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Clase 1 RELACION HISTORICA ENTRE LA DROGA Y EL SUJETO Fabian Naparstek El objetivo 0 el horizonte al cual apuntamos en estas clases es el de po- herramientas, y en muchas der mostrar que la orientacién lacaniana tiene ocasiones muy poderosas, para enfrentar estas patologias llamadas actua- Jes. En nuestro caso nos vamos a abocar al tema de las toxicomanias y el alcoholismo, aunque entiendo que el recorrido que juntos vamos a reali. zat podria también tener consecuencias para el modo de abordar otras pa- tologias. Pienso que la orientacién lacaniana permite tanto enfrentar, asi como dar respuestas efectivas y de curacién a los modos actuales de pre~ sentacién de las patologias llamadas mentales. Si esta idea central, al fina- lizar el trayecto, se puede fundamentar en al menos algunos puntos, real- mente entiendo que habré valido la pena realizarlo. No cabe duda que la actualidad muestra dos modelos de tratamiento claramente opuestos. Hay hoy una gran divisién entre las terapias conduc- tistas comportamentales y las terapias que toman en cuenta Ja transferen- cia. Seguramente, habré que hacer muchas diferencias més, pero esta es tuna gran discrepancia que hay que poder establecer. Pues, estas diferen- cias de abordaje producen consecuencias en la vida de cada persona que acude a una ayuda y posiblemente, también, en la sociedad que estamos armando, Pero, a su vez, dentro del campo de las terapias que utilizan la transferencia, no vamos a decir que el psicoandlisis de orientacién lacania- na es lo mismo que el otro montén de terapias que estin dentro de ese am- bito. Entonces, lo que me interesa resaltar en este primer punto es si va~ mos a utilizar un abordaje terapéutico en donde se va a tener en cuenta al suijeto 0, de lo contrario, si se lo va a dejar de lado, El punto es si se va a donde se le intenta tratar de adaptar a la gente bajo un estilo conductista, ensefiar lo que tiene que hacer en cada ocasion, o si se va a tomar la sin- A A 9 a is FasiAN NAPARSTEK insisto, de si son de orien- abordaje. . demas de la posicion Ia eficacia que se independientemente, gularidad de cada sujeto, 1.0 de otros tipos de tacién lacaniana, freudian "Por otro lado, no hay que dejar de sefialar que ® dtica eon la gue enfrentamos el problems, rest MOS Sbtiene en la resoluciSn del mismo con un modelo Y 2&8 el otro, Hace po- to tiempo en Londres tunos coleges mg decian gue cl sistema de salud del cetado -el nico que hay en Inglaterra~ habia Tlegado a la conclusion que es clase de terapias comportamentales habia fracasado con este tipo de patologias. En todo caso, [aiden es poder ibicar esta gran diferencia més il de lo que pueda aportar especificamente el psicoanilisis de orienta- tion lacaniana, En ese sentido el trayecto est dividido en dos; por un la- do, vamos a tratar de abordar la oxieomania y el aleonolismo vista desde ‘Lo digo asi porque no hay en Freud un escrito €s- algtinos de sus textos que toman &D cuenta 0s a tratar Jos aportes de Freud. pecifico, hay algunos aportes, Pandamentalmente el alcoholismos por e80, vam de hacer un de- yy asi poder pensar, sarrolio para que ustedes tengan los elementos Freud, la toxicomania y el alcoholismo. ‘a abordar la cuestion desde Lacan, En un segundo momento vamos donde pasa exactamente lo mismo. En Lacan van encontrar algunas citas, algunos comentarios, pero tampoco hay rningin texto especifico dedicado al aoe Bs dect, que vamos a hacer una elaboracien sobre estas cuestiones “por supuesto que hay psicoanalistas que than dedicado al tema y que V3 seee a tomar también partir de este desarrollo ‘Me refiero especificamen- fe aun grupo, aunque no solamente a ellos que VIR investigando y waba~ jando sobre Ia cuestién desde hace més de Quin afios y con quienes he po- vTddo compartir varios tramos de trabajo, Entre ellos se encuentran Mauri- Gio Tarrab, Ernesto Sinatra, Luis Salamone ¥ Daniel Sillitti. ‘Ahora si el tiempo alcanza queremos abordar res ccuestiones més. Una tiene que ver con los distintos dispositivos ave hoy funcionan para abor- tir el tema, fundamentalmente en Argentina, que 60% Alcohdlicos Anéni- mos, Nareotioos Anénimos, las terapias de tipo religiosas, etcétera. Ta otra cuestién tiene que ver con los aspectos ‘médicos, para la cual vamos invita aun psiguatra quien nos va a hablar de estos aspectos, CO- no se medica, qué consecuencias y qué efectos en términos quimicos, produce el consumo de droga. Finalmente, y si logramos llegar, también amos a trabajar los asuntos legales. Seguramente e” algun momento va- rros a detenernos en alin tema que no sea especifico de la materia, digo, “rele toxicomania y el alcoholismo, pero que nos va a servir Cone herra- en cuanto al modo deat iy a en 0 el pharmakon, que es a lo que hoy llamamos el uso, 0 no, in a ca a es ciemelo, » cuando Sécrates est por tomar la cicu- 1s 10 que se utilizaba en ese momento. Y para que vean el lugar que tenia, hay una de las tragedias llamada “Las Ba- cantes” o “Las Baquides” —depende la traduccion que se haya hecho- que plantea el problema del sujeto con el vino, siendo una de las tragedias mas Conocidas de Euripides, En general, todas sus tragedias son de mujeres, como Medea, Alcestes, Las Troyanas, Electra, etc. En este caso es intere- ante porque se ve muy bien en la cultura grecorromana la discusién que, en un sentido, es actual, acerca de qué hacer con los que tomaban vino. Y es muy interesante porque toda la tragedia de “Las Baquides” acontece cuando Dioniso —dios del vino- viene a traer la buena nueva aTebas y los placeres que implica el consumo de vino, Pente, el ey de ese momento se opone fuertemente, quiere encarcelar a “todas las mujeres que tomaban vino y, por supuesto, capturar a Dioniso. iresias ~personsle ave ustedes vNebes conocer por Edipo- le recomienda a Penteo que no se opongt 8 dios, que siun dios trae vino hay que creer en él. Bs un dato interesante, gpor que? Qué es lo que sucede cuando el vino va anudado a la creencia gn dios? Lo vamos a ver més adelante y principalmente, el problema del cho ewando no esta anudado a una crecnecia &n dios. Pues bien, Penteo vio mucho de los reyes quiere inyponer 10 SuY° ¥ esto acarrea graves consecuencias. Les recomiendo una de las discusiones €s St Jo consume. éSe entiende I ee je Ya en aqui del sujeto o del lado de la sustancia. fa a ee ecinas subjetivos; lo iremos viendo a lo largo del recorrido. Igualmen- A 13 aque lean la tagedi, ¢s muy interesante; POP ejemplo, ‘al problema ese vino 0 siel problema es et question? El problema es dilucidar si esti del lla época se planteaba a 4 FABIAN Naparstex A wen, 1 Pisafo para que vean cémo esti planteado. Dice ais “Crees hep tujeres tornar implidicas? {No lo hace el dios! Cada uno Por si mismo va a lo vedado. Y ella sicastas son, aun en las danzas béqui- Tes: Jamas pierden el discreto orden.”? Es la posicién de los que defienden 's posibilided de consumir el vino, es decir, que el problema no es el vino, Sino cémo lo consume cada uno. Ya se habia instalado esta discusidn: el Problema no es la sustancia, el problema es el sujeto. Finalmente, hay una Posicién intermedia planteada por Platén en un texto que se llama Las Le- e5~una posicién intermedia entre Penteo y Tiresias. Si dejan que se siga al Tey, Se encarcela a todo el mundo que toma vino. En cambio, Tiresias pru- dentemente ~digo prudentemente por las consecuencias que traia en aque- lia época-, dice que hay que creer en el dios y que no conviene oponérse- Je. Aci se entiende que se refiere al dios Vino. Todo el asunto puede quedar - taducido en términos de qué Politica tiene una ciudad respecto de la sus~ tancia, o una politica restritiva, u otro tipo de politica. Entonces, Platén en Las Leyes propone: “Empezaremos haciendo una ley que prohiba a los jévenes propar el vino hasta la edad de dieciocho aiios (...] y hasta los treinta afios nuestra ley prescribiri que el hombre pruebe el vino con mesura, aunque absteniéndose radicalmente de em- briagarse bebiendo en exceso, Luego, una vez alcanzada la cuarentena, nuestra ley permitiré en los banquetes invocar a todos los dioses y, va de suyo, una especial invocacién dirigida a Dioniso en vista de ese vino que, a la vez sacramento y diversién para los hombres de edad, les ha sido otor- gado por el dios como un remedio (pharmakon), para el rigor de la vejez, para rejuvenecernos, haciendo que el olvido de lo que aflige al anciano descargue su alma.” Pueden observar que ya esta planteada la cuestién y de manera muy concreta: Se puede tomar un poco, primero nada, luego un poco entre los veinte y los treinta, y después se abre més precisamente, para el banquete. Bien saben ustedes que Socrates era asiduo a ese tipo de banquetes y que, ademés de decir cosas inteligentes se tomaba y se comia como la gente. China y el opio Bien, el tercer punto es muy sintético y tiene que ver con China y el EBuripipes, Las diecinueve tragedias, Porria, México, 1989, pag. 480. 4 Idem 1, pag. 152 A 14 a \coHoLsmo | & INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y A\ Opio. Ustedes conocen la famosa frase “el opio de los pueblos”. Proviene de lo que sucedié en China con el opio, aunque no me voy a detener a ha- cer un analisis hist6rico del asunto, simplemente quiero destacar una cues- tién, El opio es una sustancia que existia en China desde mucho tiempo antes que los ingleses comenzara a vendérsela. Cuando éstos se la empic~ zan a vender, se prohibe el opio en China, pasando a ser un negocio entre jertas razones econémicas; los traficantes y los ingleses. Esto respondis a ci Ios ingleses compraban muchas mercancias en China y tenian que equili- brar la balanza comercial. Asi es como Hegan a prohibir el opio; lo cultiva- ban en India, que era una colonia de los ingleses, y se lo vendian nueva- a mente a los chinos. ‘No me interesa hacer una discusién econdmica, histérica, ni sobre el no es el punto, Lo que si me interesa es que una sustancia los chinos, cuando se prohibe, pasa a colonialismo, ma en el opio de los pueblos. La que por miles de afios fue usada por I ser un problema para ellos, se transfor cuestién parece estar en la relacién entre la ley y el deseo, algo que uste- des deben conocer y que Lacan explicita fuertemente y es que cuando al- go ¢s prohibido es, ala vez, mas deseado. Sin embargo, no estoy ubicando Ia cuestin en ese punto, sino que preferentemente, la voy a situar en la responsabilidad subjetiva. Si es el estado el que se hace cargo de cémo se consume’ si cada cual se hace responsable de su propio consumo, Es una idea que vamos a tratar de desarrollar, estoy anticipando cuestiones. Las drogas en el 1500 ° Esta época tiene que ver con las relaciones entre las drogas y las bra- jerias y es donde existen las llamadas “cazas de brujas”, donde la droga no era el centro de la cuesti6n, no se perseguia la droga misma, sino que se persegufa a las brujas. Eso Iuego va variando, continita en la actualidad, y se empieza a perseguir a las drogas, como si fueran el mismo demonio. Pe- ro hay una asociacién entre el consumo y la brujeria 0 los demonios. Hay un tratado de 1580 que se lama “De la demonomanie des sorciers” publica- mn directa entre drogas y demo- do por Bodino que establece una relac nios®. En esta época, sein dice Escohotado: “Satan es un nombre comin para Dioniso y otras deidades de religiones naturales, de tipo extitico y or- giistico, que la cristianizacién arras6 en los primeros siglos de su égida, no > Ibidem, pag. 360. 4 15 a FasiAn NAPARSTEK 2 Slo persiguiendo a esos fieles y prohibiendo sus ritos, sino borrando el re~ cuerdo al nivel més eficaz, que es quemar bibliotecas enteras y destruir li- bros determinados.”6 La época del liberalismo y el laissez faire La época del liberalismo y el laissez fair esta muy presente en EE.UU. ya desde el comienzo del siglo pasado. Se encuentra presente con ciertas ideologias de! liberalismo y, fundamentalmente, con ciertas ideologias pre~ sentes en la constitucién misma de EE.UU. Estas ideologias estén en re- lacién con el concepto de democracia de esa época, que supone que los derechos de cada quién permiten relacionarse libremente, entre otras CO- sas, con estas sustancias. Asimistho, las drogas empiezan a tener un lugar fundamental en ciertas ideologias, como el movimiento hippie, y empieza a haber cierto acercamiento y estudios de culturas indigenas de Ia zona, que eran fuertes consumidores. Se desarrollan investigaciones en relacion con el consumo indigena y finalmente el auge de las terapias no esté fue- ra de todo esto; pues una idea muy fuerte de la época se fundaba en la creencia de que, consumiendo ciertas drogas, se podia llegar mas facil- mente al inconsciente. Hay que decir que se esperaba demasiado con el optimismo propio de la época. Se esperaba demasiado de las investigacio- nes que se hicieran respecto del consumo de drogas. También es la época donde surge la ‘Coca Cola’, que entre otras cosas, esta armada sobre la ba- se de la coca. Luego eso varia y la cocaina se reemplaza por cafeina. No era la tinica bebida de esa época ya que habia varias bebidas con coca, pe- ro es la que conocemos y atin de algin modo padecemos. Ahora bien, hay un momento central que me interesa destacar, que tie- ne que ver con el periodo donde se instala la adiccién o a toxicomania o la drogadependencia ~depende como s¢ la llame— como tal. Este momen- to esté en intima relacién con la guerra de los EE.UU. que es cuando se empieza a usar de manera sistematica la morfina, un derivado del opio, fundamentalmente en los hospitales de campafia para calmar los dolores y, cuando termina la guerra comienzan a aparecer las adicciones a la mor- fina; a esto se lo Ilamé “mal militar”. AvuMwo: 2A qué guerra se refiere? © Ibidem, pag. 361. A 16 A A INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO A F.N:: Me estoy refiriendo a la guerra civil americana de 1860-1865. Es~ cohotado lo plantea de la siguiente manera: “...fue el primer experimento de empleo masivo para el farmaco, que convirtié en silenciosos recintos a hhospitales de campafia antes poblados por aullidos y llantos. Usada intra~ venosamente varias veces al dia, durante meses, no tardaron en aparecer casos que acabada la guerra recibieran el significative nombre de army di- sease y ‘dependencia artificial’. Luego se usa en la guerra franco-prusia- na (1860-70) y empiezan a aparecer las adicciones posteriores a la guerra. Pero el momento crucial, asi esta ubicado por Escohotado, es cuando se descubre el fenémeno de abstinencia, Hasta ese momento habia una idea muy fuerte y muy centrada en la buena o mala fe de la persona que consu- mia, Es decir, que dependia del sujeto si eso traia problemas colaterales no. Cuando aparece el sindrome de abstinencia esto entra por primera vez dentro del campo médico como tal. Asi lo dice Escohotado: “Con todo, an- tes de hacerlo conviene precisar que el ‘adicto’ en sentido actual no existe atin. En lugar de adicto se hablaba de amateurs y ‘habituados’, términos lai- cos sin el sesgo teol6gico moral de la expresién dope fiend, que textualmen- te significa ‘drogo-demonio’.”®Y que puede traducirse de modo coloquial como ~esto es lo que dice Escohotado- ‘narco-monstruo’. A su vez, a principios de siglo XX se encuentra la primera institucién que crea el Congreso americano para investigar el consumo de opiceos y cocaina, llamada “Comité sobre la adquisicién del habito”. “Por otra par- te ~agrega Escohotado- la inexistencia del ‘adicto’ no se debia sélo a que faltase el estereotipo dope fiend, sino a la inexistencia de elementos miticos en el sindrome abstinencial. [...] Si nos preguntamos por qué durante mi- lenios los médicos insistieron ante todo errque ‘la familiaridad quita su ve- neno a las drogas.”? Es decir, que consumir cada vez mds le quita su ve- neno a la droga, ya que el sujeto se familiariza con la misma, Cominmen- te hoy también se dice que hay que consumir mas para que la droga ten- ga més efecto y no solamente con los que llamamos téxicomaniacos, sino con el consumo de medicamentos también. “En esencia, dice Escohotado, pensaban que jamés podria hallarse la causa de un habito farmacolégico en la incomodidad material producida con la suspensién del uso.”!° Mas, 7 Esconorapo, A., Historia general de las drogas 2, Alianza Editorial, Ma- drid, 1998, pag.44. 8 Ibidem, pig. 174. ° Ibidem, pag. 175. 1° Ibidem, pag. 176. a 7 A A FagiAN NAPARSTEK ¢ adelante agrega que: “Fue una gran novedad en la historia de la medicing pensar que el hébito debia considerarse una fun én del sindrome absti- nencial, y que cualquier cosa resultaba preferible a suftir su aparicion. Bntonces,historioamente es alli donde se ubica la toxicomania, la dro- ga- dependencia, la adiccién, depende cémo se la llame, Se ve que todo al asunto era si se lograba captar la causa, material del mal y recién. con el sin- drome de abstinencia eso aparece bajo la concepcién cientificista de Ia época. Efectivamente, los primeros registtos en diferentes hospitales 0 centros asistenciales que toman nota de episodios denominados toxicom’ nias, drogadependencias, o como se lo haya denominado, también son de la época. Por supuesto que las cosas se ponen en tensién de una manera muy fuerte frente a esas ideologias del laissez faire y de liberalismo, ya que ‘empiezan a aparecer ideologias muy fuertemente represivas respecto de las drogas. Son las politicas que EE.UU. pone en funcionamiento a partir de aquel momento, haciendo acuerdos con los diferentes paises del mundo para que Ileven adelante ese tipo de politicas. Del mismo modo hay que tener en cuenta que las terapias no estén fuera de esas politicas represivas. Esto sucede hoy en dia, por ejemplo, se establecen obligaciones para ciertos individuos de hacer una terapia en forma represiva, si se los encuentra:con ciertas cantidades de droga. Asi- mismo, dentro del campo de las investigaciones ~como les decia antes— hay todo un movimiento muy optimista sobre los resultados positivos que el uso de narcéticos podria producir. También hay una serie de textos que estan acompafiados de estas investigaciones, supuestamente serias, donde uno de los escritos mas conocido es de Huxley. Es interesante porque en ‘uno de sus textos Un mundo feliz— él habla de una droga. Es una novela en la que habla de la construccién de un mundo feliz, donde existiria una droga que no tendria ningun datio colateral. Es decir, se fabricaria una droga alguna vez que no tendria ninguna resaca. Es interesante la idea por- que vamos a ver cémo la cuestién que los griegos han llamado pharmakon ¢s algo estructural de cualquier sustancia, en la relacién del individuo con esa sustancia. Vamos a ver que no es solamente con la droga, pero con ella siempre tenemos esa doble cara: la benéfica y Ja otra. Finalmente, quiero leerles una definicién de la OMS que es de 1957, donde distingue drogas productoras de habitos de drogas productoras de ae Esto es algo que vamos a tratar de hacer nosotros también des- términos psicoanaliticos, como distinguir a un consumidor de al~ 1 Tdem 10. a 18 A jas y Auconoulsmo | A ‘k INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMAY sien que es un verdadero toxicémano.Veamos en principio come 6° trregla la OMS para definir la adiccibn, dice asi: “Estado de intoxicacion ronica y periédica originada por el consumo excesivo de una drogay na tural o sintética, caracterizada por: 1. Una compulsion a continuar consumiendo por cualquier medio. 2. Una tendencia al aumento de las dosis 3. Una dependencia psiquica y generalmente fisica de los efectos a Conseenencias perjudiciales para el individuo y la sociedad.”!? se las LLuego Ia cosa continta y definen el tipo de droga y las cantidades, en- onces hay droges que son adictivas y drogas que no; las drogas lamacas pesadas y blandas y las cantidades menores y mayores etc. Esto es impor tante porque vamos a ver que para nosotros también, desde el punto de vista psicoanalitico, no vamos a descartar el valor de Ja sustancia, pero, ampoco vamos a ubicar el acento alli. En realidad no solamente desde el punto de vista psicoanalitco, es algo que esta asi en otros discursos, én Tonde las cantidades y las sustancias no hacen al toxicémano. Es decit, {que en otras culturas se ve claramente que consumen grandes cantidades ¥ ciertas drogas que para nosotros entrarian dentro de las drogas llamadas ., que harian de un individuo un toxicomano, sin embargo, no lo fe esa manera. Hay gente en ciertas culturas que consume den- viven muchisi ‘pesadas’ producen d tro del marco de la definicién de adiccién y no obstante, ‘mos afios con un estado de salud impecable. Bien, la vez que viene vamos a trabajar con los primeros dos capitulos de “EI malestar en la cultura”, vamos a ver la idea de Freud del consumo de vino'y de narcéticos. 12 Esconotapo, A., Historia general de las drogas 3, Alianza Editorial, Ma- drid, 1998, pag. 111. ° A 19 a Clase Il La DROGA EN LA CULTURA DE HOY Y DE AYER Fabian Naparstek Hoy vamos a tomar el texto “El malestar en Ia cultura”, vamos a ver cémo Freud presenta un panorama general de la época y qué lugar le otor- ga al uso de los narcoticos, Esta lectura nos va a servir también, para dar- Je un marco tedrico a lo que estuvimos trabajando en el recorrido histori- co, acerca de los distintos usos de las drogas en diferentes épocas y cultu- ras. Lo primero que Freud plantea en el texto es que la cultura es insepa- rable respecto de un malestar que le es inherente, No hay cultura sin ma- | malestat no es una contingencia de estar. En todo caso, segin Freud, e! ‘un momento dado o una coyuntura especial, sino que es un dato estruc- tural, Desde el comienzo discute con Romain Rolland sobre la posibilidad de existencia de un llamado “sentimiento oceénico”!. Este witimo seria an sentimiento de indisoluble comunién, de inseparable pertenencia a Ja totalidad del mundo exterior”. "A mi gusto, se puede traducir como la iusién de una completud o de un todo donde no hubiese falta alguna, e iamediatamente, Freud no duda en lacionar ese sentimiento ocednico con la religién. Les digo textualmen- fe ebmo lo plantea: “... este ser-uno-con-cl-todo, [..] nos seduce como tuna primera tentativa de consolaci6n reigiosa””. Una ver que puede situar tf sentimiento religioso como un modo de consolacién ante el suftimien- to explicta el inevitable malestar de la cultura. Bn ese sentido nos dice “Tal como nos ha sido impuesta, th vida nos resulta demasiado pesa- que: cen Obras completas, tomo Itt, Biblio ‘ Quiero subrayar que a estas formas de enfrentarse al dolor Freud las llama muletas, seguramente luego lo vamos a retomar. Pero en fin, Para Freud cada estrategia tiene caracteristicas diferentes y, por ende, resuelve Jos problemas desde lugares diferentes. En el caso de los narcoticos no Vt a dejar de sefialar que estos influyen sobre nuestro quimismo, luego Voy eromar este punto porque me parece central, Pero antes quiero redondear el razonamiento que sigue Freud; pues, segdn él todas las estrategias se pueden dividir en dos grandes grupos. Estin aquellas que se enfrentan al pralestar con un fin negativo y las otras con un fin positivo. Las de fin ne- gativo las entiende como estrategias que tienden a evitar el malestar o el Sufrimiento, en este caso alcanza con no suftir, aunque es no implique encontrar una gran felicidad. Por el contrario, a las de fin positivo las enuncia como aquellas que apuntan a lograr grandes o intensas sensacio- nes placenteras. Finalmente, termina aceptando que la primera de ellas es Jo maximo a lo que se puede aspirar dentro del campo humano. Asi plan- tea que “... el ser humano ya se estime feliz por el mero hecho de haber escapado a la desgracia, de haber sobrevivido al sufrimiento”®. En todo ca- 50, lo que explicita con todas las letras es que cada una de las diferentes 4 Dbidem, pag.3024. 5 Idem 4. © Ibidem, pag. 3025. 22 a da ants tice cis conto wna Ope recs read, & INTRODUCTION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO A. estrategias tienen sus pro y sf contra. En realidad, lo que esté afirmando ¢s que cada estrategia trae aparejado un peligro. Bs decir, que cada mane- ra de enfrentar el malestar conlleva una forma de llevatlo al sujeto al ma- lestar mismo, y da algunos ejemplos muy claros. En el caso del amor plan- tea que es una de las herramientas mis eficaces, que se inseribirian den- tro de las herramientas tendientes a producir sentimientos de sensaciones placenteras; 0 sea, dentro de las de fin positivo. Sin embargo, esa estrate- gia que puede traer la mayor de las felicidades podria acarrear el mayor de los sufrimientos. En ese caso Freud dice que, ante la pérdida del objeto de amor, €so que en un momento era un remedio se transforma en la enfer- medad misma. Da todo un rodeo muy interesante para mostrar que, fren- te a esa posibilidad, el hombre ha hecho de la mujer un objeto sustituible que puede ser equiparado con ottos. Justifica esto, diciendo que es una manera de reducir el valor tinico que tiene el objeto de amor y, al hacerlo reemplazable, no se deberia pasar por ese sufrimiento tan grande que im- plica la pérdida del objeto amado. A esto lo lama la injusticia frente a la mujer, en el sentido que se la equipara con otros objetos. En el caso de la drogas también va a encontrar sus ventajas y sus peli- gros. Lo primero que sefiala, y ya antes lo subrayamos, es que la caracte- tistica de los narcoticos es la de influir sobre el quimismo. Les leo cémo lo plantea: “Pero los mas interesantes preventivos del sufrimiento son los que tratan de influir sobre nuestro propio organismo, pues en tiltima instancia todo sufrimiento no es mas que una sensacién; sdlo existe en tanto lo sen- timos.”” Inmediatamente, agrega lo siguiente: bién el més efectivo de los métodos destinad cion, es el quimico: la intoxicacién.’ trafo que, principalmente la mani sustancia en el cuerpo, aunque ta “El mas crudo, pero, tam- jos a producir tal modifica- ”8 No deja de sefialar en el mismo p: a, puede producirse al introducir una mbién puede ser producida sin incorpo- racion de droga alguna. Luego, en clases posteriores, nos detendremos a Pensar Ia cuestion del valor que le damos a la sustancia desde el punto de vista psicoanalitico. En todo caso se ve que la intoxicacién no es un mito. do, para decirlo asi simbélico, sino mas bien es un método que apunta a lo real, una operacién real. No se intenta resolver el malestar desde el came Po de la palabra, desde la sublimacién aunque Freud hable de la naree. sis del arte, es estructuralmente diferente, Ahora bien, veamos ebro pre- senta el peligro de esta muleta que, para ciertas personas, es la droga. Ibidem, pag. 3026. ® Idem 7, oo 23 A FABIAN NAPARSTEK a Freud dice: “Se atribuye tal cardtetbenéfico a la acién de los estupeta- Gentes en la lucha de la felicidad y en la prevencién dela miseria, que tan- ‘0 los individuos como los pueblos les han reservado un lugar permanen- ‘¢ €n su economia libidinal, No séo se les debe el placer inmediato, sino también una muy anhelada medida de independencia frente al mundo ex- ‘erior. Los hombres saben que con ese ‘quitapenas’ siempre podrin esca- Par al peso de la realidad, refugiéndose en un mundo propio que oftezca ‘mejores condiciones para su sensibilidad, También se sabe que es precisa- ‘mente esta cualidad de los estupefacientes la que entrafia su peligro y su nocividad.”? Lo primero que quiero destacar de este pirrafo central para nosotros, 8 que él ubica toda la cuestién en relacién con la economia libidinal. En segundo lugar, 1 siti el beneficio del efecto quimico en términos de in- dependencia fre ente al mundo exterior; pero, lo ms Ja-es que aquello que funciona como un palitivo se puede volver su con- ‘wario.¥ lo que ubica aqui como su peligro no es mas que una pequefia dicacién que no se encuentra desarrollada, pero, para aquellos que veni- ‘mos trabajando con este tipo de patologias es un dato muy propio de la clinica. Me refiero al lo voy a lamar asi- desenganche respecto del Otro, ue este tipo de pacientes presenta en los momentos mas profundos, Por Supuesto que es una interpretacién personal del pattafo y que se podria discutir qué significa en Freud la realidad y a qué realidades se refiere. Sin embargo, si nos detenemos en la practica de consumo de estos pacientes, vemos claramente lo que en términos de Lacan seria un desenganche del Otro llamémosle el Otro social, e! Otro del lenguaje, el Otro sexo, etc. A ‘i gusto, el verdadero toxicdmano muestra de una manera patética que, con su patologia prescinde del Otro del lenguaje, y busca una operacién que no pase por ali, que prescinde del sexo y encuentra una respuesta li- bidinal diferente y, por supuesto, que podria aislarse totalmente del Otro social, teresante que sefia- Ahora bien, queda claro que la respuesta ante el malestar es una solu- cidn que no elimina al malestar mismo y a la vez -y en esto va mucho més allé-hasta puede generarla, Me gusta el término “ 2a que lei en uno de los parrafos anteriores, ya que muestra que se trata de lo que va al lugar de una ausencia y que, en su funcén,intenta sup, Por lo tanto, siel recurso que utiliza el sujeto lo pensamos como una mu. Teta debemos decir que, en algin momento, ‘muleta” que Freud utili- su funcionamiento de suplen- 9 dem 7. A 4 .A INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO & cia se ve claramente alterado, En su momento yo lo plantée de la siguien- te manera: Hay un punto en todo toxicémano en que esa muleta que co- mandaba y servia para paliar el malestar se transforma en siniestra, ya que no la puede mangjar y lo deja por fuera de la relacién con el Otro. Es algo muy asiduo, también de la prictica de consumo, que los diferentes consu- midores destaquen que lo que en un principio era un bienestar y podian manejar, luego se les transforma en insoportable e jnmangjable a Ja vez. Es decir, que la muleta que respondia a los mandos de quien Ia lleva puesta empieza a caminar sola y lleva al sujeto a un infierno dificil de detener. Es al conocido lema de que “el primero te lo regalan, el segundo te Jo venden”. Efectivamente, el sujeto al principio maneja su relacién con Ia sustancia y, a partir de un momento, €sa sustancia lo maneja a él. Es crucial poder si- uar esa instancia en la clinica, ya que nos advierte sobre el punto donde hubo lo que, también en otra ocasién, llamé el desencadenamiento hacia la toxicomania, Y digo desencadenamiento en el sentido del planteo que fui anticipando: como un desenganche del Otro, del lenguaje, etc. ‘Demos entonces, un paso mis; como es de esperar, Freud se pregunta cual es la mejor respuesta frente al malestar. Tenemos en ¢S3 serie -como antes les decia~ el delirio, la religiOn, la sublimacidn, distracciones podero- sas, el amor, los narcéticos, etc. Freud no duda en responder que no existe la mejor respuesta y que cada sujeto debe encontrar la suya- Como ya lo ha- bia anticipado, cada una tiene su beneficio y su peligro Peres de ninguna manera él propone una respuesta universal, sino mas bien pone el acento tn la importancia de que cada sujeto encuentze su camino en la bisqueda dela solucion, Freud alli es muy claro apuntando a la singularidad, les leo cémo lo plantea, ya que es nitidamente taxativo. El dice: “La felicidad con- iderada en el sentido limitado (se ve que toma sus precauciones Y no ta de toda la felicidad), cuya realizacion parece posible, es meramente un problema de Ja economia libidinal de cada individuo. Ninguna regla vale para todos; cada uno debe buscar por si mismo la manera en que pueda ser feliz.”!° Situadas las cosas de esta manera podemos dar el ultimo paso de Jo que hoy quiero plantear. Se trata de articul Jar estas cuestiones con el ra- conto histérico que hicimos la vez pasada y, finalmente, pensar algunas re- ferencias del momento actual | Desde ya les adelanto que lo que Freud pro- puso respecto del lugar de le droga en su texto “E] malestar en la cultura”, treo que no se puede sostener hoy en dia, Entiendo que la época de Freud y la nuestra son diferentes y que, por ende, hic, Sen, dasamuesh ss gre En ef mtercacd/a. fier Para todas, if Elmaesho no debe Aimporer Lo misma las coordenadas cambian. 10 Jbidem, pag. 3029. a 25 ubicor la sustanca en do Clinica Hef Supcto y aiferer oid Toxicermania Terr Ft Vodsae Came f? oly epoca Senne. Wes, 4 FasiAN NAPARSTEK : En la época de Freud la toxicomania es un sintoma aislado, entre otros. Como vimos anteriormente, él plantea las cosas al estilo de un mem de po- sibilidades, donde uno tendria soluciones a la carta. Quiero decir, que €P el centro de la cuestién hay un malestar inherente a toda cultura y !ueg° hay una serie de posibilidades para paliar ese malestar; el uso de los nance” ticos es una muleta més entre otras. En Ja actualidad, hay una tendencia que lleva a una respuesta tinica y globalizada, se trata de un goce unitari y pata todos por igual, intentando barrer con todas las diferencias. Esta ten= dencia parece diferente a la destacada por Freud en su malestar en la cul- ura, Bstoy tratando de situar un periodo acorde al texto y a la época de Freud, en donde el consumo de narcéticos empieza a perfilarse como wp modo mis para enfrentarse a lo real y, en todo caso, como sintoma aislado- Es una época donde priman los ideales y hay cierta preponderancia del Nombre del Padre, por es0 la droga se ubica ~en el caso de ciertos alcoho- licos a los cuales en su momento los llamamos roménticos-, como posible partenaire, En ese momento, la toxicomania parece ser una respuesta al cos” tado de otras, como algo localizado y puntual. En todo caso, lo que se de- muestra en aquella época es cémo el alcohdlico se encuentra anudado al consumo por cierto 1azo ideal, de la creencia y hasta del grupo. El hombre que se junta con otros a tomar haciendo lazo— para borrar las penas del amor, creyendo ain en el amor; por eso los hemos llamado alcohélicos ro- ménticos. Pero, a su vez, tenemos otro momento que responde a la época, llamada por J.-A. Miller, de la inexistencia del Otro, en donde ya se trata de la “toxicomania generalizada”!!, como un modo tinico y globalizado. Es el tiempo del consumo generalizado como supuesta y tinica respuesta al malestar, lo cual hace que las cosas queden divididas en términos de con- sumidores y deprimidos. Es decir, que todos aquellos que no pueden gozar como el mercado manda, se deprimen. Esto es algo que anticipaba Jacques Lacan en 1967, les leo cémo lo plantea: “Se trata del advenimiento, corre- lativo a la universalizacién del sujeto procedente de la ciencia, del fendéme- no fundamental cuya erupcién puso en evidencia el campo de concentra- cién, Quién no ve que el nazismo s6lo tuvo aqui el valor de un reactivo pre- cursor, El ascenso de un mundo organizado sobre todas las formas de se- gregacidn, a esto se mostr6 atin mas sensible el psicoanilisis, no dejando a ninguno de sus miembros reconocidos en los campos de exterminio.”!? fon hea he 4a poli elized lob. 11 gpearra, Ernesto, “La toxicomania generalizada y el empuje al olvido”, en Mas allé de las drogas, Plural, Bolivia, 2000, pig. 39. 12 Lacan, Jacques, “Proposicién del 9 de octubre de 1997”, en Ornicar? 1, Petrel, Barcelona, pags., 26/27. A 26 a A. IntropucciON A La cLiNIcA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO A ena o oe gue mayor lobalizacién ~ la ubica como I ferences, ¢ po reduce por ciencia-, « mayor supesiin dels di seregnegin mor homogenciaacién de los modes de goce, mayor seri la can eagiOn: Algo que siempre me Ilamé la atencién es cémo Jacques La- Pudo anticipar en la Europa del ’67, que se venia nuevamente la xe- nofobia. Es increible pensar semejante cuestién en una época de furor de ideas libertarias, y muy cerca temporalmente aiin de las cicatrices del na- zismo. Se entiende, que él llama a los nazis Jos precursores de la segrega- Gién, en el sentido que tuvieron los gheros, como anticipo de las variadas formas actuales de aislamiento. Estas formas de aislamiento son centrales Para pensar nuestra temética y las diferentes politicas de salud y sociales que se han dado en los diferentes paises. Me refiero especificamente, a los dispositivos de granjas, comunidades, barrios de toxicémanos en Europa, etc. Por otro lado, Lacan habla de la forma reactiva; la logica de eso era que a mayor presién de la imposicién de un goce tinico, se opondria la re- sistencia de los modos singulares. Estos modos singulares no son mas que las diferentes culturas que intentan mantener sus formas particulares de vestir, comer, etc. Se entiende que si la cosa va en el sentido de que todos gocen del consumo de la misma bebida o del mismo sandwich empaque- tado, hay una resistencia de la comida tipica. Se trata de lo que hemos vis to, en el ultimo tiempo, con las guerras étnicas. Finalmente, el mundo ha quedado dividido en aquellos que se someten al consumo tinico y masifi- cado, y un mundo que se resiste hasta la muerte via el fundamentalismo. Por tanto, en lo que respecta al uso de drogas, se perfilan tres momen- tos histéricos. Un primer tiempo en donde el uso de las drogas no se pre- sentaba como posible patologia; es lo que ubicamos en el recorrido histé- rico que estuvimos haciendo, donde pudimos observar que miles de afios de uso de drogas no implicaban Ia existencia de Ia toxicomanta. Si existian los problemas de los diferentes usos de las drogas; problemas pricticos y éticos, tal como lo habiamos sefialado, en los diferentes momentos y cul- turas, De este modo, la problematica de la toxicomania o drogadependen- cia 0 adiccién, 0 como se Ia lamara en cada momento y lugar, llega a es- tablecerse con claridad sélo en el momento de la aparicidn del sindrome de abstinencia. A partir de alli se constituye en un problema, del cual se ocupan hasta los estados; por supuesto, con una preponderancia de la pre~ sencia de Estados Unidos en el asunto que, desde un principio, se la pasé buscando acuerdos internacionales para enffentarse con el problema. Desde ya que esa biisqueda estuvo signada, en cada momento, por diver- sos intereses. a 27 - a FABlAN NAPARSTEK a Hay 'un segundo momento que se inicia a fines del siglo XIX y comien- 208 del XX, en donde se empieza a instalar la droga como pudiendo Pro- curar una dependencia, Bste es el periodo del malestar en la cultura, ¢® donde Freud muestra al alcohélico y al consumidor de narcéticos come tun sintoma acotado, Finalmente, tenemos la época contemporinea de [8 inexistencia del Otro ~anticipada por fk Lacan y nombrada asi por J-A. Miller-, en donde se perfila una toxicomania generalizada. Una época donde prima el goce del consumo propuesto por el mercado, para todos por igual —cada uno solo y en su casa, donde el delivery se lo trae sin tenet Que salir-, borrando todas las diferencias. En este caso seria una solucion universal, lo cual lo quita del lugar de respuesta singular, ya que si algo ¢2- racteriza a la €poca de Freud es la singularidad y su lazo con el Otro. Pre- cisamente, es esta diferencia entre la época de Freud y la actual, lo que me hizo pensar en el titulo de la conferencia que acabo de dar en Londres: “La toxicomania de hoy y de ayer”.'? Quedan asi distinguidas tres épocas donde el contexto ha definido usos diferentes de la droga. Seguramente, podremos ver esto en términos de ca- da sujeto en particular, los usos diferentes de la droga para cada uno. Si algo muestra la relacién de la droga con el ser humano es que se la ha des- tinado para multiples usos. Hemos visto c6mo podia ser un remedio, pe- ro también, un veneno. Hemos visto como puede no aparecer como un sintoma o ser un sintoma més entre otros y, finalmente, como se fue trans- formando en el modo de satisfaccién masivo de una época, la nuestra. 13 yaparstex, Fabidn, “The toxicomania of yesterday and today”, en: Psychoanalyti- cal noteboosks, Londres, 2002, pags. 151-162. A 28 a

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