gill) “Tollo blanco”. Vive de
preferencia en los fondos arenosas de la provincia
nerítica, por lo cual pueden ser capturados con redes y
anzuelos.
Clase: Osteichthes
Subclase: Sarcoptherygii
Orden: Peciformes
Familia: Sciannidae
 UNIDAD 1 UNIDAD 2
PHYLUM: MOLUSCA CAPA A CAPA B CAPA F CAPA A CAPA B CAPA C CAPA F
NMI % NMI % NMI % NMI % NMI % NMI % NMI %

Polonices sp. 1 1.67 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

Scutalus proteus 12 20 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

Mitra orieentalis 1 1.67 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

Donax obesulus 24 40 0 0 0 0 19 95 32 80 5 55.56 6 75

Prisogaster niger 11 18.33 0 0 0 0 0 0 3 7.5 0 0 1 12.5

Thais haemastoma 5 8.33 0 0 1 100 1 5 3 7.5 1 11.11 1 12.5

Nassarius dentifer 1 1.67 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

Xanthochorus buxea 4 6.67 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

Thais chocolata 1 1.67 1 100 0 0 0 0 2 5 0 0 0 0

Semele corrugata 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 11.11 0 0

Fissurella sp. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 11.11 0 0

Argopecten sp. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 11.11 0 0

60 100 1 100 1 100 20 100 40 100 9 100 8 100

Cuadro 5. N.M.I. y porcentaje de los moluscos identificados por capas y unidades de excavación.

-Stellifer minor (Tshudi) “mojarrilla común”. Familia: Pomadasydae

Habita un substrato rocoso.
-Amisotrenus scapularis (Tahudi) “chita”, “sorgo”.
-Sciaena deliciosa (Tshudi) “lorna”. Es un pez Habita fondos arenosos y rocosos.
pelágico por excelencia, sin embargo se desplaza
fácilmente sobre los fondos arenosos cercanos a las Familia: Ariidae
playas.
-Galeichthys peruvianus (Lutken) “Bagre” “peje
-Micropogon altipinis (G.) “corvina dorada”. sapo”. Habita las depreciaciones arenosas próximas al
litoral.
-Cynoscion sp. “cachema”. Habita las orillas rocosas
donde pueden ser capturados con redes o anzuelos. Familia: Chellodactylidae

Familia: Clupeidae -Cheilodactylus variegatus “pintadilla”. Pez

carnívoro, habita el substrato rocoso cerca a las playas.
-Sardinops sagaz sagaz “sardina”. Es un pez
pelágico neritico, vive en cadúmenes alimentándose Familia: Scombridae
de placton.
-Scomberomorus maculatus sierra (J y S) “sierra”.
-Merlucius gayi peruvianus (Gould), “merlusa”.
Especie demersal, abunda sobre el borde de la Familia: Clinidae
plataforma continental, es capturada con el uso de
embarcaciones y redes a media agua. -Labrisomus sp. “trambollo”.

Familia: Carangidae Las vértebras de peces halladas pertenecen sólo a

peces marinos. De la clase Chondrichtyes tenemos 2
-Trachorus symmetricus murphyi (Nicols), “jurel”. especies y de la clase Osteichthyes 12 especies.
Pez pelágico cuyo habitat son las aguas libres, resiste Teniendo en total 14 especies identificadas.
cualquier tipo de temperatura.

119
 El mayor número de vértebras provienen de la capa
B (producto de escorrentia), de la unidad 1, siendo las
especies representativas Sardinops sagax sagax,
Merluccius gayi, Sciaena deliciosa, Micropogon
altipinis, Galeichthys peruvianus, Mustelus dorsalisa
las cuales para ser capturadas necesitan de
embarcaciones y redes.
Aves
Orden: Gruiformes
Familia: Rallidae
-Fulica americana peruviana (Morrison) “gallareta
americana”, “Gallineton”. Algo más grande que la polla
de agua, de coloración casi uniforme gris apizarrada,
cabeza negra, subcaudales blancas. Tiene pico blanco
de lados amarillentos y pequeña placa frontal
redondeada de color catano, patas verdes amarillentas
con lóbulos laterales (semipalmadas). Común en
nuestra región, tanto en la costa como en las alturas
andinas. Frecuenta lagos y lagunas con abundante
totoral (Koepcke 1964: 34).
Orden: Passeriformes
Familia: Furnariidae
-Geosita paytensis (L.A.F.R.) “pampero peruano”.
Son pájaros de costumbres terrestres, coloración parda
y cola relativamente corta. Tiene tamaño de gorrión,
frecuenta terrenos semidesiertos en la costa, es común
en las lomas arenosas de nuestra región. Anida en
galerías en el suelo (Koepcke 1964: 76).
Orden: Anseriforme
Familia: Anatidae
-Anas sp. (Vicill) “pato silvestre”, “pato de laguna”.
Está representado por varias especies que se
distribuyen en las tres americas.
Son muy escasos los huesos hallados de estas
especies identificadas, los cuales se han encontrado en
las capas superficiales de las dos unidades (1 y 2).
Roedores
Sub orden: Histricomorpha
Familia: Cavidae
-Cavia porcelus (Linnaeus 1758) “cuy”, “cobayo”,
“conejillo de indias”. De pelaje variado, color uniforme,
moteado, liso o erizo, son animales domésticos;
apreciados por su carne. Es un animal de fácil
120
reproducción y de bajo costo en su crianza, adquiere
máximo desarrollo al año, a las tres semanas se pueden
reproducir, la hembra puede parir de 2, 4, 6 hijos
(Fernández 1993: 105).
Sub orden: Miomorpha
Familia: Muridae
-Oryzomys sp. (Thomas 1808) “ratón de campo”.
Especie que habita los montes y áreas marginales de
los ríos de la costa, se alimenta de semillas y granos
diminutos de leguminosas, gramineas y ateraceas.
Entre las especies de roedores, la que se presenta
en mayor porcentaje es la Cavia porcelus, presente
casi en todas las capas de la unidad 1, pero ausente en
la unidad 2. En tanto que la especie Oryzomys sp se
presenta en las dos unidades (1 y 2), pero sólo en la
capa E (ambiente 17-2), de la unidad 1 y en la capa F
(lecho del canal) de la unidad 2. Su presencia en el
depósito 2 conlleva a pensar que se dedicaría a
consumir los productos almacenados allí. De esta
especie se ha encontrado 2 mandíbulas y una pelvis,
en tanto que de la primera especie, la mayor parte de
varios esqueletos.
Mamíferos
Clase: Mamíferos
Orden: Aritiodactila
Suborden: Ruminantia
Infraorden : Tilopoda
Familia: Camelidae
Género: Lama
-Lama glama (Muller 1776) “llama”. Propia de la
zona alto andina del Perú, Chile, Bolivia, mide 1,20 m
hasta la cruz y 1,80 hasta el vientre, y de la cabeza. El
pelaje varía de color blanco, negro, gris y manchado;
desde la antiguedad fue apreciado por su carne y como
animal de carga; con su lana se hacen tejidos burdos y
cuerdas muy resistentes (Fernández 1993: 115).
Superorden: Carnívoros
Orden: Fisipedos
Familia: Canidae
-Canis sp. (Linnaeus) “perro”. Comporta una gran
variedad de especies, se le encuentra en todas las
latitudes, domesticado. En el Perú existieron por lo
menos tres especies (razas) nativas de ascendencia
prehispanicas, el Allcco de talla mediana, el perro
“manchado” “mochica” y el perro calato “chimú” de
talla pequeña (Fernández 1993).
 Orden: Pinnipedos
Familia: Otaridae
-Otaria sp. Los machos miden de 2 a 3 m de
longitud y las hembras miden aproximadamente entre
1,48; los machos tienen un crin y su capa gris
amarillenta de un tono amarillento oscuro. Su hábitat
son los mares de américa del sur hasta las costas del
Perú (Fernández 1993: 108).
De las tres especies de mamíferos identificados, la
especie Lama glama se encuentra en mayor porcentaje,
cuyos huesos (de la mayor parte de su esqueleto), son
de color blanquesino, lo que sugiere que estos debieron
ser presados y consumidos sancochados, aunque
también se registra restos de Lama carbonizada
asociada a fogones (Jauregui et al. 1995: 147).
La mayor cantidad de huesos de este mamífero se
encuentran en el relleno del pozo de huaquero 1
(unidad 1), y en la capa C de la unidad 2, el mamífero
que le sigue es el Canis sp., del cual solo se han hallado
muy pocos huesos (de su cola), 1 cúbito y 1 número),
ubicados en la capa A de la unidad 1.
En el arte de la litoescultura antigua se documenta
la utilización de rocas ígneas, metamórficas y
sedimentarias, elegidas en consideración a sus
cualidades intrínsecas como su estructura y su dureza.
Porra
Hallada sobre el piso (P1) del ambiente 17-1. Fue
trabajada bajo la forma de estrella con seis proyecciones
distribuidas uniformemente en forma circular y cuyos
vértices están prolijamente redondeados. Presenta un
orificio central. Muestra astillamiento en algunas de
sus proyecciones (Fig. 121). Sus medidas son: ancho
11,30 cm; espesor 3,3 cm; orificio central 2,7 cm de
diámetro; peso 325 gr.
Fabricada en una roca ígnea extrosiva o volcánica,
posiblemente sea basalto porfirítico por la coloración.
Tiene poco cuarzo y alto contenido de minerales

En cuanto al Otaria sp. sólo se ha hallado un diente,

ubicado en la capa A de la unidad 2.

La identificación de la presencia de lobos, estaría

dando indicios del uso de cueros para la construcción
de embarcaciones (Vásquez 1991).

El lobo marino está muy bien representado en

faenas de pesca de la iconografía, donde se les
mataba con golpes de porra, posiblemente sus
colmillos fueron utilizados en la artesanía (Cárdenas
et al. 1995: 117).

RESTOS LÍTICOS
En el conjunto arquitectónico 17 estamos
considerando a todos los objetos de piedra que han sido
hallados en el proceso de excavación dentro del área de
estudio. Estos objetos han sido tomados en cuenta por
indicar en su estructura morfológica la acción manual
del hombre que adecuó esta materia prima en artefactos
útiles concurrentes a los diversos fines para los cuales
fueron trasformados. Algunas rocas muestran haber sido
elegidas y aprovechados en su forma natural.

Los restos líticos hallados consisten de una porra,

un metate con su mano de moler, dos afiladores y un
alisador.
Fig. 121. Porra lítica, vista superior.

121
ferromagnesianos, posiblemente tenga anfiboles y
piroxenos. Es de color gris oscuro, de grano fino,
textura afamítica, sus granos no son muy grandes y
los cristales no muy gruesos. Los minerales que lo
conforman no están bien cristalizados.
Metate y mano de moler
También se le denomina “batán”. Es un conjunto
de dos elementos que son usados para moler o triturar
a mano algunos alimentos. A veces es utilizada también
para pulverizar pigmentos o para moler algunos
temperantes para la cerámica. El metate es el útil pasivo
sobre el que se muele y, la mano, el útil activo que
tritura. Estas piedras generalmente son conseguidas
en las áreas fluviales, las cuales debido al continuo
arrastre de las aguas han pulido sus asperezas de su
forma original.
La ubicación contextual del hallazgo fue el relleno
del ambiente 17-1. Ambos útiles fueron utilizados
en su forma natural. El metate es plano con bordes
redondeados, fracturado en uno de sus extremos, su
zona central se observa depresiva. La mano de moler
es una piedra redonda (en algunos lugares también
se les llama “chungo”). Ambos útiles muestran
desgaste.
En cuanto al tipo de roca, el metate es de una roca
ígnea extrosiva posiblemente dacita, con alto contenido
de sílice. Es de color variable, entre crema y negro, de
grano mediano y textura afanítica. La mano de moler
es una roca ígnea extrosiva, posiblemente sea riolita.
Tiene alto contenido de feldespato y sílice, de color
crema oscuro, grano fino densa.
Las medidas del metate son: ancho 21 cm, largo 28
cm, espesor 4,6 cm y pesa 4,5 kg. La mano de moler
tiene un diámetro mayor de 12,5 cm y pesa 700 gr.
Afilador
Es una herramienta de piedra utilizado para
proporcionar filos cortantes a otros instrumentos. Dos
de ellas fueron encontradas en el relleno del piso (P1)
en el ambiente 17-1. Ambas han sido aprovechadas en
su forma natural, utilizándose su lado plano para afilar.
Los bordes son redondeados y su lado posterior es
convexa. La coloración de la muestra 1 (M1) se debe a
las impurezas que contiene. El color rosado que
presenta la M2 es una característica que da el feldespato;
presenta además manchas oscuras debido a
oxidaciones inorgánicas o también a minerales
accesorios como los olivinos.
122
En cuanto al tipo de roca, la M1 es una roca
sedimentaria, posiblemente sea lutita. Tiene alto
contenido de hierro mica y minerales magnesianos.
Es muy compacta y presenta visibles bandas
horizontales. El color es gris oscuro, de grano fino. La
M2 es una roca metamórfica sedimentaria,
posiblemente se cuarcita con alto contenido de
feldesparo. Tiene color rosado a marrón oscuro.
Las medidas de la muestra 1 son: 8,4 de ancho, 11
cm de largo y 3,3 cm de espesor. Pesa 780 gr. Las
medidas de la muestra 2 son: 9,5 de ancho, 13,7 de
largo, 4,2 de espesor. Pesa 520 gr.
Alisador
Es una herramienta utilizada para dar el acabado
final a la superficie de las vasijas de cerámica. Un
alisador fue encontrado en el relleno del piso (P1) en
el ambiente 17-1. A esta herramienta se le ha dado
forma de un rectángulo con sus cuatro vértices
prolijamente redondeados. Tiene superficies planas y
muy suaves al tacto. Posiblemente su tamaño actual
represente a la mitad de su tamaño original.
El tipo de roca corresponde a una arcilla dentro de
la clasificación de las rocas sedimentarias, en proceso
de compactación. Tiene alto contenido de mica y limo,
de grano fino, color gris oscuro. Mide 5 cm de ancho,
7 cm de largo y 11 cm de espesor. Pesa 100 gr.
Formas diversas
Son cuatro muestras pequeñas, dos de forma
redondeadas (M1 y M2), una rectangular con bordes
aserrados (M3) y una cuenta o “chaquira” (M4). En
las cuatro muestras se trata de una arcilla compacta
dentro de la clasificación de las rocas sedimentarias.
La M1 contiene granos de lino. La (M3) tiene
inclusiones de material de grano fino oxidado a manera
de manchitas rojizas. Todas tienen una textura afanítica.
En cuanto al color: amarillo oscuro (M1), marrón (M2),
plomo verdoso (M3), y guinda claro (M4).
Estas piedras se caracterizan por su suavidad lo
que permite fácilmente ser trabajados mediante
presión, raspado o incisión con otro instrumento
más duro. Se les conoce también como piedra
“jabón” y los hay de diversos colores. La M1 es una
piedra que muestra signos de haber sido trabajada
(al igual que las demás muestras) en su estructura.
Es de forma lenticular con algunas manchas oscuras
superficiales. La M2 es de forma elíptica con dos de
sus extremados achatados, tiene un lado convexo y
el lado opuesto es plano. La M3 es de forma
rectangular con sus dos lados largos aserrados, su
base es plana y en su lado opuesto termina en una
arista en la parte superior que va paralelo a los
bordes aserrados. La M4 es una cuenta para collar
(chaquira) de forma cilíndrica con orificio al centro
por donde se pasaba el hilo.
La M1 tiene 1 cm de espesor y 2 cm de diámetro, y
se encontró en la capa superficial de la unidad de
excavación 1. La M2 tiene 1,4 cm de ancho por 1,6 cm
de largo, con un espesor de 8 mm. Se encontró en la
capa superficial de la unidad de excavación 1. La M3
tiene 1,3 cm de ancho por 2,7 de largo, con 6 mm de
espesor. Se encontró en la capa C de la unidad de
excavación 2. Por último, la M4 tiene 6 mm de alto y 5
mm de diámetro mayor, y apareció en la capa B de la
unidad de excavación 2.
DISCUSIÓN Y COMENTARIOS
El desarrollo urbanístico Moche que presenta las
Huacas del Sol y la Luna es el resultado de un largo
proceso de experiencias acumulativas a la adaptación
al medio ambiente y de respuesta a las necesidades
económicas de una creciente población que fue
complejizando sus relaciones sociales, materializando
sus conocimientos en la aplicación de sofisticadas
técnicas en agricultura, alfarería, arquitectura, etc.
Los grandes logros obtenidos en la agricultura,
basada en una avanzada tecnología hidráulica, permitió,
en Moche, la formación de un estado teocrático que
tuvo su centro político y religioso en el valle del mismo
nombre.
La capital de este naciente Estado se ubicó en torno
a las Huacas del Sol y la Luna, con una compleja
planificación arquitectónica que obedece a una marcada
diferenciación social y funcional.
El centro urbano Moche ha sido tema de
investigación de muchos estudiosos, de los cuales
destacan los primeros trabajos realizados por Theresa
Lange Topic (1977), Cristobal Campana (1983) que
basó sus análisis en los registros ceramográficos de
viviendas, y actualmente el Proyecto Arqueológico
Huaca del Sol y la Luna dentro del cual se enmarca
nuestro trabajo.
Nuestra investigación se centró en intentar hallar
respuesta a las interrogantes que nos hemos
formulado, ¿El patrón arquitectónico y diferenciación
funcional interna se presentará igual en todas las
viviendas de la clase gobernante Moche, en la zona
urbana? ¿Dentro de la vivienda se habría desarrollado
actividades exclusivamente domésticas? ¿Es constante
la utilización del mismo tipo de material constructivo
que en otras viviendas de élite en el complejo de
Huacas del Sol y la Luna? Nuestra hipótesis
formulada ha sido contrastada por los diversos tipos
de evidencias encontradas.
El diseño arquitectónico
“Al hablar de diseño tal vez se pueda pensar que
las acciones de este tipo, sólo derivan de una apropiada
formación académica; pero no es así, pues la
experiencia del hombre es producto de acciones
sucesivas, que a través de los tiempos van adquiriendo
un orden dentro de la mente popular, hasta lograr
sistematización y coherencia, de allí que, gran parte de
las construcciones populares o monumentales del
poblador andino, tengan tantas evidencias de haber
sido planteadas racional, matemática y artísticamente”
(Campana 1983: 40-41).
Fue el proyecto “Chan Chan - Valle de Moche”
quien excavó por primera vez en la planicie, donde
subyacían estructuras habitacionales y áreas de
depósitos al suroeste de Huaca del Sol, se pensó que
estas estructuras corresponderían a los restos del
pueblo Moche que se desarrolló en este lugar bajo la
hegemonía de las huacas del Sol y Luna.
Theresa Lange Topic (1977) dirigió las excavaciones
en la zona urbana, en los conjuntos arquitectónicos 1,
2 y 3. Tomando en cuenta las técnicas y materiales en
la construcción, su disposición y el contexto material
asociado, dividió la arquitectura doméstica en tres tipos.
Arquitectura de bajo estátus caracterizada por
presentar cuartos pequeños sin enlucir con pisos
desnivelados, paredes de cantos rodados y material
perecible (quincha), así como por la presencia de
cerámica tosca, fogones, manos de moler y basura.
Arquitectura de státus intermedio, las residencias
son de mayor tamaño, las paredes son de piedra y adobe
con buen acabado y enlucidas; tienen áreas de
almacenamiento y banquetas para dormir; contenían
también gran cantidad de cerámica muy fina, joyas
personales, figurinas e implementos utilitarios.
Arquitectura de státus alto, las construcciones están
muy bien elaboradas, con presencia de depósitos,
almacenes, nichos que indican un gran control del
volumen del espacio y capacidad de almacenamiento
por lo que se afirma que aquí debió desarrollarse
actividades concernientes al mantenimiento del control
de gran cantidad de bienes que trascendieron el nivel
123
doméstico. A partir del análisis de los materiales de
contexto, los fechados relativos se ubican entre las fases
III y IV de la secuencia estilística de Larco (1948).
En otro sector, ubicado al sur-oeste de la Huaca del
Sol, se realizaron excavaciones en dos temporadas
sucesivas: 1992-1993 y 1994. Se trata de un área de talleres
alfareros Moche del cual ya se habían dado breves
referencias: “Sumamente interesante nos parece el
hallazgo a 200 m al sur del sitio, de una acumulación de
desechos de cerámica “(T. Lange Topic 1982: 275-276)”.
Todas las piezas amontonadas tenían fallas de fabricación
que habían motivado su descarte, así mismo se observó
la idéntica repetición de ciertas formas y la presencia de
moldes de figurinas, lo que hace pensar en la presencia de
talleres en el sitio en los que se estaría procesando una
producción relativamente seriada y masificada” (Canziani
1989: 112). Esta aserción fue luego comprobada por las
investigaciones de Armas y compañeros.
En la primera temporada se definieron cuatro fases
ocupacionales. En la primera fase de ocupación los dos
ambientes excavados denotaron una posible función
doméstica; mientras que en las tres últimas fases (II, III
y IV) se desarrollaron activamente labores alfareras.
En la segunda temporada las excavaciones sólo han
llegado hasta el nivel de la tercera fase de ocupación.
Las características estructurales en las tres fases
definidas son constantes, así tenemos la presencia de
hornos y patios para la elaboración de la cerámica, cerca
a ellos se ubican los ambientes para el almacenaje de
agua en grandes tinajas. Los ambientes para la
producción alfarera se registran en el lado este, mientras
que hacia el lado oeste se desarrollaron marcadas
actividades domésticas (Armas et al. 1993).
Los investigadores en base a los vestigios hallados
postulan que los artesanos estaban supervisados por
la élite administrativa Moche y que no solamente
elaboraban productos destinados para actos litúrgicos
y ceremoniales, sino también abastecían a los grupos
de orfebres y de textilería. Algunos de los ambientes
excavados tenían enlucido en sus paredes, esto denota
la gran importancia que tenía el grupo alfarero dentro
del sistema productivo Moche. Las tres fases
ocupacionales estarían correspondiendo a la fase III
propuesta por Larco (1948) para Moche.
Durante la primera temporada de 1995 en el sector
de Tuberías, fueron excavados cuatro unidades
arquitectónicas. El registro estratigráfico les permitió
definir tres fases ocupacionales las cuales, relativamente,
corresponderían a las fases III y IV de Larco.
124
La primera fase se compone de una arquitectura
pública conformada por una plataforma y su camino
de ronda con pisos totalmente limpios y bien
conservados. Esta infraestructura podría haber
estado destinada exclusivamente a la práctica de
actividades rituales y a la administración de algún
rubro de la producción. A finales de esta ocupación
se evidenció la presencia de sedimentos aluviales
sobre el piso, indicadores de la ocurrencia de un
ENSO.
La segunda fase fue precedida por un momento
de abandono, inferido por la presencia de arena
eólica cubriendo parte de la arquitectura asociada a
la primera fase; a esto se le llamó interfase. En esta
fase cambia el carácter de ocupación en el sitio al
tipo doméstico, con una ocupación ininterrumpida,
con pequeños ambientes y patios, donde las
evidencias indican labores como artesanía, tejidos,
etc. Al final también se registra un evento de “El
Niño”.
En la tercera fase se habilitó el canal, las tuberías
para la conducción del agua, y el huerto. El abandono
del sistema hidráulico posiblemente esté asociado a
un tercer evento catastrófico de un “Niño” de regular
magnitud.
En las excavaciones de los conjuntos
arquitectónicos 4, 5, 6 y 7 dirigidos por Claude
Chapdelaine, se intentó delimitar las unidades
residenciales. Este objetivo no se logró y sólo se
profundizó las excavaciones hasta el primer piso
arquitectónico a excepción del conjunto
arquitectónico 4 (ambiente 4-1) donde se definió
cinco pisos de ocupación. Los pisos superiores fueron
construidos sobre arena; los espacios tempranos,
fueron subdivididos con muros construidos sobre
arena eólica y algunos están siendo rehusados. Este
patrón constructivo parece repetirse con cierta
frecuencia al final de la ocupación Moche
(Chapdelaine et al. 1997).
Al interior de éstos conjuntos arquitectónicos se
configuran ambientes domésticos como cocinas,
depósitos, ambientes con nichos. Algunos luego se
usaron como zona de desecho (ambiente 7-10). En
uno de los ambientes se encontró un contexto que
podría estar indicando la presencia de un horno de
fundición para trabajar el metal. Este último es una
hipótesis que aún les falta dilucidar. Mediante la
datación radiocarbónica se obtuvo cuatro fechas,
datando las últimas ocupaciones entre 550 - 650 d. C.,
fecha que trasciende la fase IV de moche.
 En el conjunto arquitectónico 8 se realizaron dos
temporadas sucesivas de excavaciones. El primer grupo
de Jáuregui y compañeros orientan su investigación al diseño
arquitectónico de una vivienda Moche y establecieron que
la estructura “... corresponde a una residencia de personajes
relacionados a la élite mochica quizás encargada a la
administración de las áreas de producción, relacionadas a
la Huaca de La Luna, por las prácticas de culto religioso”
(Jáuregui et al. 1995: 123). Los investigadores determinaron
cuatro etapas constructivas que abarcaría desde las fases
III hasta la fase IV.
La primera etapa está definida como un RAT
(relleno de adobe tramado) que habría funcionado
como una plataforma para ganar altura y que podría
pertenecer a la fase II de Larco.
La segunda etapa se caracteriza por presentar sus
ambientes totalmente limpios y conservados, su
ocupación habría sido no doméstica destinada
posiblemente a actividades administrativo
ceremoniales. La tercera etapa tendría carácter
doméstico y con un posible uso público. El
rebalsamiento del canal ocasionó un momento de
abandono en esta interfase. La cuarta etapa sella por
completo a la tercera, aquí se registra un fenómeno
pluvial con consecuencias terribles para la arquitectura,
posteriormente se produce el arenamiento que cubre
todo el sitio urbano, esto sucede a finales de Moche
IV, pero es posible que algunas estructuras hayan sido
habitadas durante Moche V.
El segundo grupo de investigadores conformados
por Cruz y compañeros continuaron las excavaciones
en el conjunto arquitectónico 8 definiendo 3 unidades
más en la unidad arquitectónica y establecieron tres
etapas de ocupación. En la primera etapa se encuentra
un pequeño ambiente que sirvió de cocina, y se
determinó la presencia de un fenómeno de arenamiento
y de un “Niño”, a esto ellos definieron interfase, dentro
de esta arena semicompacta se encontraron tres
entierros. En la segunda fase se reconstruye el canal
que abasteció de agua a la unidad residencial y se delimitó
dos ambientes más de funciones domésticas. En la
tercera fase se evidenció un fuerte fenómeno pluvial
que erosionó el sitio y luego su abandono. Este grupo
investigador definió por primera vez los límites de una
vivienda en el Centro Urbano Moche.
En el transcurso de la ocupación de esta vivienda
en sus varios momentos de uso y rehuso existe una
tendencia al cambio de función de los espacios. Las
ocupaciones finales se caracterizan por el predominio
de las actividades domésticas.
Dentro de nuestra área de investigación, el registro
y análisis estratigráfico de los perfiles más diagnósticos,
nos permitió diferenciar la existencia de dos fases de
ocupación, las cuales se observa, siguen un mismo
patrón registrado y descrito en excavaciones anteriores.
La primera etapa está referida a la última fase de
ocupación. La arquitectura de esta etapa ha sido
excavada completamente, registrándose un diseño
arquitectónico muy bien planificado y distribución
espacial bastante ordenada con pequeños ambientes
alineados y adosados al muro este de la vivienda. Estos
ambientes están separados del área de depósito por
un amplio patio.
Su disposición arquitectónica y espacial se resume
a actividades netamente domésticas con nueve
ambientes que difieren funcionalmente. Sólo en el
conjunto arquitectónico 8 y en el 17 se han logrado
definir los límites de una unidad habitacional
estableciéndose características diferenciales en cuanto
a su distribución interna.
En el interior de la vivienda, adosados al muro
delimitatorio este, se alinean de sur a norte cinco
ambientes contiguos unos a otros (17-5, 17-6, 17-7,
17-8 y 17-9). Estos están separados por muros delgados
que están conformados por adobes paralelepípedo
asentados con la técnica de soga y de cabeza, con
mortero de barro y pachillas de piedra y cerámica en
sus juntas. Esto último es una técnica muy común que
se repite en varios asentamientos Moche, han sido
reportados por Topic (1977), Anders (1977), Carrasco
(1993), Armas et al. (1993), y otros investigadores. Los
muros no presentan rastros de enlucido, ausentes
quizás por la acción erosiva del tiempo. Los pisos
arquitectónicos de los ambientes se presentan bien
construidos con muy poca diferencia de alturas, aunque
algunos con un ligero declive, como en el caso del
ambiente 17-5.
Los ambientes 17-5 y 17-7 no reportan materiales
diagnósticos que pudieran permitirnos inferir una
función determinada, no obstante el ambiente 17-7
en esta etapa, podría haber prestado un servicio de
almacén de algunos bienes de uso, deducido
subjetivamente por su proximidad inmediata al
ambiente 17-9 que funcionó como área de descanso
y al cual se accedía a través de la banqueta 4. En el
ambiente 17-6, sobre el piso se registró una
concentración de material óseo de camélidos y un
hueso de perro, fragmentos de cerámica de cuencos,
platos, cántaros, ollas, cucharas, y otros. Esto nos
induce a pensar que en este lugar se estaría
125
consumiendo alimentos de manera cotidiana. Se
refuerza esta deducción por su ubicación junto al
ambiente 17-8 al cual se comunica a través de un vano
de acceso en su muro norte, y cuya funcionalidad
corresponde a un área de cocina. Al interior del
ambiente 17-8 se reporta un fogón en su esquina
noreste y cuyo muro se encuentra ennegrecido y con
manchas rojizas denotando una fuerte combustión;
la acumulación de ceniza, sin embargo, no fue muy
profunda. Frente al fogón se observa la impronta de
la mitad de una vasija (corte vertical) que estuvo
adosado al muro delgado oeste y cuya función es
imprecisa.
El ambiente 17-9 es otro componente usual de una
estructura doméstica. Se trata de un recinto en cuya
distribución interior se construyeron banquetas
adosadas a los muros cercando un área central.
Originalmente el piso y las banquetas estuvieron bien
enlucidas con barro suave, quedando actualmente
vestigios sólo en dos de las banquetas y en el piso. No
se encontró desperdicios de comida pero sí un pequeño
instrumento musical de cerámica.
El vano de acceso del ambiente 9 es muy probable
que se encontrara hacia el lado sureste pasando por
encima de la banqueta 2 y conectándolo con el
ambiente 17-4. Los elementos hallados nos llevan a
suponer que se trataba de un “lugar privativo”, al
parecer de descanso. “Los poyos funcionaban como
refuerzo a la cimentación y sobrecimientos del muro,
protegen de la humedad del suelo y del frío nocturno
(por su retraso térmico). (...); interiormente son más
anchos y se les coloca una estera para darles mullidez
a la “cama-poyo” (Guzmán 1987: 330).
Al suroeste de la vivienda se encuentra el ambiente
17-4 con un área bastante amplia y libre de estructuras
internas. Este rasgo arquitectónico nos permite
suponer que el área correspondería a un gran patio
dentro del cual se estaría desarrollando actividades aún
no determinadas. Dentro de este ambiente se produjo
el hallazgo de una tumba parcialmente disturbada
dentro de la cual aún se pudo encontrar algunos
ceramios completos y otros fraccionados que estarían
rodeando al cadáver a manera de ofrenda, hacia el lado
sur se encontró huesos de llama, algunos aún
articulados. La colocación de este entierro habría sido
posterior a la construcción del último piso.
Hacia el norte de este patio se ingresa al ambiente
17-3 al cual no se le pudo inferir una función puesto
que no se excavó. Al este, se encuentra el depósito
hundido cuyo ingreso al parecer fue por el techo.
126
Tiene una hornacina en su parámetro sur. El interior
de este depósito se subdivide en tres
compartimientos que estarían respondiendo a una
agrupación intencional de productos según su tipo.
En uno de los compartimientos se halló una semilla
carbonizada no identificada y el esqueleto de un
ratón, en este lugar posiblemente se estarían
guardando los granos.
El almacenamiento parece tener un rol
importante en la residencia individual (Bawden 1982:
312). Por esta misma importancia, los pisos y
paredes del depósito fueron cuidadosamente
enlucidos puesto que allí se guardaban los granos y
debía evitarse la contaminación de la basura externa
y de los roedores, para ello debió además, contar
con un techo que lo cubriera. Respecto a esto, hay
que destacar que la configuración arquitectónica que
presenta este depósito difiere estructuralmente de
otros hallados en otras viviendas domésticas
excavadas, como en Galindo (Bawden 1982: 311),
donde las paredes son de carrizo sin enlucir, es un
sólo ambiente y los productos se almacenan en
grandes vasijas. En el conjunto 8 (Jáuregui et al.
1995) el depósito es hundido, con acceso a través
de escalones, las paredes y pisos están totalmente
enlucidos y posiblemente estuvo techado; sostienen
los investigadores que aquí se almacenaban granos
tributados por los campesinos.
La distribución del contexto material del ambiente
17-1 fue muy confuso, puesto que la presencia de las
evidencias actuales parecería no guardar relación
alguna válida que permitiera inferirle una función
definida. Los indicios de combustión en una de sus
esquinas asociados a algunos huesos de camélido y
la impronta de una vasija, hacían pensar que podría
tratarse de una cocina; pero la presencia de una porra
de piedra expresamente colocada sobre el piso sur y
de la parte inferior de una porra de cerámica (sólo se
observaba como un tubo grueso que intruía el piso)
contradecía esta hipótesis. La porra de piedra en
forma de estrella, según los registros gráficos en la
cerámica Moche se muestran en escenas guerreras
(Donnan 1976: 69). El otro dato relevante es una
porra de cerámica que en la iconografía Mochica suele
aparecer sobre el borde o alar del techado exterior
de las casas como una decoración a manera de insignia
jerarquizando el edificio (Campana 1983: 23). Se
pensaba que estas representaciones gráficas eran solo
un “ardid artístico” (Donnan 1976), luego menciona
que en 1972 en unas excavaciones en Moche
encontraron numerosos fragmentos que pertenecían
a este tipo de porras. Similarmente, en los trabajos
de excavación de un recinto en Huaca Cao Viejo, se
encontró también un “... conjunto de tiestos
correspondientes a porras emblemáticas que
originalmente debieron estar adornando el techo del
recinto” (Vásquez 1993: 163).
Como se puede observar este tipo de porras se
encontraban en las cumbreras de los techos de las casas
más importantes y de mayor jerarquía; pero en el
ambiente 1 no está cumpliendo esta función
postulándose entonces que debió pertenecer como parte
de una ofrenda ritual o mortuoria, además por la forma
en como fue colocada la porra emblemática parecería
estar indicando que hacia abajo sigue algo más.
Dos escorrentías cruzan la vivienda de sur a norte.
Una, la más pequeña, dañó parte de la banqueta 3 y
la superficie del piso de los ambientes 9, 8, 6 y 5; la
otra mucho más fuerte, arrasó parte de la banqueta 4
y dañó considerablemente el muro delimitatorio este.
La llegada de estas escorrentías se explican por el
desborde del canal cercano (Jáuregui et al. 1995)
ocasionado por las intensas lluvias desatados por
algún fenómeno del Niño acompañado de un proceso
de arenamiento que se observa en el perfil este de
Tuberías (fase ocupacional 2), perfil sur de talleres
alfareros, en la segunda etapa constructiva del
conjunto arquitectónico 8, en las zonas excavadas por
Tópic, Chapdelaine y en los ambientes 1 y 2 de
nuestro conjunto arquitectónico.
Uceda et al. (1994) sostiene que la sociedad Moche
supo enfrentar las adversidades climáticas
refaccionando y reconstruyendo sus estructuras
arquitectónicas dañadas. Esto es evidente por la
presencia de muros “cuya base descansa directamente
sobre una base de arena” (Chapdelaine et al. 1997: 92)
como en un pequeño ambiente en la esquina sureste
de la vivienda excavada por nosotros, donde los muros
se asientan sobre una delgada capa de arena eólica; así
como la reconstrucción de la base de adobes del
corredor 3 que fue completada con cantos rodados
asentados con mortero de barro.
La segunda etapa se manifiesta en los ambientes 1
y 6 determinadas por el segundo piso de ocupación
(piso 2).
En el ambiente 1, se terminó de definir la parte
superior de la porra emblemática que estaba
descansando sobre el piso (P2) y que venía instruyendo
desde el primer piso. Debemos aclarar que la porra
estaba colocada en sentido inverso a su posición
habitual mostrada en la iconografía Mochica. La
decoración de esta porra reporta imágenes en alto
relieve de cañanes con la cola elevada en forma de
espiral hacia la cúspide.
Dentro del ambiente 6 se encontró un contexto
conformado por un fogón y una tinaja cerca a él. El
fogón lo constituye dos filas de adobes colocados sobre
el piso y unidos en su vértice suroeste; estos adobes
presentan huellas de quema y están rodeados con
ceniza mezclado con restos óseos de llama y algunos
fragmentos de cerámica con manchas de hollín. En el
mismo contexto se registró una tinaja debió haber
estado conteniendo “agua o chicha” (Williams 1980:
519). Algo similar, respecto a la tinaja, se encontró en
el conjunto arquitectónico 4 y en el sector de talleres
alfareros. La interpretación analítica de este conjunto
de evidencias, nos conlleva a inferir que en este
ambiente se estuvo realizando actividades cotidianas
de preparación de comidas.
Para esta etapa se piensa que el ambiente 5 estaría
funcionando como un área para el consumo de
alimentos y el ambiente 8 sería sólo un espacio de
acceso hacia el ambiente 9 al cual se le habría habilitado
un vano en su muro sur.
La vivienda contiene invariablemente, una sola
entrada con umbral alto ubicada hacia el norte. Esta
característica es típica en la concepción arquitectónica
Moche como respuesta a las restricciones del medio
y características del clima reinante. “La vivienda está
orientada diagonalmente de espaldas a los vientos
húmedos que vienen del sureste por el mar, o sea
con el ingreso principal por el norte” (Guzmán 1987:
326). Esta entrada principal a la vivienda no es directa,
sino mediante un corredor que viene del norte y pasa
por un umbral alto de adobes. El umbral alto se utiliza
cuando la vivienda está a nivel del terreno. Evita el
ingreso de alimañas u otros animales, y el ingreso del
viento y arena por la noche. Protege de las periódicas
inundaciones de cada 10 años aproximadamente,
cuando estos no son excesivos” (Guzmán 1987: 329).
Hacia el este, fuera de la vivienda, encontramos un
espacio grande que hemos denominado “Avenida” y
en cuyo extremo este colinda con el canal. La presencia
de esta avenida fortalece el carácter urbano de la capital
Moche durante la fase IV de su desarrollo cultural.
Por su ubicación se podría plantear que su longitud
posiblemente llegue hasta los talleres alfareros, pero
que también tenía un anexo al sur del conjunto
arquitectónico 8 y que se dirigía hacia Huaca de la Luna.
Al mismo tiempo que sirvió para el tránsito, y debió
constituir un límite social similar a la función que
127
cumplió la calle principal (Quebrada 4) en Pampa
Grande, “.. inspiró temor, advirtiendo o recordándoles
su relativa baja posición social dentro del orden social”
(Traducción libre. Shimada 1994: 171). Podría ser
además que confor me las viviendas se alejan
progresivamente hacia el oeste, su carácter jerárquico
disminuye relativamente debido a la naturaleza
funcional de ambas huacas de la Luna y del Sol, pues
mientras la primera cumplía una función más sacral, la
segunda está más ligada a actividades mundanas como
la agricultura, pesca y otras actividades “... que
generaron la riqueza de la clase social dirigente de los
moches” (Uceda 1995: 38). Esto último podría en parte
explicar el hallazgo en la parte superior de la sección 2
en Huaca del Sol (Ramírez y Herrera 1994: 50) de una
considerable cantidad de basura compuesta por
material orgánico registrado por Sheila Pozorski (1976).
Los moradores de la vivienda estaban en una
ubicación privilegiada dentro del contexto urbano con
un cómodo y fácil acceso al abastecimiento del agua.
Así, “... (el canal) sirvió de fuente de aprovisionamiento
de agua al centro urbano. Las evidencias registradas
permiten suponer que junto al canal se construyeron
pequeños recintos que pudiesen servir se puntos de
acopio de agua” (Cruz et al. 1996: 117).
CRONOLOGÍA
Tres son los aspectos que tomaremos para determinar
la cronología relativa de las ocupaciones de la vivienda: la
cerámica, los eventos naturales y las excavaciones en los
conjuntos arquitectónicos cercanos del complejo.
La cerámica
Se han efectuado comparaciones con vasijas
halladas en investigaciones anteriores realizadas en la
planicie de Huacas del Sol y la Luna; la decoración y la
morfología de los fragmentos y vasijas completas que
hemos registrado son similares a las vasijas similares
Moche IV reportadas por Donnan y Mackey. Además,
“los entierros Moche IV pueden ser hallados en
diferentes lugares arena estéril, área de desperdicios,
áreas de arquitectura doméstica y en las estructuras
sólidas de adobe..... la posición estándar de los entierros
para Moche IV es totalmente extendido y tendido
sobre su espalda (...) y se orientan relativamente a un
punto cardinal (...) en las pirámides de Moche se
orientaron de norte a sur” (Donnan y Mackey 1978),
todas estas características están presentes en la tumba.
La insuficiente excavación vertical no ha permitido
observar mayores cambios en la cerámica.
128
Los eventos naturales
la evidencia de dos escorrentías y de arena limpia
rellenando totalmente los ambientes 1 y 2 hacen
confirmar lo sustentado por Shimada et al., Moseley y
Richardson. El sitio estudiado fue abandonado después
o durante “una lluvia catastrófica y una gran inundación
atribuida al fenómeno del niño” (Moseley y Richardson
1992: 44-45). Es evidente en el sector por las dos
grandes escorrentías que corren de norte a sur y que
podrían ser desbordes del canal o la rutas que tomo el
agua como producto de su gran acumulación en la
planicie a consecuencia de las fuertes lluvias, además
las estructuras se presentan muy compactadas quizás
como producto de la presencia de constantes lluvias.
Al iniciar el retiro de la capa superficial apareció
inmediatamente en los ambientes 1 y 2 arena eólica
limpia y amarilla que rellenaba en su totalidad los
ambientes, quizás estos por ser los más profundos
mantuvieron inalterable el material que los rellenaba
mientras el resto del sector no presento este relleno.
No cabe duda que “un contenido reducido de humedad
(...) acelera el desplazamiento (...) de las arenas” (Shimada
et al. 1991: 48-49) y origina las dunas que debieron cubrir
grandes sectores del complejo. Esto se debió agravar
pues en el complejo de Huacas del Sol y la Luna corren
fuertes vientos venidos del sur-oeste que debieron
movilizar extensas cantidades de arena; aunque en menor
escala este fenómeno es observado actualmente en
determinadas épocas del año.
El fenómeno de la lluvia catastrófica ha sido
fechado entre los años 500 a 600 dC, mientras la sequía
abarca el año 562 dC al 594 dC.
Excavaciones
Las excavaciones en el complejo Huaca del Sol y la
Luna y en particular en el sector urbano hay evidencias
de los siguientes indicadores cronológicos:
· Topic encontró evidencias de entierros y cerámica
completa y fragmentada Moche III y IV (1977);
· Donnan y Mackey al excavar en el complejo de
huacas del Sol y de la Luna hallaron extensas cantidades
de entierros con cerámica correspondiente a las fases
III y IV (1978);
· “Las cuatro fases ocupacionales corresponden a
una sola y larga ocupación, la misma que
correspondería a la fase IV (Armas et al. 1993: 81);
 · “El registro estratigráfico y el análisis de la
cerámica ha permitido definir tres fases ocupacionales
que relativamente corresponderían a las fases III y IV
(Alvarez et al. 1995: 80);
· “En un plano general, la calibración de las 3 fechas
compatibles con la fase IV Moche surgieron un período
de ocupación prolongado, sobrepasando aún la fecha
de 550 dC” (Chapdelaine et al. 1997: 93);
· “La ocupación de la vivienda abarcaría desde la
fase III hasta la fase IV de la secuencia de Larco
(Jauregui et al. 1995: 164).
· “El abandono de los ambientes y el canal
posiblemente este relacionado a un evento
catastrófico...). Este puede coincidir con un aluvión
registrado por el Proyecto Riego Antiguo, fechado de
600 - 650 dC. (fines de Moche IV) “(Cruz et al. 1996:
122).
Al tomar como referencia estos tres aspectos
podemos decir que en nuestro sector la excavación
consistió prácticamente en el retiro superficial de las
capas hasta llegar a las primeras evidencias
arquitectónicas, solamente se profundizó en los
ambientes 1 y 6 y se retiró la arena eólica del ambiente
2; por consiguiente hemos determinado la presencia
de dos etapas constructivas identificadas a partir de
los pisos.
Las dos etapas corresponderían a la fase IV de
Larco y el sitio se habría abandonado al presentarse
graves fenómenos climáticos; no hemos hallado
grandes remodelaciones en el sitio ni muros sobre
gruesas capas de arena que nos permita afirmar que
este espacio se continuó habitando.
Es posible pensar que excavaciones más extensas
podrían abarcar las fases III y IV que tienen mayor
predominancia en el complejo.
LA CERÁMICA
El material ceramográfico asociado al contexto
ocupacional de la vivienda se conforma de un total de
2534 fragmentos, de estos 1256 son diagnósticos y
equivalen al 49,57% del total; 297 corresponden a
fragmentos decorados.
Existe una gran diferencia en cuanto a cantidades
y categorías de las vasijas, así tenemos: 156 vasijas
abiertas y 536 vasijas cerradas; esto está indicando un
mayor uso de vasijas cerradas. Por otro lado en el
cuadro de pisos (ver cuadro 4) se observa que en el
piso 1 del ambiente 6 correspondiente a la primera
etapa constructiva, tiene la mayor cantidad de cerámica
hallada, predominando los cántaros.
En general la cerámica hallada no presenta
características decorativas o de uso ritual, es tosca y
simple en su elaboración, reforzándose de esta manera
su función doméstica en el conjunto 17; sin embargo,
también se ha hallado escasa evidencia de cerámica
ritual así tenemos, un instrumento musical conocido
como conopa hallado en el piso 1 del ambiente 17-9,
lugar donde los residentes descansaban y seguramente
este instrumento era utilizado en los momentos previos
o posteriores al descanso. En la capa B del ambiente
17-4, se halló una aplicación antropomorfa que por la
forma tan singular de su boca la relacionamos con el
decapitador o lo que Larco llamó la divinidad,
representada en ceramios Moche IV (Larco 1966). Esta
escultura presenta también cierto parecido a la forma
de la boca del friso principal de Huaca de la Luna; no
podríamos afirmar que esta escultura representaba al
Aia Apaec, pues no presenta colmillos, ni brazos y todo
su cuerpo, excepto su cabeza, ha sido representado
cubierto. Otro hallazgo aún más complicado de
interpretar es la presencia de la porra escultórica en el
ambiente 17-1.
La limitada excavación permite afirmar que toda la
cerámica corresponde a una misma fase y por
consiguiente a una ocupación correspondiente a la fase
IV de la secuencia estilística de Larco. Esto se hace
evidente al comparar los ceramios Moche IV hallados
en el complejo de Huacas del Sol y la Luna por Donnan
y Mackey, ellos al excavar la trinchera B ubicada en la
planicie entre las dos Huacas (muy cercana a nuestro
sector) determinaron la presencia de escasos entierros
Moche III y la presencia de una gran cantidad de
entierros Moche IV, que presentaban abundantes
cantidades de cerámica, asimismo excavaron 9 entierros
Moche IV de alto status, sobre las Huacas (Donnan y
Mackey : 1978: 76, 90, 95,-96, 99, 105-106).
Otro dato importante es que en Moche IV se pintan
círculos, signos escalonados y volutas (Larco 1948: 35),
elementos decorativos que están representados en los
fragmentos y en la cerámica hallada en la tumba de
nuestro sector.
Los signos escalonados han sido reportados
también en cerro Mayal y fechados como Moche IV
(Russell et al. 1994: 214).
129
 Restos orgánicos
Los datos zooarqueológicos obtenidos del análisis
de los restos de fauna en el conjunto arquitectónico
urbano 17, Huaca de la Luna, representan una valiosa
información que se relaciona con las últimas fases de
ocupación Moche en el sitio.
Entre los restos zooarqueológicos analizados, los
principales recursos alimenticios del Phylum
Mollusca registrado en las unidades de excavación
1 y 2, están representados en primer lugar por el
Donax obesulus, cuya cantidad ocupa el 60% de
estos recursos tróficos, le sigue en frecuencias el
Prisogaster niger, Thais sp., mientras que el
Argopectos sp.; es una de las especies que aparece
en un porcentaje muy bajo. De estas especies se han
identificado 12, las que tuvieron una importancia
en la dieta alimenticia del poblador Moche. Ellas
aportaron un significativo porcentaje de proteínas,
las que son variables según las especies.
El morador prehispánico Moche extrajo moluscos
de hábitat de arena y de roca, es decir explotó
indistintamente ambos biótopos, muestra de ello son
por ejemplo el Donax obesulus y el Polinices sp. que
son moluscos de arena, en tanto que los caracoles
Thais sp., Prisogaster niger y Xanthochorus buxea
son de roca. No son muchos los utensilios necesarios
para la recolección de la mayoría de los moluscos,
puesto que pueden recolectarse con una tecnología
mínima: a las especies que viven en las rocas,
utilizando implementos sencillos de madera o de
piedra y los que viven en la arena se recolectan
fácilmente con la mano, desenterrándolos, aunque
una estaca o cualquier artefacto simple hace más fácil
y eficaz la recolección.
Con respecto a los restos de peces, sólo se han
hallado los de procedencia marina y en considerable
cantidad, por lo que se deduce su importancia en la
dieta del poblador Moche, quién se abasteció de peces
neríticos como el “tramboyo”, “cachema” entre otros
y de peces pelágicos como el Mustelus sp., “furel”,
“merluza” por mencionar algunos, los cuales son
substraídos con redes o embarcaciones. Este dato
130
puede ser interpretado en el sentido que los peces
fueron capturados por gente especializada que
abastecía este producto al centro urbano Moche.
En cuanto a los restos de camélidos, es la especie
de la que se ha registrado el mayor porcentaje de
huesos, en su mayoría fragmentados y de color
blanquecino; por el color se diría que fueron
consumidos y que el poblador Moche supo aprovechar.
También se han registrado huesos de cuy, animal
de alto valor proteico, así como un diente de Otaria
sp. La caza de este animal (lobo marino) es representada
en la iconografía de la cerámica Moche.
CONCLUSIONES
1. La unidad arquitectónica en estudio corresponde
a una vivienda de élite, dedicada a actividades
netamente domésticas. Los materiales empleados para
su construcción son los mismos utilizados en toda la
zona urbana.
2. Internamente la distribución arquitectónica del
conjunto habitacional presenta un alineamiento
ordenado.
3. La correlación estratigráfica y el análisis de los
diferentes elementos arquitectónicos nos ha permitido
establecer dos etapas constructivas, registrándose la
presencia de fenómenos aluviales que han perturbado
parte de la arquitectura en la fase tardía.
4. La presencia de la avenida fortalece la
planificación de carácter urbano, y a la vez sirvió como
un límite social o segregación de estatus.
5. El análisis completo de todo el material orgánico
muestra que el aporte proteínico ingerido por los
moradores de la vivienda proviene de la mayor cantidad
del consumo de camélidos, luego de las maruchas.
6. El análisis ceramográfico permitió apreciar un
mayor uso de vasijas cerradas. Revela, además, no tener
un acabado muy elaborado u ornamental, sino más
bien para uso doméstico.
 INVESTIGACIONES EN EL CONJUNTO
ARQUITECTÓNICO 18, CENTRO URBANO MOCHE
Francisco Esquerre, María Guerrero, Rosario Peltroche, María Espinoza y Gonzalo Rivera
INTRODUCCIÓN
Un aspecto notable en las sociedades
prehispánicas fue la construcción de estructuras
arquitectónicas destinadas para la deposición de
sus muertos. Los primeros informes sobre este tipo
de estructuras en la costa norte provienen de Chan
Chan, donde durante la época Chimú se
construyeron “plataformas funerarias” destinadas
para el enterramiento de sus soberanos (Pozorski
1980, Conrad 1980).
Para la sociedad Moche, en el sitio de Sipán se
pudo definir una plataforma funeraria que contenía
un conjunto de contextos funerarios del más alto
rango contenidos en una misma estructura sacra
(Alva 1994: 311). Sipán proporcionó una buena
información sobre la práctica de enterramientos
en plataformas funerarias.
Uhle, a fines del siglo pasado (1898-1899) en el
“Sector F” de las Huacas del Sol y de La Luna, al
que denominó “cementerio”, excavó 33 tumbas
Moche (Kroeber 1925: 195), a las cuales Donnan
(1995: 116-117) las ordenó siguiendo la secuencia
ceramográfica de Larco (1948).
Es en la denominada “plataforma funeraria”
donde se efectuó nuestra investigación, la que en
principio se delimitó a resolver el problema del
diseño arquitectónico a través del estudio de los
elementos arquitectónicos que se identifiquen en
el transcurso de las excavaciones y a la vez
distinguir para cual rango social fue construida
dicha plataforma.
En la prospección del sitio y en las mismas
excavaciones logramos visualizar nuevos elementos
arquitectónicos que formaban espacios que se
diferenciaban de la posible plataforma funeraria.
LAS EXCAVACIONES
Las excavaciones se iniciaron con la limpieza
de cabeceras de muros con el objetivo de definir la
distribución espacial de la arquitectura. La amplitud
del área de estudio nos obligó a excavar por
unidades (Fig. 122), las que se excavaron por capas
naturales y niveles arbitrarios en el caso de
sedimentos más gruesos. Profundizamos hasta
definir el piso de la arquitectura, dejando testigos
como evidencia de la estratigrafía para su posterior
registro gráfico.
Elegimos inicialmente los cuadros B4 y B5 por
que aquí eran más visibles las evidencias
arquitectónicas. En la limpieza superficial se logró
definir las cabeceras de muros que definían cuatro
espacios arquitectónicos, denominados inicialmente:
ambiente 1, ambiente 2, ambiente 3 y ambiente 4.
Posteriormente se amplió nuestra área de estudio a
los cuadros A4 y A5 para comprender mejor el
espacio arquitectónico.
UNIDAD DE EXCAVACIÓN 1
Ubicada en la esquina suroeste del área de
investigación, dentro del cuadro B4, cuadrículas
5S-5E/9S-19E y mide 5 m de sur a norte y 15 m
de oeste a este (Fig. 122). En esta unidad se logró
definir cuatro espacios arquitectónicos
correspondientes a la arquitectura original, los
cuales fueron denominados: Ambiente 1, Corredor,
Galería 2 y Plataforma (Fig.123).
Ambiente 18-1
Este recinto se ubica al norte de la Plataforma,
tiene una forma cuadrangular y está delimitado en
sus cuatro lados por muros, los que tienen una
altura de tan sólo 70 cm sobre el piso.

Fig. 122. Plano de ubicación de las unidades de excavación.
En su limpieza se procedió a retirar una capa
superficial (capa A) que tiene un espesor de 2,5 a 4
cm y consiste en arena de consistencia suelta
entremezclada con fragmentos de cerámica, restos
óseos, malacológicos y material de procedencia
actual. Luego se retiró una pequeñísima capa de
sedimento (capa B) con un espesor de 2 a 6 cm; y a
continuación una gruesa capa de arena eólica (capa
C) de un espesor de 1,54 m donde aparecen adobes
sueltos y grumos de tierra. Esta capa se encuentra
encima de un piso arquitectónico (capa D) de
consistencia compacta con una capa delgada de
barro licuado superficie lisa de color beige claro.
Este piso tiene un espesor de 0,5 cm y presenta un
relleno arquitectónico de tierra de consistencia
compacta (Fig. 124).
Fig. 123. Arquitectura de la unidad 1.
132
Ambos piso y relleno han sido destruidos por un
gran forado de huaquero. En lo que queda del piso,
justo en la esquina suroeste, se halló un fogón hecho
reutilizando algunos adobes, en su interior aparecen
restos de ceniza y carbón. Este fogón posiblemente
fue elaborado por los mismos huaqueros durante el
saqueo del sitio.
Corredor 1
Se localiza al este del ambiente 18-1, y se orienta de
norte a sur terminando en forma de “L” y en rampa
que asciende hacia la Plataforma (Fig. 123).
En su limpieza se retiró una capa superficial (capa
A) de arena eólica de consistencia suelta, con un
espesor de 30 cm, entremezclada con material
moderno, fragmentos de cerámica, restos óseos y
malacológicos. Luego se retiró una capa de arena de
consistencia semicompacta (capa B) con 10 cm de
espesor y entremezclada con fragmentos de cerámica,
restos óseos y malacológicos. Limpiada esta capa se
llegó a definir el piso arquitectónico (capa C), de
consistencia compacta con una delgada capa de barro
licuado, superficie lisa y de color beige claro.
Corredor 2
Está ubicado en sentido perpendicular al Corredor
1 en su extremo este (Fig. 123). Se comunica
directamente con el Corredor 1, y por aquí es el único
acceso para seguir su recorrido hacia el este. En todo
lo largo del paramento sur se encuentran adosados
soportes cuadrangulares con un agujero central para
sostener parantes móviles. Aún queda evidencia de que
este espacio se encontraba pintado de color blanco y
queda por definir su límite Este.
Fig. 124. Perfil este de la unidad 1.
En su limpieza se retiró una capa superficial (capa
A) de arena de consistencia suelta entremezclada con
material moderno, fragmentos de cerámica, restos óseos
y malacológicos. Tiene un espesor de 25 cm. Luego se
limpió una capa de arena (capa B) de consistencia
semicompacta con un grosor de 10 cm. Aquí se halló
restos de enlucidos pintados de color blanco y también
restos fragmentados de una calota. Retirada esta capa
se logró llegar al piso (capa C), de consistencia compacta
con una delgada capa de barro licuado de superficie lisa
color beige claro. En este piso se halló objetos de cobre
y pequeños fragmentos de turquesas.
En la cuadrícula 9S–7E se hizo una cala exploratoria
de 0,68 x 0,40 cm, en donde se halló el relleno
arquitectónico bajo el piso. Éste consiste en arena de
consistencia semicompacta mezclada con grumos de
barro. Esta cala exploratoria se profundizó en 60 cm y
se observó que el relleno continuaba, pero no se logró
encontrar material cultural asociado a esta capa.
PLATAFORMA
Al sur del corredor 2 se logró definir el extremo
norte de la Plataforma que ocupa el lado sur de todo
el edificio. En esta sección se puede observar la rampa
que viene del Corredor 1 destruida al igual que la
Plataforma. La limpieza de los adobes permitió
observar un bloque constructivo de adobes tramados,
técnica con la que se debió construir esta edificación.
En su limpieza se logró retirar una sola capa de
arena eólica de consistencia suelta entremezclada con
restos óseos y fragmentos de cerámica, que se
encontraba en la superficie y dentro de los pozos de
huaquero.
UNIDAD DE EXCAVACIÓN 2
Se encuentra ubicada en el cuadro B5 en la
cuadrícula 7S-8E/14S-14E, al norte de la Unidad de
Excavación 1 (Fig. 122). En esta unidad se logró definir
2 espacios arquitectónicos. En primer lugar lo que
denominábamos en un principio Ambiente 4, resultó
tener adosados otros elementos arquitectónicos que
lo distinguen como un espacio destinado a ser un
Trono (Fig. 125). El otro elemento se trata
indiscutiblemente de un patio que se conecta con el
trono a través de una escalinata.
El Trono
Se localiza al noroeste del patio, se presenta como
un espacio cuadrangular de 5,00 x 4,20 m y con una
altura de unos 70 cm por encima del piso del patio. Se
comunica con el patio a través de una escalinata que
asciende hacia el oeste mediante 2 peldaños. Esta
escalinata se encuentra en medio del frontis este,
acompañado de dos banquetes a sus costados.
La limpieza en este espacio cuadrangular consistió
sólo en eliminar una capa superficial de arena eólica
entremezclada con algunos fragmentos de cerámica, y
al ser retirada esta capa se observó un pozo de
huaquero, poco profundo, con tierra suelta al interior.
El Patio
Se localiza al este del trono (Fig. 125). Aquí la
limpieza fue mayor, retirando primero una capa
superficial (capa A) de arena de consistencia suelta,
color gris claro, entremezclado con fragmentos de
cerámica y material malacológico. Tiene un espesor de
133

Fig. 125. Arquitectura de la unidad 2.
8 cm. Luego se retiró una capa de arena limpia (capa
B) de consistencia semicompacta, color beige claro,
entremezclada con fragmentos de cerámica, restos
óseos y material malacológico. Seguidamente una capa
compuesta de tierra y arena (capa C) de consistencia
semicompacta. Presenta los mismos elementos
culturales, pero con mayor proporción en material
malacológico. La última capa corresponde al piso
arquitectónico del patio que presenta una delgada capa
de barro licuado, superficie lisa y color beige claro.
El elemento que limita el patio es un grueso muro
que parte del flanco norte del trono, denominado Muro
Norte, de más o menos 1,00 m de ancho. En esta
unidad el muro se encuentra destruido por causa de
una zanja hecha por huaqueros. En este pozo se pudo
registrar en sus perfiles unas 23 capas procedentes de
contextos disturbados.
UNIDAD DE EXCAVACIÓN 3
Esta unidad de excavación se encuentra ubicada
dentro del cuadro A4, entre las cuadrículas 5s-10e/
14s-14e, cuyas dimensiones son 10 m de sur a norte
por 5 m de este a oeste. Posteriormente tuvo una
134
ampliación de 2 m2 en el lado suroeste, debido a la
presencia de una tumba (Fig. 122).
El objetivo principal de la excavación en la unidad
3 fue determinar si existía una continuación del muro
paralelo a la plataforma y, por otro lado, encontrar o
verificar la presencia de relieves policromos, como
aquellos ya descubiertos cerca al área de investigación.
En esta unidad de excavación se pudo distinguir los
siguientes elementos arquitectónicos: Patio, Corredor
2, Plataforma (Fig. 126).
El Patio
Comenzamos retirando la capa superficial
compuesta de arena eólica suelta y grumos de tierra
(Fig. 127), fueron apareciendo fragmentos de cerámica
(bordes, asas, bases), restos óseos completamente
destruidos, en poca cantidad, y restos malacológicos
fragmentados (caracol terrestre, conchas, maruchas).
La siguiente capa, más compacta que la anterior, estuvo
acompañada por fragmentos de cerámica diagnóstica
y restos malacológicos (capa B).
Luego se registró una capa de arena limpia (capa
C), de 1,20 m de espesor. Aquí se encontró escasos
fragmentos de cerámica, y con el retiro de la capa de
arena limpia se pudo definir mejor el muro y se detectó
la presencia en el lado norte y en el paramento del
muro sur representaciones en alto relieve. Estos relieves
se encuentran bien conservados, y continuando con la
excavación se fue eliminando totalmente la capa de
arena.
Se evidenció un piso arquitectónico (P1) y el muro
sur que corre en dirección este a oeste. En la patio y
cerca del muro sur se registraron dos pozos: uno de
1m y el otro de 0,80 cm de profundidad, el diámetro
aproximado es de 1 m. Ambos están enlucidos, pero
sólo uno se encuentra bien conservado, el otro está
roto al nivel del piso.
Corredor 2
La excavación de las dos primeras capas es idéntica
a la que se efectuó en el Patio (Fig. 127), con la
diferencia que en la capa de arena semicompacta (capa
B), se registró una pequeña escorrentía y una figurilla
tallada en nácar. Al empezar el retiro de la capa de
arena limpia (capa C) se pudo definir parcialmente el
muro que delimita al corredor 2 de la plaza, el cual
presenta 1,10 m de espesor. Aquí se encontró escasos
fragmentos de cerámica.
 Con la eliminación total de esta capa (arena limpia)
se registró un piso arquitectónico (P1) contemporáneo
al piso del Patio (capa D), y está compuesto de tierra
compacta, la superficie es lisa y presenta material
cultural asociado.

En el corredor encontramos pegado al piso un

soporte de forma cuadrada, que serviría para sostener
parantes de techos. Estos soportes son similares a los
registrados en la unidad 1 (ver Fig. 126).

Plataforma
Después del retiro de la capa superficial y de la
siguiente capa (arena semicompacta) se definió
totalmente la plataforma. Sobre ella se encontró
fragmentos de cerámica, restos óseos y malacológicos.
La plataforma se encuentra destruida por pozos de
huaquero, de los cuales uno se localiza en la esquina
suroeste de la unidad 3, y en el que se registró la cubierta
a dos aguas de una tumba.

La excavación de la tumba (tumba 1) se inició con

la limpieza de la arena suelta hasta continuar retirando
poco a poco el relleno de tierra compacta que cubría
restos óseos disturbados, luego se siguió retirando el
relleno hasta descubrir totalmente el esqueleto casi
completo de un individuo, orientado de sur a norte.
Entre los elementos culturales asociados tenemos: una
vasija de color negro, objetos de cobre y un canchero
de cerámica. Se retiró los restos óseos y los objetos de
metal y cerámica, hasta dejar completamente limpio el
encajonamiento. Fig. 126. Arquitectura de la unidad 3.

Fig. 127. Perfil este de la unidad 3.

135
Fig. 128. Arquitectura de la unidad 4.
UNIDAD DE EXCAVACIÓN 4
Esta unidad tenía una superficie irregular, debido a
la presencia de depósitos aluviales y escorrentías.
Nuestro objetivo fue encontrar un posible vano de
acceso en el muro norte, que está cercando el patio
principal (Fig. 128). Esta unidad se localiza en el cuadro
A5, cuadrículas 9S-2E/12-16E (ver Fig. 122).
Al ir excavando la capa superficial, se observó la
presencia de una fila de piedras aparentemente ordenadas,
las cuales estaban unidas por barro y arena, lo que le daba
la apariencia de un muro tardío, debido a que este se
encontraba muy superficial y sobre una capa de arena.
Continuando con la excavación de la capa B se pudo
observar la presencia de una serie de escorrentías. Esta
capa en el lado sureste se caracteriza por estar bastante
compacta y presentar una superficie ondulada. El lado
suroeste se caracteriza por estar formada de adobes,
que pertenecían a un muro que había colapsado, y en
la cual se observó que los adobes todavía conservaban
el orden original de construcción.
Siguiendo con la excavación, la capa C muestra
evidencia de sedimentos de barro producidos por las
lluvias, y en ella no se registraron restos culturales. La
capa D fue similar a la anterior y muestra la presencia
del muro perimétrico (muro norte) del patio principal;
aquí podemos observar restos de cerámica y carbón.
Profundizando la capa se pudo encontrar el vano de
acceso del muro norte del patio principal que comunica
la parte exterior, aún no excavada. El vano tiene un
ancho de 2,40 m, el cual se encontró enlucido y pintado
de color blanco. Al mismo tiempo el piso de este acceso
presenta piedras, cerámica y una pequeña capa de
pintura color blanco, debido al relave de las paredes.
Siguiendo con el retiro del material en las partes más
profundas de la misma capa, se continuó encontrando
gran cantidad de cerámica diagnóstica y no diagnóstica.
Entre la cerámica diagnóstica tenemos fragmentos
pertenecientes a una misma vasija, la que presenta un
pigmento de color amarillo en su pared exterior.
136
Como la capa E era muy gruesa y compacta,
solamente se excavó una superficie de 2 x 3 m, con el
fin de ahorrar tiempo en el trabajo y encontrar el piso
del Patio. En esta parte se retiró completamente la capa
E y F, compuestas en un principio por tierra compacta
y luego por arena eólica limpia, aquí no se evidencian
restos culturales.
La capa G está conformada por el Piso arquitectónico
(P1), sobre el cual no se registraron restos orgánicos y
culturales, sólo se observa continuación del muro norte
del patio.
ESTRATIGRAFÍA
A partir de las evidencias observadas en los
diferentes perfiles de las unidades excavadas (Figs. 124,
127, 129 y 130), podemos afirmar que existe una sola
etapa constructiva, es así que los primeros elementos
coincidentes se tratarían de un piso arquitectónico
presente en todos los perfiles mencionados. El P1
aparece como capa D en el PE-U1, en el PS-U3 como
capa D, en el PE-U3 también como capa D y en el
PE-U4 como capa G (Fig. 131).
En todos los perfiles este piso aparece con las mismas
características: es de consistencia compacta, superficie lisa
y presenta un patrón constructivo caracterizado por una
mezcla de barro licuado color marrón claro. En el PE-U1
este piso se encuentra destruido por un forado de
huaquero, de esta manera se pudo observar que tiene un
grosor de 0,5 cm. En el PE-U3 se asocia al MA3 (Muro
Ancho 3) de 1,20 m de ancho, que corre de oeste a este.
El MA3 en su paramento norte presenta decoraciones
en relieve policromos representando a serpientes. Al sur
del MA3 en el mismo PE-U3 se encuentra una sección
de la plataforma funeraria que, también al igual que el
MA3, está asociada al P1. En el PS-U3 el P1 presenta un
cojinete modelado en barro con un hoyo al centro para
sostener un parante o poste. Este cojinete está adosado
al paramento norte de la plataforma funeraria asociada al
piso. La plataforma funeraria en este perfil aparece
bastante destruida y puede observarse la estructura del
Fig. 129. Perfil sur de la unidad 3.
Fig. 130. Perfil este de la unidad 4.
encajonamiento de una tumba (T1). En el PE-U4, sobre
el piso y asociado a este se encuentra el MA4 (Muro Ancho
4), de aproximadamente 1m, que corre de oeste a este y
paralelo al MA3.
Como podemos observar, todos estos elementos
se correlacionan por asociación arquitectónica directa,
teniendo los pisos la misma composición física.
La siguiente capa que se deposita sobre el P1
corresponde a capas de arena limpia (capa C), formadas
por la acción del transporte eólico, es de consistencia
semicompacta y de color gris claro.
Seguidamente aparece una capa de tierra compacta
que en el PE-U3 y el PS-U3 se presenta como capa B,
y en el PE-U4 como capa E. Es una capa sólida
constituida por tierra de consistencia compacta color
beige oscuro, entremezclada con fragmentos de
cerámica, restos óseos y material malacológico. Esta
capa es producto de acarreos pluviales que han
arrastrado material desde la estructura principal de la
137
Fig. 131. Diagrama. Correlación de perfiles.

Huaca de la Luna a partir de escorrentías hasta
depositarse en este sector. Por lo tanto estas capas se
correlacionaban por su origen y caracterización.
La capa superficial presenta la misma composición,
consistente en arena suelta entremezclada con material
procedente de contextos disturbados, como
fragmentos de cerámica, óseos y malacológicos; y
también material moderno. Esta capa es producto de
la erosión natural y humana y sigue expuesta a cambios
naturales.
enlucido y pintura en blanco, rojo y amarillo, mientras
que en el paramento externo se observa un nicho y
pintura de color blanco. En el lado opuesto, el
paramento interno del muro sur (MA3) lleva
decoración con relieves policromos a manera de
paneles (ver más adelante). De forma paralela al muro
sur, y a 16 m desde su extremo oeste, se ubican dos
pozos separados un metro uno del otro. Los pozos
miden 1 m de diámetro como de profundidad; presenta
enlucido fino, y posiblemente se encuentren otros en
esta área (Fig. 133).

LA ARQUITECTURA En la esquina suroeste del patio se encuentra otro

acceso, de 2,70 m de ancho y constituido por el
El conjunto arquitectónico y su función corredor 1, que articula el patio con el corredor 2 y la
rampa de acceso a la plataforma.
Los conjuntos arquitectónicos en el centro urbano
Moche fueron edificados para realizar diversas
actividades. Una comparación entre ellos servirá para
identificar el rango social político y religioso de quienes
los habitaron.

El conjunto arquitectónico 18 se encuentra ubicado

al oeste de la Plataforma I, y se caracteriza por ser un
lugar amplio y planificado dentro de los cuales
distinguimos seis espacios arquitectónicos: trono, galería
1, galería 2, plataforma, patio y corredor (Fig. 132).

Patio
Se ubica al noreste de la unidad arquitectónica,
aunque tan sólo conocemos su dimensión de sur a
norte que mide 19 metros. De este a oeste sólo se ha
registrado hasta el vano de acceso y falta definir su
límite este, que en la actualidad ha sido excavado unos
40 m en sentido este–oeste (Fig. 132).

El patio tiene un vano de acceso de 2,40 m, ubicado

en el muro norte, a partir del cual se accede al resto del
edificio. El paramento interior del muro norte presenta Fig. 132. Plano del conjunto arquitectónico 18.

138

Fig. 133. Pozos encontrados en la unidad de excavación 3.
Este patio de gran amplitud y asociado a los
elementos arquitectónicos descritos anteriormente, es
un espacio abierto que podría haber servido, a manera
de hipótesis, para realizar ceremonias o ritos
relacionados a los actos funerarios de la plataforma.
Trono
Se ubica en la esquina noroeste de la unidad
arquitectónica en estudio. Es un espacio cuadrangular
(5 x 4,20 m), con un nivel superior de 0,75 cm en
relación al piso del patio, desde donde se asciende a
través de una escalinata de tres peldaños, la cual se
ubica al centro del frontis y está acompañado de dos
banquetas (Fig. 125).
El lugar, por encontrarse en un nivel superior
dentro de la unidad arquitectónica, podría haber
tenido una función específicamente conmemorativa,
y a manera de hipótesis podría proponerse que ahí se
realizaban los distintos actos mágico religiosos
fúnebres.
Galería 1
Es un ambiente largo y angosto, pero espacioso,
que sirve para pasearse o colocar en ella adornos y
otras preciosidades. Se ubica al oeste de la unidad
arquitectónica. Su longitud es de 22 m por 4,20 m de
ancho, siguiendo una dirección de norte a sur. Tiene
comunicación directa con el Trono, estando a través
de este el único acceso.
El frontis oeste de la galería presenta restos de
relieves policromos de los cuales sólo quedan las
extremidades inferiores de personajes con los pies de
perfil y manchando hacia el sur, los colores son el rojo,
blanco, ocre y negro (véase artículo de Pimentel y
Álvarez en este volumen).
La galería se encuentra sellando tres ambientes. Estos
ambientes fueron construidos en la misma época que el
conjunto arquitectónico, pero debido a las necesidades
del lugar fueron remodelados, obteniéndose de esta
manera un nuevo espacio con distinta función.
Corredor 1
Como se ha mencionado, este corredor se localiza
al suroeste de la unidad arquitectónica y recorre en
dirección norte a sur, comunicando el patio con el
corredor 2 y la plataforma. Termina en rampa que
dobla hacia el este en forma de “L” hasta comunicarse
con la superficie de la plataforma (Figs. 123, 132).
Presenta piso arquitectónico bien conservado
afectado por hoyos de huaquero pequeños. Sobre este
piso se encontró fragmentos de un ceramio modelado
casi completo. Este corredor mide 2,60 m de ancho y
6 m de largo, y funciona como medio de tránsito hacia
la plataforma, a través de su rampa.
Corredor 2
Se encuentra localizado al sur de la unidad
arquitectónica, entre la plataforma y el muro sur del
patio. Se trata de un espacio que se comunica con el
corredor 1 y continua su recorrido hacia el este (Figs.
123, 126).
Presenta piso arquitectónico de buen acabado,
sobre el cual se encontró escasos fragmentos de
cerámica, y soportes de forma cuadrada con hoyo en
el centro para sostener un parante de madera,
distribuidos con una separación de 1,50 entre uno y
otro. Este espacio mide 3 m de ancho y aún falta definir
su extremo este.
El muro (MA3) sirvió de apoyo al techo que cubría
los relieves y el corredor, y estaba sostenido por una
fila de parantes de madera. El acceso a esta galería era
angosto quizás para el tránsito restringido de personas
dedicados a algún tipo de actividad ritual.
Plataforma
Se localiza al sur del conjunto arquitectónico. El
acceso principal para llegar a la plataforma es a través
de la rampa del corredor 1 ubicado en su lado este. La
plataforma, de acuerdo a las evidencias, tuvo quizás una
función específicamente funeraria. Aquí se logró excavar
una tumba construida con la técnica del encajonamiento
y con cubierta de adobes en falsa bóveda.
139
 CERAMICA U1 U2
BORDES
a. Decorados 6 7
b. No Decorados 93
CUERPOS DECORADOS 13
VASIJAS RECONSTRUIDAS 0 0
TOTAL 112
Cuadro 6. Fragmentos de cerámica analizada.
CERÁMICA
La muestra recuperada en el conjunto está
compuesta de 970 fragmentos, de los cuales solamente
se analizaron los diagnósticos, que suman 428
fragmentos, equivalente al 44,12% del total de
fragmentos recuperados. Del material cerámico hemos
podido identificar: bordes, cuerpos decorados y vasijas
reconstruidas (cuadro 6). A esta muestra analizada se
agregan dos cerámicas modelados casi completos que
proceden de la capa D (piso).
Descripción de las formas
Teniendo en cuenta el espacio morfológico se han
identificado diversas formas o categorías, las que se
clasifican en 3 grupos: vasijas cerradas, vasijas abiertas
y otras formas. Las formas de las vasijas abiertas y
cerradas han sido identificadas a partir de sus bordes,
mientras que otras formas se han podido determinar
a partir de sus técnicas de manufactura, como es el
caso de un rallador.
Vasijas cerradas
Destacan las siguientes formas: ollas, cántaros,
cancheros, botijas y botellas. El total de vasijas cerradas
es 172, lo que equivale al 60% del total de formas
analizadas (cuadro 7).
Ollas
Para esta categoría se ha recuperado 46 fragmentos
de bordes, que equivale al 16% del total de las formas
analizadas (cuadro 7). Los fragmentos de bordes que
pertenecen a esta categoría los encontramos en número
de 12 en la unidad 1, 5 en la unidad 2, 27 en la unidad
3, y 2 en la unidad 4 (cuadro 7). Esta categoría se
subdivide en dos subcategorías: ollas con cuello y ollas
sin cuello.
140
U3 U4 TOTAL %
12 7 32 7,48
39 83 40 255 59,58
38 59 30 140 32,71
0 1 1 0,23
84 154 78 428 100,00
Ollas con cuello: El número de bordes de ollas
con cuello es 44, el 15,3% del total de las formas
analizadas. Se le encuentra en mayor cantidad en las
capas A y B. Efectivamente, 15 fragmentos proceden
de la capa A, 17 de la capa B, 10 de la capa C, 1 de la
capa D y 1 de la capa G. Por otro lado, la mayor parte
proviene de la unidad 3 de excavación (ver cuadros 7 y
8). Dos fragmentos fueron registrados sobre el piso
(capa D, G) del Ambiente 1 y Patio respectivamente.
La técnica de manufactura empleada es el modelado,
textura de mediana a fina. Los temperantes son de
arena y mica. El color de la pasta es roja a gris claro y
la cocción es oxidada. La superficie exterior es alisada
y en algunos casos presenta decoración moldeado a
presión con motivo piel de ganso, ubicado en el cuerpo
de la vasija; el espesor de las paredes es de 10 mm a 5
mm. El promedio de diámetro de la boca de ollas con
cuello es de 12 cm, cuyo diámetro mayor es 19 cm y
mínimo de 9 cm. El tipo de cuello que presentan las
ollas es globular, recto y expandido, y labios
redondeados (Fig. 134 a).
Ollas sin cuello: El número de fragmentos de ollas
sin cuello es de 2, equivalentes a 0,7% del total de la
muestra analizada. Se registran en la capa B y C, de la
unidad 3 de excavación (cuadros 7 y 8). El promedio
de diámetro de la boca es de 14 cm y el diámetro
máximo es 15 cm. La técnica de manufactura es
modelado en uno de los fragmentos, el otro presenta
moldeado a presión con motivo piel de ganso. Textura
mediana con temperante de arena: cocción oxidada.
La superficie exterior e interior alisada, con un espesor
de las paredes de 8 mm. El borde es vertical y el labio
plano en uno de los fragmentos, en el otro el borde es
vertical de labio biselado.
Cántaros
En esta categoría se ha recuperado 92 fragmentos,
que equivalen al 32% del total de las formas analizadas,
 U. EXCAVACION
1 2 3 4 TOTAL %
FORMAS
Vasijas Cerradas
- Ollas Con cuello 12 5 25 2 44 15,38
- Ollas Sin cuello 0 0 2 0 2 0,70
- Cántaros 28 16 31 17 92 32,17
- Cancheros 2 0 0 1 3 1,05
- Botijas 17 3 7 2 29 10,14
- Botella 0 0 1 1 2 0,70
Vasijas Abiertas
- Cuencos 7 4 6 1 18 6,29
- Floreros 3 3 4 3 13 4,55
Otras Formas
a) Piruro 1 1 0,35
b) Figuras
. Sólido 0 3 2 0 5 1,75
. Vacío 2 0 0 0 2 0,70
c) Asas
. Estribo 7 4 0 7 18 6,29
. Pezón 2 1 2 2 7 2,45
. Perforado 0 0 0 0 0 -
d) Moldes 1 1 1 3 1,05
e) Bases
. Plana 2 2 2 2 8 2,80
. Anular 5 2 5 2 14 4,90
. Trípode 5 0 1 0 6 2,10
. Pedestal 1 2 3 3 9 3,15
f) Rallador 1 1 0,35
g) Instrumentos Musicales
. Trompeta 3 0 0 3 1,05
. Silbato 0 0 0 0 0 -
. Putuuto 1 0 0 0 1 0,35
Formas No Definidas 1 0 3 1 5 1,75

T O T AL 99 46 95 46 286 100,00
Cuadro 7. Clasificación de fragmentos por formas de acuerdo a la unidad de excavación.

las que provienen en su mayoría de la capa superficial (33
fragmentos) y de la unidad 3 de excavación (31
fragmentos). De la unidad 1 se obtuvieron 28 fragmentos,
en la unidad 2 tenemos 16 y 17 fragmentos en la unidad
4 de excavación (cuadro 6). Ocho fragmentos fueron
registrados sobre los pisos del Ambiente 1 y del Patio.
El promedio del diámetro de la boca de los cántaros
es 11 cm, siendo sus valores extremos 18 y 3 cm.
Estas vasijas son de manufactura modelada y
presentan como temperantes arena, cuarzo y mica;
textura mediana y fina. El color de la pasta varía de
rojo a gris y negro, debido al tipo de cocción.
Generalmente el tratamiento de la superficie externa
es alisada, en algunos casos es pulida y pintada de color
crema en el borde del fragmento. La superficie interna
es también alisada y pulida. El grosor de las paredes
van de 4 a 10 mm (Fig. 134).
De esta forma de vasija se ha identificado cuatro
variantes en cuanto al borde: Cántaro de borde vertical
con labio redondeado y plano; Cántaro de borde evertido,
de labio redondeado (Fig. 134b); Cántaro de borde
convexo con labio redondeado (Fig. 134c); y Cántaro de
borde encurbado con labio biselado (Fig. 134d).
Cancheros
Esta categoría comprende solamente tres
fragmentos, lo que equivale al 1,05% del total de las
formas analizadas. Corresponde al cuerpo e incluyen

141
 CAPA
A B C D E F G TOTAL %
FORMAS
Vasijas Cerradas
- Ollas con cuello 15 17 10 1 0 0 1 44 15,38
- Ollas sin cuello 0 1 1 0 0 0 0 2 0,70
- Cántaros 33 26 16 11 1 1 4 92 32,17
- Cancheros 3 0 0 0 0 0 0 3 1,05
- Botijas 19 2 6 2 0 0 0 29 10,14
- Botella 0 0 1 0 0 1 0 2 0,70
Vasijas Abiertas
- Cuencos 8 3 6 0 0 1 0 18 6,29
- Floreros 8 2 2 0 1 0 0 13 4,55
Otras Formas
a) Piruro 1 0 0 0 0 0 0 1 0,35
b) Figurinas
. Sólido 1 0 1 3 0 0 0 5 1,75
. Vacío 2 0 0 0 0 0 0 2 0,70
c) Asas
. Estribo 7 1 3 6 0 0 1 18 6,29
. Pezón 3 2 1 1 0 0 0 7 2,45
. Perforado
d) Moldes 0 0 1 2 0 0 0 3 1,05
e) Bases
. Plana 2 4 2 0 0 0 0 8 2,80
. Anular 4 6 2 1 0 0 1 14 4,90
. Trípode 5 1 0 0 0 0 0 6 2,10
. Pedestal 2 4 0 2 0 0 1 9 3,15
f) Rallador 1 0 0 0 0 0 0 1 0,35
g) Instrumentos Musicales
. Trompeta 1 0 0 1 0 0 0 2 0,70
. Silbato 0 1 0 0 0 0 0 1 0,35
. Putuuto 1 0 0 0 0 0 0 1 0,35
Formas No Definidas 2 1 1 1 0 0 0 5 1,75
T O T AL 118 71 53 31 2 3 8 286 100,00
Cuadro 8. Clasificación de fragmentos por formas de acuerdo a capas.

el borde. Estos fueron registrados en la capa superficial, Botijas

2 fragmentos en la unidad 1 de excavación y uno en la
unidad 4 de excavación (ver cuadros 7 y 8).
Son de manufactura modelada, la pasta presenta
temperante de arena fina: la textura es fina. La cocción
en los tres fragmentos es oxidada completa, que le da
el color a la pasta; superficie interna alisada y externa
alisada, pulida con engobe rojo. El grosor de las paredes
es de 6 mm a 10 mm.
El diámetro de la boca de los cancheros tiene un
promedio de 7 cm y un diámetro mayor de 9 cm y 6
cm como mínimo). Estos cancheros son de borde
vertical, con labio redondeado y plano.
Para esta forma se tiene como muestra
representativa a 29 fragmentos, es decir el 10,1% del
total de las formas analizadas. Corresponden en su
mayor parte (17 fragmentos) a la unidad 1 de
excavación y a la capa superficial (19 fragmentos),
presentando 3 fragmentos en la unidad 2 de excavación,
7 fragmentos en la unidad 3 de excavación y 2
fragmentos en la unidad 4 de excavación. Un fragmento
fue registrado sobre el piso (capa D) del Ambiente 1.
Presentan manufactura modelada, su temperante
es arena, cuarzo y mica. Al tamaño de los granos es
grueso, de 1/2 a 1 mm, siendo la textura gruesa. El

142
color de la pasta es roja a gris claro, debido a la cocción
oxidante completa e incompleta. El tratamiento
exterior como interior de las superficies presenta un
alisado tosco. Al espesor de las paredes varía de 12 a
25 mm, y el diámetro de la abertura tiene un promedio
de 28 cm, con un diámetro máximo de 50 cm y 21 cm
como mínimo.

De las formas que tenemos se han identificado las

siguientes variantes: Botija de borde vertical, de labio
redondeado, aplanado y biselado.(Fig. 135 a); y Botija
de borde reforzado exteriormente, de labio plano (Fig.
135b).

Botellas
De esta categoría sólo hemos identificado 2
fragmentos; lo que equivale al 0,7% del total de las
formas analizadas. Uno de los fragmentos corresponde
a la unidad 3 de excavación y el otro a la unidad 4 de
excavación; y a las capas C y F. Estos fragmentos
pertenecen al gollete donde se observa el borde.

Son de manufactura moldeada. El temperante es

arena, mica y cuarzo, de grano muy fino y de textura Fig. 134. Ollas y cántaros.
fina. El color de la pasta de la superficie interna es
rojo en uno de los fragmentos y el otro es gris claro.
La superficie externa de uno de los fragmentos
presenta pintura color crema. De cocción oxidada.
Tratamiento externo e interno en un caso es alisada;
siendo el espesor de la pared de 4 mm a 6 mm. El
diámetro de abertura es 3 cm. El borde de las botellas
es vertical y redondeado.

Vasijas abiertas
Dentro de este grupo las formas características son
los cuencos y los floreros. El total de las vasijas abiertas
es de 31, lo que equivale al 10,8% del total de las formas
de vasijas identificadas (ver cuadro 7).

Cuencos
Para esta categoría se cuenta con 18 fragmentos,
equivalentes al 6,3% del total de las formas. Se
obtuvieron 7 fragmentos en la unidad 1 de excavación,
4 en la unidad 2 de excavación, 6 en la unidad 3 de
excavación y 1 en la unidad 4 de excavación (ver
cuadros 6 y 7). También tenemos 8 fragmentos en la
capa B, 6 fragmentos en la capa C y 01 fragmento en la
capa F (ver cuadro 8).

El diámetro de la boca de los cuencos varía de 12

cm a 18 cm y tienen un promedio de 14 cm. Estas Fig. 135. Cántaros (a y b) y cuencos (c y d).

143
vasijas presentan técnica de manufactura modelada.
Los temperantes observados son de arena y cuarzo;
la textura es mediana a fina. El color de la pasta varía
de rojo a gris claro y esto es la causa de la cocción de
oxidación completa e incompleta.
El tratamiento de la superficie exterior de las vasijas
es alisado y en otros casos pulido con engobe y pintura.
La superficie interna es alisada a pulido fino.
El espesor de las paredes es de 4 a 10 mm; presenta
borde vertical, labio plano, redondeado y biselado (Fig.
135 c y d).
Floreros
De esta categoría contamos con 15 fragmentos,
que equivale al 4,5% del total de las formas analizadas
(ver cuadro 7). La mayoría de los fragmentos se
encontraron en la unidad 3 de excavación (4
fragmentos) y en la capa superficial (8 fragmentos).
En las unidades 1, 2 y 4 de excavación (3 fragmentos),
2 fragmentos en la capa B, 2 en la capa C, y 1 en la
capa E (cuadros 7 y 8).
El promedio del diámetro de la boca de los floreros
es de 27 cm y sus valores extremos 46 y 21 cm.
La técnica de manufactura es modelada, la pasta
presenta temperantes de arena y mica, textura fina
y color rojo a gris oscuro. El tipo de cocción es
oxidada y reducida. El tratamiento de la superficie
interior es alisada y en algunos casos con engobe
blanco pintada con representaciones de peces,
guerreros y motivos geométricos. Luego en la
superficie exterior es alisado.
El espesor de las paredes es de 6 mm a 1 cm,
presenta generalmente borde evertido, recto con labio
redondeado (Fig. 136).
Fig. 136. Floreros.
144
Otras formas
Piruro
Sólo se recuperó un fragmento, que equivale al
0,35% del total de las formas analizadas. Proviene de
la unidad 1 de excavación y de la capa superficial.
Es de manufactura moldeada, la arena es usada como
temperante, su textura es fina, el color de la superficie
es naranja, debido a la cocción oxidante. El tratamiento
de la superficie externa presenta un pulido fino con
decoración de motivos en círculos, líneas concéntricas.
Figurinas
De esta categoría se han recuperado 7 fragmentos,
es decir el 2,4% del total de las formas analizadas. Esta
categoría se ha dividido en dos subcategorías: figurinas
sólidas y figurinas vacías.
Figurinas sólidas: El número de fragmentos
pertenecientes a esta subcategoría es de 5, que equivale
al 1,7% del total de las formas analizadas. Provienen
de la unidad 2 de excavación (3 fragmentos) y 2
fragmentos de la unidad 3 de excavación, y la mayor
parte de la capa D (3 fragmentos). Son de manufactura
moldeada, temperante de arena y textura fina. El color
de la pasta es un gris oscuro debido a su cocción
reducida. El tratamiento superficial es alisado y el
grosor de sus paredes varía de 4 a 9 mm (Fig. 137a).
Figurina vacía: Para esta subcategoría tenemos
dos fragmentos, que equivale al 0,7% del total de las
formas analizadas. Proceden de la capa superficial y
de la unidad 1 de excavación. El temperante es de arena
de grano fino. El color de la superficie es rojo debido
a la cocción oxidante, el tratamiento superficial externo
es alisado y el interno áspero. El grosor de las paredes
es de 6mm (Fig. 137b).
Fig. 137. Figurinas.
 Asas
Contamos con 25 fragmentos de asa, lo que equivale
al 8,7% del total de las formas analizadas. Se divide en
dos subcategorías: asas estribo y pezón perforado.
Asas estribo: El número de fragmentos para esta
subcategoría es de 18 fragmentos, el 6,3% del total de
las formas analizadas. Siete de ellas fueron registradas
en la unidad 1 de excavación y en la capa superficial, 4
en la unidad 2 de excavación y 7 fragmentos en la unidad
4 de excavación. Tres fragmentos en la capa C, seis en la
capa A y uno en la capa B (cuadros 7 y 8). Un fragmento
fue registrado sobre el piso del Ambiente 1 (patio). Son
formas modeladas, con temperante de arena y mica,
textura fina. El color de la pasta es rojo a gris claro y la
cocción oxidada y el tratamiento de la superficie externa
es alisada con engobe rojo y crema en algunos casos. El
grosor de las paredes van de 4 a 7 mm.
Asa pezón perforado: El número de fragmentos
para esta forma es de 7, lo que equivale al 2,4% del
total de las formas analizadas. Se obtuvieron dos
fragmentos en la unidad 1 de excavación, igual número
en las unidades 3 y 4, siendo sólo uno en la unidad 2.
En cuanto a su procedencia estratigráfica, la mayoría
proceden de la capa superficial, dos en la capa B y un
fragmento para las capas C y D (cuadros 7 y 8). Un
fragmento fue registrado sobre el piso (capa D) del
Ambiente 1 (patio).
Son formas modeladas, temperante de arena y mica,
de grano fino con textura fina. Color de la pasta es
rojo, superficie alisada con pintura crema en algunos
casos, con decoración aserrada en la parte terminal.
El grosor de las paredes es de 4 mm a 10 mm.
Moldes
Se identificaron sólo 3 fragmentos, que equivale al
1,05% del total de las formas analizadas. Fueron
obtenidos de las unidades 2, 3 y 4 de excavación en la
capa D y C (cuadros 7 y 8).
Estos moldes son construidos a través de una
matriz sólida, la pasta es de color rojo, cocción oxidante.
El grosor de las paredes es de 5 mm a 12 mm.
Bases
Para esta categoría se han identificado 37 fragmentos
de bases, es decir 12,9% del total de las formas analizadas.
Corresponden a las cuatro unidades de excavación y en
su mayoría a las capas A y B (cuadros 7 y 8). Dos
fragmentos de base anular fueron registrados sobre el
piso (capa G y D) del Ambiente 1 (Patio).
La técnica de manufactura es modelada. El
temperante predominante es arena, mica y cuarzo, de
grano fino y mediano, y de textura fina y mediano. El
color de la pasta en la superficie externa e interna varía
de rojo a rojizo y gris claro; presenta cocción oxidante,
observándose en algunos casos oxidación incompleta.
El tratamiento exterior como interior es alisado, siendo
el grosor de las paredes de 4 mm a 30 mm.
Las bases que se han identificado se subdividen
en: plana, anular, trípode y pedestal.
Rallador
Esta categoría comprende solamente un fragmento,
equivalente al 0,35 % del total de las formas analizadas.
Fue registrado en la unidad 4 de excavación y en la
capa superficial (cuadros 7 y 8).
Este fragmento se caracteriza por ser de manufactura
modelada, temperante de arena y de textura fina. La
cocción es oxidante completa, dándole a la pasta y a la
superficie externa e interna el color rojo. El tratamiento
externo es alisado y el interno también alisado, con
incisiones profundas formando líneas que cruzan. El
grosor de la pared es de 6 mm.
Instrumento musical
Se han identificado 5 fragmentos, el 1,74 % del total
de las formas analizadas. La mayor parte de fragmentos
proceden de la unidad 1 de excavación (4 fragmentos),
en la capa superficial (3 fragmentos) y capa B (1
fragmento) (ver cuadros 7 y 8).
La técnica de manufactura es modelada, temperante
de arena y mica. Textura de tipo mediana. El color de
la pasta es naranja y rojo, debido o cocción oxidante.
La superficie externa es de color naranja. El tratamiento
exterior de las paredes es alisado y el espesor varía
entre los 4 mm y 6 mm.
En esta categoría se han identificado tres tipos:
trompeta (3 fragmentos), silbato (1 fragmento) y
pututo (1 fragmento).
Formas no definidas
Conformada por 5 fragmentos, lo que equivale al
1,7% del total de las formas analizadas. Fueron
registradas en la unidad 1 de excavación (1 fragmento),
145
 UNIDAD DE EXCAVACION
1 2 3 4 T OT AL %
TECNICAS DECORATIVAS
Incisión 2 1 10 2 15 8,67
Inciso con Aplicación 1 2 4 0 7 4,05
Excisión 0 0 4 2 6 3,47
Modelado 2 1 0 5 8 4,62
Moldeado a presión
Antropom orfo 4 2 7 4 17 9,83
Zoom orfo 1 0 0 3 4 2,31
Piel de ganzo 1 10 1 0 12 6,94
Aplicación 1 1 3 3 8 4,62
Alto Relieve 0 2 1 1 4 2,31
Bajo Relieve 0 0 1 0 1 0,58
Engobe
Crem a 1 4 6 2 13 7,51
Rojo 1 2 1 1 5 2,89
Rojo sobre crem a 1 9 5 1 16 9,25
Crem a sobre rojo 0 2 10 2 14 8,09
Crem a sobre m arrón 0 0 3 1 4 2,31
Marrón sobre crem a 0 0 1 2 3 1,73
Pintura
Crem a 5 9 13 8 35 20,23
Marrón 0 0 1 0 1 0,58
TOTAL 20 45 71 37 173 100,00
% 11,56 26,01 41,04 21,39 100

Cuadro 9. Clasificación de cerámica por técnicas decorativas de acuerdo a unidades de excavación.

unidad 3 de excavación (3 fragmentos) y en la unidad El número de fragmentos de estilo Moche es 161,

4 de excavación (1 fragmento), así como la mayoría de
fragmentos proceden de la capa superficial y de la capa
B, C y D (1 fragmento o en cada capa).
Son de manufactura modelada, arena fina usada
como temperante. Textura fina, el color de la pasta
varía de rojo a gris y negro. Presenta un orificio en
uno de los fragmentos, así como pintura crema en otro.
Técnicas decorativas
Las técnicas decorativas que se han podido
identificar a partir de los fragmentos decorados son
las siguientes: incisión con aplicación, modelado,
moldeado a presión, aplicación, alto y bajo relieve y
pintura.
De una muestra de 428 fragmentos de cerámica
diagnóstica, 173 son decorados, lo que equivale al
40,42% de los fragmentos analizados. Este grupo de
fragmentos decorados está conformado por 140
fragmentos decorados, 32 fragmentos de bordes y un
ceramio casi completo (cuadros 6 y 9).
es decir el 93% de la muestra analizada, y 12 fragmentos
pertenecen al estilo Chimú, equivalente al 6,9% de la
muestra analizada, la mayoría registrados en la capa B
(unidad 2) (cuadro 10).
Incisión
El número de fragmentos para esta categoría es
15, equivalente al 8,7% del total de la muestra
decorada. La mayor parte proceden de la unidad 3 de
excavación y el resto de las unidades 1,2 y 4 de
excavación (cuadro 9).
Los motivos son generalmente geométricos:
líneas paralelas, horizontales, ver ticales y
entrecruzadas, que forman en algunos casos
triángulos y diseños en espiral; los cortes tienen
una profundidad de 1 mm y un ancho de 2 a 3
mm, en algunos de los casos se aprecia que las
incisiones se presentan borrosas, y en otros se
encuentran bien pronunciadas. Las incisiones en
la mayoría de los fragmentos corresponden al
cuerpo de las vasijas.

146
 ESTILOS
MOCHE CHIMU TOTAL %
TECNICAS DECORATIVAS
Inc isión 15 15 8,67
Inc iso con Aplic ación 7 7 4,05
Excisión 6 6 3,47
Modelado 8 8 4,62
Molde a do a pre sión
Antropomorfo 17 17 9,83
Zoomorfo 4 4 2,31
Piel de ganzo 0 12 12 6,94
Aplicación 8 8 4,62
Alto Relieve 4 4 2,31
Bajo Relieve 1 1 0,58
Engobe
Crema 13 13 7,51
Rojo 5 5 2,89
Rojo sobre c rema 15 15 8,67
Crema s obre rojo 5 5 2,89
Crema s obre marrón 3 3 1,73
Marrón s obre crema 2 2 1,16
Pintura
Crema 35 35 20,23
Marrón 1 1 0,58
Rojo sobre c rema 1 1 0,58
Crema s obre rojo 9 9 5,20
Crema s oobre marrón 1 1 0,58
Marrón sobre crema 1 1 0,58
TOTAL 161 12 173 100,00
% 93,06 6,94 100,00 57,80

Cuadro 10. Clasificación de cerámica por estilos según técnicas decorativas.

Inciso con aplicación El largo de los cortes varía de 4 mm a 10 mm, y el ancho

de 3 mm a 5 mm con una profundidad de 4 mm.
Las porciones modeladas y moldeadas que se fijan
sobre la superficie de las vasijas, son al mismo tiempo Los motivos se localizan en el cuerpo de las vasijas,
decoradas con incisiones bien pronunciadas. sólo uno se ubica en el cuello de un cántaro.

Esta categoría está constituida por 7 fragmentos, Ecisión

es decir el 4,1 % del total de la muestra decorada.
Provienen en mayor número de la unidad 4, y de las
unidades 1 y 2 de excavación (cuadro 9).
Los diseños se localizan sobre pequeños
abultamientos de cerámica, los cortes son amplios y
profundos, en forma de círculos. En cada porción el
número de cortes es de 1 a 3, en uno de los fragmentos la
incisión es en forma de círculo y está hecha sobre una
aplicación, con 5 mm de profundidad y 6 mm de diámetro.
En este caso tenemos un total de 6 fragmentos,
que equivalen al 3,5% del total de la muestra decorada,
fueron registrados en la unidad 3 (4 fragmentos) y en
la unidad 4 de excavación (2 fragmentos) (cuadro 9).
Los motivos son generalmente de líneas de 2 mm
de ancho y de poca profundidad. En un caso presenta
motivos geométricos como triángulos y líneas
verticales, además presentan diseño no definidos.

147
 Modelado
La categoría cuenta con 8 fragmentos modelados,
equivalente al 4,6 % del total de la muestra decorada.
La mayoría proceden de la unidad 4 de excavación (5
fragmentos) y el resto a las unidades 1 y 2 de excavación
(cuadro 9).
La mayoría de los fragmentos modelados no están
plenamente identificados, algunos pueden ser partes
accesorias de vasijas, así como parte del tocado de una
figurina. La pasta es de color rojo y uno de los
fragmentos es de color gris oscuro, debido a cocción
reducida.
Moldeado a presión
El número de fragmentos en esta técnica decorativa
es de 33 fragmentos, lo que hace un 19,1% del total de
la muestra decorada. Esta técnica presenta diferentes
motivos, por lo que se a subdividido, de acuerdo a su
decoración en:
Antropomorfos. Aquí hemos incluido 17
fragmentos decorados con un 9,8% del total de la
muestra decorada. Los motivos representados en los
fragmentos pertenecen a partes antropomorfas o
tocados. Así, tenemos: nariz, oreja, parte de tocados
con diseños de líneas y círculos, parte de un pie de
figurina, bases y otros no identificados. Algunos están
hechos en alto y bajo relieve, y presentan pintura color
crema. El color de la pasta varia de naranja, rojizo y
gris a negro.
Zoomorfos. A este tipo corresponden 4
fragmentos, lo que equivale al 2,3% del total de
fragmentos decorados, y fueron registrados en la
unidad 1 y 4 de excavación. La mayor parte presentan
motivos como ojos de animales no identificados y un
fragmento de pasta color negro cuyo motivo no se
encuentra determinado.
Piel de ganso. Contamos con 12 fragmentos que
representan al 6,9% del total de la muestra de
fragmentos decorados. La mayoría fueron registrados
en la unidad 2 de excavación, en la capa B (10
fragmentos); y en las unidades 1 y 3 de excavación.
Este tipo de decoración lo encontramos en el cuerpo
de ollas, los motivos que lo acompañan son figuras
geométricas (líneas) en sección e intercaladas con
motivos piel de ganso. La decoración no cubre la
totalidad de la vasija. Se ha identificado dos tipos de
piel de ganso: de grano fino y mediano. La totalidad
de fragmentos son estilo Chimú.
148
Aplicación
Este tipo de técnica decorativa contiene un
conjunto de 8 fragmentos que representan el 4,6% del
total de la muestra decorada. Proceden en su mayoría
de las unidades 3 y 4 de excavación (cuadro 9).
Los motivos generalmente son zoomorfos, algunos
corresponden a diferentes implementos no
identificados. La mayoría fue hecho mediante moldes,
el color de la pasta varía de rojo a gris y negro, debido
a la oxidación reducida.
Alto relieve
Para este tipo de técnica decorativa se han
identificado 4 fragmentos, vale decir el 2,3% del total
de la muestra decorada distribuidas en la unidad 2 de
excavación (2 fragmentos), unidad 3 y 4 de excavación;
un fragmento en cada unidad (cuadro 9).
Los diseños corresponden a líneas anchas y
delgadas, además otros motivos no identificados.
Presenta en la superficie externa una capa de pintura
color crema, en uno de los fragmentos. El color de la
pasta va de naranja a rojizo y gris claro.
Bajo relieve
Tenemos solamente un fragmento de esta categoría,
de 0,6% del total de la muestra decorada; se ha
registrado en la unidad 3 de excavación (cuadro 9). Es
un diseño realizado bajo el plano base, cuyo motivo es
indeterminado.
Engobe
Para esta técnica contamos con 43 fragmentos, es
decir el 24,9% del total de la muestra decorada. Estos
provienen de todas las unidades de excavación, y se ha
identificado 6 subtipos:
Crema. Conformado por 13 fragmentos, es decir
el 7,5% del total de la muestra decorada. Registrados
en su mayoría en la unidad 2 y 3 de excavación, y en
menor proporción en la unidad 1 de excavación (1
fragmento) y en la unidad 4 de excavación (2
fragmentos). Este tipo de decoración se presenta en
toda la superficie de los fragmentos, también en las
asas estribo. Esto supone que el engobe se distribuía
en la mayor parte del cuerpo de las vasijas.
Rojo. Corresponde a este tipo 5 fragmentos lo que
equivale al 2,9% del total de la muestra decorada. Se
registraran en la unidad 1 (1 fragmento), en la unidad
2 (2 fragmentos), y en las unidades 3 y 4 de excavación
(1 fragmento en cada unidad) (cuadro 9). Presenta la
misma característica que la anterior, pero, en una de
las asas estribo este engobe rojo se encuentra exfoliado.
Rojo sobre crema. Constituida por 16 fragmentos,
es decir el 9,2% del total de la muestra decorada.
Corresponde a las unidades 1, 2, 3 y 4 de excavación
(cuadro 9). El color crema corresponde al engobe
aplicado sobre la vasija y de color rojo varía en tono
de claro a oscuro. Los motivos representados son
geométricos (círculos, líneas entrecruzadas que forman
rombos), zoomorfos y antropomorfos (escenas de
guerra y motivos no definidos).
Crema sobre rojo. Esta categoría cuenta con 14
fragmentos, es decir el 8% del total de la muestra
decorada. Corresponden a la unidad 3 (10 fragmentos),
a la unidad 2 (2 fragmentos) y a la unidad 4 de excavación
(2 fragmentos). Los motivos son diseños geométricos:
líneas y círculos, así como bandas de color crema.
Crema sobre marrón. Esta categoría contiene
un conjunto de 4 fragmentos, equivalente al 2,3% del
total de la muestra decorada. Fueron registrados en la
unidad 3 (3 fragmentos) y en la unidad 4 de excavación
(1 fragmento). Los motivos que presentan los
fragmentos son geométricos (líneas es espiral) y otros
no identificados.
Marrón sobre crema. Compuesta por sólo 3
fragmentos, registrados en las unidades 3 y 4 de
excavación y representa el 1,7% del total de la muestra
decorada. El motivo representado en uno de los
fragmentos es de tipo ornitoformo (ave), y otro motivo
indeterminado.
Pintura
Para esta técnica decorativa fueron identificados
48 fragmentos, lo que equivale al 27,7% del total de la
muestra decorada. Estos provienen de todas las
unidades de excavación; la mayoría procede de la
unidad 3 de excavación. Se ha identificado 2 subtipos:
Crema: Cuenta con 35 fragmentos, corresponden
a todas las unidades de excavación, y equivale al 20,2
% del total de fragmentos decorados. La decoración
se presenta en toda la superficie de los fragmentos y
posiblemente cubría gran parte de la totalidad del
cuerpo de la vasija. Existen casos en que la pintura
crema se ubica en los bordes y cuellos, en forma de
franjas sobre la superficie de las vasijas.
Marrón: De esta categoría sólo se identificó un
fragmento, proveniente de la unidad 3 de excavación,
y representa el 0,6% del total de fragmentos decoradas.
La decoración que presenta es en forma de franja
horizontal que cubre todo el fragmento.
LAS TUMBAS
Tumba 1
Se halló en la unidad de excavación 3 y estaba
parcialmente saqueada. Para excavarla fue necesario
realizar una ampliación a partir de la esquina suroeste
de la unidad de excavación, hacia el sur en un área de 2
x 2 m (ver Fig. 122). Luego se procedió a excavar por
capas naturales y niveles arbitrarios. Se excavaron dos
capas naturales: la capa A consistió en arena eólica de
consistencia suelta entremezclada con fragmentos de
cerámica; y luego la capa B, compuesta por tierra de
consistencia compacta, que se excavó cuatro niveles
arbitrarios en los cuales aparecieron restos óseos,
objetos de metal y dos ceramios casi completos (Figs.
138 y 139).
Sistema Constructivo
Esta tumba se comporta como un encajonamiento
dentro de bloques constructivos. Pero en realidad, al
momento de construir los rellenos con bloques se
preveyó de dejar un espacio rectangular de 2,15 m de
largo por 0,70 de ancho y 0,77 m de alto; siendo
evidente observar que el cadáver se ubicó sobre un
relleno de material suelto. La base de la tumba
conformada por adobes y al parecer encima presentaba
un relleno de tierra semicompacta para que luego se
depositase el cuerpo.
Presenta cubierta a doble agua, este tipo de cubierta
es más visible en el perfil sur de la unidad de excavación
3 (Fig. 129). Restos de esta cubierta pertenecen a la
parte norte del encajonamiento y algunos que se
encontraban más al sur que estaban hundidos.
Reconstruyendo esta cubierta, los adobes de forma
paralelepípeda estaban distribuidos en forma paralela
en número de dos, y a lo largo formando un ángulo
interior y apoyándose en el borde de las paredes de la
fosa (Fig. 140).
Las Ofrendas
Dentro del relleno de tierra, de consistencia
compacta, el material recuperado fueron dos ceramios
y doce objetos de cobre, los que se hallaban disturbados
junto con los restos de la osamenta.
149
Fig. 138. Osamentas y ofrendas del nivel 1, tumba 1.
Fig. 140. Modelo de tumba encontrada en la plataforma funeraria.
Dentro del relleno del encajonamiento o foso de la
tumba se ubicaron dos vasijas. La primera es una botella
(Fig. 141), que se localizó en la esquina suroeste a una
profundidad de 35 cm en relación a la superficie. La
botella presenta cuerpo globular, con asa estribo, labio
biselado y borde recto; la cocción reducida, superficie
pulida lustrosa, decoración incisa, con motivos de
triángulos que rodean el cuerpo en su parte media.
Sus dimensiones son: 15 cm de largo y 11,5 cm de
150
Fig. 139. Osamentas y ofrendas del nivel 2, tumba 2.
ancho en la parte más pronunciada del cuerpo. Según
la secuencia ceramográfica establecida por Larco
(1948), correspondería a la fase Moche II/III.
El otro ceramio es un canchero (Fig. 142), ubicado
en la esquina suroeste de la fosa y a una profundidad
de 68 cm. Presenta cuerpo carenado con mango
incompleto, cocción oxidada que origina una
superficie externa de color anaranjado. El tratamiento
exterior es pulido, decoración pintada en crema, con
diseños de volutas en la parte media superior. Presenta
borde recto, labio redondeado. Las dimensiones son
18 cm de diámetro del cuerpo y 6cm de largo del
mango. Dentro del canchero se encontró una
sustancia blanquecina adherida a las paredes
interiores.
Las ofrendas de metal asociadas a la osamenta están
formadas por nueve objetos de cobre bivalvos (Fig.
143). Se ubicaron bajo el esqueleto a la altura del tórax,
a 72 cm de profundidad. El tamaño de los bivalvos
varía de 8 a 6 cm de diámetro, cinco de estos contienen
un pequeño caracol (Prisogaster niger).
Fig. 141.
Botella asociada
a la tumba 1.

Fig. 144. Espátula (a) y pinza (b) asociadas a la tumba 1.

Fig. 142.
Canchero asociado
a la tumba 1.
Las otras piezas corresponden a una espátula de
16 cm de largo, que representa una escultura humana
en uno de sus extremos, con incrustación de
turquesa en los ojos (Fig. 144 a). El otro objeto de
metal es una pinza de 4 cm (Fig. 144b), que sería
utilizado para depilación (Meselonic 1992). Ambas
ofrendas se encontraron sobre los huesos de la
mano derecha.

La Osamenta
Aunque la tumba se encontraba disturbada se
pudo notar que el cadáver se hallaba orientado de
sur a norte, en posición extendida decúbito dorsal,
los pies están al norte y la cabeza hacia el sur (Figs.
Fig. 143. 138 y 139). Los elementos óseos estaban muy
Objeto de metal en deteriorados y otras partes faltantes, no se pudo
forma de bivalva; definir la orientación de la mirada ya que el cráneo se
tumba 1. encontraba separado del cuerpo.

151
 RELIEVES POLÍCROMOS
Los recientes descubrimientos en la costa norte del
Perú de murales prehispánicos de barro polícromo han
planteado nuevas perspectivas en cuanto a la ideología
y función que pueden haber tenido en los Moche. Los
nuevos hallazgos de relieves en el “Complejo
Arqueológico El Brujo” (valle de Chicama) y en el
Complejo de las Huacas del Sol y de la Luna (valle de
Moche), han permitido comprobar una vieja sospecha
sobre la existencia de este tipo de decoración, hasta
hace poco desconocida. Hasta hace poco en Huaca de
la Luna sólo se tenía conocimiento de relieves
polícromos en la plataforma principal. Durante las
excavaciones que realizamos en la planicie se pudo
determinar muros con relieves polícromos (Fig. 145).
El muro con relieves se localiza en el paramento
norte del muro sur que colinda con el patio. Tiene un
espesor de 1,10 m y su altura en la parte excavada se
encuentra conservada en 1,30 m promedio. Los relieves
cubren todo el paramento norte de este muro.
La composición general de estos relieves son el
resultado de la demarcación de espacios en paneles
delimitados con bandas anchas y verticales. Los paneles
formados por dichas bandas presentan un fondo rojo,
y sobre éste aparece el diseño natural de una serpiente
en alto relieve pintada en rojo, amarillo, ocre, azul y negro.
El icono es la representación natural de una
serpiente en perfil y en alto relieve. Cada una ocupa
casi todo el espacio en cada panel, presentando un
cuerpo ondulante que forma un espacio cuadrangular
en donde la cabeza se presenta en posición de perfil
con la boca entreabierta mostrando sus colmillos y su
lengua bífeda. La serpiente ha sido pintada con una
combinación de tonos rojo, amarillo, azul y un estarcido
negro. El icono se repite en cada panel en donde se
forman pares de serpientes que se observan entre sí.
Fig. 145. Relieves polícromos en la unidad 3.
152
En este paramento norte del muro sur hemos
logrado liberar tres de éstos iconos, en los cuales cada
serpiente presenta sólo algunas características que las
distinguen. Para esto de izquierda a derecha (este a
oeste) las hemos denominado:
a) Serpiente 1: Está de perfil mirando hacia el este,
tiene la boca entreabierta dejando observar sus
colmillos tanto en el maxilar superior como inferior, y
de ella sale su lengua bífeda.
b) Serpiente 2: Está mirando hacia el oeste, tiene la
boca entreabierta dejando observar en la mandíbula
inferior un solo diente y también puede observarse
uno de sus ojos de forma circular.
c) Serpiente 3: Mira hacia el este, tiene la boca
entreabierta dejando observar sólo su lengua bífeda.
Técnica de elaboración
La técnica utilizada en la elaboración del diseño
fue el raspado, y su proceso es el siguiente: Primero se
revistió el paramento con una capa gruesa de barro
fino; posteriormente, cuando la capa estaba semi seca,
con alguna herramienta se fue raspando hasta obtener
el objetivo deseado. Luego del raspado se empieza a
pulir la obra para darle el acabado necesario, para
después, cuando la representación se encuentre seca,
se aplican los colores.
Este tipo de técnica ha permitido que los relieves
se mantengan estables en el muro, ya que se trata de
representaciones de buen tamaño.
RESTOS ORGÁNICOS
Al término de este estudio se obtuvo una muestra
total de 8 familias, los cuales se distribuyen de la
siguiente manera:
Moluscos
Fueron identificadas 8 familias, entre las cuáles hay
un pulmonado.
Familia: Trochidae
- Tegula (chlorostoma) atra (Lessón,1830), caracol
negro, un herbívoro, que habita el medio litoral rocoso,
alimentándose de Gigartina chamisoii (Mococho)
adherido a pequeñas rocas.
 Familia: Naticidae Ictiológicos
-Polinices uber (Valenciennes 1832) caracol luna, vive PECES: 2 familias
en zona sub litoral entre los 7 a 8m de profundidad.
Es carnívoro oportunista, perforador de vivalvos. A. Marinos:
Philum: Chordatta
Familia: Turbinidae Sub-Philum: Vertebratta
-Prisogaster niger (Wood 1828), caracolito negro, vive Infra Philum: Gnasthotomata
en la zona mesolitoral rocosa, adherido a pequeñas Super clase: pices
rocas, se alimenta de algas. Clase: chondrichthyes
Sub clase: Elasmobranchii
Clase II: Bivalvia o pelecipoda Orden: selachii

Familia: Mytilidae Familia: Tria kidae

- Perumytilus pur puratus (Molina 1872), choro - Mustelus dorsalis (Gill), tollo blanco, vive de
zapato, habita el sub litoral rocoso, entre profundidades preferencia en los fondos arenosos, no lejos de las
de 4 y 30 m. Es la especie de mayor tamaño. playas.

Familia: Thaididae Orden: Percifome

Familia: Scianidae
- Thais (Stramonita) chocolata (Duclos 1832),
caracol común, vive en la zona meso litoral rocosa, - Paralonchorus peruanus (Steindachner), suco,
también se le encuentra en el sub litoral. habita de preferencia las depresiones areno-rocosas
proximas al litoral.
- Thais (stramonita) haemastoma (Linnaeus 1841)
caracol, vive por igual en la zona, mesolitoral rocoso y Mamíferos
sub litoral.
ROEDORES
- Xantrochorus buxea (Broderip 1832), caracol, ocupa
el mismo medio ecológico que el anterior, adherido a rocas. Sub orden: Histricomorpha
Familia: Cavidae
Familia: Nassaridae
- Cavia porcelus: (Linnaeus 1758), cuy, cobayo,
- Nassarius dentifer (Powys 1835), caracolito, se le ubica en conejillo de indias. De pelaje variado, color uniforme,
la zona sub litoral rocosa en una profundidad de 4 y 30 m. moteado, liso o erizo, son animales domésticos
apreciados por su carne de fácil reproducción y de
Familia: Donacidae bajo costo en su crianza, adquiere máximo desarrollo
al año, a las 3 semanas se pueden reproducir, la hembra
- Donax obesulus (Deshayes 1855), marucha, palabrita, puede parir de 2, 4, 6 hijos (Fernández 1993: 105).
vive enterrada en el suelo arenoso de la zona meso litoral.
CAMÉLIDOS
Familia: Veneridaee
Clase: Mamíferos
- Protothaca thaca (Molina 1832), almeja, habitante Orden: Artiodactila
arenícola de la zona medio litoral. Sub orden: Ruminantia
Infra orden: Tilopoda
Sub clase: Pulmonata Familia: Camelidae
Familia: Bulimulidae Genero: Lama

- Scutalus proteus (Broderip 1832), caracol terrestre, - Lama glama (Muller 1776). Llama, propia de la
propio de ambientes de lomas, habita bajo o sobre las zona alto andina del Perú, Chile, Bolivia, mide 1,20
piedras, en los arbustos, desde los 300 a 1,000 m.s.n.m. hasta la cruz y 1,80 hasta el vientre de la cabeza de

153
pelaje blanco, negro, gris y manchado, desde la
antigüedad fue apreciado por su carne y como animal
de carga, con su lana se hacen tejidos, burdos y cuerdas
muy resistentes (Fernández 1993: 115).
CARNÍVOROS
Super orden: carnívoros
Orden: Fisipedos
Familia . Canidae
- Canis sp. (Linnaeus). Perro: Comporta gran
variedad de especies, se le encuentra en todas las
latitudes domesticado. En el Perú existieron por lo
menos 3 razas nativas de ascendencia prehispánica, el
Allco de talla mediana, el perro manchado mochica y
el perro calato chimú de talla pequeña (Fernández).
Orden: Pinnipedos
Familia: Otaridae
Se identifico una especie:
- Otaria byronia (de Blainville 1820), lobo chusco.
Los machos miden de 2 a 3 m de longitud y las hembras
miden aproximadamente entre 1,48 m, los machos
tienen una crin dorsal y su capa es gris amarillenta de
un tono amarillo oscuro. Su hábitat es los mares de
América del sur hasta las costas del Perú (Fernández
1993).
Plantas
Orden: Cucurbitales (Peponiferae)
Familia: Cucurbitaceae
-Lagenaria siceraria (SER). Calabaza, mate, checo,
porongo, cojuditos. Es una parra rastrera anual de más
de 0,70 m de longitud, con hojas cordiformes ovaladas,
su fruto es de cascara dura, adquiere la forma deseada de
acuerdo a lo que el cultivador desee obtener, requiere de
poca agua. Es original de Asia intertropical. Sus frutos de
cubierta dura, de diversa forma tamaño según
intertropical. Sus frutos de cubierta dura, de diversa forma
y tamaño según las variedades por lo que al madurar se le
usa como deposito para beber, comer y chacchar (Poto,
cojudito, calabaza, checo) (Soukup 1970: 238).
RESTOS INORGÁNICOS
La iniciativa de realizar los análisis de suelo del Pozo
1 (Muestra 1) y la sustancia blanquesina (muestra 2)
adherida a las paredes interiores del canchero hallado
en la Tumba 1, ha surgido de la necesidad de definir
dos interrogantes. En primer lugar, en el Pozo 1 no se
154
encontró evidencia material que proporcione
información sobre la función de ellos, de importancia
además por que se encontraban asociados al muro que
contenía los relieves policromos de serpientes. Por lo
tanto se tomó una muestra del suelo de dicho pozo
para encontrar algún indicador de funcionalidad. En
segundo lugar, el canchero encontrado en la Tumba 1
presentaba en sus paredes interiores una sustancia
blanquesina, la cual podría tratarse del contenido que
tuvo el canchero al ser depositado en la tumba.
Los resultados químicos
Pozo 1 (Muestra 1): Como se ha mencionado,
este se encuentra a 1m del muro sur decorado con
relieves policromos representando serpientes. Tiene
un metro de diámetro como de profundidad y está
revestido con enlucido fino. Lo más importante del
resultado de los análisis, es que la muestra arroja un
alto contenido de materia orgánica (2,17%), mucho
más de lo que contiene el piso de una vivienda de élite,
cuyo máximo porcentaje fue de 1,32 % (Banqueta 5)
(Jauregui et al.1995: 119). La explicación es que en el
Pozo 1 hubo presencia de alguna materia viva (Rivero
1997, com. per.), y esto correlaciona bien con el
porcentaje de nitrógeno (0,109). Tal vez en este lugar
se introdujo a seres vivos partícipes de los actos rituales,
los cuales dejaron sus desechos orgánicos que se
conservaron en el suelo. Esto se explica por la presencia
de un pH (7,3%) que está dentro de los límites de la
neutralidad, lo que indica que es un suelo que ofrece
buenas condiciones de conservación de los materiales
orgánicos e inorgánicos (Vásquez 1997, com. per.).
Canchero (Muestra 2): Dentro de la Tumba 1 se
halló un canchero en cuyas paredes interiores aparece
una sustancia blanca solidificada de la cual no se pudo
realizar los análisis completos a falta de muestra. Los
resultados también arrojan un alto contenido de
materia orgánica (1,211%), aunque el contenido sea
menor que la muestra 1. La interpretación debe ser la
misma, es decir que existe la presencia de materia viva
pero con abundante contenido de carbonatos, que
indica la posible presencia de material malacológico
con un alto contenido de cal que se separa por
lixividación y/o trituración (Vásquez 1997, com. per.).
DISCUSIÓN
El comportamiento de las sociedades prehispánicas
frente a la muerte, ha generado el surgimiento de actos
rituales funerarios que se han ido integrando para
formar parte de su estructura ideológica. Es por eso
que:
 “El uso del ritual funerario como un foco primario
del simbolismo ideológico ofrece otro camino para
entender las bases estructurales de la ideología Moche.
Casi por definición, los entierros poseen connotaciones
religiosas importantes. En la ciencia andina, el
tratamiento del difunto está vinculado íntegramente a
principios de parentesco como la descendencia y a la
relación del vivo con sus antepasados. Tanto a nivel
de la comunidad (Bastien 1985, Sallnow 1987: 128)
como en el culto real incaico (Conrad y Demarest
1984), el ritual funerario juega un rol esencial en la
creencia religiosa andina, haciendo de los ancestros
protagonistas vitales de los eventos de los vivos”
(Bawden 1994: 399).
En las sociedades andinas la muerte fue una de sus
mayores preocupaciones (Uceda 1997a). Y para el
estudio del fenómeno de la muerte en la sociedad
Moche, los arqueólogos han contado con “dos fuentes
principales de información: los datos mortuorios y un
importante corpus de representaciones iconográficas”
(Bourget 1996: 37). Sin embargo, no se ha contado
con la existencia del registro arqueológico de escenarios
físicos para la celebración de ritos funerarios.
El conocimiento de estructuras destinadas para
rituales funerarios fueron proporcionadas por primera
vez durante el proyecto Chan Chan - Valle de Moche
en la década de los 70’. Aquí se ubicaron para la época
Chimú un sistema de patios delanteros y rampas de
acceso al lado norte que se dirigen hacia plataformas
funerarias que sirvieron para deposición de cadáveres
(Conrad 1980, Pozorski 1980). Pero, es en las
excavaciones de Sipán donde se tuvo por primera vez,
para el conocimiento de la sociedad Moche, la evidencia
de una plataforma destinada a recepcionar tumbas de
rango (Alva 1994).
El conjunto arquitectónico 18, en el complejo
Huacas del Sol y de La Luna, se encuentran cerca al
“sector F” de Uhle, la cual él la denomina “cementerio”
(Kroeber 1925: 194, fig 1). En los últimos trabajos se
le ha venido señalando como Plataforma Funeraria
(Jauregui et al.1995; Cruz et al.1996). En las
excavaciones hemos observado que no sólo se trataba
de una Plataforma Funeraria, sino que está asociada y
formando parte de un conjunto estructural destinado
para fines ritual funerarios. El diseño de este edificio
ha previsto el planeamiento de su construcción de tal
manera que se ha conseguido una armonía entre la
forma y función de los espacios arquitectónicos.
Al concluir las excavaciones hemos logrado definir
seis espacios arquitectónicos que se unen en un solo
sistema estructural que se ha edificado en base a adobes
moldeados, y cuenta con un piso que presenta fino
acabado superficial. Los seis espacios arquitectónicos
definidos han sido denominados: Patio, Trono, Galería
1, Corredor 1, Corredor 2 y Plataforma, los cuales están
articulados entre si y se desplazan de norte a sur. La
interpretación funcional de todo el conjunto lo
revisaremos, a manera de hipótesis, en las siguientes
líneas.
El Patio está dominando el área norte del conjunto
arquitectónico y se presenta como un espacio
rectangular delimitado por gruesos muros de adobe y
cuenta con un piso en buen estado de conservación.
El Patio se comunica directamente con el exterior del
edificio a través de un vano de acceso que se encuentra
en el muro norte. Al ingresar al edificio por este acceso,
lo primero que se observa es el paramento norte del
muro sur, decorado con diseños de serpientes en
representación naturalista dispuestas a manera de
paneles.
El Patio funcionó como un espacio vital para la
realización de las actividades ritual funerarias. La
presencia del muro con la decoración de serpientes
expresan de alguna manera la ambientación sagrada
del patio, en el cual pudo haberse preparado al cuerpo
del difunto mediante ritos funerarios que celebran su
“entrada al otro mundo” (Hocquenghem 1987: 132).
Para la sociedad Moche, el ingreso al otro mundo
“no era el termino de la vida si no el comienzo de la
vida eterna” (Uceda 1997a). Es por eso que la serpiente
plasmada en el muro sur del patio justifica su presencia
al ser considerada como un ser viviente que representa
la inmortalidad. “Esa “serpiente”, sustancia vital de
los ancestros, es el agua de vida, de regeneración y la
“serpiente” animal que se transforma cambiando de
piel, simboliza la inmortalidad” (Hocquenghem 1987:
208).
Los rasgos morfológicos de la especie presente en
los relieves policromos, podrían corresponder a una
gran boa denominada “ macanche” Boa constrictor
ortonii, que sería la única boa costeña que vive y es
endémica en el flanco occidental nor andino, es decir
entre Piura y Chicama (Peters y Orejas 1970, en Elera
1994: 229).
Otros de los elementos pertenecientes al patio es
la presencia de dos pozos alineados y paralelos al muro
sur. Estos pozos se encuentran sólo a un metro de
distancia del paramento norte que contiene los relieves
policromos que representan las serpientes. Dichos
155
pozos tienen tanto un metro de diámetro como de
profundidad y están revestidos con un enlucido fino.
La asociación de estos pozos con los relieves de
serpientes es directa, y dentro de ellos no se ha
encontrado material cultural alguno, por lo que
decidimos hacer un análisis de suelo de dichos pozos,
y lo más importante de estos resultados es la presencia
de un alto contenido de materia orgánica (2,175%),
esto debido a que en este lugar hubo la presencia de
alguna materia viva (Rivero 1997, comunicación
personal). El porcentaje de nitrógeno (0,109%),
elemento fundamental en la composición de los seres
vivos, también correlaciona bien con el dato de materia
orgánica. Podríamos inferir, entonces, que una posible
función del pozo fue la de contener serpientes vivas
que fueron conservadas y alimentadas, y al permanecer
dentro dejaron sus deyecciones. Además recibían
ofrendas para luego ser partícipes de las actividades
rituales: “Albornoz (1582 ed. 1967: 23-24 ) revela un
culto que era rendido a las serpientes machacuay y
amaru. Esas serpientes, conservadas vivas en las
jarras, eran alimentadas con sangre de cuyes, con
yerbas, y recibían ofrendas...Además el extirpador de
idolatrías observa que los machacuay, serpientes de
lana, eran utilizadas en las fiestas y bailes”
(Hocquenghem 1987: 205).
El Trono, en segundo lugar, se encuentra al
noroeste del patio y se presenta como un espacio
cuadrangular elevado a 70 cm del nivel del piso. Se
comunica con el patio a través de una escalinata de
tres peldaños que ascienden de este a oeste. Dicha
escalinata se encuentra acompañada por dos banquetas
pintadas de blanco. Luego de ascender por dicha
escalinata se llega a un espacio plano que en su
estructura original debió tener muros que lo
delimitaban tanto hacia al norte como hacia el oeste y
al sur se comunicaba directamente con la Galería 1.
Donnan (1976: 83) manifiesta que el trono
representado en el arte moche parece consistir en una
banca con una serie de dos a cuatro peldaños, sobre el
cual un individuo puede sentarse o encontrarse parado.
Es bastante posible que este lugar haya sido
ocupado por algún alto dignatario o sacerdote que se
encontraba de pie oficiando los actos rituales
funerarios, ya que desde aquí se puede tener un buen
control del patio en donde se realizaban los actos
rituales, en el cual “... existía un cuerpo de sacerdotes y
oficiantes que se encargaban de realizar la preparación
de los cuerpos y el de las ofrendas, así como los rituales
propiciatorios para que las deidades moche se ocupasen
de trasladar el alma del difunto al mundo de los
ancestros...” (Uceda 1997a).
156
Al sur del trono y al mismo nivel de su piso se
encuentra la Galería 1, que se comunica directamente
con el trono y por aquí es su único acceso. En este
espacio sería evidente el tránsito de solamente el grupo
de sacerdotes y oficiantes encargados de preparar los
rituales funerarios. En el frontis oeste de la galería 1 se
pueden observar restos de relieves policromos que
representan a personajes de los que sólo han quedado
las extremidades inferiores mostrando los pies de perfil
marchando hacia el sur. Del cuerpo de estos personajes
con dirección al norte salen unos apéndices curvados
en forma de volutas. Se puede inferir que estos relieves
estarían simbolizando la representación de este grupo
de sacerdotes y oficiantes que transitaban por esta
galería, los cuales seguramente lucían algunos atributos
en forma de serpientes (cinturones, cintas, sogas, etc.).
El Corredor se localiza al suroeste del patio y
paralelo a la galería 1; avanza con dirección sur para
comunicar al patio con la galería 2 y con la plataforma.
El Corredor termina a manera de rampa que asciende
y gira en forma de “L” hacia el este para llegar a la
superficie de la plataforma, siendo por aquí su principal
acceso. La presencia de este elemento arquitectónico
que une el patio con la plataforma nos lleva a inferir
que luego del cortejo fúnebre celebrado en el patio, el
difunto es conducido por este corredor y a través de
la rampa asciende hacia la plataforma para luego
continuar con la deposición del cadáver. Contextos
arquitectónicos del ritual funerario sólo se conocían
para la época Chimú en el complejo Chan Chan, donde
existe un patrón de sistemas de rampas que unen un
patio delantero con una plataforma funeraria (Conrad
1980: 217, Pozorski 1980: 232).
El Corredor 2 se comunica directamente con el
corredor a través de una angosta entrada siendo luego
su recorrido hacia el este en sentido paralelo al patio.
La Galería 2 está formada por el muro sur y un
paramento sur que a lo largo se le adosan soportes
rectangulares con agujero central para sostener
paramentos móviles. Al interior se hallan evidencias
de que este espacio se encontraba pintado de blanco.
Al igual que la galería 1, este espacio también estaría
destinado para el transito de un grupo de sacerdotes u
oficiantes encargados de los rituales funerarios. Por la
angostura del acceso de dicha galería, el ingreso sería
de una sola persona a la vez.
La evidencia de una sola línea de parantes móviles
en todo lo largo del paramento sur del Corredor 2,
estarían indicando la presencia de una techumbre o
cubierta a una sola agua, sostenida quizás por parantes
de algarrobo así como la galería presente en la plaza
2 de la plataforma III de Huaca de la Luna (Baylon
et al. l995: 47), la cual también presenta una cubierta
a una sola agua sostenida por una fila de postes de
algarrobos.
La Plataforma que domina todo el lado sur del
edificio se encuentra a 1,50 de alto sobre el nivel del
piso, su acceso principal sería a través de la rampa que
parte del corredor 1. Sería evidente que este lugar
tendría la función de contener tumbas elaboradas para
altos dignatarios, los cuales fueron depositados luego
del proceso ritual funerario.
Uhle, a fines del siglo pasado (1898-1899) en la zona
“F” (Kroeber 1925: 196) -que corresponde también a
parte de nuestro conjunto arquitectónico 18- excavó
en la plataforma un total de 33 tumbas moche, las
cuales consistieron en encajonamientos rectangulares
de adobe (Kroeber 1925, Fig. 12). De ellas extrajo
buena cantidad de ceramios, objetos de oro y cobre.
Uhle no estableció si existía algún tipo de rango entre
los individuos que ocuparon las tumbas excavadas en
la plataforma.
En la única tumba semi disturbada excavada en esta
temporada, se logró identificar una de las técnicas de
encajonamiento que ilustró Uhle, y además se hizo
evidente la presencia de una cubierta de adobes a doble
agua (elemento no identificado por Uhle). El cadáver
estaba colocado en posición de cúbito dorsal con la
cabeza hacia el sur. Entre los únicos objetos que
quedaban del difunto se recuperó objetos de metal como
una escultura humana, una espátula, un depilador y
nueve objetos bivalvos de metal; así como también dos
ceramios identificados como un canchero y una botella
asa estribo, que según la secuencia ceramográfica de
Larco pertenecería a la fase Moche II.
Si comparamos la tumba excavada en la plataforma
del conjunto arquitectónico 18 con la tumba II del
oficiante que se encontraba en la plataforma principal
de Huaca de la Luna (Uceda et al. 1994, Uceda 1997a),
podemos encontrar que comparten las siguientes
características: a) El encajonamiento de adobes con
cubierta en falsa bóveda; b) La posición de cúbito
dorsal del cadáver con la cabeza orientada hacia el sur;
y c) La presencia de una espátula de cobre que junto
con un calero (no se lo encontró) los oficiantes
tomaban la actitud de chacchar la coca en algún tipo
de ceremonia (Uceda 1997a).
Por la presencia de estos elementos podemos decir
que estamos al frente de una nueva tumba de oficiante,
quizás más temprana por la presencia de un ceramio
correspondiente a la fase II según la secuencia
ceramográfica de Larco. Es evidente también que existe
una temprana tradición del uso de la cubierta a doble
agua para el cierre de encajonamientos.
Las 33 tumbas excavadas por Uhle en la
Plataforma (zona F) han sido ordenadas por Donnan
(1995) en base a una cronología de la cerámica, en
donde ubicó 4 tumbas de fase II, 16 de fase III, 9 de
fase IV y 4 a las que no se les pudo asignar a ninguna
fase. La presencia de todos estos entierros excavados
por Uhle evidencia que existió un largo uso de este
conjunto arquitectónico ritual funerario, y podemos
correlacionarlo con el área urbana a través de un patio
perteneciente a una vivienda de élite que está
colindando con la Plataforma (Jauregui et al. 1995:
127). Lo que se estableció de este patio, es que
corresponde a una segunda etapa constructiva que
funcionó durante la fase estilística Moche III. Pero
este conjunto arquitectónico corresponde a una fase
estilística más temprana, ya que se tiene información
de la existencia de cerámica fase II hallada por Uhle
(Donnan 1995 ) y por nosotros en la Tumba 1. Y
correlacionando el edificio con la secuencia
cronológica establecida para la arquitectura Huaca de
la Luna (Uceda y Canziani 1998), se puede decir que
este “conjunto arquitectónico ritual funerario” fue
contemporáneo con el edificio D y sub siguientes de
Huaca de a Luna. La ausencia de adobes con marcas
de fabricante estaría también apoyando la posición
de establecer una fase temprana para la construcción
de este edificio.
Los ritos funerarios forman parte de una tradición
Pan Andina que se ha prolongado en el tiempo y
espacio. El surgimiento de este tipo de estructuras
en el Intermedio Temprano nos está demostrando
una necesidad de la sociedad Moche de crear espacios
arquitectónicos para la celebración de actos rituales
en favor de sus muertos. Y si hablamos de una
continuidad cultural de esta tradición arquitectónica,
lo tenemos presente en los “palacios” Chimú, en
donde se construía una plataforma funeraria con su
patio delantero y rampas de acceso para la celebración
del enterramiento del fallecido rey (Conrad 1980:
217-230). Los rituales funerarios celebrados en esta
estructura lo tenemos bien ilustrado en una maqueta
de madera de época Chimú encontrada en una tumba
intrusiva en la Plataforma I de Huaca de la Luna (Tello
1997a: 32), en donde aparecen pequeños personajes
de madera en una escena ritual funeraria. La función
de este tipo de esculturas en madera fue justamente
la de transmitir esta actividad ritual “garantizando su
difusión y permanencia” (Uceda 1997b).
157
 Todos los espacios arquitectónicos mencionados
anteriormente son elementos recurrentes que
respaldan nuestra posición de definir a este edificio
como un “conjunto arquitectónico ritual funerario”,
lo cual es una denominación preliminar que no está
libre a cambios que pueden discernirse en posteriores
investigaciones que enriquezcan el conocimiento de
este tipo de estructuras arquitectónicas producidas por
la sociedad Moche.
CONCLUSIONES
1. La preocupación por la muerte, dentro de la
sociedad Moche ha generado la construcción de
estructuras arquitectónicas destinadas para la
celebración de ritos funerarios.
2. El registro arqueológico ha permitido definir seis
espacios arquitectónicos que se unen en un solo sistema
estructural, de tal manera que se ha conseguido una
armonía entre la forma y función de los espacios.
158
3. El Patio fue el espacio vital para la celebración
de los actos ritual funerarios, el cual estuvo ambientado
con la presencia de la serpiente que representa la
inmortalidad.
4. La culminación de todo el proceso ritual
funerario sería en la Plataforma con el acto de
deposición del cadáver.
5. La Plataforma estaría destinada exclusivamente
para el enterramiento de individuos de alto rango social
que en su mayoría se tratarían de oficiantes.
6. El Conjunto Arquitectónico Ritual Funerario
funcionó a partir de la fase estilística Moche II/III
durante la segunda etapa constructiva de Huaca de la
Luna.
7. La construcción de escenarios físicos para la
celebración de ritos funerarios fue una tradición Pan
Andina que se ha prolongado en el tiempo.
 INVESTIGACIONES EN EL CONJUNTO
ARQUITECTÓNICO 21, CENTRO URBANO MOCHE
Ricardo Tello, Rosa Cortez, Jorge Ruiz, Eduardo Pimentel, Abel Torres y Patricia Zevallos
INTRODUCCIÓN
Este sector está relacionado a los conjuntos
arquitectónicos 17 y 19, cuyos estudios se iniciaron en
1996, al igual que al conjunto arquitectónico 18 (Tello
1997b). En esa oportunidad se estudió la totalidad de
una unidad residencial (conjunto 17) y de forma parcial
una segunda unidad (conjunto 19), que ahora es
codificada con el número 21 y es la razón del presente
informe. Por lo expuesto, el conjunto arquitectónico
21 es una unidad residencial ubicada hacia el norte del
conjunto 17, dentro de los cuadros E4, E5, F4 y F5
según la cuadriculación general del sitio, y es parte del
sector residencial del centro urbano Moche de las
huacas del Sol y de la Luna.
Los trabajos de campo de la temporada de 1997
han permitido completar el estudio de las dos unidades
residenciales en mención y su integración a la
arquitectura exterior, enmarcados dentro de un sólo
sistema urbanístico Moche. Asimismo, nos ha
posibilitado establecer una columna estratigráfica para
el sector residencial del sitio.
LAS EXCAVACIONES
Originalmente el área de las excavaciones abarcó
un espacio de 20 x 15 m con el eje mayor orientado al
norte y dentro del cuadro F5: 0 – 19S/0 - 14E. Aquí
se procedió a retirar la capa superficial de
aproximadamente 10 cm de espesor, aunque esta
medida aumentó hasta 80 cm en el lado noroeste de la
unidad de excavación debido a la presencia de gran
cantidad de escombraje producto de las excavaciones
de la temporada anterior. La tarea de limpieza
superficial fue realizada de sur a norte por cuadrículas
de 25 m2, lo cual nos permitió un mejor control de las
excavaciones y elementos culturales, hasta definir las
cabeceras de muros de las unidades arquitectónicas.
La segunda tarea consistió en identificar y registrar las
diferentes espacios arquitectónicos que conforman el
conjunto residencial, las que luego se excavaron por
ambientes, de acuerdo a la estratificación natural y
cultural del sitio.
La unidad inicial de excavación fue ampliada tres
metros hacia el este dentro del cuadro E5 y cuatro
metros hacia el sur dentro de los cuadros E4 y F4, con
la finalidad de definir el limite este y sur de la unidad
residencial. En esta área ampliada sólo se retiró la capa
superficial, que al igual del resto de la unidad de
excavación se componía de adobes enteros y
fragmentados, tierra, arena, piedras, grava y escombraje
moderno, asociados a material cultural de la época
Moche, así como a material moderno. Estas
ampliaciones permitió completar la identificación de
los espacios arquitectónicos y límites de la residencia,
excepto el lado oeste que por la presencia de un gran
montículo de escombraje no fue estudiado.
LA ARQUITECTURA
La configuración arquitectónica que presenta este
sector es geométrica, denotando una planificación
urbana a través de la distribución de sus espacios
arquitectónicos (Figs. 146 y 147). Los muros están
fabricados de adobes o piedras, cuyo ancho es 20 ó 30
cm según la disposición de sus adobes: soga, cabeza, y
hasta 60 cm cuando se componen de piedra.
Lamentablemente los muros no presentan la altura
original, lo que dificulta definir todas sus características,
pero algunos de estos tienen enlucido de barro. Los
pisos están constituidos por un delgado pavimento
semi-compacto de tierra con acabado superficial liso,
construidos sobre un grueso falso piso de tierra
mezclado con ceniza y abundante material cultural.
El área estudiada de este conjunto arquitectónico
es de 13 x 17 m con el eje mayor orientado al este, y
aún falta definir su limite oeste; hasta el momento se
conforma de ocho espacios o ambientes integrados a
través de un solo sistema estructural. También han
Fig. 146. Planimetría del conjunto arquitectónico 21.

160
sido registrados tres ambientes más, pero pertenecen
a otro conjunto arquitectónico. Está asociada a dos
corredores: el primero ubicado hacia el norte y el
segundo ubicado hacia el noreste, que permite el acceso
a la vivienda.
Ambiente 21-1
Es un espacio de forma rectangular ubicado hacia
el lado sureste de la unidad arquitectónica. Sus
dimensiones son 1,80 x 5,50 m con el eje mayor
orientado al este. Se excavó la mitad este, localizada
entre las cuadrículas F5:2-45/3-6 E. Al retirarse la capa
superficial de 25 cm de espesor se observó una
estructura semicircular de adobes, en la parte media
del ambiente y adosada al muro norte. Finalizando el
retiro de esta capa se ubicó el primer piso conformado
por una delgada capa de tierra deleznable asentada
sobre un grueso apisonamiento o falso piso de tierra
mezclada con ceniza y restos orgánicos. Asociado a
este piso está la estructura semicircular que intruye
hasta el segundo piso a manera de depósito, con 60
cm de diámetro inicialmente y 30 cm de fondo y 70
cm de alto desde la superficie, construida durante la
ocupación tardía (piso 1).
Debajo del falso piso se excavó una capa de arena
eólica, logrando encontrar a continuación el segundo
piso arquitectónico. Es interesante señalar que asociado
a este piso registramos un gollete de cerámica
perteneciente a la fase estilística Moche III según la
secuencia ceramográfica de Larco (1948).
Al profundizar la excavación se ubicaron cuatro
pisos más precedidos por rellenos compactos de tierra
y asociados a material cultural de la época Moche. Se
profundizó hasta 3,6 m desde la superficie; la última
capa registrada se compone de arena, de la cual se
excavó 1,80 m de su espesor.
Ambiente 21-2
Es un espacio de mayor tamaño ubicado al norte
del ambiente 21-1. Sus dimensiones son 5,55 m x 4,60
m con el eje mayor orientado al norte. Solamente se
excavó la mitad este dentro de los cuadrículas F5: 4-7
S/O - S E. Después de retirar la capa superficial se
ubicó el primer piso de características similares del piso
del ambiente 21-1, asociado hacia la esquina noreste a
una banqueta que se proyecta hasta el siguiente
ambiente (21-8) ubicado hacia el este. Esta banqueta
mide 1,70 m de ancho por 5,40 m de largo, y se
comunica directamente en su parte central con el
corredor 2, permitiendo el acceso a la unidad
Fig. 147. Arquitectura del sector 21.
residencial en estudio. Hacia el lado este del ambiente
se registraron hiladas de adobes que han formado parte
posiblemente de una banqueta adosada al muro este.
Finalizando el retiro de este piso (Nº 1), se registró un
relleno a manera de falso piso compuesto de tierra
mezclada con ceniza, de coloración gris, coloración
que se hacía más oscura hacia el lado norte y asociada
a gran cantidad de fragmentos de cerámica y restos
óseos quemados. Asimismo, hacia el lado este en un
pozo de huaquero se descubrió restos óseos humanos
que pertenecerían a una tumba saqueada.
A continuación de este relleno se excavó una capa
de tierra semi-compacta y concentraciones de arena
limpia. De esta manera se descubrió el piso 2,
compuesto de una mezcla de barro con acabado
superficial, sobre el cual se evidenció en el lado norte
una cocina de forma rectangular de un metro de largo
y 80 cm de ancho, pues parece que hubiera tenido
adobes como estructura por los pedazos de adobes
que se encuentran en sus lados laterales; en la parte
central presenta ceniza con grumos de tierra de color
rojizo y restos orgánicos quemados. Es interesante
señalar que sobre el piso se ubica un adobe e improntas
de otros adobes que sugieren la presencia de un muro
bajo orientado al norte; así como un gollete de botella
de la fase Moche III. La excavación en este ambiente
sólo alcanzó este piso.
Ambiente 21-3
Es el ambiente más grande de la unidad residencial.
Tiene forma de “L” invertida ubicada hacia el lado
norte y mide 11,15 m de norte a sur; el límite oeste
aún no ha sido definido. De este espacio se retiró una
gran cantidad de material de escombraje y luego de
retirar la capa superficial se ubicó en la parte central
del ambiente una concentración de ceniza mezclada
con tierra, grumos de escoria y fragmentos de cerámica
quemada. A continuación de este material se halló el
161
piso 1 (tardío), compuesto de tierra apisonada con una
delgada capa de barro en la superficie. Tiene color
rojizo en la parte donde se ubicó la concentración de
ceniza, a consecuencia de haberse realizado intensa
quema. Esta área de quema es de forma casi circular,
con un diámetro de 4,50 metros aproximadamente,
registrándose en ella material orgánico quemado y
grumos de escoria. El piso es más alto hacia el lado
este y sur a manera de banquetas, construidas a través
de un apisonamiento de adobes enteros y
fragmentados. En la banqueta del lado este se
registraron dos improntas de tinajas asentadas sobre
el piso, aún presentan fragmentos de la vasija in situ.
Asimismo, por debajo de este nivel y hacia la esquina
noreste del ambiente se ubicaron dos improntas con
sus respectivos fragmentos de tinajas, pero asociadas
al siguiente piso (Nº 2) de ocupación.
Ambientes 21-4 a 21-7
Se trata de cuatro pequeños recintos ubicados en
el lado sur de la unidad residencial, uno a continuación
del otro a manera de depósitos. Desafortunadamente
los huaqueros han disturbado la mayoría de esta área.
Ambiente 21-8
Está ubicado hacia el lado este del ambiente 21-1 y
ambos se comunican a través de un vano de acceso,
dejado por la presencia de la banqueta que se proyecta
en estos dos ambientes en la parte norte. También se
comunica con la parte exterior de la residencia por
intermedio del corredor 2.
LOS CORREDORES
Callejón 1. Está ubicado hacia el norte de la unidad
residencial, y fue registrado anteriormente como
corredor 2 (Tello 1997a). Recorre de este a oeste y
mide 1,40 m de ancho. Se comunica hacia el oeste con
una posible plaza y continúa su recorrido hacia el este
para unirse a una pequeña plaza. Así mismo, se une al
corredor 2, permitiendo de este manera el acceso a la
unidad residencial. Es el límite entre los conjuntos
arquitectónicos 21 y 22.
Corredor 2. Se ubica hacia el lado noreste del área
estudiada, registrado anteriormente también como
corredor 2 (Tello 1997a). Recorre de norte a sur y mide
0,80 m de ancho por 6,70 m de largo. Se inicia en el
limite norte de la unidad residencial y continua hacia
el sur hasta comunicarse con la banqueta norte
perteneciente al ambiente 21-2 y 21-8. Limita por el
lado este con la unidad arquitectónica 17.
162
LA ESTRATIGRAFÍA
La presentación de la información respecto a la
columna estratigráfica del sector en estudio se realizará
a través de la descripción de tres perfiles, seleccionados
por ser los más completos en cuanto a datos, así como
debido a que pertenecen a espacios arquitectónicos
diferentes dentro de la unidad residencial.
Perfil este del ambiente 21-1
Se trata de un perfil de 3,60 m de alto, registrado
de acuerdo al área excavada en este ambiente, pues en
las cuadrículas F5: 2S 3E/4S 3G tiene 2,25 m de
longitud por 0,80 m de alto, mientras tanto en la
cuadrícula 3S4E mide 0,90 m de longitud y 2,80 alto.
Está compuesto de 18 capas, cuya descripción se
presenta a continuación de la más tardía a la temprana
(Fig. 148).
Capa A. Es la capa superficial compuesta de arena,
grumos de tierra, piedras y escombraje moderno, de
consistencia suelta y asociada a material cultural de la
época Moche, así como moderno. Tiene 10 cm de
espesor, pero en otras partes del área de excavación
alcanza hasta 80 cm.
Capa B (Piso 1). Se trata de un piso arquitectónico
compuesto por tierra grumosa con ceniza, que se
distribuye de manera regular con uno a dos centímetros
de espesor, de consistencia semicompacta, color
grisácea y mezclada con restos orgánicos y fragmentos
de cerámica. Está a 76,01 m de altura del datum general
del sitio.
Capa B´. Esta capa se ubica inmediatamente
debajo del piso 1, compuesta de tierra mezclada con
ceniza, de consistencia semicompacta y de color
negruzca. Se trata de un relleno apisonado de 18 cm
de espesor a manera de falso piso y que se caracteriza
por la presencia de gran cantidad de restos óseos,
malacológicos y algunos fragmentos de cerámica.
Hacia el sur del perfil se asocia con el muro sur
(M2) del ambiente 21-1 y hacia el norte con la
estructura semicircular y muro norte (M3) del mismo
ambiente.
Capa C. Compuesta por arena fina suelta
distribuida de forma regular, cuyo espesor varía de 28
a 33 cm y asociada a escasos fragmentos de cerámica.
Capa C’. Se trata de una concentración grumosa
de tierra, de aproximadamente 3 cm de espesor, que
 Fig. 148. Perfil este del
ambiente 21-1.
recorre de forma horizontal intruyendo la capa C, de
consistencia semicompacta y asociada a escasos
fragmentos de cerámica. Desaparece poco antes de
llegar al límite sur del perfil.
Capa D (Piso 2). Ubicado a 75,50 m de altitud a
partir del datum general del sitio, compuesto por un
pavimento de tierra arcillosa, de color amarillento y
consistencia semicompacta y cuyo espesor varía de 3 a
2 cm. Es interesante indicar que sobre este piso
registramos un gollete de botella perteneciente a la fase
estilística Moche III, según la secuencia estilística
establecida por Larco (1948). Hacia el sur del perfil
está asociado al muro sur (M2) del ambiente 21-1.
Capa E. El material que compone esta capa es
tierra con grumos, formando un relleno a manera de
falso piso, con asociación de restos óseos,
malacológicos y carbón, tiene 22 cm de espesor, color
marrón claro y de consistencia semicompacta.
Capa F. Compuesta por tierra compacta de 8 cm
de espesor, que recorre de forma regular mezclada con
algunos fragmentos de cerámica y de color rojizo claro.
Capa G (Piso 3). Se trata de una delgada torta de
barro uniforme que varía de uno a dos centímetros de
espesor, consistencia compacta y de color marrón claro.
Su profundidad es de 75,18 m en relación al datum del
sitio.
Capa H. Está compuesta de tierra compacta, con
algunas piedras y fragmentos de adobes quemados, así
como escasos fragmentos de cerámica, presentando
163
en el lado sur un lente de ceniza. Tiene 13 cm de espesor
y el color que la caracteriza es marrón rojizo.
Capa I (Piso 4). Su distribución es de forma
uniforme con 2 a 3 cm de espesor, compuesta por
tierra compacta, de color amarillento y asociada a
escasos fragmentos óseos y malacológicos. Se ubica a
75,03 m de altura.
Capa J. Compuesta por tierra ceniza y grumos de
tierra quemada, de color gris oscuro y asociada a
escasos fragmentos de cerámica; se presenta de forma
irregular con un espesor que varía de 2 a 8 cm.
Capa K. Esta capa no se presenta en toda el área
excavada, se compone de arena eólica suelta, color
marrón claro y varía de 2 a 4 cm de espesor.
Capa L. Es un relleno compacto de tierra grumosa,
color marrón rojizo y asociada a fragmentos de
cerámica. Tiene forma irregular que varía de 21 a 28
cm de espesor.
Capa M (Piso 5). Se conforma de tierra arcillosa
de aproximadamente 2 cm de espesor que recorre de
manera regular y es de color marrón. Está a 74,73 m
de altura de acuerdo al datum general del sitio.
Capa N. Se trata de un relleno apisonado a manera de
falso piso, compuesto por tierra compacta, de color marrón
claro, con 7 cm de espesor y asociado a material cultural:
óseos, carbón malacológicos y fragmentos de cerámica.
Capa Ñ (Piso 6). Este piso se compone de tierra
apisonada, de consistencia semi-compacta y distribuido de
manera regular, con aproximadamente 2 cm de espesor. Su
color es marrón y se encuentra ubicada a 74,63 m de altitud.
Fig. 149. Perfil oeste del ambiente 21-2.
164
Capa O. El material que compone esta capa es tierra
compacta, de color marrón claro y tiene 15 cm de
espesor. Contiene restos malacológicos y algunos
fragmentos de cerámica.
Capa P. Se trata de un grueso paquete de arena eólica
y escasos grumos de tierra, de consistencia suelta y color
beige amarillento. Presenta restos óseos quemados,
fragmentos de cerámica y moluscos; material cultural
que disminuye su densidad a medida que se profundiza.
De esta capa se excavó 1,85 m de espesor, y aún falta
definir su limite inferior.
Perfil oeste del ambiente 21-2
Ubicado dentro de las cuadrículas F5: 4S 3E/7S 3E,
tiene una longitud de 3,15 m y 0,65 m de alto. En él se
ha registrado siete capas, las cuales serán descritas de
forma descendente (Fig.149).
Capa A. Es la capa superficial que se presenta con
las mismas características registradas en el perfil este
del ambiente 21-1, excepto que su espesor varía de 5 a
11 cm.
Capa B (Piso 1). Está ubicado a 75,96 metros de
altitud, compuesto por tierra mezclada con ceniza
formando un pavimento compacto de forma regular,
con 3 a 4 cm de espesor, color grisácea y mezclada con
restos orgánicos y fragmentos de cerámica. Hacia el sur
está asociado al muro norte (M3) del ambiente 21-1.
Capa C. Relleno que se presenta de manera
uniforme, compuesto por ceniza y tierra, consistencia
semicompacta, siendo su color negruzco y con un
espesor de 20 cm. Está asociado a fragmentos de
cerámica, restos óseos y malacológicos.
 Capa D. Está conformada por tierra compacta con
abundante grumos y pedazos de adobes, de color
marrón claro y de forma irregular, cuyo espesor varía
de 6 a 23 cm. Presenta escasos fragmentos de cerámica.
Capa E. Se conforma de arena eólica suelta,
distribuida de manera muy irregular y sólo se presenta
en el lado norte y sur del perfil. Su coloración es marrón,
con 16 cm de espesor y no presenta material cultural.
material orgánico. Presenta una concentración de
ceniza suelta hacia el lado sur, mezclada con fragmentos
de cerámica quemada, huesos y algunos restos
malacológicos; así como ceniza blanca en su parte
inferior. Hacia el lado norte aparece una concentración
irregular de material orgánico, de coloración oliva,
consistencia suelta, pero mezclada con grumos
compactos de este mismo material; asimismo presenta
fragmentos de cerámica, restos óseos y malacológicos.

Capa F (Piso 2). Se trata de un piso arquitectónico
de tierra con acabado superficial liso, de color marrón
claro, consistencia compacta y que recorre de forma
regular, con 3 a 4 cm de espesor. Cabe señalar que
asociado a este piso se registró un gollete de botella
perteneciente a la fase Moche III, según la secuencia
cerómografica de Larco (1948). Está localizado a 75,66
m de altitud en relación al datum del sitio.
Capa G. Ubicada inmediatamente debajo del piso
1 a manera de falso piso, se compone de tierra, arena
fina y grumos, de consistencia semicompacta y color
marrón claro. Su límite inferior aún falta determinar,
pues sólo se excavó 4 cm de espesor.
Perfil oeste del ambiente 21-3
Está localizado en la cuadrículas F5: 13S 6E/14S
6E, mide un metro de longitud por 1,70 m de alto.
Aquí se registraron 14 capas, que serán descritos
empezando por la superior (Fig.150).
Capa D (Piso 2). Se trata de un piso arquitectónico
compuesto por tierra y arena, color marrón y presenta
un grosor promedio de 1 cm. Su distribución es
irregular, pues se eleva hacia el norte, y se localiza a
75,56 m de altitud.
Capa E. Relleno de tierra semicompacta, tiene 7
cm de grosor promedio, de color marrón y presenta
fragmentos de cerámica. A cuatro centímetros de
profundidad de la parte superior se registró un lente
de arena eólica, de un centímetro de espesor promedio,
color marrón gris y desaparece hacia el norte.
Capa F (Piso 3). Piso arquitectónico de tierra,
consistencia compacta, color marrón, su espesor
promedio es de 2 cm y no es horizontal, pues se eleva
hacia el norte. Está ubicado a 75,47 m de altitud.
Capa G. Es un relleno ubicado inmediatamente
debajo del piso 3 a manera de falso piso, compuesto

Capa A. Se trata del material superficial

conformado principalmente de arena eólica,
consistencia suelta, color marrón grisáceo y con 21
cm de espesor promedio. Presenta fragmentos de
cerámica, restos óseos y malocológicos, así como
material cultural moderno.

Capa B (Piso 1). Es un piso arquitectónico de

tierra, que lamentablemente se encuentra muy mal
conservado y no existe evidencias de su parte superior.
Este piso es el más tardío del perfil y está asociado a
una quema realizada en la superficie hacia el centro
del ambiente 21-3. Es un poco irregular, pues presenta
una elevación hacia el lado norte y su grosor no se
puede definir con exactitud. Está localizado a 75,95 m
de altitud.

Capa C. Relleno de 31,50 cm promedio de espesor,

compuesto básicamente de tierra suelta color marrón.
En ella podemos encontrar fragmentos de cerámica,
pedazos de adobes quemados, grumos de tierra
compacta, piedras pequeñas y residuos compactos de Fig. 150. Perfil oeste del ambiente 21-3.

165
por tierra compacta, color marrón gris y asociada a
fragmentos de cerámica. Tiene forma irregular, cuyo
espesor varía de 6 m en el sur a 22 cm hacia el norte.
Capa H (Piso 4). Se trata de un piso
arquitectónico compuesto de tierra y arena, color
gris, de consistencia compacta, que recorre de forma
regular, excepto hacia el norte que se inclina
ligeramente, y con un centímetro de espesor
promedio. Se ubica a 75,32 m de altitud.
Capa I. Relleno de tierra semicompacta, de color
marrón gris, ligeramente irregular, su espesor varía
de 3 a 4 cm y presenta algunos fragmentos de
cerámica.
Capa J. Relleno de tierra mezclada con ceniza,
de color grisáceo, consistencia suelta, de 6 cm de
espesor promedio y presenta fragmentos de
cerámica, huesos, fragmentos de adobes quemados
y piedras pequeñas.
Capa K (Piso 5). Piso arquitectónico compuesto
por tierra arcillosa y arena, de consistencia
semicompacta, color gris claro, cuyo espesor es de
2 cm y bastante horizontal, excepto hacia el norte
que se inclina ligeramente. Está localizado a 75,22
m de altitud.
Capa L. Se trata de un relleno compacto,
compuesto por tierra, grumos y pequeños lentes de
arena, color marrón y tiene 15 cm de espesor que
disminuye ligeramente hacia el norte.
Capa M. Relleno de ceniza mezclada con tierra,
de color negruzca, tiene espesor irregular entre 23
a 30 cm, desaparece hacia el norte y presenta
fragmentos de cerámica, restos malacológicos,
pedazos de adobes quemados y piedras pequeñas.
Capa N. Es un paquete grueso de arena eólica
suelta, color marrón gris y presenta 44 cm de espesor
hasta donde se realizó la excavación: 74,54 m de
altitud.
CORRELACIÓN DE LOS PERFILES
La lectura de los perfiles anteriormente descritos
ha permitido establecer una columna estrategráfica
conformada por 21 capas, en el conjunto
arquitectónico 21 de las huacas del Sol y de la Luna.
Los criterios considerados para la construcción de
esta columna son: características físicas de las capas,
asociación estratigráfica y cultural y altimetría. Los
166
perfiles estudiados pertenecen a los ambientes 21-1,
21-2 y 21-3 respectivamente, cuya presentación de
datos se realizó de forma descendente, por lo tanto
esta secuencia estratigráfica seguirá el mismo orden.
La superficie registrada como capa A es arena
eólica, pero muy alterada debido a la presencia de
pozos de huaqueros y acumulaciones de escombraje
moderno, está asociada a fragmentos de cerámica
del estilo Moche III y IV. La segunda capa (B) es un
piso arquitectónico de tierra, que representa a la
ocupación del sitio en estudio y tiene fragmentos
de cerámica de la fase Moche IV. Este piso se asienta
sobre un relleno de tierra mezclado con ceniza a
manera de falso piso, aunque en el ambiente 21-3 la
ceniza se concentra sólo hacia el lado sur del perfil
y también presenta material orgánico hacia el norte
(es registrada como B’ en el ambiente 21-1 y C en el
ambiente 21-2 y 21-3). Luego continua un relleno
de arena eólica (capa C) en el ambiente 21-1 y
catalogado por la letra E en el ambiente 21-2 y
ubicada después de un relleno de tierra grumosa
(D), que intruye hacia el centro de la capa C del
ambiente 21-1 identificado por el código C’. En el
ambiente 21-3 no se presentó ninguno de estos dos
rellenos en mención (Fig. 151).
El segundo piso tiene el código D en el ambiente
21-1 y 21-3, y F en el ambiente 21-2, y está asociado
a un gollete de botella de la fase Moche III según la
secuencia ceromográfica establecida por Larco
(1948), tanto en el ambiente 21-1 como en el
ambiente 21-2. Este piso descansa sobre un relleno
de tierra de nivelación, que en el ambiente 21-1 se
divide en dos capas (E y F), en el ambiente 21-2 es
codificado por la letra G y en el ambiente 21-3 como
E. En el ambiente 21-2 se excavó hasta este nivel.
Continúa el tercer piso en el ambiente 21-1: G y
21-3: F, con su respectivo falso piso o relleno de
nivelación, registrado a través de la letra H en el
ambiente 21-1 y G en el ambiente 21-3. Luego sigue
el cuarto piso en ambos ambientes (21-1 y 21-3),
registrado a través de los códigos I y H
respectivamente. Así mismo, se tiene un relleno (J)
de tierra mezclada con ceniza en ambos ambientes,
que en el ambiente 21-3 se presenta después de una
delgada capa (I) de tierra semicompacta. Además,
existe en el ambiente 21-1 arena eólica (K) y un
relleno (L) de tierra compacta antes de llegar al
quinto piso. Este piso tiene código M en el ambiente
21-1 y K en el ambiente 21-3, descansa sobre un
relleno de nivelación de tierra compacta, que es
registrada con la letra N y L en cada uno de los
ambientes respectivamente. A continuación, en el
ambiente 21-1 se ubicó el sexto piso (Ñ) con su
respectivo relleno (O) de tierra compacta a manera
de falso piso, mientras tanto en el ambiente 21-3 se
ubicó solamente un relleno (M) de ceniza mezclada
con tierra. No descartamos la posibilidad que
también sobre este relleno existe el sexto piso, pero
no visible debido a la naturaleza del relleno.
Finalmente, la columna estrategráfica concluye en
una gruesa capa de arena eólica, registrada por el
código P en el ambiente 21-1 y N en el ambiente
21-3, por su asociación a material cultural de la época
Moche existiría otro piso de ocupación Moche por
debajo de esta capa, que no se concluyó de excavar.

PERFIL ESTE PERFIL OESTE PERFIL OESTE

AMBIENTE 1 AMBIENTE 2 AMBIENTE 3

A A A

B: P1 B: P1 B: P1
M3 M3
M 22 B´ M2 C C

D
C C´
E
M 23
D: P2 F: P2 D: P2

E G E

G: P3 F: P3

H G

I: P4 H: P4

I
J
J
K

M: P5 K: P5

N L

Ñ: P6
M
O

P N

Fig. 151. Diagrama de correlación de perfiles.

167
168
 EXCAVACIONES EN LOS CONJUNTOS
ARQUITECTÓNICOS 22, 23 Y 24,CENTRO
URBANO MOCHE
María Montoya, Tito Miranda, Elba Rodríguez, Jaqueline Tejada, Iván Paredes y Juan Ugaz
INTRODUCCIÓN
En el año 1997, durante el mes de julio, se procedió
a realizar prospecciones arqueológicas con la ayuda
de la técnica del georadar y magnetómetro en el
complejo arqueológico Huacas del Sol y de la Luna.
La prospección estuvo dirigida por John Hildebrand
y Larry Conyers, ambos del equipo de trabajo del
Proyecto Arqueológico Cerro Mayal (Chicama)
dirigido por el Dr. Glenn Russell, quien brindó dicho
equipo para la prospección en diferentes áreas del
Complejo.
Las prospecciones fueron realizadas en tres sitios
diferentes (ver ubicación en la Fig. 61). Primero, en la
Plataforma I de la Huaca de la Luna, en un área de 600
m2, específicamente al norte de la ampliación realizada
el año ’97 en la Unidad de Excavación 6, donde se
apreciaban superficialmente algunos muros
pertenecientes a la última etapa constructiva de la
Huaca de la Luna. Segundo, se realizó la prospección
de un área de 676 m2 en la Plataforma Funeraria anexa
a la Huaca del Sol, por el lado noreste. La tercera y
última área estuvo ubicada en el sector urbano, en un
área de 2,500 m2, abarcando los cuadros E6-E8, F6-
F8, G6-G8, y H6-H8, el cual fue denominado conjunto
arquitectónico 22.
De las tres áreas prospectadas por el georadar y
magnetómetro, fue esta última en la que se ha
procedido a verificar la validez de esta técnica mediante
excavaciones puntuales, de acuerdo a la contrastación
con las evidencias reportadas en los planos del georadar
y el magnetómetro. Estas excavaciones fueron
realizadas desde el 21 de julio hasta el 21 de noviembre
de 1997, por un grupo de cinco estudiantes quienes
estaban realizando con esto sus prácticas pre-
profesionales del último año de Arqueología de la
Universidad Nacional de Trujillo. Este informe es aún
preliminar y de campo, en el próximo informe se
indicará los resultados finales.
DESCRIPCIÓN DEL ÁREA
El área intervenida se ubica a 130 m del frontis
oeste de la Huaca de la Luna, e inmediatamente al norte
del conjunto arquitectónico 21 (Fig. 61). La superficie
no evidenciaba mayores desniveles, observándose más
bien una gran explanada muy uniforme
horizontalmente (Fig. 152). Sólo hacia el extremo
sureste del sector se apreciaban cabeceras de muros
de adobes que sobresalían entre 2 a 5 cm de la
superficie, y hacia el lado norte se podía apreciar
algunas piedras alineadas orientadas de este a oeste,
cuyo ordenamiento nos sugirió la presencia de muros
con este tipo de material.
Objetivos
La realización de excavaciones en este sector tuvo
como objetivos principales la contrastación de las
evidencias arqueológicas graficadas en los planos del
georadar y del magnetómetro, con las evidencias que
se obtuvieran a partir de excavaciones puntuales en el
sitio.
Paralelo a la contrastación de ambas técnicas, se
trató de definir los contextos arqueológicos que puedan
ayudar a establecer la funcionalidad del sitio, así como
también la definición en los límites del conjunto
arquitectónico que se había enumerado como número
22 en el sector urbano; durante los trabajos de
excavación se pudo observar que las áreas intervenidas
involucraban dos conjuntos más, los 23 y 24.
Metodología
A partir de los datos obtenidos en los planos del
georadar y magnetómetro, es que se ideó una
metodología de acuerdo a los objetivos propuestos.
Primeramente se realizó una prospección del sitio en
el área de 2500 m2 que había sido ya prospectada por
el georadar y magnetómetro, procediéndose a la

Fig. 152. Sector urbano 22, en segundo plano Huaca del Sol, vista
este-oeste.
cuadriculación de dicha área, la misma que fue
subdividida en cuadros mayores de 20 metros,
siguiendo los ejes y nomenclatura establecidos para el
sector urbano. Luego se hizo un dibujo de planta del
mismo, ubicándose toda la evidencia de superficie en
un plano a escala 1/200 con datos altimétricos tomados
a partir de la cota 75.67 m, establecida con instrumento
de nivel desde el datum general ubicado en la cima del
nivel bajo de la Plataforma I de Huaca de La Luna.
EXCAVACIONES
El estudio de los planos obtenidos con la técnica
del georadar y magnetómetro fueron contrastados con
el plano de superficie, observándose coincidencias
entre la ubicación de un probable canal en el plano del
georadar en relación a una pronunciada escorrentía
reportada en superficie, ubicada hacia el extremo
noreste del conjunto arquitectónico 22. Este fue el
único elemento que coincidía a nivel superficial, no
observándose otros elementos coincidentes en el
terreno, por lo cual fueron seleccionadas determinadas
áreas para proceder a su excavación donde en los
planos indicaban la presencia de elementos
arquitectónicos (estructuras y pisos), así como
actividades de combustión.
El resultado de la contrastación de ambos planos
(georadar-magnetómetro con el dibujo de planta), nos
planteó esta estrategia de excavación: las excavaciones
serían realizadas hasta una profundidad promedio de
1 m aproximadamente, hasta donde el georadar-
magnetometro habían rastreado en profundidad.
Las áreas seleccionadas fueron cuadriculadas en
cuadros menores de un metro, procediéndose a la
limpieza superficial de las áreas, registrándose los pozos
de huaquero en dibujo de planta a escala 1/20 ya que
170
probablemente también estarían representados en los
planos del georadar-magnetómetro, los pozos fueron
limpiados y perfilados posteriormente para poder
correlacionarlos secuencialmente con los elementos
culturales reportados. Fueron realizadas 5 trincheras y
2 unidades de excavación (Fig. 153).
Trinchera 1
Ubicada hacia los cuadros E8, cuadrículas 4-8S/
15-18E, la trinchera 1 tiene un largo de 5 por 3 m de
ancho (con su eje mayor de norte a sur). El objetivo
en la selección de esta trinchera era la contrastación
del registro de un canal con las escorrentías
evidenciadas en superficie.
La limpieza superficial permitió observar la
presencia de dos grandes pozos de huaquero con
galerías internas que habían afectado notoriamente esta
área. El material disturbado (fragmentos óseos
humanos, de camélidos, así como cerámica y metales)
procedente de estos pozos nos indica que fueron
rellenos actuales de tumbas saqueadas de áreas anexas;
probablemente los pozos fueron cubiertos en la
temporada de trabajo del convenio INC-PAIT entre
los años 1985-86.
Los pozos de huaquero fueron limpiados,
observándose en sus perfiles este y oeste características
de un canal con una fuerte acumulación de sedimentos,
bajo el canal fueron registrados algunos adobes
quemados y un piso (P1) compuesto de arcilla,
consistencia semicompacta, espesor de 3 a 4 cm, a una
altura de 75,52 m. Evidentemente a este piso
corresponde una etapa previa a la construcción del
canal (Figs. 154 y 155).
Trinchera 2
Ubicada a 10 m hacia el oeste de la Trinchera 1, en
el cuadro F8, cuadrículas 0-10S/6-8E, la trinchera 2
tiene una longitud de 10 x 2 m de ancho (orientada de
norte a sur). La excavación de esta trinchera se planteó
en la medida de poder definir la prolongación del
posible canal. La limpieza superficial detectó también
la presencia de escorrentías orientadas hacia el
noroeste, así como también la afectación de varios
pozos de huaqueo.
Bajo superficie se registró una capa compacta de
un espesor de 30 a 40 cm, realizándose una cala de 2 x
1 m para definir el canal, lo cual nos permitió definir
la existencia de actividad constructiva previa a la
construcción del canal (Fig. 156).
Fig. 153. Ubicación de unidades y trincheras de excavación, conjunto arquitectónico 22.

Fig. 154. Perfil del canal, ubicado en la trinchera 1.

171

Fig. 155.
Vista oeste-
este del canal,
trinchera 1.
Fig. 156. Vista este-oeste del canal intruyendo sobre proceso de
contención, trinchera 2.
Se trata de un alineamiento de piedras orientado
de norte a sur, el cual estaba cortado por la presencia
del canal orientado de este a oeste. Así mismo, este
alineamiento de piedras estaba sobre un relleno de
basura confor mada por restos de Donax sp,
fragmentos de cántaros y tinajas dispersos entre la
capa de ceniza.
Las excavaciones se proyectaron para definir este
posible muro de piedras, por lo que se realizó una
ampliación hacia el lado sur en 6 m, y 1 m hacia el este.
El retiro de la capa compacta de similar
característica que la reportada en la excavación inicial,
permitió observar la prolongación de este alineamiento
de piedras hacia su lado sur, pero la característica de
este muro era que estaba conformado por un solo
paramento, lo cual nos planteaba que era un muro de
contención que probablemente funcionaría como una
especie de plataforma.
172
Trinchera 3
La trinchera 3 se encuentra ubicada a 8,50 m hacia
el oeste de la Trinchera 2, en el cuadro F8, cuadrículas
7-9S/17-19E, y tiene un área de 4 m2. El objetivo de la
intervención de esta trinchera era definir la
prolongación del canal hacia el oeste, según y como se
observaba en los planos del georadar-magnetómetro,
por lo cual sólo se planteó realizar una limpieza a nivel
superficial para definir la escorrentía que también era
observable superficialmente en las trincheras 1 y 2 en
las que sí fue definido y excavado el canal.
Trinchera 4
Ubicada en el cuadro F6, cuadrícula 16-19S/10-
14E, la trinchera 4 mide 4 x 4,50 m. El retiro de la
capa superficial permitió definir un conjunto de
ambientes que se describen más adelante (ambientes
21-9 y 21-10).
Trinchera 5
Ubicada hacia el sur del sector, en el cuadro F6,
cuadrículas 2-6S/11-19E, la trinchera 5 mide 5 x 9
m, orientada de este a oeste. La limpieza superficial
permitió registrar la presencia de un muro de adobes
orientado de este a oeste. Fueron realizadas dos calas
para definir la asociación de este muro a algún otro
elemento cultural, para esto fue realizada además la
limpieza y perfilamiento de pozos de huaquero,
reportándose un piso (P1) a 76,16 m de altura,
compuesto de tierra y arena de consistencia
compacta, con un espesor de 2 cm. Así también, en
la cala 2, luego de retirar 0,40 m de material suelto
disturbado, se reportó tierra de coloración negruzca,
producto de quemas en el sitio, evidenciándose
fragmentos de moldes, figurinas, restos óseos y
malacológicos calcinados, así como también adobes
quemados.
Unidad 1
Se encuentra ubicada entre las cuadrículas 0-3S/7-
15E del cuadro F7, y las cuadrículas 0-19S/4-16E del
cuadro F8, tiene una longitud de 23,50 m por 13 m de
ancho, su orientación mayor es de norte a sur. Fueron
reportados los siguientes ambientes y corredores:
Callejón 1: Su orientación mayor es de sur a norte,
mide 16,90 m de largo por 1,20 m de ancho. En este
corredor fue registrado un piso (P 1) a una altura
absoluta de 75,92 m, que pasa debajo de muro oeste
(este piso presenta declive hacia el sur). Asociado a él
se encontró un cántaro con decoración listada en color
ocre a la altura del cuello, sobre el color crema de la
vasija.

Así también, bajo el piso 1 fue registrado otro

cántaro con decoración pintada. No fue evidenciado
el piso asociado directamente a los muros del corredor,
presentándose más bien como un solo relleno
compacto. El corredor (1 a) da acceso hacia su lado
oeste a un ambiente cerrado (1 b), de planta casi
cuadrada de 1,70 por 1,20 m, el cual no ha sido
excavado.
Fig. 157. Paramento de piedras y cerámica, muro este del corredor
2, unidad 1.
Hacia el lado sur del corredor 1 se evidenciaron
grandes fragmentos de tinajas, en forma dispersa, así
como algunos adobes quemados pero también
fragmentados.

Corredor 1: tiene planta en “L”. El corredor mide

4,80 m. de largo y su ancho es de 1,40 m., se encuentra
orientado de sur a norte. Fueron registrados dos pisos,
el P 1 pasa debajo del muro este y está a una altura
absoluta de 75,76 m; el segundo piso (P 2) fue
registrado 14 cm sobre el primero, no asociándose
directamente al paramento de piedras (Fig. 157) ya que
éste recién fue construido sobre los 10 cm del piso 2.
Fig. 158. Corredor 2, unidad 1, vista sur-norte.
Hacia la parte central del Corredor, a nivel del
piso 2, fue registrada una hilada de adobes y piedras,
orientada casi paralelamente a los muros que delimitan CONJUNTO ARQUITECTÓNICO 21
el Corredor 2, encontrándose a 75,89 m de altura.
Dadas las características este muro probablemente En la figura 159 se muestra la arquitectura registrada
pertenecería a una etapa constructiva previa a la del en todas las áreas de excavación, las que serán descritas
Corredor 2. por ambientes.

Hacia el extremo norte del Corredor fue registrado Ambiente 22-1

un fogón, conformado por dos alineamientos de
adobes que evidenciaban estar quemados, y una
acumulación de ceniza en su interior. Al parecer la
estructura del fogón fue reutilizada posteriormente,
debido a que se encontraron dos lajas de piedra
horizontalmente dispuestas sobre su estructura, las
que no evidenciaban huellas de quema. Tampoco
presentaban mayor desgaste por uso en su cara
superior, pero por la forma parecen batanes (Fig. 159).
Unidad 2
Ubicada en los cuadros E7, F6 y F8, abarcando
31 m. de largo por 8 m de ancho, (su orientación
mayor es de este a oeste). Fueron reportados los
siguientes. Ambientes 23-1 a 23-4, así como aquellos
del conjunto arquitectónico 24 y que se describen
más adelante.
Ubicado hacia el lado norte, entre los corredores 1
y 2, fue definido sólo a partir de la conformación de la
esquina de un muro de piedra. No ha sido definido
hacia el lado norte ni este, dado a que hacia esos lados
estaban los límites de excavación de esta Unidad.
Ambiente 22-2
Se ubica hacia el sur del ambiente anterior, es de forma
cuadrangular, mide 2,10 por 3,20 m. Hacia la esquina
noreste fue registrado un vano de acceso de 0,82 m.
Ambiente 22-3
Ubicado hacia el extremo noroeste, limita hacia el este
con el Corredor 2. No pudo definirse la forma del ambiente
debido a que estaba en el limite oeste de la excavación.

173
 Fig. 159.
Planimetría de los
conjuntos
arquitectónicos 22,
23, 24 y 25.

174
 Ambiente 22-4
Este ambiente se ubica hacia el sur del ambiente
22-3. El muro del lado este tiene una longitud de 2,30
m y un ancho de 0,48 m, observándose parcialmente
el ángulo con los muros norte y sur los que conforman
un ambiente de planta no definida por no haberse
excavado el límite oeste del mismo. Fue evidenciada la
impronta de una tinaja y tres ollas.
Ambiente 22-5
Ubicado al sur del Corredor 2, se trata de un ambiente
de planta casi cuadrada, de 2,30 (de este a oeste) por 1,8
m. Conformado por muros de piedra, sólo hacia el muro
norte fueron identificados adobes adosados al muro de
piedras. Hacia el lado noroeste fue registrado un vano de
acceso de 0,50 m. El relleno que cubría el ambiente
proporcionó fragmentos de cerámica, grandes y
pequeños. Hacia el lado este del ambiente existía una
acumulación de ceniza y fragmentos de adobes quemados,
además de restos malacológicos, también calcinados, así
como fragmentos de cántaros y ollas con hollín. Próximo
al muro oeste fue definida la impronta de una tinaja, y
fragmentos de cerámica dispersos en su proximidad.
Ambiente 22-6
Se ubica hacia el lado suroeste del ambiente 22-5,
sólo pudo definirse el muro este y parte del muro norte,
ubicándose el límite de la excavación hacia su lado oeste
y sur. La limpieza de un pozo de huaqueo permitió
definir la impronta de una tinaja.
El piso (P 1) está a una altura de 76,01 m, es de
tierra compacta, tiene 3 cm de espesor y presenta cierta
inclinación hacia el oeste; en su superficie fueron
evidenciados escasos fragmentos de cerámica.
Un segundo piso (P 2) fue registrado a 19 cm bajo
el primero (P 1), tiene 2 cm de espesor, presenta restos
malacológicos y fragmentos dispersos de cerámica
(figurinas, cuencos y cántaros).
Ambiente 22-7
Ubicado al lado este del anterior ambiente, es de
planta rectangular, mide 2,50 por 4 m. Hacia el sur se
evidenció una banqueta (b 1), elaborada con piedras
asentadas con mortero de barro. Igualmente, se
evidenció un piso (P 1) a una altura de 76,02 m, de 2
cm de espesor, compuesto por tierra y arena, de
consistencia semicompacta. Un segundo piso (P 2) se
ubico a 33 cm por debajo del primero, asociado a
fragmentos de una tinaja, figurinas, además de material
óseo y malacológico dispersos.
Ambiente 22-8
Ubicado hacia el sur del ambiente 22-7, no se
definió la forma del ambiente por encontrarse en el
límite sur de la excavación. El muro este y oeste estaban
compuestos, en un mismo tramo, por piedras y adobes
reutilizados por estar parcialmente quemados.
Ambiente 22-9
Ambiente de planta rectangular donde se evidencia
sólo el muro del lado este, así como dos improntas de
tinajas al interior del ambiente, con diámetros de 46 y 36
cm, respectivamente. El ambiente ha sido muy afectado
por pozos de huaquero, aunque la limpieza permitió
definir un apisonamiento (P.1) a una altura de 76,04 m,
encontrándose en mal estado de conservación, de un
espesor entre 1 a 2 cm, consistencia suelta, así como una
coloración oscura producto de posibles quemas.
Ambiente 22-10
Ubicado hacia el este del ambiente anterior, de planta
rectangular, también afectado fuertemente por pozos
de huaquero, definiéndose parcialmente sus muros.
Hacia el interior se registró una fuerte acumulación de
material malacológico (mayormente compuesto de
Donax sp.) sobre un piso de arcilla (P.1) de 2 cm de
espesor. El piso tiene una consistencia compacta y está
a una altura de 76,24 m. Asociado al muro oeste, se
evidencia también la impronta de una tinaja de 30 cm
de diámetro (Fig. 160). Bajo el P1 fue registrada una
capa de 2 m, de consistencia suelta y coloración verduzca
(por las características esta misma capa también ha sido
registrada aproximadamente a 3 m del límite de la excavación
hacia el sur, en ambientes del conjunto arquitectónico 21).
Fig. 160. Concentración de material malacológico e impronta de
vasija en el ambiente 22-10, trinchera 4.
175
 Ambiente 22-11
Al parecer este ambiente se encuentra orientado de
este a oeste, ha sido fuertemente afectado por pozos de
huaquero, observándose la discontinuidad de los muros.
Los muros norte y este están conformados por piedras,
mientras que en los muros este y sur se aprecian adobes.
CONJUNTO ARQUITECTÓNICO 23
Ambiente 23-1
Espacio ubicado al sureste del callejón, el cual limita
por el norte con el muro M29 (de 2,80 m de largo por
50 cm de ancho), compuesto por piedras canteadas,
cantos rodados y adobes de arcilla. Al sur delimita con
el muro M32, el cual está compuesto por adobes,
dispuestos de cabeza (tiene un largo de 2,40 m por 30
cm de ancho). Por el oeste limita con parte del muro
M1 (mide 4,80 m de largo por 60 cm de ancho),
compuesto por piedras y adobes.
Este ambiente ha sido afectado por pozos de
huaqueros, y no se pudo definir el ambiente por que
no se amplió ni profundizó la excavación.
Ambiente 23-2
Ubicado al este del callejón, al norte del ambiente 23-
1. Está limitado, por el norte, con el muro M34 compuesto
de adobes dispuestos de cabeza unidos con pachillas de
cerámica (tiene 7,10 m de largo por 60 cm de ancho) y
por el sur con el muro M29 compuesto por piedras y
adobes dispuestos horizontalmente: piedra, adobe, piedra
(mide 2,80 m de largo por 50 cm de ancho).
La forma de este ambiente no se pudo definir,
debido a que no ha sido excavado en su totalidad,
dejándose un testigo de 6 m por 2 m, el cual a su vez
está afectado por un pozo de huaquero. No se ha
definido el muro limítrofe del lado este.
Ambiente 23-3
Se localiza al este del ambiente 23-2. Presenta hacia el
oeste el muro M10 (de 1,22 m de largo por 30 cm de
ancho), compuesto por piedras canteadas y cantos
rodados, por el sur con el muro M30 proyectado que
presenta sólo un tramo de piedras en su extremo oeste
(mide 7,32 m de largo por 50 cm de ancho), y al este con
el muro M13 de adobes dispuestos de cabeza (mide 5,25
de largo por 40 cm de ancho). Los demás muros no se
han definido, porque en este ambiente sólo se retiró la
capa superficial y se limpiaron los pozos de huaquero.
176
Ambiente 23-4
Localizado al este del callejón y al norte del
ambiente 23-2. Por el este limita con parte del muro
M1 compuesto de piedras y adobes adosados,
dispuestos de soga unidos con pachillas de
cerámica (mide 3 m de largo por 60 cm de ancho),
y por el sur limita con el muro M34 compuesto
por adobes dispuestos de cabeza unidos con
pachillas de cerámica (mide 2,07 m de largo por
30 cm de ancho).
CONJUNTO ARQUITECTÓNICO 24
Fue identificado al realizar los trabajos en la
Unidad 2, los que consistieron en la limpieza de las
excavaciones con fines de limitar los ambientes. Se
pudo definir, de este modo, 7 ambientes y una
posible plaza, compuestos por muros de adobes que
se definieron a partir de la limpieza de la cabecera
de muros visibles en superficie. Los ambientes
registrados son:
Ambiente 24-4
Se trata de una estructura cuadrangular. Mide
3,95 x 2,60 m. Se ubica al este de la plaza. Limita
por el norte con el muro M35 compuesto por adobes
dispuestos de soga unidas con pachillas de cerámica
(mide 3,95 m de largo por 35 cm de ancho). El muro
se presenta fragmentado en la parte central, de tal
manera que sólo se evidenció fragmentos de sus
extremos por lo que se proyectó su parte central.
Por el oeste limita con una parte del muro M14,
compuesto por adobes dispuestos de soga, cabeza
y costilla (de 3,15 m de largo por 30 cm de ancho).
Por el sur limita con el muro M36, compuesto de
adobes dispuestos de soga unidas con pachillas de
cerámica (tiene 3,95 m de largo por 20 cm de ancho).
Ambiente 24-5
Se localiza al norte del ambiente 24-7 y al sur del
24-4. Está delimitado por el norte con el muro M36,
compuesto por adobes dispuestos de soga unidos
con pachillas de cerámica (tiene 3,95 m de largo por
20 cm de ancho). Al oeste limita con parte del muro
M14, compuesto por adobes dispuestos de soga,
cabeza y costilla (tiene 5,85 m de largo por 30 cm
de ancho), por el este limita con el muro M15
compuesto por adobes dispuestos de soga unidos
con pachillas de cerámica (mide 5,40 m de largo por
20 cm de ancho). Por el sur está delimitado por el
muro M37, compuesto por adobes dispuestos de
soga unidos con pachillas de cerámica (mide 3,95 m
de largo por 20 cm de ancho).
Es una estr uctur a r ectangular con una
orientación de sur a norte, mide 3,95 m x 5,35 m
y posiblemente se trata de un ambiente
restringido.
Ambiente 24-3
Se encuentra ubicado al sur del ambiente 24-2
y al este de la plaza. Su perímetro está formado
por el norte con el M37 (de 3,95 m de largo por 20
cm de ancho), compuesto por adobes dispuestos
de soga unidos con pachillas de cerámica; por el
sur con el muro M39 (de 5,60 m de largo por 60
cm de ancho), conformado por adobes dispuestos
de soga y cabeza; por el oeste con parte del muro
M14 (de 4,95 m de largo por 30 cm de ancho),
compuesto por adobes dispuestos de soga, cabeza
y costilla; y por el este con el muro M16 (de 2,30
m de largo por 30 cm de ancho), compuesto por
adobes de soga.
LA PLAZA
Es un gran espacio ubicado al oeste de los
ambientes 24-4, 24-5 y 24-7 (ver Fig. 159). Limita
por el nor te con un tramo del muro M32,
compuesto por adobes dispuestos de cabeza (mide
2,40 m de largo por 30 cm de ancho); por el este
con el muro M14, confor mado por adobes
dispuestos de soga, cabeza y costilla (de 17,15 m
de largo por 30 cm de ancho); por el sur limita con
el muro M38, compuesto por adobes dispuestos
de soga y cabeza (mide 11,90 m de largo y su ancho
varía entre 35 a 45 cm).
Si bien la for ma no pudo ser definida,
probablemente por las dimensiones se trataría de
una plaza pública.
EL CANAL
Apreciable desde la superficie mediante la
evidencia de una escorrentía de orientación
unifor me. El canal había sido afectado por
huaquería. Ha podido ser definido en una longitud
de 25 m. Está orientado en dirección este-oeste,
tiene un ancho de 170 m en la parte superior
(bordes) y una altura de 0,65 m desde su cauce,
observándose una serie de capas de sedimentos y
limo en su interior (Figs. 154 y 155).
COMENTARIO
Las excavaciones en los conjuntos
arquitectónicos 22, 23 y 25 han per mitido
contrastar las evidencias con las ofrecidas por la
técnica del georadar y magnetómetro. El elemento
coincidente y más seguro es el canal en relación a
los otros elementos donde es menos notoria la
coincidencia. Es posible que esto se deba a una
serie de factores: proliferación de pozos de
huaquero en toda el área, el tipo de material
constructivo utilizado, etc. Los estudios están aún
en proceso, pero el uso del g eoradar y
magnetómetro es factible como un sistema previo
a las excavaciones, específicamente como técnicas
de prospección en sitios arqueológicos, para
reducir tiempo de intervención y costos.
En nuestra área de estudio definida como
conjunto arquitectónico 22 se ha puesto en
evidencia además un conjunto arquitectónico que
difiere formalmente de las técnicas constructivas
reportadas para los demás conjuntos del Complejo
Arqueológico. Si bien sus límites no han sido aún
bien establecidos por una serie de factores,
podemos plantear que esta área del Complejo nos
refleja una capacidad de respuesta del poblador
Moche a su medio ambiente. Los muros reportados
en este sector están mayormente conformados por
piedras (lajas y cantos rodados), en algunos casos
la existencia de adobes en un mismo muro con
piedras nos plantea a su vez el uso paralelo de
ambos elementos, así como también muros sólo
de adobes (Fig. 161).
Existe una serie de características peculiares
registradas en el conjunto arquitectónico 22, tales
como la presencia de grandes fragmentos de
cerámica pertenecientes a tinajas. Estas han sido
Fig. 161. Vista general oeste-este de la arquitectura del sector 22
(segundo plano Huaca de La Luna).
177
colocadas en cabeceras de muro, pero en las
constr ucciones predomina visiblemente el
elemento piedra. Si bien han sido definidos algunos
pisos, éstos no presentan buen acabado.
Estas características nos plantean algunas
posibilidades con respecto al sistema constructivo
hacia este lado del Complejo Arqueológico. En
primer lugar, los muros han sido construidos sólo
hasta determinada altura, y al parecer la altura total
de los muros fue culminada con elementos
perecibles. Una alternativa es que pueden ser bases
sobre las cuales fueron construidos muros de adobe.
La característica del conjunto 22 es precisamente el
de presentar una superficie bastante llana y con un
relleno de material muy compacto (que cubrió toda
la arquitectura), formado por fuertes acarreamientos
de agua, por lo que bien cabría la posibilidad que
éstos fueran fácilmente destruidos y transportados
178
por acción aluvial formando la capa compacta que
cubre la arquitectura de estos conjuntos.
La ocupación registrada en este sector es
indudablemente de carácter doméstico, por el poco
acabado de los muros, así también por que la
cerámica sencilla predomina en los diferentes
ambientes, correspondiendo a cántaros y grandes
tinajas para guardar alimentos, además de la
concentración de material malacológico y algunas
áreas de combustión. Si bien hemos podido
distinguir algunas remodelaciones en el área, nos
faltan más elementos para poder plantear
claramente las fases constructivas.
En relación al asentamiento Moche en general,
la ocupación de los conjuntos 22, 23 y 25 sería
contemporánea a los últimos momentos de
ocupación de la Huaca de la Luna.
 Tercera Parte
Estudios y análisis de
materiales
 RELIEVES POLÍCROMOS EN LA PLATAFORMA
FUNERARIA UHLE
Víctor Pimentel y Gonzalo Álvarez
INTRODUCCIÓN
En la campaña de 1996 un grupo de estudiantes de
la Universidad Nacional de Trujillo (Esquerre F., M.
Guerrero, R. Peltroche, M. Espinoza y G. Rivera 1997),
dirigidos por el arqueólogo R. Tello (1997b), en el
marco de las excavaciones efectuadas en la planicie de
las Huacas de Moche, desenterraron, entre otros
hallazgos, un muro subdividido en varios paneles, cada
uno de los cuales estaba decorado con la figura de una
gran serpiente en relieve. La relevancia del
descubrimiento fue de inmediato calibrada, ya que era
la primera ocasión en que se documentaban altorelieves
de barro en una construcción menor; es decir, sólo se
conocían para los grandes edificios públicos Moche.
Este grupo de estudiantes estaba definiendo, mediante
su trabajo en el sector llamado por ellos Urbano 18
(Tello 1997b), los elementos constructivos de una
pequeña plataforma -concretamente de su patio norte-
situada al pie del frontis oeste de la Plataforma I, que
venía siendo denominada como Plataforma Funeraria
o Plataforma Uhle.
Sus dos nombres habían sido acuñados en honor al
arqueólogo alemán Max Uhle, quien efectuó los
primeros trabajos de excavación controlada en el sitio
de Moche a principios de siglo, y en alusión al carácter
de los hallazgos que recuperó, pues fue concretamente
en la zona que ocupa este conjunto (denominada por él
como “Sitio F”) en la que descubrió una treintena de
tumbas de cámara. Tales enterramientos contenían entre
sus ofrendas gran cantidad de piezas de cerámica del
tipo Proto-Chimú -usando su nomenclatura-, de color
rojo y blanco (Kroeber 1925), así como una gran
cantidad de artefactos suntuarios trabajados en hueso,
metal o concha. Este hallazgo, junto con evidencias
recuperadas en otros sectores del conjunto, le permitió
datar la construcción de las Huacas para la época de
influencia Mochica, básicamente en función de este tipo
cerámico que encontró por todo el complejo. Los
enterramientos contenían en sus ajuares vasijas asociadas
a las fases II, III y IV de las secuencia establecida
posteriormente por Larco (Kroeber 1925). De este
modo, Max Uhle, pionero en tantos otros campos de la
Arqueología Americana, inauguraba la indagación
arqueológica de carácter científico sobre la cultura Moche.
Es en base a estos antecedentes sobre los que se
ejecuta un proyecto de excavación a mayor escala
enfocado a delimitar las dimensiones de este edificio,
definir las características arquitectónicas de su última
etapa de ocupación (forma y extensión de los
ambientes, conexión entre el patio y la plataforma...) y
efectuar un registro sistemático de las representaciones
en relieve descubiertas. Esta última tarea a realizar era
particularmente urgente debido a las lluvias torrenciales
que se preveían por la inminencia del fenómeno de El
Niño; por lo que el Área de Conservación tenía la
función de preservar estas decoraciones dentro del plan
de salvaguarda proyectado para todo el edificio, tras
su adecuada documentación.
PLANTEAMIENTO GENERAL
Considerando lo dicho anteriormente, los trabajos
realizados en la Plataforma Uhle se subdividieron en
dos áreas complementarias: por una parte se trataba de
definir los ambientes y estructuras arquitectónicas de la
plataforma, conformantes de un mismo edificio, anexo
al patio ya excavado durante la campaña anterior; y, por
otra, elaborar un registro sistemático de los relieves ya
que, además del muro referido de las serpientes, se habían
descubierto restos de otro muro decorado -todavía
sepultado- en el muro perimétrico oeste del patio. En
este paramento se pudo apreciar un diseño modelado
en el que se “representan a personajes de los que sólo
han quedado las extremidades inferiores mostrando los
pies de perfil” (Esquerre et al. 1997: 64-65 y 74). Otro
de los objetivos definidos pasaba también por intentar
corroborar la longitud del primer muro descubierto o,
simplemente, confirmar si los motivos en relieve
continuaban a lo largo del mismo.
 Los resultados que se presentan en este informe se
refieren al segundo de los objetivos expuestos. Vale
decir, al examen iconográfico realizado de los motivos
plasmados en los paramentos liberados.
LA PLATAFORMA FUNERARIA
La Plataforma Funeraria o Plataforma Uhle (Fig.
162) está conformada, en líneas generales, por: a) un
espacioso patio o plaza rectangular al norte, con el eje
mayor orientado de este a oeste, en cuyo muro de cierre
Fig. 162. Plano general de la Plataforma Uhle.
182
al norte se localiza su único acceso; y, b) por una
plataforma dividida en la parte superior por muros
que conforman ambientes rectangulares y
cuadrangulares, algunos de ellos con pilastra central,
en el sector sur.
El complejo está delimitado al norte, oeste y sur
por anchos muros perimétricos, los cuales debieron
elevarse hasta una altura considerable cercana a los 3
metros, que demarcan su espacio físico - funcional y
lo aíslan, de algún modo, con respecto a las estructuras
circundantes como el área residencial de elite adyacente
a su cara oeste. El límite este no se conoce aún por
estar cubierto por gruesas capas de escombros
provenientes de la Plataforma I de Huaca de la Luna.
El límite del patio está definido por un muro ancho,
el cual deja un espacio libre en la esquina suroeste
conformando una suerte de corredor que se orienta de
norte a sur rematado en forma de “L” y en rampa,
apreciable ésta claramente por lo menos hasta el vértice
en el cual dobla; el corredor ha sido interpretado como
un hipotético acceso hacia la plataforma mediante una
rampa que crecería hacia el este (Tello 1997b: 84;
Esquerre et al. 1997: 41 y 74). Asimismo, este muro
forma un corredor junto con el paramento externo norte
de la plataforma, que comunica a su vez con el acceso
en rampa ya mencionado, creando un espacio alargado
que se dirige hacia el este y cuyo final nos es desconocido.
Tiene un espesor de 0,80 m como promedio y se
extiende 28,40 m de norte a sur, lugar en el que se
adosa al paramento externo oeste de la plataforma
misma, el cual se proyecta hacia el sur y cuya orientación
se encuentra unos grados desplazada al este con
respecto a la dirección que toma el Muro 1,
apreciándose así una curvatura en el punto de inflexión
entre ambos. Los relieves cubren el paramento exterior
y es posible que hayan ocupado toda la extensión del
muro, sin embargo no lo sabemos a ciencia cierta
puesto que nuestra intervención se redujo hasta los
primeros 18,50 m, medidos desde su esquina norte,
punto en el que se adosa un muro que corre hacia el
oeste quebrando, de alguna manera, la continuidad de
la pared. Ésta conserva, en la parte excavada que
conocemos, 0,80 m de altura como máximo en su
extremo norte y tan sólo 0,24 m en el sector sur, donde
se une al muro referido.

Todos los muros de este conjunto se encuentran Los relieves modelados, dispuestos sobre un fondo
enlucidos y varios de ellos están decorados con relieves de color rojo, muestran una serie de figuras en procesión
policromos. En los paramentos interiores de las paredes que se encaminan hacia el sur, representando
norte y oeste del patio se han documentado los colores aparentemente a un mismo personaje visto de perfil que
blanco, rojo y amarillo ocre; además, el corredor que se se repite a lo largo del paramento (Fig. 164), de las que
encamina hacia el este está pintado en todas sus caras sólo se conservan sus extremidades inferiores, unos pies
enteramente de blanco (Tello 1997b: 83). No se ha
precisado, sin embargo, si se trata simplemente de muros
pintados o ha existido algún tipo de motivo definido o
un diseño escenográfico mural en estos paramentos;
trabajo que no hemos realizado puesto que excedía los
objetivos originales de nuestra investigación, enfocados
básicamente al registro, documentación e identificación
de los motivos plasmados en altorrelieve policromo que
se encuentran en varios muros de este complejo.

LOS MUROS CON RELIEVES

Muros perimétricos norte y oeste
Fig. 163. Esquina exterior noroeste de plataforma Uhle.
Mediante los trabajos de liberación, realizados a la
par con el equipo de conservación del Proyecto Huaca
de la Luna, hemos puesto al descubierto la pequeña parte
conservada de unos motivos en relieve con restos de
pintura en los paramentos exteriores de los muros que
demarcan los límites oeste (Muro 1) y norte (Muro 2) del
contorno de la Plataforma Uhle (Fig. 163). En uno de
ellos, el oeste, ya teníamos conocimiento de la existencia
de frisos gracias a los trabajos anteriores ya mencionados
si bien no se habían documentado pertinentemente.

MURO 1

Éste se localiza, como ya se ha comentado, cercando

el lado oeste del patio norte de la Plataforma Uhle. Fig. 164. Muro perimétrico oeste 1.

183
pintados de color negro que miden 25 cm de la punta al
talón (a partir de los cuales conocemos la orientación
de las figuras) y parte de sus piernas pintadas en tono
amarillo ocre, así como dos apéndices que se proyectan
en sus dorsos de idéntico color (Fig. 165).
El primero de ellos y más cercano a la espalda mide
entre 35 a 40 cm de ancho por 30 cm de alto (según la
figura y estado de conservación) y tiene forma
trapezoidal con lados curvos, segmentado en su interior
por líneas incisas (en número de 3 ó 4) que apuntan
hacia una convergencia en su base más estrecha, situada
en la parte superior, conformando una especie de adición
de tiras onduladas. En el costado que mira hacia las
piernas del personaje estos agregados presentan tres
incisiones o pequeñas entrantes. Detrás crece un
segundo añadido apendicular geminado de trazo curvo
con su parte convexa dispuesta hacia el límite inferior
del muro, el cual parece ensancharse en el punto de unión
con la figura. En cuanto a sus dimensiones poseen como
promedio un ancho de 15 cm por aproximadamente 1
m de largo (en posición extendida) hasta donde se han
conservado, considerando que éstos debieron haber
tenido mayor longitud puesto que sus proyecciones han
sido sesgadas en el lugar donde se corta el muro.
Antecediendo a cada representación, justo delante de
sus pies y muy pegadas a ellos, se disponen una suerte
de varas cilíndricas de color amarillo ocre y 8-10 cm de
anchura que se estrechan hasta los 4 cm al final para
rematar en punta, sin llegar ésta a tomar contacto con el
borde inferior del muro. Enmarcando todo el diseño
en su parte baja, partiendo desde la unión del piso y el
muro, se observa una banda en relieve a manera de
zócalo de 0,20 m de ancho y al parecer pintada en azul.
Este borde o ribete de igual anchura también se halla
encuadrando la composición verticalmente en la esquina
del paramento donde éste dobla para unirse con el muro
norte. Los altorrelieves sobresalen del muro soporte
entre 5 y 10 cm según la zona referida.
Hemos liberado por completo y registrado
debidamente tres de las figuras plasmadas, si bien
conocemos la existencia de por lo menos dos más que
Fig. 165. Dibujo de elevación de muro perimétrico 1 (oeste).
184
continúan la secuencia definida. Para una mejor
compresión y distinción de los detalles diferenciales que
existen entre ellas, analizaremos las representaciones una
a una, denominándolas correlativamente A, B y C, siendo
la primera la situada más al norte.
Figura A
Este primer personaje ocupa un tramo de 1,90 m
desde el marco que encuadra la composición hasta el
extremo del bastón que la precede e indica el comienzo
de una nueva figura, siendo esta porción de muro el
que conserva una mayor altura (de 0,70 a 0,80 m), por
lo que se ha preservado un diseño de más tamaño si
bien se encuentra bastante deteriorado en alguna de
sus partes (Fig. 165, izquierda).
Sus extremidades, que miden hasta la planta del pie
42 y 48 cm la anterior y posterior respectivamente, ven
interrumpida su proyección por una línea horizontal
paralela al zócalo que dobla en ángulo recto coincidiendo
con el final de la pierna trasera (el límite delantero no se
aprecia); lo cual parece ser el borde inferior de una camisa
o túnica larga. Sus piernas se van ensanchando a medida
que ascienden, algo común a todas las representaciones,
pero sin embargo están bastante separadas una de otra,
hasta 22 cm en su punto máximo, de un modo no
demasiado anatómico. Otra peculiaridad importante que
presenta esta figura es la forma del pie delantero con su
puntera encorvada hacia adentro a manera de garra. Por
lo demás, el icono presenta las mismas particularidades
definidas para el conjunto de la composición, remate
de la porra y apéndices, aunque éstos se muestran
desdibujados pudiendo apreciarse simplemente el
contorno de los mismos.
Figura B
Esta figura ocupa un espacio de 2 m y aquí el muro
soporte se eleva entre 65 y 70 cm debido a lo cual se
conserva un menor volumen de la representación (Fig.
165, centro). Los distintos elementos que la conforman
se mantienen, sin embargo, relativamente en buen estado
pudiendo definirse claramente el contorno de apéndices
y extremidades; en estas últimas prácticamente a partir
del tobillo se ha desprendido el relieve logrando verse
tan solo sus improntas. Un rasgo destacable es que se
puede observar el pié delantero situado unos centímetros
más arriba que el trasero en un intento de plasmar, a
nuestro entender, la acción de caminar elevando la pierna
de avance. Dicha característica es perceptible también
en el resto de personajes si bien no se manifiesta de una
manera tan elocuente.
Figura C
El tercer personaje se extiende 2,45 m a lo largo
del paramento, en cuyo trayecto mantiene una altura
de 60-65 m en orden descendente hacia el sur (Fig.
165, derecha). Si bien el icono reproduce los atributos
comunes a la sucesión figurativa, su apéndice posterior
muestra ciertas variantes; la línea inferior continúa su
curso hasta casi tomar contacto con el primer añadido
pero hacia arriba el motivo parece bifurcarse
ramificándose en dos direcciones. Es interesante notar
también que las plantas de sus pies poseen una cierta
forma curvada semejante al delantero del primer
personaje, aunque el estado de conservación no
permite definir claramente esta singularidad (Fig. 166).
Como se puede observar, el espacio que ocupan
cada una de las representaciones es variable. La
diferencia de dimensiones, especialmente en lo que se
refiere a la figura C, se explica no por un mayor o menor
tamaño de los elementos que las componen sino
debido al distanciamiento que existe entre los
personajes. Las dos primeras ocurrencias se encuentran
más comprimidas existiendo menor espacio entre una
y otra, lo que no ocurre con la restante al dilatarse el
intervalo de separación. De hecho, en las dos figuras
que conocemos a mayores y de las que se distingue el
relieve saliente en su parte superior se advierte idéntica
distancia con respecto a sus precedentes.
Considerando las evidencias anteriores acerca de
la disposición y dimensiones de las figuras sobre el
Fig. 167. Dibujo de elevación de muro perimétrico 2 (norte).
Fig. 166. Detalle del personaje C en el muro perimétrico oeste 1.
paramento, suponemos la existencia de ocho
personajes en el tramo sujeto a estudio. Cabe comentar
que, sin embargo, no se han hallado evidencias de
relieve al final del sector intervenido, lugar en el que se
adosa un muro ancho, ya reseñado, que crece hacia el
oeste, lo cual ha podido ser constatado a partir de la
excavación de una pequeña trinchera de 50 por 50 cm.
El muro conserva aquí tan solo 24 cm de altura por lo
que, estimando la anchura del zócalo y la separación
que existe entre éste y el comienzo de los frisos,
creemos que el muro está destruido en el sitio justo
donde se habría iniciado la composición. Pensamos
por ello y por los restantes factores expuestos que los
relieves han ocupado la totalidad del paramento al que
nos estamos refiriendo. Ahora bien, por otra parte no
descartamos, como hemos dicho, la continuidad de
estos diseños en la prolongación del muro hacia el sur
hasta su unión con la plataforma.
MURO 2
Se localiza al norte de la Plataforma Funeraria cerrando
este frente del edificio y, al mismo tiempo, ofreciendo el
único acceso hacia este conjunto mediante un vano de
2,40 m enlucido y pintado de blanco (Esquerre et al. 1997:
27). El muro tiene un espesor de 1 m como término
medio y una longitud, hasta la entrada, de 32 m con una
orientación de este a oeste. Se ha descubierto un tramo
de 4,95 m medidos desde la esquina en la que se conecta
185
con el Muro 1; al final de esta sección el muro se encuentra
destruido por una zanja hecha por huaqueros. En el sector
oeste posee una altura de 0,72 m que va en descenso a
medida que avanza hacia el este donde tan sólo se
conservan 0,47 m (ver Fig. 162).
Los relieves, al igual que en el Muro 1, ocupan el
paramento exterior, si bien de ellos sólo se aprecia una
mínima parte pues el zócalo que enmarca la
composición en su borde inferior tiene aquí 0,38 m de
anchura, restándole espacio a los motivos que
comienzan a partir de este nivel. El encuadre en su
esquina este sí posee los mismos 0,20 m medidos para
el muro perimétrico oeste. Como se puede ver en el
dibujo (Fig. 167), la porción conservada de los diseños
se reduce a unos pies muy dañados de 25 cm de ancho,
ubicados inmediatamente después de la franja que los
enmarca y precedidos por el remate en punta de una
porra o bastón al estilo de los representados delante
de los personajes del Muro 1. A 2,54 m del mismo
ribete se encuentra un último pié de igual tamaño, a
partir del cual se ha perdido cualquier vestigio de
decoración continuando el muro aproximadamente a
la altura del zócalo. Los pigmentos prácticamente han
desaparecido y no se aprecia más que en mínimos
sectores del friso.
Una vez descritos los diseños y a pesar de lo poco
conservado, estamos en disposición de afirmar que
los relieves en este paramento repiten la misma
composición plasmada en el Muro 1 y, por tanto se
refieren al mismo personaje representado en actitud
procesional.
TECNOLOGÍA CONSTRUCTIVA
Como es común a las construcciones de la costa
norte peruana, y de la cultura Moche en particular, los
muros soporte aquí referidos (Muros 1 y 2) están
construidos en base a adobes paralelepípedos tramados
que forman capas o hileras que se superponen. Éstos
se disponen alternadamente de soga y/o de cabeza.
Las capas están unidas entre sí mediante un mortero
de barro que también ha sido usado para rellenar los
intersticios o juntas entre adobe y adobe. En este caso
hemos podido identificar tres modelos distintos en
cuanto al orden de los adobes dentro de las hiladas: 1)
El ancho del muro está compuesto por cuatro filas de
adobes dispuestos de soga; 2) Se alternan dos filas
dispuestas de cabeza con una hilada intermedia donde
los adobes están colocados de soga; y 3) En la primera
hilera, la exterior, los adobes han sido colocados de
cabeza y las dos filas restantes están dispuestas de soga.
El espesor del muro, sin embargo, sigue siendo el
186
mismo pues esta última línea está conformada por
adobes más grandes que el resto cuyo ancho es similar
al largo de los otros.
Los adobes han sido elaborados en moldes lisos,
con gavera de madera (bien por el desgaste de las caras,
bien porque no han sido utilizados no hemos
identificado adobes con improntas de caña en este
muro) y tienen unas dimensiones bastante
homogéneas, fluctuando entre 28 y 30 cm de largo
por 18 a 22 cm de ancho y un espesor de 10 a 12 cm.
Hemos documentado también un segundo tipo de
adobes, de los que tan sólo se han registrado varias
unidades que conforman la hilada exterior del tercer
modelo de tramado arriba mencionado, con unas
dimensiones de 40 a 41 cm de largo por 28 a 30 de
ancho y 10 a 12 de alto.
En cuanto a la técnica de elaboración de los relieves,
ésta ha sido similar a una de las utilizadas para los
mascarones de la Plataforma I de la Huaca de la Luna.
Es decir, que los motivos fueron modelados
directamente con un mortero de barro sobre la superficie
del muro; si bien previamente se realizaba un boceto
del diseño que se quería realizar sobre el paramento
mediante líneas incisas trazadas mediante punzones de
hueso, madera o metal (R. Morales, comunicación
personal). Una vez rematado este proceso se coloreaban
los motivos, en este caso con la gama cromática ya
referida que incluye el blanco, amarillo-ocre, azul, rojo y
negro. Al no existir todavía resultados de los análisis
realizados sobre los pigmentos utilizados se asume, a
título de hipótesis, que las sustancias aplicadas para la
coloración de los relieves de la Plataforma Uhle debieron
ser similares a las utilizadas para los relieves de la
Plataforma I. Un estudio más minucioso acerca de la
técnica de elaboración de los relieves, análisis de
pigmentos así como del tratamiento efectuado para la
conservación de los mismos ha sido realizado por
Ricardo Morales y el equipo de conservadores de la
Huaca de la Luna; trabajo que ha sido publicado en el
informe técnico del Proyecto Huaca de la Luna de 1996
(Uceda, Mujica y Morales 1998).
IDENTIFICACIÓN DE LOS MOTIVOS
Metodología
Partiendo del carácter particular de las decoraciones
en relieve y pintura mural conocidas en el complejo
Huaca de la Luna, donde los Moche han plasmado
parte de su imaginería sagrada en base a
representaciones simbólicas idealizadas y abstraídas de
todo marco escenográfico contextual (exceptuando el
tema de la “Rebelión de los artefactos” en la Plataforma
III), es contraproducente ceñirse a los cánones de un
análisis iconológico como ha sido referido por Arturo
Paredes (1993: 93) en su trabajo para de la identificación
del “Degollador” o “Personaje de cejas prominentes”,
supuesta deidad principal del templo en el que se rendía
culto a la fertilidad en general. En aras de su
conmemoración se debieron celebrar complejos
rituales y ceremonias precisas -entre ellas el sacrificio
de prisioneros y su ofrenda a los dioses- en beneficio
del equilibrio socio-ideológico del pueblo mochica
(Uceda y Mujica 1998: 10).
Es por ello que en el caso que aquí nos ocupa, donde
también podemos afirmar que se ha representado
repetitivamente a un mismo personaje y atendiendo al
estado de deterioro del muro que permite distinguir
solamente una mínima parte de la figuración, pensamos
que un primer análisis tipológico - comparativo es el
más pertinente a efectos de identificar el icono en sí.
En otras palabras, existe el problema de reconocer un
personaje aislado, descontextualizado, a sabiendas que
es uno de los pilares en los cuales se asienta el método
analítico más riguroso hasta el momento para la
identificación de personajes en la iconografía mochica:
“Un personaje puede ser identificado sólo si se toma en
cuenta conjuntamente las acciones que le son privativas
y todo el repertorio de rasgos y atributos que actualiza
en estas acciones” (Castillo 1989: 20). A ello debemos
aunar la pésima conservación de las figuras que nos
permiten distinguir únicamente y no sin dificultades,
algunos de estos caracteres. Es particularmente
importante la ausencia de la sección superior de las
figuras puesto que el tocado, la cara, su vestimenta y
otro tipo de adornos corporales y complementos se han
perdido siendo, si cabe, los elementos que aportan mayor
información para lograr identificar a una entidad
correctamente. Nos interesa, por tanto, un
procedimiento disociativo, reconociendo primeramente
cuáles son los atributos que conserva el personaje y si
estos son identificables dentro del conjunto de rasgos
que caracterizan a los actores en la iconografía Moche
para, seguidamente, ubicar un ser susceptible de
hermanar dichas particularidades.
A partir del estudio del material publicado al que
hemos tenido acceso, básicamente cerámico,
intentaremos establecer asociaciones directas con
nuestro personaje, teniendo en todo momento
presente las características especiales del soporte y las
posibilidades que ofrece esta técnica en cuanto a las
probables diferencias que se puedan presentar en la
representación de determinados detalles en otros
materiales.
Posteriormente, toda vez rematado este proceso y
en función de los resultados obtenidos, consideraremos
la posibilidad a futuro de un análisis más extenso y
riguroso refiriendo las acciones en las que participa el
personaje en cuestión y la variabilidad de rasgos que
lo definen, en fin, concretar su “personalidad
iconográfica” (Castillo 1989: 169).
ATRIBUTOS RECONOCIBLES
Apéndice 1
El primer añadido anexo al personaje, situado a su
espalda, puede relacionarse morfológicamente con una
cola de ave. Su forma y las incisiones que lo segmentan
en 4 ó 5 tiras son muy semejantes a los haces de plumas
a modo de cola que presentan ciertas aves y varias
deidades antropo - ornitomorfas del panteón mochica
sobre soporte cerámico, bien en pictografía, en relieve
o en bulto redondo. Ésta se ubica al dorso de los
personajes antropomorfizados partiendo a la altura de
la cintura y en su posición anatómica normal en el
caso de representaciones ornitomorfas. En vasijas
pintadas y en bajo relieve, bidimensionales, se
representa con una visión desde arriba conforme a
los cánones de perspectiva que rigen al arte Moche
(Donnan 1991), no así en las piezas escultóricas donde
su reproducción es de forma natural. Suele tener forma
de rectángulo, trapecio o pentágono (en el caso de
algunas especies de patos) y está constituida, cuando
no es un espacio uniforme en blanco o cubierto de
color, por un manojo de 3 a 7 plumas estrechas y
alargadas cuyo remate es normalmente curvado.
Varias divinidades y seres míticos sobrenaturales
como el “Dios guerrero radiante” (“Rayed God” de
Berezkin 1980 en Makowski 1996: 14; “personaje A”
de Donnan 1978 y 1991: 265; “Ancestro mítico
antropomorfo radiante” de Hocquenghem 1987: 184;
“guerrero al que le brotan rayos de su espalda” según
Castillo 1989: 17; “Dios A” de Golte 1994, fig. 4;
“Guerrero del águila” de Makowski 1994 y 1996, fig.
34), en su caracterización ornitomorfa en forma de
águila saliendo del subsuelo por una escalera de arañas
(Hocquenghem 1987, fig. 171) y la “Divinidad búho”
(Benson 1980 y Ann Marie Mester 1983 en Makowski
1996: 14; “Búho mítico” de Hocquenghem 1987: 184;
Castillo 1989: 17; “Demonio de las cejas prominentes”
de Paredes 1993: 95 y 1994: 46; “personaje G” de Golte
1994, fig. 9; “Guerrero del búho” para Makowski 1994
y 1996, fig. 19), deidades consideradas mayores dentro
de la jerarquía mítica por los autores citados, así como
algunas divinidades menores, subalternas u oficiantes
representados como aves antropomorfizadas y
187
generalmente con atributos de guerrero o de chasquis,
véanse el águila (“personaje B” de Donnan en el “Tema
de presentación” 1978 y 1991: 265; “personaje H” de
Golte 1994, fig. 10; Makowski 1994 y 1996, fig. 2b),
pato pico de cuchara, picaflor (sólo en alguna de sus
versiones - por ej. Kutscher 1954: fig.75 en
Hocquenghem 1987, fig. 98 - ya que normalmente se
le representa con una cola bifurcada por la mitad)
búhos y lechuzas poseen este apéndice plumífero.
Además, figuraciones naturalistas de fauna volátil como
palmípedas, aves de laguna y de rapiña, nictálopes y
otras (Larco 1938/1939: 121, fig. 97 y 98) y aves
mitológicas (por ej. Kutscher 1977: 87, fig. 71), también
tienen una cola similar si bien suelen mostrar variantes.
En resumidas cuentas, la gran mayoría de pájaros, aves
humanizadas o personajes ornitomorfos incluyen entre
sus atributos definitorios un apéndice semejante al
modelado en los relieves.
Apéndice 2
Resulta más dificultosa la identificación de este
segundo añadido debido, en parte, a que se conserva
sólo parcialmente en las tres figuras que han sido
liberadas y por su propio aspecto externo. Si bien está
un tanto distanciado de las piernas del personaje
semejando no formar parte de él, éste se proyecta hasta
que parece adherirse a su dorso encima del punto de
unión donde se adosa la cola; por ello descartamos
que se trate de una representación aislada sin conexión
con el icono principal. Por su posición con respecto a
la figura, tamaño, características morfológicas y en
función del repertorio conocido de rasgos de este tipo
para las figuraciones mochicas, creemos que se trata
de un atributo serpentiforme. A juzgar por su
apariencia podría también emparentarse con una cola
zoomorfa al estilo de las que ostentan zorros o felinos,
tanto en sus modalidades naturalistas como simbólicas,
si bien es incoherente el adjuntar dos agregados de
idéntica índole, uno ornitomorfo (si aceptamos el
razonamiento anterior que relaciona al apéndice 1 con
una cola de ave) y otro felínico, a un mismo personaje;
afirmación sustentada en la inexistencia de
representaciones que aúnen dichos atributos.
Es común y bien conocida la asociación de los
ofidios con las deidades de más alto rango de los
mochicas asignándoles sacralidad. En algún caso
aparecen circundando al personaje en cuestión o son
asidas por ellos pero usualmente las encontramos como
añadidos, cuyo remate cefálico suele representar un
híbrido de zorro - serpiente, que brotan de su cuerpo,
bien de su cintura como apéndices que se desprenden
de una faja o cinturón (Castillo 1989: 153), bien de su
188
espalda, de su cabeza o como una zoomorfización del
cabello (Holmquist 1992: 84, cuadro 3). Observando
el diseño y atendiendo a su ubicación dentro de la
composición, presumiblemente se refiera a alguna de
estas últimas categorías mencionadas, es decir, o un
cinturón de serpientes o una prolongación desde su
espalda o cabello. El extremo de dichos agregados se
ha perdido y no sabemos si realmente hubo cabezas
de serpientes coronándolos aunque “cabe mencionar
que en algunos casos se omiten las cabezas de
serpientes siendo reemplazadas por apéndices de
bordes aserrados u otras modalidades de apéndices”
(Castillo 1989: 153).
Existen tres entidades principales a las que se les
adhiere algún componente serpentino al estilo de los
referidos: el “P.A.C.S.” (Castillo 1989; “Ai-Apaec” de
Larco 1938-1939; “Le demon-au-serpent” de Lavallée
1970: 102-108; “Fanged God” de Benson en Castillo
1989; “Supernatural Warrior” de Donnan 1978: 50;
“Dios A” de Berezkin 1980 en Golte 1994; “Mellizo
de cinturón de serpientes acompañado por el perro y
la iguana mítica” de Hocquenghem 1987: 185; “Dios
F” de Golte 1994, fig. 8; “Mellizo terrestre” de
Makowski 1994 y 1996, fig. 37) y su complementario
en el mundo marino (“Dios B” de Berezkin 1980 en
Golte 1994; Hocquenghem 1987: 126, 184, 185;
Castillo 1989: 17; “Dios D” de Golte 1994, fig.86;
“Mellizo marino” de Makowski 1994 y 1996, fig. 24),
poseen un cinturón de serpientes de uno a cuatro
brotes como atributo más característico. Recordemos
que en los relieves se aprecia una incisión en el medio
de este componente o la bifurcación del mismo en la
figura C que podría suponer la existencia de un
apéndice con varias ramificaciones. La “Divinidad
femenina” (“personaje C” de Donnan 1978 y 1991:
265; Hocquenghem y Lyon 1980 en Holmquist 1992;
“Mujer mítica” de Hocquenghem 1987: 185; Castillo
1989: 17; Holmquist 1992; Castillo y Donnan 1993;
“Diosa C” de Golte 1994, fig. 6; Makowski 1994 y
1996 fig. 31), se representa igualmente con el cinturón
de serpientes y además sus trenzas terminan en cabezas
de zorro - serpiente las cuales, en ocasiones, también
forman parte de su tocado o la rodean a modo de
aureola.
Lo más frecuente es relacionar los apéndices
serpentiformes a estos personajes divinizados, sin
embargo, se asocian circunstancialmente a otros dioses
o entes sobrenaturales como la “Deidad de las cejas
prominentes” (“Dios C” de Berezkin en Makowski
1996: 14; “Ancestro de penachos de búho” de
Hocquenghem 1987: 183; “Personaje de prominentes
cejas representado en una montaña” de Castillo 1989:
17; “Personaje B” de Golte 1994, fig. 5; “Guerrero del
búho” de Makowski 1994 y 1996, fig. 19; “Cave Deity”
de Zighelboim 1995), que aparece en varias vasijas en
relieve con un cinturón de serpientes (véase Hecker y
Hecker 1992: 50, fig. 9-10 y otro ceramio muy similar
recuperado en San José de Moro por Castillo), la
“Divinidad guerrera con caracteres de búho”, de la
que conocemos una figura pintada en línea fina donde
se desprenden de la parte posterior de su cabeza dos
culebras (Hocquenghem 1987: fig. 98) o el murciélago
antropomorfo, oficiante encargado, entre otras
funciones, del sacrificio, del que hemos localizado una
figura con cinturón serpentino (Golte 1994: 98, fig.
15.3). El “Personaje pez” (Castillo 1989: 100-123;
“adversario R” de Golte 1994: 102, fig. 19), posee en
algunas figuraciones este agregado, al igual que ciertas
figuras humanas (“Músicos” en Castillo 1989: 91) y en
ocasiones presenta dos mechones serpentiformes que
surgen de su cabeza. Por último, existen otras
modalidades de agregados cuyo final está coronado
por una cabeza de ofidio o híbrida, por ejemplo el
“Dios guerrero radiante” en ciertos contextos atesora
un halo de rayos de color claro que lo rodean, si bien
esta variedad no se asemeja en cuanto a forma con lo
que está plasmado en el relieve; asimismo el “zorro
lunar” o “Chthonic Canine” (Benson 1991, el
“adversario S” de Golte 1994: 104, fig. 20), ve su cola
rematada en una cabeza de culebra felinizada pero,
retomando lo dicho para zorros, pumas y jaguares,
además de la fisonomía propia de este animal
mitológico, es evidente que no es el icono representado.
Concluyendo, por lo aquí relatado se aprecia la
recurrencia de este atributo en relación con una gran
cantidad de seres que intervienen en la trama mítica,
aunque es más frecuente y constante su asociación con
varias de las divinidades preeminentes del panteón
mochica.
Características corporales
Poco es lo reconocible en cuanto a la fisonomía
del icono, sus extremidades inferiores son las únicas
que no han sucumbido al colapso del muro, mas son
un aporte importante. Nos informan, en primer lugar,
de la orientación del personaje, de norte a sur en el
Muro 1 y de este a oeste en el Muro 2, pero también
por su colocación, el delantero ligeramente más elevado
que el posterior, podemos suponer que éste adopta
una posición caminante. El dato acerca de la dirección
hacia la que se encaminan las figuras puede esconder
un significado simbólico particular, en tanto y en
cuanto la orientación cardinal estuvo imbuida de un
sentido especial para los Moche, al igual que en otras
muchas culturas. Por ejemplo, la ubicación de su
arquitectura cívico - religiosa está mirando casi
invariablemente hacia el norte o sus muertos están
enterrados con la cabeza hacia el sur. La interacción
entre los diversos entornos naturales y sus divinidades,
como morada y ámbito de acción de las mismas dentro
un universo montañoso o marino, ha forjado el
simbolismo propio de cada una de estas direcciones
asociadas al litoral o a las lomas con todo lo que
encierran, por lo que “esta dualidad primordial (costa
- sierra, dioses asociados al día y a lo terrenal y otros a
la noche y al inframundo) se refleja no sólo en la
organización del panteón sino en todos los niveles”
(Makowski 1996: 105). En una campaña posterior se
descubrirán los límites este y sur del complejo con lo
que, en caso de aparecer frisos con el mismo personaje,
podremos completar con un mayor sustento la
orientación de los mismos y el significado que ello
conlleva.
Para el caso es notable la forma de alguno de los
pies, el delantero de la Figura A (ver Fig. 165) o los de
la Figura C, que presentan cierta curvatura en su planta
y en la punta semejando una garra. Ciertos personajes
con rasgos ornitomorfos, animales y seres mitológicos
poseen dicha cualidad. En lo que se refiere a las
representaciones de fauna naturalista, las patas de
mamíferos, aves y saurios son plasmadas de una manera
realista acorde a las características de cada una de las
especies. Nuestro interés se centra, en cambio, en las
entidades divinas que acreditan tal extremidad, la cual
acostumbra a mostrar, indistintamente del personaje
cuya única diferencia es el tamaño y la mayor o menor
curvatura, de tres a cuatro garras en la punta y una uña
saliente de la zona anterior en los ejemplos más
detallados. Los diseños más estilizados simplemente
muestran una pata vista desde arriba donde se
distinguen tres uñas en la punta (Golte 1994: 91, fig.
9.2-3) o de un modo más sintético como un
encorvamiento de la planta (Golte 1994: 93, fig. 9.17 y
11.13). Una de estas imágenes aparece modelada en
bajorrelieve en un vaso hecho de calabaza propiedad
del Museo Americano de Historia Natural de Nueva
York (publicada por Donnan 1991: 265 y reproducida
por Golte), por lo que es, dada la técnica decorativa
utilizada aunque el soporte sea distinto, nuestro
referente más próximo. La opción estilizada de garra
que se ha plasmado nos hace suponer que en relieve la
ejecución de estos detalles es tratado de un forma
estilizada.
En lo referente a los númenes y seres mitológicos
que pueden aparecer con garras en lugar de pies
encontramos a la “Divinidad búho” (ejemplo anterior),
189
la “Iguana antropomorfa” (sólo en algunas versiones,
Golte 1994: 93, fig. 11.1,8,9,13), el “zorro lunar” o
“Chthonic Canine” (remitirse a la nota precedente) y
el “Dragón-Strombus” (Kutscher 1977: 8, fig. 3-4¸
“personaje P” de Golte 1994: 100, fig. 17).
Objetos asociados
Tal y como se puede ver en los diseños y ha sido
anotado en la descripción, precediendo a cada una de
las figuras descubiertas aparece un objeto rematado
en punta. A simple vista, teniendo presente el
repertorio de armas y objetos representados en relación
con personajes, pensamos que se trata de la parte
inferior de una maza o porra idéntica a la usada por
los guerreros en las escenas de combate. Si bien por
su forma y la sección preservada pudiera confundirse
con una lanza, éstas nunca aparecen aisladas sino
conformando panoplias, es decir, en asociación con
otras armas (porra y/o escudo y/o lanzadera), lo cual
no sucede con las macanas que, si bien pueden hallarse
en conjunto con los instrumentos referidos,
usualmente son el único objeto asido por tal o cual
personaje. Pudiera ser, asimismo, que se haya
representado un cetro o una especie de bastón de
mando de lo cual no hemos hallado evidencia en el
corpus de imágenes analizadas, aunque se conocen en
el registro arqueológico varias piezas que atienden a
esta descripción, como aquellas que formaban parte
del ajuar funerario del Señor de Sipán (Alva 1988, 1990)
o del “Sacerdote-guerrero” de Virú (Strong 1947;
Strong y Evans 1952). De todas formas, preferimos
descartar esta hipótesis pues entra dentro del plano de
la especulación al no haber encontrado ningún resto
de ello en los relieves ni en la iconografía.
Toda vez conocido el objeto en cuestión
referiremos ahora la gama de protagonistas
susceptibles de ostentarlo, fuera de los personajes
reales. Primeramente mencionar el “Dios guerrero
radiante” (nota precedente), estimado como ente
máximo en la jerarquía divina, cuyo carácter
eminentemente guerrero deriva en la posesión de una
porra en muchas de las acciones en las que es partícipe.
La “Divinidad búho” sostiene también una maza en
una gran cantidad de figuraciones tal como el “Águila
guerrera” o el resto de aves y felinos subalternos
representados con atributos de guerrero, zorros,
pumas, jaguares, picaflores, búhos y lechuzas
antropomorfizados.
De lo dicho se sustrae que este atributo es
característico, dada su propia naturaleza como arma
de ataque, de entidades caracterizadas con rasgos
190
guerreros si bien dos de ellas, el “Dios radiante” y la
“Divinidad búho” de acuerdo a su estatus, no toman
parte directa en las escenas de combates míticos, sino
que dirigen a sus huestes, los subordinados a los que
hemos hecho mención, en el campo de batalla como
sucede en la escena de “La rebelión de los artefactos”.
Pintura corporal
Se observa un área de pintura negra cubriendo la
totalidad de los pies de todas las figuras desde la zona
superior del tobillo, que hemos asociado de inmediato
con una modalidad de pintura corporal a manera de
media muy extendida entre los mochicas. Esta
denominación ha sido acuñada por la similitud
existente con este complemento con el que se ha
confundido en alguna ocasión, pero los artistas en sus
dibujos dejan normalmente sin pintar el dedo o la uña,
rasgo que no ha podido ser constatado en nuestro caso
y dato que ha permitido confirmar tal aseveración.
Como aporte a efectos de la identificación, en
cambio, esta peculiaridad no nos proporciona pistas
sustanciales ya que un sin fin de divinidades, entidades
míticas y personajes reales (guerreros e incluso
prisioneros), lucen sus pies y parte de sus piernas
pintadas a esta usanza.
Vestimenta
El único vestigio apreciable referente a su atuendo
se reduce a lo que parece ser el borde inferior de una
camisa, un faldellín o más bien una túnica, a juzgar
por su largo, pues llega hasta las rodillas y no presenta
ningún tipo de remate o decoración que nos permita
inferir mayores conclusiones. El corte recto de esta
prenda de vestir es la opción más usual y aunque en
algunas divinidades es característico que aparezcan, por
ejemplo, flecos, borlas, bordes aserrados u otro tipo
de decoración en la parte inferior de la túnica o camisa,
existen representaciones donde el remate es semejante
al aquí plasmado.
CONCLUSIONES
A la luz de las evidencias reveladas y del contraste
de las informaciones arrojadas por el análisis uno a
uno de los elementos constituyentes del icono
podemos sustentar varias afirmaciones. En primer
lugar, resulta obvio decir que las figuras se refieren a
una divinidad o entidad mítica y no a un personaje
real, verificable simplemente observando su fisonomía
externa y en función de los elementos que la definen
(hibridación entre humano y ave o atributos asociados).
Considerando además que uno de sus agregados es
un cinturón de serpientes u otra variedad de apéndice
serpentiforme, lo cual ha sido constatado como rasgo
común, salvo muy contadas excepciones, para las
deidades de alto rango (Castillo 1989: 168), creemos
estar frente a uno de los dioses mayores de los
mochicas. Exceptuando los casos del “Murciélago
antropomorfo”, el “Personaje pez” y el “Chthonic
Canine” que atesoran dicho atributo, los cuales
evidentemente no se asocian con los rasgos
ornitomorfos de las figuraciones, sabemos que no
pueden ser la entidad representada. De ello se
desprende que siendo éstos los únicos ejemplos con
apéndice serpentino que no se refieren a divinidades
mayores y excluyendo su relación con los relieves, las
figuras modeladas deben representar a un dios de la
más alta jerarquía. Adicionalmente, su ensalzamiento
decorando los muros externos de un complejo
arquitectónico jerarquizado, de carácter sacro, le
confiere una mayor dignidad o estatus corroborando
este razonamiento.
Sabiendo que el icono materializa a una divinidad
mayor el espectro de posibilidades se circunscribe
notablemente. Según los diferentes autores que han
investigado acerca de ello, algunos de los cuales han
sido mencionados en el texto, y estimando la diversidad
de criterios y nombres utilizados existirían de 4 a 7
personajes principales (a excepción de Lieske 1992 -
en Makowski 1996: 14- que distingue 9), a saber:
· El Dios Guerrero Radiante.
· Deidad de las Cejas Prominentes.
· Mellizo Terrestre o P.A.C.S.
· Mellizo Marino.
· Divinidad Femenina.
· Divinidad Búho.
· Iguana Mítica.
Cotejando los resultados del análisis sabemos que
el personaje en cuestión acredita una apariencia antropo
- ornitomorfa por la conjunción de caracteres que
muestra, cola y garras de ave con piernas y postura
erguida típicamente humanas, poseyendo asimismo
pintura corporal a manera de media y llevando una
porra. Hemos visto que varios de estos rasgos pueden
ser ostentados por dos o más deidades de las arriba
enumeradas, “pero en las combinaciones adecuadas
sólo se pueden adscribir a un ser especial” (Castillo
1989: 168). Así es, si repasamos toda la serie de
atributos definidos tan solo existe un personaje que
potencialmente puede detentarlos conjuntamente, la
“Divinidad búho”, quién creemos es el personaje
modelado en los frisos. Sorprendentemente, sin
embargo, contrastando el conjunto de imágenes
utilizadas para este trabajo, no hemos hallado ninguna
representación que reúna al mismo tiempo todos los
atributos mencionados. Por ello hemos creído
pertinente recopilar mayor información acerca de este
ser mítico, de sus funciones y características físicas para
así clarificar esta aparente paradoja elaborando, en
segunda instancia, un pequeño corpus de sus
figuraciones en cerámica a fin de conocer la frecuencia
de aparición del conjunto de rasgos comunes con los
frisos. No es nuestra intención el realizar un estudio
sistemático de la “Divinidad búho”, ni mucho menos,
pues se escapa del objetivo de esta investigación y
requiere un esfuerzo mucho mayor.
La “Divinidad búho”
Primeramente, ante todo, cabe mencionar que no
existen trabajos acerca de esta entidad que concreten
su personalidad iconográfica, es decir, todavía no están
bien definidos “el conjunto de atributos y
características que le son particulares (…) y también
el rango de escenas en que interviene” (Castillo 1989:
168), premisa indispensable para comprender su
idiosincrasia y, consecuentemente, la del conjunto
arquitectónico erigido en su conmemoración. E.
Benson (1980) y Ann Marie Mester (1983 en Makowski
1996: 14), fueron las primeras investigadoras en
diferenciar y considerar a la “Divinidad búho” como
uno de los dioses principales mochicas, a las que
siguieron A. M. Hocquenghem (1987: 182-185), L. J.
Castillo (1989: 17), B. Lieske (1992) y J. Golte (1994);
sin embargo, ninguno de estos autores ha precisado
con exactitud su ámbito de acción ni sus aspectos
diferenciales. Éste se distingue, en líneas generales, por
poseer cabeza y alas de búho, ataviado con un tocado
semicircular de doble penacho con una cabeza de felino
o murciélago en el centro o un casco cónico con tumi
y dos signos escalonados a los lados, camisa o túnica
compuesta por placas rectangulares de metal, protector
coxal, orejeras circulares y suele asir bien una porra,
bien la panoplia completa con lanzas, escudo y
lanzadera. Frecuentemente se le ha calificado como
un acólito de la “Divinidad de las cejas prominentes”
cumpliendo roles de oficiante, sacrificando o
combatiendo y como nexo de unión de ésta con el
mundo terrenal (Golte 1994: 33). De hecho viste de
manera similar a ella compartiendo varias prendas de
su atuendo.
Los búhos han sido un motivo simbólico
recurrente en la sociedad moche desde sus épocas
más tempranas y, probablemente sea la criatura
representada con mayor asiduidad. Frecuentemente
191
son figurados con caracteres humanos -como
shamanes o curanderos, en ocasiones de sexo
femenino- cumpliendo una amplia gama de funciones,
siempre relacionadas con la guerra, la muerte y el
sacrificio de prisioneros. Obviamente sus propias
costumbres de cazador nocturno hacen más
comprensibles estas asociaciones. En palabras de
Benson (1997: 85), traducidas por los autores, “la
misteriosa llamada nocturna de los buhos, su
maravillosa visión nocturna y su habilidad como
veloces predadoras en la oscuridad refuerzan sus roles
como agorero de muerte, guerrero, sacrificador y guía
de los sacrificados al otro mundo”.
Con el afán de concretar la identificación del
personaje modelado en los relieves como la “Divinidad
búho”, hemos estudiado un conjunto de 10 imágenes
(Fig. 168), que representan a un ser similar y analizado
únicamente la recurrencia de los elementos afines entre
tales figuraciones y los conservados por los iconos en
cuestión. Hemos utilizado para ello el catálogo de
figuras recopilado por Jurgen Golte referidas,
básicamente, a su “Personaje G”, descartando aquellas
que consideramos discutibles y agregando además una
calificada por él como “Personaje H” que estimamos
poder incluir en esta categoría. Coincidimos en este
aspecto con el criterio utilizado por Makowski (1996:
103), para corroborar o censurar la adscripción de
dichas imágenes con su “Guerrero del búho”. Estas
son las figuras 1-5, 7, 9, 10, 17 del “Personaje G” más
la número 2 del “Personaje H”. Todas ellas son
imágenes pintadas, salvo la G-2 que es un diseño
moldeado en bajorrelieve y pertenecen a las fases IV y
V de la secuencia ceramográfica establecida por Larco.
Los resultados obtenidos han sido sintetizados en el
cuadro siguiente:
C ola Garras
G -1 X X
G -2 X X
G -3 X X?
G -4 X X
G -5 X X
G -7 X X
G -9 X
G - 10 X
G - 17 X X
H -2 X
192
Examinando la tabla anterior observamos que la
cola ornitomorfa, presente en 8 de los 10 casos
analizados, al ser el rasgo que aparece con mayor
frecuencia puede considerarse como un atributo
esencial ligado directamente al personaje. La pintura
en los pies, presente en 6 personajes y las garras, que
aparecen en 5 imágenes, aunque en la G-3 no está
muy claro que sean realmente tales, son las
características secundarias más usuales apareciendo,
por lo menos, en un 50 por ciento de las
representaciones. La porra aparece como único
objeto asido por la deidad tan sólo en dos ocasiones
si bien formando parte de una panoplia está presente
en dos casos más. El apéndice serpentino, en cambio,
se localiza únicamente en una figura. Generalizando,
al menos tres de los rasgos que todavía se conservan
en los relieves de los muros 1 y 2 de la plataforma
funeraria existente al pie oeste de la Huaca de la Luna
son ostentados, en diferentes combinaciones, por 8
de las 10 imágenes consideradas como la “Divinidad
búho”, de las cuales la G-3 es la que comparte un
mayor número de caracteres.
El problema principal surge de la asociación del
agregado serpentiforme al personaje, puesto que sólo
hemos encontrado una representación que atesore
dicho atributo, siendo éste un rasgo relacionado
frecuentemente con otras divinidades. El argumento
que esgrimimos en favor de nuestra hipótesis es que
ninguna entidad que posea este añadido presenta la
cola de ave ni las garras salvo el personaje guerrero
con apariencia de búho, el cual, si bien es representado
normalmente sin él, es el único potencialmente capaz
de hermanar la totalidad de elementos apreciables en
los frisos. De todas formas, con un estudio más
riguroso del extenso repertorio de imágenes pintadas,
Pintura en los Porra (X ) A péndice
pies Panoplia (P) serpentino
X
X X
X
P
P
X
Fig. 168. Representaciones de la divinidad búho en la iconografía Moche. Tomado de Golte (1994: 91, 92; figs. 9.1-9.5-9.7-9.7-9.10-9.17 y 10.2.

modeladas o esculpidas por los ceramistas mochicas
se podrán rebatir o corroborar nuestras reflexiones.
Por otra parte, Makowski (1994 y 1996) es de la
opinión que la “Divinidad búho” y la “Deidad de las
cejas prominentes” son un mismo dios, el cual se puede
manifestar bajo un aspecto antropomorfo o
transmutarse en un búho humanizado según sea el
espacio en el cual se haga presente (ornitomorfo
cuando aparece en la tierra y con apariencia humana
en las escenas de montaña). Guardián y señor de la
noche, el “Guerrero del búho” habita en las entrañas
de la tierra, es el que rige los destinos del Mundo de
Abajo y “era responsable por el crecimiento de las

193
plantas”, en cuyo nombre se habrían realizado gran
parte de los sacrificios humanos (Makowski 1996: 64
y 92). De ser esto cierto adquiriría mayor consistencia
nuestra propuesta de identificación, puesto que se
afianzaría la relación del icono con un apéndice
serpentino (véanse ejemplos anteriores de la “D.C.P.”
con cinturón de serpientes), ya que esta deidad está
normalmente flanqueada por dos grandes serpientes
que, en ocasiones, se transforman en su cabello.
Si nos remitimos a lo expuesto y siguiendo también
a Paredes (1993 y 1994), el “Degollador” plasmado en
los relieves y pinturas murales de la Plataforma 1 de la
Huaca de la Luna y nuestro personaje serían, en
realidad, un mismo ser, en cuyo honor, posiblemente,
se habrían erigido dos complejos para venerar las dos
personalidades de su carácter ambivalente, la Huaca
de la Luna enalteciendo su naturaleza divina de “Dios
de la Montaña” y la Plataforma Uhle como adoratorio
de su manifestación terrena en forma de búho
antropomorfizado.
Muro 3 (sur del patio)
Se localiza cerrando el lado sur del patio situado al
norte del conjunto arquitectónico y está orientado de
este a oeste (ver Fig. 162). En esta esquina deja un
espacio de 2,60 m con respecto al muro interno oeste,
paralelo al perimétrico que cierra este lado del complejo
(Muro 1), el cual, posiblemente, haya cumplido una
función como corredor de acceso a la plataforma (Tello
1997b: 83; Esquerre et al. 1997: 45). Conocemos 35,5
m de la longitud total, la cual habría sido de 54 ó 56,6
m (según se mantuviese o no un acceso en su extremo
este similar al ya mencionado para la esquina opuesta)
si reconstruimos las dimensiones del patio
prolongando los muros que lo delimitan en base a los
principios de simetría.
El muro posee un espesor promedio de 1,10 m y
una altura máxima de 1,60 m en las áreas mejor
conservadas, aunque hay tramos en los que sólo han
quedado en pie 30 cm. Es preciso comentar el mal
estado de conservación del mismo en algunos sectores,
más deteriorado cuanto más avanza hacia el oeste
donde apenas se eleva unos centímetros del suelo. La
altura máxima se ha medido considerando un añadido
conformado por tres filas de adobes superpuestas, de
aproximadamente 32 cm de alto por 27 de ancho que
crece en la parte de la cabecera más próxima al
paramento sur (a unos 10 cm), puesto que éstos se
elevan hasta 1,28 m en el mejor de los casos. La
funcionalidad de este elemento estructural, en el cual
todavía se aprecian restos de enlucido, ha sido,
194
probablemente, como soporte de un techado en
voladizo que habría protegido la totalidad del muro, a
estilo de los que cubrían las paredes con relieves
policromos de la Plataforma I, no en vano hemos
descubierto en él varios huecos de poste así como
también en el piso con el cual se asocia.
Se han descubierto dos sectores del muro, uno de
7 m, ubicado a 13,5 m medidos desde la esquina
conocida, en dirección este y otro tramo de 2,60 m
situado a una distancia de 12 m del final del anterior.
Cada uno de ellos ha sido descubierto
respectivamente por una de las dos campañas de
excavación realizadas en esta área. El primer tramo
fue liberado en los trabajos hechos por Tello (1997b)
y un grupo de estudiantes de la Universidad Nacional
de la Libertad - Trujillo durante 1996 como parte de
sus prácticas pre - profesionales y el segundo a partir
de las excavaciones efectuadas por Pimentel y Álvarez
durante 1997.
Los altorrelieves policromos están ubicados en el
paramento norte de dicho muro, mirando hacia la parte
interna del patio. El diseño general de los mismos está
estructurado en base a paneles cuadrangulares de 1,10
m de lado delimitados verticalmente por bandas de 20
cm de ancho pintadas en color blanco y una cenefa en
su parte superior de similar anchura. Tomando en
consideración la estimación hecha para la longitud total
del muro y las dimensiones de los recuadros podemos
calcular que en total habría entre 41 ó 43 paneles.
Los iconos representados al interior de los mismos
muestran a una serpiente modelada con un estilo
naturalista (Fig. 169) sobre un fondo de color rojo
cuyo cuerpo está pintado básicamente con bandas
alternas de azul, amarillo – ocre y rojo, en el cual es
posible apreciar también, completando la gama
cromática presente, el color negro. Cada ofidio
dispone su cuerpo alargado y sinuoso, de 18 cm de
Fig. 169. Muro sur del patio norte. Paneles A-F, sector 1.
ancho como promedio, por cada uno de los lados del
panel conformando una especie de cuadrado en cuyo
interior inserta su cabeza, la cual se nos muestra de
perfil. Da la impresión que el marco constriñe a las
figuras de tal manera que estas deben amoldar su
cuerpo en función del espacio disponible, adoptando
de esta manera una posición cuadrangular repitiendo
la geometría de los paneles.
Dentro de esta distribución reiterativa se alterna la
dirección hacia la que miran las serpientes, una
orientada hacia el este y la siguiente hacia el oeste,
conformando de este modo parejas que se observan
mútuamente o de mirada confrontada. El remate de
su cuerpo se localiza en el lado opuesto hacia el que
mira su cabeza, el cual se encorva al final describiendo
un arco a manera de cavado.
La cabeza de los ofidios, de entre 25-30 cm de
ancho por 20-25 de alto como término medio y
pintada de color amarillo - ocre, tiene forma casi
rectangular cuyo lado superior está conformado por
una línea curva hundida en su parte central; presentan
un ojo circular, de 8 cm de diámetro, configurado
por dos órbitas concéntricas mostrando el iris pintado
de blanco. Las serpientes presentan sus fauces
semiabiertas mostrando, en mayor o menor medida,
colmillos en ambas mandíbulas además de una lengua
bífida y protráctil de 8 cm de anchura, que sobresale
igualmente unos 8 a 9 cm (Figs. 169 y 170).
Una vez definidos los caracteres generales de los
diseños pasaremos a describir uno a uno los ocho
paneles liberados, seis pertenecientes al primer sector
descubierto del muro (de los cuales tres han sido
descritos en los trabajos anteriores ya mencionados,
Fig. 170. Dibujo de elevación de muro sur del patio norte. Paneles A-H, sectores 1 y 2.
los otros tres han sido liberados recientemente por el
grupo de conservadores del Proyecto Huaca de la
Luna) y los dos restantes se refieren a los hallados en
la campaña de excavación del año 1997. Las
denominaremos con letras de la “A” a la “H”
comenzando con el icono situado más hacia el oeste
(Fig. 170).
Panel A
Este panel se encuentra bastante deteriorado
conservándose una altura entre 32 y 43 cm por lo cual
solamente podemos ver la parte inferior del cuerpo de
la serpiente, a partir de la cual sabemos que su cabeza
habría estado mirando hacia el oeste.
Panel B
Al igual que el anterior, su estado de conservación
no permite más que apreciar una mínima porción del
icono, el remate del tronco de la serpiente y la curva
del cuello en el lado derecho (oeste) tras la cual habría
estado situada su cabeza. Es en este sector donde
mantiene una mayor altura, 50 cm, no así en su
extremo opuesto donde el muro desciende hasta los
32 cm.
Panel C
En este icono se puede ver una porción de la cabeza
de la serpiente orientada hacia el oeste en la zona central
del recuadro, puesto que aquí el muro posee 67 cm de
alto, descendiendo hacia sus lados donde conserva 45
cm en el lado derecho y 58 en el izquierdo. Es posible
reconocer el ojo circular y su boca entreabierta, si bien
se ha perdido cualquier otro detalle.
195
 Panel D
De este panel podemos apreciar gran parte del
diseño modelado, no en vano el muro ha mantenido
entre 60 y 65 cm de su altura original. Sólo se ha perdido
la parte superior de la serpiente, que muestra la cabeza
en toda su amplitud mirando hacia el este, aunque
bastante desgastada, con lo que su ojo no puede ya
verse. De todas formas sí percibimos sus mandíbulas
abiertas mostrando la lengua bífida saliendo de su boca
y dos colmillos puntiagudos en su maxilar superior,
en el resto de la misma pueden observarse las líneas
aserradas que la perfilan como si hubiese estado toda
recubierta de dientes (Fig. 171).
En la banda vertical que separa este panel del
siguiente se ha localizado una huella de poste de 16
cm de ancho y 15 cm de profundidad.
Panel E
Este quinto recuadro presenta el icono en toda
su plenitud, de hecho el muro soporte tiene en este
tramo una altura media de 1 m y es en el que los
colores se han conservado en mayor medida (Fig.
172). Su cabeza dispuesta de perfil y mirando hacia
Fig. 171. Muro sur del patio norte. Panel D, sector 1.
Fig. 172. Muro sur del patio norte. Panel E, sector 1.
196
el oeste presenta sus fauces entreabiertas dejando
visible, de nuevo, su larga lengua bífida y un colmillo
afilado en su mandíbula inferior, así como también
se puede observar el ojo circular en la zona anterior.
En la parte delantera de la mandíbula superior se
aprecia levemente un línea incisa de contorno
ovalado que podría haberse hecho para representar
un orificio nasal. El trazo que delimita su cabeza
está, en este caso, bastante deprimida y sus extremos,
anterior y posterior, se elevan hasta encorvarla de
una manera no demasiado anatómica para tratarse
de una serpiente. Es curioso el remate puntiagudo
de la cabeza encima del ojo en el lugar donde ésta
se une con el resto del cuerpo, de forma casi
triangular. Otro dato singular se refiere a su tamaño;
si extendiésemos el cuerpo del ofidio representado
en este panel tendría una longitud aproximada de
4,30 m.
Panel F
Describiremos ahora el último icono perteneciente
a lo que estamos denominando como primer sector.
El recuadro no ha sido completamente descubierto
pero deja a la vista la mayor parte del tronco de la
serpiente y su cabeza orientada hacia el este, que en
este caso presenta diferencias con las anteriormente
descritas. Efectivamente, la curva que conforma su
contorno superior se pronuncia todavía más que la
del panel E y el remate en su parte anterior se agudiza
hasta conformar una especie de oreja de forma
triangular, al igual que su mandíbula superior que se
encor va en demasía. La lengua se puede ver
nítidamente saliendo del fondo de su garganta, si bien
otros detalles como los colmillos o el ojo se han
perdido.
El panel conserva lo que consideramos ha sido su
altura original, apreciándose una ancha banda
enmarcando el diseño en su parte alta a manera de
cenefa, contando con la cual el panel se eleva hasta
1,28 m. Encima del mismo es donde se ha construido
el pequeño altillo descrito arriba (Fig. 173).
Panel G
Este recuadro se encuentra destruido casi
totalmente, ya que el muro ha sido horadado por
un canal hecho tras el abandono del sitio por los
Moche. Sólo se ha conservado la sección izquierda
del panel, que tiene 88 cm de alto, en donde todavía
podemos ver una porción de las mandíbulas del
ofidio con un colmillo saliente de la superior y parte
de su cuerpo.
 Panel H
El último panel conocido tiene como término
medio una altura de 85 cm y sólo se ha perdido la
sección superior del tronco del icono representado, si
bien la cabeza es la que se encuentra en mejor estado
de conservación de todas (Fig. 174). Morfológicamente
es similar a la plasmada en el panel E: lengua bífida,
ojo circular cuya órbita exterior está pintada de blanco,
orificio nasal y boca entreabierta pero en esta ocasión
se pueden observar perfectamente una fila de cuatro
colmillos afilados en ambos maxilares, si bien en el
superior su contorno es más marcado y puntiagudo.
Queda por comentar, finalmente, que en este tramo
del muro descubierto en el segundo sector también es Fig. 173.
posible apreciar el elemento soporte del techado. Muro sur del
patio norte. Panel
F, sector 1.
Tecnología constructiva
El muro sur del patio ha sido construido enteramente
con adobes rectangulares secados al sol que se han
dispuesto alternadamente de soga y de cabeza
conformando capas que se han ido superponiendo unas
encima de otras y se han unido con mortero de barro
para darle mayor consistencia, el cual ha sido usado
también en los intersticios. Los adobes, fabricados en
molde plano, tienen unas dimensiones que fluctúan de
31 x 22 x 8 a 35 x 23 x 9 y son de color marrón.

La elevación construida en la cabecera del muro

está conformada por tres hileras de adobes colocadas
una encima de otra, dos dispuestas de cabeza y la central
de soga. El tamaño de éstos, casi invariable, es de 26
cm de largo por 18 de ancho y 10 de alto presentando
un color marrón claro.
El proceso seguido para el modelado de los frisos ha
sido semejante que el descrito para los Muros 1 y 2 y
sobresale del muro soporte entre 6 y 12 cm según la zona.
IDENTIFICACIÓN DE LOS MOTIVOS
Como punto de partida, considerando dos vías
indagatorias utilizadas para la identificación de los
diseños representados, procuraremos asociar
morfológicamente a las serpientes con una especie
concreta dentro de la orden de los ofidios para, en un
momento posterior, buscar una relación con diseños
similares plasmados en cerámica.
Identificación zoológica
Conocemos, al menos, cinco especies diferentes de
ofidios que habitan en el desierto norcosteño, si bien son
Fig. 174. Muro sur del patio norte. Panel H, sector 1.
relativamente escasas y el reconocer un género concreto
entre las representaciones de serpientes que nos han dejado
los mochicas en cerámica, metal, hueso u otros materiales
es tarea harto difícil. Los subgéneros referidos son:
· La “Colambo” (Boa Constrictor Ortonii).
· La “Macanche” (Bothrops Darnetti).
· La “Jergona” o “Sancarranca” (Bothrops Pictus).
· La Coral o “Coralillo” (Micrurus Tschudi).
· La “Chaquira” (Micrurus spp.).
La Macanche y la Jergona pertenecen a la familia
de las Vipéridas (a las que se adscriben también las
conocidas serpientes de cascabel), y a la subfamilia de
las Crotálidas, y por tanto son venenosas. Algunos
autores (Peters y Orejas 1970 en Elera 1994: 229)
denominan, sin embargo, “Macanche” a la Boa costeña,
aunque los dos nombres son utilizados indistintamente
para referirse a este ofidio según los lugares tratándose,
sin embargo, de dos especies bien diferenciadas.

197
 Se les denomina vulgarmente como “víboras de
fosa” por una membrana que presentan entre el ojo y
el orificio nasal y son especies cuyo tamaño sobrepasa
raramente 1 m ó 1,20 m las primeras y 50-55 cm las
segundas. Su cabeza es triangular, típica de culebras
venenosas, con el cuello diferenciado del cuerpo, su
boca es amplia y los dientes ponzoñosos están situados
en la parte anterior de la mandíbula. Muestran un color
pardo claro en el dorso con unas escamas de color
negro y amarillento con manchas parduzcas en la zona
ventral. Son semiarborícolas de hábitos nocturnos y
se alimentan de pequeños roedores y pájaros; suelen,
además, representar un peligro inminente para el
hombre pues se han registrado numerosos accidentes
entre trabajadores agrícolas de los campos de caña de
azúcar, hábitat en el que también se desenvuelve con
normalidad (Bellairs 1975: 810).
Por otra parte, la familia de las Elápidas se encuentra
también presente en la costa norte peruana en su
género Micrurus (Coral o Coralillo y Chaquira). Son
ofidios de pequeño tamaño, alrededor de 60 cm de
largo, con el tronco y la cola esbeltas, la cabeza ovoide
está poco diferenciada del resto del cuerpo presentando
asimismo una corona rojiza. Su coloración está
estructurada en base a grupos de tres anillos negros
que encierran a dos amarillos, todo ello limitado por
estrechas bandas rojas. Son venenosas y típicamente
terrestres viviendo algunas especies en el suelo y otras
en los árboles (Luján Medina 1974: 58).
La Boa Constrictor Ortonii o Colambo es una
especie endémica de la familia de los boídos que
subsiste en la actualidad desde Piura hasta Chicama
(Peters y Orejas 1970 en Elera 1994: 229), aunque es
un subgénero típico de regiones tropicales, que puede
alcanzar los 4 m de longitud, si bien su tamaño normal
es de unos 2 a 3 m. Su cabeza es relativamente pequeña
y algo deprimida con una boca grande cubierta de
dientes, presenta dos orificios nasales y sus ojos son
redondos, sin párpados, mostrando una pupila vertical
(Bellairs 1975: 776). Tiene una coloración gris
amarillenta, acentuándose el color amarillo en la parte
posterior de su cuerpo y su cola posee, además, cuatro
fajas ovoides de color rojo ladrillo bordeadas por
negro. La boa constrictora vive en cavidades del suelo
o hendiduras de los ríos, siendo un ofidio de hábitos
nocturnos que caza de noche ya que la mayor parte
del día se la pasa aletargada haciendo la digestión
(Luján Medina 1974: 54). Es una serpiente poco
irascible y soporta bien la cautividad, siendo de gran
ayuda para el hombre como cuidador de huertas y
graneros, pues se alimenta principalmente de aves,
pequeños mamíferos y roedores.
198
Creemos que, atendiendo básicamente al tamaño
que acreditan tales subgéneros así como por su
coloración, contrastando dichas características con
las de las serpientes modeladas en los relieves, la
especie representada sería la Colambo. Otro tipo
de elementos comunes con los iconos que
corroboran nuestra afirmación se refieren a varias
particularidades presentes en esta especie, tales
como su cabeza deprimida con una gran boca
provista de dientes, el ojo de forma circular o los
orificios nasales (rasgo común con las Vipéridas).
La cabeza de las Elápidas, en cambio, se confunde
con su cuerpo, además de tener el tronco y la cola
esbeltos, lo cual, obviamente, no sucede en las
figuraciones aquí analizadas y en las Vipéridas el
cuello se diferencia claramente del resto del cuerpo
o sus colmillos se localizan en la parte anterior de la
boca, por ejemplo, por lo que pensamos tampoco
es la especie representada. Verdaderamente es difícil
hallar elementos de diferenciación más marcados,
ya que morfológicamente el cuerpo alargado y
cilíndrico es común para todos los ofidios en
general, por ello creemos que los argumentos
esgrimidos resultan suficientes para desacreditar la
filiación de las otras especies con los iconos.
De ser esto cierto, debemos rechazar la hipótesis
que atribuye a los pozos alineados delante del Muro
sur una función como contenedor de serpientes vivas
pues, sería lógico que siendo las boas costeñas la especie
representada fueran éstas las destinadas a ocupar dicho
lugar, lo cual es materialmente imposible dado su
tamaño, 2-3 m por lo general y hasta 4 (como las
presentes en los frisos) en huecos de 1m de diámetro
por 1 m de profundidad.
Identificación iconográfica
Son muy numerosas las representaciones de
serpientes en la iconografía mochica, presentes en
diferentes contextos y asociadas a una gran variedad
de personajes, algo de lo que ya se ha percatado
Lavallée (1970: 55 y 108-111). Bien en pintura sobre
vasijas, bien en piezas escultóricas u otro tipo de
soportes, los ofidios son representados con un
cuerpo lineal y ondulado pintado de un mismo color
o decorado con motivos punteados, sinuosos y/o
geométricos, rematado en una cabeza felinizada
cuando ésta se muestra de perfil y de un modo más
naturalista si su visión es desde arriba, modalidad
menos numerosa que la anterior (Fig. 175). En
efecto, el remate cefálico usualmente no
corresponde a una cabeza real de culebra sino a una
hibridación entre ésta y una testa de zorro (Bonavia
1974: 75 o Bourget 1994b: 87), por lo cual
podríamos definirla como una figuración
anastomósica, término utilizado por Campana
(1995: 12) para referirse a las imágenes donde se
fusionan caracteres de varias especies zoológicas.
Ojo redondeado, oreja puntiaguda de for ma
generalmente ondulada, hocico del que salen con
frecuencia, al igual que bajo el mentón, 3 ó 4 pelos
a modo de barba, boca entreabierta mostrando
dientes en ambas mandíbulas, de 3 a 6 y una lengua
bífida y protráctil son los rasgos que la definen.
Entendemos que algunos elementos sí pueden ser
considerados como propios de los ofidios: el ojo
circular, la lengua o la dentición aglifa con dientes
de varios tamaños, grandes o pequeños y ubicados
indistintamente adelante o atrás en ambas
mandíbulas (Luján Medina 1974: 52); pero la oreja,
el hocico y los pelos son característicos de cánidos
y particularmente del zorro costeño (Dusicyon
sechurae) que acredita dichos atributos en sus
Fig. 175. Representaciones de
serpientes con cabeza de zorro
en la iconografía Moche. a, b
(tomado de Donnan 1978: 161,
fig. 239 b.P); c, d (tomado de
Lavalleé 1970, lámina 25 A-C);
f-g (tomado de Donnan 1978:
167, fig. 243 P).
ocurrencias sobre cerámica. Existen casos, más
extraños en cuanto a la frecuencia con la que se
manifiestan, en los que se combinan rasgos no sólo
de zorro y serpiente sino también de venado, como
el “ciervo-serpiente-jaguar” (Hocquenghem 1987:
209-213). Además pueden aparecer con brazos y
piernas humanas asiendo incluso porra y escudo.
Ahora bien ¿es ésta la misma serpiente mítica
modelada en los frisos? Hemos visto el naturalismo
con el que se han representado los iconos en
altorrelieve, donde parece estar ausente la hibridación
cefálica distinguida en otra clase de soportes, pero,
contrariamente a las apariencias, en el Panel F se
aprecia claramente una oreja puntiaguda, elemento
ajeno a cualquier figuración realista de un ofidio.
Únicamente se conservan en toda su integridad cuatro
cabezas del total de los ocho recuadros descubiertos
en donde deberían revelarse la ausencia o presencia
de este rango de detalles. Una de ellas (Panel D) se
199
encuentra bastante deteriorada y no se puede apreciar
más que su contorno. Pensamos que los elementos
propios del zorro presentes generalmente en las
cabezas de serpientes y que le confieren un sentido
particular se han perdido, en mayor medida, en los
relieves estudiados. No sabemos si el hocico o los
pelos han sido indicados originalmente en las figuras
mediante alguna estilización como un pequeño punto
negro para la nariz o unas líneas para la barba, por
ejemplo, por lo que podríamos suponer que se
habrían perdido en función del estado de
conser vación o simplemente no han sido
representados. Lo cierto es que el otro detalle
distintivo, la oreja, sí aparece manifiestamente en una
de las figuras y en otras dos, Paneles E y H, pudo
haberse desgastado ya que a la altura de la cabeza
donde debería aparecer ésta remata con forma un
tanto apuntada. De lo dicho se desprende nuestra
propuesta de establecer una correspondencia,
salvando las distancias referidas a la técnica artística,
entre los diseños modelados en relieve con las
figuraciones de la serpiente - zorro antes referidos.
Es compartida la opinión de asignarle un valor
simbólico a las serpientes como atributo que confiere
sacralidad, reforzando la asociación del contexto en
el cual se manifiesta o del personaje acompañado con
lo divino (Campana 1995: 43-44; Castillo 1989: 154),
resaltando del mismo modo el sentido de
regeneración asociado al cambio de piel como la
inmortalidad de los ancestros (Hocquenghem 1987:
208), fundadores de las instituciones y salvaguarda
del orden en la comunidad, en los que se asienta la
renovación ideológica y social. Es necesario anotar,
asimismo, la relación semiótica de las serpientes con
el agua en las culturas del oriente andino, identificadas
con los ríos o la lluvia fecundadora de los campos
que “asegura la cosecha (y) la reproducción de la
comunidad a nivel material” (Hocquenghem 1987:
208). No en vano las culebras han sido plasmadas en
toda la gama de objetos artísticos de culto en el los
Andes peruanos desde el período Precerámico,
siempre imbuidas de ese simbolismo sacro particular
vinculado con lo ctónico.
A partir de una sucinta visión de los ámbitos en
los que se manifiesta la serpiente - zorro en imágenes
mochicas sobre soporte cerámico o mural vemos que
aparece íntimamente ligada a divinidades, siendo asida
por ellas como por ejemplo en los murales de la Huaca
de la Luna descubiertos por la misión de Harvard
(Mackey y Hastings 1982) o más frecuentemente
como un apéndice zoomorfizado, adosado a
personajes míticos donde se estiliza a modo de
200
cinturón, halo de rayos o como remate del pelo - en
la actualidad pervive todavía la creencia de relacionar
los cabellos con las serpientes – (Hocquenghem 1987:
206), cuyo final muestra la cabeza híbrida. Es usual
encontrar diversos objetos, adornos y accesorios que
han adoptado aspecto serpentiforme, por ejemplo a
manera de pendientes que ostentan algunas
divinidades como la de las “Cejas prominentes”
(Lehman 1938: 86, fig. 148) o el “P.A.C.S.” (Castillo
1989: 155), en forma de trompeta (Lehman 1938: 129,
fig. 230), lanzadera (Kutscher 1983, fig. 50 en
Makowski 1994: Lámina II, fig. 9), techado de algunas
estructuras (Kutscher 1954: fig. 75 en Golte 1994:
124, fig. 39), como la cuerda que cuelga de los tumis
ceremoniales; o bien han sido pintadas decorando
camisas y tocados de diferentes personajes reales o
divinizados. Señalar un último caso curioso referido
a una pieza que muestra a un hombre sentado con la
boca y mejillas tatuadas en forma de serpientes
(Lehman 1938: 230, fig. 405).
Cuando se la representa sola, no aislada de un marco
figurativo, aparece con frecuencia en escenografías
relacionados con la “Presentación de la copa”, en el
“Tema de presentación” (Donnan 1978, 1991: 265,
fig. 202), en los murales de Pañamarca (Bonavia 1974:
75, fig. 38) o el sacrificio de prisioneros, por ejemplo
en la escena del “Despeñamiento” y la “Carrera con
andas” (Kutscher 1983, fig. 123 y 124 en Makowski
1994: Lámina IV, fig. 14 y 16).
Existe una variedad de ofidio con dos cabezas, una
en cada uno de sus extremos, representada
comúnmente en las figuraciones mochicas, que
conforma un “arco bicéfalo” ubicado sobre una
montaña o en el cielo, ejemplarizada entre otras en
escenas de ingestión de alucinógenos (Bourget 1994b,
fig. 12), en cuyo caso ha sido interpretada con una
connotación celeste simbolizando al Arco Iris y la Vía
Láctea (Bourget 1994b: 88). Varios objetos han sido
construidos en base a serpientes bicéfalas, como las
barcas “croissant” (Lavallée 1970), en las escenas de la
travesía marina efectuada por la “Deidad femenina” y
el “Mellizo marino” (Holmquist 1992: láminas 50-53),
formando la estructura de cepos que atrapan ya sea a
un hombre o a una ave en la “Escena de entierro”
(Donnan y McClelland 1979: 20 en Holmquist 1992:
Lámina 64), a modo de anda en la que se transporta al
“Dios guerrero radiante” (Hocquenghem 1987, fig.
197), componiendo una escalera por la que el mismo
dios se dispone a salir del mundo de abajo
(Hocquenghem 1987, fig. 171), o como separación de
los dos mundos, el real de los vivos y el mítico de los
ancestros en el “Tema de presentación”.
 COMENTARIOS FINALES
Asumiendo la relevancia de la serpiente en la religión
de los pueblos andinos y del Moche en particular,
distinguiendo lo sacro de lo profano, se infiere que tal
carácter le está siendo otorgado al complejo en el cual
aparece ensalzada al decorar uno de sus muros. De hecho
tales iconos son los primeros en ser vistos al ingresar
por la única puerta que da acceso al mismo, convidando
a comprender la sacralidad que le es conferida.
Entendemos que su imagen sugiere un enlace entre los
ámbitos terrenal y mítico, quizás al simbolizar el agua
del río serpenteante que baja de las montañas para morir
en el mar, a dónde van a descansar las almas de los
muertos, reflejando el viaje hacia la morada de los
ancestros en una barca construida a partir de una
serpiente bicéfala. Su tratamiento como elemento de
contacto entre el inframundo y el Universo de Arriba a
modo de escalera que los interconecta (ejemplo anterior),
o diferenciando el espacio celestial del terreno en el
“Tema de presentación”, refuerza esta interpretación
de nexo entre lo real y lo espiritual, un límite impuesto
por nuestras concepciones modernistas pero tan sutil e
imperceptible para los mochicas.
Debemos reseñar, también, su aparición en escenas
de sacrificio y entrega de la copa con sangre de los
inmolados, ambas conformantes del ciclo ritual
considerado más importante, clímax para la
regeneración de la sociedad y el mantenimiento del
orden cosmológico, sustento, además, de la
preeminencia elitista ejercida por las facciones
gobernantes. No ha de extrañar, pues, que se manifieste
la serpiente en dichos contextos en base a su
simbolismo sacro donde el fluido vital, la sangre,
reafirma la jerarquía de los dioses Moche dentro de su
sistema de creencias.
Lo cierto es que su correspondencia con el agua o
las montañas (Bourget 1994b: 88), naturaleza deificada,
así como con los ancestros y los dioses es indiscutible.
Sin duda su simple contemplación ha evocado respeto
y veneración en los antiguos pobladores de la costa norte
al comprender las culebras como un símbolo sagrado.
Sabido es que en el animismo mochica el culto a espíritus
animales, en los que se reafirman valores glorificados
por su espectro ideológico, es generalizado dotando
eventualmente a sus deidades de caracteres zoomorfos.
CRONOLOGÍA
A espera del procesamiento de las evidencias
recuperadas por las excavaciones en la Plataforma Uhle,
que permitan ofrecer inferencias más concluyentes, y
dada la imposibilidad de un proceder estilístico, por la
carencia de representaciones semejantes con las que
podamos establecer un marco comparativo, nuestras
reflexiones son de carácter preliminar.
Hasta donde conocemos, los paramentos con
relieves son contemporáneos y ocupan los muros
asociados a la última etapa constructiva y de
ocupación del complejo arquitectónico previa a su
abandono. El material ceramográfico contenido en
las capas que reposan sobre la arquitectura es
básicamente Moche IV, testimonio inequívoco para
una datación relativa. Estratigráficamente dicha
afirmación adquiere sentido en tanto en cuanto
inmediatamente sobre una gran capa de arena eólica
que cubre el muro con serpientes desde el piso hasta
su cabecera, reflejo de un arenamiento de las
estructuras tras su desuso, se ubican estratos con
fragmentería cerámica Chimú Temprano.
Teóricamente es plausible la hipótesis de asociar tal
arenamiento al momento posterior al abandono
Moche del sitio, por causas probablemente
climáticas, a fines del período Moche IV (Nials et
al. 1979 en Uceda, Morales, Canziani y Montoya
1994: 291), mas no sabemos qué vigencia temporal
ha tenido la Plataforma Uhle, ni los eventos de
remodelación que ha sufrido. Sin embargo, una
pequeña cala efectuada delante del Muro 1 ha
revelado la presencia de un paramento más antiguo,
del cual hallamos su continuación más al sur, bajo
la Plataforma sur y anexo al conjunto arquitectónico
8 del sector urbano, asociado a tumbas con material
Moche III (Pimentel comunicación personal),
encima del cual se ha erigido éste.
A título de hipótesis creemos, entonces, que los
altorrelieves policromos fecharían para la fase IV de
Moche, pudiendo estar en correspondencia con los
últimos edificios, el A y B, de la Plataforma I (Uceda y
Canziani 1998). Por tanto, debieron ser
contemporáneos a los relieves de “El degollador”
situados en el patio sureste y a las pinturas murales del
cuarto del sector noreste (nivel superior) de la
Plataforma I de la Huaca de la Luna.
CONCLUSIÓN
Nos hallamos frente a un conjunto singular del
cual no existe parangón en la cultura Moche. En
esta sociedad, hasta la fecha, se conocían relieves
únicamente asociados a las monumentales huacas
de adobe, en torno a las cuales se estructuran los
centros urbano-ceremoniales, mas por primera vez
han podido ser documentados en un complejo
201
arquitectónico diferente. Si bien sus dimensiones
son reducidas, la planta de la Plataforma Uhle
responde a un patrón, aunque simplificado, muy
común en la arquitectura pública Moche: una amplia
plaza al norte, en la que se localiza la entrada
principal, dando acceso a una plataforma en la parte
trasera. Su planta, ubicación -adosada a la cara oeste
de la Huaca de la Luna-, las evidencias recuperadas
en su excavación y, sobre todo, la presencia de
relieves en sus muros no dejan lugar a dudas de la
esencia del lugar. El mero hecho de poseer tales
decoraciones ya le confiere un carácter especial o,
más concretamente, una connotación sagrada.
Corroborando esta suposición por otras vías
acudimos al registro arqueológico, el cual constata
la ausencia de restos de ocupación doméstica, lo que
refuerza el razonamiento anterior.
En esta misma estructura se ha certificado,
además, la existencia de 33 tumbas de cámara -
excavadas por Uhle a principios de siglo (Kroeber
1925)- que consistían en encajonamientos
rectangulares de adobe. Tales enterramientos,
según Donnan (1995), pertenecían a la fase II (4
tumbas), III (16 tumbas) y IV (9 tumbas), lo que
evidencia un largo período de uso de este conjunto
arquitectónico. Todavía, en la campaña de
excavación de 1996, se recuperó una tumba
disturbada ubicada en una cámara similar a las
descubiertas por Uhle (Kroeber 1925), en la que
se recuperaron varios objetos de metal (una
espátula y un depilador) y dos cerámicas de la fase
II establecida por Larco. Esta tumba ha sido
interpretada como el enterramiento de un oficiante
(Esquerre et al. 1997: 76), ya que comparte varios
elementos comunes con la tumba II del sacerdote
encontrado en la Plataforma I de la Huaca de la
Luna (Uceda et al. 1994). Los elementos comunes
a los que nos estamos refiriendo son el
encajonamiento con cubierta de falsa bóveda, la
posición de cúbito dorsal del cadáver y orientado
hacia el sur y la presencia de una espátula, espátulas
que introducidas en un calero eran utilizadas por
los oficiantes mochicas para chacchar coca o ingerir
otras sustancias (alucinóg enas) en diversas
ceremonias propiciatorias o de adivinación. Por
todo ello, la Plataforma Uhle ha sido definida como
un conjunto ritual funerario (Esquerre et al. 1997:
77).
Si cr uzamos los datos obtenidos en la
identificación iconog ráfica de los motivos
representados en el complejo, con las evidencias
arqueológicas que se conocen para el edificio,
202
podremos acercarnos a una hipotética funcionalidad
de la Plataforma Uhle. Por una parte sabemos que
las figuras que decoraban los muros exteriores
representan a la Divinidad Buho, la cual ejercía como
acólito u oficiante de la Deidad de las Cejas Prominentes,
que ha sido representada de una manera simbólica
en los relieves de la Plataforma I de la Huaca de la
Luna (Paredes 1993). Resulta razonable postular,
siguiendo tal línea argumental, que si en el templo
de la Luna se rendía culto mayormente a esta deidad
mayor; a la Divinidad Buho, atendiendo a su jerarquía
inferior, se la podría haber ensalzado en un complejo
de menores dimensiones -pero de carácterísticas
muy similares- cercano físicamente al de su superior.
Este hecho escondería, tal vez, la idea de materializar
la estructura jerárquica de su panteón divino
mediante un lenguaje arquitectónico.
Sabemos también que estas deidades eran
personificadas por personajes reales en el mundo
de los vivos -véase el Señor de Sipán o la Sacerdotisa
de San José de Moro- por lo que, si asumimos el
“supuesto de que exista una relación entre la
importancia del edificio donde se practica el entierro
con el estatus del personaje dentro de la estructura
social de la sociedad, las tumbas formales que se
han encontrado dentro de los rellenos
arquitectónicos de la Huaca de la Luna
corresponderían a miembros de la élite u a oficiantes,
ya que se encuentran dentro del edificio más
importante de la ideología Moche” (Uceda y Mujica
1997: 13). Oficiantes que debieron encarnar el papel
de la Divinidad de las Cejas Prominentes o
Decapitador alado al ser enterrados en un complejo
en el que se le ofrecía pleitesía. Continuando con
idéntico proceso deductivo, en la Plataforma Uhle
las tumbas recuperadas debieron pertenecer a los
oficiantes de menor estatus, que posiblemente
cumplieron el rol de subalternos del sacerdote
principal del Templo de la Luna. El dato numérico
se encamina a refrendar lo dicho, puesto que desde
el período II al IV existirían, al menos, 33 oficiantes
menores por tan solo dos sacerdotes mayores, de
los que se conocen, enterrados en la pirámide
principal.
Otro dato de interés se desprende de las
funciones rituales que desempeñaban tanto el
Decapitador como sus acólitos, relacionadas
esencialmente con el sacrificio de prisioneros. Es
coherente, entonces, pensar que en la Plataforma
Uhle se debieron realizar parte de las tareas que tenía
asignadas la Divinidad Búho. Quizá este complejo
fue un paso previo de los sacrificados antes de
acceder a su inmolación, en el que se los preparaba
para la gran ceremonia, pero de esta hipótesis no
tenemos confirmación alguna, por lo que debe ser
considerada solamente como una probabilidad. Una
opción alternativa, muy sugerente, aboga por
asignarle a este conjunto arquitectónico un carácter
como sustituto de la propia Huaca de la Luna. Es
decir, que las actividades realizadas normalmente en
el edificio mayor pasarían a ser ejecutadas en la
Platafor ma Uhle, mientras en el primero se
estuvieran efectuando las sucesivas obras de
“enter ramiento” de los edificios antiguos y
“ger minación” de los nuevos (Pimentel,
comunicación personal).
En resumen, aunando los razonamientos
esg rimidos, se interpreta este complejo
arquitectónico como un sitio dedicado a la Deidad
Guerrera del Búho, en el que se enterraron a los
oficiantes que la encarnaban en los ceremoniales.
Sus tumbas, pertenecientes a distintos periodos,
indican que, seguramente, eran encajonadas entre
los rellenos de los edificios más antiguos
previamente a la construcción de una nueva etapa
de remodelación de la plataforma, al igual que
sucedió en la Huaca de la Luna. Esta plataforma,
pues, representaba un lugar dominado por la muerte
y los ancestros frente al patio situado al norte,
metáfora del mundo de los vivos, dónde, muy
posiblemente, se celebrasen ciertos ritos
emparentados con el carácter de éste personaje
mítico. Dos ámbitos interconectados mediante un
sinuoso corredor, antecedido por las figuras de la
serpiente, que es la que establece la unión entre las
dos esferas. Una serpiente, no olvidemos, siempre
presente en escenas relacionadas con el sacrificio
de prisioneros, uno de cuyos ejecutores era la
Divinidad Buho.
AGRADECIMIENTOS
Quisiéramos expresar nuestro más sincero
agradecimiento a Santiago Uceda por la oportunidad
brindada para realizar este trabajo, así como por sus
sabios consejos y a Ricardo Morales, directores del
Proyecto Arqueológico Huaca de la Luna. Asimismo
a Arturo Paredes, cuyos comentarios nos han servido
de gran ayuda. A Jorge Solórzano y a Carlos Ayesta
por los dibujos de campo y en limpio de los relieves.
Los trabajos realizados en la Plataforma Funeraria,
que preferimos denominar Plataforma Uhle -en
honor al arqueólogo alemán que realizó por primera
vez excavaciones científicas en el sitio-, estuvieron a
cargo de Víctor Pimentel, con la asistencia de Gonzalo
Álvarez, aún cuando se debe en gran medida al
segundo de los autores el presente informe.
203
204
LOS CEREMONIALES EN HUACA DE LA LUNA: UN
ANÁLISIS DE LOS ESPACIOS ARQUITECTÓNICOS
Santiago Uceda Castillo
INTRODUCCIÓN
En toda sociedad, las mismas exigencias de
comunicación obligan a establecer una serie de normas
de conducta aceptadas socialmente, tanto a nivel
simbólico - religioso como civil. De las primeras se
establecerán los calendarios religiosos y sus ceremonias
particulares con sus propios rituales. De las segundas
nacerán los calendarios cívicos o sociales y sus
respectivas ceremonias.
En el mundo andino siempre hemos intentado
comprender los rituales de estas sociedades
tomando como base la información etnohistórica,
y muy pocas veces buscando elementos que ayuden
a entender esta problemática a partir de la
información contextual arqueológica. Sin embargo,
el hallazgo de una serie de tumbas de élite al
compararlas a escenas re presentadas en la
iconog rafía mochica ha llevado a algunos
investigadores a proponer modelos interpretativos
sobre ceremoniales y rituales para la época Moche
(Donnan y Castillo 1994).
Luego de varios años de investigaciones en el
complejo de las huacas del Sol y de la Luna, hemos
logrado reconstruir la secuencia constructiva del
complejo y parte del centro urbano (Uceda et al. 1994,
Uceda y Paredes 1994, Chapdelaine et al. 1997), así como
establecer una serie de contextos rituales particulares
dentro del mismo complejo (Bourget 1997a).
En esta oportunidad quisiéramos reconstruir
algunos de los ceremoniales que pudieron realizarse
en este sitio, a partir de los contextos arqueológicos
recuperados y, de este modo, corroborar si la forma
y la función tienen íntima relación entre los diferentes
espacios arquitectónicos. La importancia de los
ceremoniales y rituales es que sobre ellos se erigieron
la ideología y el poder de la sociedad Moche. Conocer
su estructura y mecánica debe, pues, ayudarnos a
comprender la forma como los Moche articularon y
construyeron su poder. Es decir, cómo a partir del
mundo supraestructural hicieron funcionar la
estructura económica y social.
LOS ESPACIOS ARQUITECTÓNI-
COS DE LA HUACA DE LA LUNA
En otra oportunidad hemos descrito con cierto
detalle la Huaca de la Luna (Uceda y Canziani 1993).
Básicamente, se compone de tres plataformas y cuatro
plazas que permiten articular las plataformas entre sí,
a manera de áreas de circulación (Fig. 176). En términos
globales, podemos establecer los siguientes tipos de
espacios arquitectónicos:
Plazas
Si bien es cierto que el concepto primigenio de
una plaza es la de un espacio central abierto en un
centro poblado, al que se accede a partir de calles o
callejuelas, nosotros hemos ampliado este concepto
a espacios abiertos o amurallados anexos a edificios
o en cuyo interior existe uno o varios recintos. De
esta manera se han subdividido estos espacios en
aquellos cuyo acceso es directo desde el exterior, y
por lo tanto tienen un carácter más público, y
aquellos espacios amurallados con galerías o no que
funcionan como áreas de concentración o
circulación e inclusive articulación entre
edificaciones mayores (en este caso entre las tres
plataformas). Se trata, pues, de espacios de grandes
dimensiones (Fig. 177). Las variaciones formales
permitan establecer los siguientes tipos:
A) Plaza amurallada con frontis. Es aquel
espacio delimitado por dos o tres muros y el cuarto
lado forma parte del frontis del edificio al que se
adosa la plaza. Este frontis puede estar decorado.
Siempre posee al menos un vano de acceso (Fig.
177 A, D).
Fig. 176. Plano general de la Huaca de la Luna y sus diversos componentes arquitectónicos.

206
Fig. 177. Ambientes de la Plataforma I de Huaca de la Luna. A) plaza 1; B) plaza 2; C) plaza 3b y D) plaza 3a y Plataforma II.
B) Plaza con galería frontal. Es aquel espacio
delimitado por tres o cuatro muros y donde en uno de
ellos se adosó una banqueta corrida con techo. El muro
techado pudo o no tener decoración (Fig. 177 B).
C) Plaza con recinto central. Espacio amurallado
por sus cuatro lados que circunda uno o varios recintos
centrales. Presenta más de un vano de acceso (Fig. 177 C).
Patios
Espacios delimitados por muros y formando parte
de una arquitectura mayor o edificación (Fig. 178). Su
amplitud y la presencia de varios vanos, permite la
comunicación entre diferentes ambientes. Puede
tratarse de espacios con galerías techadas o no,
presentando decoración mural o no.
207
 Las diferencias formales y decorativas nos ha llevado
a subdividir esta categoría en los siguientes tipos:
A) Patio con galerías. Es el espacio delimitado
por cuatro muros, de los cuales al menos dos o los
cuatros muros perimétricos poseen techos formando
galerías. En algunos casos presentan galerías altas a
manera de podio o sobre banquetas (Fig. 178 C, D).
Normalmente, los muros de estos espacios están
decorados con pinturas murales o relieves. En un sólo
Fig. 178. Patios en la Plataforma I de Huaca de la Luna. A) patio 1; B) patio 2; C) patio 3; D) patio 4; E) patio 5 y F) patio 6.
208
caso existe un recinto con techos a doble agua en su
esquina sureste (Fig. 178 A).
B) Patio simple. Se trata de los espacios de
comunicación o vestíbulos. No presentan techos,
tampoco decoración. En algunos casos están pintados
de color blanco, pero en la mayoría de los casos sólo
presentan enlucido (Fig. 178 B). En un caso hemos
observado la presencia de banqueta y se trata de un espacio
cuyos muros presentan pintura blanca (Fig. 178 E).
 Terrazas
Espacios que presentan uno o dos lados abiertos y
que dan frente a plazas o permiten la visión de gran
campo. Existen dos casos, aunque distintos. El más
importante da frente a la plaza principal (Plaza 1) y se
encuentra en la esquina noroeste del nivel alto de la
Plataforma I. El segundo caso es más angosto, da frente
a la Huaca del Sol y se encuentra en el nivel bajo de la
Plataforma I. Esta terraza es angosta y posee, además,
parapeto.
Fig. 179. Recintos. A) recintos adosados; B y C) salas hipóstilas y D) recinto esquinero.
Recintos
Espacios cerrados y techados (Fig. 179). Poseen
vanos de acceso con umbral alto o no y vanos altos. El
soporte de los techos se hizo mediante pilares o
columnas de madera. Sus dimensiones son menores y
en muchos casos son bastante reducidas. Hemos
subdividido estos espacios en dos tipos:
A) Salas hipóstilas. Son espacios amplios, con
subdivisiones internas, uno de sus muros presenta
209
 Espacio DIMENSIONES ELEMENTO DECORATIVO
OTROS CONTEXTOS ASOCIADOS
arquitectónico TIPO Largo Ancho Murales Relieves Sofitos Pintura

1. PLAZAS
Pl-1 Pl-A 176 86 X X X No excavada
Pl-2 Pl-B 109 38 X X Restos alimenticios y alucinógenos
Pl-3a Pl-A 45 20 2 X Sacrificios, esclturas de prisioneros rotos
Pl-3b Pl-C 33,5 16 X Vasijas y esculturas de prisioneros
Pl-3c Pl-D 22,5 15,5 X Sacrificios y descarnamiento
2. PATIOS
P1 p-A 61 39 X X X Iconos de divinidades y pisos limpios
P2 p-A 24 17,5 X 2 No excavados
P3 p-A 16 13,5 X Destruido casi totalmente
P4 p-B 27,5 15 X Destruido casi totalmente
P5 p-B 19 8,5 X No excavado
P6 p-B 16,5 6 No excavado
3. AMBIENTES
Amb. 1 Rp 17,5 8,5 X Restos de tela y totora sobre el piso
Amb. 2 H 12 6 No excavado
Amb. 3 H 6 2 No excavado
Amb. 4 Rp 7 4 X X Pisos limpios
Amb. 5 Rp 7 3,5 X Destruidoo casi totalmente
Amb. 6 Rp 6,5 3,5 X Pisos limpios
4. TERRAZAS
T-1 T 18 13 No excavado
T-2 T 20 1 No excavado

Pl-A: plaza tipo A; Pl-B: plaza tipo B; Pl-C: plaza tipo C; Pl-D: plaza tipo D.
p-A: patio tipo A; p-B: patio tipo B.
Rp: recintos.
H: sala hipóstila.
T: terrazas

Cuadro 11: Contextos arquitectónicos.

hornacinas y los techos fueron sostenidos por pilares
de adobes. La presencia de muros hastiales a doble
caída y la presencia de pilares permite sostener que
poseyeron techos a doble agua (Fig. 179 C).
B) Recintos pequeños. Normalmente se
encuentran adosados formando conjuntos de dos hasta
cuatro ambientes. Presentan vanos con umbral alto o
no y vanos altos pegados al techo. En todos los casos
poseen muros cumbreras por lo que fueron techados
a doble agua. En todos los casos presentan pintura
blanca en interiores y exteriores (Fig. 179 A, D).
LOS CONTEXTOS CULTURALES
Aún cuando no se han excavado todas las plazas,
patios y ambientes, los contextos recuperados permiten
tener una primera aproximación a la funcionalidad de
estos espacios. En forma sintética esta información se
registra en el Cuadro 11. En este cuadro se incluye los
tipos, las dimensiones, elementos decorativos y los
contextos de las excavaciones.
Las plazas
En cuanto las plazas, sólo una no ha sido
excavada, las otras parcialmente, a excepción de la
3b. De las plazas con frontis, la Plaza 3a fue
excavada y se hallaron más de 70 esqueletos con
evidentes huellas de tortura y suplicio (ver
contribución de Bourget en este volumen, y Fig.
180). En otra, la Plaza 1, el frontis está compuesto
de 5 escalones que estaban decorados con pintura
mural y relieve de manera alternada, por lo menos

210
en los dos últimos. Los motivos registrados
corresponden a la imagen de “El degollador”, una
en relieve y la otra en pintura mural (Fig. 181).
Tratándose de la plaza de mayor espacio y con
acceso directo a la zona urbana, su carácter público
nos parece evidente.

La plaza con galería frontal (Plaza 2), tuvo

inicialmente pintura mural (composición de peces
estilizados); en las otras remodelaciones sólo
presentó un muro pintado de blanco. La presencia
de semillas de coca, restos de alimentos sobre la
Fig. 180. Esqueletos de sacrificios (suplicios) humanos en la plaza
banqueta y la presencia de los murales inducen a 3a en Huaca de la Luna.
pensar que allí se realizaron probablemente
actividades propiciatorias.

La plaza con recintos centrales presentó vasijas

escultóricas que re presentan prisioneros
flanqueando uno de los vanos del recinto (Fig. 182).
La presencia de esculturas de prisioneros podría
permitirnos pensar que estos recintos centrales
tendrían relación con los prisioneros y los sacerdotes
que se ocupaban de prepararlos antes de su
ejecución. La ubicación de esta plaza intermedia con
aquella donde se encontraron sacrificios y el patio
principal de la Plataforma I, tendría una lógica Fig. 181. Pintura mural del quinto escalón del frontis principal de
funcional. la Plataforma I, frente a la plaza 1.

En la Plaza 3c, donde se registraron esqueletos

con huellas de descarnamiento (Fig. 183), es por
ahora difícil de establecer si en este espacio se
sacrificaban o realizaban ceremoniales de baile con
los esqueletos o si fue un simple repositorio de
osamentas de los sacrificados.

Los patios
En la Plataforma I existen seis patios, tres son del
tipo A y tres del B. Los patios del tipo A tienen
Fig. 182. Detalle del ceramio representando a un prisionero
dimensiones muy variadas y probablemente sistemas
encontrado en el vano del del recinto de la plaza 3b.
de cubiertas distintas. El patio 1 presenta las
evidencias de una sola hilera de hoyos donde se
enclavaron los postes, mientras que para los patios 2
y 3, por encontrarse totalmente destruido o excavados
parcialmente, no tenemos la certeza si existió una o
dos hilera de postes; por este hecho se proponen dos
alternativas de sistemas de cubiertas. Por otro lado,
sólo los patios 1 y 2 presentan pinturas murales o
relieves en sus muros. Para el patio 3 no existe
evidencias de decoración.

Los iconos representados son similares, aunque

son más variados en el patio 2. En el patio 1 los Fig. 183. Restos óseos con huellas de descarnamiento encontrados
relieves (Fig. 184) representan la cabeza de en la plaza 3c.

211
personajes con una serie de atributos que lo
identifican como “El degollador” (Uceda y Paredes
1994); a este personaje se agregan peces estilizados
o no, cabezas de aves y volutas (Fig. 185). En el
caso del patio 2, existen tres murales superpuestos,
el más antiguo es el “dios de los báculos”, los que
rematan en cabezas de zorros; en el segundo mural
“El degollador con apéndices de cabezas de aves”,
y el último mural es la representación del “dios de
los báculos” visto de perfil y los báculos rematan
en sus extremos en cabezas de aves y en la parte
central la cabeza de un zorro. En este ambiente sólo
se excavó una larga trinchera en el muro este
(Mackey y Hastings 1982).
Los patios sencillos sir ven de medios de
comunicación o vestíbulos de patios o recintos de
mayor jerarquía: el patio 4 sirve de vestíbulo del
patio 2; el patio 6 a la salas hipóstilas 1 y 2. El caso
especial es el patio 5, que sirve de vestíbulo del
patio del ambiente 1. La presencia de una banqueta
adosada al muro norte del ambiente 1 lo hace
singular y bien pudo tener una función ceremonial
particular.
Fig. 184. Relieve del rostro del «Degollador» en el patio 1 de la
Plataforma I, en Huaca de la Luna.
Fig. 185. Personaje menor, variedad del «Degollador» presentando
cabezas de aves, patio 1 en la Plataforma I.
212
Ambientes o recintos
Seis ambientes han sido registrados, aunque hay
que hacer la distinción que el ambiente 1 y 4 presenten
subdivisiones internas. Estos ambientes, como hemos
visto, han sido agrupados en dos tipos, el denominado
salas hipóstilas y los recintos pequeños. Todos los
ambientes poseen techos a dos aguas, la presencia de
muros cumbreras así lo indica. La diferencia entre las
salas y recintos es la presencia en la primera de pilares
de adobe y hornacinas en uno de los muros. Los pilares
sirvieron para sostener techos a dos aguas. Una de
ellas fue excavada parcialmente, no habiéndose
registrado restos de alimentos ni otros materiales sobre
el piso del ambiente ni de las hornacinas.
Los denominados recintos, existen de diferente
tipos, uno de ellos (ambiente 4) se ubica en la esquina
de un patio y sus muros exteriores fueron decorados
con relieves a manera de escaques formando diseños
compuestos que agrupan la cabeza de un pez, la cabeza
de un ave y volutas. Al interior no se registró resto
alguno y sus muros internos están pintados de blanco.
Los recintos que se encuentran al centro de la
plaza 3b tienen algunas semejanzas, pero sólo el
ambiente 6 está pintado de color rojo la parte exterior
y de blanco la interna. La presencia de pozos de
huaquería ha destruido casi enteramente el ambiente
5 y en un alto porcentaje el ambiente 6. La poca
superficie que subsiste y fue excavada del piso de este
ambiente, no reportó evidencias materiales. El único
contexto es la presencia de las dos vasijas escultóricas
de prisioneros flanqueando el vano de acceso del
ambiente 6 (ver Fig. 182).
El ambiente 1 presenta una cierta similitud formal
por la presencia de vanos altos y vanos de acceso con
umbral alto en el ambiente 4. Aquí sólo se excavó
parcialmente uno de los ambientes menores, los muros
tanto exteriores como interiores fueron pintados de
blanco, e inclusive el cielo raso.
COMENTARIOS FINALES
Esta larga descripción quisiéramos culminarla
proponiendo una reconstrucción de los ceremoniales
y rituales que pudieron efectuarse en Huaca de la Luna.
Obviamente se trata de una hipótesis interpretativa a
partir de las evidencias contextuales que hemos
expuestos en las páginas anteriores. Intentaremos, en
un primer momento, reconstruir algunas de las
funciones para los grandes grupos de espacios, a partir
de los contextos arqueológicos.
 Los contextos arqueológicos mayores se
circunscriben a los siguientes aspectos: 1) Espacios
cerrados presentando iconos relacionados con un
personaje que nosotros hemos caracterizado como
“El degollador”, representado en distintas formas:
pintado y en relieve de frente y cuerpo entero
(frontis de la plaza 1), cabezas en relieve a manera
de mascarones (patio 1), pintados con báculos (patio
2); 2) Espacios con restos de alimentos o plantas
sagradas (coca); 3) Espacios con restos de esqueletos
sacrificados o torturados; y 4) Espacios con techos
a doble agua a manera de aposentos o recintos
ceremoniales, sin huellas de uso doméstico.
Dos ritos mayores se desprenden de estos
contextos: el primero que podríamos denominarlo
rito propiciatorio donde la ingestión de plantas
alucinógenas era el primer paso; el segundo es el
ritual de sacrificio de individuos y en este caso la
forma pudo ser de distinta índole y ser parte de
ceremoniales distintos.
Los actos propiciatorios
Por ahora el único contexto relacionado con este
ritual son los restos de semillas de coca en la
banqueta con muro decorado de la plaza 2. Siendo
un espacio abierto que da casi frente a la gran plaza
(Plaza 1), es de suponer que estos actos de ingestión
estén ligados a actos propiciatorios y premonitorios
relacionados con la fertilidad y agua abundante.
Otros actos propiciatorios son los conocidos como
la instrucción de los sacrificados y que en las
representaciones iconográficas muestran mujeres en
pequeños recintos junto a las personas que serán
sacrificadas. Algunos iconólogos como Bourget
(1994a), han propuesto que estas mujeres hacían
ingerir sustancias alucinógenas como la datura o el
San Pedro a los elegidos para el sacrificio. Estos
recintos pueden ubicarse en dos espacios bien
distintos: en los recintos dentro de la plaza 3b o en
los recintos esquineros del patio 2.
Coincidentemente, como se indicó al describir el
contexto de la plaza 3b, junto al vano de acceso de
unos de los recintos se encontró dos esculturas en
cerámica representando prisioneros.
Los sacrificios
Con este término incluiré dos tipos de rituales
que algunos estudiosos han separado: los sacrificios
como ofrendas de lo mejor de la sociedad a sus
dioses y los castigos (Hocquenghem 1987). Si bien
los contextos en la plaza 3a corresponderían a lo
que Anne-Marie Hocquenghem denomina castigos:
esqueletos con huellas de tortura, desmembramiento
de brazos o piernas, degollamientos, apedramientos,
etc. En el caso de la plaza 3c, por el contrario, los
esqueletos están completos pero con huellas de
haber sido degollados y luego descarnados. En otra
ocasión (Uceda y Paredes 1994), hemos
argumentado la posibilidad que en el gran patio del
nivel bajo de la Plataforma I se pudo haber realizado
el degollamiento de víctimas reservadas a uno de
los ceremoniales más importantes representados en
la iconografía moche, la ofrenda de sangre de
sacrificados ante los dioses (Donnan 1978).
Es necesario en un primer momento, proponer
un orden secuencial de uno de los ceremoniales
mejor documentados en los contextos
arqueológicos: el culto a la fertilidad. Ya en otra
oportunidad Uceda (1997a), al tratar sobre el poder
moche, indicaba que gran parte de la estructura e
ideología del poder moche se basaba sobre el culto
a la fertilidad en su dos modalidades: la fertilidad
agraria, como forma de garantizar el desarrollo
económico de la sociedad, y el otro, la fertilidad
social, para la reproducción de los jefes, su
germinación en un claro acto nmenotémico de la
germinación de la semilla.
Es pues coherente la tesis de muchos iconólogos
de suponer que la iconografía moche es una serie de
relatos de ceremoniales y rituales (Hocquemghen 1987,
Bourget 1994a). En este sentido podemos intentar, a
partir de las escenas iconográficas superponer los
contextos arqueológicos y darles un orden de sucesión,
basados en una lógica temporal de los eventos.
Debemos aclarar que en esta ocasión no justificaremos
la no selección de las muchas escenas. Es posible que
algunas forman parte de este ceremonial, pero lo más
probable es que la mayoría no.
La primera acción sería la batalla (ritual o
expansionista), con el fin de capturar los vencidos
o prisioneros. La segunda acción será el desfile ante
la Huaca de los prisioneros desnudos, presentados
ante los dioses y sacerdotes. La tercera acción sería
el de la preparación o adoctrinamiento. La cuarta el
sacrificio (extracción de la sangre) y, finalmente, la
presentación de la sangre en una copa y el acto de la
fertilización. Como acto final, un gr upo de
sacrificados eran descarnados y se obtenía esqueletos
aún articulados.
La captura de prisioneros es el primer paso del
ceremonial, muchas escenas de este tipo han sido
213
registradas en la iconografía mochica. El problema
es el saber si esta captura se hizo a través de una
batalla militar expansionista o de conquista, o se
hizo a partir de una batalla ritual en el mismo seno
de la sociedad. Tratándose de una ofrenda, es más
plausible pensar que la captura pudo efectuarse en
una batalla ritual entre bandos de la misma sociedad,
ejemplos etnográficos de dichas batallas existen aún
el la sierra sur del Perú. Esta batalla, si nos atenemos
a las imágenes de la iconografía, se hizo fuera de las
Huacas, lo más probable en la pampas desérticas.
Los vencidos eran despojados de sus vestimentas,
amar rados con cuerdas y llevados por los
vencedores, algunos de estos últimos portaban las
vestimentas y armas de los vencidos.
El desfile de los vencidos y vencedores es la
culminación del primer acto. Muchos ceramios
pictóricos representan esta escena, sin embargo la
representación de esta escena en el frontis principal
de Huaca Cao Viejo en el valle de Chicama (Franco
et al. 1994), es muy interesante, pues nos sugiere
que la plaza frente a la Huaca era el escenario final
de este desfile. Pero, además, al ser llevados los
prisioneros a la Huaca tiene la necesaria connotación
que lo que sigue del ceremonial deberá desarrollarse
en este edificio.
Los prisioneros serían llevados a recintos
específicos, y bien podrían ser uno de ellos aquellos
registrados al interior de la plaza 3b de la Huaca de
la Luna. La preparación o adoctrinamiento de los
sacrificados debió efectuarse en ambientes
especiales, probablemente cerca a la ara de sacrificio.
Nuestra propuesta es que este espacio sería el recinto
esquinero del patio con relieves de la plataforma
principal en Huaca de la Luna (Patio 1, Fig. 176).
Esta preparación estuvo a cargo de una sacerdotisa
mediante el empleo de alucinógenos u otros
elementos psicotrópicos que predisponía a los
individuos a su inmolación. Por ahora probables
esqueletos de sacrificados relacionados al culto a la
fertilidad serían aquellos registrados en la plaza 3c,
aunque habrá que esperar un estudio más exhaustivo
de este sector antes de dar conclusiones definitivas.
Los restos óseos de la plaza 3a, corresponden a un
ceremonial distinto y ello explicaría que muchos de
estos individuos pasaron en “cautiverio” varios días
antes de ser inmolados. Algunos de ellos muestras
fracturas en proceso de cicatrización que indican
214
que entre la captura y su muerte pudo pasar hasta
dos semanas (Verano 1998). Este hecho tiene varias
implicancias sumamente interesantes. En primer
lugar, puede ayudar a diferenciar estos rituales de
aquellos de degollamiento; en segundo lugar,
podrían tratarse de capturados de etnias distintas a
los moche. Deberemos esperar estudios más
detallados antes de zanjar esta cuestión.
El deg ollamiento es la parte final, y
probablemente menos pública, si aceptamos que
este acto se realizó en el patio con relieves (Patio
1). La dimensión de este ambiente, aunque grande
es muchísimo menor que la plaza 1. El fin de este
ritual era la extracción de la sangre de la víctima, la
que se recogía en una copa. Las escenas
iconográficas son sumamente sugerentes para este
acto, ya que la presencia de sacerdotes o animales
antropomorfizados siempre se le está asociado.
Finalmente, la sangre de la víctima llevada en una
copa por la sacerdotisa es “presentada” ante un
personaje de más alto rango, al que Donnan y
Castillo (1994) lo identifican como uno de la misma
jerarquía del Señor de Sipán. La sangre era bebida
por este señor o quizás como en las mochas incas
vertidas en el mar o la tierra a manera de ofrenda.
El ciclo del ceremonial estaría de este modo
culminado. Esta última parte del ritual tiene un
carácter más mágico y debió ser mostrado a todo el
pueblo. Bajo este supuesto propusimos que puedo
efectuarse en la terraza del nivel superior de la Huaca
de la Luna que da frente a la plaza 1 (Uceda y Paredes
1994). El descarnamiento de algunas víctimas podría
conllevar a un ritual más, también presente en la
iconografía: la danza de la muerte. ¿Este ritual tenía
por finalidad poner en evidencia el rol del mundo
de los muertos? El estado actual de nuestros
conocimientos no permiten zanjar esta cuestión.
El ritual adivinatorio que hemos propuesto se
realizaría en la plaza 2, y puede estar al inicio o final
de la secuencia antes propuesta. Es lógico suponer
que el ceremonial se inició por un acto adivinatorio
que indique el tipo de rituales a seguir. Pero también
es probable que al final del ceremonial, cumplido el
rito final, se proceda al acto adivinatorio para
averiguar de los dioses si el ceremonial ritual fue de
su agrado y por tanto si la fertilidad agraria y social
estaba garantizada.
 ENTIERROS EN LA ZONA URBANA:
EXCAVACIONES EN EL CENTRO DE VISITANTES
Mario Millones
INTRODUCCIÓN
Si hiciéramos un primer intento por ordenar
espacialmente el origen de los esqueletos hasta ahora
estudiados de la Huaca de la Luna, deberíamos marcar
tres puntos: la plataforma principal (Plataforma I),
estudiados por Anderson (1995); el área de sacrificios
analizados por Verano (1998); y la zona urbana
Moche.
Por otra parte, cabe aclarar que la zona urbana
Moche dista bastante de poder ser integrada como una
unidad de acuerdo a los materiales hasta ahora
recuperados de varios momentos de ocupación y
distribuidos entre la amplia planicie que separa a la
Huaca de la Luna de la Huaca del Sol.
En este informe tres primeros entierros
provenientes de una trinchera de la zona urbana
Moche son analizados. A pesar de su escaso número
conviene resaltar tres padecimientos importantes los
cuales serán comentados en detalle líneas abajo. Por
una parte, el esqueleto infantil de la tumba 1 presenta
una inflamación en la región interna del endocráneo
de ambos parietales, la cual se puede asociar con una
encefalitis; el esqueleto adulto masculino de la tumba
2 muestra en los dientes evidencias de uso como
herramienta de trabajo, que significaría la primera
observación para un caso peruano; y finalmente el
esqueleto de la tumba 3 presenta un claro caso de
cribra orbitalia, padecimiento al parecer recurrente
en esqueletos de la costa norte y que se asocia a
anemia por deficiencia de hierro.
ANTECEDENTES
En la década de los 60 hasta mediados de los 70 las
universidades de Harvard y California realizaron una
serie de excavaciones en la Zona Urbana Moche. Una
de las trincheras producto de sus excavaciones se ubicó
en el lado sureste de la Huaca de la Luna, a un costado
de donde ahora se ubica el Centro de Visitante, en los
cuadros 6BB y 6CC hasta el cuadro 8CC.
En 1996, con el objetivo de acondicionar esta área
para los silos del Centro de Visitantes, esta trinchera
fue vuelta a ser excavada pero a mayor profundidad
retirando el material de escombro y arena eólica. En
este proceso fue posible recuperar la evidencia de
cuatro fases ocupacionales y el registro de tres tumbas
Moche IV.
Las tumbas pertenecen a dos individuos
infantiles y a uno adulto masculino. Los elementos
de contexto y la descripción del material asociado
hallado en las tumbas son motivo de otro estudio,
en este espacio nos interesa únicamente resaltar
la información disponible a partir de los restos
óseos.
Generalidades sobre la conservación de
los esqueletos
De acuerdo a la obser vación del material
osteológico proveniente de otros dos contextos de
las excavaciones de la Huaca de la Luna, se puede
decir que la conservación de este material es media
a buena. En relación a los entierros analizados hasta
la fecha en la zona urbana (conjunto arquitectónico
8), la conservación de estos esqueleto es muy buena,
aunque algo menor al estado de conservación de
los esqueletos hallados en la Plataforma I de la
Huaca de la Luna. Esto se puede evaluar a partir de
la presencia del números de piezas óseas,
fragmentación, textura, coloración y cantidad de
mediciones posibles en los huesos.
En cuanto a la restauración del material
osteológico, cada vez que fue necesario restaurar
dicho material se utilizó alternativamente los
pegamentos UHU, TRIZ y paraloid al 10%. En
algunas ocasiones se utilizó parafina.
 TUMBA 1
Contexto general y orientación
Se localiza entre los cuadros 7BB y 8BB, cuadrículas
18-OS/O-1E, registrándose a una altura de 72,45m
en relación al datum general de la Huaca de la Luna.
El esqueleto se ubica en posición extendida decúbito
dorsal, la cabeza ubicada al sur. La tumba contenía
una botella asa estribo, ocho cántaros y una botella sin
decoración.

Conservación del esqueleto

En términos generales los esqueletos infantiles
tienden a deteriorarse y a desaparecer de los contextos
arqueológicos de manera más acelerada que los
esqueletos adultos, sin embargo en este caso este
esqueleto infantil se encontraba representado en un
70% aunque evidenciaba fragilidad y fragmentación
de sus piezas. Luego de la reconstrucción de los
Fig. 186.
fragmentos fue posible realizar el 22,7% de las 31 Huesos que presentan
medidas craneales contempladas y 16,6% de las 48 patologías, esqueleto
medidas postcraneales previstas. de la tumba 1.

Estimación de la edad
El esqueleto pertenece a un infante de una edad
estimada de 5 años (±16 meses), de acuerdo a tablas de
secuencia de formación y erupción de los dientes
(Buikstra y Ubelaker 1994: 51)1. Es importante remarcar,
sin embargo, que las tablas utilizadas constituyen marcos
referenciales básicos pero no necesariamente
coincidentes en todos sus detalles al desarrollo físico
general y en relación a la edad cronológica considerando
la variabilidad individual y poblacional.
Asignación de sexo
esta apreciación es incompleta y tan solo queda como
una anotación inicial. Este padecimiento si fue
claramente identificado en el esqueleto de la tumba 3
y será comentado líneas abajo.
Parietales: el rasgo patológico más significativo
de este esqueleto se encuentra en ambos parietales
en la región medio central de estos huesos donde se
presenta una lesión en el tejido compacto en su cara
endocraneal, sin afectar la bóveda exocraneal. La
lesión se presenta como pequeñas espículas planas
sin porosidades (Fig. 187) y con un leve

No se determinó el sexo del individuo por

considerarse un diagnóstico poco confiable para
esqueletos infantiles a partir de técnicas
morfométricas.

Determinación de patologías
En la figura 186 se presenta una simplificación
gráfica de los huesos que presentan alguna alteración
patológica:

Frontal: debido a la fragmentación y ausencia de

la región de las órbitas apenas es perceptible en la órbita Fig. 187. Lesión de espículas planas en cara endocraneal de parietal.
izquierda dos pequeños orificios porosos que podrían La flecha demarca la separación del tejido esponjoso y la alteración
indicar la presencia de cribra orbitalia. Por desgracia del tejido endocraneal. Tumba 1.

216
agrandamiento de las cavidades del tejido esponjoso
del diploe, la cual es observable desde un corte
transversal (Fig. 188). La lesión, en cada parietal,
abarca un área de 53 mm de diámetro que equivaldría
aproximadamente a 1/3 de cada parietal sin que se
pueda aseverar que involucre a los temporales al no
estar presente las escamas de estos huesos. Esta lesión
se presenta localizada a los parietales de manera
simétrica y no involucra aparentemente a ningún otro
hueso craneal (Fig. 189).

Este padecimiento puede relacionarse con una

encefalitis de origen diverso que pudo haber
ocasionado un empiema subdural (colección de pus
por debajo del duramadre). Tampoco se descarta un
origen tumoral2.
Fig. 188. Vista transversal de parietal, leve agrandamiento de las
cavidades del tejido esponjoso a la altura de la lesión endocraneal
(porción inferior derecha), tumba 1.

Occipital: muy probablemente asociado a la lesión

de los parietales es posible percibir en la cara interna
del endocráneo impresiones digitales que hablarían de
una presión cefálica interna prolongada.

Dentición
En la figura 190 se presenta una simplificación
gráfica de la dentición desidual con sus
particularidades anotadas en cuadros. Todos los
dientes de leche se encuentran manchados de color Fig. 189. Vista general de la lesión del parietal, tumba 1.
café en su caras bucal, lingual y aproximales. Apenas
son perceptibles líneas de fragmentación en dirección
vertical en los incisivos centrales inferiores. Se observa
la presencia de una caries en el incisivo central molares. El incisivo lateral se ha roto y sólo es
izquierdo superior. observable la raíz.

A. Mandíbula: dentición desidual D. Maxilar: dentición permanente

La mandíbula se encuentra fragmentada. Se
presenta de manera completa la arcada izquierda y
parte de la arcada derecha. Los dientes presentes son
2 molares izquierdos, 1 premolar, 2 incisivos
izquierdos, 2 incisivos derechos, 1 canino derecho y
el primer molar derecho.
B. Mandíbula: dentición permanente
Se observa el inminente brote del primer molar
izquierdo, se tiene la corona de un incisivo que debe
corresponder el primer incisivo izquierdo pues se
observa dicho espacio en la arcada.
C. Maxilar: dentición desidual
Sólo se posee el maxilar izquierdo. Los dientes
presentes son el incisivo central, el canino y ambos
Se observa los próximos brotes dentales del inciso
lateral y del primer molar.
Se debe apreciar que a pesar de encontrarse una
menor cantidad de dientes que observar debido a
su pérdida postmortem, se aprecia una dentadura
en mejor estado que aquella presentada por el
esqueleto de la tumba 3: un menor número de caries
y sin fragmentaciones verticales. La caries se
presenta en la región lingual inferior del incisivo
medial del maxilar izquierdo. Debe advertirse
además que este mismo diente es el único que
presenta un grado de atrición N° 2 de acuerdo a
Smith (1984)3 (cit. Buikstra y Ubelaker 1994 pp. 52).
Además se observa que los incisivos inferiores
denotan una coloración verdosa, seguramente al
haber estado en contacto con un fragmento de
cobre.

217
Fig. 190. Dentición desidual de esqueleto de tumba 1.
Registro métrico
Las mediciones se realizaron siguiendo las
recomendaciones de Buikstra y Ubelaker (1994). Se
estima conveniente anotarlas para que sirvan de
referente métrico de individuos infantiles para la
población del valle de Moche (cuadros 12 y 13).
TUMBA 2
Contexto general y orientación
Se localizó dentro del cuadro 7BB en las cuadrículas
1-36S/0-1E. Se registró a una altura de 71,91m en
relación al datum general de la Huaca de la Luna. Es
una tumba de cámara rectangular elaborada con tres
hiladas de adobe asentadas con barro. El esqueleto se
ubica en posición extendida decúbito dorsal, la cabeza
ubicada al sur, con la mirada al oeste. La tumba contenía
restos óseos de camélido (cabeza y extremidades), 23
ceramios tipo botella (17 asa estribo y 6 asa lateral), 11
218
cántaros, 4 vasos, 2 cancheros, 18 floreros (2 pedestal
anular, 7 tipo sonaja, 9 base plana), una figurina que
representa a un personaje femenino, un florero
fragmentado en estado crudo. Tres placas de cobre,
una en el interior de la boca y las restantes en ambas
manos.
Conservación del esqueleto
Casi no hay piezas faltantes y el esqueleto se encuentra
representado alrededor de un 97%. Las piezas más
deterioradas son vértebras, cráneo (porciones ausentes
de la cara y región basal), sacro e iliacos. El cráneo ha sido
particularmente afectado por factores ambientales. Estas
alteraciones son apreciables en el parietal izquierdo y la
sutura sagital sobre su porción posterior. De acuerdo a la
tabla de Behrensmeyer4 alcanzaría el nivel 2 (cit. Buikstra
y Ubelaker 1994: 98-99). Esto significa que se pueden
apreciar estrías concéntricas usualmente asociadas con
fragmentaciones y con hojuelas de hueso que pueden
llegar a desprenderse (Fig. 191).
 TUMBA Nº 1: MEDICIONES CRANEALES
Total medidas contempladas 31 medidas
Total de medidas posibles 7 medidas
Porcentaje de medidas posibles 22,7%

MEDICIONES CRANEALES
Eferoides: ala menor Izquierda Derecha
1 longitud - -
2 anchura - -
Eferoides: ala mayor Izquierda Derecha
3 longitud - -
4 anchura - -
Eferoides: cuerpo Media
5 longitud -
6 anchura -
Temporal: porciones petrosa y mastoidea Izquierda Derecha
7 longitud - 55
8 anchura - -
Occipital: Parte basilar: Media
9 longitud 16
10 anchura 24
Zigomático: Izquierda Derecha
11 longitud - -
12 anchura - 29
Maxilar: Izquierda Derecha
13 longitud - -
14 altura 37 -
15 anchura - -
Mandíbula: Izquierda Media Derecha
16 cuerpo: longitud (*) 52 55
17 arco: anchura - -
18 ½ mandíbula: longitud total (*) 71

Cuadro 12. Mediciones craneales de la tumba 1.

219
 TUMBA Nº 1: MEDICIONES POSTCRANEALES
Total medidas contempladas 48 medidas
Total de medidas posibles 8 medidas
Porcentaje de medidas posibles 16,6%

MEDICIONES POSTCRANEALES
Clavícula: Izquierda Derecha
1 longitud - -
2 anchura - -
Omóplato: Izquierda Derecha
3 longitud(altura): - -
4 anchura -
5 longitud de la espina - -
llium: Izquierda Derecha
6 longitud -
7 anchura
Isquion Izquierda Derecha
8 longitud - 55
9 anchura - -
Pubis
10 longitud - -
Humero Izquierda Derecha
11 longitud - -
12 anchura -
13 diámetro - 29
Cúbito: Izquierda Derecha
14 longitud - -
15 diámetro - -
Radio Izquierda Derecha
16 longitud - -
17 anchura - -
Femur Izquierda Derecha
18 longitud (*)141 -
19 anchura 11 -
20 diámetro - -
Tibia Izquierda Derecha
21 longitud - 113
22 diámetro - 10
Peroné Izquierda Derecha
23 longitud 108 -
24 diámetro 5 -

NOMENCLATURA
(-) no se puede medir
medidas afectadas por reconstrucción
(*)
del hueso

Cuadro 13. Mediciones postcraneales de la tumba 1.

220
 Determinación de Patologías
En la figura 192 se presenta una simplificación
gráfica de los huesos que presentan alguna alteración
patológica.

Clavícula-omóplato: se observó que la carilla

articular distal izquierda de la clavícula así como su
contraparte de acromion del omóplato, ambas presentan
Fig. 191.
un desgaste pronunciado. Este desgaste, en el caso de la
Parietal izquierdo
y sutura sagital clavícula, se prolonga hacia su cara dorsal donde son
afectadas por perceptibles pequeños secuestros en el tejido. El
factores deterioro de esta articulación puede asociarse a alguna
ambientales. Nivel actividad física específica del brazo izquierdo (Fig. 193).
2 de la tabla de
Behrensmeyer,
existe un margen Vértebras: tanto las vértebras cervicales, dorsales
de hasta 2 mm. y lumbares presentan osteofitos en el cuerpo vertebral.
En dos vértebras cervicales, de las cuatro observables,
se aprecia sus carillas articulares agrandadas y con
De las 49 medidas postcraneales consideradas en rebordes, además con los cuerpos vertebrales con
el registro sólo pudieron anotarse el 71%, mientras forma levemente ganchosa en sus porciones anterior
que de las 34 medidas craneales contempladas en el y posterior (Fig. 194). Esta observación en las vértebras
registro sólo pudo obtenerse la mitad. cervicales se puede asociar con la carga de bultos en la
espalda usando de soporte una banda que rodea la
Estimación de la edad cabeza direccionando el peso hacia el cuello. Esto ha
sido reportado por Molleson (1994: 71) para una
El individuo debió tener aproximadamente 60 años población de Siria. Y en el caso específico de Moche
al momento de su muerte. La edad se estimó a partir
de varios factores. De acuerdo a la superficie auricular
de ambos iliacos coincide su descripción de desarrollo
y desgaste con la fase L (59 años) de la clasificación de
Lovejoy et al. 19855 (cit. Buikstra y Ubelaker 1994: 24-
32). Además, la articulación vertebro esternal de las
costillas que alcanza el nivel 7 (54-64 años) de la
clasificación de Iscan y Loth6 (cit. Krogman e Iscan
1986: 134-144) y por último se observa una faceta con
una muy clara labiación (3 mm) en la región inferior
distal de la clavícula, lo cual se asocia con el
envejecimiento la cual aparece entre los 40-45 años.
No fue posible obtener una observación completa de
las suturas craneales para su análisis multivariado ni
tampoco fue posible observar las carillas de articulación
de la sínfisis púbica.

Asignación de sexo
El individuo es de sexo masculino. Esto es
perceptible en términos generales gracias a una
apreciación global de su morfología. Además, el ángulo
estrecho de la escotadura ciática mayor, la curvatura Fig. 192.
Huesos que
pronunciada del sacro, las apófisis mastoides presentan
prominentes, así como una robustez evidente en patología,
húmeros lo ubican claramente como un individuo esqueleto de
masculino. la tumba 2.

221

Fig. 193. Desgaste en articulación clavícula-omóplato
probablemente asociada a actividad física. Tumba 2.
Fig. 194.
Vértebras
cervicales.
se posee en los ceramios representaciones de mujeres
y hombres cargando bultos de la manera descrita. Si
bien es cierto que las mujeres son mayormente
representadas en esta actividad, también se posee
ceramios de hombres a los cuales se les asocia con la
pesca. Una evidencia reveladora al respecto proviene
precisamente de esta tumba, uno de estos ceramios es
de un cargador de bultos que al parecer es un individuo
masculino (comunicación personal de Santiago Uceda).
Por otra parte los osteofitos del cuerpo de las
vértebras dorsales, 8 de las 12 observables, varían en
tamaño de 4 a 11 mm. En el caso de las lumbares
estos son perceptibles en las cuatro vértebras presentes,
siendo el más prominente de 12 mm. Se debe remarcar
que la presencia de osteofitos en el cuerpo de las
vértebras suele darse de manera recurrente en
individuos mayores.
Dentición
En la figura 195 se presenta una simplificación
gráfica de la dentición permanente con sus
particularidades anotadas en cuadros. Es importante
222
poner atención al patrón de desgaste de los molares
del maxilar así como a las líneas de fricción horizontales
de los dos dientes más posteriores de las hemiarcadas
del maxilar.
A. Mandíbula
Todos los dientes de la dentadura permanente se
encuentran presentes incluyendo ambos terceros
molares. El primer y segundo molar izquierdos se han
caído postmortem7 y es clara una inflamación de los
alveolos que los contenían. Se observa, además, una
coloración verde que afecta tanto al diente como a la
región alveolar y que incluye además al tercer molar
izquierdo, esto producto, seguramente, por el contacto
con la pieza de metal puesta en la boca del individuo al
momento de ser enterrado.
Todos los dientes muestran claras evidencias de
desgaste sobre su cara oclusal. Este desgaste es
equivalente en ambas hemimandíbulas en los incisivos,
caninos y primeros premolares, sin embargo, a partir
del segundo premolar la hemimandíbula derecha
muestra un mayor desgaste. Esta diferencia se hace
aún más evidente con la casi ausencia de uso del tercer
molar izquierdo (Fig. 196).
Por otra parte, sólo el segundo y tercer molar
izquierdo presentan una caries, cada uno sobre su cara
oclusal. Todos los dientes muestran fragmentación
vertical y una ligera coloración pardusca. En algunos
casos se observa fragmentación y desprendimiento de
la cubierta de esmalte. No hay presencia de cálculos
dentarios y existe una periodontitis moderada.
B. Maxilar
De la porción izquierda del maxilar sólo se
encuentran presentes los dos incisivos, el canino y el
primer premolar; se han perdido antemortem el
segundo premolar y molares. En la porción derecha
del maxilar se encuentran los dos incisivos, el canino,
ambos premolares, el primer y segundo molar, además
presenta un diente supernumerario que debió ubicarse
entre el segundo premolar y el primer molar. Se han
desprendido de la mandíbula postmortem: el segundo
premolar, los dos molares y el diente supernumerario,
así como el incisivo central derecho. De los dientes
desprendidos postmortem se observa los alveolos
agrandados y de forma irregular producto de la
generación de una gran inflamación (Fig. 197).
Por otra parte, todos los dientes muestran
fragmentación vertical y una ligera coloración pardusca,
Fig. 195. Dentición permanente de esqueleto de tumba 2.

Fig. 197. Vista inferior de maxilar. Pérdida antemortem a partir

Fig. 196. Vista superior de mandíbula. Tanto los incisivos, caninos y del segundo premolar izquierdo. Presencia de diente
premolares de ambas hemiarcadas presentan un desgaste equivalente, supernumerario en hemiarcada derecha con gran desgaste.
sin embargo este se hace diferencial entre los molares de cada arcada. Pérdida postmortem de molares derechos.

223
y en algunos casos se observa fragmentación y Por otra parte, si observamos los dos dientes más
desprendimiento de la cubierta de esmalte. No hay posteriores de la arcada derecha e izquierda del maxilar
presencia de cálculos dentarios y existe una periodontitis (es decir el primer premolar izquierdo y el segundo molar
moderada. Además se observa una caries amplia sobre derecho), notaremos que ambos poseen una acanaladura
la cara oclusal del segundo premolar derecho. por fricción a la altura de la corona siguiendo un patrón
horizontal sobre su cara aproximal posterior (Figs. 199
Uno de los rasgos más llamativos de este maxilar es y 200)12. Este patrón sólo puede presentarse por el uso
el impresionante desgaste del diente supernumerario y específico de los dientes en una actividad suplementaria.
de los dos molares derechos. Este desgaste ha implicado
en los tres casos a la raíz logrando un patrón diagonal
cortante que permite observar algo de la corona de los
dos molares, sobretodo en porción subucal, pero que
ha tenido un efecto abrasivo de tal magnitud que se han
expuesto las cavidades pulpares de los molares y en el
caso del primer molar se observa a la tercera raíz del
lado lingual con el tejido eburnizado (Fig. 198).

Un hecho relevante y que de cierta forma explica

el desgaste menor de los molares izquierdos de la
mandíbula se debe a la pérdida antemortem de su
contraparte con los molares del maxilar8. Los molares
y diente supernumerario del maxilar están mucho más
desgastados y el patrón de desgaste diagonal no
coincide en magnitud con el patrón de desgaste de los
molares de la mandíbula 9. Esto se suma a las
observaciones en los restos analizados por Malina de
la excavación de La Galgada donde también detecta
un mismo patrón acentuado de desgaste diagonal en
los molares. Malina asocia esto con la pérdida de dientes
donde este patrón diagonal de desgaste se incrementa Fig. 199. Primer premolar superior izquierdo. Presenta una acanaladura
con la edad10, sin embargo no se explicita más sobre la de manera horizontal al cuello y corona en su porción aproximal distal.
secuencia de la pérdida de dientes (Malina 198811 cit.
Guillén 1992: 43).

Fig. 198. Primer y segundo molar superior derecho. El desgaste se Fig. 200. Segundo molar superior derecho. Presenta una acanaladura
presenta de manera diagonal llegan a eburnizar la raiz lingual del de manera horizontal a la altura del cuello del cliente. Además se
primer molar. Ha quedado expuesta las dos cavidades pulpar. aprecia el patrón diagonal del desgaste.

224
 El uso de dientes como herramienta de trabajo a
pesar de no haber sido reportado para el Perú no es
un hecho aislado en ejemplos etnográficos ni tampoco
en inferencias tomadas de información osteológica de
otras latitudes (Kennedy 1989, Molleson 1994, entre
otros). Sin embargo, muy posiblemente, por la atención
todavía escasa en el país sobre antropología dental no
ha sido previamente reportada (Valdivia 1988).
Diferencias en el desgaste de los dientes entre la
arcada superior e inferior se ha observado en nativos
australianos que usan sus incisivos inferiores para
desprender la corteza de ramas previamente expuestas
al fuego (Barrett13 1977 cit. Kennedy 1989: 153),
mientras que por la masticación de tabaco (lo cual
puede hacerse extensivo a chacchar coca), se produce
un desgaste más importante en los molares y
premolares de una de las hemiarcadas (Ibid).
Con respecto a dientes con acanaladuras, se asocian
a la preparación de materiales utilitarios cuando estas
se encuentran en los dientes anteriores sobre sus
superficies oclusales (Larsen 198514 cit. Kennedy 1989:
153); entre estas actividades está el tejido con fibras de
paja (Molleson 1994: 74). O bien con el cordaje cuando
las acanaladuras se encuentran en las regiones
aproximales, también en los dientes anteriores, como
lo reporta Schulz para una población prehistórica de
indios californianos (Schulz 197715 cit. Kennedy 1989:
153). Similares acanaladuras en la región aproximal de
molares han sido reportadas por Pompa (1984: 310)
para varias poblaciones prehispánicas de México,
aunque no reporta la bilateralidad ni los niveles de
desgaste como los que han sido descritos, a pesar que
en opiniones coincidentes retomadas por Pompa de
Ubelaker et al. (1969) 16 y Wallace (1974) 17 estas
acanaladura o surcos se relacionan con poblaciones
que tuvieron una dieta abrasiva. Por otra parte, sus
anotaciones al respecto asocian estas acanaladuras
como producto del uso de fibras flexibles en
poblaciones cercanas a medios acuáticos, aunque añade
que no existe una linealidad en cuanto a su presencia y
el contexto geográfico sino a costumbres propias de
grupos con economía de caza pesca y/o recolección.
Deformación craneal
A pesar del deterioro sufrido por el cráneo, es
posible de observar cierta asimetría en la bóveda
craneana producto de un aplastamiento leve entre la
porción superior del parietal derecho y la porción
izquierda del occipital. Visto el cráneo desde la base se
nota que la apófisis mastoides izquierda se encuentra
en un plano más adelantado que la apófisis derecha.
Estatura
De acuerdo a las fórmulas desarrolladas por
Genovés (1966: 41) para deducir la estatura en base a
la longitud máxima del fémur, este individuo debio
medir 1,54 m18
Si tomamos en cuenta el promedio de estaturas
del total de individuos masculinos (N=5) de la
Plataforma Principal de la Huaca de la Luna, vemos
que se encuentra por debajo de dicho rango (E=164,0
m). Incluso al retomar la agrupación de Anderson
entre los individuos masculinos que han sido
enterrados en tumbas individuales (tumba 1 y tumba
2; N=2), el promedio de estatura aumenta
considerablemente (E= 168,5 cm.). Una diferencia
menos notable se apreciaría frente a la segunda
agrupación (tumbas III-IV y V; N=3), donde la
estatura promedio sería 161,1 cm (Anderson 1995:
16-55).
A pesar que este esqueleto sólo supera en estatura
a uno de los esqueletos de la tumba aglutinada
(tumba V), que mide 152,7, parece clara la
diferencias de estaturas con todos los demás
individuos. En todo caso es aventurado hacer más
inferencias con tan solo un individuo de la planicie.
Queda en la experiencia arqueológica que la
diferencia de estaturas entre las clases dominantes
y el resto de la población, aunque habrá que tener
en mente que la tumba 2 de la Trinchera Harvard
presentó abundantes ofrendas y el individuo alcanzó
una edad avanzada para los parámetros de esperanza
de vida entre los moche. Con respecto a esto último
anotamos que la estatura se verá disminuida con la
edad avanzada.
Tan solo para contemplar los promedios de
estaturas para otra población moche, los datos
existentes para Pacatnamu amplían mucho más los
márgenes donde el promedio de estatura para hombres
es de 157,6 con un rango de 148,2 a 168,7 (Verano
1994: 318).
Registro métrico
Las mediciones se realizaron siguiendo las
recomendaciones de Comas (1983), Bass (1987) y
Buikstra y Ubelaker (1994). Se estima conveniente
anotarlas para sumarlas al banco de datos métricos
que se viene acumulando para la población moche,
tanto de otros estudios en la Huaca de la Luna
(Anderson 1995), así como de la población de
Pacatnamu (Verano 1987) (ver cuadros 14 y 15).
225
 TUMBA Nº 2: MEDICIONES CRANEALES
Total medidas contempladas 34 medidas
Total de medidas posibles 17 medidas
Porcentaje de medidas posibles 50%

CRANEO CEREBRAL
1 Diámetro anteroposterior (g-op): (*) 162
2 Diámetro transverso máximo (eu-eu): (*) 148
3 Diámetro bizigomático (zy-zy): -
4 Diámetro básico-bregma (ba-b): -
5 Longitud de la base del cráneo (ba-pr): -
6 Diámetro basion-prostion (ba-pr): -
7 Anchura maxilo-alveolar (ecm-ecm): -
8 Longitud maxioalveolar (pr-alv): -
9 Anchurra biauricular (au-au): -
10 Diámetro bregma-lambda (b-l): (*)107
11 Diámetro opistion-lambda (b-l): (*) 93
12 Longitud del floramen magnum (ba-o): -
13 Anchura del foramen magnum: -
14 Longitud mastoidea: (**) 30
CRANEO FACIAL
15 Altura superior facial (r-pr): -
16 Anchura mínima del frontal: (ft-ft): -
17 Anchura superior facial (fmt-fmt): -
18 Altura nasal (n-ns): -
19 Anchura nasal (al-al): 25
20 Anchura orbitaria (d-ec): -
21 Altura orbitaria: -
22 Anchura biorbitaria (ec-ec): -
23 Anchura interorbitaria (d-d): -
24 Diámetro nasion-bregma (n-b): (*) 111
MANDIBULA
25 Altura del mentón (d-gn): 34
26 Altura del cuerpo de la mandíbla: 34
27 Anchura deel cerpo de la mandíbula: 13
28 Anchura bigonial (go-go): 91
29 Anchra bicondiar (cdl-cdl): 127
30 Anchura míinima de la rama: 31
31 Anchura máxima de la rama: (***) 46
32 Altura máxima de la rama: 66
33 Longitud mandibular: 78
34 Angulo mandibular: 121

(-) no se puede medir

(D) medidas realizadas en lado derecho
(*) medidas afectadas por reeconstrucción del hueso
(**) medida formada sin craneóforo
(***) medida tomada sin mandibulómetro

Cuadro 14. Mediciones craneales, tumba 2.

226
 TUMBA N° 2: MEDICIONES POSTCRANEALES
Total de medidas contempladas 49 medidas
Total de medidas posibles 35 medidas
Porcentaje de medidas posibles 71,4 %

1 Clavícula: longitud máxima: (D) 153

2 Clavícula: diámetro anteroposterior ½ de diáfisis: (D) 13
3 Clavícula: diámetro superior-inferior ½ de diáfisis: (D) 8
4 Omóplato: altura: ---
5 Omóplato: anchura: 102
6 Húmero: longitud máxima: (*) 280
7 Húmero: anchura epicondilar: 63
8 Húmero: diámetro vertical de la cabeza: 46
9 Húmero: diámetro máximo ½ de diáfisis: 23
10 Húmero: diámetro mínimo ½ de diáfisis: 12
11 Radio: longitud máxima: 226
12 Radio: diámetro anteroposterior ½ de diáfisis: 6
13 Radio: radio mediolateral ½ de diáfisis: 15
14 Cúbito: longitud máxima: 240
15 Cúbito: diámetro anteroposterior: 17
16 Cúbito: diámetro mediolateral: 12
17 Cúbito: longitud fisiológica: 212
18 Cúbito: circunferencia mínima: 47
19 Sacro: longitud anterior: ---
20 Sacro: anchura anterosuperior: ---
21 Sacro: Diámetro máximo transverso de la base: ---
22 Coxal: altura: ---
23 Coxal: anchura de iliaco: (D) 152
24 Coxal: longitud de pubis: ---
25 Coxal: longitud de isquion: ---
26 Fémur: longitud máxima: (*) 400
27 Fémur: longitud bicondilar: (*) 399
28 Fémur: longitud epicondilar: 80
29 Fémur: diámetro de la cabeza: 45
30 Fémur: diámetro anteroposterior subtrocantérico: 25
31 Fémur: diámetro medial-lateral subtrocantérico: 31
32 Fémur: diámetro anteroposterior ½ de diáfisis: (D) 27
33 Fémur: diámetro medial-lateral ½ de diáfisis: (D) 29
34 Fémur: circunferencia ½ de diáfisis: (D) 88
35 Tibia: longitud: ---
36 Tibia: anchura epifiseal proximal máxima: ---
37 Tibia: anchura epifisial distal máxima: ---
38 Tibia: diámetro máximo a la altura de forámen nutriente: ---
39 Tibia: diámetro medial lateral a la altura del foramen nutriente: ---
40 Tibia: circunferencia a la altura del foramen nutriente: ---
41 Peroné: longitud máxima: (D*) 318
42 Peroné: diámetro máximo ½ de diáfisis: 18
43 Calcáneo: longitud máxima: ---
44 Calcáneo: anchura máxima: (D) 41
45 Esternón: longitud total: 142
46 Esternón: longitud del cuerpo: 96
47 Esternón: longitud del manubrio: 46
48 Esternón: esternebra 1: 35
49 Esternón: esternebra 3: 27

( --- ) no se puede medir.

( D ) medidas realizadas en lado derecho.
( * ) medidas afectadas por reconstrucción del hueso.

Cuadro 15. Mediciones postcraneales, tumba 2.

227
 TUMBA 3
Contexto general y orientación
Se localizó dentro del cuadro 7BB en las cuadrículas
4-6S/OE. Se registró a una altura de 71,16 m en
relación al datum general de la Huaca de la Luna. El
esqueleto se ubica en posición extendida decúbito
dorsal, la cabeza orientada al oeste. La tumba es simple
y la única asociación registrada corresponde a una tinaja
de 42 cm de diámetro.
Conservación del esqueleto
El esqueleto se encuentra incompleto debido a la
pérdida de su porción inferior (extremidades inferiores,
pelvis, antebrazos, etc.) durante la excavación. En la
figura 201 mostramos gráficamente las piezas faltantes.
En términos generales la conservación de este
esqueleto fue buena considerando además que los
esqueletos infantiles se deterioran más rápidamente.
Estimación de la edad
El esqueleto pertenece a un infante de una edad
estimada entre 4 y 5 años de acuerdo a tablas de
secuencia de formación y erupción de los dientes
(Buikstra y Ubelaker 1994 pp. 51) 19. Las mismas
observaciones hechas con respecto a la tumba 1 son
pertinentes en este caso.
Fig. 201.
Huesos que presentan
patologías de esqueleto
de la tumba 3.
228
Asignación de sexo
No se realizó estimación de sexo por considerarse
como un diagnóstico poco confiable para esqueletos
infantiles a partir se técnicas morfométricas.
Determinación de patologías
En la figura 201 se presenta una simplificación
gráfica de los huesos que presentan alguna alteración
patológica.
Frontal: se identificó la presencia de una leve cribra
orbitalia (Fig. 202). La cribra orbitalia como parte del
cuadro general de la hiperostosis porótica se presenta
en las paredes superiores internas de las órbitas. Su
presencia, como en este caso, suele ser simétrica. El
tejido suave y denso de la cara externa del hueso
compacto es reemplazado por pequeños agujeros que
varían de tamaño y de densidad.
Este padecimiento se asocia actualmente con
anemia por deficiencia de hierro y la alteración
provocada en el tejido óseo sólo podría ocasionarse
en periodos de infancia. Estas marcas en los huesos se
presentan también en adultos, sin embargo, la anemia
en individuos adultos no dejaría huella en los huesos
generando un sesgo en su representatividad
osteológica. De manera máxima sólo entre el 50-75%
de pacientes clínicos con anemia se asocian con
alteraciones en hueso que puedan percibirse
radiológicamente (Stuart-Macadam 1991: 37).
La causas prescritas para este tipo de anemia pueden
ser variadas. La primera se relaciona con una ingesta
deficiente de hierro, la segunda se asocia con
infecciones intestinales parasitarias que inhibirían la
absorción del hierro.
La presencia de hiperostosis porótica (cribra
orbitalia) ha sido vista como una inhabilidad de las
poblaciones esqueléticas para adaptarse a estas
alteraciones nutricionales, considerando aquellos
grupos que la presentan como menos exitosos o aptos
biológicamente. Sin embargo, la hiperostosis porótica
(cribra orbitalia) podría relacionarse, por el contrario,
como una respuesta exitosa por parte del sistema
inmunitario, el cual al reducir los niveles de hierro
fortalecería las defensas del cuerpo contra infecciones.
Esto se explica ya que al producirse una hipoferria el
organismo genera un ambiente poco propicio para los
microorganismos parasitarios que dependen de la
asimilación de hierro (Strauss 1978 20 cit. Stuart-
Macadam 1991: 37).
 Es posible que continuas y repetidas exposiciones frecuencia de hiperostosis porótica y cribra orbitalia
a patógenos puedan destruir el balance normal de fue mayor que en el periodo anterior, lo que se
hierro en el organismo y finalmente generar una anemia relacionaría con una diferenciación social más
por deficiencia de hierro; en este sentido la hiperostosis evidente. Más específicamente, para el caso de
porótica reflejaría una respuesta positiva ante factores entierros de la Huaca de la Luna, Anderson (1995:
adversos. Hay que tener en mente que el tejido óseo 66) reporta tres casos leves de hiperostosis y/o
es uno de los últimos en generar una respuesta, lo cual cribra orbitalia en los entierros ubicados al interior
nos habla de la resistencia inmunológica de los de la plataforma principal.
individuos.
Costillas: Se identificó periostitis en tres costillas
Por otra parte, conviene remarcar que la derechas y una izquierda. En los cuatro casos la
hiperostosis porótica se ha visto de manera escasa periostitis se ubica hacia la porción distal y únicamente
en poblaciones paleolíticas y mesolíticas sobre su cara frontal (Fig. 203). Las costillas implicadas
incrementándose en el periodo neolítico, lo que son probablemente entre la 4ta. y la 6ta.
sugiere que la deficiencia de hierro se asocia con la
agricultura y/o asentamientos con aumento de La periostitis constituye una inflamación del hueso,
población (Stuart-Macadam 1989: 218). Sin pudiendo deberse a muchos factores entre los cuales
embargo, es necesario hacer notar que poblaciones se incluyen enfermedades infecciosas y/o traumas. En
netamente agrícolas también pueden estar exentas este caso resulta difícil asociar este padecimiento con
de este padecimiento, como se ha visto en un sitio alguna enfermedad infecciosa y la relación con criba
de tierras altas del Ecuador (Ubelaker 198421 cit. orbitalia no forma parte de un cuadro patológico
Stuart-Macadam 1989: 218). En todo caso es preciso. Probablemente un origen traumático pueda
necesario remarcar una anotación de Hrdlicka considerarse como causa de esta inflamación.
(1914)22, donde señala que la hiperostosis porótica
es más común en individuos de las áreas costeñas
que aquellos de las áreas de tierras altas peruanas
(cit. Stuart-Macadam 1989: 218). Estas
obser vaciones parecen coincidentes con otras
hechas por Weiss (1961: II) 23 y por el trabajo
desarrollado en la década de los 80’s por Ubelaker
en el Ecuador (Verano 1992: 17). Para Ubelaker, la
hiperostosis porótica en el Ecuador prehistórico
refleja una anemia producida por enfermedades
virales, bacteriales y parasitarias estimuladas por el
incremento del sedentarismo, la densidad
poblacional y problemas sanitarios, siendo que este
mismo patrón se estaría repitiendo en costas y tierras
altas del Perú. Verano (1992: 17-21) anota, además,
Fig. 202. Órbita ocular en su porción interna superior que presenta
que otras variables tales como el g rado de las porosidades características de la criba orbitaria.
estratificación social, intensificación de la agricultura
y acceso diferencial a los recursos alimenticios
también puede explicar las diferencias en las
frecuencias obser vadas en muestras costeñas
peruanas. Esto sería perceptible a partir de estudios
realizados por el propio Verano en Pacatnamú,
donde factores asociados al acceso de los recursos
dejarían un impacto sobre la salud de los pobladores.
La presencia diferencial de hiperostosis porótica y
cribra orbitalia mostrarían patrones diferenciales de
acuerdo a la arquitectura y ofrenda. Además, estas
diferencias serían coincidentes con la pertenencia
de los cementerios estudiados al Horizonte Medio
(600-900 d.C.) y al periodo Intermedio Tardío (110-
1400 d.C.), siendo que durante el periodo Tardío la Fig. 203. Periostitis en costilla.

229
 Dentición
En la figura 204 se presenta una simplificación
gráfica de la dentición permanente con sus
particularidades anotadas en cuadros.
A. Mandíbula: dentición desigual
Todos los dientes de leche presentan sus raíces
incompletas debido al brote de la dentadura
permanente. Las raíces más desgastadas son la de los
primeros molares y caninos. Los dientes de leche
presentes, son: incisivo central derecho; incisivo lateral
derecho; canino derecho; 1er.molar derecho; incisivo
central izquierdo; incisivo lateral izquierdo; canino
izquierdo; 1er.molar izquierdo. Los dientes faltantes
fueron los dos 2do. molares.
B. Mandíbula: dentición permanente
Se observa la encía abierta y el brote de los dientes
todavía no sobresale del cuerpo de la mandíbula. Los
dientes observables son: 1er. molar derecho; 1er. molar
230
izquierdo; 2do. molar derecho. Debido a una
fragmentación de la mandíbula, consolidada en
laboratorio, fue posible observar la corona del incisivo
central izquierdo.
Todos los dientes de leche se encuentran levemente
manchados de color café en su caras bucal, lingual y
aproximales. Los dientes más manchados son los
caninos. Además, todos estos dientes, salvo los caninos,
poseen líneas de fragmentación en dirección vertical.
Se observa la presencia de dos caries leves, una en el
1er. molar izquierdo y la otra en el 1er. molar derecho.
Los incisivos poseen cierto desgaste. El incisivo
central izquierdo posee un desgaste catalogable a nivel
3 según la clasificación de Smith (Smith 1984 cit. Buikstra
y Ubelaker 1994: 52)24, es decir que se observa la una
línea de distintos grosores de la dentina. El incisivo
central derecho posee el nivel 2 de desgaste, es decir
que se observa un punto o una línea de dentina del
grosor de un pelo. Los dos incisivos laterales presentan
el nivel 1 de desgaste, es decir que son distinguibles
pequeñas facetas pulidas, pero no hay dentina expuesta.
Fig. 204.
Dentición desidual de
esqueleto de tumba 3.
 C. Maxilar: dentición desidual
Los dientes de leche presentes son: Incisivo central
izquierdo, incisivo lateral izquierdo, canino izquierdo,
1er. molar, incisivo central derecho, incisivo lateral
derecho y 1er molar. Están ausentes los dos segundos
molares y el canino restante. La pérdida del canino es
postmortem. Los dos molares presentes están
firmemente adheridos al cuerpo de la mandíbula, en
todos los demás dientes es posible observar sus raíces
incompletas. La raíz más desgastada es la del canino.
D. Maxilar: dentición permanente
manchado es el canino. Además, todos estos diente
poseen líneas de fragmentación en dirección vertical.
Se observa la presencia de dos caries claramente
delineadas en los incisivos central izquierdo y el
incisivo lateral izquierdo. El grado de desgaste de los
incisivos se ubica en el nivel 1 de la clasificación de
Smith (Smith 1984 cit. Buikstra y Ubelaker 1994: 52).
Es importante remarcar la presencia de desgaste y
fragmentación vertical de los dientes, lo cual nos habla
de un consumo de alimentos no suaves, además la
presencia de 4 caries en momentos tempranos de edad,
es indicativo de una dieta y aseo bucal propicio para
un presencia bacteriana.

Se observa los dos primeros premolares, en ambos Registro métrico

casos también es posible observar las coronas de los
primeros molares. Se tiene, además, la corona
fragmentada de un incisivo.
Al igual que en el maxilar, todos los dientes de leche
se encuentran levemente manchados de color café en
su caras bucal, lingual y aproximales. El diente más
Las mediciones se realizaron siguiendo las
recomendaciones de Buikstra y Ubelaker (1994). Se
estima conveniente anotarlas, al igual que aquellas de
la tumba 1, para que sirvan de referente métrico de
individuos infantiles para la población del valle de
Moche (cuadros 16 y 17).

TUMBA N°3: MEDICIONES CRANEALES

Total de medidas contempladas 31 medidas
Total de medidas posibles 21 medidas
Porcentaje de medidas posibles 67,7%

MEDICIONES CRANEALES
Esfenoides: ala menor: Izquierda Derecha
1 longitud 19 ---
2 anchura 14 16
Esfenoides: ala mayor: Izquierda Derecha
3 longitud 39 ---
4 anchura --- ---
Esfenoides: cuerpo: Media
5 longitud 9
6 anchura 16
Temporal: porciones petrosa y mastoidea: Izquierda Derecha
7 longitud 51 49
8 anchura 50 (*) 49
Occipital: Parte basilar: Media
9 longitud 17
10 anchura 20
Zigomático: Izquierda Derecha
11 longitud 34 ---
12 anchura 30 ---
Maxilar: Izquierda Derecha
13 longitud 26 ---
14 altura --- ---
15 anchura 34 ---
Mandíbula: Izquierda Media Derecha
16 cuerpo: longitud 46 46
17 arco: anchura 24 25
18 ½ mandíbula: longitud total 70

Cuadro 16. Mediciones craneales, tumba 3.

231
 TUMBA N°3: MEDICIONES POSTCRANEALES
Total de medidas contempladas 48 medidas
Total de medidas posibles 7 medidas
Porcentaje de medidas posibles 14,5%

MEDICIONES POSTCRANEALES
Clavícula: Izquierdo Derecho
1 longitud: 56 54
2 diámetro: 5 5
Omóplato: Izquierdo Derecho
3 longitud (altura): --- ---
4 anchura. --- ---
5 longitud de la espina.
Ilium Izquierdo Derecho
6 longitud: --- ---
7 anchura: --- ---
Isquion Izquierdo Derecho
8 longitud: --- ---
9 anchura: --- ---
Pubis Izquierdo Derecho
10 longitud:
Húmero Izquierdo Derecho
11 longitud: --- 96
12 anchura: --- 7
13 diámetro --- 9
Cúbito Izquierdo Derecho
14 longitud: --- ---
15 diámetro. --- ---
radio Izquierdo Derecho
16 longitud: --- ---
17 diámetro: --- ---
Fémur Izquierdo Derecho
18 longitud: --- ---
19 anchura: --- ---
20 diámetro: --- ---
Tibia Izquierdo Derecho
21 longitud: --- ---
22 diámetro: --- ---
Peroné Izquierdo Derecho
23 longitud: --- ---
24 diámetro: --- ---

NOMENCLATURA
( --- no se puede medir.
( * ) medidas afectadas por reconstrucción del hueso.

Cuadro 17. Mediciones postcraneales, tumba 3.

232
 CITAS
1 La secuencia utilizada pertenece a Ubelaker (1989)
en base a estudios en indios americanos.
2 Dos muestras de tejido óseo fueron analizadas por
el Instituto de Ciencias Neurológicas de Lima, por
desgracia ninguna de ellas soportó los pasos
previos al corte histológico (comunicación personal
de la Dra. Adriana Ciudad).
3 Smith, B.H. (1984). Patterns of molar wear in
hunter-gatherers and agriculturalist. American
Journal of Physical Anthropology (63): 39-56. La
clasificación de Smith posee ocho niveles.
4 Behrensmeyer, A.K. (1978). Taphonomic and
ecologic information from bone wearthering.
Paleobiology 4: 150-162. La clasificación de
Beherensmeyer posee 5 niveles.
5 Lovejoy, C.O., R.S. Meindl, T.R. Pryzbeck y
R.P. Mensforth (1985). Chronological
metemorphosis of the auricular surface of the
ilium: a new method for the determination of
age at death. American Journal of Physical
Anthropology 68: 15-28. Esta clasificación
posee 13 fases.
6 Iscan M.Y. and Loth (1986). Determination of age
from the sternal rib in white males: a test of the
method. J.Forensic Sci. 31: 122-132. Esta
clasificación posee 8 fases.
7 En la Fig. 196 se han ubicado los dientes
momentaneamente en su lugar y fijado con
parafina.
8 El desarrollo del plano de atrición de los molares
ha sido descrito a partir de la alteración de la curva
normal de Monson, la cual es cóncava y se va
aplanando con moderado desgaste oclusal hasta
transformarse en convexa de tal forma que el
desgaste de los dientes termina adquiriendo un
modelado diagonal con la vertiente hacia la región
lingual (Hillson 1996: 238).
9 En relación a esto Hillson (1996: 238) puntualiza
que el desgaste en los molares superiores se da en
su porción lingual mientras que en los molares
inferiores se da en su región bucal. Además aclara
que el desgaste es más acelerado en los primeros
molares debido a que su esmalte es más delgado
en relación al segundo y tercer molar.
10 La relación de abrasión de los molares y la edad es
tomada de una recurrida tabla presentada por
Brothwell (1986) que aborda este problema. Por
desgracia el estudio en que Brothwell sustenta esa
clasificación todavía no ha sido publicado (Hillson
1996: 239).
11 Malina, R.M. (1988). Skeletal materials from La
Calgada. In: T. Grieder, A. Bueno.,C.E. Smith Jr.,
& R.M. Malina (Eds.), La Galgada, Perú. A
preceramic culture in transition (pp. 103-124).
Austin: University of Texas Press.
12 Este patrón es más definido en el molar que en el
premolar, en este último se confunde
imbricándose aparentemente con la impresión de
fricción inter-aproximal que se da al contacto
entre los dientes.
13 Barret M.J. (1977). Masticatory and non-
masticatory uses of teeth. En: RVS Wrigt (Ed).
Stone tools as markers. Camberra: Australian
Institute of Aboriginal Studies, pp. 18-23.
14 Larsen C.S. (1985). Dental modification and tool-
use in the western Great Basin. American Journal
of Physical Anthropology 67 (4): 393-402
15 Schulz P.D. (1977). Task activity and anterior tooth
grooving in prehistoric California Indians.
American Journal of Physical Anthropology 46 (1):
87-92
16 Ubelaker, D; Phenice, T.W y W. Bass (1969).
Artificial interproximal grooving of teeth in
american indians. American Journal of Physical
Anthropology 30: 145-150
17 Wallace, J. (1974). Approximal grooving of teeth.
American Journal of Physical Anthropology 40:
385-390.
18 Este valor no difiere en este caso gran cosa si se
utiliza las tablas de proporcionalidad también
presentada por Genoves (1966) y nuevamente por
Krogman e Iscan (1986).
19 La secuencia utilizada pertenece a Ubelaker (1989)
en base a estudios en indios americanos.
20 Strauss, R. (1978). Iron deficiency, infection, and
inmune functions: a reassessment. American
Journal of Clinical Nutrition, 31: 660-666.
21 Ubelaker D. (1984). Prehistoric human biology of
Ecuador: Possible temporal trends and cultural
correlations. In MN Cohen and GJ Armelagos
(eds). Paleopathology at the origins of agriculture.
New York. Academic Press pp. 491-513.
22 Hrdlicka, A. Anthropological work in Peru in 1913,
with notes on pathology of ancient peruvians.
Smithsonian miscelaneous collections 61: 1-69.
23 Weiss se refiere a hiperostosis porótica como
espongio hiperostosis, denominación ahora en
desuso. Además asocia este pademiento
comoexclusivo del litoral.
24 Smith, B.H. (1984). Patterns of molar wear in
hunter-gatherers and agriculturalist. American
Journal of Physical Anthropology 63: 39-56. La
clasificación de Smith posee ocho niveles.
233
234
MAX UHLE: MURALES Y MATERIALES PICTÓRICOS
EN LAS HUACAS DE MOCHE (1899-1900)
Ricardo Morales Gamarra
Con gratitud, al Center for Advance Study in the Visual Arts (CASVA) de la National Gallery of Art de Washington DC
y al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) por la beca otorgada; así como a la Universidad Nacional de Trujillo y a la
Unión de Cervecerías Peruanas Backus & Johnston S.A.A. por las facilidades brindadas.
INTRODUCCIÓN
La presente contribución trata de analizar los
fragmentos de pinturas murales y alto relieves
polícromos, así como los materiales y herramientas
pictóricos que Max Uhle (1915) excavara y registrara
en el complejo arqueológico de las Huacas de Moche,
en base a los cuales planteamos algunas
consideraciones sobre la importancia ritual de Cerro
Blanco, el fechado de las estructuras que coronan su
cima y sugerimos la revisión de la hipótesis que
cuestionan la existencia de murales en la Huaca del
Sol o Capuxaida. Esta última denominación es
propuesta por Zevallos (1994: 18) y la asumiremos en
reemplazo de la primera por inexacta y ser un falso
histórico. Es más, creemos que el nombre del sitio
podría ser Complejo Urbano-Ceremonial Cerro
Blanco, en razón de ser el eje ritual en torno y desde el
cual se desarrolló todo un proceso cultural.
La colección que Uhle (1915) formara a raíz de sus
excavaciones en este complejo arqueológico, entre
octubre de 1899 y enero de 1900, es impresionante
por su variedad, calidad y cantidad de ceramios,
maderas talladas, textiles, objetos de metal, material
malacológico (spondyllus sp y conus) e incluso,
fragmentos de murales, herramientas y materiales
pictóricos. Estos últimos, de suma importancia para
nuestros propósitos, como lo veremos más adelante y
que los analizaremos en función a su ubicación. Es
decir, aquellos que fueron hallados en la cima del Cerro
Blanco (sitio H), en la plataforma ubicada al pie del
flanco oeste de la Huaca de la Luna (sitio F) y en la
plataforma superior sur de la Huaca del Sol (sitio A).
Los códigos entre paréntesis corresponden a la
nomenclatura que usara Kroeber (1925) y que se
observa en el Catálogo de la Colección (Fig. 205).
Este material, que se conserva en el Phoebe Hearst
Museum of Anthropology de la Universidad de
California, Berkeley, es sólo una parte de la amplia
Colección Uhle que se formara con material
procedente de diversas regiones de los Andes Centrales:
Supe, Huamachuco y Ancón, entre otros. Un aspecto
que juzgamos justo reconocer, es la excelente política
de manejo, almacenaje, mantenimiento y clasificación
del material, lo cual facilita la labor de los investigadores.
En este tramo de nuestra investigación, debemos
expresar nuestro reconocimiento a la labor de Leslie
M. Freundt, manager de la colección, confesar mi
satisfacción por el cuidado de que es objeto nuestro
patrimonio cultural en custodia y agradecer la amplia
colaboración que se me brindara durante mi corta
permanencia en Berkeley, en atención a una beca que
me otorgara el Center for Advance Study in the Visual
Arts (CASVA) de la National Gallery of Art de
Washington DC y del Banco Interamericano de
Desarrollo en 1997.
Finalmente, enfatizamos nuestra intención de
efectuar un análisis más amplio de este material y no
caer en la simple descripción del mismo. Para ello
contrastamos nuestras hipótesis con la información y
resultados de los trabajos de Iriarte (1976) y Navarro
(1986) en la Huaca Taykanamo, distrito de La
Esperanza, cuyos materiales se encuentran depositados
en los almacenes del INC; así como con el material
recolectado por José Eulogio Garrido que revisamos
en los depósitos del Museo de Arqueología,
Antropología e Historia de la Universidad Nacional
de Trujillo.
FICHAS DE REGISTRO
Las fichas que se adjuntan al final de la presente
contribución, fueron elaboradas en función a como
presentamos los tres sitios materia de nuestro interés. Los
códigos son arbitrarios por ser personales (ficha RMG,
siglas del autor). La fichas que tienen el subepígrafe
“HCB/sH” deben leerse como Huaca Cerro Blanco/
sitio H; así como “HC/sA” corresponde a Huaca
Fig. 205. Plano de las Huacas de Moche y ubicación de los sitios A, F y H estudiados en el presente trabajo. Redibujado por A. Kroeber.
Capuxaida/sitio A; y “PU/sF” a Plataforma Uhle/sitio
F. A esta documentación resumida añadimos un conjunto
de fichas que corresponden a los fragmentos procedentes
de la Huaca Takaynamo recolectados por José Eulogio
Garrido y que conserva el Museo de la UNT y cuyo código
debe leerse “HT/jeg”.
CERRO BLANCO
La simple revisión del catálogo de esta Colección,
deja entrever la especial importancia que Uhle le
asignara a la cima del Cerro Blanco o sitio H y a la
plataforma adyacente al flanco oeste de la Huaca de la
Luna, llamada sitio F y que veremos más adelante. Estas
calificaciones reflejan el carácter y la trascendencia ritual
de este macizo rocoso, que en gran medida confirman
las estructuras y altorrelieves que Uhle encontrara en
su cumbre a principios del siglo XX y al hecho de
haberse construido exprofesamente, la segunda
plataforma de la Huaca de la Luna, en torno al
afloramiento rocoso más bajo de su flanco oeste. Sin
236
embargo, la literatura generada en torno a este sector
y a los trabajos pioneros de este investigador alemán,
son escasas. Es probable que las dificultades que
impone la topografía del cerro, haya determinado esta
aparente falta de interés.
Su importancia y vigencia quedaría graficada en la
hipótesis de Sakai (1998: 5), respecto al trazo y
desarrollo urbano de Chan Chan. Para este investigador
japonés, el Cerro Blanco fue uno de los puntos básicos
que permitió establecer una línea recta, que partiendo
“desde un punto eje en la plataforma de Chayhuac
hacia Cerro Blanco y la orientación de salida de la
estrella Sirio, una segunda línea parte de Cerro Prieto
hacia la plataforma de Chayhuac, formando un ángulo
recto”.
Desde esta plataforma que identifica como
probable observatorio, y que para otros investigadores
se perfila como una estructura funeraria (Moore 1996:
72), a pesar de no existir material contextual o

Fig. 206. Huaca Cerro Blanco. Detalle de estructuras de adobes y
pircas de piedra sobre la cima del cerro. Sitio H.
indicadores de tal función (como lo constatamos en
una visita que realizáramos a este sector con Arturo
Paredes y César Gálvez), se organizó el espacio urbano
de Chan Chan. De aceptarse esta propuesta, podríamos
explicar el por qué se construyó el edificio sacro que
Uhle encontró en la cima de este cerro, salvo que la
vigencia del culto a la deidad de las montañas, haya
determinado la lógica superposición del templo de
estilo Chimú sobre el Moche (Fig. 206).
En todo caso, preferimos complementar esta
propuesta con la interesante apreciación de Menzel
(1977: 40) sobre la importancia y trascendencia
ordenadora de este cerro en el discurso ritual del valle:
“The shrine on the Cerro Blanco may have been built
as a rival shrine representing the new order in Moche
Valley. Placed in a more prominent position near the
old temple, it would have served as a politically useful
device to counteract the old order”.
REFERENCIAS
Bourget (1997c: 110), refiere que Uhle descubrió
en la cima de Cerro Blanco “los vestigios de un templo
recubierto de murales polícromos, objetos de madera,
de plumas y de metal, varias sepulturas, tres figurinas
de madera y miles de fragmentos de conchas spondylus
y de conus”. Luego, cita textualmente a Uhle: “So I
ascended the hill (Cerro Blanco) and was surprised to
find in this extraordinary height large and extended
walls surrounding the summit. The tiles of adobe have
all been brougth up to this heigth fron the plain of the
valley” (18 October 1899: 4-5)”.
Desde entonces al presente, este sitio no ha
merecido la mayor atención de los arqueólogos
especialistas en Moche. Por ello, resulta meritorio el
trabajo de Bourget en Cerro Blanco (1997c), no sólo
por haber actualizado un aspecto gravitante en la
comprensión de la continuidad cultural en el valle de
Moche, sino por sus valiosos aportes y la obligada
discusión que debe tejerse en torno a éstos. Un primer
detalle que no admite duda, en nuestro concepto,
insistimos, es el rol de eje ritual que cumple este cerro
sagrado, en la planificación y crecimiento del centro
urbano-ceremonial que se ubica en su ladera oeste
(Morales y Uceda 1997: 60).
En efecto, Bourget (1997c: 110) propone algunas
relaciones de los vestigios de Cerro Blanco con otros
sitios de la región, concretamente Huaca Arco Iris o
el Dragón, Takaynamo y el Calvario de los Incas.
“Hemos estado fuertemente sorprendidos de
constatar en cada uno de estos sitios una
homogeneidad artefactural casi absoluta”. Presenta
como prueba, entre otros siete argumentos, el trabajo
que Susana Rivera realizó “sobre 739 textiles
provenientes de la Huaca del Dragón (380),
Takaynamo (210), La Luna (119) y de Cerro Blanco
(30). La gran mayoría de ellos fueron confeccionados
en algodón y presentan características técnicas y
decorativas muy similares y pueden datar del Chimú
Temprano”. Obviamente, la posibilidad del “pueden
datar” merece una ampliación en el análisis para
descartar alguna duda sobre la filiación propuesta.
Por su parte, Uceda (1997c: 107), en el resumen
que ensaya sobre los referidos trabajos de Bourget,
precisa que si bien es cierto que las excavaciones no le
“permitieron descubrir contextos completos de
tumbas, ni tampoco la arquitectura decorada que
describió Uhle, le permiten proponer una relación ritual
de por lo menos un conjunto de cuatro sitios
tempranos de la época Chimú”.
Por otro lado, ubicamos entre la documentación
de la Colección Uhle en Berkeley, una carta de
Pozorski dirigida a L.E. Dawson, fechada al 8 de
febrero de 1977. Este documento, de gran valor por
la abundancia de datos y reflexiones sobre el sitio H,
establece su filiación Chimú aunque sin mayores
precisiones de temporalidad. “As to dating, most of
the sherds we saw were Chimu, but a few Moche
sherds were seen. No makers’ marks were noted in
the adobes on the summit. Thus the indication is that
the shell dates to Chimu times, specially since Uhle
claims to have found them among the adobes
themselves”. Luego agrega, “Perhaps the only thing
Huaca del Dragón and Cerro Blanco have in
common besides shell is a Chimu dating”. Anexamos
el croquis que Pozorski ensaya de las estructuras que
observó en este sector (Fig. 207).
237
Fig. 207. Huaca Cerro Blanco. Croquis dibujado por Pozorski, anexado a carta del 8 de febrero de 1977.
En la opinión de Menzel (1977: 37), “The top of
the Cerro Blanco was used as a shrine for offerings in
the Middle Horizon and, to a minor extent, in much
later times, as Uhle’s collections and site data indicate”.
Ampliando conceptos y reflexiones sobre este tema,
precisa un dato de interés para nuestros propósitos:
“Uhle collected enough remnants of the shrine to show
that it must have been virtually identical in
ornamentation to the “Huaca El Dragón” at Chan
Chan”; luego agrega “At the shrine of Cerro Blanco,
Uhle found fragmentary remains of red and white
painted clay wall reliefs, their style and depictions like
those of the Huaca El Dragón. Even though by Epoch
2 the capital of the Moche Valley probably had been
transferred from the site of Moche to Chan Chan”
(Menzel 1997: 40). Adelantando nuestras apreciaciones,
diremos que los relieves de Huaca El Dragón o Arco
Iris, son totalmente diferentes a los de Cerro Blanco y
Takaynamo, como lo explicaremos más adelante.
238
En el propósito de ampliar nuestro estudio,
recuperamos la información que Iriarte (1976) registra
en una serie de datos que veremos en su contexto,
sobre todo por la importancia que tienen para nosotros
sus dibujos y opiniones. Esta información ahora
actualizada, fue presentada en el XXXIX Congreso
de Internacional de Americanistas. En principio señala
que sólo ha excavado un 20% de este templo Chimú,
ubicado sobre la margen derecha de la Carretera
Panamericana, en el Distrito de La Esperanza, muy
cerca de la Huaca del Dragón.
Este investigador describe un aparente patrón
arquitectónico para este tipo de edificaciones, que bien
debemos contrastar con los restos de Huaca Cerro
Blanco, más aún cuando estos registros ofrecen otras
variables para analizar, como los 4,578 adobes que
precisa en una amplia y detallada lista. En otro acápite
señala que los muros trapezoidales están apoyados
directamente al suelo, sin base, tal como lo hemos
observado en Huaca del Dragón o Arco Iris en
nuestros diversos trabajos de consolidación del muro
cercadura o muro perimétrico de esta Huaca.
Sin embargo, el dato que nos interesa subrayar en
este trabajo señala que “...de conformidad con los
restos que se han ubicado en el corredor lateral externo
y tratándose de explicar su procedencia, podemos
suponer que el edificio presentaba una plataforma
céntrica y superior, con las paredes externas
profundamente decoradas mediante relieves pintados
a colores” (Iriarte 1976: 4). Los colores que registra en
los 347 fragmentos que recupera son el amarillo, azul,
blanco, crema, rojo y verde (Iriarte 1976: 76, 77).
Arriesgando una conclusión, señala que “en
términos generales, podemos considerar a Takaynamo
como paralelo en el tiempo, en su fase más importante,
con “El Dragón”, la huaca cercana al monumento en
estudio, y con algunos sectores de Chan Chan,
especialmente de “Los Presidios” de Tachudi (sic).
Ciertos fragmentos de la decoración sugieren además
un parentesco con el arte y en el tiempo con Chotuna
en Lambayeque” (Iriarte 1976: 80).
Por otro lado, como una cuestión colateral al tema
que nos ocupa, registramos el fechado para Takaynamo
que ensaya Navarro (1991: 57): “Teniendo en cuenta
algunos elementos, dentro de los que incluiremos los
frisos, los que próximamente estaremos en condiciones
de informar, las tallas, la arquitectura y la cerámica, me
inclino a sugerir la ubicación del monumento para el
final del Horizonte Medio, vale decir, finales del
“Chimú Temprano”, ya iniciando el período clásico
de esta cultura”. Respecto a los relieves precisa que
tienen “características iconográficas muy diferentes a
las que aparecen en los recintos de Chan Chan,
sobresalen cabezas de aves de rapiña, como las llama
Iriarte, y que son más comunes durante el Horizonte
Medio en diferentes sitios” (Navarro 1991: 58).
Resulta obvio, que cuando Navarro compara los
relieves de Takaynamo con los de las áreas expuestas
al turismo de Chan Chan, no tuvo la oportunidad de
observar y comparar su material con los relieves del
Grupo Velarde, que por entonces se mantenían
recubiertos, como que tampoco consultó la bibliografía
existente sobre el tema. Esta posibilidad le habría dado
mayor margen de apreciación en sus análisis y
contundencia en su propuesta de datación. De
cualquier manera, la cercadura similar a las que se
observan en el sitio Moche V de Galindo en este
templo Chimú y la comparación morfológica de los
adobes, planos y de lados cuadrados para Takaynamo,
contra los de mayor tamaño y algo trapezoidales para
Arco Iris (Navarro 1991: 59), le sugiere fechados
discordantes con lo planteado por otros investigadores.
DESLINDES Y PROPUESTAS
Con estas referencias consensamos la filiación
Chimú Temprano del Sitio H de Cerro Blanco, y sus
relaciones con Arco Iris y Takaynamo, con la aislada y
opuesta opinión de Navarro. Sin embargo, creemos
conveniente proponer una revisión de estas propuestas,
en torno a los fragmentos que Uhle registrara y llevara
a Berkeley.
En nuestro concepto, estos pedazos de relieves se
asocian tecnológica y estilísticamente con los relieves
“Burr” (Hoyt y Moseley 1969) y los “Caballitos de
Totora” (Pillsbury 1993) del Palacio Velarde,
especialmente, con lo registrado en Takaynamo por
Schaedel (1966), Iriarte (1976) y Navarro (1986), de
allí que pensamos que este edificio correspondería al
Chimú Medio o Tardío. En otros términos, no
compartimos la propuesta de afiliar las estructuras de
Cerro Blanco con Huaca del Arco Iris o del Dragón,
que se ubica a fines del Horizonte Medio y principios
del Chimú Temprano (Schaedel 1966).
Una variable a considerar en la discusión, es la
probabilidad de que estos relieves formen parte de una
remodelación posterior a la ocupación Chimú más
temprana, que igualmente se superpondría al momento
Moche. En todo caso, un estudio riguroso de la
arquitectura existente, definirá las asociaciones sobre
tipos de adobes y tecnologías constructivas de muros
y relieves, así como la probable secuencia y manejo
ritual del edificio.
Al respecto, conviene citar una reflexión de
Pillsbury (1995: 50), para fundamentar nuestras
observaciones y propuestas: “Lo que encontramos en
nuestro trabajo fue un desarrollo en la técnica del
modelado en los primeros momentos de construcción
de Chan Chan para luego desarrollarse la técnica de
diseño y corte del barro”. En el mismo párrafo agrega:
“Consideramos que dentro del lapso de dos siglos es
que se produce el cambio de la técnica modelada a la
técnica de diseño y corte del barro, lo que en historia
del arte significa el cambio de un proceso aditivo a un
proceso sustractivo”. Para esta investigadora, la
innovación ocurrió entre el Chimú Medio y el Chimú
Tardío, probablemente a fines del siglo catorce y
manteniéndose con otras hasta el momento Inca
(Pillsbury 1995: 51).
239
 Ahora bien, las características formales de los
relieves de Arco Iris difieren totalmente de sus
correspondientes de Cerro Blanco y Takaynamo. En
efecto, el primero fue ejecutado con la técnica del
modelado, es decir, directamente aplicado sobre el
muro y a la manera de sus predecesores los Moche;
es más, las apreciables dimensiones y secciones que
presentan los relieves de Arco Iris y la distribución
de los amplios espacios iconográficos, difieren
totalmente de las observadas en Cerro Blanco y
Takaynamo.
Por otro lado, estos manifiestan una depurada,
detallista y afiligranada técnica de excisión de un
enlucido fino sobre otro enlucido fino de barro, que
cubre directamente el muro. Un aspecto relevante es
la coincidencia en el uso de colores como el verde,
rojo, amarillo, azul y blanco, en intensas tonalidades,
muy diferentes a la tecnología Moche. Para quienes
hemos trabajado en este tipo de expresión
iconográfica mural, nos resulta familiar observar una
constante, en relación a los finos espesores de los
dos enlucidos de barro que se superponen sobre el
paramento. Lo cual no se presenta en los gruesos
relieves de Arco Iris.
Quizá el error se arrastra desde las iniciales
opiniones de Schaedel (1966: 452). En principio,
“hermana” a Takaynamo con Arco Iris, aunque
reconoce haber excavado la primera sólo
superficialmente. A párrafo seguido afir ma:
“Examples of painted low relief from Takaynamo
were all fallen. Stylistically they are similar but
employ more reds and greens and a different motive
repertoire (Pl. 28 b.). Some fragments of the same
technique were discovered under the walls of the
main building of the Uhle group in Chan Chan”.
La foto de los tres fragmentos de Huaca Takaynamo
que Schaedel presenta en la lámina Pl.28 b., evidencian
una mayor similitud con los de Cerro Blanco que con
Huaca del Arco Iris. En todo caso, insistimos en las
notorias distancias formales y artísticas entre la
estructura temprana de Arco Iris y el templo medio
o tardío de Takaynamo.
Definitivamente, reconocemos que el cuantioso
contexto cultural registrado por Uhle, revela la
función ritual de las estructuras de adobe que corona
el Cerro Blanco. Sin embargo, debemos advertir que
la relación arquitectura y sus componentes,
básicamente los relieves, constituyen un importante
indicador o elemento de juicio primario, que nos
permite identificar con más propiedad la función y
probable secuencia constructiva del edificio. En este
240
propósito, los detalles de las tecnologías constructivas
de muros y relieves, y sus correlaciones con otros
sitios o edificios análogos, así como las filiaciones
estilísticas y temporales, nos permiten un análisis más
aproximado a la realidad histórica. En todo caso,
resulta claro que este aspecto ha sido soslayado total
o parcialmente, otorgándosele todo el peso del análisis
al material cultural mueble.
En este sentido, recordemos la recomendación de
Alan Kolata (1980: 131): “el procedimiento que ha
demostrado ser el más efectivo para obtener un
sistema cronológico se deriva del examen de la misma
arquitectura y de sus partes constituyentes”. Esta
opinión, que compartimos plenamente, se deriva de
las relaciones que le plantea el hallazgo de algunas
vasijas en ambientes y muros de Chan Chan y que
para él, “no necesariamente indican la época de su
construcción, simplemente señalan un terminus ante
quem” (Kolata 1980: 131), es decir, una fecha
referencial, aproximada a la fecha que se ignora o se
trata de precisar.
Al respecto, recogemos otra reflexión de Pillsbury
(1995: 49-50) que nos parece esclarecedora:
“Considerando el desacuerdo entre los investigadores
sobre la secuencia de las ciudades, la evidencia de la
técnica de construcción de los relieves, puede proveer
más datos que contribuyan al mejor entendimiento
de la historia de la ciudad. Especialmente si se estudia
la técnica de los relieves en conjunto con otros datos,
se puede construir una seriación más consistente”.
En otro acápite de este estudio, agrega: “las
diferencias entre las técnicas utilizadas en Chan Chan
puede reflejar una diferencia temporal” (Pillsbury
1995: 49). Obviamente, esta norma es aplicable a
cualquier hecho arquitectónico y con mayor razón
para una estructura Chimú.
EVIDENCIAS EN HUACA
TAKAYNAMO
Antes de describir los fragmentos de relieves de
Cerro Blanco, conviene revisar las notas de campo
de Iriarte (1968) y las publicaciones de Navarro (1986)
respecto a los murales de Takaynamo, material que
hemos revisado en los depósitos del Instituto
Nacional de Cultura/La Libertad y del Museo de
Arqueología de la Universidad Nacional de Trujillo.
El único volumen que queda de una supuesta serie
de tres tomos de dibujos y apuntes que realizó Iriarte
en Takaynamo, nos per mite detallar aspectos
constructivos de los enlucidos y relieves. Estas
preliminares observaciones nos permitirán establecer
analogías o divergencias con los murales de otros
sitios.

Por su parte, Navarro (1986: 33), subraya su

dificultad para definir el tamaño de la representación,
aunque precisa la “gama de colores utilizados, los
mismos que son el ocre (amarillo?), rojo, verde, azul
y blanco”. La interrogante es nuestra. A esta primera
anotación, agrega una identificación de los motivos
y una secuencia en la elaboración de los distintos
motivos: “En primera instancia, los motivos
representados corresponden a una especie de
serpientes con cabezas con un cierto razgo felínico,
las que eran de color ocre en unos casos y verde ó
rojo en otros; estas figuras se encuentran enmarcadas
por cenefas de color rojo ó blanco, y sobre ellas
pareciera que van volutas (elemento muy ligado al
Fig. 208. Huaca Takaynamo. Detalle de fragmento de relieve con
mar) de color rojo, otras veces verde y otras de color trozos de policromía. Personaje felínico. Colección Museo UNT.
ocre” (Navarro 1986: 35).

Párrafo aparte, establece cierta superposición de

motivos en el que se “repiten algunos motivos de la
primera capa, utilizando los colores ocre, rojo, verde,
azul y blanco (el subrayado es nuestro), para el pintado
de las serpientes utilizan el color rojo en unos casos y
el verde en otros; para el pintado de la cabeza combina
los colores verde, azul y rojo” (Navarro 1986: 36).

Entre otros detalles, destaca la técnica de ejecución

de estos relieves: “parece ser que se dio (sic)
enluciendo un muro hasta darle un buen acabado,
seguidamente aplicaron la segunda capa de enlucido
en donde se tallaría el motivo; para las
superposiciones se volvía a enlucir el muro, Fig. 209. Huaca Takaynamo. Fragmento de relieve con representación
incluyendo el motivo anterior, procediéndose a un de un personaje serpentiforme. Colección Museo UNT.
nuevo tallado” (Navarro 1986: 37).

Sin embargo, los fragmentos de Huaca Takaynamo

que hemos analizado en el Museo de Arqueología de
la Universidad Nacional de Trujillo, expresan una
tecnología diferente: el relieve ha sido ejecutado sobre
el único mortero aplicado sobre el muro. Es decir, no
se aprecia la superposición de dos estratos finos, el
último sustraído y el subyacente que funciona como
fondo de la composición (Figs. 208, 209 y 210).

Con estas referencias de manufactura y materiales

de los relieves de Takaynamo, enfatizamos las
diferencias sustanciales con sus correspondientes de
Arco Iris o El Dragón y su total afinidad con los relieves
de Uhle en la Huaca de Cerro Blanco, como
denominaremos en adelante a las estructuras de la cima Fig. 210. Huaca Cerro Blanco. Fragmento de relieve polícromo con
de este cerro. personajes zoomorfos. Colección Uhle, Museo Berkeley, California.

241

Fig. 211. Huaca Cerro Blanco. Fragmentos de relieve polícromos con
personajes zoomorfos. Colección Uhle. Museo Berkeley, California.
Fig. 212. Pachacamac. Colección de pinceles registrados por Muelle en 1939.
242
EVIDENCIAS EN HUACA
CERRO BLANCO
Los fragmentos que hemos trabajado mantienen
un común denominador en el aspecto tecnológico e
iconográfico. Todos los pedazos de relieves
recuperados por Uhle responden a la técnica de la
excisión o sustracción, por acción de corte y extracción
del segundo enlucido con herramienta metálica. Los
colores son los mismos en intensidad de tonos y
ejecución, obviamente falta realizar el estudio químico
correspondiente para tener un elemento de juicio
definitorio, concluyente.
 Los personajes representados evidencian un mismo
discurso iconográfico, similar a lo observado por
Iriarte, Navarro y nosotros en los fragmentos de la
Huaca Taycanamo, que por igual expresan la misma
manufactura o tecnología. El rostro de un personaje
felínico de perfil, la cola y fauces con dientes cónicos
son recurrentes en casi todos los fragmentos
estudiados por Uhle (ver fichas RMG 01 a RMG 12
HCB/sH). En las referencias y fotografías que
añadimos, es posible advertir estas apretadas
semejanzas.
Un detalle final y excepcional por lo inusual del
tipo de material, es el fragmento de un pincel Chimú
que Uhle encontró en el Sitio H (ver ficha RMG-13
HCB/sH). Sólo conocemos un antecedente que
registra Muelle (1939: 272) en Pachacámac, respecto a
diez pinceles de pelo y caña recogidos en distintos sitios
de este templo. Algunos como el a tenían trazas de
pintura amarilla, otros como el d, e, i de rojo y celeste
(véase Fig. 212). En la descripción de la figura, detalla
que son “pinceles de caña y cabellos humanos, excepto
h que es de lana de llama; las ligaduras son de totora,
menos f y j que las tienen de hilo de algodón” (Muelle
1939: 278).
Pues bien, nuestro material expresa una
manufactura más depurada a pesar de estar incompleto.
El código de registro según el Catálogo Uhle es el 4-
2326, bajo el título de “small paint brush, traces of
red paint”. Mide 6 cm de largo, 8 mm de diámetro y la
sección de sujeción de los pelos a la caña es de 3 cm.
Para el efecto, los pelos de color pardo oscuro y
aparentemente de camélidos, están envueltos en una
Fig. 213. Huaca Cerro Blanco. Pincel Chimú registrado por Uhle en 1900. Museo Berkeley, California.
tela y amarrados con un cordel de algodón. No se
aprecia totora en su estructura. La caña de carrizo ha
sido seccionada longitudinalmente y sólo se ha usado
en un cuarto de su diámetro, 5 mm x 3 mm, quedando
visible sólo 1,5 cm de la longitud del mango. El
pigmento rojo que aún se mantiene adherido al
fragmento, corresponde al valor cromático R 6/10 del
Código Munsell. No conocemos de antecedentes
similares para el arte mural Chimú (Fig. 213).
PLATAFORMA UHLE / SITIO F:
MATERIALES Y ARTEFACTOS
Otro de los sectores que cautivó la atención de Uhle
y Kroeber, es el denominado “on the foot” o “sitio
F”. Las calidades de la cerámica recuperada así lo
expresan. Los murales en altorrelieves polícromos
descubiertos en este sector por el Proyecto de
Investigación y Conservación Arqueológica Huaca de
la Luna (Pimentel y Alvarez 1997; ver contribución de
los mismos autores en este volumen), confirman la
importancia que le asignara Uhle. Un dato adicional
que puede interesar a más de un investigador, es la
presencia de adobes disturbados con restos de pintura
mural de diseño inciso, muy cerca del ángulo suroeste
de la Plataforma I de la Huaca de la Luna.
En este sector Uhle excava un total de 34 tumbas
según se observa en el plano, aunque Kroeber (1925:
195) sólo cuenta 33. De cualquier manera, la calidad
de sus contextos lo llevan a subrayar la particular
importancia del sitio. Sin embargo, es en la tumba 23
que recupera un material de interés para el estudio del
arte mural Moche. Se trata de siete instrumentos de
243
piedra que cumplieron la función de morteros y que
aún conservan trazas del pigmento rojo triturado. Dos
de ellos son amorfos, irregulares, no labrados, otro
tiene la forma de una cabeza humana. Lo interesante
de estos utensilios es que fueron registrados como
parte del ajuar funerario del personaje enterrado, lo
cual estaría indicando su probable ocupación de
maestro pintor (Fig. 214).
Un detalle de interés se asocia a una de las piedras
y que Uhle anota textualmente “found a piller of the
Huaca, in niche apparently specially constructered for
this object”, y que por igual conserva adherido el color
rojo (R 6/10 Munsell Soil Color Charts). En las fichas
que adjuntamos pueden observar sus particulares
características y la presencia del pigmento rojo en
diferentes tonalidades.
Fig. 214.
Huacas de
Moche, Sitio F,
Tumba 23.
Mortero de
p i e d r a
(basalto?)
tallado en
representación
antropomorfo.
244
HUACA CAPUXAIDA O DEL SOL:
PINTURAS MURALES
El registro de tres fragmentos de pintura mural
moche en la Huaca Capuxaida, nos ofrece una
evidencia de especial interés para el estudio y
diagnóstico de este edificio (ver fichas RMG 18, 19 y
20 HC/sA). No tenemos ninguna apreciación
específica de Uhle sobre estos testimonios, salvo el
interés que tuvo por este sector, por haberle permitido
definir la secuencia cultural del complejo. En efecto,
del sitio refiere que: “En la plataforma que mira al Sur,
es decir hacia el mar, se encontraron además
innumerables restos de cornetas y pitos de barro
enteramente raros, que deben de haber tenido una
relación particular con la manera de adorar la divinidad”
(Uhle 1939: 188), que en otro párrafo asegura no es
solar, aunque sin precisar sus fundamentos. Un detalle
a subrayar es la orientación de este espacio ceremonial
hacia el sur o el mar, o hacia la desembocadura del río
Moche, lo cual no se observa en Huaca de la Luna y
que podría estar asociando el culto de este templo con
el agua.
Menzel (1977: 37) amplía estas apreciaciones con
una interesante reflexión, como que: “The site A
remains thus reflect a succesion of revolucionary events
which led to great changes in north coast culture
history over period of about 400 years”. En este sector,
Uhle había encontrado un contexto cultural
conformado por restos óseos humanos y de camélidos,
una gran cantidad de cerámica, textiles y caña: “The
style of many fragments in the loose soil proclaims
their sacred character. Furthermore, parts of complete
vessels and musical instruments were found scatteres
over areas of up to 20 meters (65.6 feet) across. These
objects were broken at the site, probabily deliberately
and scattrered by later disturbances”.
Deslindes y Evidencias
Estas y otras tantas observaciones de Dorothy
Menzel se relacionan a los contextos funerarios, en
base a los cuales se definen las asociaciones rituales
del espacio. Sin embargo, los fragmentos de las
referidas pinturas murales fueron obviados totalmente.
Es probable que estos tres fragmentos de mural no
fueran, en su momento, lo suficientemente
contundentes para entender el por qué de su presencia
en este sector. En nuestro concepto, la función litúrgica
de este espacio queda demostrada, esencialmente, por
la existencia de estas expresiones iconográficas, que
invariablemente se asocian a todo volumen o área que
cumplió una determinada actividad ritual, por ser el
lenguaje o código gráfico del patrón ideológico, que
definió a priori la advocación y función del edificio, y
organizó las jerarquías rituales de los espacios y
recintos.

Es más, el frontis escalonado del muro sur de la

plataforma superior, que funge de testero, es otro
indicador de peso para establecer esta relación. Los
paramentos escalonados del frontis norte de los
templos de Cao Viejo y de la Luna, son claros ejemplos
de lo que proponemos. Ampliamos: los frontispicios
escalonados con paramentos aplomados y corredores
abiertos entre los escalones, a manera de caminos
epimurales, y que presentan elementos iconográficos
sobre estos paramentos, están evidenciando la actividad
litúrgica del espacio abierto que se ubica delante de él
(Fig. 215).
De una u otra manera, los registros de Uhle dejan
entrever un aspecto negado para este templo Moche.
La generalidad de investigadores especialistas en este
tema, han dudado u obviado la presencia de murales,
asumiendo con ello una función diferente a lo
ceremonial, o en todo caso contrario al de la Huaca de
la Luna. En consecuencia, creemos que los murales
fueron parte esencial en el discurso ritual de ambas
huacas o templos. Obviamente, no compartimos el
calificativo de “elementos decorativos”, que algunos
especialistas le asignan al mural prehispánico.
Por otro lado, el acucioso trabajo realizado por
Ramírez y Herrera (1992 y 1994), no reporta la
presencia de murales en Huaca Capuxaida, como que
en las “categorías y criterios para el análisis de la
arquitectura” (Ramírez y Herrera 1994: 28), que define
y usan en sus estudios, no consideran a este
componente arquitectónico como elemento de juicio,
que en contraste resulta determinante en el análisis de
la Huaca de la Luna. Los comentarios de estos jóvenes
investigadores universitarios sobre otros trabajos
realizados en este edificio, como los de la Misión
Harvard, revelan la ausencia de murales u otro tipo de
tratamiento de superficies arquitectónicas.
Fig. 215. Huaca Capuxaida. Plataforma superior/sur. Sitio A. En
este sector Uhle registra tres fragmentos de pinturas murales de
estilo Moche.
fase constructiva del Templo de Cao Viejo. Este trazo
correspondería al característico faldellín de los guerreros
moche (Fig. 216).
CONSIDERACIONES FINALES
En principio, debemos destacar la importancia que
Uhle le asignó a este material pictórico a pesar de su
estado fragmentario, aunque no haya merecido una
descripción más amplia de los contextos. Sin embargo,
las asociaciones que se desprenden de ellos es vital
para entender y explicar cuestiones de temporalidad y
asociaciones entre este y otros sitios del valle de Moche
u otro valles.
El material pictórico mural es un elemento de juicio
válido para sostener el carácter sacro de las estructuras
a las que se encuentra asociado, a la que determina en
su función ritual. Los murales se constituyen en lenguajes
iconográficos litúrgicos, que responden al contexto
ideológico impuesto por los grupos de poder, códigos
con valor simbólico y no elementos decorativos. De allí
que su presencia es un indicador de la función y
advocación bajo la cual se definió el espacio sacro.

Pues bien, la simple observación de los tres

fragmentos revela su filiación estilística Moche, por la
tecnología del revoque único que cubría el paramento y
el dibujo o diseño inciso, característicos de este momento
cultural. Las dimensiones de estos trozos amorfos no
permiten definir el tema o escena iconográfica, sin
embargo, arriesgamos una propuesta a nivel de hipótesis
por la similitud de trazos del fragmento con la “Escena
de Batalla Ritual”, que se ubica en el muro oeste del Fig. 216. Huaca Capuxaida. Plataforma Superior/sur. Sitio A.
recinto sacro de la plaza ceremonial externa, de la última Fragmentos de pinturas murales de estilo Moche.

245
 La filiación tecnológica, de materiales y
composición iconográfica de los fragmentos de la
Huaca Cerro Blanco, respecto a sus correspondientes
de la Huaca Takaynamo, del Grupo Velarde y Squier,
nos indican su contemporaneidad y posible datación
en el período Chimú Medio a Tardío (Figs. 217, 218
y 219).
La Huaca Capuxaida o del Sol no evidencia la
magnitud del tratamiento mural que se observa en la
Huaca de la Luna, sin embargo, el hallazgo de tres
fragmentos de pintura mural de estilo Moche en la
Plataforma Superior sobre el flanco sur de este edificio,
es el primer testimonio de este tipo de obra que
lamentablemente se obvió por mucho tiempo.

Fig. 217. a) Chan Chan, Grupo Velarde, Relieves Burr (redibujado de Pillsbury, 1991); b) Huaca Takaynamo, Colección Museo UNT; c)
Huaca Cerro Blanco, Colección Uhle, Museo Berkeley, California. Obsérvese las afinidades formales, tecnológicas e iconográficas.

Fig. 218. a) Huaca Takaynamo. Redibujado de Iriarte; b) Huaca Takaynamo. Colección Museo UNT; c) Huaca cerro Blanco. Colección
Uhle. Museo de Berkeley, California.

Fig. 219. a) Huaca Takaynamo. Redibujado de Iriarte; b) Huaca Takaynamo. Colección Museo UNT; c) Huaca cerro Blanco. Colección
Uhle. Museo de Berkeley, California.

246
COLECCIÓN UHLE/BERKELEY FICHA RMG-01 HCB/sH

DATOS GENERALES

1. Objeto: Fragmento Relieve Polícromo

2. Número Catálogo Museo: 4-2303 a (No. Cat. Uhle P2303 a)
3. Ubicación: Sitio H / Cima Cerro Blanco
4. Estilo: Chimú
5. Técnica: Excisión/incisión de enlucido fino sobre enlucido
6. Materiales: Barro y pigmentos
7. Tema: Rostro y cola de felino (?)
8. Colores (valor Munsell): rojo 6/10 R
verde 5/6 G
blanco 9/N
9. Dimensiones (cm): Largo 11,0 x alto 13,0 x espesor 6,0
10. Observaciones: Se aprecia un solo enlucido aplicado sobre el paramento irregular del
muro, el personaje es definido por la técnica de la excisión y los detalles
interiores trabajados por trazos incisos.

REGISTRO GRÁFICO Y FOTOGRÁFICO:

247
COLECCIÓN UHLE/BERKELEY FICHA RMG-02 HCB/sH

DATOS GENERALES

1. Objeto: Fragmento Relieve Polícromo

2. Número Catálogo Museo: P-2303 b (No. Cat. Uhle P2303 b)
3. Ubicación: Sitio H / Cima Cerro Blanco
4. Estilo: Chimú
5. Técnica: Excisión/incisión de enlucido fino sobre enlucido
6. Materiales: Barro y pigmentos
7. Tema: (?)
8. Colores (valor Munsell): rojo
blanco
9. Dimensiones (cm) Largo 5,5 x alto 7,0 x espesor 3,5/1,0
10. Observaciones: Se consigna la siguiente descripción atribuida a Uhle: “irregular flat
objects of unburned clay, type confined to these ruins, incised and
painted red and white originally in design”.

REGISTRO GRÁFICO Y FOTOGRÁFICO:

248
COLECCIÓN UHLE/BERKELEY FICHA RMG-03 HCB/sH

DATOS GENERALES

1. Objeto: Fragmento Relieve Polícromo

2. Número Catálogo Museo: 4-2303 c (No. Cat. Uhle P2303 c)
3. Ubicación: Sitio H / Cima Cerro Blanco
4. Estilo: Chimú
5. Técnica: Excisión/incisión de enlucido fino sobre enlucido
6. Materiales: Barro y pigmentos
7. Tema: Cabeza de felino (?)
8. Colores (valor Munsell): rojo
verde
blanco
9. Dimensiones (cm): Largo 7,4 x alto 4,5 x espesor 2,0

REGISTRO GRÁFICO Y FOTOGRÁFICO:

249
COLECCIÓN UHLE/BERKELEY FICHA RMG-04 HCB/sH

DATOS GENERALES

01. Objeto: Fragmento Relieve Polícromo

02. Número Catálogo Museo: 4-2303 d (No. Cat. Uhle P2303 d)
03. Ubicación: Sitio H / Cima Cerro Blanco
1. Estilo: Chimú
2. Técnica: Excisión/incisión de enlucido fino sobre enlucido
3. Materiales: Barro y pigmentos
4. Tema: Cabeza de felino con ojos y fauces
5. Colores (valor Munsell): rojo
verde
blanco
09. Dimensiones (cm): Largo 5,5 x alto 5,0 x espesor 1,5

REGISTRO GRÁFICO Y FOTOGRÁFICO:

250
COLECCIÓN UHLE/BERKELEY FICHA RMG-05 HCB/sH

DATOS GENERALES

1. Objeto: Fragmento Relieve Polícromo

2. Número Catálogo Museo: 4-2303 e (No. Cat. Uhle P2303 e)
3. Ubicación: Sitio H / Cima Cerro Blanco
4. Estilo: Chimú
5. Técnica: Excisión/incisión de enlucido fino sobre enlucido
6. Materiales: Barro y pigmentos
7. Tema: Rostro antropomorfo
8. Colores (valor Munsell): rojo R 6/10
verde G 5/6
blanco N 9/
9. Dimensiones (cm): Largo 8,5 x alto 3,5 x espesor 2,5
10. Observaciones: La base es pintura blanca, el diseño inciso está resaltado en verde y la
superficie del relieve en rojo, mientras los bordes tienen pintura blanca.
El pigmento rojo es intenso y de estrato fino, al parecer se trataría de
cinabrio (HgS) y no la hematita que es de un tono más opaco.

REGISTRO GRÁFICO Y FOTOGRÁFICO:

251
COLECCIÓN UHLE/BERKELEY FICHA RMG-06 HCB/sH

DATOS GENERALES

1. Objeto: Fragmento Relieve Polícromo

2. Número Catálogo Museo: 4-2303 f (No. Cat. Uhle P2303 f)
3. Ubicación: sitio H / Cima Cerro Blanco
4. Estilo: Chimú
5. Técnica: Excisión/incisión de enlucido fino sobre enlucido
6. Materiales: Barro y pigmentos
7. Tema: Rostro de felino (?)
8. Colores (valor Munsell): rojo R 6/10
verde G 5/6
blanco N 9/
9. Dimensiones (cm): Largo 4,0 x alto 2,5 x espesor 1,5
10. Observaciones: La base y los bordes son de color blanco, el relieve está pintado en rojo
y los trazos incisos, ojos y fauces en verde. Los tonos son intensos. Es
la misma técnica de “Los Caballitos de Totora” del Grupo Velarde de
Chan Chan.

REGISTRO GRÁFICO Y FOTOGRÁFICO

252
COLECCIÓN UHLE/BERKELEY FICHA RMG-07 HCB/sH

DATOS GENERALES

1. Objeto: Fragmento Relieve Polícromo

2. Número Catálogo Museo: 4-2303 g (No. Cat. Uhle P2303 g)
3. Ubicación: Sitio H / Cima Cerro Blanco
4. Estilo: Chimú
5. Técnica: Excisión/incisión de enlucido fino sobre enlucido
6. Materiales: Barro y pigmentos
7. Tema: Rostro zoomorfo
8. Colores (valor Munsell): rojo 6/10 R
verde 5/6 G
blanco 9/ N
9. Dimensiones (cm): Largo 7,0 x alto 5,5 x espesor 1,5

REGISTRO GRÁFICO Y FOTOGRÁFICO:

253
COLECCIÓN UHLE/BERKELEY FICHA RMG-08 HCB/sH

DATOS GENERALES

1. Objeto: Fragmento Relieve Polícromo

2. Número Catálogo Museo: 4-2303 h (No. Cat. Uhle P2303 h)
3. Ubicación: Sitio H / Cima Cerro Blanco
4. Estilo: Chimú
5. Técnica: Excisión/incisión de enlucido fino sobre enlucido
6. Materiales: Barro y pigmentos
7. Tema: Rostro de felino (?)
8. Colores (valor Munsell): rojo 6/10 R
verde 5/6 G
blanco 9/ N
9. Dimensiones (cm): Largo 4,2 x alto 3,5 x espesor 1,5
REGISTRO GRÁFICO Y FOTOGRÁFICO

254
COLECCIÓN UHLE/BERKELEY FICHA RMG-09 HCB/sH

DATOS GENERALES

1. Objeto: Fragmento Relieve Polícromo

2. Número Catálogo Museo: 4-2303 i (No. Cat. Uhle P2303 i)
3. Ubicación: Sitio H / Cima Cerro Blanco
4. Estilo: Chimú
5. Técnica: Excisión/incisión de enlucido fino sobre enlucido
6. Materiales: Barro y pigmentos
7. Tema: Rostro antropomorfo
8. Colores (valor Munsell): ocre amarillo (limonita)
9. Dimensiones (cm): Largo 4,0/7,5 x alto 9,0 x espesor 2,5

REGISTRO GRÁFICO Y FOTOGRÁFICO:

255
COLECCIÓN UHLE/BERKELEY FICHA RMG-10 HCB/sH

DATOS GENERALES

1. Objeto: Fragmento de Relieve Polícromo

2. Número Catálogo Museo: 4-2305 b (No. Cat. Uhle P2305 b)
3. Ubicación: Sitio H / Cima Cerro Blanco
4. Estilo: Chimú
5. Técnica: Excisión/incisión de enlucido fino sobre enlucido
6. Materiales: Barro y pigmentos
7. Tema: ?
8. Colores (valor Munsell): rojo
blanco
9. Dimensiones (cm): Largo 8,5 x alto 9 x espesor 4

REGISTRO GRÁFICO Y FOTOGRÁFICO:

256
COLECCIÓN UHLE/BERKELEY FICHA RMG-11 HCB/sH

DATOS GENERALES

1. Objeto: Fragmento Relieve Polícromo

2. Número Catálogo Museo: 4-2305 r (No. Cat. Uhle P2305 r)
3. Ubicación: Sitio H / Cima Cerro Blanco
4. Estilo: Chimú
5. Técnica: Excisión/incisión de enlucido fino sobre enlucido
6. Materiales: Barro y pigmentos
7. Tema: Rostro de felino (?)
8. Colores (valor Munsell): rojo 6/10 R
verde 5/6 G
blanco 9/ N
9. Dimensiones (cm): Largo 4 x alto 4 x espesor 2,5
10. Observaciones: En el reverso se aprecia parte del enlucido primario, se trata de una arcilla de
color diferente al del relieve. Los cortes del enlucido hechos con instrumento
metálico son muy marcados, la superficie está cubierta por un grueso estrato
de color blanco que funge de capa de preparación sobre el cual se aplica la
policromía. El color rojo es usado para cubrir la superficie del relieve y el
blanco para los bordes. Como este fragmento diagnóstico hay otros 13 de
diferentes tamaños y formas, afectados por la erosión.

REGISTRO GRÁFICO Y FOTOGRÁFICO:

257
COLECCIÓN UHLE/BERKELEY FICHA RMG-12 HCB/sH

DATOS GENERALES

1. Objeto: Fragmento Relieve Polícromo

2. Número Catálogo Museo: 4-2305 z (No. Cat. Uhle P2305 z)
3. Ubicación: Sitio H / Cima Cerro Blanco
4. Estilo: Chimú
5. Técnica: Excisión/incisión de enlucido fino sobre enlucido primario
6. Materiales: Barro y pigmentos
7. Tema: Diseño geométrico (?)
8. Colores (valor Munsell): rojo R 6/10
blanco N /9
9. Dimensiones (cm): Largo 5 x alto 3,5 x espesor 2

REGISTRO GRÁFICO Y FOTOGRÁFICO:

258
COLECCIÓN UHLE/BERKELEY FICHA RMG-13 HCB/sH

DATOS GENERALES

1. Objeto: Fragmento Pincel

2. Número Catálogo Museo: 4-2326 (No. Cat. Uhle P2326)
3. Ubicación: Sitio H / Cima Cerro Blanco
4. Estilo: Chimú
5. Técnica y Materiales: Pelo de camélido sujeto con textil /cordel de algodón a caña carrizo
6. Color (valor Munsell): rojo R 6/10
7. Dimensiones (mm): Largo 60 x diámetro 8
área de sujeción de pelos 30
longitud expuesta de caña 15
8. Observaciones: “Small paint brush, traces of red paint”.

REGISTRO GRÁFICO Y FOTOGRÁFICO:

259
COLECCIÓN UHLE/BERKELEY FICHA RMG-14 PU/sF

1. Objeto: Mortero Número Catálogo Museo:4-3206 (No. Cat. Uhle P3206)

2. Ubicación: Sitio F / Plataforma Uhle / oeste Huaca de la Luna
3. Estilo: Moche
4. Contexto: Tumba 23
5. Técnica: Tallado y pulido
6. Materiales: Piedra
7. Figura: Rostro antropomorfo
8. Color: negro
9. Dimensiones (cm): Largo 16 x diámetro 4 / sección superior y
2 / sección inferior
10. Pigmento: rojo R 5/6

REGISTRO GRÁFICO Y FOTOGRÁFICO:

260
COLECCIÓN UHLE/BERKELEY FICHA RMG-15 PU/sF

DATOS GENERALES

1. Objeto: Mortero
2. Número Catálogo Museo: 4-3216 (No. Cat. Uhle P3216)
3. Ubicación: Sitio F / Plataforma Uhle / oeste Huaca de la Luna
4. Estilo: Moche
5. Contexto: Tumba 23
6. Técnica: Bloque de forma irregular / natural
7. Materiales: Cuarzo
8. Pigmento Adherido: Rojo R 5/8
9. Dimensiones (cm): Alto 19 x ancho 14,5
10. Descripciones de interés: “Large crystal of quartz, colored red in part”.

REGISTRO GRÁFICO Y FOTOGRÁFICO:

261
COLECCIÓN UHLE/BERKELEY FICHA RMG-16 PU/sF

DATOS GENERALES

1. Objeto: Mortero
2. Número Catálogo Museo: 4-3224 (No. Cat. Uhle P3224)
3. Ubicación: Sitio F / Plataforma Uhle / oeste Huaca de la Luna
4. Estilo: Moche
5. Contexto: Tumba 23
6. Técnica: Tallado y pulido
7. Materiales: Piedra
8. Pigmento Adherido: Rojo R 5/8
9. Dimensiones (cm): Largo 47,5 / ancho 29,5 / espesor mayor 22 / espesor menor 11
10. Descripciones de interés: “Large stone colored red on end, found in a pillar of the Huaca in
niche apparently specially constructered for this object”. Otras piedras,
catalogadas como 4-3228 al 4-3232, “were found wrapped in cloth
between the niche where 3224 was found and the (ileg.) wall of the
temple”.

REGISTRO GRÁFICO Y FOTOGRÁFICO:

262
COLECCIÓN UHLE/BERKELEY FICHA RMG-17 PU/sF

DATOS GENERALES

1. Objeto: Mortero
2. Número Catálogo Museo: 4-3207 (No. Cat. Uhle P3207)
3. Ubicación: Sitio F / Plataforma Uhle / oeste Huaca de la Luna
4. Estilo: Moche
5. Contexto: Tumba 23
6. Técnica: Tallado y pulido
7. Materiales: Piedra (gris verduzco)
8. Pigmento Adherido: Rojo R 5/8
9. Dimensiones (cm): Largo 12,5 x diámetro 4,5 / sección superior y
3,5 / sección inferior.
10. Descripciones de interés: “Small smooth pestle end showing red coloring material”. Es el
instrumento mejor elaborado para moler pigmentos de texturas finas.

REGISTRO GRÁFICO Y FOTOGRÁFICO:

263
COLECCIÓN UHLE/BERKELEY FICHA RMG-18 HC/sA

DATOS GENERALES

1. Objeto: Fragmento Pintura Mural

2. Número Catálogo Museo: 4-2616-a (No. Cat. Uhle P2616-a)
3. Ubicación: Sitio A/Plataforma Superior Sur/Huaca Capuxaida
4. Estilo: Moche
5. Técnica: Dibujo inciso/enlucido plano/policromía
6. Materiales: Barro y pigmentos
7. Tema: Dibujo geométrico
8. Colores (valor Munsell): rojo 7/8 R
negro 8/ N
blanco 9/ N
9. Dimensiones (cm): Largo 9,5 x alto 9 x espesor 7

REGISTRO GRÁFICO Y FOTOGRÁFICO

264
COLECCIÓN UHLE/BERKELEY FICHA RMG-19 HC/sA

DATOS GENERALES

1. Objeto: Fragmento Pintura Mural

2. Número Catálogo Museo: 4-2616-b (No. Cat. Uhle P2616-b)
3. Ubicación: Sitio A/Plataforma Superior Sur/Huaca Capuxaida
4. Estilo: Moche
5. Técnica: Dibujo inciso/enlucido plano/policromía
6. Materiales: Barro y pigmentos
7. Tema: Dibujo geométrico
8. Colores (valor Munsell): rojo 7/8 R
negro 8/ N
blanco 9/ N
9. Dimensiones (cm): Largo 7 x alto 7 x espesor 6

REGISTRO GRÁFICO Y FOTOGRÁFICO

265
COLECCIÓN UHLE/BERKELEY FICHA RMG-20 HC/sA

DATOS GENERALES

1. Objeto: Fragmento Pintura Mural

2. Número Catálogo Museo: 4-2616-c (No. Cat. Uhle P2616-c)
3. Ubicación: Sitio A/Plataforma Superior Sur/Huaca Capuxaida
4. Estilo: Moche
5. Técnica: Dibujo inciso/enlucido plano/policromía
6. Materiales: Barro y pigmentos
7. Tema: Dibujo geométrico
8. Colores (valor Munsell): rojo 7/8 R
negro 8/ N
blanco 9/ N
amarillo 6/10 YR-Y
9. Dimensiones (cm): Largo 7 x alto 7 x espesor 5

REGISTRO GRÁFICO Y FOTOGRÁFICO

266
 Cuarta Parte
Conservación
ESTRUCTURAS Y SUPERFICIES ARQUITECTÓNICAS:
TRATAMIENTO CONSERVADOR
Ricardo Morales Gamarra y Neil Torres Velásquez
El Proyecto Puesta en Valor de las Huacas del Sol
y de la Luna se inició el 15 de mayo de 1991,
planteándose desde entonces el reconocimiento
preliminar de un muro con evidencias de murales en
altorrelieves de barro policromo, ubicado en el muro
perimetral, sector sur, de la Plataforma I de la Huaca
de la Luna. Se trataba del primer mural mochica en
altorrelieve que se ubicaba en el valle de Moche.
Paralelamente se elaboró el Estudio de Factibilidad
o Proyecto General de Intervención, definiéndose tres
áreas de trabajo: investigación arqueológica,
investigación y conservación de las evidencias
materiales, y acondicionamiento turístico de las áreas
trabajadas y del sitio en su conjunto. Dicho documento
base orienta las actividades de campo y gabinete, y en
él se establece la teoría y metodología de la
conservación que ha normado las actividades en
general, ya expuestas en los Proyectos presentados al
INC oportunamente.
MARCO TEÓRICO: PRINCIPIOS
Y CRITERIOS
La propuesta y el proceso conservador de los
contextos arquitectónicos en el Proyecto Arqueológico
Huacas del Sol y de la Luna se orienta, en esencia, al
absoluto respeto por el carácter y la autenticidad de
éstos, en tanto son documentos o testimonios
históricos, en los cuales es posible identificar una serie
de elementos que nos llevan a una aproximación de
los patrones ideológicos y prácticas rituales de las
sociedades andinas. Alterar estas formalidades significa
desvirtuar su esencia histórica y naturaleza documental.
Otro aspecto de interés para los propósitos del
Proyecto es mantener el estado de “ruina” que
caracteriza a un monumento arqueológico, por ser esta
la imagen que el visitante espera observar y no las
recreaciones escenográficas que se estilaban realizar
en la década de los sesenta. La reconstrucción es un
proceso hipotético, es decir, especulativo, de allí que
no se practica por negativa, ingenua e innecesaria.
Este primer aspecto nos permite reflexionar sobre
la importancia de la intervención conservadora, en dos
instancias fundamentales: a) como un proceso técnico
y científico inmediato al momento de la liberación de
las evidencias arquitectónicas e iconográficas; y b)
como un proceso de investigación permanente durante
la exposición del documento, determinando los niveles
de alteración y las acciones futuras que deben
ejecutarse. En este panorama, hay que subrayar la
particular importancia de los sistemas de cubiertas y
techos que deben procurar una adecuada protección
de las estructuras y sus superficies ante la permanente
actividad del intemperismo y en especial ante la
insolación.
Por tales razones, la intervención del sitio y
monumento arqueológico fue definido como un
trabajo interdisciplinario, en base a dos áreas:
arqueología y conservación. Este último aspecto fue
programado como una actividad eje, lo cual define la
perspectiva y finalidad del Proyecto, es decir, un
proyecto de conservación arqueológica.
El lineamiento general de esta intervención fue
conceptualizada, a su vez, como un proceso
metodológico de reconocimiento y caracterización de
la arquitectura y las superficies arquitectónicas, del
estado de conservación y factores de degradación, para
establecer un diagnóstico y proponer las soluciones
correspondientes. Para ello se planteó una intervención
a nivel de conservación, es decir, el tratamiento del
original en su estado actual, de aspecto fragmentario e
incompleto, procurando su estabilidad material y
reforzando su resistencia físico-mecánica. Las
reintegraciones formales y escenográficas se han
descartado por considerarse innecesarias. La
conservación que postulamos es realizada con un
criterio de mínima intervención.
 La intervención conservadora debe responder a un
consenso interdisciplinario y a un corpus teórico,
sustentado en principios y criterios técnicos, a fin de
contrarrestar las presiones políticas y las subjetividades
de propuestas orientadas a reconstrucciones o
recreaciones escenográficas. De allí que seguidamente
consideramos algunos aspectos de interés para la
reflexión y la discusión.
La identificación de la patología que afecta el
sistema constructivo y la mecánica de los agentes de
deterioro, son aspectos sustanciales en el diagnóstico
del problema y en la propuesta de conservación y
acondicionamiento turístico. Es necesario discutir las
alternativas de solución, específicas a cada tipo de
construcción y problema. Definitivamente, no existen
recetas de aplicación general. Esto es, la neutralización
de las causas o factores de deterioro y la estabilización
del sistema constructivo, orientado a la conservación
del original en su estado actual, evitando todo tipo de
reintegraciones estéticas. Todo añadido responderá a
la necesidad de reforzar las estructuras y sus elementos
epidérmicos, como enlucidos y policromías, además
de los escultóricos.
Este criterio se fundamenta en la Teoría del
restauro de Cesare Brandi (1972: 36). En el capítulo
“La Restauración según la instancia de la historicidad”,
plantea una discusión en torno a las características de
este tipo de evidencia y su definición como ruina, es
decir, “todo lo que da testimonio de la historia del
hombre, pero con un aspecto bastante diferente y hasta
irreconocible respecto al que tuvo primitivamente”.
Ahora bien, en consideración a esta categoría de “obra
de arte en actual estado de ruina y a la obligación de
rescatar sus valores documentales y estéticos, por ser
el sustento de su monumentalidad y de su transmisión
al futuro”, así como del juicio histórico que
compromete a este tipo de testimonio, “la restauración
no puede ser más que la consolidación y conservación
del statu quo”, del estado actual del monumento.
Por otro lado, los detalles estéticos del conjunto y
su correcta presentación, no son obviados. Muy por
el contrario, en cada fase del proceso se prevé que la
inserción de un nuevo elemento no afecte su aspecto
de ruina, su carácter de obra original fragmentada. En
este sentido, los añadidos se mimetizarán en el
contexto, sin falsificar la información. Es más, la
presentación turística de las estructuras responderá a
criterios técnicos, evitando subjetividades y
recreaciones paisajísticas, que afecten la unidad y
autenticidad de la evidencia y su entorno. Estos
elementos deberán mimetizarse para aminorar el
270
impacto visual, manteniendo límites de lectura para
diferenciar lo nuevo de lo original.
En consecuencia, los criterios de reversibilidad,
diferenciación y respeto al carácter de recurso cultural
no renovable, de obra única, auténtica e irremplazable,
serán ajustados a cada caso sin excepción. Es más, debe
observarse al recurso cultural como un importante
componente de una realidad paisajística e histórica, y
no como un elemento aislado, sin contexto.
La conservación y puesta en valor de un complejo
arqueológico y su entorno, se sustenta en el marco teórico
expuesto en los párrafos precedentes y en el carácter
documental de los edificios y su contexto cultural.
Obviamente, la relación paisaje y testimonio cultural
plantea una reflexión preliminar, que define la importancia
y trascendencia de la conservación y estabilización del
medio ambiente, del entorno, como una actividad previa
a cualquier intervención directa sobre el recurso cultural,
una suerte de pre requisito, que a mediano y largo plazo
significa una garantía para la preservación, conservación,
uso público y posterior mantenimiento de los testimonios
y de los propios tratamientos conservadores.
A continuación de la conservación ambiental y del
entorno inmediato al bien cultural, que funcionaría
como el área de sacrificio o de amortiguamiento, y de
la adecuación de los miradores, paradores o
campamentos y accesos, se propone la ejecución de
los trabajos de preservación, conservación y puesta
en valor, en función a las condiciones específicas de
cada sector. Esta reflexión supone un criterio, no abrir
al turismo ningún sector cultural en tanto no cuente
con el tratamiento adecuado del paisaje inmediato y
de sus propias estructuras. La zonificación que se
defina en el Plan de Manejo debe responder a esta
problemática y, consecuentemente, proponer como
zona de uso intensivo a aquella que contenga sectores
plenamente investigados, conservados y
acondicionados para la visita.
PROPUESTA DE INTERVENCIÓN:
LINEAMENTOS GENERALES
La conservación de la arquitectura y sus superficies
en la Huaca de la Luna fue planificada en cuatro niveles:
reconocimiento preliminar del documento,
conservación preventiva, conservación integral y
mantenimiento sistemático. Una actividad común en
cada una de estas etapas es el monitoreo o control del
comportamiento de las estructuras, materiales
constructivos y pictóricos, así como de los resultados
de las técnicas y materiales de conservación aplicadas.
 Estudio, Análisis y Diagnóstico Preliminar
El reconocimiento del material es parte del
planteamiento teórico universal, en buena cuenta, la
investigación científica, técnica y artística para
diagnosticar el problema general y específico a cada
sector, en función a lo cual se proponen las alternativas
de solución. Simultáneamente, los sectores a
intervenirse son protegidos con cubiertas provisionales
a fin de evitarse la acción directa del sol y generar con
ello contracciones y dilataciones bruscas. Se estima que
hay una diferencia de 15º C y 50 a 60 % de HR en un
lapso de 6 horas en un día despejado y soleado.
Conservación Preventiva
La conservación preventiva compromete la
participación conjunta de arqueólogos y conservadores
en la liberación de muros y relieves. En consecuencia,
el develado de la evidencia se comparte en la
excavación, registro y tratamiento inmediato, que va
desde la readherencia del fragmento suelto o el retiro
de los materiales fuera de contexto, hasta el
reforzamiento estructural provisional de muros y
relieves. Con ello se garantiza la estabilidad del conjunto
arquitectónico y su posterior tratamiento definitivo e
integral.
Trabajos Preliminares
A fin de evitar la insolación directa de los sectores
a intervenir, lo cual implicaría una alteración de la
materia y volumen de los objetos y estructuras a
excavar, la experiencia aconseja la instalación de
paradores de vientos y cubiertas provisionales con
esteras de carrizo y parantes de bambú. El
acondicionamiento de las áreas de trabajo es una tarea
primaria en el proceso de conser vación y
sustancialmente en la protección de las evidencias del
intemperismo.
Liberación y Readherencia Preventiva de
Murales.
La excavación arqueológica implica la acción de
retirar aquellos elementos superpuestos al contexto que
se desea estudiar, de allí que el descubrimiento de una
estructura o de un objeto plantea una ruptura brusca
del equilibrio higrotérmico y humedad contenida en
la materia del objeto cultural. Es una tarea compleja y
de riesgo por el carácter irreversible de la operación.
El movimiento estructural por acción sísmica o por
simple desfase parcial de muros o bloques, significa
un comportamiento de riesgo en las superficies del
muro, manifestándose como grietas, fisuras y
desprendimientos.
Al inmediato retiro del adobe que cubre el mural,
es necesario realizar una operación de readherencia de
aquellos fragmentos sueltos, para evitar su
desubicación y posterior dificultad en la recomposición
de la imagen. Para ello es necesario humectar las caras
a pegar o unir, con una solución de agua y alcohol en
proporción 1:1, para romper la tensión superficial y
así facilitar la función adherente de la arcilla líquida.
En el caso de relieves de espesores considerables, el
mortero arcilloso debe reforzarse con un aditivo de
Acetato de Polivinilo (PVA) diluido en agua destilada
al 2%.
Recolección de Muestras para Análisis Químico
La necesidad de identificar los pigmentos en cada
uno de los murales que se van descubriendo, así como
la naturaleza y composición de los adobes y morteros,
planteó la recolección de muestras de 200 g de adobes
y morteros y de 50 g de los colores. Para ello se
trabajaron las muestras en fragmentos fuera de
contexto. Con los resultados se prevé la organización
de un cuadro tecnológico comparativo y secuencial que
contribuya a la interpretación del dato arqueológico.
Reestructuración o Refuerzo Estructural
Los defectos de la técnica constructiva y la escasa
resistencia del suelo, han generado desplomes, desfases
estructurales y fracturas o fisuras en los relieves y
enlucidos. Por ello, la consolidación estructural es una
actividad prioritaria en el tratamiento de las superficies
arquitectónicas, ya que en ellas se expresa la resistencia
físico-mecánica del conjunto.
La calzadura de muros o refuerzo de cimentaciones;
la costura de muros, consistente en reemplazar los
adobes fracturados por otros en buen estado y de
probada resistencia y cohesión; así como la colocación
de llaves de madera de algarrobo y la reposición de las
secciones perdidas, son las principales variantes en este
tipo de intervención.
Conservación Definitiva
Este último paso está orientado a la consolidación
del barro sin pretender su impermeabilización, por ser
esta última negativa y contraria a los fines de la
conservación de los relieves y enlucidos ubicados a
ras del piso, por ser la sección donde se produce la
271
evaporación de la humedad capilar y la eflorescencia
de sales. Para ello acudimos a los resultados prácticos
de la experiencia y a los postulados teóricos que avalan
la aplicación de ésteres de sílice. En realidad, se trata
de una experiencia de campo que se inició en 1975 en
el conjunto Tschudi y en Huaca del Dragón (Chan
Chan), y que se ha proyectado sin mayores dificultades
y deficiencias en problemas similares al que
enfrentamos.
Limpieza de la Capa Pictórica
La capa pictórica de los murales presentan
generalmente un velo de arcilla y chorreras de barro,
producto de los escurrimientos pluviales y exposición
del muro antes de ser sellado. De tal manera que por
cuestiones de estética y correcta presentación del
documento, se plantea la eliminación de estos cuerpos
ajenos a la autenticidad del documento. Es más, su
permanencia implica un riesgo de efectos irreversibles,
debido a la contracción de la arcilla ante los cambios
higrotérmicos. Este movimiento se traduce en el
arranque del color, al momento de exfoliarse las
láminas del velo y chorreras arcillosas.
La intervención es ejecutada en forma mecánica y
en seco, salvo que el espesor del material a retirar
amerite una humectación parcial y progresiva, usándose
para ello herramientas como el hisopo de algodón
humedecido, agua destilada, bisturí, bombillas de jebe,
pincel de cerda suave y miga de pan. Este último
material es un recurso de excepcionales resultados por
no ser abrasivo y retirar fácilmente el polvo adherido
sobre el color sin afectarlo.
Consolidación Química
A pesar de la ya anotada aparente buena
consistencia de los fragmentos separados y de los que
permanecen in situ, la consolidación definitiva con
silicato de etilo 40 fue realizada en atención a buscar
un comportamiento uniforme en todo el muro y
superficie decorada, vale decir, resistencia a la erosión,
humedad e insolación.
La aplicación responde a la metodología general
del tratamiento, consistente en una solución de este
producto mezclado con alcohol absoluto, en una
proporción de 1 lt x 2 lt por metro cuadrado. A esta
solución se añadió cuatro gotas de H Cl puro como
catalizador. El procedimiento de aplicación debe ser
por aspersión, para evitar que el producto forme
chorreras y la absorción sea pareja en toda la superficie,
a fin de evitar pérdida del pigmento y desprendimientos
272
de relieves o enlucidos por exceso de líquido. Para
retardar la evaporación del alcohol y propiciar una
mayor penetración del consolidante, la superficie
intervenida debe ser cubierta con un plástico.
Fijación Capa Pictórica
La superficie pictórica prehispánica presenta serios
problemas de desprendimiento, pulverulencia y
exfoliación, motivados por la fatiga del aglutinante
original que es de naturaleza orgánica. Con la finalidad
de estabilizar el deterioro descrito, los colores deben
ser fijados con una solución de resina acrílica (Paraloid
B-72) diluido en thinner acrílico, en porcentajes
ajustables a los problemas que presentan los colores,
derivados de su propia y particular naturaleza como
por la técnica pictórica empleada. Para el blanco, rojo
y amarillo es de 2%, mientras que con el negro es
posible usar el 3 ó 4%. Este último color presenta serios
problemas de consistencia por su estructura laminar.
La aplicación de esta solución se realiza en forma
mecánica, con pincel pelo de martha, en las zonas con
color, evitando el contacto con las áreas no
policromadas por generar un ligero obscurecimiento
del color del barro.
Presentación Final
La última fase de este proceso de intervención
consiste en lograr una correcta presentación estética
del documento, sin que ello implique un cambio o
alteración de su contenido testimonial. Esta se plantea
en tres aspectos: tratamiento de lagunas, de grietas y
fisuras y de cabeceras de muro.
Tratamiento de lagunas. La intención de esta
fase es el refuerzo estructural de los relieves,
principalmente en aquellos sectores donde es notoria
la fragilidad y riesgo de colapso. El tratamiento de los
bordes de relieves y enlucidos son texturados como
superficie rugosa, plástica, irregular y de color similar
al sector intervenido. El mortero es de barro simple
sin aditivos plásticos. La textura irregular se obtiene
con los fragmentos de adobes o unas concreciones
recolectadas en el Complejo de El Brujo, valle de
Chicama, conocido por los lugareños como “pico de
loro”. El resultado del tratamiento lo calificamos de
excelente. Con esta solución hemos descartado los
clásicos resanes o refuerzos de bordes rígidos y de
textura diferente, al punto que afectan la presentación
del documento.
Tratamiento de grietas y fisuras. El movimiento
estructural ha provocado el agrietamiento de las
superficies, espacios que calificamos como fisuras
(fracturas de bordes juntos) y grietas (fracturas de
bordes separados). Ambos constituyen un factor
negativo para la correcta y buena presentación del
relieve, por permitir la acumulación de material suelto
y ser un potencial albergue de insectos.
Como criterio específico manejamos la idea de
mantener la evidencia de la fisura o la grieta, por ser
expresiones naturales del comportamiento del material
y parte de la pátina del mural. Sin embargo, en lugares
que son demasiados profundos se plantea el relleno o
emboquillado de las grietas, con cargas de mortero de
barro hasta dejar 2 a 3 mm de profundidad con
respecto a la superficie. Los rellenos hasta el nivel de
esta, constituyen un problema estético por ser
excesivamente notorios y desfigurativos.
Tratamiento de cabecera de muro. El criterio
de intervención gira en torno a la idea de mimetizar
los elementos a reponer, en correspondencia a la
natural irregularidad de la cabecera de un muro
arqueológico, es decir, se trata de colocar una o dos
hiladas de adobes sobre la superficie original y sobre
estos un mortero de barro, sin aditivos plásticos o
celulósicos. Este mortero y adobes constituyen el
material de sacrificio, a reemplazarse cuando
manifiesten signos de fatiga o alteración. Este añadido
es integrado al conjunto mediante un tratamiento de
superficie que aminore el impacto visual que produce
todo elemento nuevo en un contexto antiguo. Según
las características formales del sector, se alternan
adobes enteros y/o fraccionados, definiendo un
aspecto similar al original.
Intervenciones Posteriores al
Tratamiento Conservador
Monitoreo
El método de seguimiento del tratamiento
conservador consta en la evaluación y registro de la
evolución y comportamiento de los diferentes procesos
conservadores y el acondicionamiento turístico de las
áreas. Para el monitoreo de estructuras y superficies
policromas se han elaborado fichas técnicas que registran
la evaluación del muro soporte, mural/enlucido y capa
pictórica. Para medir la acumulación de material (arena y
polvillo) sobre las superficies expuestas al turismo, se
colocaron recolectores de material en la cabecera de muro
y pisos. Otro factor es el microclima formado en las áreas,
con la construcción de las cubiertas provisionales y
definitivas. El control y registro de humedad y temperatura
se realiza con un termohigrómetro.
Mantenimiento
Las áreas acondicionadas y expuestas al turismo
cuentan con la protección adecuada, consistente en un
sistema de cubiertas o techos que mantienen condiciones
higrotérmicas estables. A pesar de ello, el control del
viento y acarreo de arena significan un permanente
problema por la acumulación de este material en las
superficies arquitectónicas. Esta actividad mecánica se
realiza en forma periódica cada 3 meses. Esta actividad
se proyecta igualmente a las áreas de exposición turística.
Intervenciones Excepcionales: Anastilosis
Esta intervención fue ejecutada como un proceso
prolongado y complejo, estableciéndose los siguientes
pasos: a) Retiro del relieve por partes, de acuerdo a los
fragmentos que presentan, para ello se opera con
espátulas metálicas e inyecciones de agua destilada para
aflojar las zonas que presentaban buena adherencia con
respecto al muro. Los fragmentos fueron ubicados en
una caja con arena para proteger los bordes de posibles
fracturas. b) Tratamiento del paramento, eliminando los
adobes y morteros sueltos y reemplazándolos con otro
material estabilizado. Considerando la irregularidad de
esta superficie, se procedió a reenlucirla con un mortero
de barro y estacas de madera tipo cedro, dejando un
paramento uniforme y en proceso de secado para la
posterior reposición del relieve. C) Consolidación del
reverso de los fragmentos de relieve con Silicato de Etilo
40. Reposición y readherencia definitiva de los
fragmentos, utilizando arcilla líquida para la unión y
mortero de barro estabilizado al acetato de polivinilo
(PVA) al 2% diluido en agua destilada.
ÁREAS INTERVENIDAS Y
ACTIVIDADES EJECUTADAS
Unidad 6 (Ampliación Norte)
Ubicación: Muro Oeste Edificio B-C
Cuadrículas: 2AA / 20AB
Resumen de acciones: Cuadro 18
CARACTERIZACIÓN DEL PROBLEMA
El sector intervenido (ver Fig. 2) es de vital importancia
para los objetivos de la investigación sobre la función y
comunicación de los espacios. En este sentido, la definición
de los accesos y la extensión de la plaza ceremonial interior
del Edificio C, resultó satisfactorio por haberse definido
los muros Oeste y Norte con sus respectivos vanos (Fig.
220). Con el acondicionamiento del sector se logró ampliar
las áreas de circuito turístico de la Huaca.
273
 UNIDAD 6
SECTOR: MURO OESTE EDIFICIO B-C CUADRICULAS: AA/20 AB
METAS PROGRAMADAS METAS EJECUTADAS
ACT IV I DADES Unid. Med. Cantidad % Cantidad %
B. CONSERVACION
1. Sistema de protección ml. 45.00 100 45.00 100.00
2. Sistema de cubiertas m² 100.00 100 228.00 228.00
3. Liberación y conserv. preventiva m² 25.00 100 49.31 197.24
4. Registro Gráfico- Estado de Conservación m² 25.00 100 - -
3
5. Reestructuración m 15.00 100 - -
6. Limpieza Capa Pictórica m² 25.00 100 31.92 127.68
7. Consolidación Química m² 25.00 100 - -
8. Fijación Capa Pictórica m² 25.00 100 - -
9. Readherencia m² 25.00 100 - -
10. Stacco Anastilosis m² - 0 - -
11. Cabecera de Muro m² 25.00 100 - -
12. Monitoreo m²
13. Mantenimiento m² 50.81 100 101.62 200.00
C. ACONDICIONAMIENTO TURISTICO
1. Reestructuración Perfiles/ Muros m3 33.85
2. Relleno Adobes /Accesos m3 20.00 100 110.00 550.00

Cuadro 18. Unidad 6 (ampliación). Resumen de ejecución.

Con los primeros sondeos en el sector (1995) realizados

por estudiantes de arqueología en el marco de sus prácticas
pre profesionales, se ubicó la sección superior del muro
oeste en aparente buen estado (Morales y Torres 1997:
197, Fig. 171). Las excavaciones clandestinas han destruido
la arquitectura y creado depresiones en los que se empoza
el agua pluvial, la misma que se ha filtrado entre el RAT y
ocasionado severos daños a los relieves. De allí que el RAT
presenta una marcada compactación y adherencia al relieve,
lo cual dificulta su retiro por la fragilidad del relieve. Este
factor determina que la intervención haya sido lenta y
cuidadosa, para evitar daños y el “estrapado” de los relieves.
El muro en general presenta huellas de una fuerte erosión
pluvial que ha dañado los mascarones de los personajes
mayores y menores.

Fig. 220. Vano en muro oeste del patio decorado, Edificio B-C.
OBRAS PRELIMINARES
La protección del área de trabajo con paravientos
y cubiertas provisionales, tiene como objetivo
elemental controlar los factores medio ambientales
altamente erosivos (viento, arena y sol) para generar
un microclima con humedad y temperatura
controlada, evitándose los cambios bruscos que
provocaría alteraciones en los materiales.

274
 Cabe resaltar que los vientos alisios provenientes
del Pacífico son altamente erosivos, su control es
determinante para generar el microclima necesario para
estos casos. Por estas razones los paradores con madera
de eucalipto, caña brava y esteras de carrizo fueron
ubicados en el flanco sur de las excavaciones
arqueológicas. Estas se han reubicado de acuerdo a
los cambios en la dirección del viento en cada estación.

En prevención a los efectos negativos que

ocasionarían las lluvias del fenómeno de El Niño, las
cubiertas provisionales con sistema de pendiente a dos
aguas fue diseñada en consideración al problema Fig. 221. Vista general, muro oeste del patio decorado, Edificio B-C.
anteriormente descrito y al patrón arquitectónico
registrado para los moches. Los materiales de esta
estructura son los mismos a los usados para los
paravientos. El refuerzo de la cubierta con fibra forte
garantizó una adecuada protección y presentación de
este sector. Paralelamente se trabajó el sistema de
drenaje para la evacuación de las aguas a sectores que
no comprometieran la arquitectura (Fig. 221).

Sistema de protección: Área trabajada: 45 ml

Sistema de cubiertas: Área trabajada: 228 m²

TRATAMIENTO CONSERVADOR

Liberación y Conservación Preventiva Fig. 222. Detalle, retiro del sello de adobes que cubren los relieves.

Área trabajada: 49,31 m²

Por el problema de compactación y adherencia de Limpieza de Capa Pictórica

los adobes del RAT al relieve anteriormente descrito,
la eliminación de este material fue realizada por
segmentos no mayores de medio metro cuadrado. A
continuación se realiza una consolidación preventiva
puntual, aplicándose arcilla acuosa y mortero de barro
(arena lavada 1 vol. por 2 de tierra), para reforzar y
reubicar fragmentos que literalmente se encuentran
separados del muro soporte. Para mejorar y facilitar el
retiro del material arcilloso, éste fue dispersado con
aplicaciones de agua / alcohol en porcentajes iguales;
por otro lado, también se logró una mejor
diferenciación de los morteros del sello y relieve que,
por el grado de compactación y adherencia, daba la
apariencia de uno solo (Fig. 222).
La resistencia del material de relleno y la fragilidad
de la capa pictórica del relieve han sido dos factores
gravitantes en el avance de obra, por ser lenta y de alto
riesgo de pérdida de color y relieve. Debido a la
complejidad de este proceso, fue necesario utilizar
instrumental quirúrgico como bisturíes, excavadores
y espátulas de uso dental.
Área Trabajada: 31,92 m2
Debe considerarse que esta fase de intervención
es una de las actividades más complejas por su carácter
irreversible. Esto es, si no se tiene especial cuidado en
eliminar las gruesas capas de barro y piedrecillas
adheridas a la capa pictórica, es posible afectar la
integridad del color.
Esta fase se ha ejecutado en dos etapas. En la
primera se procedió a humectar el barro compacto
con una solución de agua / alcohol en porcentajes
iguales, para ablandar su dureza y facilitar su
eliminación. Posteriormente, mediante la limpieza
mecánica con bisturí, bombilla de jebe y pinceles de
cerda natural (pelo de marta), hasta recuperar los
colores. A consecuencia del contacto directo del sello
con los relieves, éste ha favorecido la impregnación de
material arcilloso sobre la superficie pictórica,
formándose velos que ahora son parte de su estructura,
hecho que impide su eliminación total (Fig. 223).

275

Fig. 223. Vista general, muro con relieves liberado.
Mantenimiento
Área Trabajada: 50,81 m²
El sistema de protección y cubiertas garantiza una
adecuada presentación del sector con factores
climáticos controlados, en consecuencia vale
mencionar que el área acondicionada cuenta con una
ventilación apropiada, así como una humedad y
temperatura estables.
El mantenimiento periódico de este sector forma
parte del tratamiento integral de conservación,
orientado a una limpieza general de la normal
acumulación de polvo y arena del ambiente interno,
material que se deposita sobre la cabecera del muro, la
superficie policromada y los pisos. Esta actividad
mecánica se realiza periódicamente, con bombillas de
jebe y pinceles de cerda natural (pelo de marta), con lo
cual es posible retirar el material acumulado sin
erosionar la superficie pictórica; en cambio, para la
cabecera de muro y los pisos se utilizó brochas de cerda
sintética.
CONSERVACIÓN TUMBA 12
Restos Óseos Humanos
En el contexto de esta unidad ubicamos una
sepultura intrusiva que se codificó como Tumba 12. El
material óseo estaba seriamente afectado en su
estructura, disgregado en un 40%, de allí que fue
necesario consolidar cada elemento mediante la
aplicación de Paraloid B-72 diluido en thinner acrílico
al 5%. La operación priorizó aquellos restos que
presentaban un alto grado de deterioro, especialmente
el húmero y costillas. Los pies y manos fueron
consolidados con parte del material arenoso, en razón
276
de mantenerlos in situ para facilitar su estudio en gabinete.
El levantamiento de los restos se realizó en forma
sistemática respetando su ubicación, siendo colocados
en un soporte firme de madera para su traslado a gabinete.
Este material fue estudiado por el antropólogo físico,
quien continuó el tratamiento y posterior embalaje.
Contexto Cultural
El ajuar funerario estaba conformado por una
máscara de cobre en buen estado, forrada con un textil,
así como cerámica no cocida en estado fragmentario.
El tratamiento preventivo consistió en la limpieza
superficial de los objetos, evitándose la aplicación de
consolidantes para evitar daños en el textil, y así facilitar
el trabajo posterior en gabinete. Para su recuperación
y traslado, el material fue colocado en superficies
rígidas, protegidas con algodón y papel de seda, a fin
de evitar daños físicos y estéticos, producto de la
exposición y los cambios higrotérmicos que se generan
luego de la excavación.
ACONDICIONAMIENTO TURÍSTICO
Reestructuración de Perfiles y Muros: Área
Trabajada: 33,85 m3.
Relleno de adobes apisonado y accesos: Área
Trabajada: 110 m3.
Culminada la investigación arqueológica, se iniciaron
las obras preliminares orientadas al acondicionamiento
turístico del sector. Ante la fragilidad de los perfiles de
esta unidad, a consecuencia de las actividades
clandestinas, se reforzó los cuatro flancos o perfiles de
la excavación arqueológica para evitar colapsos o
desprendimientos de los bloques de adobes.
Los pisos adyacentes a esta Unidad han sido
preparados para evitar que las lluvias del fenómeno de
El Niño filtren hacia el interior. Se trata de darle una
adecuada inclinación para evacuar las aguas hacia los
drenes previstos. Esta actividad forma parte de un plan
de manejo general para proteger la Plataforma I de las
lluvias. La construcción de gradas, la nivelación y
compactación del suelo de la pasarela ubicada frente
al muro Oeste por exhibir, son actividades
complementarias en la adecuación turística del sector.
Para estas actividades hemos aprovechado los
materiales que han sido recuperados de las
excavaciones arqueológicas (adobes enteros y
fragmentados), su reutilización nos ha permitido
integrar los elementos añadidos con las estructuras
originales y su entorno.
 Unidad 12A los personajes centrales de dos rombos se han
desprendido y fragmentado totalmente y otros han sido
Muro Este Edificio B-C desmontados intencionalmente al momento de sellar
Plataforma Principal / Cuadrículas -1CA/-4CA el edificio, y parte de estos fueron ubicados en estado
Resumen de acciones: Cuadro 19 fragmentario en el sello (Fig. 224).

CARACTERIZACIÓN DEL PROBLEMA

El desgaste de las superficies de la plataforma
principal por acción descontrolada de la visita turística
y excursiones escolares, antes del inicio del Proyecto,
y la misma destrucción en tiempos coloniales, han
afectado considerablemente las secciones altas y el
desmontaje total de trece metros lineales del muro Este
de la plaza ceremonial interior, correspondiente al
Edificio B-C.

Por otro lado, las escorrentías de las lluvias antes

del sellado de este edificio y un probable sismo, han Fig. 224. Proceso de descubrimiento de muro este del patio
causado severos daños en los relieves, al punto que polícromo, Edificio B-C.

UNIDAD 12A
SECTOR: MURO ESTE EDIFICIO B-C CUADRICULAS: -1CA/-4CA

METAS PROGRAMADAS METAS EJECUTADAS

ACT IV I DADES Unid. Med. Cantidad % Cantidad %

B. CONSERVACION
1. Sistema de protección ml. 45 100 45 100
2. Sistema de cubiertas m² 100 100 114 114

3. Liberación y conserv. preventiva m² 11.84 100 12.81 108.19

4. Registro Gráfico- Estado de Conservación m² 28.24 100 28.24 100

5. Reestructuración m3 4.3 100 2.8 65.12

6. Limpieza Capa Pictórica m² 10.38 100 12 115.61

7. Consolidación Química m² 13.76 100 0

8. Fijación Capa Pictórica m² 10.38 100 0

9. Readherencia m² 3.43 100 1.2 34.99

10. Stacco Anastilosis m² 0

11. Cabecera de Muro m² 12.84 100 0 0

12. Monitoreo m² 1.8 100 0

13. Mantenimiento m² 1.8 100 30 1666.67

C. ACONDICIONAMIENTO TURISTICO
1. Reestructuración Perfiles/ Muros m3 40 100 9.84 24.6
3
2. Relleno Adobes /Accesos m 15 100

Cuadro 19. Unidad 12A. Resumen ejecución de obra, muro este, Edificio B-C.

277

Fig. 225. Detalle, exfoliación de la capa pictórica.
La policromía presenta un serio problema de
exfoliación por la estructura laminar de los pigmentos.
La superposición de estas gruesas láminas derivadas de
las múltiples tareas de mantenimiento y la pulverulencia
del pigmento por fatiga del aglutinante de naturaleza
orgánica (mucílago), han sido determinantes en el
comportamiento de la capa pictórica. Después de esta
anomalía, cabe señalar la intensidad de los tonos de este
mural, en contraposición a como se encontró el muro
Sur de esta misma fase constructiva (Fig. 225).
OBRAS PRELIMINARES
El control del efecto erosivo y destructivo de los
factores medio ambientales, ha permitido realizar los
trabajos de investigación y conservación arqueológica
sin alterar los materiales. La construcción y ubicación
adecuada de las cubiertas y paravientos ha generado un
microclima con humedad y temperatura en rangos que
fluctúan en los márgenes recomendables para la
preservación del barro policromado.
Las estructuras son a base de madera eucalipto, caña
brava y esteras de carrizo que fácilmente se integran al
entorno y a la vez generan un ambiente fresco y
ventilado. En prevención a los efectos negativos
producido por las lluvias del fenómeno El Niño, las
cubiertas fueron reforzadas con unas láminas de PVC
coarrugadas (nombre comercial Fibraforte), para evitar
la filtración del agua y su rápido aforo gracias a la
pendiente de 5% que se le dio a la estructura.
Con esta medida preliminar hemos generado una
protección adecuada, la ejecución normal de las tareas
de conservación y la visita turística ordenada y controlada
en el sector.
Sistema de protección: Área trabajada: 15 m l.
Sistema de cubiertas: Área trabajada: 42 m2
278
TRATAMIENTO CONSERVADOR
Liberación y Conservación preventiva
Área trabajada: 12,81 m²
Con los trabajos en este sector hemos definido la
composición de los triángulos superiores y su
iconografía. Un caso de particular importancia es la
ubicación de los fragmentos de dos personajes
centrales de los rombos y la identificación de la técnica
de elaboración de los relieves en los vacíos que estos
han dejado. Con luz rasante es posible observar el
boceto inciso del tema iconográfico, el mismo que sirve
de guía para el posterior modelado del relieve.
Evidentemente, se aprecia una intención de distribuir
todos los elementos iconográficos en la superficie
arquitectónica programada, como dibujos incisos, y
así lograr la correcta inserción del espacio pictórico en
el arquitectónico.
El uso de una unidad de medida se evidencia en
esta acción, la misma que en cierta manera corresponde
al manejo de los módulos arquitectónicos y
proporciones de los espacios y volúmenes. Aún no
estamos en condiciones de afirmar su equivalencia con
nuestro sistema métrico, pero, todo apunta a un patrón
de medida que estimamos entre 30 y 35 centímetros,
dato por confirmar en tanto avancen nuestras
observaciones y análisis.
Registro Gráfico del Estado de Conservación
Área trabajada: 28,24 m²
El relevamiento del relieve y su estado de
conservación, a escala 1:10 en papel milimetrado,
permite la elaboración de varias láminas en papel
Canson para el registro al detalle de las diferentes fases
del proceso conservador, documento de importancia
para el análisis, evaluación y monitoreo de las áreas
intervenidas. Para el caso se han elaborado códigos de
aplicación general a esta temporada como a las
subsiguientes, de tal manera que la documentación
tenga un mismo patrón de lectura.
Reestructuración
Área trabajada: 2.80 m3
Las secciones superiores del muro estuvieron
seriamente afectadas por la depredación colonial, la
presión del RAT y la visita contemporánea, a
consecuencia de ello los adobes estuvieron desfasados
y fragmentados. De allí que todos los elementos
claudicados, por fractura, salinidad o erosión eólica,
fueron retirados y remplazados por adobes originales.
Limpieza Capa Pictórica
Área trabajada: 12 m²
Las escorrentías de agua de lluvia se han filtrado
entre el sello y el relieve formando chorreras sobre la
superficie pictórica. Esta estructura arcillosa de capas
gruesas ponen en riesgo la permanencia de la frágil
capa pictórica, debido a las contracciones bruscas por
los cambios de temperatura y humedad.
Para facilitar su eliminación y no causar daños en
la capa pictórica, debido al excesivo grosor de este
material, se humectó progresivamente su superficie
hasta reducirlo a una lámina delgada de arcilla, fácil de
eliminar, para ello hemos empleado una solución de
agua / alcohol en partes iguales. La complejidad de
este proceso condicionó un trabajo lento y de poco
avance físico, que contrasta con la excelente
recuperación de la policromía y del relieve en su
totalidad (Figs. 226 y 227).
Fig. 226. Detalle, chorreras de arcilla y barro que cubren la capa
pictórica, muro este.
Fig. 227. Detalle, limpieza de capa pictórica, muro este.
Readherencia
Área trabajada: 1,20 m²
Las causas o factores naturales y humanas, han
afectado la estabilidad de la estructura y su adherencia
con los estratos de superficie, provocando el desfase y
separación de enlucidos y relieves, y que entre estos se
formen vacíos que se rellenan de tierra suelta y que
posteriormente funcionan como cuñas. Ante este
cuadro de pre colapso, la intervención se diseña de
acuerdo a las características de estos vacíos o “bolsas”.
Ello implica la abertura de orificios en la sección
superior e inferior del vacío, para expulsar la tierra y
oxígeno con bombillas de jebe y así facilitar la
penetración del material estabilizador.
Los sectores que presentaron esta problemática
fueron retirados para un tratamiento de estabilización
y su posterior reubicación y readherencia, como la
cenefa del mural ubicado en las cuadrículas -6CA/-
7CA. Para el caso menos complejo de aquellos relieves
que no presentaban la total separación respecto a la
superficie del muro, se trabajó a nivel de readherencia
definitiva de los relieves, con morteros de barro
acuoso en proporción de tierra/arena gruesa lavada
(2:1 vol.).
Mantenimiento
Área trabajada: 30 m²
Los sectores intervenidos en la campaña anterior
tuvieron un tratamiento especial, orientado a corregir
las omisiones en el refuerzo de bordes y limpieza
general, a reforzar las áreas que se hayan aflojado por
movimientos estructurales y tectónicos, y a limpiar
sistemáticamente las superficies para no perder la
calidad de la presentación turística. Este es un trabajo
minucioso en base a la documentación gráfica y
fotográfica (Fig. 228).
ACONDICIONAMIENTO TURÍSTICO
Reestructuración Perfiles y Muros
Área intervenida: 9,84 m²
La inestabilidad de los bloques del relleno de adobes
tramados (RAT), obligó a realizar trabajos de calzadura
y refuerzo del los perfiles. Hemos elaborado muretes
reutilizando adobes originales recuperados de las
excavaciones arqueológicas, el empleo de este material
facilitó la integración de estos nuevos elementos con
279
280

Fig. 228. Registro gráfico de intervención conservadora, muro este Edificio B-C.
la estructura original y permitió presentar el mural y rasos. Algo similar a lo observado en Huaca Cao, sobre
sus singulares características. Vale resaltar que los la plataforma del recinto sacro de la plaza ceremonial
elementos añadidos están estrechamente normados exterior, en la última fase constructiva (Fig. 229).
por el patrón constructivo original.

La estabilización de las estructuras tiene la finalidad

de proteger las superficies policromadas ante eventuales
escurrimientos de agua pluvial del fenómeno de El Niño
o el colapso ante movimientos sísmicos. Por otro lado,
el acondicionamiento permitió articular este sector al
circuito turístico general de la huaca.

Unidad 12B
Muro Este, Edificio D
Plataforma Principal / Cuadrículas: -2CP/-9CQ
Resumen de acciones: Cuadro 20

CARACTERIZACIÓN DEL PROBLEMA

El mural que se registra ha aportado tres aspectos
de interés. En principio, evidencia la continuación del
mural y define la plaza ceremonial de este Tercer
Edificio, contribuyendo con ello a visualizar la
existencia de un patrón arquitectónico en el manejo
de estos espacios sacros.

Segundo, el hallazgo de fragmentos del cielo raso o

intradós de la cubierta, ejecutados con la técnica de pintura
mural de diseño inciso previo, nos permite especular sobre
la repetición del tema iconográfico del mural en
altorrelieve, sobre estas superficies planas de los cielos Fig. 229. Evidencias de cielo raso decorado.

UNIDAD 12B
SECTOR: M URO ESTE EDIFICIO D CUADRICULAS : -2CP/-9 CQ
METAS PROGRAMADAS METAS EJECUTADAS
ACTI V IDADES Unid. M ed. Cantidad % Cantidad %
B. CONSERV ACION
1. Sis tema de protec ción m l.
2. Sis tema de c ubiertas m² 209.00
3. Liberación y cons erv. preventiva m² 22.00 9.88 44.91
4. Registro Gráfico- E stado de Cons ervac ión m² 31.70 19.30
5. Reestructuración m3 2.00 -
6. Lim piez a Capa Pictóric a m² 29.45 19.30 65.53
7. Consolidación Química m² 31.70 27.95 88.17
8. Fijación Capa Pic tórica m² 29.45 19.30 65.53
9. Readherencia m² 9.51 -
10. Stacco Anas tilos is m²
11. Cabecera de Muro m² 13.80 2.34 16.96
12. M onitoreo m²
13. M antenimiento m² 38.60
C. ACONDICIONAMIENTO TURISTICO
1. Reestructuración Perfiles/ M uros m3 2.50
2. Relleno Adobes /Acces os m3 61.22

Cuadro 20. Unidad 12B. Resumen ejecución de obra muro este, Edificio D.

281
 pies derechos con caña bambú de 6 a 8 m de altura,
permitieron prolongar el alero de la cubierta de la
unidad 12A y cubrir este nuevo mural formando una
sola estructura (Fig. 231).

TRATAMIENTO CONSERVADOR

Liberación y conservación preventiva

Área trabajada: 9,88 m²

Este mural no presenta mayores problemas por

Fig. 230. Detalle, exfoliación de capa pictórica, personaje principal, filtración de agua de lluvia. Su estado de
muro este, Edificio D. conservación facilita un trabajo sin mayor riesgo a
excepto de sectores donde el mortero de barro
Un tercer aspecto de interés es el haber encontrado húmedo del RAT fue aplicado directamente en la
esta estructura con sus dimensiones y policromía decoración, en consecuencia for mación de
originales, es decir, paramento interior hacia los improntas o negativos del relieve que al momento
espacios sacros con los murales en altorrelieve, de retirarlos ocasionan la pérdida parcial de la
paramento externo con enlucido llano pintado de rojo superficie pictórica (Fig. 232).
e incluso la cabecera de muro pintado de blanco. Esto
último permite inferir que la cubierta que protegía estos A nivel preventivo se reubican los fragmentos de
muros no se apoyó en ellos. relieve separados del muro soporte y refuerzo de
bordes de aquellos con riesgo de colapso. La presencia
En líneas generales, el mural expresa una deficiente
cohesión de la capa pictórica, debido a que por la
densidad del pigmento se ha formado una costra o
película gruesa y por la contracción del relieve al cambio
higrotérmico se está exfoliando. En consecuencia, el
tratamiento debe ser inmediato al descubrimiento del
mural (Fig. 230).

OBRAS PRELIMINARES Y
TRATAMIENTO CONSERVADOR

Sistema de Cubiertas
Área trabajada: 30 m²

El sistema de cubiertas en este sector, fue Fig. 231. Cobertura sobre unidad 12, vista de norte a sur.
replanteado debido a dos factores: el primero, la
ubicación del mural; y el segundo, a la necesidad técnica
de construir una estructura que proteja los muros de
las unidades de excavación 12A y 12B.

El sector intervenido se ubica en el lado este de la

plaza ceremonial del edificio D, a 3 m por debajo del
muro del edificio B-C, sus alturas han formado perfiles
de 6 m. El techo de la cubierta debe tener como mínimo
1,5 m de luz o separación respecto a la cabecera de los
muros.

La distribución de la estructura se reubicó de

acuerdo a la problemática anteriormente descrita. Los Fig. 232. Vista parcial, muro este Edificio D.

282
de pulverulencia, embolsamiento y exfoliación de la
capa pictórica son controlados a nivel preventivo,
aplicando agua de cal mediante aspersión (Fig. 233).

Registro Gráfico del Estado de Conservación

e Intervención
Área trabajada: 19,30 m²

Registro detallado y minucioso en escala 1/10

del estado de conservación del mural. En este
dibujo se ubica la problemática, como: exfoliación,
pulverulencia de la capa pictórica, partes faltantes
o lugares que pueden ser de color, relieve y muro
soporte. Concluido este registro se elaborarán las
láminas en papel Canson (Fig. 234).

Limpieza Capa Pictórica

Área trabajada: 19,30 m²

Eliminación de velos y capas arcillosas en

for ma mecánica. Para tal fin se usa material
quirúrgico como bisturí, pinceles de cerda suave
y bombillas. La limpieza se realiza en seco y con
húmedo, dependiendo la compactación y grosor Fig. 233. Tratamiento preventivo de personaje principal, muro este
de la capa. del patio decorado del Edificio D.

Consolidación Química
Área trabajada: 27,95 m²
Después de la limpieza de la superficie pictórica,
la aplicación del Silicato de Etilo-40 en alcohol
rectificado mediante aspersión, tienen como
finalidad uniformizar la consistencia del mortero del
relieve y per mitir su manipulación para la
readherencia definitiva (Fig. 235).

Fig. 234. Registro gráfico de intervención conservadora Edificio D.

283

Fig. 235. Consolidación química. Aplicación del silicato de etilo 40
en alcohol de 96°.
Fijación Capa Pictórica
Área trabajada: 19,30 m²
La pulverulencia por falta de adhesión de la capa
pictórica, el desprendimiento de las laminas pictóricas
son neutralizadas con la aplicación del Paraloid B.72 en
thinner acrílico al 2% y 3% (Morales y Torres 1997:
202, fig. 183).
Fig. 236. Vista general muro este, Edificio D.
284
Cabecera de Muro
Área trabajada: 2,34 m²
Parte del mural se encuentra en estado
fragmentado, los adobes del muro soporte se
encuentran sueltos. La intervención se dirige a una
consolidación y refuerzo de estos elementos con
mortero de barro siguiendo la forma irregular de la
cabecera del muro (Fig. 236).
Mantenimiento
Área trabajada: 19,30 m²
Este sector, acondicionado al turismo, tiene un
tratamiento especial que consiste en una limpieza general
que se realiza periódicamente.
ACONDICIONAMIENTO TURÍSTICO
Se construyó un muro, reutilizando adobes
originales que sirve como contención para el
relleno con adobes apisonados. De esta manera se
delimita el muro policromado con la plataforma
que sirve para la circulación de la gente. Las áreas
de visita son demarcadas colocando postes de
bambú y soga que permiten la protección de las
áreas y la ordenada circulación de los visitantes
(Fig. 237).
Reestructuración Perfiles y Muros: Área trabajada:
2,5 m3.
Relleno de adobes apisonado y accesos: Área
Trabajada: 61,22 m3.
Fig. 237. Acondicionamiento turístico.
 Unidad 11 restaurador; así como la construcción de un suerte
de “muro de contención” de forma escalonada, con
Recinto y Muro Sur, Edificio D. adobes originales reutilizados y a continuación de
Plataforma Principal / Cuadrículas: -19CE/-23CG la estructura afectada para evitar algún movimiento
Resumen de acciones: Cuadro 21 horizontal que acentúe las fracturas ya descritas, y
en especial que generen el colapso de las superficies
CARACTERIZACIÓN DEL PROBLEMA decoradas.

El sector intervenido se ubica en el ángulo Liberación y Conservación preventiva

sureste de la Plataforma Principal. Las excavaciones
clandestinas han comprometido la estabilidad de los
muros y la deliberada destrucción de algunos tramos,
muestra deficiencia generalizada en toda la extensión
subsistente del muro oeste del recinto y en los casi
tres metros de longitud del muro sur de la plaza.
El tratamiento conservador de la presente temporada
es la continuación de la anterior, programada en
consideración a las particulares condiciones en que se
encuentra la estructura y murales intervenidos.
TRATAMIENTO CONSERVADOR
La conservación de este sector fue programada
en consideración a las particulares condiciones en
que se encontraba la estr uctura y murales
inter venidos. Como acciones preliminares se
propuso la protección del área de trabajo con
cubiertas provisionales de esteras y eucaliptos. La
documentación fotográfica y fílmica del proceso
Área trabajada: 6,36 m²
Esta actividad, de sumo riesgo por el delicado
estado de conservación de los relieves, fue realizada
en función a los lineamientos generales de la
metodología de intervención, es decir, retirar el RAT
dejando delante del muro con relieves, una suerte
de “murete” de adobes cuyas unidades serían
retiradas progresivamente e inmediatamente iniciar
la conservación preventiva o readherencia de los
relieves sueltos.
Registro Gráfico del Estado de
Conservación e Intervención
Área trabajada: 4,05 m²
Registro gráfico en E 1/10 de las grietas, desfases,
pérdidas de soporte, lagunas de relieve, detalla el estado
de conservación de los murales (Fig. 238).

UNIDAD 11
SECTOR: RECINTO Y MURO SUR EDIFICIO D CUADRICULAS:
METAS PROGRAMADAS METAS EJECUTADAS
ACTIV IDADES Unid. Med. Cantidad % Cantidad %
B. CONSERVACION
1. Sistema de protección ml.
2. Sistema de cubiertas m²
3. Liberación y conserv. preventiva m² 6.36 100 6.36 100
4. Registro Gráfico- Estado de Conservación m² 1.00 100 4.05 405
5. Reestructuración m3 1.33 100 1.33 100
6. Limpieza Capa Pictórica m² 2.61 100 2.61 100
7. Consolidación Química m² 4.86 100
8. Fijación Capa Pictórica m² 4.86 100
9. Readherencia m² 6.36 100
10. Stacco Anastilosis m²
11. Cabecera de Muro m²
12. Monitoreo m²
13. Mantenimiento m² 20.00
C. ACONDICIONAMIENTO TURISTICO
1. Reestructuración Perfiles/ Muros m3
2. Relleno Adobes /Accesos m3

Cuadro 21. Unidad 11. Resumen ejecución obra recinto y muro sur, Edificio D.

285
286

Fig. 238. Registro gráfico de intervención conservadora del recinto esquinero, Edificio D.
 Reestructuración
Área trabajada: 1,33 m3.

Esta labor, la más compleja y delicada, consistió en

corregir parcialmente el desfase del muro y en especial
realizar una anastilosis estructural sobre el nicho central
subsistente en el paramento interno del muro oeste
del recinto (Morales y Torres, 1997: 199, fig. 175).

El sector intervenido fue registrado gráfica y

fotográficamente, la superficie rotulada por un sistema
arbitrario de coordenadas, a fin de identificar y ubicar
Fig. 239. Interior del recinto esquinero, Edificio D.
cada uno de los adobes para su posterior reposición. Esta
intervención tuvo resultados satisfactorios, gravitando en
el posterior tratamiento de los relieves (Fig. 239).

Limpieza Capa Pictórica

Área trabajada: 2,61 m²

A pesar del deficiente estado de conservación de

los relieves, separados de su muro, fragmentados y
pulverulentos, la policromía debió limpiarse, porque
de no hacerlo la consolidación química fijaría las
adherencias de barro y suciedades.

Esta operación mecánica por medios húmedos y

secos, según el caso a resolver, resultó excesivamente
lenta por las dificultades planteadas por el color y la
fragilidad del relieve. El factor de mayor riesgo, fue el
control del color para evitar pérdidas.
Mantenimiento
Área trabajada: 20 m².
Este sector cuenta con la protección de cubiertas
definitivas (metálicas) y sistema de pasarela. La limpieza
general, desde la cabecera de muros y pisos, obedece a
un mantenimiento periódico para retirar la acumulación
de arena y polvillo sobre las superficies (Fig. 240).
Unidad 13
Frontis norte lado oeste
Plataforma Principal / Cuadrículas: 48 AB/48AF
Resumen de acciones: Cuadro 22
CARACTERIZACIÓN DEL PROBLEMA
Fig. 240. Muro sur del Edificio B-C (izquierda) y recinto esquinero
(al centro) con cubierta definitiva.
plataforma para la evacuación de las aguas de lluvia
captadas por las cubiertas de la Unidad 6, como parte
de la misma plataforma (Fig. 241).
Antes de iniciar los trabajos se realizaron la limpieza
y registro de los perfiles arquitectónicos expuestos por
la acción descontrolada de los huaqueros (antes de
nuestra intervención). Dada la importancia del lugar
se amplió la excavación, para los objetivos de
investigación del proyecto. El descubrimiento de una
escalera enlucida sin color, de muros pintados de
blanco, de rampas, corredores externos y vanos de
ingreso desde la plaza principal, justificó la ampliación
del área de excavación.
Determinamos la protección del lugar con cubiertas
provisionales y desviar a otro sector la evacuación de
las aguas de lluvia (Fig. 242).

El sector ubicado en el frontis Norte de la La zona afectada estructuralmente ha

Plataforma Principal, por su topografía y ubicación, comprometido la estabilidad de los muros enlucidos y
es ideal para la ubicación del dren principal de la pintados de blanco. Estos enlucidos pintados de

287
UNIDAD 13. SECTOR: LADO OESTE FRONTIS NORTE
CUADRICULAS : 48 AB/48AF
METAS NO PROGRAMADAS
ACTIVIDADES Unid. Med. Cantidad
B. CONSERVACION
1. Sistema de protección ml.
2. Sistema de cubiertas m² 68,00
3. Liberación y conserv. preventiva m² 7,56
4. Registro Gráfico- Estado de Conservación m²
3
5. Restructuración m 1,00
C. ACONDICIONAMIENTO TURISTICO
3
1. Reestructuración Perfiles/ Muros m 1,50
3
2. Relleno Adobes /Accesos m 15,00
Cuadro 22. Unidad 13. Resumen ejecución obra frontis norte lado oeste.

blanco, literalmente se encuentran separados del muro

soporte, la capa pictórica presenta chorreras de material
arcilloso. El tratamiento conservador fue ejecutado a
nivel preventivo. Se instaló cubiertas provisionales y
un tratamiento puntual en lugares críticos con riesgos
de desprendimiento y colapso.

OBRAS PRELIMINARES

Sistema de cubiertas
Área trabajada: 68 m²

En prevención a las lluvias producidas por el

fenómeno cíclico de El Niño y la necesidad de proteger
y no cubrir este sector para las futuras investigaciones,
instalamos un sistema de cubiertas con esteras, plásticos
y cañas bambú. La doble protección de la cubierta con
plástico grueso es para evitar la filtración del agua.

Los pies derechos de la estructura son anclados en

Fig. 241. Frontis norte, detalle de muro pintado de blanco.
dados de concreto de 0,40 m3 que se apoyan sobre los
muros y pisos, de esta manera no afectamos la
arquitectura. Para la evacuación de las aguas recolectadas,
trabajamos la inclinación de los suelos, creando una
pendiente hacia la parte norte. Se construyó muretes de
contención con adobes reutilizados más el relleno
apisonado se logra pendiente para evitar el ingreso o
escurrimiento de las aguas a las áreas de trabajo.

TRATAMIENTO CONSERVADOR

Liberación y Conservación preventiva

Área trabajada: 7,56 m²

Los muros y enlucidos presentan un mal estado de

conservación por sismos y procesos pluviales fuertes.
Fig. 242. Frontis norte. Cubiertas provisionales. Por ello hamos realizado la consolidación preventiva

288
de los revoques, a punto de colapsar, reforzando los
bordes con mortero de barro y readheriendo la capa
de enlucido al muro/soporte.
Esta actividad no fue programada, pero ante la
necesidad de proteger el monumento de las lluvias por el
fenómeno de El Niño se iniciaron los trabajos de
prospección y registro arqueológico en una zona por donde
se ubicaría uno de los drenes principales de la Plataforma
I. Los hallazgos en este sector son de singular importancia.
Reestructuración
Área intervenida: 1 m 3 diferente consistencia. Para facilitar la readherencia
Este sector afectado por acciones depredadoras de
huaqueros, ha comprometido estructuralmente los
muros. Ante el riesgo de colapso se construyó muretes
adyacentes de adobe reutilizado a la estructura afectada.
ACONDICIONAMIENTO TURÍSTICO
Reestructuración de perfiles y muros: Área
Intervenida: 1,5 m3.
Relleno de adobes apisonado y accesos: Área
Intervenida: 15 m3.
arquitectónico (recinto con columnas). El tratamiento
conservador se ejecuta de acuerdo a las condiciones
en que se encontraba la estructura. Este sector por
razones de prevención y preservación es recubierto
con arena eólica y escombro (Fig. 243).
TRATAMIENTO CONSERVADOR
Consolidación Química
Área intervenida: 10 m²
Los enlucidos pintados del recinto, presentan
definitiva y uniformizar su consistencia se aplicó,
mediante aspersión, Silicato de Etilo-40 en alcohol
rectificado. Para 1 m2 de muro se utilizó 1,5 litros de
solución (1 litro de alcohol x 1/2 litro de silicato).
Fijación Capa Pictórica
Área intervenida: 10 m²
La lámina pictórica, literalmente se encuentra
separada del enlucido y con un grado acelerado de

Unidad 5
Frontis Oeste (Sala Hipóstila)
Plataforma Principal. Cuadrículas 5AK/5AN
Resumen de acciones: Cuadro 23

CARACTERIZACIÓN DEL PROBLEMA

Las excavaciones en este sector realizadas en
temporadas anteriores, dejaron apreciar los muros
enlucidos y pintados de blanco de este espacio Fig. 243. Detalle frontis oeste, recinto con hipóstilas.

UNIDAD 5. SECTOR: FRONTIS OESTE -

PLATAFORMA PRINCIPAL. CUADRICULAS: 5AK/5AN.
METAS NO PROGRAMADAS
ACTIVIDADES Unid. Med. Cantidad
B. CONSERVACION
7. Consolidación Química m² 10
8. Fijación Capa Pictórica m² 10
C. ACONDICIONAMIENTO TURISTICO
3
1. Construcción Muro de Contención m 3
3
2. Protección con arena / escombros m 25

Cuadro 23. Unidad 5. Resumen ejecución obra frontis oeste (recinto con hipóstilas).

289
pulverulencia. Para controlar y neutralizar este deterioro las omisiones en el refuerzo de bordes y limpieza
se aplica mecánicamente con pinceles de cerda suave, general (Fig. 245).
Paraloid B-72 al 2% diluido en thinner acrílico (Fig. 244).
Recinto y Muro Sur Edificio B-C
MANTENIMIENTO ÁREAS
Plataforma Principal, Cuadrículas: -23CQ/-23CT
INTERVENIDAS 1991-1996
Muro Sur Edificio B-C TRATAMIENTO CONSERVADOR

Plataforma Principal, Cuadrículas 28AQ/-28CG. Mantenimiento

Área trabajada: 32,76 m²
TRATAMIENTO CONSERVADOR
Los sectores intervenidos en la campaña anterior
Mantenimiento:
tuvieron un tratamiento especial, orientado a corregir
Área trabajada: 54,40 m² las omisiones en el refuerzo de bordes y limpieza
general.
Los sectores intervenidos en la campaña anterior
tuvieron un tratamiento especial, orientado a corregir

Fig. 244. Aplicación de paraloid B-72 al 2% para fijar el color. Fig. 245. Cubierta definitiva sobre el muro sur del patio decorado,
Edificio B-C.

290
MONITOREO DE ESTRUCTURAS, POLICROMÍAS
Y TÉCNICAS DE CONSERVACIÓN
Miguel Asmat Valverde, Jorge Solórzano Solano, Carlos Gamarra Estupiñán
y Manuel Asmat Sánchez
INTRODUCCIÓN
Desde el inicio de las actividades del Proyecto en
mayo de 1991, advertimos la importancia del hallazgo
primigenio que Ricardo Morales realizara en agosto
de 1990 de estructuras con frisos policromados, y desde
entonces, ante la posibilidad de ampliar las actividades
de excavación y conservación a la visita turística, se
fue perfilando el problema de mantenimiento y
evaluación sistemática de las estructuras y murales a
develar.
De allí que, teniendo en cuenta la natural fragilidad
de estos materiales, las fallas o defectos constructivos,
así como las condiciones meteorológicas del entorno
y los inevitables problemas de mantenimiento post
conservación, proceso que se acentúa desde el
momento en que se descubren y exponen las evidencias
a la intemperie y al turismo, propusimos un plan
preliminar de control y monitoreo de las policromías,
con la intención de identificar los factores de deterioro,
el comportamiento y la velocidad de este proceso. Este
plan ha sufrido cambios desde la propuesta inicial y
en esta edición ofrecemos una conclusión a manera
de resumen de las evaluaciones iniciadas en 1993.
Por otro lado, una de las preocupaciones que se
plantea bajo consenso general, es la capacidad de
resistencia de las frágiles estructuras y superficies
policromas, ante las nuevas condiciones de exposición
turística, y que en términos estrictos significa un cuadro
higrotérmico totalmente diferente al que tuvo durante
su etapa de recubrimiento. En esta preocupación hay
cuestiones técnicas que explicar con el tiempo y a la
luz de los resultados, es decir, cómo se comportan estas
evidencias en el marco de la “capacidad de carga” frente
a la actividad turística, cuál es la mecánica de la erosión
natural y turística y, finalmente, cómo vamos a plantear
los correctivos del caso para evitar que un documento
tan importante sea afectado por los referidos factores.
MARCO TEÓRICO
Un primer concepto a subrayar se refiere a la
continuidad del proceso de conservación aún después
de haber concluido éste, como una actividad que directa
y metodológicamente actúa sobre el objeto o el
contexto cultural. Desde este momento se pone en
acción un tratamiento sistemático y periódico,
orientado a evaluar el comportamiento físico-mecánico
de las evidencias, de las técnicas y materiales aplicados
en el proceso de conservación y de las condiciones
higrotérmicas y actividad eólica durante el proceso de
exposición turística.
Un segundo aspecto trata de establecer un
mecanismo de registro adecuado a esta realidad, en el
cual sea posible conservar la información técnica sin
subjetividad y con el mayor rigor para el seguimiento
y contrastación de la información. Para el efecto, hemos
estructurado un juego de fichas técnicas que evaluamos
permanentemente a fin de corregir posibles errores
en el registro de datos.
Un tercer detalle se relaciona a la documentación
fotográfica. El registro es anual y detallado, ejecutado
en las mismas condiciones, con los mismos materiales
y en los mismos sectores, para evitar diferencias
formales que alteren las evaluaciones.
Un cuarto aspecto de trascendental importancia en
este proceso evaluador, consiste en analizar los
comportamientos en condiciones contrapuestas, vale
decir, seleccionar dos áreas similares, una bajo cubierta
y otra a la intemperie. Esta propuesta es fundamental
para contrastar el comportamiento de los materiales
pictóricos, así como las técnicas y materiales empleados
en la conservación. En este momento del proceso de
monitoreo, podemos observar directamente cómo se
manifiesta el preocupante y controvertido problema
de pérdida de color.
 Preocupante, por cuanto la pregunta se mantiene
firme, es ¿qué tiempo va a resistir la policromía expuesta
al turismo?; ¿qué pasará cuando los materiales
manifiesten los primeros indicios de fatiga?; ¿por qué
no se cubren los murales originales y se reemplazan por
réplicas? Controvertido, porque se ha demostrado que
la supuesta pérdida de pigmentos o intensidades de
tonos, depende en mucho de la subjetividad del
observador, la posición del sol y la intensidad de su luz.
Este punto sólo será aclarado cuando el monitoreo se
realice con un instrumento confiable como el
colorímetro Minolta CR-300. Este trabajo se irá
implementando con otros equipos e instrumental,
conforme avancemos en nuestros objetivos y
demostremos la urgencia e importancia del proceso de
investigación para la conservación. De cualquier
manera, el monitoreo será una base elemental en la
planificación del Plan de Manejo de este complejo
arqueológico, que elaboraremos a mediano plazo y cuyos
lineamientos ya estamos discutiendo y definiendo.
En todo caso, este primer paso está orientado a
proponer un Plan Integral de Control y Monitoreo de
todos los sectores y componentes constructivos del
edificio. Esta intervención de seguimiento riguroso
brindará las pautas y recomendaciones técnicas para
definir los objetivos y metas, metodología, técnicas y
procedimientos, control y mantenimiento permanente,
una vez concluido el proceso conservador.
OBJETIVOS
· Identificar, analizar y diagnosticar la
problemática que se genera post proceso conservador.
· Proponer un Plan de Trabajo sistemático y
riguroso de documentación y registro gráfico,
fotográfico y fílmico de las alteraciones o estabilidad
de las áreas intervenidas.
· Exponer los resultados y conclusiones como
base de datos para la organización del Plan de Manejo
de este complejo arqueológico o de otros que lo
requieran.
METODOLOGÍA
El trabajo realizado desde la temporada 1991 estuvo
planificado como un control periódico y sistemático,
ejecutado exclusivamente en los sectores intervenidos,
en la Plataforma I o principal de la Huaca de la Luna.
Básicamente se concentró en el muro sur de la plaza
ceremonial interior del Edificio C, que es el primer
sector intervenido.
292
Por otro lado, en el concepto de evaluar dos áreas
similares en diferentes condiciones ambientales, se
construyó un muro de test o pruebas sobre el muro
perimétrico, que define el amplio corredor adyacente
al flanco sur de la Plataforma I y continúa hasta el
Cerro Blanco (Figs. 246 y 247).
De esta forma se organizó y ejecutó este plan
preliminar de investigación para la conservación, en
base a una propuesta metodológica concertada y a la
adecuada implementación de un laboratorio que nos
permita manejar la información en forma objetiva.
Lamentablemente aún no contamos con la debida
implementación.
Muro Sur: evaluaciones preliminares y actuales
El registro gráfico que realizamos como parte del
trabajo normal de investigación y conservación, es el
primer documento de contrastación a futuro, para
detectar posibles alteraciones físicas. Así mismo, el
registro fotográfico anual que hemos realizado
sistemáticamente desde 1991 nos permite observar y
comparar el comportamiento físico-mecánico del muro
soporte, del relieve y de la capa pictórica, y en especial
la forma como interactúan estas después de un sismo.
Ambas informaciones son contrastadas al concluir
cada temporada o después del aludido movimiento
sísmico. A este registro se suma el control de la vertical
o plomo del muro, para detectar algún movimiento
estructural que pueda comprometer el conjunto. Para
un mejor registro y manejo de los datos, hemos
elaborado fichas descriptivas y gráficas, donde se
reporta el estado original y las diferentes intervenciones
conservadoras. Con los resultados que anualmente se
reportan, hemos elaborado cuadros comparativos del
comportamiento de las estructuras post-intervención.
Fig. 246. Vista general muro de pruebas 1.
Fig. 247. Gráfico. Muro de pruebas y ubicación de tratamientos.

CODIGO COMPONENTES PROPORCIÓN FECHA

1A Paraloid B-72/thinner acrílico 2% 19/07/94
1B Paraloid B-72/thinner acrílico 5% 19/07/94
2A PVA/agua destilada 2% 19/07/94
2B PVA/agua destilada 5% 19/07/94
Silicato Etilo 40/alcohol 1: 2lts 22/07/94
3A
Paraloid B-72/thinner 2% 05/08/94
Silicato Etilo 40/alcohol 1: 2lts 22/07/94
3B
Paraloid B-72/thinner 5% 05/08/94
Silicato Etilo 40/alcohol 1: 2lts 22/07/94
4A
PVA/agua destilada 2% 05/08/94
Silicato Etilo 40/alcohol 1: 2lts 22/07/94
4B
PVA/agua destilada 5% 05/08/94
5A SIN TRATAMIENTO
5B1 Cola animal/agua destilada 50 gr: 100 ml 03/08/94
5B2 Cola animal/agua destilada 25 gr: 100 ml 03/08/94
5B3 Cola animal/agua destilada 10 gr: 100 ml 03/08/94
5B4 Cola animal/agua destilada 5 gr: 100 ml 03/08/94
6A1 Zapote/agua destilada 2% 03/08/94
6A2 Zapote/agua destilada 5% 03/08/94
6B Silicato Etilo/alcohol 1: 2lts 22/07/94
7A Alumbre/agua destilada 2% 25/07/94
7B Alumbre/agua destilada 5% 25/07/94
8A Mucilago de tuna/agua destilada 2% 25/07/94
8B Mucilago de tuna/agua destilada 5% 25/07/94
Cuadro 26. Relación de pruebas, proporciones, fechas y áreas de aplicación.

293
 Muro de Pruebas
La necesidad de identificar el comportamiento de los
materiales pictóricos originales expuestos a la intemperie,
y en especial a los fuertes vientos abrasivos e insolación
del sitio, nos llevó a plantear una forma de evaluación
que permitiera apreciar con objetividad este fenómeno.
Para ello se construyó el muro de pruebas reportado en
los informes 1995 y 1996, con adobes originales
reutilizados, en cuyo paramento sur, orientado a los
factores de deterioro (viento, arena e insolación), se
adhirieron fragmentos de relieves con policromía
encontrados fuera de contexto en las excavaciones,
cubriendo una superficie de 2,50 x 1,00 m., divididos en
cuadrados de 40 x 40 cm (ver Figs. 246 y 247).
Esta superficie ha sido sometida a diversos
tratamientos de consolidación del relieve y fijación del
color con diferentes materiales y en distintos porcentajes.
Los códigos corresponden a la ubicación de cada prueba
en el muro y las fechas al día en que fueron realizadas;
este último detalle es fundamental para la evaluación
comparativa a través del tiempo (ver Cuadro 26).
TÉCNICAS
El trabajo de campo se desarrolla en base a una serie de
actividades, que tratan de registrar la información y graficarla
para su mejor y más completa interpretación. Esta base de
datos es incorporada en la fichas que corresponden a cada
personaje como mural, o a un muro como una unidad de
evaluación. Para el efecto hemos definido ciertas técnicas
de registro y que a continuación se detallan.
REGISTRO GRÁFICO
Los dibujo son realizados en varias etapas, una primera
en papel milimetrado y a escala 1:10. Este primer registro
o registro de campo es revisado por cada uno de los tres
responsables y finalmente por la Dirección del Proyecto,
en la intención de no omitir ninguna información. En
esta fase se definen los códigos que serán utilizados para
todos los registros y documentación, de tal manera que
la lectura de los gráficos sea de fácil comprensión. En el
gabinete y sobre mesa de vidrio pavonado e iluminado, el
dibujo es trasladado a papel Canson, definiéndose un
primer y segundo original, en base a este último se elaboran
las láminas correspondientes al estado de conservación,
intervención y monitoreo.
El trabajo es realizado por un solo operador para
obtener una calidad de registro uniforme y la revisión es
llevada a cabo por los otros dos técnico en forma
alternada, para evitar omisiones por fatiga o confusión.
294
Registro Fotográfico
Las fotografías a color y diapositivas fueron realizadas
con una escala mixta (gráfica y cromática) y un pequeño
cartel con el código y la fecha en que fue realizada la
operación. La escala gráfica es referencial, por cuanto el
revelado de las fotos distorsionan la intensidad del color,
generando con ello posibles errores de apreciación en la
evaluaciones, como que hay pérdida de color o que la
intervención a alterado los tonos de éste.
En un principio realizamos este registro en cuadrados
de 60 x 60 cm, sin embargo por razones de costos estos
cuadros se han ampliado a 120 x 120 cm. Un detalle final,
las primeras fotografías se tomaron con luz natural, pero
por la irregularidad de esta y las alteraciones que propicia
en las fotos finales, hemos creído conveniente realizar
esta operación con flash para tener una fuente de luz
uniforme.
Fisuras, Fracturas y Desfases
El monitoreo estructural plantea otro tipo de
problema, muy diferente a lo descrito para el mural. En
principio hemos ubicado varios puntos-base en toda la
extensión del muro sur, para obtener una evaluación
permanente y periódica de las fisuras, fracturas y probables
desfases en este muro. Es más, en cada uno de éstos se
han colocado testigos fijos que son medidos
periódicamente, para el efecto se ha usado un calibrador
o pie de rey y las medidas obtenidas inmediatamente
anotadas en la ficha de campo. Estos resultados son
evaluados en una ficha resumen anual.
La vertical o plomada del muro es igualmente evaluada
en sitios definidos, permanentes, en donde se instala una
regla de aluminio en forma fija y desde ésta se procede a
medir la distancia referencial preestablecida, con respecto
al testigo fijo colocado sobre el paramento.
PROCESO DE REGISTRO
Y EVALUACIÓN
Evaluación acarreo y deposición de arena/
tierra sobre superficies arquitectónicas
El Monitoreo del Muro Sur considera, además, el
control mensual del material de acarreo eólico acumulado
en este sector. Para este registro hemos elaborado e instalado
4 cajas de madera (50 x 50 x 5 cm) en las cuales se deposita
mensualmente dicho material (Fig. 248), que es pesado
sistemáticamente con balanzas de precisión. Por la
ubicación de estas cajas, sobre la cabecera de muro y el
Fig. 248. Detalle. Ubicación de cajas de madera, para medir acarreo
eólico, sobre cabecera de muro y en el piso.
piso, es posible determinar cuáles son las áreas de mayor
deposición. Este método tiene como finalidad identificar
la mecánica del movimiento e ingreso de arena eólica y
tierra, que se depositan sobre las superficies arquitectónicas
y en especial sobre las policromías (Fig. 249). En buena
cuenta, se trata de identificar el movimiento del viento y su
mecánica en los sectores expuestos al turismo, a fin de
disponer la modificación de los cortavientos ubicados en
el flanco sur de la Huaca. Los resultados que presentamos
en esta temporada han sido registrados en los meses de
noviembre y diciembre (Cuadro 27), pues esta propuesta
de Ricardo Morales recién se ha implementado en obra.
Mes Muro Sur
Noviembre 8,5
Diciembre 3,5
Enero 4,5
Febrero 2,8
Marzo 2,5
Cuadro 27. Registro de acumulación de material por acarreo eólico.
Fig. 249. Panorámica de la ubicación de las cajas de madera para
medir acarreo eólico.
En las figuras 250a y 250b es posible comparar la
ubicación de los contavientos en función a la dirección
de los vientos alisios y el material que acarrea. Este último
factor es un elemento diagnóstico que nos ha permitido
observar la mecánica del viento, su comportamiento en
relación al movimiento de la Luna y a la ubicación de
los paneles de esteras que fungen de cortavientos. Los
resultados han sido satisfactorios en esta primera etapa
de investigación.
Evaluación de materiales y técnicas
empleados en la conservación
La evaluación del estado de conservación de una
estructura de adobe y sus superficies, propone en
segunda instancia el control de los materiales y técnicas
empleados en el tratamiento conservador. El monitoreo
sistemático de las pruebas de consolidación del relieve
y fijación de la policromía, es sin lugar a dudas un valioso
elemento de análisis para entender el comportamiento
de los materiales a corto, mediano y largo plazo.
En la presente temporada hemos continuado con
el sistema de evaluación de campañas anteriores,
295
Fig. 250a. Estudio para ubicación de cortavientos. Posición original.

296
Fig. 250b. Posición definitiva de cortavientos.

297
observando y monitoreando puntualmente el Esta pruebas, como ya se ha descrito, han sido
comportamiento de las pruebas de consolidación y programadas en función a diversos materiales y proporciones,
fijación del color expuestos a los cambios bruscos y su evaluación continúa de acuerdo al plan propuesto desde
del intemperismo, como puede verse en los cuadros 1994. Seguidamente analizaremos los cuadros de evaluación
28 y 29. para mejor comprensión de los resultados.
CODIGO COLOR VAL MUN.´ 95 VAL. MUN.´ 96 VAL. MUN.´ 97
1-A Negro 2.5 YR - 5/0 idem idem
amarillo 10 YR - 3/8 10YR - 7/8 10YR - 7/6
blanco 10 R - 5/4 10YR - 8/2 10YR - 8/3
rojo 7.5 Y - 8/2 idem idem
1-B Blanco 7.5 YR - 8/2 idem idem
amarillo 10 YR - 8/8 idem idem
rojo 10 R - 6/4 idem idem
negro 2.5 YR- 5/0 2.5YR - 4/0 2.5YR - 4/1
2-A Blanco 10 YR - 8/2 idem idem
amarillo 10 YR - 8/6 idem idem
negro 2.5 YR - 5/0 idem idem
2-B Blanco 10 YR - 8/2 idem idem
amarillo 10 YR - 8/6 idem idem
rojo 10 R - 6/4 idem idem
negro 2.5 YR - 6/0 idem idem
3-A Negro 2.5 YR - 3/0 idem idem
amarillo 10 YR - 8/6 idem idem
blanco 10 YR - 8/2 idem idem
3-B Negro 2.5 YR - 4/0 idem idem
amarillo 10 YR - 8/8 idem idem
rojo 10 R - 6/4 10 R - 5/4 10 R - 5/5
blanco 10 YR - 8/2 idem idem
4-A Rojo 10 R - 5/4 idem idem
blanco 10 YR - 8/2 idem idem
negro 2.5 YR - 5/0 idem idem
amarillo 10 YR - 7/6 idem idem
4-B Negro 2.5 YR - 5/0 idem idem
amarillo 10 YR - 7/6 idem 10YR - 8/6
blanco 10YR - 8/2 idem idem
rojo 10R - 6/4 10 R - 5/4 10 R - 5/4
5-A Rojo 10 R - 5/4 idem idem
negro 2.5 YR - 4/0 idem idem
amarillo 10 YR - 7/6 idem idem
blanco 10 YR - 8/2 idem idem
5-B1 Amarillo 10 YR - 8/6 10 YR - 7/6 10 YR - 7/8
blanco 10 YR - 8/2 idem idem
rojo 10 R - 6/4 idem idem
5-B2 Rojo 10 R - 5/6 idem idem
blanco 10 YR - 8/2 idem idem
amarillo 10 YR - 7/8 idem 10 YR - 7/6
5-B3 Rojo 10 R - 6/4 idem idem
blanco
amarillo 10 YR - 7/4 idem idem
negro 2.5 YR - 4/0 idem idem
5-B4 Blanco 10 YR - 8/2 idem idem
rojo 10 R - 6/4 idem idem
amarillo 10 YR - 7/4 idem idem
negro 2.5 YR - 6/0 idem 2.5 YR - 5/0
6-A1 Rojo 10 R - 6/4 idem idem
amarillo 10 YR - 8/6 10 YR - 7/6 11 YR - 7/6
negro 2.5 YR - 4/0 idem idem
blanco 10 YR - 8/2 idem idem
6-A2 Rojo 10 R - 5/0 idem idem
blanco 10 YR - 8/2 10 R - 5/4 11 R - 5/4
negro 2.5 YR - 6/0 idem idem
6-B Amarillo 10 YR - 8/6 idem idem
rojo 10 R -5/4 idem idem
negro 2.5 YR - 4/0 idem 2.5 YR - 4/0
blanco 7.5 YR - 8/2 idem idem
7-A Blanco 7.5 YR - 8/2 idem idem
amarillo 10 YR - 7/4 idem 10 YR - 7/6
negro 2.5 YR - 6/0 idem idem
rojo 10 R - 5/6 idem idem
7-B Rojo 10 YR - 6/4 idem idem
negro 2.5 YR - 5/0 idem idem
amarillo 10 YR - 8/6 idem idem
blanco 7.5 Y - 8/2 idem idem
8-A Blanco 7.5 YR - 8/0 idem 7.5 YR - 8/2
negro 2.5 YR - 6/0 idem idem
rojo 10 YR - 6/4 idem idem
amarillo 10 YR - 8/6 idem idem
8-B Blanco 7.5 YR - 8/2 idem idem
amarillo 10 YR - 7/6 idem idem
negro 2. YR - 6/0 idem idem
rojo 10 R - 6/4 idem 10 R - 5/6

Cuadro 28. Evaluación valor cromático del color.

298
 Los pigmentos han sido registrados desde su evaluación de su comportamiento con este
colocación, en base a los valores cromáticos del Código instrumento y de acuerdo a los procedimientos
Munsell, de allí que anualmente realizamos una establecidos.

Cuadro 29. Resistencia físico-mecánica del color.

299
Fig. 251. Evaluación de resistencia con hisopo seco aplicado por
rodamiento.
En este cuadro reconocemos el grado de
resistencia de la superficie pictórica. Para ello nos
valemos de dos formas de evaluación en base a
hisopos de algodón farmacéutico, uno seco y otro
húmedo. Para ambos casos, este instrumento es
rodado o friccionado sobre el color, con una leve
presión, que el operador trata de mantener uniforme
para todas las áreas a tratar. Los resultados son más
confiables que el cuadro anterior, por cuanto la
300
Fig. 252. Evaluación de resistencia con hisopo húmedo aplicado
por rodamiento.
evaluación resulta más objetiva y fácil de comprobar
(Figs. 251 y 252).
Queda demostrado, una vez más, como en 1995 y
1996, que el producto de mejor rendimiento como
consolidante es el Silicato de Etilo 40 y como fijador el
Paraloid B-72. Los productos orgánicos como el mucílago
de tuna, funcionan a corto plazo y son un riesgo ante el
potencial desarrollo de microorganismos (Fig. 253).
Fig. 253.
Muro de pruebas 1. Productos
orgánicos, como el mucílago, sólo
funcionan a corto plazo.
Fig. 254. Registro gráfico de relieve polícromo.
Monitoreo del muro sur/ Edificio C
Esta evaluación tiene como objetivo registrar al
detalle, mediante dibujos a escala 1:10, fotografía a
color y filmación en VHS, el comportamiento físico-
mecánico de la estructura, del relieve y del color.
Con tal propósito se ha elaborado un juego de fichas,
en las cuales registramos las diferentes
intervenciones ejecutadas y su estado actual. Para
el efecto se toma como referencia el primer registro
gráfico del estado de conservación, las fotografías
que secuencialmente se han registrado y las
descripciones correspondientes que se acumulan en
las fichas.
En líneas generales se aprecia una notoria estabilidad
estructural, no hay desfases ni reptaciones de bloques,
no se observan nuevas fisuras o fracturas, no hay pérdida
de relieves o el colapso de estos y el color no presenta,
al parecer, dificultades en su consistencia laminar y de
adherencia a la superficie del relieve. Esta situación puede
comprobarse contrastando las fotografías de los
monitoreos anteriores y de estos con la realidad. (Figs.
254, 255, 256 y 257).
RESULTADOS Y DISCUSIÓN FINAL
A pesar de no contar con un equipo e
instr umental aparente para este tipo de
investigación, hemos diseñado un procedimiento
simple y práctico. En cierta forma, arriesgamos una
evaluación en la que las apreciaciones pueden caer
en subjetividades a nivel del operador e
incrementado por los cambios de iluminación solar.
La evaluación la realizamos en la última semana de
diciembre de 1997 y primeras de 1998, tratando de
establecer una comparación con las medidas
obtenidas en los años precedentes.
301
302

PROYECTO ARQUEOLOGICO UNIVERSIDAD NACIONAL DE TRUJILLO

"HUACA DE LA LUNA" UNION CERVECERIAS PERUANAS BACKUS Y JHONSTON
MUNICIPALIDAD PROVINCIAL DE TRUJILLO

MONITOREO ESTRUCTURAS-SUPERFICIES ARQUITECTONICAS

FICHA RESUMEN ANUAL
UBICACION: MURO SUR 4º/5º EDIFICIOCUADRANTE: S/E CUADRICULA: 28 BP/BR SECTOR: PERSONAJE MAYOR I

TIPOLOGIA: RELIEVE AREA EVALUADA: 3.30 m² OPERADOR:

CODIGO UNIDAD 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999
DESCRIPCION GRAFICO MEDIDA
MURO SOPORTE I I E E E
Fractura - Tipo mm 12
Desplome mm 190 190 190 190 190
Lagunas m3 5 1.50 - - -
Asentamientos mm
MURAL / ENLUCIDO I I E E E
Adherencia cm² 85 10 - - -
Cohesión
Fractura-Tipo mm 9
Lagunas m² 0.50 0.50 0.50 0.50 0.50
CAPA PICTORICA I I E E E
Adherencia cm² 260 260 - - -
Pulvurulencia cm² 20 20 - - -
Exfoliación cm² 20 20 - - -
Lagunas m² 0.15 0.15 0.15 0.15 0.15
Eflorescencia Salina cm²
Colorimetría

OBSERVACIONES: TRATAMIENTO SECUENCIA

LIBERACION
CONSOLIDACION
FIJACION

Fig. 255. Ficha resumen anual para el monitoreo de estructuras - superficies arquitectónicas.
 PROYECTO ARQUEOLOGICO UNIVERSIDAD NACIONAL DE TRUJILLO
"HUACA DE LA LUNA" UNION CERVECERIAS PERUANAS BACKUS Y JHONSTON
MUNICIPALIDAD PROVINCIAL DE TRUJILLO

FICHA MONITOREO FOTOGRAFICO

UBICACION: Muro Sur 5to Edif. CUADRANTE: S/E CUADRICULA: 28 BP/BR SECTOR: Personaje Mayor I

2
TIPOLOGIA: RELIEVE AREA EVALUADA: 3.30 m OPERADOR:

NEGATIVO XCI-C: 13 NEGATIVO CXLV-B: 21

FECHA 25/05/1993 FECHA 25/10/1997
FOTOGRAFO M. ASMAT FOTOGRAFO M. ASMAT
303

Figs. 256 y 257. Ficha de monitoreo fotográfico.

 Tal como ya lo hemos dicho y se puede comprobar
en la contrastación de los cuadros y de la misma realidad,
el tratamiento manifiesta resultados positivos en la
consolidación de las estructuras, de las relaciones
estructuras-relieves y relieves-colores.

En este comportamiento gravita totalmente el

sistema de cubiertas protectoras, definitiva y
provisionales, que ha generado un microclima estable y
uniforme, a pesar de las variaciones higrotérmicas
bruscas que se dan entre la noche y el día en el exterior,
y de acuerdo a las estaciones.

En el cuadro 4 ofrecemos los registros de la presente

campaña y los comparamos con los del año anterior, con Fig. 258.
la intención de identificar algún cambio en la estabilidad Detalle de
de la estructura y del color del relieve para cada una de los zona
tratamientos ejecutados. El resultado es evidente, no hay afectada por
el
cambios ni alteraciones peligrosas, y para ello nos Fenómeno
remitimos a las fichas y a la propia realidad (Fig. 258). de El Niño.

304
FENÓMENO EL NIÑO (1997-1998): PREVENCIÓN
Y CONSERVACIÓN DE EMERGENCIA
Ricardo Morales Gamarra
INTRODUCCIÓN
Las informaciones oficiales del SENAMHI e
IMARPE, corroboradas por la NASA, nos plantearon
la necesidad de tomar las precauciones respectivas a
fin de evitar daños irreparables en las estructuras
descubiertas y en especial de la imagen institucional.
En la planificación del Proyecto de Emergencia fue
fundamental la experiencia profesional que logramos
en Chan Chan, con ocasión de El Niño de 1983/84.
Las lecciones que representó este trabajo y las
conclusiones a las que llegamos como responsables
del planeamiento y ejecución, fueron aplicadas en esta
nueva circunstancia.
Las fuentes de financiamiento fueron la Unión de
Cervecerías Peruanas Backus & Johnston S.A.A.,
Consejo Transitorio de Administración Regional / La
Libertad y Municipalidad de Trujillo. Bajo la
convocatoria de la Gerencia Regional de la Backus, las
tres instituciones concertaron rápidamente el
financiamiento para cubrir los costos del Plan de
Emergencia.
Uno de los eventos naturales íntimamente ligado
al desarrollo cultural andino es el fenómeno de El Niño.
Un proceso que se ha identificado como la eventual
alteración de la temperatura del océano y de la
disturbación meteorológica, a consecuencia del
debilitamiento de los vientos alisios ante el anticiclón
subtropical del hemisferio sur y por la acumulación de
agua cálida en la zona ecuatorial. Internacionalmente
es conocido como ENSO (El Niño Oscilación Sureña)
y se ha clasificado como Niños Fuertes y Débiles, o
pluviales y aluviales.
Los antecedentes históricos en la costa norte se
resumen en los Niños registrados en 1578, 1701, 1720,
1728, 1747, 1891, 1925, 1930, 1939, 1941, 1943, 1951,
1957, 1965, 1969, 1972 y 1983. Los años subrayados
corresponden a los Niños fuertes, como que en 1925
se registró una precipitación de 226 mm en 3 días y a
fines marzo se llegó a 395 mm.
Esta apretada referencia secuencial define el carácter
recurrente del evento, sin que ello implique un supuesto
carácter cíclico de cierto rigor en su periodicidad, como
algunos especialistas han propuesto. Definitivamente,
es un proceso que ha convivido históricamente con
las sociedades nor costeñas y que por eso se puede
afirmar se trata de un factor determinante en los
cambios ideológicos, políticos y sociales de las
sociedades nor costeñas.
Es además un activo agente de erosión y brusca
modificación del relieve terrestre y sus recursos. En
esta mecánica se registra el contacto directo con todas
las manifestaciones arquitectónicas, cuya extrema
fragilidad se ve afectada por la velocidad y fuerza
erosiva de las lluvias o las avenidas de agua pluvial. En
todo caso, el estudio del fenómeno de El Niño y los
cambios arquitectónicos ofrecen la oportunidad de un
estudio integral de las relaciones paisaje-sociedad.
El último Niño de 1983-84 nos dejó importantes
experiencias que en gran medida recogemos y
aplicamos en esta nueva versión, con la sustancial
diferencia que en 1983 no hubo ningún trabajo
preventivo, se trabajó literalmente bajo el agua. En esta
ocasión, la oportuna ayuda de nuestros mecenas,
Grupo Backus, Municipalidad Provincial de Trujillo y
Gobierno Regional de La Libertad, hizo posible poner
en ejecución un Plan de Emergencia, que incluso se
amplió en los últimos meses del período pluvial.
PROGRAMACIÓN
Los objetivos fueron: a) Amortiguar el impacto
erosivo de las lluvias y el probable desborde del río
Moche al interior del complejo arqueológico e
infraestructura turística; b) Monitorear y teorizar el
fenómeno cíclico y el comportamiento de las estructuras:
arqueológicas, cubiertas e infraestructura turística.
Las áreas a intervenir fueron definidas en consideración
a las lluvias de 1925 y de 1983, siendo de vital importancia
las referencias de los pobladores más ancianos, sobre el
comportamiento del río, las áreas críticas y las acciones a
Fig. 259. Definición de áreas a intervenir en el Plan de Emergencia.
306
tomar en caso de desborde. En este sentido, se ubicaron
tres probables puntos críticos o problemas (Fig. 259): a)
Acumulación de agua en el sector Bocatoma de Santa Lucía
y flanco oeste de la Huaca del Sol, por actividad fluvial; b)
Precipitación pluvial; y c) Escorrentías desde el flanco oeste
del Cerro Blanco y posible desborde del río por el sector
norte de la explanada.
Fig. 260. Propuesta de intervención en el Plan de Emergencia, para la Huaca de La Luna.

307
Fig. 261. Definición de conjuntos arquitectónicos del sector urbano a ser techados.
En todo caso, las áreas a intervenir se clasificaron
y priorizaron en función a la problemática de cada
sector y subsector, y a las necesidades de la atención
turística, como veremos a continuación.
Huaca de la Luna
Es el sector más importante por las áreas policromas
excavadas y expuestas al turismo. Este edificio está
conformado por tres plataformas y plazas intermedias, en
las cuales se han encontrado murales que deben
conservarse, para su posterior estudio y probable exposición
turística. La prioridad de atención de estas plataformas se
definen en el siguiente orden (Fig. 260): a) Plataforma I o
Principal; b) Plataforma III; y c) Plataforma II.
En la Plataforma I se ubican las áreas expuestas al
turismo, una de las cuales está protegida por una cubierta
definitiva construida por el Ministerio de la Presidencia,
308
en tanto que las otras dos se protegieron
provisionalmente para este proceso pluvial. Así mismo,
los pisos, estructuras, enlucidos y pinturas murales por
descubrirse, ubicados en la superficie superior de esta
Plataforma; los perfiles del forado colonial; y los patios
ubicados entre las plataformas fueron protegidas
mediante acciones de rellenos, nivelaciones y drenajes,
a fin de anular los aniegos que implicaban filtraciones o
escurrimientos de alto poder erosivo en las estructuras.
En este propósito, un muro con altorrelieves de la
última fase constructiva fue protegido con un murete
de adobes, y recubierto con material de escombraje.
Igualmente, parte de la superficie superior de esta
Plataforma se rellenó y niveló, para finalmente
ejecutarse las tareas de drenaje.
Por sus dimensiones y pinturas murales, la
Plataforma III es potencialmente un sector de
cierto atractivo turístico, sin embargo, es la que
se encontraba más desprotegida ante el fenómeno
de El Niño. Los escur rimientos pluviales
procedentes de las faldas del Cerro Blanco podrán
ser altamente destructivos en el flanco Este y
ángulos Noreste y Sureste, precisamente, los
sectores con serios problemas estructurales e
interesantes murales como “La Rebelión de los
Artefactos”.
El factor “escurrimiento pluvial” podría afectar por
igual a la Plataforma II, de allí que en todo este flanco
se protegieron las estructuras con los materiales
propios del sector y se hizo una zanja de un metro de
profundidad para drenar las aguas.
Sector Urbano
Ubicado entre las Huacas del Sol y de la Luna,
en donde se han encontrado diversas estructuras
correspondientes a viviendas. Dos sectores de estas
edificaciones de uso doméstico fueron protegidas
con cubiertas provisionales por su interés turístico
y académico, en tanto que las demás áreas fueron
recubiertas con arena eólica y el escombro
acumulado con las excavaciones. Las cubiertas
fueron programadas en base a los planos de planta
que se elaboraron después de las excavaciones, de
tal manera que la disturbación de los pies derechos
no comprometieron los muros y pisos originales.
La estructura de la cubierta fue desarrollada con
cañas de bambú, cañas bravas y calaminas de
material sintético. Las alturas fueron establecidas
en 4 metros a fin de evitar microclimas negativos
(Fig. 261).
Dos muros con relieves en este sector han sido
protegidos con muretes de adobe y arena para
finalmente recubrirlos con escombros.
Huaca del Sol
El problema más crítico se aprecia en el sector sur
y suroeste de este edificio (Fig. 262), debido a la
presencia de grandes depresiones en los pisos de la
plataforma intermedia que implica una peligrosa
acumulación de agua pluvial (Fig. 263), la misma que
por filtración puede ocasionar el colapso de los bloques
constructivos del flanco sur, los que se encuentran
separados de la estructura de la Huaca. Como
antecedente debe recordarse la pérdida parcial de la
esquina sureste en el Niño de 1983 y el peligroso
desborde del río sobre el flanco oeste en los años de
1891 y 1925.
Algunas de estas depresiones se encuentran
igualmente al pie de muros con enlucidos policromados
expuestos a la intemperie. Todos estos sectores deben
ser recubiertos y nivelados para evacuar las aguas sin
mayores riesgos y pérdidas.
El ángulo suroeste presenta serios problemas
estructurales por falla de los morteros de asiento, el
huaqueo colonial y el intemperismo. La filtración de
agua pluvial entre las juntas planteaba el
desmoronamiento de los bloques constructivos de
adobes. Esta situación requirió el urgente
apuntalamiento y la calzadura del sector, así como la
suspensión del tránsito vehicular para evitar vibraciones
de riesgo.
Huaca de las Estrellas
El problema único que se aprecia en esta estructura
son los forados de huaqueo que causará el
empozamiento de agua y posterior filtración al interior
del templo. La solución inmediata consiste en rellenar,
nivelar y drenar estas superficies.
ESTRATEGIA GENERAL
La ejecución de obra se programó en función a las
condiciones de cada sector o subsector, para ello
establecimos los códigos R (rojo), N (naranja) y A
(amarillo), lo cual significa las urgencias o prioridades
de atención.
Es decir, al identificarse los indicadores de un
Niño altamente erosivo, las actividades se ejecutaron
de inmediato y en función a las prioridades señaladas.
Por otro lado, en consideración a las necesidades de
recubrir algunos sectores y subsectores de interés
académico y que no deberán afectar la atención
turística, señalamos varios centros de acopio de
materiales (arena y escombros de excavaciones),
ubicados muy cerca de las estructuras a proteger, de
tal manera que nos permitiera una acción rápida y en
el momento apropiado.
Propuesta: recubrimiento, techos y
drenajes
En principio el trabajo se planteó como un
tratamiento preventivo, evitando la intervención
directa sobre la estructura o los murales. En esta
idea las tareas programadas pretendían cubrir una
amplia extensión de áreas excavadas con arena de
acarreo eólico, especialmente en el sector urbano;
en la instalación de techos de manufactura artesanal
309
310

Fig. 262. Intervenciones de emergencia en la Huaca de La Luna.


Fig. 263. Estado de deterioro de la plataforma intermedia de la
Huaca del Sol.
pero con una pendiente que asegure la rápida
evacuación del agua pluvial; y, fundamentalmente,
en el drenaje en todos los sectores reconocidos
como los de alto riesgo. En los planos se pueden
ubicar estas intervenciones, en especial las últimas
que básicamente fueron de dos tipos, subterráneas
o entubados y de superficie o zanjas, orientadas
ambas a evacuar el agua sin afectar las superficies
o estructuras originales.
EVALUACIÓN DE LA
CONSERVACIÓN DE EMERGENCIA
En líneas generales, los objetivos se han cumplido
satisfactoriamente en esta primera etapa. Más aún,
tomando como referencia la lluvia de corta duración
pero de gran actividad erosiva, como la registrada el
día 09 de febrero (Fig. 264).
El reconocimiento de las características
topog ráficas del sitio, y de los edificios en
par ticular, así como los registros de los
antecedentes históricos obtenidos en las entrevistas
a los vecinos de las áreas periféricas y referencias
bibliográficas, ha sido fundamental en la definición
de las metas y en la planificación del calendario de
obra. Es decir, se organizó y ejecutó un Plan de
Emergencia, considerando las prioridades de
atención de cada sector y la disponibilidad de los
recursos financieros.
Este plan de trabajo estableció normas de asistencia
y participación del personal en su totalidad,
organizados en grupos y en función a su residencia,
de tal manera que se aseguraba la inmediata
colaboración de aquellos que domicilian en la Campiña
de Moche. La comunicación por radio y teléfono nos
permitió intervenir de inmediato desde Trujillo, sin
importar el día o la hora.
Estructuras Arqueológicas
El muro oeste de la Plaza Ceremonial Principal
(Plaza 1), al norte de la Plataforma I, sufrió una rotura
por una escorrentía de agua pluvial en un tramo de
0,60 x 0,80 x 0,90 m, constituyéndose en el único sector
afectado de todo el complejo arqueológico.
En realidad, todas las obras de relleno y
renivelación, en las plataformas y pisos circundantes,
así como las cubiertas y los drenajes, han funcionado
sin dificultades. Un caso que merece subrayarse es el
tratamiento de dos extensos sectores de la superficie
de la Plataforma I, que nos ha permitido evacuar el
agua a través de tubos de PVC de 6” de diámetro sin
erosionar superficies arqueológicas. Los desmontes
acumulados al pie de la Huaca de la Luna, fueron los
sectores de sacrificio (Fig. 265).
Superficies Arquitectónicas o Murales
Los sectores con relieves excavados y conservados
desde 1991, ahora expuestos al turismo, no han sufrido
ningún tipo de deterioro. Sin embargo, el muro de
pruebas de consolidación y fijación, que construimos
en el sector sur de la Plataforma I de la Huaca de la
Luna, en 1993, evidencia el nivel de degradación que
hubieran sufrido los relieves policromos sin
tratamiento o tratados con productos orgánicos
(mucílagos), de no haberse consolidado el barro con
ésteres de sílice y fijado el color con copolímeros
acrílicos, y protegidos estos sectores con cubiertas o
techos. La lluvia del 09/02/98 ha sido una importante
lección que tratamos de analizar, evaluar y diagnosticar
en todos sus aspectos.
Estructuras Acondicionamiento
Turístico
Las cubiertas cumplieron su objetivo. Sin embargo,
la escalinata de acceso ubicada en el sector sur de la
Huaca de la Luna, fue afectada en sus dos tramos
inferiores por las escorrentías y la natural fragilidad
del adobe (Fig. 266). Así mismo, se registraron algunos
deterioros en el Centro de Visitantes, sólo a nivel de
las cornisas de las paredes de quincha (sector de las
ventanas de atención de la Cafeterería y Boletería). La
torta de barro que protege los techos a dos aguas y el
tratamiento de los pisos con mezcla de cemento-arena,
han respondido positivamente.
De cualquier manera, los pocos deterioros han sido
evaluados y subsanados, como que se han hecho zanjas
311
Fig. 264. Impacto de las lluvias de febrero, 1998.

312
 Metas Ejecutadas
Las metas ejecutadas como parte del Proyecto de
Emergencia para enfrentar las lluvias previstas por el
fenómeno del Niño se encuentran detalladas en el
Cuadro 24.

Huaca de la Luna
Cubiertas metálica 585 m 2
Cubiertas fibraforte 451 m 2

Fig. 265. Escombraje utilizado como “sacrificio” para la evacuación

Cubierta estera/plástico 288 m 2
del agua. Cortavientos 90 m 2
Recubrimiento estructuras 1,080 m 2
Recubrimiento de relieves 11 m 2
Protección área de relieves 48 m 3
Drenajes 40 ml
Relleno y Nivelación de pisos 110 m 3
Centro Urbano / Moche Viejo
Cubiertas o techos 1,664 m 2
Cortavientos 85 ml
Fig. 266. Impacto de las lluvias en las escalinatas acondicionadas Construcción muro tapial 14 m 2
para el turismo.
Construcción muro adobes 785 m 2
Relleno / apisonado 138 m 3
e instalado tubos de PVC de 6” de diámetro en torno Recubrimiento de relieves 10 m 2
a la escalinata de acceso, para evitar la erosión pluvial Protección áreas de relieves 42 m 3
por las escorrentías. Las cornisas afectadas del Centro
Recubrimiento estructuras 3,772 m3
de Visitantes han sido igualmente repuestas y
mejoradas en su nivel de resistencia al agua, al haberse Huaca del Sol
incrementado el porcentaje del impermeabilizante Relleno y Nivelación de pisos 69 m 3
(acetato de polivinilo).
Calzaduras 48 m 3
Monitoreo de Escorrentías y Áreas Cuadro 24. Metas ejecutadas.
Anegadas
En el propósito de establecer parámetros de En esta ejecución de metas, el mini cargador frontal
lecturas, análisis y diagnósticos de sitios arqueológicos donado por la UNESCO cumplió una eficiente labor
afectados por este fenómeno cíclico, estamos en los trabajos preventivos programados. Su versatilidad
realizando un monitoreo o control de las estructuras, en la operación y poco peso, ha permitido un trabajo
superficies arquitectónicas, y en especial de los pisos rápido y de poco riesgo para las estructuras enterradas.
(Figs. 267 y 268). Para ello, hemos “mapeando” las Ello ha sido fundamental en el cumplimiento de las
áreas del Complejo en el propósito de establecer el tareas programadas, así como de los imprevistos que
correcto aforo de las aguas, de tal manera que no se con las continuas lluvias se han presentado en varios
comprometan las evidencias arqueológicas expuestas sectores del Complejo Arqueológico. Es justo reconocer
al turismo, las recubiertas con arena-desmonte y, la eficiente y abnegada participación del personal técnico
sobre todo aquellas que aún no se han excavado (ver y auxiliar del Proyecto, en las actuales condiciones
Fig. 264). ambientales, adversas e incómodas.

313
Fig. 267. Efectos de las lluvias en Plaza 1.
Fig. 268. Escorrentías y aniegos, esquina noreste de la Plataforma III.
Análisis
Como se ha mencionado, la ejecución del Plan de
Emergencia fue todo un éxito, habiéndose ocasionado
daños parciales en sólo un pequeño sector del muro
perimétrico este de la Plaza 1. Si bien las lluvias fueron
menos intensas de lo previsto, el complejo arqueológico
estuvo debidamente preparado para resistirlas, y el
personal técnico y de obra capacitado para enfrentar
cualquier contingencia.
314
Fig. 269. Techumbre definitiva.
Para el Proyecto Conservación de las Huacas del Sol
y de la Luna, fue una experiencia importante en términos
de diseñar y programar acciones de contingencia ante
fenómenos naturales, típicos en la región. Igualmente,
fue una oportunidad para estudiar los efectos de las lluvias
en el comportamiento de un monumento, y muchas de
las observaciones realizadas durante el período de lluvia
nos permitirá una mejor lectura de los eventos ENSO
prehispánicos registrados en el monumento.
La carencia de una estación meteorológica nos obligó
a proponer un procedimiento de medición de las
precipitaciones pluviales. Esta consistió en registrar la
duración de la lluvia y determinar la humectación del suelo
(Cuadro 25). El tiempo y la profundidad de la
humectación nos darían una pauta arbitraria para definir
el nivel de erosión de las estructuras y pisos, así como
identificar la intensidad de la lluvia. Obviamente, esta
medición no determina los rangos convencionales de
milímetros por metro cuadrado, es sólo un registro
referencial.
En este sentido, la lluvia del 09/02/98 ha sido la
más agresiva, como que ha causado las zanjas más
profundas y anchas en los sectores con pendientes y
en los renivelados previstos. Un factor complementario
de interés es el irregular comportamiento de los vientos.
Por primera vez fueron intensos y tuvieron una
dirección NE/SO, opuesta a los normales Alisios, de
allí la parcial afectación de la cornisas de las paredes
con frente al Norte y Este del Centro de Visitantes.
Un último punto importante de resaltar es que ésta fue
una ocasión ideal para poner a prueba la techumbre definitiva
colocada en el lado sur de la Plataforma I de la Huaca de la
Luna (Fig. 269). Cumplió a la perfección la protección del
monumento contra el viento y las lluvias, aunque se
identificaron algunos puntos en la techumbre que
ocasionaron goteras que fueron de inmediato subsanadas.
 Fecha Horas Duración Humectación del Intensidad
suelo
1 16.12.97 16.45/19.30 2.45 10 cm
2 28.12.97 19.10/19.25 0.1 5
3 31 .12.97 01 .55/06.05 4.1 0 23 cm
4 02.01.98 02.25/03.1 5 0.50
5 04.01.98 20.10/21.30 1.20
6 10.01.98 04.15/05.25 1.1 0
7 11 .01.98 20.10/21.00 0.50
8 12.01.98 20.24/21.30 1.06
9 17.01.98 20.15/02.30 6.1 5 10 cm
10 19.01.98 01 .15/01.25 0.1 0
11 25.01.98 20.12/20.50 0.38
12 29.01.98 23.05/00.20 1.1 5
13 09.02.98 17.40/18.25 0.45 25 cm
14 11 .02.98 18.35/19.05 0.30
15 12.02.98 20.30/00.45 4.1 5 8 cm
16 15.02.98 02.15/05.45 3.30 5 cm
17 17.02.98 20.10/21.30 1.20
18 24.02.98 19.10/23.30 4.30 Moderada a regular
19 25.02.98 18.45/22.1 0 3.25 Moderada a regular
20 26.02.98 2.1 5/2.35 20 min. Moderada
21 26.02.98 4.35/5.05 35 min. Regular
22 29.02.98 0.20/5.00 4.40 Suave
23 03.03.98 6.59/7.30 31 min. Suave a moderada
24 04.03.98 18.30/20.35 2.5 Moderada a fuerte
25 05.03.98 1.35/1 .55 20 min. Suave
26 05.03.98 19.50/20.20 30 min. Fuerte
27 05.03.98 23.10/23.25 15 min. Suave
28 07.03.98 19.20/23.30 4.1 0 Suave a moderada
29 09.03.98 2.1 5/2.45 30 min. Suave a moderada
30 13.03.98 6.30/7.00 30 min. Suave
31 14.03.98 21 .15/23.00 1.45 Suave
32 15.03.98 19.20/21.45 2.25 Regular
33 16.03.98 23.10/2.35 3.25 Regular
34 17.03.98 20.30/23.40 3.1 0 Suave
35 18.03.98 17.00/19.26 2.26 Regular
36 21 .03.98 18.35/20.28 1.53 Regular
37 24.03.98 20.45/22.38 2.23 Regular
38 25.03.98 19.20/20.05 45 min. Suave

Cuadro 25. registro de lluvias y humectación del suelo.

315
316
 CERÁMICA ESCULTÓRICA PRE COCCIÓN:
RECUPERACIÓN Y TRATAMIENTO CONSERVADOR
Neil Torres Velásquez
DATOS GENERALES:
Objeto: Cerámica
Tipo: Escultórica ritual
Tema Iconográfico:Prisioneros
Época: 500 d. C.
Estilo: Moche IV
Técnica: Modelado, policromado y aplicación
Materiales: Arcilla y pigmentos
Lugar del Hallazgo: Sector: Plataforma II
Sub sector: Plaza 3a
Cuadrícula: 5F0/13FM
Área: 45 m² aprox.
Contexto: Sacrificios humanos
ESTADO DE CONSERVACIÓN
Condiciones del Hallazgo
La investigación arqueológica a cargo del
especialista Steve Bourget, se realizó en dos
temporadas, junio-agosto 1995 y junio-agosto 1996,
en la Plaza Ceremonial 3a de la Plataforma II. Este
sector es un conjunto arquitectónico conformado por
un espacio ceremonial que se ubica delante (flanco
oeste de la Plataforma II). Es de forma rectangular
(17 m de ancho x 46 m de largo). La estructura ha
sido construida alrededor y en parte sobre el
afloramiento rocoso (que es una prolongación del
Cerro Blanco).
Los primeros cateos para deter minar la
naturaleza exacta de las primeras capas de
sedimento, se hicieron aprovechando algunos
pozos de huaqueros. Las excavaciones se centraron
en el sector ubicado en el muro NO de la Plaza 3a,
en donde se halló la evidencia de los primeros
cuerpos sacrificados. Este hallazgo, según Steve
Bourget (1997a, 1998), ha permitido recuperar el
primer sitio sacrificial Moche, lo cual permite
identificar la función litúrgica de este sector y quizá
el punto central de las ceremonias relacionadas al
culto del agua o de la fertilidad de las tierras.
El lug ar pr esenta capas de sedimentos
arcillosos asociados a eventos pluviales intensos
como el fenómeno de El Niño y a la posterior
acumulación de arena producto del permanente
acarreo eólico. El material cultural forma parte
de la capa de sedimento y arena, asociado a la
práctica del sacrificio humano de guer reros
vencidos en los combates rituales.
Un primer momento sacrificial se realiza
cuando la capa de arcilla estaba húmeda producto
de la lluvia y del consecuente escurrimiento de
las secciones altas de los muros adyacentes. Los
individuos fueron colocados en distintas
posiciones, aparentemente rituales; otros cuerpos
evidencian que han sido expuestos a la intemperie,
de allí el emblanquecimiento de los huesos y por
las numerosas pupas de mosca encontradas. El
segundo momento sacrificial es realizado cuando
la capa arcillosa se ha compactado por la
insolación, posterior mente la superficie es
recubierta con arena eólica por la actividad de los
vientos alisios.
Los cuerpos sacrificados se ubicaron en el
llamado sedimento 2 y los fragmentos de cerámica
en la arena 2. Un detalle interesante que refiere
Bourget, se relaciona a los fragmentos de la
cerámica ubicados alrededor de varios cuerpos,
como que la cabeza de una de las cerámicas ha
sido colocada exprofesamente en la cabeza de uno
de los guerreros sacrificados. Estos objetos
fueron manufacturados para ser quebrados en un
acto ritual como el descrito. Esta circunstancia
explica el por qué los fragmentos están dispersos
y sobrepuestos en un total desorden (Fig. 270).
 Descripción del Problema
El estado fragmentario en que se encuentra la
cerámica cruda, se debe a factores y actividades
relacionadas a la práctica ritual y a la extrema
fragilidad del material. Esta situación representa
una seria dificultad para su recuperación y
tratamiento. Al momento de ser arrojados los
ceramios, se han fracturado y los pedazos han
quedado dispersos por el impacto. Tal es así que
los fragmentos de un personaje cubren un radio
de 3 m aproximadamente, entremezclándose con
los otros fragmentos, creándose un serio problema
para el rearmado (Fig. 271).
318
A pesar de lo expuesto, el material presenta buena
consistencia, debido al alto contenido de arcilla del
mortero, la degradación que se observa es producto de
la erosión eólica y pluvial contemporáneas. El factor
microclimático ha sido determinante. Las capas delgadas
como el engobe, están exfoliadas y la capa pictórica se
encuentra en un alto grado de pulverulencia.
La presencia de material arcilloso adherido a la
superficie de los fragmentos, las manchas oscuras
producidas por la descomposición orgánica y la
adherencia de pirita sobre las superficies, cubren los
estratos pictóricos y estructurales de la cerámica cruda,
dificultando con ello su libre y correcta lectura.
Fig. 270.
General: Cuerpos sacrificados,
flanco oeste de la Plataforma II.
Fig. 271.
Detalle: Estado fragmentario
vasijas crudas.
 PROPUESTA Y TRATAMIENTO
Marco Teórico
Conceptualmente hemos definido el tratamiento
como una conservación en su mínima intervención.
Esto significa la consolidación del original en su
estado actual y la exclusión de toda reintegración
estética, habida cuenta que se trata de un material
diagnóstico de interés totalmente académico y que
por principio la conservación no debe alterar el
contexto cultural o la información que contiene un
objeto. La recuperación de esta cerámica y su
tratamiento se propone de acuerdo al estado
fragmentario sin añadir o restituir faltantes.
Excepcionalmente, los elementos nuevos que se
añadan responderán a la necesidad de reforzar las
uniones y la estructura en si.
Criterios
Ceñido a la problemática específica, el criterio de
reintegrar los faltantes y definir la “unidad potencial”
del documento fragmentado, ha sido descartada. En
consecuencia, hemos planificado y ejecutado un
tratamiento en base a las siguientes justificaciones:
a) Los niveles de diferenciación entre lo restituido
y el original tienden a confundirse con el tiempo y
presentarse como una unidad original, creándose con
ello un falso histórico y estético.
b) La reintegración del color en una cerámica cruda
dificulta futuras rectificaciones, siendo un tanto
irreversible por la acumulación del pigmento en la
rugosidad de la superficie arcillosa.
Estrategias
La actividad conservadora se desarrolló en dos
fases. Una de carácter preventiva en el mismo lugar
del hallazgo; y la otra, definitiva, en el laboratorio.
El tratamiento preventivo fue brindado al momento
de la excavación, en una acción conjunta con el
arqueólogo. Las consideraciones técnicas que
nor maron esta intervención son explicadas a
continuación:
a) Uso de materiales naturales, no químicos, de
fácil aplicación y eventual retiro sin dañar la materia
a trabajar. La intención de esta actividad está orientada
a evitar que los fragmentos correspondientes, no
pierdan su ubicación y que los bordes coincidentes
sean codificados para su posterior readherencia o
rearmado.
b) Preparación de un tipo de embalaje preventivo
con cajas de cartón (pH 7), protegidos con materiales
de amortiguación como algodón y esponjas de diversos
espesores.
Metodología
El proceso fue definido en base a un ordenamiento
de actividades coherentes y secuencialmente lógica,
siendo éste el siguiente:
a. Recolección y codificación de fragmentos.
b. Conservación preventiva.
c. Embalaje y transporte.
d. Muestras para análisis (color y material arcilloso).
e. Identificación y selección de fragmentos afines.
f. Limpieza mecánica.
g. Consolidación química.
h. Fijación de la capa pictórica.
i. Pegado de fragmentos y rearmado.
j. Documentación.
EJECUCIÓN DEL TRATAMIENTO
Recolección y codificación de fragmentos
Todos los fragmentos recolectados han sido
codificados de acuerdo al orden arbitrario de la
excavación. Para ello determinamos un punto central
que corresponde al impacto y un radio de acción
promedio de dos metros para la dispersión. Los
pedazos fueron identificados por sus rasgos
iconográficos, bordes y calidades de la arcilla (color,
textura y grosor). Los bordes coincidentes se
codificaron arbitrariamente con lápiz de carbón suave
y se mantuvieron juntos para evitar su confusión.
Liberación y Conservación Preventiva
Para la recuperación de los fragmentos de cerámica,
hemos retirado mecánicamente las capas gruesas del
sedimento arcilloso compactado y adherido a las
superficies de éstos, sedimento que fue previamente
aflojado por vía húmeda. Esta intervención fue
realizada en forma paralela a la excavación
arqueológica. El material cultural fue levantado con
sumo cuidado para evitar daños, y colocado sobre
algodón en cajas de cartón. Para mantener la
correspondencia de los fragmentos, éstos fueron
adheridos provisionalmente con arcilla acuosa y
mortero de barro. La capa pictórica fue intervenida de
inmediato para evitar daños irreversibles, derivados de
319

su estado de pulverulencia y exfoliación, debido a la
fatiga del aglutinante si lo tuvo o a la ausencia de éste.
Embalaje Preventivo
Con el fin de evitar roturas y proteger el material
de los factores meteorológicos se preparó un tipo de
embalaje preventivo con cajas de cartón neutro (pH7)
y cubiertas de algodón. De esta manera fue posible el
traslado para la intervención conservadora en gabinete
sin mayores complicaciones o fracturas. Los
fragmentos no fueron dispuestos unos sobre otros,
manteniéndose un solo nivel.
Muestras para Análisis de Color y Mortero
Fueron seleccionados fragmentos con evidencias
de diferentes colores: rojo, blanco, negro y ocre
amarillo, con el propósito de realizar análisis químicos
que nos permitan conocer aspectos tecnológicos y la
naturaleza y composición de los materiales. Estas
muestras corresponden a fragmentos que no han
podido ubicarse en el rearmado de piezas, es decir,
pedazos sin relación con otros.
Identificación y Selección de Fragmentos Afines
Los fragmentos fueron levantados arbitrariamente
según el orden dentro de las excavaciones, por ello
muchos no mantienen sus correspondencias. Como
estrategia general, todos los fragmentos son
colocados en mesas de trabajo, como primer paso
320
Fig. 272.
Detalle: Selección y
reordenamiento de
fragmentos crudos
pintados.
fueron separados los fragmentos no diagnósticos o
de difícil identificación, por haber sufrido la erosión
pluvial y eólica y perdido parcialmente su estructura.
Por otro lado, los fragmentos diagnósticos
contabilizados en más de cuatro mil piezas,
correspondientes a diferentes objetos, se ordenaron
y seleccionaron preliminarmente. Esta fue una
actividad complicada y prolongada (Fig. 272).
Limpieza
Tal como se ha descrito anteriormente, la capa
pictórica estuvo cubierta por material arcilloso,
restos de pirita y manchas oscuras derivadas de la
descomposición orgánica. En consideración a que
no son elementos propios de la manufactura fueron
eliminadas en for ma mecánica, con lupas
binoculares, bisturíes, bombilla y pinceles de cerda
fina. Esta fase fue ejecutada con extrema lentitud a
fin de evitar daños irreversibles en la superficie del
documento.
Consolidación Química
Con la finalidad de uniformizar la consistencia del
mortero de barro y facilitar el pegado de los
fragmentos, éstos fueron sumergidos hasta la
saturación, en una solución de alcohol absoluto y
Silicato de Etilo 40, en una proporción de 2:1
volúmenes. Previamente nos aseguramos de eliminar
la humedad contenida en la capa arcillosa para facilitar
la operación.
 Fijación de la Capa Pictórica
Para devolver la adherencia de la capa pictórica al
enlucido o engobe y la cohesión de las partículas de
ésta, se aplicó una solución de resina acrílica diluida en
thinner acrílico especial, en un porcentaje que fluctuó
entre el 2% y 3%, aplicado con pincel al sector requerido,
cuidando no cubrir las superficies arcillosas por generar
manchas oscuras. Esta resina es un copolímero conocido
comercialmente como Paraloid B-72.

Pegado de Fragmentos
La unión y refuerzo de los fragmentos fue realizada
con un adhesivo comercial termoplástico (UHU) de
reconocida consistencia y fácil reversibilidad con
solventes como la acetona y otros afines. Para obtener
una unión correcta que no genere desfases y desniveles
con los otros fragmentos, éstos fueron pegados por
gravedad en una caja de arena, es decir, colocados los
dos pedazos verticalmente, cuidando el equilibrio. Los
excesos del adhesivo fueron retirados con bisturí e
hisopos humedecidos con acetona.
Fig. 274. Cabeza de personaje intervenido.
Después de concluida esta primera intervención,
los resultados no fueron muy auspiciosos. Sólo dos
objetos de unos veinte, fueron rearmados parcialmente
en un 70%, los demás quedaron incompletos en un
mayor porcentaje (Figs. 273 y 274).

Registro
La documentación del trabajo descrito fue realizada
en base a un registro gráfico, fotográfico a color y
fílmico, durante las diferentes etapas o fases de
intervención, a pesar de las dificultades que planteaba
el estado fragmentario de los ceramios. Precisamente,
el registro gráfico (escala 1/10), fue ejecutado al final
del tratamiento de las cerámicas crudas (Fig. 275).

Fig. 273. Vista general de personaje intervenido. Fig. 275. Registro gráfico de personaje intervenido.

321
322
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 PERSONAL DEL PROYECTO
HUACA DE LA LUNA

Santiago Uceda Castillo, Codirector (Arqueólogo)

Ricardo Morales Gamarra, Codirector (Conservador)
Elías Mujica Barreda, Supervisor científico
José Canziani Amico, Investigador Asociado
Steve Bourget, Investigador Asociado
Claude Chapdelaine, Investigador Asociado
John Verano, Investigador Asociado
Florencia Bracamonte Ganoza, Investigador Asociado
Neil Torres Velásquez, Residente (Conservación)
María Montoya Vera, Residenta (Arqueología)
Ricardo Tello Alcántara, Arqueólogo
Miguel Asmat Valverde, Conservador
Carlos Gamarra Estupiñán, Conservador
Jorge Solórzano Solano, Conservador
Moisés Tufinio Culquichicón, Asistente en Arqueología
José Armas Asmad, Asistente en Arqueología
Manuel Asmat Sánchez, Asistente en Conservación
Víctor Castañeda Alvarado, Asistente en Conservación
Rubén López Benavides, Asistente Administrativo
Patricia Quilcate Saenz, Administradora Centro de Visitantes
Mónica Villaorduña Zegarra, Secretaria
Carlos Ayesta Arroyo, Dibujante
Leoncio Urquiza Plasencia, Boletero
Carlos Vallejo Hernández, Guía
Janneth Rojas Sánchez, Guía
Domingo Cruz Ñique, Guardián
Aladino Abanto Rodríguez, Guardián
Luis Rodríguez Gabriel, Guardián
Manuel Cortijo Plasencia, Guardián
Faustino Gil Acosta, Guardián
Hipólito Azabache Ñique, Guardián
Julio Azabache Mendoza, Auxiliar
Ramón Asmat Azabache, Auxiliar
Merardo Abanto Rodríguez, Auxiliar
Abdeel Contreras Castillo, Auxiliar
Jhony Azabache Anguamán, Auxiliar
Víctor Asmat Guevara, Auxiliar
José Asmat Guevara, Auxiliar
Jorge Contreras Azabache, Auxiliar
Alex Clavo Cruz, Auxiliar
José Núñez Llanos, Auxiliar
Miguel Sandoval Durand, Auxiliar
Wilder Mostacero Díaz, Auxiliar
Pedro Asmat Guevara, Guardián Vitalicio

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334