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Contra La Política Fácil
Contra La Política Fácil
colectivo)
18 de febrero de 2014 a la(s) 17:07
Desde sus orígenes, Alianza País ha sido una coalición de facciones e intereses diversos.
Los grandes movimientos nacionales suelen tener esa composición. En el Alfarismo
confluían oligarcas, radicales negros y hasta gobernadores de indios con su agenda agraria
bajo el brazo. En cada coyuntura las disputas al interior del movimiento popular marcan el
sentido de decisiones fundamentales sin eliminar sus contradicciones internas. El proceso
constituyente de 2007-2008 fue hegemonizado por las agendas democráticas que resistieron
al neoliberalismo en los 90. De tales facciones surge Augusto Barrera. Su elección como
Alcalde en 2009 y su gestión municipal han estado marcadas por esa agenda política.
¿Cómo es entonces que ahora, a pocos días de las elecciones locales, hay tanta indecisión y
el candidato de la recomposición neoliberal parece tener oxígeno? Varias imágenes vienen
a la mente. La primera: la siempre incierta masa de votantes que aún desconfía de la
política, de los partidos y de toda gestión de lo público, y que se inclina, con candidez, por
la opción de la anti-política.
La tercera: una ciudadanía que, luego de conectarse con ideas potentes como el Yasuní-
ITT, la posibilidad de despenalizar el aborto o de expandir la crítica pública sin
limitaciones, se ve
Así, las vacilaciones de la cultura radical y las dudas del ciudadano desconfiado hacen
crecer al candidato que juega a borrar las huellas de los grandes intereses que lo sostienen.
Su candidatura, sin embargo, no es inofensiva y va más allá de la búsqueda de otra
administración para la ciudad.
Que quede claro: para Rodas, Quito es apenas un trampolín dentro un proyecto anti-popular
de mayor envergadura. El modo en que España, Grecia o Italia resuelven hoy la crisis
económica -pulverizando el empleo, la seguridad social, la política de bienestar- es el
espejo en que podemos ver la voracidad de las oligarquías cuando recuperan el poder.
Estas elecciones son un momento crucial en la disputa por el derecho a la ciudad. Aunque
hay mucho que profundizar, el sentido de dicho proyecto está contenido en las políticas de
la primera administración de Barrera: la legalización de barrios populares y la titularización
de tierras rompen con el círculo vicioso de traficantes de tierras y especuladores
inmobiliarios; el Metro y la promoción del crecimiento vertical con vivienda masiva
tensionan la política colonizadora que arroja a las periferias a las clases populares y usurpa
las tierras de las comunidades; la proliferación de espacios públicos (Qmandá, parques
metropolitanos, bulevares, centros barriales de desarrollo cultural, etc) ofrece a la sociedad
la opción de reconocerse como habitantes de una ciudad policlasista, cosmopolita e
intercultural.
Entonces, que no quepa duda: aún en medio de las diferencias, nuestro voto es para
Augusto Barrera.
Paco Salazar Larrea - Lisandra Rivera - Santiago Ortiz - Juan Carlos Donoso Gómez