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Escuela de Pensamiento Económico

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Fisiocracia
La fisiocracia o fisiocratismo era una escuela de pensamiento económico del
siglo XVIII fundada por François Quesnay en Francia. Afirmaba la existencia de
una ley natural por la cual el buen funcionamiento del sistema económico
estaría asegurado sin la intervención del gobierno. Su doctrina queda resumida
en la expresión «laissez faire, laissez passer» (dejar hacer, dejar pasar).
El origen del término fisiocracia proviene del griego y quiere decir "gobierno de
la naturaleza", al considerar los fisiócratas que las leyes humanas debían estar
en armonía con las leyes de la naturaleza. Esto está relacionado con la idea de
que sólo en las actividades agrícolas la naturaleza posibilita que el producto
obtenido sea mayor que los insumos utilizados en la producción surgiendo así
un excedente económico. Los fisiócratas denominaron de estériles a las
actividades como la manufactura o el comercio donde la producción solo sería
suficiente para reponer los insumos utilizados.

El fisiocratismo como primera doctrina económica


liberal
La fisiocracia surge como una reacción de tipo intelectual a la común
concepción de la vida intervencionista del pensamiento mercantilista. Y para
ahondar más las diferencias, estudiaron las fuerzas reales que conducen al
desarrollo y creación del valor físico, siendo los primeros en aplicar el método
científico a la economía.
François Quesnay, en su obra Tableau Economique, elaboró la primera
descripción de la economía como un flujo circular de bienes y dinero. Este flujo
de bienes a cambio de dinero se daría entre tres clases sociales: los
agricultores, los terratenientes, y los comerciantes e industriales. Para
Quesnay, que era médico, la circulación de la riqueza en una nación era como
la circulación de la sangre en el cuerpo.
Los fisiócratas consideraban que toda la riqueza venía de la tierra y que, de
todas las demás ramas de la actividad, sólo la agricultura producía más de lo
que se necesitaba para mantener a los que se ocupaban de ella. Al provenir de
la tierra el único excedente, hacia ella debía dirigirse el estado para obtener
fondos, por lo que propugnaban el impuesto único sobre la tierra y sugerían la
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anulación de todos los establecidos por los mercantilistas. La tendencia
general de los fisiócratas es el libre cambio. La tarea del economista se reduce
a descubrir el juego de las leyes naturales. La intervención del estado es inútil,
pues no haría otra cosa que interferir ese orden esencial. El interés de los
fisiócratas se concentraba en gran medida en la definición de una estrategia
macroeconómica de desarrollo que incluyera políticas coherentes.

Importancia de la producción agrícola frente al


comercio
Para los fisiócratas, en oposición al mercantilismo, la riqueza de una nación
procedía de su capacidad de producción y no de las riquezas acumuladas por
el comercio internacional. Y consideraban que la única actividad generadora de
riqueza para las naciones era la agricultura.
Los fisiócratas asumieron que dada su observación de los mercados, la
manufactura era una actividad estéril, ya que no se veía un gran avance en
este sector. Obviamente, esto se debía al tamaño de la industria de entones,
anterior a la revolución industrial. Lo cual constituye una falla en su análisis,
que se deriva también del mayor interés en la productividad física y no en la
productividad del valor. También defendían que la agricultura era el único
sector productivo capaz de crear riqueza, mientras que el comercio y la
industria tan sólo permitían la distribución de esta riqueza; los fisiócratas
estaban en contra de las políticas de comercio internacional mercantilistas,
favorecedoras del proteccionismo.

Fisiócratas conocidos
Richard Cantillon
François Quesnay
Jean-Claude Marie Vicent de Gournay
Victor Riquetti
Pierre Samuel du Pont de Nemours

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Mercantilismo
Se puede entender al mercantilismo como un conjunto de ideas económicas
que se desarrollaron durante los siglos XVI, XVII y la primera mitad del XVIII en
Europa y tuvieron gran influencia en las políticas económicas de los nacientes
Estados nación. Por otro lado se puede denominar mercantilismo también al
proceso histórico de nacimiento y consolidación de los Estados Nación
europeos.

Introducción
El mercantilismo es un conjunto de ideas económicas que considera que la
prosperidad de una nación o estado depende del capital que pueda tener, y
que el volumen global de comercio mundial es inalterable. El capital, que está
representado por los metales preciosos que el estado tiene en su poder, se
incrementa sobre todo mediante una balanza comercial positiva con otras
naciones (o, lo que es lo mismo, que las exportaciones sean superiores a las
importaciones). El mercantilismo sugiere que el gobierno dirigente de una
nación debería buscar la consecución de esos objetivos mediante una política
proteccionista sobre su economía, favoreciendo la exportación y
desfavoreciendo la importación, sobre todo mediante la imposición de
aranceles. La política económica basada en estas ideas a veces recibe el
nombre de sistema mercantilista.
Los pensadores mercantilistas preconizan el desarrollo económico por medio
del enriquecimiento de las naciones gracias al comercio exterior, lo que permite
encontrar salida a los excedentes de la producción. El Estado desarrolla un
papel primordial en el desarrollo de la riqueza nacional, al adoptar políticas
proteccionistas, y en particular estableciendo barreras arancelarias y medidas
de apoyo a la exportación.

El mercantilismo como tal no es una corriente de pensamiento. Marca el final


de la preeminencia de la ideología económica del cristianismo (la crematística),
inspirada en Aristóteles y Platón, que rechazaba la acumulación de riquezas y
los préstamos con interés (vinculados al pecado de usura). Esta nueva
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corriente económica surge en una época en la que los reyes desean poseer el
máximo de oro posible. Las teorías mercantilistas buscan ese objetivo y
desarrollan una problemática basada en el enriquecimiento. Esta corriente se
basa en un sistema de análisis de los flujos económicos muy simplificado en el
que por ejemplo no se tiene en cuenta el papel que desempeña el sistema
social.

Fue la teoría predominante a lo largo de toda la Edad Moderna (desde el siglo


XVI hasta el XVIII), época que aproximadamente indica el surgimiento de la
idea del Estado Nación y la formación económico social conocida como
Antiguo Régimen en Europa Occidental. En el ámbito nacional, el
mercantilismo llevó a los primeros casos de intervención y significativo control
gubernativo sobre la economía, y fue en este periodo en el que se fue
estableciendo gran parte del sistema capitalista moderno. Internacionalmente,
el mercantilismo sirvió indirectamente para impulsar muchas de las guerras
europeas del periodo, y sirvió como causa y fundamento del imperialismo
europeo, dado que las grandes potencias de Europa luchaban por el control de
los mercados disponibles en el mundo.

El mercantilismo como conjunto de ideas económicas [


Los primeros escritores mercantilistas pensaban que las cantidades de oro y
plata que tuviese el país eran una medida de la riqueza de la nación. Más tarde
los mercantilistas evolucionaron a un punto de vista algo más sofisticado.
Casi todos los economistas europeos de entre 1500 y 1750 se consideran hoy
en día como mercantilistas. Sin embargo, estos autores no se veían a sí
mismos como partícipes de una sola ideología económica, sino que el término
fue acuñado por Victor Riquetti, Marqués de Mirabeau en 1763, y fue
popularizado por Adam Smith en 1776. De hecho, Adam Smith fue la primera
persona en organizar formalmente muchas de las contribuciones de los
mercantilistas en su libro La Riqueza de las Naciones.3 La palabra procede de
la palabra latina mercari, que tiene el sentido igual al castellano mercantil, en el
sentido de llevar a cabo un negocio, y que procede de la raíz merx que

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significa mercancía. Fue utilizada inicialmente sólo por los críticos a esta teoría,
tales como Mirabeau y Smith, pero pronto fue adoptada por los historiadores.

La época mercantilista
El concepto de mercantilismo se define a partir de los grandes descubrimientos
geográficos, consecuencia de la apertura de las rutas comerciales marítimas
por los portugueses entre el siglo XV y 1500 (fecha del descubrimiento de
Brasil) y la consolidada corriente inagotable del metal precioso (oro y plata
principalmente) llevado desde los territorios nuevos a Europa, en particular
después del establecimiento de los virreinatos de Nueva España y de Perú, por
los castellanos.
Los españoles del siglo XVII, llegaron a considerar al mercantilismo como el
sentido mismo de la riqueza mediante la teoría del enriquecimiento de las
naciones a través de la acumulación de metal precioso. El oro y la plata
constituyen el objetivo del comerciante y por lo tanto se pueden considerar
como el impulso al intercambio de mercancías. El oro y la plata por sí mismos
no generaron los acontecimientos económicos de la época, sino que
conjuntamente con otras causas fueron moldeando la economía europea de
esos tiempos. Algunas de estas causas fueron: los grandes descubrimientos
geográficos, el Renacimiento, la Reforma religiosa, la aparición del estado
moderno y el régimen colonial, o sea la primera globalización o el "primer
sistema-mundo", según la expresión de Fernand Braudel.
Íntimamente conectado a la emergencia del Estado-nación moderno y basado
en la existencia del binomio "metrópoli – colonias", el mercantilismo asumió
formas nacionales, de las cuales pueden citarse, en orden cronológico:
Portugal, España, Inglaterra, Holanda, Francia, Dinamarca y Suecia durante
los siglos XVI, XVII y XVIII. En esta época, el mercantilismo evoluciona de tal
manera que genera un estudio apropiado y se traduce como un actividad
económica, a tal grado que se habla de políticas económicas y normas
económicas. Al mercantilismo se le empieza a conocer con otras
denominaciones, las mismas que dan sentido a su concepto, estas son:
sistema mercantil, sistema restrictivo, sistema comercial, Colbertismo en
Francia y Cameralismo en Alemania.
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Derivado de la expansión militar europea y del incipiente desarrollo
manufacturero, como complemento de la producción clásica de la agricultura,
el mercantilismo incrementó notablemente el comercio internacional. Los
mercantilistas fueron los primeros en identificar la importancia monetaria y
política del éste.
El mercantilismo se desarrolló en una época en la que la economía europea
estaba en transición del feudalismo al capitalismo. Las monarquías feudales
medievales estaban siendo reemplazados por las nuevas naciones estado
centralizadas, en forma de monarquías absolutas o (en Inglaterra y Holanda)
parlamentarias. Los cambios tecnológicos en la navegación y el crecimiento de
los núcleos urbanos también contribuyeron decisivamente al rápido incremento
del comercio internacional.16 El mercantilismo se enfocaba en cómo este
comercio podía ayudar mejor a los estados.
Las ideas mercantilistas
El pensamiento mercantilista se puede sintetizar a través de las nueve reglas
de Von Hornick20

1. Que cada pulgada del suelo de un país se utilice para la agricultura, la


minería o las manufacturas.
2. Que todas las primeras materias que se encuentren en un país se
utilicen en las manufacturas nacionales, porque los bienes acabados
tienen un valor mayor que las materias primas
3. Que se fomente una población grande y trabajadora.
4. Que se prohíban todas las exportaciones de oro y plata y que todo el
dinero nacional se mantenga en circulación.
5. Que se obstaculicen tanto cuanto sea posible todas las importaciones de
bienes extranjeros
6. Que donde sean indispensables determinadas importaciones deban
obtenerse de primera mano, a cambio de otros bienes nacionales, y no
de oro y plata.
7. Que en la medida que sea posible las importaciones se limiten a las
primeras materias que puedan acabarse en el país.

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8. Que se busquen constantemente las oportunidades para vender el
excedente de manufacturas de un país a los extranjeros, en la medida
necesaria, a cambio de oro y plata.
9. Que no se permita ninguna importación si los bienes que se importan
existen de modo suficiente y adecuado en el país.
Sin embargo, la política económica interna que defiende el mercantilismo
estaba todavía más fragmentada que la internacional. Mientras que Adam
Smith presentaba un mercantilismo que apoyaba el control estricto de la
economía, muchos mercantilistas no se identificaban con tales ideas. Durante
los comienzos de la era moderna estaba a la orden del día el uso de las
patentes reales y la imposición gubernamental de monopolios. Algunos
mercantilistas los apoyaban, pero otros veían la corrupción e ineficiencia de
esos sistemas.

. Economía clásica
La economía clásica es una escuela de pensamiento económico cuyos
principales exponentes son Adam Smith, David Ricardo, Thomas Malthus y
John Stuart Mill. Es considerada por muchos como la primera escuela moderna
de economía y en ocasiones se ha expandido para incluir a autores como
William Petty, Johann Heinrich von Thünen o Karl Marx.
La publicación del libro de Adam Smith titulado Una investigación sobre la
naturaleza y causas de la riqueza de las naciones (generalmente conocido
como La riqueza de las naciones) en 1776 se considera normalmente como el
comienzo de la economía clásica. La escuela estuvo activa hasta mediados del
siglo XIX y fue sucedida por la escuela neoclásica, que comenzó en el Reino
Unido alrededor de 1870.
Los economistas clásicos intentaron y en parte lograron explicar el crecimiento
y el desarrollo económico. Crearon sus "dinámicas de crecimiento" en una
época en la que el capitalismo se encontraba en pleno auge tras salir de una
sociedad feudal y en la que la revolución industrial provocaba enormes
cambios sociales. Estos cambios también provocaron la cuestión de si se

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podría organizar una sociedad alrededor de un sistema en la que cada
individuo buscara simplemente su propia ganancia (económica).
Los economistas clásicos reorientaron la economía, alejándose del análisis
previo que se centraba en los intereses personales del gobernante y un interés
basado en las clases sociales. El fisiócrata François Quesnay y Adam Smith,
por ejemplo, identificaron la riqueza de la nación con el producto nacional
bruto, en lugar de con la tesorería del rey o del estado. Smith veía este
producto nacional como el trabajo aplicado a la tierra y al capital. Una vez que
la tierra y el capital son apropiados por los individuos, el producto nacional se
divde entre trabajadores, terratenientes y capitalistas, en la forma de salario,
renta e interés.
Tendió a enfatizar los beneficios del libre comercio, un análisis organizado
alrededor del precio natural de los bienes, y la teoría del valor como costo de
producción o la teoría del valor del trabajo.
Fue desplazado en gran parte por escuelas marginalistas de pensamiento (tal
como la escuela austríaca) que según su perspectiva el valor derivaba de la
utilidad marginal que los consumidores encontraron en un bien antes que en el
costo de las entradas que componían el producto. Considerando la adhesión
de muchos economistas clásicos al mercado libre, la escuela de economía más
grande que todavía adhiere a las formas clásicas es la escuela marxista.

Teoría del valor


Los economistas clásicos desarrollaron lo que se vendría a denominar la teoría
del valor o del precio, a través de la cual se buscaba investigar la dinámica de
la economía. Petty introdujo la distinción fundamental entre precio de mercado
y precio natural para facilitar el retrato de las regularidades en los precios.
Los precios de mercados se ven influenciados por una gran cantidad de
factores transitorios que son difíciles de teorizar en ningún nivel abstracto. Los
precios naturales, según Petty, Smith y Ricardo, por ejemplo, capturan las
fuerzas persistentes y sistemáticas que operan en un punto en un momento
dado. Los precios de mercado siempre tienden a los precios naturales en un
proceso que Smith describía como similar a la atracción gravitatoria.
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Por otra parte, la teoría de qué era exactamente lo que determina los precios
naturales no es la misma en toda la escuela clásica. Petty intentó desarrollar
un par entre la tierra y el trabajo. Smith, sin embargo, confinaba la teoría del
valor a un pasado mítico precapitalista, y establecía que los precios naturales
eran la suma de los salarios naturales, los beneficios (incluyendo el interés del
capital y los impuestos) y la renta. Ricardo también tenía su teoría del valor, en
este caso basada en el coste. Criticaba a Smith por describir la renta como
determinante de los precios, en lugar de determinada por los precios, si bien
veía en su teoría del valor como una buena aproximación.

Postulados de la Escuela clásica de economía


 Competencia perfecta en todos los mercados.
 El estado no debe intervenir en el funcionamiento de los mercados, ya que
los agentes económicos en su acción individual, como por medio de una
"mano invisible", son dirigidos al equilibrio y a la eficiencia. Esto es, Laissez
faire. En consecuencia, las políticas fiscales, monetarias y los subsidios,
obstaculizan el funcionamiento del mercado.
 Precios flexibles al alza y a la baja, incluidos los salarios, lo que va a permitir
que todos los mercados (de bienes y servicios, de dinero, de trabajo, etc.)
estén siempre en equilibrio (si hay demanda u oferta insatisfecha el ajuste
de precios se encargará de que el mercado vuelva a recuperar el equilibrio).
 El mercado de trabajo está siempre en situación de pleno empleo. No hay
paro, el desempleo que pueda existir es de carácter friccional (debido al
tiempo que la gente tarda en localizar un trabajo acorde con su capacitación)
o voluntario (gente que no quiere aceptar el salario que le ofrece el
mercado).
 La producción ofrecida por las empresas viene determinada por el nivel de
pleno empleo (a través de la función de producción). Por tanto, la oferta
domina sobre la demanda. La curva de oferta es vertical y es la que
determina el nivel de producción de equilibrio: variaciones en la demanda
tan sólo producen variaciones en los precios.
 La política monetaria es ineficaz (neutralidad del dinero): variaciones en la
oferta monetaria sólo afectan al nivel de precios, sin que tengan ningún
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efecto sobre las variables reales (cantidad demandada, producción de
equilibrio, salarios, etc., una vez depurado el efecto de los precios).
 La política fiscal tampoco sirve ya que la economía se encuentra siempre en
una situación de pleno empleo, por lo que estas medidas al final sólo se
traducen en subidas de precios.
 El valor de un bien está dado por la cantidad de trabajo empleado en la
producción de ese bien.

Keynesianismo
Economía Keynesiana, o Keynesianismo, teoría económica basada en las
ideas de John Maynard Keynes, tal y como plasmó en su libro Teoría general
sobre el empleo, el interés y el dinero, publicado en 1936 como respuesta a la
Gran Depresión en los años 1930. El interés final de Keynes fue poder dotar a
unas instituciones nacionales o internacionales de poder para controlar la
economía en las épocas de crisis. Este control se ejercía mediante el gasto
presupuestario del Estado, política que se llamó política fiscal. El motivo
económico para actuar de esta manera parte, sobre todo, del efecto
multiplicador que se produce ante un incremento en la Demanda Agregada.
Keynes postuló la ecuación del consumo, C=Co+cYd, donde C es el consumo
total, Co es el consumo autónomo(Es aquel consumo que no depende del
ingreso), c es la propensión marginal a consumir (La PmgC es la variación del
consumo cuando el ingreso disponible varía en una unidad), e Yd (Yd=Yt-
T+TR, donde Yt es el ingreso total, T son los impuestos y TR son las
transferencias) es el ingreso disponible.
Keynes refutaba la teoría clásica en la que la economía automáticamente
tiende al pleno empleo, se regula por sí sola. Keynes postuló, con acierto, que
el equilibrio al que tiende la libre interacción entre los diversos factores
económicos no conlleva al pleno empleo de los medios de producción.Una baja
del empleo o de los salarios puede llevar a una baja en la demanda, y por lo
tanto en una baja en la producción, llevando a su vez a más desempleo, por lo
que la economía establece un punto de equilibrio nuevo donde convive
perfectamente con una alta tasa de paro.

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Para contrarrestar esta espiral negativa, Keynes proponía que en momentos de
estancamiento económico, el estado tiene la obligación de estimular la
demanda con mayores expensas económicas. Muchos Estados europeos
basaban sus políticas económicas en su teoría en el periodo postguerra, hasta
que en los años 70 la crisis del petróleo hizo que se volviese insostenible para
los Estados.
Dentro de la coyuntura histórica, económica y política, el keynesianismo -y sus
proyectos consecuentes como el Estado de Bienestar y el desarrollismo- dio a
los dirigentes mundiales la oportunidad de salvar el capitalismo que se hallaba
sin base ideológica que lo justificara luego del fracaso del liberalismo y el libre
comercio capitalista en las crisis de los años veinte, razón por la cual, fue
aplicado de una u otra manera en gran parte de los Estados occidentales
desde el final de la segunda guerra mundial hasta el resurgimiento del
liberalismo en los años 70.
Si bien las influencias económicas de Keynes y varios de sus partidarios son
variadas, la idea del keynesianismo es salvar al capitalismo o mantenerlo
estable, limitándolo y compensando sus carencias mediante la inversión social.

Marxismo
El Marxismo es el conjunto de doctrinas políticas y filosóficas derivadas de la
obra de Karl Marx, filósofo, economista, periodista y revolucionario del siglo XIX
y de su amigo Friedrich Engels. Marx y Engels se basaron en la filosofía de
Hegel y de Feuerbach, ambos alemanes, la economía política de Adam Smith,
la economía ricardiana y el socialismo francés del siglo XIX para desarrollar
una crítica de la sociedad que es tanto científica como revolucionaria. Esta
crítica alcanzó su expresión más sistemática en su obra más importante, El
capital: crítica de la economía política. Además de las raíces mencionadas,
algunos pensadores marxistas del siglo XX, como Louis Althusser, Toni Negri o
Miguel Abensour han señalado en la obra de Marx, el desarrollo de temas
presentes en la obra de Maquiavelo o Spinoza.
Desde la muerte de Marx en 1883, varios grupos del mundo entero han
apelado al marxismo como base intelectual de sus políticas, que pueden ser
radicalmente distintas y opuestas. Una de las mayores divisiones ocurrió entre
los socialdemócratas, que alegaban que la transición al socialismo puede
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ocurrir dentro de un sistema pluripartidista y capitalista, y los comunistas, que
alegaban que la transición a una sociedad socialista requería una revolución.
La socialdemocracia resultó en la formación del Partido Laborista y del Partido
Socialdemócrata de Alemania, entre otros partidos; en tanto que el comunismo
resultó en la formación de varios partidos comunistas; en 1918 en Rusia, previo
a la formación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, dimanan 2
partidos del Partido Obrero Social Demócrata de Rusia: el Partido Comunista,
formación comunista, y el Partido Social Demócrata de Rusia, de tendencia
socialdemócrata. Aún sigue habiendo muchos movimientos revolucionarios y
partidos políticos en todo el mundo, desde el final de la Unión Soviética,
aunque el internacionalismo obrero ha sufrido una grave crisis. Aunque hay
partidos socialdemócratas en el poder en varias naciones de Occidente, hace
mucho que se distanciaron de sus lazos históricos con Marx y sus ideas. En la
actualidad en Laos, Vietnam, Cuba, la República Popular China y Moldavia hay
en el poder gobiernos que dicen ser marxistas.

Las raíces filosóficas del marxismo


Marx tuvo dos grandes influencias filosóficas: la de Feuerbach, que le aportó y
afirmó su visión materialista de la historia,e indudablemente la de Hegel que
inspiro a Marx acerca de la aplicación de la dialectica al materialismo. Aunque
para su trabajo de disertación doctoral eligió la comparación de dos grandes
filósofos materialistas de la antigua Grecia, Demócrito y Epicuro, Marx ya había
hecho suyo el método hegeliano, su dialéctica. Ya en 1842 había elaborado su
Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel desde un punto de vista
materialista. Pero a principios de la década del 40, otra gran influencia
filosófica hizo efecto en Marx: Feuerbach. Especialmente con su obra La
esencia del cristianismo. Tanto Marx como Engels abrazaron la crítica
materialista de Feuerbach al sistema hegeliano, aunque con algunas reservas.
Según Marx, el materialismo feuerbachiano era inconsecuente en algunos
aspectos, idealista. Fue en las Tesis sobre Feuerbach (Marx, 1845) y La
ideología alemana (Marx y Engels, 1846) donde Marx y Engels ajustan cuentas
con sus influencias filosóficas y establecen las premisas para la concepción
materialista de la historia.
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Si en el idealismo de Hegel la historia era un devenir contradictorio que
reflejaba el autodesarrollo de la Idea Absoluta, en Marx son el desarrollo de las
fuerzas productivas y de las relaciones de producción las que determinan el
curso de la historia, la base del desarrollo político, cultural, ideológico. Para los
idealistas la historia era el desarrollo de las ideas. Marx expone la base
material de esas ideas y encuentra allí el hilo conductor del devenir histórico.
Marx resume la génesis y sintetiza su concepción materialista de la historia en
Contribución a la crítica de la economía política (1859):
"el primer trabajo emprendido para resolver las dudas que me azotaban,
fue una revisión crítica de la filosofía hegeliana del derecho, trabajo cuya
introducción apareció en 1844 en los “Anales francoalemanes”, que se
publicaban en París. Mi investigación me llevó a la conclusión de que,
tanto las relaciones jurídicas como las formas de Estado no pueden
comprenderse por sí mismas ni por la llamada evolución general del
espíritu humano, sino que, por el contrario, radican en las condiciones
materiales de vida cuyo conjunto resume Hegel siguiendo el precedente
de los ingleses y franceses del siglo XVIII, bajo el nombre de “sociedad
civil”, y que la anatomía de la sociedad civil hay que buscarla en la
economía política. En Bruselas a donde me trasladé a consecuencia de
una orden de destierro dictada por el señor Guizot proseguí mis estudios
de economía política comenzados en París. El resultado general al que
llegué y que una vez obtenido sirvió de hilo conductor a mis estudios
puede resumirse así: en la producción social de su vida los hombres
establecen determinadas relaciones necesarias e independientes
de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una
fase determinada de desarrollo de sus fuerzas productivas
materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la
estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se
levanta la superestructura jurídica y política y a la que
corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo
de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida
social política y espiritual en general. No es la conciencia del
hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social
es lo que determina su conciencia. Al llegar a una fase determinada

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de desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en
contradicción con las relaciones de producción existentes o, lo que no es
más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad
dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de
desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en
trabas suyas, y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la
base económica se transforma, más o menos rápidamente, toda la
inmensa superestructura erigida sobre ella. Cuando se estudian esas
transformaciones hay que distinguir siempre entre los cambios
materiales ocurridos en las condiciones económicas de producción y que
pueden apreciarse con la exactitud propia de las ciencias naturales, y las
formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en un a
palabra las formas ideológicas en que los hombres adquieren conciencia
de este conflicto y luchan por resolverlo. Y del mismo modo que no
podemos juzgar a un individuo por lo que él piensa de sí, no podemos
juzgar tampoco a estas épocas de transformación por su conciencia,
sino que , por el contrario, hay que explicarse esta conciencia por las
contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las
fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción. Ninguna
formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las
fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas
y más elevadas relaciones de producción antes de que las condiciones
materiales para su existencia hayan madurado dentro de la propia
sociedad antigua. Por eso, la humanidad se propone siempre
únicamente los objetivos que puede alcanzar, porque, mirando mejor, se
encontrará siempre que estos objetivos sólo surgen cuando ya se dan o,
por lo menos, se están gestando, las condiciones materiales para su
realización. A grandes rasgos, podemos designar como otras tantas
épocas de progreso en la formación económica de la sociedad el modo
de producción asiático, el antiguo, el feudal y el moderno burgués. Las
relaciones burguesas de producción son la última forma antagónica del
proceso social de producción; antagónica, no en el sentido de un
antagonismo individual, sino de un antagonismo que proviene de las
condiciones sociales de vida de los individuos. Pero las fuerzas
productivas que se desarrollan en la sociedad burguesa brindan, al
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mismo tiempo, las condiciones materiales para la solución de este
antagonismo. Con esta formación social se cierra, por lo tanto, la
prehistoria de la sociedad humana."
En su labor política y periodística Marx y Engels comprendieron que el
estudio de la economía era vital para conocer el devenir social. Fue Marx
quien se dedicó principalmente al estudio de la economía política una vez
que se mudó a Londres. Marx se basó en los economistas más conocidos
de su época, los británicos, para recuperar de ellos lo que servía para
explicar la realidad económica y para superar críticamente sus errores.
Vale aclarar que la economía política de entonces trataba las relaciones
sociales y las relaciones económicas considerándolas entrelazadas. En el
siglo XX esta disciplina se dividió en dos.
Marx siguió principalmente a Adam Smith y a David Ricardo al afirmar que
el origen de la riqueza era el trabajo y el origen de la ganancia capitalista
era el plustrabajo no retribuido a los trabajadores en sus salarios. Aunque
ya había escrito algunos textos sobre economía política (Trabajo
asalariado y capital de 1849, Contribución a la Crítica de la Economía
Política de 1859, Salario, precio y ganancia de 1865) su obra cumbre al
respecto es El Capital.
El capital ocupa tres volúmenes, de los cuales sólo el primero (cuya
primera edición es de 1867) estaba terminado a la muerte de Marx. En
este primer volumen, y particularmente su primer capítulo (Transformación
de la mercancía en dinero), se encuentra el núcleo del análisis marxista del
modo de producción capitalista. Marx empieza desde la "célula" de la
economía moderna, la mercancía. Empieza por describirla como unidad
dialéctica de valor de uso y valor de cambio. A partir del análisis del valor
de cambio, Marx expone su teoría del valor, donde encontramos que el
valor de las mercancías depende del tiempo de trabajo socialmente
necesario para producirlas. El valor de cambio, esto es, la proporción en
que una mercancía se intercambia con otra, no es más que la forma en
que aparece el valor de las mercancías, el tiempo de trabajo humano
abstracto que tienen en común. Luego Marx nos va guiando a través de las
distintas formas de valor, desde el trueque directo y ocasional hasta el

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comercio frecuente de mercancías y la determinación de una mercancía
como equivalente de todas las demás (dinero).
Así como un biólogo utiliza el microscopio para analizar un organismo,
Marx utiliza la abstracción para llegar a la esencia de los fenómenos y
hallar las leyes fundamentales de su movimiento. Luego desanda ese
camino, incorporando paulatinamente nuevo estrato sobre nuevo estrato
de determinación concreta y proyectando los efectos de dicho estrato en
un intento por llegar, finalmente, a una explicación integral de las
relaciones concretas de la sociedad capitalista cotidiana. En el estilo y la
redacción tiene un peso extraordinario la herencia de Hegel.
La crítica de Marx a Smith, Ricardo y el resto de los economistas
burgueses residen en que su análisis económico es ahistórico (y por lo
tanto, necesariamente idealista), ya que toman a la mercancía, el dinero, el
comercio y el capital como propiedades naturales innatas de la sociedad
humana, y no como relaciones sociales productos de un devenir histórico
y, por lo tanto, transitorias. Junto con la teoría del valor, la ley general de la
acumulación capitalista, y la ley de la baja tendencial de la tasa de
ganancia, son otros elementos importantes de la economía marxista.

Análisis de clases
Los marxistas consideran que la sociedad capitalista se divide en clases
sociales, de las que toman en consideración principalmente dos:

La clase trabajadora o proletariado: Marx definió a esta clase como


«los individuos que venden su mano de obra y no poseen los medios
de producción», a quienes consideraba responsables de crear la
riqueza de una sociedad (edificios, puentes y mobiliario, por ejemplo,
son construidos físicamente por miembros de esta clase; también los
servicios son prestados por asalariados). El proletariado puede
dividirse, a su vez, en proletariado ordinario y lumpenproletariado, los
que viven en pobreza extrema y no pueden hallar trabajo lícito con
regularidad. Éstos pueden ser prostitutas, mendigos o indigentes.
La burguesía: quienes «poseen los medios de producción» y
emplean al proletariado. La burguesía puede dividirse, a su vez, en la

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burguesía muy rica y la pequeña burguesía: quienes emplean la
mano de obra, pero que también trabajan. Éstos pueden ser
pequeños propietarios, campesinos terratenientes o comerciantes.
Para Marx, el comunismo sería una forma social en la que la división
en clases habría terminado y la estructura económica sería producto
de «la asociación de los productores libres», y el producto social se
distribuiría según el criterio «de cada cual según su capacidad; para
cada cual según sus necesidades».
Algunos pensadores socialistas opinaban que la clase trabajadora
debía apropiarse del Estado capitalista existente y convertirlo en un
Estado revolucionario obrero que implantaría las estructuras
democráticas necesarias para luego marchitarse. Cabe mencionar que
Lenin en su obra El Estado y la Revolución explica que el estado
burgués debe ser destruído para luego instaurar un Estado
revolucionario y que sería este estado quien se extinguiría conforme
desaparezcan las contradicciones de clase (El Estado y la
Revolución). Por otro lado, otros pensadores socialistas como Mijaíl
Bakunin y Piotr Kropotkin, compartiendo la idea de la lucha de clases,
afirmaron que el Estado o cualquier forma de autoridad y
centralización de poder, per se, era el problema (político-económico),
y que destruirlo debía ser el objetivo de toda actividad revolucionaria.
Esta dictomía frente al Estado marcó la división definitiva entre
marxistas y anarquistas.
Muchos gobiernos, partidos políticos, movimientos sociales y teóricos
académicos han afirmado fundamentarse en principios marxistas.
Ejemplos particularmente importantes son los movimientos
socialdemócratas de la Europa del siglo XX, el bolchevismo ruso, la
Unión Soviética y otros países del bloque oriental, Mao, Fidel Castro,
Ernesto "Che" Guevara, Santucho y otros revolucionarios en países
agrarios en desarrollo. Estas luchas han agregado nuevas ideas a
Marx y, por lo demás, han transmutado tanto el marxismo que resulta
difícil especificar el núcleo de éste. Actualmente las transformaciones
socio-económicas han obligado a repensar al marxismo en una línea

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llamada posmarxismo en la cual se encuentran autores como Ernesto
Laclau y Chantal Mouffe.
Se acostumbra hablar de teoría marxista cuando se hace referencia a
la aplicación de planteamientos marxistas a diversas cuestiones no
estrictamente económicas o políticas, como la religión, el arte, la
relación entre sexos o razas, etc., sin necesidad de asumir la totalidad
de las ideas marxistas.

Revoluciones y gobiernos inspirados en el


marxismo
La Revolución de Octubre de 1917, encabezada por los bolcheviques
(cuyas figuras principales eran Vladímir Lenin y León Trotsky) fue el
primer intento a gran escala de poner en práctica las ideas socialistas
de un Estado obrero. A raíz de la muerte de Iósif Stalin se comenzó un
proceso de progresiva liberalización económica, que tuvo su
culminación con la perestroika.
Después de la II Guerra Mundial, la ideología marxista, a menudo con
respaldo soviético, dio origen a partidos comunistas revolucionarios en
todo el mundo. Algunos de estos partidos lograron a la postre tomar el
poder y establecer segun ellos su propio Estado marxista. Estas
naciones comprendían a la República Popular China, Vietnam,
Rumania, Alemania Oriental, Albania, Polonia, Camboya, Etiopía,
Yemen del Sur y otros.
Muchas de estas naciones que se proclamaron marxistas estaban
muy influidos por el leninismo, lo que llevó a que algunos seguidores
de Marx las criticaran, por considerarlas dictatoriales, dándose un
debate entre defensores y detractores. Los seguidores de las
corrientes dentro del marxismo que se opusieron a Stalin se agruparon
principalmente en torno a Trotsky, tendieron a ubicar el fracaso en el
plano del fracaso de la revolución mundial; para que el comunismo,
como meta final del socialismo científico, hubiera triunfado éste tenía
que abarcar todas las relaciones comerciales internacionales que
antes había desarrollado el capitalismo.

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En 1991, la Unión Soviética se disolvió y el nuevo Estado ruso ya no
se identificó con el marxismo. Otras naciones del mundo siguieron el
mismo camino. Actualmente el socialismo científico ha dejado de ser
una fuerza política prominente en la política mundial.

Religión
El marxismo ha sido tradicionalmente opuesto a todas las religiones.
Marx escribió al respecto que la religión es el opio del pueblo. La
fundamentación filosófica del rechazo de la religión ha sido
desarrollada por el materialismo dialéctico de autores como Engels y
Lenin.
En cualquier caso, ha habido diversos teóricos autodenominados
marxistas que consideran que ser marxista y religioso es compatible.
Dentro de ellos se puede señalar al irlandés James Connolly, a
diversos autores dentro de la teología de la liberación (como Camilo
Torres). Pero la critica teorica hacía cualquier religión se basa en que
ésta es concebida como el resultado de la producción de la super
estructura de la sociedad, es decir, de la fabricación de ideas
ideológicas que se hace una sociedad sobre sus propios modos de
producción ecónomicos. Así, la religion siempre es una concepción de
ideas políticas que tienden a re-afrimar la estructura ecónomica
existente. Los textos marxistas donde se puede encontrar información
sobre la concepción marxista de la religión son: La ideología alemana
de Carlos Marx y Federico Engels y La Filosofía como arma de la
revolución de Louis Althusser.

Neoliberalismo

El término neoliberalismo un neologismo que hace referencia a una doctrina


económica y política que considera contraproducente el intervencionismo
estatal en la economía y defiende el libre mercado como mejor garante del

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equilibrio y el crecimiento económicos1. Sus partidarios lo suelen definir como
una actualización de los principios del liberalismo decimonónico.
El llamado neoliberalismo es en buena medida fruto del trabajo teórico de la
Escuela monetarista como Milton Friedman que ha finales de los años 70
buscaron una respuesta al fracaso del keynesianismo en la gestión de la crisis
de 1973. En efecto, la aplicación de los preceptos keynesianos, no sólo no
creaba empleo sino que además desató una epidemia inflacionaria mundial
(estanflación) y creó unos déficits presupuestarios insostenibles. La crítica de
estos autores tenía tres vertientes: discutían el uso del aumento de la masa
monetaria como instrumento para crear demanda agregada recomendando
mantener fija dicha magnitud; desaconsejaban el uso de la politica fiscal,
especialmente el uso del constante déficit presupuestario, poniendo en duda el
multiplicador keynesiano; y recomendaban una reducción en los gastos del
Estado como única forma práctica de incrementar la demanda agregada.
Estas tres innovaciones teóricas se basaban lejanamente en los trabajos de la
Escuela Austríaca, como los de Friedrich Hayek, Ludwig von Mises y Carl
Menger. Representaban en definitiva una rehabilitación de la Economía clásica
y en los ámbitos académicos fueron llamados neoclásicos. La mayor parte de
los aportes teóricos fueron rápidamente aceptados poniendo fin al fanatismo
keynesiano que había guiado la mayoría de escuelas de pensamiento
económico desde los años 30. Tanto Margaret Thatcher como la administración
Reagan pusieron en práctica estas teorías con resultados desiguales. En el
Reino Unido, se realizó una fuerte reducción en el tamaño del sector público
que si bien tuvo consecuencias negativas en el terreno social, reactivó la
economía y dio una gran dinamismo al sector productivo. En los Estados
Unidos, similares medidas chocó con el aparato político y la vocación militarista
del entorno de Reagan por lo que solo se logró crear un déficit enorme (las
iniciativas de reducción de impuestos prosperaron pero no las de control del
gasto social o del gasto militar que eran las principales partidas).
De estas experiencias y de las dificultades para aplicar esas políticas a países
en desarrollo, nació una división entre los economistas partidarios de la nueva
doctrina. Algunos volvieron a una versión del keynesianismo que incorporaba
la aversión al déficit y a la fabricación de dinero pero no al concepto de
intervención pública en la economía (Consenso de Washington) mientras otros
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opinaron que la reducción del Estado debía ser aún más drástica hasta limitarlo
a lo completamente imprescindible. Estos últimos son los que pueden ser
llamados más propiamente neoliberales o ultraliberales mientras que los
primeros son simplemente liberales. Sin embargo, la izquierda y los
altermundistas suelen usar el término como insulto contra cualquier posición
que o ponga limites a la intervención de los Estados en la economía o que
amplíe el poder de las empresas privadas multinacionales. En América Latina
por ejemplo es común identificar el término neoliberal con las recomendaciones
del Consenso de Washington aunque a nivel académico se considere erróneo.
En resumen, el término neoliberal no define una teoría económica concreta, y
se usa más para refererirse al sistema o la institucionalización del liberalismo
economico librecambrista en el comercio mundial, tampoco el neoliberalismo
es una filosofía política unificada y se habla más bien de "neoliberalismo",
algunos sectores usan el termino neoliberalismo con frecuencia como etiqueta
ideológica peyorativa que son detractores de las corrientes economicas
liberales o el sistema economico actual. Por su parte, los propios liberales
rechazan el neoliberalismo como una una etiqueta falaz creada por algunos
sectores de izquierda y de centro (e incluso de derecha) para descalificar
sumariamente a sus adversarios políticos, mientras prefieren definirse a sí
mismos como "liberales clásicos", aunque este termino nunca se ha usado en
ciencia política y economica sino simplemente "liberalismo", otro termino para
calificar el neoliberalismo y que se está usando de forma crecientemente es el
"ultraliberalismo" haciendo incapie en la creciente radicalidad que se han
tornado los sistemas liberal o neoliberal a finales de siglo XX y principios del
XXI.

Origen e historia del término


No se puede dar una definición estática de neoliberalismo debido a que su
significado ha ido cambiando en el transcurso del tiempo y no es idéntico en
todos los países del planeta. Es necesario, por ello, señalar los cambios de
significado que han culminado en su uso a comienzos del siglo XXI, y las
diferencias regionales en los países de habla castellana a los que está dirigida
esta enciclopedia.

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Las pesquisas realizadas sobre el tema 2 revelan que la palabra fue usado por
primera vez, de manera asistemática, por destacados economistas liberales,
entre los que se cuentan:

Ludwig von Mises. La edición inglesa (1927) de su libro Liberalismus usa


el término neoliberalism para traducir lo que en alemán von Mises denominó
neuen Liberalismus (nuevo liberalismo). En este libro Von Mises usa el
término para designar a los socialistas que se hacen pasar por liberales
(término que después reemplazó por pseudoliberales), mientras que en su
posterior libro, Socialismo, lo aplica a los liberales partidarios de la entonces
nueva teoría subjetiva del valor, como Carl Menger.
Louis Baudin, en su obra de 1953, L'aube d'un nouveau libéralisme (El
alba de un nuevo liberalismo), relata que el término neoliberalismo fue
deliberadamente acuñado y usado para su posterior difusión en el coloquio
de destacados pensadores liberales realizado en París en agosto de 1938,
cuando ya se anunciaba la inevitabilidad de la Segunda Guerra Mundial. Su
objetivo fue diferenciarse de la entonces desacreditada escuela liberal
clásica, a la que se atribuía una importante responsabilidad por haber
llegado a ese callejón sin salida. Participaron en el coloquio destacados
economistas liberales como Rueff, Friedrich Hayek, Ludwig von Mises,
Alexander Rustow, Wilhelm Röpke, Detauoff, Condliffe, Polanyi, Lippman y
Baudin.
Edgar Nawroth, en su libro Die Sozial-und Wirtschaftsphilosophie des
Neoliberalismus (1961), califica como neoliberales a la Escuela de Friburgo
(Eucken y Müller-Armack, entre otros) y de Munich (Erhard y Kruse, entre
otros), destacando las contribuciones de Wilhelm Röpcke y de Alexander
Rustow.
Economistas del Centro de Investigación para la Comparación de
Sistemas de Dirección Económica de la Universidad de Marburgo definieron
al neoliberalismo como:
Un concepto global bajo en que se incluyen los programas de la renovación de la
mentalidad liberal clásica, cuyas concepciones básicas del orden están marcadas
por una inequívoca renuncia a las ideas genéricas del laissez faire y por un
rechazo total a los sistemas totalitarios.

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Entre los rasgos esenciales del neoliberalismo incluyen la garantía legal de
la libre competencia y la convicción de que al libre mercado deben
agregarse otras consideraciones sociales. Esto parecía hacer al
neoliberalismo un sinónimo de la Economía Social de Mercado, visión
negada por los partidarios de esta escuela, como se señala en el inciso
siguiente.

Alfred Müller-Armack, uno de los creadores de la citada Economía Social


de Mercado, acusa a los neoliberales (que no identifica con precisión) de
"no haber prestado la debida atención a los problemas sociales y
sociológicos".3 De su obra surgen como posturas extremas el liberalismo
tradicional o paleoliberalismo, el neoliberalismo que se le opone, y la
intermedia Economía Social de Mercado. Es falsa, por lo tanto, la repetida
afirmación de que ningún liberal se ha considerado nunca a sí mismo como
un neoliberal.

En Latinoamérica el término suele usarse por sus detractores para hacer


referencia al conjunto de políticas recomendadas en la década de 1990 por
el Consenso de Washington, con los graves problemas sociales que
atribuyen a su aplicación, poniendo como ejemplo a la crisis argentina de
2001. Los liberales señalan, en cambio, que la izquierda acostumbra a
imputar al liberalismo los fracasos de sus propias políticas
intervencionistas[cita requerida] y que el liberalismo conduce más bien a éxitos
económicos como los que atribuyen a Chile.

En la última década del siglo XX y la primera del siglo XXI, el término ha


sido crecientemente usado con carácter peyorativo. El escritor Mario Elgue,
por ejemplo, afirma4: {{cita|Ya no quedan dudas de que el modelo neoliberal
es incapaz de dar respuesta a los principales problemas que siguen
aquejando a la sociedad: altos índices de desempleo, trabajo en negro,
pobreza y exclusión social. Su debacle fue el resultado de la aplicación de
las políticas del "derrame", según las cuales bastaba con el crecimiento de
los grandes grupos concentrados ya que estos últimos difundirían los
beneficios hacia el resto de la sociedad productiva y laboral. Pues bien,

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ahora está claro que este "goteo" no llegó; que no hubo un correlato
distributivo y de cohesión de la base social.Ó
En consecuencia, y como es también usual con las diferentes acepciones del
término liberal, no se puede hablar de una definición universalmente aceptada,
uniforme en el espacio y constante en el tiempo, sino sólo de usos del término
neoliberalismo en diferentes contextos.

Definición
Características invocadas de un sistema de políticas neoliberales son:
En política económica internacional: el énfasis en la libre circulación de los
capitales (ya que el libre comercio es común a todas las teorías liberales).
La neutralidad de esta sección está en duda. Por favor, véase la página de
discusión de este artículo
Quienes apoyan la posición neoliberal argumentan que el libre flujo de las
inversiones resultante favorece a los países pobres, que reciben aportes de
capital de los países ricos. Los críticos, por el contrario, sostienen que esto
multiplica dramáticamente el impacto de las crisis de confianza, como
atestiguan[cita requerida] los desastrosos resultados de la seguidilla de debacles
financieras de escala más o menos global cuyo más notable componente fue
conocido como Efecto Tequila.

En política económica interna: la mínima intromisión de los gobiernos en los


mercados (especialmente el laboral), la privatización de las empresas públicas
y el desmantelamiento del Estado Benefactor. Los críticos de estas políticas les
adjudican los problemas crecientes de tensión, exclusión y violencia social
asociandos a su aplicación indiscriminada.
Estas políticas son principalmente impulsadas desde el Banco Mundial, la
Organización Mundial del Comercio y el Fondo Monetario Internacional (FMI),
organismos que no dependen de las Naciones Unidas y están por ello exentos
del control directo de la comunidad internacional de países. Sin embargo, los
propios liberales rechazan a éstos como monstruos burocráticos,
intervencionistas e inútiles[cita requerida]. En la práctica, estas políticas toman como
modelo de economía (salvo en lo referente al proteccionismo) a la

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estadounidense. En Latinoamérica se suele identificar a las políticas
neoliberales con las establecidas en el llamado Consenso de Washington,
término acuñado en 1989 por el economista John Williamson para referirse al
tipo de políticas fiscales y monetarias recomendadas para los países en
desarrollo por los organismos con sede en Washington (Banco Mundial, FMI y
Tesoro estadounidense, entre otros). El auge de las políticas neoliberales se
produjo durante el gobierno de la Primer Ministro británica Margaret Thatcher,
políticas luego imitadas por el presidente estadounidense Ronald Reagan.
El término neoliberalismo es cuestionado por muchos economistas por no
corresponder a ninguna escuela bien definida, ni siquiera a un modo especial
de describir o interpretar las actividades económicas (aunque probablemente sí
de explicarlas). Se trata de un término más bien político o ideológico,
frecuentemente usado por los medios de comunicación y algunos intelectuales,
que debería ser reemplazado por políticas neoliberales. La mayoría de los que
desde el progresismo son calificados como neoliberales, se consideran a sí
mismos simplemente liberales.
Etimológicamente, el término significa nuevos liberales y nace de la necesidad
de diferenciar el liberalismo económico previo a la Segunda Guerra Mundial, de
los surgidos durante la Guerra Fría. Algunos autores identifican al
neoliberalismo con el liberalismo austríaco, que en realidad es sólo una de las
escuelas liberales de nuevo cuño a las que alude el prefijo neo. La bonanza
económica estadounidense de la posguerra, permitió que el liberalismo
recuperara prestigio.
A continuación se dan las principales características que definen y diferencian
las políticas neoliberales de las tradicionales.

Diferencias entre liberalismo y neoliberalismo


La diferencia principal que se le atribuye con respecto al antiguo
liberalismo es que en este se sacraliza[cita requerida] el mercado hasta el
punto de considerarlo el motor del progreso humano, llegando hablar que
sin mercado "no hay democracia". En el liberalismo económico se entiende
que el libre comercio y las leyes del mercado deben ser salvaguardadas

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para que la mano invisible pueda gobernar en interés de todos. El
neoliberalismo, en cambio, iría más allá. Las leyes de los países deben
plegarse al mercado, y no al revés. El poder político no debe, según ellos,
tener influencia alguna en las relaciones económicas entre los agentes,
aunque ello vaya en detrimento del propio país[cita requerida] que lo permite a
corto plazo, puesto que a largo plazo se conseguirá un incremento del
bienestar de toda la sociedad. Así pues, a diferencia del liberalismo el
neoliberalismo rechaza de plano cualquier política intervencionista que
regule en lo más mínimo a las transacciones y aboga por
internacionalismo, muy diferente al anterior liberalismo con resabios
nacionalistas. Por lo tanto el neoliberalismo se opone a cualquier medida
proteccionista. Propugna que el interés particular de cada individuo y su
competición con sus vecinos hará que la sociedad se mueva sola hacia el
interés común de esta. llksfjdsjf

Pros y contras de las propuestas económicas


neoliberales
Las políticas macroeconómicas recomendadas por teóricos e ideólogos
neoliberales (en principio tanto recomendaciones a países tanto
industrializados como en desarrollo) incluyen:
Políticas monetarias restrictivas (aumentar tasas de interés o reducir la
oferta de dinero). Con ello disminuye la inflación y se reduce el riesgo de
una devaluación. No obstante con ello se inhibe el crecimiento económico
y se perpetúa el nivel de deuda interna y externa denominada en monedas
extranjeras. Así mismo, se evitan los llamados ciclos del mercado.
Políticas fiscales restrictivas (aumentar los impuestos sobre el consumo y
reducir los impuestos sobre la producción y la renta; eliminar regímenes
especiales; disminuir el gasto público). Con ello se supone que se
incentiva la inversión, se sanean las finanzas públicas y se fortalece la
efectividad del Estado. No obstante no se distingue entre los niveles de
ingreso de los contribuyentes, donde unos puede pagar más impuestos
que otros, y se grava a las mayorías mientras que se exime a las minorías
deprimiéndose así la demanda si bien se busque apoyar la oferta,
buscando el bienestar de toda la sociedad. Tampoco se reconoce que el
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gasto público es necesario, tanto para el crecimiento como para el
desarrollo (comparar históricamente ejemplos de países industrializados);
para la protección de sectores vulnerables de la economía y la población; y
para la estabilidad social y económica en general. Por otra parte, estas
políticas no son aprobadas por muchos neoliberales, ya que el ideal liberal
es que no haya estado, y por tanto, tampoco impuestos.
Liberalización. Tanto la liberalización para el comercio como para las
inversiones se supone que incentivan tanto el crecimiento como la
distribución de la riqueza, al permitir 1.- una participación más amplia de
agentes en el mercado (sin monopolios u oligopolios), 2.- la generación de
economías de escala (mayor productividad), 3.- el aprovechamiento de
ventajas competitivas relativas (mano de obra barata, por ejemplo), 4.- el
abaratamiento de bienes y servicios (al reducirse costos de transportación
y del proteccionismo), y 5.- el aumento en los niveles de consumo y el
bienestar derivado de ello (en general aumento de la oferta y la demanda
en un contexto de “libre” mercado, con situaciones de equilibrio e utilidades
marginales).
Privatización. Se considera que los agentes privados tienden a ser más
productivos y eficientes que los públicos y que el Estado debe adelgazarse
para ser más eficiente y permitir que el sector privado sea el encargado de
la generación de riqueza.
Desregulación. Se considera que demasiadas reglas y leyes inhiben la
actividad económica y que su reducción a un mínimo necesario (sobre
todo la garantización del régimen de propiedad y de la seguridad) propician
un mayor dinamismo de los agentes económicos.
En todos los casos, los teóricos neoliberales afirman que la mejor manera
de alcanzar la distribución de la riqueza y el bienestar de los individuos es
mediante un crecimiento total del producto, que por su propia dinámica
permea al total de los integrantes de la sociedad (la llamada trickle down
policy ); los liberales promueven "mediante el beneficio individual, alcanzar
el beneficio de toda la sociedad".

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