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Buenos días a todos los presentes, para nosotros como promoción es un agrado

estar aquí esta mañana junto a todos ustedes. Es un placer poder compartir este
gran paso de nuestras vidas y que ustedes sean testigos de este gran logro
conseguido. Ha sido un camino duro, pero todo esfuerzo tras su recompensa y
aquí está la nuestra, tener el privilegio de por fin conseguir nuestra meta deseada
durante todos estos años de nuestra formación académica. Recordaremos con
cariño lo que fue esta etapa que marcó nuestras vidas, cada momento dentro de
las aulas en las que cada uno de nosotros compartimos experiencias, ya sean
buenas o malas, logramos aprender algo de cada quien. Esta etapa de nuestra
vida ha sido de mucho esfuerzo, un esfuerzo que se lo agradezco primero a Dios
que sin no estaría aquí, también a mis padres en especial porque cada año ellos
me daban la oportunidad de estar en esta gran institución. A los maestros no
queda más que decirles también gracias, gracias porque gracias a ellos obtuvimos
los conocimientos, ellos tuvieron la paciencia de enseñarnos, de llamarnos la
atención cuando era necesario y de siempre estar ahí cuando necesitábamos una
explicación de algún tema que no entendíamos o para algún consejo. Hoy
estamos orgullosos de nosotros mismos, pero también tristes, y porque se
preguntaran muchos, estamos tristes porque dejamos lo que fue por muchos años
lo que llamábamos nuestro segundo hogar, donde pasábamos la mayor parte de
nuestro días compartiendo, pero los recuerdos los llevaremos en el corazón,
nunca olvidaremos esta etapa de nuestras vidas, siempre representaremos este
escudo aunque ya no seamos estudiantes pero gracias a este escudo pudimos
conocer los valores que nos identifican el honor la justicia y la lealtad, este escudo
nos dio una identidad y eso se lleva en el corazón para toda la vida. Ahora nos
toca salir y enseñarle al mundo lo que es ser un caballero preparatoriano y ser
hombres de bien.

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