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Correo Literario de Alfonso Reyes

E s t af et a
^
En el Jardín Botánico li
Río de Janeiro, 2 ile octubre de 1955.
Iflii^.-^
Excmo. Sr. D R . CAMI'OS POIÍTO,
Director del Jardín Botánico. -^w :j»;

Mi caro 13octor Campos Porto: , ,:.: i.

Desde mi llegada a Río, en 19.'50, he sido fre-
cuentador del Jardín Botánico, y me ha cabido
la honra de acompañar algunos actos públicos
de esta institución: ora la inauguración de ex-
posiciones o nuevas glorietas, ora el desculjri-
miento de bustos, commemorativos de otros
tantos hitos en la historia de la botánica bra-
sileña. Doy testimonio tlel inteligente afán
con que V. E., con el apoyo de su ilustrado Cio-
bierno, ayudado por colaboradores eminentes,
y siguiendo las huellas de sus preclaros antece-
sores, ha venido haciendo prosperar este admi-
rable vivero, hasta convertido en un orgullo
para la nación que tiene la dicha ile poseerlo
y en un motivo de noble envidia para todas las
naciones. Claro es que la materia pi'ima no f:il-
taba en este horno genitor que es el Brasil,
tlorule con graciosa fruición la naturíileza se
revuelca en sí misma y no se cansa de |>roducii'
sorpresas, Pero hacía falta algo más, y ese algo
es la mente ordenadora de un hombre (luc,
rompiendo por el caos de hi flora brasileuse, y
jardinándola conforme a ciencia y razón —
también conforme a belleza — hiciera de este
montón tic árlioles y plantas un píirtiuc de re-
creo que es, al mismt) tiempo, wuix \-iva lección
y un sílabo para iuvestigadores y curio.sos;
de suerte que igualmente contenta al especia-
lista que escudriña los secretos de la vida vege-
tal, que al mero pascante filosófico que gusta
de refrescar sus ocios en este ambiente de ar-
monía y buen consejo, esperamlo acaso, como
el romántico y solitario Rousseau, recoger del
suelo las ideas que caen de los árboles. — Y
¿quién más indicado para esta hermosa tarea
que aquél que vivió desde su más tierna infan-
'yj''í!í^i'ÍLT2SL^F'SI¡fflÍÍ
m
cia, no sólo rodeado, sino condicionado ¡lor las CUAUHTEMOC EN LA PLAYA FLAMENCO.
influencias y emanaciones del Jardín Botánico?
Entre este plantel y su Director hay una com-
l>enetración tan íntima (pie yo me atrevo a perfecta atlaptación tle un hombre íi su trabajo mexicanos que no creo tenga igual en el mundo.
considerarla, no digamos ya como un caso de — por afición, capacidad y experiencia — sino Lograsteis con ella, no sólo un positn'o enrique-
como un ca.so singular de simbiosis.
Siempre manifestasteis. Señor Director, el
Río de Janeiro, JUDÍO de 1936, N.° 13 mayor interés por las cosas de la naturaleza El CerrO Cae en la página 8
mexicana. Inundasteis una colección de cactos

REGIÓN MEXICANA EN EL J A R D Í N BOTÁNICO DE RÍO
cimiei'to científico, sino también un milagro
de la sensibilid.Kl; transportar hasta Río de
Janeiro algunos asf>ectos de nuestro paisaje
del altiplano; al punto que yo, en mis jiascos
por esa i'egión, me oUido a veces de (pie ando
lejos tle mi patria, siento que estoy en iMéxico
sin dejar de estar en el lírasil, y me digo a mí
mismí) (jue, en esta tierra de la bondad \- la
cortesía, no sólt) la \'oluntad, no sólo el corazéín,
sino también la ciencia y el pensamiento en-
cuentran el motlo de ser hospitalarios.
Un ilía, [Tara aumeníar vuestro londo de
cactáceas, tu\'e el gusto de traeros, en nombre
de la ciencia de mi país, algLinas simientes del
misteriosos pcyoll o pci/ole. la planta mágica de
los indios tarahumara, cuyas aplicaciones múl-
tiples y portentosas apenas comien/.aii a estu-
diarse, y (Jue, |")rodiicienilo Lin retardo bioló-
gico en el ritmo receptivo del hombre, hace que
las ondas sonoras .iparezcan - por relatividad
•— más aceleradas (|ue de ordm.irio, hasta trans-
formarse en ond.is luminosas. Al hombre en
delirio de pc\/oll, los .sones de la guitarra le
producen fantásticas alucinaciones coloridas.
La planta del pi'l/ull, la planta sagrada del sol
e-xtraño regulatlor de ese sujeto del verbo
"onilular" que llamamos " é t e r " no engendra,
según aseguran, hábit<i ni vicio; es, según
dicen, medicina del dolor moral; y espera to-
davía los resultados tle las pruebas a f|ue la
sujete la ciencia brasileña.
Moy. en nombre íle mi Gobierno y como una
manilestaciéin de la gratitiul me.xicana, os ofrez-
co la eligie de un antigiuí dios azteca; el dios
Xochipilli, por el cual \'uestra infatigable cu-
riosidad de sabio y de liomlire se había intere-
s.ido. El reinará desde hoy en un rincón del
par<|ue. el que le consientan los otros dioses
mayores: Sainte-llilaire, Martius, Fray Lean-
dro do Sacramento, Barbosa Rodrigues y hasta
Don luán VI, el que trajo la palmera de Cuba.
Xochipilli, dios primaver.d, dios de las llo-
res, preside especialmente al nacimiento de la
espiga y la mazorca, en a(]uellas recónditas
civilizaciones dontle el maíz representa lo ipie
el trigo para las civilizaciones de Euro|)a, y
donde el pueblo — como con otras nue\'as hos-
tias de h.irina comulga todos los días con
monterrey
las humildes tortillas de maíz. -- Fd regocijo
primaveral se acomp.iñaba entre los antiguos
mexicanos, como entre todos los pueblos, de
grandes lestejos y deportes; y por aquí Xo-
chipilli se lúe convirtiendo también en divinidad
(.le los juegos atléticos y las danzas, a la vez
que en divinidad de la embriaguez producida
por el octh o pulciue: bebida e.xtraítia del agave-
maguey que es .lún la cerveza por excelencia
del indio mexicano, a pesar de la importación
<le la verd.ulera cerveza, a la cpie el lú|Milo
presta su amargor aromático, y (]ue se fabrica
tan excelente en mi tierra natal de Monterrey
y en otras ciudades de México. Así se com-
prende que Xochipilli aparezca, en nuestros
antiguos estadios, sosteniendo con cada mano
uno de los anillos por los (jue ha de pasar la
pelota de cad.i escuatlra de juga<lores. La pe-
lota era empujada siempre |)or el cuadril o la
rodilla, y nunca por la mano, el pie o la cabeza.
El juego era una especie de basket-ball mezclado
de foot-ball. Einalmente, la configuración
del ítlolo, con el ornamento en forma de pei-
netón (pie le abraz.i desde la frente a la nuca.
 „,^:^-;.,„.«^¿i:i-.-jijí:;í»t.ii"i.'i3l

monte r reí/ 3
lo hiz(í adeciiíKKí paca coi'onai' la ci'csía tic Tiiu-
chos tcni[)l()s.

Su nombre mismo, Xochipilli, quiere decir

"las cinco flores"; pon donde - haciendo como
liacLMi lodos los mitólogos - tenemos dcruclio
a suponer (jue simboliza igualmente la llor y
la mano con sus cinco dedos. La mano \- la
flor: lo útil y lo dulce: la naturaleza <|ue pE-otluce
y el hombre cjue cosecha: el Bi'asd (jue \'iielca
sus flores y el laixlíii Bítíánico (¡ue las (organiza,
clasillca y conserva. Verdaderamente, Xocln-
pilli está a(]uí en su casa, está en su recuiío na-
tural. Y que sea |).ira muchos años, en bien
de la ciencia _\- de la belleza, en bien de l.is sim-
patías entre Alé.Mco \' el Brasd (]iie este ídolo
significa.

Nuestro Kmperador Cuauiítémoc, (|ue \ a es

carioca honorario desile que, en 1922, lo trajo
a estas playas la Misión Me.Nlcana, tiene bajo
su zócalo, desde no hace mucho tiempo, una
cohorte de cactos mexicanos (lue. en \iiestra
compañía. Señor Director, luimos a plantar
una mañana a los pies de su monumento, con
la ulea de darle un aderezo \egetal apropiadcJ.
El Emperador ha encontrado al fin un com-
pañero con (juien comentar largamente los
sabores de la liospitalidad brasileña. Las plan-
tas (jue, en íulel;inte, el Jardín B(ítánico ie
envíe, habrán sido fomentadas bajo l.i .imorosa
tutela de Xochipilli.

De \ . E.

cordial admiratlor y amigo,

A. R.

Cambio de ciudad.
El númefo siguiente de este Correo Literafio apare-

cerá en Buenos Aires [dirección: Affoyo, 82,0),

MONTERREY dice adiós al Bfasil, que lo vio nacef,

con un sentimiento de ínelancoiía y gratitud.


Cuaderno de Apuntes
del desierto. El gladiador de Ra\'ena. Esta edi-
ción, comenzada e interrumpida, se continuaba
Maximiliano descubre el colibrí
por 1866. Desde México, MAXIMILIANO corre-
El Archiduque MAXIMILIANO de Austria gía las pruebíis, suprimiendo y retocando pa-
fué en su juventud un grande \'lajero, y en sus sajes (jue le parecían incompatibles con sus
relatos demuestra una mente abierta y com- actuales responsabilidades políticas. Estos es-
prensiva y un talento nada vulgar. Sus curio- crúpulos lo llevan un día a detener la publica-
sidades de naturalista suelen dar a sus descrip- ción. Pero, a su muerte, su hermano el empera-
ciones una gustosa precisión que nunca dege- dor FuANCLSco JosF. se decidió a levantar el
nera en pedantería. -- La primera obra de veto, y h)s volúmenes fueron apareciendo entre
MAXIMILIANO es el relato de su viaje a Grecia, agosto v octubre de 1<S67, en Leipzig. Al año
{Jíein crsle.r du.ijiug: Wun He runflen in (Iriechen- siguiente, sale en París una traducción parcial
APUNTE DE P O R T I N A R I
land) que apareció en Leijizig, 1868. De media- de dicha obra, hecha por J ULKS CJAILLAIÍÜ, en siempre con igual presteza, el movimiento
dos de 1851 a principios de 1860 viajó por dos \'<ílúinenes: y en Londres, otra tradnción
Italia, España, Portugal, Argelia, Albania, inglesa en tres volúmenes, todavía más incom-
Madera, las C a n a n a s y el Brasil. La narración pleta que la anterior. • En Viena, 186<), apa-
de estos viajes (juedó recogida i^n una edición! rece un rico volumen sobre los Re.'tiUado.t ho-
privada de SO ejs., dedicados a la familia real lánicos del i'iaje de S. ///. el l'',iii/>erador M A X I - palpit.ición de alas, flotante y susi)cnsa en el
y a sus clientes más próximos, donde se añadió MILIANO 1 de Jlé.xico en el Hrasll, lSy')-lS(>0,
al final una colección de aiorisnios \' poesías; Aun cuando el relato del viaje al Brasil, en los
Aü.t meinen Lehen. lirise.rl^lzzen: J/iliori.tnien: vols. de //».!• meinen Lehen, se refiere especial-
Gedichle, 1 vols., Vicna, 1862. Kn 18(>,", antes mente a Bahía y al " M a t t o virgen" donde
de ser tentado |ior la triste aventura niexl- acampó algunas noches en el sitio <|ue los ve- colibrí que me fué <lado ver en mi vida. Helo
can;i, decidió hacer de esta obra una edición cinos llamarían más tarde "Kaiicho do Prin-
pública, encargándola al Barón MuNCll-Blil.- cipe" ' consta que ixisó el mes de febrero ilc
LIN(¡iiAi;SKN, en las letras FuKDKUlcii HALM, 1860 en Rí<i de Janeiro y en Itapamirim, donde
l)oeta conocido y autor de (Iriseldi.f, I'.I l'ij" fué huésped del emperador Don PiíDuo 11.
monterrey
De cierta manera espiritual, no era éste su
primer contacto con el Brasil: por 18.')2, cuando
apenas tenía veinte años, conoció en Portugal
.1 MARÍA AMELIA, hija del difunto emperador
Don PEDRO I, y quedó prendado de ella. Al
año siguiente, la muerte de la princesa vino
a cortar su idilio. Siete años más tarde, en Ma-
ílera, al visitar el hospital (lUC la viutla de D.
PKPIÍO hizo erigir en memoria <lc su hija, M A -
XIMILIANO todavía le consagra una página de
conmo\'ida recordac¡ó>n.
Al cruzar la línea del Ecuador, MAXIMILIANO
exclamaba: " U n sueño me parece ser yo el
primero, entre los herederos <le Fernando e
Isabel, que así desde niño sintió la misión
ele tocar el suelo de un Continente llamado a
tan altos destinos en la historia humana".
Habiendo dejado en Madera a CARLOTA, SU
joven esposa, MAXIMILIANO entra ¡lor el Brasil,
acom|)añado de un profesor de botánica, un
pintor y un médico, un montero de corte y
otras personas de su séquito. - La mañana
del I I de enero de 1860, llegó a la Ciudad de
San Salvador en la Bahía de Todos-Santos.
Tras de recorrer las calles, el campo con sus
irrupciones osadas lo convida a gustar del es-
pectáculo de la naturaleza, y por la tartle sale
con sus acompañantes a pasear |)or las afueras.
A poco andar, MAXIMIJ.IANO descubre el
colibrí, lo que al triste le parece de buen agüero.
Otra ave fatídica y justiciera, el águila caudal
de México, pronto comenzaría a trazar sus
círculos mágicos para aprisionar en ellos al
retoño de los Habsburgos. Sigámosle, entre-
tanto, en su delicado sueño del tro' ico, sueño
de una tarde de Bahía, hora única. -•
"Yo caminaba al frente del grupo, entre dos
muros de foll.ije. De pronto, alguna cosa cru-
zó frente a m!, rápida como el pensamiento.
Mis sentidos iban tan alerta que no se me es-
capaba nada, ni un movimiento ni un ruido.
Otra vez vi pasar frente a mí aquella cosa rápi-
da como un relámpago, la v! subir y bajar. Y
al fin, tras un ir y venir en todos sentidos, y
se concentró en una liana, muy cerca de mí.
Era una vibración incesante, un zumbido, una
oscilación mil veces repetida. Se diría un pen-
samiento atrapado al vuelvo y encerrado en una
espacio.
No me engañaba, no: mis ojos lo habían
presentido y reconocitlo. Arrobado y extático,
me encontraba yo en presencia del primer
ahí, por lin, aciuel pájaro que los brasileros, con
poética inspiración (jue no siempre alcan.zan,
llaman heijn-jlor (besa-flor). Tuve tiempo de
hacer señas ¿i mis compañeros, y prontí) for-
 monterrey
mamos círculos en torno de aquella maravilla.
Gozamos a nuestro sabor del espectáculo tan
deseado, de que tanto habíamos oído hablar,
y nos esforzamos por fijarlo en nuestra memoria.
"La realidad resultó superior a toda expecta-
tiva y a toda posible descripción. Y aumenta
el encanto de la aparición la circunstancia de
que este diminuto ser es inasible; ni es dat)le
reproducir sus movimientos, ni guardarlo en
cautividad. Semejante a las imágenes del sueño,
aparece cuando menos se le espera, y huye
cuando más nos atrae. La mano del hombre
sólo puede cobrarlo una vez (jue ha muerto, es
decir cuando ya ha pcrtlido su principíil encan-
to, aquella vivacidad de (pie sólo hace gala
cuando anda en su reino florido.
" E l colibrí escapa a los juicios [irosaicos;
al igual del perfume de las flores, no se deja
analizar, como el mismo soplo poético, como
el acento de las arpas cólicas. Ks tan pequeño y
gracioso, tan veloz, que se sustrae a toda defi-
nición de la sustancia corpórea. Hasta parece
ridículo el querer clasificarlo en cualquiera de
los reinos naturales. Más bien se le tomaría por
una joya del paraíso, por casualidad abandonada
entre los bosques feraces del Brasil. Ks como
la quintaesencia de los tres reinos, concentrada
en una linda y minúscula criaturita que rc-
zumba al aire de los trópicos. Es una vida ani-
mal con forma y matices de flor fantástica y
con los vivos destellos de una piedra i>reciosa
que brillara con una luz propia y llena de mis-
terio. Aun el espeso protugucs fia encontrado un
nombre encantador para este portento, lo-
grando por una vez elevarse hasta la concepción
de un mito poético: considera, en efecto, a los
beija-jlores como las almas de los niños <lifun-
tos. Aun esta ruda nación ha querido ver en
el colibrí un ente superior que no tiene nada
de terrestre. (Sobre la capafidud linca y mitoló-
i/ica del porliiqué.f, MAXIMILIANO andaba errada
de polo a polo).
'*\AÍ misma vida tloméstica del colibrí, su
nido semejante a una flor, sus huevecillos que
parecen parlas, todo en él diríase que escapa
a las leyes materiales para convertirlo en una
suerte de juegí> poético. !.,os movimifMitos íle
este ser diminuto, (pie boga por los aires y se
nutre con el aroma de las flores, tienen algo
de travieso y de original al mismo tiempo.
Dondequiera (pie abre sus lulgores una per-
fumada planta de los trcipicos, allá aparece de
repente la cosita jiequeñita y volátil, como evo-
cada por una vara prestigiosa, sin que podamos
saber cón^o ni de chinde. Ya v¿i, ya viene, ora
se mece o se precipita, cintilante piedra herida
de sol. Su ojo, agudo como la punta de un dia-
mante, descul)re entre todas las flores a la cpie
ha de honrar con sus besos, y al ¡lunto se sus-
pende sobre ella. Mientras vibra en el aire, su
deslumbrante cuerpecito parece inmóvil. Hunde
luego la cal)e(,za voluble en el cáliz de púrpura:
ya ha libado la miel. Y cuando esperamos que
nos de tiempo de admirarlo, helo que reaparece
muy lejos, jugueteando y zumbando en el éter
azul. Pero de pronto híi vuelto a su flor, y re-
nueva este delicioso juego varias veces. Hasta
(jue por fin satisfecho, se desvanece entre el
océano de verdura para refugiarse en su blando
nido.
" E l que i)rovocaba así nuestro examen fue
lo bastante gentil para dejarse estudiar por
algún tiempo, entregado a su elegante festín,
permitiéndonos disfrutar a gusto de este fenó-
meno singular. Era un colibrí-esmeralda, .su
garganta y pecho tenían el brillo de aquella
piedra fina; su vientre era blanco; su lomo, de
un tono sombrío. YA cuerpo todo apenas medi-
ría un par de pulgadas, y de una a otra punta
de las alas podrían contarse hasta tres; su pico,
largo y puntiagudo como una aguja. Al mecerse
en el espacio, tenía la palpitación de nuestras
falenas cuando chupan la miel. - Me pareció
de muy liuen augurio haberlo encontrado en
mi primer contacto con el Hrasil, por(]ue este
pájaro no es tan común ((mío nos lo figuramos
en V2iir(>|ia".
La amapola silvestre, símbolo de
la amistad entre México
y el Brasil
El primer representante diplomático que el
Brasil envií'j efectivamente a México - pues
antes fueron nombrados otros dos, que no lle-
garon a emprender el viaje fué el Dr. DUARTP:
DA PONTE RIUKIKO, médico eminente, cartó-
grafo e historiador meritísimo, negociador ex-
perimenta(fo en varios encargos internaciona-
les, viajero y buscador de minas hecho a todas
las aventuras, y hombre de vitalidad extraor-
dinaria que vivió más de ochenta años tras de
haber sido dado por muerto al menos ninas cua-
tro veces — la primera, de hambre y de sed
en un viaje marítimo mal afortunado, por 1815;
la segunda, de "carneirada" o fiebre de Angola,
con (pie estuvo agonizando tres días; líi tercera
cuando en 1824 le estallé) una escopeta de dos
cañones, fracturándole los huesos de la mano
izquierda y gangrenándole el brazo, con el
consiguiente ataque de tétanos; y la cuarta, de
cólera-morbo en Valparaíso, año de 1832 en
que los médicos lo desahuciaron - y con cuya
resistencia inverosímil pudo más la ingratitud
con que se vio tratado en sus últimos días, al
suprimírsele qn 1787 la gratificacic'in anual de
dos contos y cuatrocientos mil reís (jue recibía
del Ministerio (fe Relaciones Exteriores, de
cuyo archivo y mapoteca habííi sido el grande
organizador.
I^as Credenciales de PONTK RIBEIRO como
Encargado de Negocios del Im]ierio del Bra-
sil en México tienen fecha de 30 de julio de
18.'53, y su primer nota dando cuenta a su Go-
bierno de la llegada a México es del 9 de mayo
del siguiente año. Esta nota se cruzé)
con otra que le enviara en 21 de mayo
de 1834 el entonces Ministro de Negocios Ex-
tranjeros del Imperio, AURELIANO DK SOUZA
K OLIVEIUA CüuriNHp. Y es curioso advertir
que esta nota se refería precisamente al mal
que hal)!a postrado a PONTE RIHEIUO en Val-
paraíso, un par de años atrás. I^lce así,
traducida del original portugués (pie se custodia
en el archivo de Itamaraty:
"Habiendo manifestado la Sociediul de Me-
dicina de esta Corte la conveniencia de que se
proce(hi al examen de la planta conocida en Mé-
xico por "Amapola Silvestre", por constar que
ella ha producido óptimos resultados en la
curación del cólera-morbo, la Regencia, en
nombre del Emperador, ha determinado que
Vuestra Merced envíe ¡lor el conducto (jue le
sea más cómodo un ejemplar de dicha planta
con hojas, flores y frutos, o al menos un diseño
de ella, a fin de (pie, conociéndola mejor, ¡nieda
avenganrse si existe en el suelo l)rasilero y
entonces aprovechar su virtud. - Dios guarde
etc."
Es así nuestra amapola silvestre la primera
flor de amistad cambiada entre México y el
Brasil. Hoy el Brasil nos corresponde con las
excelentes vacunas del Instituto üswaldo Cruz,
cuartel general de la campaña contra las do-
lencias tropicales.
(Pero siempre hay un pero — aun cuando
el símbolo se realiza con séilo la Intención, el
respeto a la verdadc histórica me oliliga a
confesar (jue, hasta hoy al menos, no he podido
averiguar si PoNlE RlDElKO cumplió el encargo
de su Gobierno. Es más, en la última nota (jue
se le dirige, posterior ya a aquélla en cpie se le
comunicalia el término de su comisión eiiMéxIco,
se le reclama todavía el no haber ciado cumpli-
miento al encargo de la Sociedad de Medicina
de Río de Janeiro. Esta nota, que es del 26
de febrero de 1835, fué recibida por PONTE
RlliElRO en Jalapa, el 27 de octubre del mismo
año. Y es todo lo que hasta hoy sabemos. -
Con todo, examinada la correspondencia di-
plomática del Encargado de Negocios del Im-
perio Brasileño en México, se cae n la cuenta
de (pie toda su gestión se redujo a cambiarse
informes políticos c(m su Gobierno, y (juc el
único negocio que se le ofreclé) durante su
corta estancia entre nosotros fué el negocio de
la Amapola Silvestre).

El Soliloquio de Segismundo
V. MóNTF.HlíEY, n / ' 7, pág.s. 4-!) y n." I I , píigs. ^ 8
A la derecha y a la izquierda, el tema de Se-
gismundo - el valor del hombre en la natm-a-
leza - ofrece ramificaciones seductoras. Cuan-
do Segismundo se Cí)mpara con los demás
seres, nace el monólogo de CAI.DKRÓN. Kn
otro momento, Segismundo se relaciima
no ya solamente se compara - con los ¿míma-
les, sus hermanos feroces, y éste es el momento
cuyas po^ibilidatles, reales o imaginarias, paso
a íuiot.ir, sin |)ropósito sistemático ni cronoló-
gico, claro está, sino sólo para juntar sugestio-
nes. ~ Otra vez, Segismundo se sentirá, ya
uo esii^'cie, sino inclnitluo, y tratará (k? rela-
cionarse con sus prójimos: do af|iií la sociología
y la |);)l!tica.
1. - l)e,i\niicuUii-¡ón. F,n algún momento,
el homl)re se siente n o - a n i m a l . I,:i lucha
con los demás seres, que es parte tle la vida,
no le aparece ya como simple lucha, sino como
proceso de desvinculación entre él y los anima-
les. Kn el Ratníí¿iat\a, las naciones de monos
combaten todavía con las manadas de hom-
bres. Traslado a DAKWIN.
2. — Rcanimalización. Kl homlirc alian-
donado en la infancia y ado|)tado por los ani-
males. La leyeiula de los gemelos y la loba roma-
na. Kl Andrenio de CiüAClAN, en l'A Criticón.
criado por las fieras, csp'.cii. de "patito feo"
que, por no saber imitar a los (pie cree sus her-
manos, se piensa inferirr a ellos, ignorando por
mucho tiempo sus altos destinos. Trasl.ido a
a Tíirzán.
3. - üomcsliciición. Segismundo se ai)o-
dera de los demás seres, distrayéndolos de su
plano animal [lara utilizarlos en su pro|)io pla-
no, como la hormiga que se apodera del jjul-
gón, su vaca lechera. Aciní la gan.ulería y la
bucólica. Kl hombre a caballo, el caliallero,
origen tie las aristocracias. Dase un caso iró-
nico, y por eso mismo típicamente humano:
Segismundo no sólo sujeta al animal para fi-
nes útiles, sino también como mero alar<le de
fuerza %• para sólo e.vhibir su hazaña: tlesde las
pulgas \'estidas de los iiulios mexic.inos hasta
el ilomador de fieras en el circo. 1 raslado al
clásico HK.NHY TuiílAUD, maestro de varias ge-
neraciones.
4. - //.( relación contení ¡.¡luí ituí se opone a
la relación activa del domcsticador: entonces
Segismundo se esfuerza por entender las inten-
ciones animales. - - a) Atribuye a los animales
intenciones humanas: libros sentimentales de
cazadores y poetas animalistas, la Jungla de
KlPLlN<; y muchas de las obras recogidas en la
colección Les I/n'rc.f de Nature, de DKI.AMAIN;
tal cual página de A.KKL MuNlHK sobre los
perros o los monos; obras en que la ilescripción
es inpecable aun cuando la interpretación sea,
por veces, iliscutible. Derivación de esta acti-
tud: se predica al hombre con el ejemplo puro
del animal, sea el castor que construye diques,
sea la organi/-acié)n militar de las hormigas, sea
la económica del panal. b) Kl laboratorio de
psicología animal, desde el animal-máquina de
DESCAKTKS b.ista el animal amasijo ele reflejos
condicionados, de PAU'I.OV, pasando por las
visiones finalistas del vitalismo, y el de-
.sarrollo conforme a pl.m, de VoN UEXKUI.1..
Kn todo caso, hemos gan.ido el dejarnos de
prédicas ñoñas inspir;id;is en el ejemplo animal:
la abeja no destruye sus zánganos por haber
leído a MAMHU.S, sino obedeciendo, en una or-
gía trágica, al furor erótico colectivo que pro-
voca la superabundancia tie machos. - Caso
irónico, típicamente humano: se traslada al
reino anim.il la sátira de los motivos humanos.
A(iu! i.i fábula, literatura de Maese Zorro y el
Compadre Lobo.
5. " Consideración jiifídica del animal.
Aquí Segismundo se eleva a la cim.i de sus
conqiiist.is morales y quiere (jue los demás seres
participen ile ellas; como en la filosofía indos-
tánica, extiende a los animales el respeto de
[irójimos. Claro es tiue hay utilidad en his socie-
dailes protectoras de animales, [lero también
hay caridad. Claro que el Kennel Club más bien
halaga la vanidad del amo, pero también pre-
mia, lie paso, lis virtudes constructivas del
buen criador. Los derechos de los animales:
las |>otencias celestiales iliscuten si es lícito
el baiitismí) de los pingüinos, supliera conside-
rííndolos como menores, seg;in se hizo para los
indios de .América en tiempos coloniales. ¥A
animal ha oscilado entre los dos extremos:
o es un dios, para las snperaticiones primitivas,
o una cosa {Doii: (!od, deletrea CIIK.STEKION).
Kl sentido jurídico lo coloca en el término me-
dio y lo erige en sujeto de derechos, aunque
eos del
Horacio actual
I'HENDIOOS en las reacciones automáticas de
la huiraiia naturaleza (PAWI.OV diría, si aún
viviera: "en los reflejos condicionados que
nos hacen veces de alma"), los temas de H O -
RACIO son de todos los tiempos. Aunque grose-
ros y en ;irrufianado lenguaje, se les eucnen-
tra hasta en el tango argentino: "Vieja, fanée
y descangallada", o en aquel otro: "Fume,
com[)atlre", - (liie las J'.fústola.T horacianas
bien huelen .i charla de fumador, aunipie en-
tonces no se conociera esta delicia; o, a moclo
de réplica del tema, en el que acaba, diciendo:
"Y maiTana cuando seas Descolao mueble
viejo. . . Acordáte deste amigo Que ha de ju-
garse el pellejo", etc., etc.
monterrey
protegido como un menor o como un enajenado.
Del examen de las diversas legislaciones resul-
taría que al animal sólo se le pueilen hacer libe-
ralidades disfrazatlas o indirectas: los hono-
rarios del perro cinematográfico Rin-Tin-Tin;
los sueldos, aumentados recientemente en una
modesta proporción, de los gatos de las biblio-
tecas de Londres; los gansos tlel Capitolio,
que disfrutaban de ciertos beneficios. Las ca-
bras de RAMHAU - descendiente del composi-
tor quedaron al cuidado del Consejo Munici-
pal de Lille, por cuenta de un legado hecho
en testamento especial, y el Consejo aceptó el
encargo, por considerar que la cabra, vaca del
proletario, representa un interés público,
razón de orden humano. Otros casos más su-
tiles se encontrarán en M A U C - J E A N GAKNOT,
tesis sobre Le.t animaii.v hénéjiciaire.r de lihé-
ralilé.t (Saint-Brieuc, 1934). Pero ile todos ellos
resulta que el verdadero beneficiario es el hom-
bre. Kl elefante blanco de Sianí acepta dádivas
de sus fieles, pero como las acepta la imagem
milagrosa: para beneficio de sus guaníi.ines.
Kn cuanto al caso en que Segismundo se re-
laciona con los demás Segismundos .socio-
logía, política nos llevaría muy lejos. A
título de curiosidad, y para que .se vea que todo
puede explicarse desde cualquier punto de vista
(lo que acaso sea una manera más de no expli-
car nada) sólo contaré que he leído en alguna
parte la siguiente exégcsis: la sumi.ión sexual
del macho vencido al macho vencedor, que se
observa entre los cincocéfalos (y yo la he visto
entre los |)alomos) puede ser dice mi texto
de cuyo autor no quiero acorílarme - simbó-
lica del origen del pacto social. La lietero-
sexualidad pretende disgrega y aleja a los
jefes de familias. Un elemento sublimado de
homosexualidad los reúne y congrega, dando
origen a las sociedades. ' Oh ! Traslailo a Co-
rvtlon !
bimilenatio
S I llega a insistir en este aspecto, hubiera
tenido toda la razón " L A V I N I A " {Por Nue.ttro
Idiítma, revista de Buenos Aires, año 1, núms.
1-3) cuyo ensayito nos promete en el título
mucho más de lo que nos da: lín el blmilenario
de. ¡loraciíi: un cliífico porteño.
Pero seguramente, entre las curiosidades del
blmilenario, el más agudo ensayo para darnos
el sabor de HoKACIO desembarazado de todo
resabio endito y actualizado, y sin miedo a lo
chabacano eterno, está en esta versión, transfor-
mada en habanera, de la oda II, iv, Jd Xan-
tluam Phoceum: " N e sit ancillae tibiamor pu-
dori", que SALO,MÓN DE I.A SELVA publica en su
Dige.rto Latinoamericano (México, enero de 19.36):
 monterrey
Y id a Literati
El amigo de América
Al recibir en las Academia Española a EN-
RIQUE DÍKZ-CANKDO, ha dicho N.'VÜ'AJ^IÍO T O -
.MÁS con todo acierto:
"La Academia ha de tener tlesde ahora un
excelente C()Ial)orador en este hombre activ<j,
fino y experto, maestro ejemplar en maneras
de convivenciíi, que ha sabido convertir en
norma habitual de su conducta y tie su traba-
jf) el difícil arte de caminar entre los hombres
y las cosas enteniliéndolas y haciéndose en-
tender."
En los últimos tiempos, la Academia Española
ha resultado vivificada en grado suiierior,
como barco (pie moja otra \'ez en las grandes
aguas. Y con el ingreso en la Academia tic
DÍKZ-CANEno, el amigo de América por an-
tonomasia, quien más ha salido ganando es
América. Donde se juntan el bien y la inteli-
gencia, el amor y el entendimiento, y todas
esas cualidíides que, sin siquiera trocar de nom-
bre, pueden trasladarse y pasear entre el cam-
po de la ética y de la estética, allí está DÍEZ-
CANEPO. Y (juiere nuestra suerte ()ue este
representati\-o de la solitlez, la sobriedatl. el
apurado conocimiento, la mejor gracia y hi
mejor intención sea, además, el que mejor
entiende y explica para España el abigarrado
espectáculo de las letras de América. El dis-
curso académico de DÍEZ-CANKDÜ versó sobre
le Unidad y diversidad de las lelras hispánicas.
Entraiulo en fuego de.sde el primer momento,
Ijlegí) a su sillón con la palabra de América, y
trazó magistralmente un índice de cuestiones
tan orientador como sencillo: sobre el común
denominador de lo hispánico, lo hispanoameri-
cano le aparece como un numerador tle \'arios
términos.
"México — dice podría tal vez concretar-
se en los rasgos que delinen la fisonomía ile-
A1.ARCÓN: mesura, observación, gracia, in-
tención buida y socarrona; y en el fondo un
misterio de siglos. Las cinco repúblicas que jun-
HABANERA.
! No sea' bobo, chico !
Si es cierto (jue la amas,
no importa que sea
criatlita tle casa.
¿ De qué te avergüenzas ?
Con pet)res se enganchan
los hijtis de Alfoijso,
y hasta h a y un monarca
que casi se queda
sin trono ni nada
ptir una rumbera
ta como una pina Centroamérica, tendrán tam-
bién perfiles <iuc las 'distingan entre sí: unidas
podrían reducir.se al humorismo de un BATRES
y a la curir)si(lad líric.i, un tanto versátil, (^ue
magnifica con su cjenijilo RuiiÉN DARÍO. Santo
Domingo, Cuba, y Puerto Rico, en su órbita
son languidez apasionacla. contemplación pronta
a convertirse en grito, caliente espectáculo de
colores. Venezuela se planta en actitud de lu-
chadora; es br.iva e intiuicta, tic complejo
foiuki revuelto. Colombia es docta y di.scrta;
sobre sus hombros la toga doctoral sienta bien;
pero sus aulas miran a la selva primitiva, <|ue
es libertatl y dolor. El Ecuador, desde sus tierras
altas, tle clara atmósfera mtelectuíd. otea sus
abrasadas costas; montañas de tradición y
riveras de íiventura; así también sus letras.
Rl Perú guarda nostalgias ile corte, sabe his-
torias del jjasado. tiene la gracia del contar y
en sus cuehtos hay oro, sangre, sensualidad y
humor jocundo, jiolivia, encaramada en sus
mesetas, tiene tersura de lago; en la atmósfera
(luebratliza se derrama el son melancólico de
la quena. Masca eternamente la coca en un
sueño de acción. El Paraguay tiene más cerca
de la mano el arma que el libro; su literatura
es todavía combate. Chile es la historia; sus
h<mibres de letras tienen fisonomía de magis-
trados. El temblor de su suelo no perturba la
serenidatl del estudio. Su |)oesía y su novela
son también graves, hasta en los juegos. El
Uruguay, abierto y chu'o. ve a sus hombres en
larga contienda y fiirja el drama. La Argentina
es crisol junto al horno escendido; totlo lo re-
cibe y depura, todo lo funde en uno: la comple-
jidad de su gran urbe, por una parte, la diver-
sidad de su pai.saje, [lor otra, diversidad hecha
de sencilleces yuxtapuestas. A la Argentina
no hay natía hiimant> que le sea ajeno."
Para complenaentar el cuatlro anterior, nos
ocurre recordar las palabras de PRDUO H K N -
RÍQUEZ UHEÑA al comienzo de su ensayo sobre
Ruiz DE A1.ARCÓN, página egregia de la crítica
ii menea na:
"Dentro de la unitlati tle la America española,
hay en la literatura caracteres propios tle cada
rubia tle Rumania;
V los millonarios
t tpie peor no se casan !
Tú le tías tu nombre,
y ella, que es aseada,
limpio te lo lleva
como azul el agua;
portille — ¿ t ú que sabes?
tal vez sembrtí caña
su pailrc, .y la crisis
lo tlejó en la prángana,
que, a lo que ytj juzgo,
país. Y no únicamente en las obras tlontle se
prticura el carácter criollo o el carácter intlí-
gena, la tiescripción tle la villa y las cosas lo-
cales. No; cualquier lector avezadt> tliscierne
sin grantle esfuerztj la nacitíiialitlatl, pt)r ejem-
plo, de los |)oetas. Los grandes artistas, como
M A R I Í O DARÍO, forman excepciones muchas
veces. Vevo t)bservantlo por conjuntos ¿t]uién
no tlistingue entre liijacundia, la dijíeilJacilidad,
la elegancia veneztílana, a ratt)s superficial, .y
el lirismo metafísicti, la orientación trascen-
dental tle Colombia? ¿Quién no tlistingue,
juntt) a la marcha lenta y mesuratla tle la poe-
sía chilena, los ímpetus brillantes y las autlacias
de la argentina? ¿Quién no distingue la j)oesía
cutiana, elticuente, rotuiula, más razonatlora
(]ue imaginativa, de la dominican.i, semejante
a ella, pero más sobria y más libre en sus mt)vi-
mientos? ¿ Y tjuién, |)or fin, nti tlistingue, en-
tre las maiufestíicitines tle ésos y los tiernas
pueblt>s tle América, este carácter peculiar: el
sentimiento velatlo, el tono tliscreto, el matrz
crepuscular de la poesía mexicana?"
II
De dos revistas argentinas
1. — En su número anterior, MONTERREY
saludaba la aparición tlel Cotirrier Philosophi-
qued'Eugenio d Ors pultlié par jes amis. Cúmplele
hoy tlar la bienventlitla, sunque algo tartlja
porque también fué tartlía la noticia, al NoKTE
que comenzó a publicar el 1.° de abril tle 19.35,
en Buenos Aires, FERMÍN IÍSTREM.A GUTIÉ-
RREZ y del que hemos recibido hasta ahora ocho
números. Declárse allí que " N O R T E está es-
crito totalmente por su Director', aunque su
plan, por ser una pequeña revista en totla forma,
es más ambicuiso que el tle nuestro CORRF;Ü
LITERARIO, al que, sin embargo, en la dedica-
toria de su colección, ESTRELLA GUTIÍZRREZ
tiene la gentileza tle llamar "hermano mayor
de N O R T E " . Lt)s últimos serán los primeros, y
lo (]ue importa es que seamos unos cuantos,
y basta.
2. - Salutlamos con júbilti la reaparición tle
la revista NOSOTROS, de Buenos Aires (segunda
éptica, abril de 1936), cuya historia ntis dispen-
sa de ponderaciones y atljetivos.
tiene totla traza
de ser hembra tina:
i qué carnes se gasta !
i Si le zumba el m a n g o ! . . .
Oye, chico, para;
mira, no te enceles
conmigo i caramlia I
que antlo en los cuarenta,
canoso y con calva.
No tle otro modo RoNSARU, CHÉNIER i y
totlos los poetas ! van solicitando para su casa
los motivtís tlel I.,ac¡f>.
 8 monterrey
Investí
Ver MONTKKHEY, n.° S. pan- 7 y n" 'í. pág. 5
1. — Algunos amigos me señalan las cos-
tumbres folklóricas sobre el estornudo, como
aquéllas tan extravagantes de pueblos exóti-
COK o lejanos que recuerda CAUANKS en sus
Moeur.í tnlimejdtí pn,fSt'.\^croQ\ objeto de nues-
tra investigación no es el estornudo como
tema etnográlico, sino el estornudo célebre en
literatura. En torno al asunto, [jubliqué, en la
el Tren de Ondas, un.i paginita llamada " U n
cuento cuaUjuiera", fantasía antropológica.
2. — "Abrindo ao acaso o meu Sah/ricon,
— C xcviii leio: " G i t o n . . . ter continuo
" i t a sternuavit. . . Eunolpus conversus .salvere
Giton j u b e t " . Ora, as notas de minha vulgar
edi(,ao Garnier. ile HKCUIN UE G U E R L E , dao
p. 32 origens <lesse hábito, de salvar
a qucm espirra: "AHISTÓTEI,ES quer far proce-
"der este habito da religiíio natural, honrando
"a alma, imagem da divindade, que está na
"cabera e tic íiue o espirro é s i n a l . . . Outros
"pensáram em Prometen, (jue o logo do céu re-
"colheu em iim vaso e o den a respirar a sua
"estatua; donde o espirro, sinal de vida. Einal-
"mente, se nao é principio da humanidade é da
"vida humana: o primeiro efeito do ar ñas
"narinas do recem nasciilo é o espirro, que dá
"indicio da vida, da res|)ira<,'ao, pneiima, alma
" t a m b e m . Os romanos tinham bons e maus
"es[)irros, etc., e t c . "
"Isto é apenas pretexto de escrever-lhe, sem
6u com espirro. Aqui por a minha térra apenas
é sinal de chuva, quandoocorre aos boíles . .
e ocasiao de insultar aos mesti(;'Os com o nome
deste animal, quando espirram; FÍK' cluh'er.
AKKANIO PKIXOTO
9?, Paysandá — Rio de Jane'tro-
(Ver nota n." 9).
3. - QUEVEIK). en su l'remálica .1/ arancele.!
generales, censura a los que dicen: "Beso las
manos do Vuesa Merced", en vez de: "Dios os
dé buenas noches o buenos días". Y luego con-
dena también "a los que responden con esta
salva cuando estornuda alguno, pudiendo decir:
"Dios os dé salud".
4. — "Al decir estas voces, por acaso
Telémaco estornuda, v al ostruendo
la bóveda resuena".
La Odie.ra, de HoMKUO, trad. por ANTONIO
DE GlRONELi.A, Barcelona, T. Gorchs, 1851,
p. 352. (Comunicación de E. DÍEZ-CANEDO,
Embajada de España, Buenos Aires).
Clones
Estornudos literarios
5. - En WALTEH S c o r r , Antiquary, cap. HITA, Libro de Buen Amor, verso n.° 768, pág.
21, Edie Ochiltree y Lovel, escondidos en las 126 de la ed. Reyes íMadrid, Calleja), donde
rumas de una iglesia, asustan i\\ Barón _v a el lobo
Donsterswivel soltando continuos estornudos.
Salió tie aquel piado, corrió lo más que pudo,
(Comunicación de GU.STAVO BAUHOSO, 91
vió en unos fornachos retozar a memulo
Sá Kcrreira, Río de Janeiro).
cabritos con las cabras, mucho cabrón cornudo:
6. — En el I ib. I>IX de la Hi.rloria de los "A la f:", diz "agora se cumple el estornudo".
Girondinos, vol. VI, p. 84 <le la ed. Hachcttc
de 191.3, se lee lo siguiente: 10. -~ JKNOI-ONTK, Anábasis, I I I , 2, 9.
"On assaisonnait la mort ile sarcasmes: Tras la batalla <le Cunaxa, arenga .-i sus solda-
"Cela va bien, la récolte est bonne, les panniers dos. Uno de ellos estornuda, y el discurso se
s'emplissent", disait l'un en signant les l<m- interrumpe para alabar a Zeus por aquel buen
gues listes d'envoi au Tribunal Révolution- augurio que anuncia una retirado feliz.
naire. " J e t ' a i vu sur la Place de la Révo-
lution, au spectacle de la guillotine", disait 11. — Tengo noticia de otros pa.sajes en
l'autre. ^~ "Oui, répondait celui-c¡, je suis alié PLUTARCO, Temlstocles, 1.3; en CATÓLO, Cár-
rire de la figure que font ees sclélérats". menes, 45; en OVIDIO, en AYAI.A, en la litera-
"lis vont eternuer dans le s a c " répondait tura rabínica, etc. Por donde, volviendo a la
un troisiéine". (Comunicación de GUSTAVO nota de JORGE LUIS BORGES que provocó estas
BARROSO). observaciones, queda plenamente rectificado
el pasaje de mi Calendario, "Los gestos prohi-
7. - E n I,es limes morles, de GOGOI., trad.
bidos", pág. 40, donde me deslicé a decir que
francesa de E. CHARRIEHE, Hachette, 1912,
el único estornudo célebre en la literature era
I, cap. 1, pág. 7:.
el del Zaratustra de NIKTZCHE. En cuanto
"Ce monsieur, á le bien considérer, devait
a otros ruidos molestos, remito al artículo de
Étre un homme d'un esprit positif et solide,
GUSTAVO BARROSO, AS colanas do Templo,
et il se mouchait á fort grand bruit. On ne
"O deus Crepitus", y al pasaje de SAINT-SIMON
sait comnient il s'y prenait pour cela; mais
en q u e se despide de la corte de España y la
il est de fait que son nez produisait un son
princesa de Asturias le contesta con un eructo
éclatant, analogue á celui du cor de chasse.
sonorísimo, seguido de otro mayor y rubricado
Ce mérite, si miiiime qu'il puisse paraitre, le
por un tercero que no desmerecía de los ante-
init toutefois en fort grande considération
riores, lo tpic, a pesar de las solemnidades de
aupres du garlón d'aubergc, (lui, chaqué fois
la etiqueta, hizo aullar de risa a los presentes.
<|u'il entendait se bruit magistral, sécoiíait .son
' Difícil cortesía española ! ", exclamaba cier-
é|)ais.se chevelure et se cambrait plus respec-
to escritor portugués ante el poeta y retórico
tueusement, inclinait le front en avaiit saiis
CAMPU.I-O Y CORREA, que había adquirido el
mouvoir le reste du corps, et disait: " Q u e
hábito de producir ciertos ruidos al saludar
ilésire monsieur ?'
efusivamente a algún amigo.
El héroe se llama Paulo Ivanovich Chichikof,
y una nota del traductor explica que este nom-
bre contiene un juego de palabras sobre el
verbo ru.so "estornudar".
(Comunicación de GusiAVO BARROSO).
8. El propio (jusiAVO BARROSO publicó,
en O Pal:, Río, 24 de julio de 1915, un artículo
llamado O elot/io do espirro, donde dice entre
otr.is cosas: "Ve/.es, para criar fama nem é m*^<*
nccessario dcitar-se na cama, conforme manda
o brocardo popular. Basta tíío somente tosser
'•"r:^~<^-" — f A » ! i _ 4 < i
com rudeza, escarrar com raiva ou espirrar
com for(,a. O espirro, (pie tiro certeiro na cele-
bridade !. . .
ESTE "CORREO" CONTIENE 12 PÁGINAS
9. - Con referencia al último lugar de la
nota n.° 2, este pas.saje del ARCIPRESTE DE DireECién: R ú a das Laranjeiras, 397
Impreso en el Estrib. Gráfico L. Fernandes & IrmJo
3 6 Rúa da M i s e r i c o r d i a , 3 8 — Rio d e Janeiro
 monterrey

quhi icaciones eciúiaas I B I D . , Las a^uas

I n c a , 1933, 4 " , 256.

I B I D . , LOS Huiros.
de Heráclito. - L i m a , L a F l o r a l i a del

•— L i m a , P a i s a i e , 1933, 4", 8 0 .
I B I D . , Floralia. — L i m a , T e r n u r a , 1933, 4", 9 6 .
HiccTOR SILVA U R A N G A , F.l í>in4t de lo canción. — Monte- W A L L Y Z E N N K R , Soledades. — B . Aires, E l A t e n e o , 1934.
v i d e o . A l l m t r o s . 1934, 4", 9 4 . 4", 140.

Continuación de la lista anterior C A R L O S M A R Í A S O L A R I , lilrededores del silencio. — Mon-

A L B E R I O Z U M F E L D E , Alción: Misterio en tres ciclos. —
t e v i d e o , Alfar, 1934, 7 4 . B. A i r e s - M o n t e v i d e o , Amigos del Lihro Ríoplatensc,
R O G E L I O S O T E L A , Aloti\>osliterarios. S a n José d e C o s t a 1934, 2 3 2 .
CARt.os I*RKNi)EZ S A I . I H A S , .ilamos nuei'O.f. — S a n t i a g o
Rica, C.iitcnherg. 1934, 160.
d e C h i l e . Nascimc-nto, 1934. 100. luiD-, Indue de la poesía uruguaya contemporánea. -- S a n -
I B I D . , Rimas serenaos. —- S a n José d e C o s t a Rica, l u i p .
ÍEAN-losKPH RABKAHIVEI.O. PreSífUi'-fon¿je,T. T r a J . du tiago d e Chile, Ercilla, 4", 252 (Bihl. América).
E s p a ñ . d a , 4", 2 1 8 .
h o v a p a r r a u t e i i r . — T a i i a n a r l v a , Viilalic, 1934. fol.
|i>sK M A H I A S O U V J R O N , .iníolitf/ía d*- podas csparíoUiT con-
JULIO R I N A L D I N I , Leonardo df Vine i urbanista. — B. IV. NUEVAS REVISTAS EXTRANJERAS
Aires, Ctili)nil)(>, 19.34, 4", 3 2 y 6 l á n i s . temporáneos. — S a n t i a g o J e Clnle, N a s f i m e n í o , 1934,
4«, 3 4 9 . A N A L E S D E LA U N I V E R S I D A D D E N A R I Ñ O , — Narifu», C o -
C A R L O S R O D H K ' . U K Z - I ^ I N I O S , Í)eux poemcr et dvux images
J . R. Si»FLL, /i Tcntativ'f Bihlioiflraphg oj Spanish Trans- l o m b i a . — E d u a r d o A n d r a d e J . — N ú m e r o 6-7, m a y o .
poé/íifues. Trml. lie ( i iiy L c v i s m a n o . - París, Cahiers
df Dlri-ctü.ns. n." 3 , a h r i l 1933. 16", 8 h s . lations oj the Works oj J. . / . Rousseau. —• E x . : líispantc BOLETÍN DE BIBLIOTECAS Y BIBLIOGRAFÍA. — Madrid. —

Rci'iew, ( I , 2 . al.ril d e 1934, 134-152. Asociación d e Bibliotecarios y Bibliófilos d e Esi>aña. —

l»ii>.. Canciones del niño de rrisíal. M ú s i c a tU' K. ilalfílt-r.
I B I D . , v e r " L i b r o s y folletos m e x i c a n o s " . N." 1: j u l i o - s e p t i e m b r e d e 1934.
T r a d . francesa d e j . S i i p e r v l f l l c . — P a r í s . 1932-33,
I B I D . , Rousseau's I 7'>0 "Discours" in Spatn. — E x . : Uis- COUHRIER PllILOSORHIQUE D ' E U G K N I O D ' Ü R S , p u b l l é p a r
l i u p r . p a r t i c i d a r , 4", í» h s ,
ses a m i s , a la Librairit- d e l ' A r c . — P a r í s . — N.* I : v e -
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M a d r i d , Aguilar, 1934, 116. A D R I A N O D E L V A L L E , Prima\'era Portátil. P o e m a con 4
M a u l e ó n Castillo — N " I : m a y o 1934
J U L I O SAAVEDHA M O L I N A . F.l ^'erso 4ue no cultu'J Rubén Üts. d e 0. d e R u m e u . — P a r í s - M a d r Í d - B . Aires, Amigos
REVISTA CUBANA — Dirección d e C u l t u r a , S e c r e t a r í a d e
Darío. — S a n t i a g o . U n i v e r s i d a d d e Chile, 1933. 4", 3 2 . del Lil.r,, de A r t e . 1934, 4% 108.
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levi.leii, F,l Sigl., lliislrailo, P),~l:'>. 4.° a p a i s a d o , I,''i4. José l'araiia. La l l a l i a n a . M o l i n a . I'),V), 44.
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viilrn, MonlcvcTiK-, 1<W5, 4.". 7K. Rafael .le Men,l.,/.a ( A r g e n t i n a ) . Ciia.lernos .le '•Más- .Vos en hitsea de una foneifnfia histórira. Santitgo
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tlémii'o, seguid., .le la res|)uestíi de M i g u e l Artigas
MAIIIANO LATOIIUK, Oa Paula. - Santiago de Chile, fanfión ,i-t¡sfifa. - Moni i \'lde(.. Iilii>resora Crngua.va.
Ferran.l... Ma.lri.l, T i | . . .le A r c h i v . s , P).i'., 4.". h2.
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PAMKI NFIIIH, irilliam lilahf (Tra.l. de l'islonrs dr
ltollKHl.> Li;Vl 111 l'lí, f^on !• ranri.fí'o df 'í'oli'do, .rtiftrrnio Lins .Al.MKirro .S.'VNCIIFZ. l'ida .¡j pasión de la fultura
las hi.ias de .llhiin y Kl ^iajffo mmlal). Ma.lrl.l,
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