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23 31 000 2004 02474 01 (Ag)
23 31 000 2004 02474 01 (Ag)
Sea lo primero advertir, que de acuerdo al nuevo enfoque dictado por la Corte Constitucional, en
sentencia C-569 de 2004, las condiciones uniformes se predican del hecho generador del perjuicio,
y no, de los demás elementos que estructuran la responsabilidad. Consideró la Corte, que la
doctrina de la preexistencia del grupo, como requisito de procedibilidad, era inconstitucional y, en
consecuencia, eliminó del ordenamiento la exigencia de uniformidad respecto de todos los
elementos que estructuran la responsabilidad, consagrada en los artículos 3° y 46 de la Ley 472 de
1998 que le servía de fundamento. En relación a la valoración de los daños y perjuicios sufridos
por los miembros del grupo, señaló que pueden ser disímiles, precisamente porque se trata de la
afectación de intereses individuales y separables. Manifestó a su vez, que nada impide que el juez
de una acción de grupo analice colectivamente la responsabilidad que justifica el deber de
reparación, pero proceda a individualizar y distinguir los daños y perjuicios, en el evento en que
éstos no sean uniformes, individualización que resulta plenamente armónica con el interés
protegido por la acción de grupo y con la naturaleza de la misma. En cuanto a la noción de
causalidad o de nexo causal, como elemento estructural de la responsabilidad, dijo la Corte que no
debe ser estudiado como un fenómeno puramente natural, ni únicamente desde un punto de vista
fáctico, sino esencialmente jurídico, atendiendo a la concepción solidarista de la carta y a la
naturaleza de los intereses protegidos. De esta manera, la Corte Constitucional declaró inexequible
la expresión "Las condiciones uniformes deben tener también lugar respecto de los elementos que
configuran la responsabilidad" contenidas en los artículos 3° y 46, de la Ley 472 de 1998, la cual,
como se dijo, servía de sustento normativo a la teoría de preexistencia del grupo desarrollada por
el Consejo de Estado. Nota de Relatoría: Ver sentencia C-569 de 2004 de la Corte
Constitucional
Frente a lo anterior, es preciso aclarar, que el artículo 52 de la Ley 472 de 1998, establece
claramente los presupuestos de procedibilidad de la acción de grupo, sin que pueda el juez de
instancia aducir otros diferentes a los contenidos en dicho ordenamiento. Así las cosas, además de
que ya no es necesario acreditar, para la admisión de la demanda, la existencia de circunstancias o
condiciones uniformes de cada uno de los miembros del grupo previas a la ocurrencia del hecho
generador del daño, tampoco lo es, que éste último, como lo dijo el a quo, tenga un impacto o
dimensión social que justifique la utilización de la presente acción. Si bien, la Corte Constitucional
se refirió ligeramente en la sentencia C- 569 de 2004, a tal situación, ello no fue sustentado ni
desarrollado posteriormente por dicha Corporación, como tampoco, por la jurisprudencia del
Consejo de Estado. Ahora bien, si en gracia de discusión se requiriese acreditar el impacto social
del daño causado, en el sub lite se encuentra plenamente demostrado, en tanto que, se pretende la
indemnización derivada de la construcción de un dique marginal paralelo al Río Magdalena entre el
Puerto del Río Sabanagrande - Puerto del Río Santo Tomás y San Bartolo, lo cual, a juicio del
apoderado de los accionantes, originó un mayor nivel en las aguas de la ciénaga con respecto al
río, desencadenado inundaciones y afectando a los ganaderos, pescado.res y agricultores del
sector.
De manera que la acción de grupo está instituida precisamente para reclamar colectivamente
perjuicios individuales, cuando éstos se derivan de una misma causa o hecho frente a todos y cada
uno de los miembros del grupo, que en el caso de autos lo constituye la construcción del dique
marginal entre el Puerto del Río Sabanagrande, Puerto del Río Santo Timás y San Bartolo, con la
posibilidad de que aquéllos accionen de forma independiente mediante la acción de reparación
directa.
CONSEJO DE ESTADO
SECCION TERCERA
I. ANTECEDENTES
1. La demanda
...
Resulta importante señalar que no frente a todo daño sufrido por un número
plural de personas puede intentarse su reparación a través de la acción de
grupo, pues se reitera, (sic) para tal efecto se requiere que el daño se haya
producido en unas circunstancias y con una dimensión que por su impacto
social justifique la utilización de esta vía procesal específica que busca
garantizar la eficacia en la justicia y evitar la inseguridad jurídica al
favorecer una solución igual para problemas similares.
1. El recurso de apelación
Inconforme con esa decisión, la parte actora la apeló, señalando para el efecto lo
siguiente (fls. 265 a 274 cdno 2):
Seguidamente, sostuvo:
CONSIDERACIONES DE LA SALA
Sea lo primero advertir, que de acuerdo al nuevo enfoque dictado por la Corte
Constitucional, en sentencia C-569 de 2004, las condiciones uniformes se predican del hecho
generador del perjuicio, y no, de los demás elementos que estructuran la responsabilidad.
Consideró la Corte, que la doctrina de la preexistencia del grupo, como requisito de procedibilidad,
era inconstitucional y, en consecuencia, eliminó del ordenamiento la exigencia de uniformidad
respecto de todos los elementos que estructuran la responsabilidad, consagrada en los artículos 3°
y 46 de la Ley 472 de 1998 que le servía de fundamento. En relación a la valoración de los daños
y perjuicios sufridos por los miembros del grupo, señaló que pueden ser disímiles, precisamente
porque se trata de la afectación de intereses individuales y separables. Manifestó a su vez, que
nada impide que el juez de una acción de grupo analice colectivamente la responsabilidad que
justifica el deber de reparación, pero proceda a individualizar y distinguir los daños y perjuicios, en
el evento en que éstos no sean uniformes, individualización que resulta plenamente armónica con
el interés protegido por la acción de grupo y con la naturaleza de la misma. En cuanto a la
noción de causalidad o de nexo causal, como elemento estructural de la responsabilidad, dijo la
Corte que no debe ser estudiado como un fenómeno puramente natural, ni únicamente desde un
punto de vista fáctico, sino esencialmente jurídico, atendiendo a la concepción solidarista de la
carta y a la naturaleza de los intereses protegidos.
De esta manera, la Corte Constitucional declaró inexequible la expresión "Las
condiciones uniformes deben tener también lugar respecto de los elementos que configuran la
responsabilidad" contenidas en los artículos 3° y 46, de la Ley 472 de 1998, la cual, como se dijo,
servía de sustento normativo a la teoría de preexistencia del grupo desarrollada por el Consejo de
Estado.
De otra parte, el a quo argumentó que "no frente a todo daño por un número plural
de personas puede intentarse su reparación a través de la acción de grupo, pues se reitera, para
tal efecto se requiere que el daño se haya producido en unas circunstancias y con una dimensión
que por su impacto social justifique la utilización de esta vía procesal específica ."(subrayado de la
Sala).
Frente a lo anterior, es preciso aclarar, que el artículo 52 de la Ley 472 de 199 8**]
* *
"Art 獳 ulo.- 52. La demanda mediante la cual se ejerza una acci 鏮 de grupo deber�reunir los requisitos
**]
(subraya la Sala).
1. Caducidad de la acción.
RESUELVE:
MARIA ELENA GIRALDO GÓMEZ
presidenta