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Revista Electrónica Formación y Calidad Educativa (REFCalE) ISSN 1390-9010

LA EXPERIMENTACIÓN SONORA COMO ELEMENTO PARA EL FOMENTO DE LA LECTURA

LA EXPERIMENTACIÓN SONORA COMO ELEMENTO EDUCATIVO. UNA


PROPUESTA PARA EL FOMENTO DE LA LECTURA
LA EXPERIMENTACIÓN SONORA COMO ELEMENTO PARA EL FOMENTO DE LA
LECTURA

AUTOR: Alberto González Pérez1


DIRECCIÓN PARA CORRESPONDENCIA: Universidad Nacional Autónoma de
México. E-mail: lennonyesterday@hotmail.com

Fecha de recepción: 22-01-2014


Fecha de aceptación: 20-03-2014
RESUMEN
El siguiente escrito pretende ser un primer acercamiento a la relación que
puede tener el sonido y el fomento de la lectura. Mucho se ha escrito sobre
el tema del fomento a la lectura, de los hábitos lectores y qué textos son
considerados materiales de lectura. Sin embargo, el fracaso de diversos
proyectos se debe a una concepción errónea y limitado que tenemos del
término lectura, ya que comúnmente encerramos esa expresión a una
interacción con los libros de texto, todo lo que no entra en ese estándar no
es considerado como “material para leer”. De ahí que un primer paso sea
ampliar la noción de lectura para incorporar otros elementos. Es así como
nace la inquietud por pensar el sonido como un elemento que tiene la
potencialidad de ampliar nuestra visión de la lectura.
PALABRAS CLAVE: fomento de la lectura; experimentación sonora; elemento
educativo

THE SOUND EXPERIMENTATION AS EDUCATIONAL ELEMENT. A


PROPOSAL FOR THE DEVELOPMENT OF THE READING

ABSTRACT
The following one written it seeks to be a first approach to the relationship
that can have the sound and the development of the reading. A lot it has
been written on the topic from the development to the reading, of the habits
readers and what texts reading materials are considered. However, the
failure of diverse projects is due since commonly to an erroneous and limited
conception that we have of the term reading, we contain that expression to
an interaction with the text books, all that doesn't enter in that standard is
not considered as "material to read". With the result that a first step is to
enlarge the reading notion to incorporate other elements. It is as well as the

1
Docente de la Universidad Nacional Autónoma de México. México.
© Vicerrectorado Académico de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, Ecuador. 61
Alberto González Pérez

restlessness is born to think the sound like an element that has the
potentiality of enlarging our vision of the reading.
KEYWORDS: foment of the reading; sound experimentation; educational
element

INTRODUCCIÓN
En los últimos años, la experimentación sonora se ha convertido en uno de
los temas emergentes, sobre todo en el campo de las artes visuales,
entonces ¿por qué no proponer algo para el ámbito educativo?
Resulta difícil hacer un estado del arte en el campo educativo. Se tiene un
mar de posibilidades para abordar la experimentación sonora desde la
filosofía, la antropología, la literatura y últimamente en el campo de las artes
visuales, pero se parte de la nada desde lo educativo, de ahí que implique
ser un tema innovador y creativo que demanda urgentemente la incursión de
pedagogos.
Transformar el concepto de lectura
Algo que nos caracteriza como seres humanos es nuestra capacidad de
imaginación, la cual podemos desarrollar a partir de los sentidos. Sin
embargo, hoy en día sólo hacemos énfasis en un solo sentido: la vista. Nos
sumergimos en un mar de imágenes todo el tiempo, ¿pero realmente nos
hemos puesto a pensar en cómo percibimos la realidad con los otros
sentidos? El sonido también nos conforma día a día. Al igual las imágenes,
percibimos diferentes sonidos en todos nuestros espacios de transición,
experimentamos desde el caos de la ciudad (cláxones, gritos, sirenas) hasta
las más dulces melodías de la naturaleza. Existe una identificación de los
sonidos de acuerdo al lugar en el cual nos encontremos, y es a través de
ellos que nuestra geografía se viva y se descubra. Sin embargo, pocas veces
somos conscientes de esos sonidos, porque los consideramos parte de
nuestra cotidianidad, ignorando su sentido, su significado. “Todo sonido tiene
un significado por sí” (Agamben, 2008: 76). Por ello, una función educativa
del sonido sería crear conciencia para aprender a escuchar-nos, teniendo la
posibilidad de expresar emociones y generar un conocimiento de sí
(Foucault, 2009).
Después de situar el tema del sonido como algo esencial del ser humano,
¿qué tiene que ver esto con la lectura? Al igual que en los textos, los sonidos
llevan una estructura: un preludio, un desenlace y un cierre. Por lo tanto, si
el ser humano aprende a experimentar con el sonido podrá apreciar esas
narraciones que sin duda le dan otra dimensión de su realidad (Chion, 1999).
Al aprender a escuchar su ritmo y estructura conocemos los diversos
mensajes que nos dejan los sonidos.
Como se mencionó líneas más arriba, no hay claridad en cuanto al concepto
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que se tiene de lectura, debido a que se asocia únicamente a los textos, pero
también se limita su función a la escuela en donde adquiere un carácter
obligatorio o es considerada una actividad aburrida. De ahí que un primer
paso sea construir un nuevo concepto de lectura. Leer implica descubrir
nuevos mundos, nuevas ideas, nuevas propuestas, pero también es una
actividad que nos permite redescubrir lo que sabemos, lo que nos inquieta, lo
que nos gusta. Por tal razón, la lectura resulta ser una experiencia, la
experiencia de la vida misma. Y en nuestra existencia nos estamos
transformando a partir de sonidos, imágenes, olores, gustos, etc.
DESARROLLO
Escuela VS Realidad
La lectura no es adquirida universalmente y de manera uniforme por todas
las personas, pero la educación debería apostar por buscar otras formas de
hacer sensible a las personas de esta implicación. Ahí radica el reto de
generar conciencia sobre la lectura para percibirla como un goce personal,
una experiencia íntima que va más allá de un texto. Si bien es cierto que
existe el libro como referente, la experiencia de la lectura adquiere sentido y
significado si le añadimos sonidos, luces y texturas.
Enseñar a leer y leer tienen una connotación diferente; la escuela puede
enseñar a una persona a reconocer un sistema formal de representación
escrita pero siempre lo hace bajo una imposición, escondida y legitimada
como una estrategia para “fomentar hábitos lectores”. No debe extrañarnos
el fracaso de muchos programas si impera esta postura, ya que no hay
objetivos claros sobre el concepto lectura. En cambio, leer es un proceso de
construcción individual de significados.
El sujeto aplica diversas estrategias para construir la comprensión de un
mensaje, comunicado no sólo a través de un texto escrito, sino que también
de una imagen, una película, una escultura o un sonido (Chion, 1999). Por
ello es interesante el impacto que puede tener un concepto nuevo sobre la
lectura, porque gracias a ello el sujeto tiene la posibilidad de construir
interpretaciones múltiples de su realidad.
El oído es un sentido primordial en la percepción espacio-temporal de los
sujetos; es el órgano del equilibrio y la orientación, como si fuera una
especie de brújula. El sonido tiene una gran dimensión comunicativa, siendo
el lenguaje su principal expresión. Sirve a la vez como código y vía de
transmisión de señales, a través de las cuales miembros de la misma especie
se comunican. Cada lenguaje tiene además la facultad de manifestar
diversidad de expresiones como el dolor, el gozo o el peligro, a través de la
inflexión de voces, de pausas, de un cambio de volumen o velocidad. En ese
sentido, el vínculo que hago con el fomento a la lectura es justo que el sujeto
sea sensible a los sonidos que están presentes en su cosmovisión (Carrasco,

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2003).
Implicaciones educativas de la experimentación sonora
John Cage, quien es considerado uno de los pioneros de la experimentación
sonora, parte de una crítica de la música moderna como una forma de
romper con la armonía del sonido, el cual está presente todo el tiempo en
nuestra vida cotidiana. A partir de una experiencia que tuvo de joven, Cage
empezó a hacer distinciones entre la música, el ruido y el sonido, elementos
que incluso se llegan a ver como sinónimos. Su experiencia se puede resumir
de la siguiente manera: en 1948, Cage estuvo en una cámara anecoica en la
Universidad de Hardvard, en la cual buscaba experimentar el silencio
absoluto. Dicho espacio se distinguía por ser una habitación totalmente
insonorizada. Cage cuenta que escuchó dos sonidos ahí dentro, uno agudo y
otro grave, el agudo era su propio sistema nervioso funcionando y el grave
su sangre circulando. (Cage, 2002)
A partir de lo anterior, Cage empezó trabajar la idea de que el silencio es
algo que nunca podemos percibir en su totalidad, ya que los ruidos, como los
llamó en un inicio, son aquellos que oímos, pero a los que no prestamos
atención. Cuando se presta atención, que es el acto de escuchar, existe una
interpretación de esa experiencia: eso es lo que Cage llama la esencia del
sonido. Se trata de la atribución de una voz en lo real, una voz que sólo se
hace presente a partir de la intención de escuchar (Cage, 2002).
El silencio, tal como lo entiende John Cage, no puede ser entonces definido
como la ausencia de sonido, el silencio está necesariamente habitado por la
serie de sonidos-ruidos que nos rodean y que no escuchamos de manera
intencionada. La vaga noción de intencionalidad introduce de hecho la
pregunta por el sujeto: ¿qué sujeto hay en un sonido? ¿Puede darse un
sonido sin sujeto? La experiencia en la cámara anecoica llevó así a John Cage
a reformular el concepto mismo de silencio, no como la ausencia de sonido
sino como la ausencia de toda intención de escuchar. Una vez introducida
esta intención de escuchar, no hay nada semejante al silencio sino en todo
caso los ruidos del propio cuerpo escuchados como sonidos.
Con base en lo anterior, rescato que el sonido nos permite tener la
posibilidad de llegar a un conocimiento de sí, que a su vez propicie nuestra
interacción con el mundo que nos rodea (Foucault, 2009). El sonido y
propiamente la experimentación sonora, tienen una implicación educativa
muy importante, la cual es establecer otros sentidos de vida y generar
nuevos puentes de conocimientos. Si bien es cierto que John Cage empezó a
hablar del tema hace 60 años, durante ese lapso hubo una indiferencia por
profundizar este tópico. Es entrando al siglo XXI cuando empieza a tener
presencia este planteamiento en diversas disciplinas, al grado de colocarse
como un tema emergente.

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Existe un multiplicidad de sonidos que se vuelven expresiones propias de


cada contexto, es lo que se conoce hoy en día como la sonoridad de la
cultura, entendiendo por ésta a las manifestaciones sonoras de una
colectividad, a partir de las cuales se revelan sus costumbres y tradiciones,
su orden y visión del mundo, sus códigos de interacción, sus múltiples modos
de socialización y su memoria colectiva, una suerte de identidad sonora, en
el sentido de una serie de rasgos que le son característicos y a partir de los
cuales los grupos se definen y reconocen (Chion, 1999).
Con base en lo anterior, se ve la importancia de prestar atención al sonido y
aprender a distinguir entre un paisaje ocupado únicamente por sonidos
naturales de aquellos que se encuentran saturados por sonoridades humanas
(carros, alarmas, juguetes, etc.). “Entender un sonido conlleva atribuir sobre
él causas, efectos, orígenes, realizando inferencias sobre la relación que
mantiene con el mundo y procesándolo como información auditiva” (Chion,
1999: 158). Comprender un sonido significa también captar la relación que
éste mantiene con otros dentro de un conjunto, orden o pauta de
organización sonora.
Esta forma de concebir el sonido implica que se reconozcan sus cualidades,
tales como el timbre (calidad del sonido), la altura (aguda o grave) y la
intensidad (grado de fuerza con que se manifiesta el sonido), a partir de lo
anterior se determina el mensaje que porta un sonido, la intención con que
fue emitido y a quién se dirige. Lo mismo ocurre con la lectura, ya que el
sujeto tiene la capacidad para distinguir, interpretar y juzgar la información
que recibe. Es un proceso en el cual cada uno llega a conocerse, en ese
sentido, la lectura sirve como una autognosis porque el sujeto reafirma sus
gustos, su identidad, adquiere una forma de ser (Foucault, 2009).
De ahí la importancia de trabajar esta perspectiva como un hábito, porque el
sujeto participa en la construcción de los sonidos sin darse cuenta, los
transforma así como los sonidos imprimen una mutación en él. La escucha
comprensiva se logra en la medida en que el oyente se reconoce en lo
escuchado. Ahora bien, es importante mencionar que el sujeto logra
participar en la construcción de sonidos, en tanto que también forma parte
de una voz colectiva y esa interacción posibilita hablar de una sonoridad de
la cultura. “Es esta la diversidad de vínculos que el sonido mantiene con el
mundo del sujeto” (Chion, 1999: 194).
Con base en lo anterior, es necesario destacar la noción de los paisajes
sonoros. Tal como ocurre en el paisaje, en la representación sonora no todo
son referencias físicas. Se toman en cuenta factores simbólicos y afectivos
relacionados con la construcción y percepción del espacio sonoro. Mucho de
lo que la gente reconoce como referencia guarda estrecha relación con las
cargas emotivas de cada lugar, e incluso existen lugares que se constituyen
como tales a partir del significado que se imprime en ellos y sin el cual no

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existirían (Chion, 1999). Esa es la importancia de tomar conciencia de los


sonidos de nuestra vida cotidiana, porque imprimen una experiencia vital.
Lectura + Sonidos = Experiencia
John Dewey (1949) nos habla sobre la experiencia como un proceso
formativo del sujeto. Lo anterior rechaza la idea de que el conocimiento tiene
una naturaleza acumulativa o cuantitativa. En ese sentido, también es una
crítica al tema del fomento a la lectura, el cual no debe entenderse éste
como una acumulación de lecturas, sino que realmente es necesario un
significado de lo que se lee. Para Dewey, es importante estudiar el
significado de las cosas, las cuales nos van marcando hasta formar una
experiencia vital, es decir, aquello que nos proporciona un significado de
vida. En ese tenor, la lectura es aquello que nos abre un mundo al cual
representamos, un mundo que podemos escuchar, ver, sentir, oler, etc.
La educación es una experiencia misma, ya que al incidir en ese contexto nos
estamos formando de diferentes maneras. Primero que nada, cuando nos
integramos a una comunidad educativa compartimos nuestros conocimientos
previos, los cuales se van enriqueciendo con las actividades que tengamos,
las experiencias de otros compañeros y los objetivos que estén surgiendo día
a día.
En el momento que se concluye un nivel educativo, tenemos otra visión del
mundo, nos apropiamos de otros valores y hábitos. La experiencia también
nos ayuda a adquirir y comprender la sensibilidad del mundo. Si se coloca la
experiencia como uno de los pilares de la educación, puede constituir una
alternativa para lograr un proceso formativo más amplio. Una experiencia
también conlleva el encuentro con la alteridad, donde cada uno aprende y/o
redescubre las cosas. Eso constituye las situaciones vitales del ser humano,
aquello en donde se pueda caminar, leer, conocer, aprender y descubrir el
mundo más allá de los contenidos de un currículum.
¿Cómo se puede fomentar un hábito de lectura? Para evitar un carácter
obligatorio y/o aburrido que hay en las escuelas, considero que la lectura es
algo que se tiene que experimentar, vivenciar, para que sea real,
significativa. Lo mismo debe ocurrir con los sonidos
Como bien lo menciona John Dewey (1949), la tarea educativa va enfocada a
que no todos los problemas tienen una respuesta única, tanto la experiencia
como el arte adquieren un papel esencial en la formación de cualquier sujeto,
ya que a través de éstos se ilustra que las soluciones pueden ser variadas.
Dicho de otro forma, se sale de la rutina académica para entrar a un mundo
complejo, que demanda muchas habilidades para interpretar la realidad, de
ahí que el sujeto tenga que cambiar su posición, de alguien pasivo y
hermético, a alguien que tenga curiosidad por resolver los problemas que
tiene enfrente a partir de otros medios, que pueda vivenciar experiencias

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que enriquecen su pensamiento.


Además, la lectura permite al ser humano exaltar su imaginación, la
pluralidad de perspectivas y la importancia de sus interpretaciones
personales. Con la experimentación sonora se puede identificar emociones,
ideas y esto vincularse con la lectura.
Los retos de la educación ante el fomento de la lectura
En los últimos años se ha debatido qué tan apropiado resulta ser la
incidencia que tienen los medios audiovisuales en el contexto educativo,
desde mi perspectiva, es ahí donde se puede empezar a trabajar el tema de
la experimentación sonora, no como algo alejado de la lectura sino como
posibilidad de potenciar ambos terrenos. Del mismo modo, no limitar su
función al aula sino que esto conlleve a ampliarlo a todos los contextos. Por
esa razón, insisto en construir otro significado de la lectura, ya que el hábito
para leer debe ser un proceso multifactorial.
Incluso, en algunos contextos sociales era común encontrar en los profesores
o padres de familia, un divorcio entre la escuela y la lectura, más si se
trataba de incorporar elementos audiovisuales. Sin embargo, esta visión
antagónica se ha ido replanteando en los últimos años, a tal grado que
muchos teóricos intentan averiguar cómo conviven la cultura letrada, la
cultura oral y la audiovisual. “Efectivamente, los saberes y los imaginarios
contemporáneos no se originan, desde hace al menos medio siglo, en torno
de un eje letrado, ni el libro es el único foco ordenador del conocimiento”
(García Canclini, 2006: 31).
A partir de la anterior cita, vemos que los materiales audiovisuales ponen en
evidencia una diversificación de diferentes modos de lectura, esa es la razón
por la cual el hábito para leer debe ser un proceso multifactorial, y “si se
quiere ampliar el número de lectores y mejorar su capacidad, es necesario
actuar desde diferentes ámbitos” (García Canclini, 2006: 34).
Sin duda resulta interesante conocer la dificultad de desprendernos de la
idea que se sigue vinculando la lectura a una cuestión académica. Las
escuelas cumplen un papel importante, pero no deben ser los únicos
espacios en donde se propicia la lectura, ya que si nos atenemos a dejar esta
función tan sólo a los profesores, la práctica de la lectura se verá más como
una imposición y un requisito académico. Yo creo que ahí radica uno de los
problemas sobre el fomento a la lectura, que al verse como un requisito
académico, los jóvenes no leen lo que quieren sino lo que les piden o llegan
a imponer.
Ahora, quisiera retomar otra inquietud con el último punto que mencioné, la
lectura debe ser una invitación a los que no poseen ese hábito, mas no una
imposición ni mucho menos se le debe etiquetar, o peor aún, excluir. El
hábito de la lectura es una decisión personal, y a nadie le preocupa
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transmitir decisiones personales que, por definición, resultan ajenas para los
demás. Por tal razón, considero que en ningún momento se debe presentar
un autoritarismo, ya que la necesidad de leer es un asunto personal, pero si
debe reinar un ambiente calidad que propicie curiosidad por activar todos sus
sentidos. (Goldin, 2006).
El hecho de romper los esquemas tradicionales, y con ello la asociación
lectura-escuela / lectura-libro, el tema de la experimentación sonora viene a
darle otra dimensión a ese hábito, porque justamente leer es esa acción que
modifica, siempre, a las personas. Entonces ¿por qué no modificar las formas
de lectura? ¿Por qué no incorporar otros elementos que potencien este
hábito? Un lector no se mide por la cantidad de libros leídos, sino por el
placer que le produce, por la experiencia y el éxtasis que obtienen. Como
bien diría García Canclini, “en vez de seguir oponiendo los libros y los medios
audiovisuales, convendría ensayar formas diversificadas de fomentar la
lectura en sus múltiples oportunidades” (2006: 35).
Como pedagogos nos enfrentamos a muchos retos en este tema, ya que los
modos de lectura se están ampliando, sólo que el sujeto no es consciente de
ello, debido a que ahora no sólo lee en un material impreso, sino que está
envuelto en internet, donde su lectura se enriquece por imágenes y sonidos.
En ese tenor, no hay que olvidar que dichos materiales (internet) se deben
ver como una manera de salir de lo cotidiano, de adoptar nuevas
interpretaciones, en donde se logre “la transmutación imaginaria, el
enriquecimiento del espíritu, la afirmación de sí mismo y la depuración o
catarsis de la propia existencia” (Laín, 1988: 132).
CONCLUSIONES
Ante el discurso que nos presentan en las universidades, de que el
conocimiento debe ser fragmentado y muy específico, reproducimos esa
tendencia a ver siempre las cosas de manera distante. Pero creo que la
creatividad del pedagogo radica en pensar otras formas de intervenir en la
realidad, de no reproducir recetas o proyectos que se han trabajo una y otra
vez, creo que es momento de pensar otras formas para problematizar las
cosas, de ser atrevidos, de ir más allá de lo cotidiano, de romper estructuras
lineales, de imaginar y potenciar nuestra capacidad humanista.
Esa es la razón de situar este proyecto en la pedagogía, porque educar en la
comprensión lectora implica educar en la comprensión en general,
estimulando el desarrollo de las capacidades para recibir, interpretar,
discriminar y juzgar la información recibida, base fundamental de todo
pensamiento analítico y crítico. (Gómez Nashiki, 2008).
Con base en lo anterior, el objetivo es ampliar el concepto que se tiene de
lectura, que si bien es importante tener el referente del texto impreso, hay
otras formas de leer y comprender el mundo, una de ellas es la

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experimentación sonora.
En ese sentido, la iniciativa de intentar hacer un primer acercamiento en el
tema de la experimentación sonora y crear algo desde la pedagogía, también
debe verse como una invitación a los colegas, para indagar otras
posibilidades del arte y del conocimiento.
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