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Manifiesto Fundacional M.R.A.P.

Se establecen las siguientes Declaraciones de Principios del Movimiento Revolucionario de


Autoemancipación Popular.
Título I
«Sobre la Alternativa Radical»
I. El M.R.A.P. se funda sobre las bases de la horizontalidad, la autodisciplina y la
coherencia revolucionaria, con vistas a reavivar la búsqueda de una ruptura completa
con el presente, que nazca desde la experiencia histórica de todas las luchas
revolucionarias que nos antecedieron, para ello planteamos una alternativa socialista,
anticapitalista y por tanto necesariamente ecologista, con un enfoque clasista, de raza,
género e internacionalista que rompa con la esterilidad teórica de la izquierda
contemporánea y que sea capaz de devolvernos la capacidad de imaginar nuevos
futuros, distintos a un presente alienante que se extiende inagotablemente eterno.

II. La alternativa que buscamos conformar, será radical en tanto más allá de lo realizable
bajo los parámetros que entrega la democracia liberal capitalista, entendiendo el rol de
ésta, dentro del contexto del sur global como un aparato de exportación del
capitalismo, así como hasta ahora su rostro político.

III. Nuestra alternativa para materializarse deberá de llegar a los grupos actualmente
absorbidos por el sistema, sumidos en el pesimismo hacía la posibilidad de grandes
cambios, guiados por la desesperanza y la insatisfacción hacía grupos reaccionarios.
Al mismo tiempo deberemos de llegar a los marginados por el sistema, aquellos que
se encuentran fuera de este; los arrojados lejos como indeseables, los que son
perseguidos, burlados y asesinados por ser considerados dementes, idealistas y raros.
Aquellos en la clandestinidad, esparcidos por el mundo y que viven el infructuoso
intento por eludir al Capital, a todos ellos nosotros les tendemos la mano.

IV. La lucha a la que nos sumamos, será extraparlamentaria llevando la praxis más allá
del sufragio, que consideramos como parte de la reducción del acto político a rituales
periódicos que sirven como la justificación del individuo alienado. Con los márgenes
que entrega la institucionalidad y el capitalismo, no somos capaces de llegar más allá
del reformismo y las buenas intenciones, aun cuando podamos ser izquierda, solo lo
seremos en cuanto a la izquierda del sistema: un aparato de gestión de crisis del
capital. La política a la que apuntamos es revolucionaria en toda su más amplia
extensión, devolviendo al pueblo su capacidad creativa de organización, con la cual
son capaces de renovar el mundo.

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Título II
«Autonomía: La condición de nuestra autoemancipación»
I. Requerimos de la autonomía, como la condición misma de nuestra autoemancipación,
tanto a un nivel táctico en nuestra organización, así como a un nivel personal en
nuestra capacidad creativa. Aquello que nos otorga la posibilidad de re-hacernos
dinámicamente con nuestro entorno, lo que incentiva nuestras particularidades y nos
une como un cuerpo vivo y consciente: en la negación completa de todo aquello que
conforma el presente innmovil en el que nos vemos consumidxs.

II. La Autonomía también trabajará a un nivel básico en nuestro accionar y pensar, como
un autogobierno de nosotros mismos, guiados por unos principios y ética
revolucionarias como norte.

III. Aspiramos por tanto a ser una organización de masas sin cabezas, entendiendo que la
historia no la hacen las individualidades, formamos un solo cuerpo viviente y
consciente, con un movimiento dinámico, sin jerarquías y no centralizado, capaz de
responder rápidamente a las necesidades de su tiempo y entorno.

Título III
«Contra la mercantilización del mundo natural»
I. La lucha contra la devastación ecológica no tiene cabida dentro de los márgenes del
sistema capitalista, el fetichismo por el progreso y las lógicas de producción, deben de
ser negadas no en paralelo al capitalismo, sino como la condición misma de la
superación de la dictadura del Capital, entendiendo a ésta propia de su esencia
genérica en su fase actual.

II. La solución a la crisis medioambiental está directamente relacionada con la


superación del capitalismo y consigo también, la mercantilización del mundo natural;
así como el encontrar esa solución está directamente relacionado con crear una vía por
la cual concretar el socialismo. En otras palabras, el socialismo no debe sólo sumarse
a la lucha contra la crisis climática, como una cuestión secundaría a la lucha obrera,
sino que el entregar una solución es nuestro deber, si es que se quiere superar
realmente al capitalismo.

III. Entendemos el sitio que ocupa el ser humano como dentro del mundo natural, no
ajeno a este, ni tampoco en el centro, sino parte de un tejido compuesto de relaciones
complejas y distintos niveles de reciprocidad, por tanto el rol que tomamos es el de
recomponer la armonía y el respeto a «la Tierra en un sentido más profundo», en la
cual levantaremos una nueva sociedad en que sea posible disfrutar intelectual y
físicamente de lo que actualmente no es posible.

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Título IV
«La cuestión del género y la mujer: misma lucha por la emancipación»
I. El fin del movimiento, así como con la cuestión medioambiental, está directamente
vinculado con la lucha emancipatoria de la mujer, no separamos dichas luchas como
si se tratasen de agregados o cuestiones opcionales, sino que las consideramos una
obligación para poder lograr nuestro cometido.

II. Comprendemos que la lucha de la mujer va acompañada de otras problemáticas,


propias de las particularidades de su localización, sus condiciones materiales y su
cultura, por lo que entendemos que el sistema patriarcal no es el foco principal, sino
que una forma de organización específica de la sociedad, sostenida en base a la
miseria y la opresión a la mayoría, que afecta de manera directa e indirecta tanto a la
mujer, como a disidencias sexuales.

III. Nuestra visión en particular sobre la cuestión de género y el feminismo, está de la


mano con el resto de concepciones y luchas que sostenemos dentro del movimiento,
específicamente el de dotar a estas de una praxis, una acción creativa con la que
recrearemos la realidad.

IV. Nuestra visión niega directamente a cualquier dogmatismo que paralice nuestra
acción, que replique discursos de odio y conductas reaccionarias, así como que niegue
las realidades particulares y someta la totalización de una sola visión a contextos
completamente diferentes a donde inicialmente fue comprendido. Por lo tanto, la
lucha sobre la cuestión de género y la mujer será bajo una perspectiva de clase y trans
incluyente, dado que comprendemos las diversas realidades, que viven los distintos
tipos de mujeres, así como las formas de su opresión dentro del sistema capitalista, así
mismo se define nuestra lucha como internacionalista y sobre todo anticolonialista, al
oponernos a la hegemonía de una concepción de la mujer impropia de nuestras
condiciones materiales y culturales como pueblos de indoamérica y del sur global.

Título V
«La creación de un poder Popular»
I. Visto el crecimiento de grupos neo-reaccionarios en los últimos años en Chile y el
resto del continente creemos necesario acelerar la creación de un movimiento
organizado de masas para hacerles frente, a través de la construcción de órganos
populares de organización local, en todo el territorio nacional, en donde se reúnan las
exigencias de las clases marginadas y desposeídas, llevando la praxis política a la
cotidianidad de las masas.

II. No buscamos conformarnos con criticar a la política institucional mientras nos


situamos cómodamente en la marginalidad política, por el contrario buscamos ser un
verdadero movimiento de masas, con peso en el debate político y que sea parte de la
edificación de un poder popular internacional.

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III. Dentro del Movimiento convergen distintas ideologías, estrategias y creencias, la que
creemos necesarias para la discusión y creación de una teoría amplia y
verdaderamente revolucionaria, adecuada al contexto del hemisferio sur global, y en
específico del nacional. Nuestra forma, apoyada por las tesis de los anteriores títulos,
se basa en la organización territorial, a través de células y órganos locales que llegarán
o nacerán de los dos sujetos que definimos en puntos anteriores; los absorbidos y los
marginados. Estos órganos que conformarán el movimiento, se levantarán en
coherencia a los principios y tácticas por las que opta el movimiento, pero
adecuándose a sus particularidades locales, auto moldeandose y haciéndose a partir de
su entorno, poseyendo a su vez una autonomía con la que, se busca eludir las
doctrinas hegemónicas y consigo los sedentarismo que han mantenido al capital como
un monstruo inamovible y a la lucha revolucionaria en una ineficacia propia de su
descontextualización

Título VI.
«Contra la reacción»
I. Condenamos las actitudes y prácticas reaccionarias, que contradigan nuestra ética
revolucionaria, basada en el respeto y la fraternidad, ya sean estas provenientes de
sectores autodenominados anticapitalistas como aquellos sectores históricamente
reaccionarios y pro-imperialistas. Buscamos garantizar un espacio seguro para todxs
nuestrxs compañerxs de lucha, por tanto serán enfrentadas todas las actitudes y
discursos que coloquen en peligros a estxs.

II. Precisamos estas actitudes a las que atenten física y psicológicamente a disidencias
sexuales, compañeras y miembros de sectores oprimidos o bien que inciten cualquier
discurso de odio, que reprima la libre expresión de su identidad y/o niegue su
existencia.

Titulo VII
«Nuestra Filosofía de la renovación revolucionaria»
I. Como Teoría Revolucionaria que buscamos conformar, corresponderá si es que es tal
a ser una Filosofía de la Praxis. La renovación revolucionaria del mundo y de las
personas, a estos tanto a nivel moral como social, comprende tanto a la acción como
la teoría, ambas partes un mismo mecanismo revolucionario al que llamamos praxis
[conocimiento y acción], con el que buscamos y no nos conformamos con menos, que
a rehacer la realidad.

II. No solo aceptamos y avalamos la insurgencia popular ya sea en su forma violenta o


no, como una forma válida de lucha y defensa contra la máquina capitalista, sino que
la entendemos como completamente necesaria en cierto momento de nuestra lucha
por la autoemancipación.

III. El accionar práctico, aquello que llamamos praxis, obrará siempre desde la
consciencia histórica indoamericana, por tanto correspondiente a nuestras condiciones

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y cultura, conducida por una ética revolucionaria en constante desarrollo que servirá
como nuestro norte, con el cual nos encaminamos con corazón erguido al horizonte.

Título VIII.
«Masa viva y esquiva: la recuperación de nuestro pasado»
I. Somos movimiento en el sentido literal, como cuerpo fluido y fluctuante; no
sedentario, sino vivo. Evitamos la condensación; lo sólido, como la permanencia en
un solo estado. Debido a su falta de respuesta, optamos en cambio a una estrategia
inclinada hacía lo rápido, que pueda auto-moldearse; hacerse creativamente a partir de
las condiciones y experiencias, haciéndose denso u opaco, en cuanto difícil de
descifrar y sobre todo predecir para el sistema, pero cercano e identificable para
aquellos que son enemigos del mismo. En otras palabras optamos no por la negación
de una estructura, sino que de una permanente, nos inclinamos a una simultaneidad de
estados: ya sean líquidos o gaseosos, pero nunca a la permanencia de uno solo, más
bien a la complejización táctica de nuestro enfrentamiento contra el Capital.

II. El «desvío» de aparatos, industrias, tecnicas y practicas con un potencial subversivo


no explotado por el sistema capitalista, ya sea como el «secuestro» de aquellos
propios de su seno o bien la «recuperación» de objetos con un pasado histórico
subversivo, pero hoy desmantelados, devenidos en la imagen invertida de su ser real,
será una práctica estratégica central para la reapropiación y recuperación cultural e
histórica, así como un medio para eludir las lógicas mercantiles sobre la vida
cotidiana y el desmantelamiento colectivo de nuestro pasado insurgente en común.

III. Nuestro proyecto revolucionario ve necesaria la construcción de espacios; fugas;


zonas opacas, autónomas; y situaciones que eludan la mercantilización de la vida en
general, que deviene en cotidianidad como no realmente vivida. Dichas fugas —ya
sean físicas o no—, buscarán crear un entorno propicio para la fecundación de una
teoría revolucionaria que corresponda a las condiciones materiales del presente, así
como del porvenir.

IV. El movimiento juega con la simultaneidad de dos acciones estratégicas para nuestra
lucha y resistencia al Capital, lo que es la ruptura y la recomposición. Con la primera
nos referimos a una ruptura con lo establecido, con las lógicas culturales, con lo
cotidiano y artístico, en resumen, buscamos romper con nuestro presente.
Simultáneamente recogemos los fragmentos de la historia, aquellas ruinas de cosas
que fueron y otras que no llegaron a ser, que se acumulan frente a nuestros pies y que
nosotros nos decidimos a recomponer, en otras palabras: necesitamos recuperar
nuestro pasado borrado, dado que ahí se encuentran contenidas las posibilidades,
estrategias y formas que pueden tomar nuestro porvenir, aquello que podemos ser
pero olvidamos o se nos fue negado.

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Titulo IX
«Contra la cultura de Autoexplotación»
I. Entendemos la cultura como un reflejo del panorama político de los últimos treinta
años, los que han estado caracterizados por la hegemonía de un relato reformista y
liberal, que ha desmantelado por completo la caracteres insurgentes dentro de todas
las expresiones de la cultura. Hoy como infértil, falto de renovación y en constante
autoexplotación de su pasado, la ruptura con las lógicas mercantiles de la cultura se
ven como necesarias, para el desarrollo y avance de nuevos futuros en que la
posibilidades de cambios radicales y su lucha vuelvan a aparecer no solo como
posibles, sino como lo que son: una constante en la historia de la humanidad.

II. En conjunto con las posibilidades insurgentes de la cultura, vemos la práctica


intelectual y artística en compromiso moral con el contexto histórico, por tanto el
artista como conducta moral, necesita de una involucración con el mundo social,
sirviendo su obra a la causa emancipatoria y a la reapropiación de los medios
artísticos en aras de cambiar la vida cotidiana no realmente vivida.

Título X
«Hagamos el Arte y la revolución»
I. Las lógicas mercantiles del Capital han aislado la obra de Arte de la vida, enajenando
su relación con lo cotidiano, la han sometido una forma específica de producción, de
técnicas y formas, para luego reducirla a un objeto contemplativo y símbolo de estatus
entre capitalistas, el arte ha devenido en mercancía. Nuestra relación para con el arte,
ha sido modificada, descompuesta a una relación de consumidor-espectador a
mercancía-espectáculo, nosotros nos proponemos romper esta relación, superando el
Arte y por tanto haciéndolo en su plenitud.

II. Nosotros llamamos a hacer el Arte, así como Marx llamó a hacer la Filosofía,
hablamos de dotarla de praxis, recomponer su relación con lo vivo, con el hacer y la
experiencia. No se trata de devolver al Arte a su posición de culto inmovil, que poseía
antes de las facilidades para su reproducibilidad técnica, sino que mucho más allá:
inventar nuevas formas de hacer, sentir y relacionarse con el Arte. Sacarlo de los
museos, de las revistas y pasarelas, ocuparlo en compromiso a las necesidades
contenidas en nuestro momento histórico, hacerlo nuestra arma para renovar
creativamente la vida y nuestra noción sobre lo cotidiano.

III. El Arte será nuestra herramienta con la que recrearemos el mundo, como un lienzo
blanco sobre el que brotarán desde versos y canciones nuevos seres que poblarán la
tierra, el artista tiene la obligación de aborrecer la realidad como es vivida e incentivar
nuevos mundos

IV. La actividad Revolucionaria, así como la artística se mezclan en nuestro accionar


cotidiano como, práctica revolucionaria de rehacer la realidad.

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Título XI
«¡A hacer la Utopía!»
I. Nuestro fin último: la sociedad sin clases, es la materialización de todos los sueños y
utopías que no llegaron a ser, de los movimientos que nos precedieron, de las clases
oprimidas de todos los tiempos y lugares, que no lograron vencer. Aquella vieja
utopía, que, en la medida del apaciguamiento de su deseo, producto de incontables
derrotas, se hace más exigida. Hablamos de una sociedad basada en la armonía y el
respeto con la naturaleza de la que somos parte, del amor fraterno entre todos aquellos
que alguna vez fueron oprimidos, aquellos que lucharon sin tener miedo de usar la
violencia cuando uno de nuestros se veía vulnerado, que no tuvieron temor a ejercer el
odio contra quienes lo han puesto siempre en nuestra contra.

II. Para nuestro fin, es necesaria: la superación del capitalismo junto a todos los aparatos
represivos que lo mantienen en pie, erigiremos desde sus ruinas una realidad y valores
completamente distintos, desarrollando nuestras vidas en plenitud y armonía con el
mundo natural, como ahora realmente vividas, en que, trabajo alienado devenga en un
medio creativo de autorrealización, para ello creemos fundamental la rápida extinción
del Estado como actualmente lo entendemos, dado que comprendemos a este parte de
una relación simbiótica con la actual fase del capitalismo, siendonos imposible
superar uno sin el otro.

III. La Utopía como discurso es ocupada en diversos niveles, que convergen


dialécticamente, haciendo a la utopía una negación en general y en específico a los
caracteres que componen y sostienen nuestro presente; primero lo Utópico se presenta
como la devolución de la capacidad de soñar e imaginar nuevos futuros y
posibilidades, siendo así, una negación directa en un primer nivel al pesimismo
realista sea consciente o no, que se presenta como lógica del capitalismo en su actual
fase, que tiene por finalidad paralizar la acción, pero con solo este primer nivel la
Utopía no escaparía de una aparente ensoñación, es por eso que se requiere de más
niveles. En la frase «¡A hacer», es contenido un llamado a una acción, que vuelve a la
Utopía no sólo como algo materializable; que se puede construir, sino que como una
necesidad, una posibilidad latente a la que tenemos la obligación de «hacer» por todos
los que la desearon alguna vez, abriendo paso a otro nivel. La Utopía como una
existencia viva, que está situada dinámicamente, como una acción que abre la
posibilidad de ser, por lo que se distancia de un mundo resuelto, sin espacio para lo
nuevo, una suerte de perfección y estabilidad, que esperamos pasivamente a que
llegue. Nuestra Utopía por el contrario es el momento creativo en el que al fin
tendremos la capacidad de hacernos libremente a nosotrxs y nuestro entorno, es
liberar todas nuestras capacidades y posibilidades.

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